(la investigaci n hist rica) · minado momento o proceso preciso del m é todo, o en alg ú n...
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min
ado
mom
ento
o p
roceso
pre
cis
o d
el méto
do,
o e
n a
lgún
instr
um
ento
o f
acto
r analítico
o f
orm
al,
para
que
sean
pre
ferible
s u
nas
prá
cticas
a
otr
as.
Cantidad,
cualid
ad,
com
para
ció
n,
experim
enta
ció
n,
info
rmatiza
-
ció
n,
trabajo
de
cam
po,
etc
., s
on
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um
ento
s d
e u
n m
éto
do
concre
to y
,
en
funció
n d
el énfa
sis
que
se
les c
onceda,
puede
habla
rse
de
escuela
s
o c
orr
iente
s m
eto
doló
gic
as.
Por últim
o,
queda
en
otr
o p
lano
lo
que
son
las técnic
as d
e investigació
n,
que
podem
os a
dela
nta
rnos y
a a
quí
a d
efinir
com
o c
onju
nto
s a
rtic
ula
dos
de
regla
s p
ara
tra
nsfo
rmar
los «
hechos»
en
«dato
s».
Sobre
ella
s v
olv
e-
rem
os
de
form
a m
ás
deta
llada
al
habla
r del
méto
do
his
toriográ
fico.
El
confu
sio
nis
mo
que
se
intr
oduce
con
hart
a f
recuencia
entr
e m
éto
do,
par-
tes y
prá
cticas d
el pro
ceso
meto
doló
gic
o,
corr
iente
s,
instr
um
ento
s y
téc-
nic
as t
iene,
sin
duda,
mucho
que
ver
con
las d
ific
ultades r
eale
s d
e c
on
-
ceptu
ació
n d
e la
realid
ad
con
las q
ue
las c
iencia
s s
ocia
les h
an d
e vérs
e-
las m
uchas v
eces.
Un
esquem
a d
e e
sa
arg
um
enta
ció
n e
s l
o q
ue
inte
nta
exponer
grá
fica
-
mente
este
cuadro
:
CU
AD
RO
6
Méto
do,
prá
cticas m
eto
doló
gic
as y
técnic
as
2. LA
NA
TU
RA
LE
ZA
DE
L M
ÉT
OD
O H
IST
OR
IOG
RÁ
FIC
O
El
méto
do
his
toriográ
fico
puede
ente
nders
e t
am
bié
n e
n f
unció
n d
e o
tra
doble
pers
pectiva,
para
lela
a la
que
ya
hem
os e
xpuesto
lín
eas a
rrib
a.
Si,
de
una
part
e,
investigar
la h
isto
ria
es investigar
una
dim
ensió
n d
e la
so-
cie
dad
y,
en
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el méto
do
his
toriográ
fico
es u
na
part
e d
el méto
-
do
cie
ntífico
- socia
l, p
or
otr
a,
reconstr
uir
la
his
toria,
reconstr
uir
cie
rtas
his
torias
part
icula
res,
es,
a s
u v
ez,
una
de
las
altern
ativas
meto
doló
gi-
cas,
de
las
prá
cticas, d
e l
as
que
hem
os
habla
do
ante
s,
con
las
que
cuenta
el
conju
nto
de
las c
iencia
s s
ocia
les.
No
hay d
ific
ultad
alg
una
en
adm
itir,
natu
ralm
ente
, que
hay u
n m
éto
do
his
toriográ
fico
en
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es-
tric
to,
que
es e
l que
da
su
cará
cte
r pro
pio
a la
dis
cip
lina
de
la
his
torio
-
gra
fía,
pero
que
«méto
do
his
tórico»,
com
o h
em
os v
isto
, es,
en
realid
ad,
una
prá
ctica
meto
doló
gic
a q
ue,
aún
de
form
a b
asta
nte
desvirtu
ada,
apli-
can o
tras c
iencia
s s
ocia
les e
n s
us investigacio
nes.
La
his
toriogra
fía
ha
recib
ido
abundante
s p
résta
mos m
eto
doló
gic
os y
téc-
nic
os.
Entr
e e
llos,
la a
tenció
n a
la
cuantificació
n,
el
anális
is d
e l
as
es-
tructu
ras
socia
les,
las
cre
acio
nes
sim
bólic
as,
los
pro
ble
mas
del
poder,
entr
e o
tras
muchas
cosas,
son
direccio
nes
del
estu
dio
acom
pañadas
genera
lmente
de
sus
pro
pio
s m
edio
s d
e e
xplo
ració
n,
que
han
venid
o
desde
fuera
, de
la
socio
logía
, la
antr
opolo
gía
, la
polit
olo
gía
o la
econo
-
mía
. P
ero
es p
recis
o d
esta
car
que
toda
dis
cip
lina
debe
cre
ar
su
pro
pio
méto
do,
aun
cuando
el
estí
mulo
para
ello
pro
ceda
del
exte
rior.
No
pue
-
de,
en
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, haber
dis
cip
lina
bie
n f
undam
enta
da
de
la
his
torio
-
gra
fía
sin
la
cre
ació
n d
e a
uté
nticos m
éto
dos e
specífic
os p
ara
el
estu
dio
de
lo
his
tórico.
Decir
esto
en
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alg
uno
repre
senta
un
desconoci-
mie
nto
o u
n r
epudio
de lo m
ucho q
ue n
uestr
a d
iscip
lina
debe
a o
tras.
La
exposic
ión
que
vam
os a
hacer
aquí
de
los f
undam
ento
s d
el
méto
do
his
toriográ
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sig
ue
estr
echam
ente
la
pauta
de
lo
que
se
ha
expuesto
ante
s a
pro
pósito
de
las c
iencia
s s
ocia
les e
n g
enera
l. C
reem
os q
ue
es-
tas
dos
exposic
iones
simétr
icas
son
la
mejo
r fo
rma
de
tra
nsm
itir
esta
idea
centr
al de
que
el his
toriador
trabaja
lo
mis
mo
que
cualq
uie
r otr
o in-
vestigador
socia
l. S
i bie
n,
en
un
pla
no
dis
cip
linar,
el
his
toriador
se
en
-
cuentr
a c
on
alg
unos
pro
ble
mas
especia
les
derivados
de
su
obje
to d
e
estu
dio
que
dan
a s
u m
éto
do
alg
unos r
asgos c
ara
cte
rísticos.
Lo g
enérico
y lo e
specíf
ico e
n e
l méto
do
his
toriográ
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Se
ha
repetido
reitera
dam
ente
que
el
obstá
culo
princip
al
para
que
sea
posib
le u
na
investigació
n d
e la
his
toria
en
térm
inos d
e m
éto
do
cie
ntí
fico
deriva
del
hecho
de
que
la
his
toria
se
com
pone
de
pro
cesos «únic
os»,
o,
dic
ho
con
mayor
pro
pie
dad,
«sin
gula
res»
y q
ue,
en
esas c
ondic
iones,
donde
no
hay «
regula
ridad»
en
los f
enóm
enos n
o p
uede
haber
estu
dio
cie
ntífico.
Pero
, sin
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pueden
consta
tars
e t
am
bié
n o
tras d
ific
ultades.
Se
ha
dic
ho
que
la
his
toria
no
puede
«observ
ars
e»
de
form
a d
irecta
y
que
por
ello
tam
poco
puede
ser
estu
dia
da
cie
ntíficam
ente
. C
on
la
his
to-
ria,
com
o c
on
otr
os
muchos
aspecto
s d
el
com
port
am
iento
hum
ano,
no
puede
«experim
enta
rse»
y,
en
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, ta
mpoco
puede
hacers
e
un
estu
dio
em
pír
ico
real, lo
que
es básic
o p
ara
que
pueda
habla
rse
de
méto
do
cie
ntífico.
En
definitiv
a,
el
com
port
am
iento
tem
pora
l de
la
reali-
dad
hum
ana,
que
es la
cla
ve
de
la
his
toria,
es m
uy d
ifíc
il d
e e
ncuadra
r
en e
xplic
acio
nes teóricas,
de v
alid
ez u
niv
ers
al, lo
que
es o
tra
de
las c
on
-
nota
cio
nes d
e la
cie
ncia
, y e
llo h
ace
que
para
muchos e
l estu
dio
de
la
his
toria s
e a
leje
de la im
agen c
orr
ecta
de u
n c
onocim
iento
cie
ntífico.
Las d
ific
ultades q
ue
nom
bra
mos s
on
perf
ecta
mente
reale
s,
innegable
s.
Coin
cid
en,
justa
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, con
alg
unas q
ue
hem
os s
eñala
do
com
o p
ropia
s
de
la
natu
rale
za
de
lo
hum
ano:
las d
ific
ultades d
e la
observ
ació
n,
de
la
experim
enta
ció
n,
el
papel
de
la
tem
pora
lidad,
etc
. P
ero
, en
realid
ad
-y
esto
convie
ne
tenerlo m
uy e
n c
uenta
-, u
no
de los m
ayore
s p
roble
mas e
n
la c
onstr
ucció
n d
e n
uestr
a d
iscip
lina
pro
cede
pre
cis
am
ente
del
erróneo
enfo
que
que
ha
consid
era
do
dura
nte
mucho
tie
mpo,
y s
igue
consid
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n-
do,
que
la
«his
toria»
(la
his
toriogra
fía)
es u
na
form
a d
e c
onocim
iento
sui
generis.
Ello
quie
re d
ecir
que
el conocim
iento
his
tórico
es u
na
form
a e
s-
pecífic
a d
e c
onocer,
que
no
puede
ser
encuadra
do
dentr
o d
e la
cie
ncia
,
de
la
filo
sofí
a o
de
otr
a f
orm
a d
e c
onocim
iento
esta
ble
cid
a,
que
es u
na
form
a d
e c
onocim
iento
apart
e,
de
la
mis
ma
cate
gorí
a,
que
esas
otr
as.
Ya
conocem
os lo
que
esto
ha
supuesto
de
negativo
en
las c
orr
iente
s d
e
la h
isto
riogra
fía
«tr
adic
ional»
, en
el his
toricis
mo,
en
el id
ealis
mo
en
la
lí-
nea
de
Cro
ce
y d
e C
olli
ngw
ood
hasta
lle
gar
a R
icoeur,
y e
n c
iert
as c
o-
rrie
nte
s a
nglo
sajo
nas c
om
o p
uede s
er
la f
ilosofía
analítica
de
la
his
toria.
Hayden
White
ha
señala
do
que
fue
J.
G.
Dro
ysen
el prim
ero
que
insis
tió
en
que
la
his
toria
era
un
tip
o d
e c
onocim
iento
dis
tinto
de
todos los d
e-
más
52.
Si se a
cepta
tal pre
mis
a,
la t
emática
del conocim
iento
y d
el méto
-
do
his
toriográ
ficos
se
encuadra
ría
así
en
un
sis
tem
a d
e c
onocim
iento
dis
tinto
y d
ivorc
iado
de
los q
ue
lla
mam
os «
de
lo
socia
l».
Pero
, por
nues-
tra
part
e,
hem
os insis
tido
a lo
larg
o d
e t
odo
este
texto
en
que
la
his
torio-
gra
fía,
el
conocim
iento
de
la
his
toria,
se
encuadra
, sin
nin
guna
duda,
dentr
o d
el
conocim
iento
de
lo
socia
l. E
s c
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iento
de
la
socie
dad.
Esto
resulta
cru
cia
l para
un
ente
ndim
iento
de
lo
que,
en
nuestr
a o
pin
ión,
cara
cte
riza
el méto
do h
istó
rico.
52����71�&���)���������� � �$4&�������� ������:��+#���
Si
la h
isto
riogra
fía
puede
esta
ble
cer
con
cla
ridad
que
exis
te u
n o
bje
to
his
tórico
53,
de
ello
debe
infe
rirs
e q
ue
exis
te tam
bié
n u
n m
éto
do
capaz d
e
investigarlo.
La
definic
ión
del
obje
to y
el
méto
do
para
su
investigació
n
son
dos
extr
em
os
que
no
pueden
separa
rse,
que
se
im
brican
mutu
a-
mente
. P
odrí
a s
er,
en
efe
cto
, que
el
conocim
iento
de
la
his
toria
fuera
una
cuestión
sui
generis,
absolu
tam
ente
aje
na
a c
ualq
uie
r otr
a p
ráctica
de
conocim
iento
y q
ue,
por
tanto
, hubie
ra d
e t
ener
tam
bié
n u
n m
éto
do
ente
ram
ente
autó
nom
o,
la c
onstr
ucció
n d
el dis
curs
o n
arr
ativo,
por
eje
m-
plo
. S
in e
mbarg
o,
nosotr
os h
em
os m
ostr
ado
que
lo
his
tórico
es u
n a
tri-
buto
de
lo
socia
l y q
ue,
por
consig
uie
nte
, su
estu
dio
, y e
l méto
do
para
ello
, te
ndrá
que
esta
r in
card
inado
dentr
o d
el ám
bito
de
lo
socia
l. L
a s
o-
cie
dad
es e
l suje
to d
e la
his
toria.
Pero
nadie
nie
ga
tam
poco
al méto
do
his
tórico
su
especific
idad.
Y,
si ello
es a
sí, ¿
cuále
s s
on s
us c
onnota
cio
nes?
Para
responder
a e
sto
podem
os
em
ple
ar
un
ord
en
de
ideas e
nte
ram
ente
análo
go
al
que
hem
os p
uesto
en
prá
ctica
al
habla
r de
las c
iencia
s s
ocia
les.
Las p
rim
era
s p
eculia
rida
-
des y
dific
ultades
dete
cta
das e
n u
n p
osib
le m
éto
do
his
tórico
pro
cedía
n
de
la
natu
rale
za
mis
ma
de
lo
his
tórico.
Recuérd
ese
que
la
inespecific
i-
dad d
e los «
hechos h
istó
ricos»
fue a
gudam
ente
perc
ibid
a p
or
C.
Seig
no
-
bos;
lo h
istó
rico
en
un
hecho
no
era
otr
a c
osa
que
una
connota
ció
n «
re-
fere
nte
a s
u p
osic
ión»
en
el
tiem
po.
No
cabe
duda,
obvia
mente
, de
que
la d
ific
ultad
de
capta
r lo
his
tórico
es igualm
ente
la
prim
era
que
se
perc
i-
be tam
bié
n p
ara
esta
ble
cer
un
méto
do.
El méto
do
his
toriográ
fico,
ya
lo
hem
os s
eñala
do,
tiene
así
una
part
e g
e-
nérica
que
coin
cid
e c
on
el méto
do
de
la
cie
ncia
socia
l en
genera
l. N
o e
s
posib
le c
onocer
la h
isto
ria
sin
alg
una
form
a d
e g
enera
lizació
n.
Porq
ue
la
his
toria
no
es e
l puro
regis
tro
de
la
dia
cro
nía
en
los
fenóm
enos h
um
a-
nos.
No
hay u
nas «
leyes»
de la
his
toria,
pero
de
ahí
no s
e s
igue,
tam
po
-
co,
que
el obje
tivo
del conocim
iento
his
tórico
no
pueda
supera
r el pla
no
de
lo
descriptivo.
En
realid
ad,
lo q
ue
el
méto
do
his
toriográ
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tie
ne
de
genérico,
es d
ecir,
de
ple
nam
ente
coin
cid
ente
-al
menos e
n s
us r
asgos
más básic
os-
con
el méto
do d
e la c
iencia
socia
l estr
iba
en:
53�.���#����#� �$#��<�+�)�
a)
Que
es
capta
ció
n d
e s
ocie
dades,
de
sis
tem
as.
El
«evento
» e
s u
na
«m
anifesta
ció
n d
e e
str
uctu
ra».
b)
Que
no
es s
imple
mente
una
cie
ncia
del
com
port
am
iento
hum
ano,
si-
no
de
las e
str
uctu
ras q
ue
se
cre
an,
o s
e d
estr
uyen,
más a
llá d
e las in
-
tencio
nes d
e la
acció
n h
um
ana.
c)
Que
hay u
n m
éto
do
específ
ico
de
la
his
toriogra
fía,
pero
no
sui
gene
-
ris.
Por
el
contr
ario,
el
méto
do
his
toriográ
fico
tie
ne
de
dis
tintivo,
de
part
icu
-
lar,
de
específ
ico:
a)
Que
el tiem
po,
la t
em
pora
lidad,
el cam
bio
, es e
l dete
rmin
ante
, el con
-
dic
ionante
esencia
l de s
u investigació
n.
b)
Que
para
poder
habla
r de
regula
ridades,
la h
isto
riogra
fía
tendrí
a q
ue
pro
ceder
sie
mpre
a t
ravés d
el esta
ble
cim
iento
de
cla
ras t
ipolo
gía
s e
ntr
e
los «
hechos»
his
tóricos, por
la inespecific
idad
de la
que
hem
os h
abla
do.
c)
Que
la
descripció
n (
en
form
a d
e r
ela
to o
no)
ocupa
en
el méto
do
his
-
tórico
un
lugar
de
gra
n r
elie
ve.
Que
la
descripció
n h
istó
rica
sea
esencia
l
en
el
anális
is h
istó
rico,
aunque
en
form
a a
lguna
sea
lo
exclu
siv
o,
expli-
ca,
sin
em
barg
o,
que
la
his
toriogra
fía
se
haya
quedado
muchas
veces
en m
era
descripció
n.
Obje
tivos e
instr
um
ento
s e
n e
l méto
do
his
toriográ
fico
Si desde e
ste
pla
no
genera
l nos a
dentr
am
os d
espués e
n las p
eculia
rida
-
des m
ás inte
rnas,
más d
istintivas,
del méto
do
de
la
his
toriogra
fía,
podre
-
mos s
eñala
r que
ella
s d
erivarí
an
de
dos t
ipos d
e r
ealid
ades.
En
prim
er
lugar,
de la
natu
rale
za
de
su o
bje
to,
es d
ecir,
serí
an
dete
rmin
acio
nes d
el
méto
do
his
tórico
condic
ionadas
por
las
dific
ultades
onto
lógic
as
de
su
obje
to.
Así:
1.
El obje
to h
istó
rico
tie
ne,
por
definic
ión,
com
o d
ete
rmin
ació
n intrín
seca
la t
em
pora
lidad.
Segura
mente
, en e
l conte
xto
genera
l de la
investigació
n
de
lo
socia
l, e
sta
es la
part
icula
ridad
más r
adic
al
de
lo
específic
am
ente
his
tórico.
Por
ello
, el méto
do
his
tórico
no
puede
hacer
abstr
acció
n jamás
del
com
port
am
iento
tem
pora
l-secuencia
l -c
ualq
uie
ra q
ue
sea
la
form
a
de
inte
rpre
tar
la «
secuencia
tem
pora
l»-
de
los
fenóm
enos s
ocia
les.
No
puede
decirse
con
pro
pie
dad,
ya
lo
hem
os a
dvert
ido,
que
el
mero
estu
-
dio
del
pasado
sea
ya
un
estu
dio
his
tórico.
Raym
ond
Aro
n e
xpuso
una
idea
en e
ste
sentido
equív
oca:
para
él, la d
ifere
ncia
esencia
l entr
e s
oció
-
logo
e h
isto
riador
es q
ue
el uno
estu
dia
en
el
pre
sente
las c
osas q
ue
el
otr
o e
stu
dia
en
el
pasado
54.
Tal
dis
tinció
n e
s i
nsuficie
nte
; la
difere
ncia
verd
adera
es la
difere
nte
consid
era
ció
n q
ue u
no y
otr
o e
stá
n o
blig
ados a
hacer
de la
variable
tie
mpo.
2.
El
estu
dio
de
la
his
toria
tie
ne,
natu
ralm
ente
, com
o s
u o
bje
to t
eórico
pre
cis
o,
la c
onsid
era
ció
n d
e la
his
toricid
ad.
¿Cóm
o y
en
qué
medid
a e
l
pro
ceso
apre
hensib
le d
e l
o h
istó
rico
expre
sa
la
his
toricid
ad?
En
reali-
dad,
la r
espuesta
a e
sta
pre
gunta
es e
l pro
ble
ma
que
subyace
en
la
difi-
cultad
de
tra
scender
una
mera
his
toria
de
«aconte
cim
iento
s».
Porq
ue
la
his
toricid
ad
no
es e
n e
ste
caso
ya
sólo
una
cualid
ad
intrín
seca
al obje
to
estu
dia
do,
un
pre
supuesto
, com
o e
n e
l caso
de
las d
emás c
iencia
s s
o-
cia
les,
sin
o q
ue
es e
l obje
to f
undam
enta
l del estu
dio
de
la
his
toria,
sie
n-
do
la
his
toricid
ad
una
de
las c
ondic
iones d
e la
natu
rale
za
hum
ana
más
difíc
iles d
e a
pre
hender.
3.
Otr
o m
ás d
e los p
roble
mas m
áxim
os d
el
méto
do
his
toriográ
fico
es la
fija
ció
n d
e lo
que
debe
ente
nders
e,
en
el pla
no
teórico
y,
por
consig
uie
n-
te,
en
sus
consecuencia
s m
eto
doló
gic
as,
por s
ingula
ridad
del
devenir
his
tórico.
La
unic
ida
d y
sin
gula
ridad
de
todo
el
devenir
de
la
his
toria
es
una
de
las m
ás d
esta
cadas n
ota
s q
ue
los f
ilósofo
s h
an
capta
do.
Se
ha
dic
ho
que
lo
his
tórico
es «
lo c
oncre
to»,
«lo
únic
o»,
lo q
ue
realm
ente
ha
sucedid
o.
La
sin
gula
rid
ad
de
los f
enóm
enos y
los e
sta
dos e
n e
l devenir
hum
ano
constitu
ye,
sin
em
barg
o,
una
cuestión
que
se
pre
sta
a inte
rpre
-
tacio
nes m
uy d
ivers
as.
Ella
constitu
ye
el
fundam
ento
tanto
de
la
nega
-
ció
n d
e la
posib
ilidad
de
una
«cie
ncia
» d
e la
his
toria,
com
o d
e la
afirm
a-
ció
n d
e q
ue
la
his
toria
es la
realid
ad
más g
lobal que
hay e
n e
l m
undo
y,
com
o t
al, la
más u
niv
ers
al; la
his
toriogra
fía s
erí
a p
or
esa
circunsta
ncia
la
«casi»
únic
a c
iencia
de lo h
um
ano, según
decía
Gia
nbatt
ista
Vic
o.
4.
Aunque
pare
zca
para
dójic
o,
la s
ingula
ridad
del
devenir
se
acom
paña
de
la
genera
lidad
de
lo
his
tórico
com
o c
ualid
ad
de
las
cosas.
Todo
es
54�P����������
����������������������������� �� ��#����������� !*��$��* �
his
tórico,
todo
está
afe
cta
do
por
el tiem
po
y,
en
sentido
absolu
to,
onto
ló-
gic
o,
todos los h
echos q
ue
afe
cta
n a
l hom
bre
son
obje
to d
e la
his
torio
-
gra
fía.
Lo
his
tórico
es inespecíf
ico,
es c
uestión
de
su
ord
enam
iento
tem
-
pora
l no
de
una
tip
olo
gía
. P
or
ello
, el pro
ble
ma
meto
doló
gic
o típ
ico
de
la
his
toriogra
fía
es e
l ta
n m
anoseado
asunto
de
cuále
s «
hechos»
debe
te
-
ner
en
cuenta
el his
toriador
y c
uále
s n
o.
Com
o y
a s
abem
os,
el pro
ble
ma
real es cóm
o c
onstr
uir
el dis
curs
o h
istó
rico,
no
cóm
o s
ele
ccio
nar
los h
e-
chos h
istó
ricos.
Esto
s c
uatr
o p
unto
s,
cuando
menos,
podrí
an
resum
ir c
uále
s s
on
los
princip
ale
s p
roble
mas
meto
doló
gic
os
que
se
derivan
de
la
natu
rale
za
mis
ma
del
hecho
u o
bje
to s
ocio
-his
tórico.
Se
tra
ta d
e d
ific
ultades
que
tienen,
tal vez,
más e
ntidad,
más c
ala
do,
que
las q
ue
afe
cta
n a
los o
bje
-
tos d
e o
tras c
iencia
s s
ocia
les p
art
icula
res.
Pero
, además,
a las p
eculia
ridades o
nto
lógic
as s
e s
um
an
en
la
realid
ad
his
tórica
tam
bié
n a
quella
s o
tras
que
afe
cta
n a
l méto
do
desde
el
punto
de
vis
ta d
e las d
ific
ultades,
instr
um
enta
les,
desde
el
punto
de
vis
ta p
ro-
pia
mente
opera
tivo,
cognoscitiv
o.
En
este
sentido,
las
especific
idad
es
del méto
do h
istó
rico p
odrí
an s
er
cara
cte
rizadas a
sí:
1.
Sie
ndo
lo
his
tórico
el re
sultado
del com
port
am
iento
de
los f
enóm
enos
socia
les e
n e
l tiem
po,
el
mate
rial
em
pír
ico
sobre
el
que
la
his
toriogra
fía
trabaja
consis
te e
n u
na
pro
porc
ión
muy a
lta,
en
resto
s.
Pero
no,
desde
luego
de
una
manera
absolu
ta55.
Los d
ocum
ento
s h
istó
ricos p
ert
enecen
por
lo g
enera
l a
esa
cate
gorí
a d
e c
osas.
A la
inm
ensa
mayorí
a d
e los f
e-
nóm
enos q
ue
confo
rman
la
his
toria
los c
onocem
os p
or
las
huella
s q
ue
han
deja
do,
puesto
que
se
han
pro
ducid
o e
n u
n t
iem
po
ante
rior
al nues-
tro. P
or
ta
nto
, en
la
in
vestigació
n de
la
his
toria, el
«docum
ento
indic
iario»,
y n
o la o
bserv
ació
n d
el fe
nóm
eno m
ism
o,
es la
«fu
ente
de
in
-
form
ació
n»
por
excele
ncia
. P
ero
de
esto
no
debe
hacers
e e
n f
orm
a a
l-
guna
un
mito,
com
o h
ace
la
his
toriogra
fía
tra
dic
ional
y a
lgunas c
orr
ien
-
tes a
ctu
ale
s.
Hay q
ue
decir
que
se
tra
ta d
e u
na
peculia
ridad
que
se
pre
-
senta
tam
bié
n e
n t
odas las o
tras d
iscip
linas s
ocia
les,
aunque
no
con
la
import
ancia
, la
centr
alid
ad,
que
en
la
his
toriogra
fía.
Por
ello
no
es e
xtr
a-
55�Q������#��#4�� ����$����� ��$������#��������$��#�#�1�#&����'�?(� �#� �������
1�#&����������@ �����
�&������ ����#� &��@�+�����/�����$��&������&�������?�/�&�����
'�������������2���#��������1�#&���������&���$��$��#��&����1�#&������� ���&��
ño
que,
com
o h
em
os v
isto
ya,
buena
part
e d
e la
vie
ja p
receptiva
meto
-
doló
gic
a d
e la
his
toriogra
fía
se c
entr
ara
casi en
exclu
siv
a e
n e
l anális
is y
crí
tica
de
los d
ocum
ento
s,
com
o s
i el tr
abajo
del his
toriador
no
consis
tie
-
ra más q
ue e
n e
so.
2.
El méto
do
de
la
his
toriogra
fía
tie
ne
una
orienta
ció
n e
sencia
l que
es la
com
para
tiva.
Y e
llo e
n u
n d
oble
sentido:
la c
om
para
ció
n e
ntr
e p
rocesos
sim
ultáneos
que
se
pro
ducen
en
ám
bitos
div
ers
os
-com
para
ció
n e
ntr
e
his
torias n
acio
nale
s o
entr
e t
ipos d
e f
enóm
enos o
pro
cesos p
ara
lelo
s (
la
aparició
n d
e l
a v
iole
ncia
política,
de
la
socie
dad
industr
ial,
etc
.)-,
pero
tam
bié
n la
com
para
ció
n s
ucesiv
a,
la c
om
para
ció
n e
ntr
e lo
ante
rior
y lo
poste
rior.
Esta
es la
cla
ve
de
lo
his
toriográ
fico.
Al
inte
nta
r re
constr
uir
la
sucesió
n d
e los c
om
port
am
iento
s h
um
anos,
lo q
ue
el his
toriador
se
pro
-
pone
en
últim
a insta
ncia
es d
efinir
esta
dos s
ocia
les y
com
para
rlos,
ana
-
lizar
esencia
lmente
el
cam
bio
. E
l méto
do
his
tórico
tie
ne,
en
consecuen
-
cia
, una
segunda
cara
cte
rística
pro
pia
: in
vestigar
la h
isto
ria
es d
istinguir
las
com
posic
iones
socia
les
en
unos
mom
ento
s c
on
respecto
a l
as
de
otr
os.
