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  • 7/24/2019 La memoria del exilio a travs del cmic. Un largo silencio, El arte de volar y Los surcos del azar.

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    CuCo, Cuadernos de cmic nmero 4. Septiembre de 2015 CuCoEstudio 7

    La memoria del exilio a travs del cmic.

    Un largo silencio, El arte de volaryLos surcos del azar

    D F A

    Licenciado en Humanidades por la Universitat Pompeu Fabra en la especialidad de His-toria, realiz un Posgrado en Sociedades Africanas y Desarrollo en el mismo centro. Ac-tualmente est cursando un mster en Historia Contempornea en la UNED. Profesor de

    educacin secundaria desde el ao 2010, ha impartido diversas asignaturas en los campos delas ciencias sociales y de las lenguas, tratando de incluir el cmic como herramienta didc-tica. En septiembre de 2014 cre el blog sobre cmics histricos Historia y cmic. Aprenderhistoria leyendo cmics, en el que ha reseado ms de sesenta obras y ha creado una decena demateriales didcticos para el uso del cmic en el aula.

    Fecha de recepcin:14 de marzo de 2015

    Fecha de aceptacin definitiva:24 de abril de 2015

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    8CuCo, Cuadernos de cmicnmero 4. Septiembre de 2015 CuCoEstudio

    La memoria del exilio a travs del cmic

    Resumen

    El presente estudio trata de analizar la relacin entre el cmic y el pasado y su validez comomedio de recuperacin de la memoria histrica. Se centra en un acontecimiento histri-co concreto: el exilio espaol a Francia tras la guerra civil. Para ello se han analizado tresobras: Un largo silencio, de Miguel Gallardo;El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim;

    y Los surcos del azar, de Paco Roca. Estas tres novelas grficas se acercan a la memoria detres formas diferentes y representan tres momentos distintos en la evolucin del cmic enEspaa en los ltimos veinte aos. A partir de la comparacin de las representaciones delexilio en estos cmics con las de fuentes histricas tradicionales, el estudio concluye que elcmic es una herramienta muy til en la labor de recuperacin de la memoria histrica queha existido en Espaa en los ltimos aos, ya que permite una representacin fidedigna del

    pasado y es accesible para el gran pblico.

    Palabras clave: Cmic, Historia, Memoria Histrica, Exilio, Representacin del pasado,Novela grfica.

    Abstract

    Tis study analyzes the contact between comic and the past and its validity as way of re-covering the historical memory. It is focused on an only historical event: the Spanish exile

    to France after the Civil War. In order to do it, three works have been analyzed: Un largosilencio, by Miguel Gallardo;El arte de volar,by Antonio Altarriba and Kim; and Los surcosdel azar, by Paco Roca. Tese three graphic novels make their approximation to memoryin three different ways and they show three distinct moments in the evolution of Spanishcomic during the last twenty years. By comparing the representations of the exile in thesecomics with those of some traditional historical sources, the study concludes that comicis a very useful tool to work on the recovery of historical memory in Spain, as it has beendone lately, because it allows truthful representations of the past and it is accessible for thegeneral public.

    Key words: Comic, History, Historical memory, Exile, Representation of the past, GraphicNovel.

    Cita Bibliogrfica

    F A, D. La memoria del exilio a travs del cmic. Un largo silencio,Elarte de volary Los surcos del azar, en CuCo, Cuadernos de cmicn. 4 (2015), pp. 7-33.

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    IntroduccinEn los ltimos aos, la recuperacin de la memoria histrica ha sido uno de los debatesms presentes en la sociedad espaola. Con la aprobacin en 2007 de la llamada Ley deMemoria Histrica1por parte del gobierno de Jos Luis Rodrguez Zapatero, esta cuestinse situ en el centro de la escena poltica. Ante la intransigencia de la derecha poltica ymeditica, liderada por el Partido Popular y sus medios afines, que afirmaban que esta leyreabra heridas;2muchas entidades e instituciones apostaron por tratar de reconstruir unpasado ocultado, en muchos casos, durante ms de setenta aos.

    Adems del espectacular aumento en el nmero de investigaciones histricas sobre la triadaguerra civil franquismo transicin, muchos han sido los especialistas que han reflexio-nado sobre el concepto de memoria y que han estudiado el caso espaol en comparacincon otros pases que han afrontado debates similares. Desde el mbito cultural, han sidomultitud los artistas que se han acercado a este tema: innumerables novelas han tratadode reconstruir la turbulenta poca de la guerra civil y de la posguerra; un gran nmero depelculas y diversas series de televisin han narrado diversas facetas de este periodo y, en losltimos quince aos, el cmic no ha sido ajeno a esta corriente.

    El exilio

    Durante la guerra civil espaola cientos de miles de espaoles tuvieron que dejar sus ho-gares para escapar del conflicto. A medida que la guerra se iba acercando a su fin, cada vezeran ms los desplazados que, en muchos casos, por miedo a represalias no podan volver asus casas. Con la cada de Barcelona a finales de enero de 1939, el flujo de desplazados, tantociviles como militares del ejrcito republicano derrotado que trataban de llegar a la fronterafrancesa, aument exponencialmente. Segn las cifras que maneja Genevive Dreyfus-Ar-mand, se llega, en efecto, a contabilizar la oleada migratoria en alrededor de medio milln

    de personas a comienzos de 1939.3

    1 LEY 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplan derechos y se establecen medidas enfavor de quienes padecieron persecucin o violencia durante la guerra civil y la dictadura. [En lnea] http://www.defensa.gob.es/memoriahistorica/pdf/Ley_52_de_26_dic.pdf2 Declaraciones de Mariano Rajoy en 2008: Abrir heridas del pasado no conduce a nada [En lnea] http://elpais.com/elpais/2008/09/02/actualidad/1220343425_850215.html. P, M. Qu problema tiene elPP con la memoria histrica? [En lnea] http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2014/09/04/que_proble-ma_tiene_con_memoria_historica_21127_1023.html3

    D-A, G.El exilio de los republicanos espaoles en Francia. De la guerra civil a la muerte de Fran-co. Barcelona. Crtica, 2000, p. 53.

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    En los ltimos aos diversas iniciativas han tratado de potenciar el estudio del exilio, larecuperacin de los emplazamientos de los campos de refugiados franceses como lugares dememoria y la publicacin de diversos libros impulsados directamente por las instituciones.Esta recuperacin del inters por el exilio, segn Alicia Alted proviene de la dcada de los80, cuando diversos jvenes investigadores empezaron a mostrar su inters por conocerlo que les ocurri a sus abuelos y a sus padres, [] por qu, en unos casos, fueron despus

    represaliados; por qu, en otros, tuvieron que expatriarse.4

    El reflejo del exilio en el cmic espaol y en concreto, en las obras analizadas en estetrabajo, se sita en el mismo plano, ya que en los casos de Miguel Gallardo y AntonioAltarriba, fueron sus padres los que se vieron obligados a emprender el camino del exi-lio. El desesperado cruce de los Pirineos, la llegada a los campos y el duro recibimientoen territorio francs conformaron una experiencia que dej una profunda huella en mi-les de espaoles, y los progenitores de Gallardo y de Altarriba fueron un claro ejemplode ello.

    Objetivos del estudio

    El presente trabajo de investigacin pretende estudiar si la novela grfica contempornea hasido un buen vehculo para dar visibilidad a un tema tan complejo como el exilio posteriora la guerra civil espaola. Mediante el anlisis del tratamiento de esta temtica en Un largosilencio,El arte de volary Los surcos del azar, intentar descubrir qu imagen trasladan delexilio y si esta visin coincide con las obras acadmicas de referencia que tratan este tema;para, de esta manera, dar respuesta a la cuestin inicial: la novela grfica es y ha sido una

    buena manera de recuperar la memoria sobre el exilio?

