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LA LEY DEL KARMA
POR JOSE LUIS MARTIN, F.R.C.
GRAN LOGIA SUPREMA DE AMORC
DEPARTAMENTO DE PUBLICACIONES
SAN JOSE CALIFORNIA. E.U.A.
1981
ESTA REPRODUCCION SE HACE SIN NINGUN FIN DE LUCRO
SOLO PARA DAR A CONOCER LA LEY DEL KARMA.
D E D I C A T O R I A
A
R A L P H M. L E W I S,
IMPERATOR DE AMORC
QUIEN ME SEÑALO EL
CAMINO QUE CONDU-
CE A LA LUZ Y A
LA REALIZACION
J. L. M.
<
UNA EXPLICACION NECESARIA LA ORDEN ROSACRUZ
Los Editores, anticipándonos a las preguntas de los lectores de este libro, queremos hacer constar
que en el mundo, hoy, no existe sino una sola y universal ORDEN ROSACRUZ, con ramificaciones
en diversas jurisdicciones, unidas y dependientes todas de un Consejo Supremo establecido de
acuerdo con las disposiciones originales de los antiguos manifiestos Rosacruces. Además, la Orden
Rosacruz no es una secta ni institución religiosa.
Esta organización internacional conserva las tradiciones, enseñanzas, principios y prácticas
humanitarias características de la antigua y primitiva Hermandad, que inició sus actividades en
tiempos ya muy remotos. Se reconoce como la antigua y Mística Orden Rosae Crucis y la
abreviatura corriente es AMORC. Las oficinas centrales de la jurisdicción de Norte y Sur América
están situadas en San José California, E.U.A., y extienden sus actividades a todo el Continente, para
más información, favor de entrar a internet: www.amorc.org
PREFACIO
El presente libro es producto de largas y continuas modificaciones sobre el tema del Karma. No
solamente los estudios del autor en la Orden Rosacruz le han servido de estimulo sino sus
investigaciones personales en fuentes sugeridas por la misma Orden. La observación y estudio de
la vida misma, la experiencia y la experimentación por muchos años con relación al Karma le han
capacitado para esta labor.
Antes de transformarse en libro el presente trabajo, la mayor parte de su contenido se había
dictado como conferencia a los miembros de la Orden en Puerto Rico. Diferentes grupos de
Rosacruces oyeron la conferencia del Karma y el interés fué tal que aquellas notas se
transformaron pronto en libro. Fue sometido a la Biblioteca Rosacruz y aprobado para su
publicación por el Imperator el Doctor Ralph M. Lewis, así como por Frater Cecil A. Poole,
quienes conocían el texto original cuando se dio como conferencia.
No hemos deseado alterar mucho el contenido básico que tuvo como conferencia y solo ha sufrido
ligeras alteraciones para presentarlo como libro. Posiblemente pueda sugerir nuevas ideas a otros,
ya que está escrito muy sintéticamente. Nuestro mayor anhelo es que oriente a los lectores es la
más importante de las leyes cósmicas, y les ayude a comprender cada vez mejor el principio de que
el Hombre es el creador de su propio destino. JOSE LUIS MARTIN, PUERTO RICO
1957.
INTRODUCCION:
Desde hace muchos siglos, desde un remoto pasado que la historia oficial no ha logrado
desentrañar a cabalidad, el hombre se dio cuenta de que en medio de su vida reinaban dos
poderosas fuerzas misteriosísimas para él: el Dolor y la Felicidad. Comprendió el hombre que su
vida era una continua y desajustada combinación de dicha y desdicha, un balanceo entre una
sonrisa hoy y una amargura mañana, verdadero duelo entra las lagrimas y risas.
Fue entonces cuando el hombre extendió esta observación a todas sus experiencias y descubrió
que la Naturaleza es una dualidad en continua creación. Vio además que él mismo como ser
humano tenía un aspecto dual, y que esa dualidad se manifestaba en su existencia unas veces
como dolor y otras como felicidad.