Es d
ecir,
en
algún
sentido
el méto
do
his
tórico
es s
iem
pre
com
pa
-
rativo.
Estu
dia
r una
situació
n e
stá
tica
en
el pasado
puede
ser
el obje
tivo
de
cualq
uie
r otr
a c
iencia
socia
l. D
e h
echo,
sucede
así
muchas
veces
con
estu
dio
s p
olit
oló
gic
os,
socio
lógic
os o
antr
opoló
gic
os
56.
El obje
tivo
es
definir
el gra
do
de
desenvolv
imie
nto
de
una
socie
dad
en
un
dete
rmin
ado
mom
ento
-obsérv
ese
la
gra
n d
ific
ultad
de
definir
ese
«m
om
ento
» e
n e
l
tiem
po-
desde
el
punto
de
vis
ta d
e s
u p
erm
anencia
o s
u c
am
bio
y t
odo
ello
a b
ase
del
anális
is m
orf
oló
gic
o.
Por
tanto
, el
méto
do
his
tórico
gira
sobre
dos
piv
ote
s:
estr
uctu
ras
de
las
socie
dades
y c
om
port
am
iento
s
tem
pora
les.
3.
El
méto
do
his
tórico
capta
su
obje
to a
tra
vés d
e c
onceptu
aliz
acio
nes
sobre
los
cole
ctivos
pero
tam
bié
n s
obre
los
indiv
iduos.
Com
o y
a h
em
os
indic
ado
ante
riorm
ente
, el conte
ncio
so
entr
e indiv
idua
lism
o y
holis
mo
es
supera
ble
, y e
stá
hoy s
upera
do,
salie
nd
o d
el
pla
no
de
la
irr
eductibili
dad
56���#��0��$��#���� �/��#�����#&��#���(? ���#����#&���$����0��$�����?#��������#&��������
$���&���'�#���#� ����'�#��#$�%���#�#�/���$��/����#� �� ��&�#�������;�'�����P�$J/�� ���
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������#��������
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�#�#&���#�$��4&� �#���$����0��$��������#��&��� �#��2�������#&�����������1�#&�����$��4&� ��
��&��$��?����
de
esas d
os c
oncepcio
nes.
Las a
ccio
nes d
e los indiv
idu
os n
o e
xplic
an
la
his
toria,
pero
en
absolu
to p
uede
marg
inars
e s
u p
apel. E
l méto
do
his
tóri
-
co
debe
buscar
los
cole
ctivos
sin
olv
idar
a l
os
indiv
iduos.
Nin
guno
de
esos d
os p
lanos d
e la
realid
ad
socia
l contiene
en
sí
mis
mo t
oda s
u inte
li-
gib
ilid
ad.
El
pro
ceso
his
tórico
se
configura
sie
mpre
por
la inte
racció
n d
e
las e
str
uctu
ras y
el suje
to.
4.
El méto
do
his
tórico
es e
sencia
lmente
glo
baliz
ante
. P
ierr
e V
ilar
señaló
ya
que
la
socio
logía
y la
his
toriogra
fía
era
n las d
os ú
nic
as c
iencia
s «
glo
-
bale
s y
dinám
icas»
de
la
realid
ad
socia
l57.
La
dis
trib
ució
n d
e la
mate
ria
his
toriográ
fica
en
secto
res,
ya
sean
de
mate
riale
s y
enfo
ques s
iste
máti-
cos -
las h
isto
rias p
olítica,
económ
ica,
de
las m
enta
lidades,
de
la
litera
tu-
ra,
etc
.- o
en
secto
res d
e la
his
toria
media
nte
cort
es
cro
noló
gic
os
-anti-
gua,
medie
val, r
enacentista
, etc
.- n
o e
s m
ás q
ue
un
recurs
o d
e m
éto
do,
de
exposic
ión.
La
his
toria,
com
o o
nto
logía
, es
una,
pero
otr
a c
osa
es
que
podam
os r
educirla
ente
ra a
un
dis
curs
o.
Tal vez p
uede
habla
rse,
no
obsta
nte
, de
una
difere
ncia
teórica
entr
e la
reconstr
ucció
n d
e u
n p
roce
-
so
his
tórico
-socia
l glo
bal y la
his
toria
de
un
fenóm
eno
socia
l parc
ial. E
llo
puede
basars
e e
n q
ue,
en
teorí
a,
todo
fenóm
eno
secto
rial puede
tom
ar-
se e
n sí
mis
mo
com
o u
n todo.
5.
Lo
que
sabem
os d
e la
his
toria
es n
ecesariam
ente
una
vis
ión
desde
el
pre
sente
. In
dependie
nte
mente
de
las
im
plic
acio
nes
epis
tem
oló
gic
as
de
esta
situació
n,
desde
el
punto
de
vis
ta d
el
méto
do
hay q
ue
decir
que
la
his
toriogra
fía n
o p
uede
nunca p
rete
nder
que
la
his
toria q
ue p
odem
os c
o-
nocer
es e
l le
gado
de
todo
el
pasado
del
hom
bre
. N
i está
cla
ro s
i esa
expre
sió
n «
todo
el
pasado
del
hom
bre
» t
iene
algún
sentido.
La
his
toria
que
escribim
os e
s u
na
concepció
n q
ue
forja
el hom
bre
pre
sente
. N
i pue
-
de
ente
nders
e técnic
am
ente
la
posib
ilidad
de
un
todo
que
serí
a la
sum
a
de
«to
dos los a
conte
cim
iento
s»,
lo q
ue
es incognoscib
le,
pero
ni siq
uie
-
ra q
ue
haya
una
realid
ad
pensada
de
esa
form
a q
ue
tenga
algún
senti-
do.
Esto
muestr
a e
l pro
fundo
err
or
en
que
caen
quie
nes p
iensan
que
es
posib
le u
na
his
toria
tota
l, c
om
o s
um
a d
e h
isto
rias p
arc
iale
s.
El
dis
curs
o
his
tórico
lo
hacem
os d
esde
el
pre
sente
, la
adecuació
n d
e e
se
dis
curs
o
con
la
realid
ad
«obje
tiva»
es u
n p
roble
ma
del m
ism
o t
ipo
que
se
pre
sen
-
57�"��.������#����������������������$$���A�+�##�
ta a
todas las c
iencia
s s
ocia
les c
on
sus p
ropia
s r
ealid
ades,
a c
ada
una
en s
u c
am
po.
De
lo
expuesto
puede
conclu
irse,
en
resum
en,
que
el
méto
do
his
torio
-
grá
fico
tie
ne,
com
o c
ara
cte
rizació
n d
e s
u p
rocedim
iento
, al
menos t
res
peculia
ridad
es d
istintivas:
a)
Su
tra
tam
iento
de
una
realid
ad
prá
cticam
ente
sie
mpre
media
ta (
res-
tos).
b)
Su
necesid
ad
de
capta
r sie
mpre
el pro
ceso (
dia
cro
nía
).
c)
Su n
ecesid
ad
de g
lobaliz
ació
n (
inespecific
idad
de lo h
istó
rico).
Y, en
su e
sta
do a
ctu
al al m
enos, el méto
do h
isto
riográ
fico
debe
conju
gar
tres p
roble
mas im
port
ante
s:
a)
Su
escaso
niv
el de
form
aliz
ació
n m
eto
doló
gic
a,
la e
scasa
art
icula
ció
n
de las r
egla
s d
el méto
do h
istó
rico y
la c
are
ncia
de u
n lenguaje
dis
tintivo.
b)
Los e
scasos instr
um
ento
s t
eóricos y
técnic
os d
e q
ue
dis
pone
para
la
apre
hensió
n d
e u
na r
ealid
ad
con m
uchas v
ariable
s im
plic
adas.
c)
El
pro
ble
ma
sie
mpre
pre
sente
de
la
necesaria
art
icula
ció
n e
ntr
e e
l
anális
is d
e las e
str
uctu
ras y
el aconte
cim
iento
, y e
ntr
e lo
sis
temático
y lo
secuencia
l.
La c
om
para
ció
n e
n e
l méto
do h
isto
riográ
fico
Por
todo
lo
dic
ho,
se
com
pre
nde
que
la
com
para
ció
n t
iene
una
especia
l
import
ancia
en
el
méto
do
his
tórico.
La
investigació
n d
e l
a h
isto
ria
es
sie
mpre
en
algún
sentido
com
para
tiva,
al
menos
en
una
com
para
ció
n
que p
odrí
am
os lla
mar
«dia
cró
nic
a»,
en e
l tiem
po,
puesto
que
no e
s p
osi-
ble
capta
r la
natu
rale
za
del
movim
iento
his
tórico
si
no
es p
or
la c
om
pa
-
ració
n d
e s
ucesiv
os
esta
dos
socia
les.
O «
por
la c
ontr
aposic
ión
de
las
condic
iones p
recedente
s c
on
las c
onsecuente
s»
58.
Pero
la
prá
ctica
com
-
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�� *@� B���$���*��#&���J���������������#&����$��� �������� <���#�����
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���'������&���#�#�/������1�#&����� ��$������
para
tista
explícita
es a
quella
que
busca
hom
olo
gía
s o
hete
rolo
gía
s e
ntr
e
desarr
ollo
s h
istó
ricos
de
sis
tem
as
separa
dos,
no
la
evolu
ció
n d
e e
sta
-
dos s
ucesiv
os d
e u
n m
ism
o s
iste
ma.
La
com
para
ció
n e
n h
isto
ria
im
plic
a
la c
onfr
onta
ció
n e
ntr
e s
ocie
dades
glo
bale
s o
entr
e d
ete
rmin
ados
facto
-
res,
movim
iento
s,
peculia
ridades d
e c
ualq
uie
r tipo,
niv
ele
s d
e a
ctivid
ad,
etc
., o
bserv
able
s e
n s
ocie
dades
dis
tinta
s y
, norm
alm
ente
, en
periodos
cro
noló
gic
os c
oetá
neos o
cerc
anos a
la
coeta
neid
ad
59.
La
com
para
ció
n c
om
o p
ráctica
meto
doló
gic
a h
a s
ido
definid
a d
e f
orm
as
div
ers
as.
Ya
Durk
heim
mantu
vo
que
había
que
buscar
las «
variacio
nes
concom
itante
s»
com
o f
orm
a d
e a
naliz
ar l
os
hechos
socia
les
60.
Marc
Blo
ch
habló
de
la
búsqueda
de
sim
ilitu
des
entr
e «
series
de
natu
rale
za
análo
ga,
tom
adas e
n m
edio
s s
ocia
les d
istinto
s»
61.
La
posic
ión
de
Char-
les T
illy e
s m
ás r
adic
al puesto
que
cre
e q
ue
no
hay p
osib
ilidad
de
supe
-
ració
n d
e l
os
postu
lados
«pern
icio
sos»
en
la
cie
ncia
socia
l here
dados
del
sig
lo X
IX s
i no
es a
tra
vés d
el
estu
dio
his
tórico
-com
para
tivo
de
los
fenóm
enos s
ocia
les
62.
Pero
no
han
faltado
tam
poco
aquello
s q
ue
pie
n-
san
que
la
com
para
ció
n e
n térm
inos
que
hagan
posib
le e
l halla
zg
o d
e
verd
adera
s h
om
olo
gía
s,
o d
e d
ifere
ncia
cio
nes
que
tengan
valo
r sig
nifi-
cativo p
ara
explic
ar
las s
ocie
dades,
es u
na q
uim
era
.
El méto
do
com
para
tivo
en
las c
iencia
s s
ocia
les s
e h
a d
escrito
con
unas
coin
cid
encia
s básic
as p
ara
todas e
llas.
No
hay p
rocedim
iento
com
para
ti-
vo
pra
cticado
en
una
dis
cip
lina
que
no
pueda
ser útil en
otr
as
63.
La
com
-
para
ció
n e
s n
o sólo
en
his
toriogra
fía,
sin
o e
n t
odas las c
iencia
s s
ocia
les,
una
manera
de
palia
r la
im
posib
ilidad
de
experim
enta
ció
n.
De
otr
a p
art
e,
la im
port
ancia
de
la
com
para
ció
n r
esid
e e
n q
ue
es u
no
de
los c
am
inos
para
genera
lizar,
para
obte
ner
conclu
sio
nes
de
más
alta
univ
ers
alid
ad
acerc
a d
e l
as
cara
cte
rísticas
de
pro
cesos
socio
-his
tóricos
que
pueden
pro
ducirse
con
regula
ridad
o c
on
rasgos
regula
res.
A p
esar
de
que
el
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63�6��;��&����+���������������#�������������������������������������� ������3����&�������
��������� <��$���*�
méto
do
com
para
tivo,
aunque
sea
im
plícitam
ente
, se
ha
em
ple
ado
desde
la A
ntigüedad
nunca
se h
a h
echo
una
his
toria
de
ello
64.
Las m
ás inte
resante
s g
enera
lizacio
nes h
istó
ricas q
ue
se
han
pro
ducid
o,
e inclu
so
los inte
nto
s d
e f
orm
ula
r cie
rtas «
leyes»
de
lo
his
tórico,
pre
sen
-
tes e
n e
l pensam
iento
de
Monte
squie
u,
Tocquevill
e,
Com
te,
Marx
, T
oyn-
bee
o B
raudel,
pro
ceden
justa
mente
de
la
com
para
ció
n d
e u
na
abun
-
dante
evid
encia
em
pír
ica,
aunque
el verd
adero
valo
r teórico
de
todo
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no s
e justifique
de f
orm
a p
lena
por
la e
xis
tencia
de
sim
ilitu
des a
gra
n e
s-
cala
. P
ero
las
tie
nen
sie
mpre
com
o b
ase.
La
com
para
ció
n p
uede
dar
cuenta
de
im
port
ante
s p
rocesos d
e d
ifere
ncia
ció
n y
tam
bié
n d
e lo
con
-
trario,
de
desdifere
ncia
ció
n,
cosas
am
bas
de
im
port
ancia
obvia
en
la
com
ple
jidad
cre
cie
nte
de
las s
ocie
dades.
El
estu
dio
com
para
tivo
en
his
toriogra
fía
pro
cura
gra
ndes
aport
acio
nes
pero
a c
ondic
ión
de
hacer
de
él
una
aplic
ació
n c
aute
losa
y b
ien
pla
nifi-
cada;
los
pelig
ros
de
una
prá
ctica
inadecuada
de
la
com
para
ció
n s
on
basta
nte
cla
ros
65.
Un
anális
is c
om
para
tivo
no
es
posib
le s
in u
n t
rabajo
pre
vio
para
definir
lo
que
es c
om
para
ble
, para
definir
de
form
a m
uy e
s-
tric
ta las r
ealid
ades e
mpír
icas o
las c
onceptu
acio
nes e
xtr
aíd
as d
e c
ada
ám
bito
que
quie
ren
ser
com
para
das,
y s
in u
n c
ontr
ol
consta
nte
de
la
com
para
ció
n66.
Las v
enta
jas s
on
en
unos c
asos p
ropia
mente
meto
doló
-
gic
as:
mejo
ra l
a u
tilid
ad
del
trabajo
his
tórico,
ayuda
a f
orm
ula
r pro
ble
-
mas n
uevos,
fija
mejo
r el
«te
rritorio»
sobre
el
que
se
tra
baja
, perm
iten
genera
lizar
y c
ontr
ola
r la
s c
onclu
sio
nes.
En
otr
os s
on
venta
jas e
xplic
ati-
vas:
perm
iten
definir
mejo
r cada
uno
de
los
fenóm
enos
com
para
dos,
pueden
esta
ble
cer
mejo
r la
s «
causas»
o l
a r
ela
ció
n e
ntr
e f
enóm
enos,
etc
.
Pero
los
pelig
ros
son
tam
bié
n e
vid
ente
s.
El
fundam
enta
l de
ello
s e
s e
l
que
de
antiguo
se
ha
form
ula
do
dic
iendo
que
«sólo
se
puede
com
para
r
lo q
ue
es c
om
para
ble
»,
lo q
ue
vie
ne
a q
uere
r decir
que
la
com
para
ció
n
es o
cio
sa.
Pueden
com
ete
rse
gra
ndes a
nacro
nis
mos inte
nta
ndo
com
pa
-
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�
rar
socie
dades,
institu
cio
nes,
evolu
cio
nes q
ue
está
n s
epara
das e
n e
l es-
pacio
y e
l tiem
po,
donde
las
analo
gía
s p
ueden
ser
mero
s e
spejis
mos;
pueden
quere
rse
com
para
r cosas q
ue
no
se
conocen
aún
bie
n.
Pero
en
la h
isto
riogra
fía
actu
al
las
venta
jas
son
muy s
uperiore
s a
los
rie
sgos
y
pre
senta
n,
sobre
todo,
el gra
n a
vance
de
que
la
his
toria
com
para
tiva
es
la f
orm
a m
ejo
r de
ente
nder
los p
rocesos
de
«m
undia
lizació
n»
de
alg
u-
nas d
e las c
ara
cte
rísticas d
e las s
ocie
dades c
onte
mporá
neas.
La
com
para
ció
n p
uede
tener
temática
y o
bje
tivos d
ivers
os,
que
requie
-
ren
méto
dos
div
ers
os
tam
bié
n67.
La
princip
al
difere
ncia
se
da
entr
e l
a
com
para
ció
n c
aso
a c
aso
o d
e f
enóm
enos
análo
gos
y l
a c
om
para
ció
n
entr
e e
l desarr
ollo
de
dos
pro
cesos
am
plio
s.
Eje
mplo
del
prim
er
tipo
puede
ser
la e
volu
ció
n d
em
ográ
fica
de
dos
o m
ás
conju
nto
s s
ocia
les;
del segundo,
por
eje
mplo
, el de
las «
transic
ion
es»
a la
dem
ocra
cia
ope
-
radas e
n años r
ecie
nte
s e
n v
arios p
aís
es d
eficitarios e
n b
urg
uesía
s m
o-
dern
izadora
s y
en
desarr
ollo
del capitalis
mo
industr
ial6
8.
O e
l de
los p
ro-
cesos d
e v
iole
ncia
socia
l de
am
plio
desarr
ollo
en
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e r
uptu
ra d
e
sis
tem
as d
e v
alo
res e
sta
ble
cid
os y
vig
ente
s d
ura
nte
mucho t
iem
po
69.
Charles T
illy h
a e
xpuesto
la
necesid
ad
de la
com
para
ció
n e
ntr
e los g
ran
-
des c
am
bio
s e
str
uctu
rale
s h
istó
ricos y
ha
señala
do
cuatr
o t
ipos d
e c
om
-
para
cio
nes
que
él
llam
a indiv
idualiz
adora
s,
univ
ers
aliz
adora
s,
difere
n-
cia
les y
glo
baliz
adora
s7
0.
La
prim
era
es la
que
com
para
dos f
enóm
enos
específic
os a
fin
de
capta
r la
s p
eculia
ridades d
e c
ada
caso,
el
fascis
mo
en
dos
país
es,
por
eje
mplo
. La
univ
ers
aliz
adora
inte
nta
analiz
ar
casos
de
aplic
ació
n e
specíf
ica
de
algún
modelo
definid
o,
com
o e
l del
cre
ci-
mie
nto
económ
ico.
La
terc
era
busca
explícitam
ente
las d
ifere
ncia
s e
ntr
e
situacio
nes
com
para
ble
s.
La
com
para
ció
n g
lobaliz
adora
, la
más a
mplia
de
to
das, «colo
ca
dis
tinto
s casos
en
dis
tinto
s punto
s del
mis
mo
sis
tem
a»,
inte
nta
ndo
ver
cóm
o f
uncio
na
el sis
tem
a e
n s
u c
onju
nto
al ver
las r
ela
cio
nes d
e c
ada
caso c
on
él; e
l eje
mplo
adecuado
es e
l de los s
is-
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tem
as m
undia
les,
com
o e
l definid
o p
or
Imm
anuel W
alle
rste
in e
n s
u «
mo
-
dern
o s
iste
ma m
undia
l»71.
La
com
para
ció
n s
e h
a v
isto
com
o la
mejo
r posib
ilidad
de
que
la
his
torio
-
gra
fía
pueda
contr
ibuir
de
una
form
a d
ecis
iva
a e
xplic
ar
gra
ndes p
roce
-
sos lo
que,
a s
u v
ez,
es la
mejo
r m
anera
de
contr
ibució
n a
que
la c
iencia
socia
l adquie
ra u
na
im
port
ante
base
his
tórica.
Los
pro
cesos h
istó
ricos,
evid
ente
mente
, sólo
pueden
facili
tar
sus
mejo
res
enseñanzas
si
de
la
mis
ma
manera
que
se
les v
e c
om
o f
enóm
enos «
sin
gula
res»,
se
inte
nta
tam
bié
n v
er
qué
rasgos «
genera
les»
poseen.
Tal
com
o y
a h
em
os d
icho
ante
s,
la inte
ligib
ilidad
genera
l de
los
cam
bio
s h
istó
ricos r
esid
e e
n q
ue
está
n c
om
puesto
s d
e m
uchos e
lem
ento
s d
e c
am
bio
sim
ple
s q
ue
son h
o-
molo
gable
s e
ntr
e sí.
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8
EL
PR
OC
ES
O M
ET
OD
OLÓ
GIC
O Y
LA
DO
CU
ME
NT
AC
IÓN
HIS
TÓ
RIC
A
Lo
s t
exto
s,
o l
os
docu
me
nto
s a
rque
oló
gic
os,
au
n l
os
má
s c
laro
s e
n a
pa
rie
ncia
y lo
s m
ás c
om
pla
cie
nte
s,
no
ha
bla
n s
ino
cu
and
o s
e s
ab
e in
terr
oga
rlo
s.
MA
RC
BL
OC
H, A
po
log
ie p
ou
r l'H
isto
ire
ou
mé
tie
r d
'his
torie
n
Es indudable
que
uno
de
los g
randes o
bstá
culo
s p
ara
la
consecució
n d
e
una
his
toriogra
fía
más
sólid
a e
n s
us
fundam
ento
s c
ognoscitiv
os,
más
fiable
en
sus h
alla
zg
os
y m
ás e
xplic
ativa
en
sus c
onclu
sio
nes,
ha
sid
o
sie
mpre
la
escasa
ate
nció
n d
e m
uchos a
los p
roble
mas d
el méto
do
his
-
tórico.
Ello
ha
sid
o a
sí,
y e
n b
uena
part
e s
igue
sié
ndolo
, aun
cuando
desde
hace
más d
e u
n s
iglo
no
han
cesado
los e
sfu
erz
os p
or
constitu
ir
definitiv
am
ente
un
méto
do
para
la
his
toriogra
fía.
El
extr
aord
inario
peso
de
la
his
toria
-rela
to s
in n
inguna
pro
longació
n h
a s
eguid
o g
ravitando
so
-
bre
el pro
ble
ma.
Hay m
uchas f
orm
as d
e lle
var
adela
nte
una
investigació
n h
istó
rica.
Pero
exis
ten
tam
bié
n u
nos p
resupuesto
s,
unas
opera
cio
nes
y u
nas
caute
las
sin
las c
uale
s r
ealm
ente
es d
ifíc
il p
oder
habla
r de
«in
vestigació
n».
Y la
verd
ad
es q
ue
todo
ello
constitu
ye
un
pro
cedim
iento
que
coin
cid
e e
n s
us
líneas g
enera
les c
on
las p
art
icula
ridad
es d
e t
oda
investigació
n s
ocia
l. E
l
pro
cedim
iento
por
el
que
el
his
toriador
abord
a e
l pro
ble
ma
de
constr
uir
una
repre
senta
ció
n d
e lo
his
tórico
y d
e e
xplic
ar
por
qué
los h
echos s
on
com
o s
on
obedece
a la
mis
ma
lógic
a q
ue
cualq
uie
r otr
o m
éto
do
cie
ntí
fi-
co s
ocia
l. S
us «
opera
cio
nes lógic
as»
son las m
ism
as.
1. E
L P
RO
CE
SO
ME
TO
DO
LÓ
GIC
O E
N L
A H
IST
OR
IOG
RA
FÍA
Hasta
hoy
día
, la
investigació
n h
istó
rica
es
por
lo c
omún
una
aventu
ra
mucho
más c
onfiada
a la
im
pro
vis
ació
n,
a la
intu
ició
n y
al
buen
sentido
del
investigador
que
a u
na
pre
para
ció
n técnic
a r
iguro
sa.
Pero
todas las
gra
ndes investigacio
nes h
istó
ricas s
e h
an
hecho
sie
mpre
, sin
em
barg
o,
sobre
la
base
de
un
tra
bajo
dete
nid
o q
ue
iba
mucho
más a
llá d
e la
mera
explo
tació
n y
tra
nscripció
n d
e u
nas f
uente
s,
para
constr
uir,
en
definitiv
a,
un
rela
to.
En
alg
una
manera
, una
investigació
n h
istó
rica
debe
responder
a u
n p
lan.
En
el curs
o m
ism
o d
e la investigació
n,
el dis
eño
o p
lan
prim
iti-
vos s
erá
n c
on
toda
pro
babili
da
d p
rofu
ndam
ente
modific
ados y
el re
sulta
-
do f
inal segura
mente
tendrá
poco
que v
er
con
las p
resuncio
nes inic
iale
s.
Pero
así
ocurr
e c
on
todas las investigacio
nes e
n e
l cam
po
de
la
cie
ncia
natu
ral
o s
ocia
l. A
ilu
str
ar
este
pro
ceso
genera
l del
trabajo
del
his
toria
-
dor
se
orienta
n las págin
as q
ue
sig
uen.
El dis
eño
de la investigació
n
Rara
vez
una
investigació
n h
istó
rica
es
pla
nific
ada
con
cuid
ado.
Y,
es
más,
una
de
las m
ás f
recuente
s im
puta
cio
nes n
egativas q
ue
se h
acen
al
trabajo
his
toriográ
fico d
esde
el punto
de
vis
ta m
eto
doló
gic
o e
s la falta
de
explic
itació
n d
e s
us p
resupuesto
s y
la
falta
de
pre
vis
ión
de
sus d
esarr
o-
llos.
Es u
na
here
ncia
de
la
his
toriogra
fía
más p
ragmática
y «
cro
nís
tica»
que
ente
ndió
sie
mpre
que
la
his
toria
era
la
más s
imple
tra
nscripció
n e
n
un
texto
de
aquello
que
las
fuente
s,
los
«docum
ento
s»,
decía
n.
Esta
imagen
del
trabajo
de
la
investigació
n h
istó
rica
es c
om
ple
tam
ente
erró
-
nea
y e
stá
, en
las
corr
iente
s h
isto
riográ
ficas
más sólid
as,
am
plia
mente
sobre
pasada.
En
la
escritu
ra t
radic
ional
de
la
his
toria,
en
el
pensam
iento
his
toriográ
fi-
co
más s
imple
, se
ha
ente
ndid
o s
iem
pre
que
la
«descripció
n»
his
tórica,
el
narr
ar
los a
conte
cim
iento
s «
com
o r
ealm
ente
han
sid
o»,
poseía
ya
en
sí
mis
ma
un
cará
cte
r sin
tético,
ord
enado,
explic
ativo,
que
basta
ba
para
dar
cuenta
de
los
porq
ués d
e los e
vento
s.
Se
ha
creíd
o e
n u
na
especie
de
causalid
ad
im
plícita.
Por
ello
, el
trabajo
his
toriográ
fico
tra
dic
ional
se
ente
ndió
, dura
nte
mucho
tie
mpo,
com
o c
om
puesto
de
dos p
art
es e
sen
-
cia
les q
ue r
euniría
n e
n sí
todo e
l méto
do
his
toriográ
fico:
1.
La
recole
cta
de
los h
echos,
a los q
ue,
a v
eces,
con
nota
ble
im
pro
pie
-
dad s
uele
lla
mars
e d
ato
s1. E
n la
his
toriogra
fía d
el sig
lo X
IX la
temática
la
1�P� �����#�����$�� �#����2���1���#�1� 1�����2������$�����1�/���#�������&�#�#��������
���� ���� ������������#���������:�&�#����#�����(���
� ����#�#�/�����'���#������&��&�#�
dic
taban
muchas
veces
la
mera
dis
ponib
ilidad
de
tale
s h
echos.
