la guerra civil en espaÑa/ revoluciÓn y contrarrevoluciÓn, felix morrow, 1937

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  • 8/6/2019 LA GUERRA CIVIL EN ESPAA/ REVOLUCIN Y CONTRARREVOLUCIN, FELIX MORROW, 1937.

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    LA GUERRA CIVIL EN ESPAA

    REVOLUCIN Y CONTRARREVOLUCINEN ESPAA

    FLIX MORROW

    ndiceNota sobre el autor y la obraCronologa

    LA GUERRA CIVIL ESPAOLA

    I. El nacimiento de la Repblica: 1931II. Las tareas de la revolucin democrtico-burguesa

    1. El problema agrario2. El desarrollo de la industria espaola3. La Iglesia4. El ejrcito5. El problema nacional y colonial

    III. El gobierno de coalicin y el retorno de la reaccin: 1931-1933IV. La lucha contra el fascismo: noviembre de 1933 a febrero de 1936V. El gobierno del frente popular y sus aliados: 20 de febrero-17 de julio de 1936VI. A pesar del Frente Popular, las masas luchan contra el fascismo: 16 de febrero a 16 de julio de1936VII. La contrarrevolucin y el poder dual

    1. La traicin del gobierno del Frente Popular2. El doble poder en Catalua3. El rgimen de Madrid

    4. El gabinete de Caballero5. Espaa y Europa

    REVOLUCIN Y CONTRARREVOLUCIN EN ESPAA

    I. Por qu se alzaron los fascistasII. Los aliados burgueses en el Frente PopularIII. La revolucin del 19 de julioIV. Hacia una coalicin con la burguesaV. La poltica de la clase obrera espaola

    Los socialistas de derechaLos estalinistasCaballero: La izquierda socialista y la UGTCNT-FAI: La Confederacin Nacional del Trabajo y la Federacin Anarquista Ibrica

    El POUMVI. El programa del gobierno de coalicin de CaballeroVII. El programa del gobierno de coalicin de Catalua

    El programa econmico de la coalicinLa poltica interna de la coalicin

    VIII. Renacimiento del estado burgus: septiembre de 1936-abril de 1937La contrarrevolucin econmicaLa censuraLa policaLiquidacin de las miliciasEl desarme de los obreros en la retaguardia

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    Mtodos de represin extralegales: la GPU espaolaIX. La contrarrevolucin y las masas

    La respuesta del POUM a la contrarrevolucinX. Las jornadas de mayo: barricadas en BarcelonaXI. La destitucin de Largo CaballeroXII. El gobierno de la victoriaXIII. La conquista de CataluaXIV. La conquista de AragnXV. La lucha militar bajo Giral y Caballero

    Marruecos y AlgecirasLa ofensiva de Aragn contra Zaragoza y HuescaEl frente del Norte

    Por qu Madrid se convirti en el frente clave?XVI. La lucha militar bajo Negrn y Prieto

    El frente del norteLa cada de Asturias

    XVII. Slo dos caminosEplogo de la edicin norteamericanaGlosario

    Nota sobre el autor y la obra

    Ms de seis dcadas despus del final de la guerra civil espaola, todava existe muchointers en los acontecimientos que llevaron a la revolucin espaola de 1931-37 y a laguerra civil espaola (1936-1939). Al reeditar estos dos textos de Flix Morrow, agotadosdesde hace tiempo en castellano, queremos volver a poner a disposicin del lector dos delos anlisis descriptivos y ms agudos escritos sobre la guerra civil espaola y losacontecimientos que la precedieron. La obra de Flix Morrow, escrita al calor de losacontecimientos, posee una vigencia extraordinaria.Flix Morrow fue dirigente del Socialist Workers Party (Partido Socialista de losTrabajadores de EEUU) y miembro del consejo de redaccin del semanario Socialist

    Appeal, que public sus extensas crnicas de la guerra civil. Fue uno de los dieciochotrotskistas estadounidenses condenados en el tristemente clebre Juicio Laboral deMinnepolis de 1941, donde por primera vez se aplic la ley Smith*. Despus de la IIGuerra Mundial rompi con el SWP.

    La Guerra Civil en Espaa: Hacia el socialismo o el fascismo? fue terminado dos mesesdespus de la insurreccin de Franco y publicado por Pioneer Publishers de Nueva York

    en forma de folleto. Su objetivo era proporcionar una historia poltica de la Repblicaespaola desde sus inicios en 1931 hasta la insurreccin fascista de julio de 1936. Lainsurreccin provoc un gran estallido de masas en toda Espaa, que exigan armas paracombatir a los fascistas, adems de una profunda revolucin social, y donde lostrabajadores tomaron fbricas y tierras, incluso tiendas y cafs para garantizar unaorganizacin una lucha eficaz contra Franco. Se cre una red de milicias populares bajo elcontrol de las organizaciones obreras. En septiembre, cuando este folleto sali a la luz, elgobierno frentepopulista ya haba tomado el control de la lucha militar y comenzaba arestablecer su autoridad con la complicidad de los dirigentes de las organizaciones obreras.El autor termin de redactarRevolucin y Contrarrevolucin en Espaa en noviembre de1937, cuando el ala izquierda del movimiento republicano espaol ya haba sido aplastaday enviada a la clandestinidad en Barcelona, en el mes de mayo. Con la destruccin del alade izquierdas, las esperanzas de una victoria republicana desaparecieron rpidamente.Cuando el autor public su posdata en mayo de 1938, el resultado de la guerra civil eraclaro para todo el que quisiera entender.

    CRONOLOGA

    1930eneroRenuncia el dictador Primo de Rivera; el rey Alfonso XIII nombra a Berenguer jefe del gobierno interino.diciembre

    Nota: * Los dieciochofueron condenados a un ao deprisin. La ley Smith penaba laagitacin antiblica como delito detraicin (Nota de laEd. nortea-

    mericana).

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    Oficiales liberales dan un golpe en Jaca que fracasa.

    ----------------------------------------------- 1931 -----------------------------------------------febreroRenuncia Berenguer.abrilAplastante victoria de los republicanos en las elecciones municipales. Abdica Alfonso. Alcal Zamora esnombrado primer ministro.mayoChoques de obreros y monrquicos en Madrid; se incendian varias iglesias.

    junioLas elecciones dan una aplastante mayora a los partidos republicanos en las Cortes. Alcal Zamora pasa a ser

    presidente de la repblica; Azaa, primer ministro.julio-agostoEl gobierno republicano aplasta la oleada huelgustica con la artillera.

    ----------------------------------------------- 1932 -----------------------------------------------eneroLa FAl organiza insurrecciones en Catalua.agostoSe concede la carta de autonoma de Catalua.Golpe fallido del general monrquico Sanjurjo.

    ----------------------------------------------- 1933 -----------------------------------------------eneroEs aplastada la insurreccin anarcosindicalista en Barcelona.

    abrilLa derecha hace grandes avances en las elecciones municipales.septiembreLerroux reemplaza a Azaa como primer ministro.29 de octubreSe funda la Falange Espaola en Madrid.noviembreCon la abstencin de la CNT los derechistas y monrquicos obtienen el control de las Cortes; se confirma aLerroux en el cargo de primer ministro. Este comienza a derogar las reformas.

    ----------------------------------------------- 1934 -----------------------------------------------eneroGiro a la izquierda en las elecciones catalanas; Companys, presidente de Catalua.abrilRepresin de la huelga general en Barcelona.

    junioLos anarquistas llaman a la huelga campesina.octubre-noviembreLerroux forma nuevo gobierno, con miembros de la CEDA derechista de Gil Robles; es aplastada la huelgageneral de socialistas y anarquistas; Lerroux llama a Franco a aplastar la huelga de los mineros asturianos. Sesuprime la independencia de Catalua.

    ----------------------------------------------- 1935 -----------------------------------------------agostoEl Sptimo Congreso de la Comintern proclama la poltica del Frente Popular.septiembreFundacin del POUM.

    ----------------------------------------------- 1936 -----------------------------------------------eneroLerroux renuncia en medio de un escndalo financiero; se disuelven las Cortes.

    febreroEl Frente Popular llega al poder con las elecciones; Azaa, primer ministr; los anarquistas y el POUM apoyanel Frente Popular.abrilSe unifican las juventudes comunista y socialista.mayoAzaa, presidente; Casares Quiroga, primer ministro.mayo-junio.Huelgas de masas en Francia; es elegido el Frente Popular francs; Len Blum, primer ministro; Daladier,ministro de guerra.

    julio 13El Partido Comunista espaol declara su apoyo pleno al gobierno.

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    17-21 de julioComienza la insurreccin fascista en Marruecos, se extiende a Espaa. Martnez Barrio, y luego Giral,reemplazan a Quiroga.21 de julioSe forma el Comit Miliciano Antifascista en Catalua.15 de agostoFrancia e Inglaterra firman el pacto de no intervencin.septiembreRenuncia Giral; Largo Caballero, primer ministro a condicin de que el PC entre en el gobierno. CNT y POUMse unen al gobierno cataln; Nin, ministro de justicia.octubreEl Gobierno central liquida la independencia de las milicias, crea el Ejrcito Popular; comienza l sitio de

    Madrid; el gobierno aprueba la formacin de Brigadas Internacionales. Franco, Generalsimo de EspaaNacionalista.noviembreEl Gobierno central, reorganizado con la inclusin de anarquistas, se traslada a Valencia. Llegan las BrigadasInternacionales a Madrid.16 de diciembreEl POUM es expulsado del gobierno.

    ----------------------------------------------- 1937 -----------------------------------------------febreroCada de Mlaga.25 de abrilBombardeo de Guernica.mayo

    El gobierno trata de arrancar la central telefnica de Barcelona de manos de los anarquistas, lo que provocanueva alza; Negrn reemplaza a CabaIlero.junioEl gobierno central ilegaliza al POUM, arresta a los dirigentes; cada de Bilbao.octubreEl gobierno central se traslada a Barcelona.

    ----------------------------------------------- 1938 -----------------------------------------------eneroComienza el bombardeo en gran escala de Barcelona.febreroCada de Teruel.abril-junioFranco llega a la costa y corta a la Espaa Republicana en dos.septiembre

    ltima batalla de las Brigadas Internacionales en la campaa del Ebro; Chamberlain y Daladier firman el Pactode Munich con Hitler.noviembreLas Brigadas Internacionales se retiran de Espaa.

    ----------------------------------------------- 1939 -----------------------------------------------26 de eneroRendicin de Barcelona.27 de febreroFrancia e Inglaterra reconocen a Franco; mientras, los leales controlan an la tercera parte de Espaa. Azaahuye de Espaa.marzoSe forma la Junta de Defensa Nacional para arreglar la rendicin del Gobierno central. El PC es expulsado delFrente Popular. Rendicin de Valencia y Madrid. Cesan las hostilidades.abril

    Estados Unidos reconoce a Franco23 de agostoFirma del Pacto Hitler-Stalin.

