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LA MUJER SAKURA Mariam Budia Personajes SAKURA, geisha HANAMI, samurái KAZE, viento PADRE, estadounidense MADRE, francesa HIJO, español (Cd.: cabeza derecha; Ci.: cabeza izquierda.)

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Page 1: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

LA MUJER SAKURA

Mariam Budia

Personajes

SAKURA, geisha HANAMI, samurái

KAZE, viento PADRE, estadounidense

MADRE, francesa HIJO, español (Cd.: cabeza derecha; Ci.: cabeza izquierda.)

Page 2: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Primer Acto

(El escenario es un gran agujero negro. Se escucha música popular japo-

nesa a lo lejos, ambientando el lugar, mientras los espectadores ocupan

sus localidades. Se oye el silbido del viento acompañado por el canto de

las semi, cigarras adultas. La luz del teatro comienza a atenuarse muy

despacio y el viento aumenta su potencia, intensificándose al ritmo decre-

ciente de la luminosidad. Las semi enmudecen. Poco después, un temblor

va creciendo hasta convertirse en clamor en el momento en que la oscuri-

dad lo cubre todo. Más tarde, silencio y vacío recorren las filas del teatro.

Escuchamos la voz de un hombre, la voz en off de HANAMI diciendo: «Ha

sido un sueño, sólo ha sido un terrible sueño.» Lentamente, el sol ilumina

el escenario. Un riachuelo discurre a través del jardín japonés. Los cere-

zos están floridos y KAZE acuna sus ramas con una suave brisa matinal.

Gorriones y golondrinas revolotean entre las hojas. A lo lejos se vislumbra

el monte Fuji. En el centro de la escena se encuentra un onsen, cuyas cá-

lidas aguas aromáticas abrazan a una geisha. Vemos de ella su cabeza y

sus brazos. Canta la nana japonesa «Ōsaka no komori uta» mientras son-

ríe.)

SAKURA.- (Suspirando.) Tsumaranai. (Pausa.) Hace un día estupendo, los ra-

yos solares calientan mi piel pero todavía nada. (Vuelve a cantar la nana.)

He nacido de nuevo y mis párpados ansían la visión de mis admiradores.

¿Dónde está mi amante?, ¿dónde mi amor?, ¿dónde su deseo? ¡Hola!

¡Konichiwa! ¿Hello?, ¡bonjour!, ¿ciao?, ¡guten tag! (Asomando el busto mi-

ra de derecha a izquierda.) ¡La melancolía me embarga la razón! (Pausa.)

Kaze me acompaña en mi corta vida. (Entristece.) Ningún caballero viene,

estoy muriendo y nadie me agasaja. (Pausa.) Pero todavía me encuentro

con fuerzas para soportar su furia. (Cantando, orgullosa.) Ronca, ruge, ríe,

agita mi corazón, salta, sopla, suena, ameniza mi canción. (Se detiene y

escucha atentamente, una fuerte ráfaga de viento.) ¡Silba cuanto puedas,

¿ves?, resisto! (Recitando.)

Un aire seco llueve

en su oquedad marchita,

La mujer Sakura

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luce desde la nieve

el halo del estilita.

Ay, dice la niña,

ay, ruega el señor,

ay, mira mis ganas,

ay, válgame Dios.

(KAZE se agita.)

La aurora lo ha velado

en gélido remanso,

tiempo le ha sido dado

iniciando su descanso.

Ay, dice la niña,

ay, ruega el señor,

ay, mira mis ganas,

ay, válgame Dios.

(KAZE silba.)

Resucita a la vida

capricho lujurioso,

ya se olvida la herida

coqueteando venturoso.

Ay, dice la niña,

ay, ruega el señor,

ay, mira mis ganas,

ay, válgame Dios.

(KAZE brama.)

Aún me quedan unos días, Kaze soberbio. (Pausa.) “Una vez un francés

le dijo a una niña: ¿cómo me ves?; y la niña lampiña responde a través:

¿vos sois tepeaqués?”

Mariam Budia

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Page 4: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(HANAMI entra despacio, deleitándose con el paisaje. Porta una cesta de

mimbre, viste yukata y de su cadera cuelga una katana. Observa atenta-

mente el jardín japonés sin percatarse de la presencia de SAKURA y se

detiene para respirar el aroma de una flor. SAKURA, ante la llegada del

samurái, tararea una canción popular japonesa mientras retoca su peina-

do. Una golondrina revolotea hasta la geisha y se posa en su cabello.

SAKURA la acaricia suavemente con sus manos y después la echa al

vuelo.)

HANAMI.- ¡Qué hermosura! Sin duda, es la mejor época del año.

SAKURA.- Hai.

HANAMI.- Las flores se han abierto al rocío y la luz irradiada ilumina con sus

brazos la montaña.

SAKURA.- ¡Y qué brazos!

HANAMI.- La lejana nieve de tu cumbre, Fujisan, refleja en lontananza su sonri-

sa.

SAKURA.- Preciosa, una sonrisa preciosa.

HANAMI.- ¡Hermosa primavera!

SAKURA.- Hermosísima.

HANAMI.- (Susurrando.) Bushido.

SAKURA.- Sí, sí, comienza tu keiko, déjame verte practicar.

(SAKURA se perfuma axilas y cuello. HANAMI deposita la cesta en el sue-

lo y comienza a realizar unos ejercicios con su katana.)

¡Qué virilidad...! Este caballero es el más apuesto y galante de todos

cuantos me han visitado estos días.

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¡Qué hombros, qué brazos...!

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- Y esa mirada, esa mirada...

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¡Ganbatte!

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Page 5: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡A la derecha!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¡A la izquierda!

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡Mi samurái!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- Sin sudar ni una gota...

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- Mío, mío, mío...

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¡Qué fortaleza!

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡Qué resistencia!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- Tantos días sola...

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡Lástima no vivir más!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- Comienzo a marchitarme...

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- (Echándose agua en el rostro.) Kaze, no soples.

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- (Pellizcándose las mejillas.) Tengo que estar fresca...

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- (Haciendo pucheros.) Comienzo a marchitarme...

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- No demore mucho.

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- No puedo verlo.

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- Me desespero.

Mariam Budia

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Page 6: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(HANAMI se detiene. Se acerca al riachuelo y tras desnudar su cuerpo

comienza a refrescarse. Recorre la escena con la vista buscando un lugar

apropiado en el que sentarse.)

HANAMI.- (Señalando una pequeña roca.) Perfecto. (Se viste.)

SAKURA.- (Coqueteando.) ¿Adónde vas, mi samurái? ¡Estoy aquí, cerca de ti!

¿No me ves?

HANAMI.- (Sentándose.) Paz..., serenidad..., es todo cuanto ansío.

SAKURA.- ¡Estoy aquí! ¿Por qué no vienes?

HANAMI.- Contemplar la belleza de esta época del año...

SAKURA.- Konichiwa.

HANAMI.- Hallar el descanso en cada suspiro...

SAKURA.- (Ligeramente ofendida.) ¡Será posible!

HANAMI.- Escuchar el aleteo de las mariposas...

SAKURA.- ¿Y mi voz?

HANAMI.- Descansar...

SAKURA.- (Agitando los brazos.) Estoy aquí...

HANAMI.- Descansar...

SAKURA.- Bañándome en el rocío...

HANAMI.- Merecido descanso...

SAKURA.- Esperando ansiosa...

HANAMI.- Cuánta paz...

SAKURA.- Tu deleite...

HANAMI.- En un breve instante...

SAKURA.- En mi efímera belleza.

HANAMI.- Tu armonía.

SAKURA.- Su virilidad.

HANAMI.- Y respirar.

SAKURA.- Y ahogarme.

HANAMI.- ¡Cuánta paz!

SAKURA.- ¡Cuánto desasosiego!

HANAMI.- ¡Qué calidez!

SAKURA.- Descubre tu pecho de nuevo.

HANAMI.- La hora esperada.

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SAKURA.- La visión desesperada.

HANAMI.- La sensualidad.

SAKURA.- Sí, sí, mi samurái.

HANAMI.- De tu vista.

SAKURA.- Me derrito con sus palabras.

HANAMI.- Sosiego.

(HANAMI se arrodilla, junta sus manos frente al pecho y comienza a orar

en silencio.)

SAKURA.- (Espera perfilándose los labios mientras recita.)

Lección de sufrimiento

es amor ofrecido.

Amor que demora,

amor que te queda,

amor que seduce

para compartir la espera.

Atraviesa mi enfermo corazón

que dormido en la noche, ha mantenido

silencioso, el contenido

dentro del caparazón.

(HANAMI se levanta y pasea por la escena.)

Konichiwa.

HANAMI.- Ha transcurrido un año, he tenido que esperar demasiado tiempo

para verte de nuevo... (Pausa.) Como de costumbre...

SAKURA.- Estoy aquí. (Llora.)

Como fragmento de noche,

como astro sin firmamento,

así me siento.

Como presilla sin broche,

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como estigma de un lamento,

así me encuentro.

(Cien mariposas blancas aparecen por la derecha del escenario revolo-

teando despacio, en grupo, formando una masa de plumas sobre el ria-

chuelo. Se mueven por la escena hacia SAKURA. Se acercan a su cabeza,

la sobrevuelan y rodean el contorno de su figura. La luz solar va creciendo

en el ángulo superior derecho del escenario. Las alevillas se vuelven rojas.

Llegan hasta HANAMI y se sitúan frente a él. El samurái las observa son-

riente, extiende su mano y las mariposas obedecen el rumbo de sus de-

dos. SAKURA comienza a cantar, triste. HANAMI se percata de la presen-

cia de SAKURA, coge su cesta y se acerca a la geisha. En ese instante,

las mariposas caen al suelo, inertes. SAKURA observa a HANAMI y co-

mienza a tararear la nana. HANAMI se sienta a los pies de la geisha. Am-

bos se miran fijamente a los ojos.)

Buenos días.

HANAMI.- Buenos días.

SAKURA.- Una mañana excelente.

HANAMI.- Excelente.

(Pausa.)

SAKURA.- Un sol radiante.

HANAMI.- Radiante.

(Pausa.)

SAKURA.- Que calienta la piel.

HANAMI.- La calienta.

(Pausa.)

SAKURA.- Dōzo.

