la interacción planta-metal pesado. estudios en la familia solanaceae. farías-2008.pdf
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Departamento de Química Facultad de Agronomía
Universidad Agraria de la Habana
La interacción Planta-Metal Pesado.
Estudios en la familia Solanaceae
Autores: Ing. Liane Portuondo Farías Lic. Andrés Calderín García DrC. Fernando Guridi Izquierdo
La Habana, 2008
Índice Página
1. Introducción………………..……………………………………….…….. 1
2. Efecto y acumulación de metales pesados en plantas…..….……. 3
3. Mecanismos de adaptación……………………………………....……. 8
3.1 Inmovilización……………………………………………………….…… 9
3.2 Exclusión………………………………………………………………..… 10
3.3 Quelación…………………………………………………………….…… 10
4. Compuestos involucrados en los mecanismos de defensa…..…. 13
4.1 Metalotioneinas (Metallothioneins-MTs)………………………….….… 13
4.2 Fitoquelatinas (Phytochelatins-PCs)…………………………………... 14
5. Estudios relacionados con adición de metales pesados a
medios de cultivo …………………………..…………………………...….. 17
5.1 Perspectivas y aplicaciones de los métodos de propagación in
vitro…………………………………………………………………………..… 21
1. Introducción Los avances en la ciencia y la tecnología desde la revolución industrial, han
aumentado la capacidad del ser humano para explotar los recursos naturales. Sin
embargo, esto ha generado perturbaciones en los ciclos biogeoquímicos
elementales (Liu y Suflita, 1993). La introducción repentina de compuestos
químicos xenobióticos o la reubicación masiva de estos materiales en diferentes
compartimientos ambientales, con frecuencia provoca la acumulación de
contaminantes a niveles perjudiciales para todos los organismos vivos (Cañizares-
Villanueva, 2000).
La contaminación del ambiente con metales tóxicos y radionúcleos surge como
resultado de las actividades humanas, principalmente industriales que junto a
otras fuentes como la agricultura y la eliminación de residuos, contribuyen a
agravar esta problemática a nivel mundial (Atkinson y Kassan, 1998).
Estos contaminantes son descargados en la atmósfera y en los ambientes
acuáticos y terrestres, principalmente como solutos o partículas que pueden
alcanzar concentraciones elevadas, especialmente cerca del sitio de descarga
(Brierley, 1990).
Entre los mecanismos moleculares que determinan la toxicidad de los metales
pesados se encuentran: el desplazamiento de iones metálicos esenciales de
biomoléculas y bloqueo de sus grupos funcionales; modificación de la
conformación activa de biomoléculas, especialmente enzimas y polinucleótidos;
ruptura de la integridad de biomoléculas y la modificación de otros agentes
biológicamente activos (Ochiai, 1987).
Un aumento en las concentraciones de metales como Ni, Cu, Cd, Pb y Zn pueden
producir cambios fisiológicos y bioquímicos en las plantas, tales como daños a la
membrana celular, modificación o inactivación de la actividad de las enzimas e
inhibición del crecimiento de las raíces, que influyen en su posterior desarrollo
(Barcelo et al., 1997).
La acumulación de metales en la plantas depende de procesos de movilización y
captación del suelo, compartimentación y secuestro desde la raíz y la eficacia del
xilema como tejido de transporte hacia las partes aéreas para su almacenamiento
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a nivel de las hojas. Para que estos procesos sean eficaces, se hace necesaria la
presencia en la planta de ligandos que posean alta afinidad con los cationes de los
metales pesados, para la posterior formación de complejos ligando-metal. Los
ligandos potenciales incluyen aminoácidos, ácidos orgánicos y péptidos como las
fitoquelatinas y las metalotioneinas, principales encargadas de inmovilizar y
atrapar metales pesados para su posterior almacenamiento dentro de la vacuola;
siendo este un mecanismo de defensa ante elevados niveles de toxicidad (Lobo,
2000).
Una de las principales familias botánicas estudiadas mundialmente es la
Solanaceae, dentro de la cual se incluyen importantes especies con fines
alimentarios como es el caso del tomate (Lycopersicon esculentum Mill.) y la papa
(Solanum tuberosum L.). Además se encuentran otras con fines comerciales como
el tabaco (Nicotiana tabacum L.), la cual constituye una fuente importante de
ingresos al país, que se utiliza como base para el estudio de la estructura y
funciones del genoma, debido a la buena caracterización genética que existe de
esta especie. También es un cultivo que permite estudios in vitro aplicados a la
micropropagación y a la ingeniería genética que pueden ser extrapolados a otras
especies vegetales (Grimmer et al., 2000).