    Introduccin

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    Soldados fascistas y obreros milicianos, atrincherados unos cerca de otros. En un alto en la lucha discuten agritos:Sois hijos de obreros y campesinos grita un miliciano. Deberais estar aqu, con nosotros, luchando porla Repblica, donde impera la democracia y la libertad.La respuesta no se hace esperar; es el argumento con que el campesinado ha respondido a todo llamamientoreformista desde que surgi la Repblica en 1931:Qu te ha dado de comer la Repblica? Qu ha hecho la Repblica por nosotros, para que luchemos porella?.En este pequeo incidente, que apareci casualmente en la prensa, est la esencia del problema de la guerra civil.El campesinado, que compone el 70% de la poblacin, todava no ha sido ganado para el bando del proletariado.

    No desempe ningn papel en el nacimiento de la repblica en 1931. Su pasividad y hostilidad provocaron el

    triunfo de la reaccin en 1933. No particip en la insurreccin proletaria de octubre del 1934. Salvo en Cataluay Valencia, donde el proletariado ha expropiado la tierra y la est entregando a los campesinos, y parte deAndaluca, donde los trabajadores rurales han tomado las tierras, las masas campesinas no se alzan para luchar

    junto con la clase obrera.Jams una guerra civil tan profunda como la espaola se gan sin presentar un programa revolucionario social.Sin embargo, el nico programa que parece levantar el gobierno de coalicin que encabeza Caballero es la luchamilitar. Slo despus de la victoria podremos defender los distintos problemas polticos y sociales de los gruposque componen el Frente Popular de izquierda, dice un vocero del gobierno (New York Times, 20 de septiembre).Hay un solo punto en nuestro programa: la victoria. Sin embargo, en realidad la consigna del gobierno decoalicin de defender la repblica democrtica s contiene un programa social; pero es el programa reformistade defensa del instrumento poltico ms benvolo del modo de produccin burgus.En la gran Revolucin Francesa, la consigna de Libertad, Igualdad y Fraternidad significaba, concretamente, latierra para los campesinos, la liquidacin de la servidumbre, un mundo nuevo de trabajo y riqueza que liquidabael podero econmico de la opresin feudal, colocando el poder en manos de la burguesa revolucionaria. En la

    Revolucin Rusa, la consigna de Tierra, Pan y Libertad moviliz al pueblo contra Kornlov y Kerensky porquesignific la transformacin de Rusia El proletariado de Espaa levantar consignas igualmente revolucionarias ono ganar la guerra civil.El proletariado cataln ya ha reconocido esa gran verdad. Su programa revolucionario no quedar por muchotiempo dentro de sus propias fronteras. Hoy mismo llega la noticia de que otro partido del Frente Popular, elPartido Sindicalista, formado despus de la insurreccin de octubre por los anarcosindicalistas que reconocieronla necesidad de participar en la vida poltica, ha exigido un programa socialista para llevar a cabo la guerra civil.El ministerio de Caballero, extrema izquierda del Frente Popular, demuestra en forma distorsionada que lasmasas no lucharn por el mantenimiento del capitalismo. Pero los viejos laureles de Caballero no pueden ser, nisern, un sustituto para el contenido concreto del programa del socialismo revolucionario.Las pginas siguientes narran la rica historia de experiencia revolucionaria que el proletariado espaol harecogido en nada ms que cinco aos. De la sabidura ganada en esa experiencia tan concentrada, el proletariadoespaol est aprendiendo a tomar su destino en sus propias manos. A las lecciones de la Revolucin Rusa, seagregan las lecciones igualmente profundas de la Revolucin Espaola.

    Nueva York, 22 de septiembre de 1936

    LA GUERRA CIVIL ESPAOLA

    I. El nacimiento de la Repblica: 1931

    Gloriosa, incruenta, pacfica, armoniosa fue la revolucin del 14 de abril de 1931. Dos das antes, el pueblohaba votado por la coalicin republicana-socialista en las elecciones municipales; eso bast para liquidar aAlfonso. La repblica espaola vino tan fcilmente... Su nacimiento, sin embargo, fue casi el nicoacontecimiento incruento ligado a la revolucin, antes o despus de 1931.Durante ms de un siglo Espaa ha intentado dar a luz un nuevo rgimen. Pero la parlisis de siglos dedecadencia senil que viene desde los tiempos del imperio hizo naufragar todos los intentos. Tanto ms sangrientofue, por tanto, el fracaso y el castigo. Cuatro grandes revoluciones previas a 1875, seguidas de cuatro terrores

    blancos, fueron otros tantos crescendos en una sinfona casi continua de insurrecciones campesinas y motinesmilitares, guerras civiles, insurrecciones regionales, pronunciamientos militares, conspiraciones ycontraconspiraciones de las camarillas de la corte.

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    Tampoco la burguesa moderna, cuando apareci tardamente en escena, prepar la revolucin burguesa. Laindustria y el transporte modernos aparecieron en la poca de la guerra entre Espaa y Estados Unidos, que

    provoc un nuevo fermento en Espaa. Los aos 1898-1914 reciben el nombre de renacimiento nacional(fueron tambin los del ltimo respiro del capitalismo mundial). Pero los empresarios industriales espaoles ycatalanes que florecieron en esas dos dcadas rivalizaban en lealtad a la monarqua con las familias terratenientesms antiguas. Algunos como el conde de Romanones recibieron ttulos de nobleza, compraron grandesextensiones de tierra y aunaron en sus personas la antigua y la nueva economa. Otros cimentaron los vnculosentre ambas a travs de hipotecas y matrimonios con la aristocracia terrateniente. El rey conserv el oropel delfeudalismo, pero no tuvo reparos en asociarse con la burguesa en sus aventuras econmicas ms dudosas. En la

    bsqueda de nuevos terrenos que explotar, la burguesa logr que Alfonso iniciara la conquista de Marruecos en1912. Con la rentable neutralidad de Alfonso durante la guerra mundial, consigui el apoyo de la burguesa, quedurante cuatro aos tuvo el mercado mundial a disposicin de sus mercancas.

    Cuando al final de la guerra los imperialistas recuperaron el mercado, el proletariado cataln y espaolemprendi luchas y a raz de los fracasos militares en Marruecos los campesinos y obreros perdieron todo elrespeto al gobierno, y los industriales catalanes financiaron el golpe de Primo de Rivera El programa de obras

    pblicas y barreras arancelarias, la represin de los anarcosindicalistas y el arbitraje obligatorio impuesto por eldictador a los sindicatos socialistas, dio un nuevo mpetu a la industria y Rivera y Alfonso obtuvieron laadulacin ms ferviente de la burguesa. La crisis mundial puso fin a la prosperidad espaola y Rivera cay,

    junto con la peseta, en enero de 1930. Pero la burguesa, en su gran mayora, sigui aferrada todava a Alfonso.As, el 28 de septiembre de 1930 en un mitin de protesta por la poltica del gobierno, Alcal Zamora, futuro

    presidente de la Repblica, an poda cantarle loas a la corona.Mientras tanto, en mayo de 1930, los estudiantes y obreros de Madrid haban enarbolado banderas rojas yrepublicanas. Se produjeron disparos en los enfrentamientos con la polica. En septiembre los socialistas y laUGT firmaron un pacto con los republicanos donde se comprometieron a liquidar la monarqua; sigui unaoleada de huelgas generales revolucionarias en Valencia, Sevilla, Madrid, Barcelona, Bilbao, etctera, congravsimos encuentros con la polica en la mayora de los casos. La sublevacin de los soldados del 12 de

    diciembre, realizada precipitadamente antes de la hora sealada, frustr un levantamiento de obreros que debacoincidir con un motn republicano en el ejrcito; pero la ejecucin de los soldados que encabezaron lasublevacin provoc la firma de un manifiesto por los dirigentes republicanos y socialistas en el que seanunciaba su siguiente objetivo: la instauracin inmediata de la repblica Los firmantes fueron encarcelados enla Crcel Modelo de Madrid, y sta se convirti en el centro de la vida poltica espaola. El primer ministroBerenguer intent desesperadamente establecer unas Cortes, basadas en el viejo modelo de apoyo a Alfonso;

    pero fue derrotado por el boicot republicano-socialista y Berenguer dimiti. Las elecciones municipalesdemostraron que las masas estaban a favor de la repblica.Slo en este ltimo momento los industriales, atemorizados por las huelgas generales, por el progresivo aumentode armas en poder de los obreros que se realizaba abiertamente y por la amenaza socialista de huelga general,decidieron que el sacrificio de la monarqua a los lobos de la revolucin les resultaba barato. Entonces, y sloentonces, cuando el propio Alfonso empezaba a reconocer la inutilidad de la lucha, la burguesa acept larepblica.Lo que caracteriza el espritu de la nueva repblica es el hecho de que la organizacin republicana ms antigua ygrande el Partido Radical de Lerrouxno hizo nada por crearla y no tard mucho tiempo en aliarse con los

    monrquicos. Las tres dcadas del parlamentarismo espaol estn plagadas de acusaciones de soborno, chantaje,engaos y estafas contra ese partido. Los demagogos del Partido Radical haban servido a la monarqua en sulucha contra el nacionalismo cataln. El robo y chantaje que tan triste fama aport a sus tocayos franceses (queahora dirigen el Front Populaire francs) empalidecen al lado de las audaces campaas que los radicalesespaoles lanzaban contra industriales y banqueros y que llegaban a rpido fin apenas llegaba el abultadocheque. Dentro del Partido Radical el mtodo polmico que se empleaba habitualmente se reduca a acusacionesmutuas de chantaje y corrupcin. En virtud de su historia extremadamente sucia y a pesar de que se trataba del

    partido republicano ms grande y antiguo, haba una gran oposicin a su participacin en el primer gobiernorepublicano. Esta oposicin provena inclusive de aquellos catlicos que, como Zamora, queran verdaderamenteuna repblica y que, despus de haber sido ministro de la monarqua, conoca muy bien qu clase de servicioshaban prestado los republicanos a Alfonso.A pesar de contar con muchos partidarios entre la burguesa, al tratarse del partido republicano ms conservador,los radicales de Lerroux no consiguieron la direccin poltica. Se ocuparon de buscar los puestos ms lucrativos.Sin embargo, el horror que sentan los dems republicanos y los socialistas ante la posibilidad de que unescndalo manchara a la nueva repblica fue un factor sumamente adverso para los radicales. Se sintieron muchoms felices despus de abandonar el gobierno y aliarse al partido clerical de Gil Robles. Nada menos que losradicales, cuyo principal caballo de batalla haba sido el anticlericalismo!Los dems partidos republicanos, con excepcin de la Izquierda Catalana, que contaba con una base campesina,fueron meras componendas creadas expresamente para las elecciones de abril y sin apenas apoyo entre lasmasas, puesto que la baja clase media espaola es pequea e impotente.Por todo ello, el nico apoyo verdadero con que cont la repblica vena del proletariado socialista y sindicalista.Ese hecho significaba, que la repblica no poda ser sino una transicin a una lucha por el poder entre la reaccinmonrquico-fascista y el socialismo. En esta etapa tarda no haba cabida en Espaa para una repblicademocrtica.Sin embargo, desgraciadamente, la direccin socialista no se prepar para esta lucha. Por el contrario, compartila perspectiva burguesa de los azaa.Esa perspectiva se basaba, como ellos mismos confesaron, en la Revolucin Francesa de 1789. Se supona que

