la montaña que bajó a la ciudad. el carmel i barcelona. bru rovira 14-6-1992

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8 LA VANGUARDIA DOMINGO. 14JUNIO 1992 BARCELONA CIUDAD La montaña que bajó a la ciudad El Carmel dio los brazos que levantaron los andamios de la granBarcelona BRt’ ROVIRA (Ieto) .JORDI BEl VER (fotos) os turistas que visitan Bar— L celona suelen tener en el parquc GiJeIl su última pa rada cii la ascensión hacia la calina peladadel monte Carniel, como si más allá de las fantasías arquitectó ;iicasdeAntoni Gaudí laciudad vanotuvicra nada queenseñarles. Tampoco los barceloneses gustande aven turarse a subir por la serpenteada carretera, son muchos losque se han conformado con saber, gracias a Juan Marsé. quepor allí solía bajar —dando gas a rondo yen una moto roba da—un tal Pijoaparte. y que. “en losaños del estómago vacio y el piojo verde”. se veían a menudo “cometasde brillantes coloresen el azul del cielo, estremecidas por el viento, aso mando por encimade la cumbre igual quees cudosque anunciaran un sueño guerrero”. Poco o nada se sabe del Carmel ‘. sin em bargo. nuncapodrá entenderse esta Barcelona de la euforia sin adenirarse en la vida deaque llas calles empinadas, y en las historias de aquellasgentes queun día llegaron a la ciudad huyendo del hambres’ de la posguerra. De la montaña pelada, al igual quede toda la periferia barcelonesa. venian losbrazosque hicieron funcionar la industria—Seat. la Ma quinista, Pegaso— o levantaronlos andamios que enriquecieron a los constructores locales y dieron fisonomia —la más gris, la más mise rable a la Barcelona de la especulación. “A las cuatro y media de la mañana—nos cuenta Paco— las faldas de la montaña pare cían un hormiguero: era impresionante ver cómo los trabajadores descendianhacia la ciudad con sus ztirroncs y fiambreras para ira currar a las fábricas y a lasobras.” ¿No tenían transporte? —El primer autobús subió en 1974! Y éramos más de treinta mil personas viviendo allí. De la montaña peladavenían también las “minoues” que ayudaron a subir a las bur guesas familias numerosasdel Eixample. y enseñaron a muchos de ellos que con un ajo frito y majado. niigasdepan. tomate y cebolla se conseguia un plato “fresquico” superior. Una torre en Los (‘añones p aco. PacoGonzález. vivió durante veinticinco años en unabarraca de Los Cañones. quees comosecono cia la zona de barracas del Turó de la Rovira. Su historia tieneinterés: —So’ de •iuaga (Extremadura).Llegamos a Barcelonasiguiendo los pasosde tuia tía nuestra que nosacogió en su casa. .&l poco. a mi me llaman a lilas y mientras estoy en el ejército laseñoraIsabel. mi madre.meexplica en sus cartasque estánconstruyendouna to rre. Termino la “mili” y un día llego a la esta ción de Francia. Cogemosel 24 hasta San llehy. “‘Dónde está la torre?”. “Tú espera un poco”, nc dice mr madre. Y empezamos a ca minar, a subir por un camino de cabras, hasta que llegamos a lo alto del Ttiró de la Rovira. 1lií. encima de una plataforma.aprosechan do las paredes del húnker de los cañones las defensas antiaéreas republicanas—, allí estaba “la torre”: una barracade 35 metros,sin luz. sin agua, sin lavabo... Paco recuerda cómo pocoa pocofueronha bilitando ‘la torre”, cómo primero tenianque ir a cogerel aguaa la t’uente. con intermina bies colas de cuatrohoras, cargando el líquido en barreñosy subiéndolo las mujeres - por las empinadas cuestas: cómo hacíanlasnece sidadesen elcampoyellos mismostenianque ir removiendo las zanjas:cómo se pasó del candil de aceiteal carburo, y del butano a la luz eléctrica. —(‘ada fin de semana nos dedicábamosa arreglar la barraca. Yo el-co que losbarraquis tas hemos sido los pioneros del bricolaje. En estas laderas del Carmelllegaron a vivir más de dos mil familias repartidas entre Mariá Lavernia —Los Cañones . Ramon Ca- sellas —El Santo— y Francisco .-legre El Hoyo. Hoy ya no quedanbarracas, aunque no fue hasta 1990cuando se derribó la última. La montaña pelada se está repoblando según parece. al Carmel lo pelaronlos barceloneses para ahastecerse de leñadurante la guerra—.’ resulta impresionante pasearse por este in menso proyecto de parque. desdeel cual se disfruta indiscutiblementede la mejor vista de la ciudad: una panorámica que va desde el delta del Besósal del Llobregat. peroque tiene una familiaridad y una proximidad que no se dan desde el Tihidaho. Cristóbal nos acompaña por elcamino que SOBRE UN BÚNKER. Cristóbal poseo por lo que IL’e Su b:rroi a cii [-asCañones,- c-nlo ciudad al tondo LAS EMPINADAS CALLESRESUMEN LA HISTORIA DE LAS GENTES QUE UN DÍA LLEGARON A LA CIUDAD HUYENDO DEL HAMBRE atravesaráel futuro parquedeis TresTurons.