La caracterización genética de especies como el tabaco, permiten el empleo de
técnicas de ingeniería genética para estudios más profundos acerca de los
mecanismos de adaptación de las plantas ante metales pesados. Dado que
muchas de las especies consideradas como acumuladoras se encuentran en la
familia Solanaceae, es por lo que este trabajo se propone como objetivo presentar
a esta familia botánica como modelo en la interpretación de los efectos
relacionados con metales tóxicos en las plantas, así como la utilización de la
micropropagación para futuras investigaciones en este sentido.
Para ello, se presentan en este material las principales investigaciones realizadas
en este tema en los últimos diez años. Relacionados principalmente con especies
pertenecientes a las solanaceas y la interacción de estas plantas con los metales
pesados, sus mecanismos de defensa ante este estrés y la utilización práctica de
las técnicas de micropropagación para estos fines.
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2. Efecto y acumulación de metales pesados en plantas
En los ecosistemas agrícolas la mayoría de los metales pesados se encuentran
incluidos en un ciclo biogeoquímico en el cual los dos componentes
fundamentales son el suelo y la planta. Estos elementos pueden llegar al suelo
de forma aérea o terrestre, principalmente por la acción del hombre y son
absorbidos por las plantas, por lixiviación o erosión. A su vez, existe un equilibrio
entre las fracciones disponibles y no disponibles de estos elementos en el suelo,
capaces de modificar su ciclo, que dan lugar a que se encuentren en proporciones
deficientes o tóxicas (Ghosh y Singh, 2005; Llugany et al., 2007).
La capacidad de las plantas para acumular metales o presentar signos de
fitotoxicidad ante éstos u otros posibles contaminantes, varía según la especie
vegetal y la naturaleza del contaminante. Estas diferencias en la absorción de
metales pueden ser atribuidas a la capacidad de retención del metal por el suelo y
a la interacción del complejo planta-raíz-metal.
Los efectos negativos o daños en la fisiología de las plantas han sido motivo de
innumerables investigaciones en los últimos años (Harter y Naidu, 1995). Se
plantea que una toxicidad por metales pesados, pueden causar anomalías
citogenéticas en las plantas como el decrecimiento o la inhibición de la división por
mitosis y anomalías en los cromosomas (Ünceer et al., 2000). Además de la
reducción del crecimiento radicular y la frecuencia de células mitóticas,
incrementando la frecuencia de células aberrantes en especies del género Allysum
(Lerda, 1992).
Sin embargo, a pesar de ser considerada como acumuladora, la familia
Solanaceae no se encuentra exenta de este comportamiento y en condiciones
altamente tóxicas se ha comprobado que elementos como el Cd, Fe, Pb, Zn, Cu y
Hg, pueden inhibir la germinación del polen, el crecimiento del tubo polínico y la
germinación de semillas en plantas de tabaco (Nicotiana tabacum L.). Esto afectó
negativamente el crecimiento de la plúmula, la radícula y provocó cambios
morfogenéticos. Esa información se obtuvo a partir de la adición de disoluciones
de Ni Cl2, Fe Cl2, Cu SO4 y CO Cl2 y Pb NO3 a medios de germinación donde las
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plántulas se encontraban bajo condiciones controladas de temperatura, humedad,
fotoperíodo y asepsia total (Tuna et al., 2001).
Además, se han reportado estudios donde en condiciones controladas se logró
demostrar anomalías citogenéticas en plantas de la familia Solanaceae, tales
como el decrecimiento o la inhibición de la división por mitosis, encontrando al
catión Pb2+ como el principal causante de la reducción del crecimiento y la
frecuencia de mutaciones (Lupino et al., 2005).
Iguales resultados se han encontrado en especies de la misma familia pero en
condiciones de campo, donde concentraciones elevadas de Cd fueron
responsables de daños en la estructura del ADN extraído de las hojas y raíces de
Nicotiana tabacum L var. Nicotiana xanthi, las que provocaron cambios
morfogenéticos y recombinaciones en la estructura de los ácidos nucleicos,
(Gichner et al., 2004) así como el incremento en la frecuencia de mutaciones
somáticas en plantas de Solanum tuberosum L. que no sólo retardaron el
crecimiento de éstas, sino que repercutieron en una reducción del área foliar
(Gichner et al., 2007).
