la imagen del padre en propercio y la elegía...

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La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22 Francisca Moya Universidad de Murcia Es mi intención traer hoy al papel una idea o, mejor, una hipótesis, que, a veces, leyendo a Propercio, ha rondado mi mente. Como saben bien los lectores de Propercio y los conocedores de la literatura latina, no son muchos los datos -datos precisos y constatables- que se tienen acerca de la biografía de Propercio y, desde luego, nada seguro se sabe sobre su padre. Habrá que adelantar que estas páginas tampoco aportarán documentación de ninguna clase y que la información, si así se quiere llamar, que aquí pueda encontrarse, deriva de la lectura de la obra. Mi propuesta tiene más que ver con la subjetividad, la mía, que con los datos, aunque, como suele ocurrir tampoco soy la primera en ver las cosas de este modo; retornan ideas, como lo hacen las modas y, pese a lo que se pueda formular, surgen de nuevo dotadas de una misma y distinta vida, libremente, sin que se pueda arrogar nadie la paternidad exclusiva del "invento". Pero vayamos a nuestro cometido. Propercio sólo habla una vez de su padre; lo hace en la primera elegía del libro cuarto (cf. 4, 1, 119-150), en la parte en que el poeta escucha de boca de Horos su biografía y horóscopo, desde que nació en Asís hasta que sufriría la esclavitud de amor, pasando, naturalmente, por su vocación poética. La mención expresa de su padre aparece en los versos siguientes 1 : ossaque legisti non illa aetate legenda patris et in tenuis cogeris ipse Lares: nam tua cum multi uersarent rura iuuenci, abstulit excultas pertica tristis opes 2 . (4, 1, 127-130). En ellos comprobamos que Propercio se quedó sin padre, "recogió sus huesos", a una edad inapropiada; la muerte del padre fue una mors immatura y la orfandad de Propercio, por tanto, muy temprana 3 ; también se afirma que la situación económica 1 Citamos por Propercio, Elegías, edición bilingüe de F. Moya y A. Ruiz de Elvira, Madrid, 2001. 2 "Los huesos de tu padre recogiste en edad de no recogerlos, y fuiste constreñido tú mismo a unos Lares humildes; pues, aunque muchos novillos volteasen tus campos, las muy trabajadas ganancias las arrebató la siniestra pértiga". 3 Si nació, como se acepta, en torno al año 50 a.C, tendría alrededor de nueve años; cf. nota siguiente. -123-

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La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22

Francisca Moya Universidad de Murcia

Es mi intención traer hoy al papel una idea o, mejor, una hipótesis, que, a veces, leyendo a Propercio, ha rondado mi mente.

Como saben bien los lectores de Propercio y los conocedores de la literatura latina, no son muchos los datos -datos precisos y constatables- que se tienen acerca de la biografía de Propercio y, desde luego, nada seguro se sabe sobre su padre. Habrá que adelantar que estas páginas tampoco aportarán documentación de ninguna clase y que la información, si así se quiere llamar, que aquí pueda encontrarse, deriva de la lectura de la obra. Mi propuesta tiene más que ver con la subjetividad, la mía, que con los datos, aunque, como suele ocurrir tampoco soy la primera en ver las cosas de este modo; retornan ideas, como lo hacen las modas y, pese a lo que se pueda formular, surgen de nuevo dotadas de una misma y distinta vida, libremente, sin que se pueda arrogar nadie la paternidad exclusiva del "invento". Pero vayamos a nuestro cometido.

Propercio sólo habla una vez de su padre; lo hace en la primera elegía del libro cuarto (cf. 4, 1, 119-150), en la parte en que el poeta escucha de boca de Horos su biografía y horóscopo, desde que nació en Asís hasta que sufriría la esclavitud de amor, pasando, naturalmente, por su vocación poética. La mención expresa de su padre aparece en los versos siguientes1:

ossaque legisti non illa aetate legenda patris et in tenuis cogeris ipse Lares:

nam tua cum multi uersarent rura iuuenci, abstulit excultas pertica tristis opes2. (4, 1, 127-130).