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HANAMI.- ¿Hace muchos días que está aquí?

SAKURA.- Cinco días, dos horas, treinta y siete minutos y cuatro cucos.

HANAMI.- Sí que lleva tiempo...

SAKURA.- (Coqueta.) No tanto, poderoso samurái.

(HANAMI coloca la cesta y su contenido sobre el césped, con ambas ma-

nos, utilizando movimientos lentos. SAKURA coge una polvera con la que

comienza a retocar su blanco rostro. KAZE sopla.)

HANAMI.- No la vi al llegar.

SAKURA.- No estuvo atento.

HANAMI.- No lo estuve, no.

SAKURA.- Se acercó directamente a la piedra.

HANAMI.- Buscaba un lugar...

SAKURA.- Que tenía justo delante.

(HANAMI extiende su mano intentando acariciar a SAKURA pero no llega

a rozarla. Entra en escena un matrimonio con un niño. Los tres tienen dos

cabezas. Se sientan en la roca donde estuvo HANAMI. El samurái y

SAKURA no los ven aparecer. La familia bicéfala observa a las mariposas

en el suelo. PADRE y MADRE recogen algunas alevillas y las depositan

suavemente en las manos de HIJO. El niño las introduce en la boca y las

mastica. Instantes después escupe la masa de su boca sobre la piedra,

cubriéndola como si se tratase de una escultura. La familia se pone de pie.

Los tres juntan sus manos e inclinan a la vez el torso sobre la piedra. Se

yerguen de nuevo y comienzan a orar.)

HANAMI.- ¿Va a permanecer aquí muchos días más?

SAKURA.- Dos, tal vez tres.

HANAMI.- ¿Solamente?

SAKURA.- Como siempre.

(Pausa.)

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Page 10: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Volveré a verla el próximo año.

SAKURA.- (Alegre.) ¿Se ha enamorado de mí?

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Volveré a verla?

SAKURA.- (Susurrando.) Se ha enamorado.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Dónde está su familia?

SAKURA.- Mi madre murió en Kyōto.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Su padre?

SAKURA.- Volaba de flor en flor.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Hermanas, abuela?

SAKURA.- Iie. (Llora.)

Estaba su cuerpo

cuán inexpresivo,

mellado y confuso

endecasílabo,

sin ningún obispo.

El fiel guardadamas

sollozó su calma,

organismo inerte

terrible amalgama,

se abrasó entre llamas.

La mujer Sakura

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Page 11: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Llagada y difusa

yacía su estela,

sedada y tranquila

fugaz bagatela,

llegó hasta la esclusa.

Sonrisa convulsa

que finges cordura,

¡devuelve la vida!

no seas tan dura,

contén tu repulsa.

Espérame abuela

limpia pandereta,

cántabra morena

canta una saeta,

en tu carabela.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Cántabra morena?

SAKURA.- Era un híbrido.

HANAMI.- Wakarimasen...

SAKURA.- Mitad española, mitad japonesa.

HANAMI.- ¡Ah!

(Pausa.)

Pínteme la espalda, por favor.

(HANAMI coge un pincel gigante de shodō y se lo ofrece a SAKURA. La

geisha duda un momento, toma el pincel entre sus manos y lo observa.

SAKURA comienza a dibujar en la espalda del samurái, muy despacio.

Fujisan arroja una fumarola.)

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Page 12: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Posee una espalda robusta.

(Se besan. Al separar sus labios, la geisha sólo dispone de un ojo.)

(Llorando.) Se me ha caído un pétalo. (Recita, hacia KAZE.)

Memorias atenazadas

se esconden tras tu destino,

llegando, frío camino,

con fauces abigarradas.

Duermen preces en las gradas

superando el desatino,

y se cuelgan del encino

evocaciones variadas.

Mienten tus manos rajadas

y tu semblante zaino,

descargas en tu vecino

tus pasiones malparadas.

Viciosas serpientes dadas

de tu rostro tan cetrino,

son tus canas, cruel ladino,

en tus noches amparadas.

(KAZE aúlla.)

HANAMI.- Sigue siendo hermosa.

SAKURA.- Otro más.

HANAMI.- Pero sigue siendo hermosa.

(Pausa.)

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¿Tiene un espejo?

SAKURA.- Tenga.

HANAMI.- Excelente caligrafía. Arigatō.

SAKURA.- No tiene importancia.

HANAMI.- Cuestión de práctica, supongo.

SAKURA.- Supone bien.

(Pausa.)

HANAMI.- Volverá a crecer.

SAKURA.- ¿Disculpe?

HANAMI.- Su pétalo.

SAKURA.- ¡Ah!

HANAMI.- Y será más bello cada año.

SAKURA.- ¿Usted cree?

HANAMI.- Con nuevos y alegres colores.

SAKURA.- ¿De veras?

HANAMI.- Y estaré con usted.

SAKURA.- ¿Estará conmigo?

HANAMI.- Hai.

SAKURA.- Y... ¿cómo podrá hacerlo?

HANAMI.- Viniendo.

SAKURA.- Pero... no sabrá cuándo venir.

HANAMI.- Eso es lo más sencillo.

SAKURA.- Podría dilatarme en el tiempo...

HANAMI.- Sabré esperar.

SAKURA.- ¿Y si me adelanto?

HANAMI.- Estaré aquí.

SAKURA.- ¿Y si no aparezco?

HANAMI.- Eso no sucederá.

SAKURA.- Pero... ¿y si sucede?

HANAMI.- Ya le he dicho que sabré esperar.

(Pausa.)

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Page 14: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Las cosas han cambiado mucho.

HANAMI.- ¿Han cambiado?

SAKURA.- Por aquí, quiero decir...

HANAMI.- Siempre cambian.

SAKURA.- No siempre.

HANAMI.- ¿No?

SAKURA.- A veces retroceden.

HANAMI.- El retroceso también es un cambio.

SAKURA.- Eso es un retorno.

HANAMI.- Una modificación.

(KAZE tose.)

SAKURA.- (Hacia KAZE.)

Viciosas serpientes dadas

de tu rostro tan cetrino,

son tus canas, cruel ladino,

en tus noches amparadas.

(KAZE silba.)

¿Se ha enamorado de mí?

(Pausa.)

HANAMI.- Se ha levantado.

SAKURA.- ¿Disculpe?

HANAMI.- Digo que se ha levantado.

SAKURA.- ¿Quién? ¿Qué?

HANAMI.- Kaze, se ha levantado.

SAKURA.- ¡No sabe usted hasta qué punto!

HANAMI.- ¿Perdón?

SAKURA.- Me ataca.

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HANAMI.- No creo...

SAKURA.- Lleva... que yo recuerde... dos mil quinientos años atacándome.

HANAMI.- Sin ánimo de ofender... ¿no estará exagerando un poco?

SAKURA.- Efectivamente, exagera demasiado... se enfurece, me busca, me

persigue, me atosiga...

HANAMI.- ¡Ejem!

SAKURA.- Me oprime, me empuja, me duele... (Pausa.) Ah, perdón. (Pausa.)

¿Cree que exagero?

(Quedan observándose, estáticos.)

Hábleme de usted.

HANAMI.- No sería correcto. (Pausa.) Dígame usted...

SAKURA.- Mi señor... (señalándose el ojo), hábleme de usted, se lo suplico.

(Pausa.)

Se lo ruego.

HANAMI.- Nací al norte, en Hokkaidō, donde el viento mece los arrozales y el

sol resplandece en el rocío de las hojas...

SAKURA.- (Con melancolía.) ¡Hokkaidō! Dicen que las más hermosas... terne-

ras... se crían en Hokkaidō...

HANAMI.- Cuando era niño, salía por las mañanas a pasear por montes y ca-

minos...

SAKURA.- Aunque la ternera famosa es la de Kōbe...

HANAMI.- Pero nunca era pronto, nunca llegaba antes que él... Mi abuelo

siempre estaba allí, no importaba la oscuridad, tampoco el frío o la hume-

dad... Siempre estaba allí, esperándome.

SAKURA.- Y la más cara...

(SAKURA y HANAMI quedan en silencio. La familia comienza su jira.

PADRE habla con un marcado acento estadounidense y MADRE con un

suave acento francés. Las cabezas de ambos hablan a la vez, perfecta-

mente sincronizadas.)

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Page 16: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

PADRE.- ¿Has traído tu cuaderno de ejercicios?

HIJO.- Sí, lo tengo en mi mochila.

MADRE.- ¿Han hablado a la vez?

PADRE.- Sólo te ha parecido.

MADRE.- (Pensativa.) Saca el cuaderno.

HIJO.- Ci.: Papá, mamá, no me apetece estudiar ahora. ¿Por qué no puedo

descansar hoy?

PADRE.- ¿Descansar?

MADRE.- (Reconciliadora.) Cariño...

HIJO.- Cd.: Voy a estudiar mucho. Ci.: (En tono de burla.) Voy a estudiar mucho,

voy a estudiar mucho... Cd.: ¡Jolines! Ci.: ¡Jolines! ¡Jolines!

MADRE.- ¡Basta!

(Pausa.)

Queremos lo mejor para ti.

HIJO.- Ci.: Lo sé, mamá.

MADRE.- No debes descuidar tu formación.

HIJO.- Cd.: No la descuidaré, mamá. Ci.: Hoy es un día muy especial, por fa’

mami, ¿por qué no puedo descansar? Cd.: Descansas casi todo el día,

¿de qué te quejas? Ci.: Me quejo porque..., porque sí, tú no tienes nada

que decirme, sólo mamá puede hacerlo.

MADRE.- Cabezas, dejad de discutir.

HIJO.- Cd.: Como tú digas, mamá. Ci.: Sí, mami. (Comienza a adormitarse.)

PADRE.- (Dando un capón a Ci.) ¡No te duermas! Tenéis demasiada libertad.

Derechos por aquí, derechos por allá... A los padres se nos debe respeto.

(Hacia Ci.) ¿Qué estaba diciendo?

HIJO.- Cd.: Decías que... Ci.: Decías que los deberes son sagrados, que nunca

hay que procras, procrasti... Cd.: (Riendo.) Procrastinate. Ci.: ¡Eso!

MADRE.- (Acariciando a Ci.) No cambiarás nunca.