Estudios equivalentes a estos en condiciones naturales tienen una mayor
complejidad ya que deben considerarse otros factores actuantes. En el suelo se
establece además una interacción entre la planta, el suelo y los microorganismos,
que de alguna manera puede modificar los procesos encontrados en condiciones
de laboratorio.
Las investigaciones que recoge la literatura consultada, a pesar de desarrollarse
en diferentes condiciones, demostraron una conclusión coincidente y es que los
denominados metales pesados, cuando se encuentran en elevadas
concentraciones, provocan efectos negativos en las plantas que obstaculizan el
buen funcionamiento de todos los procesos necesarios para un adecuado
desarrollo.
La acción directa de los metales pesados sobre los seres vivos ocurre a través del
bloqueo de las actividades biológicas, es decir, la inactivación enzimática por la
formación de enlaces entre el metal y los grupos sulfhidrilos (SH) de las proteínas,
causando daños irreversibles en los diferentes organismos (Hernández, 2002).
44
En los últimos años se logró identificar, en estado natural, plantas que tienen la
capacidad potencial de acumular metales pesados (Ghosh y Singh, 2005),
pertenecientes por lo menos a 45 familias: entre ellas Solanaceae, Brassicaceae,
Fabaceae, Euphorbiaceae, Asteraceae, Lamiaceae, y Scrophulariaceae como
especies hiperacumuladoras. De estas últimas, las especies más conocidas son
Thlaspi caerulescens L., que sin mostrar lesiones ha logrado acumular hasta
26,000 mg kg-1 de Zinc y Brassica juncea L., que posee la habilidad de transportar
metales desde las raíces a los retoños y algunos cálculos indican que ha sido
capaz de extraer 1,1550 mg kg-1de Pb por hectárea. En el tabaco, Nicotiana
tabacum L., se ha encontrado que tiende a acumular elevados niveles de metales
como Cd y Pb, reportándose concentraciones en tejidos foliares de este último de
más de 500 mg kg-1 en condiciones de campo (Rodríguez et al., 2006) (Tabla 1).
Ciertas plantas denominadas hiperacumuladoras muestran resistencia a los
metales pesados y son capaces de acumular y extraer grandes volúmenes de
estas sustancias en suelos con una alta contaminación. Las plantas
hiperacumuladoras son aquellas que acumulan, altas concentraciones de metales
en sus tejidos y poseen dos características principales (Bruneton, 2001):
Cuando los metales pesados penetran en una célula vegetal, son inmovilizados o
atrapados por péptidos, específicamente fitoquelatinas, pasándolos al interior de la
vacuola. De este modo la célula posee dos mecanismos de protección: la unión
del metal con la fitoquelatina y su deposición en la vacuola. Algunas plantas
pueden tener una capacidad masiva para acumular niveles elevados de materiales
tóxicos siempre que se mantengan almacenados en la vacuola ya que de esta
manera las células no sufren los efectos tóxicos de los mismos.
• Son especies que contienen en sus tejidos una concentración mayor al
0.1% de Ni, Pb, Cu, Co.
• La habilidad de crecer y desarrollarse en suelos con niveles de metales,
tóxicos para casi todas las especies de plantas.
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Tabla 1 (Resultados recientes de las principales especies acumuladoras de la familia Solanaceae)
Especies Metal que
acumula
Contenido
(mg kg-1) Efectos que ocasiona Referencias
Nicotiana tabacum L. Cd, Fe, Pb,
Zn, Cu, Hg
Inhibición de la germinación del
polen, crecimiento del tubo
polínico y germinación de las
semillas.
Afectaciones del crecimiento de la
plúmula y radícula.
Cambios morfogenéticos.
Tuna et al., 2001
Nicotiana tabacum L. Pb Inhibición de la división por
mitosis.
Anomalías en los cromosomas.
Ünceer et al., 2000
Nicotiana tabacum L.
Cd
Pb
500.0
Cambios morfogenéticos.
Recombinaciones en la estructura
de los ácidos nucleicos.
Gichner et al., 2004
Rodríguez et al., 2006
Nicotiana tabacum L.
Solanum tuberosum L.
Cd Reducción del área foliar. Gichner et al., 2007
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Especies Metal que
acumula
Contenido
(mg kg-1) Efectos que ocasiona Referencias
Nicotiana tabacum L. var.
