la literatura infantil dentro y fuera de la escuela

8
La Literatura infantil dentro y fuera de la escuela Danny Loaiza. Director de biblioteca. Gimnasio la Colina. www.bibliotecariomalo.blogspot.com Cuando se trabaja como bibliotecario la tarea de cada día es recomendar un libro a todos los usuarios que así lo pidan. En una biblioteca escolar los lectores más asiduos son por lo general estudiantes y maestros, los primeros suelen pedir libros de aventura, romances, guerras, princesas, espionaje, fantásticos, realistas, de drogadicción, violaciones, diarios autobiográficos o libros importantes como los clásicos. Por otro lado, los maestros suelen pedir recomendaciones no tan amplias, sus necesidades se pueden reducir a libros de valores o libros que traten de este o aquel tema, ya sea de historia, ciencias o de matemáticas, es decir, el pedido del maestro suele ser de libros que enseñen, los estudiantes de libros que los emocionen. La tarea de unir estos deseos y necesidades bibliográficas con los textos adecuados es la función del bibliotecario utilizando la promoción de lectura. El mismo SEMILIJ tiene como propósitohacer posible este encuentro con los libros y los maestros o mediadores de lectura a través de las reseñas de los libros que realiza y seminarios taller como este. En esta ponencia intentaré abordar los problemas que esta actividad mediadora entre los libros y el ámbito lector de la escuela conlleva, desde el mismo momento en que se selecciona un libro hasta su lectura con los estudiantes. Sin embargo, lo haré desde la experiencia como bibliotecario escolar, que es diferente a la del maestro, posición que me permite estar un poco “al margen” aunque no neutral. El objeto de estudio de este seminario no son los libros corrientes sino la Literatura, y la Literatura infantil y juvenil en la escuela específicamente, por lo tanto el problema aquí está en la dicotomía de la Literatura y la Didáctica. Sin ánimo de ser neutral debo empezar definiendo la Literatura como una de las formas del arte, y nunca como algo inferior a esto. Al establecerla de esa manera, se puede garantizar en gran medida que no se perderá de vista su naturaleza y aquello que se puede y no se puede hacer con ella. Así que podemos hacer una pausa en este momento y preguntarnos por la función que puede tener la Literatura en la escuela, otras artes tienen también otros lugares o momentos en la escuela (hablamos de las artes plásticas, el cine, la música, el teatro, la danza, etc.), pero de todas ellas la que más preponderancia ha ganado en la escuela es la Literatura: hay instituciones educativas con un currículo bien desarrollado y planeado en el área de lenguaje que proponen la lectura de varios obras literarias en el transcurso del año lectivo de todos los grados, también las hay las que se ciñen a un Plan Lector definido por las editoriales que facilitan una serie de actividades taller que acompañan cada texto. Pero sin extendernos en la discusión del papel del arte en general en la educación básica, centrándonos más en la Literatura en las clases de lenguaje, preguntémonos entonces, antes de qué Literatura leer en esas clases, mejor el por qué precisamente Literatura.De eso se trata la Didáctica. Esta charla es una invitación para olvidar el asunto de la Literatura y la didáctica como un par de opuestos y pensarnos mejor la Didáctica de la Literatura en la escuela.

Upload: alba-marina

Post on 08-Apr-2016

4 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

La Literatura infantil dentro y fuera de la escuela

Danny Loaiza. Director de biblioteca. Gimnasio la Colina.

www.bibliotecariomalo.blogspot.com

Cuando se trabaja como bibliotecario la tarea de cada día es recomendar un libro a todos los

usuarios que así lo pidan. En una biblioteca escolar los lectores más asiduos son por lo general

estudiantes y maestros, los primeros suelen pedir libros de aventura, romances, guerras,

princesas, espionaje, fantásticos, realistas, de drogadicción, violaciones, diarios autobiográficos o

libros importantes como los clásicos. Por otro lado, los maestros suelen pedir recomendaciones no

tan amplias, sus necesidades se pueden reducir a libros de valores o libros que traten de este o

aquel tema, ya sea de historia, ciencias o de matemáticas, es decir, el pedido del maestro suele ser

de libros que enseñen, los estudiantes de libros que los emocionen.