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    Espaa tena ante s una larga etapa de desarrollo pacifico, en el cual la alianza de republicanos y obrerosrealizara las tareas de la revolucin burguesa. Despus de esto varias dcadas despus de 1931 la repblica seconvertira en repblica socialista. Eso est demasiado lejos!, pensaban los dirigentes socialistas Prieto,Caballero, de los Ros, Besteiro, del Bayo y Araquistin, que haban madurado bajo el rgimen cuasi asitico dela monarqua. Madrid, principal baluarte de los socialistas, prcticamente, segua siendo la misma ciudad deartesanos de principios de siglo; su socialismo era una mezcla del reformismo provinciano de Pablo Iglesias, sufundador, y las peores tradiciones de la socialdemocracia alemana de la posguerra.La otra gran corriente del proletariado espaol, el anarcosindicalismo, que dispona en la CNT deaproximadamente la mitad de la fuerza que tena la UGT el sindicato socialista, dominaba la modernaciudad industrial de Barcelona, pero casi no haba cambiado desde su origen en el Congreso de Crdoba de1872. El anarcosindicalismo, apoltico redomado, no desempe el menor papel en el alumbramiento de laRepblica; luego vir, en la poca dorada, hacia una postura de apoyo pasivo, que se transform en unputchismoenloquecido apenas se disip la rosada neblina. Espaa no encontrara aqu su direccin ideolgica. Senecesitaron cinco aos de revolucin para que el anarcosindicalismo empezara a romper con su negativadoctrinaria a entrar en la escena poltica y luchar por un Estado obrero.La Unin Sovitica un pas campesino como Espaa y sus logros, gozaban de una extraordinaria

    popularidad. Pero la metodologa bolchevique de la Revolucin Rusa era casi desconocida. El atraso terico delsocialismo espaol slo dio lugar a una pequea escisin bolchevique en 1918. Todos sus progresos se vierontruncados en 1930 cuando la Comintern expuls a los herejes trotskistas, derechistas y de otro tipo. A pesar delgran apoyo de la Comintern, el Partido Comunista no desempe el menor papel en el periodo subsiguiente. Enmarzo de 1932 la Comintern descubri nuevas herejas y volvi a liquidar a toda la direccin. Siguiendo suideologa del tercer periodo (1929-1934), los estalinistas repudiaron los frentes nicos con las organizacionesanarquistas y socialistas, a las que tacharon de gemelas del fascismo, formaron sindicatos rojos carentes detodo contenido contra la UGT y la CNT; alardearon de estar construyendo soviets campesinos, en una poca enque carecan de seguidores entre el proletariado, que es quien debe dirigir tales soviets; hicieron propaganda porla revolucin democrtica de obreros y campesinos concepcin que Lenin repudi en 1917,

    diferencindola de las revoluciones burguesa y proletaria, confundiendo as la tarea de luchar por el apoyo de lasmasas y la posterior luchar por el poder. Los estalinistas abandonaron la poltica del tercer periodo en 1935... para defender la poltica desacreditada del Frente Popular, poltica de coaliciones con la burguesa.Desempearon, de principio a fin, un papel completamente reaccionario.Los nicos que representaban consecuentemente la tradicin bolchevique en Espaa eran los militantes de un

    pequeo grupo, la Izquierda Comunista, adherida al movimiento trotskista internacional. El mismo Trotskyescribi dos importantes trabajos, La revolucin en Espaa, escrito varios meses antes del advenimiento de larepblica, yLa revolucin espaola y los peligros que la amenazan, poco despus, adems de muchos artculosescritos a medida que se desarrollaban los acontecimientos. Nadie puede comprender la dinmica de larevolucin espaola sin leer los clarividentes anlisis de Trotsky. Los hechos posteriores han refrendado cadauno de sus escritos. Rebati las doctrinas pseudojacobinas con un anlisis marxista-leninista, rico en datos y unanlisis concreto de la situacin espaola, demostr la imposibilidad de que la repblica burguesa realizara lastareas democrticas de la revolucin. A la charlatanera pseudoizquierdista de los estalinistas, opuso el programaconcreto con el cual un partido revolucionario poda ganar a las masas espaolas y llevarlas a una revolucintriunfante.

    Pero la Izquierda Comunista era un pequeo grupo y no un partido. Los partidos no se construyen de la noche ala maana, ni siquiera en medio de una situacin revolucionaria. Un grupo no es un partido. Desgraciadamente,la Izquierda Comunista no lo comprendi y no sigui a Trotsky en su anlisis del profundo significado que tenael viraje a la izquierda de la base socialista, despus de que los acontecimientos confirmaran las predicciones deTrotsky. A este izquierdismo sigui una lnea oportunista que llev a firmar el programa del Frente Popular.Slo despus del estallido de la actual guerra civil, los antiguos trotskistas (ahora en el POUM) volvieron a la

    poltica bolchevique.De esta forma, cuando lleg la repblica, el proletariado careca de una direccin que le preparase para susgrandes tareas. Y pag muy caro este vaco!

    II. Las tareas de la revolucin democrtico-burguesa

    La repblica burguesa deba hacer frente a cinco grandes tareas; debe realizarlas o el rgimen dara paso a lareaccin monrquica o fascista, o a una nueva revolucin y un Estado obrero.

    1. El problema agrario

    Ms de la mitad de la renta nacional, casi dos terceras partes de las exportaciones y la mayor parte de losingresos fiscales, procedan de la agricultura; el setenta por ciento de la poblacin viva de la tierra. De estemodo, la cuestin de la tierra era la clave para el futuro de Espaa.La distribucin de la tierra es la ms desigual de Europa. Un tercio de la tierra est en manos de los grandesterratenientes, que en algunos casos son dueos de media provincia. Otro tercio est en manos de un grupo deterratenientes medios, ms nutrido que el de los grandes, pero dividido tambin en grandes extensionestrabajadas por aparceros y jornaleros. El tercio restante est en manos de los campesinos, la mayora dividido enexplotaciones mal equipadas de cinco hectreas o menos an, de tierra rida, pobre, que no alcanza paramantener una familia. La poca tierra buena que poseen los campesinos los frutales de la costa mediterrnea

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    est dividida en parcelas del tamao de un jardn.Los cinco millones de familias campesinas se dividen en tres categoras:

    Dos millones que poseen una tierra insuficiente. Slo en las provincias del norte se encuentran familiascampesinas que llevan una existencia medianamente buena. Estos millones de propietarios, en su mayora, semueren de hambre igual que los que no poseen nada de tierra, teniendo que trabajar como jornaleros siempre que

    pueden. Un milln y medio de aparceros que alquilan su parcela y le pagan al terrateniente con parte de su cosecha;sufren la triple explotacin del terrateniente, del usurero que financia la cosecha y del comerciante que lacompra.

    Un milln y medio de jornaleros que trabajan por salarios increblemente bajos, y en el mejor de los casosconsiguen trabajo durante noventa a ciento cincuenta das por ao. Un buen jornal son seis pesetas por daJunto con la explotacin directa de la tierra vienen los impuestos. Del total de impuestos recaudados en el campo

    durante el primer ao de la repblica, ms de la mitad provenan de los campesinos propietarios.Las condiciones de vida de millones de familias campesinas son indescriptibles. Para buscar comparacin esnecesario volver la vista a Oriente, a las condiciones de vida del campesinado chino e hind. La hambruna entrecosechas es un acontecimiento normal. En estas ocasiones la prensa espaola se llena de informes segn loscuales en comarcas enteras los campesinos se alimentan de races y de hierbas silvestres hervidas. Insurreccionesdesesperadas, apropiacin de cosechas, asaltos contra almacenes y periodos de guerra de guerrillas son parte dela historia espaola del ltimo siglo; pero en cada ocasin se demostr, una vez ms, que el campesinadodisperso, sin ayuda de las ciudades, no poda liberarse.Las ltimas dcadas no mejoraron la situacin del campesino. Los das felices de la guerra de 1914-1918 ledieron a la agricultura espaola la posibilidad de penetrar en el mercado mundial y asegurarse buenos precios. Elaumento consiguiente de los precios de la tierra y los productos se convirti en capital lquido a travs dehipotecas para los terratenientes; pero los campesinos apenas obtuvieron beneficios. La crisis agrcola, parte dela crisis mundial, agravada por las elevadas tarifas aduaneras que Inglaterra y Francia levantaron contra laagricultura espaola, dejaron al campesino en una situacin de miseria tal, que en 1931 haba regiones enteras en

    peligro de morir de hambre y un ejrcito permanente de desocupados en el campo.La nica solucin para esta horrible situacin era la expropiacin inmediata de los dos tercios de las tierrasque se hallaban en manos de los terratenientes para distribuirlas entre el campesinado. Pero ni siquiera estosera suficiente. La agricultura espaola, con excepcin de la regin hortcola del Mediterrneo, utiliza mtodosde cultivo primitivos. Su rendimiento por hectrea es el menor de Europa. Sera necesario complementar ladistribucin de la tierra con mtodos intensivos de agricultura, que requieren formacin tcnica, equipamientomoderno, fertilizantes, etc.,, lo que significa una ayuda estatal para la agricultura.Los jacobinos liquidaron la propiedad feudal de la tierra en Francia favoreciendo las relaciones capitalistas de

    produccin. Pero en la Espaa de 1931 la explotacin de la tierra ya se realizaba segn las relaciones capitalistas.Haca tiempo que la tierra era enajenable, se compraba y venda en el mercado; por tanto, hipotecable y cargadade deudas.De ah que la expropiacin de la tierra tambin supondra la expropiacin del capital financiero, esdecir, un golpe de muerte para el capitalismo espaol, tanto agrcola como industrial. Ante esta realidad tan evidente, el gobierno de coalicin lleg a la conclusin de que no se poda expropiar latierra. En su lugar, elabor planes complicados e intiles en virtud de los cuales el gobierno, a travs del Instituto

    para la Reforma Agraria, comprara las propiedades terratenientes y las distribuira a los campesinos en parcelas,

    mediante un sistema de arrendamiento. Puesto que Espaa es un pas empobrecido, donde los ingresos delEstado son muy bajos, este proceso sera necesariamente muy largo. Las propias estadsticas gubernamentalesdemuestran que este mtodo de distribucin de la tierra, despus de comprarla y arrendarla, durara por lo menosun siglo en llevarse a cabo.