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Article sobre el barri del Carmel i la seva gent que vivia a les barraques i que va contribuir a fer la Barcelona moderna. Crònica de Bru Rovira publicada a La Vanguardia el 14 de juny de 1992.

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  • 8 LA VANGUARDIA DOMINGO. 14JUNIO 1992BARCELONA

    CIUDAD

    La montaa que baj a la ciudadEl Carmel dio los brazos que levantaron los andamios de la gran Barcelona

    BRt ROVIRA (Ieto)

    .JORDI BEl VER (fotos)

    os turistas que visitan BarL celona suelen tener en elparquc GiJeIl su ltima parada cii la ascensin haciala calina pelada del monteCarniel, como si ms allde las fantasas arquitect

    ;iicasdeAntoni Gaud la ciudad vanotuvicranada que ensearles.

    Tampoco los barceloneses gustan de aventurarse a subir por la serpenteada carretera, son muchos los que se han conformado consaber, gracias a Juan Mars. que por all solabajar dando gas a rondo yen una moto robada un tal Pijoaparte. y que. en los aos delestmago vacio y el piojo verde. se vean amenudo cometas de brillantes colores en elazul del cielo, estremecidas por el viento, asomando por encima de la cumbre igual que escudosque anunciaran un sueo guerrero.

    Poco o nada se sabe del Carmel . sin embargo. nunca podr entenderse esta Barcelonade la euforia sin adenirarse en la vida de aquellas calles empinadas, y en las historias deaquellasgentes que un da llegaron a la ciudadhuyendo del hambres de la posguerra.

    De la montaa pelada, al igual que de todala periferia barcelonesa. venian los brazosquehicieron funcionar la industriaSeat. la Maquinista, Pegaso o levantaron los andamiosque enriquecieron a los constructores localesy dieron fisonomia la ms gris, la ms miserable a la Barcelona de la especulacin.

    A las cuatro y media de la maana noscuenta Paco las faldas de la montaa parecan un hormiguero: era impresionante vercmo los trabajadores descendian hacia laciudad con sus ztirroncs y fiambreras para iracurrar a las fbricas y a las obras.

    No tenan transporte?El primer autobs subi en 1974! Y

    ramos ms de treinta mil personas viviendoall.

    De la montaa pelada venan tambin lasminoues que ayudaron a subir a las burguesas familias numerosas del Eixample. yensearon a muchos de ellos que con un ajofrito y majado. niigas de pan. tomate y cebollase conseguia un plato fresquico superior.

    Una torre en Los (aones

    p aco. Paco Gonzlez. vivi duranteveinticinco aos en una barraca deLos Caones. que es comoseconocia la zona de barracas del Tur de

    la Rovira.Su historia tiene inters:So de iuaga (Extremadura). Llegamos

    a Barcelona siguiendo los pasos de tuia tanuestra que nos acogi en su casa. .&l poco. ami me llaman a lilas y mientras estoy en elejrcito laseora Isabel. mi madre. meexplicaen sus cartas que estn construyendo una torre. Termino la mili y un da llego a la estacin de Francia. Cogemos el 24 hasta Sanllehy. Dnde est la torre?. T espera unpoco, nc dice mr madre. Y empezamos a caminar, a subir por un camino de cabras, hastaque llegamos a lo alto del Ttir de la Rovira.

