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SUPLEMENTO CULTURAL No. 100 - 13 DE MAYO DE 2013 - AÑO 2 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN La comunidad gualdreña está de fiesta: este lunes llegamos a la edición número 100. Muy agradecidos estamos con todos nuestros colaboradores que semana con semana hacen posible que este proyecto editorial continúe, y muy especialmente con usted, estimado lector. [En páginas centrales, una entrevista con Avelina Lésper] Autor: Juan Carlos Villegas. Técnica: tinta/papel. Medidas: 25 x 22 cm. 2013.

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La Gualdra No. 100

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Page 1: La Gualdra No. 100

SUPLEMENTO CULTURAL No. 100 - 13 DE MAYO DE 2013 - AÑO 2 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

La comunidad gualdreña está de fiesta: este lunes llegamos a la edición número 100. Muy agradecidos estamos con todos nuestros colaboradores que semana con semana hacen posible que este proyecto editorial continúe, y muy especialmente con usted, estimado lector.

[En páginas centrales, una entrevista con Avelina Lésper]

Autor: Juan Carlos Villegas. Técnica: tinta/papel. Medidas: 25 x 22 cm. 2013.

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13 DE MAYO DE 2013 / AÑO 2

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Carmen Lira Saade / Dir. General

Raymundo Cárdenas Vargas /Dir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada Lazarín /Dir. La Gualdra

[email protected]

Sandra Andrade Trinidad /Diseño Editorial

Juan Carlos Villegas /Ilustraciones

[email protected]

Y los primeros cien números llegaron, casi sorpresivamente, porque cuando me di cuenta estábamos ya haciendo el número que marca la primera centena de este suplemento cultural gualdreño. Ante este acontecimiento, lo primero que tengo que decir es gracias. Gracias a los más de cien cola-boradores que han participado durante casi dos años en la construcción de esta Gualdra querida, porque sí: son más de cien y los recordamos a todos y a todas, y les agradecemos día con día –más de cien veces- el favor de compartir con nosotros sus textos y sus imágenes para que esta viga madre siga sosteniendo este espacio cultural al que dedicamos parte de nuestra vida de manera gozosa. Esta Gualdra sostiene un pro-yecto editorial en el que tenemos como objetivo acercar distintas manifestacio-nes culturales y artísticas a todos nues-tros lectores. Durante 100 semanas he-mos tratado de que el contenido de estas doce páginas sea de su agrado, propicie el conocimiento y disfrute de temas, imágenes y datos relacionados con la literatura, el cine, la �losofía, las artes visuales, tradiciones, promoción de lec-tura, lenguaje, historia, antropología, gestión cultural, teatro, música, etc. Ustedes, nuestros lectores, cada vez son más en cantidad, pero también son más participativos y pro-positivos; frecuentemente recibimos sus comentarios y hemos tratado de seguir sus recomendaciones y atender a sus pe-ticiones, siempre con el �n de que este espacio crezca en calidad. A todos uste-des, queridos lectores, muchas gracias por permitirnos entrar a sus hogares todos los lunes. Elegimos los lunes para que La Gualdra saliera –y no los domingos como es usual que los suplementos cul-turales aparezcan en medios impresos- porque son éstos precisamente los días en que los periódicos se leen más. Así, desde hace cien lunes estamos hacien-do nuestro mejor esfuerzo para que este espacio de comunicación y divulgación cultural cuente con más seguidores y para que cada semana más personas se involucren en su construcción, con la certeza de que La Gualdra es un pro-yecto en el que la calidad, el respeto y la libertad de expresión se privilegian.

Del arte y sus dones[En la centena de La Gualdra]por Sergio Espinosa Proa

El cielo encima de la nochepor Gabriel Luévano Gurrola

100 objetos para representar el mundopor Nelson Guzmán Robledo

Avelina LésperEl arte es una zona de debatepor Jánea Estrada Lazarín

Desayuno en tiffany’s, mon ku.por Lluna Llecha y Carlos Belmonte

Castillo de sal si puedespor Andrea Sampedro

Algunas notas visiblespor Marco Antonio Flores Zavala

Cienpor Eduardo Campech Miranda

Para la Gualdra 100 por Perla Schwartz

Como la piel que muda la serpientepor Alberto Huerta

El cómplice, el perseguidor. Arte y poé-tica en Julio Cortázar por Brisia Leticia Luna Reyes / UAZ

Las cien palabras por Edgar Khonde

Mariquita por Pilar Alba

Álbum mínimo de 100 besos por Roberto Galaviz

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100 En La Gualdra tenemos la li-

bertad absoluta de incluir en su conte-nido lo que nosotros consideramos per-tinente. En este sentido, he de agradecer muy especialmente al director La Jorna-da Zacatecas, Raymundo Cárdenas Var-gas, por el apoyo brindado durante todo este tiempo; y también a todo el equipo de sistemas y de producción, que trabaja el doble durante las noches en que esto se imprime. Sandra Andrade –la diseñado-ra gualdreña- y yo hemos trabajado du-rante cien �nes de semana y he de decir también que tal vez sin su ayuda, llegar a 100 números no hubiera sido posible. Eso de “hemos trabajado” es un decir nada más, porque en realidad hacemos algo que disfrutamos enormemente, y además aprendemos cada semana más de lo imaginado. Es cierto: hacemos lo que nos gusta y eso nos hace felices. En este número 100, la por-tada es autoría de Juan Carlos Villegas, quien además es el autor de las imáge-nes del logotipo en portada y de los ico-nos de páginas interiores: los perros, el cuervo, el castillo, la cucaracha, el búho y la niña de teatro. Muy agradecida es-toy con él y con los amigos que en esta ocasión nos mandaron imágenes para ilustrar este número especial: Víctor Ra-mírez, Alejandra Celis Almanza, Omar Lemus y Alfonso López Monreal –gra-cias a él pudimos además contactar a Avelina Lésper para realizar la entrevis-ta que podrá usted leer en páginas cen-trales-. Nos sentimos muy afortunados de tener en esta edición especial a Ga-briel Luévano Gurrola, Nelson Guzmán Robledo, Sergio Espinosa Proa, Eduar-do Campech Miranda, Marco Antonio Flores Zavala, Andrea Sampedro, Al-berto Huerta, Perla Schwartz, Roberto Galaviz, Pilar Alba, Edgar Khonde, y a Carlos Belmonte y Lluna Llecha –quie-nes a partir de este miércoles 15 estarán mandándonos información diariamente desde Francia: no se pierda las ediciones especiales diarias de La Gualdra en el Festival de Cannes-. Así pues, éste es el número 100 gualdreño, que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarí[email protected]

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13 de mayo DE 2013

Por Gabriel Luévano GurrolaEl cielo encima de la noche“No existen las profundidades”: de tan-to mirar el cielo había llegado a esa conclusión. Para él, la experiencia de lo profundo se podía �ngir al meter los dedos en un saco de pedrerías. Tras el burdo remedo de tela, áspera, venía el solaz de los dedos entre la molicie; una prístina caricia de la tersura. Se llegaba en esos casos, y con la mano, a un si-mulacro de la profundidad de la tierra: el lapidario, recopilación de las piedras y sus bondades, ya descritas por Aris-tóteles y el sabio Abolays. Ejemplos: la piedra coral, regida por Tauro, cuyo molimiento cura a los que escupen sangre y no pueden orinar; la piedra del sueño, ligada a Géminis, utilizada para dormir a los insomnes y aneste-siar a los pacientes de los cirujanos; el cristal, la esmeralda, etcétera. Todo junto, en un saco grosero. A veces, como la mano, metía la cabeza en el sayo que era su cuer-po y veía latir su corazón. También ahí, entre las costillas, los espacios de gangrena espiritual y la sonrisa otro-ra comprensiva de Rebeca, creía en la profundidad. Sin embargo la sensación duraba poco. Ahora se daba cuenta, al buscar acomodado en el escritorio la inspiración para su siguiente artículo (destinado al suplemento que alcanza-ba los cien números y que versaría en el que es considerado el padre de la prosa castellana, Alfonso X), que Rebeca lo contemplaba. Percibió la mueca de dis-gusto como un cataplasma adherido al rostro, a guisa de molusco. Cuando la conoció, Rebeca era una muchacha alegre que no esca-timaba las alabanzas al amor despreo-cupado y sencillo, aún en las sombras intermitentes de la pobreza económica por la que pasó el noviazgo. No iban al cine, sino que se contentaban con sentarse en una banca de algún par-que feliz y ella lo veía sin decir palabra escribir los primeros esbozos de una novela frustrada. Había rechazado los helados y las palomitas para que con-siguiera los libros necesarios para su estudio. Ahora ella lo veía distinto, y él imaginaba el reproche íntimo por no haber elegido cursar una licenciatura lucrativa: relaciones internacionales, administración o cosas así. No conta-ban con una casa grande era cierto, ni con un carro, ni los invitaban a �estas, pero les quedaba el cielo y eso no pare-cía motivo su�ciente para perdonarlo. Salió al patio. Sentado en la tierra no tenía tiempo que perder. Qui-so comenzar: sobre las rodillas el block en limpio, la pluma inmóvil, la mente

