la idea de la inmortalidad del alma en la masonería

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La Idea de la Inmortalidad del Alma en la Masonería Cuando examinamos las enseñanzas no sólo masónicas, sino también espirituales tanto de Oriente como de Occidente descubrimos que el llamado a convertirnos en inmortales surge, en todos los sistemas de creencias, como una posibilidad para cualquier ser humano, pero también la afirmación de que conseguirla es una meta reservada a una pequeñísima minoría y constituye un objetivo que depende de nuestra capacidad de esfuerzo personal y del grado de crecimiento interior que alcancemos. Como lo hace ver la Liturgia de apertura de Trabajos del Tercer Grado en forma velada, pero no por ello clara- No nacemos inmortales, pero bien podemos alcanzar la inmortalidad: Prim:. Vig:.- La acacia me es conocida. Muy R:. M:. _ ¿Qué significa esta frase, Muy Ven:. H:.Seg:. Vig:.? Seg:. Vig:.- Que sé cómo se alcanza la inmortalidad. Esta fórmula masónica nos hace pensar que no todos sobrevivimos a la muerte física, mientras que para la mayoría de los profanos esta cuestión se plantea como un dilema: se cree que la vida continúa en otro nivel de existencia, o se piensa que las personas son únicamente una entidad biológica y cuando llega la muerte es el final de todo. Desde estos puntos de vista científico o espiritual, la condición mortal o imperecedera del ser humano estaría determinada ya de antemano y nada podríamos hacer para modificar nuestro destino. Sin embargo, existe la otra posibilidad que plantea la masonería: en este sentido, los seres humanos continuarían con un principio eterno potencialmente capaz de inmortalizarlos, pero su activación no se produciría de forma automática, sino que dependería de su propio esfuerzo y dedicación. De acuerdo con esta idea masónica, sólo sobreviviría nuestra Alma Inmoral, desechando nuestro cuerpo físico como un simple cascaron de huevo. Por lo tanto, la continuidad de nuestra propia individualidad más allá de la muerte no estaría reservada a cualquier masón, sino solamente a los masones que lograron identificarse con dicho principio eterno. El ser humano por lo tanto sería en principio mortal, pero también poseería en sí mismo un elemento que , adecuadamente cultivado mediante una transformación interior, le permitiría inmortalizarse. Seguramente usted lector ya advirtió una cosa: lo que llamaríamos Objetividad Masónica se aleja Radicalmente de las Ciencias Académicas, estas últimas niegan en principio la existencia del alma humana y por lo tanto mucho menos pensarían en la inmortalidad de ésta. Seguramente el descubrimiento de nuevos instrumentales científicos, darán cuenta de algo que está ahí dentro del hombre independiente de su cuerpo físico. Para Paracelso el proceso de la realización del Alma Inmortal era un tipo de alquimia interior, decía: Aquel que conseguía, en el curso de su existencia, transmutar los metales viles (cuerpo, deseos, pasiones, emociones) en oro (espíritu) sobrevolaba el gran océano de la muerte y conseguía un nivel de existencia superior. En cambio, quien no lo lograba caía en las aguas de ese océano por el propio peso

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Page 1: La Idea de la Inmortalidad del Alma en la Masonería

La Idea de la Inmortalidad del Alma en la Masonería

Cuando examinamos las enseñanzas no sólo masónicas, sino tambiénespirituales tanto de Oriente como de Occidente descubrimos que elllamado a convertirnos en inmortales surge, en todos los sistemas decreencias, como una posibilidad para cualquier ser humano, perotambién la afirmación de que conseguirla es una meta reservada a unapequeñísima minoría y constituye un objetivo que depende de nuestracapacidad de esfuerzo personal y del grado de crecimiento interior quealcancemos.Como lo hace ver la Liturgia de apertura de Trabajos del Tercer Gradoen forma velada, pero no por ello clara- No nacemos inmortales, perobien podemos alcanzar la inmortalidad: Prim:. Vig:.- La acacia me esconocida. Muy R:. M:. _ ¿Qué significa esta frase, Muy Ven:. H:.Seg:.Vig:.? Seg:. Vig:.- Que sé cómo se alcanza la inmortalidad.Esta fórmula masónica nos hace pensar que no todos sobrevivimos a lamuerte física, mientras que para la mayoría de los profanos estacuestión se plantea como un dilema: se cree que la vida continúa enotro nivel de existencia, o se piensa que las personas son únicamenteuna entidad biológica y cuando llega la muerte es el final de todo.Desde estos puntos de vista científico o espiritual, la condiciónmortal o imperecedera del ser humano estaría determinada ya deantemano y nada podríamos hacer para modificar nuestro destino.Sin embargo, existe la otra posibilidad que plantea la masonería: eneste sentido, los seres humanos continuarían con un principio eternopotencialmente capaz de inmortalizarlos, pero su activación no seproduciría de forma automática, sino que dependería de su propioesfuerzo y dedicación. De acuerdo con esta idea masónica, sólosobreviviría nuestra Alma Inmoral, desechando nuestro cuerpo físicocomo un simple cascaron de huevo. Por lo tanto, la continuidad denuestra propia individualidad más allá de la muerte no estaríareservada a cualquier masón, sino solamente a los masones quelograron identificarse con dicho principio eterno. El ser humano porlo tanto sería en principio mortal, pero también poseería en sí mismoun elemento que , adecuadamente cultivado mediante una transformacióninterior, le permitiría inmortalizarse.Seguramente usted lector ya advirtió una cosa: lo que llamaríamosObjetividad Masónica se aleja Radicalmente de las Ciencias Académicas,estas últimas niegan en principio la existencia del alma humana y porlo tanto mucho menos pensarían en la inmortalidad de ésta.Seguramente el descubrimiento de nuevos instrumentales científicos,darán cuenta de algo que está ahí dentro del hombre independiente desu cuerpo físico.Para Paracelso el proceso de la realización del Alma Inmortal era untipo de alquimia interior, decía: Aquel que conseguía, en el cursode su existencia, transmutar los metales viles (cuerpo, deseos,pasiones, emociones) en oro (espíritu) sobrevolaba el gran océano dela muerte y conseguía un nivel de existencia superior. En cambio,quien no lo lograba caía en las aguas de ese océano por el propio pesode los metales viles y sus elementos constitutivos se disolvían parareciclarse como materia prima de la creación. En el último caso, seproducía la muerte, puesto que el yo ordinario no habría alcanzadosalir de lo profano, ni la consciencia suficiente que sobreviviría ala muerte.Desde el punto de vista masónico, convertirse en inmortal no es unarecompensa, ni morir un castigo, sino una situación que corresponde alas leyes que rigen la Creación, simplemente se cumple la premisa

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Universal: Sólo sobrevivirán los más aptos. Si sólo sobrevive laidentidad espiritual, es necesario hacernos conscientes de éstamientras estemos con vida física, para que dicha experiencia no sepierda.Así, el sentido de la vida en este plano terrestre no sería otra que“Despertar” este Yo Superior para que asuma el control de nuestraaventura terrenal y así pueda alcanzar la plenitud de su desarrollo,convirtiéndonos en inmortales al culminar ese proceso por el cual noshacemos conscientes de nosotros mismos y, al mismo tiempo, captamosla auténtica realidad que subyace a la ilusión del mundo material. Yla Orden Masónica no sería otra cosa que un llamado a este “Despertarde la Consciencia”.En el fondo, estamos ante la misma concepción que sustentaban los másconnotados alquimistas: sobrevivir a la existencia terrena requiereuna transmutación o transformación interior. que consiste en consignarla fusión armónica de los cuerpos sutiles en una unidad. Esta es laClave del Salmo 133, que los masones regulares recitamos frente a laBiblia al inicio de nuestros trabajos:1 ¡MIRAD cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanosigualmente en uno! - Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cualdesciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y que baja hasta el bordede sus vestiduras; - Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre losmontes de Sión: Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna..Vemos como la Biblia (El Libro de la Ley) menciona que la UnidadArmónica , de los hermanos o yos (yoes) produciría la bendición de laVida Eterna.

La muerte constituye para los masones la iniciación suprema. Tanto que no solo celebran solemnes ceremonias cuando uno de sus hermanos deja este mundo, sino que uno de los principales ritos que debe pasar el neófito es una muerte simbólica.

El mito de la muerte y la resurrección es la base de la búsqueda iniciática de la masonería tradicional, que aspira a transformar al individuo y a mejorar sus cualidades morales. Sin embargo, en el curso de los rituales ningún precepto hace alusión explícita a la inmortalidad del alma o a la vida en el Más Allá. La masonería deja hablar a los símbolos. La verdadera maestría está reservada a aquellos que han traspasado las puertas de la muerte. En este breve trabajo vamos a referirnos a la importancia simbólica de la muerte en la masonería, así como a los rituales correspondientes a la muerte física del hermano masón, es decir, de su “paso al Oriente Eterno”.

 

Gabinete de reflexiónEn la mayoría de los ritos masónicos el postulante debe pasar una serie de pruebas al principio de su iniciación. La primera es la del gabinete de reflexión, conocida también como “la prueba de la tierra”. Más tarde, dentro de la logia, protagonizará las del aire, el agua y el fuego. El neófito es dejado en completa soledad en un pequeño habitáculo pintado de negro, a menudo subterráneo, rodeado de diversos símbolos: un reloj de arena, un gallo coronado por la inscripción Vigilancia y perseverancia, la fórmula hermética V.I.T.R.I.O.L. (Visitia Interiore Terrae Rectificando Invenies

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Ocultum Lapidem, que significa “visita el interior de la Tierra; rectificando encontrarás la Piedra Oculta”), tibias cruzadas y lágrimas de plata, entre otros. Sobre una mesa están dispuestas una vela (única iluminación del lugar), una calavera, un espejo, pan o una espiga de trigo, un recipiente con agua y otros tres que contienen, respectivamente, mercurio, azufre y sal o sus símbolos. Tras darle algunas indicaciones, el hermano experto que conduce al aspirante, conocido como Hermano Preparador, le dice:

“Los objetos e imágenes que aparecen ante tus ojos tienen un sentido simbólico y te incitarán a la meditación. Esta sepultura es el lugar de tu muerte filosófica. Ahora vas a redactar tu testamento, respondiendo por escrito a tres preguntas que se te hacen en la hoja que hay aquí, formulando a continuación tus últimas voluntades”. El hermano experto retira entonces al postulante todos los metales. Despojándose de su dinero, su reloj, sus joyas y sus adornos el neófito renuncia a los bienes materiales, a una riqueza ilusoria. Se trata de un sacrificio libremente consentido. La entrega de los objetos implica la entrada a una vida nueva, en un mundo nuevo. Despojarse de los metales es aspirar a la simplicidad, a la liberación del ser. Con esta renuncia se abandona todo aquello que no es sino ilusión. Generalmente situado bajo tierra, el gabinete de reflexión está evidentemente emparentado con el simbolismo de la caverna, de la cabaña ritual, o con el de la espesura del bosque, lugares en donde el neófito vive la experiencia directa de su muerte iniciática. En el gabinete de reflexión se produce el regreso al útero o matriz de la Tierra. El gabinete de reflexión es una prueba que se refiere a lo que se ha denominado “descenso a los infiernos”, común a todas las tradiciones espirituales. Mediante ese descenso el hombre conoce sus estados más densos e inferiores, de los que ha de purificarse para poder ascender posteriormente hacia sus estados sutiles y superiores. A ese descenso y ascenso alude precisamente el acróstico hermético V.I.T.R.I.O.L., que, como hemos visto, se encuentra escrito en una de las paredes de la estancia. La rectificación a la que alude la misteriosa frase es el enderezamiento que indica, después del descenso, el comienzo del movimiento ascendente. La luz de la vela que ilumina el gabinete simboliza precisamente el germen de ese nuevo nacimiento, también representado por el gallo pintado en una de las paredes. Se trata de un ave solar que anuncia el nacimiento del nuevo día al final de la noche. El lema con la inscripción Vigilancia y perseverancia que aparece encima del gallo alude directamente a un estado activo de la conciencia y a un estado de vigilia interior para recibir la influencia que le será conferida al candidato durante el rito de la iniciación en el interior de la logia. La perseverancia, por su parte, será la virtud que le permitirá continuar con su trabajo iniciático durante su vida como masón.

FuneralesLa masonería ha establecido ritos para los principales acontecimientos de la vida del masón. Entre ellos no podían faltar los relacionados con la desaparición física de un hermano miembro que ha pasado al Oriente Eterno. Analicemos de forma somera los ritos de las honras fúnebres con el cadáver presente, los que se efectúan tras la ceremonia y los de la “tenida fúnebre”. Para describir los primeros cedemos la palabra a uno de los escritores españoles más célebres del siglo XIX, Benito Pérez Galdós, quien en sus Episodios nacionales dedica varios capítulos a la masonería. Entre ellos destaca El príncipe D. Enrique y su funeral masónico, donde recoge los funerales masónicos del general Prim, llevados a cabo en la basílica de Atocha, en Madrid. Así los narra: “Los masones, que eran unos treinta, pertenecientes al Gran Oriente Nacional de España, dieron comienzo a la ceremonia sin que nadie les estorbara en los diferentes pasos y manipulaciones de su extraño rito (...). Lo primero fue hacer tres viajes alrededor de la caja, formados uno tras otro. El primero y segundo viajes iban dirigidos por los dos primeros Vigilantes de la Orden; en el tercero

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iba de guía el Gran Maestre. Al paso arrojaban sobre el cadáver hojas de acacia. Luego, el propio Gran Maestre dio tres golpes de mallete (un mazo de madera) sobre la helada frente de Prim, llamándole por su nombre simbólico: ‘Caballero Rosa Cruz, grado 18’. A cada llamamiento, los masones, mirándose con gravedad patética, exclamaban: ‘¡No responde!’. Después formaron la cadena mística, dándose las manos en derredor del muerto. El Vigilante declamó con voz sepulcral esta fórmula: ‘La cadena se ha roto. Falta el hermano Prim, caballero Rosa Cruz, grado 18’. A continuación el Gran Maestre pronunció un breve discurso apologético”.

Ritual conmemorativoEn una fecha más o menos alejada de la ceremonia fúnebre, se realiza en la logia del difunto un ritual conmemorativo. El lugar se encuentra tapizado de negro y tenuemente iluminado. En medio de la sala se coloca el catafalco sobre el pavimento mosaico, el tapiz cuadrangular que reproduce a escala las dimensiones de la logia y que está formado por cuadrados blancos y negros, igual que los de los tableros de ajedrez. El catafalco está flanqueado por tres columnas y se coloca sobre él una rama de acacia. Las columnas son los tres pilares que sostienen simbólicamente la logia masónica y cuyos nombres son Sabiduría, Fuerza y Belleza. El lugar que estos pilares ocupan en el templo les da una posición destacada al estar ubicados en tres de las cuatro esquinas del pavimento mosaico. El pilar de la Sabiduría se dispone en el ángulo sudeste del tapiz, el de la Fuerza en el noroeste y el de la Belleza en el sudoeste. Los capiteles de los pilares se corresponden igualmente con tres órdenes arquitectónicos clásicos: el jónico, el dórico y el corintio. Estos tres principios también representan tres cualidades o estados del alma humana que, vividos en el interior del ser, hacen posible su transmutación y contribuyen, por tanto, a la edificación del templo interior, del cual el templo material es la figuración simbólica.

LA ULTIMA LEYENDA

HIRAM ABIF 

 

 

Allí donde la libertad echa raíces, estará mi tierra.

 (BENJAMIN FRANKLIN)

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 Esta leyenda no me la narró mi abuela. No fue tampoco

ningún vecino de la aldea, ni tan siquiera la oí contar jamás a

nadie en mi infancia durante el tiempo en que viví en mi

añorada Costa de la Muerte.

Me fue trasmitida un atardecer de invierno, un día gris y tormentoso, en la oscuridad de un templo por un Venerable

Maestro. Fue el día de mi elevación a condición de hombre libre de prejuicios mentales, el día que supere mi propia muerte.

Rodeado de varias decenas de hermanos, con mi plena voluntad y consentimiento, despojado de todos mis metales juré

solemnemente ante un volumen de la ley sagrada, que ocultaría y jamás revelaría los secretos que me allí me confiaron. También

prometí que mantendría cuidadosamente mi honor y el de mis fraternos compañeros de reunión sin abrigar ningún prejuicio a su honor ni tolerar, a sabiendas, que otras personas pudieran

tenerlo y que sí estuviera en mi poder impedirlo, rechazaría con hombría al difamador, comprometiéndome así mismo a respetar

la castidad de las esposas de todos mis hermanos.