- Burley
- Virginia
- Oriental
Zn
Cu
Cd
Pb
Zn
Cu
Cd
Pb
Zn
Cu
Cd
Pb
161.0
54.5
3.7
9.1
135.6
42.8
3.0
10.2
114.4
37.8
2.6
14.4
Sin mostrar lesiones. Golia et al., 2007
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3. Mecanismos de adaptación
Las plantas han desarrollado mecanismos altamente específicos para absorber,
traslocar y acumular nutrientes incluyendo metales tóxicos, lo que constituye
generalmente el primer eslabón de entrada de éstos en la cadena alimentaria.
La absorción y posterior acumulación dependen, en primera instancia, del
movimiento de los metales desde la disolución del suelo hacia las raíces de la
planta; el paso por las membranas de las células corticales de la raíz; el transporte
desde las células corticales hasta el xilema donde la disolución con los metales se
transporta de la raíz hacia el tallo y la posible movilización a través del floema de
las hojas hacia tejidos de almacenamiento utilizados por el hombre como alimento.
Otro mecanismo de ingreso puede ser a partir de la absorción foliar, debido a
fuentes aéreas de contaminación que provoquen la acumulación de elementos
trazas en la superficie o haz de las hojas. Otra vía puede ser la aplicación continua
de fertilizantes químicos que activan una fase de penetración cuticular. Se ha
considerado la existencia de un mecanismo de carácter metabólico que justifique
la acumulación de los elementos contra un gradiente de concentración, cuando la
deposición se realice en tejidos que ya almacenan una determinada cantidad del
elemento tóxico (Harter y Naidu, 1995).
Algunas especies de plantas pueden acumular metales pesados dentro o fuera de
sus tejidos, otras pueden ser receptoras pasivas y unas pocas pueden controlar la
traslocación de elementos tóxicos debido a reacciones fisiológicas y bioquímicas
específicas. Las plantas pueden presentar distintos mecanismos de tolerancia o
respuesta al exceso de metales pesados que incluyen la exclusión, la formación
de péptidos ricos en grupos tiólicos, la quelación por ácidos orgánicos y
aminoácidos, la compartimentación del metal en estructuras subcelulares y la
reducción del transporte a través de la membrana (Hall y Williams, 2003).
Los componentes de la célula que en forma selectiva se pueden convertir en
blanco de metales tóxicos son la membrana plasmática y el citoesqueleto. Es por
esta razón que la célula, para un correcto funcionamiento, debe tener en buen
estado los siguientes caminos metabólicos: la producción de ATP mitocondrial, el
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metabolismo del calcio, la síntesis de proteínas, la regulación del ADN, la glicólisis
y el ciclo del ácido cítrico o ciclo de Krebs. Los dos últimos proporcionan los
precursores para la síntesis de aminoácidos y los equivalentes reducidos, cuya
oxidación genera la mayoría del ATP requerido. Los daños a la membrana
plasmática, a la producción de ATP mitocondrial y al control de los niveles de
calcio intracelular, son las causas para la destrucción final de la célula (Peña et al.,
2004).
La membrana plasmática es uno de los componentes que primero responde al
daño y sobre ella se producen efectos específicos según el metal. Sin embargo
también puede estar involucrada en la tolerancia a metales, reduciendo la
captación o estimulando las bombas de flujo de metales que promueven la entrada
al citosol. Se sabe que las plantas tolerantes protegen la membrana mediante
mecanismos de reparación que mantienen su integridad, mecanismos de
protección (como proteínas de choque térmico y metalotioneinas), mejorando los
mecanismos de homeostasis de metal, promoviendo un influjo reducido a través
de la membrana plasmática o un eflujo selectivo (Montes, 2001).
3.1 Inmovilización
La primera barrera contra la entrada de metales pesados se expresa
principalmente a nivel radicular. La inmovilización de éstos desde la pared celular
por carbohidratos extracelulares, identificados como sustancias mucilaginosas,
evitan la presencia de iones libres de elementos tóxicos y su posterior traslocación
hacia la parte aérea, reduciendo al máximo la fitotoxicidad (Zhao et al., 2001).
La raíz constituye el tejido de entrada principal de metales tóxicos en la planta.
Estos pudieran llegar fundamentalmente por un proceso de difusión en el medio
mediante un flujo masivo e intercambio catiónico. En el caso de la inmovilización,
los metales quedan retenidos en las paredes celulares debido a la celulosa,
hemicelulosa, lignina y carbohidratos extracelulares, que no permiten el paso de
estos elementos tóxicos hacia la parte aérea de las plantas (Junk y George, 2002).
