la melodia de un angel con alas rotas

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Relato original de Diana Bacalla Diana Bacalla Diana Bacalla Diana Bacalla La melodía de un ángel con alas rotasLa melodía de un ángel con alas rotasLa melodía de un ángel con alas rotasLa melodía de un ángel con alas rotas Lima, Perú – Setiembre 2014

Mi sitio web:Mi sitio web:Mi sitio web:Mi sitio web: http://diana_bacalla.bubok.es/ Contacto: Contacto: Contacto: Contacto: [email protected] PáginaPáginaPáginaPágina en Facebook:en Facebook:en Facebook:en Facebook: https://www.facebook.com/dianabacalla.p?ref=ts&fref=ts Twitter: Twitter: Twitter: Twitter: https://twitter.com/DianaBacalla Portada: Portada: Portada: Portada: No encontré al dueño de la portada, pero todos los derechos son para esa persona. Solo tomé la imagen para adecuarla a la portada. Gracias. La distribución de este libro, impresión, reproducción y alojamiento en hosts diferentes del host de origen están permitidos mientras se conserve el nombre del autor original y este no sea cambiado bajo ninguna excusa. Por favor, seamos conscientes que este material es gratis pero, es producto de nuestro esfuerzo y por ello vale demasiado para nosotros. Así mismo la descarga de estos relatos es gratis como se mencionó arriba, pero, está terminantemente prohibido utilizar este escrito con fines comerciales sin el permiso y acuerdo previo con la autora.

La melodía

de un ángel

con alas

rotas

K a A

K a A

K a A

~* LUNES *~

La luz se apaga lentamente, con suavidad, con elegancia,

poco a poco, como si fuese el último suspiro de una triste

luciérnaga moribunda. Solo puedo ver aquellas siluetas

desiguales de las personas que están sentadas, delante y

alrededor de mí. Se escuchan murmullos, el sonido de

aquellos abanicos de seda usados para mitigar el calor de

una noche de verano, respiraciones pausadas y otras

aceleradas por la emoción del momento. Podría jurar que

puedo escuchar hasta los latidos de aquellas almas reunidas. A

oscuras, el teatro emite una misteriosa energía que nos

envuelve cálidamente, tal vez, estas paredes son como

suaves esponjas que absorben todas las emociones, sueños y

sentimientos de aquellos talentosos artistas y también, de su

fiel público.

Se dice que el teatro posee una misteriosa magia.

Y, estoy totalmente de acuerdo con ello.

Es la primera vez que estoy en un teatro, siempre quise

asistir a uno pero, el trabajo no me lo permitía. Amo mi

trabajo, realmente me gusta el ambiente de la clínica pero,

hay una frase que leí en uno de mis libros favoritos que dice:

“Todo trabajo y nada de juego es tan malo como todo juego

y nada de trabajo”, y en verdad, tiene mucha razón. Sé que

debería buscar actividades para divertirme de vez en cuando

y puedo decir que este, es el primer paso para dejar de llevar

una vida tan monótona.

Ayer sucedió algo extraño, quizás fue un regalo divino para

que empezara a disfrutar de la vida y tal vez, descubrir algo

maravilloso. Y, es que, después del almuerzo encontré un

sobre color carmesí encima de la montaña de historias

clínicas y próximas citas de los pacientes. Al abrirlo, vi una

entrada para la presentación de una obra musical en el teatro,

en la que estoy ahora. No tengo la menor idea de quién me

obsequió esto pero, sospecho de mis colegas, como una

indirecta para salir de este lugar y dejar de ser un ermitaño de

larga barba. Siempre he sido una persona con tendencias

antisociales de todos modos, no puedo quejarme ni

ofenderme de que ellos piensen cosas extrañas de mí.

