la instrumentalización de la razón en la actualidad
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La instrumentalización de la razón en la actualidad.
Arlette Cifuentes Meneses.Universidad de Santiago de Chile.
[email protected] Clave: Instrumentalización, Dialéctica, Marcuse, Horkheimer, Razón, Adorno,
Ilustración, Poder, Técnica, Ciencia, Libertad.
Immanuel Kant en “Pregunta a la respuesta ¿Qué es la Ilustración?”1 de 1784, invita a los
individuos a servirse de su propio entendimiento para dejar de una vez la heteronomía que los
dogmas habían superpuesto ante su libertad, otorgándole a la Ilustración un poder desmitificador
que desencantaba el mundo para que el sujeto dejara el miedo atrás y por fin alcanzara a ser amo
y señor. Siglos más tarde, Horkheimer y Adorno en “Dialéctica de la Ilustración” construyen un
análisis en torno a la facultad característica de la Ilustración, donde dan cuenta que si bien ella
había logrado generar avances importantes en la búsqueda de constituir a todos los seres
humanos en individuos emancipados, había llegado a un punto del cual no podía encontrar salida,
el cual curiosamente tenía que ver con la dominación propiamente tal, aquello que nos hunde en
un estado heterónomo. Esto, por medio de la construcción de nuevos mitos que derrocaron y
liberaron a ciertos sujetos de un sistema de dominio anterior, pero que sin embargo, para poder
mantenerse libres oprimen a otros, de esa manera la aporía de la Ilustración se hace presente en
gran parte de la historia occidental.
La dominación es la fuerza que el ser humano necesita ejercer para poder aumentar sus
posibilidades de supervivencia, apoyado en la Ilustración la naturaleza se ve desencantada de su
poderío, pues el individuo es capaz de crear un sistema racionalizado que se enfoca en los medios
de producción para poder hacer usufructo de ésta. Es así como el positivismo, hace irrupción de la
mano de la Revolución Industrial.
El positivismo ha sido una de las corrientes más exitosas de la historia, al que punto
que fue capaz de inmiscuirse en gran parte de los aspectos culturales del mundo
occidental, aspectos como la literatura, la ciencia y la economía, entre otros, por medio de la
imitación del proceso metodológico de las ciencias naturales hacia las ciencias sociales, utilizado
para su experimentación y búsqueda de resultados por medio de datos empíricos extraídos gracias
al concepto de racionalización, que contiene la idea de planificación, refiriéndose a proponer un
orden sistemático de carácter científico. Este orden sistemático es capaz de redefinir las relaciones
de trabajo, poniendo a éste último como actuar fundamental de los modos de producción que
logran satisfacer las necesidades básicas y las nuevas necesidades creadas con tal de sostener la
1 Cfr. Kant, I. (2004) Filosofía de la Historia, Argentina: Terramar.
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nueva estructura económica. Este movimiento surge tras la necesidad de reivindicar las ciencias
tomando en cuenta su premisa principal: “sólo conocemos aquello que nos permite conocer las
ciencias, y el único método que le es el propio de las ciencias naturales”2. Horkheimer traduce esto
como el cambio de la concepción de razón, la cual ahora está preocupada en encontrar los medios
para sus objetivos específicos. Hegel, señalaba que “(…) la razón es obrar con arreglo a un fin.”3,
Sin embargo a los fines para los que obra son prescritos por el principio de dominio . Ahora bien,
cuando estos objetivos son realizados y al mismo tiempo no se vuelven a convertir en medios
nuevamente, pasan a ser parte de una superstición4, pasa a ser desechado, parte del pasado,
pese a que en algún instante sido la creación de una técnica que se preocupó por su ejecución en
cada paso.