más o menos lo mismo. Volteó hacia arriba. Una luna color mar�l quema-do lo saludaba en silencio. Entonces se acordó de Neruda y que asimismo fue residente en la tierra. Ya tenía algo que decir sobre el personaje que le interesa-ba para su colaboración. Escribió, repi-tió en voz alta como epígrafe: “Hay un país extenso en el cielo con las supersti-ciosas alfombras del arco-iris y con vege-taciones vesperales: hacia allí me dirijo, no sin cierta fatiga...”. Antes que cro-nista y monarca, Alfonso X, llamado el Sabio, es recordado por astrólogo. Pero antes de llegar a eso, decidió, primero los datos biográ�cos: Nacido el 27 de noviembre de 1221, muerto el 4 de octubre de 1284 de “dolor de ánimo”, fue hijo del Rey Fernando III, el Santo, y de Beatriz de Suabia, princesa de Alemania. Sus rei-nos: Castilla, Toledo, León, Galicia, Se-villa, Córdova, Murcia, Jaén y Algarbe. Se casó con Doña Violeta de Aragón, hija de Jaime el Conquistador, quien lo abandonó bajo pretexto del incumplimiento de las reglas de suce-sión a favor de sus nietos; durante sus prolongados viajes, el hijo de Alfonso, Fernando, se encargaba del gobierno. Murió éste y el poder recayó en San-cho, el segundo hijo. Esto provocó las desavenencias familiares. En 1252 hereda sus reinos, y en ellos, según se sabe, las luchas contra los moros pasarán a un segundo plano. Al contrario, el Rey Sabio se hizo de un séquito de pensadores que lo au-xiliaron en las decisiones políticas y las traducciones del árabe que se llevaron a cabo durante su gobierno. Entre las prin-cipales virtudes que revistió cabe seña-lar la tenacidad (peleó el trono de Alema-nia durante dieciocho años), la sencillez y sobre todo, la sinceridad, percibida en las cantigas, por e emplo, donde confie-sa sus defectos, entre los cuales se ha-llaba la ausencia de mando... Descansó un momento. Evi-tó mirar a la ventana encendida por temor a encontrarse de nuevo con la mirada inquisitiva y reprobatoria de Rebeca; se apagó. Las obras, por �n, siguió enumerando: Las cantigas en las que si-guiendo la tradición de Berceo, es un compendio de milagros o leyendas ma-rianas. Obra polémica donde la madre del creador es descrita, en ocasiones como demasiado humana, o por medio de una sensibilidad poética insólita. Al-fonso compara, por ejemplo, la virgini-dad de María con un cristal atravesado por la luz solar, sin quebrarse. Algunos estudiosos sostienen que la métrica y

música de las composiciones son de ori-gen árabe. Para el monarca y sus súbdi-tos, el regazo de la virgen es un refugio de los males (pestes, locura, desorden) que habitan el mundo. La idea del locus amoenus está presente... Siguió el lapidario, la crónica general, los libros de astronomía. Ha-bía llegado a lo que más entusiasmaba su imaginación: El más famoso de estos últi-mos sea quizá, Las tablas alfonsinas. Basado en las teorías de Tolomeo y Al-Zarqali describe la posición de las estre-llas y constelaciones, entre ellas, la Osa Mayor, la Menor, la Mujer sentada en una silla. También explica cómo adelan-tarse a los eclipses de sol y luna, alaba la sabiduría de Dios en el acomodo del cielo y sobre todo, nos invita a imaginar para prever. ¿La mujer sentada en una si-lla? En cuanto a los astros, cada quien ve lo que quiere, mas la imagen le pa-recía una tomadura de pelo. Buscó y requisó en las estrellas una evidencia que le permitiera aceptar que su artí-culo y todos los escritos anteriormente, sufriendo los amagos desquiciantes de quien seguramente ya dormía, valían aunque sea un cúmulo de sinceridad. Detuvo su pensamiento con premura: ¿acaso se estaría convirtien-do en lo que tantas veces el mundo le había dicho que fuera, un pedazo de carne, una nulidad en el cerebro, un sin memoria, un sistemático número que engrosara las listas de los verdugos de la imaginación? Supuso entonces que el primer cielo, aquél que logramos otear desde la conduerma visible de los deseos y que tibiamente espacia las es-trellas en las pestañas, era �nito. Poseía límites, por ejemplo, el día, el fuego, la luz eléctrica, la estratósfera, la ceguera, la cursilería.

No. Existía un segundo cie-lo, una segunda noche superior a la que coronaba la frágil tierra. En ese universo, habitaría la mujer que se sentaba en una silla para recordarnos que vemos lo que queremos, y quere-mos lo que nos hace olvidar. Alberti creyó que el tiempo era una calle in-�nita. Igualmente, la segunda noche, in�nita, guardaría secretos vedados a los ojos de los simples. De sopetón, se daba cuenta de que disfrutaba escribir las mismas líneas de la faz de Rebeca en sus cua-dernos, para destrozarle el mostrenco hermetismo. Disfrutaba escribir los artículos del suplemento como si fuera un taumaturgo, o más bien, un ama-nuense de la corte de Alfonso el Sabio. Muy probablemente el peor, aherroja-do en su simplicidad a ocho siglos de distancia extraviada. Pero parte del séquito al �nal. El soberano se le pre-sentaba como un ser sensible que so-portó los comentarios que lo tenían por inútil, poco viril, por dedicarse al conocimiento, por pulir aquel castella-no aparecido en una glosa. La Gualdra sería entonces un logro, heredero de la ensoñada y posi-ble (muy posible) tentativa alfonsina de volver a la cultura el motor primero de nuestras vidas. La Gualdra era cien estrellas cintilantes, era cien maravilla-das bilis de planetas, era cien futuros lejanamente próximos, era cien mujeres encima del cielo, el cielo encima de la noche... Con esta frase terminó: “enci-ma de la noche”. Cerró la libreta, sintió el dorso gastado, entró a la casa, pala-deó el aire tibio, vio la cama, se deslizó sin hacer ruido, no cenó, Rebeca dor-mía (ahí su espalda), se arrebujó entre las cobijas, acarició un respaldo de un mueble junto y se quedó dormido.

Literatura

Omar Lemus, Te esperé con tus pijamas, acuarela,tinta/papel, 30 x 25 cm., taller La Nochería, Fresnillo, Zac.

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LA GUALDRA NO. 100

Por Nelson Guzmán Robledo

Cuando la Nasa envió las sondas Voyager al espacio, tenía una mi-sión especí�ca y otra accidental. La primera era fotogra�ar y enviar información sobre el sistema solar exterior; la azarosa, consistía en proveer a las sondas con informa-ción de nuestro planeta y nuestra especie por si acaso vida inteligen-te llegara a encontrarlas una vez que éstas abandonaran el cinturón de Kuiper. Esto inspiró al cineasta inglés Peter Greenaway (autor de �lmes de culto como �e Baby of Macon, �e Pillow Book, Prosper books, etc.) a realizar una instala-ción con la proyección de 100 ob-jetos que representaran al mundo humano. La lista tiene un sentido y un discurso, que más vale no explicar aquí, y a la que remito al lector interesado en explorarla (en internet es factible). Por mi parte, pre�ero ofrecer en este espacio la lista que he elaborado por ocio y entretenimiento, que sin duda está inspirada en la del célebre cineasta y que de cierta forma le rinde homenaje. La lista no es ar-bitraria, aunque desde luego no todas las asociaciones que pueda despertar han sido previstas. Éstas serán obra del lector, a quien por ello agradezco el enriquecerlas.