    Las fuentes: Un largo silencio, El arte de volaryLos surcos del azar

    En el panorama del cmic espaol contemporneo son diversas las obras que tratan la gue-rra civil y el franquismo. Muchas de ellas son muy interesantes y podran ser utilizadas enun trabajo de estas caractersticas. Por qu entonces limitar la seleccin a Un largo silencio,El arte de volary Los surcos del azar?

    En primer lugar porque las tres obras tienen una indudable calidad, hecho que ha sidoampliamente reconocido con numerosos premios y por el xito cosechado tanto entrela crtica como entre el pblico. En segundo lugar, porque las tres sirven para mostrar laevolucin del cmic espaol en los ltimos veinte aos. Miguel Gallardo public Un largosilencioen 1997 y no tuvo demasiado xito ni repercusin.5Ni el pblico ni el mercado semostraron preparados para la recepcin de una obra as, una novela grfica que trasladabaal formato cmic las memorias del padre del autor. Su posterior reedicin en 2012 tuvo

    4A, A.La voz de los vencidos. El exilio republicano de 1939. Madrid. Aguilar, 2005, p. 17.5

    P, P. Un silencio ms largo Disponible en lnea enhttp://pepoperez.blogspot.com.es/2012/04/un-largo-silencio-francisco-gallardo.html

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    una mucho mejor acogida, ya que inclus goz de una segunda edicin, hecho que de-muestra que el mercado del cmic espaol sufri una gran evolucin en la primera dcadadel siglo .

    La publicacin deEl arte de volar se produjo en 2009, en pleno apogeo de la novela grficaen Espaa. ras el xito deMauso de Perspolis, el cmic de Marjane Satrapi que narra su

    adolescencia en el Irn de la Revolucin Islmica, la obra de Altarriba y Kim consigui unasventas muy notables, hecho demostrado por sus mltiples reediciones tanto en la versin detapa dura como en la versin rstica. Adems, en otra prueba del cambio en la considera-cin social e institucional del cmic,El arte de volar obtuvo el Premio Nacional de Cmicdel ao 2009, premio instaurado en 2007.

    Por ltimo, Los surcos del azar fue publicado en 2013 y cosech un gran xito, como de-muestra que en poco ms de un ao ha sido reeditado tres veces, ya que Paco Roca se habaconvertido en una celebridad cultural que trascenda el mundo del cmic gracias al especta-cular xito deArrugas, su novela grfica sobre el Alzheimer que fue premiada con el Premio

    Nacional de Cmic en 2008, y de su adaptacin al cine de animacin. Paco Roca tambinpublicaba sus vietas semanalmente en el peridico El Pas,6 y por tanto, era una figuraque gozaba de un reconocimiento general. El conjunto de las tres novelas grficas permiteobservar la evolucin del mercado del cmic en Espaa en los ltimos veinte aos, y esespecialmente vlido para conocer cmo este ha alcanzado una posicin de respetabilidadcultural desconocida a inicios de los aos 90.

    Otro aspecto importante es que las tres utilizan recursos diferentes para construir sus histo-rias: Gallardo transcribe directamente las memorias de su padre y adapta al cmic algunas

    escenas; Antonio Altarriba se basa en las memorias de su padre para crear el argumento dela novela grfica, narrando los hechos en primera persona como si el narrador fuera su pa-dre; y finalmente, Paco Roca crea una ficcin en la que l es un personaje de la novela grficaque viaja a Francia para investigar sobre la Nueve, la compaa del ejrcito de la FranciaLibre formada mayoritariamente por republicanos espaoles, y all crea un personaje que esquin narra sus andanzas como si fueran los recuerdos reales de uno de los protagonistas delrelato. res maneras diferentes de recuperar la memoria histrica, hecho que hace tremen-damente inspirador el anlisis combinado de estas obras.

    Cmic e historiaLa relacin entre el cmic y la historia ha empezado a ser estudiada en los ltimos tiempos,aunque an hoy en da son muy pocas las obras publicadas sobre el contacto entre estos doscampos. La reciente obra de scar Gual Boronat Vietas de posguerra. Los cmics como fuentepara el estudio de la historia7es la que con ms rigor ha tratado de establecer las conexionesentre cmic e historia. Lo ms interesante del libro de Gual es su intento de establecer un

    6 Vietas disponibles en lnea en http://elpais.com/autor/paco_roca/a/7

    G, O. Vietas de posguerra. Los cmics como fuente para el estudio de la historia. Valencia. Universitatde Valencia, 2013.

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    mtodo, aplicable por cualquier historiador, para el anlisis histrico de un cmic. Para ello,y despus de una amplia introduccin terica sobre los elementos que conforman un cmicy sobre la historia de este medio, Gual analiza dos obras de las que extrae valiosa informa-cin sobre el periodo franquista: Roberto Alczar y PedrnyEl guerrero del antifaz.

    Aunque el enfoque del presente estudio es el inverso, ya que se analizarn obras recientes

    que tratan el exilio, y no obras coetneas al exilio, como hace Gual en su trabajo, el mtodoque el investigador valenciano establece es muy atractivo. Establece el cmic como fuentehistrica, con el mismo valor que cualquier otra en otro formato, ya que tras un correctoanlisis de la obra, esta transmite una gran cantidad de informacin sobre el periodo en quefue creada y publicada.

    Un acercamiento distinto a las relaciones entre cmic e historia es el libro de Sergi Vich Lahistoria en los cmics, de 1997, en que el autor trata de hacer un catlogo de cmics que tratantemas histricos y analiza la veracidad de las representaciones del pasado presentes en ellos.

    Sobre la historia del cmic s que existen diversas obras de calidad contrastada, como la deGerardo Vilches Breve historia del cmic, de 2014, muy til para el lector no iniciado paratener una panormica global del medio, o Roberto Bartual, Narraciones grficas. Del cdicemedieval al cmic, ms centrada en la evolucin de la imagen como medio narrativo, aunquecon reflexiones muy potentes sobre los orgenes del cmic. Estas obras, ms recientes quela de Altarriba La Espaa del tebeo (1940-2000), permiten analizar la evolucin del cmicen los ltimos aos y la aparicin de la novela grfica, en la que se enmarcan las tres obrasestudiadas.

    Los aos 80 son claves para comprender el cambio en la consideracin del cmic comoobjeto cultural. En esta dcada aparecieron tres cmics que transformaron el medio y lavisin que de l tena la cultura hegemnica: Batman. El regreso del caballero oscuro, de FrankMiller; Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons; y Maus, de Art Spiegelman. Los dosprimeros revolucionaron el gnero superheroico, al que dotaron de una profundidad psico-lgica y narrativa sin precedentes.8Pero para este estudio, el ms trascendente fue Maus,publicado en dos partes, la primera en 1986 y la segunda en 1991; ya que trat un tema tanserio como el Holocausto, desde el cmic. Adems, fue el primer cmic en ganar el PremioPulitzer, en 1992, hecho que le dio an ms relevancia.

    Art Spiegelman haba demostrado que el cmic era capaz de tratar cualquier tema. Si unosaos antes alguien hubiera dicho que un cmic protagonizado por animales iba a constituiruno de los mejores retratos que se han hecho, en cualquier medio, del Holocausto, todo elmundo lo hubiera tomado por loco. El propio Spiegelman ha explicado lo difcil que fueelegir la manera en que reflejar las vivencias de su padre y las reacciones que esta represen-tacin provoc.9Para el cmic, la publicacin deMausfue un gran salto adelante y las tresobras analizadas en este estudio le deben mucho al autor norteamericano.

    8 G, S.La novela grfca. Bilbao. Astiberri, 2010, p. 202.9

    S, A. Metamaus. Viaje al interior de un clsico moderno, Maus. Barcelona, Random HouseMondadori, 2012. pp. 111-124.