Después de varios siglos de estar sumidos bajo el manto del cristianismo, parecía que la
Ilustración había despertado en el ser humano el afán de querer explicarlo todo, como un niño de
seis años que le pregunta a los padres a cada instante el porqué y el cómo de las cosas, más aun,
parecía que al mismo tiempo había incitado en el individuo la necesidad del avance de una técnica
que pudiese dar los instrumentos y prótesis necesarias de poder controlar el mundo por fin y así,
de una vez evitar dejar en manos del azar nuestro destino, el azar que tanto nos había hecho sufrir
con sus enfermedades, distancias y tempestades, tal vez por fin teníamos en nuestras manos la
capacidad de suplir las carencias materiales gracias a un sistema basado en las estadísticas y los
números que tenía la idea de poder alcanzar el conocimiento absoluto por medio del razonamiento
y la observación. Según lo anterior podríamos comprender como el concepto de desencantamiento
del mundo que el proyecto de la Ilustración había buscado se había conseguido, por medio de este
nuevo paradigma que lograría insertarse en todos los aspectos de la vida social, dándole al fin el
poder que el individuo había estado buscando por siglos. Lo que resulta curioso es que es una
doctrina basada en el control de las posibilidades se haya apoyado en una economía que se
basaba en el libre mercado.
Los avances en la ciencia lograron incentivar el desarrollo del progreso a través de una
naciente industria que prometía hacer la producción más expedita, además de generar nueva
tecnología que permitiría acortar distancias por medio de la locomotora, la electricidad, el teléfono y
los automóviles. La ciencia había triunfado, la racionalidad se apoderó de la técnica,
comprendiendo esta racionalidad como “la ampliación de los ámbitos sociales que quedan
sometidos a los criterios de la decisión racional.”5. Para esto es necesario un sistema económico
que fortalezca la nueva razón, otorgándole el espacio y los recursos para que pueda extenderse; le
2 Reale G. y Antiseri, D. (1995) Historia del pensamiento filosófico y científico, Tomo III: Del romanticismo hasta hoy, Barcelona: Herder. Pág. 2723 Hegel. G.W.F (2010) Fenomenología del Espíritu, Madrid: Abada. Pág. 17
4 Cfr. Horkheimer, M. (1973) Crítica de la razón instrumental, Buenos Aires: Sur. Pág. 07.5 Habermas, J. (1986) Ciencia y técnica como «ideología» Madrid: Tecnos. Pág. 53.
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otorgará libertad. Esta libertad logrará cambiar la estructura social, generando una nueva clase
asalariada distinta al campesinado y al mismo tiempo logrará formar la dependencia del sistema
económico con la compra al contado, método por el cual el individuo podrá satisfacer sus
necesidades, dando origen “(…) a los clientes para los productos.”6, idea que aún sigue teniendo
éxito gracias a la reformulación del mercado según cada época. Lo que en definitiva logra el
capitalismo es que la idea de «ganar dinero» se convierta en una conducta esperada por parte de
los individuos que termina siendo casi un imperativo para poder sobrevivir, eliminado de plano el
elemento crítico del individuo para con las estructuras gracias a los mecanismos de censura como
la creación de largas y extenuantes jornadas laborales que agotan al sujeto física y mentalmente, a
esto podemos agregar, un salario que no necesariamente alcanza a suplir las necesidades básicas
como abrigo, techo, comida, lo que lo mantienen preocupado por la sobrevivencia más que por las
necesidades del espíritu.
La ciencia juega un papel importante en la división del trabajo, pues está a cargo de una
organización clarificada “(…) a fin que las industrias aisladas pueden hallar mercancía intelectual
deseada.”7, pues sin años atrás la filosofía estaba al servicio de la búsqueda de sistemas políticos
que pudiesen entregar mayor autonomía al individuo, hoy se había volcado a la industria y a la
administración de ésta. En este mismo sentido no podemos considerar la técnica separada de la
ciencia, al fin y al cabo, ambas son fuerzas productivas. En este caso, la ciencia pasa a ser un
medio de producción de valores sociales que calaran profundo en el inconsciente colectivo y que
ha sido complejo desprenderse de los valores que el positivismo y el capitalismo supieron impulsar.