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3.2 Exclusión
Prevenir la entrada de metales pesados al citosol a través de la exudación de
compuestos, puede representar otra estrategia de defensa. Algunas plantas
conocidas como excluyentes poseen mecanismos especializados para la
reducción de la entrada de metales tóxicos a las raíces, que toleran su presencia,
pero no los absorben en grandes cantidades (Peris, 2006).
El malato, el citrato y el oxalato han sido identificados como importantes quelantes
secretados por las raíces, que brindan resistencia a las plantas frente a metales
tóxicos y su actuación, en dependencia de las características del suelo, puede
lograr una mayor disponibilidad de ellos para su posterior extracción (Dobermann
y Fairhurst, 2000).
3.3 Quelación
Uno de los aspectos más importantes de la acumulación de metales es el que se
refiere al proceso de formación de complejos metálicos. Un complejo o compuesto
de coordinación es el resultado de la interacción de un átomo central; esto es, un
ion metálico con orbitales de valencia vacíos, que puede actuar como ácido de
Lewis (aceptor de electrones) y una o varias bases de Lewis (dador de electrones)
con pares de electrones libres. Estas bases se conocen como agentes
acomplejantes o ligandos (Rieuwerts et al., 1998).
El metal se rodea de los ligandos formando un complejo. Los ligandos simples,
como el agua, sólo forman un enlace con el átomo central y se llaman
monodentados o monocoordinados. Algunos ligandos son capaces de formar
múltiples enlaces de coordinación, lo cual va incrementando la estabilidad de los
complejos.
La planta utiliza este mecanismo de formación de complejos en el interior de la
célula para detoxificar o amortiguar la presencia de metales tóxicos. De esta
manera, el metal queda inmerso en una interacción química que le mantiene en
equilibrio electrónico o acomplejado, pero que no lo deja fuera del metabolismo; o
1100
sea, no se ha eliminado del citoplasma de la célula y por ello, sigue siendo
potencialmente tóxico.
Ciertos agentes quelatantes sintéticos, facilitan la disponibilidad de iones metálicos
en disolución, disminuyendo procesos de insolubilización o de oxidación
reducción, por lo cual se han utilizado en disoluciones nutritivas para las plantas.
En la Figura 1 se muestra al ácido etilendiamintetracético (EDTA), uno de los
ligandos más utilizados, formador de quelatos estables y solubles en agua al
interactuar con un gran número de cationes metálicos de diversas cargas.
Figura 1 (A) (Fórmula desarrollada de la molécula de ácido
etilendiamintetracético) (EDTA). (B) (Representación tridimensional según
Williams y Xing, 2006)
Los quelatantes tienen la capacidad de formar complejos con los metales pesados
que se encuentran en la disolución del suelo y hacerlos biodisponibles a las
plantas que poseen mecanismos de defensa contra estos elementos tóxicos. Los
principales agentes quelatantes que se utilizan en la agricultura pertenecen a los
siguientes grupos químicos (Tabla 2).
1111
Tabla 2 (Nombres químicos y fórmulas de los principales agentes
quelatantes). (Modificado de Evangelou et al., 2007)
Los quelatos formados para estos fines deben tener una estabilidad suficiente
para impedir la formación de sales insolubles del ión metal, pero han de ser
suficientemente inestables para liberar lentamente los metales y que las plantas
puedan asimilarlos. Sólo unos pocos agentes quelatantes tienen suficiente
afinidad con metales para formar complejos solubles estables. La estabilidad de
los quelatos está indicada por su constante de estabilidad. Mientras más alto es el
valor de esta constante más elevada es la estabilidad del complejo (Tabla 3).
1122
Tabla 3 (Constantes de estabilidad (Kest) de los distintos quelatos).
(Modificado de Evangelou et al., 2007)
Agente
quelatante
Log Kest
Fe3+ Fe2+ Zn2+ Cu2+ Mn2+ Ca2+
EDTA 25.0 14.27 14.87 18.70 13.81 11.0
EDDHA 33.9 14.3 16.8 23.94 ___ 7.20
HEEDTA 19.6 12.2 14.5 17.4 10.7 8.0
Citrato 11.2 4.8 4.86 5.90 3.70 4.68
Gluconato (GL) 37.2 1.0 1.70 36.6 ___ 1.21
4. Compuestos involucrados en los mecanismos de defensa
Los efectos tóxicos por metales pesados en las plantas pueden causar daños
oxidativos de forma directa, por la producción de especies reactivas de oxígeno
(ERO) o indirectamente, inactivando los sistemas antioxidantes de la célula. No
obstante, las plantas pueden presentar diferentes mecanismos de tolerancia que
incluyen compartimentación del metal en estructuras subcelulares y la formación
de péptidos ricos en cisteína como metalotioneinas y fitoquelatinas. Otra
alternativa es la producción de un sistema antioxidante de defensa que incluye
sistemas enzimáticos y no enzimáticos (Soares, 2005).