    2. El desarrollo de la industria espaola

    Si la coalicin socialista-republicana no pudo resolver el problema agrario, sera capaz de desarrollar las fuerzasproductivas de la industria y el transporte?Comparada con la industria de las grandes potencias imperialistas, Espaa sufre un atraso lastimoso. Slo docemil kilmetros de vas frreas en un pas ms grande que Alemania! En 1930 tena el 1,1% del comerciomundial, un poco menos que antes de la guerra.Espaa conoci un periodo corto de desarrollo industrial: 1898-1914. El propio desarrollo de la industriaespaola en los aos de la gran guerra, posteriormente, cre dificultades mayores. El fin de la guerra provocque la industria espaola, infantil y sin el respaldo de una potencia fuerte, se quedara muy pronto atrs en la

    carrera imperialista por los mercados. Ni siquiera le fue posible preservar el mercado interno espaol para supropia industria. Las barreras aduaneras de Primo de Rivera provocaron represalias inglesas y francesas contra laagricultura espaola. Puesto que la agricultura supona entre el 50% y el 66% de las exportaciones, esto causuna crisis agrcola horrible, seguida del derrumbe del mercado interno industrial. Esa misma crisis marc elcomienzo de la Repblica en 1931.Ante estos hechos, la coalicin republicano-socialista slo repeta, como si fuera una frmula mgica, queEspaa se encontraba en los albores de su desarrollo capitalista, que de alguna manera desarrollaran la industriay el comercio, que la crisis mundial se solucionara, etc.,La repblica se encontr con casi un milln de obreros y campesinos en paro, y antes de finales de 1933 esa cifralleg al milln y medio. stos, junto con sus familias, constituan el 25% de la poblacin.Los trotskistas demostraron con lgica de hierro que la dbil industria espaola, bajo las relaciones capitalistas,

    slo puede desarrollarse en un mercado mundial en expansin, y el mercado mundial se est reduciendo

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    progresivamente; la industria espaola slo puede desarrollarse bajo la proteccin de un monopolio delcomercio exterior, pero la presin que ejerce el capital mundial en Espaa, unido a las amenazas contra laagricultura espaola por parte de Francia e Inglaterra, significaban que un gobierno burgus no puede crear unmonopolio del comercio exterior.Si el retraso de la industria espaola impidi su desarrollo posterior bajo el capitalismo, ese mismo atraso (comoel de Rusia) tuvo como resultado la concentracin del proletariado en grandes empresas en unas cuantasciudades. Barcelona, el puerto y el centro industrial ms importante, junto con las ciudades industriales deCatalua, rene el 45% de la clase obrera espaola. El resto se encuentra en Vizcaya, Asturias y Madrid. En todaEspaa hay menos de dos millones de obreros industriales, pero su peso especfico, debido a su concentracin, se

    puede comparar con el del proletariado ruso.

    3. La Iglesia

    La separacin de la Iglesia del Estado no era una mera tarea parlamentaria. La Revolucin Francesa tuvo queapelar a la expropiacin de las tierras de la Iglesia, movilizando al campesinado con ese fin; disolvi las rdenesreligiosas, se apoder de las iglesias y sus riquezas y durante muchos aos ilegaliz y prohibi el funcionamientodel clero. Slo entonces se logr en Francia la separacin funcional de Iglesia y EstadoEn la Espaa de 1931 el problema era aun ms urgente y apremiante. La Iglesia, obligada por su pasado, no

    poda ser sino el enemigo mortal de la Repblica. Durante siglos haba impedido todo progreso. Hasta un rey tancatlico como Carlos III tuvo que expulsar a los jesuitas en 1767; Jos Bonaparte tuvo que disolver las rdenesreligiosas y el liberal Mendizbal las suprimi en 1835. La Iglesia haba destruido todas las revoluciones delsiglo XIX; a su vez, todas las revoluciones, todo florecimiento de la vida poltica espaola haba sidonecesariamente anticlerical. Hasta el rey Alfonso, despus de la insurreccin barcelonesa de 1909, debianunciar que reflejara las aspiraciones pblicas de reduccin y reglamentacin de la cantidad excesiva derdenes religiosas e implantara la libertad de cultos. Sin embargo, Roma lo hizo cambiar de opinin. La Iglesiafrustr todo intento de ampliar la base de sostn del rgimen; la ltima vez fue en 1923, cuando vet la propuesta

    del primer ministro Alhucemas de convocar las Cortes Constituyentes y respald a la dictadura. No es deextraar, entonces, que cada perodo de agitacin desde 1912 haya entraado la quema de iglesias y la muerte declrigos.Se puede medir el poder econmico de la Iglesia a partir del informe presentado ante las Cortes en 1931, en lmismo se reflejaba que los jesuitas posean la tercera parte de la riqueza nacional. Las tierras confiscadasdespus de la revolucin de 1868 fueron indemnizadas con tal generosidad que la Iglesia se embarc en laindustria y las finanzas. Sus bancos monopolistas de crdito rural eran los usureros del campo y sus bancosurbanos los socios de la industria. Las rdenes religiosas ostentaban verdaderos establecimientos industriales(molinos de harina, lavanderas, talleres de costura, etc) con mano de obra gratuita (hurfanos, estudiantes) queles permita competir con una gran ventaja frente a la industria. Al ser la religin oficial reciba anualmentedecenas de millones de pesetas del estado, estaba exenta de toda obligacin tributaria, inclusive en la produccinindustrial y obtena grandes regalas en los bautismos, matrimonios, entierros, etc.Su control oficial de la educacin significaba librar al estudiante de toda influencia radical y mantena alcampesinado sumido en el analfabetismo: en 1931 la mitad de la poblacin espaola no saba leer ni escribir.Podemos tener una idea de la supersticin difundida por la Iglesia por el hecho de que hasta hace poco las

    indulgencias papales se vendan por unas cuantas pesetas; con la firma del arzobispo, se podan comprar entiendas que exhiban el anuncio: Se venden bulas baratas.Las hordas de sotanas constituan un verdadero ejrcito enfrentado a la Repblica: de 80 a 90.000 distribuidos enlas 4.000 casas de rdenes religiosas y ms de 25.000 prrocos. De esa manera, el nmero de religiosos superabaal nmero de estudiantes de enseanza media y duplicaba el nmero de universitarios.En los primeros meses de la Repblica, la Iglesia actu cautelosamente en su lucha contra el nuevo rgimen.Hizo bien por que una carta pastoral que aconsejaba a los catlicos votar por candidatos catlicos que no fueranni republicanos ni monrquicos, fue contestada con la quema masiva de iglesias y monasterios. De todasformas, no era un secreto para nadie que el inmenso ejrcito de monjes, monjas y prrocos realizaba una agresivacampaa propagandstica de casa en casa. Como en todo periodo crtico de la historia espaola en que la Iglesiase encontraba en peligro, se dedic a propagar rumores supersticiosos sobre acontecimientos milagrosos:estatuas que lloraban, crucifijos de los que manaba sangre, toda clase de presagios de los tiempos aciagos que seavecinaban. Qu poda hacer el gobierno republicano ante esta tremenda amenaza?El problema de la Iglesia provoc la primera crisis gubernamental; Azaa encontr una frmula de compromisoque fue aceptada. No se iba a molestar a las rdenes religiosas a menos que se demostrara, como en el caso de

    cualquier otra organizacin, que perjudicaban a la comunidad, y se lleg a un pacto de caballeros de que esto seaplicara nicamente a los jesuitas, que fueron disueltos en enero de 1932, eso s, se les dio el tiempo suficiente

    para que pudieran transferir la mayor parte de sus bienes a particulares y a otras rdenes. Las subvencionesoficiales a la Iglesia finalizaron formalmente cuando se proclam oficialmente la separacin de la Iglesia delEstado, pero sta los recuper parcialmente a travs de su actividad docente, la liquidacin de la enseanzareligiosa iba a ser un programa a largo plazo. Este fue todo el programa gubernamental para la Iglesia. Peroincluso esta legislacin pattica e insuficiente suscit las iras de la burguesa; se opusieron no slo los ministroscatlicos Alcal Zamora y Maura, sino tambin el radical republicano Lerroux, cuya carrera poltica se haba

    basado siempre en el anticlericalismo. Anticlerical nicamente de palabra y deseando un reparto ms justo del botn, la burguesa republicana estaba tan ligada a los intereses capitalistas-terratenientes, que a su vezdescansaban sobre la Iglesia, que era absolutamente incapaz de lanzar un ataque serio contra su poderoeconmico y poltico.

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    La Izquierda Comunista declar que sta era una prueba ms de la bancarrota del gobierno de coalicin. Nisiquiera poda realizar la tarea democrtico-burguesa de frenar a la Iglesia. Los revolucionarios exigieron laexpropiacin de todas las riquezas de la Iglesia, la disolucin de todas las rdenes, la prohibicin inmediata de laenseanza religiosa en las escuelas, la utilizacin del dinero de la Iglesia para ayudar a cultivar la tierra alcampesinado, al que llam a tomar las tierras de la Iglesia.

    4. El ejrcito

    La historia de Espaa del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX es una historia de conspiraciones ypronunciamientos militares. Llamado por la propia monarqua para terminar con la oposicin, el papelprivilegiado del ejrcito provoc la formacin de una casta militar. Los oficiales llegaron a ser tan numerososque les fue confiada toda la administracin colonial y buena parte de la administracin nacional (incluida la

    Guardia Civil y la polica). La creciente necesidad de apoyo militar de parte de Alfonso fue utilizada por losoficiales para fortalecerse. La Ley de Jurisdicciones de 1905, que permita a los tribunales militares juzgar ycondenar a los civiles por ofensas al ejrcito, convirti la crtica de la prensa y de los trabajadores en delito delesa majestad. Incluso el primer ministro Maura lleg a protestar en 1917 porque los oficiales imposibilitaban elgobierno civil. En 1919, en desacuerdo con las concesiones hechas a la huelga general, la casta militar,organizada en Juntas de Oficiales para presionar al gobierno y a la opinin pblica, exigi la destitucin del jefede polica. El ministro de guerra era siempre uno de ellos. Haba un oficial por cada seis soldados, con elconsiguiente aumento del presupuesto militar. El presupuesto militar lleg a ser tan insoportable que inclusoPrimo de Rivera intent reducir el nmero de oficiales; las Juntas de Oficiales respondieron dejndolo caer, sinintervenir a pesar de que ellos mismos haban participado en el golpe original. Alfonso estuvo con ellos hasta elfinal.La tradicin de una casta independiente y privilegiada representaba un grave peligro para la Repblica. En un

    pas en que la clase media baja es tan pequea y amorfa, los oficiales provienen de las clases altas, es decir,estaban vinculados por lazos de parentesco, amistad, posicin social, etc, a los terratenientes e industriales

    reaccionarios. Para contrarrestar esta situacin, los oficiales deban proceder de las clases bajas, del campesinadoy los obreros. Era un problema acuciante: el control del ejrcito es una cuestin de vida o muerte para cualquierrgimen.La coalicin republicano-socialista puso este grave problema en manos del propio ministro de guerra, Azaa.ste redujo el ejrcito por un sistema de retiro voluntario para oficiales, eran tan razonable que en pocos das se

    jubilaron 7.000 oficiales. El cuerpo de oficiales reducido, sigui siendo, en su espritu, lo que haba sido durantela monarqua.La Izquierda Comunista denunci esta medida como una traicin a la revolucin democrtica. Exigi ladisolucin de todo el cuerpo de oficiales y su reemplazo por oficiales reclutados entre la tropa y elegidos por lossoldados. Llam a los soldados a tomar el destino en sus manos, sealando que el trato que reciban de parte dela repblica burguesa era tan brutal como en la poca de la monarqua. La Izquierda Comunista intent que elsoldado confraternizara e se integrara en consejos comunes con los obreros revolucionarios.Los revolucionarios consideraban la democratizacin del ejrcito como tarea necesaria, no para el derrocamientorevolucionario de la burguesa para lo cual se necesitan otros organismos sino como medida de defensa contrael regreso de la reaccin. La incapacidad del gobierno de coalicin de realizar esta tarea elemental de la

    revolucin democrtica, era una prueba ms de que slo la revolucin proletaria podra llevar a cabo las tareasdemocrtico-burguesas de la revolucin espaola.