Los
gra
ndes p
rogre
sos d
e la
his
toriogra
fía
del
sig
lo X
IX s
e h
icie
ron
sobre
el
supuesto
metó
dic
o d
e q
ue
prim
ero
es e
l tr
abajo
de
arc
hiv
o,
la c
onsulta
de
los
docum
ento
s y
el
acopio
de
info
rmació
n f
actu
al, y
que
sólo
des-
pués d
e e
sta
fase
puede
pasars
e a
la
segunda,
sin
que
ésta
pueda
co
-
menzar
ante
s...
2.
La
constr
ucció
n d
el re
lato
, la
inte
gra
ció
n d
e los h
echos e
n u
na
tra
ma
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l, c
ronoló
gic
a,
que
en
sí
mis
ma c
onte
ndrí
a s
u p
ropia
lógic
a,
su
pro
pia
inte
ligib
ilid
ad
com
o c
urs
o d
e la
his
toria.
Sin
«hechos»
no
podrí
a
haber
his
toria
y s
in «
docum
ento
s»
no
podrí
a h
aber
hechos.
El re
lato
, co-
mo
form
a a
rquetí
pic
a y
casi exclu
siv
a d
el dis
curs
o h
istó
rico,
se
ha
basa
-
do
en
una
info
rmació
n a
bundante
casi sie
mpre
y h
a t
enid
o a
demás q
ue
poseer
una
am
plia
pers
pectiva
tem
pora
l desde
la
que
poder
enju
icia
r lo
s
aconte
cim
iento
s,
con s
us a
nte
cedente
s y
sus c
onsecuente
s.
En
su
fundam
enta
ció
n g
enera
l, e
sta
concepció
n e
s c
om
ple
tam
ente
erró
-
nea.
Pero
con
mayor
o m
enor
sofisticació
n,
imagin
ació
n,
variedad
de
te
-
mas y
auxili
o d
e o
tras m
eto
dolo
gía
s,
todos los n
arr
ativis
mos h
isto
riográ
-
ficos,
antiguos y
modern
os,
han
obedecid
o a
esta
concepció
n d
el dis
cur-
so
his
tórico
y a
este
esquem
a d
e t
rabajo
. T
an
sum
arias ideas s
on
la
he
-
rencia
, sin
duda,
de
los p
receptista
s h
isto
riográ
ficos d
el sig
lo X
IX.
Pocas
son
la
escuela
s h
isto
riográ
ficas p
oste
riore
s q
ue
han
hecho
alg
o d
e f
or-
ma
sis
temática
por
elim
inar
esta
fals
a idea
de
que
un
dis
curs
o h
istó
rico
de g
ara
ntía sólo
esta
ba
oblig
ado
a tener
buenas f
uente
s d
e info
rmació
n.
En
realid
ad,
no
hay
nin
guna
prá
ctica
del
conocim
iento
socia
l serio
que
pro
ceda
de
esta
manera
, ni siq
uie
ra a
quella
s q
ue
más s
e a
sem
eja
n a
lo
his
tórico:
la d
escripció
n e
tnoló
gic
a,
por
eje
mplo
. E
l clá
sic
o e
squem
a H
e-
chos�
Sín
tesis
, here
ncia
del
inductivis
mo
positiv
ista
más
ingenuo
que
impre
gnó
las
ideas
his
toriográ
ficas
del
XIX
: prim
ero
los
«dato
s»,
des-
pués
las
«sín
tesis
»,
ha
tenid
o u
na
larg
a p
ers
iste
ncia
. P
ero
, a
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res-
pectivos
niv
ele
s,
muchos
auto
res,
que
pueden
eje
mplif
icars
e d
esde
el
meto
dólo
go
K.
R.
Popper
al
his
toriador
Edw
ard
H.
Carr
, han
expuesto
que
el
trabajo
del
descubrim
iento
en
la
realid
ad
natu
ral
y e
n l
a s
ocia
l
nunca p
rocede
así.
���������� ������'���
Com
o c
ualq
uie
r otr
a i
nvestigació
n p
racticada
con
inte
nció
n d
e a
port
ar
un
conocim
iento
más
allá
del
sentido
común,
la i
nvestigació
n h
istó
rica
debe
de
ir
pre
cedid
a d
e la
aparició
n d
e u
n «
tem
a»,
pero
tam
bié
n d
e u
n
pro
yecto
, al m
enos e
n e
sbozo,
del pro
cedim
iento
para
abord
arlo.
El his
-
toriador
tiene
que
esta
ble
cer
un
«dis
eño»
o u
n itinera
rio
de
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ex-
plícita,
que
sirva
de
guía
a s
u t
rabajo
y d
e o
rienta
ció
n e
n la
búsqueda
de
conclu
sio
nes
sobre
un
obje
to h
istó
rico
bie
n d
efinid
o.
Todas
las
investi-
gacio
nes s
ocia
les p
oseen
un
cie
rto
dis
eño,
una
pla
nific
ació
n,
lo q
ue
se
consig
ue
en
un p
roceso
que
las m
eto
dolo
gía
s p
ropia
s d
e c
ada
dis
cip
lina
pro
cura
n c
larificar.
Pla
nific
ar
una
investigació
n e
s,
en
alg
una
manera
, pre
ver
los m
om
ento
s
cognoscitiv
os y
técnic
os p
or
los q
ue
el tr
abajo
habrá
de
pasar.
Pero
, de
form
a m
ás p
ráctica,
pla
nific
ar
serí
a la
pre
vis
ión
de
adapta
ció
n d
el tr
aba
-
jo a
los
pro
ble
mas
concre
tos
del
obje
to i
nvestigado.
Una
pla
nific
ació
n
tendrí
a q
ue
ate
nder
a t
res n
ivele
s:
el de
lo
que
se
quie
re c
onocer,
el de
cóm
o c
onocer
y e
l de la
com
pro
bació
n d
e lo c
onocid
o.
Ello
conlle
varí
a la
pre
vis
ión
del conju
nto
de
pro
ble
mas r
ela
cio
nad
os a
investigar
-«por
qué
un
pro
ceso
es c
om
o e
s»
-, s
us
lím
ites
cro
noló
gic
os
y la
inte
ligib
ilidad
y
justificació
n d
e e
llos y
la
pre
gunta
que
hay q
ue
form
ula
r. E
l cóm
o a
rtic
u-
lar
una
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n h
abrí
a d
e a
tender
a las f
uente
s,
la o
rganiz
ació
n d
e
la info
rmació
n,
su
tip
olo
gía
y s
u u
so,
así
com
o la
rela
ció
n c
on
otr
as in
-
vestigacio
nes.
Nin
guna
investigació
n p
uede
perm
anecer
ais
lada
de
las
demás d
e s
u m
ism
a á
rea.
Pues b
ien,
el dis
eño
es la
pla
nific
ació
n q
ue
se
hace
una
vez q
ue
tenem
os c
laro
el pro
ble
ma
-y s
us f
uente
s-,
el méto
do
y la
técnic
a.
Los t
rabajo
s e
scola
res s
e s
uele
n p
lanific
ar.
Para
dójic
am
en
-
te,
muchas investigacio
nes p
rofe
sio
nale
s n
o.
Pero
esta
suposic
ión
de
que
la
investigació
n h
istó
rica
puede
ser
orienta
-
da
y s
usta
ncia
lmente
mejo
rada
en
funció
n d
el rigor
del pro
cedim
iento
de
trabajo
debe s
er
matizada
en
los d
os s
entidos s
iguie
nte
s:
Prim
ero
, en
el
de
que
lo
dic
ho
no
supone
pro
mover
ni
recom
endar
que
la investigació
n d
e la
his
toria,
o d
e c
ualq
uie
r otr
a m
ate
ria
socia
l, h
aya
de
esta
r suje
ta a
«corsés» p
ara
poder
gara
ntizar
alg
una
pro
ductivid
ad.
Segundo,
en e
l de q
ue
el dis
eño
de u
na
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n t
iene q
ue
serv
ir n
o
sólo
a la o
ptim
izació
n d
el tr
abajo
, sin
o a
la r
iqueza
de
las c
onclu
sio
nes.
Es
necesario
que
el
his
toriador
haga
sie
mpre
explícitos
sus
pro
cedi-
mie
nto
s d
e t
rabajo
de
form
a q
ue
pro
cure
, com
o p
rocura
cualq
uie
r prá
cti-
ca
cie
ntí
fica,
pre
senta
r una
im
agen
exhaustiva
de
los
ele
mento
s d
e l
a
arg
um
enta
ció
n y
de
las f
uente
s -
de
sus «
evid
encia
s»
- que
le
conducen
a d
ete
rmin
adas c
onclu
sio
nes.
O,
dic
ho
en
otr
as p
ala
bra
s,
que
tam
poco
sonará
n n
uevas:
para
que
un
dis
curs
o p
ueda
consid
era
rse
cie
ntífico
de
-
be
pre
senta
r sie
mpre
la
posib
ilidad
de
que
sus
pro
pia
s c
onclu
sio
nes
puedan
ser
rebatidas.
La
prá
ctica
de
la
investigació
n h
istó
rica
tie
ne
que
aju
sta
rse
a la
defini-
ció
n c
lara
de
pro
ble
mas,
la f
orm
ula
ció
n d
e h
ipóte
sis
, la
constr
ucció
n d
e
los d
ato
s,
la e
labora
ció
n d
e e
xplic
acio
nes lo
más c
onsis
tente
s p
osib
le y
la c
onstr
ucció
n d
e m
ecanis
mos
para
«pro
bar»
com
para
tivam
ente
la
adecuació
n d
e s
us e
xplic
acio
nes.
Es v
isib
le q
ue
la
investigació
n n
orm
a-
lizada
en
la
cie
ncia
socia
l part
e d
e u
nos p
resupuesto
s o
«esta
dos d
e la
cuestión»,
identifica
unos o
bje
tos d
e investigació
n y
no
se
confu
nde
con
la m
era
descripció
n d
e u
nos h
echos.
Una
investigació
n t
iene
un
«te
ma»,
pero
la
pro
ble
mática
de
tal
tem
a n
o s
e r
esuelv
e,
evid
ente
mente
, en
el
acopio
de
info
rmacio
nes s
obre
él.
La
investigació
n d
e u
n d
ete
rmin
ado
pro
ceso
his
tórico
no
puede
em
pre
n-
ders
e c
on
gara
ntí
as c
ientí
ficas s
i no
está
instr
um
enta
l y c
onceptu
alm
en
-
te b
ien
definid
a.
Es c
iert
o q
ue
en
el punto
de
part
ida
es d
ifíc
il que
exis
ta,
y n
orm
alm
ente
no
exis
te,
una
corr
ecta
definic
ión
y p
lante
am
iento
de
un
pro
ble
ma
y d
e los instr
um
ento
s p
ara
su
resolu
ció
n;
sólo
el pro
pio
pro
ce
-
so
de
investigació
n v
a p
erf
ilando
esas
definic
ion
es.
Pero
tal
perf
il n
o
puede
pro
gre
sar
si
el
investigador
no
es
conscie
nte
de
cuále
s s
on
sus
obje
tivos y
cuále
s s
us m
edio
s o
instr
um
ento
s.
Es d
ecir,
por
sum
ario
que
sea,
un
pro
yecto
de
investigació
n t
iene
que
tener
una
estr
uctu
ra c
lara
,
pero
abie
rta,
y n
atu
ralm
ente
perf
ectible
, donde
queden
fija
dos o
bje
tivos
y m
edio
s,
donde
se
pueda
ir
intr
oducie
ndo
cada
vez
mayor
div
ers
ific
a-
ció
n y
difere
ncia
ció
n y
, a u
n t
iem
po, m
ayor
cohere
ncia
2.
2�P�#��&���#$� ������&��$���'��������$��$�#� �������2�����������#&�'� ����1�#&��� ���+�
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El «pro
ble
ma»
his
tórico
La
raíz
de
una
investigació
n h
istó
rica
puede
encontr
ars
e,
lógic
am
ente
,
en
muy d
ivers
as m
otivacio
nes.
No
exis
ten
texto
s q
ue
enseñen
al
his
to-
riador
a d
iseñar
un
pro
ceso
de
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n u
na
vez q
ue
se
han
hecho
las p
rim
era
s a
pro
xim
acio
nes a
un
pro
ble
ma
y,
por
tanto
, a
un
tem
a.
Pe
-
ro a
l pro
pio
dis
eño
pre
cede
cie
rtam
ente
al pro
ble
ma.
La
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n h
istó
rica
surg
e d
e «
halla
zgos»
-de
nuevas f
uente
s,
de
nuevas c
onexio
nes e
ntr
e las c
osas,
de
com
para
cio
nes-
o s
urg
e d
e insa
-
tisfa
ccio
nes
con
los
conocim
iento
s e
xis
tente
s,
in s
atisfa
ccio
nes
que,
a
su
vez,
está
n p
rovocadas p
or
la a
parició
n d
e n
uevos p
unto
s d
e v
ista
, de
nuevas «
teorí
as»,
o d
e n
uevas c
uriosid
ades s
ocia
les.
«T
em
as d
e inves-
tigació
n»,
com
o d
ecim
os e
n la
jerg
a a
cadém
ica,
exis
ten
muchos.
Nadie
puede
negar
que
la
puesta
en
marc
ha
de
un
tem
a d
e i
nvestigació
n,
o
supuesta
mente
tal, s
igue
tenie
ndo
muchas v
eces
un
origen
ideoló
gic
o,
político o
de o
tro género
basta
nte
aje
no
a los inte
reses d
e la c
iencia
. P
e-
ro t
em
as r
ele
vante
s e
xis
ten
muchos m
enos q
ue
esto
s q
ue
suele
n s
er
fo-
menta
dos d
esde
insta
ncia
s n
o c
ientí
ficas.
Por
lo d
emás,
una
dis
cip
lina
madura
dis
tingue
ple
nam
ente
entr
e la
«ex-
posic
ión
norm
aliz
ada»
de
los c
onocim
iento
s,
los t
rata
dos o
sín
tesis
, y la
aparició
n d
e «
investigacio
nes
nuevas»,
de
aport
acio
nes
más
o m
enos
decis
ivas.
Las d
iscip
linas s
ele
ccio
nan
la
pro
ducció
n p
or
la r
ele
vancia
de
los t
em
as y
la
valid
ez d
e la
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n.
En
la
«buena
cie
ncia
» a
mbas
cosas d
eben
ir
estr
echam
ente
unid
as.
Tem
as d
e e
norm
e r
ele
vancia
his
-
tórica,
de
los q
ue p
ueden
citars
e m
uchos e
jem
plo
s,
pueden
esta
r fr
anca-
mente
mal
estu
dia
dos,
aunque
se
estu
die
n d
e m
anera
insis
tente
. D
ebe
dis
tinguirse
entr
e la
verd
adera
aport
ació
n d
e n
uevos c
onocim
iento
s y
el
sim
ple
«am
ate
urism
o» u
oport
unis
mo.
Si
el
his
toriador
trabaja
con
el
rigor
meto
doló
gic
o a
decuado,
ha
de
dis
-
tinguir
muy c
uid
adosam
ente
entr
e lo
que
es la
aparició
n d
e c
am
pos h
is-
tóricos n
uevos s
obre
los q
ue la
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n n
o s
e h
a c
oncentr
ado a
nte
-
riorm
ente
, es
decir,
nuevos
cam
pos
temáticos,
de
aquello
s o
tros
que
son
los e
spacio
s d
e investigació
n s
obre
los q
ue
se
vuelv
e d
e n
uevo,
es
decir,
de
aquello
s o
tros t
ipos d
e t
em
as y
a e
stu
dia
dos p
ero
que
se
som
e-
ten
a r
evis
ión
con
nuevos instr
um
ento
s d
e m
éto
do
o n
uevas info
rmacio
-
nes,
de
vie
jos p
roble
mas q
ue
apare
cen
ahora
com
o n
o a
decuadam
ente
resueltos.
Unas v
eces s
e indaga
acerc
a d
e p
roble
mas r
eale
s q
ue
por
alg
una
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había
n p
erm
anecid
o intr
ata
dos.
El conocim
iento
de
la
perife
ria
y e
l con
-
texto
de
tale
s p
roble
mas
es
sie
mpre
fundam
enta
l. A
veces,
la f
alta
de
trata
mie
nto
de
un
asunto
evid
encia
que
no
había
capacid
ad
teórica
para
ello
. O
tras,
puede
refleja
r una
care
ncia
de
dato
s d
ecis
iva.
En
esta
s s
i-
tuacio
nes
los
ensayos
explic
ativos
pre
vio
s p
ueden
jugar
papele
s m
uy
dis
tinto
s: desde
ser
cla
ves h
asta
ser
absolu
tam
ente
desorienta
dore
s.
La
aparició
n d
e n
uevas f
uente
s,
de
enfo
ques n
uevos d
e p
roble
mas a
nti-
guos,
de
nuevas p
osic
iones
«in
terp
reta
tivas»
acerc
a d
e f
enóm
enos c
o-
nocid
os,
tienen
tanta
o m
ás im
port
ancia
para
el
pro
gre
so
his
toriográ
fico
que
la
rotu
lació
n d
e n
uevos c
am
pos d
e investigació
n.
De
hecho,
al con
-
fluir
en
lo
his
toriográ
fico
esto
s d
os t
ipos d
e a
port
acio
nes a
l conocim
iento
de
la
his
toria,
los t
err
itorios d
e la
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n s
e h
acen
inagota
ble
s,
en
contr
a d
e la
opin
ión
de
los v
iejo
s p
receptista
s q
ue
creía
n e
n la
posib
ili-
dad
del
agota
mie
nto
de
un
cam
po
de
estu
dio
al
llegar
a la
explo
ració
n
com
ple
ta d
e s
us fuente
s3.
Todas
las
cie
ncia
s,
las
natu
rale
s y
las
socia
les,
se
vie
rten
sobre
esto
s
dos t
err
itorios d
e la
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n:
los n
uevos t
em
as y
la
rein
vestigació
n
de
los v
iejo
s.
En
modo
alg
uno
es s
ola
mente
la
his
toria
la
que
se
escribe
de
nuevo
en
cada
genera
ció
n,
según
se
ha
dic
ho
muchas v
eces.
Todos
los
cam
pos
de
la
activid
ad
hum
ana
son
continuam
ente
rein
vestigados.
Lo
im
port
ante
es
no
confu
ndir
las
mera
s i
nnovacio
nes
temáticas
con
pro
gre
sos m
eto
doló
gic
os.
La d
icoto
mía
«his
toria
genera
l»/«
monogra
fía s
ecto
rial»
La
aparició
n d
e u
n c
iert
o «
pro
ble
ma»
his
tórico
a investigar
y e
l in
tento
de
dis
eñar
una
pla
nific
ació
n,
de
pro
yecta
r en
el tr
abajo
unas c
iert
as «
in-
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���&��#����# �/�������&���#���#�(���&�#����#&��&�#��#&��#�����(���
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��#�����$��#���������������2���#��1� ���������1�#&�����+����1�#&����'��(4����#�'�����#�
$�� �$&�#&�#�������1�#&����'��(4�� �?#� ����� �����3�#�����#�'���,,��5(��5�����'���#�+�5��
;��'��/�#��-�&���� &����� �$����
tuic
iones»
pre
via
s d
el
investigador,
pueden
vers
e m
uy a
yudados p
or
la
cla
rificació
n d
e la
tip
olo
gía
form
al y m
ate
rial m
ism
as a
las q
ue
de
hecho
se
suele
n a
dopta
r la
s i
nvestigacio
nes
his
tóricas.
Veam
os
cóm
o p
uede
hacers
e,
en
efe
cto
, una
tip
olo
gía
de
las investigacio
nes
his
tóricas p
osi-
ble
s.
En
el
obje
tivo
de
una
investigació
n s
ocio
-his
tórica
pueden
dis
tinguirse,
al m
enos, cuatr
o p
lanos:
�el de la s
ecuencia
tem
pora
l
�el del espacio
o e
spacio
socio
-his
tórico
�el de la s
ocie
dad
glo
bal
�el de los f
enóm
enos s
ocio
-his
tóricos p
art
icula
res
A s
u v
ez,
la i
nvestigació
n d
e l
a r
ealid
ad
his
tórica,
bie
n c
om
pre
nda
los
cuatr
o p
lanos
ante
s c
itados
o c
ualq
uie
r com
bin
ació
n p
osib
le d
e e
llos,
puede
abord
ars
e d
esde
una
o v
arias
de
esta
s a
pro
xim
acio
nes
o p
ers
-
pectivas f
orm
ale
s e
instr
um
enta
les:
�la
espacia
l (t
err
itorial),
que
atiende
pre
fere
nte
mente
a la
«am
plit
ud»
físic
a o
socia
l de u
n a
sunto
;
�la
cro
noló
gic
a, que
atiende
sobre
todo
al ritm
o tem
pora
l;
�la
sis
temática
, que a
tiende
a «
tem
as» b
ien
indiv
idualiz
ados.
En
térm
inos a
bsolu
tos,
del
entr
ecru
zam
iento
, o
de
la
com
bin
ació
n o
rde
-
nada
de
esos p
lanos y
esas a
pro
xim
acio
nes s
e d
eriva
toda
una
maraña
de
«his
torias»
pla
usib
les d
istinta
s,
de
especia
lizacio
nes,
de
investigacio
-
nes p
osib
les y
de
com
ple
jidad
meto
doló
gic
a,
en
sum
a,
de
la
his
toriogra
-
fía.
No
serí
a o
cio
sa
una
mín
ima
cla
rificació
n d
e e
sas c
onceptu
acio
nes.
A m
odo
de
eje
mplo
, sin
agota
r ente
ram
ente
la
cla
sific
ació
n -
que,
por
lo
demás,
es s
encill
a d
e e
sta
ble
cer-
, puede
vers
e q
ue
las investigacio
nes
his
toriográ
ficas p
ueden
tener
cará
cte
r de
his
toria
genera
l o
his
toria
sec-
torial,
his
toria
nacio
nal,
regio
nal
o l
ocal
(his
torias
terr
itoriale
s),
his
toria
glo
bal o h
isto
ria m
onográ
fica, his
toria
sis
temática
o h
isto
ria
cro
noló
gic
a.
Una
«his
toria»
no
queda
nunca
definid
a,
en
princip
io,
sin
la
explic
itació
n
del
lapso
cro
noló
gic
o e
n q
ue
ocurr
e.
Lo
his
tórico
lle
va
dentr
o e
l tiem
po,
y p
uede
lle
var
dis
tinto
s t
ipos d
e é
l. L
a c
ronolo
gía
es la
denom
inació
n r
e-
fere
ncia
l y s
implif
icada
de
la
tem
pora
lidad.
Una
«his
toria»,
por
otr
a p
ar-
te,
tiene
sie
mpre
un
espacio
de
desarr
ollo
, o,
com
o h
em
os d
icho,
de
in-
telig
ibili
dad
; puesto
que u
na h
isto
ria
tra
ta d
e u
n p
roceso s
ocia
l que
no
es
univ
ers
al ha
de
ser
ubic
ada
de
form
a q
ue
señale
el
espacio
fís
ico d
onde
ocurr
e,
bie
n u
n t
err
itorio
-un
Esta
do,
una
regió
n,
un
munic
ipio
- o
lo
que
hem
os
lla
mado
un
espacio
socio
-his
tórico
cuando
la
his
toria
no
tie
ne
una
dete
rmin
ació
n t
err
itorial, s
ino
que
tie
ne
cará
cte
r in
stitu
cio
nal
-inqui-
sic
ión,
masonerí
a,
beneficencia
, por
eje
mplo
- o
es
his
toria
inte
lectu
al,
etc
.
Esta
s d
os d
elim
itacio
nes,
la c
ronoló
gic
a y
la
espacia
l, s
e h
alla
n p
resen
-
tes e
n t
odas las h
isto
rias d
e u
na
u o
tra
manera
; pero
hay u
nas h
isto
rias
que
tie
nen
com
o r
efe
rente
las
socie
dades g
lobale
s,
es d
ecir,
realid
ades
analiz
adas c
om
o g
lobalid
ad
4,
com
o s
iste
ma
5,
y o
tras q
ue
lo
tie
nen
en
fe-
nóm
enos p
art
icula
res, que
form
an p
art
e,
com
o s
ubsis
tem
as,
de o
tra r
ea-
lidad
superior,
realid
ad
esta
que
es t
enid
a c
om
o m
arc
o d
e r
efe
rencia
en
el pro
ceso m
eto
doló
gic
o.
Las d
ete
rmin
acio
nes d
e la
mate
ria
his
tórica
en
el espacio
, el tiem
po
y e
l
niv
el de
glo
balid
ad
se
conju
gan,
a s
u v
ez,
con
tre
s p
osib
les m
anera
s d
e
acerc
am
iento
metó
dic
o q
ue
ate
nderá
n d
e f
orm
a e
specia
l a
cada
una
de
tale
s d
ete
rmin
acio
nes.
Las
his
torias t
err
itoriale
s s
on
aquella
s q
ue
adop-
tan
un
enfo
que
dete
rmin
ado
por
el
espacio
de
desarr
ollo
de
un
fenóm
e-
nos s
ocio
-his
tórico;
las
his
torias c
ronoló
gic
as
son
las d
ete
rmin
adas p
or
el la
pso
cro
noló
gic
o;
las h
isto
rias s
iste
máticas a
naliz
an
fenóm
enos p
art
i-
cula
res a
tendie
ndo
a la
natu
rale
za
mis
ma
del
fenóm
eno,
en
funció
n d
el
cual habrá
de e
sta
ble
cers
e s
u m
arc
o c
ronoló
gic
o y
espacia
l.
4�Q��$��� ��$�� �#����#�#&������2������"����������#����� �&�'��4������&�����5�#�� ���2�����
��&�����$�����#���&������ �������������� ��#�������� ����$��&������&���2������
��'��/������� �� ��������'��/��������#������� �#�����$�#&��� ��+��
�&�����'� ���/�0��
��'�#� ���� ����#����������#&�'�����
5�5�����#�#&��������'��&������ ���$��$������#�����'��&�#��#��$��#&���#��&�� ������
��#�#�'���� ��#����������'���!���� �$$���BI�+�##�
La
his
toria
genera
l es u
n t
rabajo
de
sín
tesis
his
tórica
que
pre
tende
dar
cuenta
de
las d
ete
rmin
acio
nes
tota
les d
e u
n f
enóm
eno
his
tórico
al
que
se
accederá
desde
el
conju
nto
de
esas p
ers
pectivas.
La
art
icula
ció
n d
e
dete
rmin
acio
nes y
pers
pectivas p
ara
que
una
his
toria
genera
l pueda
ser
his
toria
tota
l es u
n p
roble
ma
abie
rto
de
la
teorí
a d
e la
his
toriogra
fía.
La
his
toria
monográ
fica
es la
his
toria
de
un
secto
r de
la
socie
dad,
de
un
fe
-
nóm
eno
part
icula
r en
el
seno
de
un
conju
nto
, del
que
se
hace
un
análi-
sis
sis
temático,
ante
s q
ue
cro
noló
gic
o o
terr
itorial. L
as h
isto
rias c
ronoló
-
gic
as y
terr
itoriale
s n
o s
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sin
o lim
itacio
nes d
e la
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toria
genera
l busca
-
das p
or
el in
vestigador,
im
puesta
s a
veces p
or
las p
osib
ilidades m
ism
as
de
la
investigació
n.
Exis
te,
en
definitiv
a,
una
investigació
n «
monográ
fi-
ca»
y e
xis
te u
na
necesaria
constr
ucció
n d
e «
his
torias
genera
les»
que
constitu
yen
la
pre
senta
ció
n m
ás c
om
ple
ta d
el esta
do
de
la
cie
ncia
his
to-
riográ
fica e
n u
n m
om
ento
dado.
La
investigació
n m
onográ
fica
tie
ne,
a s
u v
ez,
dos o
rienta
cio
nes básic
as
dis
tinta
s.
O e
s u
na
his
toria
«te
mática»
que
corr
esponde
tam
bié
n a
las
habituale
s e
specia
lizacio
nes
his
toriográ
ficas
de
acuerd
o c
on
las
espe
-
cia
lizacio
nes d
e las c
iencia
s s
ocia
les e
n e
l estu
dio
de
la
socie
dades:
las
his
torias p
olítica,
económ
ica,
socia
l, c
ultura
l, e
tc.,
y t
odas s
us m
últip
les
subespecia
lizacio
nes
posib
les,
o e
s u
na
his
toria
«te
rritorial»
que
repre
-
senta
el
inte
nto
de
glo
baliz
ació
n d
el pro
ceso
his
tórico
sobre
un
dete
rmi-
nado
terr
itorio,
que
en
el
caso
de
la
orienta
ció
n m
onográ
fica
ha
de
ver-
sar
sobre
un
cam
po
terr
itorial
razonable
mente
abarc
able
por
el
investi-
gador.