En ellos comprobamos que Propercio se quedó sin padre, "recogió sus huesos", a una edad inapropiada; la muerte del padre fue una mors immatura y la orfandad de Propercio, por tanto, muy temprana3; también se afirma que la situación económica

1 Citamos por Propercio, Elegías, edición bilingüe de F. Moya y A. Ruiz de Elvira, Madrid, 2001. 2 "Los huesos de tu padre recogiste en edad de no recogerlos, y fuiste constreñido tú mismo a unos

Lares humildes; pues, aunque muchos novillos volteasen tus campos, las muy trabajadas ganancias las arrebató la siniestra pértiga".

3 Si nació, como se acepta, en torno al año 50 a.C, tendría alrededor de nueve años; cf. nota siguiente.

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de la familia, en principio bastante holgada, como indica el que fuese dueña de muchos novillos que araban los campos propiedad de la familia (tua rura, v. 129), cambió a peor, a casi la pobreza {cf. tenuis Lares, v. 128), lo que ocurrió, como no se deja de indicar, por causa de la guerra y sus consecuencias, en concreto por las confiscaciones de tierras que llevó a efecto Octaviano4 en pro de los veteranos de guerra; lo muestra pertica tristis; la pértiga, con la que se medían las tierras que ahora iban a cambiar de dueño, es "funesta" porque les arrebató una hacienda que además -se afirma- era fruto del trabajo (excultas opes).

En los versos siguientes se vuelve a insistir en la orfandad prematura de Propercio:

mox ubi bulla rudi dimissa est áurea eolio, matris et ante déos libera sumpta toga,

tum tibi pauca suo de carmine dictat Apollo et uetat insano uerba tonare Foro5 (4, 1, 131-134).

La ceremonia en la que los romanos pasaban oficialmente de niños a adultos, es decir, cuando abandonaban la bulla para tomar la toga virilis6, la realizó Propercio, al no vivir su padre, ante los dioses de su madre, la cual de alguna manera podría ejercer de padre en esta ocasión, como lo debió de hacer en otras7.

Estos datos están ofrecidos en la elegía para situar el momento -también temprano- en que Propercio comienza su dedicación a la poesía por dictado de Apolo, dios que le prohibe, por consiguiente, dedicarse a los estudios que le podrían haber conducido a la actividad forense, a la que su condición familiar le debía, posiblemente, conducir.

Esta es la información de que disponemos; nada más se dice. Ignoramos cuál fue la causa de la muerte del padre, aunque sí sabemos que fue anterior y cercana a las confiscaciones de tierras; no sabemos con total certeza si esta muerte pudo ocasionar que la viuda y el huérfano fuesen acogidos por un hermano de la madre, quien se responsabilizaría de ambos, o de más componentes de la familia, si los había, pues no consta si Propercio tenía o no hermanos. Entre estas dudas cabrían otras, como si adoptó legalmente algún familiar a Propercio, y hasta si el mismo nombre Propertius, que como se sabe, estaba atestiguado en Roma, procedía de su padre, o de la familia de la madre. Son cuestiones imposibles de resolver8.

4 Estas confiscaciones ocurrieron, como es sabido, por los años 41-40 a.C. 5 "Luego, cuando se quitó la bula de oro de tu inexperto cuello, y ante los dioses de tu madre vestiste

la toga de ciudadano, entonces a ti algo de su arte te dicta Apolo y te prohibe tronar palabras en el delirante Foro".

6 Propercio la llama libera, es decir, de "ciudadano libre". Esta ceremonia, como se sabe, tenía lugar a la edad de quince o dieciséis años.

7 Propercio parece indicar que tras la muerte del padre fue acogido, lo mismo que su madre, por la familia de ésta; de ahí "los dioses de la madre" o "maternos".

8 Puede verse C. Puche Martínez, "Introducción" a Propercio, Elegías, op. cit., pp. 9-17.

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La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22

Así las cosas, si queremos hablar del padre de Propercio, habrá que tomar otros caminos y, en principio, puede ser no ocioso intentar descubrir cuál era la imagen que podía haber quedado en Propercio de su padre; cómo imaginaría que éste hubiese obrado si hubiese seguido vivo9. La lectura de sus elegías nos proporcionan algunas pistas, aunque deban observarse con las limitaciones que implica la ficción poética.