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    Entre las obras centradas en el cmic, es destacable la monografa de Santiago Garca Lanovela grfica, de 2010. Uno de los grandes debates en los mbitos especializados en cmicde los ltimos aos es la idoneidad o no del trmino novela grfica. Santiago Garca dedicun ensayo denso, complejo y muy documentado a demostrar la validez de la expresin no-

    vela grfica, ya que estas obras presentan unas caractersticas propias tan distintivas que hasido necesario buscar un nuevo nombre para identificarlo.10Entre los detractores de su uso,

    que creen que novela grfica es tan solo una etiqueta comercial, son muy atractivas las ideasde Manuel Barrero en su artculo La novela grfica. Perversin genrica de una etiquetaeditorial.

    En lo referente a la memoria histrica y a las polticas que se han seguido en los ltimosaos dos han sido las obras ms importantes para elaborar este estudio:El estado y la memo-ria. Gobiernos y ciudadanos frente a los traumas de la historia, de 2009, coordinado por RicardVinyes; y Polticas de la memoria y memorias de la poltica, de Paloma Aguilar en 2008. Enla extensa obra coordinada por Vinyes, ha sido especialmente til el captulo de Jordi Fontsobre la necesidad de recuperar la memoria para construir una verdadera identidad demo-

    crtica.

    En cuanto a la obra de Paloma Aguilar, su libro es la gran obra de referencia sobre memoriahistrica en Espaa. El ttulo ya muestra cmo la autora aborda la cuestin desde una doble

    va: analiza las polticas llevadas a cabo por el Estado para crear una memoria dominante,11especialmente durante la dictadura franquista y la transicin; y en segundo trmino, ana-liza cmo las diversas memorias personales y colectivas han influido en la escena poltica.Adems en el primer captulo presenta los diversos debates acadmicos y polticosentorno a esta cuestin y establece un marco de anlisis mediante la definicin de conceptos

    en ocasiones difusos como memoria, olvido, memoria colectiva o memoria histrica.En lo referente al exilio espaol, de nuevo han sido dos las obras claves en la elaboracinde este trabajo: La voz de los vencidos. El exilio republicano de 1939, de Alicia Alted, publi-cada en el ao 2005 yEl exilio de los republicanos espaoles en Francia. De la guerra civil a lamuerte de Franco, de Genevive Dreyfus-Armand, publicada en 2000. Ambas autoras tratande crear una panormica global sobre el exilio de 1939, ya que como indican las dos en laintroduccin de sus respectivas obras, el exilio republicano, una de sus consecuencias hu-manas ms importantes [de la guerra civil], se ha comenzado a estudiar muy tardiamente.12

    A pesar de las grandes similitudes existentes entre ambas obras, tres son las diferenciasbsicas entre ellas. En primer lugar, Alicia Alted estudia el exilio desde Espaa, desde lavisin del pas del que centenares de miles de personas se vieron obligadas a partir, un pasen el que el estudio del exilio estuvo vedado a los historiadores durante dcadas; mientrasque Genevive Dreyfus-Armand analiza el exilio republicano desde Francia, el lugar al quellegaron la mayora de los espaoles que huyeron de la guerra y sus funestas consecuencias.En segundo trmino, Alted presenta el exilio de forma ms amplia, ya que su estudio no

    10 G, S. Op. Cit. p. 36.11

    A, P.Polticas de la memoria y memorias de la poltica

    . Madrid. Alianza, 2008, p.34.12D-A, G. Op. Cit. p.15.

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    se circunscribe solamente a Francia, como hace Dreyfus-Armand, sino que tambin habladel exilio a Mxico, a Sudamrica o a la URSS. Por ltimo, en la obra de Alicia Alted elpeso de la historia oral los relatos de exiliadoses ms importante, aunque en la obra deGenevive Dreyfus-Armand tambin tienen presencia.

    La memoria: tres acercamientos complementarios

    En los ltimos aos se han incrementado notablemente los intentos de recuperacin de lamemoria histrica. Desde las instituciones Gobierno Central y Comunidades Autno-mas, desde mbitos acadmicos y desde diversos medios culturales, se ha tratado de hacer

    visible el pasado reciente de Espaa que haba sido ocultado por la dictadura franquista yuna transicin a la democracia que result incompleta en algunos aspectos.13

    En el cmic han sido mltiples los trabajos que se han incluido en esta corriente. Desdelos trabajos autobiogrficos de Carlos Gimnez en Paracuellos(1975),en los que rememo-raba sus experiencias en un hogar de auxilio social, hasta el ms reciente Un mdico novato,

    de Sento Novell (2013), en el que narra las vivencias de su suegro en el inicio de la guerracivil en Zaragoza, pasando por las tres novelas grficas analizadas en este estudio, han sidoincontables las obras que han tratado de recuperar la memoria histrica. odos ellos se hanaproximado al pasado de manera diferente y es precisamente esta riqueza la que permiteafirmar que el cmic es una forma muy vlida de recuperar la memoria histrica.

    La memoria siempre es plural14y Un largo silencio,El arte de volary Los surcos del azar, aslo demuestran, ya que recuperan episodios concretos y diversos de nuestra historia reciente,pero adems lo hacen utilizando mecanismos diferentes.

    La memoria paterna directa (Un largo silencio)

    Miguel Gallardo explica en el prlogo de Un largo silencio sus sentimientos respecto a supadre. Pensaba que su padre haba sido un cobarde toda su vida. Cuando a finales del fran-quismo an bajaba la voz y evitaba cualquier crtica al rgimen, su hijo desde su rebel-dapensaba que por culpa de esa mayora silenciosa, a la que perteneca su padre, las cosasno haban cambiado en casi cuarenta aos. Esa percepcin cambi radicalmente cuandoel dictador muri y la actitud de Francisco Gallardo se transform. De repente, se puso a

    hablar y ya no dej de hacerlo ms. Sbitamente el hombre callado y resignado empez arelatar cmo haba luchado en la guerra civil y las penalidades que haba tenido que sufrir.

    anta era la insistencia de su progenitor en el deseo de contar su historia, que MiguelGallardo le pidi que escribiera sus memorias. Una vez escritas unas cuarenta cuartillas,el dibujante tena claro que quera preservar las vivencias de su padre y darles la mxima

    13 F, J. Contra la nostalgia (y a favor). El rescate de la memoria democrtica como identidad civil, enV, R. (ed.)El estado y la memoria. Gobiernos y ciudadanos frente a los traumas de la historia. Barce-

    lona. RBA, 2009, p. 382.14 A, P. Op. Cit. p. 77.

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    difusin posible. A mediados de los 90, por tanto, uno de los autores de cmic undergroundms importantes de Espaa se lanzaba a crear una novela grfica en la lnea delMausde ArtSpiegelman. Una vez publicado, el recibimiento fue bastante tibio, ya que Un largo silencioera una rareza en un mercado espaol dominado por los superhroes y el manga. Quinceaos despus, con un mercado de cmic totalmente diferente, Astiberri, una de las nuevaseditoriales que apostaba firmemente por la novela grfica, decidi recuperar la obra de Mi-

    guel Gallardo, y, esta vez, obtuvo un gran xito.Pero el objetivo de este texto no es explicar el periplo editorial de la obra, sino analizarqu mecanismos utiliz Miguel Gallardo para recuperar la memoria histrica a partir delos recuerdos de su progenitor. El dibujante tena las cuarenta pginas escritas a mano porsu padre y baraj diversas opciones para trasladarlas al cmic. Finalmente opt por la quequiz era la ms arriesgada: transcribir directamente las memorias de su padre, sin ni si-quiera corregirlas, y acompaarlas de pequeos cmics e ilustraciones que narraran algunosepisodios concretos.