Sí, juré solemnemente observar escrupulosamente estos

tres puntos, prefiriendo que mi cuerpo fuera,

simbólicamente,  cortado en dos mitades, antes que violar la

palabra dada. Por tres veces besé el volumen de la ley sagrada

y sellé mi juramento vinculándome de por vida a la fraternidad

francmasónica.

Aquella ceremonia donde me conjuré en la ley del

silencio, me hizo evocar aquel gesto tan sencillo y familiar de mi

abuela Mama Sofía, cuando con su dedo índice apoyado en sus

labios, me ordenaba silenciar para siempre aquello que me

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había trasmitido. Nada en aquella tenida masónica era tan

nuevo ni tan revelador para mí y sin embargo, debo reconocer

que me impactó fuertemente, Mama Sofía ya me había educado

desde niño a no prejuzgar a mis semejantes, a rechazar

radicalmente la difamación y la calumnia y respetar la libre

voluntad de la mujer como ser libre e igual al hombre.

Aquel anochecer de invierno envuelto en el silencio sepulcral de la logia, me narraron una leyenda sencilla, tan sencilla como son

todas las leyendas. Estaba basada en un personaje bíblico prácticamente desconocido, un forjador de metales llamado Hiram Abif, que trabajó en la construcción del templo de Rey Sabio Salomón. Era el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. Salomón, enterado de su fama de artesano avezado en el arte

de la construcción lo hizo llamar para que forjara las dos columnas de la entrada del pórtico del Templo.

Hiram, cuenta la leyenda, era un hombre humilde y diligente, trabajaba sin descanso dirigiendo la labor de sus compañeros y

aprendices, a la vez que les iba enseñando los secretos del oficio de constructores. Hiram mantenía una fidelidad

inquebrantable a los secretos que le habían sido trasmitidos por sus maestros y fue asesinado poco antes de la culminación de la

obra del Templo de Jerusalén.

Un grupo de tres pérfidos compañeros, ávidos de conocer

todos los secretos que atesoraba Hiram, conspiraron

clandestinamente para arrebatárselos, urdiendo una trampa

criminal. Se emboscaron amparados en la oscuridad de la

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noche, cubriéndose sus rostros y apostándose cada uno de ellos,

en cada una de las tres puertas del Templo, lugar donde el

maestro se había retirado para orar al Creador.

Concluidos sus rezos, Hiram Abif se encaminó hacia la

puerta ubicada en el sur, allí emboscado y armado con una regla

plomada le esperaba agazapado uno de los traidores. Lo asaltó

amenazándolo con golpearle hasta causarle la muerte si se

negaba a trasmitirle los secretos por él conocidos. El maestro

Hiram fiel a su juramento, le contestó que ni podía ni quería

divulgarlos. Dándole a entender que sólo a través de la

constancia y el esfuerzo se haría merecedor de llegar a

participar de aquellos secretos y que preferiría morir antes que

traicionar la palabra empeñada.

Insatisfecho el malvado con la firme respuesta Hiram, le

asestó un fuerte golpe en la cabeza del maestro.

Tambaleándose y aturdido, el maestro huyó corriendo hacia la

puerta del norte.

Al acercarse a la segunda puerta, fue abordado por el

segundo de los intrigantes armado con un nivel de obra.  Tras

darle el maestro la misma negativa respuesta, recibió

nuevamente otro golpe en su cabeza, cayendo aturdido de

nuevo al suelo. Viendo que su retirada estaba cortada por dos

de las puertas del templo, desfallecido y ensangrentado trató de

huir encaminándose hacia la puerta ubicada al este, donde se

encontraba oculto el tercero de los criminales.

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Este tercer canalla recibió del Maestro las misma

respuestas que los dos anteriores, porque a pesar de la

debilidad en la que se encontraba Hiram, supo mantenerse firme

e inquebrantable en sus principios y guardo sepulcral silencio.

Un nuevo golpe violento asentado con un pesado mazo, lo

derribó sin vida, cayendo muerto a los pies del malvado.

Nadie vio ni oyó nada, el delito se ejecutó en total

clandestinidad El vil asesinato se consumó en la más absoluta

nocturnidad y sin que nadie se percatara de ello.

Al día siguiente, ala hora del comienzo de los trabajos, los

capataces de la obra al ver que Hiram no llegaba, como

acostumbraba, puntualmente a su hora con los planos y diseños

bajo su brazo, intuyeron que alguna desgracia podría haber

acontecido a su Maestro. 

Una representación de compañeros fue a comunicar al

Rey Salomón la sospecha que la desaparición repentina y

misteriosa, tuviese por causa algún fatal desenlace.

El Rey Sabio ordenó una revista inmediata de todos

trabajadores de las diferentes cuadrillas, apercibiéndose de la

sospechosa ausencia de tres de los encargados.

Esta extraña falta abrigó aún más los temores del Rey

Salomón por la suerte que pudiera haber sufrido su principal

artista. Eligió entre los oficiales a los tres de más confianza y les

ordenó que, acompañados de sus respectivas cuadrillas,

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partieran con la mayor rapidez en busca de su Maestro. Los

grupos marcharon divididos en tres cuadrillas, partiendo de cada

una de las puertas del Templo y fijando una fecha concreta para

retornar, informando del resultado de sus pesquisas.

La primera de las cuadrillas, tras varios días de

infructuosa búsqueda, regresó a Jerusalén sin haber descubierto

nada que pudiera aclarar la desaparición del maestro. El

segundo equipo fue mucho más afortunado, pues cierto

mediodía,  se sentaron a descansar bajo la sombra de unos

arboles en las inmediaciones del camino. Uno de los hermanos

al querer levantarse, se asió con la mano al arbusto bajo el que

se cobijaba, quedando sorprendido con la facilidad con que sus

raíces se habían desprendido del suelo. Examinó con atención la

zona y observó que la tierra había sido removida recientemente.

Llamo al resto de cuadrilla, excavaron en el lugar y encontraron

el cadáver enterrado del Maestro Hiram Abif.

Con sumo respeto y veneración lo volvieron a sepultar en

la tierra. Y para recordar el lugar exacto donde se hallaba

enterrado, colocaron una rama de acacia en la cabecera de la

tumba.  

La leyenda continúa narrando el traslado del cuerpo del

maestro a Jerusalén, su inhumación bajo la sagrada tierra que

simbolizando a ese inmenso Templo telúrico que acoge a todos

los hombres de buena voluntad esparcidos por el inmenso orbe

y finaliza la leyenda lamentando esta doble pérdida, la pérdida

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del  Maestro Hiram Abif y la pérdida de los secretos que se llevó

con él al Oriente Eterno

Esta leyenda, como todas aquellas referentes a la Costa

de la Muerte que me narraba mi abuela Mama Sofía,

aparentemente es muy sencilla, casi ingenua y está toda ella

plagada de simbolismo.

En esta leyenda no hay seres mágicos o con poderes

sobrenaturales, el protagonista es un simple trabajador, un

forjador de metales y su única virtd el trabajo, la constancia y la

discreción.

Las herramientas con que matan al maestro, nos

muestran esa dualidad de las cosas, el bien y el mal. Las

herramientas símbolo de la inteligencia y el trabajo creativo son

aquí utilizadas para la ignominia y el crimen, dándonos a

entender que ninguna creación humana es buena ni mala por sí

misma, su bondad o perversidad depende del uso que los seres

humanos hagamos de ella.

Los tres canallas de la leyenda representan las tres

grandes lacras de la humanidad, esos defectos que nos han

conducido en innumerables ocasiones al fratricidio, son los

canallas la simbología de la ambición, el fanatismo y la

ignorancia. Hiram es la alegoría de las tres virtudes contrarias,

la generosidad, la tolerancia y la instrucción.

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Nos habla, como todas las leyendas anteriores, de la

muerte y de la vida, de ese apareamiento en el que

desarrollamos nuestra existencia, en el camino que, día a día,

cada ser humano va recorriendo sin querer ser consciente de

cual es su meta definitiva.

Esa muerte que nos sirve como alegoría de nuestro

objetivo último, de nuestro indomable deseo de encontrar la

inmanencia personal o una transcendencia ilusoria de nuestra

alma inmaterial.  En las leyendas de mi aldea la muerte era el

final de la primera etapa, una paso para el que había que estar

preparado si se quería alcanzar la otra vida, en esta otra

leyenda la muerte es sinónimo de la propia inmortalidad.

La búsqueda de nuestra propia inmortalidad, debe estar

cimentada en esa verdad personal que cada cual llevamos en lo

más profundo de nuestro ser y de la que nos servimos como

bastón para poder afianzar nuestros pasos. De esa verdad

íntima que sólo alcanzaremos, igual que el maestro Hiram, sí

fundamos nuestra existencia en el trabajo, la humildad y el

respeto al resto de los seres humanos, sin malas artes ni

engaños, sin aprovecharnos del esfuerzo de nuestros

semejantes. La nuestra será  siempre una verdad parcial, como

todas las verdades, sinónimo de lucha, de empeño constante, de

búsqueda sin fin, de sacrificio generoso y de fe en uno mismo.

Pero era también Hiram, como todos nosotros, un hombre

imperfecto, en la leyenda se simboliza esa imperfección al

Page 12: La Idea de la Inmortalidad del Alma en la Masonería

decirnos que era el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, esa

orfandad que la leyenda reivindica como alegoría es el símbolo

de nuestra condición de humanos, encarna la imperfección de

nuestro linaje, nuestra ascendencia deficiente, lo que otros

denominan pecado original, el saber que nuestra naturaleza, por

su origen, está incompleta y por tanto, igualmente incompleta

está también en su destino y proyección, que debemos admitir

que como todos los seres vivos nosotros también somos

imperfectos, que nuestra vida subsiste en la medida en que

luchamos, avanzando en la medida en que vencemos, siendo

inalcanzable para nosotros la meta de la perfección, comprender

que la perfección es ilusoria y Por tanto, advertir que no nos es

necesaria para poder realizarnos como hombres libres.

El símbolo del secreto nos debe hacer comprender que no

existe el misterio ni el enigma, que lo que no conocemos, es

únicamente producto de nuestra propia ignorancia y sólo en la

medida que seamos capaces de asumir nuestra ignorancia,

seremos capaces de avanzar en la comprensión, pudiendo llegar

a explicar el mundo que nos rodea. Seamos pues humildes,

tenemos lo que tenemos, no más, de ahí nuestra imperfección y

para no olvidarlo la leyenda nos recuerda siempre nuestro

origen imperfecto, quizá por ello, los masones toman como

apelativo el de Hijos de la Viuda. Ellos son conscientes de que su

finalidad última es tratar de hacer de un hombre bueno, un

hombre mejor.

Page 13: La Idea de la Inmortalidad del Alma en la Masonería

El Maestro Hiram Abif simboliza la lealtad inquebrantable

a los principios, anteponiéndola, incluso, a la propia vida. Él se

sacrificó y  murió llevándose consigo el secreto, dejándonos una

tenue luz en este mundo tenebroso, una luz que nos sirve de

guía, como aquellos faros impenitentes que siempre aparecían

en las leyendas de mi tierra y que guiaban a los perdidos

marineros en las noches de brumas y lluvias. Este faro

simbólico nos iluminan de un modo sencillo con tres pequeñas y

casi imperceptibles luces. La luz íntima que ilumina nuestro

interior para proveernos de fuerza de voluntad; esa otra luz

exterior que emitimos con nuestra conducta y nos ayuda a

alumbrar nuestro entorno, viviendo en sociedad armónicamente

con nuestros semejantes y la luz superior, que emana de los

cielos, de la creencia en un Gran Arquitecto de Universo,

iluminándonos a todos por igual en nuestro penoso peregrinar

existencial.

Las tres preguntas filosóficas irresolubles sobre las que

humanidad viene interrogándose desde el principio de los

tiempos, quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, se

truecan aquí en tres interpelaciones más sencillas, por tres

actitudes ante la vida, cuál es mi deber para conmigo mismo,

cuál es mi deber para con el resto de la Humanidad y cuál es mi

deber para con el Creador.

 En las leyendas de mi tierra siempre se hablaba de

tesoros escondidos en las entrañas de la tierra, en ésta el tesoro

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es la sabiduría humana que se va atesorando en las entrañas de

toda persona a través de la observación y la reflexión.

La leyenda de Hiram nos enseña que para un hombre

justo amante de su íntima libertad, los temores que suscita la

muerte no son nada comparándolos la abominación que produce

la traición y la deshonra. Que el hombre que sabe escuchar la

voz de la naturaleza, esa voz que nos da testimonio de que en

nuestros cuerpos perecederos, reside el principio de la vida y de

la inmortalidad. Esa naturaleza que nos aporta la fuerza

necesaria para combatir nuestros temores, generándonos la paz

interior que nos ayudará a permanecer fieles a la razón humana,

a la Humanidad.

Esta leyenda nos revela también con la muerte altruista

de Hiram Abif, que  el espíritu de sacrificio o la entrega generosa

de la vida por una creencia o un ideal, no aporta por sí mismo ni

un ápice de verdad a esa creencia y que su grandeza reside

exclusivamente en el propio acto de coherencia que supone

anteponer los principios, la ética, la asunción de la íntima

libertad personal a la propia existencia.

El martirio, la grandeza de morir por unos principios sólo

cobra su sublime significado filantrópico al equipararlo con el

encanallamiento, con la miserable pobreza de quien es capaz de

matar por otra creencia opuesta.

Page 15: La Idea de la Inmortalidad del Alma en la Masonería

LAS ENSEÑANZAS MASÓNICAS DE LA MUERTE, LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE, Y LA TRASMIGRACIÓN DEL ALMA.La Biblia es muy clara en lo tocante a lo que sucede una vez el alma deja el cuerpo físico. Nosotros examinamos la doctrina Masónica en este articulo. Descubrimos que la Masonería no es definitivamente Cristiana, sino Pagana en esencia.

¡Viene el Nuevo Orden Mundial! ¿Está usted listo? Una vez usted entienda lo

que es realmente este Nuevo Orden Mundial, y cómo se está implementando

gradualmente, ¡¡usted podrá ver como progresa en sus noticias diarias!!

¡Aprenda a cómo protegerse usted, y a sus seres queridos!

Manténgase con nosotros para que obtenga revelaciones tan asombrosas que

usted nunca volverá a ver las noticias de la misma forma.

USTED ESTA AHORA

EN LA ESPADA DEL ESPÍRITU

LA RELIGIÓN MASÓNICA

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Ya que la Masonería clama ser una religión, la enseñanza más importante que sostienen sus partidarios es la correcta instrucción de lo que le pasa a las almas eternas de sus seguidores. En este punto, puedo escuchar la protesta de muchos Masones, diciendo que la Masonería no es una religión. En vez de tenerme contestando esa pregunta, pienso que deberíamos permitir al gran Masón de todos lo tiempos, Albert Pike, contestarnos esto a nosotros. Lean estas palabras: (el énfasis es mío)

1) “Cada Logia Masónica es un templo de religión; y sus enseñanzas son instrucciones de religión”. [“Moral y Dogma”, Albert Pike, página 213, enseñanzas del Grado 13, Arco Real de Salomón.]

