la libertad

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Ética General LA LIBERTAD Laura Rey LA LIBERTAD La libertad para Aristóteles, especialmente a nivel personal, supone la disposición de una posibilidad de elegir. Esa posibilidad de elegir supone a su vez la de disponer de elementos de juicio que conduzcan a la elección. Lo que requiere también tener el conocimiento y la inteligencia adecuada para valorar estos juicios debidamente y decidir acerca de la conveniencia de la elección. Es decir, los actos voluntarios se hacen a través del conocimiento y la voluntad, por lo tanto la libertad depende de estos dos elementos. Al mismo tiempo, la libertad no es absoluta, tiene unos límites. No podemos decidir sobre cualquier cosa, solamente de lo que esta a nuestro alcance. El hombre no dispone de una posibilidad absoluta de elegir, por ejemplo, no es posible elegir en contra de lo que dicen las leyes de la naturaleza. Los actos pueden ser involuntarios, ya sea por falta de conocimiento o porque la voluntad es violentada o forzada. Quien lleva a cabo una acción por ignorancia tampoco es responsable al no ser que esa cosa que ignora sea algo que debía saber, en este caso si que será responsable, como por ejemplo, si un cardiólogo tiene que operar a un paciente del corazón y no sabe como actuar entonces será responsable. Solo las acciones voluntarias las conocemos como una responsabilidad del sujeto. Otras veces puede pasar que se realice una acción por evitar un mal mayor, pero en realidad no se elige ni es una acción verdaderamente libre. Las acciones verdaderamente libre son las que se hacen por elección. El que actúa con verdadera libertad es el que elige según lo que su inteligencia juzga mejor y su voluntad quiere realmente, tanto si se presenta apetecible como si no. Existen los placeres que pueden provocar algunos errores morales porque parece un bien , y en determinado momento se presenta como máximamente deseable. El deseo de placer, además de arrastrar la voluntad, puede confundir al

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Page 1: La Libertad

Ética General LA LIBERTAD Laura Rey

LA LIBERTADLa libertad para Aristóteles, especialmente a nivel personal, supone la disposición de una posibilidad de elegir. Esa posibilidad de elegir supone a su vez la de disponer de elementos de juicio que conduzcan a la elección. Lo que requiere también tener el conocimiento y la inteligencia adecuada para valorar estos juicios debidamente y decidir acerca de la conveniencia de la elección. Es decir, los actos voluntarios se hacen a través del conocimiento y la voluntad, por lo tanto la libertad depende de estos dos elementos.

Al mismo tiempo, la libertad no es absoluta, tiene unos límites. No podemos decidir sobre cualquier cosa, solamente de lo que esta a nuestro alcance. El hombre no dispone de una posibilidad absoluta de elegir, por ejemplo, no es posible elegir en contra de lo que dicen las leyes de la naturaleza.

Los actos pueden ser involuntarios, ya sea por falta de conocimiento o porque la voluntad es violentada o forzada. Quien lleva a cabo una acción por ignorancia tampoco es responsable al no ser que esa cosa que ignora sea algo que debía saber, en este caso si que será responsable, como por ejemplo, si un cardiólogo tiene que operar a un paciente del corazón y no sabe como actuar entonces será responsable. Solo las acciones voluntarias las conocemos como una responsabilidad del sujeto. Otras veces puede pasar que se realice una acción por evitar un mal mayor, pero en realidad no se elige ni es una acción verdaderamente libre. Las acciones verdaderamente libre son las que se hacen por elección.

El que actúa con verdadera libertad es el que elige según lo que su inteligencia juzga mejor y su voluntad quiere realmente, tanto si se presenta apetecible como si no. Existen los placeres que pueden provocar algunos errores morales porque parece un bien , y en determinado momento se presenta como máximamente deseable. El deseo de placer, además de arrastrar la voluntad, puede confundir al entendimiento y esto nos quitara libertad. El objeto de deseo correcto es el lo que es bueno, lo correcto, lo que es deseable para una persona buena. Aristóteles no dice que el placer sea malo, dice que actuar bien significa hacer una cosa buena y si esta acción es placentera pues mejor.

El placer puede ser bueno o malo, es malo cuando nos lleva a hacer algo que realmente no queremos. Hay requisitos que definen que un placer es bueno como por ejemplo que la voluntad no sea arrastrada, que no haga mal a nadie, que sea legítimo y que sea un termino medio, que haya moderación. La gente que se queda corta respecto a los placeres y los gozan menos de lo que deben no es bueno tampoco, casi no se encuentran, tal insensibilidad no es humana. Lo más normal es que tengan placeres, pero querer todos los placeres, preferirlos a cualquier otra cosa, son formas de esclavitud. La adicción al placer puede llegar a condicionar fuertemente la conducta, e incluso el razonamiento.

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Por lo tanto, el placer y también el miedo, con los intensos estados pasionales que les son propios, pueden actuar como freno o interferencia para la voluntad. Si hablamos de miedo, podemos relacionarlo con la fortaleza, que muy directamente protege nuestra libertad. Nos protege del miedo a que no nos hagan daño, el miedo es un factor que puede hacer cambiar nuestra voluntad.

