la ironía en los tratados de retórica (s. iv a.c.-s. xvi)

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Trabajos ofrecidos en memoria del profesor José Antonio Mayoral ELOCUTIO Y PRONUNTIATIO: LA IRONíA EN LOS TRATADOS DEL RENACIMIENTO LUIS MARTÍNEZ-FALERO José Antonio Mayoral sitúa la ironía entre los tropos, al analizar las figuras semánticas, entendidas como licencias. Parte en su defini- ción de la etimología, por lo que la ironía es propia del “que pregunta fingiendo ignorancia” 1 , suponiendo un sentido oculto bajo el sentido literal del enunciado. Asimismo, el profesor Mayoral se hace eco de la fluctuación histórica en la adscripción de la ironía o bien a los tropos o bien a las figuras de pensamiento. Nuestra intención, en este breve esbozo histórico, es precisamente trazar un itinerario tanto de esta do- ble adscripción como de las especies que la integran, considerando –además– qué indicaciones gestuales se recogen en algunos tratados para señalar precisamente que el receptor debe deducir ese segundo sentido bajo el literal. Desde el mismo origen de la reflexión sobre la oratoria, la ironía ha sido un punto digno de consideración. Así, Aristóteles defendió en su Retórica (1379b.31 ó 1419b.8) el uso de la ironía como virtud orato- ria, puesto que es símbolo de humildad por parte del orador, frente a la chanza 2 , lo que conlleva una dimensión ética, que se traduce en la veracidad del individuo que la emplea, como señala el Estagirita en la Ética a Nicómaco (4.7). Esta consideración de Aristóteles sobre la ironía aparece recogida por Cicerón, tanto en el De oratore (2.270) como en el Brutus (279.7), unida a la figura de Sócrates, lo que será una constante también a lo largo del Renacimiento. No obstante, es en los tratados técnicos donde hallaremos una de- finición más precisa de la ironía, si bien, a lo largo de la historia de la retórica, iremos encontrando, por una parte, esa doble adscripción a los tropos o a las figuras de pensamiento y, por otra, la aparición de la iro- nía como una especie respecto de la alegoría (es decir, aquella licencia semántica que supone un sentido encubierto, aunque en las especies no sea necesario el empleo de un lenguaje simbólico) o como un tropo independiente, que posee sus propias especies, entre las que cabe des- tacar el sarcasmo. 1 J. A. Mayoral (1994), pp. 239-241. Para una historia de este concepto, desde la Antigüedad al Renacimiento: D. Knox (1989). 2 Aristóteles (1990), p. 593.

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Page 1: La ironía en los tratados de retórica (s. IV a.C.-s. XVI)

Trabajos ofrecidos en memoria del profesor José Antonio Mayoral

ElocuTio y pronunTiATio: la ironía en los tratados del renacimiento

Luis Martínez-FaLero

José antonio mayoral sitúa la ironía entre los tropos, al analizar las figuras semánticas, entendidas como licencias. Parte en su defini-ción de la etimología, por lo que la ironía es propia del “que pregunta fingiendo ignorancia”1, suponiendo un sentido oculto bajo el sentido literal del enunciado. asimismo, el profesor mayoral se hace eco de la fluctuación histórica en la adscripción de la ironía o bien a los tropos o bien a las figuras de pensamiento. nuestra intención, en este breve esbozo histórico, es precisamente trazar un itinerario tanto de esta do-ble adscripción como de las especies que la integran, considerando –además– qué indicaciones gestuales se recogen en algunos tratados para señalar precisamente que el receptor debe deducir ese segundo sentido bajo el literal.

desde el mismo origen de la reflexión sobre la oratoria, la ironía ha sido un punto digno de consideración. así, aristóteles defendió en su retórica (1379b.31 ó 1419b.8) el uso de la ironía como virtud orato-ria, puesto que es símbolo de humildad por parte del orador, frente a la chanza2, lo que conlleva una dimensión ética, que se traduce en la veracidad del individuo que la emplea, como señala el estagirita en la Ética a nicómaco (4.7). esta consideración de aristóteles sobre la ironía aparece recogida por cicerón, tanto en el De oratore (2.270) como en el Brutus (279.7), unida a la figura de sócrates, lo que será una constante también a lo largo del renacimiento.

no obstante, es en los tratados técnicos donde hallaremos una de-finición más precisa de la ironía, si bien, a lo largo de la historia de la retórica, iremos encontrando, por una parte, esa doble adscripción a los tropos o a las figuras de pensamiento y, por otra, la aparición de la iro-nía como una especie respecto de la alegoría (es decir, aquella licencia semántica que supone un sentido encubierto, aunque en las especies no sea necesario el empleo de un lenguaje simbólico) o como un tropo independiente, que posee sus propias especies, entre las que cabe des-tacar el sarcasmo.