La imagen de un padre, la de un padre astrictus, la vemos en 2,23; es un padre no concreto, que desaprueba lo que hace su hijo y lamenta haberle confiado lo que éste no ha sabido cuidar. Se nos muestra en este contexto:

Contra, reiecto quae libera uadit amictu, custodum et nullo saepta timore, placet.

cui saepe immundo Sacra conteritur uia socco, nec sinit esse moram, si quis adire uelit; 20

differet haec numquam, nec poscet gárrula, quod te astrictus ploret saepe dedisse pater10. (2,23, 17s.)

Estaba hablando Propercio de los peligros que ocasiona el amor a mujeres de buena posición o casadas, y consideraba preferible buscar a cortesanas. Éstas -el poeta elige el singular haec- siempre están dispuestas sin hacerse de rogar ni dar dilaciones (differet haec numquam), y no reclaman la herencia o parte de la herencia del joven enamorado, que sin duda gasta en pagar los caros caprichos de ella11.

Estos versos, que incluyen la pintura de un padre de los que habría muchos en Roma, podrían ir más allá de esa mera pintura; quizá Propercio piensa en que esa podría haber sido la reacción de su propio padre, si viviera; quizá lo imagina complaciente con él, generoso; quizá piensa que le hubiese dado todo lo que él le hubiese pedido, y que, posiblemente, aunque no sin lamentar bastantes veces la poca sensatez del hijo, seguiría comportándose de la misma manera; su padre -está seguró­le echaría en cara haberle dado parte de su patrimonio. En fin, Propercio más de una vez debió de estar convencido de que su padre no vería con buenos ojos su actitud, su amor a Cintia, pero también de que este amor y esta conducta inapropiada de Propercio, perjudicial para él mismo, no llevaría implícito que su "estricto" padre

9 Podemos recordar que Propercio utiliza en no pocas ocasiones el término pater, lo vemos aplicado a dioses como Marte (3,4, ll),Baco(3,17, ls.), Júpiter, nombrado como Pater Tarpeius (4,1,7), Sanco o Hércules (4,9,71), Vertumno (4,2,1); igualmente a Sileno (2,32,38 y 3,3,29); a Anquises (4,1,43), a César (4, 6, 59); también al dios del infierno (4, 11,15), a Ennio (3, 3, 6), y, lógicamente, siempre que en el mito tiene que hablar de este parentesco, lo que hace, además de con el sustantivo, con el adjetivo patrius o paternus.

10 "Al contrario, la que camina libremente, quitándose el manto, no cercada por temor ninguno de guardianes, ésa me agrada. Ésta suele desgastar la Via Sacra con sucias zapatillas y no permite que haya espera, si quiere uno acercarse; jamás ésta dará largas ni, parlanchína, reclamará lo que tu estricto padre podría lamentar a menudo haberte dado".

11 Añadirá que tampoco tiene un marido que se presenta de improviso por lo que hay que salir corriendo.

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dejase de amarlo y de satisfacer sus caprichos. Otra imagen de padre podríamos deducirla de otro texto, que se encuentra en

la elegía 3, 24. Reconocía en ella el poeta que había alabado sobremanera la belleza de Cintia; de ello se avergüenza ahora, pero antes no estaba en condiciones de atender a razón, como lo muestra el que lospatrii amici -los amigos de su padre- no pudieran impedir que siguiera componiendo elegías en las que cantaba del modo que lo hacía a su amada. El verso en cuestión es:

quod mihi non patriipoterant auertere amici12, (3, 24, 9).

A Propercio le gusta imaginar -esa es la imagen que se ha hecho de su padre-que su padre sería un romano de bien, un poco chapado a la antigua, representante de los valores morales que él, como joven, no acepta de grado, pero que, sin embargo, están dentro de él. Sabe que su padre, como sus amigos lo hacen, vería mal esa locura que le lleva a publicar esa clase de poemas, y lo dice con cierto orgullo. A Propercio no le gustaría un padre que aceptara las costumbres algo disolutas de los jóvenes; mucho menos que las fomentara o imitase; su padre desaprobaría su actitud y trataría de conducirlo al buen camino. Ésa es o puede ser la imagen de su padre.