Lite

ratu

ra

1. El color negro.2. El océano golpeando la playa.3. La fauna abisal. 4. Un incendio forestal nocturno desde la distancia.5. El Tao.6. La rosa mística de Dante dibujada por Gustave Doré.7. La luna menguante en el alba.8. El Sol.9. La piedra blanca de Aramara.10. Huellas de manos humanas.11. Una hoguera.12. El Enuma Elish.13. Un escorpión.14. Las nubes cirros.15. Un manantial.16. Un eclipse.17. El esqueleto de Lucy.18. El Aleph.19. El yin y el yang.20. Una secuoya21. El coito.22. Un caracol.23. Un reloj de arena.24. Tablillas en cuneiforme.25. Un diente de León.26. Un reptil.27. La diosa Kali.28. El códice Borgia.29. Un Faro de las costas de Bretaña.30. Un trirreme.31. Saturno.

El perfil de un venado33. Las pinturas del pozo de Lascaux.34. Una amanita muscaria.35. Una espiga de trigo.

36. El santuario de Eleusis.37. El ejército de terracota de King.

El ár ol de las efirot39. La estrella Antares.40. El Corán impreso en caracteres ará-bigos.41. Fuego de San Telmo.42. Un tigre.43. El Plenilunio.44. El autorretrato azul de Vincent van Gogh.45. Un viñedo.46. Un Ibis.47. Un molino de viento.48. Un cuervo.49. La cruz.50. Un cuervo sobre la cruz.51. El osario de Sedlec.52. Cumulonimbos.53. Un arpa.54. El caballo del ajedrez.55. Un gramófono.56. La constelación de Orión.57. Una mano escribiendo.58. Una bicicleta.59. La luna menguante después de me-dianoche.60. Un dodo.61. Una gota de leche diluyéndose en el café.62. Una orgía.63. Una imprenta.64. El cráneo de Newton.65. La guillotina.66. Una locomotora.67. La momia de Ramses II.68. Una escafandra.

69. Un daguerrotipo.70. La fotografía del Leng-tché.71. Un infectado de viruela.72. El presunto retrato de Lautremont.73. Electrocouting an Elephant de To-más Alva Edison.74. El 13 de mayo de 1913.75. La fuente de Marcel Duchamp.76. Un estadio de futbol lleno.77. Moscas.78. Una plataforma petrolera.79. El cachalote.80. Un álbum de retratos post-mortem.81. Un caleidoscopio.82. Una aurora boreal.83. Una bombilla eléctrica.84. Dos espejos de frente.85. El cráneo de Yorik.86. La máquina conque T. S. Eliot es-cribió The Waste Land.

El e anence álico oto rafiado por Alex Grey.

El final de una partida de Go89. El Empire State.90. Asterión.91. Estalactitas.92. Una anguila.93. Las fosas de Katyn.94. Un ordenador portátil.95. El Enola Gay.96. Ruido estático en una pantalla de T.V.97. Una crisálida.98. El océano golpeando la playa.

100.

100 objetos para representar el mundo

Gustave Doré, Rosa Mística (Detalle)

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13 de mayo DE 2013

Por Sergio Espinosa Proa

De�nitivamente: lo que da el arte es noticia de la belleza. Pero “noticia” es palabra escurridiza por lo dema-siado evidente. Los artistas no son reporteros que recaben y redacten información del reino de la belleza para disfrute de lectores expertos o inexpertos. No hay, en primer lugar, un reino de la belleza. No se llega allí para volver con un baúl de foto-grafías, mapas, souvenirs, historias, ejemplos, baratijas, muestras y me-morias. La belleza no es un reino, ni siquiera un país. Con énfasis: no es un lugar. No conforma un mundo. Esto es, al menos, lo que pienso, pero ¿cómo puedo asegurarlo? ¿Es necesario? Si lo fuese, tendría que comenzar ofreciendo de�niciones. Y éstas, ¿qué son? Jaulas para pájaros. Portaobjetos. Trampas para roedores. Cajas de herramientas, en el mejor de los casos. ¿Y si la belleza remite a todo aquello que una de�nición no encuen-tra el poder de contener? Bella es, para empezar, la posibilidad de que algo así tenga dere-cho a la existencia. Que algo no exista en virtud de ser necesario: allí co-mienza el presagio de la belleza. Una respuesta posible a la pregunta �nal (o inicial) de la metafísica —¿por qué hay algo, y no mejor nada?— sería: porque su juego es bello. El juego del ser y de la nada, del algo que es —en su etimología— lo otro dentro de lo mismo. Aliquid. Esto está invadido por no nada más esto. Ya es algo. Sea, pero, ¿bello? Es la respuesta de Yahvé a Job: tú me pides coherencia ética, yo te respondo desde el horizonte (es-tético, artístico) de un Creador. ¿Ha sido “ético” crear el mundo tal como ha sido creado? Pretenderlo sería tanto como exigir que todo cuanto existe exista para usufructo de una sola de sus �guras: a saber, el hombre. Crear el mundo con el �n de rendir justicia a una sola de sus creaturas ha-bría sido posible, pero ¡vaya espanto de mundo! Así que el arte rinde noticia de la belleza, que sin ser una parte o una zona o la totalidad del mundo nimba todas las cosas —todas, in-cluidas las terribles o decididamen-te feas— de un halo especial, de un aura, de una gracia. No signi�ca esto que la belleza sea un añadido del

Del arte y sus dones [En la centena de La Gualdra]

Arte y filosofía

hombre a ciertas cosas, ni que en sí mismas existan ciertas cosas bellas, objetivamente bellas. Es justamente el anuncio de que hay algo más —o algo menos— que sujetos y objetos, algo que no está sujeto del todo, que aún no se suelda al objeto, que permanece libre, �otante, irresuelto, expuesto y destronado. Y lo mismo habría que decir respecto del objeto: la belleza nimba el inasible antes de sedimentar en ob-jeto, en utensilio, en servicio domésti-co, en �jeza, en franca disponibilidad. Bello es que, una vez conformado, el objeto se inconforme. Bello es que un sujeto, antes de sujetarse, vuelva los ojos a la ausencia de mundo. ¿Cómo sería tal inversión posible? La ausencia de mundo es la muerte, pero la muerte anterior y no posterior a la existencia. La muerte, podríamos remarcar, interior a la exis-tencia. El surrealismo no se equivocó en este punto: la belleza desborda —y lo desborda por fuerza— el campo de la conciencia, o, mejor, de lo concebible. Como los marcos de muchas pinturas, son más bellos que aquello que enmar-can. El concepto es un contenedor, pero la belleza está en el fracaso de todos los conceptos, en el derramamiento y la desbandada de todos los objetos.

Puede ser, pero ¿qué estatuto ontológico le corresponde a esta ante-rioridad interior de la muerte? ¿Es que ella existe como existe el cielo, el mar, los astros y los colores de la tierra? ¿Qué signi�ca que la muerte invada a los existentes sin ser propiamente nada y que, encima, les otorgue ésa su gracia desolada? Signi�ca, me parece, que no tenían obligación de ser. Pero ¡he aquí que son! Fugazmente, pletóri-camente. No serían lo uno sin lo otro. La belleza se presiente cada vez que un sujeto siente que no tenía necesi-dad alguna de ser y, como contraparte, cada vez que un objeto retrocede has-ta el grado cero de su objetividad. Y, en este punto, en cambio, da la impresión de que el surrealismo erró el tiro. Su deseo no era retornar a la noche, como muy nítidamen-te percibió Ferdinand Alquié en su Filosofía del surrealismo, sino forzar a que “las fuerzas de la noche se ma-ni�esten durante el día”. Quizás, pero ¿de qué modo reconocerlas? ¿Son, por ventura, fuerzas? ¿No designan, por el contrario, el abandono y —cuanto más— el recargarse de las fuerzas? No las fuerzas de la noche, sino el ano-checer, el decaer, el interrumpirse de las fuerzas. Su �nal. Potencia de la im-potencia, presencia del no poder más.

¿No es esto una imagen posible de la belleza? E lucevan le stelle… Si el arte da noticia de la belleza —la gracia, la gratuidad, la fragilidad indemne de todas las co-sas— es porque no hay otro modo de lograrlo. No nos da una “imagen” de la belleza; nos da un presagio, un pequeño temblor, una como incomo-didad, un ín�mo aunque perdurable trastorno. ¿De dónde procede? De la incapacidad de poseer la belleza. Que la fuerza no lo pueda todo: he ahí el secreto. El arte nos da noticia de la belleza, pero ni la belleza es siempre lo que de ella se esperaría —la belleza es insólita, terrible, inapropiable— ni el dar noticia consiste propiamente en proporcionar alguna información �able y veri�cable. ¿Servirá de algo, además de darnos a entender que no todo sirve para algo? ¿Da algo más que la sensación de que absolutamen-te todo cuanto existe es un regalo en la medida en que no tiene ninguna ne-cesidad de existir? La belleza no está en ninguna parte —y se encuentra en todas— porque procede de la súbita, momentánea retirada del mundo, sus exigencias y sus ilusiones, sus sacri�-cios y sus recompensas. ¿Arte? Exceso que desiste.