 

2) “La Masonería…es la universal, eternamente inmutable religión, tal como Dios lo plantó en el corazón de la humanidad universal. Ningún credo ha permanecido sin haber estado construido sobre este fundamento…Los ministros de ésta religión son todos Masones quienes la comprenden y son devotos de ella; sus sacrificios a Dios son buenas obras, los sacrificios de base y de pasiones desordenadas, los ofrecimientos de intereses propios en el altar de la humanidad, y los esfuerzos perpetuos que atentan contra toda perfección moral de la que el hombre es capaz.” ["Moral y Dogma", Albert Pike, página 219, enseñanzas del Grado 14, El Gran Elegido, Perfecto, y Sublime Masón]

3) “La verdad perfecta no esta en ningún lugar…así que la Masonería es una continua lucha a través de la luz…. La Religión, para obtener extensión e influenciar a la gran mayoría de la humanidad, necesita que se le combine con cierta cantidad de defectos para colocarla muy por debajo de los estándares asequibles por las grandes capacidades humanas…La religión de muchos debe necesariamente ser más incorrecta que ese poco de refinada y reflexiva…” [“Moral y Dogma”,

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Albert Pike, Pág. 224, enseñanzas de el Grado 14, El Gran   Elegido, Perfecto, y Sublime Masón ]

4) “No menospreciamos la importancia de cualquier Verdad. No proferimos palabras que puedan parecer irreverentes para alguno de cualquier fé. No le decimos al Musulmán que es solamente importante para el, creer que no hay sino solo un Dios, y absolutamente sin esencia tanto así como Mahoma fue Su profeta. No le decimos al Hebreo que el Mesías que ellos esperaban nació en Belén hace aproximadamente 2,000 años; y que él es un hereje porque no fue tan aceptado. Y como poco le decimos al Cristiano sincero que Jesús de Nazaret fue sólo un hombre como nosotros, o que Su historia irreal de resurrección fue sólo una vieja leyenda. Hacer eso está fuera de nuestra jurisdicción. La Masonería, de ninguna época, pertenece a todos los tiempos; sin ninguna religión, encuentra sus grandes verdades en todo”.[“Moral y Dogma”, Albert Pike, Pág. 524, enseñanzas de el Grado 26, Príncipe de Misericordia o Trinitario Escocés]

5) “Si bien la Masonería es idéntica a los Antiguos Misterios, es más en éste sentido limitado; que ésta presenta sino una imagen imperfecta de su brillantez”. (En otras palabras, mientras la Masonería es idéntica en enseñanza a los Antiguos Misterios, no es tan buena, no tan brillante.)[“Moral y Dogma”, Albert Pike, Pág. 524, enseñanzas del grado 28, Noche de el Sol, o Príncipe Adepto]

  De esa manera, tenemos el testimonio de la Masonería que es una religión, pero que no es solo cualquier religión. Más bien, la Masonería pretende ser la religión adoptada por los Antiguos Misterios, especialmente su amado Egipto. Hemos estado reportando algunas de las enseñanzas de otros famosos libros Masónicos, por Norman Frederick de Clifford, “ Egipto La Cuna de la Masonería Antigua”. En éste libro, vemos la admiración del Masón hacia el Antiguo Egipto,

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y lo vemos expresado en casi todas las páginas. La tremenda reacusación de ésta admiración hacia los Antiguos Misterios de la Religión de Egipto y de su cultura, es que Dios, Jehová, el Dios de la Santa Biblia, condenó ésta Antigua Religión y su cultura, y la trajo a juicio físico, ¡Destruyéndola por completo! Usted puede leer mucho de éste juicio en Éxodo, como Dios estuvo mandando las diferentes plagas contra Egipto, con el fin de librar a los Israelitas de su esclavitud.

EXAMEN DE LOS PASAJES PERTINENTES, MENCIONADOS ARRIBA

Antes que vayamos más allá, vamos a examinar algunos de los pasajes pertinentes de las citas, arriba, para ver que ellas pueden decirnos acerca de la verdadera naturaleza de la Masonería, especialmente en la relación que alegan de ser consistentes con el Cristianismo.

Párrafo 2—La Masonería alega que es universal, una religión mundial. En otras palabras, la Masonería es una Religión Única, tomando de cada Antiguo Misterio las “verdades” que encuentra válidas. También, note que este credo universal se declaró ser el fundamento de la Masonería. Solo podemos sacudir nuestras cabezas y asombrarnos de lo claramente anti-Cristiano que éste tipo de fundamento realmente es, nuestro Señor declaró que El era el único camino al Padre (Juan 14:6), y el Apóstol Pablo escribió, bajo el poder del Espíritu Santo, “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” [1Corintios 3:11]. Así que, con sus propias palabras, la Masonería nos enseña por ella misma no solo no ser Cristiana, sino que es Pagana!

También en el Párrafo 2, vemos el énfasis sobre las buenas obras la cual cada Masón se espera que haga en su vida, y así ganar la subida en la carrera hacia la perfección. Pero, en el Cristianismo, vemos que las buenas obras no hacen ganar al hombre nada [Ef. 2:8-9], sino que es por la obra consumada de

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Jesucristo que somos Justificados ante Dios [Romanos 3:21-22; 1 Corintios 6:11; 1 Timoteo 3:16; 1 Pedro 3:18].

Párrafo 3—Cuando la Masonería afirma que la “Religión… necesita que se le permita con todos los defectos…”, podemos instantáneamente ver que ellos están justificando la práctica de mentirle a sus propios seguidores, hasta que llegue el tiempo en que sean “capaces” de saber la verdad, y hayan alcanzado un estatus entre los Masones que les eleve fuera de las “masas” mencionadas en este párrafo. Hemos descubierto que muchos Masones nunca han parecido “merecer” aprender la verdad acerca de su organización, aunque hayan sido miembros por décadas y hayan escalado a un muy alto grado. La gran ventaja de un Masón anciano quien nunca ha aprendido la verdad acerca de la Masonería es que el puede estar confiado con vehemencia, y honestidad, negando que no hay nada mal con la organización, y estar muy convencido al hacerlo. Esta técnica es llamada, “Negación Plausible”.

Claro, los Masones que no conocen la verdad se espera que mientan a cualquier otra persona que no sea Masón, para ellos son sino aquellas despreciables “masas”, también conocidos como los “profanos”.

Por otro lado, solo podemos sacudir nuestras cabezas en consternación mientras leemos,

“La verdad perfecta no esta en ningún lugar…” ¡Dios tiene continuamente indicado que Su Verdad es Absoluta y que ni una jota ni un ápice nunca desaparecerá hasta que todo se cumpla a cabalidad! Sólo la Santa Biblia establece que su Verdad es Absoluta, y sólo los Paganos sostienen que no es así! Por lo tanto, nuevamente vemos que la Masonería no es Cristiana, en ningún tramo de la imaginación. [Vea Proverbios 30:5-6; Juan 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” ]

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Párrafo 4—Nuevamente debemos sacudir nuestras cabezas con horror cuando la Masonería afirma que acepta la “verdad” encontrada en cualquier religión, porque éste Universal punto de vista establece implícitamente que todas las religiones son consideradas ser igualmente validas. Pero, entonces, la Masonería afirma que permitirá a los seguidores de varias religiones la libertad de creer en alguna doctrina en particular peculiar en su religión, aun cuando la Masonería “conoce” que estas doctrinas son falsas. En el Cristianismo, los Masones nunca le dirían a un Cristiano que Su Dios, Jesucristo de Nazaret fueREALMENTE sólo un hombre como cualquier otro, y que la historia divina de Su ministerio y Su muerte y resurrección son solo una “reanimación” de viejos mitos antiguos!! ¿Cuanto más claro debe estar que la Masonería no es Cristiana? En GRATIS02 , mostramos que las enseñanzas de la Masonería sobre la Persona y el Ministerio de Jesucristo cumple a cabalidad precisamente la definición Bíblica del Anticristo; le invitamos a leer este artículo a fondo, el cual le puede arrojar luz en este aspecto. Pero, de esta declaración, podemos ver que los Masones no ven a Jesucristo como quien es en realidad. EL Dios, que se hizo carne, único, y el único camino al cielo. Ellos conocen “más”. Ellos conocen que todas éstas historias de Jesús son solo reanimaciones de antiguas leyendas, pero ellos gustosamente nos permiten mantener todas nuestras “malas interpretaciones”.

El autor de la Nueva Era Peter Lemesurier, en su libro, “El Libreto del Armagedón”, arroja algunas notas muy interesantes sobre éste asunto de las “malas interpretaciones” de las muchas personas del mundo. Luego de establecer el hecho obvio de que muchas personas en el mundo creen en diferentes doctrinas sobre muchas cosas, y que esas muchas religiones están buscando un Mesías que declarar, Lemesurier ofrece una solución interesante. El establece que el Anticristo declarará ser el Mesías el cual todas las religiones en el mundo están buscando, y el luego creará una adoración de el mismo que atraerá a todas las personas del mundo hacia un mismo culto! Por supuesto, este plan cumple a cabalidad la profecía Bíblica.

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Párrafo 5 – “La Masonería es idéntica a los Antiguos Misterios…” De este modo, tenemos el propio testimonio de Pike de que la Masonería es idéntica a los Misterios Satánicos de los Babilónicos, los Egipcios, los Griegos, los Romanos, los Jebuseos, los Amorreos, los Gergeseos, los Heveos, los Arkitas, los Sinitas, los Arvaditas, Zemaritas, y los Hamatitas, todos los cuales Dios destruyó con juicio por su idolatría!! Los Masones tampoco conocen este hecho, o no les importa porque ellos consideran que el Dios de la Santa Biblia no es igual al dios de las otras religiones.

LAS ENSEÑANZAS DE LOS MASONES SOBRE LA MUERTE Y LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE

Ahora, vamos a examinar las enseñanzas sobre la Muerte y sobre la Vida Después de la muerte. Esta enseñanza es crítica para que cualquier religión la responda, y lo haga apropiadamente, porque el destino eterno de cada alma inmortal depende de si esta pregunta es contestada correctamente. Examinemos las enseñanzas sobre el destino de las almas después de la muerte.

“El alma, para ellos, no era una mera concepción o abstracción; sino que realmente incluía en si misma vida y pensamiento…era material; pero no una bruta, inerte, inactiva, sin vida, sin emociones, amorfa, sin luz, materia. Se mantenía siendo activa, razonante, pensante; su hogar natural en las regiones mas altas del Universo, desde donde desciende a iluminar, a dar forma… y hacia donde incesablemente tiende a reascender tan pronto puede liberarse por si mismo, de su conexión con esa materia. De esta sustancia las almas de los hombres fueron formadas, y solo por ella, uniéndose y organizando sus cuerpos los hombres viven.”[“Moral y Dogma”, Albert Pike, pagina 398, enseñanzas de el Grado 24, Príncipe de el Tabernáculo].

Estas enseñanzas ni se aproxima a la revelación Bíblica de que Dios -- una Persona, Existente en Si mismo -- creo a las almas del hombre. Aquí, tenemos a

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la Deidad – El Universo -- que de algún modo piensa y crea las almas de los hombres, de algún modo les lleva a que se unan con los cuerpos humanos. Por otro lado, su descripción de que es el alma de un hombre, entendemos que ellos creen que el alma del ser humano es una “Fuerza”, y que Dios es una “Fuerza”. [Pike es muy claro en “Moral y Dogma” en que su “Dios” es una Fuerza -- Págs. 267,531,668,705-7,666-71]

¡Esta es una doctrina Pagana! Es también la doctrina del Anticristo. “Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas:” [Daniel 11:38] La doctrina de la Nueva Era es un callado plan que adorara al “dios de las fortalezas”.

Esta Enseñanza Masónica que las almas descienden y ascienden es simplemente y solamente la doctrina Pagana de la Reencarnación. La Biblia claramente enseña que el hombre solo vive una vez, seguido por el Juicio Divino, vea [Eclesiastés 12:7; Hebreos 9:27; Apocalipsis 14:13]

Ahora, volvamos a la enseñanza Masónica:

“Por lo tanto fluyo la doctrina de la trasmigración de las almas… desde el Oriente y Misterios…las almas de los difuntos viciosos pasó a los cuerpos de aquellos animales cuya naturaleza tenga mas afinidad con sus vicios, también se pensó que el alma podía evadir estas transmigraciones, a menudo sucesivas y numerosas, por la practica de la virtud, la cual podría exonerarla de ellos, liberarla de el circulo de sucesivas generaciones, y restaurarla de una vez a su origen. Por lo tanto nada fue tan ardientemente pedido por los Iniciados, dijo Proclus, como esta feliz fortuna, la cual, los libera del imperio del Maligno, podría restaurarlos a su verdadera vida, y conducirlos al lugar del descanso final…las almas no alcanzaran el termino de sus padecimientos, hasta que las revoluciones del mundo las haya restaurado de su condición primitiva, y las haya purificado de sus manchas la cual ellas han contraído…ellas no se les puede permitir entrar al Cielo hasta que se hallan distinguido ellas mismas por la practica de la virtud…Los Kurdos, los Chinos, los Cabalistas, todos ellos sostienen

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la misma doctrina.” [“Moral y Dogma”, Albert Pike, pagina 524, enseñanzas de el Grado 24, Príncipe de el Tabernáculo]

Estas enseñanzas son vehementemente anti-Cristianas. Pero, mas que eso, son de la Nueva Era, así como el clásico Hinduismo y el Budismo. En mi estudio de la doctrina Católica Romana del Purgatorio, descubrí que el Purgatorio vino de esta enseñanza Antigua Pagana descrita antes, donde las almas tenían que ser purificadas de las manchas; no obstante, el Purgatorio fue inventado como el lugar de purificación en vez de tiempos de vida sucesivas [La Enciclopedia Americana, Versión Internacional, Volumen 23, “Purgatorio”]

 LAS ENSEÑANZAS MASÓNICAS SOBRE EL CIELO

Ahora, veamos como los Masones ven el Cielo y como llegan a el. Vamos a citar a otro famoso autor Masón, Norman Frederick de Clifford, en uno de sus libros, “Egipto La Cuna De La Antigua Masonería, paginas 224-5. Notara una Salvación por Obras, enseñanzas de Reencarnación y Karma, y la enseñanza de que cada persona contiene la divinidad dentro de el. Todas estas enseñanzas son virtualmente anti-Cristianas. [Énfasis mío]

“Cuando el Neófito se coloque debajo de sus [Masones] dominios oscuros, visible en las tinieblas, con ambición de saber y entender lo desconocido, su ser mayor lo impulsará a mayores esfuerzos. Adhiriéndose y ascendiendo, la batalla hacia arriba y hacia adelante, aferrándose ciegamente por la Luz, hasta que se detiene sobre el primero de sus múltiples dominios…El ve mas allá de el…y empezara a entender que decía el poeta cuando hablaba:

“ El cielo no es alcanzado con una simple ligadura;

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Sino que construimos la escalera por donde hemos de subir

Desde la baja tierra hasta el arqueado cielo,

Y así escalamos a la cima peldaño a peldaño”.

“Es así con el Neófito. El empezara a entender que el Cielo (la Sabiduría) no se gana por una simple ligadura; sino que solo se obtiene escalando paso a paso, o grado a grado…El entenderá que no hay Muerte, que lo que llamamos Muerte es simplemente la desintegración de las formas moleculares, para hacerse manifiesto ositivamente en muchas otras”.

“Esta ositivamente de el cuerpo físico del hombre, animales, plantas, ocurre tan pronto como las fuerzas de la vida o el alma dominante se marche…La Muerte es simplemente la Posada al lado de la carretera, simplemente el féretro sobre el cual el cuerpo esta tendido. El ositivamente se dará cuenta que todos los hombres deben pasar a través de las puertas de la Muerte antes de poder entrar al camino que lleva a la inmortalidad. La Muerte no aniquila el verdadero hombre ositivame, sino que simplemente destruye la forma o personalidad…en la cual la individualidad, o el ser mayor, ha sido capacitado para manifestarse por si mismo en el plano físico”.

“Y en la alcanzada Muerte el debe entender a fondo lo que el ha sufrido, y que será purificado, así que las obras de la Esencia Divina deberá ser ejemplificada en el. A través de la gloria de la Vida, el Hombre debe acongojarse, entristecerse, sufrir dolor y ositivamen a la personalidad, mientras El, el hombre verdadero, sabrá muy bien que es simplemente un proceso de ositivam para traerle a la ositivament.”

“Cuando el hombre se mantiene erguido en su Divinidad ante la Divina Gloria de Luz y Verdad, con brazos extendidos y cabeza elevada, en un consciente

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conocimiento del Amor Divino, deseoso de aceptar su Karma, entonces la cruz caerá ositi de el y el entenderá que esta de pie ante su Ser Mayor, la Divina Presencia de el Supremo Arquitecto, y positivamente sabe que el y su Padre son Uno. El entenderá a fondo que la Resignación es lo que le trae su perfecta paz y felicidad, y abrirá la puerta que lo conducirá a la dicha de la Inmortalidad”.

¡Wow, que revelación han traído estas pocas paginas! Podemos ver que la Masonería es simplemente idéntico con el actual Movimiento/ Religión de la Nueva Era. Ellos enseñan que cada persona es Divina y cada persona debe “darse cuenta” de su divinidad a medida que trabaja su subida a la Escalera de la Perfección, para un día pararse en la dicha de la Inmortalidad, luego de numerosas reencarnaciones. Note que pintan al hombre como que se “mantiene erguido” ante Dios. ¿Que dice la Biblia? Dice que el redimido se “inclinara” al suelo en adoración y reverencia [Romanos 14:11-12; Filipenses 2:10-11; Apocalipsis 4:10]

Pero, usted vio que la Masonería enseña que el Hombre Perfecto y Su Padre son Uno? Esto es realmente blasfemo, es una falsificación de la declaración que hizo Jesucristo en diferentes ocasiones, que El y su Padre son Uno. [Juan 10:30] Esta declaración también revela que ellos se ven a si mismos como Divinos, tan pronto como ellos puedan irse a través del número requerido de reencarnaciones necesarias para purificarse a ellos mismos al punto de llegar a ser el Hombre Perfecto.