La tarea de unir estos deseos y necesidades bibliográficas con los textos adecuados es la

función del bibliotecario utilizando la promoción de lectura. El mismo SEMILIJ tiene como

propósitohacer posible este encuentro con los libros y los maestros o mediadores de lectura a

través de las reseñas de los libros que realiza y seminarios taller como este. En esta ponencia

intentaré abordar los problemas que esta actividad mediadora entre los libros y el ámbito lector

de la escuela conlleva, desde el mismo momento en que se selecciona un libro hasta su lectura

con los estudiantes. Sin embargo, lo haré desde la experiencia como bibliotecario escolar, que es

diferente a la del maestro, posición que me permite estar un poco “al margen” aunque no neutral.

El objeto de estudio de este seminario no son los libros corrientes sino la Literatura, y la

Literatura infantil y juvenil en la escuela específicamente, por lo tanto el problema aquí está en la

dicotomía de la Literatura y la Didáctica. Sin ánimo de ser neutral debo empezar definiendo la

Literatura como una de las formas del arte, y nunca como algo inferior a esto. Al establecerla de

esa manera, se puede garantizar en gran medida que no se perderá de vista su naturaleza y

aquello que se puede y no se puede hacer con ella. Así que podemos hacer una pausa en este

momento y preguntarnos por la función que puede tener la Literatura en la escuela, otras artes

tienen también otros lugares o momentos en la escuela (hablamos de las artes plásticas, el cine, la

música, el teatro, la danza, etc.), pero de todas ellas la que más preponderancia ha ganado en la

escuela es la Literatura: hay instituciones educativas con un currículo bien desarrollado y planeado

en el área de lenguaje que proponen la lectura de varios obras literarias en el transcurso del año

lectivo de todos los grados, también las hay las que se ciñen a un Plan Lector definido por las

editoriales que facilitan una serie de actividades taller que acompañan cada texto. Pero sin

extendernos en la discusión del papel del arte en general en la educación básica, centrándonos

más en la Literatura en las clases de lenguaje, preguntémonos entonces, antes de qué Literatura

leer en esas clases, mejor el por qué precisamente Literatura.De eso se trata la Didáctica. Esta

charla es una invitación para olvidar el asunto de la Literatura y la didáctica como un par de

opuestos y pensarnos mejor la Didáctica de la Literatura en la escuela.

¿Por qué la Literatura?

De los exponentes en este seminario la mayoría estudiamos o estudian en el momento un

posgrado de Literatura, pero ninguno de los aquí presentesque se desempeñe como

profesorpodría decir que dicta clases de Literatura tal y como se podrían dictar clases de pintura,

danza o deportes, o matemáticas. En la escuela se enseña Lenguaje, no Literatura. Las

competencias sobre la tríada lenguaje, significación y comunicación en los discursos orales y

escritos es a lo que están llamados a enseñar los profesores de Lenguaje. Sin embargo, el mismo

Ministerio de Educación habla en los Estándares de Lenguaje de una pedagogía de la Literatura:

“Por su parte, la pedagogía de la Literatura obedece a la necesidad de consolidar

una tradición lectora en las y los estudiantes a través de la generación de procesos sistemáticos que aporten al desarrollo del gusto por la lectura, es decir, al placer de leer poemas, novelas, cuentos y otros productos de la creación literaria que llenen de significado la experiencia vital de los estudiantes y que, por otra parte, les permitan enriquecer su dimensión humana, su visión de mundo y su concepción social a través de la expresión propia, potenciada por la estética del lenguaje.”1