PADRE.- (A Ci.) Anda, relájate, que el esfuerzo parece haberte agotado. (Ríe.)

HIJO.- Ci.: Procras, procrasti, procrastinate. (Se adormita.)

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Page 17: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(PADRE da un manotazo a Ci. MADRE prepara la comida. De la peque-

ña bolsa extrae sushi, sopa de miso, ocha y tsukemono. También, de-

posita sobre el mantel extendido entre las flores, unos palillos para co-

mer.)

PADRE.- (A Ci.) Abre bien los ojos.

HIJO.- Ci.: (Soñoliento.) ¿Dónde está el cuaderno? Cd.: (Burlesco.) ¿Dónde

está el cuaderno?

PADRE.- Tu madre está preparando la comida. Estudiaréis más tarde.

HIJO.- Sí, papá.

MADRE.- ¡Han hablado a la vez!

PADRE.- Parece que...

MADRE.- ¿No irás a decirme que me ha parecido!

PADRE.- Tal vez...

MADRE.- ¡Padre!

PADRE.- Comienzan a madurar. (Besa a MADRE.)

(La familia se dispone a comer. HIJO se acerca al riachuelo y lava sus

manos. Los adultos frotan las suyas con unas toallitas húmedas.)

HANAMI.- Al llegar me miraba a los ojos, en silencio, mientras las semi canta-

ban.

(Fujisan emite una sonora fumarola.)

SAKURA.- ¡Qué interesante!

HANAMI.- Después inclinaba su cabeza y entornaba los ojos.

SAKURA.- Qué más, qué más...

HANAMI.- Y me decía...

SAKURA.- Sí, qué decía, qué decía...

HANAMI.- Me decía que...

SAKURA.- Qué, ¡qué!

HANAMI.- (Lentamente mira a SAKURA de arriba abajo.) ¡Bah!

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Page 18: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- (Con asombro.) ¿Qué sucede? ¿He dicho algo inapropiado? Díga-

me, dígame. (Se entristece.) Se lo ruego, no me deje sin palabras. Díga-

me algo. Sé que, en ocasiones, hablo demasiado, pero... ¡estoy tan sola!

Tengo que inventarme el diálogo y por eso, a veces, no resulta interesan-

te. Por favor, dígame algo.

(HANAMI se aleja de ella.)

Pasan los días y no existe nadie con quien hablar, nadie. (Pausa.) Tsuma-

ranai. (Pausa.) Así que hablo y hablo como una cotorra, tanto que incluso

mis pensamientos me abandonan y se niegan a dirigirme la palabra.

(Pausa.) Usted haría lo mismo, estoy segura de que usted haría lo mismo.

(Pausa.) Seguramente, en este mismo instante, lo estará haciendo tam-

bién con alguien, con algo que haya usted ideado... La diferencia entre el

usted real y yo, es que usted no es consciente de que... en cambio yo, sí

lo soy... y ahí radica mi desesperación. (Mira hacia todas partes, buscan-

do. Detiene sus ojos ante HIJO.) ¡Qué sonrisa pura y anhelante! ¡No me

dejes sola, tú que me comprendes! ¡Tú que dispones de mi misma alma!

¡Di algo!

HIJO.- (Sin ilusión.) Las hojas me dicen

que piensas en mí.

Muestran su envés

-ligeras golondrinas-

y sonríe el rocío.

Las nubes se agitan

bailando tifones.

En la noche negra

-terrosa y húmeda-

de la lombriz.

La tierra tiembla

un instante fugaz.

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Despiertan las mantis

-erguidas y nuevas-

hablando de ti.

Las hojas me dicen

me dicen de ti.

SAKURA.- Arigatō. (Pausa.) Como todavía no ha alcanzado la madurez sufi-

ciente para engañarse y fastidiarme la vida... Ya lo hará..., ya lo haré. (Se

le cae el otro ojo.) ¡Ay de mí! Se me ha caído otro pétalo. (Pausa.) ¿Qué

voy a hacer ahora? Mis pensamientos no me obedecen y, además...

(Pausa.) Quizá esté llegando al momento de mi muerte, o de mi nueva

existencia, o de mi convalecencia... (Pausa.) Mi querido samurái, apiádese

de mí. No me vuelva la espalda, que estoy muriendo. Estoy muriendo,

estoy alcanzando la realidad de mi vida y la imposibilidad de mi muerte...

o de mi vida... (Pausa.) Me fallan las fuerzas para el autoengaño, nada

existe más allá de mí y no consigo enderezar mi pensamiento inerte.

(HANAMI se acerca a ella y toma en su mano el ojo de la geisha.)

HANAMI.- Se le ha caído otro.

SAKURA.- Hai.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Le importa que lo guarde?

SAKURA.- Iie.

(Pausa.)

HANAMI.- Tiene un color muy bonito.

SAKURA.- Hai.

(Pausa.)

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Page 20: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Volverá a crecer.

SAKURA.- Arigatō.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Por qué está triste? Estoy hablando con usted.

SAKURA.- Iie.

(Pausa.)

HANAMI.- Antes... bueno... quería contarle...

SAKURA.- ¿Contarme?

HANAMI.- Sí, contarle.

SAKURA.- (En un aparte.) Todavía no se ha dado cuenta.

HANAMI.- ¿Sumimasen?

SAKURA.- Decía que hace un día estupendo.

HANAMI.- Hai.

(Pausa.)

SAKURA.- Cuénteme la historia.

HANAMI.- ¿Qué historia?

SAKURA.- La de su abuelo en la montaña.

HANAMI.- En otro momento.

SAKURA.- No se enfade conmigo y cuénteme.

HANAMI.- Lo haré...

SAKURA.- Sí, dígame, dígame... y que respiren las alondras.

HANAMI.- Pero en otro momento.

SAKURA.- ¡Ah!

(Pausa.)

HANAMI.- Cuénteme usted algo, para que no nos aburramos más.

SAKURA.- Sabía que me lo pediría.

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Page 21: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Habla usted de una forma tan delicada que... da gusto escucharla.

Pasaría horas ante usted viendo cómo se mueven sus labios cuando mu-

sita vocablos que apenas comprendo.

SAKURA.- ¡Ah!

HANAMI.- Habla usted...

SAKURA.- ¿Vocablos que apenas comprende?

HANAMI.- No sabría explicarle exactamente...

SAKURA.- Sin embargo... hace como que me escucha...

HANAMI.- Porque lo hago.

SAKURA.- Pero no comprende.

HANAMI.- Lo cierto es que no.

SAKURA.- Entonces... ¿por qué hablamos? Váyase.

HANAMI.- No quería...

SAKURA.- Váyase, váyase.

HANAMI.- De acuerdo. (No se mueve.)

SAKURA.- Mi querido samurái, estaba bromeando. (Coqueteando.) Sabe lo

mucho que me agrada su compañía. (En un aparte.)

Te amaré sin tregua,

hasta que el posible

odio resentido

invada mi dolor.

Te amaré con duelo,

hasta que la noche

húmeda de pena

desgarre mi candor.

(Se escucha de nuevo a Fujisan acompañado por KAZE. Ambos compo-

nen una preciosa melodía que todos los personajes escuchan. HANAMI y

SAKURA se besan.)

MADRE.- Está refrescando.

PADRE.- Deberíamos volver.

MADRE.- Sí, volvamos.

Mariam Budia

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Page 22: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(No se mueven.)

HIJO.- Ci.: Está refrescando, papá. Cd.: Refresca, mamá.

MADRE.- Deberíamos volver.

PADRE.- Sí, volvamos.

(Se miran los tres, ríen y vuelven a comer.)

MADRE.- Cariño, ¿te dije que vi una casa preciosa?

PADRE.- Lo hiciste.

MADRE.- Cariño, ¿te dije que sería estupenda para nosotros?

PADRE.- Lo dijiste.

MADRE.- ¿Quieres que nos mudemos cuanto antes?

PADRE.- Me parece estupendo.

HIJO.- ¡Qué bien, mami! Por fin vamos a tener una casa nueva. Cd.: Una gran

habitación con vistas al mar en la que pueda estudiar mejor. Ci.: ¿Me

comprarás la Nintendo, papá?

MADRE.- (Ilusionada.) Lo ha vuelto a hacer.

PADRE.- Sí, esta cabeza está algo consentida.

MADRE.- Hijo lo ha vuelto a hacer, las cabezas han hablado a la vez.

PADRE.- Durante un instante.

MADRE.- ¡Lo han hecho!

PADRE.- Esta cabeza sólo sabe pedir. (Da un coscorrón a Ci.)

HIJO.- ¡Ay!

MADRE.- ¡Otra vez! (Abraza a HIJO.)

PADRE.- Cariño, no te entusiasmes demasiado, ya sabes que no le dura mu-

cho tiempo.

MADRE.- Pero es el comienzo.

PADRE.- Creo que nos toma el pelo y que se ha acostumbrado a este juego.

Va a ser difícil que cambie.

HIJO.- Cd.: No me juzgues mal, papá. Sabes que intento hacer todo lo que me

pedís mamá y tú. Sé que se trata de lo mejor para mí, pero mi otra cabe-

za... Ci.: No hables por mí, tengo boca, ¿ves?, y sé utilizarla.

La mujer Sakura

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Page 23: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

MADRE.- (Conciliadora.) ¡Cabezas, cabezas!

HIJO.- Ci.: Mami, ¿qué son las semi? Cd.: Las semi son cigarras, tonto. Ci.:

¡Bu!

(La familia continúa su jira.)

HANAMI.- ¿Ha estado casada?

SAKURA.- En tres ocasiones.

HANAMI.- Supongo que... las experiencias no fueron positivas del todo cuan-

do...

SAKURA.- Murieron.

(Pausa.)

HANAMI.- También estuve casado.

SAKURA.- ¿Cuántas veces?

HANAMI.- Pues... sólo una.

SAKURA.- ¿Está ella por aquí... (ojeando de un lado a otro), ahora?

HANAMI.- Murió.

SAKURA.- ¡Oh! Lo siento muchísimo. (Pausa.) ¿Le importaría hablarme de

ello?

HANAMI.- No.

(Pausa.)

SAKURA.- ¿No le importaría o no quiere hablar de ello?

HANAMI.- No me importaría.

SAKURA.- Siento curiosidad.