CONCLUSIÓNPor ahora, debemos estar muy claros que la Masonería es simplemente y solamente un Paganismo revivido. Están interesados en promocionar una Única Religión en el Mundo que unirá a todas las religiones del mundo. Esta unificación estará acompañada de la unión de hombres y mujeres en la base de una practica común de una doctrina en común recabadas del Budismo, Hinduismo, La Nueva Era, Las Religiones Místicas Antiguas de Egipto y Babilonia.

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Aquí no tenemos Cristianismo, mis amigos. Tenemos el Unitarianismo que los llevara a una Única religión Mundial del Anticristo. De esta manera, podemos ver mas alabanza de la Masonería para lideres claves del Nuevo Orden Mundial, cuyo objetivo expreso es unir el mundo para que así la Nueva Era del cristo pueda llegar y tomar control del mundo, en completo cumplimiento de las profecías Bíblicas concerniente al Anticristo. De hecho, algunos autores de esta Nueva Era abiertamente lo llaman el Anticristo.

Ciertamente, nadie que lea este material con una mente abierta y una Biblia abierta puede aun creer que la Masonería es Cristiana. La evidencia es abrumadora que la Masonería esta muy en contra del Cristianismo, y solo se coloca un delgado manto de “Cristiandad” para engañar.

Por otro lado, ¿ha visto usted en algún momento el nombre de Jesucristo en estas enseñanzas de la Masonería? Claro, que no lo ha hecho, ni lo hará. Asi que, usted puede entender porque los Masones han sido tan protectores por los siglos de sus “ enseñanzas secretas”, como estos dos libros que acabamos de citar en este articulo. Ellos saben que, si escolares entrenados en Biblia le podrían dar un vistazo a sus enseñanzas, ellos podrían exponer la Masonería como el fraude Pagano que realmente es.

¿Está usted listo espiritualmente? ¿Lo está su familia? ¿Está usted protegiendo adecuadamente a sus seres queridos? Esta es la razón de este ministerio, permitirle a usted primero entender el peligro que enfrenta, y luego ayudarle a desarrollar estrategias para advertir y proteger a sus seres queridos. Una vez usted esté completamente adiestrado, podrá usar su conocimiento como un medio para abrir la puerta de la discusión con una persona que no sea salva. He podido usarlo muchas veces, y he visto a personas venir a Jesucristo como resultado.

Estos tiempos peligrosos son también una época en que podemos alcanzar muchas almas para Jesucristo, lo que representa una diferencia eterna.

Si usted ha aceptado a Jesucristo como su Salvador personal, pero ha sido muy tibio en su caminar espiritual con El, usted necesita pedirle inmediatamente perdón y renovación. El lo perdonará instantáneamente, y llenará su corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces, necesita iniciar un caminar diario de oración y estudio personal de la Biblia.

Si usted nunca ha aceptado a Jesucristo como Salvador, pero ha comprendido Su realidad y el Fin de los Tiempos que se acerca, y quiere aceptar Su regalo GRATIS de la Vida Eterna, usted puede hacerlo ahora, en la privacidad de su hogar. Una vez lo acepte a El como Salvador, usted habrá Nacido de Nuevo, y tendrá el Cielo tan seguro como si ya estuviera allí. Entonces, podrá descansar seguro de que el Reino del Anticristo no lo tocará espiritualmente.

Si a usted le gustaría Nacer de Nuevo,  vaya ahora a nuestra Página de   Salvación   .

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Esperamos que haya sido bendecido por este ministerio, que busca educar y advertir a las personas, de modo que puedan ver el Nuevo Orden Mundial por venir -el Reino del Anticristo-en sus  noticias diarias. 

EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE

R:.H:. José Carlos López García

V:.M:. de la R:.L:.S:.Unión Fraternal Nº 5Vall:. de LimaOr:. del Perú

‘Morir es un cambio de existencia, y para el alma

una migración de este mundo hacia otro’

Sócrates.

‘El cuerpo es la prisión del espíritu,

de la que escapa con la muerte’.

Platón.

INTRODUCCIÓN

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Desde que el hombre es tal, la muerte ha sido objeto de temor y de ritualidad. El hombre, cuando desarrolló la mente simbólica, comenzó a tomar consciencia del significado de la muerte, y eso ocurrió hace mucho tiempo. Pero como tales, las primeras sepulturas datan del Neolítico, hace 10.000 años. En ese período de tiempo, a los muertos se les asegura una estancia estable y protegida; se tapiaban las grutas en las que el cuerpo era depositado bajo túmulos, dólmenes o monumentos funerarios que son, en cierto modo, los primeros cementerios.Para la mayoría de las religiones, la muerte es un proceso inevitable y natural que forma parte de la vida. Para los Esenios en particular, el cuerpo es corruptible mientras que el alma es inmortal e imperecedera. De este modo, la muerte libera el alma de la prisión material.Judíos, cristianos y musulmanes, comparten la creencia en una supervivencia del alma después de la muerte. En la religión hindú. Los fieles de esta creencia están convencidos de la trasmigración de las almas, cuando muere el cuerpo, el alma sigue con vida y encarna en otro mortal, planteando así el dogma de la rueda de reencarnaciones. Algo parecido ocurre en el budismo.Los egipcios, hacían gala de un complejo ritual en relación a la muerte. Más apegados a lo material, sentían que era necesario proteger el cuerpo de forma minuciosa, razón por la cual desarrollaron el proceso de momificación. Así, se protegía al muerto de cara a un largo viaje para el cual, al finado le colocaban amuletos protectores.En África, la muerte es vista como una etapa de renovación del hombre, un camino hacia el más allá, que es un lugar de tránsito. La mayoría de las tribus reconocen la trasmigración; no retienen al difunto, sino que le autorizan a regresar a la tierra e iniciar un nuevo círculo vital.Es sorprendente saber que sólo las comunidades cristianas, judías y musulmanas disponen de cementerios propios. En otras culturas se deshacen de las víctimas. Por ejemplo, en la India o en el Nepal, ‘arrojan las cenizas de los cuerpos que antes han incinerado al río Benarés’. Por aquellos lugares, la cremación es una práctica común, síntoma quizá del desapego por lo material, quizá a consecuencia de la creencia en la trasmigración de las almas. Si es así, qué importa el destino de lo material.LA MUERTE COMO PROCESO BIOLÓGICO – ESPIRITUALLa humanidad comparte el concepto de la muerte como un proceso biológico natural que se manifiesta con el cese de las funciones vitales del ser humano, pero una visión más amplia nos permite concebirla también, como un proceso espiritual mediante el cual el espíritu abandona el cuerpo físico para continuar viviendo en otro plano o dimensión.Según la Dra. Elisabeth Kübler-Ross, en su libro ‘La muerte un amanecer’, en el cual expone largos años de experiencias, expresa que:‘La muerte es sólo un paso más hacia una forma de vida en otra frecuencia. (…) la experiencia de la muerte es casi idéntica a la del nacimiento. Es un nacimiento en otra existencia… la muerte no es más que el abandono del cuerpo físico, es el paso a un nuevo estado de conciencia en el que se continúa experimentando, viendo, oyendo, comprendiendo, riendo y en el que se tiene la posibilidad de continuar creciendo’.Luego del desprendimiento del cuerpo, el alma o espíritu atraviesa un período de ‘convalecencia’, para recuperar sus fuerzas de espíritu libre de la materia. La lucidez de las ideas y la memoria de su vida retornan muy lentamente, de acuerdo con su grado de superioridad espiritual o elevación. En este momento de ‘despertar’ al mundo o plano espiritual, el espíritu nunca se encuentra solo: es asistido o recibido por su Ángel Guardián o Espíritu Protector y espíritus familiares a los que unió en vida el amor, clara expresión del cumplimiento de la Ley de Solidaridad Universal entre ambos planos. Sea cual sea la condición del espíritu, siempre se hallará contenido por esos seres espirituales que se encuentran ocupados y preocupados por su proceso evolutivo.En este nuevo mundo o planos, siempre apoyado por otros espíritus más evolucionados que él, repasa su vida, analiza sus errores y sus aciertos, ve, oye y se comunica a través del pensamiento y del sentimiento en forma directa, trata de intuir y apoyar a aquellos seres que dejó en la materia, porque el amor y el afecto conquistado son vínculos que no se interrumpen o destruyen con la separación física. A este mundo espiritual podríamos definirlo como imponderable porque no es mensurable por lo humano o material y en él, el espíritu deberá aprender a desplazarse sin el peso del cuerpo o la atracción de la ley de gravedad.A pesar de todo esto, el dolor ante la muerte de un ser querido es inevitable, porque implica una separación transitoria y el dejar de experimentar la sensación física de su presencia y ello, naturalmente, deja un hueco que lleva un tiempo poder recomponer. Conocer y saber más sobre este proceso común en la vida de todo ser humano puede ayudar a encarar el tema desde otra óptica, más amplia y evolucionista de la vida.

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El Dr. Rubén Bild, especializado en la disciplina que se ocupa del fenómeno de la muerte en sí, como un proceso más del ciclo vital del individuo y de los fenómenos psíquicos que se producen frente a la misma, manifiesta que:‘La muerte es un tema eludido, soslayado, negado por nuestra sociedad moderna, que ha hecho un culto de la juventud. Olvidamos que es una parte de la existencia, como el nacer y que también en esa etapa final puede haber crecimiento y desarrollo. No es una enfermedad (…) ni una prisión de la que debemos escapar. Los que han tenido la fortuna de que la muerte les avisara su llegada por anticipado, tuvieron una posibilidad más de llegar a ser, en esos postreros momentos, plenamente humanos’.LA INMORTALIDAD DEL ALMAEl conocimiento espiritual comparte con otros saberes y doctrinas, la seguridad de que el espíritu es inmortal y que guarda en sí todos los sentimientos cultivados en la vida material, porque estos no conocen de fronteras y límites terrenos.Sin dudas, nos sentiremos más tranquilos y serenos al saber que cuando el espíritu recobre sus fuerzas en el mundo espiritual, podrá asistirnos mediante la intuición, la fortificación a nuestras luchas, acompañando nuestros pensamientos y sentimientos, siempre que nos predispongamos en la reflexión serena a recibir su ayuda. Podremos percibirlos entonces, de otra manera, y la calma y la conformidad que vayamos logrando a medida que transcurra el tiempo nos ayudará y ayudará también al ser que dejó el plano material a conseguir la suya.La fe en Dios y en la misericordia de sus leyes que nos guían y protegen, aunque no siempre podamos razonarlas, nos darán más serenidad y entrega para saber que la muerte es sólo el comienzo de otra vida más plena, donde nos reencontraremos, en algún momento, con quienes luchamos, vivimos y amamos, para seguir aprendiendo y progresando.La certeza de la supervivencia del espíritu luego de la muerte del cuerpo físico, constituye una realidad trascendente al aportar conocimientos sobre la inmortalidad del alma y lleva serenidad y confianza en los procesos de la evolución. Así lo expresa, la primera de las máximas de LAS TRES GRANDES VERDADES DEL MASÓN: ‘El Alma del hombre es inmortal y su porvenir es el destino de algo cuyo crecimiento y esplendor, no tiene limites’.Significando lo anterior, que para el Masón, la MUERTE, como fin material de todos los Seres, en el plano de existencia material – terrenal, da origen al NACIMIENTO de una NUEVA VIDA; es decir, de una Esencia Espiritual que JAMÁS DESAPARECE, y además es susceptible de continuar progresando, de conformidad con el nivel de los planos en cuyo medio se desarrolla.LA MUERTE INICIÁTICAPara Rene Guénon, en su libro ‘Apreciaciones sobre la Iniciación’, la palabra muerte, debe ser entendida en su sentido más general, como un cambio de estado, cualquiera que sea, es a la vez una muerte y un nacimiento, según que se considere por un lado o por el otro: muerte en relación al estado antecedente, nacimiento en relación al estado consecuente. En la iniciación masónica, que es una muerte iniciatica, se describe como un segundo nacimiento, lo que es en efecto; pero este segundo nacimiento, implica necesariamente la muerte al mundo profano. Esta muerte simbólica, es como una suerte de recapitulación de los estados antecedentes, por la que las posibilidades que se refieren al estado profano serán definitivamente agotadas, a fin de que el ser pueda desarrollar desde entonces libremente las posibilidades de orden superior que lleva en él, y cuya realización pertenece propiamente al dominio iniciático. Muerte y nacimiento, permite el paso del orden profano al orden iniciático.Esto puede ser entendido como una regeneración psíquica; y es en efecto en el orden psíquico, es decir, en el orden donde se sitúan las modalidades sutiles del estado humano, donde deben efectuarse las primeras fases del desarrollo iniciático; pero éstas no constituyen una meta en sí mismas, y no son todavía más que preparatorias en relación a la realización de posibilidades de un orden más elevado, queremos decir, del orden espiritual en el verdadero sentido de esta palabra.El neófito muere a la vida profana para renacer a una nueva existencia, santificada, renace igualmente a un nuevo ser que hace posible el conocimiento, la conciencia y la sabiduría. El iniciado no es solamente un recién nacido: es un hombre que sabe, que conoce los misterios, que ha tenido revelaciones de orden metafísico. Muere a viejos rencores, odios y otros vicios, adaptándose a los cambios, renunciando al ego. Al igual que en la muerte física, se entregan a la gracia de lo superior, constantemente, para renacer.Dejan lo viejo sin dolor y toman lo nuevo con naturalidad. Viven en el reino de la razón y la actividad mental. Tienen capacidad de conectarse con energías ancestrales para esclarecer situaciones. Son serviciales, muy responsables y exigentes consigo mismos, con gran capacidad de perdón, de olvido, de transformación y auto sacrificio, poseen una gran sensibilidad, seguridad consciente y conciencia de comunidad.

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La muerte simbólica, atiende el llamado, a la entrega, y al de dejar ir las cosas. La entrega es lo opuesto al abandono, es liberarse del deseo de querer controlar las cosas, y dejar ir tus ideas y esquemas del pasado que limitan las posibilidades. La entrega es liberarse de las ataduras de la acción preconcebida para que puedas vivir una vida más inspirada, sin creencias limitadoras. La muerte simbólica revela el ser, el verdadero ser, al podar las partes innecesarias. Busca nuevas maneras de ser, nuevas ideas y nuevas direcciones que ocupen el vacío que has creado con tu entrega y liberación. Siente el bálsamo de perdonar que es intrínseco con el reino de la muerte. Deja ir las cosas, y en acto de dejarlas ir, el universo te renueva con nueva Vida.CONCLUSIÓNDe lo anterior y sin temor a equivocarse, se puede concluir que los hombres mueren, pero no perecen, sino que de nuevo comienzan a vivir. La fuerza vital en indestructible, subsiste más allá de la muerte. Estamos sometidos a un constante proceso de transformación, todo cambia e inclusive puede ser destruido, pero siempre se conserva la fuerza vital a la cual debe su existencia; lo eterno, aquello que no puede desaparecer, pues una y otra vez vuelve a resurgir en forma distinta, se renueva y vuelve a nacer. La propia idea de la vida contiene ya el germen de la muerte y se expresa en un principio dualista. La idea de la resurrección humana se basa en la reaparición de los astros después de que han descendido detrás del horizonte al mundo de los muertos.Esta enseñanza que todos los días nos lo hace vivir el propio Sol, naciendo incansablemente por oriente y muriendo indefectiblemente por el poniente; permanentemente siguen este ciclo cósmico del nacer y el morir – morir y nacer. ‘Ni la naturaleza ni el hombre están condenados a la muerte eterna. Las fuerzas de la resurrección actúan: el sol reaparece cada mañana después de haber pasado la noche. Muere y renace; del mismo modo que la luna desaparece del cielo y reaparece al ritmo de sus fases. La muerte y la vida son dos aspectos de una misma realidad. La vida brota de la muerte, como la pequeña planta, del grano que se descompone en el seno de la tierra.La muerte no es real, incluso en el sentido relativo -no es sino nacimiento a una nueva vida- es ir adelante, y adelante, y adelante, a planos de vida superiores y más altos todavía, por eones sobre eones de tiempo. El universo es nuestro hogar, y con la muerte, solo estaremos explorando sus más alejados escondrijos antes del fin del tiempo. Estamos habitando en la mente infinita del TODO, y nuestras posibilidades y oportunidades son infinitas, tanto en tiempo como en espacio. Y al final del gran ciclo de eones, cuando EL TODO atraiga de vuelta hacia sí todas sus creaciones, iremos contentos, pues entonces seremos capaces de conocer toda la verdad de ser uno con EL TODO. Tal es el dictamen de los iluminados -aquellos que han avanzado mucho a lo largo del sendero.Entendamos pues la muerte QQ:. HH:., como la metamorfosis del gusano de seda en una mariposa; como el proceso donde el individuo se deshace de su cubierta exterior, que le ha servido durante su vida terrenal por los años de su existencia.Tal como dice Isabel Allende en ‘Cuentos de Eva Luna’:‘… La muerte, con su ancestral carga de terrores, es sólo el abandono de una

cáscara ya inservible, mientras que el espíritu se reintegra en la energía única del cosmos…’

Jurisdicción de la Gran Logia Constitucional del Perú.Nos Adscribimos a los principios Masónicos de Libertad de Pensamiento y de Consciencia.