Fotografía: Víctor Ramírez

Gustave Doré, Rosa Mística (Detalle)

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LA GUALDRA NO. 100

Arte

y cr

ítica

Avelina Lésper

Por Jánea Estrada Lazarín*

Platicamos con Avelina Lésper en Zacatecas, a propósito de su visita para entrevistar a Alfonso López Monreal, uno de los dos zacatecanos seleccionados –el otro es Manuel Felguérez- en el proyecto encabezado por esta crítica de arte “El Milenio visto por el arte”, en el que participarán 34 pintores de todo el país. Compartir el pan y la sal con esta mujer inteligente y polémica fue toda una experiencia: pri-mero, porque conversar con seres inteligentes y lúcidos es un privilegio; segundo, porque hoy por hoy, Avelina ha puesto el dedo en la llaga al hablar con franqueza sobre lo que desde su punto de vista es el arte y lo que no lo es –o lo que ella llama arte falso-. De sumo interés resulta para todos quienes de al-guna manera estamos involucrados o en la creación o en la divulgación del arte y la cultura, conocer que existen opi-niones bien fundamentadas, mordaces en ocasiones, pero francas. Es lógico, además, entender que aquéllos quienes se autonombran artistas contemporáneos no concuerden con sus opiniones, porque los confronta con una realidad que puede ser dolorosa: el arte es arte y punto. Lo cierto es que en Zacatecas adolecemos de autocrítica y de crítica en sí –en el país entero, dirán algunos-, y actualmente tene-mos un panorama espeluznante: todo aquel que “cuelgue” una obra, que haga una instalación –así sea un cúmulo de cachivaches sin sentido-, que participe en un performan-ce, o realice un video –aprovechando las tecnologías a la mano: celular, Ipad, Iphone, etc.- se “gradúa” como artista. En este contexto, comenzamos a comentar con Avelina que en Zacatecas no hay una escuela formal de Artes Plásticas, pese a la proliferación de jóvenes interesados en hacer una carrera profesional en esta área…

Avelina Lésper: Eso sucede porque para el Estado, nunca ha sido una prioridad la cultura y mucho menos el arte. En el saco de cultura meten de todo, hasta cosas aberrantes como “la cultura del narco”… pero el arte ni siquiera lo consideran como algo indispensable.

Jánea Estrada: Por eso en Zacate-cas la gente que quiere estudiar artes plásticas se va a otros lados, o se que-da aquí y es “muy fácil” que una vez que ha decidido ser artista, éste pue-da exponer en prácticamente cual-quier lado.AL: ¡Uy! Una de las cosas que más pronto mutila a un artista es la expo-sición rápida. Alguien que expone de inmediato comete un gravísimo error

en su carrera; porque entonces el ar-tista asume que su obra está ya aca-bada, que ya encontró un lenguaje y un estilo como para estar exponiendo. El arte debe meditarse mucho y cuan-do no se hace, se exponen errores y se va construyendo una carrera sobre los mismos errores, éstos se vuelven vicios y al rato no hay manera de que los sa-ques de ahí. Diez años o veinte puedes cometer el mismo error. Es terrible.

JE: Súmale a eso la contribución de la mercadotecnia a la “construcción” de artistas, ahí está el caso de los Young British Artist… AL: [Ríe] Sí, pero cuando se tienen 23 o 24 años, o se acaba de salir de la carrera empieza apenas el proceso de aprendizaje y en el arte no hay prisas

ni hay atajos. El arte si algo requiere es tiempo, por eso es un problema el mercado del arte ahorita, porque exi-ge que las obras se entreguen al vapor; ningún artista puede estar entregan-do 40 obras al año… ni pensarlo. Esa prisa por satisfacer el mercado, por lanzarse como “valor joven”, esa prisa por “tengo que hacerlo ahorita porque si no ya no seré joven”, es absurda. La juventud no es un valor en el arte.

JE: ¿Qué tipo de valores persigue el arte?AL: El arte tiene valores estéticos, de lenguaje, de calidad, de técnica… No es como un concurso musical para a�cionados, ni como ser actor de tele-novela… Y pretender que la juventud es un valor es la causa de que exis-tan “artistas instantáneos”; creer que

el taller o la escuela te vuelve artista es un error, porque ahí se dan bases elementales para que puedas ser un profesional del arte en un momento determinado. Mucho después.

JE: Pero ahora los curadores y los ga-leristas también in�uyen mucho en esta especie de prisa…AL: Claro, pero entonces el creador empieza a tratar de cubrir las expectati-vas impuestas “voy a hacer esto porque es lo que les gusta en tal museo para que me expongan”, o “voy a hacer esto para que se venda”, y dejan de lado la construcción de su propio lenguaje, y se olvidan de que lo más importante es saber composición. Puede tomar una vida saber composición, ya después preocúpate por el tema y el lenguaje…

El arte es una zona de debate

Foto: Alfonso López Monreal

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13 de mayo DE 2013

Arte y crítica

JE: Bueno, eso es cuando hay una ca-pacitación previa, cuando se va a la es-cuela, o cuando de manera autodidacta dedican tiempo a su formación, pero muchos artistas ahora al parecer, no requieren eso… exponen y ya.AL: Una exposición no te vuelve ar-tista. Así como publicar un libro no te vuelve escritor, alguien puede estar �-nanciando sus propios libros cada año e incluso hasta se ganan premios sien-do malos escritores…

JE: Lo mismo pasa con los artistas en las bienales o en los concursos para ob-tener becas…AL: ¡Ah, no… olvídate! Un artista malo al que además le dan una beca en el FONCA es un artista castrado como artista, mutilado de por vida. Lo peor es que se la creen. Recientemente en la Zona MACO estaban tres becarios del FONCA, era de risa loca lo que hacían, era como el rincón del Kindergarten: uno llevaba -literal- un microbio en una caja, ahí estaba, aburridísimo con su microbio; otro hizo un rompecabe-zas, imprimía imágenes digitales y la gente armaba el suyo; y la otra hizo diz-que una imprenta móvil que era nada. Ya están becados, en Zona MACO y la gente está ahí viendo sus obras y dicen ellos: “Están interactuando con el tra-bajo”, y yo les digo: No, espérate, están interactuando con un rompecabezas, esto no es trabajo ni es nada y muchí-simo menos es arte. A estos chavos ya les hicieron un daño enorme, están becados, en un evento internacional, y hacen naderías.

JE: Los artistas contemporáneos dicen que su prioridad ya no es causar placer estético, sino propiciar una experiencia de conocimiento…AL: Cuando dijeron eso volvieron al arte estúpido, casualmente… El pro-ceso estético es un proceso intelectual. Llegar a la belleza no es casualidad ni es un asunto gratuito. Es un proceso intelectual larguísimo y estamos ha-blando de cientos de años de evolución y civilización para llegar al concepto de belleza y para poder crear belleza; ésta como tal es conocimiento puro. Que digan ahora que una obra genera re�exión y que tiene un mensaje, no la vuelve obra de arte; porque mensajes hay en todos lados: en la televisión, en un volante, en un periódico. Recuerdo la obra de otra chica de la zona MACO que tenía unas cubetas con agua, con

las que representaba un mapa del D.F., y su obra pretendía que tomáramos conciencia de que somos una ciudad lacustre a la que le falta agua… Yo le dije ¿Tú crees que esto cambie la con-dición de cubeta con agua? Porque en-tonces quiere decir que el arte lo hacen las palabras y no los hechos; ella me hizo una explicación larguísima, pero su cubeta con agua sin explicación se-guía siendo una cubeta… El arte es un hecho concreto, que no requiere expli-caciones, es un proceso individual en el que se enfrentan el espectador y la obra. Si necesita una cédula esa cosa no funciona como arte. Y el hecho de que tenga una buena intención y un buen mensaje no va a transformar una cube-ta en otra cosa: es una cubeta.