    Un largo silencio, por consiguiente, es completamente fiel a las memorias de Francisco Ga-llardo. La estructura del texto es muy sencilla, ya que sigue el estricto orden cronolgicodel recuerdo muchas veces explicado. Asimismo, el estilo literario es bastante pobre, peroconsigue crear un relato ordenado, en el que solamente se echan en falta las explicacionesdetalladas de algunos aspectos que podran aclarar ciertos hechos. El uso de la primerapersona es permanente, ya que a travs del relato somos testigos directos de lo que viviFrancisco Gallardo.

    El testimonio directo presenta algunos inconvenientes, ya que los recuerdos individuales delos supervivientes pueden mostrar contradicciones y en ocasiones, pueden presentar hechosdistorsionados. A pesar de ello, como veremos en el siguiente captulo del presente estudio,los recuerdos de Francisco Gallardo sobre el exilio coinciden sustancialmente con lo quedescriben los historiadores que han estudiado la cuestin.

    Fig. 1 Vieta de la pgina 31 de Un largo silencio.Miguel Gallardo transcribe literalmente las me-morias de su padre.

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    La memoria ficcionada en primera persona (El arte de volar)

    El 4 de mayo de 2001 se suicid Antonio Altarriba Lope, padre del guionista AntonioAltarriba, en la residencia geritrica en la que viva. ras este trgico suceso, Altarriba hijodecidi hacerle un homenaje a su padre, a quien l vea como un claro ejemplo del espaol

    medio al que la historia del siglo de su pas haba maltratado. Decidi trasladar al cmicsus memorias, que despus de mucha insistencia, haba empezado a escribir en la residencia.

    Altarriba podra haber optado por seguir el camino de Gallardo, ya que dispona del mismomaterial para iniciar su obra, pero busc una forma alternativa. ena claro que quera haceruna novela grfica y no un libro ilustrado, as que inici la redaccin de un guin. En primermomento, Antonio Altarriba empez a escribir en tercera persona,15pero pronto vio que noera la manera en la que quera reflejar la historia de su padre. ras probar varias opciones,el guionista decidi que su padre hablara a travs de l mismo, de manera que concibi lasmagistrales primeras pginas deEl arte de volar en que el autor y su padre se identifican y

    el inicio en tercera persona da paso, rpidamente, al uso de la primera. La frase Mi padre,que ahora soy yo de la primera vieta es muy ilustrativa de este recurso.

    15

    Entrevista consultable en lnea en http://srabsenta.blogspot.com.es/2013/12/historias-de-la-guerra-con-paco-roca.html

    Fig. 2. Vietas de la pgina 19 de El arte de volaren las que se aprecia el cambio de narrador y laidentificacin entre Antonio Altarriba y su padre.

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    Como se ve en las vietas superiores, la estrategia de Antonio Altarriba para recuperar la me-moria histrica a partir de los recuerdos de su padre es diferente a la que utiliza Gallardo, ya queno transcribe directamente sus memorias. Altarriba se basa en los recuerdos paternos para crearuna novela, y como afirma Antonio Martn en el prlogo de la obra [El arte de volar] no setrata de una biografa, sino de una novela donde realidad y ficcin se mezclan sabiamente.16

    El arte de volar, por tanto, utiliza los recuerdos de Antonio Altarriba Lope para crear unahistoria con la que transmitir a las nuevas generaciones sus vivencias, similares a las demuchos espaoles de la poca. Como sucede con Un largo silencio, el uso de los recuerdosindividuales presenta algunos problemas, pero en este caso, no existen los vacos de laobra de Gallardo, ya que la ficcin ha conseguido completar los hechos o recuerdos in-completos. En este caso, el principal inconveniente es la imposibilidad de discernir entrela realidad y la ficcin en la novela grfica, pero como veremos ms adelante, el trabajo deAltarriba, con la inestimable ayuda de Kim, ha conseguido ser bastante fiel a la realidadhistrica del exilio.

    La memoria recreada (Los surcos del azar)

    Por ltimo, la tercera obra analizada es la ms reciente y la ms alejada de las otras. PacoRoca no tiene una implicacin con su historia tan directa como Gallardo o Altarriba, ya queLos surcos del azar no tiene nada que ver con la vida de su padre o de alguien cercano. El autor

    valenciano estaba en la sede del Instituto Cervantes de Pars para dar una charla y justo elmismo da se presentaba el libro de Evelyn Mesquida sobre la Nueve,17la compaa del ejr-cito francs formada por republicanos espaoles que liber Pars de la ocupacin nazi.18All

    conoci a dos exiliados espaoles y empez a interesarse por el tema. ras muchas lecturas ymuchas conversaciones, Paco Roca decidi crear un cmic para dar a conocer esta historia.

    Como les haba pasado anteriormente a Gallardo y Altarriba, Roca tambin tena dudas entorno a la mejor manera de acercarse a la memoria histrica. Finalmente, el autor decidiutilizar un recurso muy efectivo: la ficcin dentro de la ficcin. El inicio del cmic es espec-tacular, ya que directamente y sin previo aviso somos llevados al puerto de Alicante en unode los ltimos das de la guerra civil, cuando la situacin es desesperada para los miles derepublicanos que tratan de huir. Justo cuando de la mano de los que sern los protagonistasdel relato llegamos a la cubierta del Stanbrook, el carbonero ingls que salv a miles de per-

    sonas de los ataques del bando nacional, Paco Roca nos traslada al presente y a un pequeopueblo de Francia. El propio autor es el protagonista de esta nueva lnea argumental.

    Paco Roca se incluye a s mismo en la novela grfica como un autor que se est documen-tando para crear un cmic sobre los exiliados republicanos en Francia. Est en Baccarat

    16 Prlogo a la primera edicin, del ao 2009, en tapa blanda.17M, E.La nueve. Los espaoles que liberaron Pars,Ediciones B, Barcelona, 2010. Publicado enFrancia en 2008.18

    Entrevista consultable en lnea enhttp://srabsenta.blogspot.com.es/2013/12/historias-de-la-guerra-con-paco-roca.html

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    para buscar a Miguel Ruiz, un posible combatiente republicano de la Nueve. Una vez loencuentra, el relato principal del cmic es presentado como si fuera la historia real que Ruizle explica a Paco Roca.

    Como muestra la vieta anterior, Paco Roca juega con el binomio realidad-ficcin para

    contar la historia de la Nueve. La ficcin dentro de la ficcin, la memoria recreada, comomecanismo para recuperar la memoria histrica de uno de los episodios ms olvidados denuestra historia reciente. Paco Roca est brillante y consigue que creamos, o que al menosnos parezca verosmil, que viaj a Francia a entrevistar a uno de los ltimos supervivientesde la Nueve. En este caso, Los surcos del azar es un homenaje a unos hroes olvidados quepese a las continuas derrotas no dejaron de luchar.

    Por tanto, los tres cmics que van a ser analizados se acercan a la memoria histrica detres formas diferentes, pero complementarias. Las tres obras, pese a sus diferencias, son

    tremendamente tiles para estudiar cmo el cmic ha sido un gran medio para recuperar lamemoria histrica.

    La memoria del exilio

    El exilio a Francia

    El exilio republicano al final de la guerra civil fue masivo y se dirigi hacia diversas latitu-des, pero por cercana geogrfica el mayor xodo se produjo hacia Francia. Con la toma del

    Fig. 3. Vieta de la pgina 317 de Los surcos delazar. Paco Roca mantiene el juego entre realidady ficcin hasta el final de la obra.

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    norte por las fuerzas franquistas a finales de 1937 ya tuvo lugar un gran desplazamiento depoblacin hacia Francia, pero fue a partir de enero de 1939, cuando ya era muy previsiblela cada de Barcelona, el momento en que el exilio se convirti en la nica alternativa paracientos de miles de espaoles.