Aquí ya hay una respuesta bastante completa a la pregunta, pero además de la dimensión de lo

humano, la visión de mundo y el sentido de la propia existencia, resalto de nuevo la dimensión

estética. La Literatura es un arte del lenguaje oral o escrito, y como arte es el uso más acabado y

complejo de cada lengua o lenguaje. Por eso es utilizado en la escuela,porque es la máxima

expresión que se pueda encontrar del lenguaje. Si es lengua castellana o Lenguaje lo que se

enseña en las clases, será en la Literatura donde se encontrará ese lenguaje en su máxima

expresión, y esto es posible porque, al ser un arte, la Literatura tiene una función estética.

Pero si la Literatura va a ser uno de los cinco factores de los Estándares de Lenguaje, y propone

un canon más o menos amplio para ser abordado en la escuela, no se deben olvidar los contenidos

que esto conlleva y su relación con otros factores de otras áreas. Es decir, el arte no existe fuera

de contexto y todo texto de Literatura se debe a ciertas condiciones sociales, históricas y discursos

del pensamiento(incluso los científicos), por eso podremos hablar de unconocimiento en contexto.

Los clásicos no harán el milagro de volver cultos a los lectores si estos no son abordadosde la

manera adecuada.

Vista así, La literatura sirve no solo para enseñar un buen uso del lenguaje, también está

atravesada por dimensiones éticas y contenidos históricos o discursos científicos. A continuación

expondré algunos ejemplos de obras literarias que hacen parte de la colección de una biblioteca

escolar y que fueron adquiridos por la institución con las mismas intenciones pedagógicas que he

expuesto. Sin embargo, cada uno de los títulos será valorado según la función que pretenden

cumplir por las editoriales que los produjeron.

1 Estándares básicos de competencias del lenguaje: http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/articles-

116042_archivo_pdf1.pdf (consultado el 10 de abril de 2012)

Primer caso:Historia de un río contada por una gota de agua2

Este libro pertenece a una colección de la editorial colombiana

Panamericana llamada Osito de anteojos, dicha colección, a juzgar por sus

títulos, tiene un enfoque ecológico en el desarrollo de sus temas. Es la

historia de un río contada por una gota de agua que tiene como

protagonista a un búho llamado Boo Boo, quien tiene una amistad con una

gota de agua pues el ave domina el lenguaje de los elementos, su amiga

tiene problemas con la suciedad que invade el río. Para llegar al fondo del

problema el búho hace un viaje dentro de los recuerdos de la gota de agua, para ello hace uso de

dos herramientas muy específicas: la imaginación y la fantasía. En esta especie de viaje en el

tiempo que se remonta desde la era glacial hasta la actualidad, el búho se topa con otros seres

como el Jaguar Zarpas Negras, el bagre Uao, el caracol Glu GLu y el cangrejo Tap Tap, quienes lo

ayudan a resolver el misterio de la salud del río. Cabe resaltar que el viaje en el tiempo no se hace

en vano y el lector es informado en el transcurso del texto acerca de la eras geológicas que se

visitan.

No es necesario hacer una diatriba con los nombres de los personajes de este libro, lo más

importante aquí es el lector implícito que evocan los autores de este texto. En un principio se

mencionó los deseos de los lectores, pues bien, este libro obedece a la satisfacción de una

necesidad muy particular: el de la escuela. Pareciera el libro perfecto para el maestro que

necesitaun texto sobre las eras geológicas, la fauna de la selva tropical, el ciclo del agua, y el

mismo conflicto ecológico. Sin embargo, en pro de cumplir estos requisitos se sacrifica la

coherencia, la verosimilitud y la estructura narrativa, es decir, es un texto con bastantes falencias.

