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La gran aldea y la revolución industrial BUENOS AIRES 1860 -1870 Rodolfo Giunta

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La gran aldeay la revolución industrialBUENOS AIRES 1860-1870

Rodolfo Giunta

Agradecimientos

Mi profundo agradecimiento a las autoridades y personal, amigos y compañeros de:

La Secretaria de Cultura de la Presidencia de la Nación, a los Museos Mitre e Histórico Sarmiento;a las Comisiones Nacionales de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos y de la Manzana de las Luces. El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, al Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Airesy a las Direcciones de Patrimonio y de Museos.La Universidad de Buenos Aires, a la Cátedra del Ciclo Básico Común, Procesos Socioeconómicos. EnfoqueGeográfico e Histórico; al Programa para el estudio interdisciplinario de las ciencias del Hábitat Humano(PROHAB) de la Secretaría de Investigación y Postgrado (FADU) sede de una Beca de Iniciación del ConsejoNacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con el tema: "Evolución de la estructuraciónespacial de Buenos Aires en relación a la economía mundial (1776-1880)" bajo la dirección de Horacio A.Torres; al Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo” (IAA-FADU)y a la Carrera de Especialización en Historia y Crítica de la Arquitectura y el Urbanismo (CEHCAU-FADU).

Mi agradecimiento especial al maestro que me ha guiado y alentado desde siempre en mis investigaciones,Miguel Alberto Guérin.

Fecha de catalogación: 05/06/2006ISBN-10: 987-05-1070-1ISBN-13: 978-987-05-1070-3

Giunta, RodolfoLa gran aldea y la revolución industrial : Buenos Aires 1860-1870 - 1a ed.- Buenos Aires: el autor, 2006.144 p.; 22 x 17 cm.

ISBN 987-05-1070-1

1. Historia Cultural-Buenos Aires. I. TítuloCDD 306.982

prólogoEl problema epistemológico de historiar una ciudadMiguel Alberto Guérin

Este libro se publica en el año en que el periodismo se encargó de difundir la imagen de la galaxiaespiralada Messier 101, resultado de la combinación de cincuenta y dos exposiciones tomadas porel telescopio espacial Hubble, entre 1994 y 2003, y completadas con tomas realizadas desde la tie-rra. Esas imágenes, que tardaron veinticinco millones de años en llegar hasta nosotros, tuvieronuna difusión inusual en los medios, que abrumaron a los lectores con información destinada más ala sorpresa fugaz que a la reflexión sobre el acontecimiento tecnológico. Sin embargo hubo excep-ciones que remitieron a la exaltación de la imagen empírica sobre la ideal, basadas en dos indiscu-tidos presupuestos.Los puntos de luz y las grandes nubes de polvo estelar no son elementos aislados, agrupados demanera aleatoria, sino parte de un todo cuya organicidad no se cuestiona; ese todo es a su vezparte de otro que incluye nuestra galaxia y a todos nosotros. El concepto de la homogeneidad pro-funda de lo diverso subyace tan intacto como el del primer origen, necesariamente vinculado conla reflexión sobre el infinito y, en consecuencia, con lo teológico, por aceptación o por enfáticorechazo; Stephen Hawking nos ha acostumbrado a la idea de un espacio-tiempo finito, pero sinlímite ni final, aunque esta seductora teoría también requiere del ejercicio de la fe, que el cosmó-logo oculta tras su juicio optimista sobre el futuro de la física, según la cual es inminente la devela-ción de las relaciones entre el orden cósmico y el de las partículas subatómicas.El concepto de estructura facilita a las construcciones científicas un nivel de abstracción que con-trola o aparenta controlar la incómoda diversidad, y oculta el fracaso del orden museológico y delafán clasificatorio, tan apreciados por el racionalismo del siglo dieciocho.Elemento o parte, todo o reunión, interacción aleatoria u orden trascendente constituyen dicoto-mías insoslayables aunque no siempre conscientes o explícitas del pensamiento contemporáneo,fundamentalmente preocupado por el concepto de homogeneidad que justifica la práctica de loque se denomina ciencia.Para las ciencias sociales, que tampoco pudieron resistirse a la obsesión clasificatoria, a menudoenmascarada por la narración lineal que se ordena no por el modo de devenir de los sujetos elegi-dos sino por el tiempo calendario en que se ubica todo acontecimiento datable, el problema epis-temológico es mayor. A la limitación de pensar a la manera humana -que según Gregory Chaitin nosería insoslayable, puesto que la ya presente inteligencia artificial de las computadoras, permitiríaenfoques alternativos- agregan el hecho de ocuparse de problemas que involucran directamente alhombre. Para ellas, todo esfuerzo de extrañamiento, de objetivación (no de objetivismo) de lo socialse sustenta en la conciencia de límite que el espejo alegoriza: es inasible la imagen que se refleja, yaque sólo puede decodificarse a partir de sentidos humanos y desde una cultura humana.Las ciencias sociales operan con palabras relativamente perdurables que construyen referentes decambio dramático en el tiempo y en la diversidad cultural. La muy recurrida diacronía puede defi-nirse como el esfuerzo por advertir los cambios de referentes, y por definirlos dentro de un marcoque acepta una homogeneidad subyacente, que corre el riesgo de confundirse con la tenaz per-duración de la palabra, del lexema, que a cada momento, cada cultura está resemantizando.La homogeneidad es una construcción que requiere de la generalización. Claude Lévy-Strauss seña-la que la sociedad sólo puede ser inducida a partir de las relaciones sociales, que son las únicas cog-noscibles. El hombre vive inmerso en estas relaciones, y corre dos riesgos simultáneos, el de que, porcotidianas, le pasen inadvertidas, y el de proyectar relaciones sociales de un presente puntual a otrosespacios y a otros tiempos; éste último es el gran riesgo del historiador, que debe construir pensandoque está reconstruyendo, es decir ateniéndose a la coherencia interna de su construcción y aceptan-