    La huida

    Los ltimos das de la guerra civil fueron dursimos para todos aquellos que vieron con laderrota de la Repblica el hundimiento de su sueo de vivir en un pas mejor y ms justo.Muchos de ellos, asimismo, tuvieron que afrontar rpidamente esta terrible situacin y co-ger el camino del exilio, ya que sus vidas corran peligro. Este era el caso de los protagonistasde Un largo silencio, El arte de volary Los surcos del azar, ya que todos haban combatido enel ejrcito republicano y las instrucciones franquistas eran claras: los oficiales deban serfusilados. Un chico se lo dijo a Francisco Gallardo en su camino hacia Francia , siendocapitn, si te mandan a Espaa, te fusilarn.19

    El camino de Francia fue muy duro para Francisco Gallardo y Antonio Altarriba, ya quea la derrota militar y sus consecuencias, deban aadir las dificultades que se encontraronen su intento por cruzar la frontera. El 26 de enero el gobierno francs decidi cerrar lafrontera20y eso provoc que la situacin de miles de espaoles se complicara, puesto quea la huida de la persecucin franquista se le sumaba la imposibilidad de llegar a territoriofrancs. Muchos optaron por atravesar los Pirineos a travs de pasos de montaa, a pesar delas temperaturas glidas y de la nieve. Este fue el caso de Francisco Gallardo, quien explicadecid pasar la frontera a travs de los Pirineos. All se encontr con la hospitalidad de una

    familia que lo aliment, an en territorio espaol, y posteriormente pudo cruzar a Francia,donde rpidamente fue descubierto por unos guardias mviles y llevado a un centro dondefue registrado.21

    En el caso de Antonio Altarriba Lope, su paso a Francia estuvo marcado por dos cuestiones:su participacin como miembro del ejrcito en el reparto de combustible, y la conversin desu equipo en un servicio de asistencia y cocina.22

    Ambos, Francisco Gallardo y Antonio Altarriba recuerdan el despectivo trato que recibie-ron por parte de las autoridades y la polica francesas. En el caso de Gallardo, su recuerdo

    ms vvido es la expresin Allez-Recul, que segn sus palabras se hizo clebre entre to-dos los refugiados espaoles en Francia.23Este recuerdo coincide con el de Juan Martnez,cuyas memorias recoge Alicia Alted, nos pusieron en la carretera custodiados por guardias

    19 G, M. Un largo silencio. Bilbao. Astiberri, 2012, p. 46.20D-A, G. Op. Cit. p. 44.21 G, M. Op. Cit. p. 45.22

    A, A. y K.El arte de volar.

    Alicante.

    Edicions de Ponent, 2009, pp. 79-80.23 G, M. Op. Cit. p. 46.

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    mviles y rabes y al grito de Allez! Allez!, nos pusimos a marchar. [] enseguida el guardialevantaba los brazos gritando Allez! Allez!.24

    En el caso de Los surcos del azar, la huida de Espaa fue mucho ms trgica, ya que esta sesitu en el puerto de Alicante el 28 de marzo de 1939. La guerra civil estaba definitiva-mente perdida el mismo 28 de marzo caa Madrid, ya que como afirma Miguel Ruiz,

    el protagonista del relato al que Paco Roca entrevistaen el presente, la radio dice que esta-mos aislados. Han cado Valencia y Cartagena.25La situacin de los miles de republicanosmilitares y civilesera tan desesperada, que su nica esperanza era intentar acceder auno de los escasos barcos que an quedaban en los puertos mediterrneos. En el caso deAlicante, el ltimo barco, en el que pudo embarcar el ficticio Miguel Ruiz que protagonizael cmic fue el Stanbrook, un carbonero de cerca de 1.500 toneladas. [] que viaj condiferentes banderas por motivos de seguridad [] En la noche del 28 parta en direccin aOrn con algo ms de 2.600 refugiados a bordo.26Paco Roca tambin incluye el cruce delos Pirineos mediante el relato de un exiliado que acab en los campos del norte de frica

    24 A, A.La voz de los vencidos. El exilio republicano de 1939. Madrid. Aguilar, 2005, p.44.25

    R, P.Los surcos del azar

    . Bilbao, Astiberri, 2013. p. 13.26A, A. Op. Cit. p.124.

    Fig. 4. Pgina 63 de Los surcos del azar,junto consu boceto, en los que se ve a Antonio Machadoen su paso de los Pirineos.

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    junto a los refugiados del Stanbrook, en el que narra cmo ayud a un Antonio Machadoque se encontraba en una situacin muy precaria.27

    El reflejo de la huida de Espaa en los tres cmics muestra las dificultades que miles de es-paoles tuvieron que afrontar para escapar de la represin implacable del bando franquista.

    Ya fuera a travs de los Pirineos, como en el caso de Un largo silencio o El arte de volar, o

    por mar, como en Los surcos del azar, los protagonistas vivieron un gran riesgo y se vieronobligados a afrontar situaciones terribles. La mayor parte de los refugiados iba a pie, carga-dos con las pocas posesiones que pudieron llevarse y se daban prisa por llegar a los puestosfronterizos.28La esperanza era llegar a territorio francs tanto la Francia continentalcomo sus posesiones africanas, pero una vez all, la realidad con la que se toparon fuetremendamente cruda.

    Los campos de refugiados de Francia

    Las medidas que haba tomado el gobierno francs para acoger a los cientos de miles derefugiados espaoles fueron claramente insuficientes. El debate en la opinin pblica quedespert la llegada masiva de exiliados republicanos, con la derecha firmemente partidariade mantener cerrada la frontera, provoc que no se destinaran suficientes recursos econ-micos y humanos para hacer frente a las mltiples necesidades que un contingente humanotan considerable precisaba.29Ante el desbordamiento de las autoridades locales, el Minis-terio del Interior decidi crear campos de internamiento en los que tener controlados a losrefugiados. Segn clculos de Javier Rubio30los refugiados internados en estos campos eranaproximadamente 275.000 a mediados de febrero de 1939.

    Francisco Gallardo y Antonio Altarriba fueron dos de los espaoles obligados a entrar enlos campos. Sus testimonios muestran las penosas condiciones en las que tuvieron que vivirlos exiliados republicanos, que a la derrota en la guerra y, en muchos casos, a la prdida desus seres queridos, tenan que sumar unas condiciones de vida inhumanas en los campos delsudeste francs.

    Sobre el campo de Argels-sur-Mer, Dreyfus-Armand afirma: en un primer momento, nohaba ni agua ni medios para la higiene ms elemental. En esta playa desnuda, azotada porel viento, los refugiados deban cavar agujeros en la arena para protegerse como podan de la

    intemperie.31Esta visin coincide totalmente con la que muestra Francisco Gallardo, quientras un breve periplo por el sur de Francia con la intencin de escapar al internamiento for-zado e irse hacia el norte, fue llevado a este mismo campo. En su recuerdo, Argels-sur-Merestaba ocupado por ms de 100.000 personas, incluidas mujeres y nios, hacinados en un

    27 R, P. Op. Cit.pp. 61-64.28D-A, G. Op. Cit. p. 45.29D-A, G. Op. Cit. pp. 46-47.30 R, J. La politique franaise daccueil: les camps dinternement enExils et migration. Italiens et Espag-

    nols en France, 1938-1946. Pars, LHarmattan, 1994, p. 129. Citado en D-A, G. Op. Cit. p. 60.31D-A, G. Op. Cit. p.60.

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    trozo de playa, sin edificios ni nada para guarecerse del fro o de la lluvia.32El relato deGallardo contina con la descripcin de la muy insuficiente alimentacin que reciban, dela gran cantidad de piojos presentes entre los refugiados y de los castigos a los que los so-metan los guardias.