“Nadie llega al Padre sino a través de mí”….sentenció Jesús dejando para la posteridad la buenaventuranza

de una vida después de la muerte, demostrando él mismo  a los apóstoles con su resurrección y posterior

ascensión la posibilidad real de la misma, el hecho mismo de LA INMORTALIDAD DEL ALMA  porque él vino

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a la Tierra para que todos tuvieran felicidad y en abundancia, demostrando el amor del Padre por su rebaño,

por su propia creación.

Llegamos a esta cámara perdidos, buscando al maestro que nos guíe, ahora no hay trabajo, estamos

abrumados por la muerte de Hiram Abif, esta es la metáfora del grado 4 de La Logia de la Perfección, donde

debemos hacer una mirada retrospectiva e interna de nosotros mismos, elevar nuestra CONCIENCIA más allá

del trabajo físico y reconocer que representamos la regeneración. El maestro secreto al realizar esta

introspección concluye la existencia del alma ya que la misma no muere al terminar el episodio físico natural

del hombre, sino que más allá de su muerte existe otra vida, que literalmente obtenemos la inmortalidad. Por

eso, el símbolo masónico de la acacia representa esta inmortalidad del alma, “por su verdor renovado y

persistente  en medio de las arenas desérticas…..” siendo este símbolo precisamente, una de las principales

alegorías en la exaltación al magisterio masónico.

El problema de la muerte es una de las preocupaciones más antiguas del hombre en la historia general del

pensamiento humano. Y de cómo enlazamos la vida con ella igual. De allí que siempre nos hagamos las

eternas preguntas: Quién soy?, De donde vengo? Y A dónde voy?. Soy, luego existo, así de simple

filosofamos en nuestra persona del singular, nos referimos principalmente al cuerpo, a nuestra unidad

corpórea. Si aceptamos la inmortalidad del alma, podríamos incluso comprender la creencia budista de la

reencarnación de la misma, entonces puedo venir de cualquier tiempo o forma, quizás con mayor experiencia

a medida que asumo mayor cantidad de reencarnaciones. Y si convenimos todo lo anterior, voy a una mayor

conciencia, a adquirir más experiencia, y por qué no?, a ayudar más a los seres humanos siendo más

fraternos e iguales en ese etéreo estado.

Para pensar mejor en esto, es necesario que seamos humanos de fé, con nuestras convicciones firmes en la

creencia del G:.A:.D:.U:.. Por ejemplo: Sócrates, Platón y Aristóteles fueron hombres de profundas

convicciones religiosas, al mismo tiempo que la filosofía para ellos era algo esencial en su vida, siendo

grandes pensadores y científicos de su época. Tomás de Aquino, por su parte, desde su santidad realizó

aportes a la teología y la filosofía dos ramas del saber humano que se comunicaban en sus límites pero que

humildemente fueron tratadas por él.

Y es en la Grecia antigua donde aparecen los primeros aportes sobre el tema de la inmortalidad. El alma del

hombre, que manifestaba su incompatible modo de ser con la realidad corporal mediante su actividad

cognoscitiva y volitiva, deslumbró primeramente a Sócrates, hizo de Platón su principal investigador en

profundidad, y Aristóteles estructuró en sus nociones metafísicas lo alcanzado por su maestro.

Por eso cuando hablamos de inmortalidad estaremos siempre pensando en las ideas, en un ser pensante que

crea, que modifica su entorno para mejorar su vida. Esas ideas, proyectos, filosofías, trabajos y todo lo que se

relacione, quedan plasmados en ella, en el alma. San Agustín, Obispo de Hipona decía: “Primera razón por

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la cual el alma es inmortal: porque es sujeto de la ciencia que es eterna.Si la ciencia existe en alguna parte, y

no puede existir sino en un ser que vive, y existe siempre; y si cualquier ser en el que algo siempre existe,

debe existir siempre: siempre vive el ser en el que se encuentra la ciencia.”

Cuando vemos los desarrollos teóricos en las matemáticas, la física newtoniana, la física cuántica, la

astronomía, las artes, el inmenso desarrollo tecnológico logrado por la humanidad en 50 años, y que además

se han demostrados leyes universales que estaban solo desglosadas teóricamente, y que sus principios son

inmutables, eso sólo puede suceder en un alma viva pues el arte solo puede crearse con el alma, donde no

hay vida , no hay arte. Para San Agustín, el hecho de que el entendimiento tenga acceso a la verdad

incorruptible, más que signo de la inmortalidad del alma humana, era una prueba de ella.

QQ:.Per:.Cab:. Llegamos entonces a la conclusión, si el alma es el sujeto, como dijimos más arriba, en el que

existe la razón de una manera inseparable y con aquella necesidad también con que se demuestra que existe

en un sujeto, si el alma no puede existir sino viva, si en ella la razón no puede existir sin la vida, y si la razón

es inmortal, el alma, es inmortal.

Esa inmortalidad será realizada por nuestra fé y por nuestro estudio del conocimiento humano, elevando

entonces nuestra conciencia interna y social, para una mejor trayectoria mientras pasamos por la Tierra y nos

preparamos para el viaje eterno del alma.

“De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o

tema desagradar sino a Vos. Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las

eternas”. Santo Tomás de Aquino

Plancha presentada por el QH Mario M.Roderiguez L. en el S:.Capítulo Rosacruz Dieter Indorf No.1

La inmortalidad del Alma según la Francmasonería

From: LvX-illuminati <hermetyx@xxxxxxxxxxx> Date: Wed, 16 Dec 2009 21:09:04 -0800 (PST)

La inmortalidad del Alma según la Francmasonería

La masonería en su filosofía, contempla como una de sus ideasprincipales la inmortalidad del Alma, y que por medio de unaoperaciónnatural de transformación de la energía, hecha dentro del hombre ypor el hombre mismo; pueda alcanzar a poseer una Alma inmortal,según la enseñanza masónica, el ser humano no nace con unaalma inmortal, sino que con esfuerzos, estudios y dedicación laobtiene.

El hombre puede elegir la aceptación de la responsabilidad de

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transformar energías muy altas y, de esta forma, adquirir un “ un sersuperior interno” o alma inmortal, mientras que, al mismo tiempo,está sirviendo al proceso natural como un ser biológico.El principio de la transformación de energías se expresa con estafrase: “Lo superior se mezcla con lo inferior para producir unmedio”.Esto significa que hay en el hombre un doble origen: uno refinado quese degrada por un proceso involutivo y otro tosco que se puedesublimar,que se mezcla con el refinado en un proceso evolutivo. El mundo estáhecho de tal forma que las energías están continuamente evolucionandoe involucionando, pasando por diferentes estructuras y sistemas.La vida terrestre es uno de esos sistemas de transformación. Elhombre, como individuo,también participa en este intercambio universal, cuya totalidad estácomprendida en el proceso de transformarse. La máxima de Heráclito deque “todo fluye” adquiere un nuevo significado, que no figura paranada en lo que se conserva del pensamiento y especulaciones de losprimeros filósofos, y que ahora nos hacen saber que estaban buscandouna clave para descifrar el enigma de la existencia.El alma es algo que se puede llegar a medir y a pesar, el alma es unlujo que pocos poseen, y que se puede incluso perder.La masonería ofrece así una esperanza de que se puedan reconciliarlos dos enfoques del hombre y del universo: el material o mecanicista,elreligioso o el espiritual. Esta doctrina masónica sugiere también queelhombre tiene una gran responsabilidad.Los dos conceptos, de naturaleza biológica y de transformaciónintencionada en energía, son válidos, y nos dotan de un esquema devalores que no dependen de ningún tipo concreto de creencia.Responden a la pregunta del sentido y significado de la vida delhombre,diciéndonos que eso depende de nuestra propia decisión. Podemostransformar energías hasta nuestra muerte,y cuando sedesprenda una energía superior y dejemos de existir como individuos,podemos transformar esta energía por nuestra propia voluntad, y viviren niveles cada vez más altos, hasta que lleguemos a serverdaderamente almas inmortales.Esta doctrina masónica es, al mismo tiempo, herética para la religióne inaceptable para la ciencia ortodoxa. Los cristianos y losmusulmanes enseñan la inmortalidad incondicional para el alma, queresucitará con un cuerpo físico. Las religiones orientales tambiénpredican la inmortalidad incondicional, según el principio de lareencarnación. El destino que espera al alma en todos estos casosdepende de la conducta moral, que es una norma de conducta, reguladapor la Ley Divina o la Ley del Karma.La masonería por su parte asegura que el principio de la inmortalidaddel hombre no es más que una posibilidad, a esto el símbolo de lapiedra pulida, pues mientras la piedra este sin desbastar; la piedrano será inmortal, en la masonería el alma no es inmortal de facto,sinoque la inmortalidad se alcanza por merito propio, que sólo seconvierte en plena realidad en raras ocasiones, lo que se produce siel individuo puede conseguir la completa transformación de sunaturaleza, mediante su “trabajo consciente y sufrimientointencionado”.

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La doctrina masónica que acabo de exponer es básicamente la quemantienen las escuelas sufíes de Asia Central y es lo que lasdiferencia de los sufíes ortodoxos de los países árabes. Siestudiamos las escrituras iraníes y védicas, veremosen ellas claras referencias a la transformación de la energía, pormedio de la alimentación y el fuego, con la única finalidad dealcanzar la inmortalidad. Los antiguos masones estuvieronfamiliarizados con esta idea, pero actualmente sólo pocos masones lacomprenden , pero no se pude relacionarlas con “el sentido ysignificado de la vida en la tierra” hasta que un masón sea admitidoen niveles masónicos superiores que están más allá de los grados yque nada tienen que ver con éstos. Esta es la clave para una misiónnuevay satisfactoria de la vida humana en la tierra. Si podemos aceptarla,tenemos una piedra de toque que nos sirve para valorar todas lasactividades, grandes o pequeñas. Con nuestra propia voluntad ynuestros actos, podemos conseguir un triple propósito: salvarnosnosotros mismos, ayudar a la humanidad a evolucionar y aliviar elsufrimiento.La idea universal está expresada por la masonería, de un modoligeramente alterado, en la siguiente fórmula: “Todo procede de todoy termina en todo”. No hay salida posible de este proceso circularqueencadena unos con otros todos los acontecimientos del universo. Lacausalidad es el principio central del mecanicismo clásico. El masónsabe perfectamente las implicaciones de este principio en su búsquedadel “sentido y significado” de la vida en la Tierra. Por otra parte,no hay pruebas de que los antiguos masones, ni sus sucesores ni, pordescontado, cualquier otra escuela esotérica tuviesen esto en cuentaen sus formulaciones científicas; aunque tampoco significa esto que,por su parte, no reconociesen el problema. Los islámicos ortodoxosmantienen en su doctrina que los designios de Dios son absolutos y nopermiten excepción; pero también mantienen que el hombre puede elegiry, por consiguiente, es responsable de las consecuencias de susactos.Los primeros gnósticos decían que Dios, con Su omnipresencia, haceposible que todo cumpla su propio destino, aunque hay que deducir queesto sólo es posible en el caso de que no haya nada predeterminadopor la Voluntad Divina. Tal vez hubiese una doctrina secreta, que noaparece de forma explícita en la literatura gnóstica, según la cualla armonía del mundo necesita la contribución del hombre, por mediodeejercicios espirituales y austeridad. Esto queda comprobado de formaindirecta por los poderes atribuidos a los gnósticos, comoconsecuencia de la realización de ejercicios espirituales. Estospoderes son de dos clases: adquiridos con el trabajo y recibidos comouna gracia. Los primeros están asociados siempre con la aceptacióndel sufrimiento y las penalidades.

EL SECRETO MASÓNICO DE LA MAESTRÍA.

Nuestra Liturgia del Tercer Grado dice:Prim:. Vig:.- La acacia me es conocida.Muy R:. M:. _ ¿Qué significa esta frase, Muy Ven:. H:.Seg:. Vig:.?Seg:. Vig:.- Que sé cómo se alcanza la inmortalidad-Esto quiere decir que es posible alcanzar la inmortalidad por medios

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especiales. Solamente conocidos por Maestros <Masones-De ahi parte si ustedes leen las Liturgias a conocer el SecretoMasónico - luego la liturgia del Tercer grado nos dice:Muy Resp:. Maest:. - ¿Cuál es , pues el secreto de la Masonería enel grado tercero de perfección a que hemos llegado - Luego contestaelPrim:. Vig:. dandonos catedra del Secreto Masónico.-------------------------------------------------------------------------------------------------------------La inmortalidad, es una de esas cualidades que el hombre se atribuyesin tener unacomprensión suficiente de lo que quiere decir. Otras cualidades deeste género son la«individualidad», en el sentido de una unidad interior, el «Yopermanente e inmutable», la«conciencia» y la «voluntad». Todas estas cualidades puedenperteneceral hombre —pusoacento sobre la palabra "pueden"— pero por cierto que esto nosignifica que le pertenecen yaefectivamente o que pueden pertenecer a cualquiera."Para comprender qué es el hombre hoy en día, es decir al nivelactualde su desarrollo, esindispensable poder representarse hasta un cierto punto lo que puedeser, es decir lo quepuede alcanzar. Porque es sólo en la medida en que un hombre llega acomprender lasecuencia correcta de su posible desarrollo como puede dejar deatribuirse lo que todavía noposee, y que no podrá alcanzar, quizás, sino tras grandes esfuerzos ygrandes labores. "Segúnuna antigua enseñanza, de la que subsisten trazasen numerosos sistemas de ayer y de hoy, cuando un hombre alcanza eldesarrollo máscompleto que en general le es posible, se compone de cuatro cuerpos.Estos cuatro cuerposestán constituidos por substancias que se hacen cada vez más y másfinas, interpenetrándose yformando cuatro organismos que tienen entre sí una relación biendefinida sin dejar de serindependientes, y que son capaces de actuar independientemente."Lo que permite la existencia de cuatro cuerpos es que el organismohumano, es decir elcuerpo físico, tiene una organización tan compleja que, bajo ciertascondiciones, se puededesarrollar en él un organismo nuevo e independiente que ofrezca a laactividad de laconciencia un instrumento mucho más adecuado y más sensible que elcuerpo físico. Laconciencia que se manifiesta en este nuevo cuerpo es capaz degobernarlo, y tiene pleno podery pleno control sobre el cuerpo físico. Bajo ciertas condiciones eneste segundo cuerpo sepuede formar un tercero que tiene también sus característicaspropias.La concienciamanifestada en este tercer cuerpo tiene pleno poder y pleno control

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sobre los dos primeros; yel tercer cuerpo puede adquirir conocimientos inaccesibles tanto alsegundo como al primero.En el tercer cuerpo, bajo ciertas condiciones puede crecer un cuarto,que difiere tanto deltercero como éste del segundo, y el segundo del primero. Laconcienciaque se manifiesta enel cuarto cuerpo tiene completo control sobre su propio cuerpo ysobrelos tres primeros."Estos cuatro cuerpos son definidos por las diversas enseñanzas dediferentes manerasEl alma puede describirse como una estructura de finas materias oenergíasconectadas juntas y ligadas al cuerpo físico. Mientras esté en elcuerpo físico, el cuerpo estávivo, y el cuerpo y el alma constituyen una sola cosa. Cuando seseparan, decimos que elcuerpo muere. Es esto lo que distingue un pedazo de carne muerta delacarne viva. Cuandoun centro está trabajando bien, el alma se concentra allí. Pero en elhombre común y corriente, el almano tiene cualidades psíquicas elevadas , ni le es de utilidad algunaque conozca algo más acerca de eso.El alma, que consiste en sustanciassuperiores, debe ser alimentada. Tal como el cuerpo debeser alimentado, aunque el cuerpo vive de algo diferente. Lassustancias e hidrógenossuperiores pueden extraerse del aire, pero las impresiones (lasimpresiones especiales,purificadas) pueden dar mucho más. El organismo humano estáconstruidosobre principiosordenados, de modo que la cantidad y calidad son importantísimas.