1 J. a. mayoral (1994), pp. 239-241. Para una historia de este concepto, desde la antigüedad al renacimiento: d. Knox (1989).

2 aristóteles (1990), p. 593.

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así, la retórica a Alejandro (atribuida a aristóteles, aunque su autor más probable sea anaxímenes de lámpsaco, contemporáneo del estagi-rita) nos proporciona la que es quizá la primera definición concreta de ‘ironía’: “la ironía consiste en decir algo haciendo como que no se dice, o bien, en dar a entender una cosa diciendo la contraria”3. el primer término de la definición, sin embargo, parece referirse más bien a la preterición, que José antonio mayoral define como “el artificio consisten-te en una enumeración sucinta de determinadas unidades temáticas a las que de forma explícita se renuncia a tratar por extenso”4. a pesar de esta cierta confusión, nos queda el segundo término de la definición, que se verá ampliado en las retóricas técnicas latinas, comenzando por la rhetorica ad Herennium, donde se la sitúa como especie de la alegoría. así, se nos dice en este tratado: “la alegoría es una forma de hablar que significa una cosa en las palabras y otra en el concepto. Ésta se subdivi-de en tres formas: por comparación, por argumento, y por contrario”5, correspondiendo la ironía a esta última modalidad. así la hallamos también en el libro octavo de la institutio oratoria de Quintiliano (8.54), donde se introduce la cuestión de la pronunciación como indicativo de que se trata de una ironía, junto con la naturaleza de la persona o el hecho puesto en liza (“quæ aut pronuntiatione intelligitur aut persona aut rei natura”6), si bien en el libro noveno (9.44-45), al hablar de ella con mayor extensión, parece convertirla en un tropo independiente, desligándola de las figuras de pensamiento7.

Paralelamente a estas formulaciones de la ironía, en un período que abarca los siglos i anterior y posterior a nuestra era, los gramáticos grie-gos parecen clarificar bastante el estatus de este tropo en sus respectivos tratados. así, alejandro numenio, en su periv tw’n th’” diavnoia” kaiv th’” levxew” schvmatwn, señala que “la ironía es la expresión que finge decir lo contrario”8. también ocupa un lugar destacado en el tratado periv tro-vpwn de trifón, quien la define como “la expresión de lo contrario por medio de lo opuesto, manifestada con un cierto fingimiento oratorio”. Pero quizá la definición más interesante proporcionada por trifón nos venga al tratar el sarcasmo como especie de la ironía, pues consiste en reírse de alguien dejando ver los dientes9.

si mantenemos el paralelo en época tardía, podremos comprobar cómo los rhetores latini minores y los gramáticos latinos van a dejar ya

3 [Pseudo-aristóteles] (1989), p. 69.4 J. a mayoral (1994), p. 195.5 [Pseudo] cicerón (1991), pp. 314-316.6 m. F. Quintiliano (1971, ii), p. 127.7 m. F. Quintiliano (1971, ii), p. 154.8 “Eijrwneiva dev ejsti lovgoî prospoiouvmenoî tov ejnantivon levgein”, en alexandros (1856), pp.

22-23.9 Eiírwneiva ejstiv lovgoî diav touí ejnantivou tov ejnantivon metav tinoî hjqikhvî ujpokrivsewî dhlwínî y

ìSarkasmovî ejstiv mevcri touí seshrevnai touíî ojdovntaî parafaivnein”, trifón (1856), p. 205.