    Su situacin mejor cuando pudo hacerse cargo del almacn de maderas destinadas a ha-

    cer barracones. Poda entrar y salir del campo y la comida que reciba pas a ser digna. Unelemento muy curioso que describe el protagonista de Un largo silencioes la existencia deun barrio chino nombre en honor del popular barrio de Barcelona,en el que se podacomprar y vender cualquier cosa y en el que incluso haba prostitutas que haban ejercidoesta profesin en Barcelona.

    En el caso deEl arte de volar, Antonio Altarriba tambin es muy grfico en su descripcinde las terribles condiciones de los campos, como muestra la lacnica frase del protagonistaen la pgina 81: era todo lo que ofrecan los franceses arena, mar y cielo. Aun-que el relato tambin incluye diversas ancdotas la presencia de una barbera o el uso que

    daban al dinero republicanoque reflejan la vitalidad de muchos de los exiliados. Los pro-pios refugiados eran los encargados de la construccin de alambradas y barracones, trabajoque realizaban sin recibir ningn sueldo a cambio.33

    El contexto internacional, que ya haba sido decisivo en la guerra civil, volvi a interferir enla vida de los exiliados espaoles. Con los preparativos para la guerra y posteriormente, conel inicio de la segunda guerra mundial, su situacin cambi radicalmente.

    32

    G, M.Op. Cit

    . p. 47.33 A, A. y K. Op. Cit. pp. 82-85.

    Fig. 5. Vietas de la pgina 82 de El arte de volaren que se observa la precariedad de los camposde refugiados.

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    Las tres opciones de los exiliados

    A partir de la primavera de 1939 el nmero de refugiados espaoles en los campos fuedisminuyendo. A inicios de 1940, segn los clculos de Javier Rubio que tambin utilizaAlicia Alted34quedaban menos de 5.000 exiliados en los campos. Fueron diversas lascausas de este hecho, desde la repatriacin voluntaria, sobre todo de civiles que tericamen-

    te no iban a ser perseguidos en Espaa, hasta la emigracin a otros pases, especialmentehacia Amrica Latina, pasando por los que fueron contratados por el sector privado o elsector pblico francs.

    Una vez ms, Antonio Altarriba y Francisco Gallardo fueron partcipes de esta situa-cin. Gallardo afirma que cuando Alemania invadi Polonia y Francia entr en guerra, laforma de comportarse de los franceses con nosotros cambi por completo. 35Segn susrecuerdos, las autoridades francesas les ofrecieron tres alternativas: alistarse en la leginextranjera, que implicaba entrar en el ejrcito francs para combatir en la segunda guerramundial; enrolarse en los batallones de trabajadores, que deban colaborar en el esfuerzo

    blico cavando trincheras en los Alpes; o en tercer lugar, retornar a Espaa. Francisco Ga-llardo decidi participar en uno de los batallones de trabajo, pero en el ltimo momentome lo pens y decid no marcharme con el batalln. [] Yo ya haba hecho una guerra yme marchaba a Espaa, aunque al llegar all me fusilaran.36Es espeluznante leer a con-tinuacin como Gallardo recuerda el trgico destino prisioneros en Buchenwalddelque hubiera sido su batalln.

    La nueva poltica del Gobierno francs con respecto a los refugiados se hizo oficial con laaprobacin de un decreto el 12 de abril de 1939 por el que se obligaba a los extranjeros sin

    nacionalidad (aptridas) y a otros extranjeros del sexo masculino [] beneficiados por elderecho de asilo, a trabajar para las autoridades militares francesas.37Segn Alicia Alted,y en este aspecto difiere con los recuerdos de Francisco Gallardo, los espaoles recibieroncuatro alternativas: ser contratados por el sector privado; entrar en una compaa de traba-

    jadores extranjeros; enrolarse en la legin extranjera; o finalmente, participar en los batallo-nes de marcha de voluntarios extranjeros.

    En el caso de El arte de volar, tras denunciar de nuevo el trato vejatorio que los exiliadosreciban por parte de las autoridades de los campos, Antonio Altarriba explica las opcionesque tenan los internos del campo. Altarriba afirma que lo llambamos la gran opcin,38

    y consista en elegir entre una de las siguientes tres opciones: continuar encerrados en loscampos; entrar en la legin extranjera; o volver a la Espaa de Franco.

    A finales de 1939, con Francia ya en guerra con Alemania, la situacin de Altarriba y suscompaeros cambi, ya que fueron enviados a la regin de las Landas en un batalln de

    34A, A. Op. Cit. p. 77.35 G, M. Op. Cit. p. 49.36 G, M. Op. Cit. p. 49.37

    A, A.Op. Cit

    . p. 83.38 A, A. y K. Op. Cit.p.85.

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    trabajo agrcola. Su labor era cortar pinos y trabajaban en unas condiciones muy cercanas ala esclavitud. All conoci a un periodista llamado Martnez, conquien consigui escapar yllegar a Burdeos, con la esperanza de utilizar los contactos de este para conseguir regularizarsu situacin administrativa.

    anto Francisco Gallardo como Antonio Altarriba consiguieron salir de los campos, aun-

    que sus perspectivas no eran demasiado halageas. Pese a ello, la mayora de testimoniosaseguran que salir del campo para trabajar era preferible al internamiento que degradaba alindividuo y alteraba su personalidad.39Los protagonistas de Un largo silencioy deEl arte devolaran tenan un largo y difcil camino por delante.

    En Los surcos del azar, Miguel Ruiz le explica a Paco Roca quetambin en el norte de fricalos republicanos tuvieron que enfrentarse a la gran eleccin, ya que las autoridades francesasles dieron a elegir entre el retorno a Espaa, la legin extranjeray los campos de trabajo. Lamayora eligieron los campos de trabajo.40

    El retorno a Espaa

    El masivo exilio republicano era considerado provisional por las autoridades francesas, asque pusieron todas las facilidades a los espaoles que deseaban volver a Espaa.41El retornoimplicaba muchas dificultades, ya que con la Ley de responsabilidades polticas42que Francohaba promulgado el 9 de febrero de 1939, el rgimen poda con carcter retroactivo, acusarfrente a un tribunal de excepcin a aquellos que desde octubre de 1934 haban participadoen la vida poltica republicana.43A pesar de la difcil situacin que se iban a encontrar en

    Espaa, muchos exiliados, que pensaban que la represin no les iba a afectar, decidieronregresar a su pas.

    Francisco Gallardo no tena el perfil ms comn entre quienes decidieron volver a Espaa,ya que haba luchado en el ejrcito republicano e incluso haba alcanzado el grado de Ca-pitn de Artillera. Gallardo relata que un eniente de navo franquista fue a buscarlo alcampo para facilitarle su regreso. Al teniente lo enviaba una familia a la que Gallardo habaayudado durante la guerra y su intervencin le permiti acceder a la embajada espaolaen Perpin, donde le asignaron el dinero necesario para llegar hasta Ste, donde estabaanclado el barco Ciudad de Reus, con el que iba a volver a Barcelona antes de la Navidad de

    1939.44

    39D-A, G. Op. Cit. p. 105.40 R, P. Op. Cit. p. 60.41D-A, G. Op. Cit. p. 71.42 Disponible en lnea: http://www.alianzaeditorial.es/minisites/manual_web/3491170/CAPIULO6/DO-CUMENOS/19_LeyRespPoliticas.pdf43

    D-A, G.Op. Cit

    . p. 72.44 G, M. Op. Cit. p. 50.

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    A partir de este momento, tras ocho pginas del texto de las memorias, Miguel Gallardoprosigue con el relato de su padre mediante vietas. Francisco Gallardo lleg al puerto deBarcelona y fue directamente trasladado por la polica a un centro de detencin, al que losdetenidos jocosamente denominaban Hotel Manguera, ya que la dieta consista en un chus-co de pan al da y todo el agua de la manguera que quisieras beber. 45All fue conscientede lo terrible de la represin, puesto que cada da eran llamados muchos presos y tras ser

    trasladados por la guardia civil, la mayora nunca regresaban. Unos das despus lo llamarona l y tras dar sus datos en un cuartel de la guardia civil, fue enviado a un nuevo centro dedetencin en Montjuc, muy cerca de uno de los lugares donde las autoridades fusila-ron a muchos presos polticos en Barcelona.