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LaLeyenda de Hiram AbifPor DLyPRLS Chee Kung Tong No. 9

LEYENDA, DEL DRAMA DEL GRAN MAESTRO HIRAM ABIF.

Esta leyenda, es el símbolo legendario en el tiempo, importante y significativo en la francmasonería, es el que relata la vida y muerte de Hiram abif, hijo de un Tirio y de una Judía, iniciado en la casta sacerdotal y legisladora de Egipto, y el mas famoso trabajador de los metales, la conocemos como la leyenda del tercer grado, esta leyenda corresponde a la parte fundamental e inmodificable del grado de maestro, corresponde a un personaje de la Biblia, quien fue el arquitecto, al cual el rey Salomón llamo para que efectuara la construcción de su templo. El documento mas antiguo que se ha podido encontrar sobre la leyenda, esta contenido en la segunda edición de las constituciones de Andérson, publicadas en 1738 , se termino el templo en el breve espacio de siete anos, seis meses, lo cual asombro al mundo, la fraternidad celebro con gran jubilo la colocación de la piedra cimera, pero su jubilo fue interrumpido por la muerte de su querido maestro Hiram abif, la leyenda nos refiere que tres compañeros queriendo abrogarse prerrogativas de maestros, conspiraron contra Hiram. El primer compañero, en la puerta del sur, lo hiere en la garganta con la regla, el segundo compañero en la puerta de occidente le hiere en el tórax con la escuadra, y el tercero en la puerta de oriente asesto el golpe mortal con el mazo en la frente, así murió nuestro maestro Hiram. enterrando el cadáver clandestinamente, para posteriormente ser descubierto al séptimo día, por tres maestros del templo enviados por el rey Salomón para su localización, fue encontrado en aquella fosa, por la presencia de una rama de acacia, en el dolor general participo el rey Salomón, y dio también la orden de que fuese enterrado decorosamente y con solemnidad en la logia, cerca del templo, según la antigua enseñanza.

El origen de las fábulas se pierde a través de tiempos remotos, pero nos demuestran el espíritu de renovación constante y de purificación del hombre. HIRAM , es un nombre que significa “ vida elevada “ . El cual apellidaron “ Abíf “ , para significar que era “ elevado padre “ o “ padre mío “, representando que es el obrero perfecto, constructor ideal del templo de la sabiduría, quedando todos los demás obreros como hijos de las logias, hijos de la naturaleza, es decir hijos de la viuda, en honor a la divinidad , al eterno hacedor . Cuando el sol invernal va a abandonar en diciembre nuestro hemisferio y descender a su tumba, la naturaleza es a manera de una viuda, del ser que la fecunda y la alegra todos los años, sus hijos se llenan de desolación, por eso todos los masones, que somos discípulos e hijos de la naturaleza, se llaman con justicia hijos de la viuda. Que al reaparecer el Dios, el sol, se convierten en hijos de la luz. Incitándonos a todos los masones por deseo innato a poseer la verdad, aspirar a la divinidad, aspirar a la ciencia de la vida, a la ciencia de la muerte. En todos los tiempos y en todas las latitudes “MUERE “un Dios, un ser superior, o un hombre extraordinario, para recomenzar una vida gloriosa. 

El grado de maestro describe la muerte simbólica, alegórica del Dios – luz , los tres pérfidos

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compañeros son, el símbolo del bien y el mal, la luz contra las tinieblas, oriente contra occidente, personificados en la ignorancia, el fanatismo y la ambición. Con influencia del primitivo culto sabeo, en el que se adoraba al sol, resucitando por la mañana y de muerte aparente a la hora del ocaso, que se implanto en todos los misterios antiguos, el significado del sol naciente como símbolo de regeneración del alma. Llevándonos a la posterior substitución de la narración de Dionisos, mito peculiar de representación escénica, practicado por los trabajadores tirios, unido al sistema masónico, en la cual termina como la leyenda actual masónica del tercer grado. 

En esta leyenda se aprendía y se aprende la necesaria lección de la muerte, el alma viviente, con el cuerpo muerto que la comprendía, para que el maestro masón pueda decir y comprender la significancía de “preparo mi sepulcro y abro mi tumba a la corrupción de la tierra, encontrándonos bajo la sombra de la muerte“. Encontrar solo la lección de la muerte en la leyenda del tercer grado es inútil y ociosa por si misma, ya que va contra nuestro instinto de conservación, de persistencia innata en este plano material, por lo anterior la misma leyenda nos introduce en la enseñanza sublime de la resurrección de la muerte, y de nuestro nacimiento futuro en una nueva vida , se levantara a la realidad de la logia eterna, desde el tiempo a la eternidad, desde la tumba de la corrupción y putrefacción a la cámara de la esperanza, desde las tinieblas de la muerte a la luz celeste .

Tiene también la leyenda de la muerte del maestro Hiram, alegoría con la muerte del Dios – luz, que muere en el invierno para aparecer y resucitar en la primavera, devolviendo la vida a la naturaleza. Es el mito solar representando la actividad del logos en el universo, de la existencia uno del universo. Hiram es el emblema del G A D U, por lo anterior no debe de considerarse a este individuo en masonería mas que como personaje alegórico, que nos permite la interpretación del destino del constructor de nuestro templo interno, simboliza en una forma bella y comprensible, la peregrinación del hombre sobre la tierra y su fin aparente. Pero al mismo tiempo la verdad, el arma contra estos males que persiguen al hombre en todos los tiempos, es la verdad, que se encuentra dentro de nosotros mismos , en nuestro tórax, en nuestro corazón, esta verdad esencia de las cosas, esencia inmortal de toda la naturaleza, que esconde en una muerte aparente, la vida, el propósito de la manifestación. La verdad constituyendo la esencia profunda de las cosas, llevando al sepulcro nuestra personalidad, llegando a la vida elevada o vida ideal.

Conforme comprendemos al conocimiento del origen de la vida, como el fin que espera a todos los seres en la naturaleza que poseen determinada estructura orgánica, logramos comprender que dichos fenómenos impuestos por la naturaleza son los que mantienen con firmeza la unidad natural, son las transformaciones físicas y químicas cumpliendo las inviolables leyes impuestas por la creación, La putrefacción es la operación clave, que rompe las ligaduras de las partes, y hace que lo oculto se manifieste, es el principio de cambio de las cosas, el primer cambio hacia la Generación, el comienzo y termino de la vida, el punto medio entre el ser y el no ser, es el cuerpo material sometido a un calor putrescente, con destilación y sublimación de la naturaleza, obteniéndose la separación de los elementos, cuyas partes mas puras se unen y forman una celeste e incorruptible, de la cual se han desprendido todas las heterogeneidades, esta es la Quinta sustancia, la Quinta esencia.

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La inmortalidad del alma, enseñanza fundamental de la masonería, que no recuerda la transitoriedad de la vida humana, la renovación perenne, de que en nuestro interior hay una parte inmortal, que ha de sobrevivir a la tumba, que nunca ha de perecer, He yacido en la tumba, he triunfado en ella, porque me he levantado de entre los muertos, y como me he regenerado tengo derecho a la vida, a la vida eterna, porque soy una emanación del Gran Arquitecto del Universo. 

Los sabios de todos los tiempos solo han conocido un único misterio, el de la encarnación de la muerte, y de la resurrección de vida, ahí es de donde los sabios, con diferencias de temperamentos, expresiones y climas, encuentran la metamorfosis del ser entero, alma, espíritu, y cuerpo, en una indisoluble fusión que hace el milagro del glorioso cuerpo de la inmortalidad, puesto que el adepto que ha acabado con la gran obra puede salir de este mundo cuando le place, sin pasar por la muerte, y si muere, resucita al tercer día. 

TODA ORGANIZACIÓN O PERSONA QUE ENSENA A LOS HOMBRES A MORIR, LES ENSENA AL MISMO TIEMPO A VIVIR, E INMORTALIZARSE

La Pascua, según los masonesA las 12:08 AM, por Luis Santamaría Categorías : General, Esoterismo - Ocultismo

Seguimos con el tema tratado en el pasado programa “Conoce las sectas” del Sábado Santo enRadio María España. Después de abordar cómo se entiende la Pascua de Jesús en los testigos de Jehová, los mormones y elneopaganismo germánico, ahora Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) se acerca al tratamiento del tema en la masonería.

Hoy el turno es para los masones. Si bien la sociedad de la Masonería no celebra la Pascua realmente tal y como el cristianismo la concibe, hay abundantes elementos dentro

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de esta sociedad secreta ligados al sentido de pascual de “paso”. Veamos algunos de ellos, recordando antes algo. Pascua viene del hebreo “pésaj”, que significa paso. Para el cristianismo, como fiesta central y principal sin la cual no tendría sentido de ser, es el Paso de Cristo, vencedor de la Muerte, el paso de la Muerte a la Vida.

Jesús de Nazaret dio un sentido definitivo y pleno al sentido que tenía para el pueblo de Israel. Para los judíos, pueblo nómada al principio, antes de constituirse como un pueblo verdaderamente asentado en un territorio, ganadero por lo tanto, transhumante, y luego agrícola, ya asentado en la Tierra Prometida, tenía un sentido de salida de la esclavitud de Egipto y de paso del Mar Rojo, de paso del Señor de los Ejércitos, Yahweh, que hiere al pueblo egipcio del faraón y salva a su pueblo, y ligada a esta fiesta, sus elementos sacrificiales del cordero y de los panes ácimos, aspectos ganaderos y aspectos agrícolas. Veamos ya los elementos de “paso” de la masonería.

La situación en el calendario de la fiesta pascual es siempre primaveral, con exuberancia en el florecer y la fertilidad. La masonería ve en el cambio de la tiniebla a la luz, que es la vida, el peregrinaje en esta vida, la complementariedad de los opuestos, la muerte y la vida. Toman una variada simbología para significar el pasar por el camino de la vida, por la ascensión de los grados masónicos, y el sentido de la muerte del maestro, la muerte de Hiram Abif, que ellos consideran como el maestro constructor del Templo de Salomón. Este es el centro de la masonería. El cuerpo de Hiram fue escondido por los asesinos, que los masones llaman Jubelon, Jubelas y Jubelus(y unen con la palabra Juwes).

Hay muchas leyendas sobre la muerte de Hiram Abif dentro de esta sociedad secreta. Unas dicen que fue enterrado en el monte Moria por sus asesinos y sobre la tumba de arena recién excavada se colocó un ramo de acacia para no aparentar una tumba y no fuera descubierto su cuerpo. Los emisarios del rey Salomón buscaron sin descanso el cuerpo, y cuando ya estaban agotados, un maestro arquitecto, de manera casual se sentó cerca de la tumba y del ramo de acacia y asiéndola percibió que apenas tenía las raíces profundas, por lo que intuyeron que esa era tierra recién removida. Así encontraron el cuerpo de su maestro constructor.

Otra versión dice que los maestros del templo buscando a su maestro encontraron un montículo de tierra que había sido hacía poco removida, y que parecía indicar que cubría un cuerpo muerto, plantando allí un ramo de acacia para reconocer el sitio. En una tercera versión los masones cuentan que la acacia brotó del cuerpo muerto del maestro Hiram Abif, anunciando así su resurrección.

La acacia es símbolo para la masonería de la resurrección, del verdadero maestro de la sociedad, del conocimiento de los profundos arcanos y de la verdadera posesión de la maestría. Su perenne verdor y su dura y recia madera muestran para los masones este sentido simbólico.

Los grados dentro de la masonería son sucesivos, progresivos, en ascensión, secretos y no aptos para los no iniciados. Al llegar al tercer grado de la masonería, el grado de la muerte y de la resurrección de Hiram Abif, se adentra el masón en el momento de la unidad fraterna y del ágape hacia los demás hermanos masones. Es el paso de la oscuridad de la muerte a la resurrección del justo, pasando del polvo a la luz de la inmortalidad. Hiram Abif es modelo de fortaleza y paciencia que en la prueba ha de ayudar al masón a vencerse.

Es símbolo del pasar de la muerte a la vida, algo que desde el inicio en esta sociedad secreta queda claro, como es el primer grado de iniciación, donde el recién llegado es invitado a realizar su testamento filosófico, pues esta primera prueba es la prueba de la tierra donde el

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neófito ha de meditar sobre la muerte y la vida, sobre los sentidos de la sal, el sulfuro y el mercurio (elementos alquímicos), sobre el sentido del agua, que es la vida, y sobre el sentido del grano de trigo, el cual ha morir para dar vida, y ello ante un esqueleto o una calavera y ante una guadaña, entre otros elementos previos a la entrada al templo masónico.

Para alcanzar la vida el masón ha de acceder al conocimiento, a los principios y leyes de la masonería, y vivir según esos principios. Aquí también tenemos la importancia en sus rituales de las llamadas “palabras de paso”, “palabras de pascua”, pues por ellas se sube en la pirámide masónica, progresando, realizándose interiormente, tal y como ellos lo entienden. Y de ahí la importancia en la masonería del Lucifer, al ángel que quiso ser como Dios, el lucero del alba, Venus, que es Eblis, el cual quería progresar, ascender, ser como Dios. Ese es símbolo también de la masonería. Este es su sentido de su “Pascua".

MUERTE E INMORTALIDAD

 

1. Las redes del tiempo

Hemos descrito antes al hombre como ser de memoria y de proyecto, constitucionalmente abierto al futuro y comprometido con él. Vivir es tener futuro. Pero ese hombre-proyecto choca frontalmente -se estrella, podríamos decir- con un acontecimiento tan real como enigmático: la muerte. ¿Es el hombre un proyecto que la muerte destroza y aniquila, un proyecto abocado a la desaparición más completa? En la Antígona de Sófocles, el coro canta : “Muchas cosas hay portentosas, pero ninguna como el hombre... Tiene recursos para todo; sólo la muerte no ha conseguido evitar”. Únicamente ante la muerte se siente el hombre impotente y sin recursos. La muerte es para él algo extraño de lo que no sabe librarse; y no sólo extraño y sorprendente, sino terrible.

En primer lugar por el carácter de certeza irrefutable

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con que se presenta: “¿qué es el hombre? -se pregunta Thibon-: un ser que piensa, que ama, que va a morir y que lo sabe. Poco importa que se esfuerce en olvidarlo, que intente vendarse los ojos inútilmente con las apariencias: los ojos del alma no se ciegan como los del cuerpo, y el hombre lo sabe. Es su única certeza, la única promesa que no ha de fallar, la gran paradoja de la vida, cuya suprema verdad se halla en la muerte”. Todo hombre sabe que un día morirá. La muerte es un dato tan esencial que, toda concepción del mundo y del hombre que no incluya la muerte, que pretenda olvidarla, no puede ser más que ilusión (Clément).

Freud, contemplando la muerte desde el punto de vista del que piensa acerca de ella, dice algo que sólo en apariencia contradice la anterior afirmación: “cada uno de nosotros tiene a todos como mortales menos a sí mismo”. La causa habría que buscarla en el hecho de que el saber informativo sobre la muerte proviene de la experiencia de la muerte ajena: la muerte es algo que, de momento, les ocurre a los demás (Alfaro). Mi propia muerte es para mí algo extraño, ajeno y lejano. Borges pone en boca de Almotásim el Magrebí (s. XII), personaje presumiblemente ficticio, esta consideración:

“Murieron otros, pero ello aconteció en el pasado,que es la estación (nadie lo ignora) más propicia a la muerte.¿Es posible que yo, súbdito de Yakub Almansur, mueracomo tuvieron que morir las rosas y Aristóteles?”(J. L. Borges)

Este temor que la muerte suscita no viene motivado principalmente por la incertidumbre del cuándo y del cómo, sino en primer lugar por el hecho en sí de la muerte. Lo más esencial de la vida es seguir vivo. Frente a esto, todo lo demás aparece como secundario. Woody Allen, en Deconstruyendo a Harry, lo expresa con su habitual lucidez descarnada y algo cínica cuando hace decir al protagonista, Harry, que espera el diagnóstico médico sobre el tumor que padece: “la

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frase esencial en la vida no es te amo, sino es benigno”.