HANAMI.- ¿Por qué?

SAKURA.- Porque... porque me interesa su vida.

HANAMI.- Es usted muy amable.

SAKURA.- No pretendo serlo, bueno... siempre soy amable.

HANAMI.- Estoy convencido.

SAKURA.- Simplemente es cierto. Me interesa saber de usted.

Mariam Budia

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Page 24: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(HANAMI piensa y SAKURA espera.)

HANAMI.- Era un día de verano, un día en que el calor resultaba sofocante y la

humedad del ambiente se mezclaba con el sudor que recorría todo mi

cuerpo...

SAKURA.- ¡Oh!

HANAMI.- Mientras desayunábamos, hablamos durante unos instantes. Me

comentó que debíamos cambiar el tatami pues se había deformado por la

humedad. (Pausa.) Asentí porque tenía razón, y aunque no la hubiese te-

nido habría sido imposible negar nada a esa sonrisa de plata.

SAKURA.- ¡Ah!

HANAMI.- Más tarde, cuando realizaba mi keiko, ella comenzó a entonar una

canción que estaba aprendiendo. Me detuve un instante para escuchar

con calma su linda voz y dejé mi katana en el suelo. Ella vino hacia mí,

danzando suavemente, como la alondra vespertina. (Pausa.) No podía de-

jar de mirarla. Sus movimientos eran gráciles y cálidos, ondulantes y lige-

ros como la madrugada. (Pausa.) Tropezó con el tatami y cayó sobre...

SAKURA.- ¡Oh!

HANAMI.- Su cuerpo quedó tendido en el suelo, su vida en el filo de aquella

arma siniestra y el tatami se tiñó de color ocre.

SAKURA.- Lo lamento muchísimo.

HANAMI.- (Besa a SAKURA.) Todavía siento el olor del tatami bañado en su

sangre.

(Pausa.)

SAKURA.- Lo siento muchísimo.

(Pausa.)

HANAMI.- Es antiguo...

SAKURA.- Y nadie lo resuelve...

HANAMI.- El de ellos, el nuestro...

La mujer Sakura

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Page 25: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Acercan diferencias.

HANAMI.- Parece distinta...

SAKURA.- Así se nos muestra...

HANAMI.- Mas no es cierta...

SAKURA.- La controversia.

HANAMI.- Ideal inalcanzado...

SAKURA.- Del engaño...

HANAMI.- Finge amor veraz...

SAKURA.- En su porfía.

HANAMI.- No lo siente...

SAKURA.- Y lo demuestra...

HANAMI.- Ocultándose...

SAKURA.- En palabras huecas.

HANAMI.- Es nuevo...

SAKURA.- Y a nadie le interesa...

HANAMI.- Quizá él la posea...

SAKURA.- Cuando fallezca.

(Pausa.)

¿Le importaría besarme otra vez?

(Se besan rozando tenuemente sus labios.)

HANAMI.- Pintando en el horizonte

melodías de aliento y sudor,

mil remolinos nos protegen

de lo efímero del viento.

SAKURA.- Entregados a la estrella

de un cielo raso y ceniciento,

fenecen tus labios con los míos

torbellino acabador.

HANAMI.- Ejecutando los corazones

un bolero trovador,

Mariam Budia

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Page 26: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

floresta de mis pasiones

es tu lascivo afán sediento.

SAKURA.- Estrangulado entre mis cañas

te alborotas más violento,

que la plateada luna encinta

esculpiendo su blancor.

HANAMI.- Cenáculo de amapolas

disertando en la alborada,

¡no vacíes tus demoras

en un canto ab aeterno!

pues tu estrofa languidece

cuando despuntan las horas.

SAKURA.- Capilla que te estremeces

en tu copla inacabada

¡no lapides mis lisonjas

en lo fatuo del averno!

mira que ya estoy muriendo

de sus ganas robadoras.

(Pausa.)

¿Me desea?

HANAMI.- Claro.

SAKURA.- ¿Mucho?

HANAMI.- Hasta el infinito.

SAKURA.- Dígame cómo.

HANAMI.- No sé... ¿deseándola?

SAKURA.- Y... ¿por qué me desea?

HANAMI.- Porque... ¿está usted muy bien?

SAKURA.- Sí.

HANAMI.- Porque... ¿huele a rosas?

(KAZE sopla con fuerza.)

La mujer Sakura

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Page 27: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Porque huelo a rosas. (Se le cae un brazo.)

(KAZE ríe.)

HANAMI.- Sigue estando bella.

SAKURA.- Por favor, cójame el pétalo.

HANAMI.- ¿Qué quiere que haga con él?

SAKURA.- Ese no, el que me queda.

HANAMI.- ¿Aprieto demasiado?

SAKURA.- Cójalo y tire fuerte.

HANAMI.- Pero...

SAKURA.- Tire fuerte, quiero demostrarle que lo amo.

HANAMI.- No es necesario...

SAKURA.- ¡Tire!

HANAMI.- No quisiera...

SAKURA.- Ya no me importa.

(HANAMI coge el brazo de la geisha y tira de él. KAZE sopla, terriblemen-

te enfadado.)

Noche estupenda, noche,

tranquila de lluvia ambiente.

Deambulas húmeda

fondeando en licores

de penumbra y libación.

Noche en que la imaginación

desborda y planta raíces

en entrañas codiciosas

de recuerdos y trabones.

Noche que en ocasiones

agitas pechos templados.

Esa es esta noche,

Mariam Budia

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Page 28: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

como tantas noches,

como todas mis noches.

(KAZE ruge.)

Ya no puedes dañarme, Kaze vengativo. Nada más puedes tomar de mí.

Soy libre para pensar, recitar, cantar y vivir. Por más que gruñas, seguiré

aquí, como cada año.

(KAZE silba.)

HANAMI.- Hábleme de usted, de sus maridos. Yo también siento interés por su

vida.

SAKURA.- No hay mucho que contar.

HANAMI.- Lo que quiera decir será suficiente.

(Pausa.)

SAKURA.- Murieron.

HANAMI.- Lo sé.

SAKURA.- ¿Lo sabe?

HANAMI.- Me lo dijo antes.

SAKURA.- ¡Ah!

HANAMI.- ¿Los tres?

SAKURA.- ¿Cuántos quiere que sean?

HANAMI.- Pensé que tal vez...

SAKURA.- Dedujo equivocadamente.

HANAMI.- Ya veo.

SAKURA.- No me interprete mal.

HANAMI.- No comprendo...

SAKURA.- Como es una situación... un tanto extraña... quería bromear sobre

un asunto tan serio.

HANAMI.- Entiendo.

La mujer Sakura

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Page 29: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(Pausa.)

¿Qué sucedió?

SAKURA.- Murieron.

HANAMI.- Sí, sí...

SAKURA.- Sí, es verdad.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Y?

SAKURA.- ¿Qué?

HANAMI.- ¿No quiere contarme cómo sucedió? Quiero decir, ¿sucedieron?

SAKURA.- El primero era un joven atractivo e impulsivo. (Pausa.) Se ahogó.

HANAMI.- Lo siento mucho. Debió ser horrible.

SAKURA.- Horripilante. ¿Se imagina? ¡Un joven atlético y fuerte que no sabía

nadar!

HANAMI.- Bueno, no todo el mundo sabe hacerlo.

(Pausa.)

¿Y el segundo? ¿Cómo era?, ¿qué pasó?

SAKURA.- El segundo era maduro, educado, culto... Un intelectual... pobre

como el que más, pero muy bello.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Cómo murió? Perdón, no sé si estoy siendo demasiado inquisitivo.

SAKURA.- ¡Oh!, No, no... En absoluto.

(Pausa.)

HANAMI.- Entonces...

SAKURA.- ¡Ah! Qué despistada soy.

HANAMI.- Sí, lo es.

Mariam Budia

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Page 30: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Sí.

HANAMI.- ¿Y?

SAKURA.- Murió.

HANAMI.- Sí, lo sé, ya me lo dijo.

SAKURA.- Es verdad. Ya se lo dije.

(Pausa.)

HANAMI.- ¡Ejem!

SAKURA.- ¿Disculpe?

HANAMI.- ¿Cómo murió?

SAKURA.- Se ahogó.

HANAMI.- ¿También él?

SAKURA.- Qué casualidad, ¿verdad?

HANAMI.- Verdad.

SAKURA.- Educado y culto, pero no aprendió a nadar.

HANAMI.- ¿Tampoco él?

SAKURA.- Tampoco.

HANAMI.- Lo lamento mucho.

SAKURA.- Una lástima.

(Pausa.)

HANAMI.- Y, ¿el tercero?

SAKURA.- Murió.

HANAMI.- Sí, sí, sí, ya sé.

SAKURA.- Se ahogó.

HANAMI.- ¿Cómo dice?

SAKURA.- Digo que se ahogó.

HANAMI.- ¡Es terrible!

SAKURA.- Sí, pero en él era normal.

HANAMI.- ¿A qué se refiere?

SAKURA.- Se trataba de un anciano...

HANAMI.- Entiendo.

La mujer Sakura

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Page 31: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Se cansaba con facilidad...

(Pausa.)

HANAMI.- Debió causarle un profundo dolor la notificación de los fallecimientos.

SAKURA.- Ese trámite me lo ahorré, caballero.

HANAMI.- ¿La gestión de la cremación?

SAKURA.- Nadie tuvo que llamarme porque me encontraba con ellos.

HANAMI.- ¿Con quiénes?

SAKURA.- Con mis maridos.

(Pausa.)

Murieron junto a mí.

(Pausa.)

Tomando un baño.

(KAZE ríe.)

Fin de Primer Acto

Mariam Budia

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Page 32: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Segundo Acto

(Anochece. Los cerezos han perdido casi todas sus flores. El riachuelo

discurre a través del jardín japonés, observándose su caudal ligeramente

crecido. Desde el monte Fuji surge una suave fumarola en tonos azules.

Los pájaros, adormitados, reposan sobre las ramas. KAZE sopla de mane-

ra constante una leve brisa. En el onsen se encuentra la geisha, durmien-

do.)