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do que su objetivo aunque incumplible en términos absolutos, es lo único que justifica su esfuerzo.Todo colectivo –sociedad, economía, ciudad- es una construcción compleja, que implica actuarcon serena fe en la eficacia de la generalización -que culmina en la homogeneidad-, y con claraconciencia de que el resultado es un todo aparente, en el que los elementos se convierten en par-tes como consecuencia de una búsqueda tenaz de la coherencia. Historiar un período de una ciudad, y no uno de sus problemas, es una aventura mayor del inte-lecto, a la que Rodolfo Giunta le ha dado una solución eficiente y seductora. En algún momento de la historiografía, ciudad sólo fue un término simétrico de lo rural, y todavíasigue siendo la fácil recurrencia a un topónimo conocido, cuya extensión conceptual se pretendede elasticidad suficiente para abarcar todo dato que se quiera atribuirle.Pero este sujeto histórico, como todos los otros, requiere una clara conceptuación, explícita oimplícita. Giunta ha elegido la crisis, el cambio de la tendencia, que articula la ciudad colonial, conla ciudad progresivamente inserta en la economía mundial; esta crisis había sido imaginada por laRevolución y su cumplimiento, sólo parcial, resultó en una nueva polarización económica, elitista yquizás más profunda que la colonial, y en una mayoritaria frustración de quienes esperaban con-fiados en un librecambio capaz de devolverle a la ciudad, la euforia (más profunda y generalizada)de los últimos años del período colonial.Todo lo que es crisis, compete a la ciudad de Giunta, quien elige, para articularla, el eje de lamodernización. En la casi irreprochable definición de Gianni Vattimo, la modernidad clásica con-siste en la búsqueda de una precisa definición de los orígenes destinada a orientar el diseño de unfuturo, que se considera mejor que el presente. Desde esta perspectiva, el devenir es el escenariodel progreso, y la condena al sufrimiento, instalada por la religión judeocristiana mediante la expul-sión del paraíso, queda superada o totalmente soslayada.Frank J. Tipler insiste que la gran mayoría de las teorías físicas hace funcionar el determinismo enambas direcciones: desde el pasado hacia el presente y desde el futuro hacia el presente. Giunta,que además de historiador es un planificador urbano, incorpora el futuro, el futuro deseable deldeber ser, a la idea de progreso, y enfatiza el análisis de los proyectos, que, en este caso, pocotuvieron de utópicos.La proliferación y diversidad de los textos disponibles para producir una historia urbana del siglodiecinueve suelen provocar el marasmo. Textos literarios, institucionales, periodísticos, producidospor visitantes más o menos fugaces, para construir la imagen del otro o de lo otro, en el mundocentral; textos plásticos –fotográficos, pictórico-documentalistas o pictórico-imaginarios, cartográ-ficos o catastrales muestran líneas más divergentes que convergentes. La solución suele ser igno-rar los textos que se escapan a la cohesión buscada u ocultar la falta de cohesión en la sucesióncronológica de los datos. Giunta optó por una solución polifónica, en la que los problemas se solu-cionan según sus requerimientos, pero formando un todo armónico con las otras soluciones.En esta construcción, la ciudad física, la institucional y la social, se articulan con la voluntad demodernización y con el miedo a la ruptura, a la discontinuidad que el cambio presupone. La visiónexterna, metropolitana o mejor neometropolitana, contrapuntea con la construcción local de loque ya no debe ser y de lo que no puede sino ser. El ícono central de la modernidad de la primerarevolución industrial, el ferrocarril, explica la expansión de la mancha urbana y también el cambiode la concepción del tiempo y del espacio.Esta polifonía recibe un minucioso soporte documental, concebido para proporcionar una infor-mación precisa (que será sin duda aprovechada por otros autores en otras obras) sin agobiar conexhibiciones eruditas o exposiciones crípticas. El lector, si es que no ha tenido la saludable precaución de saltear estas líneas, está por internarseen un libro construido durante mucho tiempo con arduo trabajo y extrema humildad, que preten-de y logra reivindicar un momento poco atendido de la historia de esta muy compleja continuidadsociocultural y socioeconómica que llamamos ciudad de Buenos Aires.