Desde este punto podemos señalar, tal como lo hizo Horkheimer en su instante, que la ciencia no
puede estar separada del aparato histórico que la circunda, sin embargo, el científico aún posee
una falsa conciencia que lo hace sentir independiente de los procesos sociales en lo que éste
habita lo que vendría siendo “(…) una idea deshistorizada de su propia actividad, y la historia no
queda afuera del laboratorio ni se deja en el vestíbulo de la biblioteca.”8 , por lo que queda
transformada en una categoría cosificada y reducida al servicio de la sistematización y de la
estadística, por lo que no es de extrañar que el individuo se encuentre preso en un proceso de
deshumanización y sea reducido a número.
Lo anterior son los efectos de un proyecto ilustrado que se autodestruye silenciosamente a
través del desencantamiento y desmitificación de la naturaleza, a través de un principio irracional
de dominio en el que se logra suplir el miedo al azar por la sistematización y el manejo de las
relaciones de trabajo. La ciencia que pasa a ser la nueva religión es sostenida por una ilustración
que está en busca de despertar y mantener el interés. La situación que no lograron prever es que
6 Hobsbawm, E. (1988), En torno a los orígenes de la revolución industrial, España: Siglo XXI, Pág.56.7 Adorno, T. y Horkheimer, M. (1998) Dialéctica de la Ilustración, Madrid: Trotta. Pág 288.8 Barbosa, S.R. (2015) La concepción de la técnica en Horkheimer en la producción de los treinta y los cincuenta en La actualidad de la crítica: Ensayos sobre la escuela de Frankfurt. Chile: Metales Pesados. Pág. 31.
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la ciencia no posee conciencia de sí, no es más que un instrumento y que, por lo tanto, cualquier
sistema que nazca desde ella será precisamente para buscar medios y no fines, regida por una
estructura coordinada para poder mantener la civilización, para escapar de la barbarie y, más aún
para seguir el concepto de autoconservación y alejarse de la naturaleza que sólo había traído
dolores e inseguridad y un sinfín de mitos que ya habían sido derrocados gracias a la ciencia, el
ser humano ya no era preso de una religión que le decía que hacer, podía creer en lo que le
pareciera, sin embargo pasaba a ser preso de un engranaje en el deber ser, las creencias por un
más allá fueron reducidas a una creencia en el la vida a través del trabajo.
Según lo anterior, el capitalismo supo sobrevivir incluso a la Gran Depresión, parecía que estaba
destinado a desaparecer según las fuerzas de la historia, pero fue capaz de erigirse tomando
elementos de su enemigo principal; el socialismo, gracias a la seguridad social y su fe en el trabajo.
El capitalismo pudo continuar redefinido en keynesianismo construyendo una nueva forma de
sociedad y por lo tanto, nuevas pautas de conducta de cómo ha de ser el nuevo individuo, Uno de
los principales críticos de esta sociedad es Herbert Marcuse, quien cataloga a esta sociedad como
la «sociedad industrializada avanzada», en una de sus obras más importantes llamada “El hombre
unidimensional”, donde construye un análisis de las consecuencias de este tipo de economía, los
medios de producción, la nueva industria cultural y los efectos que lo mencionado, tienen sobre el
individuo, sobre la masa.
La industrialización y la producción masiva posguerra logra suplir las necesidades básicas
de la mayoría de la clase trabajadora, habían existido avances en cuanto a reformas laborales por
lo que las extensas jornadas y las condiciones precarias de inicios de la revolución industrial en
esta materia, ya no afectaba al ciudadano blanco de clase trabajadora, quien prácticamente vivía
tranquilo gracias a los avances de la ciencia que lograron eliminar gran parte del trabajo esforzado.
Era un momento en la historia donde el trabajador tenía tiempo para el ocio y el disfrute de
placeres que hace 50 años atrás sólo podían aspirar los burgueses y aristócratas. Había optimismo
en el ambiente, se visualizaba una sociedad que parecía estar contenta y conforme, pero no todos
estaban de acuerdo, esta felicidad tenía su precio escondido tras una nueva alienación realizada
por medio de las nuevas formas del aparato reproductivo que ahora incluía no sólo el trabajo sino
además una redefinición de las necesidades. Si años atrás las necesidades sólo trataban de la
subsistencia, hoy se agregaba el entretenimiento y el despilfarro, cambiando la actitud y generando
un nuevos estatus para los explotados y generando a su vez una falsa conciencia traducida en:
“(…) intereses sociales particulares al individuo para su represión (…) La mayor
parte de las necesidades predominantes de descansar, divertirse, comportarse y consumir
de acuerdo con los anuncios, de amar y odiar lo que otros odian y aman pertenece a esta