Lo que podría significar para Propercio la figura del padre, unida en este caso a la de la madre, quizá se pueda descubrir también en las palabras siguientes. Para ponderar el amor a Cintia acude a un lugar común que no por serlo es menos auténtico; le dice que ella representa para él más que aquellos a quienes más podría querer, las personas más importantes de su vida, su madre y su padre; ella -dice- es toda su familia, ella es quien le proporciona toda la alegría que necesita:

tu mihi sola domus, tu, Cynthia, sola parentes, omnia tu nostrae témpora laetitiae13. (1, 11, 23s.).

En este dístico merece la pena reparar en que utiliza laetitia, término distinto sustancialmente a gaudium; con laetitia no habla de gozo como placer amoroso, sino de una alegría más propia del espíritu, muy adecuada a la relación paterno y maternofilial. Estos versos siguen, por otra parte, al dístico en que Propercio manifestaba que sin ella ningún interés tenía ni en cuidar a su querida madre ni en su propia vida:

an mihi nunc maior carae custodia matris? aut sine te vitae curae sit ulla meae?u (1, 11, 19s.),

12 "Esto no lo podían apartar de mí los amigos de mi padre"; este texto puede tener otra interpretación, si se considera patrii como "de mi entorno".

13 "Tú sola para mí eres mi casa, tú sola mis padres, Cintia, tú, todos mis momentos de alegría". 14 "Podría acaso importarme ahora más la custodia de mi querida madre? ¿o tendría yo sin ti algún

interés por mi propia vida?"

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La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22

versos en los que se puede deducir que vive su madre, lo que no parece ocurrir cuando escribe la elegía vigésima del libro segundo, en que vemos al poeta jurar por los huesos de su madre y de su padre que será fiel a Cintia hasta la muerte:

ossa tibi iuro per matris et ossa parentis (si fallo, cinis heu sit mihi uterque grauis!)

me tibi ad extremas mansurum, uita, tenebras: ambos unafides auferet, una diesi5. (2, 20, 15-18)

La importancia de la imagen del padre para nuestro poeta podemos descubrirla de nuevo en otro momento, precisamente cuando insiste en que ser padre, el título de padre, es para él de menos valor que el amor de Cintia.

tu mihi sola places: placeam tibi, Cynthia, solus: hic erit et patrio nomine pluris amor16. (2, 7, 19ss.)

Ese título de padre que pone en este caso en segundo lugar debe de ser para él importante, puesto que lo sitúa como término de comparación y encomio, aunque lo haga para indicar que vale menos que el amor de Cintia, que es todo para él; la figura del padre, a mi juicio, aparece, por eso, potenciada.

La imagen paterna puede percibirse de modo indirecto en versos en que no habla el poeta desde su "yo", sino que presta su voz a otros; así lo vemos en la carta de Cornelia a Paulo (4, 11). Se trata de la epístola que Propercio finge que, después de muerta, escribió la hija de P. Cornelio Escipión a su esposo L. Emilio Paulo Lépido, y en la que, de modo similar a como se ilustra en los mandata morituri, da una serie de consejos tanto a sus hijos como a su marido.

Al marido le ruega que haga las veces de madre, palabras en las que quizá se descubra la experiencia personal del poeta que recuerda que su madre ha desempeñado las de padre.

fungere maternis uicibus pater: illa meorum omnis erit eolio turba ferenda tuov.(4, 11, 75s.)

Quizá el que su madre haya hecho las veces de padre le permite a Propercio

15 "Te juro por los huesos de mi madre y los huesos de mi padre (si te engaño, la cemiza de uno y otro, ay, pese sobre mí) que permaneceré tuyo, vida mía, hasta la muerte".

16 "Tú sola me gustas; que te guste a ti, Cintia, yo solo; este amor valdrá más que el nombre de padre". Se podría pensar que con patrio nomine podría aludir al nombre o la gloria de la patria, pero en este contexto no parece la interpretación adecuada.

17 "Desempeña, tú, padre, las veces de madre; todo ese tropel de los míos tendrán que soportarlo tu cuello".

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imaginar que, si, en vez del padre, ella fuese la que hubiera muerto, también su padre habría actuado de semejante manera a la recomendada por Cornelia; que hubiera sido tierno y amoroso con él. En la figura paterna que Cornelia desea para sus hijos, se trasluce posiblemente la imagen del padre que Propercio siente no haber disfrutado.