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índice

03 Prólogo

07 Capítulo I. Percepciones de la gran aldea1. Percepciones urbanas2. La gran aldea en la historiografía3. La gran aldea en los documentos

3.1. Discursos locales3.2. Relatos de viajeros y libros para promocionar el país en el extranjero

17 Capítulo II. La herencia colonial1. Escala urbana2. Escala territorial

2.1. Ciclo de descubrimientos2.2. Corriente pobladora metropolitana: Río de la Plata-Asunción

2.2.1. Asunción como Centro de Conquista2.3. Corriente pobladora del Alto Perú: Tucumán

2.3.1. Primera etapa2.3.2. Segunda etapa2.3.3. La Región de Cuyo

2.4. La organización territorial: gobernaciones e intendencias2.5. De las ciudades a las provincias

29 Capítulo III. La gran aldea y la revolución industrial1. Entrando a la gran aldea

1.1. La impronta literaria1.2. Miradas foráneas

2. El impacto de la revolución industrial y la modernidad en el imaginario local2.1. Cambios culturales en la percepción del tiempo2.2. Cambios culturales en la percepción del espacio

41 Capítulo IV. Circulación y representación1. La conformación de la Municipalidad2. Las calles

2.1. Numeración y nomenclatura2.2. Empedrados2.3. Aguas corrientes y cloacas2.4. Alumbrado

3. Los paseos públicos3.1. El Retiro o paseo Marte

55 Capítulo V. Civilizar, abastecer y trabajar1. Civilizar2. Abastecer3. Trabajar

65 Capítulo VI. Construcción y significación1. Improntas de modernidad en el espacio público2. Improntas de modernidad en el espacio privado

79 Capítulo VII. Centro y Periferia1. La centralidad intensificada2. La periferia integrada

2.1. Hacia el oeste2.2. Hacia el norte2.3. Hacia el sur

109 Aparato erudito1. Fuentes primarias2. Bibliografía

118 Anexos1. Cuadros2. Manual del Río de la Plata de 1863

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capítulo1Percepciones de la gran aldea

1. Percepciones urbanas

“Nadie sabe mejor que tú, sabio Kublai, que no se debe confundir nunca la ciudadcon el discurso que la describe. Y sin embargo, entre la una y el otro hay una relación”(Italo Calvino “Las ciudades invisibles”)