SAKURA.- (Entre sueños.) Tsumaranai. (Pausa.) Hace un día estupendo, los

rayos solares calientan mi piel pero todavía nada. He nacido de nuevo y

mis párpados ansían la visión de mis admiradores. ¿Dónde está mi aman-

te?, ¿dónde mi amor?, ¿dónde su deseo? ¡La melancolía me embarga la

razón! Kaze me acompaña en mi corta vida. (Se despierta sobresaltada.)

Ningún caballero viene, estoy muriendo y nadie me agasaja. (Se adormita

de nuevo.) Pero todavía me encuentro con fuerzas para soportar su furia.

(Despertando.) ¡Qué dolor de cabeza! ¡Ay, ay! ¡Qué dolor! ¡No puedo so-

portarlo! (Pausa.) ¿No hay nadie por aquí que me ofrezca un té caliente?

(Mirando de un lado a otro.) ¿Qué estoy diciendo? (Pausa.) Así es mejor,

la gente no hace nada más que molestar. ¡Qué pesadez! Todo el tiempo

preguntando sin querer escuchar: «¿qué tal se encuentra?, ¿cómo está su

marido? Bien, bien. ¡La veo un poco avejentada! ¿Se encuentra bien?

Hace tiempo que no la vemos. ¿Qué hace por aquí?, ¿adónde ha ido?,

¿dónde estuvo ayer?» ¡Bah! ¡Qué pesadez! ¡Qué pesadez! (Recitando.)

Juego secreto quisiste,

secreto gritado, no tan secreto.

Amistad secreta anhelaste,

secreto gritado, no tan secreto.

Deseo secreto robaste,

secreto gritado, no tan secreto.

Sombra escurrida entre los dedos

famosos del ahorcado inerme.

No te acerques gritando,

La mujer Sakura

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Page 33: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

no te cuelgues de su talle

volcando moje descompuesto.

(KAZE se agita.)

Torbellino desorientado

asomando el dedo bajo su suéter.

No te acerques gritando,

no te adhieras a su nuca

derritiendo el lecho inviolado.

Hélice de vírgenes pechos

cansada soledad del muelle.

No te acerques gritando,

no vilipendies su detalle

escupiendo con tus pertrechos.

(KAZE silba.)

Recreo que enredas prendas

a la pata del capricho.

No te acerques gritando,

no oses tú, loco insensato,

despuntarte en sus caderas.

Juego secreto quisiste,

amistad secreta anhelaste,

deseo secreto robaste.

Juego secreto jugaste.

¿Secreto?

Secreto en el que todo se sabe.

(KAZE brama.)

Mariam Budia

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Page 34: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(Juguetona.) No has podido conmigo, no, no, ni podrás por mucho más

que lo intentes. Mira cuanto quieras a tu alrededor, Kaze: alcornoque, ton-

torrón, petulante, tragante, peripatético, australopiteco... (Pausa.) «Una

vez un francés le dijo a una niña: ¿cómo me ves?; y la niña lampiña res-

ponde a través: ¿vos sois baracaldés?»

(HANAMI entra en escena con el paso torpe, acompañado por la cesta de

mimbre y su katana. Su aspecto es desaliñado y sombrío. Observa aten-

tamente el jardín japonés mientras frota sus ojos con sus manos. Se de-

tiene para respirar el aroma de una flor y la expresión de su cara muestra

desagrado. Escupe en el suelo. SAKURA se percata de la llegada del sa-

murái e intenta esconderse dentro de las aguas. Una golondrina se des-

pierta, vuela hasta la geisha y se posa en su cabello. SAKURA intenta li-

brarse de la golondrina y de un manotazo la estrella contra el suelo.)

HANAMI.- ¡A ver qué se me ocurre para pasar la noche!

SAKURA.- Otra vez este personajillo.

HANAMI.- Las flores apestan... Quizá sea el agua del riachuelo que baja con-

taminada.

SAKURA.- ¡Tú sí que hueles mal!

HANAMI.- Fujisan altera la pureza de estos parajes...

SAKURA.- Pues seguro que tú, después de comer...

HANAMI.- ¡Odiosa primavera!

SAKURA.- Odiosísima.

HANAMI.- (Resignado.) Bushido.

SAKURA.- Vale, vale... Ahora la exhibición de hombría. Qué espanto. ¡Y yo sin

poderme mover de aquí!

(SAKURA cuelga sus brazos por el exterior del onsen. HANAMI deposita

la cesta en el suelo y comienza a realizar unos ejercicios con su katana.)

¡Qué flacidez...! ¡Qué se creerán los hombres! Aquí está sacando pecho

como un pavo. Un pavo cubierto de pelo, pues si fuesen plumas...

HANAMI.- (Con desgana.) ¡Hai!

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Page 35: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- ¡Mira esos hombros!

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡Y los brazos...!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- Y esas canillas.

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- Y esa mirada de hombre duro... ¡Uh, qué miedo!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¿Kaerimasuka?

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡A la derecha!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¡A la izquierda!

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡Qué torpe!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- Sudando como un cerdito en el horno...

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- Para ti, para ti, para ti...

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¡Qué blandengue!

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡Qué poco fuelle!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- Con lo bien que estaba sola...

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- ¡Kaze, acaba con mi vida, te lo ruego!

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- ¡A ver si termina!

HANAMI.- ¡Um!

SAKURA.- (Echándose agua en el rostro.) No lo soporto, no puedo soportarlo.

HANAMI.- ¡Hai!

SAKURA.- (Pellizcándose las mejillas.) Creo estar durmiendo todavía...

HANAMI.- ¡Um!

Mariam Budia

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Page 36: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- (Haciendo pucheros.) Ahora sí que me arrugo...

(HANAMI no puede más y se desploma sobre el suelo. Tras descansar un

instante, se acerca al riachuelo, desnuda su cuerpo y se refresca. Co-

mienza a mirar a su alrededor buscando un lugar en el que sentarse.)

HANAMI.- (Señalando la pequeña roca.) Aquí es. (Se viste.)

SAKURA.- ¿Por qué te sientas tan cerca, samurái? ¡Mira que hay sitios en el

jardín para sentarse y has de hacerlo cerca de mí!

HANAMI.- (Aburrido.) Paz..., serenidad..., es todo cuanto ansío.

SAKURA.- ¿Por qué no te vas a otro sitio?

HANAMI.- Me gustaría poder hacer algo diferente...

SAKURA.- En eso estamos de acuerdo.

HANAMI.- Hallar el descanso por fin...

SAKURA.- ¡Y dejarme descansar también a mí!

HANAMI.- Escuchar el sonido del silencio...

SAKURA.- Yo me callo con tal que te vayas.

HANAMI.- Vivir...

SAKURA.- (Agitando los brazos.) Lárgate, lárgate...

HANAMI.- Descansar...

SAKURA.- Todo esfuerzo es inútil...

HANAMI.- Merecido descanso...

SAKURA.- Me desespero...

HANAMI.- Como todos los días...

SAKURA.- Como siempre...

HANAMI.- Sin modificarse un ápice...

SAKURA.- Sin modificarse un ápice...

(HANAMI se arrodilla, junta sus manos frente al pecho y comienza a orar

en silencio.)

(Recitando.) Ceñiste sensuales mudanzas

desnudando amaneceres

consignando tus andanzas.

La mujer Sakura

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Page 37: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Enlazaste las vibraciones

a la luz de tus pupilas

mientras saboreabas sienes.

Abrazabas torvas y castas

con tu miembro y con tus dientes

cuando silbaban las alondras.

Rodeaste sumisas preces

lamiendo las calancas

de tus plurales mujeres.

(HANAMI se levanta y pasea por la escena.)

(Con hastío.) Konichiwa.

HANAMI.- Otro largo año ha pasado. He debido soportar de nuevo este cautive-

rio absurdo...

SAKURA.- Cuanto más cerca estemos más sufriremos. (Llora.)

Quien no llora había sufrido

la pasión que concebía,

mas no duda que debía

no haber sido distraído.

Quien no llora había gemido

jeremiada paticoja,

resultando ser congoja

de un amor mal avenido.

Quien no llora había sentido

con placer de mancebía,

tal furor y algarabía

que otras penas le han dolido.

Mariam Budia

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Page 38: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Quien no llora había bebido

el sudor de cada día,

despertando alevosía

donde pudo haber crecido.

(Cien mariposas negras aparecen por la izquierda del escenario revolo-

teando deprisa. Se mueven por la escena hacia SAKURA, molestando a la

geisha. Posteriormente, se acercan a HANAMI. El samurái intenta alejar-

las, pero las alevillas, lejos de asustarse, cada vez se aproximan más a él,

comenzando a emitir numerosos sonidos, voces humanas que apenas

pueden comprenderse, voces de conciencia. Las mariposas se van vol-

viendo verdes y comienzan a atacar a HANAMI provocándole numerosas

picaduras que se hinchan dolorosamente. HANAMI pide clemencia, pero

las mariposas no se detienen. SAKURA se conduele del samurái e intenta

ahuyentar a las alevillas lazándoles agua. Las mariposas verdes parecen

cansarse, se retiran hacia Fujisan y el volcán entra en erupción. HANAMI,

al percatarse de la presencia de SAKURA, coge su cesta y se sienta a los

pies de la geisha. Ambos se miran fijamente a los ojos.)

Buenas noches.

HANAMI.- Buenas noches.

(Pausa.)

SAKURA.- Dōzo.

HANAMI.- ¿Hace muchas noches que está aquí?

SAKURA.- Cinco noches, dos horas, treinta y siete minutos y cinco cucos.

HANAMI.- Sí que lleva tiempo...

SAKURA.- (Aburrida.) No tanto, poderoso samurái.

(HANAMI coloca la cesta sobre el césped. Siente tanta desesperación que

apenas puede moverse. SAKURA coge su polvera y retoca su rostro, ale-

targada, con tempo pesado.)

La mujer Sakura

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Page 39: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Seguimos en el mismo lugar.

SAKURA.- En la misma perdición.

HANAMI.- No lo logramos.

SAKURA.- Parece que no.

(HANAMI intenta extender su mano para acariciar a SAKURA, pero el pe-

so de su brazo y el esfuerzo realizado hacen temblar sus músculos. Fu-

jisan continúa con una estruendosa erupción. Entre la lava expulsada,

aparece HIJO. HANAMI y SAKURA lo ven aparecer y suspiran.)

HIJO.- Otra vez llego antes.