    5. El problema nacional y colonial

    La monarqua feudal no slo haba sido lo suficientemente moderna como para provocar el surgimiento,desarrollo y decadencia de la industria y las finanzas burguesas. Fue lo suficientemente ultramoderna como paraconquistar y explotar colonias a la manera del capital financiero contemporneo. El renacimiento nacionalincluy la conquista y sometimiento de Marruecos (1912-1926). Slo en el desastre de Annual (1921), murieron10.000 obreros y campesinos que cumplan el Servicio Militar obligatorio de dos aos. El coste de la campaa deMarruecos despus de la Primera Guerra Mundial cost 700 millones de pesetas. Antes del golpe de Primo deRivera estallaron disturbios y motines en los lugares de embarque de los nuevos conscriptos y reclutas. Laalianza con el imperialismo francs al ao siguiente (1925) llev a la victoria definitiva sobre el pueblomarroqu. Se constituy una administracin colonial cruel y asesina que explot a los campesinos y tribusmarroques en beneficio del gobierno y de unos cuantos capitalistas.

    La coalicin republicano-socialista se apropi de las colonias espaolas en Marruecos y las gobern, como habahecho la monarqua, a travs de la Legin Extranjera y de los mercenarios nativos. Los socialistas decan quecuando la situacin lo permitiera extenderan la democracia a Marruecos y le permitiran participar de los

    beneficios de un rgimen progresista.Trotsky y sus partidarios calificaron la posicin socialista de traicin a un pueblo oprimido. Exista otra razn

    para liberar a Marruecos: por la seguridad de las masas espaolas. Los especialmente crueles legionarios ymercenarios que all se formaban seran despus la primera fuerza utilizada por un golpe reaccionario, y el

    propio Marruecos servira como base militar de la reaccin. La retirada de todas las tropas y la independenciainmediata de Marruecos son dos consignas inmediatas por las que deben luchar los trabajadores y tambin incitaral pueblo marroqu a conquistarlas. Sin la liberacin de las colonias, la libertad de las masas espaolas estara en

    peligro.Otro problema parecido es el de la liberacin nacional de los pueblos cataln y vasco. El poderoso partido

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    pequeoburgusEsquerraCatalana tiene su principal apoyo entre los aparceros revolucionarios que deberan serlos aliados de los obreros revolucionarios, pero que sucumbieron ante el programa nacionalista de la pequea

    burguesa, de ah que sta encuentra apoyo en el campesinado contra el papel desnacionalizador del gran capitaly la burocracia estatal espaola. En las provincias vascas el problema nacional tuvo en 1931 consecuencias anms serias; all el movimiento nacionalista era conservador y clerical, y constituy un bloque con los diputadosms reaccionarios en las Cortes Constituyentes. Como las provincias vascas y catalanas son las principalesregiones industriales, se trataba de un problema decisivo para el futuro del movimiento obrero: cmo liberar aesos obreros y campesinos del control de las clases enemigas?Los bolcheviques rusos dieron el modelo para la solucin: inscribieron en su programa la consigna de laliberacin nacional y la pusieron en prctica despus de la Revolucin de Octubre. La autonoma ms amplia

    para las regiones nacionales es perfectamente compatible con la unidad econmica; las masas no tienen nada quetemer de semejante medida, que en una repblica obrera permitir el libre florecimiento de la economa y la

    cultura.Cualquier otra posicin que no sea el apoyo a la liberacin nacional se convierte, directa o indirectamente, en unapoyo a la mxima centralizacin burocrtica de Espaa que exige la clase dominante, y as lo entendern lasnacionalidades oprimidas.El nacionalismo cataln haba surgido bajo la dictadura de Primo de Rivera. De ah que, un da antes de que se

    proclamara la repblica en Madrid, los catalanes se haban apoderado de los edificios de gobierno y haban proclamado una repblica catalana independiente. Una delegacin de dirigentes republicanos y socialistasacudieron a Barcelona y combinaron las promesas de un estatuto de autonoma con las amenazas de represin. Elacuerdo final dio a Catalua una autonoma sumamente restringida que dej a los polticos catalanes suficientesmotivos de queja y que aprovecharon para mantener su influencia entre los obreros y campesinos. Con el

    pretexto de que el movimiento nacionalista vasco era reaccionario, la coalicin republicano-socialista demor lasolucin de este problema y permiti al clero vasco, amenazado por la proletarizacin de la regin, mantener sucontrol sobre las masas. En nombre de la liquidacin de los prejuicios regionales, los socialistas se identificaroncon la perspectiva del imperialismo burgus espaol.

    As, en todos los terrenos, la burguesa se mostr incapaz de realizar las tareas democrtico-burguesas de larevolucin espaola. Eso significaba que la repblica no podra gozar de estabilidad; slo podra ser un breveperiodo de transicin. Su lugar sera ocupado por la reaccin militar, fascista o monrquica, o por una verdaderarevolucin social que dara a los obreros el poder de construir una verdadera sociedad socialista. La lucha contrala reaccin y por el socialismo era la misma, y estaba a la orden del da.

    III. El gobierno de coalicin y el retorno de la reaccin: 1931-1933

    No haba pasado un mes de la revolucin de 1931 cuando estallaron luchas sangrientas entre soldados y obreros.La orden del cardenal primado a los catlicos de no votar por los monrquicos ni por los republicanos provocla quema masiva de iglesias. El 10 de mayo los obreros interrumpieron un mitin en el club monrquico, stosdispararon e hirieron a varios obreros. La noticia corri por todo Madrid y grupos de obreros salieron a cazarmonrquicos. La lucha contra la Iglesia y los monrquicos alcanz tales proporciones que los obreros

    participantes abandonaron sus fbricas durante varios das para seguir adelante con esta lucha. Los socialistas seunieron a los republicanos para pedir la calma y la vuelta al trabajo; los revolucionarios exigieron la prohibicin

    de las organizaciones monrquicas y el arresto de sus dirigentes. Lo peor fue que los socialistas dieron orden a sumilicia para que colaborara con la polica en el mantenimiento de la ley y el orden. En las luchas siguientes laGuardia Civil hiri a diez obreros. Una delegacin de sus compaeros exigi al gobierno provisional ladisolucin de la Guardia Civil. El gobierno respondi declarando la ley marcial y el acuartelamiento de tropas entodas las ciudades importantes. El ejrcito y la polica de Alfonso, con su casta de oficiales llorando an por surey exiliado, se consolaron atacando a aquellos que provocaron la huida del rey. Los obreros tuvieron su primeraexperiencia con la Repblica y con la participacin socialista en el gobierno burgus.Al redactar el proyecto de la nueva Constitucin los socialistas consideraron la coalicin republicano-socialistacomo el gobierno permanente de Espaa. Era ms importante dotar al gobierno espaol de grandes poderes quedejaron las riendas a los anarquistas y a los comunistas irresponsables para que pudieran incitar a las masas aldesorden.Exista alguna justificacin posible para la postura socialista? Los socialistas espaoles justificaban su apoyo algobierno con el argumento de que sta era una revolucin burguesa, que slo podra realizarla un gobiernorepublicano, ya que la consolidacin de la repblica era la tarea ms inmediata para impedir el retorno de lareaccin. Con este argumento los socialistas se hacan eco de la socialdemocracia alemana y austriaca despus de

    la guerra. Con esta postura negaban la verdadera tradicin y prctica del marxismo.Las revoluciones de 1848 haban fracasado y se haba vuelto a imponer la reaccin gracias a la poltica indecisade los republicanos pequeoburgueses. Marx extrajo las lecciones de 1848 y lleg a la conclusin de que lalucha contra el regreso de la reaccin, igual que asegurar los mximos derechos para los obreros bajo la nuevarepblica, requera que en las revoluciones burguesas posteriores el proletariado luchara con independencia

    poltica y organizativa de los republicanos pequeoburgueses.*La concepcin estratgica de Marx fue aplicada en la revolucin rusa de 1905, el proletariado ruso cresovietsde obreros, constituidos por delegados elegidos en las fbricas, talleres y en los barrios, como instrumentoflexible que unific a los obreros de todas las tendencias en la lucha contra el zarismo. Los obreros rusossiguieron el consejo de Marx de que no es necesaria ninguna alianza con, incluso, los sectores ms progresistasde la burguesa: ambas clases golpean al mismo enemigo, pero las organizaciones proletarias persiguen objetivosindependientes sin la limitacin y el compromiso innecesario que supone una alianza es decir, un programa

    Nota: * [...] Para lucharcontra un enemigo comn nohacen falta semejantes coaliciones.Tan pronto como haya que darledirectamente la batalla, coincidirn

    por un momento los intereses deambos partidos [...] luego, una vezarrancado el triunfo, la masapequeoburguesa intentarreivindicarlo para s, como suyopropio, invitando a los obreros aintegrarse a la paz y a su trabajo, aevitar los llamados excesos yexcluyendo al proletariado de losfrutos de su victoria. [...] Durantela lucha y terminada sta, losobreros debern formular,aprovechando todas las ocasiones,sus demandas propias, al lado dedemandas de los demcratasburgueses. [...] Procurarn reprimiren lo posible la borrachera deltriunfo y el entusiasmo por el

    nuevo estado de cosas que se siguea toda accin callejera triunfante,contemplando la situacinserenamente y con sangre fra ydesconfiando sin recato del nuevogobierno. Al lado de los nuevosgobiernos oficiales debern surgirgobiernos obreros revolucionarios,ya sea en forma de alcaldas oayuntamientos o por medio declubes y comits obreros, con locual los gobiernos democrticosburgueses no slo perdern elapoyo de los obreros que hastaahora los han respaldado, sino quese vern vigilados y amenazadosdesde el primer momento porautoridades que tienen detrs de s

    a toda la masa obrera.Resumiendo: a partir del momentodel triunfo, la desconfianza nodeber enderezarse ya contra elpartido reaccionario derrocado,sino contra nuestros aliados dehoy, contra el partido que aspira aexplotar l solo el triunfo comn.(Carlos Marx, Mensaje a la Ligade los Comunistas, marzo de1850.) [Tomamos la cita encastellano deBiografa delManifiesto Comunista, Mxico,Ca. General de Ediciones, 1973,pg. 461 - N. del T.]