Una de las aproximaciones básicas al concepto de ciudad, basada en la percepción empírica, quesólo el juego teórico de Italo Calvino1 pudo soslayar, la caracteriza como un conjunto de perso-nas y casas. Descripción en la que se evidencian dos tipos de inscripciones: una social y otra ma-terial, que remiten a los conceptos más antiguos sobre el fenómeno urbano. San Isidoro de Sevi-lla (1951) en Etimologías2 reseñó que el término civitas [ciudad] designaba una pluralidad de se-res humanos unidos por lazos sociales y debía su nombre a los cives [ciudadanos] que eran loshabitantes de la urbs [urbe], esa fábrica o estructura material de la ciudad que concentraba yabarcaba dentro de sus muros, la vida de muchos. Numa-Denys Fustel de Coulanges (1866) enuno de los textos pioneros de historia urbana, titulado La cité antique [la ciudad antigua], preci-só que cité [ciudad] y ville [urbe] no eran sinónimos. La cité fue referida como la asociación reli-giosa y política de las familias y las tribus, en tanto la ville era el lugar de reunión, el domicilio deesta asociación. Explicó que se trataba de ciudades de rápida construcción material si se tenía encuenta el tiempo que insumía su constitución social. Era necesario que, desde las familias hastalas tribus, estuvieran convencidas de unirse y de tener un culto común, para que se acordara fun-dar una ciudad que fuera el santuario del mismo. “Así –afirmaba Fustel de Coulanges- la funda-ción de una ciudad era siempre un acto religioso”3. En los conceptos actuales de ciudad y urbesubsiste la distinción entre una faceta “física” o “territorial” y otra de la “comunidad de ciuda-danos”, que la habitan. Trabajar ambas facetas en forma integrada, constituye uno de los mayo-res desafíos de los estudios urbanos, al intentar articular las formas físicas, naturales y construi-das, del espacio urbano con las prácticas y representaciones simbólicas de la sociedad 4.

1 Italo Calvino (1983) recreó relatos de viaje de Marco Polo al emperador de los tártaros Kublai Kan sobre un conjunto de ciudades,que se caracterizaban por poseer nombre de mujer y el hecho de ser invisibles; fue un recurso con el objetivo de contar “con un puntode partida de una reflexión válida para cualquier ciudad o para la ciudad en general”.

2 Título original: Etymologiae u Originum sive etymologicarum libri viginti.

3 Para San Isidoro lo material era un soporte de lo simbólico, de allí la importancia que le otorgaba al hecho que la ciudad cristianafuese de piedra en tanto su solidez era un instrumento más en la conversión de las tribus visigodas. Señala Sennet (1990) que “los cons-tructores de la Edad Media, eran canteros y carpinteros, no filósofos. En cuanto cristianos, sólo sabían que los espacios seglares teníanque resultar distintos de los espacios sagrados. Esto sucede cuando los edificios no religiosos de estas ciudades crecen arracimados, lascalles tortuosas y poco transitables, mientras que las iglesias responden a un emplazamiento cuidadosamente elegido, a una construc-ción precisa, a un plan elaboradamente calculado”.

4 "La ciudad es una relación compleja - que falta definir- entre sus formas físicas y las resultantes de fuerzas que atraviesan su vida in-terior y que fijan sus relaciones externas. Relaciones ricas, entremezcladas: las resultantes de fuerzas marcan el espacio urbano y los sig-nos urbanos refuerzan las relaciones de dominio y de sujeción" (Ansay; Schoonbrodt, 1989).