categoría de falsas necesidades.”9
9 Marcuse, H. (1993) El hombre Unidimensional, Argentina: Planeta-Agostini. Pág 35.
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La problemática se repite una vez más; la Ilustración se había vuelto definitivamente
cómplice del aparato de producción sustentando una falsa conciencia a través de la razón, de
nuevo encerrada en una aporía que parecía no poseer escapatoria. En esta ocasión donde
encuentra apoyo para desarrollar la dominación es a través de la construcción de una industria
cultural que será capaz de atrapar a los individuos gracias a los medios de comunicación venden
intereses particulares como si fueran intereses de todos los individuos y a su vez, “Las
necesidades políticas de la sociedad se convierten en necesidades y aspiraciones individuales, su
satisfacción promueve los negocios y el bienestar general, y la totalidad parece tener el aspecto
mismo de la Razón.”10. Es en la sociedad de masas, en la que se asientan las bases de la
individualización, el aparato de producción no sólo habita en el espacio público sino que también
en lo privado.
El universo cerrado de la economía keynessiana si bien mantenía a gran parte del mundo
contento con buenos sueldos y con acceso a un mundo que para el trabajador de la industria le era
antes ajeno, parecía oponerse a la idea del liberalismo, la apertura del mercado era más bien
regulada, lo que hacía de la privatización algo engorroso. Parecía que la industria cultural también
se encontraba en crisis comenzando la segunda mitad del siglo XX, los consumidores ya se habían
aburrido de la producción en masa y buscaban la exclusividad. El Estado de Bienestar parecía
llevar a lado occidente del mundo a un régimen totalitario como el de las historias de Orwell.
Teóricos económicos como Friedrich Von Hayek señalaban que el capitalismo había perdido el
rumbo, pues se sabía que la libertad de elección poseía un control evidente y que no dejaba al
mercado seguir su curso de manera autónoma, pues muchos temían que la Gran Depresión llegara
otra vez. Esto provocó una verdadera lucha ideológica entre neoliberales y keynesianos, de una
teoría basada en el individualismo11 a otra que se regía por el control del mismo.
Frente a lo anterior el concepto de libertad tomó más relevancia que nunca y se buscó el
interés por forjar las condiciones para poder liberar la empresa y por ende la economía, con la
excusa de que el individuo necesitaba ser libre y ya era tiempo que decidiera por sí mismo. El
Estado era el protagonista nuevamente, pues éste debe utilizar “(…) el poder regulatorio del que
dispone al servicio de la desregulación, el desmantelamiento y el menoscabo de las leyes y
estatutos existentes que puedan imponer “restricciones a la empresa” (…)”12. Una vez más el
capitalismo agonizaba en medio de una crisis de viabilidad, que la misma ilustración supo cómo
10 Marcuse, H. (1993) El hombre Unidimensional, Argentina: Planeta-Agostini. Pág 19.
11 Cfr. Curtis Adam (2007) The trap: What happened with our dreams about freedom, Reino Unido: BBC.12 Bauman, Z. (2003), Modernidad líquida, México: Fondo de cultura económica. Pág.160.
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revertirla por medio de la desregularización del mercado, comienza la privatización de varias
instituciones como la salud, la educación, entre otras y, la desindilicazación. En una economía
basada en el individualismo las acciones colectivas no serán rentables.
Lo curioso a analizar es que precisamente los exponentes de la escuela de Fráncfort veían
con terror el control que erigía el Estado de bienestar sobre los individuos y su paternalismo al
indicarle qué consumir y qué tipo de conductas seguir. Con la llegada del neoliberalismo el
individuo se vio solo, desprotegido y añorando la protección que las medidas de la sociedad
industrial avanzada permitían. De pronto los recortes al gasto público formaron la nueva
racionalización del nuevo capitalismo que parecía desmantelar toda la rigidez con la que alguna
vez se caracterizó y sobrevinieron más crisis sociales que denotaban la desigualdad que generaba
este nuevo sistema. Si alguna vez necesitó del compromiso de todos los sujetos de la sociedad
para recuperar la economía en la gran depresión, ahora necesitaba del movimiento y la flexibilidad,
por lo que una idea de estabilidad parecía ser un enemigo.