    All las condiciones tambin eran muy duras, porque al maltrato fsico, a la escasez de nu-trientes y a la falta total de higiene se le aada el miedo. La indefensin era total, como

    muestra la anterior vieta. ras una breve estancia en este ttrico lugar, Francisco Gallardofue trasladado a un campo de detencin cercano a Reus. All tuvo la gran fortuna de queel oficial que diriga el campo haba sido compaero suyo de clase en su Linares natal yle concedi un trato privilegiado. Finalmente, tras las gestiones de su amigo y el pago dediversos sobornos por parte de la familia de Barcelona, Francisco Gallardo consigui ser

    considerado Adicto al Glorioso Movimiento Nacional y por tanto, pudo salir del campo einiciar una vida normal.46

    El periplo de Antonio Altarriba por tierras francesas fue mucho ms largo que el de Francis-co Gallardo. ras su paso por Burdeos, donde le fue imposible conseguir documentacin enregla, el protagonista deEl arte de volar se traslad a Marsella. All fue detenido y llevado alcampo de Agde, pero pocos das despus fue trasladado a un granja en Guret, para trabajaral servicio de una familia. All fue realmente feliz, a pesar de que el trabajo era duro y el suel-

    45

    Ibd. p. 51.

    46Ibd.p. 61.

    Fig. 6. Vieta de la pgina 53 de Un largo silencio,en que se aprecian las terribles condiciones delcentro de detencin cercano a Montjuc.

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    do muy bajo. Ante la evolucin de la segunda guerra mundial, las polticas de los alemanesrespecto a los espaoles se hicieron ms duras y Altarriba fue detenido y llevado a un centrode detencin en Limoges, en el que adems de espaoles tambin haba judos y polacos.47

    La situacin era terrible, ya que la mayora de prisioneros pensaban que los alemanes es-tn perdiendo la guerra y necesitan mano de obra para sus fbricas nos metern en el

    prximo tren y nos llevarn a Alemaniay ya sabis que de Alemania no se vuelve.48

    Un bombardeo aliado destruy un muro del centro de detencin y muchos prisionerospudieron escapar. Antonio Altarriba fue uno de ellos y consigui regresar a la granja deGuret. Segua siendo un fugitivo y tuvo que refugiarse en la montaa para escapar delas autoridades, y all se reencontr con un compaero de la guerra que colaboraba con laresistencia. Antonio colabor con ellos haciendo de chfer y participando en los sabotajesque llevaban a cabo. Poco despus Alemania fue derrotada y Antonio fue partcipe de lascelebraciones y de la felicidad general.

    Antonio Altarriba se instal en Marsella y tras varios aos de vida relativamente tranquila,

    empez a ser consciente de que aquel no era su lugar. Una vez uno de sus camaradas anar-quistas de la guerra civil le dijo que en el congreso de la CN celebrado en oulouse sehaba aceptado la derrota y se haba asumido que los aliados no haran nada contra Franco,49Antonio Altarriba decidi regresar a Espaa. Para ello cont con la ayuda de una de sus pri-mas de Zaragoza, que estaba casada con un empresario adicto al rgimen con muy buenoscontactos. Como en el caso de Francisco Gallardo, el retorno de Altarriba estuvo marcadopor la necesidad de renunciar a su pasado para integrarse en la nueva Espaa franquista.

    El exilio en el norte de fricaPaco Roca, adems de optar por la ficcin para recuperar la memoria histrica, eligi unepisodio de nuestra historia menos conocido: el de los exiliados espaoles que acabaron enel norte de frica. El ficticio Miguel Ruiz, protagonista de Los surcos del azar, junto con suscompaeros algunos de ellos, personajes histricos, salieron del puerto de Alicante,como se ha dicho anteriormente, a bordo del Stanbrook. Su destino fue el puerto de Orn,pero como muestran diversos testimonios recogidos por Alicia Alted, tuvieron que estarms de veinte das sin poder desembarcar.50an solo pudieron salir del barco mujeres ynios, que fueron llevados a una antigua prisin.

    ras elegir como destino en la gran opcin los campos de trabajo, el grupo de refugiados enel que estaba Miguel Ruiz fue a parar al campo de Morand, que en palabras de Alicia Altedse encontraba en una zona muy inhspita, donde soplaba con fuerza el siroco y se alcanza-ban temperaturas superiores a los cincuenta grados en verano. Sus instalaciones, sobre todo

    47 A, A. K. Op. Cit. pp. 90-104.48Ibd. p. 103.49

    Ibd. Op. Cit

    . p. 129.50A, A. Op. Cit. p. 126.

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    al principio, fueron muy deficientes.51All se encontraron con otros exiliados que venande Francia.

    La segunda guerra mundial empez y, tras la firma del armisticio entre Francia y Alemania,los exiliados espaoles fueron llevados hacia el Shara. De camino, en un tren polvoriento,leyeron el discurso que Charles de Gaulle haba dado en la BBC: Yo, el General de Gaulle,

    actualmente en Londres, invito a los oficiales y a los soldados franceses que se encuentrenen territorio britnico, o que ah vinieran a encontrarse, con sus armas o sin ellas.52enanesperanza, la lucha no haba acabado.

    El objetivo del gobierno de Vichy, al cual se haban unido los gobiernos coloniales, era cons-truir el ferrocarril transahariano, que habra de unir el Mediterrneo con el ro Nger cruzandoel Shara de norte a sur.53Los maltratos a los republicanos eran constantes, ya que a su condi-cin de refugiados y perdedores de una guerra, ahora deban aadir su condicin de rojos. La

    vida en estos campos fue muy dura, pues a los espaoles se les aplicaba el rgimen de prisio-neros de guerra.54Aun as no desfallecan y fueron constantes las protestas y los sabotajes.55

    Las peripecias de los exiliados siguieron el curso de los acontecimientos de la segundaguerra mundial, y cuando se cre el Cuerpo Franco de frica (CFA), que luchaba contralas tropas alemanas y las leales a Vichy, los republicanos no dudaron en unirse. El grupo deMiguel Ruiz se alist e inici la instruccin en Sidi Ferruch,56donde se sita el origen dela Nueve, mandada por el capitn Raymond Dronne, era de claro predominio espaol yestaba mandada por oficiales procedentes del ejrcito republicano.57Lucharon en nez ypoco despus el CFA se disolvi y muchos de sus integrantes se unieron a De Gaulle y suejrcito de la Francia Libre.

    Despus de luchar en nez, fueron a Marruecos, donde en octubre de 1943 empezaron laformacin con armamento americano.58En Marruecos fue donde los republicanos espao-les bautizaron sus vehculos con los nombres de las grandes batallas de la guerra civil, queposteriormente entraran en Pars para liberar la ciudad de los alemanes y desfilaran en unaposicin de honor en los Campos Elseos. Los primeros vehculos blindados que llegarona la capital francesa llevaban nombres tan sugerentes comoMadrid, Guernica, Teruel, Gua-dalajarao Don Quijot.59

    51Ibd. p. 131.52R, . Op. Cit. p. 67.53El documental Cautivos en la arenarecupera la memoria sobre estos hechos. Disponible en lnea http://www.rtve.es/television/20120323/cautivos-arena/509666.shtml54A, A. Op. Cit. p. 133.55 R, P. Op. Cit. pp. 71-82.56Ibd. pp. 95-100.57D-A, G. Op. Cit. p. 119.58

    R, P.Op. Cit

    . p. 140.59D-A, G. Op. Cit. p. 119.