Tradicionalmente, la ciudad fue diferenciada y hasta contrapuesta al ámbito rural y en última ins-tancia en ese inevitable antagonismo entre campo y ciudad, parecía encontrarse el único cami-no válido para la reflexión. A su vez en tanto el ámbito rural generalmente estaba connotado co-mo “naturaleza”, resultó frecuente considerar al ámbito urbano como un resultado “artificial” o“cultural” de la intervención humana. El concepto de “mundo urbano” como unidad de análisisque abarcaba tanto al “núcleo urbano” (ciudad) como a su “área rural”, al privilegiar las relacio-nes existentes entre ambos, permitió superar las limitaciones de las indagaciones que buceabanen la búsqueda de la esencia de cada uno de los términos.La “lectura” integral de la ciudad5 que propuso Lefebvre (1969) posibilitó abordar la compleja re-lación entre materialidad y textualidad6. Desde la perspectiva histórica Miguel A. Guerin (1985) sos-tuvo que la ciudad7 es una manifestación de lo social, lo cual se complementa, desde la sociología,con aquella advertencia de Manuel Castells acerca de que la ciudad no es una entidad evidente8.A los fines del presente libro se reseñan dos conceptos que en los estudios urbanos posibilitaron re-significar el análisis de términos tradicionalmente contrapuestos, lo social y lo espacial o lo simbó-lico y lo real, por el de los sistemas que forman enriqueciendo las unidades con las relaciones quese generan entre las mismas. El concepto de lógicas socioespaciales permitió superar las inscripcio-nes dicotómicas que privilegiaban lo social o lo espacial, según la disciplina de origen que aborda-ra el estudio, y el concepto de imaginarios urbanos que incorporó una dimensión simbólica9 en suinteracción con lo empírico, lo cual posibilitó con relación al pasado el acceso al patrimonio urba-no intangible y con relación al futuro –por ejemplo en las visiones de los planes estratégicos- el di-seño de políticas públicas que garanticen un grado de representatividad mayor de la ciudadanía.El concepto de lógicas socioespaciales10, enunciado por Bill Hillier y Julienne Hanson (1982), re-mite a la propuesta de Robert Ezra Park, de la Escuela de Sociología de Chicago, quien, en La ciu-dad como laboratorio social (En Grafmeyer; Joseph, 1978) enunciaba ciertas lógicas en los crite-rios de localización de las actividades sociales11. El concepto motivó una serie de estudios que in-

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5 "Si comparo la ciudad a un libro, a una escritura (a un sistema semiológico) no por ello tengo derecho a olvidar su carácter de me-diación [...] En este libro, con esta escritura, se manifiestan formas y estructuras mentales y sociales. Y, sin embargo, el análisis puede al-canzar este contexto a partir del texto, pero el contexto no está dado. Para alcanzarlo, se impondrán operaciones intelectuales, quehacerprogresivo de la reflexión. En este texto escrito, la Ciudad, la totalidad no se presenta en lo inmediato. Hay otros niveles de la realidad queno se transparentan (no son transparentes) por definición. La ciudad escribe y prescribe, es decir significa: ordena, estipula " (66).

6 “La ciudad es un tramado de textos y discursos sobre todo tipo de temas, cada elemento observable, repetido, significa. Los actoressociales se mueven en un escenario que habla todo el tiempo, cada calle, cada objeto, cada rincón, dice algo sobre algo, y fija en su ma-terialidad la textualidad de ese decir. En forma concreta cualquier parte de la ciudad significa, en la calle, dentro de los edificios y las ca-sas. Todo habitante de una ciudad vive semióticamente la ecología discursiva que es el corazón de la configuración de lo urbano. Los men-sajes son descifrables en diversos grados, pero nada es neutral, todo puede ser leído, todo en particular es leído” (Galindo Cáceres, 1995).

7 “Para la ciencia histórica, la palabra ciudad expresa conceptos de mayor abstracción, en tanto no surgidos en la inmediatez de lapercepción sensorial y destinados a permitir una organización más completa y por lo tanto mas sugerente del fenómeno urbano. En talsentido se tiende primero a trascender la homogeneidad: la ciudad es mucho más que un grupo de hombres y el grupo de casas de esoshombres, y por otra parte los hombres no constituyen una homogeneidad específica, sino algo tan heterogéneo como una entidad so-cial”.

8 Como señaló Raymond Ledrut (1974) la ciudad "es una reunión de hombres que mantienen relaciones diversas. Por cierto, tales re-laciones se establecen mediante la espacialidad, es decir, por medio de las cosas que forman determinado espacio, y ello al menos en lamisma medida en que lo hacen por medio del lenguaje" (23-24).

9 “Se llega a la imaginación simbólica propiamente dicha cuando el significado no se podrá presentar con una cosa específica encuanto tal, una palabra exacta o una descripción única, y lo que se reconoce, más que una cosa, viene a ser un sentido o muchos quepueden abarcar la expresión simbólica” (Silva, 2004 : 17).