SAKURA y HANAMI.- Sumimasen.

(Las mariposas verdes se acercan a HIJO.)

HIJO.- Otra vez verdes.

SAKURA y HANAMI.- Sumimasen.

(Las alevillas verdes comienzan a revolotear alrededor de HIJO y lo gol-

pean.)

HIJO.- Otra vez... ¡No! ¡No quiero!

SAKURA y HANAMI.- (Hablando muy despacio.) Ve al riachuelo, deprisa.

(El niño se acerca al riachuelo y se zambulle en él. Las mariposas se ale-

jan del niño sobrevolando la escena. KAZE ríe y Fujisan vuelve a expulsar

lava. PADRE y MADRE aparecen entre ella. Observan a las alevillas y co-

rren al riachuelo. MADRE abraza a HIJO y PADRE intenta protegerlos con

su cuerpo.)

Sumimasen.

(Las mariposas desaparecen y la familia sale del riachuelo. Los tres co-

mienzan a orar.)

Mariam Budia

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Page 40: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- ¿Va a permanecer aquí muchas noches más?

SAKURA.- Dos, tal vez tres.

(Pausa.)

HANAMI.- Volveré a verla el próximo año.

SAKURA.- (Triste.) Se lo prometo.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Pudo reencontrarse con los suyos?

SAKURA.- Nunca.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Ni siquiera con su abuela?

SAKURA.- Iie. (Llora.)

Quebranto extraño

que araña el alma,

impulso huraño,

¿por qué la engañas?

Suelta su cama

soez tacaño,

deja su escama,

¿por qué la dañas?

Vete si quieres

sórdida parca,

coge mis bienes,

¿por qué la arañas?

Torna a tu barca

La mujer Sakura

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Page 41: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

húmedos fines,

libra su charca,

¿por qué la bañas?

(Pausa.)

HANAMI.- ¿No pudo escapar?

SAKURA.- ¿Acaso alguien pudo?

HANAMI.- Tal vez nosotros...

SAKURA.- Quizá algún día.

HANAMI.- Lo haremos.

(Pausa.)

No recuerdo qué sucede ahora.

SAKURA.- Lo de siempre.

HANAMI.- Es que no puedo recordarlo.

SAKURA.- ¿No será que no quiere?

HANAMI.- (Enfadado.) Le digo que no puedo.

(Pausa.)

SAKURA.- ¿Por la mañana o por la noche?

HANAMI.- Por la tarde.

SAKURA.- Ahora soy yo quien no recuerda.

HANAMI.- ¿No será que no quiere?

SAKURA.- (Enfadada.) Le digo que no puedo.

(Pausa.)

Creo que me solicitaba algo.

HANAMI.- ¿Qué?

SAKURA.- Ojalá recordara...

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Page 42: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Le pinto la espalda?

SAKURA.- ¿Se la pinto yo a usted?

HANAMI.- Eso es, me pintaba la espalda.

SAKURA.- Sí, se la pintaba. (Pausa.) Pero eso era durante el día.

HANAMI.- ¡Ah!

(Pausa.)

Pues... pínteme el pecho.

(SAKURA coge el pincel de shodō y comienza a pintar el pecho del samu-

rái. A medida que dibuja, con cada trazo, parece excitarse. HANAMI se

excita también. Fujisan arroja una fumarola.)

SAKURA.- Hágame el amor.

HANAMI.- ¿El amor?

SAKURA.- Tal vez no disfrutemos de otra oportunidad.

HANAMI.- Me da vergüenza.

SAKURA.- Tiene un torso fuerte, a pesar de todo.

(Se besan. HANAMI se desnuda y entra en el onsen. SAKURA y HANAMI

hacen el amor con el temor de sus propios actos, la inquietud de la prime-

ra vez y el deleite de la última. Después, descansan un instante. HANAMI

mira a la geisha, sonriente. Acaricia con su boca el rostro de SAKURA y

toma entre sus labios un ojo de la geisha.)

Gracias, se me había olvidado perderlo.

Anteayer ella sufría

el clamor de los corsarios

con sus presas laceradas

en las barbas y en las manos

rechinando en sus ocenas.

La mujer Sakura

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Page 43: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Anteayer lloró silencio

con la piel tornada arena

musitando tenues himnos

azorando brasas llenas

ataviada en su albadena.

Anteayer hipaba el hada

contemplando catervarios

y sus armas encajadas

despertaban los enojos

encendiendo las cadenas.

Anteayer mudaba el rostro

renegrido por la ruina

mas sus senos tan hermosos

privados de sus espinas

aventando están la escena.

(KAZE aúlla.)

HANAMI.- Cada día estás más hermosa.

SAKURA.- ¿Me tutea?

HANAMI.- ¿Nos tuteamos?

(Pausa.)

Se ha borrado.

SAKURA.- No tiene importancia. Mi caligrafía no es buena.

HANAMI.- Al menos lo intentaste.

SAKURA.- En realidad, no.

(Pausa.)

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Page 44: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Volverá a crecer.

SAKURA.-Lo sé.

HANAMI.- Y de nuevo lo perderás.

SAKURA.- Quisiera no tener que hacerlo.

HANAMI.- Lo sé.

SAKURA.- ¿Crees que, tal vez, en esta ocasión, lo habremos logrado?

HANAMI.- No sé por qué ahora sería diferente.

SAKURA.- Nos hemos amado.

HANAMI.- Y eso... ¿qué cambia?

SAKURA.- Hemos modificado nuestro estado, hemos tomado una decisión,

hemos intentado cambiar nuestro...

HANAMI.- Hai.

SAKURA.- ¿No servirá?

HANAMI.- Sakura, ya lo intentamos anteriormente.

SAKURA.- Pero... nunca habíamos llegado a amarnos.

HANAMI.- Tampoco en esta ocasión.

SAKURA.- Pero...

HANAMI.- Ha sido una actuación desesperada.

SAKURA.- Y sincera.

HANAMI.- ¿Sí?

SAKURA.- No.

HANAMI.- Quizá... por mi parte...

SAKURA.- ¿Has sido sincero?

HANAMI.- En mi desesperación.

(Pausa.)

SAKURA.- Lo intentamos... somos conscientes del cansancio... hemos visto la

mentira de nuestras vidas...

HANAMI.- ¿Han cambiado?

SAKURA.- Tal vez... más adelante...

HANAMI.- ¿Aún piensas que podrás marcharte?

SAKURA.- Por supuesto.

HANAMI.- Eso es importante.

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Page 45: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- En realidad, sé que es imposible.

HANAMI.- La realidad no existe.

(KAZE tose.)

SAKURA.- (Gritando a KAZE.)

Por los poros de su frente

tu imagen cuelga del iris,

sosteniendo saliva sinuosa

te deslizas.

Por el esófago de su mente

ardes las secreciones,

desprendiendo cenizas por sus muslos

te vacías.

Por las uñas de sus ojos

vuelves a la lengua,

manando lágrimas de expresión inerte

te hielas.

Por los sueños de su sexo

trotas cansino destierro,

escupiendo voces lacerantes

te despiertas.

(KAZE silba.)

(Enajenada.) ¿Se ha enamorado de mí?

HANAMI.- ¿Disculpa?

SAKURA.- ¿Se ha enamorado de mí?

HANAMI.- Qué debo responder.

SAKURA.- ¿No lo sabe?

HANAMI.- No sé qué esperas.

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Page 46: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Debe decir: «Kaze se ha levantado». Y también debe tratarme con

respeto.

HANAMI.- ¿Perdón?

SAKURA.- Kaze se ha levantado.

HANAMI.- Íbamos a tutearnos.

SAKURA.- No puede ser, poderoso samurái.

HANAMI.- (Confundido.) Kaze...

SAKURA.- Kaze lleva... que yo recuerde... dos mil quinientos años atacándome.

HANAMI.- Creí que podríamos... Me hiciste creer... y creí... que podríamos...

que lograríamos...

SAKURA.- Efectivamente, exagera demasiado... se enfurece, me busca, me

persigue, me atosiga...

HANAMI.- ¡Sakura!

SAKURA.- Me oprime, me empuja, me duele... (Pausa.) Ah, perdón. (Pausa.)

¿Cree que exagero?

(Quedan observándose, estáticos.)

Hábleme de usted.

HANAMI.- Dígame usted...

SAKURA.- Mi señor... (señalándose el ojo), hábleme de usted, se lo suplico.

(Pausa.)

Se lo ruego.

HANAMI.- Nací en Hokkaidō...

SAKURA.- (Con melancolía.) ¡Hokkaidō!

HANAMI.- Nací en Hokkaidō... creo. (Pausa.) Recuerdo un día oscuro, un día

muy oscuro, caluroso y oscuro... Recuerdo la soledad, recuerdo el aisla-

miento, recuerdo que no podía pensar... Recuerdo que mis miedos cre-

cían junto a mis piernas... Recuerdo que nada existía.

SAKURA.- La ternera famosa es la criada en Kōbe...

HANAMI.- ¡Sakura! No me dejes, por favor, te lo suplico. (HANAMI cae a los

pies de la geisha.) No me dejes. Me he visto a mí mismo, he visto lo que

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Page 47: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

intentabas decirme, lo he visto... Nada de esto existe más allá de noso-

tros... No me dejes, solo no puedo.

SAKURA.- Y la más cara...

(SAKURA y HANAMI quedan en silencio. La familia comienza su jira.)

PADRE.- ¿Has traído tu cuaderno de ejercicios?

HIJO.- Sí, lo tengo en mi mochila.

MADRE.- Han hablado a la vez.

PADRE.- Lo han hecho.

MADRE.- (Pensativa.) Saca el cuaderno.

HIJO.- Ci.: Me gustaría dormir un poco. ¿Puedo?

PADRE.- ¿Dormir?

MADRE.- ¡Dormir!

HIJO.- Cd.: No puedes dormir, sabes que no puedes hacerlo. Ci.: (En tono de

burla.) No puedes dormir, sabes que no puedes hacerlo. Cd.: ¡Jolines! Ci.:

¡Jolines! ¡Jolines!

MADRE.- ¡Se acabó!

(Pausa.)

Queremos lo mejor para ti.

HIJO.- Ci.: Lo sé, mamá.

MADRE.- No debes descuidar tu formación.