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    ras la formacin militar en Marruecos, los exiliados de la Nueve fueron trasladados aInglaterra y desde all desembarcaron en el continente para participar en algunos de losmomentos ms decisivos de la contienda: la liberacin de Pars, la campaa de Alsacia o lacaptura de Berchtesgaden, elNido del guilade Hitler.

    La invasin aliada: la ltima esperanza

    La implicacin de los republicanos espaoles en la lucha contra la Alemania nazi fue muyimportante desde el inicio de la ocupacin, ya que vencidos en una guerra civil que con-

    sideraban que no haba terminado, la victoria de los aliados contra los regmenes nazi yfascista deba conducir, segn ellos, al restablecimiento de las libertades republicanas enEspaa.60Los relatos de Antonio Altarriba y Paco Roca, muestran cmo los exiliados veanla segunda guerra mundial como una continuacin de la guerra civil; y que por tanto, unaderrota de Hitler y Mussolini ira indiscutiblemente unida a una derrota de Franco.

    En el caso de Altarriba, su unin a la Resistencia estuvo marcada por este sentimiento, comose aprecia cuando, ante la desilusin de uno de sus compaeros que asegura que esa no es suguerra, l afirma: es una batalla ms de nuestra guerra... una vez derrotado Hitler, Fran-

    60A, A. Op. Cit. p. 93.

    Fig. 7. Ilustracin de Paco Roca para la portadade la edicin francesa de Los surcos del azarcon elblindado eruel al frente con la bandera repu-blicana, en el desfile de la victoria en Pars.

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    co caer como fruta madura.61Cuando acab la segunda guerra mundial, el sentimientogeneral entre los espaoles era de esperar que los aliados decidieran, como era lgico, echara Franco del poder. Una vez la CN asumi la derrota y la inexistencia de un plan aliadopara derrocar al dictador espaol, Altarriba, muy desilusionado, decidi regresar a Espaa.

    En Los surcos del azarla nostalgia de Espaa y la esperanza de derrocar a Franco estn muy

    presentes a lo largo de toda la obra. A la frustracin por ir observando que la invasin deEspaa se postergaba, los exiliados republicanos que estaban dando su vida por Francia ypor derrotar al nazismo y el fascismo, se le aada la sensacin de ser relegados al olvido.Paco Roca muestra este hecho mediante dos ejemplos: la conversacin entre Miguel Ruiz yel autor en la pgina 242, en que el ficticio exiliado dice que la BBC atribuy a los inglesesla captura de couch; y el olvido de los luchadores extranjeros en el discurso de la victoriade Charles De Gaulle.

    Una vez liberado Pars, aunque la guerra contra Alemania an no haba acabado, los exi-liados espaoles pensaban que la liberacin de Espaa sera inminente. No eran los nicos

    que pensaban de este modo, como Paco Roca muestra con la presencia del escritor ErnestHemingway en una fiesta de celebracin en la que afirma que la liberacin de Madrid se-guir a la de Pars.

    El hecho ms importante en este sentido, fue la invasin de la Vall dAran. En palabras deLuis Bermejo citadas por Alicia Alted: nuestra misin no era de ir a liberar Alemania, paralo cual haba fuerzas suficientes, sino que nosotros debamos concentrar nuestros esfuerzosen el futuro de la liberacin de Espaa.62Esta visin es compartida por Miguel Ruiz y porEstrella, su pareja, que deciden unirse a la lucha armada y abandonar el ejrcito en su lucha

    contra Alemania. ras un trgico accidente, Miguel Ruiz no pudo unirse a la invasin, peroaos despus, en sus conversaciones con Paco Roca, reconoce que La invasin del Valle deArn deba ser la chispa que prendiese la sublevacin contra Franco, pero fue una derrotatotal.63En la ficcin, Miguel Ruiz renunci definitivamente a la lucha contra Franco, comohizo tambin Antonio Altarriba y como hicieron miles de espaoles que como afirman loshermanos Vilamosa: En el 45, 46, comprendimos que ya no haba nada que hacer para volvera Espaa [] veamos que a nadie le interesaba que aquello [la Espaa de Franco] se arre-glara completamente [] y quizs el miedo de que hubiera una desestabilidad de nuevo.64

    ConclusionesEl principal objetivo de este estudio era dilucidar si el cmic era un medio til para la re-cuperacin de la memoria histrica. ras analizar cmo Un largo silencio,El arte de volaryLos surcos del azar presentan el exilio de los republicanos espaoles, la respuesta solamentepuede ser afirmativa.

    61 A, A. y K. Op. Cit. p. 114.62A, A. Op. Cit. p. 96.63

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    . p. 311.64A, A. Op. Cit. pp. 99-100.

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    El cmic ha sido tradicionalmente un medio denostado y considerado apto nicamentepara el entretenimiento infantil y juvenil; pero en las tres ltimas dcadas esta consideracinha cambiado sustancialmente, a pesar del recelo de grandes sectores de la sociedad. En elcaso concreto de la memoria y de la Historia, desde la irrupcin deMaus, muchos autoresempezaron a ser conscientes de la capacidad intrnseca del cmic para recuperar el pasado.

    El cmic, entre muchas otras, posee tres grandes virtudes que lo hacen especialmente tilen la labor de recuperacin de la memoria histrica: es muy verstil como se ha obser-vado en las tres obras analizadas; es accesible para el gran pblico, ya que la presencia dedibujo y otros elementos visuales lo hace atractivo para muchas personas a las que un librode Historia alejara de la materia; y, por ltimo, necesita de la implicacin total del autor, yaque es su visin de la historia la que vemos reflejada, a diferencia de una novela, que puedetener una lectura mucho ms abierta.

    Las tres novelas grficas analizadas utilizan tres mecanismos diferentes para recuperar lamemoria del exilio, y a pesar de ello, las tres son tremendamente eficaces. Si en Un largosilencioasistimos directamente a la rememoracin de los recuerdos de Francisco Gallardo,con la ayuda del dibujo de su hijo; enEl arte de volar, es el hijo quien transmite su visin dela vida de su padre a partir de las memorias de este, pero somos testigos de la historia comosi fuera el padre quien nos la explica; y finalmente, en Los surcos del azar, Paco Roca juegacon nosotros y crea un personaje y una situacin que podran ser perfectamente reales, y deesta manera consigue aportar mayor verosimilitud a la historia de los republicanos que seenrolaron en la Nueve.

    Mediante la comparacin de los episodios de las novelas grficas estudiadas con las obras

    acadmicas de Alicia Alted y Genevive Dreyfus-Armand sobre el exilio, creo que ha que-dado demostrado que ambas visiones son prcticamente idnticas. Por tanto, es posibleafirmar que el cmic puede funcionar como un medio para acercarnos al pasado. Eviden-temente, como con toda obra artstica, es necesario que el autor tenga la voluntad de docu-mentarse o de ser fiel a los relatos de las personas que participaron en determinados hechos.

    Por ltimo, me gustara hacer una reflexin sobre el exilio. Los espaoles que haban per-dido la guerra civil y haban luchado contra el nazismo y que con su esfuerzo haban con-tribuido a liberar Europa, fueron abandonados por el pragmatismo y el devenir histricode sus tericos aliados. Adems, la situacin poltica espaola, con casi cuarenta aos de

    dictadura y una transicin no tan modlica como la presenta la versin oficial,65condena-ron al olvido a los miles de espaoles y espaolas que haban luchado por la libertad. Estastres novelas grficas son tambin un merecido homenaje, no solo a Francisco Gallardo, aAntonio Altarriba Lope y a los combatientes de la Nueve, sino a todas esas personas queno recibieron en vida el trato que merecan por el sacrificio que haban llevado a cabo. Lamemoria histrica es la guerra contra el olvido, en muchos casos premeditado, y esta guerrano la podemos perder.

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    Fig. 8. Vietas de la pgina 226 de Los surcos del azar.

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