Lo anterior no es ningún crimen imperdonable, su autor tiene derecho a equivocarse y a publicar

sus textos como cualquier otro ciudadano, el problema está con la función que se le da al texto y

el tipo de lector que asume. Este libro es una cátedra ciencias naturales para un lector vacío de

conocimientos de su entorno, el autor pretende llenar ese vacío (una necesidad del educador) con

un texto que, excusándose en la narrativa fantástica, da al lector información muy precisa de los

contenidos mencionados, lo que produce un desfase en los modos discursivos al interior del texto,

es decir, conserva la tipología narrativa que promete el título, pero sus objetivos multicéfalos no le

permiten tener un solo norte, ya sea este expositivo o literario. En fin, se sacrifica su función

estética.

Personalmente no llevaría un texto en estas condiciones al aula de clase, pues como docente o

mediador de lectura, cada texto que se lleve a clase es un modelo de lectura y un modelo de

criterios de selección y valoración de los textos de cualquier índole. No lo recomendaría como

bibliotecario porque no satisface las posibles necesidades de los lectores: no es un texto expositivo

lo suficientemente riguroso, tampoco es un cuento con una estructura narrativa acabada.

2Restrepo Gómez, Alonso Lope José Félix. Historia de un río: contada por una gota de agua.

Bogotá:Panamericana Editorial, 2005.

Segundo caso: Tengo miedo3

Ivar Da Coll es un ilustrador colombiano que ha ganado renombre internacional en el

transcurso de su carrera, este libro pertenece a sus inicios como ilustrador y escritor, reeditado en

la actualidad por la editorial Babel, perteneció primero a la editorial Panamericana en la colección

OA infantil, heredera esta de las ediciones de Carlos Valencia Editores, quienes publicaron los

ganadores del premio Enka. No pertenece a una colección con fines pedagógicos explícitos y si a

un premio Nacional de producción literaria infantil.

El tema de Tengo miedo es muy diferente al de Historia de

un río contada por una gota, es mucho más íntimo. Eusebio es

un gato que no puede dormir en las noches pues tiene miedo a

los monstruos debajo de la cama, a los diablos, duendes,

brujas, dragones, vampiros y fantasmas. Acude a su amigo

Ananías en medio de la noche para compartirle sus temores,

Ananías le explica que todos aquellos seres que asustan al gato

también tienenquehaceres, disgustos, placeres y hasta miedos.

Es la típica historia del personaje infantil que es acosado por

sus miedos, pero la superación de estos no se hace por vía de

la protección del adulto ni por la desacreditación de su naturaleza fantástica, por el contrario,

profundiza en la ficción de los mismos. Ananías vuelve más complejos y concretos los miedos de

Eusebio (quien no se atreve a nombrarlos directamente en el relato), lo hace por vía de la

humanización. Lo interesante de este texto es que la resolución del conflicto se hace ahondando

más en la ficción, completando más a la representación de los miedos y volviéndolos más

personajes. Es decir, literariamente se enriquece.

El libro de Ivar Da Coll se apega al tema de su título, suelo recomendarlo porque me parece un

buen libro desde su diseño editorial y su la relación del texto-imagen de los libros álbum. Si bien

no es la gran obra de la literatura infantil colombiana, es un cuento con una economía del lenguaje

propia del género infantil. Me gusta cómo aborda el tema y cómo moviliza los miedos de los

lectores a quienes se los comparto, de una manera tan desprevenida como solo lo puede lograr el

humor que usa este libro.

Este es un libro que pondría en el grupo de los que no están dentro de la escuela, su

producción no fue mediada por el currículo y sí por una búsqueda personal a través de la

expresión artística. A pesar de ello, a pesar de ser un tema tan íntimo, la experiencia de su lectura

en la escuela es tremendamente exitosa precisamente porque apela a la experiencia de vida del

niño fuera de la escuela. No es el libro que servirá para resolver un taller, un examen o alguna una

tarea, es un libro que puede ayudarte a no temer ¿Enseña la escuela a no vivir conmiedo? ¿Es ese

uno de sus objetivos? Según la dimensión ética que menciona el ministerio de educación, sí.