Indudable
mente
, com
o e
stá
a la
vis
ta,
los t
ipos d
e f
enóm
enos,
situacio
-
nes
y e
pis
odio
s h
istó
ricos
susceptible
s d
e c
onvert
irse
en
obje
to d
e i
n-
vestigació
n s
on
innum
era
ble
s.
De
hecho,
infinitos.
Pero
, com
o t
oda
dis
-
cip
lina
esta
ble
cid
a,
la h
isto
riogra
fía
pre
senta
en
cada
mom
ento
de
su
desarr
ollo
unas
concre
tas «
costu
mbre
s»
para
hacer
las
taxonomía
s d
e
los «
terr
enos»
de
la
investigació
n.
Las p
rácticas h
isto
riográ
ficas e
sta
ble
-
cid
as identifican
los p
roble
mas a
investigar
de
acuerd
o c
on
una
div
isió
n
convencio
nal
de
los c
am
pos.
El
pro
pio
esta
do
de
desarr
ollo
de
una
dis
-
cip
lina
marc
a m
uchas
veces
las
posib
ilidades
de
surg
imie
nto
de
cam
-
pos,
tem
as,
méto
do
e investigacio
nes n
uevas.
El «para
dig
ma
cie
ntífico»
en
el
que
se
desenvuelv
e l
a i
nte
rpre
tació
n d
e l
a r
ealid
ad
tam
bié
n.
De
ahí
la d
ecis
iva
im
port
ancia
de c
orr
iente
s e
investigacio
nes q
ue
sig
nific
an
«ru
ptu
ras».
Lo d
icho
podrí
a e
squem
atizars
e e
n u
n c
uadro
com
o e
ste
:
CU
AD
RO
7
Los c
am
pos d
e investigació
n d
e lo h
istó
rico
En
este
panora
ma
genera
l de
tem
as,
espacio
s y
esta
do
cie
ntífico
de
las
cuestiones,
de
his
torias g
enera
les e
his
torias s
ecto
riale
s,
en
el m
arc
o d
e
los c
onocim
iento
s y
las f
uente
s d
isponib
les e
n u
n m
om
ento
dado,
en
co-
nexió
n c
on
inte
reses s
ocia
les q
ue
son
muchas v
eces e
xtr
a-h
isto
riográ
fi-
cos,
la a
tenció
n d
e los h
isto
riadore
s s
e d
irig
e h
acia
dete
rmin
ados «
pro
-
ble
mas»,
a los q
ue
no
son
aje
nos t
am
poco
las m
odas,
las c
onvencio
nes
de
escuela
o los inte
reses a
cadém
icos.
Los «
pro
ble
mas»
his
tóricos,
co
-
mo
cuale
squie
ra o
tros p
roble
mas
de
conocim
iento
, surg
en
sie
mpre
de
-
term
inados
por
el
marc
o h
istó
rico
-socia
l en
el
que
los
cie
ntí
ficos v
iven.
Los p
roble
mas h
istó
ricos q
ue
se
dete
cta
n h
abla
n t
anto
del
esta
do
de
la
dis
cip
lina
com
o d
e la
socie
dad
que
los d
ete
cta
. La
his
toriogra
fía
que
se
pro
duce
es p
art
e d
e la
cultura
de
una
época
y f
orm
a p
art
e,
pues,
de
la
his
toria d
e e
sa é
poca.
Las o
pera
cio
nes lógic
as d
e la
investigació
n h
istó
rica
No
hay p
osib
ilidad
de
una
buena
investigació
n s
in u
na
definic
ión
cla
ra,
en
todas
las
dim
ensio
nes
a l
as
que
nos
hem
os
refe
rido
ante
s,
de
los
pro
ble
mas
investigados.
Hay
gra
ndes
tem
as
his
tóricos
cuya
investiga
-
ció
n h
a d
e s
er
abord
ada
a t
ravés d
e inte
nto
s p
arc
iale
s,
por
la m
agnitud
del asunto
, su
im
port
ancia
, la
dis
pers
ión
de
las f
uente
s u
otr
as m
últip
les
razones p
osib
les.
Así
ha
ocurr
ido,
por
eje
mplo
, con
la
desam
ort
izació
n
en
España,
la d
isolu
ció
n d
el
Imperio
rom
ano
en
los d
ivers
os t
err
itorios,
la e
xpansió
n d
el
feudalis
mo,
por
poner
eje
mplo
s d
ispare
s.
Y e
sta
nece
-
sid
ad
afe
cta
igualm
ente
a l
os
tem
as
am
plio
s d
e i
nvestigació
n y
a l
os
muy m
onogra
fizados.
Ahora
bie
n,
es a
bsolu
tam
ente
cie
rto
que
esa
co
-
rrecta
definic
ión
no
puede
esta
r ya
dada
sie
mpre
en
el in
icio
de
la
inves-
tigació
n.
A v
eces
se
part
e d
e m
ero
s i
ndic
ios,
de
«huella
s»,
de
sospe
-
chas.
Pero
definir
con
pre
cis
ión,
cuanto
ante
s,
en
un
mom
ento
dado
del
trabajo
, la
entidad
real
y los lím
ites d
e lo
que
se
quie
re investigar
es u
n
paso inevitable
e inexcusable
de
todo p
roceso m
eto
doló
gic
o.
La c
onstr
ucció
n d
e las p
rim
era
s h
ipóte
sis
No
hay e
xplo
ració
n p
osib
le d
e la
realid
ad
si no
es a
quella
que
está
«diri-
gid
a»
por
unas
cie
rtas
pre
suncio
nes
explic
ativas.
Tale
s p
resuncio
nes
encaja
n,
a s
u v
ez,
en
un
doble
marc
o d
e d
ivers
o v
alo
r. D
e la
form
a m
ás
condic
ionante
, es
evid
ente
que
no
hay
desarr
ollo
meto
doló
gic
o s
ino
dentr
o d
e u
n a
para
to e
xplic
ativo
de
suficie
nte
valo
r t
eórico.
Rara
vez
una
investigació
n e
mpie
za
en
la
teorí
a.
Lo
norm
al
es
o b
ien
que
haya
que
com
ple
tar
un
dete
rmin
ado
tip
o d
e c
onocim
iento
s -
pié
nsese,
por
eje
mplo
, que
este
es
el
origen
de
muchas
investigacio
nes
terr
itoriale
s
(regio
nale
s,
locale
s)
de
tem
as
his
tóricos
de
mayor
alc
ance,
com
o l
a
guerr
a c
ivil e
spañola
- o
bie
n q
ue
apare
zcan
nuevas
docum
enta
cio
nes
sobre
algún
asunto
conocid
o,
o q
ue
los
pro
pio
s a
sunto
s c
onocid
os
muestr
en
su
concom
itancia
con
nuevos
posib
les
cam
pos
de
investiga
-
ció
n.
En
más
de
un
caso,
son
los
mis
mos
pro
ble
mas
del
pre
sente
los
que
incitan
a u
na
investigació
n h
istó
rica.
Ello
es
noto
rio
en
el
caso
de
las
investigacio
nes
de
los
años
sesenta
sobre
la
Revolu
ció
n industr
ial,
de
las investigacio
nes s
obre
his
toria
ecoló
gic
a o
sobre
his
toria
de
las r
e-
lacio
nes d
e género
.
En
todo
caso,
sin
una
teorí
a o
rienta
dora
es p
osib
le investigar
la h
isto
ria,
pero
difíc
ilmente
se
la
podrá
explic
ar.
No
es e
sta
hoy la
orienta
ció
n d
e
muchas
investigacio
nes
socia
les.
En
el
pensam
iento
postm
odern
ista
hay u
na
tendencia
a s
uponer
que
la
«gra
n d
escripció
n»,
la d
escripció
n
«densa»,
com
o la
ha
lla
mado
C.
Geert
z,
explic
a las c
osas
6.
Pero
, nece
-
sariam
ente
, to
do
pro
ceso
meto
doló
gic
o,
ya
lo
hem
os a
dvert
ido
ante
s,
se
da
en
el
seno
de
un
marc
o t
eórico,
de
unas c
oncepcio
nes g
lobale
s s
o-
bre
lo
socia
l-his
tórico.
Sólo
en
esos m
arc
os,
aunque
sea
im
plícitam
ente
,
es p
osib
le form
ula
r pre
gunta
s, conje
tura
s,
hipóte
sis
en
definitiv
a.
A u
n n
ivel
de
genera
lida
d m
ás b
ajo
, la
s p
recondic
iones
explic
ativas
se
enm
arc
an
dentr
o d
e c
ostu
mbre
s d
e e
scuela
, de
costu
mbre
s c
ientí
ficas
acrisola
das.
Las h
ipóte
sis
apare
cen
dentr
o d
e u
n h
orizonte
que
el
esta
-
do
de
la
cie
ncia
en
cada
mom
ento
pre
senta
com
o p
lausib
les.
En
cual-
quie
r caso,
toda
investigació
n,
com
o h
an
dic
ho
los m
ás r
eputa
dos m
eto
-
dólo
gos,
part
e d
e p
regunta
s.
Las p
regunta
s d
irig
en
la
investigació
n y
las
posib
les r
espuesta
s,
aún
poco
ela
bora
das,
asaltan
al
investigador
a c
a-
da
paso
de
su
investigació
n.
Es d
ecir,
un
fenóm
eno
es identificado
des-
de
el
mom
ento
en
que
puede
ais
lárs
ele
de
otr
os,
al
menos m
enta
lmen
-
te,
que
pueden
delim
itars
e s
us
conto
rnos
y q
ue
puede
esbozars
e u
na
explic
ació
n d
e é
l.
Ya
se
tra
te d
e c
osas t
an
dis
pare
s c
om
o la
aparició
n d
e m
ovim
iento
s p
o-
líticos,
la i
ntr
oducció
n d
e u
na
nueva
form
a o
una
nueva
susta
ncia
ali-
menticia
, la
observ
ació
n d
e q
ue
los
testa
mento
s d
e u
na
dete
rmin
ada
época
y l
ugar
nos
muestr
an
últim
as
volu
nta
des
muy
sem
eja
nte
s,
o d
e
que
la
activid
ad
económ
ica
obedece
a c
iclo
s -
y e
sta
mos p
onie
ndo
eje
m-
plo
s t
emáticos
de
tra
bajo
s h
isto
riográ
ficos
reale
s-,
un
fenóm
eno
nuevo
es,
com
o l
o e
s e
l aconte
cim
iento
, una
anom
alía
en
lo
que
exis
te y
tal
anom
alía
sólo
es identificable
desde
el conocim
iento
suficie
nte
de
lo
que
exis
te,
dentr
o d
e u
nas ideas p
revia
s,
en
contr
aste
con
las c
uale
s p
ode
-
6�5��6���&3�����������������������������������5(��&��/����6������� �#�+��
��8�#1����
0��������"� � �$��*�
mos
perc
ibir
tal
«anom
alía».
Esto
quie
re d
ecir,
en
definitiv
a,
que
la
in
-
vestigació
n h
istó
rica
tie
ne
que
ir
encaja
ndo
«hechos»
dentr
o d
e i
deas
pre
concebid
as e
n inte
nto
s s
ucesiv
os d
e e
xplic
ar
una
situació
n d
esde
el
anális
is d
el
com
port
am
iento
de
sus
ingre
die
nte
s y
del
origen
de
ello
s,
por
no
decir
desde
sus
«causas».
Pero
lle
ga
un
mom
ento
en
que
los
nuevos h
echos n
o p
ueden
explic
ars
e d
esde
las ideas e
sta
ble
cid
as.
En-
tonces s
e p
roducen
«re
volu
cio
nes c
ientíficas».
El
investigador
his
tórico,
aunque
sea
de
form
a i
mplícita
y a
un
incons-
cie
nte
, busca
sus h
echos d
el pasado
sirvie
ndo
al in
tento
de e
xplic
ar
por-
qués.
Es p
osib
le q
ue
una
investigació
n h
istó
rica
se
dete
nga
en
la
mera
«descripció
n».
Es d
ecir,
aport
e los s
ucesos q
ue
dan
a c
onocer
las f
uen
-
tes
en
una
situació
n h
istó
rica
que
el
his
toriador
encuentr
a y
a d
efinid
a.
Pero
la
descripció
n e
s sólo
una
part
e d
e la
real
investigació
n h
istó
rica.
Constr
uir
hipóte
sis
es u
na
tare
a q
ue
va
lig
ada
sie
mpre
a la
form
ula
ció
n
de
las p
regunta
s y
que
se
hace
necesaria
desde
que
se
reúnen
los p
ri-
mero
s h
echos p
ert
inente
s e
n e
l fe
nóm
eno
que
se investiga.
No
es d
udo
-
so q
ue
muchas investigacio
nes h
istó
ricas e
mpie
zan
en e
l in
tento
de
«re
-
llenar»
un
espacio
cro
noló
gic
o d
ete
rmin
ado
con
los s
ucesos q
ue
lo
ca
-
racte
rizan.
Muchas investigacio
nes h
an
em
pezado
ahí
y,
en
ocasio
nes,
no h
an s
upera
do e
sa f
ase.
Pero
sin
la
constr
ucció
n d
e h
ipóte
sis
no
es p
osib
le d
ar
cuenta
al final de
una
investigació
n d
e las r
azones p
or
las q
ue
una
situació
n h
istó
rica
es
com
o e
s.
El id
eal de
la
cie
ncia
es q
ue
una
hipóte
sis
no
sea
más q
ue
un
instr
um
ento
que
nos p
erm
ite
ir
cole
ccio
na
ndo
dato
s,
que
orienta
la
bús-
queda
de
nuevas e
vid
encia
s e
mpír
icas,
que
ilu
min
a la
lectu
ra d
e los d
o-
cum
ento
s o
dete
rmin
a las p
regunta
s a
hacer
a las f
uente
s -
sean
ésta
s
las q
ue
sean
-. U
na
hipóte
sis
es a
lgo
que,
por
definic
ión,
sirve
para
ser
enfr
enta
da
a los d
ato
s y
que
debe
ser
sis
temáticam
ente
puesta
a p
rue
-
ba.
Lo
que
ocurr
e e
s q
ue
en
la
cie
ncia
los investigadore
s s
e a
ferr
an
mu
-
chas v
eces a
las h
ipóte
sis
pro
puesta
s a
unque
los d
ato
s t
iendan
a n
egar-
las.
Para
salv
ar
sus
hipóte
sis
los
investigadore
s a
cuden
ento
nces
a
constr
uir
otr
as h
ipóte
sis
ad
hoc,
para
apunta
lar
las
prim
era
s e
ir
resol-
vie
ndo
las
contr
adic
cio
nes
que
surg
en
sin
tener
que
desecharlas.
Ese
es u
n c
am
ino
equiv
ocado
de
la
cie
ncia
, detrás d
el cual se
ven
ord
inaria
-
mente
, sobre
todo
en las c
iencia
s s
ocia
les,
las r
esis
tencia
s ideoló
gic
as.
Rara
vez u
na
prim
era
hipóte
sis
explic
ativa
de
un
pro
ble
ma,
fenóm
eno
o
gru
po
de
fenóm
enos,
en
cualq
uie
r cie
ncia
y t
am
bié
n e
n la
his
toriogra
fía,
perv
ive
a l
o l
arg
o d
e u
na
investigació
n.
Las
hipóte
sis
prim
era
s s
uele
n
ser
erróneas e
n t
odo
o e
n p
art
e.
Investigar
es justa
mente
ir
destr
uyendo
esas h
ipóte
sis
prim
era
s y
, si
es p
recis
o,
cam
bia
r to
da
la
orienta
ció
n d
e
la búsqueda
de
nuevas r
ealid
ades y
verd
ades.
Exis
ten
pro
cesos h
istó
ri-
cos p
ara
los
que
nunca
hem
os t
enid
o e
xplic
acio
nes
satisfa
cto
rias
pero
sí
muchas h
ipóte
sis
de
tra
bajo
. Las c
ausas d
e la
decadencia
de
Rom
a,
de
la
desaparició
n d
e la
cultura
maya,
de
la
pote
ncia
del nazis
mo
en
los
país
es g
erm
ánic
os,
del
anarq
uis
mo
español, d
el
fracaso
de
los s
upues-
tos r
egím
enes s
ocia
lista
s e
n e
l sig
lo X
X..
.
De la
observ
ació
n a
la e
xplic
ació
n d
e la
his
toria
La
pers
iste
ncia
en
la
identificació
n e
ntr
e «
investigació
n h
istó
rica»
y «
re-
lato
his
toriográ
fico»,
o,
mejo
r, d
e l
a i
dentificació
n d
el
«pro
ducto
» d
e l
a
his
toriogra
fía
con
el
rela
to,
ha
sid
o,
y lo
es aún,
uno
de
los o
bstá
culo
s
más i
mport
ante
s p
ara
esta
ble
cer
en
el
seno
de
la
dis
cip
lina
un
corp
us
meto
doló
gic
o m
ejo
r art
icula
do.
Com
o h
em
os d
icho
al habla
r de
la
expli-
cació
n h
istó
rica,
el
dis
curs
o d
e l
a h
isto
ria
contiene
rela
tos,
pero
no
se
com
pone e
xclu
siv
am
ente
de e
llos.
La
observ
ació
n h
istó
rica.
En
realid
ad,
el
asunto
debem
os e
nfo
carlo
co
-
mo
una
vert
iente
del pro
ble
ma
de
la
observ
ació
n.
La
observ
ació
n e
s,
en
princip
io,
una
actitu
d d
e c
onocim
iento
común,
es la
fuente
de
toda
expe
-
riencia
y d
e e
lla s
urg
e t
odo
conocim
iento
fundam
enta
do.
El conocim
ien
-
to c
ientí
fico
se
apoya
sobre
la
observ
ació
n s
iste
mática,
masiv
a,
ord
ena
-
da
y d
irig
ida
y lo
más d
ivers
ific
ada
posib
le.
Las
hipóte
sis
y la
observ
a-
ció
n d
e la
realid
ad
constitu
yen
una
arm
azón
dia
léctica
no
fra
gm
enta
ble
.
No p
uede
exis
tir
la u
na
sin
la o
tra.
Podem
os s
eñala
r aquí
que
en
más d
e u
na
ocasió
n s
e h
a d
iscutido
si la
his
toriogra
fía
podrí
a s
er
tenid
a p
or
un
tip
o d
e e
stu
dio
basado
en
la
ob
-
serv
ació
n.
«O
bserv
ació
n h
istó
rica»
es,
desde
luego,
una
expre
sió
n b
as-
tante
usada
por
los p
receptista
s c
lásic
os p
ara
defe
nderla
o r
efu
tarla.
La
dis
cusió
n lle
ga
hasta
Marc
Blo
ch.
El
pro
ble
ma
es aún
más s
ingula
r por
alg
unas c
onnota
cio
nes e
specífic
as q
ue
tie
ne
el estu
dio
del pasado:
1)
Las fuente
s s
on s
iem
pre
media
tas.
2)
Se
suele
decir
que
nos e
ncontr
am
os «
con
com
port
am
iento
s s
ingula
-
res d
e s
iste
mas s
ingula
res».
3)
Nos e
ncontr
am
os a
nte
realid
ad
es d
e e
xtr
em
a c
om
ple
jidad,
tanto
por
el núm
ero
de los d
ato
s c
om
o p
or
el cará
cte
r de s
us r
ela
cio
nes.
Pero
en
la
medid
a e
n q
ue,
según
mante
nem
os a
quí,
la
his
toriogra
fía
es
el
estu
dio
de
los c
om
port
am
iento
s e
n e
l tiem
po
de
fenóm
enos s
ocia
les,
se
basa
igualm
ente
en
la
observ
ació
n.
En
el
terr
eno
his
toriográ
fico,
es-
tas r
ealid
ades lle
nan
de
sentido
aquella
s p
ala
bra
s d
e M
arc
Blo
ch
acerc
a
de q
ue «
los d
ocum
ento
s n
o h
abla
n s
ino c
uando
se
sabe
inte
rrogarlos»
7.
¿Cóm
o e
s p
osib
le o
bserv
ar
el pasado?
La
respuesta
es q
ue
la
constr
uc-
ció
n d
e los d
ato
s h
istó
ricos s
e h
ace
sobre
«huella
s»
o «
testim
onio
s»
y
ello
s s
on
los o
bserv
able
s.
Pero
¿qué
es y
cóm
o s
e p
ractica
la
observ
a-
ció
n e
n la
his
toria?
El
pro
ble
ma
centr
al
es e
n la
his
toriogra
fía
el
mis
mo
que
en
las c
iencia
s e
n s
u c
onju
nto
, pero
la
tra
dic
ión
his
toriográ
fica
nun
-
ca
ha
sid
o u
nánim
e e
n l
a c
onsid
era
ció
n d
e l
a h
isto
riogra
fía
com
o u
na
cie
ncia
de
observ
ació
n.
Natu
ralm
ente
, la
his
toriogra
fía
no
puede
«obser-
var
el
pasado».
Ni
cie
ncia
alg
una
puede
hacerlo.
Exis
ten
fenóm
enos
que
pueden
ser
observ
ados
con
los
sentidos
porq
ue
se
pro
ducen
ante
nuestr
a v
ista
. E
, in
clu
so,
bie
n s
e p
roducen
repetidam
ente
o b
ien
pueden
ser
repetidos e
xperim
enta
lmente
. La
his
toriogra
fía
no
puede
observ
ar
el
pasado
hum
ano;
ni la
cosm
olo
gía
el pasado
del univ
ers
o,
ni la
geolo
gía
el de
la
tie
rra,
ni la
psic
olo
gía
los e
sta
dos m
enta
les o
mente
s s
ucesiv
as
que
un
hom
bre
atr
avie
sa.
Pero
las c
iencia
s e
stu
dia
n f
enóm
enos q
ue
es-
tán
a la
vis
ta o
que
no
lo
está
n.
Alg
unas e
stu
dia
n a
mbos t
ipos y
la
his
to-
riogra
fía
está
inclu
ida
entr
e e
llas.
La
his
toriogra
fía
no
es
el
estu
dio
del
pasado,
sin
o e
l estu
dio
del
com
port
am
iento
socia
l te
mpora
l y
part
e d
e
ese c
om
port
am
iento
está
a la
vis
ta...
No
obsta
nte
, la
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esencia
l no
es e
sa,
sin
o la
de
que
las c
iencia
s
que
no
estu
dia
n,
o n
o e
stu
dia
n s
iem
pre
, fe
nóm
enos a
la
vis
ta t
ienen
que
conocer
la r
ealid
ad
a t
ravés d
e h
uella
s,
testim
onio
s,
reliq
uia
s.
En
el sen
-
tido
meto
doló
gic
o m
ás d
irecto
, te
stim
onio
s,
huella
s y
reliq
uia
s p
ueden
y
7������� 1 �#���������� �$��)<�
tienen
que
ser
observ
ados.
Ento
nces s
e intr
oduce
el
concepto
de
docu-
mento
y e
ntr
am
os e
n e
l m
undo
genérico
de
las f
uente
s d
e info
rmació
n.
En e
l caso d
e la h
isto
riogra
fía e
sas fuente
s d
e la o
bserv
ació
n s
on las lla
-
madas tópic
am
ente
fuente
s d
e la h
isto
ria.
Desde
nuestr
as p
osic
iones
de
hoy la
consid
era
ció
n d
e la
his
toriogra
fía
com
o c
iencia
de
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ació
n n
o p
are
ce
dudosa.
Los t
estim
onio
s h
istó
ri-
cos s
on
«observ
able
s»,
son
recopila
ble
s,
acum
ula
ble
s y
tra
table
s s
iste
-
máticam
ente
desde
una
definic
ión
pre
via
y e
str
icta
de
una
tip
olo
gía
de
los «
hechos»
que
esta
mos b
uscando.
La p
regunta
sobre
la
«observ
abili
-
dad»
de
los t
estim
onio
s n
o s
e r
efiere
a las f
uente
s e
n sí
mis
mas,
sin
o a
las
info
rmacio
nes
concre
tas
que
buscam
os
en
ella
s.
Desde
un
dis
eño
pre
cis
o d
e u
na
investigació
n h
istó
rica,
la m
ate
ria
que
se
investiga
es,
desde
luego,
observ
able
; no
se
tra
ta m
era
mente
de
reconstr
ucció
n e
s-
pecula
tiva.
La
observ
ació
n d
e la
his
toria
es la
observ
ació
n d
e las
fuente
s.
Pero
el
conocim
iento
de la
his
toria
no s
e r
educe
exclu
siv
am
ente
a la
explo
tació
n
de
las f
uente
s,
sin
o q
ue
se
apoya
tam
bié
n e
n c
onocim
iento
«no
basado
en
fuente
s»,
com
o h
a d
icho
Topols
ky
8,
lo q
ue
es u
na
manera
sim
ple
de
decir q
ue las f
uente
s n
o funcio
nan
sin
un a
para
to teórico
-crí
tico.
Es m
ás,
no
es f
actible
ni siq
uie
ra e
l concepto
de
fuente
sin
la
idea
corr
ela
tiva
de
«fu
ente
para
...»
. La
conceptu
ació
n d
e las f
uente
s d
e la
his
toria
ha
cam
-
bia
do
hoy
drá
sticam
ente
, lo
mis
mo
que
su
tra
tam
iento
, com
o v
ere
mos
más a
dela
nte
en
este
mis
mo
capítulo
. E
l pro
ble
ma
meto
doló
gic
o d
e la
observ
ació
n h
istó
rica
a t
ravés d
e las
fuente
s e
s,
en
definitiv
a,
si
la o
b-
serv
ació
n e
mpír
ica
es u
n p
roceso
que
tie
ne
que
esta
r dirig
ido
estr
icta
-
mente
desde
insta
ncia
s m
eto
doló
gic
as q
ue
van
más a
llá d
e lo
em
pír
ico,
desde
las t
eorí
as,
las h
ipóte
sis
, la
s c
onje
tura
s,
o s
i vale
un
ingenuo
in
-
ductivis
mo q
ue c
ree q
ue lo p
rim
ero
es la
recole
cció
n d
e los h
echos.
Hay,
no o
bsta
nte
, una
cara
cte
rística
que
dis
tingue
a las c
iencia
s q
ue
tra
-
baja
n s
obre
testim
onio
s d
e las
que
lo
hacen
sobre
fenóm
enos p
resen
-
tes.
Y e
s q
ue
aquélla
s n
o p
ueden
pro
ducir
sus
fuente
s.
El
his
toriador,
salv
o e
n lo
que
se
refiere
a la
his
toria
del
pre
sente
, no
puede
constr
uir
sus f
uente
s,
tiene
que
vale
rse
de
las q
ue
exis
ten.
El his
toriador
no
pue-
8�=���$��#>+�����������$��BI �
de
pre
para
r encuesta
s d
e o
pin
ión,
ni
puede
«fa
bricar»
docum
enta
ció
n,
fuera
de
los p
rocedim
iento
s d
e la
his
toria
ora
l. E
l descubrim
iento
de
las
fuente
s e
s,
por
tanto
, el prim
er
trabajo
de
observ
ació
n.
Pero
las f
uente
s
no
pueden
descubrirs
e s
ino
desde
las h
ipóte
sis
pre
via
s.
Las m
onogra
fí-
as
his
tóricas
investigan
pro
ble
mas,
asunto
s,
parc
ela
s d
e l
a r
ealid
ad
y
deben
buscars
e las f
uente
s q
ue
puedan
dar
noticia
s a
cerc
a d
e p
regun
-
tas c
oncre
tas s
obre
institu
cio
nes,
pensam
iento
s,
cam
bio
s s
ocia
les,
etc
.
Una
fuente
his
tórica
es f
uente
«para
» a
lguna
his
toria;
pero
una
mis
ma
fuente
, in
dudab
lem
ente
, puede
conte
ner
info
rmacio
nes p
ara
varios p
ro-
ble
mas o
puede
inte
rpre
társ
ela
de d
ivers
as f
orm
as.
La
confr
onta
ció
n d
e las h
ipóte
sis
con
los h
echos,
y v
icevers
a,
conducirá
la investigació
n h
acia
la
acum
ula
ció
n d
e u
n c
onju
nto
im
port
ante
de
«da
-
tos» s
obre
alg
una
realid
ad
que c
ada
vez a
pare
cerá
mejo
r definid
a y
deli-
mitada.