Cuando comenzaron a desarrollarse las religiones orientales y occidentales respondiendo a
ciertos planes cósmicos preestablecidos, estas religiones se hicieron eco de este fenómeno de
dualidad observado por el hombre. Entonces los seguidores idolatras de estas religiones trataron de
presentar explicaciones diversas para racionalizar el fenómeno Dolor-Felicidad. Entre las
explicaciones entonces expuestas, la mayoría de las cuales aún subsisten, tenemos las siguientes:
1º ―La Divinidad es quien determina por su propia Voluntad nuestro dolor y nuestra
felicidad‖. Esta idea se manifestó tanto en cultos politeístas como monoteístas. El Cristianismo
oficial tiene mucho de este principio. Si bien lo observamos, comprendemos enseguida que esa idea
establece el concepto de un Dios caprichoso, que subjetivamente, sin que para nada intervenga el
hombre, reparte bienes y males a quien mejor le plazca. En la mitología grecolatina esta idea está
expresada en la diosa Fortuna y su famosa rueda.
Por eso es que en los rituales y leyes eclesiásticas de un gran número de estas religiones, se
estableció que ciertos sacrificios -- sangrientos en unas sectas y más veniales en otras – aplacaría
la ―ira‖ del dios, y que otros tales sacrificios nos enviarían ciertos bienes anhelados, y que el deseo
de que la divinidad castigara a fulano por determinados yerros, traería consigo ese castigo, y así
sucesivamente.
2º Observando el hombre que ese dios caprichoso que determinaba dichas y desdichas tenia
ciertos atributos como: todo-amor, todo-misericordia y todo-bondad, era incompatible esto con la
creación y profusión de males en la vida del hombre. De ahí que el hombre mismo quiso coordinar
estas ideas para ajustarse mejor a la lógica (por él también inventada), y dio margen a nuevos
conceptos que fabricaban nuevos dioses y seres que encarnaban la producción de los males
observados. Así surgieron las imaginarias figuras de Tifón, Plutón, Set, (Mito Egipcio: Osiris-Set-
Isis- Horus. Equivalente al judío (hebreo) Jehová-Satanás-María-Jesús). Saturno, Satanás etc.
Como podemos observar por un cuidadoso estudio de la historia de las religiones, ninguna de ellas
ha podido coordinar lógicamente la existencia del mal dentro de un universo creado por un dios
Todo-bien.
3º También había que conectar el origen del mal --los dioses mencionados--- con el hombre
mismo. Por tanto, surgen los mitos de la tentación del hombre por el Dios del Mal, la caída del
hombre en el llamado pecado, y el subsecuente destierro del hombre del bien original poseído y la
herencia futura de ese mal cometido por un grupo primitivo. Este principio le hace creer a la
humanidad que Satán – o el nombre que lleve en otras religiones--- está vivo dentro del hombre
mismo, y que es su enemigo y su perseguidor. Naturalmente, esta idea engendra fobias, complejos y
traumas.
4º La mente supersticiosa del hombre dio salida también a otra explicación del fenómeno
aludido, indicando que la Naturaleza estaba superpoblada por una serie interminable de espíritus,
genios, elementales, fantasmas, almas en pena, demonios, etc., y que ellos --y solo ellos—
producían el mal que se observa en la vida humana y en la Naturaleza misma. Esta idea dio origen
a detestables ritos de Magia ceremonial en el pasado, así como a creencias aberrantes sostenidas
hoy por muchos cristianos y por los espiritistas. Repito que, aún hoy, ellos siguen creyendo que
el mal del hombre es originado por estos espíritus o fuerzas de la Naturaleza.