4.1 Metalotioneinas (Metallothioneins-MTs)
Las MTs están presentes en todos los organismos, incluyendo microorganismos
procariotas y eucariotas, algas, plantas superiores, invertebrados, peces y
mamíferos (Roesijadi, 1996).
El término fue introducido para designar proteínas ricas en azufre que contenían
Cd, Zn, Cu, y provenían del córtex renal del caballo. Estas proteínas fueron
caracterizadas por poseer bajo peso molecular (6 - 12 KD), alto contenido
metálico, composición característica de aminoácidos con una elevada proporción
de cisteína y ausencia de histidina y de aminoácidos aromáticos. Se encontró una
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secuencia única de aminoácidos, con una distribución característica de los
residuos de cisteína en la forma Cys - X - Cys; y características espectroscópicas
propias de uniones mercarptilo (azufre - metal) (Pavlíková et al., 2004).
Existen cuatro isoformas diferentes; las MTs-I y MTs-II se expresan prácticamente
en todos los tejidos de los organismos vivos y son inducibles por metales pesados,
agentes oxidantes, hormonas, inflamación y el estrés. Por el contrario, la MTs-III y
la MTs-IV tienen una distribución mucho más restringida, localizándose
fundamentalmente en el sistema nervioso central (SNC) y el epitelio escamoso
estratificado del cuerpo humano. No se conocen con certeza las funciones de las
MTs, aunque se supone que intervienen en la homeostasis del Zn y del Cu y en la
detoxificación de los mismos cuando alcanzan concentraciones elevadas
(Trancoso, 2000).
Las MTs actúan en las plantas como proteínas transportadoras de metales y
juegan un papel importante en su detoxificación. Además del zinc, su expresión y
biosíntesis parece estar regulada por otros metales, como el Cd y el Cu, así como
por factores endógenos, tales como citoquininas y hormonas esteroideas
(Tohyama et al., 2000).
4.2 Fitoquelatinas (Phytochelatins-PCs)
Las PCs son ligandos de alta afinidad que acomplejan metales pesados. Se
identificaron después que las metalotioneinas y se piensa que pueden
desempeñar en las plantas el papel equivalente al que éstas últimas desempeñan
en bacterias y mamíferos.
Consisten en pequeños péptidos ricos en azufre a partir de unidades repetitivas de
glutamilcisteína (entre 2 y 8 unidades) con una glicina terminal y son sintetizadas
por degradación de glutatión mediada por una carboxipeptidasa. Son capaces de
enlazarse con cationes de metales pesados vía coordinación de tiol y en
consecuencia provocar detoxificación (Goldsbrough, 2000). En la Figura 2 se
muestra la síntesis de este péptido.
1144
Figura 2 (Esquema donde se demuestra la síntesis de PCs producida por la
unión de Glutatión sintasa (GSH), con residuos de Glutamato (Glu) y Cisteína
(Cys) ligados a través de repeticiones de (γ-Glu-Cys)n-Gly donde n= 2-
5…..11. según Cobbett, 2000) Las PCs se inducen rápidamente en las plantas por tratamiento con metales
tóxicos. Su disminución provoca una mayor sensibilidad a los metales pesados y
por tanto, su papel en la tolerancia y acumulación de éstos es crítico. Su síntesis
en las raíces es más efectiva cuando es estimulada por Cd, en menor proporción
por Zn y Cu y prácticamente no existe en presencia de Ni (Howden et al., 1995).
Se sintetizan en el citosol, donde se unen a compuestos metálicos formando
complejos. Sin embargo, técnicas de Cromatografía Líquida de Alta Resolución
(High performance liquid chromatography-HPLC) y rayos X detectan mayores
concentraciones de metal y PCs en el interior de la vacuola, por lo que se deduce
que el transporte y acumulación en su interior están implicados en tolerancia y
detoxificación (Rea et al., 1998).
Además del bien documentado proceso de acumulación de los complejos PCs-Cd
en vacuola, hay evidencias de acumulación de otros metales, involucrando
diferentes sistemas de transporte desde el tonoplasto con metales como el Zn y el
Ni, entre otros. (Figura 3).