Tengo miedo no es ajeno a las necesidades de los lectores de una institución educativa, además

del diálogo que entabla con los lectores niños, también es un problema educativo que preocupa a

3Da Coll, Ivar. Tengo miedo.Bogotá : Babel, 2006.

los maestros y mediadores de lectura. Cuando el niño lleva sus miedos al salón de clase se trona

entonces en un problema educativo.

Un cajón de sastre de bibliotecario

En contraposición a la propuesta categorizante de Fanuel Hanan Díaz4, quien hace una extensa

exposición de libros que él considera perturbadores y que, por lo tanto, recae sobre ellos un

problema de censura en la escuela, existe otro autor que lanza al aire su propia categoría: los

libros tranquilos5. A diferencia de Hanan Diaz, Pep Molist no pretende desarrollar una

investigación crítica literaria, Molist es un bibliotecario escolar al que un día, una niña, una

usuaria, le hizo un pedido particular: Recomiéndame un libro tranquilo(Mariona Marcet, 11 años)6.

A partir de este extraño pedido, para el cual Molist no supo dar respuesta en su momento, se

dedica a reunir, en lo que él llama un cajón de sastre de bibliotecario,una lista de libros

multigénero bajo el título de libros tranquilos ¿Qué son los libros tranquilos?

“…aquellos libros que no te dan miedo, que no te aceleran el corazón a la vuelta

de cada esquina, que más que reír, te hacen sonreír, que más que llorar te hacen

cosquillas en el corazón, que te despiertan las emociones de una manera suave y

delicada, y que, en definitiva, te hacen pasar un rato agradable, que es lo que

tendrían que pretender muchas obras de ficción y lo que Mariona buscaba y

necesitaba entonces.”7

En su libro, este bibliotecario catalán reúne una lista de libros que recomendaría a su usuaria si

el universo le diera una segunda oportunidad. Lo menciono en este seminario por dos razones:

primero porque yo, como bibliotecario, lo recomiendo; segundo, porque me parece interesante la

discusión de estas dos categorías (libros perturbadores vs libros tranquilos)para entender un poco

mejor el tema de la censura, pues es esta la que media el hecho de que un libro este fuera o

dentro de la escuela. Al respecto tengo mi propia posición: no existe o no es apropiado

encasillarse en ninguna de las categorías, el problema con la censura es un problema de

interpretación, es decir, que un libro pertenezca a A o B rótulo dependerá en gran medida de la

lectura de cada lector.

Vistas las dos categorías, me inclinaría por poner a Tengo miedo en la esquina de los libros

tranquilos. Es un libro que a pesar de su título no da miedo, no te acelera el corazón a la vuelta de

cada esquina; que más que reír, te hace sonreír; que más que llorar te hace cosquillas en el

corazón, que te despierta las emociones de una manera suave y delicada, y que, en definitiva, te

hace pasar un rato agradable. Con casi todos los libros de Ivar Da Coll esa es mi experiencia como

4http://www.cedilijweb.com.ar/docs/articulos/Hanan%20Diaz%20Libros%20perturbadores%20para%20nino

s.pdf(consultado el 10 de abril de 2010) 5Molist, Pep. Los libros tranquilos: el curso de la vida a través de la literatura infantil. Madrid: Anaya, 2006

6ibdemp. 11

7ibdem p. 12

lector de su obra, pero al respecto quisiera citar otro tipo de lectura, aunque no es precisamente

una lectura o análisis de la obra, pero sí un criterio de selección de libros en el queun texto como

Tengo miedo, al parecer, no tendría cabida.

Tercer caso: Plan lector humanizador

A continuación expongo los criterios de la editorial Semilla Educativa y su colección de

literatura infantil Plan Lector Humanizador:

“La tradición de nuestra literatura infantil [parece que se refieren a la colombiana] se limitó al

mundo de la fantasía, las brujas, los duendes, los monstruos, los demonios, las lámparas mágicas,

genios mágicos, padrinos mágicos y hadas entre otras realidades alienantes.