Ese
univ
ers
o d
e los d
ato
s p
odrá
haber
sid
o m
ejo
rado,
optim
iza
-
do,
con
la
aplic
ació
n d
e d
ivers
as técnic
as d
e t
rabajo
, cualit
ativas o
cuan-
tita
tivas.
Pero
una
cuestión
de
im
port
ancia
, no
obsta
nte
, que
el
investi-
gador
no
puede
nunca
perd
er
de
vis
ta e
s u
n a
xio
ma
sutil
acerc
a d
e la
rela
ció
n e
ntr
e info
rmació
n y
explic
ació
n d
e u
n f
enóm
eno
o d
e u
n p
roce-
so:
¿el
aum
ento
lin
eal
de
la
info
rmació
n s
obre
un
dete
rmin
ado
tem
a s
e
transm
ite
lin
ealm
ente
tam
bié
n a
una
mejo
r in
telig
encia
de
él?
; ¿
la e
xpli-
cació
n d
e u
na
realid
ad
es
estr
icta
mente
pro
porc
ional
a l
a i
nfo
rmació
n
acum
ula
da
sobre
ella
?
La
rela
ció
n q
ue
buscam
os e
s b
asta
nte
com
ple
ja y
para
esta
ble
cerla
es
pre
cis
o d
ete
rmin
ar
prim
ero
la
cualid
ad
de
la
info
rmació
n r
ecib
ida.
Pero
puede
esta
ble
cers
e,
en
princip
io,
que
hasta
un
dete
rmin
ado
niv
el de
co
-
nocim
iento
la
aport
ació
n d
e «
dato
s»
contr
ibuye
lin
ealm
ente
al in
cre
men-
to d
el
conocim
iento
del
asunto
pero
a p
art
ir d
e u
n u
mbra
l, q
ue
en
cada
sis
tem
a t
iene
un
mom
ento
difere
nte
de
aparició
n,
cuando
se
tra
ta d
e
continuar
con
la
aport
ació
n d
e h
echos
redundante
s,
tal
info
rmació
n y
a
no
enriquece
el
conocim
iento
si
el
curs
o d
e la
investigació
n n
o p
asa
a
una
fase
cualit
ativam
ente
dis
tinta
, la
de
la
org
aniz
ació
n s
iste
mática
de
tale
s d
ato
s c
on
arr
eglo
a c
rite
rios q
ue
no
son
ya
exclu
siv
am
ente
em
pír
i-
cos y
la
de
aplic
ació
n d
e c
onocim
iento
s f
orm
ale
s y
de
contr
asta
cio
nes
de
evid
encia
s y
a a
dquirid
as.
El
investigador
de
la
his
toria,
de
la
socie
-
dad
en
genera
l, t
iene
que
tener
en
cuenta
que
una
inm
ensa
acum
ula
-
ció
n d
e d
ato
s t
iene u
n u
mbra
l a p
art
ir d
el cual ya n
o e
s p
roductiva.
El méto
do d
e e
xplic
ació
n.
La
desem
bocadura
lógic
a d
el pro
gre
so d
e u
na
investigació
n e
s,
ya
lo
hem
os d
icho,
la c
onstr
ucció
n d
e u
na
explic
ació
n.
A la
explic
ació
n h
istó
rica
le
hem
os
dedic
ado
ya
un
espacio
nota
ble
en
esta
obra
y n
o e
s p
recis
o i
nsis
tir
de
nuevo
sobre
su
conceptu
ació
n y
pro
ble
mas
9.
Recalq
uem
os ú
nic
am
ente
que
si
la h
isto
riogra
fía
no
puede
resum
irse
en
el
rela
to h
istó
rico
y s
i la
explic
ació
n d
e l
a h
isto
ria,
com
o
mante
nem
os,
debe
situars
e e
n l
a t
ipolo
gía
de
las
explic
acio
nes
agen
-
cia
l-estr
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rale
s,
lo q
ue
cabe
pro
poner
es
que
la
form
a d
e e
xpre
sió
n
del dis
curs
o h
istó
rico
tie
ne
que
coin
cid
ir,
en
mayor
o m
enor
medid
a,
con
lo q
ue
podem
os lla
mar
la p
roposic
ión
arg
um
enta
tiva.
O,
de
otr
a m
anera
,
que
el dis
curs
o s
erá
un
conju
nto
de
pro
posic
iones d
onde
se
arg
um
ente
,
con
las e
vid
encia
s d
isponib
les,
con
la
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ucció
n d
e m
odelo
s e
xplic
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tivos,
si hay lugar
a e
llo,
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ecesid
ad
de
que
las c
osas o
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iesen
com
o
han
ocurr
ido
y la
posib
ilidad
de
que
una
dete
rmin
ada
realid
ad
pre
sente
rasgos
extr
apola
ble
s h
acia
pro
posic
ion
es
de
mayor
gra
do
de
genera
li-
dad -
ela
bora
das p
or
pro
cedim
iento
s c
om
para
tivos,
si es p
osib
le.
La
explic
ació
n h
istó
rica
es,
com
o c
ualq
uie
r otr
a,
más
un
pro
ceso,
una
cadena
de
arg
um
enta
cio
nes o
rdenadas,
que
una
únic
a p
roposic
ión
aca
-
bada.
Pero
tie
ne
que
conta
r con
esta
últim
a u
na
cualid
ad:
una
explic
a-
ció
n t
iene
que
mostr
ar
el pro
ceso
meto
doló
gic
o q
ue
la
ha
pro
ducid
o.
La
explic
ació
n m
ism
a,
o e
l esbozo
de
ella
, no
es,
pues,
una
sim
ple
pro
posi-
ció
n f
inal sin
o u
n p
roceso
que
muestr
a s
us f
ases.
No
basta
con
decir
lo
que s
abem
os s
ino
que
es p
recis
o d
ecir
cóm
o lo s
abem
os.
Esta
cadena
que
com
pone
la
explic
ació
n a
dopta
genera
lmente
la
form
a
de e
xposic
ión
que s
igue
el cam
ino
rela
to�
arg
um
ento
s�
genera
lizacio
nes�
explic
acio
nes
y q
ue
pueden
orienta
r la
constr
ucció
n d
e u
n t
exto
. D
esde
luego,
pre
ten
-
der
que
es p
osib
le e
l paso
a g
enera
lizacio
nes
del
tipo
de
una
«le
y»
es
hoy día
una
pre
sunció
n inju
stificada,
com
o s
abem
os.
Un
lib
ro d
e h
isto
ria
9�5(�����#&��� �$4&����!�
debe
tener
esas
tre
s c
osas:
rela
to,
arg
um
enta
ció
n y
genera
lizacio
nes,
pero
el his
toriador
puede
y d
ebe
dis
ponerlas a
su
arb
itrio,
de
la
form
a e
n
que
las c
onclu
sio
nes,
el
pro
ducto
investigado,
pueda
ser
mejo
r in
terc
o-
munic
ado.
El
sis
tem
a c
lásic
o d
e r
ela
to d
e «
hechos»,
seguid
o d
e j
uic
io
sobre
ello
s y
culm
inado
en
unas c
onclu
sio
nes,
puede
ser
tenid
o h
oy p
or
una
sim
plif
icació
n f
actu
al im
pro
pia
e insatisfa
cto
ria,
pero
indic
a u
n o
rden
natu
ral.
El
cam
ino
invers
o e
s igualm
ente
pla
usib
le.
La
his
toria
puede
explic
ars
e
«al
revés»,
en
el
sentido
contr
ario
al
desarr
ollo
del
tiem
po,
y t
am
bié
n
una
his
toria
puede
em
pezar
exponie
ndo
las m
ás p
erf
iladas
genera
liza
-
cio
nes y
racio
naliz
acio
nes q
ue
el his
toriador
puede
constr
uir,
para
lle
gar
finalm
ente
a la
descripció
n d
e los e
lem
ento
s m
ás p
orm
enorizados d
e la
situació
n h
istó
rica
consid
era
da.
Dic
ho
de
form
a s
inté
tica:
una
explic
ació
n s
iste
mática
de
la
his
toria
obli-
ga
a a
dopta
r un
sis
tem
a e
xpositiv
o b
asado
en
pro
posic
iones a
rgum
enta
-
tivas,
pero
éste
no
puede
pre
scin
dir
de
todos los e
lem
ento
s d
escriptivos
que
sean
pre
cis
os y
ello
hace
que
desde
el punto
de
vis
ta e
str
icta
mente
meto
doló
gic
o s
ea
pre
cis
o a
rtic
ula
r com
o «
pro
ducto
fin
al»
del his
toriador,
un
texto
, un
dis
curs
o e
scrito
que
tro
pie
za
con
evid
ente
s d
ific
ultades p
ara
expre
sar
ese
«sis
tem
ism
o a
rgum
enta
tivo».
El
pro
ducto
fin
al
de
la
his
to-
riogra
fía
tie
ne
com
o v
ehíc
ulo
prá
cticam
ente
exclu
siv
o,
aunque
en
alg
u-
na
de
sus p
art
es c
on
otr
as p
osib
ilidades,
el
lenguaje
verb
al. L
a h
isto
rio-
gra
fía,
com
o la
mayor
part
e d
e las p
roduccio
nes
de
las c
iencia
s s
ocia
-
les,
se
expre
sa
en
texto
s,
no
en
ecuacio
nes,
ni en
dia
gra
mas,
ni en
soft-
ware
o e
n m
eta
lengua
jes.
De
la
natu
rale
za
del
dis
curs
o h
isto
riográ
fico
hem
os h
abla
do
ya
tam
bié
n.
En
el
terr
eno
absolu
tam
ente
más p
ragmáti-
co
del pro
ceso
meto
doló
gic
o la
cuestión
ahora
es cóm
o s
e c
om
pone
un
libro
de
his
toria.
La
exposic
ión.
Una
exposic
ión
de
dete
rmin
ado
devenir
his
tórico
a t
ravés
de
los r
ecurs
os h
abituale
s d
el le
nguaje
verb
al tiene
que
mante
ner
un
al-
to g
rado
de
rela
ció
n c
on
el dis
curs
o e
n f
orm
a d
e r
ela
to,
asunto
al que
ya
nos h
em
os r
efe
rido.
Pero
la
art
icula
ció
n d
e u
n r
ela
to,
por
más q
ue
otr
a
cosa
se
pre
tenda,
no
explic
a la
his
toria,
no
la
racio
naliz
a.
Un
rela
to p
re-
senta
el
cóm
o d
e las c
osas,
pero
no
explícita
los
porq
ués.
Rela
to d
e la
dia
cro
nía
his
tórica,
sí,
pero
si
lo q
ue
se
tie
ne
com
o o
bje
tivo
es la
expli-
cació
n d
e los «
esta
dos s
ocia
les»
es p
recis
o p
roponer
una
vis
ión
de
las
estr
uctu
ras o
cultas d
e las s
ituacio
nes h
istó
ricas y
arg
um
enta
r sobre
su
origen,
su
alc
ance
y s
u e
volu
ció
n h
asta
la
cre
ació
n d
e n
uevos e
sta
dos
dis
tinguib
les d
e los a
nte
riore
s.
Lo
que
esto
sig
nific
a e
n e
l pla
no
epis
te-
moló
gic
o lo
hem
os c
om
enta
do.
La
cuestión
meto
doló
gic
a a
lude
a la
for-
ma
en
que
el
his
toriador
puede
pre
senta
r re
lato
s y
arg
um
enta
cio
nes
perf
ecta
mente
art
icula
dos
en
un
dis
curs
o t
extu
al.
En
definitiv
a,
en
una
obra
o l
ibro
o e
n o
tro
soport
e m
ate
rial
donde
la
com
unic
ació
n,
desde
luego,
se h
aga e
n lenguaje
natu
ral.
El
hecho
de
que
una
situació
n h
istó
rica
se
pre
sente
mostr
ando
cie
rtas
realid
ades
«sis
tém
icas»,
irre
ductible
s a
otr
as
más
sencill
as,
que
son
continuam
ente
pert
urb
adas y
que,
por
tanto
, cam
bia
n,
en
form
a d
e s
iste
-
mas q
ue
atr
avie
san
esta
dos s
ucesiv
os,
es la
razón d
e la d
ific
ultad
princi-
pal,
pero
tam
bié
n e
s la
cla
ve,
para
la
exposic
ión
de
la
his
toria.
El
len
-
guaje
natu
ral, h
abla
do
o e
scrito
, puede
describir
un
sis
tem
a s
ocia
l y s
u
com
port
am
iento
a t
ravés d
e m
uy d
ivers
os c
am
inos.
Puede
alu
dir
prim
e-
ro a
los e
lem
ento
s,
después a
las r
ela
cio
nes s
imple
s,
los s
ubsis
tem
as y
,
por últim
o,
a la
entidad
glo
bal del sis
tem
a c
onsid
era
do.
Pero
puede
tam
-
bié
n s
eguir
la
vía
invers
a:
exponer
el
modelo
, bie
n v
erb
al, b
ien
form
ali-
zado
en
mayor
o m
enor
escala
, con
el auxili
o d
e o
tros lenguaje
s n
o n
a-
tura
les
-m
ate
mático,
grá
fico
-, b
ien
por
una
utiliz
ació
n c
onju
nta
de
todos
ello
s,
para
pasar
después
a la
descripció
n y
arg
um
enta
ció
n r
ela
tivas
a
subsis
tem
as,
rela
cio
nes y
ele
mento
s.
Uno
y o
tro
cam
ino
son
válid
os.
La
dific
ultad
estr
iba
en
cóm
o c
onju
gar
sin
cro
nía
y d
iacro
nía
, m
ientr
as q
ue,
de
otr
a p
art
e,
las n
ecesid
ades d
el
dis
curs
o a
rgum
enta
tivo
oblig
an
a s
e-
para
r dos g
randes
cam
pos:
el
libro
de
his
toria
genera
l y la
monogra
fía
temática,
a los q
ue n
os h
em
os r
efe
rido.
El pro
ble
ma
es cóm
o r
epre
senta
r en
un
texto
, en
un
dis
curs
o q
ue
es p
or
definic
ión
secuencia
l, los n
ivele
s d
e a
ctivid
ad
enla
zados s
isté
mic
am
ente
y,
en
ese s
entido,
sin
cró
nic
os,
que
art
icula
n la m
ecánic
a s
ocia
l y q
ue a
c-
túan
de
form
a a
bsolu
tam
ente
inte
rrela
cio
nad
a,
circula
r, q
ue
está
n c
ode
-
term
inados:
economía
, dinám
ica
de
pobla
ció
n,
gru
pos s
ocia
les,
eje
rcic
io
del
poder
y la
dom
inació
n,
cre
ació
n ideoló
gic
a,
ecolo
gía
, equip
am
iento
mate
rial
y p
roducció
n inte
lectu
al,
no
son
mero
s e
str
ato
s d
escriptible
s y
separa
dos e
n la
realid
ad,
sin
o q
ue
tie
nen
mucho
de
abstr
accio
nes m
eto
-
doló
gic
as q
ue
para
ente
nder
la r
ealid
ad
aplic
am
os a
su
estu
dio
. T
odas
las insta
ncia
s o
niv
ele
s o
secto
res d
e la
vid
a s
ocia
l está
n e
str
echam
ente
corr
ela
cio
na
dos,
codete
rmin
ados.
Recurs
os m
ate
riale
s,
gru
pos s
ocia
les,
hegem
onía
s p
olíticas
o i
deoló
gic
as,
sim
bolis
mos
cultura
les,
cre
ació
n
cie
ntífica
son,
en
una
dete
rmin
ada
coyuntu
ra s
ocia
l e
his
tórica,
ele
men
-
tos,
de
hecho,
inextr
icable
s.
¿P
or
dónde,
pues,
em
pezar
la d
escripció
n
his
tórica
del
com
port
am
iento
de
un
dete
rmin
ado
conju
nto
hum
ano
en
busca d
e la e
xposic
ión
de
una
his
toria
genera
l de é
l?
Este
pro
ble
ma
es e
specia
lmente
acusado
en
las h
isto
rias g
enera
les,
pe-
ro a
otr
o n
ivel es d
ete
cta
ble
en
cualq
uie
r tipo
de
his
toria
sis
temática.
Un
libro
de
his
toria
tie
ne
div
ers
as p
art
es y
en
él
de
alg
una
manera
han
de
inte
gra
rse
rela
tos,
arg
um
enta
cio
nes
y p
roposic
iones
genera
lizadora
s.
Exis
ten
buenas
eje
mplif
icacio
nes
de
las
dific
ultades
que
se
pre
senta
n
para
una
art
icula
ció
n s
uficie
nte
de
la
exposic
ión
de
lo
his
tórico
y d
e có
-
mo
se
resuelv
en
perm
itié
ndonos v
er
los s
iste
mas d
esde
todos los á
ngu
-
los d
e s
u inte
ligib
ilidad.
Exis
ten
variadas o
bra
s d
e d
ivers
o t
ala
nte
y r
eso-
lució
n q
ue
eje
mplif
ican
modelo
s s
ingula
res d
e e
xposic
ión
de
la
difíc
il ar-
ticula
ció
n d
e la
his
toria.
El
céle
bre
estu
dio
de
Bra
udel
sobre
el
Medite
-
rráneo
en
la
época
de
Felip
e I
I es u
n m
odelo
para
dig
mático.
Pero
esa
maestría
se
puede
ver
tam
bié
n e
n M
om
msen
tra
tando
de
la
his
toria
de
Rom
a,
en
Witold
Kula
y e
l fe
udalis
mo
pola
co,
en
I.
Walle
rste
in y
el
mo
-
dern
o s
iste
ma
mundia
l, e
n C
. G
inzburg
y e
l m
undo
sim
bólic
o d
e u
n m
oli-
nero
del sig
lo X
VI...
10
El re
lato
his
tórico
sim
ple
puede
ser
asim
ilado
a lo
que
la
descripció
n d
e
los
fenóm
enos,
su
cara
cte
rizació
n,
su
taxonom
izació
n,
repre
senta
en
cualq
uie
r méto
do
de
la
cie
ncia
socia
l e,
inclu
so,
de
la
natu
ral. E
l niv
el de
la d
escripció
n e
s lógic
am
ente
ante
rior
al de
la
explic
ació
n,
pero
la
metá
-
fora
exis
te s
iem
pre
en
todo
dis
curs
o c
ientí
fico.
Un
lib
ro d
e h
isto
ria
tie
ne
que
describir
-re
lata
r- y
tie
ne
que
explic
ar
-arg
um
enta
r-.
Un
lib
ro d
e h
is-
toria
es,
en
últim
o e
xtr
em
o,
un
dis
curs
o s
om
etido
a la
lógic
a d
e la
com
u-
nic
ació
n,
dis
curs
o q
ue
es
descriptivo
y a
rgum
enta
tivo.
La
«arg
um
enta
-
ció
n»
es lo
que
difere
ncia
tal dis
curs
o d
el re
lato
.
10����#�����#��/��#���0���#���������&��#� ��� ����
Un
lib
ro d
e h
isto
ria
describe
un
sis
tem
a,
decim
os.
La d
escripció
n y
expli-
cació
n d
e u
n s
iste
ma
ha
de
basars
e e
n la
pre
senta
ció
n d
el
ele
mento
0
la r
ela
ció
n s
ignific
ativa,
la v
ariable
, la
rela
ció
n e
ntr
e v
ariable
s o
la
rela
-
ció
n e
ntr
e los s
ubsis
tem
as,
que
perm
ita
explic
ar
mejo
r cóm
o s
e c
rea,
re-
lacio
na,
mantiene
y d
estr
uye
tal
sis
tem
a.
La
cla
ve
está
en
el
descubri
-
mie
nto
de
la
variable
o la
rela
ció
n básic
a,
dete
rmin
ante
. La
descripció
n
de
una
his
toria
puede
em
pezar
por
cualq
uie
r sitio
y e
mple
ar
en
ella
la
metá
fora
. La
arg
um
enta
ció
n d
ebe
esta
r, s
in e
mbarg
o,
suje
ta a
una
lógi-
ca
estr
icta
. U
n l
ibro
de
his
toria
puede
escribirse
de
cualq
uie
r m
anera
.
Puede
em
pezar
por
la p
olítica
o t
erm
inar
en
ella
. Lo
que
no
puede
hacer
es d
escribir s
in a
rgum
enta
r o a
rgum
enta
r sin
describir.
La
his
toria
que
se
escribe
tie
ne
que
capta
r lo
his
tórico.
Decir
esto
no
es
una
obvie
dad,
porq
ue
el
mero
rela
to b
asado
en
fuente
s n
o e
xpre
sa
por
sí
mis
mo
lo
his
tórico.
Desde
la
his
toria
genera
l a
la
mic
rohis
toria,
desde
la h
isto
ria
tota
l a
la
bio
gra
fía
indiv
idual, lo
que
define
la
his
toricid
ad
pro
-
pia
de
una
situació
n e
s a
lguna
variable
especia
lmente
sig
nific
ativa.
En
torn
o a
ella
tie
ne
el
his
toriador
que
constr
uir
su
«pro
ducto
»;
las d
emás
cosas s
on
mate
riale
s p
ara
el
edific
io.
Son
im
pre
scin
dib
les p
ara
la
edifi-
cació
n,
pero
no la s
ostienen.
His
toria
abie
rta:
las e
xplic
acio
nes e
n c
ontr
aste
. ¿
Cóm
o p
ueden
ser
con
-
trasta
das
las
explic
acio
nes
his
tóricas?
Entr
e q
uie
nes
no
conocen
sufi-
cie
nte
mente
la
form
a d
e o
pera
r de
la
cie
ncia
pro
duce
muchas v
eces e
s-
cándalo
la
situació
n f
recuente
de
dis
cord
ancia
palp
able
entr
e las «
expli-
cacio
nes»,
las «
inte
rpre
tacio
nes»,
los juic
ios
en
genera
l que
investiga
-
dore
s d
ivers
os p
ueden
dar
de
hechos q
ue
lógic
am
ente
no
pueden
tener
más q
ue
una
realid
ad
unív
oca.
La
razón
por
la c
ual F
ern
ando
VII
, re
y d
e
España,
en
septiem
bre
de
1832,
contr
adic
e s
us d
isposic
iones a
nte
riore
s
sobre
la
sucesió
n d
e s
u h
ija I
sabel,
para
decla
rar
here
dero
del
trono
a
su
herm
ano
Carlos,
sea
una
razón
sencill
a o
com
ple
ja,
no
puede
ser
más q
ue
una.
Pero
de
este
, y d
e o
tros m
uchís
imos e
pis
odio
s h
istó
ricos,
mín
imos o
com
ple
jos,
los t
estigos y
los h
isto
riadore
s h
an
dado
explic
a-
cio
nes m
uy d
istinta
s. ¿
Qué
sig
nific
a e
sto
?
Alg
unos
poco
docum
enta
dos
en
la
manera
de
funcio
nar
la e
xplic
ació
n
en
la
cie
ncia
han
habla
do
de
un
específic
o «
rela
tivis
mo
his
tórico»,
mani-
festa
ció
n d
el «re
lativis
mo
cognitiv
o»,
que
se
expre
sarí
a e
n q
ue
«es m
uy
habitual
en
his
toria,
aunque
no
exclu
siv
o d
e e
sta
dis
cip
lina,
encontr
ar
vers
iones r
adic
alm
ente
difere
nte
s d
e u
n m
ism
o a
conte
cim
iento
»11.
Esta
asevera
ció
n e
stá
aqueja
da
en
cie
rta
form
a d
e lo
que
podrí
am
os lla
mar
el «sín
dro
me S
chaff
»1
2.
Para
responder
adecuadam
ente
convendrí
a p
ar-
tir
de
un
hecho
bie
n e
sta
ble
cid
o e
n la
meto
dolo
gía
de
la
cie
ncia
: un
mis
-
mo c
onju
nto
de d
ato
s p
uede
satisfa
cer
dis
tinta
s e
xplic
acio
nes.
Es e
l pro
-
ble
ma
perm
anente
de
cóm
o c
om
pagin
ar
estr
echam
ente
la
explic
ació
n
con
los h
echos.
Eso
no
ocurr
e sólo
, en
modo
alg
uno,
con
la
explic
ació
n
de
la
his
toria.
Un
conju
nto
de
fenóm
enos p
uede
ser
explic
ado
de
div
er-
sas
manera
s,
sin
que
podam
os
decir
de
nin
guna
de
las
explic
acio
nes
que
es
fals
a.
Pero
, sin
duda,
exis
ten
explic
acio
nes
mejo
res
que
otr
as.
Que
de
una
mis
ma
situació
n h
istó
rica
haya
inte
rpre
tacio
nes d
ivers
as e
s
lo m
ism
o q
ue
ocurr
e e
n o
tras d
ivers
as investigacio
nes,
y n
o d
igam
os e
n
la s
ocia
l, e
n g
enera
l. N
o h
ay
nin
gún
gra
n p
roceso
-no
aconte
cim
ien
-
to-h
istó
rico
que
no s
ea
obje
to d
e c
ontr
overs
ia e
n s
u «
inte
rpre
tació
n».
Es e
rróneo
pensar
que
la
dis
paridad
de
explic
acio
nes d
e la
realid
ad
de
su
pro
pio
cam
po,
que
se
pre
senta
sie
mpre
dentr
o d
e las d
iscip
linas,
es
un
sig
no
de
su
debili
da
d.
Convie
ne
señala
r que
la
dis
paridad,
el contr
as-
te,
el debate
, la
agre
siv
idad,
inclu
so,
enta
bla
das e
ntr
e e
xplic
acio
nes d
is-
tinta
s d
e la
realid
ad,
no sólo
es c
omún
y n
orm
al en t
odo
tip
o d
e c
iencia
s,
inclu
idas,
por
supuesto
, la
s n
atu
rale
s,
sin
o q
ue
constitu
yen
un
pre
su-
puesto
inevitable
para
el
pro
pio
pro
gre
so
de
ella
s.
La
confr
onta
ció
n d
e
explic
acio
nes e
s e
sencia
l en
el desarr
ollo
cie
ntífico.
En
las c
iencia
s s
ocia
les la
cuestión
tie
ne
vert
iente
s m
uy p
eculia
res a
las
que
ya
nos h
em
os r
efe
rido
habla
ndo
de
las d
ific
ultades e
specíf
icas q
ue
tiene
la
explic
ació
n d
e las r
ealid
ades s
ocia
les,
cuyos c
uadro
s c
om
ple
tos
de
com
ponente
s n
os s
on
mal
conocid
os h
asta
el
día
de
hoy.
Todos a
d-
mitim
os
que
un
fenóm
eno
socia
l es
más d
ifíc
il d
e s
om
ete
r a,
o e
ncua
-
11����5����&����+�������������$��&� ����#�������$#� ���'4�� �'��&����+���������#&�� ������
�����#�%��3��������1�#&�����+���#� ��� ��#�#� ����#���0�����9�,� �!*W!B��� B���$$��
�!*@�!B�
12�U��1���#� ����&������&�#�����#$� ������� ����$������; 1�((����������������� �$$��
@A*���������3��� ������#�1�#&��������#���� �
�#��1���$��#&������ ������#�/��
�����
�������������P����� ����(��� �#���"�����������#�; 1�((���&���������$��/����������#�
��#�#���
dra
r bajo
, una
explic
ació
n c
om
ple
ta y
suficie
nte
que
pueda
ser
perf
ecta
-
mente
contr
asta
ble
que
la
genera
lida
d d
e los f
enóm
enos
natu
rale
s.
En
la e
scala
de
lo
natu
ral a
lo
socia
l el aum
ento
de
la
com
ple
jidad
es u
n h
e-
cho e
sta
ble
cid
o.
En
la
his
toriogra
fía
es n
orm
al
que
se
pre
sente
n d
ivers
as «
inte
rpre
tacio
-
nes»
para
fenóm
enos o
conju
nto
s d
e f
enóm
enos.
¿Cóm
o e
legir
la
acer-
tada?
La
meto
dolo
gía
de
la
cie
ncia
tie
ne
respuesta
para
esto
. La
mejo
r
inte
rpre
tació
n e
s a
quella
que
explic
a m
ás
cosas,
que
tie
ne
en
cuenta
más e
lem
ento
s y
que,
por
el contr
ario,
tiene
la
arq
uitectu
ra m
ás s
encill
a,
más s
imple
. U
na
inte
rpre
tació
n q
ue
tenga
en
cuenta
un
gra
n núm
ero
de
ele
mento
s p
uede
convert
irse
en
una
explic
ació
n s
atisfa
cto
ria.