Baudelaire, en su estudio sobre Poe (según cita Arregui), anota que su muerte fue espantosa. Pero no se refiere a que muriera entre grandes dolores o vilmente asesinado, o tuviera una muerte humillante; nada de eso, sino justamente lo contrario: murió en medio de una tremenda borrachera, de modo que apenas se dio cuenta de que se moría; y eso es precisamente lo espantoso, eso es lo terrible para él: la enorme trivialidad con que se presenta la muerte. Termina una vida humana -que es la forma más lograda del universo-, y todo ocurre “como si no pasara nada”. Se trata por tanto del estupor ante algo que parece poco razonable, contradictorio, como si la muerte fuera una terrible equivocación o una enorme incongruencia.

¿Porqué la muerte se nos aparece como horrible precisamente a causa de su incongruencia? Sencillamente porque todo hombre tiene un convencimiento íntimo de que la muerte no es para él, no debería ser para él. El hombre está íntimamente convencido de que lo suyo es no morir, una convicción tan extraña -puesto que la experiencia muestra que todos se mueren- como terca e irrebatible. No es una tendencia únicamente pensada, ni la proyección de un vehemente deseo que cobrara así un estatuto ficticio de realidad -como pensaba Feuerbach-, sino una tendencia esencial, radical, que forma parte de la realidad misma del hombre como una marca de nacimiento. “Haga lo que haga -dice Thibon- y desee lo que desee, tanto si se aferra al pasado como si corre hacia el futuro, tanto si se busca como si huye de sí mismo, tanto si se endurece como si se abandona, en la sensatez como en la locura, el hombre no tiene más que un deseo y una meta: escapar de las redes del tiempo y de la muerte, traspasar sus límites, llegar a ser más que hombre. Su verdadera morada es un más allá, su patria está fuera de sus fronteras”. “Si soy tan sólo un trozo de tierra -cantaba Guillermina Mota a

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mediados de los sesenta-, ¿porqué siento un anhelo de eternidad?”

2. Siempre despidiéndonos

Quizá muy pocos autores hayan entrañado esta tensión paradójica del hombre entre su ir hacia la muerte y su convicción de ser eterno, de estar hecho para la eternidad, como Unamuno. Esta es una cuestión central en su pensamiento, que le hace abrirse a la existencia de Dios entendido como único garante posible de la inmortalidad personal. Esa misma tensión, aunque de un modo menos dramático y más lírico, la recoge admirablemente Rilke en las Elegías de Duino (Elegía VIII):

“¿Quién nos dio la vuelta, de tal modo que,hagamos lo que hagamos,estamos en la actitud del que se marcha?Como quien, en la última colina que le muestrauna vez más del todo su valle, se da la vuelta,se detiene y permanece un rato,así vivimos: siempre despidiéndonos”.(Rilke)

“Pasar por las cosas una sola vez”, dice un poeta: justamente eso es lo que significa “andar siempre despidiéndonos”. Esto, por extraño que parezca, no convierte a la vida en fútil y despreciable sino al revés, en extraordinariamente interesante, apasionante en cada momento. Lo terrible sería vivir sin tener en cuenta la muerte, y esto por un doble motivo.

Primero, como apunta Arregui, porque “vivir de espaldas a la muerte es vivir en el engaño... Y si la propia vida es mentira y autoengaño, la muerte se convierte en el desengaño definitivo. La muerte reina soberana sobre una vida que no la ha tenido en cuenta, que no ha sabido construir por encima de ella... Sólo si

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se la tiene en cuenta -y mejor desde el principio-, puede ser vencida la muerte, impidiendo que todo acabe en nada, evitando que ella se convierta en la última y definitiva palabra sobre nuestra existencia... Pensar en la muerte no tiene por qué suponer un lastre a la vida...; más bien le confiere un apasionante dramatismo: sólo se vive una vez. Darse cuenta de que el tiempo a nuestra disposición es limitado no debe llevar a reflexiones pesimistas sobre la vacuidad de la vida, más bien tendría que conducir a un esfuerzo constante por colmarla de sentido, por aprovecharla al máximo. El problema del sentido de la vida no es una cuestión teórica, sino eminentemente existencial y práctica. No se trata de descifrar un sentido que ya está dado en un jeroglífico, sino de construir un sentido mediante la propia vida”.

En segundo lugar, porque lo que tiene el hombre delante (y detrás) de sí no es sólo la muerte sino, también con palabras de Rilke en la Elegía VIII:

“eso que llevamos siempre con nosotrosy que a menudo nos domina: el recuerdo,como si aquello hacia lo cual uno tiende afanosohubiera estado ya una vez más cerca...y su contacto hubiese sido infinitamente tierno”.(Rilke)

Aparece la idea de la eternidad, de lo eterno, como verdadera patria del hombre, como su lugar propio, dotado además de esa cualidad de lo tierno que es propia del hogar. Venimos de lo eterno, y regresamos a lo eterno como a través de un bosque en el que ese fin ha desaparecido de nuestra vista, de nuestra apreciación directa, pero cuya presencia se experimenta como recuerdo y añoranza, como nostalgia. Ese “construir por encima de la muerte” es vivir el hoy con vistas al futuro eterno, descubrir el modo de hacer eterna nuestra vida, “llenar de eternidad -dice Thibon- nuestros días efímeros... Todo lo que no es eternidad recuperada es tiempo perdido”.

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Es precisamente esa aparente contradicción entre la muerte y la inmortalidad lo que da grandeza a la vida del hombre, lo que confiere un valor extraordinario a las acciones del hombre, que mediante la libertad puede hacer con su vida lo que quiera, pero que en realidad le ha sido conferida para vivir una vida digna de él y de su fin eterno, no para hacer lo que me da la gana sino para hacer las cosas aquello que creo bueno y digno- porque me da la gana. Se trata de “vivir sin miedo a la vida y sin miedo a la muerte” (Beato Josemaría Escrivá). Tener miedo a la vida es tener miedo a la dificultad evidente que una vida digna trae consigo. Pero esa actitud cautelosa y timorata sólo a priori podría tener justificación; porque a quien se decide, la realidad se le abre como la flor a los tenaces esfuerzos de la abeja. Lo decía Hölderlin: “Donde hay peligro, florece también lo que salva”.

3. La filosofía como nostalgia

Todo esto venía a cuento de ese sentido de añoranza de lo eterno que, aunque no lo parezca, define muy bien a nuestra época, en la que el hombre ha perdido aquel sentido primero de fascinación, de admiración por el cosmos, que fue el motor que impulsó el pensar filosófico en los inicios de la filosofía en Grecia. El hombre ha aprendido a conocer y a utilizar la naturaleza por medio de las Ciencias y la Tecnología y con ello el mundo ha sido desencantado (liberado del encantamiento que ejercía sobre él lo oscuro, lo incognoscible, desposeído de prodigios y maravillas). Ese proceso de desencantamiento intentó abarcar al hombre -ya hemos hablado en otro lugar sobre los reduccionismos antropológicos de la Modernidad-; pero a la postre resultó que el hombre mismo terminó también desencantado, decepcionado con los resultados obtenidos, porque no sólo se hizo incapaz de contemplar la Naturaleza (¡quién se deleita

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contemplando un mecanismo!), sino que acabó perdiendo la fe en sí mismo: dejó también en el camino la conciencia de su propia dignidad y de su realidad misteriosamente inabarcable.

Hoy la filosofía vuelve los ojos al hombre con nostalgia. Al cabo de XXV siglos de pensamiento filosófico, puesto que la admiración ante el cosmos parece haber muerto, lo que mueve al hombre a seguir preguntándose es precisamente él mismo: el inicio de la filosofía -la idea es de Hölderlin, recogida por Heidegger y recordada por Buber- es la añoranza, la nostalgia radical que el hombre experimenta, la melancolía que provoca en él la posibilidad de alcanzar un estado en que ser hombre no resulte problemático (¿o es el recuerdo de un estado anterior?). La filosofía así entendida tiene mucho que ver con la búsqueda del sentido: el hombre anda a la búsqueda de un camino que le permita regresar a su patria y a su hogar, a su verdadera condición, que no es precisamente ésta que ahora experimenta. El hombre abriga la convicción de que es un desterrado que, con el paso del tiempo, de las generaciones, ha olvidado que lo es, ha perdido la “memoria de su origen primero esclarecida” (Fray Luis de León, Oda a Salinas) y ha procurado adaptarse a las condiciones de su destierro, sin conseguirlo plenamente. Como los judíos en el exilio de Babilonia, también el hombre actual puede decir: “¿cómo vamos a cantar y a estar alegres en tierra extranjera?” (Salmo 137).

Aparece la idea de la nostalgia como recuerdo, pero también como aspiración a algo cuyo contenido sólo oscura y confusamente se vislumbra, pero que se experimenta como aquello que da sentido pleno a la vida del hombre, algo que echamos en falta y cuya ausencia nos marca como un hierro.

Volvamos a la Odisea. Ulises (Odiseo), uno de los héroes griegos vencedores en Troya, regresa en barco a su isla de Ítaca una vez terminada la guerra. El viaje resulta extremadamente difícil: le acosan mil peligros,

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de los que sale triunfante merced a su astucia y su prudencia; retrasan su viaje mil dificultades. El pensamiento de su amada Ítaca -donde le esperan su mujer Penélope y su hijo Telémaco, su hogar y sus amigos, la vida tranquila y placentera que tanto añora- es la fuerza que le hace arrostrar esos peligros y vencer la tentación de instalarse en cualquier lugar del camino. Al final, Ulises es un hombre devorado por la nostalgia, por el ansia de llegar. La Odisea es un relato lleno de sugerencias, por el que no parece pasar el tiempo. Sin duda la razón está en esa clave parabólica con que siempre se ha leído: el viaje azaroso, rico en dificultades pero también en enseñanzas, como metáfora de la vida del hombre; Ulises como imagen del hombre que sortea las mil dificultades que se le presentan con la esperanza puesta en el regreso a su verdadero hogar, figura del hombre que en sus actuales condiciones de vida se siente fuera de su lugar propio, añorante de su verdadera patria -que entiende no ser ésta-, devorado por esa profunda nostalgia del regreso, con las manos en el remo y los ojos en el horizonte, anhelando descubrir detrás de cada ola el perfil de su pequeña isla amada.

4. El presentimiento de la Belleza inmortal

Esta intuición del misterio que liga al hombre, aparentemente perecedero y mudable, con lo eterno e inmutable, tiene una de sus manifestaciones más precisas en la labor de creación artística. En el acto de creación estética se produce siempre la elevación del mundo de la experiencia, de lo fáctico, a otro distinto y más hermoso, un mundo en el que las contradicciones de la vida del hombre se ven de algún modo superadas. “Lo que sentimos -dice Marina- en la experiencia estética es que un trozo de realidad se ha convertido en un signo de una existencia posible, deseable y lejana”. La obra de arte representa entonces el papel de una

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fulguración interior, un deslumbramiento en el que al espíritu se le revela de alguna manera la verdad y la realidad de ese modo de vida ansiado y presentido. Lo que se manifiesta en la experiencia estética es la punta del iceberg, el pequeño afloramiento del misterio profundo que esconde la realidad detrás de su apariencia mostrenca. La labor de creación es entendida no como invención de un mundo ficticio, sino como descubrimiento aproximativo de la profunda y brillante realidad que se esconde detrás de esas apariencias que solemos llamar realidad y que no son más que su corteza visible.

No se trata de un conocimiento racional y conceptual, fruto exclusivo del razonamiento discursivo, sino de un conocimiento también amoroso y nostálgico; una intuición premonitoria: como si desde la propia entraña de las cosas, por medio del autor, se fueran abriendo paso hacia la superficie, a través de la masa gris y pesada de lo mostrenco, pequeños fragmentos brillantes de lucidez procedentes del fondo misterioso de los seres, que iluminan de una manera nueva la realidad.

Esto quizá sea más perceptible en la poesía y en la música. Baudelaire, hablando del instinto de Belleza que distingue al poeta, dice que “él es lo que nos hace considerar a la tierra y a sus espectáculos como un esbozo, como una correspondencia del cielo. La sed insaciable de todo aquello que está más allá, y que la vida revela, es la prueba más viva de nuestra inmortalidad. Es a la vez por la poesía y a través de la poesía, por y a través de la música, como el alma entrevé los esplendores situados tras la tumba; y cuando un poema exquisito hace venir las lágrimas al borde de los ojos, estas lágrimas no son la prueba de un exceso de gozo; son, más bien, el testimonio de una melancolía irritada, de una naturaleza exilada en lo imperfecto y que querría apoderarse inmediatamente, en esta misma tierra, de un paraíso revelado” (Baudelaire).

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En las formas auténticas del arte -la poesía, la pintura, la música- encuentra una de sus expresiones más altas esos sentimientos de carencia irremediable, de nostalgia viva y desesperante de ese complemento nunca alcanzado y siempre ambicionado que el hombre reclama.. A través de ellas el hombre vislumbra el misterio profundo de la existencia, el misterio de lo infinito que lo constituye y lo reclama pero que, como tal infinito, se resiste a toda definición. “Las formas más elevadas del arte -dice Crespi- no pretenden decir, forzar nuestra atención a través de argumentaciones, sino que muestran de manera pura lo que no puede expresarse con palabras. Como ha escrito Cassirer comentando a Schelling: En la obra acabada del genio hay un sentido infinito que se ha vuelto objetivo, un sentido que no se puede comprender ni captar mediante una reflexión, ni siquiera mediante la reflexión del propio creador’” (Crespi).

No es imprescindible que el artista sea expresamente consciente de que su obra es una revelación del misterio oculto de la verdadera realidad. Puede serlo o no. Simplemente el poeta descubre lo espiritual de las cosas y algo que hay más allá de ellas. Pero el poeta no tiene porqué saber que en realidad se trata de un conocimiento especular de Dios, una incoación confusa, un atisbo incompleto de Dios. Y la razón estriba en que el poeta no tiene por qué conocer “los lazos que en el ser ligan necesariamente con Dios a la poesía y a la belleza, o lo sabe de un modo tan confuso que puede recusar, en lo que respecta a sus propias opciones humanas, el impulso que atraviesa su experiencia, o falsear su significación y detenerse en el espejo rehusando la Inmensidad demasiado real que éste refleja enigmáticamente. Es por ello por lo que algunos poetas están convencidos de que toda poesía es de esencia religiosa” (J. Maritain), aunque apenas si crean en Dios. Desde luego, los clásicos lo pensaban. Para ellos la poesía es fruto del entusiasmo, que etimológicamente significa el hecho de estar poseído

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por un numen (cualquiera de los dioses, en la mitología clásica).

Ese encanto misterioso que el poeta entrevé confusamente puede llamarlo Belleza imposible, puede denominarlo “un reino más grande que el mundo” (R. Maritain), pero esto no quita ni pone nada: sepa o no sepa el poeta que está hablando del Misterio, el Misterio está hablando por él (O. González).

Ese imposible “no podemos -dice C. S. Lewis- ocultarlo ni revelarlo, aunque deseamos hacer ambas cosas. No cabe revelarlo porque es el deseo de algo que está más allá de nuestra experiencia. No es posible acallarlo porque nuestra experiencia está sugiriéndolo continuamente, y nos delatamos como se descubren los amantes al mencionar el nombre del amado. El recurso más habitual consiste en llamarlo 'belleza' y en actuar como si eso resolviera el asunto. El subterfugio de Wordsworth consiste en identificarlo con ciertos momentos de su propio pasado. Todo esto es una trampa. Si Wordsworth hubiera regresado a esos momentos del pasado, no habría encontrado el objeto deseado, sino sólo un recordatorio suyo. Lo recordado resultaría ser un recuerdo en sí mismo. Los libros o la música en que creíamos que se ocultaba la belleza nos traicionarán si confiamos excesivamente en ellos. Pues realmente no está ni en aquellos ni en ésta, tan sólo se revela a través de ellos. En realidad, los libros y la música aumentan el deseo de poseerla. (...). La nostalgia sentida durante toda la vida, el anhelo de reunirnos en el universo con algo de lo que ahora nos sentimos separados, de estar tras la puerta vista siempre desde fuera, no es mera fantasía neurótica, sino el más fiel exponente de nuestra situación real. Ser llamados a entrar supondría una gloria y un honor muy superiores a nuestros méritos y, consecuentemente, la curación de ese viejo dolor” (Lewis).