A este nuevo sistema le conviene para mantenerse, que el individuo se encuentre
embobado en sus preocupaciones privadas y en las preocupaciones privadas de los demás, de tal
forma que el poder ya no es parte de la ciudadanía, sino que le pertenece exclusivamente a la
misma estructura, pero la estructura en sí misma no posee una cara visible, el poder también está
diluido, no hay a quien echarle la culpa, los políticos no se hace responsables, la economía o el
sistema en sí no es un ente tangible que pueda ser destruido, por lo que el individuo se ve de
manos atadas frente a la posibilidad de un cambio o de buscar mejora en las condiciones, lo único
que puede hacer es descargarse o elaborar una crítica desde el consumo que desde la vía
pública, además porque la vía pública ha sido cambiada por templos de consumo, como lo son los
centros comerciales. Bauman asegura que esta crítica no “posee dientes” es más bien inofensiva,
sólo alcanza las superficies del problema, pese a esto con el paso del tiempo la crítica se ha hecho
más aguda desde la individualización, dado que las condiciones prometidas no se han cumplido, el
individuo comienza a demostrar su descontento y por medio de éste demuestra que el modelo
económico que se ha estado utilizando durante todo este tiempo presenta nuevos síntomas de
agonía.
Cabe cuestionar ¿qué hará para sobrevivir una nueva crisis? ¿La ilustración legitimará
nuevamente un sistema de dominio o al fin nos encontraremos con la autonomía del pensamiento?
Si bien desde grupos minoritarios han surgido contrapropuestas, el sistema aún lo suficientemente
inteligente como para atraparlos y venderlos al mejor postor, creando una ilusión de libertad
heredada de la cultura de masas.
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Bibliografía Primaria
Adorno, T. y Horkheimer, M. (1998) Dialéctica de la Ilustración, Madrid: Trotta.
Barbosa, S.R. (2015) La concepción de la técnica en Horkheimer en la producción de los
treinta y los cincuenta en La actualidad de la crítica: Ensayos sobre la escuela de
Frankfurt. Chile: Metales Pesados.
Bauman, Z. (2003), Modernidad líquida, México: Fondo de cultura económica.
Bauman, Z. (2009) La posmodernidad y sus descontentos; (Traducción de Marta Malo de
Molina Bodelón y Cristina Piña Aldao) Madrid: Ediciones Akal.
Contreras, F. (2006) Estudio crítico de la razón instrumental totalitaria de Adorno y
Horkheimer. En Revista científica de información y comunicación, n. 3, págs. 63-84.
Curtis Adam (2007) The trap: What happened with our dreams about freedom, Reino
Unido: BBC.
Fernández, A. (2011) Herbert Marcuse: La racionalidad tecnológica unidimensional como
aporte en la teoría crítica en Revista Post Data, vol. 16, n. 11, págs. 111-123.
Habermas, J. (1986) Ciencia y técnica como «ideología» Madrid: Tecnos. Pág. 53.
Hegel. G.W.F (2010) Fenomenología del Espíritu, Madrid: Abada.
Hobsbawm, E. (1988), En torno a los orígenes de la revolución industrial, España: Siglo
XXI.
Horkheimer, M. (1973) Crítica de la Razón Instrumental, (Traducción de H.A. Murenna y D.
J. Voguelmann), Buenos Aires: Sur.
Kant, I. (2004) Filosofía de la Historia, Argentina: Terramar.
Marcuse, H. (1993) El hombre Unidimensional, Argentina: Planeta-Agostini.
Reale G. y Antiseri, D. (1995) Historia del pensamiento filosófico y científico, Tomo III: Del
romanticismo hasta hoy, Barcelona: Herder.