5º En épocas más recientes, una línea de pensamiento más materialista pero no menos
supersticiosa, ha producido diversas soluciones para explicar esa dualidad del bien y el mal. Me
estoy refiriendo a las ideas de tipo científico—oficial. Entre ellas, observaremos tres: 1º.- la que
cree que todo resultado físico, psicológico, o espiritual en el hombre viene de causas por
ellos llamadas leyes de la naturaleza, como la gravedad, la radioactividad, las leyes del
movimiento, etc. Sabemos, sin embargo, que estas teorías sobre las llamadas leyes fijas de la
naturaleza, estudiadas por la ciencia oficial, están constantemente en bombardeo de nuevos
descubrimientos científicos, y por tanto, modificadas, rechazadas y echadas a un lado. Para citar un
ejemplo, las nuevas teorías del Profesor Einstein – cuyo verdadero genio apenas comienza a
conocerse --- productos de una vida completa dedicada al estudio filosófico y científico, de la
Naturaleza, eclipsarán toda la Fisica, la Química y la Astronomía que hasta la fecha se conocen,
modificando las leyes hasta hoy tenidas como infalibles. Su teoría de la curvatura del espacio –para
citar un caso suyo—da al traste con todos los conceptos espaciales anteriores, y sin duda
revolucionará la teoría heliocéntrica copernicana en la que se funda la moderna astronomía. Y otro
caso suyo también: su tan comentada teoría de la relatividad, modifica totalmente los conceptos
espaciales-temporales que hasta la fecha sostenía la ciencia oficial. Claro, que para los místicos y
conocedores de la sabiduría hermética. Einstein sencillamente ha comprobado matemáticamente lo
que el Esoterismo ha revelado siempre a sus iniciados, aunque con otro muy diferente tipo de
comprobaciones. De manera, que las llamadas leyes de la naturaleza, que la ciencia oficial cree
infaliblemente conocer –y presentar como fuente de bien y mal--- están continuamente puestas en
entredicho por la ciencia misma, La infalibilidad de la ciencia se parece en esto a la infalibilidad
alegada por las teologías de las diversas religiones. Recordemos como una gran mística como
Mme. Blavatsky combatió ambas infalibilidades en su monumental obra Isis sin velo. 2º.- También
modernamente se le achaca a la herencia el origen de los bienes y los males humanos. Para
muchos, todo lo que somos, en cuerpo y alma, es heredado de nuestros antepasados. De ahí que la
Herencia se haya convertido en las mentes de muchos hombres en la moderna Diosa de la Fortuna,
que reparte genio y torpeza, riquezas o miserias, amarguras o dichas. Como la herencia es lo que
es, y la ciencia no cree modificarla, estamos, según ellos, inevitablemente esclavizados a lo que
hemos heredado. Se notará en seguida el fatalismo fundamental de esa teoría. 3º.- Y finalmente,
muchas escuelas científicas modernas, opinan que el ambiente, la sociedad en que vivimos, los
grupos sociales por los que hemos cruzado y seguimos cruzando –como en el siglo XVIII las
Instituciones—son la causa única e insustituible de todos nuestros males y todas nuestras alegrías.
También esta teoría es fatalista.
Podemos además aducir la teoría de la suerte o del accidente, que es tan ignorante de las
verdaderas causas, como las anteriores. Todas estas teorías que he bosquejado nacieron del
desconocimiento que el hombre tenía de sí mismo, y de su ignorancia de las verdaderas leyes
cósmicas. Todas esas teorías inculcaron –y siguen inculcando—miedo en el hombre, porque le
hacen creer que él es esclavo de fuerzas ya caprichosas, ya ciegas, ya mecánicas. Se cree
por tanto que el hombre es esclavo del Poder que esta fuera de él y por encima de él. El poder
con un látigo en una mano y con flores en la otra. Todas estas ideas antropomórficas sobre la
causa del bien y del mal han esclavizado la mente humana con fobias que se han propagado en la
raza, multiplicándose y echando profundas y largas raíces.
Pero recordemos que, paralelo al desarrollo de estas ideas supersticiosas y traumáticas
desde un remoto principio también descubrió el hombre una verdad que ha resistido los
siglos y el desarrollo de todas las civilizaciones, porque es una verdad basada en el
conocimiento cósmico: El hombre descubrió que sí hay un gran Poder Central en todo el
Cosmos, que no es caprichoso, ni ciego, ni mecánico, sino justo, inteligente, amoroso, y que
creó al Hombre por emanación; no al hombre como está evolucionado hoy, sino al Hombre
Interior, hecho a Su imagen. Y descubrió el hombre el mayor de sus descubrimientos: que si se
entonaba debidamente con ese Poder por medio de ciertos procesos que debían permanecer
reservados solamente para los merecedores, el hombre podía llegar –por virtud de ese
entonamiento—a armonizarse con ese Poder para crear lo que gustara, para modificar su vida,
para ir donde quisiera, para alcanzar lo que ambicionara. De ahí la reserva que desde un principio
se tuvo en ocultar los procedimientos ( o modus operandi ) para tal entonamiento y armonía, ya que
se requería de antemano un gran desarrollo moral y una lealtad completa a los principios más éticos
de la vida. De otra manera, tales poderes corrían el riesgo del abuso y del uso egoísta en manos
inescrupulosas.