La valentía y la fortaleza van juntos, el valiente es aquel que a pesar de las circunstancia tira hacia delante. El valiente no es aquel que no tiene miedo, Aristóteles dijo: “El hombre que afronta y teme las cosas que debe y por el motivo correcto i en el modo correcto i el tiempo correcto, i que se siente seguro en las condiciones que corresponde es valiente, una valentía noble”.

La fortaleza es un acto de virtud, esta dirigido a una cosa buena. No nos referimos a la fortaleza que puede tener una persona para ser capaz de robar un banco, por ejemplo. Hay maneras de parecer un hombre valiente, pero realmente no lo es como por ejemplo un soldado puede parecer valiente pero parece que los soldados afrontan los peligros por el miedo al castigo. La gente que ignora el peligro también puede parecer valiente pero realmente no lo son. El que asume un peligro es valiente si lo hace por nobleza, porqué es algo bueno.

Aparte de la fortaleza, también tenemos que hablar de la templanza, que también es otro factor que protege nuestra libertad. La templanza es una virtud de las partes irracionales, se refiere a los placeres corporales, pero no a todos ellos, se refiere al tipo de placeres que compartimos con los animales, y que por eso parecemos esclavos. Si no tenemos esta templanza, parecemos animales.

Lo contrario al hombre con templanza es el intemperante, esta gente lo pasa mas mal de lo que toca. El intemperante actúa buscando el placer y es peor que el cobarde que actúa por miedo. El intemperante actúa de forma mas voluntaria que el cobarde porqué el primero actúa por el placer y el cobarde por el dolor. El placer se escoge pero el dolor es indeseado, frustra i destruye la naturaleza de la persona que lo siente, mientras que el placer no hace nada de esto.

En resumen, sabemos que los actos libre dependen del conocimiento i de la voluntad, algo imprescindible para ser un hombre libre. La fortaleza i la templanza también son importantes porque preservan o protegen nuestra voluntad porque el miedo i el placer nos pueden llevar a una voluntad que realmente no queremos. La fortaleza te ayuda a combatir el miedo i la templanza nos hace capaces de moderar nuestro placer. Al igual que la ignorancia es un factor negativo que nos puede llevar a hacer cosas que si las conociéramos realmente no las haríamos.

Por lo tanto, un hombre libre es aquel que tiene conocimiento y voluntad, es decir, la capacidad de deliberación y elección. Y también tiene que tener fortaleza y templanza para afrontar los miedos y medir sus placeres. Si un hombre cumple todos estos factores es que realmente tiene plena libertad.

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¿Libertad?

Juan era hombre solitario que jamás daba explicaciones porqué decía que él y nadie más que él era dueño de su vida, de sus decisiones y responsable de sus actos.

Él, que siempre presumía de ser libre en hacer lo que quisiera y en pensamiento, cometió errores muy grandes durante su juventud. Cuando se hizo adulto, no sólo continuó cometiendo errores sino que en algunos casos los repitió. El problema es que nadie podía darle consejo o pretender decirle que tomara nota, que aprendiera del pasado y que abriera los ojos, que viera lo que es realmente bueno y no se dejara llevar por los placeres o por el miedo a ser rechazado por los demás.

Como no daba explicaciones ni sentía que tuviese que justificarse jamás, sus relaciones resultaron ser bastante inestables, sus matrimonios todos fracasaron. Y siguió sin aprender de la vida, de lo mal hecho. Pasaron los años y para Juan no cambio la suerte así como él no cambiaba su actitud de “yo jamás explico nada, solo yo soy dueño de mi vida, soy libre”.

Hoy en día a su edad es un hombre que vive solo porqué ninguno de sus matrimonios tuvo solidez para durar más de algunos años. Tuvo hijos, pero estos se mantienen alejados de él porqué es un hombre de lo más reservado, se pasa el día enfadado y solo piensa en él sin mirar lo que tiene alrededor. Muchas veces se le escuchaba decir tristemente que se iría al pueblo y que moriría solo. Se estuvo preparando para ese final toda su vida, y obtuvo lo que él buscó con sus actos.

Juan nunca aceptó que la vida y la libertad son mucho más que esa actitud, que el ser libre de actuar, pensar y sentir va mas allá de dar o no explicaciones, que la verdadera libertad está primero en ser libre por dentro. El estar proclamando su libertad no significaba nada para los demás porqué para el mismo eran solo palabras.

Realmente, Juan nunca ha sido una persona libre ya que sus actos carecían de conocimiento y de voluntad. Era una persona que se dejaba llevar por los placeres, anteponía el placer a todo lo demás. Y no dejaba que la gente le aconsejara, no quería ver más allá de lo que él pensaba y creía. También le faltó fortaleza para cambiar, para que finalmente no estuviera solo, realmente, el no quería eso pero no hizo nada por cambiarlo. Era un hombre con muchos temores y falta de valentía lo cual le llevó a ser esclavo de su propia vida.