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establecidas las definiciones de la ironía y sus especies de un modo más sólido, aunque con la habitual fluctuación entre el tropo y la figura de pensamiento. así, aquila romanus y Julio rufiniano (De figuris sententia-rum et elocutionis, mismo título en ambos casos), la consideran la expre-sión de lo contrario de lo que se piensa10.

con todos estos antecedentes teóricos, Hermógenes de tarso intro-dujo la ironía (sin más) en tres de sus siete tipos de estilo: como figura característica de la vehemencia (ajkmhv), una de las propiedades del estilo elevado; de la vivacidad de estilo (gorgothv”); y de la severidad, propiedad del estilo que expresa el carácter del orador (h’vqo”)11. con esta inserción en los tipos de estilo, en el contexto de la doctrina her-mogeniana, encontraremos la ironía también en el libro quinto de los rhetoricorum libri quinque (1430) de Jorge de trebisonda y en el libro sexto de los De oratione libri septem (1558) de antonio llull.

en cuanto a los gramáticos, bástenos aquí lo formulado por elio do-nato (siglo iv) y por san isidoro de sevilla (siglo vi). Para elio donato, en su Ars gammatica (o Ars maior), “la ironía es un tropo que muestra mediante lo contrario lo que se pretende expresar”, aunque inscrito en la alegoría, al igual que el sarcasmo, que define como “una burla hostil cargada de odio”12. la trasmisión de estos preceptos se producirá a lo largo de la edad media y el renacimiento no sólo por la lectura directa de la obra gramatical de donato, sino también –y quizá principalmen-te– por los comentarios que realizó sobre ella marco servio Honorato. en la misma línea de elio donato, san isidoro (Etimologías 1.37.23) defi-ne la ironía como “una expresión que, por la manera de pronunciarse, tiene un significado totalmente contrario. mediante este tropo se dice algo a guisa de acusación o de insulto […]”; mientras que el sarcasmo (Etimologías 1.37.29) es “la burla hostil llena de mordacidad”13.

es probable que el primer gramático que separó claramente la iro-nía y la alegoría fue Évrard de Béthune, en su Græcismus (1216), al situar la ironía junto a la antífrasis, definiendo aquélla como una locución con-traria al pensamiento, mientras que relaciona la alegoría con la inter-pretación de las sagradas escrituras: “allegoria. sacra scriptura quatuor modis exponitur…”14.

con la recuperación de un importante número de obras del corpus clásico (unas en su totalidad, como el De oratore y el orator de cicerón o el tratado Sobre lo sublime del Pseudo-longino; otras, completando las escasas secciones de que se disponía, como la institutio oratoria de Quintiliano; y algunas parcialmente, como la poética de aristóteles), el

10 aquila romanus (1863), p. 24. i. rufinianus (1863), p. 38.11 Hermógenes (1997), pp. 375, 424 y 462, respectivamente.12 e. donato (1864), pp. 401-402.13 isidoro de sevilla (1993, i), pp. 345-347.14 É. de Béthune (1492), fols. b5-vº y b6-rº, respectivamente.

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Humanismo supuso una reactivación del pensamiento teórico (no sólo en literatura, sino también en lógica o gramática, con la entrada de las gramáticas griegas bizantinas) que nos conduce hacia una nueva con-sideración de la retórica. es verdad que los gramáticos del siglo xv (y por inercia los del xvi), mantendrán una doble línea: por un lado, los seguidores de elio donato defenderán la vigencia de los preceptos del gramático del siglo iv, como sucede con niccolò Perotti, quien repro-duce la definición de ‘ironía’ y de ‘sarcasmo’ sin variar una coma15; por otro, la de los gramáticos que sólo recogen en sus tratados las figuras de habla y las de construcción (las que afectan directamente a la fonética, a la morfología y a la sintaxis), considerando la alegoría y sus especies como un vicio (por ejemplo, Francesco negri, en sus Brevis grammatica, de 148016) o, en el mejor de los casos, considerando la sinécdoque como el único tropo útil para explicar determinados fenómenos semánticos (por ejemplo, Guarino de Verona en sus regulae gramaticales de 1418, sulpizio Verulano en su De arte grammatica de 1475 o elio antonio de nebrija en sus introductiones latinæ de 1481)17.

el lugar de la ironía (y sus variedades) parece haberse refugiado predominantemente en los tratados de retórica, como sucede con el De duplici copia verborum ac rerum de erasmo, quien ofrece varios ejemplos, sin llegar a definirla18, como tampoco habla de ella en su tratado de pre-dicación Ecclesiastæ sive de ratione concionandi, donde el único segmento dedicado a los sentidos figurados está dedicado a la alegoría en las sa-gradas escrituras19.