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    comn que slo podra ser un programa mnimo y, por tanto, burgus con la burguesa. En febrero de 1917volvieron a aparecer los soviets en un momento en que la mayora de los marxistas crean que se trataba de unarevolucin burguesa.As, los soviets eran necesarios incluso para realizar una revolucin burguesa. Y las revoluciones alemana yaustriaca aportaron lecciones muy distintas a las extradas por los socialistas espaoles. Estas revolucionestambin crearon soviets; pero dominados por los reformistas estos soviets fueron disueltos apenas el rgimencapitalista recuper su estabilidad. Las verdaderas lecciones de las revoluciones alemana y austriaca eran que los

    soviets requieren un programa revolucionario; que cmo rganos sin poder poltico no pueden existirindefinidamente; que no se puede apoyar a la vez, al gobierno y a los soviets, como trataron de hacer losreformistas alemanes y austriacos y los mencheviques rusos; y que los soviets pueden empezar como comits dehuelga poderosos, pero deben transformarse en rganos de poder estatal.Estas fueron las conclusiones que haba sacado Marx ochenta y seis aos antes, y que fueron confirmadas por

    todas las revoluciones posteriores.El rumbo que siguieron los socialistas espaoles a partir de 1931 fue completamente ajeno al marxismo. Espaaes una repblica de trabajadores de todas las clases. A iniciativa de los socialistas, esta frase estpida fueaprobada como el primer articulo de la Constitucin.La Constitucin otorg el derecho a voto a los mayores de 23 aos e implant un sistema electoral para lasCortes parlamentarias destinado a favorecer las coaliciones y prcticamente elimin la representacin de los

    partidos minoritarios. Cuando este mtodo se volvi contra ellos, los dirigentes socialistas confesaron que lohaban aprobado porque crean que su coalicin con los republicanos durara indefinidamente!Igual que bajo la monarqua, se incluy en la Constitucin el Servicio Militar obligatorio. Al presidente de larepblica se le otorg el poder de elegir al primer ministro y disolver las Cortes dos veces en su periodo

    presidencial de seis aos, a la vez que su mandato slo era revocable con las tres quintas partes de los votos delas Cortes. Se estableci un tribunal de garantas constitucionales con el poder de anular la legislacin, similar alTribunal Supremo de Estados Unidos, y un sistema muy complejo para enmendar la Constitucin.Como la Constitucin de Weimar, el documento espaol contena grandilocuentes frases sobre los derechos

    sociales pero con una trampa: el artculo 42 prevea la suspensin de todos los derechos constitucionales.Inmediatamente se aprob la Ley para la Defensa de la Repblica, una copia casi literal de la ley alemanaequivalente. Se consideraban actos de agresin contra la repblica: la difusin de noticias que perturbaran elorden pblico y la buena reputacin; la denigracin de las instituciones pblicas; la tenencia ilcita de armas; elabandono irracional del trabajo y la agitacin a favor de la huelga. Adems, se otorg al ministro del Interior el

    poder de actuar en inters del orden pblico y suspender en cualquier momento actos pblicos; cerrar clubes,asociaciones y sindicatos; investigar la contabilidad de asociaciones y sindicatos, y requisar las armas ilegales.Se promulg tambin una ley que legalizaba el arbitraje obligatorio de huelgas impuesto por Primo de Rivera. Elministro de Trabajo, Largo Caballero, el 23 de julio de 1931 declar: Introduciremos el arbitraje obligatorio.Las organizaciones obreras que no se sometan al mismo sern declaradas ilegales. Se ilegalizaron las huelgas

    por motivos polticos y toda aquella en que los obreros no hubieran presentado a la patronal sus demandas porescrito con diez das de antelacin.Esta fue la estructura legal que adopt la coalicin republicano-socialista. Ningn diputado vot en contra y fueaprobada el 9 de diciembre de 1931 por 368 votos a favor y 102 abstenciones.Los revolucionarios respondieron recordando a los socialistas la teora marxista del estado. El gobierno espaol,

    sea quien fuere el que se siente en los sillones ministeriales, es un gobierno capitalista. Sus poderes son los poderes que detenta la clase capitalista. Otorgar a este gobierno el poder de suspender los derechosconstitucionales o de intervenir en los conflictos laborales, etc., es un acto de traicin contra el proletariado

    porque es inevitable que estos poderes sean utilizados contra el proletariado.Limitar el voto a los mayores de 23 aos (y nada menos que en un pas meridional, donde hay muchachos de 16aos que son activistas del movimiento obrero! ) es privar a la clase obrera de un medio poderoso de atraer a lavida poltica a la fuerza ms revolucionaria del pas: la juventud. El proletariado es quien menos tiene que temera la democracia completa: el esquema electoral actual supone que grandes sectores del proletariado y elcampesinado no estarn representados en las Cortes.Democratizar el rgimen burgus concentrando las funciones gubernamentales en el organismo msrepresentativo, las Cortes, es una premisa elemental de la poltica de la clase obrera; poner los poderes en manosde un Presidente, un Tribunal Supremo y un gabinete es un crimen contra la democracia. Estos rganos ms

    pequeos son los ms susceptibles a las influencias reaccionarias.Buscamos democratizar el Estado para apoyar el rgimen? No! La clase obrera slo se agrupa en torno a sus

    propias organizaciones, sus propios rganos de clase. Las limitadas posibilidades de democratizar el aparato del

    estado burgus tienen importancia en la medida en que permiten construir, paralelamente, el doble poderde lossoviets!

    * * *

    Los cruentos enfrentamientos de mayo slo fueron el principio. Difusin de noticias que perturben el ordenpblico y el honor, era una descripcin lo suficientemente amplia como para abarcar la mayora de las crticasanarquistas o marxistas. No era algo inusual que los hombres de Azaa confiscaran cinco de cada seis nmerossucesivos de un peridico comunista. La prohibicin de convocar huelgas repentinas fue un golpe mortal para losmtodos sindicales de lucha. Las huelgas eran desplazadas del campo de batalla hacia los cauces debilitantes delos comits de arbitraje sin que los obreros pudieran presionar para lograr acuerdos favorables. Los dirigentessocialistas aconsejaron a los huelguistas de la CNT que lograran mejores acuerdos unindose al sindicato

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    gubernamental. Ante la crisis, cada vez ms profunda, del sector agrcola, los terratenientes intensificaban susataques al nivel de vida de los aparceros y jornaleros; no se respetaron los fallos de los consejos de arbitrajeque concedan aumentos salariales y se prohibi a los trabajadores salir a la huelga, mientras los representantesdel gobierno se dedicaban a interminables investigaciones y discusiones con los terratenientes.Ileso ante las ftiles leyes sobre la Iglesia, el clero levant cabeza y encontr portavoces en los ms altos puestosde gobierno. Cuando en agosto de 1931 el Vicario General de Sevilla fue aprehendido al intentar cruzarilegalmente la frontera, con documentos que revelaban la venta y la ocultacin de propiedades pertenecientes alos jesuitas y a la Iglesia en general, los ministros catlicos del gobierno provisional, Maura y Zamora, lograronimpedir la publicacin de dichos documentos. Maura se retir del gobierno cuando termin el mandato delgobierno provisional en diciembre; pero Zamora, que quera renunciar porque era contrario a los artculosconstitucionales y leyes referentes a la Iglesia, le convencieron para que aceptara la Presidencia de la Repblicacon los votos socialistas. Desde ese importante cargo, Zamora ayud, desde el primer momento, a las fuerzas

    clericales de la reaccin.El socialista Indalecio Prieto entr en el gabinete como Ministro de Economa. A su primer movimiento cuandose dispuso a tomar el control del Banco de Espaa, el gobierno se vio sacudido como por un terremoto. Por fin,se lleg al siguiente compromiso: hubo un cambio de gobierno y la cartera de economa qued en manos de uncapitalista que nombr directores convenientes para el banco.El ltimo da del ao que desemboc en la Repblica, los campesinos de Castelblanco dieron a la repblica el

    primer grupo importante de presos polticos. Los lderes campesinos, que haban resistido firmemente un ataquede la Guardia Civil, fueron enviados a prisin por un largo perodo de tiempo.De aqu en adelante, el drama sigui su marcha inexorable hacia la reaccin. Cuando fue completamenteevidente que la poltica del gobierno no slo dejaba intacta a la reaccin, sino que permita su fortalecimiento,los dirigentes socialistas tuvieron que hablar menos de los logros del gobierno y ms de sus propiasorganizaciones. Calmaban a los obreros inquietos sealando al creciente nmero de afiliados a la UGT y a lamilicia socialista. Por su parte, los revolucionarios sealaban que la UGT no poda ser un baluarte contra lareaccin mientras apoyase al gobierno. La lucha contra el capitalismo y el apoyo a un gobierno burgus se

    excluyen mutuamente. El prestigio del gobierno est ligado a su capacidad de mantener el orden, as que, elMinistro de Trabajo, Largo Caballero, tiene la obligacin de impedir las huelgas con la ayuda de los consejos dearbitraje o de reprimirlas, si estallan sin su consentimiento. Lo mismo ocurre con la milicia socialista: creada conel visto bueno del gobierno y utilizada como auxiliar de la polica, no poda ser otra cosa que una fuerzadecorativa en los desfiles; una verdadera milicia proletaria no puede comprometerse a apoyar un rgimen

    burgus ni limitarse o verse limitada a las organizaciones obreras leales al rgimen, debe ser una verdadera armade clase que lucha por los derechos democrticos sin constreirse al marco de la legalidad burguesa, debe estartan dispuesta a lanzarse a la ofensiva como a luchar a la defensiva,Al aplastar a la CNT, las tropas extendieron la represin al conjunto de la clase obrera. Con la excusa de aplastarun levantamiento anarquista en enero de 1933, la Guardia Civil limpi a varios grupos de agitadores. Elenfrentamiento con los campesinos en Casas Viejas, a principios de enero de 1933, lleg a ser una cause clebreque sacudi al gobierno hasta los cimientos y allan el camino para la reaccin.La contrarrevolucin haba tomado las armas (10 de agosto de 1932) en Sevilla, cuando el general Sanjurjo, almando de tropas y guardias civiles, para intentar restaurar la monarqua (el movimiento fue aplastado por losobreros sevillanos con unas consignas tan revolucionarias que alarmaron ms a Azaa que a Sanjurjo). En ese

    momento, la contrarrevolucin descubri que poda superar a los republicanos y socialistas con llamamientosdemaggicos a las masas. Los partidos monrquicos y catlicos enviaron su propia comisin de investigacin aCasas Viejas: desenterraron una terrible historia. La Guardia Civil, obedeciendo las rdenes directas del Ministrodel Interior, Quiroga, de no tomar prisioneros, haba bajado al pequeo pueblo donde, tras dos aos de esperar