Además, mis sonrisas y palabras amables están reservadas

para mis pacientes. Debería decir, también para mi pareja

pero,… después de dos relaciones que terminaron muy mal,

no he logrado conocer a alguien que me haga sentir algo

especial en el corazón. Bueno, no es fácil, no puedo andar

por la calle con un cartel en el cuello que diga “soy gay y

busco hombre que me entienda”. He tenido que reprimir

una risa al imaginar esto. Pero, si sigo así, la idea del cartel

dejará de parecerme ridícula. En fin, ya me desvié de mis

pensamientos iniciales. Como decía, sea como fuese, llegué a

este antiguo teatro y estoy sentado en una de las mejores

filas. Se puede ver todo desde aquí y estoy seguro, que amaré

esta obra musical.

El telón se empieza a levantar, con una lentitud

desesperante, parece como si nunca terminase de hacerlo.

Pero, una vez descubierto el escenario, luces de colores

empiezan a brillar y puedo apreciar una bella representación

del universo. Todo ha sido pintado a mano y decorado con

luces pequeñas para simular las estrellas. El piso también ha

sido modificado para que parezca que tiene pequeños

cráteres de color gris. Por la emoción, casi olvido el nombre

de la obra musical, se trata del conocido Principito del autor

Antoine de Saint Exupéry. No sé cuántas veces he leído ese

libro pero me sigue gustando y, verlo en el teatro, será toda

una delicia.

Tuve que bajar la mirada por breves segundos, me había

olvidado poner el celular a modo vibrador y no quería causar

molestias. Pero, cuando levanté la cabeza y enfoqué mis ojos

en el escenario, me quedé sin aliento. Acababa de hacer su

entrada el principal actor de la obra, se trataba de un

jovencito con cabellos rubios que parecían resplandecer con

las luces. Sus ojos, poseían un extraño color azul, tenía una

mirada que reflejaba muchísima melancolía e hizo que mi

corazón diese un salto. Sus labios eran finos y delgados. Su

cuerpo, frágil en apariencia, parecía no tener más de quince

años. Y, cuando comenzó a cantar, aquel pequeño salto de

mi corazón se convirtió en pocos segundos, en golpes

salvajes dentro de mi pecho, latidos que me eran

imposibles de controlar, tanto que mi respiración se volvió

agitada por la ansiedad que me producía.

Aquel chico era hermoso, vieras por donde lo vieras, parecía

un ángel bajado del cielo. No solo por su llamativa

apariencia sino, por su melodiosa voz que hacía que todo mi

cuerpo se estremeciera por completo. Jamás me había

sucedido esto; quedarme literalmente con la boca abierta y

atento a cada movimiento de un desconocido, no formaba

parte de mi personalidad reservada. No obstante, me era

imposible quitarle los ojos de encima. Sentía como si mis

emociones se desbordasen con solo escuchar su voz. Mis

manos comenzaron a temblar levemente, debía controlarme,

no era propio de un adulto y mucho menos, de un

profesional como yo. Pero, cada vez que el jovencito salía

del escenario para dar paso a un cambio de paisaje y

decoración, sentía como si mi corazón se contrajese. En su

ausencia todo se veía oscuro y deprimente. Él era como el

sol de la obra; cuando desaparecía se llevaba toda esa calidez

consigo y al regresar, lo hacía trayendo todas esas

emociones y sentimientos desconocidos. No había palabras

para describir lo que me producía, me sorprendía a mí

mismo por el hecho, de que jamás pensé que mi cuerpo

albergase tales sensaciones.

Cuando terminó la obra, fui el que más aplaudió de todos los

presentes. Las luces se encendieron y tuve que regresar a la

realidad. El telón había sido bajado y los artistas debían estar

yendo a sus camerinos, para descansar y cenar después de

tan magnífica presentación. Tuve la tentación de ir a buscar

al pequeño ángel y saber al menos su nombre pero, no lo

hice. Pensé que solo me estaba dejando llevar por la

emoción y contuve ese impulso de acercarme a los

camerinos. Eran las diez de la noche y debía ir a la clínica

muy temprano en la mañana, así que, cogí mi abrigo y me

retiré antes que apagasen todas las luces del teatro.