ahora bien, tomando como modelo los textos de erasmo y de Philip melanchton, Petrus mosellanus (Peter schade) estableció en sus Tabulæ de schematibus et tropis (1533) un completo sistema de la elocución, en el que situaba la ironía dentro de la alegoría20, siguiendo así la tradición gramatical, lo que seguirán otros tratadistas, como Johannes rivius (De rhetorica libri duo, 1539) o Petrus ramus (Scholarum rhetoricarum quæstio-num brutinæ in oratorem ciceronis, 1547)21. es evidente, que tras la ruptura del sistema clásico (y pasar la inventio, la dispositio y la memoria a la dialéc-tica), y por quedar la retórica reducida a la elocutio, estos completos re-pertorios resultaron fundamentales para la configuración de esa nueva poética, que vería la luz a partir de la segunda mitad del siglo xvi, como demuestra la poética de escalígero, donde la ironía se sitúa la última de

15 n. Perotti (1479), fol. i7-rº.16 F. negri (1480), fol. n5-rº.17 G. de Verona (1490), fol. B3-vº. s. Verulano (1480), fol. F6-vº. e. a. de nebrija (1495), fol.

n3-rº.18 d. erasmo de rotterdam (1534), p. 218.19 d. erasmo de rotterdam (1533), pp. 166 y ss.20 P. mosellanus (1533), pp. a2-rº y ss.21 J. rivius (1555), p. 57. P. ramus (1581), p. 292.

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las especies de la alegoría, mientras que el sarcasmo ocupa un lugar propio, con una variante: la vejación o escarnio22.

no obstante, frente a estos tratadistas que consideraban la ironía como especie de la alegoría, hallamos otros que formularon su autono-mía como tropo, empezando por dos seguidores del método ramista: celio secondo curione en su De omnis artificio disserendi summa (1547) y omar talon, en su rhetorica (1548). en ambos casos (y desde la primera página) hallamos una partición de la retórica en elocutio y pronuntiatio, así como una definición de ‘ironía’ que incluye formas sinónimas como ‘simulación’ o ‘inversión’23, proporcionándole de esta manera suficien-tes rasgos propios, que permitieran su rango de tropo independiente en el contexto elocutivo.

Finalmente, como autor de síntesis podemos citar a antonio llu-ll (humanista balear residente en el Franco condado), para quien la ironía se sitúa entre las figuras de pensamiento, por cuanto el tropo representa “un cambio de significado de las palabras, pero no […] la simulación”24, es decir, la ironía o superposición del sentido real res-pecto del literal. dentro de la ironía, distingue el sarcasmo, que con-siste en “un ataque acerado y hostil”, que debe pronunciarse (y aquí recupera la definición de trifón) “sonriendo con la boca y los dientes, porque expone y reprueba algo grave y vergonzoso […] y no se busca la risa en modo alguno, sino la ofensa, insultando frecuentemente del modo más descarado”, a través de una risa hostil y casi canina, puesto que muestra los dientes25. de este modo, resumía la doctrina clásica, si bien la relación entre ‘alegoría’ e ‘ironía’ no queda determinada cla-ramente en la sección de su obra dedicada a figuras y tropos (libros cuarto y quinto), donde sólo nos señala que la alegoría puede tener un carácter irónico26, quedando ligada a la doctrina hermogénica sobre los estilos en el libro sexto27. el ejemplo necesario para la comprensión de esta relación entre ironía y alegoría nos viene dada por un modelo de argumentación, centrada en la posible tipificación como delito de una alegoría: supongamos la representación de un pastor cuidando su rebaño (alegoría tradicional de la iglesia), pero se sustituye el pastor por un lobo vestido de obispo28. aquí llull parece plantear los límites entre licencia artística y derecho, como ejemplo de antilepsis29, en pleno conflicto entre católicos y protestantes. más aún: la ironía o el sarcasmo se convierten prácticamente en una norma de la representación de la

22 G. c. escalígero (1561), pp. 140-141.23 c. s. curione (1547), p. 18. o. talon (1549), pp. 10-11.24 a. llull (1558), fol. 307.25 a. llull (1558), fols. 308-309.26 a. llull (1558), fol. 310.27 a. llull (1558), fols. 439 ó 471, por ejemplo.28 a. llull (1558), fol. 118.29 la fuente es Hermógenes, Peri; stavsewí n 065.10-071.17; Hermógenes (1997), pp. 186-191.