Cuando se organizaron las escuelas esotéricas bajo la dirección de la Gran Fraternidad
Blanca en el antiguo Egipto, ellas impartieron ese conocimiento, afirmando una y otra vez que
la Dualidad Dolor-Felicidad es el producto del funcionamiento de una importantísima ley
cósmica: La Ley del Karma, y de sus relaciones con el hombre.
La Gran Fraternidad Blanca ha tenido siempre como uno de sus grandes objetivos: enseñar
las Leyes Cósmicas, Siendo el Karma una de estas fundamentales leyes, si no la más
fundamental de todas, interesante y aún necesario es que nosotros, como estudiantes de
estas leyes cósmicas, como buscadores de la Verdad en nuestras investigaciones esotéricas,
y en fin como Rosacruces sinceros veamos qué es la ley del Karma, como funciona en sus
diferentes aspectos y finalmente como debemos afrontarla.
No olvidemos que la Ley del Karma es sencillamente una de una larga serie de leyes
cósmicas y que uno de los objetivos de la existencia humana es llegar a conocer bien el
funcionamiento de esas leyes en nuestras vidas. Las leyes cósmicas no son productos del
capricho de Dios, sino de su sabiduría. Los místicos del pasado, como los del presente –
discípulos todos de una común fuente educativa—han afirmado que lo Uno es el origen de
Todo, y que todo el Universo, con sus diferentes planos de conciencia, emanó la Vida
Universal, la cual a su vez se manifestó de infinitas maneras. Fue lo Uno-Absoluto quien
estableció la cadena de Leyes Cósmicas como roca para apoyar el Universo emanado. El
Hombre, creación de la Vida Universal, llega a entonarse con lo Uno por medio del estudio y
conocimiento de las Leyes Cósmicas. Es, pues, deber del hombre conocer a fondo esas leyes
y no solo conocerlas sino armonizarse con ellas.
Como hemos de usar en adelante los términos bien y mal (y todos sus sinónimos) para las
explicaciones de la ley kármica, bueno es que aclaremos lo siguiente: Cuando en el principio
―Dios estableció las Leyes Cósmicas, quiso con ello la felicidad de todas sus criaturas; pero
como el Hombre, espejo del Dios Creador, fue creado con libertad para elegir a gusto entre
cualesquiera de dos caminos en su vida humana, se estableció por tanto que ya que las Leyes
Cósmicas no podían derogarse por capricho de nadie, sí el Hombre usando su libertad de
elección, se armonizaba con las Leyes, le produciría lo que las Leyes producen, felicidad, que es
el estado positivo de los efectos, y a ello el hombre ha dado en llamar bien. Por otro lado, si el
hombre, usando esa misma facultad electiva, no se armonizaba con las Leyes, le traería un efecto
opuesto, de desgracia, que no lo producen las Leyes, sino que es el resultado como vemos de la
no armonía del hombre con las Leyes mismas. A este segundo estado se le ha llamado mal y
forma el aspecto negativo para los efectos de observación funcional. Todos los seres creados con
libre albedrio pueden por tanto, armonizar o desarmonizar con las Leyes Cósmicas de
acuerdo con su voluntad y forma de decidir. Las decisiones del hombre forman su destino.
De ahí que todo el llamado mal que el hombre produzca o vea a su alrededor, en o fuera de él
es el resultado –para los efectos de sus facultades objetivas y su mente mortal—de una
desarmonía entre una voluntad humana determinada y las Leyes cósmicas.
CONTINUA EN: 1.- DEFINICION DE LA PALABRA ―KARMA‖.
Sitio en internet: karma2.web.officelive.com
OTRA DEFINICION DE KARMA EN: wikipedia.com