En la calle me detuve y no pude evitar voltear a ver el lugar

abandonado minutos antes. El teatro lucía muy triste,

desolado y abandonado. Me pregunté que estaría haciendo

en esos momentos aquel jovencito, pero, inmediatamente

disipé esos pensamientos y me subí al primer taxi que pasó.

Pensé que aquella noche terminaría así de simple pero,

estaba muy equivocado…

Totalmente equivocado…

~* MARTES *~

Buscando información por Internet me enteré que la obra

musical solo estaría en escena por dos semanas. Habría

funciones los lunes, miércoles y viernes, al igual que la otra

semana. Y el último sábado se marcharían a otra ciudad. Leí

también, acerca de los actores pero solo encontré fotos y

sobrenombres tan llamativos como “El dios del trueno”,

“Ave de fuego”, “Las musas del Olimpo” y demás pero,

ningún nombre real.

Al principio me sentí decepcionado por no encontrar

información acerca de aquel chico, pero, buscando en el

archivo de fotos hallé varias en donde aparecía y no dudé en

descargarlas.

Admiración, solo es admiración, lo sé… además, solo se

trata de un jovencito que casi es un niño. Un chico con

cabello como el sol, mirada asustada y tierna al mismo

tiempo, con una voz sobrehumana y un seudónimo que le

daba muy bien…

“El ángel de las alas rotas”

Repito, esto es solo admiración…

Y, esa admiración hizo que comprase un boleto para la

función del miércoles. Fue un impulso que no pude

contener… y claro, no he dicho nada de esto a mis colegas

del trabajo. Felizmente, no tendré guardias nocturnas hasta

el sábado, así que, lo tomaré como una señal. Todo está

dispuesto para que asista a la presentación y esta será la

última vez. Después de todo, no hay nada de malo ver una

obra o película dos veces, si es que te gustó demasiado.

~* MIERCOLES *~

Aquí estoy de nuevo. Conseguí un asiento en la primera fila y

los sentimientos son los mismos de la primera vez. Mi

corazón late rápidamente, mis manos sudan y mis ojos saltan

de rostro en rostro, buscando aquella carita con ojos azules,

que no aparece hasta que el telón se levanta y empieza la obra.

Ahí está “El ángel de las alas rotas”… y otra vez, me pierdo

con su voz…

Quisiera hablarle aunque sea una vez. Conocer su nombre

real. Conforme pasa el tiempo, no comprendo cómo no vine

antes al teatro. Las fotos que descargué de Internet eran de

giras en otros países y ciudades. Me pregunto, ¿cuántas veces

habrá regresado a su patria para deleitar a las personas con

su voz?, ¿cuántas obras habrá protagonizado? Me enfado

conmigo mismo por no haberlo descubierto antes, no

obstante, me alegra enormemente saber que es italiano como

yo. Pero, ¿a dónde irán después?, ¿cuánto tiempo pasará para

volverlo a ver?, ¿podría atreverme a pedirle algún teléfono o

correo electrónico?

No…

¿Qué es lo que estoy pensando?

Debo dejarme de tonterías.

~* JUEVES *~

Hoy el trabajo en la clínica ha sido muy pesado, más de lo

normal. Casi no he podido dormir anoche por estar frente a la

laptop, navegando en la Internet, obsesionado con buscar

más información acerca de ese muchacho. ¿Qué rayos me

está pasando?, no lo comprendo.

Tal vez, se deba a que extraño aquella sensación que me

produce en el corazón cuando lo escucho y veo. He

descubierto nuevos sentimientos y me es muy difícil

olvidarlos, después de tantos años en el silencio.

¿Nuevos sentimientos?

Debo estar perdiendo el juicio…

~* VIERNES *~

Definitivamente, he perdido el juicio. Por tercera vez, estoy

en este teatro. No recuerdo como sucedió, solo sé, que

estaba de compras en el supermercado y al otro segundo,

saliendo de uno de los locales donde se venden las entradas

para la obra. Esta vez, estoy ubicado en la mitad del teatro,

en la oscuridad. Lo que menos quisiera es que alguien se

diese cuenta de mi presencia por estas tres noches seguidas.