1155
Figura 3 (Algunos mecanismos que actúan en la acumulación de metales
pesados en plantas según Clemens et al., 2002)
A pesar de esos resultados aún quedan muchas interrogantes que no logran
discernir los verdaderos mecanismos que intervienen en el proceso descrito
anteriormente. Es por esto que todavía se realizan investigaciones que buscan
dilucidar a ciencia cierta cuáles son en su totalidad las interacciones que tienen
lugar en estos sistemas.
1166
5. Estudios relacionados con adición de metales pesados a medios de
cultivo
En la actualidad aun son escasos los trabajos relacionados con adición de metales
tóxicos a medios de cultivo, para conocer con claridad los mecanismos fisiológicos
que se desarrollan en plantas resistentes a concentraciones elevadas de estos
metales.
Sin lugar a dudas, el medio de cultivo más ampliamente difundido, dada su
facilidad de preparación, así como sus excelentes resultados y fácil adaptación a
cualquier fase de micropropagación, es el propuesto por Murashige & Skoog
desde 1962. Este es un medio al cual se le pueden adicionar cationes de metales
pesados en concentraciones elevadas, para estudios de comportamientos
fisiológicos en plantas estresadas con esas condiciones.
Para el empleo de esta técnica se precisa suplementar el medio de cultivo con
hormonas reguladoras del crecimiento vegetal, como 6-bencilaminopurina (6-BAP)
o giberelinas (GA3), lo que propicia que los explantes se encuentren ante un medio
favorablemente balanceado en hormonas, aumentando la inducción de tejidos,
fundamentalmente de nuevos brotes, formación de raíces y multiplicación celular
acelerada (Gómez et al., 2006).
El éxito del cultivo de tejidos está muy influenciado por la composición química del
medio basal; este contiene macronutrientes (sales de nitrógeno, potasio, calcio,
fósforo, azufre y magnesio); micronutrientes (manganeso, boro, hierro, níquel,
cobalto y otros); carbohidratos (usualmente sacarosa), destinados a reemplazar el
carbono que la planta normalmente fija de la atmósfera por medio de la
fotosíntesis; vitaminas (las cuales son necesarias para llevar a cabo una serie de
reacciones catalíticas en el metabolismo y son requeridas en pequeñas
cantidades) y por último el agua, representando alrededor del 95% (López-
Acevedo, 1999).
La ausencia de alguno de estos componentes, normalmente conlleva a que no se
produzca crecimiento y desarrollo y el tejido u órgano aislado muera. De aquí la
importancia de una preparación adecuada del mismo, ya que un explante no
1177
podría sobrevivir en un medio desbalanceado y además, con la adición de otra
sustancia ajena, como podría ser, un metal tóxico para las plantas.
La presencia de metales en los medios de cultivos se puede realizar mediante la
preparación de diluciones partiendo de una solución más concentrada, que se
adiciona al medio mediante alícuotas en concentraciones que se encuentren
totalmente biodisponibles para las futuras semillas o plántulas (Portuondo et al.,
2008).
En la actualidad se han desarrollado trabajos donde ha sido posible la preparación
de medios de cultivo suplementados con CdCl2, para la determinación del estrés
en el crecimiento de raíces de Turfgass (Jen-Kuo et al., 2005). También se ha
estudiado, mediante técnicas de cultivo de tejido, la tolerancia ante
concentraciones de los metales pesados Zn, Cu y Mn en la especie Ailanthus
altissima Swingle, suplementando los medios de cultivos con sales de estos
metales (Predieri y Gatti, 2003). De igual forma, en investigaciones para
determinar el contenido de metales pesados en los tejidos de las plantas de Typha
latifolia, éstas se pusieron directamente en contacto con disoluciones acuosas de
una sal de plomo (Carranza et al, 2004).
Muchos son los estudios en la determinación de las modificaciones moleculares
de las plantas cuando son sometidas a estrés por metales pesados. La
generalidad de estos estudios se concentra, en la evaluación de la expresión de
alguna sustancia o grupos de compuestos, relacionados con el efecto producido
por la exposición al metal. Un ejemplo de ello resulta la determinación de niveles
de fitoquelatinas, que en la familia Solanaceae se ha relacionado con el metal Cd.
Sin embargo, los efectos morfológicos externos de las plantas, modificados
cuando son sometidas a elevadas dosis de otros cationes de metales pesados,
especialmente Pb2+, aún no han sido suficientemente estudiados, a pesar de que
se reporta que la familia es acumuladora de ese catión.