10 "la sociedad debe ser descripta en términos de su características espaciales intrínsecas y el espacio debe también ser descrito en tér-minos de sus características sociales intrínsecas".

11 Park sostuvo que "la ciudad crece por expansión, pero tiene un criterio de selección y de segregación de su población, de tal formaque cada uno encuentra al fin de cuentas el lugar en el cual puede vivir o debe vivir".

tentaron generar “modelos” explicativos acerca de la evolución de las ciudades. Ernest WatsonBurgess propuso en El crecimiento de la ciudad: una introducción a un proyecto de investigación(En Park; Burgess; Mckenzie, 1925) un modelo de anillos concéntricos que diferenciaba áreas decomercio y residenciales; posteriormente se reformuló el criterio en términos culturales con el mo-delo de sectores que propuso Roderick McKenzie (1933) en The Metropolitan Community, me-diante la formulación de dos ejes cartesianos que subdividían la ciudad en cuatro secciones. Uncriterio más sofisticado metodológicamente fue planteado por Brian Berry (1977) en Contempo-rary Urban Ecology para el análisis de la ciudad de Calcuta, mediante el denominado análisis mul-tivariante de la ecología factorial, elaborado a partir del cruce de una gran cantidad de informa-ción estadística que llevó incluso a la creación de nuevos indicadores en los censos poblacionales.Esta metodología la introdujo en nuestro país Horacio A. Torres para el estudio del proceso demetropolización de la ciudad de Buenos Aires (1975) y la formulación de mapas sociales (1978). Con respecto a los imaginarios urbanos, Armando Silva destacó que “la ciudad imaginada, pre-cede a la real, la impulsa en su construcción”12 por lo cual promovió la ventaja considerar a la ciu-dad como un proyecto13 que existe mas en la mente que en un centro geográfico. Por ello, en suconcepción, los imaginarios urbanos posibilitan “descifrar los croquis ciudadanos” y alcanzar la“puesta en escena de deseos ciudadanos” que pueden expresarse públicamente en forma “pu-ra” o bien desplazada14. A su vez García Canclini (1999) indicó, con relación al patrimonio intan-gible, que los imaginarios urbanos hacia el interior de la sociedad cumplen la función de “estabi-lizar nuestras experiencias urbanas en constante transición"15.Marcel Roncayolo (1988) planteó la originalidad de ciertas “representaciones urbanas” cuando lamirada sobre la ciudad la realiza el habitante y no los “productores del espacio”16. No se trata,por cierto, de un habitante neutro, sino que "construye por sí mismo esta imagen con ayuda desu experiencia y de su memoria. La imagen de la ciudad no depende ya de una concepción glo-bal, a priori; es parcial, construida a partir de secuencias topográficas o temporales (en particularlas secuencias de desplazamiento), diferente y de una amplitud desigual según los grupos". Des-tacó Roncayolo que este abordaje posibilita no sólo el acceso de la “cultura” oficial sino de

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12 Armando Silva en el artículo La ciudad como Arte propuso estudiar la ciudad “como lugar del acontecimiento cultural y como esce-nario de un efecto imaginario. Es así como lo urbano de la ciudad se construye. Cada ciudad tiene su propia estilística. Si aceptamos quela relación entre cosa física: la ciudad; vida social: su uso; y representación: sus escrituras; van parejas, una llamando a lo otro y vicever-sa, entonces vamos a concluir que en una ciudad lo físico produce efectos en lo simbólico, sus escrituras y representaciones. Y que lasrepresentaciones que se hagan de la urbe, de la misma manera, afectan y guían su uso social y modifican la concepción del espacio.Una ciudad, entonces, desde el punto de vista de la construcción imaginaria de su imagen, debe responder al menos: por unas condi-ciones físicas naturales y físicas construidas; por unos usos sociales: unas modalidades de expresión mediada; por un tipo especial deciudadanos en relación con la de otros contextos nacionales, continentales o internacionales y, además, una ciudad hace una mentali-dad urbana que le es propia”.