    1li. encima de una plataforma. apros echando las paredes del hnker de los caones lasdefensas antiareas republicanas, all estabala torre: una barraca de 35 metros, sin luz.sin agua, sin lavabo...

    Paco recuerda cmo poco a poco fueron habilitando la torre, cmo primero tenian queir a coger el agua a la tuente. con interminabies colas de cuatro horas, cargando el lquidoen barreos y subindolo las mujeres - porlas empinadas cuestas: cmo hacan las necesidades en el campo yellos mismos tenian queir removiendo las zanjas: cmo se pas delcandil de aceite al carburo, y del butano a laluz elctrica.

    (ada fin de semana nos dedicbamos aarreglar la barraca. Yo el-co que los barraquistas hemos sido los pioneros del bricolaje.

    En estas laderas del Carmel llegaron a vivirms de dos mil familias repartidas entreMari Lavernia Los Caones . Ramon Ca-sellas El Santo y Francisco .-legre ElHoyo.

    Hoy ya no quedan barracas, aunque no fuehasta 1990 cuando se derrib la ltima. Lamontaa pelada se est repoblando segnparece. al Carmel lo pelaron los barcelonesespara ahastecerse de lea durante la guerra.resulta impresionante pasearse por este inmenso proyecto de parque. desde el cual sedisfruta indiscutiblemente de la mejor vistade la ciudad: una panormica que va desde eldelta del Bessal del Llobregat. pero que tieneuna familiaridad y una proximidad que no sedan desde el Tihidaho.

    Cristbal nos acompaa por el camino que

    SOBRE UN BNKER. Cristbal poseo por lo que ILe Su b:rroi a cii [-as Caones,- c-nlo ciudad al tondo

    LAS EMPINADASCALLES RESUMEN LA

    HISTORIA DE LASGENTES QUE UN DA

    LLEGARON A LACIUDAD HUYENDO

    DEL HAMBRE

    atravesar el futuro parque deis Tres Turons.

  • DOMINGO, 14JUNIO 1992 LA VANGUARDIA 9

    uniendo el parque Geli con el parque del

    F Guinard. Enfilamos la calle Gran Vista ycruzarnos el estrenado puente de la calleMhlberg, una enorme construccin militarde 54 metros que se levanta colosal sobre lacantera de Can Bar.

    Cristbal naci en las barracas de Los Caones, y pas su adolescencia bailando en elbar Tatachn, junto a la torre donde Marssitu al perista que le compraba las motos robadas al Pijoaparte. Cristbal sube a grandeszancadas por el monte.

    Hasta serpientes haba.No ser tanto.Pues una noche a la Juana, que acababa de

    parir, una serpiente se lebebi toda la leche.Cristbal se baaba con sus amigos barra-

    quistas en los enormes depsitos de la compaa de aguas, una construccin de 1870 que,segn Josep Maria Huertas y Jaume Fabre, almacenaba agua de la riera de Argentona.

    Jugbamos al ftbol sobre el depsito y, sila puerta estaba abierta, luego nos echbamosal agua.

    En verano bajaban caminando hasta lasplayas de la Barceloneta, yen el Apolo se compraban un merengue as de grande.

    Cristbal nos ensea lo que queda de subarraca.

    Aqu estaba la habitacin de mis padres,aqu la sala... explica pasendose por encimade lo que queda de las paredes de su infancia,recortando su silueta en el horizonte como silevitara por encima de la ciudad.

    ,Cu1 era el da ms hermoso del ao?La noche de San Juan... hostia, la noche

    de San Juan! Todo se llenaba de hogueras, delucecitas. Pareca que estuvieras en el cielo!

    Luchas de barrioD e vuelta hacia el centro social Ramon Casellas, nos paramos en lachurrera que hay al final de la carretera del Carmel. Es difcil ima

    ginarse el barrio sin esta churrera. Virtudesnos cuenta que su suegro empez a hacer loschurros en la barraca.

    Iba a comprar lea a la calle Sardenya y lasuba caminando.

    Recuerdo dice Paco que todas las maanas se acercaba hasta Los Caones con uncapazo de churros.