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jerarquía católica en poetas y oradores adscritos a la reforma, como sucede con los poemas satíricos de teodoro de Beza o en los discursos o cartas de lutero y calvino30.

de este modo, oratoria y gramática, retórica y literatura, y literatura e ideología forman un entramado teórico y creativo durante el renaci-miento europeo, en donde la ironía ocupa un lugar destacado, tanto en la recuperación y reformulación de la doctrina clásica como en su empleo en la vida práctica.

obras citadas

aLexandros: periv tw’n th’” diavnoia” kaiv th’” levxew” schvmatwn, en l. spengel (ed.), rhetores græci, vol. 3, leipzig, teubner, 1856, pp. 9-40.

aquiLa roManus: De figuris sententiarum et elocutionis, en c. Halm (ed.), rhetores latini minores, leipzig, teubner 1863, pp. 22-37.

aristóteLes: retórica, ed. y trad. de Q. racionero, madrid, Gredos, 1990.— [Pseudo-aristóteLes]: retórica a Alejandro, ed. y trad. de J. sánchez sanz, sa-

lamanca, Universidad de salamanca, 1989.béthune, Évrard (de): Græcismus, París, Per Petrum levet, 1492.beza, teodoro (de): pœmata varia, 1597.caLvino, Juan: Adversisement sur la censure qu’ont faicte les bestes de Soubonne, tou-

chant les liures qu’ilz appellent heretiques, estrasburgo, 1544.cicerón, marco tulio: rhetorica. Tomus i. libros de oratore tres continens, ed. de a.

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F. alcina, Barcelona, Bosch, 1991.curione, celio secondo: De omnis artificio disserendi summa, Basilea, ex officina

ioanni oporini, 1547.donato, elio: Ars grammatica, en H. Keill (ed.), Grammatici latini, vol. 4, leipzig,

teubner, 1864, pp. 367-402.erasMo de rotterdaM, d.: Ecclesiastæ sive de ratione concionandi libri duo, Basilea,

in officina frobeniana, 1533.— De duplici copia verborum ac rerum commentarii duo, Basilea, in officina frobe-

niana, 1534.escaLígero, Giulio cesare: poetices libri septem, lyon, apud antonium Vicentium,

1561.30 Por ejemplo, J. calvino (1544), p. a2: “car tout ainsi que ce sont lourdes bestes, aussi elles

sont mauuaises et furieuses. mais suyuant le proverbe qui dit, qu’on congnoist un beuf par ses cornes: nous ne porrons mieux discerner quelles bestes ce sont, que par leurs actes”; m. lutero (1546), p. a6-rº: “Hoc animal lupus est quidem, sed à dæmone arreptus, lacerat omnia, et elabitur omnibus venabulis et armis” ; t. de Beza (1597), pp. 168-169, en sendos poemas dedicados “in pseudoepiscopos pontificios”, del que reproducimos el primero: “mitrati quocunque ferant vestigia patres, / Prælata apparent aurea signa crucis: / siue adstant aris, stulto mirante popello, / Vna illis cura est ingeminare cruces: / siue domo egressi priuata negotia curant, / mille manu signant uersicolore cruces: / ludere sæpe etiam, et stertere sæpe, / et medias inter credo cucare cruces. / si causam rogites, id non facit ulla tuendi / cura gregis, christi cura nec ulla crucis, / Verùm homines natos cruciandis omnibus, æquum est, / in manibus promptas semper habere cruces//”.

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apud martinum cæsarem, 1533.nebrija, elio antonio (de): introductiones latinæ, salamanca, 1495.negri, Francesco: Brevis grammatica, Venecia, 1480.Perotti, niccolò: rudimenta grammatices, París, Per magistrum Uldaricum Ge-

ring, 1479.quintiLiano, marco Fabio: institutionis oratoriæ libri Xii, ed. de l. radermacher,

leipzig, teubner, 1971, 2 vols.raMus, Petrus (Pierre de La raMée): Scholarum rhetoricarum quæstionum brutinæ in

oratorem ciceronis, Frankfurt, apud andream Wechelum, 1581.rivius, Johannes: De rhetorica libri duo, augsburgo, Philippus Vihardus, 1555.ruFinianus, iulius: De figuris sententiarum et elocutionis, en c. Halm (ed.), rhetores

latini minores, leipzig, teubner 1863, pp. 38-47.taLon, omer: rhetorica ad carolum lotharingum, París, e typographia matthæi

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ner, 1856, pp. 191-206.verona, Guarino (de): regulæ grammaticales, Florencia, apud sanctum Jacobum

de ripoli, 1490.veruLano, sulpizio: De arte grammatica, Basilea, Johan amerbach, 1480.

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