JE: Bueno, pero también se dice que en el arte contemporáneo lo que más im-porta es el proceso…AL: Y volvemos a lo mismo, casual-mente cuando el arte dejó de tener pro-ceso resultó importante éste. ¿Ahorita un ready made puede ser una obra de arte? Porque en Zona Maco también había unos zapatos con unas cadenitas dentro y eso costaba 5 mil euros… ¿en eso es importante el proceso? Es men-tira. Ve por ejemplo el proceso de las obras de Alfonso, es larguísimo: hace bocetos en placas de aluminio, les pone encausto, utiliza serigrafía… es sólo un boceto, porque lo importante para el artista, para Alfonso, es el resultado; a la hora que está la obra terminada lo que hizo con el boceto, el trabajo que le invirtió, resulta irrelevante si no obtuvo el resultado esperado. El arte son resul-tados, la obra al �nal es eso nada más: lo que lograste concluir. Como públi-co me interesa conocer qué hay detrás de una obra, pero cuando la tengo en frente lo único que importa es esa pri-mera impresión. Ya la historia que hay detrás la averiguarás o no, pero ese pri-mer encuentro es lo fundamental.

JE: Te pregunto todo esto porque a mí, como espectadora, me interesa enten-der qué es lo que sucede con el arte contemporáneo…AL: De verdad no hay nada qué enten-der: son simplezas sobrevaloradas. No hay nada qué entender en una pegatina en el piso o en la pared, en una jerga mojada en el piso… son simplezas, ele-mentales, carentes de inteligencia. Que no nos pidan que entendamos algo que ni el mismo autor entiende.

JE: De acuerdo… ¿eres consciente de que este tipo de a�rmaciones te han convertido en una mujer muy contro-vertida?AL: Sí, en Zona MACO me andaban sa-cando, un galerista me dijo “Si ya hiciste tu nota ya salte de aquí”… [ríe] ¿No te encanta? ¿Pues qué no es el “arte de la re�exión”? Contestatario y no sé qué, pero no hay libertad de opinión…

JE: Se vuelve una situación muy intere-sante porque en muchos años, por pri-mera vez tú te atreves a decir: “No, esto no es arte, y atrévanse ustedes también a a�rmarlo”. Porque en esta época si en una exposición decimos “No es arte o es arte falso” puedes ser catalogado como ignorante…AL: Claro, es como todo en este país, si tú tocas intereses te vuelves un peligro, y aquí estamos hablando de dinero. Esto pervirtió el mercado del arte; éste es fundamental. Los procesos de creación artísticas son complicados y las obras tienen sus propios parámetros de ven-ta, esto es indispensable: no es lo mis-mo vender algo producido en serie que vender un producto único. Una pintura es única, requiere de un proceso largo para terminarla, requiere materiales, etc. Luego llegan estas personas y dicen un mingitorio de Duchamp puede costar lo mismo o más que una pintura, el mer-cado se pervierte. De un día para otro hubo muchísimo producto. Se rompe la balanza, ahora meten a los artistas a los museos para que veas cómo éstos hacen una obra todos los días… Como Wilfredo Prieto que una de sus “obras de todos los días” fue orinarse en la sala del museo…

JE: ¿Entonces, Avelina, todo lo que se hace en el arte contemporáneo es malo?AL: Mira, lo que pasa es que el arte con-temporáneo es un estilo inde�nido, se enojan mucho porque yo le llamo “Es-tilo VIP” (Video, Instalación y Perfor-mace). Es además un estilo colonizador, que se gestó en Inglaterra y en Estados Unidos y se vino a imponer al resto del mundo, ellos imponen porque son los reyes del mercado y esto es un asunto de dinero. Además es un estilo muy con-creto, si tú haces un video con imágenes en movimiento, con un guión intere-sante, muy bien hecho, eso no es arte contemporáneo: tiene que ser una toma �ja con una señora barriendo durante media hora, por decir algo, para que lo sea… esto es un ejemplo de lo absurdo que puede ser este estilo. Entonces sí, si lo que se hace cae en este estilo, de�ni-tivamente es malo. Ahora, que hayan usurpado el término contemporáneo es otra cosa, porque la pintura que se hace ahora es contemporánea, pues lo contemporáneo un asunto de tiempo. La diferencia son los rangos de calidad entre lo que hacen los llamados “artistas contemporáneos” con los que actual-mente están haciendo pintura o grá�ca

seriamente. Porque tú no le puedes de-cir a una persona que tira su ropa sucia en la sala de un museo si eso está bien hecho o no; no le puedes decir a Teresa Margolles que sus fotocopias encuader-nadas están bien o mal hechas… los así llamados artistas contemporáneos rom-pen parámetros de calidad, obviamente, para poder meter cualquier cosa, lo fol-clórico y lo kitsch…

JE: ¿Todo es folclórico y kitsch?AL: Pues tú nada más ve lo que hace Betsabé Romero, es folclórico y kitsch; lo de Margolles es lo más folclórico, porque en México hasta el narco es folclor, sue-na horrendo, pero así es: su música, su parafernalia, su arquitectura… es kitsch, y que ella lo retome es kitsch y folclórico entonces, absolutamente regionalista, por eso su obra se ve como eso, como algo folclórico nada más, como una pe-lícula de los hermanos Almada…pero ellos por lo menos son auténticos, no se creen Pasolini, ni son pretenciosos. Quiero aclarar, lo folclórico no es malo cuando se le sitúa como tal en su justa dimensión.

JE: ¿Es verdad que tú consideras que sólo la pintura es arte verdadero y que además sólo lo �gurativo es bueno?AL: No, es un falso mito. Yo hablo bien también de pintura actual, no sólo lo del pasado es bueno; y hablo de abs-traccionismo… Ahora, la crítica no es para complacer a la gente, si quieres hacer crítica tienes que atreverte a de-cir cosas. Y mucha gente hace “crítica” complaciente para quedar bien. A mí no me interesa eso, es que hacer crítica no es un concurso de popularidad. Se ha hecho mucho daño al arte, al artista, a los museos y a la sociedad misma por no decir las cosas como son. Si ellos –los contemporáneos- no tienen escrúpulos para mentir, defraudar y pedir miles de euros por un montón de tapetes para limpiarse los pies, menos voy a tener es-crúpulos yo para decir categóricamen-te que eso no es arte.

* En el 100 de La Gualdra

Foto: Alfonso López Monreal

Avelina empieza a publicar en el año 2008, y de acuerdo a sus palabras, no tiene miedo de decir y hacer lo que hace: hablar con claridad sobre lo que ve y cómo concibe el panorama del arte. Es una mujer feliz, disciplinada, vege-tariana, hace dos horas diarias de yoga, traba-ja todos los días; es incansable, aguerrida, y no le causa molestia lo que los demás opinen sobre su trabajo, pues, como bien dice: “El arte es una zona de debate, no es para conciencias sumisas y parte de un punto de rebelión: modi-ficar la realidad. Durante muchos años se vol-vió un lugar de somnolencia, ya no había de-bate, todo estaba asimilado, nadie se atrevía a decir lo que pensaba. Sucedió un fenómeno muy raro, la filosofía se quedó pasmada ante el avance científico y los filósofos se dedicaron a darle sentido a las cajas de Orozco…”. Hacía alta una Avelina ue nos pusiera a re e ionar

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LA GUALDRA NO. 100

Cien

Algunas notas visibles

Por Eduardo Campech Miranda

Por Marco Antonio Flores Zavala

La genealogía de La Gualdra puede remontarse a múltiples acontecimien-tos, como la bicentenaria libertad de expresión, concedida en Cádiz, y cuya efeméride tuvo un número temático en el suplemento. Allí escribieron dos estudiosos del tema: Mariana Terán y Eduardo Jacobo. Los genes primarios pueden situarse en la emergencia de los pri-meros impresos hechos en Zacatecas, en el invierno de 1823-1824. De la máquina primero emergieron graba-dos, no grafías. En La Gualdra se ha mostrado, equilibradamente, la ima-gen y la palabra. Están las colabora-ciones de Abraham Orozco e Ivanko Moses. El referente de la especiali-dad cultural puede tenerse en El Pa-satiempo (1829). Esta publicación es-