    Encontramos a Custodia Moreno.No ha habido lucha en el Carmel en la que

    no haya participado Custodia. Y han sido muchas luchas, porque nunca nadie les ha dadonada sin que antes hubieran montado algo.Por no darles, estuvieron ms de veinte aos

    sin un mdico, sinescuelas pblicas, sin transporte pblico, sin alcantarillas, sin luz.

    La lucha por la escuela pblica Tramontana fue una de las ms sonadas del franquismo.

    Paco la vivi desde el mirador privilegiadode su barraca:

    Los maestros y padres se encerraron. Losgrises los tenan rodeados para que nadie leshiciera llegar comida. Yo estaba arriba, enLos Caones, con mi radio que coga la de lapoli. 4Qu hacemos?, preguntaban lospolis. Carguen, les ordenaban. Entoncesnosotros les tirbamos piedras desde las barracas y aprovechando la confusin la gentelanzaba la comida a los de la escuela.

    La llegadaE el centro social Ramon Casellaslos parroquianos cuentan historiasde su infancia. Del tren el sevilla-

    no con el que llegaban a la esta-cin de Frana; del Grabao, un guardia queseleccionaba a los emigrantes y a los que te-nan mala suerte los mandaba a misiones,un pabelln de Montjuk; de cmo tenan queconstruir las barracas de noche para escaquearse de la piqueta ,recuerdan la pelculaLa piel quemada?; del cabrito del Mensa ysu brigada de picos que venan a derribar lasbarracas en 1949 el Ayuntamiento cre el-servicio de Represin del Barraquismo; decmo funcionaba la picaresca y algunos ven-dan trozos de su vivienda a los recin llega-dos; de cmo muchos de los que llegaron durante los aos cuarenta venan huyendo de larepresin con la que los franquistas se cebaI.on en los pueblos del sur.

    Pero fueron tiempos hermosos dice Mar-tn Muoz. Siempre en la calle,jugando a lascanicas, al churro media manga mangotero...

    El SantoE la plaza Ramoii Casellas, de todoaquello slo queda la gente y ElSanto. El Santo sigue presidiendo la vida de los vecinos. aunque ya

    no viven en barracas, sino que ocupan unosherniosos pisos dplex de fachada verde.

    El Santo, que en realidad es un Sagrado Corazn, est ahora algo desmejorado se le haroto una mano, aunque nunca le faltan susflores y algunos hombres siguen besndole antes de ir a trabajar.

    Quien lo ha cuidado siempre es Paco Sn- chez.

    Nos lo regal el cura del Cottolengo paraque no nos tiraran las barracas. El cura y losbalTaquistas nos pusimos detrs del santo ylos picos se fueron. Yo lo pinto, lo restauro,aunque una vez que me descuid me le pintaron el pelo de rubio y los ojos azules. El pobrepareca un mariquita.

    Paco recuerda cuando iban al Cottolengo.Nos daban pan con chocolate. Y, luego,

    claro, catequesis.A veces bajaba hasta el centro falangista de

    la Verge de Montserrat, donde tambin daban-merienda, o se iba hasta el centro Requet dela calle Jonqueras.

    El hambre lo explica todQdice. y aade:Vaya historia, la ma...Tena cinco aos cuando su madre lleg en

    el suvillano. Fueron caminando desde la estacin de Frana hasta Gav. pero all no lesquisieron y entonces volvieron a la ciudad ysubieron hasta la montaa. Su mam (unaviuda de treinta aos) y cuatro hermanos. Su -primera barraca la fueron construyendo pocoa poco.

    Todas la semanas compibamos una cajade huevos. Una caja de ocho tablas de madera, que clavbamos sustituyendo el plstico yel papel.

    Paco era de los que hacan volar las cometasde Mars.

    Las hacamos con papeles viejos y panmojado.

    Se levantaban por encima de la montaapelada, cerca del cielo. Suban y paseen. Es lamejor vista de la ciudad.

    Y escuchen. Son las mejores historias..

    DPLEX. Confortables dplex ocupan hoy el lugar de las barracas de El Santo

    LA CALLE. a calle sigue siendo el lugar de reunin y juego del barrio

    EL SANTO. Paco Snchez cuida El Santo que an preside la plaza Ramon Csellas