En los versos siguientes se insiste en lo mismo; Cornelia imagina a Paulo besando con amor a sus hijos, y le pide que añada a esos besos los de la madre:

oscula cum dederis tuaflentibus, adice matris: tota domus coepit nunc onus esse tuumis. (4, 11, 77s.)

Ante estas palabras es lógico deducir que también la madre de Propercio obraría de modo similar, tratando de llenar el vacío dejado por el padre, y manteniendo viva y querida la figura, como quizá nos sugiere la misma carta, en que Cornelia, pensando en el posible segundo matrimonio de su viudo, ofrece prácticos consejos a sus hijos:

seu tamen aduersum mutarit ianua lectum, sederit et nostro cauta nouerca toro,

coniugium, pueri, laúdate etferte paternum: capta dabit uestris moribus illa manus;

nec matrem laúdate nimis: collata priori uertet in offensas libera uerba suas19. (4, 11, 85-90)

La importancia de los padres de Propercio en su vida debió de ser grande, el padre, muerto; la madre, siguiendo viva durante más tiempo20. En ella piensa posiblemente cuando lo hace en la madre de Peto, ahogado en ese viaje emprendido en busca de la riqueza; el poeta lo imagina ya alimento de peces, y se acuerda de la madre del joven, que no podría dedicarle las ofrendas debidas, o de que no iba a poder ser enterrado entre sus cognati.

et mater non iustapiae daré debita terrae nec pote cognatos inter humare rogos21. (3, 7, 9s.)

18 "Cuando a su llanto des tus besos, añade los de su madre; la casa entera empieza ahora a ser tu carga".

19 "Si la puerta, sin embargo, viera cambiado el lecho de enfrente, y se sentara una precavida madrastra en mi lecho, alabad y tolerad, niños, el matrimonio de vuestro padre: cautivada ella por vuestra conducta os tenderá las manos; y no alabad demasiado a vuestra madre; comparada a la primera, convertirá en ofensas suyas vuestras francas palabras".

20 Aunque también moriría relativamente joven, puesto que ya habría muerto cuando escribe la elegía 2, 20; esta elegía era, lógicamente, anterior al 26-25, fecha en la que, al parecer, se publicó el libro segundo.

21 "Y no puede tu madre ofrecerte el justo tributo de la piadosa tierra, ni inhumarte entre familiares sepulcros".

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La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22

Peto -podría pensarse- estaría en la misma situación de Propercio, sin padre, como puede deducirse igualmente del verso 18 en que sólo se menciona de nuevo a la madre.

Paete, quid aetatem numeras? quid cara natanti mater in ore tibi est?22 (3, 7, 17s.).

Hasta aquí hemos tratado de mostrar que la figura del padre -también de la madre- fue importante para Propercio; sus padres ocupaban un lugar cercano, aunque, lógicamente, distinto, al de Cintia, como muestra el que con ellos la compara (2, 7), o el que, al ponderarla, la sitúe por delante de ellos (I, 11). La vida de Propercio estaría marcada de modo muy fuerte por estas tres personas, como parece razonable.

De ahí y de otros hechos procede mi hipótesis, no del todo nueva, como ya he anticipado al comienzo, pero tampoco del todo igual. El origen de la misma proviene de lo extraño que resulta el final del monobiblos properciano. Si se tiene presente la relevancia que ostentan siempre los principios y finales de los libros, en este caso, los poemas inicial y final, la elegía que clausura el libro no se justifica. En la primera, por el contrario, el poeta, consciente de esa relevancia, tiene cuidado de situar en su poema inicial lo que le interesa destacar, su programa poético. Esperaríamos igualmente que Propercio, de cuyo trabajo cuidado y poética esmerada nadie duda, reservase la última elegía para ofrecer algo muy importante, y parece que no ha sido fácil encontrarlo, pese a que quiso ponerle su sello personal. En fin, el papel programático de la primera elegía no se corresponde en entidad con el contenido de la última; al menos, eso parece.