E i
gual-
mente
lo
será
más a
quella
que
esté
apoyada
por
mayor
evid
encia
em
pí-
rica.
¿C
uále
s s
on
las
causas
de
la
caíd
a d
el
Imperio
rom
ano?
Exis
ten
desde
antiguo
div
ers
as m
anera
s d
e v
er
el fe
nóm
eno.
Unas inte
nta
n e
n-
contr
ar
causas s
imple
s y
pote
nte
s:
la d
em
ogra
fía,
el agota
mie
nto
de
los
suelo
s.
Otr
as,
causas m
ás d
iste
ndid
as y
«vis
ible
s»:
la irr
upció
n d
e p
ue
-
blo
s e
xtr
años,
etc
. E
sas c
onje
tura
s d
eberí
an
ser
apoyadas p
or
una
evi-
dencia
em
pír
ica,
por
dato
s, d
e u
na
enorm
e a
bundancia
. N
inguna
de
esas
explic
acio
nes
básic
as
puede
ser d
esechada.
Pro
bable
mente
la
mejo
r de
ella
s e
s la
que,
sin
exclu
ir a
las d
emás,
esta
ble
ce
con
cla
ridad
el papel
jerá
rquic
o d
e las e
vid
encia
s e
n e
l hecho
que
se
pre
tende
expli-
car.
2. U
NA
TE
ORÍA
DE
LA
DO
CU
ME
NT
AC
IÓN
HIS
TÓ
RIC
A
Hem
os
inte
nta
do
describir
muy
sin
téticam
ente
un
modelo
de
pro
cedi-
mie
nto
de
investigació
n q
ue
el
his
toriador
em
ple
a.
No
es o
cio
so
insis
tir
de
nuevo
en
que
toda
pauta
meto
doló
gic
a h
a d
e s
er
muy a
bie
rta
en
sus
pre
scripcio
nes.
Aunque,
lo h
em
os d
icho
tam
bié
n r
epetidam
ente
, nin
gún
méto
do
gara
ntiza
la
verd
ad;
la a
usencia
de é
l hace
a é
sta
im
posib
le.
El conocim
iento
his
tórico
com
o c
ualq
uie
r otr
o s
e c
onstr
uye
con
info
rma-
ció
n y
concepto
s,
con
observ
ació
n y
con
pensam
iento
form
al,
esta
ndo
am
bas c
osas lig
adas d
ialé
cticam
ente
. E
n c
onsecuencia
, son
dos los e
x-
trem
os q
ue
quedan
aquí
todavía
por
trata
r: la
adquis
ició
n d
e info
rmació
n
his
tórica
y los instr
um
ento
s o
pera
tivos c
onceptu
ale
s más a
pro
pia
dos p
a-
ra p
enetr
ar
en
la
realid
ad
de
lo
his
tórico.
Esto
quie
re d
ecir
que
será
pre
-
cis
o h
abla
r prim
ero
de
las
fuente
s d
e la
his
toria
y d
espués d
e las
cate
-
gorí
as q
ue
em
ple
a e
l his
toriador,
sin
que
haya
alg
una
pre
scripció
n s
obre
qué
cosa
ha
de
pre
ceder
a l
a o
tra.
En
últim
o l
ugar,
es
im
pre
scin
dib
le,
además,
que
dis
pongam
os d
e u
nas técnic
as q
ue
perm
itan
obte
ner
info
r-
mació
n e
n las m
ejo
res c
ondic
iones y
nos p
erm
itan
el anális
is m
ás fia
ble
.
La
tra
dic
iona
l consid
era
ció
n d
e las «
fuente
s d
e la
his
toria»
com
o las r
e-
feridas
casi
en
exclu
siv
a a
la
docum
enta
ció
n o
rigin
al
de
arc
hiv
o,
debe
ser
inexcusable
mente
sustitu
ida
hoy
por
su
concepció
n y
tra
tam
iento
mucho
más a
mplio
, aunque
com
o p
arc
ela
específic
a,
dentr
o d
el
cam
po
de
la
docum
enta
ció
n.
La
tra
dic
iona
l «fu
ente
de
arc
hiv
o»
que
ha
sid
o la
pie
za
esencia
l de
la
docum
enta
ció
n h
istó
rica
en
la
tra
dic
ión
positiv
ista
, y
que
vin
o a
reem
pla
zar
a la
his
toria
que
se
com
ponía
sie
mpre
sobre
rela
-
tos
his
tóricos
ante
riore
s,
es
hoy
un
tip
o m
ás,
y n
o n
ecesariam
ente
el
más im
port
ante
, entr
e los m
edio
s d
e info
rmació
n h
istó
rica.
Justa
mente
una
de
las c
ara
cte
rísticas m
ás a
cusadas
del
modern
o p
ro-
gre
so
de
la
utiliz
ació
n d
e l
a d
ocum
enta
ció
n h
istó
rica
es
la
concepció
n
cada v
ez más e
xte
ndid
a d
e q
ue «
fuente
para
la
his
toria»
puede
ser,
y d
e
hecho
es,
cualq
uie
r tipo
de
docum
ento
exis
tente
, cualq
uie
r re
alid
ad
que
pueda
aport
ar
testim
onio
, huella
o r
eliq
uia
, cualq
uie
ra q
ue
sea
su
len
-
guaje
. E
n e
ste
sentido
no
es p
equeña
la
aport
ació
n q
ue
hic
iero
n las ide
-
as d
e los p
rim
ero
s r
epre
senta
nte
s d
e la
escuela
de
los A
nnale
s,
de
uno
de
los
cuale
s,
Lucie
n F
ebvre
, son
esto
s c
larificadore
s párr
afo
s:
«H
ay
que
utiliz
ar
los t
exto
s,
sin
duda.
Pero
todos
los t
exto
s.
Y n
o s
ola
mente
los d
ocum
ento
s d
e a
rchiv
o e
n f
avor
de
los c
uale
s s
e h
a c
reado
un
privi-
legio
...
Tam
bié
n u
n p
oem
a,
un
cuadro
, un
dra
ma
son
para
nosotr
os d
o-
cum
ento
s,
testim
onio
s..
. E
stá
cla
ro q
ue
hay q
ue
utiliz
ar
los t
exto
s,
pero
no e
xclu
siv
am
ente
los texto
s…
»1
3.
La «
info
rmació
n h
isto
riográ
fica»:
las fuente
s
13����8�/������������� �����?F7B@��;��&��&����������&4 �������'������&���#���:���9 *���
� )B����������� �� ��� ���������1�#&������������&��&���#�������'�������#�#�$�#�0�#��
��������������
���(��#&�� ��&�������� ��#�������+����(�&� 1�#��������� 1��������#� ��#���#�
#������8�/�����
El té
rmin
o d
e info
rmació
n h
isto
riográ
fica
pare
ce
el idóneo
para
expre
sar
adecuadam
ente
la
pro
ble
mática
actu
al
de
las f
uente
s h
istó
ricas.
La
ex-
pre
sió
n d
ebe
ser
dis
tinguid
a d
e la
de
«in
form
ació
n h
istó
rica».
Esta
últi-
ma
puede
ente
nders
e e
n s
u a
cepció
n d
e c
onocim
iento
y d
ifusió
n d
e la
his
toria
escrita
, ela
bora
da,
del
pro
ducto
de
la
his
toriogra
fía,
que
lle
ga
al
públic
o e
n f
orm
a d
e lib
ros,
texto
s d
ivers
os,
cole
ccio
nes g
ráficas u
otr
as
obra
s o
soport
es
-víd
eo,
cin
e-.
La
expre
sió
n «
info
rmació
n h
isto
riográ
fi-
ca»
puede
recoger
con
menos
dific
ultad
y c
on
menos
posib
ilidad
de
equív
ocos la
idea
de
las info
rmacio
nes «
prim
arias»,
los t
estim
onio
s,
los
mate
riale
s d
e o
bserv
ació
n a
part
ir d
e los c
uale
s e
l his
toriador
esta
ble
ce
la sín
tesis
his
tórica.
Podem
os a
dela
nta
r desde
ahora
que
el tr
abajo
de
la
investigació
n h
istó
-
rica,
desde
el
punto
de
vis
ta d
e s
us
fuente
s,
tiene
dos m
om
ento
s:
a)
la
definic
ión
del asunto
a investigar;
b)
la búsqueda
de
las f
uente
s d
e info
r-
mació
n.
Es d
ecir,
es e
l pro
ble
ma
el
que
condic
iona
las f
uente
s y
no
al
contr
ario,
al m
enos e
n u
n c
orr
ecto
ente
ndim
iento
de
lo
que
es e
l pro
gre
-
so
de
los
conocim
iento
s.
La
expre
sió
n info
rmació
n h
isto
riográ
fica
reco
-
gerí
a b
ien,
por
tanto
, la
idea
de
fuente
de
la
his
toria.
La
info
rmació
n s
o-
bre
, y la
docum
enta
ció
n d
e,
un
pro
ble
ma
es u
n p
aso
subsig
uie
nte
, no
el
prim
ero
, en t
odo inic
io d
e u
n p
royecto
de investigació
n.
Pro
bable
mente
en
nin
gún
otr
o t
err
eno
ha
sid
o t
an
pate
nte
el
avance
de
la h
isto
riogra
fía
en
la
segunda
mitad
de
nuestr
o s
iglo
com
o e
n las n
ue
-
vas ideas s
obre
las f
uente
s d
e la
his
toria.
En
nin
gún
otr
o t
err
eno h
a q
ue
-
dado
más
obsole
ta l
a v
ieja
pre
ceptiva
de
tra
dic
ión
positiv
ista
que,
sin
em
barg
o,
en
alg
unos d
e s
us tópic
os y
orienta
cio
nes h
a lle
gad
o a
nues-
tros
mis
mos
día
s.
La
exte
nsió
n d
el
concepto
de
fuente
, la
cara
cte
riza
-
ció
n d
e los o
bje
tivos,
la n
ecesid
ad
y las técnic
as d
e la
«crí
tica
de
fuen
-
tes»,
la c
onceptu
ació
n d
e l
as
«dis
cip
linas
auxili
are
s»
que
han
sid
o e
l
apoyo
tra
dic
ional
del
his
toriador
para
la
inte
rpre
tació
n d
e l
as
fuente
s,
han
cam
bia
do
radic
alm
ente
. H
an
quedado
arr
uin
adas
tre
s v
ieja
s c
on-
cepcio
nes:
la d
e las f
uente
s d
e la
his
toria
y s
u c
rítica
com
o e
l origen
de
toda
investigació
n;
la d
istinció
n e
ntr
e f
uente
s p
rim
arias y
secundarias;
la
concepció
n tra
dic
iona
l de las c
iencia
s a
uxili
are
s d
e la h
isto
ria.
Las ideas d
e info
rmació
n y
docum
enta
ció
n e
n la
investigació
n s
on
esen
-
cia
les h
oy e
n e
l uso
de
las f
uente
s e
n la
investigació
n,
dada
la
enorm
e
variedad
de
ella
s q
ue
es p
osib
le u
tiliz
ar.
La
info
rmació
n h
istó
rica
es a
lgo
más q
ue
la
mera
«le
ctu
ra»
de
las f
uente
s y
la
tra
nscripció
n d
e las n
oti-
cia
s q
ue
facili
tan.
La
info
rmació
n e
s u
n e
lem
ento
perm
anente
del
méto
-
do.
La
tra
dic
ional «crí
tica
de
las f
uente
s»
ha
de
vers
e a
la
luz d
e la
idea
de «
depura
ció
n d
e la info
rmació
n».
El concepto
de «
fuente
»
Marc
Blo
ch
dedicó
todo
un
capít
ulo
de s
u c
lásic
a A
polo
gie
pour
l'his
toire
a la
cuestión
de
la
«observ
ació
n h
istó
rica»
y a
mostr
ar
que
la
pre
tensió
n
de
que
el pre
sente
es a
quella
fase
tem
pora
l que
tie
ne
el privile
gio
únic
o
de
poder
ser
observ
ado
directa
mente
no
es d
el
todo
verd
ad.
La
coin
ci-
dencia
con
el
pasado
en
este
punto
estr
iba
en
que
lo
que
ente
ndem
os
com
o «
pre
sente
» t
am
poco
es
de
manera
absolu
ta o
bserv
able
directa
-
mente
. R
ecíp
rocam
ente
, la
observ
ació
n d
el pasado,
además,
no
se
dis
-
tingue s
iem
pre
de la d
el pre
sente
. T
oda la v
ieja
tesis
de S
eig
no
bos a
cer-
ca
de
la
im
posib
ilidad
de
una
«observ
ació
n»
de
la
his
toria,
sobre
la
que
se
basarí
a la
absolu
ta s
ingula
ridad
del conocim
iento
his
tórico,
tiene,
por
tanto
, escasa b
ase
14.
Sobre
qué
info
rmació
n,
o q
ué
evid
encia
, se
basa
el conocim
iento
his
tóri
-
co,
sobre
qué
mate
riale
s c
onstr
uye
el
his
toriador
sus
dato
s,
es
una
cuestión
cuya
im
port
ancia
no
necesita
ser
pondera
da.
En
consecuencia
,
es u
n a
sunto
que
requie
re u
n t
rata
mie
nto
específ
ico.
La
idea
de
fuente
adquie
re s
u i
mport
ancia
fundam
enta
l si
se
repara
en
que
todo
conoci-
mie
nto
tie
ne
sie
mpre
alg
o d
e e
xplo
ració
n d
e «
huella
s».
En h
isto
riogra
fía,
cie
rtam
ente
, esto
tie
ne
una
especia
l re
levancia
, pero
no
está
despro
vis
-
to d
e s
entido
en
nin
gún
otr
o tip
o d
e c
onocim
iento
. F
uente
his
tórica
serí
a,
en
princip
io,
todo
aquel obje
to m
ate
rial, instr
um
ento
o h
err
am
ienta
, sím
-
bolo
o d
iscurs
o inte
lectu
al, q
ue
pro
cede
de
la
cre
ativid
ad
hum
ana,
a c
u-
yo
tra
vés p
uede
infe
rirs
e a
lgo
acerc
a d
e u
na
dete
rmin
ada
situació
n s
o-
cia
l en
el tiem
po.
14������� 1�����������$$��*<�+�##�
Una
definic
ión
de
tal
tipo
indic
a y
a d
e e
ntr
ada
el
cará
cte
r extr
em
ada
-
mente
am
plio
y h
ete
rogéneo
de
una
entidad
com
o l
a q
ue
lla
mam
os
«fu
ente
».
Tal
vez,
la d
ifere
ncia
susta
ncia
l entr
e e
l acerv
o d
ocum
enta
l que
lega
la
his
toria
y la
docum
enta
ció
n u
tiliz
ab
le p
or
cualq
uie
r otr
o t
ipo
de
investiga
-
ció
n s
ocia
l es la
fin
itud
irr
em
edia
ble
de
todo
lo
que
es d
ocum
enta
ció
n d
e
la h
um
anid
ad
en
el pasado.
Las f
uente
s h
istó
ricas s
on
teóricam
ente
fin
i-
tas.
La
cuestión
es s
i está
n d
escubie
rtas o
no.
Sin
em
barg
o,
de
ello
no
se
deduce
en
absolu
to q
ue
la
investigació
n d
e a
lgún
mom
ento
de
la
his
-
toria
pueda
dete
ners
e p
or
agota
mie
nto
de
las f
uente
s.
Com
o y
a h
em
os
señala
do,
ni la
investigació
n h
istó
rica
ni nin
guna
otr
a d
epende
en
exclu
-
siv
a d
e la
aparició
n d
e f
uente
s d
e info
rmació
n,
sin
o d
e e
xplic
acio
nes c
a-
da v
ez más r
efinadas.
Care
cem
os d
e u
na
bib
liogra
fía
a la
altura
de
las e
xig
encia
s a
ctu
ale
s s
o-
bre
la
pro
ble
mática
de
las
fuente
s y
la
crí
tica
fonta
l. E
xis
ten
las
abun
-
dante
s o
bra
s d
e tra
dic
ión
positiv
ista
a las q
ue n
os h
em
os r
efe
rido
15, pero
la tra
dic
ión
positiv
ista
sólo
apare
ce
supera
da
de
form
a a
pare
nte
, a p
esar
de
la
aport
ació
n e
sencia
l que
la
his
toriogra
fía
de
los
Annale
s,
o las c
o-
rrie
nte
s c
uantita
tivis
ta y
marx
ista
, han h
echo
al concepto
mis
mo d
e f
uen-
te.
Sin
em
barg
o,
tanto
la
arc
hivís
tica
com
o las técnic
as d
e la
docum
en
-
tació
n,
en
un
am
plio
espectr
o,
han
pro
gre
sado
de f
orm
a e
specta
cula
r en
los ú
ltim
os d
ecenio
s y
tale
s p
rogre
sos e
n f
orm
a a
lguna
pueden
deja
r de
ser
conocid
os p
or
el his
toriador.
La
idea
tra
dic
ional de
«fu
ente
his
tórica»
ha
de
ser
refo
rmula
da,
pues,
en
el
conte
xto
más
adecuado
de
la
idea
de
info
rmació
n d
ocum
enta
l. L
as
fuente
s p
ara
la
his
toria
tie
nen
una
variadís
ima
pro
cedencia
. E
l arc
hiv
o
his
tórico
constitu
ye
hoy u
no
de
los r
epositorios f
undam
enta
les d
e la
do
-
cum
enta
ció
n h
istó
rica,
pero
en m
odo
alg
uno
las fuente
s h
istó
ricas t
ienen
en
exclu
siv
a e
sa
pro
cedencia
. E
sto
es e
specia
lmente
cie
rto
en
secto
res
cro
noló
gic
os
de
la
his
toria
genera
l com
o p
ueden
ser
la h
isto
ria
antigua
-para
la
que
no
exis
ten
arc
hiv
os e
n e
l sentido
habitual
de
esos o
rganis
-
15���#����:��+#������+�������'���#@;��'��/�#������1���������������$1�������>����"��
;��������& �����&�����#����&���� ����$�#�&���#&���:���&���4������#�����#������������� 1��
�$��#>+��5����#�@"���3����'�������.������"�������#������&���� �#������/�/���'��(4��(�����
mos-
o la
conte
mporá
nea
que
tie
ne
que
hacer
uso
de
fuente
s d
e o
tras
muchas p
rocedencia
s.
Una
nueva
taxonomía
de las fuente
s h
istó
ricas
La
am
plia
ció
n m
ism
a d
el
concepto
de
fuente
, la
extr
aord
inaria
genera
li-
zació
n d
e las p
osib
ilidades d
e e
xplo
ració
n d
e o
bje
tos m
ate
riale
s o
de
re
-
alid
ades inte
lectu
ale
s c
om
o f
uente
de
info
rmació
n h
istó
rica,
la e
xte
nsió
n
del
cam
po
de
la
realid
ad
que
los
his
toriadore
s e
xplo
ran
habitualm
ente
,
hace
que
las
vie
jas
consid
era
cio
nes
sobre
el
cará
cte
r, c
rítica
y u
so
de
las
fuente
s h
istó
ricas
sean
hoy c
asi
inserv
ible
s.
Una
de
las
cuestiones
pre
via
s,
por
tanto
, para
todo
estu
dio
pro
fundo
de
las
fuente
s h
istó
ricas
es la
de
esta
ble
cer
una
taxonomía
adecuada
y s
uficie
nte
de
las m
uy d
i-
fere
nte
s v
ariedades d
e fuente
s p
osib
les.
A la
cla
sific
ació
n o
taxonomía
de
las f
uente
s p
ueden
aplic
ars
e m
uy v
a-
riados c
rite
rios.
Es p
recis
o e
ncontr
ar
crite
rios d
e c
lasific
ació
n q
ue
perm
i-
tan
refe
rirs
e g
lobalm
ente
a t
odas las f
uente
s p
osib
les,
sea
cual
sea
su
pro
cedencia
, soport
e y
aspecto
, pero
, sobre
todo,
es p
recis
o q
ue
tale
s
crite
rios s
ean
útile
s p
ara
alg
o q
ue
resulta
ser
impre
scin
dib
le e
n t
odo
tra
-
tam
iento
de
las
fuente
s h
istó
ricas:
su
evalu
ació
n.
De
ahí
que
lo
reco
-
mendable
sea
el esta
ble
cim
iento
pre
cis
am
ente
de
varios c
rite
rios c
lasifi-
cato
rios.
Los c
rite
rios
taxonóm
icos
De
hecho,
una
taxonomía
com
ple
ta d
e las f
uente
s d
e info
rmació
n h
istó
-
rica
sólo
es
realiz
able
por
la c
om
bin
ació
n d
e p
unto
s d
e v
ista
, de
crite
-
rios,
div
ers
os e
n o
rden
a la
dis
tinció
n y
la
evalu
ació
n y
, en
definitiv
a,
al
uso
que
el
investigador
hará
de
sus f
uente
s.
Es p
osib
le a
tender,
al
me
-
nos,
a u
n c
uádru
ple
crite
rio
básic
o.
Las f
uente
s p
ueden
ser
ubic
adas e
n
una
cla
sific
ació
n c
on
arr
eglo
a l
os
crite
rios
sig
uie
nte
s,
expre
sados
sin
ord
en d
e p
rela
ció
n:
CR
ITE
RIO
S T
AX
ONÓ
MIC
OS
:
posic
ional
(fuente
s d
irecta
s o
indirecta
s)
inte
ncio
nal
(fuente
s v
olu
nta
rias o
no v
olu
nta
rias)
cualit
ativo
(fuente
s m
ate
riale
s o
cultura
les)
form
al-
cuantita
tivo
(fuente
s s
eriadas o
no
seriadas o
seriable
s y
no s
eriable
s).
Esa
taxonomía
perm
itiría
una
variació
n,
más b
ien
form
al, q
ue
ate
ndie
ra
a l
a p
osic
ión,
la inte
nció
n,
la info
rmació
n c
uantita
tiva
y l
a i
nfo
rmació
n
cualit
ativa.
Todo
esto
podrí
a e
xpre
sars
e g
ráficam
ente
en
el sig
uie
nte
cuadro
:
CU
AD
RO
6
Crite
rios p
ara
la
cla
sific
ació
n d
e las f
uente
s h
istó
ricas
Los c
ara
cte
res t
axonóm
icos d
e los t
ipos d
e f
uente
s
La
cla
sific
ació
n p
or
crite
rios e
specíf
icos q
ue
tie
nen
que
ver
con
la
natu
-
rale
za
inte
rna
de
las f
uente
s y
no
mera
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con
la
form
a e
n q
ue
han
de
ser
«leíd
as»,
o s
ea,
por
la f
orm
a e
n q
ue
se
extr
ae
de
ella
s la
info
rma
-
ció
n -
escrita
s,
ora
les,
arq
ueoló
gic
as,
etc
.-,
perm
ite
una
gra
n f
lexib
ilidad.
Así,
un
eje
mplo
de
cla
sific
ació
n p
or
aplic
ació
n s
imultánea
de
los c
uatr
o
crite
rios
podrí
a pro
cura
mos
una
fu
ente
que
fu
ese, por
eje
mplo
:
mate
rial/in
volu
nta
ria/s
eriada/d
irecta
, con
lo
que
nos e
ncontr
arí
am
os,
jus-
tam
ente
, ante
uno
de
lo
s m
ejo
res
tipos
de
fu
ente
s pensable
s, o
verb
al/no n
arr
ativa/s
eriada/indirecta
, que r
esponderí
a a
un t
ipo
de f
uente
com
o la
judic
ial, v
erb
igra
cia
, aplic
able
al estu
dio
de
la
evolu
ció
n d
el le
n-
guaje
oficia
l. E
n d
efinitiv
a,
esto
s c
rite
rios,
y las c
orr
espondie
nte
s c
ate
go-
rías
com
ple
jas
que
de
ello
s s
e d
espre
nden,
tienen
ante
todo
un
valo
r
técnic
o a
l fa
vore
cer
de
modo
especia
l la
observ
ació
n,
crí
tica
y e
valu
a-
ció
n d
ocum
enta
les,
que
es d
e lo
que
se
tra
ta.
Son,
com
o d
ecim
os,
crite
-
rios c
om
bin
able
s e
n la
búsqueda
de la
corr
ecta
ubic
ació
n t
axonóm
ica
de
una f
uente
.
La
cla
sific
ació
n d
e las f
uente
s t
iene
tam
bié
n inte
rés,
cuando
menos,
por
el
crite
rio
orienta
tivo
que
facili
ta e
n la
búsqueda
de
las f
uente
s idóneas
para
el
estu
dio
de
dete
rmin
adas
situacio
nes
his
tóricas,
tenie
ndo
en
cuenta
sie
mpre
que
el
ideal
de
una
gra
n investigació
n e
s e
l uso
de
las
más v
ariadas f
uente
s p
osib
les y
la
confr
onta
ció
n s
iste
mática
entr
e e
llas.
Aun
así,
serí
a p
osib
le e
ncontr
ar,
cla
ro e
stá
, fu
ente
s d
e c
lasific
ació
n d
u-
dosa o
im
posib
le.
Una
cla
sific
ació
n d
e f
uente
s,
por
lo d
emás,
que
se
lim
itara
a d
istinguir
entr
e m
ate
riale
s o
arq
ueoló
gic
as y
todas las d
emás
-lo
que
no
es r
aro
-
tendrí
a p
or
sí
mis
ma
una
utilid
ad
técnic
a b
asta
nte
lim
itada.
Una
buena
taxonomía
de
las f
uente
s n
o e
s,
en
definitiv
a,
una
cosa
fácil.
Cualq
uie
r
cla
sific
ació
n p
lante
a s
iem
pre
pro
ble
mas q
ue
muestr
an
cuán
decis
ivo
es
el crite
rio
mis
mo
del in
vestigador
a la
hora
de
pro
cura
rse
una
docum
en
-
tació
n i
dónea
para
el
esta
ble
cim
iento
de
conclu
sio
nes.
Señale
mos,
pues,
las c
ara
cte
rísticas f
undam
enta
les d
e e
sta
s c
lasific
acio
nes y
alg
u-
nas d
e las d
ific
ultades e
n c
uanto
a los c
rite
rios d
e c
lasific
ació
n.
1.
El crite
rio
posic
iona
l
Fuente
s d
irecta
s y
fuente
s indirecta
s.
El asunto
cla
ve
im
plic
ado
en
el cri
-
terio
posic
ional
se
refiere
justa
mente
a la
cuestión
de
las f
uente
s d
irec-
tas
e indirecta
s,
que,
una
vez m
ás,
pueden
inte
rpre
tars
e t
am
bié
n c
om
o
prim
arias o
secundarias.
¿Cóm
o e
sta
ble
cer
el crite
rio
dis
tintivo?
¿S
egún
la p
rocedencia
de la
fuente
, su
conte
nid
o,
el gra
do d
e r
ela
ció
n c
on e
l nú
-
cle
o c
entr
al de
lo
investigado?
En
his
toria
agra
ria,
por
eje
mplo
, im
agín
e-
se
la
difere
ncia
entr
e u
n c
ata
str
o d
e la
pro
pie
dad
agra
ria
y u
na
info
rma-
ció
n s
obre
las
costu
mbre
s f
estivas
rura
les
en
rela
ció
n c
on
la
recole
cta
de los fru
tos.
La
dis
tinció
n e
ntr
e f
uente
s d
irecta
s e
indirecta
s r
esulta
basta
nte
clá
sic
a.
Pero
en
su
form
a c
lásic
a e
sta
dis
tinció
n e
ra a
plic
ab
le m
ás q
ue
a la
cate
-
gorí
a m
ism
a d
e f
uente
a la
natu
rale
za
del
testim
onio
conte
nid
o e
n e
lla.
Una
fuente
cla
sific
ada
de
directa
era
un
escrito
o r
ela
to d
e a
lgún
testigo
pre
sencia
l de
un
hecho,
de
un
pro
tagonis
ta,
de
una
docum
enta
ció
n,
a
veces,
que
em
anaba
directa
mente
del
acto
en
estu
dio
. U
na
fuente
indi-
recta
era
una
fuente
media
ta o
media
tizada,
una
info
rmació
n b
asada,
a
su
vez,
en
otr
as info
rmacio
nes n
o t
estim
onia
les.
En
definitiv
a s
e t
rata
ba
de
un
crite
rio
cla
sific
ador
aplic
able
a los
escrito
s c
ronís
ticos,
a las m
e-
morias,
a l
os
report
aje
s.