HIJO.- Cd.: No la descuidaré, mamá. Ci.: Hoy es un día muy especial, por fa’

mami, ¿por qué no puedo dormir? Cd.: ¿Dormir? ¿Eres tonto o qué te pa-

sa? Ci.: No me insultes. ¡Papá, mamá! Me está insultando.

MADRE.- Cabezas, dejad de discutir.

HIJO.- Cd.: Es que... ¡quiere dormir! Ci.: Sí, mami, quiero dormir.

PADRE.- Ya habéis escuchado a vuestra madre. ¡A estudiar!

HIJO.- Ci.: Estoy cansado de hacer siempre lo mismo... estoy cansado de estar

siempre despierto... estoy cansado de que prefiráis a cabeza derecha.

Cd.: Envidioso. (Las cabezas comienzan a pelear.)

MADRE.- ¡Basta! (Reconciliadora.) Cariño, os queremos a las dos por igual.

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Page 48: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

PADRE.- De momento.

HIJO.- Cd.: Es un poco pesado, hay que decírselo todo dos veces. Ci.: ¿Dos

veces? Y a ti cuato. Cd.: (Riendo.) Y a ti cuato. Ci.: ¡Cuatro!

MADRE.- (Sonriendo.) No cambiarás nunca.

PADRE.- (A Ci.) Anda, relájate, que el esfuerzo parece haberte agotado. (Ríe.)

HIJO.- Ci.: ¿Por qué siempre tenemos que hacer lo mismo? Cd.: Porque nos

mantiene con vida, niñita.

MADRE.- ¡Niño!

HIJO.- Cd.: Perdón.

(MADRE extrae los palillos de la pequeña bolsa y comienza a preparar la

comida.)

PADRE.- No tengo hambre.

HIJO.- Ci.: Yo tampoco, pero tengo sueño. Cd.: Mamá, la verdad es que... yo

también tengo un poco de... sueño.

PADRE.- ¡Silencio!

MADRE.- (Triste.) No podéis dormiros.

HIJO.- Sí, mamá.

MADRE.- ¡Otra vez!

PADRE.- Parece que...

MADRE.- ¡Lo han hecho de nuevo!

PADRE.- Así parece.

MADRE.- ¡Padre!

PADRE.- Comienzan a madurar. (Besa a MADRE.)

(La familia comienza a comer, sin ganas.)

HANAMI.- No me dejes solo, Sakura, no me dejes.

(Fujisan emite otra sonora fumarola.)

SAKURA.- ¡Qué interesante!

HANAMI.- ¿Qué?

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Page 49: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

SAKURA.- Qué más, qué más...

HANAMI.- ¿A qué te refieres?

SAKURA.- Sí, qué decía, qué decía...

HANAMI.- Decía que...

SAKURA.- Qué, ¡qué!

HANAMI.- (Vapuleando a la geisha.) ¡Sakura! ¡Sakura!

(Pausa.)

Encendí el aire acondicionado como todas las noches. Necesitaba elimi-

nar la humedad de la habitación y refrigerarla. El calor era sofocante.

(Pausa.) Cogí un libro de relatos y comencé a leerlo, pero inmediatamente

después sentí sueño, así que apagué la luz e intenté dormir. (Pausa.) Me

sentía inquieto, muy inquieto. (Pausa.) Me levanté para cerrar bien las

cortinas, pues la luz de las farolas me impedía conciliar el sueño. Pese a

que era muy tarde, cerca de la una de la madrugada, las semi confundían

día y noche pues la temperatura era muy elevada y no dejaban, ni un ins-

tante, de cantar. (Pausa.) Un terremoto me sobresaltó. Así con fuerza mis

manos al futón y comencé a contar, pensando que el terremoto pronto ce-

saría... Como los segundos transcurrían y mi casa temblaba cada vez

más, me levanté y caminé dificultosamente por el pasillo encaminándome

hacia la puerta.

(Fujisan ruge y KAZE brama.)

Me desperté empapado en sudor, sintiendo un dolor enorme, pero me di

cuenta de que sólo había sido un mal sueño.

SAKURA.- ¡Terrible!

HANAMI.- Con la luz apagada, me dirigí hacia el salón. No me atreví a desco-

rrer las cortinas. Sentía demasiado miedo. Miedo de que no hubiera sido

un sueño, miedo de la posible realidad que me esperaba tras aquella tela

colgada de la ventana.

SAKURA.- ¡Qué sueño tan terrible!

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Page 50: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Conseguí tranquilizarme y encontré el valor suficiente para asomar-

me a través del cristal. Lo hice. (Pausa.) Todo era normal, como todas las

noches. Nada había cambiado. (Pausa.) A la mañana siguiente vine aquí,

a realizar mi keiko.

SAKURA.- ¡Horrible pesadilla! (Hacia HIJO.) ¡Niño!

HIJO.- (Sin ilusión.) Las hojas me dicen

que piensas en mí.

Muestran su envés

-ligeras golondrinas-

y sonríe el rocío.

Las nubes se agitan

bailando tifones.

En la noche negra

-terrosa y húmeda-

de la lombriz.

La tierra tiembla

un instante fugaz.

Despiertan las mantis

-erguidas y nuevas-

hablando de ti.

Las hojas me dicen

me dicen de ti.

SAKURA.- ¡Qué rica, la criatura! (Se le cae el otro ojo.) ¡Ay de mí! Se me ha

caído otro pétalo.

HANAMI.- Crecerá, siempre crece.

SAKURA.- Kaze, apiádate de mí.

HANAMI.- Nunca lo hará. Esperará el momento exacto y volverá a hacerlo.

Jamás nos dejará en paz.

SAKURA.- ¿De quién habla? ¿De Kaze?

HANAMI.- De nuestro yo.

SAKURA.- ¿Qué voy a hacer ahora?

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Page 51: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Lo que has hecho siempre. Hablar con alguien o algo que hayas

ideado...

(Pausa.)

Recuerda, Sakura, recuerda. La diferencia entre nosotros es que yo no

soy consciente de que... en cambio tú, sí lo eres... y ahí radica tu deses-

peración.

(SAKURA se acerca a él y HANAMI toma en su mano el ojo de la geisha.)

SAKURA.- (Aturdida.) ¿Se me había caído?

HANAMI.- Hai.

(Pausa.)

¿Te importa que lo guarde?

SAKURA.- Tráteme de usted, por favor, como siempre.

(Pausa.)

HANAMI.- Tiene un color muy bonito.

SAKURA.- Hai.

(Pausa.)

HANAMI.- Volverá a crecer.

SAKURA.- Arigatō.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Por qué está triste? Estoy hablando con usted.

SAKURA.- Iie.

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Page 52: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(Pausa.)

HANAMI.- (Triste.) Antes... bueno... quería contarle...

SAKURA.- ¿Contarme?

HANAMI.- Sí, contarle...

SAKURA.- Lo del sueño.

HANAMI.- ¿Sumimasen?

SAKURA.- El sueño.

(Pausa.)

HANAMI.- (Derrotado.) Las semi enmudecieron.

SAKURA.- No entiendo...

HANAMI.- Aquella noche, cuando desperté empapado en sudor, no puede es-

cuchar a las semi.

SAKURA.- (Con nerviosismo.) Haría mucho frío.

HANAMI.- El calor era sofocante.

SAKURA.- Sería muy tarde.

HANAMI.- Lo era, pero en verano las semi no entienden si es de noche o de

día, Sakura, cantan por el calor.

SAKURA.- (Muy nerviosa.) No sería tan sofocante.

(Pausa.)

Cantarían en voz queda, tan sigilosamente que apenas pudo oírlas.

(Pausa.)

HANAMI.- Enmudecieron.

SAKURA.- Cuénteme la historia.

HANAMI.- La he contado muchas veces.

SAKURA.- (Sin escuchar.) La de su abuelo en la montaña.

HANAMI.- La sabe de memoria.

SAKURA.- No se enfade conmigo y cuénteme.

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Page 53: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

HANAMI.- Cada año...

SAKURA.- Sí, dígame, dígame... y que respiren las alondras.

HANAMI.- Se repite el mismo instante agotador.

SAKURA.- ¡Ah!

(HANAMI se derrumba, le estalla la cabeza y grita. SAKURA, en cambio,

habla como si nada diferente pasara, manteniendo el diálogo de siempre,

imaginando las respuestas que recibe de HANAMI.)

HANAMI.- Ya no puedo hablar más.

SAKURA.- Sabía que me lo pediría.

HANAMI.- Las semi enmudecieron.

SAKURA.- ¡Ah!

HANAMI.- No fue un sueño.

SAKURA.- ¿Vocablos que apenas comprende?

HANAMI.- ¡No fue un sueño!

SAKURA.- Sin embargo... hace como que me escucha...

HANAMI.- Me desperté, (llora) pero no fue un sueño.

SAKURA.- Pero no comprende.

HANAMI.- Abrí las cortinas...

SAKURA.- Entonces... ¿por qué hablamos? Váyase.

HANAMI.- Encontré el valor...

SAKURA.- Váyase, váyase.

HANAMI.- Enmudecieron.

SAKURA.- Mi querido samurái, estaba bromeando. (Coqueteando.) Sabe lo

mucho que me agrada su compañía. (En un aparte.)

Te amaré sin tregua,

hasta que el posible

odio resentido,

invada mi dolor.

Te amaré con duelo,

hasta que la noche

húmeda de pena,

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desgarre mi candor.

(Ambos quedan en silencio.)

MADRE.- Cariño, no has comido nada.

PADRE.- No tengo apetito.

MADRE.- Yo, tampoco.

HIJO.- Ci.: ¿Por qué no nos vamos? No tengo hambre. Cd.: Ni yo.

MADRE.- Deberíamos volver.

PADRE.- Sí, volvamos.

(Ninguno se mueve.)

MADRE.- Cariño, ¿y si nos mudamos?

PADRE.- ¿Otra vez?

MADRE.- Cariño, ¿llevamos demasiado tiempo en este lugar?

PADRE.- Lo sé, pero no podemos ir a ningún otro sitio.

MADRE.- Podríamos intentar volver.

PADRE.- Olvídalo.

HIJO.- ¡Qué bien, mami! ¡Volvamos! Cd.: Si regresamos, podremos ser felices

otra vez. Ci.: Y yo prometo estudiar mucho. Por fa’ mami, volvamos.