Esto lo podemos contemplar como crisis en casi todos los escritores, poetas, pintores, músicos... y en casi

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todos los hombres que viven realmente: a veces parece que el mundo sea algo extraño lejano, que uno está solo y se siente extranjero entre lo que le rodea, que incluso las personas con las que más unidos estamos a veces parecen inaccesibles; y que aquello que de verdad queremos y necesitamos alcanzar siempre queda más allá de donde hemos llegado, como una meta inasequible. Nostalgia de plenitud., en la que al hombre le pesa la contingencia de este mundo y la suya propia (Terrasa). El hombre anda a la búsqueda anhelante de la clave que convierta en posible ese imposible al que aspira. Como dice Thibon: “la verdad, el amor y la belleza existen en alguna parte, y toda esa nada que me ahoga no tiene poder para impedirlo”.

5. Para la eternidad

¿No será un auto-engaño, una ilusión, ese pensamiento de perdurabilidad, la existencia de ese otro mundo? Parece que no; al contrario, tiene más bien el aire de algo completamente original, genuino. Desde luego, no es de ahora: afecta al homo sapiens sapiens desde el principio. La identificación de los comienzos de nuestra especie está vinculada precisamente con los rituales funerarios (mejor que con el “culto a los muertos”, que es una expresión ambigua), que manifiestan la creencia en una vida después de la muerte. La creencia en la inmortalidad personal es una constante antropológica que se presenta a la vez como un hecho no sólo psicológico (personal), sino también -y sobre todo- sociológico. Los seres humanos, tanto individual como colectivamente, reaccionamos así ante la muerte. El hombre, al descubrir y anticipar su muerte, descubre como por contraste su propia tendencia a no morir, a la inmortalidad. La paradoja es evidente, y es lo que provoca esa mezcla de confusión y de rechazo. La muerte se muestra como incomprensible porque es algo que no debería suceder.

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Podríamos hacer aquí y ahora un resumen de ese haz de argumentos que parecen convergir más allá del horizonte de nuestra vida actual y proyectar al hombre más allá de sí mismo, del tiempo y de muerte, hacia una vida más amplia y dilatada que siente de algún modo como su verdadera vida. El hombre, a pesar de ese obstáculo imponente que es la muerte, contra el que parece romper y destrozarse toda vida humana, se siente permanentemente impulsado hacia adelante por una pretensión sin meta asignable al tiempo. Ninguna razón intrínseca justifica el agotamiento de la línea argumental de la vida personal en la historia, es decir, en el tiempo (Lucas). No parece haber nada en el mundo que agote ese afán del hombre:

- de conocer y conocerse. Toda la realidad (particularmente él mismo, su propia persona) aparece como insondable, misteriosa, inexplicable en su totalidad de ser y de sentido.

- de querer y querer, como si el hombre fuera un afán perpetuamente insatisfecho, insaciable, incolmable por cualquier realidad terrena. No hay placer que lo retenga, que lo aquiete, sino momentáneamente, y sólo para después atreverse a más, necesitar más (algo cualitativamente distinto y superior);

- de sentido. Como si toda acción humana tuviera un carácter inconcluso en espera de una situación definitiva en la que adquiera pleno sentido lo que ahora parece no tenerlo sino de manera fragmentaria, a causa del mal, del dolor y del fracaso que truncan y astillan la vida de los hombres: la realidad del amor y esas vidas vividas en fidelidad a lo que el hombre entiende como digno de sí, están reclamando una plenitud de sentido que las actuales condiciones de la existencia humana les niegan.

Esa falta de plenitud, esa diferencia entre aquello a lo que el hombre aspira como propio y lo que en realidad

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consigue, está reclamando una plenitud más allá de las actuales condiciones de existencia, más allá del tiempo y de la historia.

Por otro lado el hombre percibe, como dijimos en su momento, la gratuidad de su propia existencia: un don que se le ofrece y no algo que él mismo se otorgue. Y entiende también de manera evidente que tampoco está en condiciones de disponer sobre el término de esa existencia. Por eso mismo puede llegar a intuir que él tampoco es la fuente del sentido de su vida, que el sentido de su vida no viene de él mismo sino de Aquel que lo fundamenta y lo trasciende. Y puede llegar a entender que lo que le compete en propiedad es encontrar ese sentido y, una vez encontrado, aceptarlo (o subsidiariamente, rechazarlo). De ahí que el acto radical de la libertad humana consista esencialmente en determinarse en esta cuestión, es decir, en decidirse frente a ese Fundamento trascendente que es Dios.

El hombre, desde distintos puntos de vista, entiende que no viene del tiempo ni se agota en el tiempo, y que la muerte, lejos de manifestar el sinsentido de la vida, ha de ser en realidad la que nos libere de nuestra incapacidad actual, la que revelará lo que en realidad somos, despojándonos de cuanto ahora esclaviza nuestra condición eterna.

Pero todo eso supone necesariamente a Dios, que nos trae a la existencia, nos llama a la eternidad y nos hace eternos acogiendo nuestra propia vida en la Suya; un Dios que al término de nuestra vida temporal, nos resucite a la eternidad. Nietzsche tiene razón en lo que sospecha -el hombre es Dios, el hombre está llamado a ser Dios- pero no en la solución que da ni en las razones que aduce. Porque al hombre la participación en la divinidad de Dios le ha sido otorgada como un don gratuito, y para hacerla real el hombre tiene que abrirse al don de Dios, responderle libremente. Por contra, el hombre se malpierde cuando se cierra a Dios y pretende ser Dios por cuenta propia. Cuando el

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hombre decide ser Dios no por apertura y asimilación con el Único que es Dios sino por suplantación, se convierte en dios, es decir, en un ídolo, en una apariencia sin contenido, incapaz de salvar. “Cuando el hombre se aparta de Dios, no es Dios quien le persigue, sino los ídolos” (Ratzinger).

6. ¿Vida eterna o eterno retorno?

Aquí convendría una explicación acerca de las cualidades de ese futuro del hombre -ese no-fin presentido por el hombre, que sólo en apariencia trunca la muerte- para que sea verdaderamente humano. Para que sea verdaderamente nuestro y satisfaga el ansia de plenitud personal que anhelamos, para que complete lo que aún no somos sin renegar de lo que ahora somos, habría de ser:

a) un futuro en que nuestra vida actual -con sus luchas, su dolor, su trabajo, su esperanza- tenga verdadero y pleno sentido. Es decir, un futuro en que nuestra vida actual no sea arrumbada, negada, ni considerada un ejercicio sin importancia ni valor, realidad banal que nos podríamos haber ahorrado. Ese futuro debería dejar intacta la seriedad de esta vida, su decisividad. Ha de existir por tanto una continuidad biográfica del sujeto en los dos estados, es decir, entre esta vida y la futura vida eterna. El hombre no se sentiría afectado por un futuro que le resultara totalmente extraño porque nada tuviera que ver con el presente, con lo que ha sido su vida hasta ese momento, con lo que él ha hecho de su vida hasta entonces, y más particularmente con la decisión originaria de la libertad radical, la decisión decisiva que el hombre toma siempre sobre la totalidad de sí mismo, sobre él en sí mismo: la postura de aceptación o rechazo que adopte frente a Dios, que es su Fundamento. La vida del hombre tiene carácter de respuesta: vivir es responder a Dios, entrar en diálogo

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con Él. La pregunta que nos hace, por si tienen curiosidad, es la misma que leemos en el Evangelio, dirigida a San Pedro: “¿Simón, me amas?”.

Las versiones circulares del tiempo, en sus distintas modalidades (eterno retorno, reencarnación del alma...), convierten la vida del hombre en una realidad irrelevante, la historia entera en una apoteosis de la irresponsabilidad. En efecto, si todo fuera un arbitrario y permanente volver a empezar de cero, si todo fuera pura y simple provisionalidad y no hubiera nada realmente decisivo, ¿qué sentido tendría empeñarse en hacer algo interesante con la propia vida? El sentido de la responsabilidad se esfumaría, y con ello se volatilizaría la idea de la vida como proyecto y aun la noción misma de libertad, que es justamente lo que el hombre sabe que convierte su vida en algo valioso. Sólo quedaría una vaciedad sin nombre, tan cambiante como insignificante.

Nietzsche se ve forzado a admitir el eterno retorno como subterfugio para que el tiempo mil veces recomenzado se convierta en un sucedáneo de la eternidad, a fin de que el hombre se parezca algo a ese remedo de Dios en que Nietzsche está empeñado en convertirlo. Pero la inconsecuencia es patente: la vida, entendida así, se vacía de contenido. La supervida del superhombre resulta ser el triunfo del vacío y de la arbitrariedad. Pero esto sólo se puede pensar como positivo cuando y éste es el caso de Nietzsche- se entiende de manera profundamente equivocada la naturaleza de Dios. Para Nietzsche la esencia de la religión, de la relación del hombre con Dios consistía en el sometimiento absoluto por parte del hombre a la voluntad de Dios, entendiendo ésta en el sentido de la pura arbitrariedad. Freud tendría algo que decir en esta forma tan desgraciada y empobrecida que Nietzsche tenía de entender a Dios y la religión, herencia sin duda del acentuado rigorismo luterano en el que había sido educado en su infancia.

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b) Mucho menos aún se sentiría vinculado el hombre con un futuro que no fuera su propio futuro, futuro de él mismo. Para ser verdaderamente humano el futuro ha de respetar la identidad de la persona, la continuidad del yo: ha de ser un futuro en el que yo siga siendo yo, el mismo y no otro. La idea del recomienzo absoluto presente en cualquiera de las versiones del tiempo circular no respetan esta necesidad fundamental; y la idea de la transmigración de las almas es insostenible ya que no guarda los criterios de identidad del yo antes y después de la reencarnación (Arregui). Si cada vez que recomienzo soy otro y me veo forzado a adoptar una identidad distinta (y así hasta el infinito) ¿qué más da quién sea yo ahora? Y si eso no importa, nada en realidad es importante. Pero esto, al menos en sus momentos de lucidez, el hombre no lo puede aceptar; hay demasiados datos para pensar que ese supuesto no respeta la realidad. Cuando el hombre piensa en un futuro digno y pleno, piensa en un futuro que tenga como una de sus características esenciales una cierta continuidad con el presente en esos aspectos mencionados.

c) A la vez se advierte que ese futuro no puede consistir, sin más, en una prolongación indefinida de nuestro actual modo de vida, en un “más de lo mismo”, porque eso no resolvería el problema, sino que lo agravaría. La plenitud de vida que el hombre reclama no es una plenitud puramente temporal, una distensión temporal indefinida; la plenitud no hace referencia solamente a un tiempo sin final, sino también y sobre todo al modo de vivir: implica una plenitud modal. Lo que el hombre añora y echa en falta es otro modo de vivir, que incluye la infinitud temporal pero que no se agota en ella. Un futuro en el que el hombre sea el mismo, pero su vida no sea lo mismo (Ruiz de la Peña).

7. No más de lo mismo

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Borges expresa con gran claridad en un relato lucidísimo, Los inmortales, el sinsentido que resultaría si la vida eterna consistiera solamente en la prolongación indefinida de este mismo tipo de vida que los hombres llevamos ahora. En una vida así ocurriría la paradoja de que mi yo se salvaría, continuaría existiendo, pero mi vida se habría perdido precisamente porque quedaría desprovista de su decisividad: nada sería definitivo, todo podría ser hecho de otra manera sin que ocurriera nada, cualquier situación acabaría siendo repetición de otra anterior, etc. Y el hombre esto no lo consiente, porque entiende que la identidad de la persona es indesligable de su biografía: mi vida soy yo.

Este es, resumidamente, el argumento de ese relato: llevado por su fe en una antigua leyenda, un hombre busca la Ciudad de los inmortales, una ciudad construida a orillas de un río cuyas aguas confieren la inmortalidad a quienes se bañan en ellas. Después de incontables peripecias, la encuentra en medio del desierto: la reconoce porque su descripción coincide en líneas generales con la que encontró en una crónica antiquísima.

Pero constata que la ciudad está vacía, deshabitada, y que su construcción es completamente caprichosa: edificios inhabitables de arquitectura estrafalaria, grandes escalinatas que no llevan a ninguna parte... Supone entonces que un turbio y miserable arroyo de escaso caudal -casi seco- es el río de la inmortalidad. Junto al río descubre a un pueblo semisalvaje, que habita en cavernas sin ningún acondicionamiento. Van semidesnudos, se muestran completamente apáticos, sin interés por nada, no trabajan, malviven comiendo cualquier cosa, parecen no saber hablar y desde luego no hablan entre ellos, no se comunican... Un día, hablando con uno de ellos que le sigue con la docilidad y la indiferencia de un perro, intentando hacer burla de su incultura, se dirige a él en griego clásico y le

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declama un pasaje de la Ilíada. Para sorpresa suya el salvaje, con cara de aburrimiento, continúa la recitación de los versos de Homero en el idioma original. Con horror recibe la información de que está hablando con el mismísimo Homero, que en sus días llegó hasta aquí buscando las aguas del río de la inmortalidad, y continúa vivo. Ellos, los cavernícolas, son los inmortales. Su erudición es vastísima, pero todas las informaciones que poseen han acabado por resultarles indiferentes. Sólo desean morirse, si esto resultara posible. Ninguna otra cosa les interesa para nada.

El relato muestra con claridad cómo el resultado de ese tipo de vida -esta misma vida, sin final- no sería la plenitud, sino al contrario, el desinterés por la propia vida, el tedio. En esa historia sin final todo acabaría siendo repetición de algo anterior, todo da lo mismo, todo resulta indiferente y banal, nada importa realmente. La importancia de mi vida -lo que me ha pasado y lo que he hecho- se perdería en la trivialidad; mi voluntad de hacer mi vida, ésta y no otra -que es lo que la convierte en apasionante-, resultaría una estupidez, un sinsentido. En esa vida sin final no habría plenitud, sino un inacabable aburrimiento, un inmortal aburrimiento mortal; hasta el deseo mismo de que esa situación acabara, de algún modo estaría falto de interés, porque esa posibilidad no podría realizarse. A partir de determinado momento todo estaría dicho y hecho, todas las posibilidades habrían sido ya agotadas y el futuro habría perdido cualquier interés al quedar convertido en aburrida e inacabable repetición.

Por tanto, ese futuro en el que el hombre piensa y al que aspira, ha de estar marcado también por la novedad, un futuro en el que el hombre es el mismo, pero no lo mismo, en el que su modo de vivir sea distinto, y en el que se puedan hacer realidad plena todas esas virtualidades que ahora están en él como tendencias puramente incoadas. Continuidad y novedad son las características del futuro verdaderamente humano.

Page 60: La Idea de la Inmortalidad del Alma en la Masonería

A la luz de todo esto se entiende que, hablando verdaderamente, la eternidad entendida de esta manera no vacía de contenido la vida del hombre anterior a la muerte, no trivializa su existencia en el tiempo, que es uno de los ataques que tradicionalmente se ha dirigido a la religión: “los cristianos se desentienden de este mundo porque sólo les importa el cielo”. Ese elemento de continuidad deshace el valor de esa sospecha: no sólo mi propia persona, sino mi propia vida contará para eternidad; es aquí abajo donde decidimos nuestra eternidad. La felicidad eterna no es fruto del azar o la arbitrariedad, no nos cae en una tómbola. La eternidad es para quien sabe amar esta vida y amar en esta vida. Son precisamente aquellos que nos quieren disuadir de la idea de la eternidad quienes han hecho de la tierra una realidad yerma y vacía. “Es preciso redescubrir el valor para creer en la vida eterna con todo nuestro corazón. Si lo hacemos, tendremos también arrojo suficiente para amar la tierra y confiar en el futuro. Si nos atrevemos a creer en la vida eterna, a vivir para la vida eterna, veremos cómo la vida se torna más rica, más grande, libre y dilatada” (Ratzinger).

Es precisamente el rechazo de la eternidad o la afirmación del eterno retorno lo que convertiría la vida actual del hombre en un absurdo, en una incongruencia inexplicable, en un sinsentido insoportable. Shakespeare hace decir a Macbeth con toda crudeza, en medio de la desesperación provocada por su crimen: “¡Extínguete, extínguete, fugaz antorcha! La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena, y después ya no se le vuelve a oír...; un cuento narrado por un idiota con gran prosopopeya, pero que nada significa”. Dios es el único que dota de sentido y fundamento pleno a la vida del hombre.