Hay, en consecuencia, quienes sostienen que no era ésta la elegía que servía de final al libro; también, y vista la relación que mantiene con la elegía anterior, se ha formulado que ambas son parte de una elegía de mayor número de versos, partes de un todo; es decir, se negaría entidad a las dos elegías penúltima y última23. Pero estos hechos, las diferentes soluciones que los filólogos han aportado, y el que no se haya llegado a acuerdo determinante alguno, lo que hace es confirmar que Propercio no es autor fácilmente aprensible, como lo muestran tantas innumerables veces a lo largo de sus páginas.

La tradición textual properciana es verdaderamente compleja -así se acepta-, pero los problemas de estas elegías no son mucho mayores a los de otras, y hay que convenir que es la naturaleza misma del género y la personalidad de Propercio lo que hace difícil el entendimiento de sus poemas. Aceptamos, como se suele, pese a los

22 "Peto, ¿por qué llevas la cuenta de tu edad? ¿Por qué está en tu boca, mientras nadas, tu querida madre?"

23 Un detenido panorama de las distintas opiniones lo ofrece P. Fedeli, Sesto Properzio, IIprimo libro delle elegie, Introduzione, testo critico e commento, Firenze 1980, en su exhaustivo comentario de la elegía 22, pp. 496-504.

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Francisca Moya

problemas aludidos, como tal la elegía última24 y, una vez aceptada, habrá que tratar de descubrir qué hay detrás de las palabras propercianas, pues no sólo conocía muy bien cómo debe ponerse fin a un libro, sino que lo hace; le pone el sello, respondiendo a la pregunta de Tulo sobre su genus y sus Penates, aunque lo haga de un modo harto retórico.

Propercio dirá que es umbro, que lo engendró Umbría, que nació en un lugar cercano a Perugia, y aprovecha para recordar que allí la Discordia movió a terrible enfrentamiento a los ciudadanos y que hubo muchas muertes (cf sepulcro, fuñera, vv. 3-4), y que allí, en suelo etrusco, permanecen insepultos los restos mortales de un propinquus suyo, los membra propinqui (v. 7).

Qualis et unde genus, qui sint mihi, Tulle, Penates, quaeris pro nostra semper amicitia.

Si Perusina tibi patriae sunt nota sepulcro, Italiae duris fuñera temporibus,

cum Romana suos egit Discordia ciuis, 5 (sic mihipraecipue, puluis Etrusca, dolor,

tuproiecta mei perpessa es membra propinqui, tu nullo miseri contegis ossa solo),

próxima supposito contingens Vmbria campo me genuit terris fertilis uberibus25. 10

Contestar a la pregunta de Tulo sobre quién es, dedicando seis versos, de los diez de que consta la elegía, a una guerra que había tenido lugar hacía unos doce años26, puede explicarse como un alegato antibelicista; le pudo parecer oportuno finalizar así un libro en el que la única guerra que se defiende es la del amor, la militia Veneris; puede ser también que quisiese cerrar con el tono elegiaco, ligado a la muerte, que se concreta en la de un propinquus; también es posible, pero, se podría objetar, en principio, que Propercio no responde a las preguntas, y que lo dicho no tiene la relevancia exigida, a no ser que elpropinquus sea algún familiar muy cercano

24 Es la elegía 22 y consta de cinco dísticos elegiacos. El texto que ofrecemos mantiene las lecturas de los manuscritos.

25 "Cuál y de dónde es mi linaje, quiénes son, Tulo, mis Penates preguntas, por nuestra antigua amistad. Si te son conocidos los perusinos sepulcros de nuestra patria, sepelios de Italia en los tiempos de crueldad, cuando la discordia romana espoleó a los ciudadanos (y así, tierra etrusca, mi mayor pena es que tú has permitido que queden arrojados los miembros de un pariente, que tú no cubres con el menor polvo los huesos del desgraciado), próxima a ellos, la Umbría, contigua al valle que está a sus pies, fértil por su fecunda tierra, me engendró".

26 Esta elegía hay que situarla en torno al 29-28 a.C, fecha en que se publica el libro primero; la guerra de Perugia tuvo lugar en el año 41; Galo y su compañero de milicia formaban parte del ejército de Lucio Antonio, hermano de Marco Antonio, el cual luchaba contra Octaviano. Octaviano fue, como bien recoge la elegía, el vencedor.