MADRE.- Padre, ¿volvemos?

PADRE.- ¿Es que ya no lo recuerdas?

MADRE.- ¿El seísmo?

PADRE.- Sí.

MADRE.- Pero... quizá ahora podamos empezar de nuevo.

PADRE.- Las semi enmudecieron.

HIJO.- ¡No importa!

MADRE.- ¡Otra vez! (Abraza a HIJO.)

PADRE.- (En voz baja.) Lo hemos intentado muchas veces, Madre, y no fue

posible.

MADRE.- Pero esta ocasión es diferente, lo sé.

PADRE.- Estamos perdidos, Madre.

HIJO.- Cd.: ¿Lo estamos? Ci.: Por fa’, mami.

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MADRE.- (Conciliadora.) ¡Cabezas, cabezas!

PADRE.- (Triste.) Las semi enmudecieron.

(La familia queda inmóvil.)

HANAMI.- Recorriendo los parajes...

SAKURA.- Como tantas otras veces...

HANAMI.- Poderosa se hallaba...

SAKURA.- Con la fuerza de siempre.

HANAMI.- Pese a las adversidades...

SAKURA.- Su corazón surcaba...

HANAMI.- Senderos poderosos que...

SAKURA.- Contratiempos le acechaban.

HANAMI.- Cerca de él en la distancia...

SAKURA.- Viendo sus ojos sinceros...

HANAMI.- Miraba amistad ansiada...

SAKURA.- Para abrazos amigos dar.

HANAMI.- ¡Ver su sonrisa!, y que ella...

SAKURA.- Sosegara al águila...

HANAMI.- Volando hacia su encuentro...

SAKURA.- Con una rama de sauce.

HANAMI.- Rozar su cuerpo caliente...

SAKURA.- Sin percatarse en sus manos...

HANAMI.- Regresar al alba riendo...

SAKURA.- Henchida de felicidad.

(Pausa.)

HANAMI.- ¿Quiere casarse conmigo?

SAKURA.- Está fuera de nuestra capacidad.

HANAMI.- Si queremos, tal vez podamos.

SAKURA.- ¿Y soñar de nuevo?

(Pausa.)

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HANAMI.- Sin temor.

SAKURA.- Será falso.

HANAMI.- ¿Existe la verdad?

SAKURA.- (Triste.) El terremoto, usted me lo recordó.

HANAMI.- ¿Cree que esta vida es mejor?

SAKURA.- Es la que tenemos.

HANAMI.- Prefiero no tenerla.

(Pausa.)

SAKURA.- ¿Usted cree que nos dejarán?

HANAMI.- ¿Nuestras cabezas?

SAKURA.- Sí.

HANAMI.- ¿Qué más daño pueden hacernos? (Besa a SAKURA.)

(KAZE brama y Fujisan expulsa lava.)

SAKURA.- Lo siento muchísimo.

(Pausa.)

HANAMI.- Es antiguo...

SAKURA.- Y nadie lo resuelve...

HANAMI.- El de ellos, el nuestro...

SAKURA.- Acercan diferencias.

HANAMI.- Parece distinta...

SAKURA.- Así se nos muestra...

HANAMI.- Mas no es cierta...

SAKURA.- La controversia.

HANAMI.- Ideal inalcanzado...

SAKURA.- Del engaño...

HANAMI.- Finge amor veraz...

SAKURA.- En su porfía.

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HANAMI.- No lo siente...

SAKURA.- Y lo demuestra...

HANAMI.- Ocultándose...

SAKURA.- En palabras huecas.

HANAMI.- Es nuevo...

SAKURA.- Y a nadie le interesa...

HANAMI.- Quizá él la posea...

SAKURA.- Cuando fallezca.

(Pausa.)

¿Le importaría besarme otra vez?

(Se besan.)

HANAMI.- Amor, divina y perversa estación,

madeja invisible, impúdico resquicio.

Antítesis burlona, melancolía,

estado apoderado sin reflexión.

SAKURA.- Amor, arpía ingrata que defeca

raíces en las entrañas de la suerte.

Inmadura estatua sin nombre

en fronteras coloreadas.

HANAMI.- Amor, consumidor ávido de razón,

meditador confeso y desmedido.

Agónica llamarada que reaviva

brasas incandescentes.

SAKURA.- Amor, titiritero soñador,

nube blanca, ingrávida y turgente.

Viendo sin mirar escuchas

la defensa desnuda.

HANAMI.- Amor, veneno ensangrentado

que da vida a la muerte.

Confusión perpetua,

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alborotada locura plateada.

(Pausa.)

SAKURA.- Cuando era niña, estudiaba ikebana.

HANAMI.- Debe ser muy relajante.

SAKURA.- Equilibrar los elementos era lo más complicado.

HANAMI.- Hasta el infinito.

SAKURA.- ¿Cómo?

HANAMI.- Podemos ir hasta el infinito para renacer.

SAKURA.- No se me daba bien el arreglo floral.

HANAMI.- ¿Rompemos nuestros esquemas?

SAKURA.- ¿Arriesgándolo todo?

HANAMI.- Hasta el falso aire que respiramos.

(KAZE sopla con fuerza.)

SAKURA.- Tal vez pueda renacer de verdad, en un árbol real. (Se le cae un

brazo.)

(KAZE ríe.)

Me da igual.

HANAMI.- Nuestro tiempo vuelve a agotarse.

SAKURA.- (Juguetona.) Esta vez no, tengo un arma secreta. Pero necesito su

ayuda.

HANAMI.- ¿Un arma secreta? ¡Um! Sakura...

SAKURA.- Aquí, detrás de mí, oculto tras las ramas. Cójalo.

HANAMI.- ¿Aquí, detrás?

SAKURA.- Cójalo, cójalo y disfrutemos.

HANAMI.- Pero...

SAKURA.- ¡No sea niño!

HANAMI.- ¿Sake?

SAKURA.- ¡Sake!

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HANAMI.- Esto no está bien.

(HANAMI sirve el sake, coge el otro brazo de la geisha y tira de él. KAZE

sopla, terriblemente enfadado.)

SAKURA.- (Alegre.) Amanecer de ceremonia

en una tasca pendenciera

lejos ya de su colonia

bebe ron la cantinera.

Ojos que sorprenden pellizcos

radiando luz de primaveras

comprensión mortal de estíos

que enarbola sus caderas.

Música, botellas y danza

furtiva tríada indecora

por cordura y por dureza

corazón de arrobadora.

Con su sonrisa guayabera

envía lejos la nostalgia

aviva dentro la fiera

despertando su letargia.

Ambiciona matar su ausencia

en el fragor de la taberna

la escasez de su decencia

reflejada en la lucerna.

(KAZE ruge.)

Ya no puedes dañarme, Kaze vengativo. Nada más puedes tomar de mí.

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(KAZE silba.)

HANAMI.- Hábleme de usted, de sus maridos.

SAKURA.- No hay mucho que contar.

HANAMI.- Lo que quiera decir será suficiente.

(Pausa.)

SAKURA.- Tengo sed.

(HANAMI le da de beber.)

Me abandonaron.

HANAMI.- ¿Los tres?

SAKURA.- Los tres.

HANAMI.- Lo siento.

SAKURA.- Yo, más...

HANAMI.- Entiendo.

SAKURA.- No fui una buena esposa.

HANAMI.- ¿En qué sentido?

SAKURA.- Mi aroma se apagó rápidamente y buscaron más allá del valle.

HANAMI.- No lo comprendo.

(Pausa.)

Cásese conmigo.

SAKURA.- ¿Me abandonará?

HANAMI.- Intentaré no hacerlo.

SAKURA.- Es un buen comienzo.

(Pausa.)

HANAMI.- Es más que eso.

SAKURA.- ¿Qué es?

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HANAMI.- Una promesa, un canto, un cuento, un deseo...

SAKURA.- ¿Y si pierdo mi aroma?

HANAMI.- Esperaré.

SAKURA.- Como siempre ha hecho.

HANAMI.- Es lo único que sé hacer.

(Pausa.)

Lo único que quiero hacer.

(Pausa.)

Lo único que puedo hacer.

SAKURA.- No es demasiado alentador, pero es más de lo que puedo imaginar.

Tutéame.

(Pausa.)

HANAMI.- Espero no morir antes.

SAKURA.- ¿Antes de que me marchite?

HANAMI.- Antes de que me ahogues. (Bebe.)

(Pausa.)

SAKURA.- ¿Quiere tomar un baño?

(SAKURA se hace a un lado dejando espacio para el samurái.)

HANAMI.- Entonces...

SAKURA.- Nos casamos.

HANAMI.- ¿Brindamos?

SAKURA.- (Bromeando.) ¿Con qué pétalo?

(Pausa.)

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HANAMI.- ¡Ejem!

SAKURA.- ¿Disculpe?

HANAMI.- Tutéame.

SAKURA.- ¿Estuviste casado?

HANAMI.- Nunca, y ¿tú?

SAKURA.- Tampoco.

HANAMI.- Nuestra primera vez.

SAKURA.- Y la última.

HANAMI.- La última.

(Pausa.)

SAKURA.- ¿Quieres ahogarte conmigo?

HANAMI.- ¿Será doloroso?

SAKURA.- El dolor no existe.

HANAMI.- Lo había olvidado.

SAKURA.- ¿Nos ahogamos?

(KAZE brama.)

HANAMI.- Bésame.

(No se besan.)

SAKURA.- ¿Te he dicho que te quiero?

HANAMI.- ¿Me quieres?

SAKURA.- No.

(Pausa.)

¿Me quieres?

HANAMI.- No.

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Page 63: La mujer Sakura - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

(Pausa.)

SAKURA.- Perfecto.

(HANAMI y SAKURA se van hundiendo en las aguas del onsen mientras

la familia se acerca a mirar. El sol se apaga y en la terrible oscuridad, se

escucha la voz de HIJO que pregunta: «¿Adónde han ido?» MADRE res-

ponde: «Volverán.» KAZE ruge y de nuevo vuelve a brillar el sol. La situa-

ción es idéntica a la del comienzo de Primer Acto.)

SAKURA.- (Suspirando.) Tsumaranai.

Fin

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