Lo peor, es que por la fama y la acogida que ha tenido esta

presentación teatral, mis pacientes y algunos colegas han

asistido esta noche. Estoy escondido, totalmente

avergonzado de mi comportamiento, temeroso de que

alguien me reconozca y me empiece a hacer preguntas. Pero,

otra vez ansioso por ver aquel ángel en el escenario.

Cuando lo veo, siento deseos de estrecharlo entre mis

brazos. De brindarle un poco de calor. Sus ojos son muy

bellos pero, tan fríos al mismo tiempo. Quisiera saber cuál es

la causa de ello. Desearía, acercarme y romper la barrera

actor – espectador, al menos por esta noche.

Pero, no puedo hacer eso. Esto es acoso, pensaría que soy

un loco pedófilo que se ha obsesionado con él. Por Dios,

tengo treinta y dos años, esto no me llevará a nada bueno y

por eso, debe terminar esta misma noche.

Esta misma noche…

He soñado con él…

Maldición…

Creo que ya sé lo que me sucede. Creo… que estoy

enamorado. En sueños solo charlé con él, pero, ver su rostro

de cerca, escuchar su voz y reflejarme en esos ojos tristes,

me hizo muy feliz.

Demasiado feliz…

~* SÁBADO *~

Hoy me toca guardia nocturna en el hospital, hoy y mañana

para ser más exactos, porque me han cambiado y

acomodado el horario. He despertado a las seis de la mañana

cuando aún estaba oscuro. Y desde que abrí los ojos no he

podido quitarme de la cabeza aquellas imágenes que vi en

sueños. No puedo, no puedo levantarme de la cama porque

sé muy bien a dónde quieren llevarme mis pies. No debo

permitirlo, esto se está saliendo de control.

Aunque, hoy es día de hacer compras para toda la semana. Si

pienso en otras cosas, no cometeré una locura.

¡Eso es!, iré a comprar víveres y después a la clínica. Mi vida

debe regresar a la normalidad. Me estoy arrepintiendo de

haber salido de mi aburrida monotonía… ¿o tal vez no?

Y, como lo supuse, mis pies apenas se vieron libres de la

sábana que los envolvía y listos para salir al exterior, hicieron

que bajase al estacionamiento, entrara al auto y en pocos

segundos, que me encontrara frente a ese bendito teatro.

¡Esto ya es demasiado!, ¡he perdido el juicio y el control

sobre mis propios movimientos!

Pero, ya que estoy aquí, es mejor hacer lo que he venido

pensando hace días. Estoy convencido, que después de

hablar con él, me sentiré más tranquilo y mi vida volverá a

tener esa paz de antes. Los nervios me invaden antes de

entrar al teatro, me aseguro que no haya ningún guardia al que

tenga que dar explicaciones. Pensé que tendría

problemas pero, entrar fue más sencillo de lo que imaginé.

Afuera el sol ilumina cada rincón de la ciudad, hace mucho

calor, pero en este lugar todo esta oscuro y frío, debo tener

cuidado de no tropezar con nada.

Por un momento, pensé que los actores se encontrarían

ensayando para la presentación del lunes pero, supongo que el

director debe haberles dado un tiempo libre por ser fin de

semana. Si ese es el caso, entonces este viaje ha sido en vano.

El destino tal vez no quiere que conozca en persona a ese

joven. Pero, mis piernas vuelven a tomar el control y atravieso

la sala principal para subir por unas pequeñas escaleras hasta

el escenario. Me detengo por breves segundos en ese lugar,

es lo más cerca que he estado de ese chico desde que lo vi

por primera vez. Estoy parado exactamente donde él siempre

se ubica para entonar aquella hermosa melodía.