Las
fuente
s e
ran
de
uno
u o
tro
tip
o s
egún
la
manera
en
que
la
info
rmació
n e
ra r
ecogid
a,
según
la
«cerc
anía
» d
e la
fuente
a los h
echos n
arr
ados.
Pero
hoy la
cate
gorizació
n d
irecta
/indirecta
, sin
abandonar
del
todo
esa
noció
n r
efe
rente
al
gra
do
de
«origin
alid
ad»
-in
form
ació
n,
diría
mos,
de
prim
era
mano
o n
o-,
debe
ate
nder
prim
ord
ialm
ente
a la
funcio
nalid
ad
o
idoneid
ad
de
una
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en
rela
ció
n c
on
el
tipo
de
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dio
que
se
pre
-
tende.
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así
el
crite
rio
de
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n d
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de
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de
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n q
ue
se
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pre
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De
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a,
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uente
s p
ueden
ser
directa
s p
ara
un
dete
rmin
ado
asunto
e indirec-
tas p
ara
otr
o.
Así,
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rtos d
ocum
ento
s h
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ricos m
uestr
an
una
extr
em
a-
da
poliv
ale
ncia
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idas d
e s
anto
s info
rman
sobre
todo
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bolis
mo
relig
ioso
puesto
que
inte
nta
n «
edific
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ero
al m
ism
o t
iem
po
son
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inestim
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sobre
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s d
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na
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mplo
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s-
te c
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rio
de c
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ació
n d
e las f
uente
s,
por
tanto
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más a
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on
la
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inencia
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form
a
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rmació
n.
Por
fin,
el
crite
rio
posic
ional
nos
lle
va
al
pro
ble
ma
del
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cte
r de
las
fuente
s e
n r
ela
ció
n c
on
los p
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ricos
de
los q
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tra
tam
os.
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da
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ne
alg
unas
fuente
s e
nte
ram
ente
típ
icas.
Com
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se
el
asunto
de
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s a
nte
s d
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aparició
n d
e la
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ra y
después,
o
el
tipo
de
fuente
s h
istó
ricas q
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n las s
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s
en
rela
ció
n c
on
las
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iale
s.
Por
ello
, en
definitiv
a,
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a d
e l
as
fuente
s s
egún
crite
rios p
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iona
les,
nos lle
va
a c
onte
mpla
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s f
uente
s
his
tóricas e
str
echam
ente
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adas a
la
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toria
que
se
pre
tende investigar.
Por
fin,
un
asunto
muy c
lásic
o r
ela
cio
nado
con
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cla
sific
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n p
osic
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es
el
de
esa
posic
ión
en
sentido
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noló
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o.
La
«cerc
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«ale
ja-
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e u
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rmin
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o d
e f
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s e
n r
ela
ció
n c
on
la
situació
n
de
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que
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en
la
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toriogra
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-
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dis
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n e
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ocum
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fía,
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s
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sin
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ifere
ncia
s n
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an
en
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ad
a u
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rio
posic
ional, s
ino
más b
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ncio
na
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Docu
-
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ció
n»
es la
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n n
o e
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da,
no
dis
curs
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«B
iblio
gra
fía»
define
más b
ien
el
conte
xto
cie
ntí
fico,
el
«esta
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de
la
cuestión»,
en
el
que
nos m
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os.
Así,
se
pla
nte
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a e
l pro
ble
ma:
¿una
cró
nic
a e
s d
o-
cum
enta
ció
n o
es
bib
liogra
fía?;
¿tiene
sentido
aquí
em
ple
ar
un
crite
rio
cro
noló
gic
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om
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istinció
n y
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ue
no.
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dis
tinció
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e lo
que
es c
rónic
a-t
estim
onio
o
lo q
ue e
s e
stu
dio
his
toriográ
fico.
2. E
l crite
rio
inte
ncio
na
l
Fuente
s t
estim
onia
les
y f
uente
s n
o t
estim
onia
les.
Son
pre
cis
am
ente
unas o
bserv
acio
nes
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Marc
Blo
ch
en
su
clá
sic
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que
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e v
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para
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en
el
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s u
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cte
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n s
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n:
el
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la
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nta
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a e
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cte
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de
ser
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o,
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princip
io,
com
o e
nte
ram
ente
difere
nte
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, dic
ho
de
otr
a form
a,
es r
adic
alm
ente
difere
nte
que u
na c
re-
CU
AD
RO
9
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s h
istó
ricas s
egún
su inte
ncio
nalid
ad
ació
n h
um
ana
haya
sid
o c
oncebid
a c
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por
el contr
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n e
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com
o h
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Por
ello
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am
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onia
les
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s q
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ceden
de
un
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ncio
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y n
o t
estim
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les
a las f
uente
s involu
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fun-
ció
n d
e e
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era
dis
tinció
n e
s p
osib
le e
labora
r un
cuadro
com
o e
l
que a
pare
ce e
n la págin
a 3
44.
(cuadro
9)
El conocim
iento
de
la
form
a d
e p
roducció
n d
e u
n d
ocum
ento
es,
natu
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mente
, esencia
l en
cualq
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n q
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Por
ello
, la
cla
sific
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n d
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s s
egún
el cará
cte
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su
pro
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n t
iene
un
innegable
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el
eje
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tica
fon
-
tal,
con
independe
ncia
de
las
pro
pia
s c
ara
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que
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al
docum
ento
el
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con
que
se
pro
duce.
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ravés
de
una
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nada
com
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ada
pare
ce
fácil
difere
ncia
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pro
ble
má
-
tica
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tica
que
pre
senta
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s,
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mplo
, com
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na
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o y
las c
uenta
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e u
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n m
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si
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s a
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les e
n e
l pro
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de
su
pro
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n,
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s
dos t
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s m
uestr
an
una
difere
ncia
radic
al.
En
definitiv
a,
el
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mo
de
pro
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n d
e u
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ocum
ento
de
cual-
quie
r tipo
em
ple
ado
com
o f
uente
de
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rmació
n h
istó
rica,
mecanis
mo
en
el
que
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a d
e c
onsid
era
rse
desde
la
«in
tenció
n»
hasta
el
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rial
mis
mo d
e q
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está
hecho
el docum
ento
, es e
sencia
l en
la
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n d
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las
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s.
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onio
que
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o p
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una
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his
tórica»
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mplo
, lo
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s d
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oria
de
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o p
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tener
el
mis
mo
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tam
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que
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, com
o e
s,
por
eje
mplo
, una
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tente
s a
un
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, o
una
inscripció
n
censal.
La
fuente
volu
nta
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pro
pia
mente
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mar
testim
onia
l, e
s
la f
uente
clá
sic
a,
la f
uente
por
excele
ncia
, aquella
en
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que
dura
nte
si-
glo
s s
e h
a b
asado
toda
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tare
a d
e la
reconstr
ucció
n d
e la
his
toria
hasta
la é
poca
de
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lustr
ació
n.
La
fuente
volu
nta
ria
es la q
ue h
a c
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la
mem
oria
oficia
l de
las s
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dades.
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l re
flejo
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ario
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ue
los
com
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s d
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n g
rupo
constr
uyen,
de
su
menta
lidad
e ideolo
gía
. E
s
la q
ue r
efleja
, por
tanto
, el conflic
to inte
rno
de
toda s
ocie
dad.
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.���� �!����#���6����������"��4#��� 9 �+�##�
Por
el
contr
ario,
las
más
perf
ecta
s y
obje
tivas
infe
rencia
s q
ue
pueden
hacers
e d
e la
vid
a d
e los c
ole
ctivos h
um
anos lo
son
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vés d
e s
us p
ro-
ducto
s o
bje
tivados,
de
sus h
uella
s n
o inte
ncio
nadas,
no
volu
nta
rias,
no
testim
onia
les.
Se
tra
ta d
e t
odos
aquello
s v
estigio
s d
el
hom
bre
que
se
han
conserv
ado
sin
que
éste
se
haya
pro
puesto
conscie
nte
mente
su
conserv
ació
n c
om
o «
testim
onio
his
tórico».
La
vid
a d
e l
as
socie
dades
modern
as e
stá
lle
na
de
este
tip
o d
e «
resto
s».
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de
este
cará
cte
r to
-
dos los r
esto
s a
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gic
os,
etn
ográ
ficos;
lo s
on t
odos los p
roducto
s d
e
las b
uro
cra
cia
s n
orm
aliz
adas.
Todo
lo
que
podem
os lla
mar
la «
mem
oria
infr
aestr
uctu
ral»
.
Es n
orm
al que
la
his
toriogra
fía
cie
ntí
fica
pre
fiera
tra
baja
r con
fuente
s n
o
testim
onia
les.
Las
fuente
s t
estim
onia
les
son
pre
sum
ible
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las
más
manip
ula
ble
s.
Pero
hasta
hoy,
la m
ayor
part
e d
e la
his
toria
del
mundo
se
ha
hecho
sobre
fuente
s t
estim
onia
les.
La
Gra
n H
isto
ria
ante
rior
al
his
toricis
mo
del sig
lo X
IX n
o c
oncebía
otr
o t
ipo
de
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s s
ino
los v
esti-
gio
s q
ue
el
hom
bre
deja
de
sí
mis
mo
de
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«his
tórica».
De
ahí
el
adela
nto
que
supuso
la
valo
ració
n f
undam
enta
l del
«docum
ento
his
tóri
-
co»,
del
mate
rial
de
arc
hiv
o q
ue
podía
darn
os a
conocer
cosas n
o p
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para
das p
ara
cre
ar
una
especia
l m
em
oria
his
tórica.
Y la
valid
ez y
fecun
-
did
ad
del concepto
de «
his
toria inconscie
nte
».
El
pro
ble
ma
de
las f
uente
s n
o t
estim
onia
les
es t
am
bié
n d
e o
tra
índole
.
En
la
medid
a e
n q
ue
una
dete
rmin
ada
fuente
no
fue
origin
ariam
ente
concebid
a c
om
o t
al, a
sim
ism
o e
s m
enor
la c
antidad
de
info
rmació
n q
ue
pro
cura
. E
sto
tie
ne
dos lectu
ras;
de
una
part
e e
xig
e u
n m
ayor
esfu
erz
o
de
«in
terp
reta
ció
n»,
un
esfu
erz
o d
e l
ectu
ra técnic
a m
uy
sofisticada
17,
que
ha
de
com
enzar
descifra
ndo
con
gara
ntí
a los lenguaje
s -
de
todo
ti-
po
- en
que
los d
ocum
ento
s s
e e
xpre
san;
de
otr
a,
todas las
fuente
s n
o
testim
onia
les t
ienen
mayore
s p
roble
mas d
e c
onte
xtu
aliz
ació
n.
No
dic
e lo
mis
mo
una
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arq
ueoló
gic
a,
un
instr
um
ento
de
labra
nza
prim
itiv
o,
por
eje
mplo
, que
un
texto
escrito
que
nos h
abla
se
de
ello
. La
pro
ducció
n
no
testim
onia
l está
mucho
menos e
labora
da
que
la
contr
aria.
En
ello
re
-
sid
e s
u g
ran
venta
ja e
n c
uanto
info
rmació
n o
bje
tivada,
o n
o c
onta
min
a-
da, pero
ahí
resid
e tam
bié
n s
u m
ayor
dific
ultad
técnic
a d
e m
anejo
.
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El
crite
rio
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ncio
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mayor
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rés,
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que
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ayore
s s
utile
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crí
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y e
l que
perm
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conocer
mejo
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s
posib
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e info
rmació
n c
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ecta
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uente
s c
ontienen.
Es p
or
ello
el crite
rio
que
más p
roble
mas inte
rpre
tativos p
lante
a t
am
bié
n.
3.
El crite
rio
cualit
ativo
Fuente
s m
ate
riale
s y
fuente
s c
ultura
les.
Esta
mos a
quí
ante
las c
lasific
a-
cio
nes
más c
om
ple
jas
por
la g
ran
cantidad
de
tip
os
de
fuente
s q
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en
funció
n d
e s
u c
onte
nid
o,
soport
e,
cam
po,
etc
., p
ueden
encontr
ars
e e
n
una
investigació
n.
Form
alm
ente
habla
ndo
hay u
n p
ar
de
concepto
s c
la-
sific
ato
rios e
n v
irtu
d d
e los c
uale
s p
ueden
señala
rse
tam
bié
n d
os t
ipos
de
fuente
s a
ltern
ativas.
Se
tra
ta d
e las c
lasific
acio
nes e
n f
uente
s v
erb
a-
les/f
uente
s n
o v
erb
ale
s o
cultura
les/m
ate
riale
s.
Inclu
so,
dentr
o d
e l
as
fuente
s v
erb
ale
s p
uede
esta
ble
cers
e o
tra
im
port
ante
dic
oto
mía
entr
e
fuente
s n
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ativas y
fuente
s n
o n
arr
ativas.
Nos e
ncontr
am
os a
nte
un
tip
o d
e c
rite
rio
taxonóm
ico
que
se
basa
en
la
difere
ncia
ció
n d
el
tipo
de
lectu
ra q
ue
puede
hacers
e d
e u
na
fuente
. E
s
decir,
de
una
fuente
pueden
im
port
ar
dos
cosas:
su
pro
pia
y a
pare
nte
mate
rialid
ad
o e
l m
ensaje
que,
a t
ravés d
e s
u m
ate
rialid
ad,
se
expre
sa.
Unas
fuente
s i
nte
resan
com
o o
bje
tos,
otr
as
inte
resan
por
su
mensaje
del
que
el
obje
to m
ism
o e
s m
ero
soport
e.
Norm
alm
ente
, to
da
fuente
in
-
tere
sa
por
am
bos a
specto
s,
pero
am
bos p
ueden
y d
eben
separa
rse
por
crite
rios
taxonóm
icos.
Aquello
s d
ocum
ento
s h
istó
ricos
cuyo
valo
r in
for-
mativo
resid
e,
en
prim
er
lugar,
en
su
pro
pia
mate
rialid
ad
-lo
s r
esto
s a
r-
queoló
gic
os e
n g
enera
l- p
recis
an,
sin
duda,
un
tra
tam
iento
difere
nte
de
aquello
s o
tros
cuya
identidad
y v
alo
r re
sid
e «
en
lo
que
dic
en»,
en
su
conte
nid
o inte
lectu
al. N
o e
s e
quív
oca
ni
difíc
il d
e e
sta
ble
cer,
por
tanto
,
una
taja
nte
dis
tinció
n e
ntr
e f
uente
s m
ate
riale
s y
fuente
s c
ultura
les
o,
si
se q
uie
re, entr
e a
rqueoló
gic
as y
filo
lógic
as.
Los d
ocum
ento
s c
ultura
les s
on,
sin
duda,
un
am
plio
tip
o d
e f
uente
s d
on
-
de
se
inclu
yen
todas a
quella
s e
n las q
ue
es p
osib
le s
epara
r un
«sopor-
te»
de
un
«conte
nid
o»
de
la
info
rmació
n.
Fuente
s c
ultura
les
son,
por
tanto
, prá
cticam
ente
todas las e
xis
tente
s q
ue
no
son
fuente
s a
rqueoló
gi-
cas,
todas a
quella
s,
escrita
s,
habla
das,
sim
bólic
as
o a
udio
vis
ua
les
que
transm
iten u
n m
ensaje
en
lenguaje
más o
menos form
aliz
ado.
Fuente
s n
arr
ativas y
fuente
s n
o n
arr
ativas.
Pero
en
las f
uente
s c
ultura
-
les,
en
las f
uente
s e
xpre
sadas e
n lenguaje
verb
al, la
modern
a c
rítica
ha
de
inclu
ir u
na
refe
rencia
a s
u c
ará
cte
r narr
ativo
o n
o n
arr
ativo.
Fuente
s
narr
ativas y
fuente
s n
o n
arr
ativas s
on
cate
gorí
as t
am
bié
n c
entr
ale
s e
n lo
que
es e
l dis
curs
o t
extu
al. L
as f
uente
s n
o n
arr
ativas s
on
una
cate
gorí
a
muy
genérica
que
deja
fuera
sólo
una
cate
gorí
a b
asta
nte
hom
ogénea
pero
exte
nsís
ima:
todo
lo
que
es e
l re
lato
. E
n p
rincip
io s
e t
rata
de
una
dis
tinció
n c
lara
, pero
que
perm
ite
sutile
zas y
dis
tincio
nes d
e f
orm
a q
ue
a
part
ir d
e u
nas u
otr
as s
e p
uede
extr
aer
un
tra
bajo
his
tórico
bie
n d
istinto
.
La
verd
ad
es q
ue
lo
mis
mo
que
la
pre
fere
ncia
se
decanta
rá c
on
el tiem
-
po
hacia
el
tipo
de
fuente
s n
o t
estim
onia
les,
lo h
ará
tam
bié
n h
acia
las
seriadas y
hacia
las n
o n
arr
ativas.
La
his
toria
tra
dic
iona
l se
hacía
esencia
lmente
sobre
fuente
s n
arr
ativas:
cró
nic
as,
rela
tos,
report
aje
s,
mem
orias,
que
era
n y
a e
n sí
mis
mas u
na
«his
toria»
en
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narr
ació
n.
El
adela
nto
fundam
enta
l de
la
modern
a
his
toriogra
fía
en
mate
ria
de
fuente
s r
esid
e e
n e
l uso
cada
vez m
ás a
m-
plio
de las fuente
s n
o n
arr
ativas.
A s
u v
ez,
la d
ifere
ncia
en
el tr
ata
mie
nto
entr
e las f
uente
s c
ultura
les d
e t
odo
tip
o y
las a
rqueoló
gic
as,
tam
bié
n d
e
todo t
ipo
-desde los r
esto
s p
rehis
tóricos a
la lla
mada
ahora
«arq
ueolo
gía
industr
ial»
-, e
s t
al
que
esta
s ú
ltim
as r
equie
ren
para
su
uso
el
auxili
o d
e
técnic
as
de
gra
n e
specific
idad
norm
alm
ente
tom
adas
en
pré
sta
mo
a
otr
as d
iscip
linas.
4. E
l crite
rio
cuantita
tivo
Fuente
s s
eriadas y
fuente
s n
o s
eriadas.
Queda,
por últim
o,
un c
rite
rio
de
cla
sific
ació
n d
e l
as
fuente
s d
e u
na
extr
aord
inaria
im
port
ancia
concep
-
tual, c
rítica
y técnic
a.
Sin
los c
oncepto
s d
iscrim
inato
rios d
e f
uente
s s
e-
riadas (
seriable
s)
y n
o s
eriadas (
no
seriable
s),
muchos d
e los p
rogre
sos
de
la
his
toriogra
fía
de
los
últim
os
decenio
s n
o h
ubie
ran
sid
o p
osib
les.
Dig
am
os,
prim
ero
, que
ente
ndem
os p
or
fuente
seriada
aquella
, m
ate
rial
o c
ultura
l, q
ue
está
com
puesta
de
muchas u
nid
ades o
ele
mento
s h
om
o-
géneos,
susceptible
s d
e s
er
ord
enados,
numéricam
ente
o n
o.
Esta
mos
ante
fuente
s q
ue
se
com
ponen
de
un
núm
ero
plu
ral de
ele
mento
s d
e in
-
form
ació
n o
conju
nto
s d
e e
llos f
orm
alm
ente
iguale
s -
que
perm
iten e
l uso
de
los c
oncepto
s d
e v
ariable
, de
«caso»
o d
e «
regis
tro»
en
una
base
de
dato
s-1
8 y
que,
en d
efinitiv
a,
dan c
uenta
de u
n h
echo r
epetido, re
dundan
-
te.
Hay,
o p
uede
haber,
una
extr
em
ada
variedad
de
fuente
s s
eriadas o
susceptible
s d
e s
eriació
n:
desde
un
fic
hero
polic
ial a u
na
conta
bili
dad
de
em
pre
sa
o d
esde
un
lib
ro d
e p
roto
colo
s d
e u
n n
ota
rio
hasta
los a
nuarios
esta
dís
ticos
de
una
serie
de
años.
Unas
fuente
s s
e p
resenta
n,
por
su
natu
rale
za,
seriadas:
las e
scritu
ras d
e t
asació
n o
de
venta
de
bie
nes n
a-
cio
nale
s e
n e
l sig
lo X
IX.
Otr
as n
o e
stá
n s
eriadas p
or
su
natu
rale
za,
pero
son
seriable
s:
un
conju
nto
de
testa
mento
s,
los
serm
ones
relig
iosos
de
una d
ete
rmin
ada
época,
los d
iscurs
os p
olíticos,
etc
.
La
mate
rialid
ad
19 o
el
conte
nid
o c
om
unic
acio
nal
estr
icto
de
una
fuente
pueden
ser
som
etidos h
oy a
algún
tip
o d
e s
eriació
n s
i ello
es ú
til para
el
obje
tivo
de
una
investigació
n.
Pueden
ser
reducid
os
a u
na
«m
atr
iz d
e
dato
s»
desde
las c
ara
cte
rísticas m
ás e
xte
rnas d
e u
na
fuente
, com
o p
ue
-
den
ser
los c
olo
res d
e c
ada
una
de
sus p
art
es,
hasta
las d
istr
ibucio
nes
de
fre
cuencia
s d
e las p
ala
bra
s d
e u
n t
exto
o d
e las c
antidades d
e u
nas
cuenta
s.
La
difere
ncia
estr
iba
en
que
unas f
uente
s a
pare
cen
constr
uid
as
sobre
la
seriació
n -
así
las f
uente
s e
conóm
icas,
de
form
a h
abitual
y a
r-
quetípic
am
ente
- m
ientr
as q
ue
en
otr
as la
seriació
n h
a d
e s
er
hecha
por
el
his
toriador.
Las
fuente
s n
o s
eriadas
o n
o s
eriable
s s
erí
an
esencia
l-
mente
las c
ualit
ativas.
La
condic
ión
de
seriadas o
no
seriadas a
lude
esencia
lmente
, aunque
no
de
form
a e
xclu
siv
a,
a la
dis
tinció
n q
ue
puede
hacers
e e
n las f
uente
s e
n-
tre
aquella
s q
ue
pre
senta
n,
o d
e las q
ue
puede
extr
aers
e,
un
conte
nid
o
expre
sable
numéricam
ente
, fr
ente
a las
que
no
tie
nen
esta
posib
ilida
d.
Nos e
ncontr
am
os a
sí
ante
el m
uy t
rata
do
tem
a d
e la
exis
tencia
de
mag-
nitudes
mensura
ble
s i
mplic
adas
en
la
investigació
n h
istó
rica
y s
us
ca
-
racte
rísticas.
La
vie
ja d
iscusió
n,
y la
vie
ja f
orm
a d
e o
pta
r, e
ntr
e f
uente
s
18�.���#����$��� ����#�����#&�#� �� �$&�#������� �$4&���� �2���&��&�������#�&� �� �#�
19�#��� ������#� ��� &��4#&� �#����#��#�$��&��@&��&�#�� ���&�#���/0�&�#���$�&���#��
��?'���#@����'���� ��� &��4#&� ��������(���&��������$������#&�/�� ��#�� ���2�����&�$��
����� ����� ���
cualit
ativas
y f
uente
s c
uantita
tivas,
la o
posic
ión
entr
e e
llas,
care
ce
hoy
prá
cticam
ente
de
sentido.
Rara
es la
fuente
de
conte
nid
o n
o n
arr
ativo,
inclu
yendo
desde
luego
las
verb
ale
s d
e e
se
tip
o,
que
con
los
medio
s
técnic
os
hoy
exis
tente
s20 n
o s
ean
susceptible
s d
e a
lgún
tip
o d
e s
eria
-
ció
n.
La
seriació
n t
iene
rela
ció
n c
on
la
cantidad,
pero
lo
que
im
port
a n
o
es s
iem
pre
el núm
ero
sin
o la
repetició
n,
la r
ecurr
encia
.
Una
seriació
n n
o d
ebe
ente
nders
e,
com
o s
e d
educe
de
lo
expuesto
, que
es s
iem
pre
seriació
n e
n e
l tiem
po.
Realm
ente
, seriadas e
n e
l tiem
po
es-
tán t
odas las f
uente
s p
or
lo q
ue
tal cara
cte
rística n
o t
iene inte
rés t
axonó
-
mic
o,
aunque
sí,
obvia
mente
, té
cnic
o,
en
su
tra
tam
iento
por
part
e d
el in
-
vestigador.
La
seriació
n d
e q
ue
aquí
habla
mos a
lude
sobre
todo
al
con-
tenid
o.
Fuente
s n
o s
eriadas s
on
las t
radic
iona
les f
uente
s c
ualit
ativas g
e-
nera
lmente
escrita
s:
cró
nic
as
y m
em
orias,
docum
ento
s d
iplo
máticos,
resto
s a
rqueoló
gic
os e
n d
ete
rmin
adas c
ircunsta
ncia
s,
etc
. P
ero
no
esta
-
rá d
e m
ás c
onclu
ir r
eitera
ndo
que
la
habili
da
d técnic
a d
el his
toriador
de
-
be
ser
la s
uficie
nte
para
expre
sar
en
form
a d
e s
eries,
si
ello
es p
recis
o
para
el
anális
is,
para
la
com
para
ció
n o
para
la
esta
dís
tica,
las info
rma
-
cio
nes q
ue
pro
cura
n s
us f
uente
s.
Los fundam
ento
s d
el anális
is d
ocum
enta
l: la «
crí
tica
de las fuente
s»
Los p
roble
mas d
e la
info
rmació
n e
mpír
ica q
ue s
e p
resenta
n e
n c
ualq
uie
r
tipo
de
investigació
n s
ocia
l han
adopta
do
en
la
his
toriogra
fía
unas c
urio
-
sas
manifesta
cio
nes.
De
esta
form
a,
resulta
muy
sin
tomático
que
el
«méto
do
his
tórico»
se h
aya c
reíd
o d
ura
nte
décadas q
ue
se b
asaba
en,
y
se
dirigía
a,
asegura
r buenas y
vera
ces f
uente
s d
e info
rmació
n.
Com
o s
i
ahí
acabara
todo
el
trabajo
...
Nadie
duda
de
que
esto
es e
sencia
l en
la
investigació
n h
istó
rica,
pero
en m
odo
alg
uno
agota
su méto
do.
Los p
rogre
sos d
e la
crí
tica
fonta
l
El pro
gre
so
decis
ivo
en
la
crí
tica
de
las f
uente
s e
stá
en
estr
echís
ima
re-
lació
n c
on
los m
edio
s técnic
os p
ara
dic
tam
inar
su
aute
nticid
ad
y s
u d
a-
tació
n,
para
dilu
cid
ar
la h
isto
ria
mate
rial
inte
rna
de
ella
s m
ism
as y
la
de
20�Q�#���(�����#��#$� ������&������#����������(���
?&� ��
los s
oport
es q
ue
las c
ontienen.
Medio
s q
ue
está
n r
ela
cio
nados c
on
las
técnic
as d
e labora
torio,
quím
icas,
ele
ctrónic
as,
info
rmáticas y
de
otr
os t
i-
pos.
La
crí
tica
y e
valu
ació
n d
e f
uente
s h
a c
am
bia
do
tam
bié
n d
e f
orm
a
especta
cula
r en
la
mis
ma
medid
a e
n q
ue
lo
han
hecho
el
concepto
de
fuente
y, por
tanto
, la
s f
uente
s r
ealm
ente
utiliz
adas.
Una
pru
eba
de
esto
s a
dela
nto
s n
os la
da,
por
eje
mplo
, el hecho
de
que
sea
norm
al
que
los
«supuesto
s»
manuale
s d
e m
eto
dolo
gía
exis
tente
s
no
alu
dan
a los p
roble
mas d
e la
pre
nsa
com
o f
uente
21 y
, por
otr
a p
art
e,
tam
bié
n c
om
o e
jem
plo
, que h
asta
no
hace
aún
muchos años,
en b
asta
n-
tes
repositorios
docum
enta
les
se
dis
tinguía
entr
e u
na
docum
enta
ció
n
que
era
o t
enía
cará
cte
r «his
tórico»
y o
tra
que
care
cía
de
tal
cualid
ad
y
era
consid
era
da
docum
enta
ció
n «
adm
inis
trativa».
Y n
o s
e t
rata
ba
ya
de
una
dis
tinció
n o
rigin
ada
en
la
antigüedad
de
la
docum
enta
ció
n -
lo q
ue,
en
cie
rto
modo,
hubie
ra justificado
esa
difere
ncia
ció
n-
sin
o d
e s
u c
uali-
dad.
Una
dis
tinció
n d
e e
se género
es im
pensable
hoy.