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La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22

e importante; y, si bien podría pensarse que Propercio quisiera recordar a un tío, a un primo, un hermano, existe otra opción, que es la que intento defender.

Lo que llevamos escrito y el lugar en que se insertan mis palabras facilitan la deducción: para mí, el propinquus cuyos huesos permanecen insepultos en la tierra etrusca no son es sino del "padre de Propercio". Y creo que esta deducción es bastante verosímil. El poeta le responde a Tulo diciéndole que es de Umbría; pero también le dice, aunque no con tanta claridad, que es hijo de un soldado que murió por causa de la guerra de Perugia; le informa, pues, de su orfandad, sin dejar de añadir un dato muy significativo, que su padre se vio privado de las debidas honras fúnebres, todo lo cual lo expresa Propercio, al tratarse de hechos muy dolorosos, de modo ciertamente contenido. Las palabras del poeta no permiten saber con certeza a cuál de los ejércitos pertenecía el padre, aunque se puede deducir, sin grandes dificultades, que no era el de los vencedores. Los últimos versos, sobre todo el último, abandonan el tono de lamento, para centrarse en el elogio a su tierra natal, Umbría {cf.fertilis y uberibus).

Ciertamente las dudas que plantea la elegía 22 quedan resueltas si se dirige la mirada a la elegía precedente. Propercio, a mi juicio, ha adelantado en la elegía anterior una información preciosa que permite entender mejor la última; Propercio puede así omitir lo que no consideraría apto en la elegía que clausura su libro.

En la elegía penúltima, la 21, un personaje, Galo, herido de muerte, se dirige a otro, un soldado compañero suyo, para que comunique a su hermana su desgracia, la muerte, que, lógicamente, ya siente inmediata, aunque, a la vez, le dice que debe ocultarle la causa de la misma; añade un ruego: que recoja sus huesos.

Tu, qui consortem properas euadere casum, miles ab Etruscis saucius aggeribus,

quid nostro gemitu turgentia lumina torques? pars ego sum uestrae próxima militiae.

sic te seruato possint gaudere par entes, 5 ne sóror acta tuis sentiat e lacrimis:

Gallum per medios ereptum Caesaris ensis effugere ignotas non potuisse manus;

et quaecumque super dispersa inuenerit ossa montibus Etruscis, haec sciat esse mea27^ 1,21) 10

27 "Tú, soldado, que herido lejos de las trincheras etruscas, te apresuras a escapar de una muerte como la mía, ¿por qué ante mis gemidos apartas tus ojos hinchados? Parte soy yo próxima a vuestra milicia. Ojalá por tu salvación puedan tus padres alegrarse; que tu hermana no deduzca de tus lágrimas lo que de verdad ha ocurrido, que Galo, escapado de en medio de las espadas de César, no pudo huir de unas manos desconocidas, y sepa que todos los huesos que encuentre dispersos en los montes etruscos, son los míos".

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Francisca Moya

El contenido de esta elegía, que, como indicamos, daría luz a la siguiente, tiene, evidentemente, antecedentes literarios, como ha sido mostrado28, pero, sea como fuere que se interprete el poema, la pregunta que se puede formular es parecida a la formulada antes ¿qué hace en este lugar de un libro como el monobiblos properciano este poema, si Galo no es una persona importante para Propercio?

Propercio canta, sin duda, la muerte de Galo, y explícita que Galo luchó contra el ejército de Octaviano, aunque no debe omitir que su muerte no se produjo en el campo de batalla, sino a manos de unos bandoleros {cf. ignotas manus, v. 8).

Propercio, en mi opinión, habla de su padre diciendo quién era; el poeta se enorgullece de él, de su participación en la lucha contra Octaviano, por lo que se sitúa, de alguna manera, enfrente del régimen de Augusto. Presume de su padre y de la opción política que defendía; añadirá, además, en su pintura, los nobles sentimientos del moribundo, que se alegra de que su consors siga vivo.

Pero podría decirse algo más. Propercio conoce estos hechos porque se los ha referido el miles compañero de suerte de Galo, el que debe decir a una hermana que Galo ha muerto, el que debe silenciar la clase de muerte, pero sí ha de pedirle que recoja sus huesos.