    pacientemente que el Instituto para la Reforma Agraria repartiera la propiedad colindante del duque, loscampesinos haban tomado ocupado las tierras y haban comenzado a cultivarlas para ellos mismos. Loscampesinos apenas pudieron hacer frente a la Guardia Civil; los cazaron por el campo como animales; huboveinte muertos y otros tantos heridos. Los funcionarios del gobierno advirtieron a los supervivientes, si noguardaban silencio, correran la misma suerte.Azaa se neg a investigar los hechos y retras las interpelaciones en las Cortes. Finalmente, la coalicinrepublicano-socialista tuvo que enfrentarse a los hechos. Los diputados monrquicos y catlicos derramaronmuchas lgrimas por los campesinos masacrados y se quedaron afnicos de tanto denunciar las crueldades delgobierno. Cuando Azaa, finalmente, tuvo que reconocer lo sucedido en Casas Viejas, intent echar toda laculpa a los guardias civiles, pero stos implicaron al propio Quiroga. Los diputados socialistas escucharon ensilencio y al final votaron a favor de una mocin de confianza a Azaa y Quiroga. Los reaccionarios sacaron el

    mximo provecho: al asunto de Casas Viejas agregaron la denuncia al gobierno por la represin de la prensaobrera y la gran cantidad de presos polticos, en su mayora obreros, que poblaban las crceles (los comunistascalculaban en 1933 unos 9.000 presos). Los reaccionarios llegaron a presentar ante las Cortes un proyecto deamnista para todos los presos polticos, ante los entusiastas vtores de los anarquistas.Los trabajadores y, sobre todo, los campesinos, estaban perplejos ante esta demagogia audaz y exitosa. Quineseran sus amigos? Los republicanos y socialistas les prometieron tierra pero no lo haban hecho. Qu os ha dadode comer la Repblica? La Repblica haba asesinado y encarcelado a los valientes campesinos de Castelblancoy Casas Viejas. Los socialistas discutan y suplicaban en vano: los campesinos conocan su propia miseria,El desenlace lleg bastante rpido. En junio de 1933 Zamora intent liquidar la coalicin, pero la maniobrafracas, los socialistas anunciaron que ante cualquier intento de este tipo responderan con una huelga general.Fue una amenaza vaca. Es dudoso que los obreros, confusos y desmoralizados, hubieran respondido alllamamiento; llevaban demasiado tiempo atados de pies y manos! Tres meses ms tarde, Zamora atac de

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    nuevo: destituy el gabinete y, simultneamente, disolvi las Cortes. Lerroux fue nombrado primer ministro.En noviembre se celebraron elecciones; la victoria de la coalicin de los derechistas y reaccionarios fue decisiva.Los socialistas dieron muchas explicaciones; los resentidos anarquistas haban hecho una campaa efectiva afavor del boicot a las elecciones; los comunistas haban presentado listas separadas; las mujeres, que votaban por

    primera vez, estaban bajo la influencia clerical; los socialistas que presentaban listas independientes en lamayora de los sitios debido a la presin de la base, cayeron victimas de sus propias y estpidas medidas sobreel funcionamiento de la maquinaria electoral; los caciques y terratenientes locales aterrorizaron a los pueblos ycompraron los votos; las elecciones fueron fraudulentas en muchos lugares, etc., Pero esta era una excusa pobrey sus detalles, en realidad, eran una prueba del fracaso de la coalicin republicano-socialista, despus de dosaos y medio de gobierno, haba sido incapaz de ganar y movilizar a las masas o aplastar a la reaccin. Las frasestadsticas demuestran que de los trece millones de electores, ocho millones votaron, y ms de la mitad lohicieron a favor de la coalicin derechista, el frente antimarxista, y otro milln a favor de los partidos decentro. Los republicanos pequeo-burgueses prcticamente desaparecieron, slo consiguieron siete diputados, lamayora de ellos, como Azaa, gracias a los votos socialistas.Como testigo de nuestro anlisis de las causas del triunfo de la reaccin, citaremos a Indalecio Prieto. En unarranque de gran honestidad y franqueza, en su exilio en Pars despus de la insurreccin de octubre de 1934,Prieto concedi una entrevista a Le Petit Journal, en respuesta a la pregunta: Cmo explica usted eldescontento en Espaa y el xito de Gil Robles en las elecciones? , respondi lo siguiente:Precisamente, a la poltica derechista del rgimen de izquierdas. Este gobierno, nacido con la Republica ycreado por la Republica, se convirti en el escudo de las fuerzas adversas a la Republica. Es verdad que elgobierno espaol de izquierdas de Espaa aplic una poltica de derechas antes que Lerroux y Samper. En este

    perodo de agona del capitalismo, la burguesa espaola no fue capaz ni siquiera de realizar la revolucindemocrtico burguesa.

    IV. La lucha contra el fascismo: noviembre de 1933 a febrero de 1936

    Aunque las crisis gubernamentales provocaron seis cambios de gabinete durante los dos aos siguientes, losradicales de Lerroux permanecieron al timn, con Lerroux o cualquiera de sus lugartenientes Samper,Martnez Barrioscomo primer ministro. Los radicales prometieron s la izquierda que ningn hombre de GilRobles entrara en el gobierno. En realidad, fue el propio Gil Robles quin propuso este acuerdo. Habaestudiado los mtodos de Hitler y Mussolini y no se atreva a tomar el poder abiertamente hasta que sumovimiento fascista adquiriese una base de masas.Ciertamente, era apropiado que este rgimen reaccionario y degenerado estuviera dirigido por los radicales, sumaloliente historia ya la hemos mencionado anteriormente. Un partido tan grotesco y bufn (Cada monja unamadre! haba sido la consigna de Lerroux) slo poda existir mientras los campos capitalista y proletario no seenfrentasen en un combate a muerte; rpidamente se disolvi, su final lleg, muy apropiadamente, con una seriede escandalosas revelaciones de especulaciones financieras en las que estaba implicada toda la direccin del

    partido. Pero durante el bienio negro, los dos aos negros, sus cnicos stiros sirvieron como ministros a losausteros clericales.La estructura legal creada por la coalicin republicano-socialista fue de gran utilidad para Lerroux y Gil Robles.

    En un ao, fueron confiscadas ms de cien ediciones de El socialista. En septiembre de 1934 haba, segn losclculos de la Internacional Socialista, haba en total doce mil obreros encarcelados. La milicia socialista fue

    proscrita y sus armas confiscadas. Se cerraron los locales de las organizaciones obreras y se investigaron lascuentas de los sindicatos para descrubrir el uso de fondos con propsitos revolucionarios. Los socialistas y otrostrabajadores elegidos en las elecciones municipales fueron destituidos. Todas las leyes que los socialistas

    pensaban utilizar contra los irresponsables se volvieron en su contra.El principal problema de Gil Robles era asegurarse una base de masas, tarea difcil porque Espaa tena unaclase media sumamente pequea. Aparte del pequeo grupo de prsperos campesinos propietarios del nortePas Vasco y Navarra donde ya se haba organizado una fuerza similar a la milicia clerical-fascistaaustriaca, Gil Robles iba a tener muchas dificultades para encontrar seguidores entre las clases bajas. Sinembargo, s exista un milln y medio de desocupados en la ciudad y el campo, para ganarlos, Gil Robles

    present un proyecto de ley sobre el subsidio de desempleo, intentaba explotar el hecho de que el gobiernorepublicano-socialista haba desatendido a los parados. Los clericales presentaron un programa repoblacinforestal gubernamental y utilizaron los campos de trabajo en escuelas de fascismo. Crearon un movimiento

    juvenil, un Movimiento Sindical Cristiano y un Movimiento Campesino Cristiano. Gil Robles incluso asusta sus aliados, los terratenientes del Partido Agrario, al hablar de la divisin de las fincas grandes. Aparentemente,incluso para los observadores hostiles, pareca que Gil Robles estaba reuniendo una base de masas. Pero cuando,despus de meses de trabajo paciente y unos gastos enormes, los fascistas clericales intentaron demostrar losresultados con la organizacin de grandes reuniones de masas, fueron aplastados y desintegrados por el

    proletariado socialista.Por qu? Es cierto que el fascismo clerical era con frecuencia inepto. Sin embargo, la falta de una demagogiaconvincente no le haba impedido al fascismo clerical aplastar al proletariado en Austria. El fascismo clericalespaol no triunf porque el proletariado, a diferencia del alemn, combati y, a diferencia del austriaco, sali acombatir antes de que fuera demasiado tarde.El proletariado espaol demostr una verdadera determinacin para no dejarse vencer por el fascismo. El giro ala izquierda de la socialdemocracia internacional despus de las derrotas de Alemania y Austria, fue ms rpido

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    en Espaa que en otros pases. Caballero se uni al ala de izquierdas, cuyo puntal eran las Juventudes Socialistas,que mantenan una posicin muy crtica con respecto a las Segunda y Tercera Internacionales. El ala deizquierdas se declar a favor de preparar la revolucin proletaria que debera realizarse a travs de lainsurreccin armada. El ala centrista del partido, dirigida por Prieto y Gonzlez Pea, jur pblicamente ante lasCortes que cualquier intentona fascista provocara una revolucin armada. Slo el pequeo ala de derechas deBesteiro se neg a aprender las lecciones de Austria y Alemania. En la UGT, Caballero introdujo un rgimen delucha audaz que oblig a los socialistas de derechas, que se oponan a este tipo de lucha, a renunciar a sus cargosen la ejecutiva. Fue precisamente su dependencia ideolgica de los Kautsky y Bauer, lo que permiti a lossocialistas espaoles, tras la cada de sus maestros, romper de una forma tan tajante con su pasado. La burguesa,que lee la poltica proletaria a travs de analogas burguesas, pens que todo era un farol, hasta que seconvencieron, atemorizados, al descubrir grandes depsitos de armas en los locales y hogares socialistas.Con el Partido Socialista dispuesto a luchar, se facilit enormemente la lucha contra el fascismo, en realidad, no

    es exagerado decir que slo el giro a la izquierda del Partido Socialista fue lo que permiti, en esascircunstancias determinadas, la victoria sobre el fascismo. Movilizar a las masas a pesar de los socialistas,hubiera requerido un partido revolucionario de tal calibre y proporciones que simplemente no exista en Espaa.Sin embargo, fue imposible hacer comprender al Partido Socialista la concepcin marxista de la insurreccin.Incluso los mejores dirigentes socialistas de izquierdas tenan una concepcin demasiado estrecha. En unostrminos pseudo-izquierdistas, parecidos a los de anarquistas y estalinistas del tercer periodo, los socialistasafirmaban que ya no estaban interesados en el rumbo de la poltica burguesa. Como si la revolucin no pudieraaprovechar o influenciar el rumbo de la poltica burguesa! Por ejemplo, la derecha haba ganado las eleccionesde noviembre en Catalua, pero hubo tal resurgimiento de las masas que, slo dos meses ms tarde, el bloque deizquierdas barri en las elecciones municipales catalanas. La derrota de noviembre provoc una crisis en la CNTy parte de la direccin exigi el final del boicot electoral. Por lo tanto, una campaa socialista exigiendo ladisolucin de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones, podra haber ayudado a los socialistas amovilizar a las masas, podra haber separado a los sindicalistas de los anarquistas, podra haber introducido unacua entre Gil Robles y muchos de los partidarios de Lerroux. Pero, al parecer, los socialistas teman no estar lo