El pro
gre
so
de la
his
toriogra
fía e
n e
l sig
lo X
X,
por
tanto
, no h
a d
eja
do
in
-
tacto
, ni
podía
hacerlo,
el
panora
ma
de
la
vie
ja c
rítica.
De
una
part
e,
aquella
s d
iscip
linas h
isto
riográ
ficas q
ue
más c
onta
cto
han
tenid
o c
on los
adela
nto
s técnic
os -
es d
ecir,
la a
rqueolo
gía
y,
sobre
todo,
la a
rqueolo
gía
pre
his
tórica,
la p
ale
onto
logía
hum
ana,
la a
rchivís
tica,
y,
en
rela
ció
n c
on
los p
rogre
sos d
e la
filo
logía
, la
his
toria
antigua
y m
edie
val, o
la
his
toria
conte
mporá
nea
por
lo q
ue
se
refiere
a la
economía
o s
ocio
logía
, etc
.,-
han
podid
o p
erf
eccio
nar
hasta
extr
em
os m
uy c
onsid
era
ble
s los r
ecurs
os
técnic
os p
ara
la
com
pro
bació
n d
e la
aute
nticid
ad
de
las p
iezas o
los t
ex-
tos fonta
les.
Pero
los p
rogre
sos d
e la
crí
tica
se
deben
en
igual
o p
are
cid
a m
edid
a a
l
pro
gre
so
mis
mo
de
las c
oncepcio
nes s
obre
la
his
toriogra
fía,
al pro
gre
so
de
la
rela
ció
n d
e la
dis
cip
lina
con
sus v
ecin
as y
afines,
a los p
rogre
sos
de la
filo
logía
, la
s técnic
as d
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nális
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om
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ció
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los c
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La
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de
ser
una
labor
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esanal»
guia
da
muchas v
eces p
or
el
buen
sentido
y los c
onocim
iento
s c
om
para
tivos,
para
convert
irse
en
una
tare
a
tecnific
ada,
más fácil
y m
ás c
om
ple
ja a
un
tie
mpo,
que
las a
ntiguas.
La
rém
ora
consis
te e
n q
ue
en
este
cam
po
se
arr
astr
a t
am
bié
n m
ucha
idea
obsole
ta,
mucha
supuesta
técnic
a a
bsolu
tam
ente
ineficie
nte
y c
iert
os
convencim
iento
s infu
ndados,
entr
e los q
ue
resalta
la
pers
iste
nte
idea
de
que
la
activid
ad
his
toriográ
fica
no
tie
ne
rela
ció
n c
on
nin
gún
otr
o d
e los
conocim
iento
s y
técnic
as d
e t
rabajo
en la investigació
n s
ocia
l.
Pro
bable
mente
pueden
encontr
ars
e los o
rígenes m
ás d
irecto
s d
e la
mo
-
dern
a c
rítica
y búsqueda
de
las f
uente
s e
n las a
port
acio
nes d
e la
escue
-
la d
e A
nnale
s y
en
part
icula
r en
el
inte
ligente
corp
us d
e o
bserv
acio
nes
que
sobre
ello
hiz
o M
arc
Blo
ch
en
su
Apolo
gie
...,
recogie
ndo
y y
endo
más
allá
de
toda
la
vie
ja e
rudic
ión
de
la
crí
tica
de
los
medie
valis
tas.
Blo
ch
habló
en
ese t
exto
inacabado
de
la
funció
n d
e los d
ocum
ento
s,
de
la f
orm
a d
e inte
rrogarlos,
de
la
pers
ecució
n d
el err
or
y d
e la
mentira
, pe
-
ro t
am
bié
n d
el
«sentido»
que
es
posib
le e
xtr
aer
de
un
docum
ento
que
mie
nte
. La
mentira
es t
am
bié
n f
uente
de
la
his
toria...
La
lectu
ra d
e e
ste
texto
de
Blo
ch
sig
ue
sie
ndo
insustitu
ible
com
o intr
oducció
n a
l «art
e»
de
criticar
las f
uente
s.
Pero
no
puede
decirse
lo
mis
mo
de
otr
os v
iejo
s t
ex-
tos d
e la
pre
ceptiva
pro
longados e
n a
lgunos d
e s
us e
píg
onos.
El anális
is d
ocum
enta
l en h
isto
riogra
fía
La
idea
de
crí
tica
de
las
fuente
s p
uede
ser
sustitu
ida
hoy
con
mucha
venta
ja p
or
la d
e a
nális
is d
ocum
enta
l. E
l anális
is d
ocum
enta
l es
alg
o
más q
ue
la
clá
sic
a c
rítica
en
sus a
specto
s d
e a
ute
nticid
ad,
vera
cid
ad
y
obje
tivid
ad, e
n s
us
aspecto
s d
e c
rítica
«exte
rna»
e «
inte
rna»,
y,
más
aún,
sustitu
ye
a la
vie
ja d
istinció
n e
ntr
e h
eurí
stica,
metó
dic
a y
sis
temáti-
ca,
etc
.22 E
l tr
abajo
de
pre
para
ció
n y
manip
ula
ció
n técnic
a d
e las f
uente
s
22������'������&���#��#&�#���$��#����#� �&���#�#���� ���&���� ������#&?��������
&���
�����'4��$��$�����������&�'���$�� �$&��������1�#&��� �#&��+����$�#�&���#&���P�$?#��#����
de
info
rmació
n s
e e
ncuentr
a e
str
echam
ente
incard
inado
en
el
pro
ceso
meto
doló
gic
o n
orm
al; n
o e
s a
lgo
pre
vio
ni
desconecta
do
de
las
demás
opera
cio
nes m
eto
doló
gic
as.
La
info
rmació
n d
esem
peña
un
papel
esen
-
cia
l a
lo
larg
o d
e t
odo
el
pro
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investigato
rio.
El
anális
is d
ocum
enta
l
encaja
en
el pro
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genera
l de
la
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n c
ientí
fica
que
consid
era
sie
mpre
que
las f
uente
s e
quiv
ale
n a
l cam
po
genera
l de
la
observ
ació
n
en e
l que h
an d
e o
bte
ners
e los d
ato
s.
La
inic
iació
n a
la
activid
ad
crí
tica
y e
valu
ativa
de las f
uente
s e
s e
sencia
l,
sin
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en
toda
pre
para
ció
n c
oncie
nzuda
para
el
apre
ndiz
aje
del
mé
-
todo
his
toriográ
fico.
El
acopio
de
la
evid
encia
docum
enta
l es
la
base
em
pír
ica
decis
iva
de
cualq
uie
r in
vestigació
n y
la
idoneid
ad
de
tal
base,
rela
tiva
sie
mpre
al
tipo
de
obje
tivos q
ue
la
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n p
rete
nde,
es la
funció
n f
inal
de
la
crí
tica
y e
valu
ació
n d
e l
as
fuente
s.
La
com
pete
ncia
para
la
crí
tica
y e
valu
ació
n r
equie
re e
n lo
fundam
enta
l una
pre
para
ció
n
teórica,
meto
doló
gic
a y
técnic
a p
erf
ecta
mente
adquirib
les q
ue
incorp
ora
tam
bié
n n
ecesariam
ente
no
sólo
recurs
os
técnic
os,
sin
o t
am
bié
n i
ntu
i-
ció
n y
rig
or
en
la
aplic
ació
n d
el méto
do.
Pero
tam
poco
es a
jeno
a e
llo e
l
pro
pio
eje
rcic
io d
e la
«prá
ctica»
de
la
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n.
En
la
meto
dolo
gía
his
toriográ
fica,
la o
blig
ato
rieda
d y
la
necesid
ad
técni-
ca
de
la
crí
tica
y e
valu
ació
n d
el cam
po
de
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ació
n o
fuente
s p
roce-
de
de
cuatr
o p
rincip
ios básic
os,
dos d
e los c
uale
s s
on
pro
pio
s d
e la
na
-
tura
leza
específic
a d
e la
docum
enta
ció
n h
istó
rica
y s
on e
sto
s:
a)
Que
los
hechos
estu
dia
dos
sólo
son
capta
ble
s p
or
infe
rencia
desde
los r
esto
s o
huella
s.
b)
Que
la
info
rmació
n h
istó
rica
se
genera
en
fuente
s d
e e
xtr
aord
inaria
hete
rogeneid
ad.
Exis
ten
otr
os d
os c
ondic
ionam
iento
s q
ue
son,
sin
em
barg
o,
com
unes a
todas las d
ocum
enta
cio
nes:
c)
Que
la
búsqueda
y t
rata
mie
nto
de
las f
uente
s e
stá
absolu
tam
ente
li-
gada
en
todo
el cam
po
de
la
cie
ncia
socia
l al de
la
adecuació
n e
ntr
e las
hipóte
sis
orienta
dora
s d
e la
búsqueda
y e
l tipo
de
hechos q
ue
contr
ibu
-
yen
a h
acer
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ale
s h
ipóte
sis
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s p
or
ello
que
la
crí
tica
de
la
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-
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cuació
n,
a la
que
nos r
efe
rire
mos d
espués,
no
contiene
susta
ncia
lmente
aspecto
s técnic
os s
ino
epis
tem
oló
gic
os y
conte
xtu
ale
s.
En
lín
eas g
ene
-
rale
s,
e ideale
s,
toda
corr
ecta
investigació
n p
art
e d
e u
n p
roble
ma
y n
o
de
una
fuente
. E
l pro
ble
ma
en
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decid
e s
iem
pre
la
crí
tica
de a
de
-
cuació
n.
d)
Que
las f
uente
s p
or
sí
mis
mas p
ueden
aport
ar
un
com
ponente
de
dis
-
tors
ión
de
la
realid
ad.
No
la
que
intr
oduce
el his
toriador,
com
o e
fecto
de
dific
ultades d
e m
éto
do
o técnic
a,
o c
om
o e
fecto
de
pre
suposic
iones ide
-
oló
gic
as,
sin
o a
quella
dis
tors
ión
que
se
encie
rra
ya
en
la
pro
pia
fuente
y
que,
com
o c
ualid
ad
intrín
seca
de
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, pla
nte
a a
demás p
roble
mas d
e ló
-
gic
a y
de
conte
nid
o.
Porq
ue
¿cóm
o m
edir
una
dis
tors
ión?
o,
sim
ple
men
-
te,
¿cóm
o d
escubrirla?
La
dis
tors
ión
o l
os
err
ore
s q
ue
contienen
las
fuente
s p
resenta
n u
n p
roble
ma
crí
tico
de
prim
era
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que
ya
vio
Marc
Blo
ch:
la inte
ncio
nalid
ad
de
los e
rrore
s e
s p
or
sí
mis
ma
una
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impre
sio
nante
de
verd
ad
en
la
his
toria: ¿
por
qué
m
iente
el
que
mie
nte
?...
El
anális
is d
ocum
enta
l en
la
his
toriogra
fía,
tam
bié
n a
quí
com
o e
n c
ual-
quie
r otr
a investigació
n s
ocia
l, t
iene
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s instr
um
enta
les y
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s
epis
tem
oló
gic
os.
Com
o e
n t
oda
cie
ncia
norm
aliz
ada,
es p
recis
o e
fectu
ar
sie
mpre
un
tra
bajo
de
depura
ció
n d
e los d
ato
s,
lo c
ual constitu
ye
una
de
las
tare
as
pro
pia
s d
el
conte
xto
meto
doló
gic
o d
e l
a o
bserv
ació
n.
Noso
-
tros lla
mare
mos a
quí
a e
sta
s o
pera
cio
nes técnic
as
anális
is d
e la
fia
bili
-
dad
de
las f
uente
s.
Pero
en
la
his
toriogra
fía
hay u
na
vert
iente
más,
co-
mo
es
la
del
esta
ble
cim
iento
del
pro
pio
y a
decuado
tip
o d
e f
uente
s a
em
ple
ar.
La
investigació
n d
e e
ste
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es lo
que
lla
mare
mos a
nális
is
de
la
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n d
e l
as
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s.
Este
segundo
serí
a l
a búsqueda
de
respuesta
s a
pre
gunta
s t
ale
s c
om
o «
qué
cará
cte
r tiene
una
dete
rmin
ada
investigació
n»,
«qué
tip
o d
e f
uente
s s
erí
an
pre
cis
as»,
«qué
puede
ha
-
cers
e c
on
las e
ncontr
adas».
Los o
bje
tivos
de
la
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n c
ondic
io-
nan
la
adecuació
n d
e l
as
fuente
s.
La
pre
gunta
acerc
a d
e q
ué
fuente
s
serí
an
pre
cis
as
es
un
pro
ble
ma
en
buena
part
e t
eórico,
de
una
buena
conceptu
aliz
ació
n p
revia
o d
e h
ipóte
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cla
ras.
Es u
n p
roble
ma
heurí
sti-
co.
Mie
ntr
as q
ue
el
saber
para
qué
puede
serv
ir u
na
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encontr
ada
es
un p
roble
ma h
erm
enéutico d
e g
ran inte
rés.
En
consecuencia
, el anális
is d
ocum
enta
l podrí
a s
er
definid
o y
a c
om
o e
l
conju
nto
de
princip
ios
y d
e o
pera
cio
nes
técnic
as q
ue
perm
iten
esta
ble
-
cer
la f
iabili
dad
y a
decuació
n d
e c
iert
o t
ipo
de
info
rmacio
nes p
ara
el es-
tudio
y e
xplic
ació
n d
e u
n d
ete
rmin
ado
pro
ceso
his
tórico.
La
crí
tica,
pues,
no
se
agota
en
la
depura
ció
n d
e los d
ato
s; ésta
es m
ás b
ien
un
prim
er
paso
para
aquélla
. S
e e
ntiende,
pues,
la e
str
echa
im
plic
ació
n e
ntr
e las
tare
as c
ríticas y
las h
ipóte
sis
sobre
las q
ue
se
tra
baja
. T
odas las d
emás
cara
cte
rizacio
nes
de
las
tare
as c
ríticas t
radic
iona
les
-aute
nticid
ad/v
era
-
cid
ad/o
bje
tivid
ad,
crí
ticas e
xte
rnas e
inte
rnas-
son,
de
hecho,
cuestiones
derivadas y
, en
cie
rto s
entido,
secundarias.
En
cualq
uie
r caso,
esto
no
sig
nific
a q
ue
los v
iejo
s y
clá
sic
os c
rite
rios d
e-
ban
ser
deste
rrados b
ruscam
ente
. E
s e
vid
ente
que
la
cla
rificació
n d
e la
aute
nticid
ad
de
una
fuente
, o la
dis
tinció
n e
ntr
e s
u f
orm
a y
su c
onte
nid
o,
así
com
o l
a e
lucid
ació
n d
e s
u o
rigen,
son
opera
cio
nes
ente
ram
ente
inexcusable
s.
Todas e
llas p
ueden
reunirse
en
el anális
is d
e la
fia
bili
da
d.
Aunque
aquí
hable
mos
de
la
evalu
ació
n d
e t
odas
esta
s c
ualid
ades
en
las f
uente
s h
istó
ricas,
está
cla
ro q
ue
cualid
ades d
e e
se
tip
o s
e e
xig
en
a
cuale
squie
ra d
ocum
enta
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que
contienen
info
rmació
n s
obre
alg
o.
Cada
tip
o d
e investigació
n r
equie
re s
us f
uente
s y
, por
tanto
, su
crí
tica.
Tam
bié
n p
uede
seguir
sie
ndo
útil, e
n p
rincip
io,
el clá
sic
o c
rite
rio
que
lle
-
vaba
al in
vestigador
desde
una
crí
tica
exte
rna
de
las f
uente
s -
conserv
a-
ció
n,
rasgos
taxonóm
icos,
soport
e,
etc
.- a
una
inte
rna
pro
pia
mente
, el
conte
nid
o,
el
mensaje
, el
anális
is m
ism
o d
e l
a i
nfo
rmació
n c
onte
nid
a.
Perm
anecie
ndo
vig
ente
la
utilid
ad
rela
tiva
de
todos e
sto
s v
iejo
s p
recep
-
tos,
lo q
ue,
en
todo
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resulta
hoy
necesario
a e
fecto
s p
ragmáticos
es q
ue
el
his
toriador
inte
gre
todas e
sta
s o
pera
cio
nes e
n la
pers
pectiva
que
el
adela
nto
de
las ideas m
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doló
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as y
de
las técnic
as o
frece
ac-
tualm
ente
. E
sto
pote
ncia
, además,
el
recurs
o,
en
los c
asos p
ert
inente
s,
a las v
ieja
s y
clá
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as «
dis
cip
linas a
uxili
are
s»:
la p
ale
ogra
fía,
dip
lomáti-
ca,
epig
rafí
a,
num
ismática,
sig
ilogra
fía,
etc
. Y
de
las n
uevas:
docum
en
-
tació
n,
arc
hivís
tica,
lexic
ogra
fía,
etc
. Lo
que
ocurr
e e
s q
ue
la
form
ació
n
del his
toriador
ha
de
ser
hoy m
ás a
mplia
en
cam
pos n
uevos,
más s
ele
c-
tiva
en
cuanto
a s
us d
edic
acio
nes o
, lo
que
es lo
mis
mo,
tiene
que
ser
más e
specia
lizada.
El pro
ceso d
el anális
is d
ocum
enta
l
Así,
pues,
fiabili
dad
y a
decuació
n s
on
las
dos
gra
ndes
cara
cte
rísticas
que
una
fuente
debe
poseer
para
poder
ser
consid
era
da
com
o t
al
en
una
dete
rmin
ada
investigació
n.
Es e
vid
ente
que
para
el
his
toriador,
co
-
mo p
ara
cualq
uie
r otr
o investigador
socia
l, la
fia
bili
dad
de
sus f
uente
s s
i-
gue
sie
ndo,
com
o e
s n
atu
ral, u
n p
roble
ma
pre
vio
a r
esolv
er,
ante
s a
un
del pro
ble
ma
sig
uie
nte
que
es e
l de h
acer
un u
so c
orr
ecto
de e
llas.
La
idea
de
fia
bili
dad
de
las f
uente
s s
ustitu
ye
am
plia
mente
y c
on
venta
ja
a las a
ntiguas c
onceptu
acio
nes q
ue
ya
hem
os c
om
enta
do
de
la
«aute
n-
ticid
ad»,
«vera
cid
ad»,
«obje
tivid
ad».
Pero
hay
otr
a c
onceptu
ació
n q
ue
import
a t
anto
com
o la
fia
bili
dad
mate
rial y f
orm
al de
una
fuente
y e
lla e
s
la d
e a
decuació
n.
La
adecuació
n d
e u
na
fuente
para
em
itir
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n
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que s
upera
pro
pia
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la c
rí-
tica
tal
com
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ndem
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ente
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l pro
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la
adecua
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n d
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sin
em
barg
o,
una
cuestión
norm
alm
ente
marg
inada
por
la p
receptiva
his
toriográ
fica
de
origen
his
toricis
ta.
El
jui-
cio
sobre
la
adecuació
n e
s u
na
decis
ión
meto
doló
gic
a p
ero
es m
ás im
-
port
ante
que
la
pro
pia
crí
tica
«exte
rna»,
según
la
lla
maban
los c
lásic
os.
La
manera
en
que
el
anális
is d
e la
fia
bili
dad
y la
adecuació
n s
e r
ela
cio
-
nan p
uede
repre
senta
rse a
sí:
CU
AD
RO
10
La e
valu
ació
n d
e las fuente
s
La
fia
bili
dad.
El anális
is d
e la
fia
bili
dad
de
las f
uente
s s
e b
asarí
a e
n u
na
bate
ría
de
medio
s instr
um
enta
les m
ás o
menos s
encill
os y
directo
s q
ue
inclu
iría
n c
osas c
om
o:
Aute
nticid
ad:
Técnic
as
de
data
ció
n (
estr
atificació
n,
radia
ctivid
ad,
com
pro
-
bació
n d
e d
ata
cio
nes e
xplícitas).
Técnic
as lin
güís
ticas
(le
xic
ogra
fía,
anális
is d
el
« e
sta
do»
de
la lengua),
eru
dic
ión
litera
ria
y c
rítica h
istó
rica.
Anális
is d
e la
his
toria
de la
fuente
.
Depura
ció
n d
e info
rmació
n:
Cohere
ncia
inte
rna d
e la f
uente
(ra
str
eo d
e inte
rpola
cio
nes).
Com
pro
bació
n e
xte
rna
de
la
info
rmació
n.
Investigació
n p
or
encuesta
o c
uestionarios c
om
para
tivos.
Conte
xtu
aliz
ació
n:
Técnic
as d
e c
lasific
ació
n d
ocum
enta
l.
Anális
is d
e «
series»
o «
fam
ilias»
de d
ocum
ento
s.
Com
para
ció
n d
e fuente
s d
ivers
as.
La
crí
tica
docum
enta
l, e
n d
efinitiv
a,
ha
de
echar
mano
de
muchos t
ipos
de
técnic
as:
filo
lóg
icas,
esta
dís
ticas,
de
labora
torio,
etc
. P
ero
sie
mpre
las t
are
as d
e e
valu
ació
n d
e u
na
fuente
han
de
ate
nder
en
prim
er
lugar
a
esta
ble
cer
la h
isto
ria
de
la
fuente
mis
ma-
El origen,
vic
isitudes y
tra
yec-
toria
de
una
fuente
hasta
lle
gar
a n
uestr
as m
anos p
uede
ser
una
extr
a-
ord
inaria
info
rmació
n p
ara
pro
ceder
desde
ella
a la
crí
tica.
Conocid
a la
«his
toria»
de
la
fuente
es p
osib
le p
roceder
ya
a s
u o
bserv
ació
n.
Exam
i-
nanda
adecuadam
ente
una
fuente
, puede
pasars
e a
su
anális
is inte
rno.
Este
tip
o d
e a
nális
is s
erá
más c
laro
y o
rdenado
si se g
uard
an
pre
caucio
-
nes p
ara
que
el anális
is c
lasifiq
ue
la
fuente
en
cuanto
al tipo
de
info
rma
-
cio
nes
que
es
capaz
de
ofr
ecer.
La
crí
tica
utiliz
a,
pues,
unos
medio
s
pro
pia
mente
técnic
os y
otr
os d
e a
nális
is h
istó
rico.
El tipo d
e f
uente
s a
nte
las q
ue
nos h
alle
mos h
ará
n p
revale
cer
unos p
rocedim
iento
s s
obre
otr
os.
Bie
n c
ríticas t
extu
ale
s,
bie
n a
nális
is c
om
ple
jos a
rqueoló
gic
os c
on
ayuda
de
técnic
as a
uxili
are
s,
valo
ració
n d
e f
ondos a
rchivís
ticos,
valo
ració
n d
e
testim
onio
s o
rale
s, etc
.
La
adecuació
n.
El anális
is d
e la
adecuació
n e
s y
a u
na
tare
a d
e m
ayore
s
conte
nid
os
teóricos
que
técnic
os,
según
hem
os
dic
ho,
pero
que
form
a
part
e d
el
pro
ceso
de
evalu
ació
n d
e las
fuente
s.
En
el
terr
eno
prá
ctico,
de
form
a a
bsolu
ta,
el
dis
eño
de
una
investigació
n p
uede
pro
venir
de
la
definic
ión,
o e
l in
tento
de
ello
, de
un
pro
ble
ma
para
cuya
resolu
ció
n,
en
princip
io,
care
cem
os d
e f
uente
s d
e info
rmació
n,
o p
uede
pro
venir
tam
-
bié
n d
e t
odo
lo
contr
ario:
del
halla
zgo
de
nuevas
fuente
s a
plic
ab
les
al
estu
dio
de
pro
ble
mas
ya
conocid
os
y d
efinid
os
o,
inclu
so,
del
halla
zgo
de
docum
enta
cio
nes -
de
cualq
uie
r tipo-
de
cuya
explo
ració
n p
rim
aria
se
deduce
que
pueden
ser
aplic
adas a
l estu
dio
de
alg
una
cuestión
nueva
o
ya p
lante
ada
ante
riorm
ente
.
Nin
guna
cosa
com
o e
l origen
de
una
investigació
n s
ocia
l e
his
tórica
se
pre
sta
tanto
a la
pre
sencia
de
una
casuís
tica
variadís
ima
que
depende
de
multitud
de
facto
res:
esta
do
de
los c
onocim
iento
s,
inte
rés inte
lectu
al
estr
icto
o d
em
anda
de
la
opin
ión
públic
a,
necesid
ad
es ideoló
gic
as,
«m
o-
das inte
lectu
ale
s»,
etc
. La
rela
ció
n e
ntr
e t
em
a y
fuente
s e
s s
iem
pre
dia
-
léctica
y e
s e
lla la
que
explic
a y
condic
iona
el
dis
eño
de
una
investiga
-
ció
n.
La
dia
léctica
entr
e p
roble
mas,
hipóte
sis
y f
uente
s e
s t
am
bié
n l
a
que p
lante
a la
necesid
ad
de
un
estu
dio
de la
adecuació
n.
Podem
os d
ecir
que
son
fuente
s a
decuadas p
ara
un
tem
a a
quello
s c
on-
junto
s d
ocum
enta
les c
apaces d
e r
esponder
a m
ayor
núm
ero
de
pre
gun
-
tas,
con
menos p
roble
mas d
e f
iabili
dad,
de
menos e
quiv
ocid
ad
o m
ejo
r
adapta
ció
n a
los
fin
es
de
la
investigació
n y
susceptible
s d
e u
sos
más
cóm
odos.
Por
desgra
cia
, el
pro
ble
ma
de
la
adecuació
n n
o s
e p
resenta
com
o m
era
posib
ilid
ad
y n
ecesid
ad
de
opció
n e
ntr
e u
nos t
ipos d
e f
uen
-
tes u
otr
as.
Raro
es,
o p
oco
exig
ente
, el
investigador
que
se
encuentr
a
satisfe
cho
de
sus
fuente
s.
Pasado
un
cie
rto
um
bra
l ele
menta
l de
ade
-
cuació
n -
es
decir,
descart
ando
la
absolu
ta d
isparidad
entr
e la
info
rma
-
ció
n,
por
eje
mplo
, extr
aib
le d
e u
na
conta
bili
dad
y la
pre
gunta
por
las c
re-
encia
s r
elig
iosas d
el conta
ble
...-
las f
uente
s p
ueden
responder
a d
ivers
o
género
de
pre
gunta
s y
dar
respuesta
s a
ella
s d
irecta
s o
indirecta
s -
de
ahí la
cla
sific
ació
n d
e e
se t
ipo q
ue h
em
os h
echo.
El pro
ble
ma
de
la
adecuació
n e
s m
ás b
ien
el que
se
rela
cio
na
con
la
ne
-
cesaria
«cantidad
de
info
rmació
n»
para
poder
decir
que
un
pro
ble
ma
es
resolu
ble
y d
e la n
ecesaria
«variedad
de la
info
rmació
n»
que
perm
ita d
ar
genera
lidad
a las r
espuesta
s.
Las f
uente
s s
on
adecuadas c
uando,
pasa-
do
ese
um
bra
l mín
imo
a q
ue
alu
dim
os d
e r
ela
ció
n e
ntr
e lo
que
se
pre
-
tende
pre
gunta
r y a
qué
o q
uié
n s
e le
pre
gunta
, hay d
e e
llas s
uficie
nte
cantidad
y v
ariedad
-fo
rmal
y d
e c
onte
nid
os-
y c
uando
han
supera
do
una s
uficie
nte
evalu
ació
n d
e s
u fia
bili
dad.
Una
evalu
ació
n d
e l
a a
decuació
n r
equerirí
a,
pues,
pre
sta
r ate
nció
n a
cuestiones c
om
o:
Dem
anda
de
info
rmació
n:
Esta
ble
cim
iento
de
los t
ipos d
e d
ocum
ento
s r
equeridos
-se-
gún c
rite
rios taxonóm
icos e
xplícitos.
Cantidad
de info
rmació
n p
recis
a.
Variedad
de los s
oport
es y
los c
onte
nid
os.
Recopila
ció
n d
ocum
enta
l:
Acopio
exhaustivo d
e f
uente
s.
Búsqueda
de fuente
s c
ontr
asta
ble
s y
com
para
ble
s.
Posib
ilidades d
e a
nális
is d
e tale
s fuente
s.
Sele
cció
n:
Jera
rquiz
ació
n d
e las f
uente
s.
Confr
onta
ció
n c
on
las p
rim
era
s p
resuposic
iones.
Nuevas búsquedas e
n f
unció
n d
el re
sultado
de las c
onfr
onta
-
cio
nes.