13 “No diría que la ciudad sea la urbe, entendida como el lugar donde se construye, acepción que viene desde el renacimiento y quese refería al gobierno de una ciudad y evolucionó hacia los modales ciudadanos, sino que más bien habría que entenderla hoy comoproyecto” (Silva en: Alburquerque; Iglesia, 2001 : 105).

14 “Estudiar la ciudad desde los imaginarios nos lleva a incluir en el patrimonio urbano muchas «irracionalidades» urbanas que salende una lógica marcada por la historia de la ciudad occidental, renacentista o perspectivística, o de la lógica del capital que hizo la ciu-dad industrial, para entrar en definiciones de simbología más local. Así, cada ciudad la vemos construyendo su propia urbanidad” (Sil-va en: Alburquerque; Iglesia, 2001 : 106-107).

15 "Este patrimonio [intangible] constituido con leyendas, historias, mitos, imágenes, pinturas, películas que hablan de la ciudad, hanformado un imaginario múltiple, que no todos compartimos del mismo modo, del que seleccionamos fragmentos de relatos, y loscombinamos en nuestro grupo, en nuestra propia persona, para armar una visión que nos deje un poco más tranquilos y ubicados enla ciudad” (93).

16 Adrián Gorelik (2000) sostuvo que “el impulso inicial de los estudios de los imaginarios urbanos buscó hacer presente lo que la gen-te «realmente» desea o siente, la multiplicidad de sus experiencias frente a la ambición reduccionista de los planificadores; el caos de laciudad real, es decir, de la ciudad vivida a través de los imaginarios y los deseos sociales, frente al orden imaginado del deseo técnico”.

otras17, por lo cual permite indagar las relaciones entre "planificación, programación y ordena-miento por un lado y creación, identidad y movimiento por el otro".Como sugiere Gorelik (2000) “en pocas partes como en Latinoamérica, seguramente por su ful-minante proceso de modernización entre mediados del siglo XIX y mediados del XX, se ha vistomás realizada la premisa de que la ciudad y sus representaciones se producen mutuamente”.El uso, entre otros, de estos conceptos de lógicas socioespaciales e imaginarios urbanos, están enpleno proceso de replanteo teórico y metodológico en el marco de una historia cultural urbana18

de creciente autonomía disciplinar y que en América Latina reconoce como pioneros a José LuísRomero, Ángel Rama y Richard Morse.

2. La gran aldea en la historiografía

“La influencia europea convirtió luego la «gran aldea» en urbe populosa y cosmopolita. El case-río horizontal se transformó en vertical, con la superposición de pisos. El eclecticismo invadióal sereno romanticismo de los viejos barrios porteños con adaptaciones del clásico Renacimien-to italiano del siglo XVI, el estilo dulzón de los Luises franceses, de los goticismos de la Europacentral, etc., pudiéndose fijar aproximadamente la fecha de 1870, para la desaparición delsabor local de la arquitectura de Buenos Aires”(Nadal Mora, La arquitectura tradicional de Buenos Aires 1636-1870).

En la historiografía urbana de Buenos Aires, se suele diferenciar la ciudad moderna que se des-plegó en las últimas décadas del siglo diecinueve de una “gran aldea” previa. La seductora con-tradicción del título de la novela de Lucio V. López (1884) al expresar una “gran” dimensión físi-ca sin mayor jerarquía urbana que una “aldea” (término propio de los agrupamientos de vivien-das en el área rural), se convirtió en el contraste preferido para quienes presentaron un acelera-do proceso de modernización que posibilitó a la ciudad de Buenos Aires convertirse en pocosaños en una metrópolis moderna que mereció el atributo de La París de Sudamérica. Más allá de sus reconocidas virtudes, el desarrollo de esa “metrópoli moderna” con su patrimo-nio relevante, implicó una profunda “desmaterialización” de los primeros tres siglos de existen-cia de la ciudad19. Un prolijo borrado de huellas previas que denotaba la necesidad de diferen-ciarse de lo “colonial” por haberse convertido en símbolo de atraso.Coetáneos al proceso de transformación surgieron relatos, como los de José Antonio Wilde (1881)o de Pastor Obligado (1896), que con cierto sesgo nostálgico intentaron conservar, al menos en la

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17 En este sentido Michel De Certeau en La invención de lo cotidiano propuso el estudio de las prácticas culturales cotidianas del hom-bre común para establecer lógicas operativas que intentan doblegar las estrategias de la cultura dominante.