    suficientemente a la izquierda.Izquierda Comunista (trotskista) explic el carcter amplio de la insurreccin proletaria. Dedic sus esfuerzos aconstruir la herramienta indispensable para la insurreccin: los consejos obreros constituidos por delegadosrepresentativos de todos los sindicatos y partidos obreros, de los talleres y barrios; deberan ser creados en cadalocalidad y unirse a nivel nacional; una verdadera direccin de masas que, en la medida que funcionase,consiguiera unificar a todos los obreros sin partido, sin sindicato y anarquistas realmente deseosos de lucharcontra el capitalismo. Desgraciadamente, los socialistas no consiguieron comprender la profunda necesidad deestas Alianzas Obreras. Las tradiciones burocrticas no eran tan fciles de superar; ni Caballero ni Prietocomprendan que la direccin de masas de la revolucin debe ser ms amplia que la direccin del partido; losdirigentes socialistas pensaban que las Alianzas Obreras significaban que tendran, simplemente, que compartirla direccin con la Izquierda Comunista y otros grupos comunistas disidentes. As, aunque la IzquierdaComunista logr crearlas en Asturias y en Valencia, adems de las que existan nominalmente en Madrid y otrasciudades, en la mayora de los casos, se trataban de comits por arriba sin delegados elegidos por la base, esdecir, poco ms que comits de coordinacin entre las direcciones de las organizaciones implicadas. Inclusostas jams se completaron unindose en un comit nacional.

    Por increble que parezca, la obra, Tcnica del golpe de Estado, del escritorzuelo fascista, Curzio Malaparte,gozaba de gran popularidad entre los dirigentes socialistas. Realmente crean que los ridculos dilogos entreLenin y Trotsky citados por Malaparte, donde se formula la concepcin puramente putchista de la toma del

    poder por parte de pequeos grupos de hombres armados, eran transcripciones verdaderas! Los socialistasparecan ignorar completamente el papel de las masas en la Revolucin de Octubre de 1917. No consiguierondecir a las masas lo que significara para ellas la revolucin que se avecinaba. Aunque, en 1934, dirigieron unahuelga general de casi medio milln de campesinos, los socialistas no consiguieron cimentar el vnculo entre laciudad y el campo movilizando a los obreros en ayuda de los campesinos con piquetes y fondos de ayuda;tampoco utilizaron la huelga para propagar sistemticamente la consigna de la toma de tierras, pese a que en esosmeses las tomas de tierras por parte de los campesinos alcanzaban su mayor apogeo. El resultado fue que cuandola huelga finaliz sin una victoria, la conciencia de clase de los trabajadores del campo, siempre ms dbil que ladel proletariado industrial, sufri un golpe tan duro que no jugaron ningn papel en la insurreccin de octubre.Tampoco el proletariado urbano estaba preparado para tomar las fbricas y las instituciones pblicas, tampocoestaba impregnado con la conviccin de que a ellos les corresponda derrocar al capitalismo e instaurar el nuevoorden. En su lugar, los socialistas aludan oscuramente a sus preparativos para hacer la revolucin por ellos

    mismos.Sin embargo, en sus luchas parciales contra la amenaza fascista, la conducta de los socialistas fue magnfica. GilRobles volc sus principales esfuerzos en tres concentraciones cuidadosamente planificadas: en El Escorial,cerca de Madrid, el 22 de abril de 1934; la de los terratenientes catalanes el 8 de septiembre en Madrid, contralas leyes liberales de arriendo promulgadas por el gobierno cataln; y la del 9 de septiembre en Covadonga,Asturias. Ninguna tuvo xito. Los obreros declararon huelgas generales en cada zona; arrancaron los rieles de lostranvas; pararon los trenes; impidieron la venta de comida y el alquiler de alojamientos; bloquearon lascarreteras con barricadas y con puos y armas, hicieron retroceder a los reaccionarios y los dispersaron. Los

    pequeos grupos de jvenes nobles con sus sirvientes, clrigos y terratenientes que consiguieron pasar gracias ala ayuda del ejrcito y la Guardia Civil, presentaban un contraste tan ridculo con relacin a las fuerzas de susadversarios, que la pretensin fascista clerical de representar a toda Espaa recibi un golpe mortal.La oposicin de los obreros se vio reforzada por la lucha de liberacin nacional. La nacin catalana se moviliz

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    contra su estatuto de semiautonoma; Companys, todava en el poder, tuvo que apoyar una serie de grandesmanifestaciones contra Gil Robles. Finalmente, los diputados nacionalistas abandonaron las Cortes. Lacentralizacin reaccionaria incluso provoc la hostilidad de los conservadores vascos; en agosto de 1934, en unareunin de ayuntamientos vascos se decidi no colaborar con el gobierno; la respuesta de Lerroux el arresto detodos los alcaldes vascosslo agrav la crisis.Los fascistas clericales no se atrevieron a esperar ms. No haban logrado una base de masas; pero la oposicinse fortaleca segn pasaban los das. Las divisiones en el seno de las filas obreras tendan a desaparecer de unaforma lenta pero segura. A pesar de la hbil maniobra de Lerroux de tratar amablemente a la CNT, y asfortalecer a los elementos apolticos que planteaban que todos los gobiernos eran igual de malos y que el deLerroux no era peor que el de su antecesor, las propuestas socialistas comenzaban a tener acogida; en variashuelgas la CNT colabor con la UGT, y en varios sitios, sobre todo en Asturias, los anarquistas haban entradoen las Alianzas Obreras.Hasta los estalinistas tuvieron que participar. Desde noviembre de 1933 haban saludado cada uno de los pasos ala izquierda de los socialistas con las invectivas ms sucias. Kuusinen, informador oficial en el XIII Plenario delComit Ejecutivo de la Internacional Comunista, en diciembre de 1933, acus a los socialistas espaoles de

    participar en los preparativos para establecer una dictadura fascista. No hay desacuerdo entre los fascistas ylos socialfascistas en cuanto a la necesidad de mayor fascistizacin de la dictadura burguesa, declar el CEIC.Los socialdemcratas estn a favor de la fascistizacin siempre que se preserven las formas parlamentarias [....]Lo que preocupa a estas personas es que los fascistas, con su celo feroz, aceleren la cada del capitalismo. Lafascistizacin de la socialdemocracia avanza a pasos agigantados. (Inprecorr. Vol. 14, p. 109). Cuando en abrilde 1934 el secretario del Partido Comunista de Espaa, Balbontn, dimiti porque la Internacional Comunista noaprob su poltica de frente nico, la respuesta fue: Los socialfascistas tienen que mantener la ilusin, entre lasmasas trabajadoras, de que ellos son 'enemigos' del fascismo, y que existe un gran conflicto entre el socialismo yel fascismo, y eso es lo que algunos contrarrevolucionarios pequeo burgueses (Balbontin) quieren hacer creer alos trabajadores (Ibd, p. 545). En junio de 1934, cuando los fascistas asesinaron a la socialista madrileaJuanita Rico, el Partido Comunista tuvo que aceptar la invitacin socialista de participar en el funeral de masas.

    Pero el 12 de julio rechaz la invitacin socialista de unidad de accin y participacin en las Alianzas Obreras,declarando que nuestra acertada tctica del frente nico nos permiti frustrar los planes contrarrevolucionariosde la Alianza Obrera. El 12 de septiembre la presin de su propia base ya era irresistible: sus delegadosocuparon su lugar en las Alianzas Obreras el 23 de septiembre, pocos das antes del comienzo de la luchaarmada. Si los principales exponentes de la teora del socialfascismo se tuvieron que integrar en el frente nico

    proletario, pronto, los obreros anarquistas de la CNT seguiran el mismo camino. Gil Robles no se atreva aesperar ms y contraatac.Zamora encarg a Lerroux la formacin de un nuevo gabinete; tres hombres de Gil Robles entraron en l. Lossocialistas haban declarado que responderan a semejante situacin con las armas. Si se retiraban ahora, lainiciativa pasara a las manos de Gil Robles y las masas quedaran desmoralizadas. Los socialistas aceptaron eldesafo en seis horas. En la medianoche del 4 de octubre, las Alianzas Obreras y la UGT declararon una huelgageneral en todo el pas.Los agitados acontecimientos que se sucederan durante los quince das siguientes son lo suficientementeconocidos como para no repetirlos aqu. A pesar de la ausencia de verdaderos soviets, a la falta de claridadrespecto al objetivo de la lucha y no movilizar a los campesinos para que tomaran las tierras y los obreros las

    fbricas, los trabajadores se lanzaron heroicamente a la lucha. Sin embargo, la columna vertebral de la lucha serompi cuando los trabajadores ferroviarios de la CNT se negaron a unirse a la huelga, permitiendo que elgobierno pudiera transportar municiones y tropas. Las pocas horas que transcurrieron entre la convocatoria de lahuelga general y la movilizacin de la milicia obrera, fueron suficientes para permitir que el gobierno arrestara alos soldados de los cuales dependa dividir al ejrcito; el fallo de no armar con antelacin a los trabajadores no se

    poda compensar en pocas horas, mientras las tropas y la polica tomaban por asalto todos los edificiossospechosos de esconder armas. Hubo muchas delaciones de depsitos de armas; muchos hombres clave huyeroncuando la derrota ya pareca inminente. En Catalua, que debera haber sido la fortaleza de la insurreccin,result fatal la dependencia que exista del gobierno pequeo burgus de Companys. Ms temeroso de armar alos trabajadores que de la capitulacin ante Gil Robles, Companys, difundi mensajes tranquilizadores hasta que,rodeado por tropas madrileas, se rindi de forma abyecta.A pesar de todo esto, los obreros lucharon heroicamente. En Madrid, Bilbao y otras ciudades, losenfrentamientos armados no pasaron de escaramuzas aisladas por parte de los trabajadores, pero las huelgasgenerales se mantuvieron durante un largo tiempo, sostenidas por el proletariado con una disciplina y entusiasmoejemplares, paralizando la vida industrial y comercial como no haba hecho ninguna otra lucha antes en Espaa.La lucha ms prolongada y gloriosa tuvo lugar en Asturias. Aqu las Alianzas Obreras se parecan a los soviets yya llevaban funcionado un ao bajo la direccin de los socialistas y la Izquierda Comunista. Los mineros,dirigidos por Pea y Manuel Grossi, compensaron la falta de armas con dinamita herramienta de su

    profesin, y llevaron adelante una insurreccin triunfante. L