Soy de la opinión de que la hermana del miles no es otra que la esposa de Galo, es decir, la madre de Propercio. El tío de Propercio, el que posiblemente se encargó de su educación a la muerte del padre, es el compañero de Galo, que permaneció con vida.

Esta propuesta tiene antecedentes, pese a ser en la actualidad, prácticamente, rechazada. Rothstein identificó a Galo con el padre de Propercio29, y Lachmann30

sustenta que la madre de Propercio es la esposa de Galo y hermana del compañero que siguió vivo.

Pensamos que la clase de muerte que experimentó el padre, como es fácil entender, no convenía a la elegía última; tampoco era pertinente decir claramente en qué bando luchó el padre; esa información la dejó el poeta con gran habilidad y acierto para la elegía penúltima; el lector, naturalmente, vería la relación existente entre ambas y sabría que Galo, de la elegía 21, era el propinquus de la elegía 22.

Si las cosas son como proponemos, el libro primero, en el que Propercio se dedica a cantar a su Cintia, cuyo nombre lo inicia, es cerrado con su sello personal; habla de quién es y de dónde; canta sus orígenes, siendo, sobre todo, un recuerdo emocionado a su padre, del que se sentía orgulloso; de él tenía un excelente recuerdo y una preciosa imagen, como se puede descubrir en los distintos pasajes en que podría

28 Los antecedentes literarios o los tópicos, que con toda razón en ellos descubren los estudiosos, han sido resumidos en el exhaustivo comentario de Fedeli a la elegía 1, 21; cf. Fedeli, op. cit. pp. 485-495.

29 Cf. M. Rothstein, Die Elegien des Sextus Propertius, Berlín 1920, p. 200; esta propuesta tuvo como seguidor a K. Kunihara, "Propertiana 1, 21", R.E.L 52 (1974), pp. 233-241. Puede verse el estado de la cuestión y otras propuestas diferentes en Fedeli, op. cit. p. 486.

30 Cf. K. Lachmann, Kleine Schriften zur classischen Philologie, hrsg. von Johannes Valen, Berlín 1876 (= Berlín New York 1974), p. 248.

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Page 11: La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22interclassica.um.es/var/plain/storage/original/application/a0d13399685d2714c315e6534b...Propercio sólo habla una vez de su padre;

La imagen del padre en Propercio y la elegía 1,22

estar aludido. Su padre murió en una guerra que tuvo lugar en el año 41 cuando Propercio, como hemos recordado, contaría unos nueve años. Él pudo -incluso casi literalmente- ser testigo del entierro del padre; pudo, como se dirá en la elegía 4, 1 {ossaque legisti), recoger sus huesos; pudo su madre ir al lugar en que había muerto, como le recomendó el hermano, aunque ella sabría que no era posible recogerlos, es decir, identificarlos todos; por eso, dirá Propercio, los huesos -algunos- de su propinquus permanecen diseminados e insepultos.

No podemos silenciar que propinquus es un término que Propercio, el único, utilizaría, si se admite la hipótesis, como sinónimo depater, pero no se trataría de un hecho excepcional en un poeta que utiliza tan libre y magistralmente su lengua31.

En conclusión, el cierre del libro primero, a mi juicio, se explicaría de modo correcto. La imagen de su padre queda dibujada por parte de Propercio con pocos pero significativos trazos. La sphragís la representa la contestación a Tulo de "todo aquello" sobre lo que pregunta, cuál y de dónde son el genus y los Penates propercianos. Además la información aportada no contradice sino que avala e ilustra lo que leeremos en el último libro de las elegías; la muerte del padre de Propercio acaeció, siendo éste un niño (cf. ossaque legisti non illa aetate legendapatris, v. 4, 1, 127s.), por causa del bellurh Perusinum; y por ello mismo, y por ser su padre y su familia del partido de Lucio Antonio, desapareció la holgada situación económica {cf. et in tenuis cogeris ipse Lares, v. 128), porque, como seguirá diciendo Propercio por boca de Horos en su citada biografía del libro cuarto, sufrieron la confiscación de sus bienes, abstulit excultas pertica tristis opes (4, 1, 130).

31 Cf., por ejemplo, H. Trankle, Die Sprachkunst des Properz und die Tradition der lateinischen Dichtersprache, Wiesbaden 1960.

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