Un acercamiento a estos estudios sobre los efectos fisiológicos se pueden
encontrar en trabajos realizados por Portuondo et al., (2008) en plantas de dos
variedades de tabaco San Luis 21(SL.21) y Burley Habana 13 (BH.13), obtenidas
a partir de callos sin diferenciar, donde fueron adicionados al medio de cultivo
1188
concentraciones de 100, 500 y 1000 mg kg-1 respectivamente de una sal de
plomo.
Las diferentes concentraciones del metal utilizadas afectaron los indicadores
morfológicos evaluados (altura de las plántulas, número de hojas totales y número
de hojas verdes), teniendo una repercusión directa sobre la formación de nuevos
brotes en los explantes (Figura 4). Esto se atribuyó a un efecto de genotoxicidad,
presumiblemente por una interacción del catión plomo con el ADN, formando
enlaces con bases nitrogenadas como la Adenina, Guanina y Timina, además de
una disminución considerable en la célula de grupos tiólicos antioxidantes, lo que
traería consigo un aumento de especies reactivas de oxígeno. Esto último
finalmente causaría un estrés oxidativo a nivel celular que repercutiría en la
infuncionalidad de los lípidos, proteínas y el ADN en sí mismo.
Figura 4 (Medias del número de brotes para el factor concentración) (análisis
bifactorial)
Una última evidencia de este efecto negativo sobre la fisiología de las plantas se
evidenció en la escasa formación de hojas a partir de los brotes (Figura 5); lo cual
resulta lógico si se tiene en cuenta que sus células son las encargadas de la
formación de tejidos foliares, división y especialización celular, sugiriéndose que
estos daños tan marcados están dados fundamentalmente por la acción del Pb2+
sobre las bases nitrogenadas en los ácidos nucleicos, lo que indudablemente trae
1199
consecuencias en la variabilidad y formación de nuevos tejidos, así como en los
niveles de especialización celular.
Figura 5 (Cantidad de hojas totales por explante en el tiempo)
En todos los indicadores, los mayores efectos se ejercieron en los tratamientos
más concentrados de 500 y 1000 mg kg-1. La posibilidad de contar con un rango
de concentraciones de Pb2+ que estimule efectos visibles en las plantas de tabaco,
tiene como principal ventaja, la de contar con una planta que actúe como
indicadora de concentraciones biodisponibles de estos metales. Esto se debe a
que en los indicadores evaluados, los efectos más importantes y visibles
estuvieron en concentraciones superiores a 100 mg kg-1, indicando que cuando la
planta se somete a tales niveles, se desatan una serie de trastornos morfológicos
visibles y medibles.
2200
5.1 Perspectivas y aplicaciones de los métodos de propagación in vitro
La utilización de los métodos de propagación in vitro es numerosa, dependiendo
del objetivo que se persiga. Se puede destacar la micropropagación acelerada de
material vegetal seleccionado o transformado; el mantenimiento de bancos de
germoplasma; la evaluación de plantas resistentes o tolerantes a estrés abiótico
como alta salinidad, estrés hídrico, bajas temperaturas, etc.; la resistencia a
herbicidas, plagas; la producción de metabolitos secundarios y la germinación in
vitro.
Las aplicaciones más importantes de los métodos de cultivo de tejidos in vitro en
la agricultura se orientan a la propagación, al saneamiento y a la mejora genética. La propagación vegetativa in vitro o clonación puede ser una alternativa económicamente rentable, frente a los métodos de multiplicación clásicos; el
sexual (germinación de semillas) y el vegetativo o asexual (esqueje, injerto,
acodo, entre otros). La micropropagación masiva de clones puede obtenerse vía
organogénesis directa; es decir, a partir de un meristemo o yema (apical y/o axilar)
aislada de un vástago. Esta vía aporta estabilidad genética o ausencia de
mutaciones y también plantas libres de virus, bacterias u hongos, mediante el
cultivo de ápices meristemáticos de vástagos (Mederos-Molina, 2007). El enorme potencial que posee esta técnica ha propiciado que en los últimos años
se haya producido un incremento en el número de laboratorios de cultivos de
tejidos, lo que ha motivado que algunos especialistas la utilicen como una
alternativa viable en sus programas de producción. De igual manera en estudios
recientes a nivel mundial, la micropropagación ha servido de pauta para las
investigaciones a nivel molecular de efectos y mecanismos que desatan las
plantas resistentes a metales pesados, así como la creación de híbridos o clones
resistentes a estos metales tóxicos con el fin de ser utilizados como plantas
saneadoras de terrenos contaminados.
2211
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