El número cien me parece, después del siete, un número enigmático, emblemá-tico. De alguna manera recuerda a los castigos escolares: Escribe cien veces en tu cuaderno, “debo cumplir con la ta-rea”. A partir de ahí Cien fue siempre algo inmenso, inconmensurable. No sé si porque no tenía bien a�anzada la no-ción de cantidad o porque al momento de dormir contaba borregos y quedaba atrapado en los brazos de Morfeo mu-cho antes de llegar a cincuenta. Cien también era la imagen de Carranza en tono morado. Imagen que sumaba cinco veces la de Morelos azulada. Con el paso del tiempo el cien iba cambiando de dimensión. Cien metros ya no eran tantos (ni tampoco los cien pesos, y eso que aún no le quitaban los tres ceros a nuestra moneda). Eran cien horas las que Ca-lamaro pasaba bajo la lluvia y mucho amor el que sentía para aguantar tal suplicio. Cien años de soledad era mi destino con los libros. Cien sonetos de amor el plagio de Mario Jiménez y de un servidor. Cien veces cien las voluntades de aquel septiembre ne-gro. Cien veces, decía mi madre, me decían que ordenara mi habitación, mismas cien que me preguntaba ¿en qué momento las contó? Cien también es el límite de las fatalidades y el parámetro para los

tuvo dedicada neoclásicamente para instruid y deleitar. El método pro-puesto fue la lectura. Se hizo siguien-do recomendaciones proporcionadas en el libro del francés Nicolás Jamin (siglo XVIII). La fusilería a Jamin la ha estudiado mi dilecta amiga, Alba Citlali Córdova. Ella es asidua co-mentarista del suplemento en Face-book. Además, La Gualdra contiene una columna que trata los hechos de la lectura; las entregas son de Eduar-do Campech, un reconocido librope-sia (el término es de Quevedo, no de Manguel). Las variadas formas de con-sumo dan cuenta de una publicación adaptada a los nuevos modos de ad-quirir los periódicos. Si antes, años ha, se requería de mecenazgos (sus-cripciones con pago adelantado) o

de la racional compra de periódicos cientí�cos y artísticos. Ahora La Gual-dra tiene publicidad, hay interesados adquirentes del impreso y la encon-tramos en las canastillas para leer de las microesferas snob (el término no es peyorativo, compréndase en su ori-gen burgués: s/nob: sine nobiliarium), como La Acrópolis, el estar baks, enla-punta delcielo, el sampatricio, labode-guilla y las bibliotecas públicas. Aunque inserta en La Jorna-da edición Zacatecas, La Gualdra cir-cula profusamente en la Internet. Allí se multiplica, porque se comparte o se lee en una página que no es nuestra. Sé que Omayra López, la investigado-ra más seria de la devoción religiosa en Plateros, sugiere La Gualdra a sus alumnos de la Universidad de Ciudad Juárez. Ya conozco a los estudiantes

de letras de Aguascalientes que la re-comiendan. Ellos son parte de quie-nes hacen la distribución en la red. La Gualdra es un volumen donde se proyecta el nivel de cos-mopolitismo intelectual que permea en el espacio público regional. Es un medio donde se sostienen diferentes tradiciones textuales, como los rela-tos literarios, el ensayo, el artículo periodístico, la entrevista, la reseña cinematográ�ca, la enseñanza lin-güística, las intimidades de un lo-calio, la opinión culta, la poesía, la fotografía y la reproducción de gra-bados y obra plástica. Si bien La Gualdra no es el corazón de la cultura en Zacatecas, sí contiene parte del cerebro y del adn que per�lan la libre actividad cultu-ral de la región.

tontos que las aguantan. Si Chabela Vargas se tomó todo el tequila, enton-ces es de suponer que había más de cien litros. Rubén Fuentes pensaría en la amada cien años, claro, si los llega-ba a vivir. Con cien latigazos se casti-gó a una joven abusada sexualmente en las Islas Maldivas. Duncan Dhu se pregunta a dónde irán cien gaviotas. La compañía telefónica nos ofrece cien minutos “gratis” a celulares (aun-que esa gratuidad venga incluida en

otros conceptos). Cien veces, o más, vi a los Teletubbies en la primera in-fancia de mi hijo. Cien pasos ya es película y no sólo una medida de longitud. Cien años de revolución olvidada, aún con sus Cien días que conmovieron al mundo. Cien orgasmos diarios tie-ne una mujer británica. Cien días el primer pretexto gubernamental para hacernos creer que las cosas cambia-ron. Cien, cien, cien. Cien mentiras

(aunque hay más) que valen la pena nos dice aquel poeta, el cual también aconseja, que si queremos vivir cien años, no vivamos como él. Ahora, al pasar de los años, el cien vuelve a ser un reto: cien ab-dominales, cien lagartijas, cien senta-dillas, cien asuntos que atender, cien páginas de lectura semanal como mí-nimo, cien pesos que deben alcanzar como si fueran quinientos.

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13 de mayo DE 2013

Desayuno en tiff any’s, mon ku

Por Lluna Llecha y Carlos Belmonte

En agosto de 1896 se exhibían las primeras películas traídas por los enviados de los hermanos Lumière a México. El aparato tendría tan-to éxito que el presidente Por� rio Díaz se daría cuenta inmediata-mente de su potencial dentro de su proyecto de progreso y lo incluiría en las herramientas de difusión haciéndose � lmar: paseando en Chapultepec, montando a caballo y de gira. A 100 años de estas pri-meras vistas cinematográficas, Arturo Ripstein filma Profundo Carmesí y Rafael Montero Cilan-tro y Perejil. Para entonces ambos dominan las técnicas cinemato-gráficas y el arte de la crítica po-lítica velada y explícita. Para conmemorar el Cen-tenario de Independencia de Mé-xico Por� rio Díaz quiso registrar el desfile conmemorativo que se convertiría en el documental El desfile histórico del centenario. No se tiene certeza de su existen-

Cine

Los 100 del cine

Hace cien segundos, usted lector, proba-blemente empezó a leer esta página, o esta Gualdra, hace cien minutos yo me estaba pintando las uñas. Hace cien horas estaba en la escuela. Hace cien días fue tres de febrero, domingo, gloomy, como todos los domingos. Hace cien meses era el año dos mil cuatro, Madrid explotaba, Facebook se fundaba, Ray Charles moría, junto con el Padrino, una gran chef, el Superman más recordado y la escritora que le dijo buenos días a la tristeza. Hace cien años, mil nove-cientos trece, Israel no era un Estado, Charles Chaplin empezaba a trabajar con los estudios Keystone (donde hizo sus primeras películas), se terminó de construir la Grand Central Station en Nueva York, se publicó Por el camino de Swann de Marcel Proust y se estre-nó en París La consagración de la pri-mavera de Ígor Stravinski. Hace cien meses, pero cuatro años antes, se acabó el mundo, nueve años después también; el nueve se pare-ce al seis, pero al revés. Seis más cuatro es igual a diez. Diez por diez da como re-sultado un cien, así que probablemente el mundo vuelva a acabarse, pronto. Hace tres años y dos meses, exactamente, se murió mi perro, por lo tanto, tengo tres años y dos meses duran-te veinticuatro horas, que son mil cuatro-cientos cuarenta minutos, que son ochen-ta y seis mil cuatrocientos segundos cada día, extrañándolo. Por cierto, el tres es un número primo, la suma de éstos, hasta el veintitrés es igual a cien. Dentro de cien días será dieciocho de agosto, domingo, gloomy, como todos los domingos. En cien años, será el año dos mil cientos trece, usted lector, probablemente ya no existirá en esta dimensión, yo tam-poco. Sin embargo habrá alguien recor-dando el tiempo perdido, y a la mujer que enseñaba a cocinar en la televisión, alguien verá Superman o El Padrino, escuchará a Stravinski y leerá, de seguro, un poema de Paul Éluard para despedir y saludar in� ni-tamente a la tristeza. En cien años, quizá, el estado ya no exista y no habrá hambre, ni gue-rra; Corre, conejo ya no tendrá que decir que Israel es fascista, el señor habrá visto veinticinco mundiales de futbol más; no habrá trata de personas, el matrimonio será para todos, nadie vivirá sin un hogar y una educación digna. En cien años, tal vez, todo haya cambiado. Hoy, La Gualdra cumple cien números, y seguramente cumplirá mu-chos más. Mientras, usted lector, termina de leer “Castillo de sal si puedes”. Ahora.