Una cosa es la fantasía, vivir la lúdica del mito y las leyendas y otra es la de confundir la realidad

con el mundo imaginario de la literatura. Cuando el niño crece creyendo que la vida está resuelta o

espera a resolver la vida con una lotería, un hada o padrino mágico, corre el riesgo de alienarse o

enajenarse en una realidad lejana a su contexto socio-político, puede sufrir una fuerte desilusión y

golpe emocional e incluso, corre el peligro de experimentar una depresión, estrés y problema agudo de

salud mental.

En un contexto saturado de una literatura que no nos ha ayudado a aprender a pensar nuestra

realidad, la del otro, la del mundo y su cultura, surge el presente Plan lector humanizador como una

alternativa para evolucionar como mejor ser humano.

Plan lector humanizador se caracteriza por enseñar valores, desarrollar procesos significativos de

pensamiento y permitir al niño confrontarse consigo mismo, con los demás, con el mundo y con el

conocimiento.

(…)Plan lector humanizador es, sin duda, una propuesta novedosa que contribuye

significativamente al amor del niño por la lectura, a su fácil comprensión y análisis. Aprenden los niños

a hacer una lectura de imágenes sin palabras, a relacionar texto escrito e imágenes, a interactuar con

el cuento en forma diacrónica y sincrónica, a proponer otro contenido y otra forma de ilustración del

cuento. Aprenden también valores, a argumentar, a ser críticos, a comprender, y a valorar su propia

realidad y la del planeta en general.

En este sentido, el niño adquiere conciencia planetaria, mejora su autoestima, su sentido de

pertenencia y su capacidad de análisis global y local”8

Hace un tiempo, una persona de esta editorial se presentó en mi biblioteca a ofrecerme esta

propuesta de plan lector. Si yo la aceptara no tendrían cabida libros como Tengo miedo en la

colección de mi biblioteca escolar, ni lo recomendaría a los maestros, porque precisamente en lo

que exponen como falencia de la literatura infantil y juvenil es en lo que ahonda el libro de Da Coll.

Esta propuesta editorial ve como una mancha en la literatura el elemento que precisamente

intento defender en este seminario: La función estética de la literatura como arte y un desarrollo

de la Didáctica de la Literatura basado en este principio. Tengo miedo tiene un valor agregado por

el desarrollo de su carácter fantástico o ficcional, pero siento que, según la propuesta de esta

editorial, este mismo libro podría considerarse como un texto que perturbaría el sano desarrollo

de la psique de los estudiantes.

8http://www.semillaeducativa.com/lector.html(consultado el 10-abril-2012)

Razones para recomendar o exiliar

La estética es el problema de la sensibilidad, un lector que se deba a ciertos contextos sociales

históricos, sociales y personales puede bien tener una reacción sensible a un objeto X diferente al

de otro lector. Supongamos que ese objeto X es una obra literaria, esta obra literaria en su función

estética movilizará a un lector de una u otra forma a partir del desarrollo de la sensibilidad de cada

lector; podrá generar rechazo, conmoción o tristeza. Lo mismo sucede con un libro no tan

perturbador (tranquilo, por así decirlo) como Tengo miedo, leyendo la presentación del Plan Lector

Humanizador es obvio que la sensibilidad de sus creadores hacia la literatura con elementos

fantásticos como el de Da Coll es diferente a la mía ¿Por qué esta diferencia? Yo he expuesto mis

motivos y los expongo con conocimiento de causa, pero ¿De dónde sale esta censura a la fantasía

en la literatura? Las razones no son realmente nuevas, obedecen a un expurgo que se le intenta

aplicar a la literatura infantil y juvenil, el caso colombiano no ha sido la excepción.