No puedo tardar demasiado, ni siquiera debería estar aquí, eso

lo sé muy bien. Pero ya es demasiado tarde, mi corazón otra

vez se ve envuelto con esa misteriosa magia… tengo que

verlo…

Al principio parece que no hay nadie en este lugar. No veo

persona alguna. Pero, avanzando me doy cuenta que una luz

se escapa de una puerta entreabierta. Puedo escuchar voces,

tal vez, si explico tranquilamente la razón de mi visita, me

dirán dónde puedo encontrar al chico de cabellos dorados.

Por desgracia, al acercarme más, no puedo evitar escuchar una

conversación muy perturbadora.

- Suélteme por favor…

- ¡Ya cállate ciego de mierda!, ¡solo sirves para esto!, ¡ganarías

más dinero si te sometieras voluntariamente!

- No quiero esto, se lo ruego…

- ¿¡Entonces para qué viniste a provocarme!?

- ¡No hice tal cosa!, ¡solo quería salir como los demás!,

¡nunca me deja hacerlo!

- ¿Salir? ¿Para qué? Tú no puedes ver nada, naciste ciego y

morirás igual. Además, grábate estas palabras: “Me

perteneces, yo te recogí de la calle y ahora eres mío”.

¿¡Cuándo entenderás!?

Me asomé por la rendija de la puerta y mi corazón se

paralizó. Simplemente me quedé en silencio, mordiéndome

los labios con tanta fuerza para evitar gritar ante aquel

espantoso espectáculo. El director, aquel hombre que me

pareció bondadoso cuando vi su fotografía en la Internet,

tenía fuertemente sujeto a mi pequeño ángel por los cabellos.

Su ropa estaba tirada sobre el piso, mantenía su cuerpo

desnudo ahogado contra la cama mientras lo embestía sin

piedad alguna. El chico se mordía la muñeca con

desesperación, hasta que la sangre manchó levemente las

sábanas.

Debía haber intervenido…

Esto era violación… abuso a un menor de edad…

Pero, mi cuerpo no reaccionó. Solo pude contemplar

aquellos ojos muertos, sin vida, sin luz, congelados para

siempre…

Los ojos de un ángel que no puede ver… la mirada de una

bella criatura que está siendo víctima de algo terrible…

Sus labios entreabiertos parecían querer pedir ayuda…

Cobardemente salí corriendo del lugar. Subí al auto con el

cuerpo temblándome de pies a cabeza. No podía creer lo

que había visto. Las palabras “ciego”, “violación” y “ángel”

estaban dando vueltas en mi cabeza. Era un maldito

desgraciado, mucho más que aquel hombre que lo forzaba,

mucho peor por haberlo abandonado de esa manera después

de adorarlo tanto.

¡Maldición!

~* DOMINGO, LUNES, MARTES,

MIERCOLES Y JUEVES*~

Soy de lo peor. Una porquería de persona. No merezco

piedad alguna. He abandonado por completo a una criatura

indefensa, lo he dejado a merced de un hombre que se

aprovecha de su condición. Todos estos días han sido un

infierno, pero, es obvio que para aquel muchachito, el

infierno sería un alivio para todo lo que está viviendo. Solo

he pensado en mis propias impresiones y temores, no he

hecho absolutamente nada para ayudarlo ni para denunciar a

ese hombre. Lo peor de todo, es que en estos días de

alejamiento, es donde más cerca lo he sentido, pidiéndome

ayuda en sueños, escuchando su melodiosa voz apenas cierro

los ojos. Sus lágrimas, cada gota que resbala de sus mejillas,

caen al suelo produciendo un espantoso eco que no me

permite conciliar el sueño, no me deja seguir con mi vida.

Y, sigo pensando en mí. En qué dirán las personas si se

enteran que amo a un jovencito de esa edad. En cómo me

verán si intervengo. Pero, no puedo perder el tiempo con

esos ridículos temores… mañana todo habrá acabado. Él se

marchará de Italia y solo Dios sabe su destino. Me dan

escalofríos de solo imaginarlo. Me invade la desesperación al

pensar en aquel pobre cuerpo, siendo tomado una y otra vez.

Si no hago algo pronto, la voz de mi colorida avecilla, se

silenciará para siempre.