Por Andrea Sampedro

cia íntegra pero se piensa que es un documental exhibido en 10 partes en octubre de 1922. En enero de 1925 en la plaza de toros El Toreo se � lmó la pelea de box entre el sonorense Antonio de Fuentes y el estadouni-dense Homer Smith -con victoria para el mexicano-. La vista poco nos importaría de no ser porque es la película número 100 de la “in-dustria” –en pañales si se quiere- mexicana del cine desde que éste empezó a considerarse como un negocio de particulares. Según una encuesta apli-cada a especialistas del cine y la cultura mexicana por la revista Somos, en julio de 1994, con el objetivo de seleccionar a las 100 mejores películas del cine mexica-no, el primer lugar lo ocupó ¡Vá-monos con Pancho Villa! (1936) de Fernando de Fuentes. Es quizás el � lme más desmiti� cador de la � gura de Villa y más crítico de la Revolución, es para el cine lo que

Los de abajo de Mariano Azuela para la literatura. El quelite es el largometra-je de � cción número 100 que habla o toca el asunto de la Revolución Mexicana. Dirigido en 1969 por Jor-ge Pons es una historia, como era la moda, que ubica una crítica social o una comedia de vodevil en la épo-ca revolucionaria para aprovechar el mito folclórico que ya el cine de la época de oro con Emilio el Indio Fernández y Fernando de Fuentes habían elaborado. Si las cuentas no nos han fallado, ni a nosotros ni a los tra-bajos de María Luis Amador, Jor-ge Ayala Blanco con su Cartelera cinematográ� ca, ni al Centro de Investigación Cinematográ� ca de la UNAM, ni a Federico Dávalos Orozco y Esperanza Vázquez con su Filmografía general del cine mexicano, éstos son unos cienes interesantes y curiosos a recordar en el número 100 gualdreño. A ver qué nos da el 200.

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LA GUALDRA NO. 100

agenda cultural MAYO 2013MIÉRCOLES 15, 22 y 29Todos al Centro HistóricoMiércoles de DanzónPlazuela Miguel Auza18:00 horasCoordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

JUEVES 16, 23 y 30Tradicional ConciertoBanda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y OrtegaCasa Municipal de Cultura de Zacatecas. Entrada libre / 19:00 horas

VIERNES y SÁBADOSLeyendas de ZacatecasFrente a Catedral / 20:00 horas

DOMINGOS 19 y 26Tradicional ConciertoOrquesta Típica de Zacate-cas. Dir. Florentino RaygozaCasa Municipal de Cultura de ZacatecasEntrada libre / 18:00 horas

SÁBADO 18Lectura en atrilMás lectura, un mundo mejorJardín Juárez17:00 – 18:30 horasCoordinan: Colegio del Centro, Casa Municipal de Cultura de Zacatecas y el Instituto Zacatecano de Cul-tura “Ramón López Velarde”

SÁBADOS 18 y 25Sábados en la CulturaDanza, teatro músicaEscalinatas del Antiguo Templo de San Agustín yPlazuela Miguel Auza 19:00 horas

MARTES 28Bellas Artes a todas partesLectura en voz alta: “Leo… luego existo. CARLOS BRACHO - ActorLeyendo “Vida y obras de tres pilares de la literatura“Tres Ases Literarios”: Ramón López Velarde, José Vasconcelos y Amado NervoPatio Principal del Centro Cultural Ciudadela del ArteEntrada libre / 19:00 horas

MUNICIPIOS

JEREZ

MIÉRCOLES 29Bellas Artes a todas partesLectura en voz alta: “Leo… luego existo. CARLOS BRACHO - ActorLeyendo “Vida y obras de tres pilares de la literatura” Tres Ases Literarios: Ramón López Velarde, José Vasconcelos y Amado NervoMuseo Interactivo “Ramón López Velarde”Entrada libre / 20:00 horas

MUSEOS Y GALERÍASANTIGUO TEMPLO DE SAN AGUSTÍNMathias Goeritz en ZacatecasPermanencia: 30 de junioAdmisión: $30.00

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUÉREZAbstracción TreceColectiva de artistas de Baja California NorteSala Temporal IPermanencia: 30 de junio

Pasado MeridianoObra de Teresa VelázquezSala Temporal IIPermanencia: 30 de junio

MUSEO FRANCISCO GOITIAReminiscenciasObra de Karla de LaraPermanencia: 30 de junio

MUSEO ZACATECANOVariacosaGráfica, ilustración y diseñoObra de José Esteban Martínez + Quetzal LeónPermanencia: 31 de julio

CASA MUNICIPAL DE CULTU-RA DE ZACATECASEsculturaFragmentosObra de Javier MarínPermanencia: 21 de junio

TALLERES Y CURSOS

INSTITUTO ZACATECANO DE CULTURA “RAMÓN LÓPEZ VELARDE”

Talleres de DanzaCuota de recuperación $250.00 mensualesDe septiembre 2012 a Junio 2013De 16:00 a 21:00 horasSalón del Danza del IZC

Clásica / Mtra. Blanca AlatorreContemporánea / Mtro. Mauro ChairezFlamenco / Mtra. Ángeles ValleJazz / Mtra. Susana Alemán Cota (Teatro “Ramón López Velarde”)

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO “MANUEL FELGUÉREZ”Taller Práctico de ActuaciónMtro. Ramiro SipotiDe 17:00 a 20:00 horasLos jueves y viernes Del 6 de septiembre a 30 de noviembre Cuota de recuperación: $150.00 mensuales

CENTRO CULTURALCIUDADELA DEL ARTEMúsicaTaller de Trompeta y GuitarraMtro. Antonio Ramírez ZacaríasDe 8:00 a 10:00 horasCuota de recuperación: $100.00 mensuales

Talleres de LiteraturaEnsayo y Crítica LiterariaMtro. Sigifredo Esquivel MarínSábados de 17:00 a 20:00 horasCuota de recuperación: $ 100.00 mensuales

Taller de Ensayo Imparte Sigifredo Esquivel MarínSábados de 17:00 a 20:00 horasCuota de recuperación $100.00 mensuales

Taller de Poesía Imparte Javier Acosta EscareñoSábados de 11:00 14:00 horasCuota de recuperación $100.00 mensuales

La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos.

PROGRAMAMAYO 2013CINETECA ZACATECAS

Miércoles 15, 18:00 Hrs.Francia/ 1936/ 92 min.Dir. Jean Renoir LOS BAJOS FONDOS

Miércoles 15, 20:00 Hrs.LA HORA DEL LOBODir. Ingmar BergmanSuecia/ 1967/ 88 min.

Jueves 16, 18:00 Hrs.Inauguración del ciclo y brin-dis al final de la función TRECE PUEBLOS, EN DE-FENSA DEL AIRE, EL AGUA Y LA TIERRADir. Francesco TaboadaMéxico/ 2009/ 63 min.

Jueves 16, 20:00 Hrs.LA VERGÜENZADir. Ingmar BergmanSuecia/ 1968/ 99 min.

Viernes 17, 18:00 Hrs.ALAMARDir. Pedro González RubioMéxico/ 2009/ 73 min.

Viernes 17, 20:00 Hrs.PASIÓNDir. Ingmar BergmanSuecia/ 1969/ 100 min.

Sábado 18, 18:00 Hrs.SANTO EN EL TESORO DE DRÁCULA Dir. René CardonaMéxico/ 1969/ 81 min.

Sábado 18, 20:00 Hrs.GRITOS Y SUSURROSDir. Ingmar BergmanSuecia/ 1972/ 91 min.

Domingo 19, 12:00 Hrs.CORTOMETRAJES PARA NIÑOS

Domingo 19, 18:00 Hrs.SECRETOSDE UN MATRIMONIODir. Ingmar BergmanSuecia/ 1973/ 168 min.

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6 DE MAYO DE 2013

Río de palabrasPara la Gualdra 100

Como la piel que muda la serpiente

Por Perla Schwartz*

Por Alberto Huerta

Y escuchamos en el afamado tango “Qué cien años no es nada, que febril la mirada…”. Cien números de La Gualdra, un centenar de oportunida-des para regocijarnos con el arte y la cultura; cien visitas a los lugares más privilegiados del espíritu humano. Cin-cuenta más cincuenta, motivos para la re�exión… para ir hacia la aventura del conocimiento.

Esa sofocante calurosa madrugada, a él lo abandonó la serena tranquilidad de echarse a dormir ocho horas de co-rrido cuando despertó sobresaltado con el cuerpo empapado de sudor frío. Esa noche había soñado con una mujer calva que con una navaja española le rajaba el vientre de lado a lado mientras esbozaban sus labios una enorme sonrisa. Sus grandes ojos negros tenían el mismo brillo que los de un político después de haber obte-nido el acta de mayoría absoluta para ocupar un escaño en el senado. Sintió que lo ahogaba un enorme borbotón de sangre mezclada con jugos gástricos pugnado por salir en torrente por su boca… Ella estaba completamente desnuda. De las axilas y el sexo crece un espeso vello crespo y negrísimo. Su ropa se encontraba sobre una silla… Sobre la duela del piso he-cho un garabato azul turquesa: una pañoleta de seda con la que cubría la calvicie.