Ana María Machado, en su libro Clásicos, niños y jóvenes, explica que esta censura se debe a la

inquietud de los adultos educadores quienes pueden pensar que estos elementos fantásticos (tan

propios de la literatura) pueden degenerar en una forma de escapismo, una forma de evadir la

realidad. Parecen buenas intenciones, pero dejan por fuera lo que expone Machado:

“...toda narración literaria se construye con base en elementos que corresponden a la forma

coherente en la que poco a poco se va erigiendo una construcción de sentido. Es para esto que el

hombre cuenta historias: para entender la vida, su paso por el mundo, para construir algún tipo de

lógica para la existencia.”9

Esos elementos que corresponden a la forma coherente en la que poco a poco se va erigiendo

un construcción de sentidos son los elementos simbólicos de la literatura, precisamente aquello

que lo hace arte. Los planes lectores mandados a hacer para la escuela pueden tranquilizar a los

maestros que compran estas propuestas, pero ¿por qué habríamos de permitir que a la escuela

entren libros limpios de simbolismo? ¿En qué ayuda esa pureza al desarrollo de las competencias

lectoras de los estudiantes? Es el símbolo lo que nos ayuda a entender la realidad.

El Plan Lector Humanizador, como otros de diferentes editoriales, está intentando entrar

constantemente en la escuela, casi todos estos planes tienen en común en que prometen una

amplia gama de contenidos y valores de convivencia. Si ya tenemos claro el porqué de la Literatura

en la escuela, debemos pasar al siguiente paso en la Didáctica de la Literatura, debemos

preguntarnos qué tipo de literatura dejaremos por fuera de la escuela y cual integraremos a la

propuesta pedagógica de nuestras clases o bibliotecas, es nuestra función como educadores y

mediadores de lectura. Para ello se debe conocer bien la producción de la literatura infantil y

juvenil colombiana y tener muy afilados los criterios.

9Machado, Ana María. Clásicos, niños y jóvenes. Bogotá : Grupo Editorial Norma, 2004. p. 86

Conclusiones y preguntas

He expuesto tres tipos de literatura infantil y su relación con la escuela: La historia de un río

contada por una gota de agua, Tengo Miedo y la presentación general de una editorial

colombiana. La primera es un texto que, en sus intenciones pedagógicas, confunde los modos

discursivos y termina siendo un texto con problemas en su escritura; la segunda es una producción

mucho más literaria, aparentemente sin otro propósito que el lúdico; el ultimo pertenece a un

discurso que pretender hacer una limpieza de la literatura la intentar volverla más útil para la

escuela. Sea cual sea la opción por la que nos inclinemos como educadores ¿sabemos cuáles son

las razones de nuestra elección? ¿Obedece este criterio a los títulos de literatura que escogemos?

Cuando pensamos en estos títulos en el contexto escolar, tendemos a pensar en qué contenido

pueden ser útiles. Pero si estos títulos son de literatura las reglas del juego son muy específicas. Lo

anterior lo aclaramos al entender la naturaleza del discurso literario, teniendo esto en cuenta

¿Cuál es el uso que le vamos a dar a la literatura? ¿No será que le pedimos a la literatura

contenidos para las que no fue necesariamente concebida? Los estándares de lenguaje le dan un

lugar a la literatura en la escuela y la relaciona con todos las otras dimensiones ¿Pero cuáles son

las condiciones de estas relaciones y cuáles sus límites?

La censura en la literatura no tiene una sola arista, es un tema complejo que no se resuelve

categorizando los títulos entre buenos y malos para la escuela. Esta es una discusión que puede

ser muy sana en el momento de pensarse la educación, la pregunta es ¿Hacemos partícipes de esa

discusión a los estudiantes? ¿No son ellos sujetos lectores con sus propios criterios y

censuras?¿Cuál será el tipo de foro que decidirá qué libros entrarán o quedarán por fuera en las

instituciones educativas?