No puedo permitir que eso suceda…

Quizás me tema, me odie, me desprecie, me maldiga, tal vez,

jamás sienta ni un poco del amor que yo siento por él. Pero,

ya no puedo más, tengo que arriesgarme.

Él debe seguir brillando…

Él debe seguir cantando…

Él debe ser libre…

A pesar de todos esos pensamientos, admito que sigo siendo

egoísta. Los deseos de tenerlo junto a mí no desaparecen.

Debo agradecerle de todos modos, agradecerle por hacerme

sentir tan feliz, por ayudarme a comprender que mis

sentimientos siguen aquí, dentro de mí y que solo estuvieron

dormidos este tiempo, por todo el dolor que otros me

causaron.

No, fue mi culpa… yo permití que esas personas me dañasen,

fui yo quien decidió cerrar mi corazón a sentimiento alguno…

~*VIERNES*~

He llegado cuatro horas antes que comience la obra. Quizás

me despidan después de esto, se supone que debería estar en

la clínica. Pero me he tragado mis miedos y estoy aquí con

una sola razón. Tuve que ingresar al teatro simulando ser

parte del equipo de luces y mantenimiento. Hoy sí escucho

voces por todos lados y veo mucho movimiento tras el

telón. Al menos el teatro está vacío, iluminado por una tenue

luz mientras que los actores ensayan en sus camerinos. Me

va a ser muy difícil infiltrarme como la otra vez y no tengo la

menor idea de lo que haré. Pero, parece que conocer a ese

chico sí fue cosa del universo, y el mismo universo desea

ayudarnos.

En esos momentos, reconozco una pequeña figura sentada

en uno de los primeros asientos. No puedo evitar apresurar

mis pasos, su sola presencia hace que me descontrole, pero,

al llegar junto a él y verlo sentado con las manos apoyadas

sobre las piernas, reprimo todas esas emociones que parecen

desbordarse de mi alma.

No deseo asustarlo. Él se ve tan indefenso en esa posición,

esperando pacientemente que comience la obra y que

concluya otra noche más, sin novedad y sin salvación.

Intento no hacer ruido, pero, mis zapatos me delatan y él

gira la cabeza en mi dirección. El silencio se apodera del

ambiente, casi contengo la respiración. El muchacho parece

verme fijamente pero, yo sé que sus ojos gélidos están

condenados a permanecer en una eterna oscuridad.

Ante su presencia no puedo pronunciar palabra alguna.

Realmente, se trata de un ángel en cautiverio que debe ser

liberado. Me acerco teniendo el cuidado de no hacer

movimientos bruscos para no asustarlo, y al estar parado

frente a él, me arrodillo en el suelo y rozo tímidamente mis

manos contra las suyas. Espero palabras de su parte, pero

estas nunca llegan.

Lo único que puedo ver dibujado en su rostro, es una

sonrisa. No puedo creer que a pesar de todo lo malo, pueda

sonreír de esa manera, tan cálidamente que derrite mi

corazón. El pequeño ángel sujeta mis manos. Sin temor,

como si supiera perfectamente quien está ahí. Podría ser un

asesino, un ladrón o cualquier persona de mal vivir pero, él

se aferra a mis manos sin quitar esa sonrisa de su rostro.

Comprendo en aquel silencio lo que me está diciendo. Y,

en pocos segundos ambos nos encontramos yendo a la

salida, hacia la luz del día, de la libertad.

Su única reacción es ponerse una mano sobre los ojos ante

la luz del exterior, tal vez, no la pueda ver pero, sí

sentir. Aquella sonrisa no se borra de su bello rostro.

Y, lo último que recuerdo antes de alejarnos de ese lugar,

es la presión de su mano contra la mía. Señal de que confía

en mí a pesar de todo lo malo que le ha pasado.

Admirarlo, sentirlo, quererlo, adorarlo… amarlo.

Siento que es él quien me rescata de mi prisión…

Y no sé lo que pasará con nosotros.

Solo nos queda ir hacia delante…