100 opciones de saber un poco más de pensadores y creado-res… C, si lo expresamos en números romanos, a modo de un calidoscopio, esperemos que en un futuro próximo podamos escribir de La Gualdra nú-mero 200, un remanso dentro de las turbulencias cotidianas.

En el momento de despertar en su vientre estaba germinando a una velocidad impresionante la semilla del miedo. De golpe y porrazo perdió el apetito. Desde entonces no salió de su apartamento. Se pasaba el día y la noche sentado en el sofá frente al tele-visor, bebiendo ron a pico de botella, fumando cigarro tras cigarro. El ceni-cero rebosante de colillas y ceniza. Quince días después se le en-contró en el interior de su dormitorio con los dedos de sus manos aferrados a los bordes del colchón y sus ojos bien abiertos. No se encontró ningún vestigio de violencia en su cuerpo ni en toda la casa. Las cerraduras no ha-bían sido forzadas. A un lado de la cama, sobre sus pantu�as, como la piel que muda la serpiente: una pañoleta de seda azul turquesa con �ores blancas estampadas. En la sala continuaba el tele-visor encendido.

Por Brisia Leticia Luna Reyes / UAZ

El cómplice, el perseguidor. Arte y poética en Julio Cortázar, libro de Omar Espinosa Cisneros, se presentó el pasado martes en la sala de Videoconferencias de la Unidad académica de Psicología de la UAZ. El autor, egresado del Posgrado en Filosofía e Historia de las Ideas de la UAZ, explicó durante la presentación que este libro es resultado de tres años de trabajo que culminaron con la elabora-ción de su tesis de maestría y que posteriormente fue adaptado como libro. Comentó a los asistentes que mientras realizaba sus estudios de �losofía en la Universidad del Claustro de Sor Juana se llenó de lecturas, en particular las de Julio Cortázar, del cual reconoce haber recibido in�uencias, sobre todo la mitología y la �losofía. El libro fue comentado por los maestros Javier Acosta Escareño, Sigifredo Esquivel Marín y Pascual Iván García Cas-tañón. El primero de ellos -asesor del texto- comentó que los inicios del trabajo estuvieron relacionados con el pensamiento zurdo, “reuniendo los caminos que vienen y van de Cortázar”. Sigifredo Esquivel, por su parte, planteó dos cuestiones: en prin-cipio habló de la creatividad y el rigor expuestos en la obra de Omar Espinosa, que cumple con los elementos necesarios para lograr una crítica literaria; luego habló sobre la psicología, pues el libro permite hacer un acercamiento que ayuda a conocer las entrañas de la realidad. Pascual García Castañón expresó �nal-mente que la �losofía es una pasión y señaló que al vincularla con la poesía del escritor argentino, Omar Espinosa hizo un tra-bajo muy bien fundamentado.

El cómplice, el perseguidor.Arte y poética enJulio Cortázar

* Poeta y crítica. Actual Coordinadora de Difusión Cultural de la Universidad Obrera de México.

Presentación del libro:El cómplice, el perseguidor Arte y poética en Julio Cortázar por Omar Espinosa Cisneros

Comentan Javier Acosta Escareño, Sigifredo Esquivel Marín y Pascual Iván García Castañon

“No hay salida cuando se despiertan los miedos”Vilma Fuentes

A Nacho, porque esta historia le pertenece más a él que a mí

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LA GUALDRA 100 / 13 DE MAYO DE 2013

Río d

e pal

abra

s

Por Pilar Alba

Por Edgar Khonde

Por Roberto Galaviz

Mariquita

Las cienpalabras

Álbum mínimo de 100 besos

Mira nomás, Mariquita, quién iba a pensar que llegarías a los cien años, un siglo, el centenario, toda una vida. Yo pensé que ya ni te acordarías de cuando eras niña, de tus desplantes de adolescente o de cuando eras jovencita y, según tú, robabas los suspiros de los hombres. Pero sí te acuerdas, tienes re-cuerdos más vívidos de aquellos tiem-pos que de lo que hiciste ayer, antier o el mes pasado… Es más ni siquiera te acuerdas si tienes hijos o nietos. El otro día me dijo Lola, toda llorosa, que ha-bías pensado que ella era tu mamá… le dijiste: mamá. A ella que es la más pequeña de tus hijas, no fue el hecho de que no reconocieras tu maternidad sobre ella, sino el hecho de insinuar que fuera más vieja que tú, imagína-te, lloraba de coraje. Ay, Mariquita, en qué líos nos metes con tus puntadas, dice que ella ya no, que se niega, ya no vendrá a cuidarte, que a ver cómo te las arreglas o cómo nos las arregla-mos nosotros. Pensé conseguirte una enfermera, pero a la última la corris-te diciéndole que le tirarías miles de maldiciones si no te dejaba comerte unas galletas y no sacaba la botella de refresco negro que escondes debajo de la alacena; ay no, yo con ella no puedo; dijo agarrando sus cosas, llevándose todo en su maleta rosa con adornos de dibujos animados, bastante aniña-da que era la enfermerita ésa. ¿Qué le costaba darte un gustito?, verdad, Mariquita, ni modo de decir que te va a evitar la muerte, los cien años que tanto te pesan, conservarte la vida; si lo que tú estás buscando precisamente es deshacerte de ella.

También hubo un diluvio lingüístico. Un ángel que no �gura en ninguna de las historias se conjuró en su con-tra. Era inminente que los habitantes de Babel, omnipotentes hablantes de una única lengua, tomaran el control del cielo y de la tierra. Yahveh decidió ponerle �n a la empresa. El ángel bus-có entonces a Morris Swadesh y le or-denó guardar de la tormenta fonética términos que fueran comunes en todas las lenguas y que después volvieran a dar origen al mundo. Swadesh artí�ce y poeta desoyó la orden, pero escribió un romance: La lista de Swadesh.

He besado cien bocas-incluso tal vez unas setenta y tres más-imagino mientras escribo, cuántas de esas bocas, dejarán una sonrisa justo aquícuando lean que digo su nombre sin decirlo

tal vez las dueñas de esos labiosapenas se dan cuenta que no sólo me dieron un besosino la parte de un poema que estaría incompleto sin ellas

besé una boca que al instante supe que me dejaría viviendo en las ruinas de su recuerdo por siempreotra, que fue como una canción, -hermosa en tiempo y silencio-besé bocas en italiano, francés, alemán, español, tailan-dés argentino, serbio, anglosajón-besos con subtítulos que nunca leí para no entender- y otros tantos que nunca supe.

Hubo besos en aviones, yates, armarios, piscinasy autos a gran velocidad -sin embargo, lentos-besé una boca a la que construí un castillo y que estoy seguro, el día que muera, llevaré puesto ese beso, escurriéndose en mi cuerpo

besé bocas de doctoras que pusieron lidocaína en el co-razón para no sentir del todo, para adormecer sus miedosbesé bailarinas de ballet que fueron cisnes en un lago en-cantadoamores platónicos que al besarlos extinguieron la magia y el deseobesé una pelirroja que encendía mis ojos, mis manoshubo besos con maestras de los que aprendí pocoaunque algunos más con otras que las que des/aprehender ha sido el aprendizaje que más aprecio

Foto: Alejandra Celis Almanza, Más vale pájaro en mano, que ciento volando...

besé artistas que no eran capaces de crear el caos, ni la bellezay entendí que no tienen idea alguna de lo que es el artebesé una enfermera que me enfermó por meses

besé desconocidas a propósito y conocidas por casualidadbesé desvistiendo (y pocas veces ayudando a vestirse) -a todas ustedes, les dejo aquí una disculpa-

besé para despedirme cuando algunas pensaban quedarsey alguna vez también besé para fugarme mientras me quedabahubo besos que pagué en dólares, otros en palabrasalgunos besos los hice al ruido hexagonal del silencio

besé para demostrarle al océano que hay pequeñas cosas incluso más in�nitaspara probar la sal de la dulzura de una mujer en la playa

hubo besos de whisky, vodka, mezcal, ginebra, oporto,brandy, cognac y de simple agua -al �nal todos se * an por eva

hay besos que duelen en la sangre y en el tiempo: de reacción lenta moviéndose en las venaslabios que hacen efecto mucho después de ser besados-que son tan peligrosos-

besé unos labios que sin duda seguiría besandosi no es porque ya no existen

besé cien bocasy ahora que lo recuerdofueron tal vez ciento quince mássin embargo, seguiré buscando también la tuyael no haberla encontrado, sólo es el primer paso del procesode la estrategia, del guión que desde siempreestá escrito¿comprendes?

[Leerse mientras se escucha: Éramos adolescentes/ Comisario Pantera]