18 Adrián Gorelik (1999) analizó la incidencia en la historia urbana de dos grandes tradiciones: una a la que denomina culturalista pa-ra la cual “la necesaria y compleja conjunción de formas materiales y formas culturales es una certidumbre constitutiva” y otra en lacual la ciudad se presenta como encarnación de lo material. Rescata el concepto de “ciudad análoga” de Aldo Rossi en tanto “permi-te poner en acto la ficción representativa con que se experimenta la ciudad y, por esa vía, produce un instrumento de conocimiento pa-ra intervenir críticamente en sus figuraciones; permite desplegar las simbolizaciones culturales que produce la ciudad y la producen, de-construyendo su proceso de formación y su función histórica y cultural”. En Cultura urbana y pensamiento social en América Latina(Cambridge, 2002) y en Lo moderno en debate: ciudad, modernidad y modernización (Punto de vista, 2003) analiza críticamente laevolución de la historiografía de América Latina en sus postulados teóricos y metodológicos.

19 Historia de la ciudad que mereció los primeros estudios de larga duración por ejemplo con las obras de Alberto Martínez (1885),Manuel Bilbao (1902) e Ismael Bucich Escobar (1921;1932).

memoria, usos y costumbres de un pasado que se diluía materialmente. Este fenómeno llevó a quetoda recuperación de “huellas” urbanas previas, implicara una “reconstrucción” tanto teórica co-mo material que un conjunto de investigadores llevó a cabo para volver a dotar de raíces de largaduración a una ciudad que parecía perder su “identidad” frente al cosmopolitismo. En el contexto de la reintepretación de nuestro pasado, que se produjo en ocasión del primerCentenario de la Revolución de Mayo, pueden detectarse los primeros intentos por construir una“identidad”20, que examinaba un pasado de larga duración en el cual la “gran aldea” represen-taba un segmento post colonial. Se pueden diferenciar al menos dos vertientes: Por un lado laadhesión a las innovaciones tecnológicas que evidencia el artículo de Carlos María Morales (1904)en el cual se presentó la primera genealogía de la vivienda “porteña”. Por otro lado el redescu-brimiento de la “arquitectura colonial”, que propiciaron los trabajos de Juan Kronfuss (1920) yMartín Noel (1933), motivó una revalorización que fue enfatizada materialmente con el estilo“neocolonial” del que la propia vivienda de Martín Noel (hoy Museo Isaac Fernández Blanco) fueun modelo paradigmático. La formación de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, en ladécada de los cuarenta del siglo veinte, fue el ámbito propicio desde el cual se procuró salvaguar-dar y revalorizar el patrimonio arquitectónico argentino, resultando ampliamente valorado el co-rrespondiente a la etapa colonial. De esa década son los trabajos de Mario J. Buschiazzo (1944)sobre la arquitectura colonial, que fue seguido por el de Guillermo Furlong (1946) sobre los ar-quitectos “argentinos” durante la dominación hispánica y por el de Vicente Nadal Mora (1947)sobre lo que denominó la “arquitectura tradicional” de Buenos Aires21. La “gran aldea” fue lametáfora para marcar la transición entre la arquitectura tradicional22 y la arquitectura moderna. En la década de los sesenta del siglo veinte, en una obra pionera sobre la historia de la arquitectu-ra en nuestro país entre 1810 y 1930, el arquitecto Mario José Buschiazzo (1966) analizó el impac-to que produjeron en la “gran aldea” las obras de diferentes camadas de profesionales extranje-ros23 que desde la perspectiva estilística diferenciaba entre el “neoclasicismo borbónico del perío-do rivadaviano” y el “clasicismo italianizante” que se enmarcó entre la Batalla de Caseros y la Fe-deralización de Buenos Aires24. A su vez como fruto de un convenio entre la Universidad y la en-

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20 Mario J. Buschiazzo (1966) reconoció la profunda incidencia que marcó Ricardo Rojas con sus obras “Restauración nacionalista”(1909); “Argentinidad” (1916) y “Eurindia” (1924). Sin embargo sostuvo que el movimiento resultante del intento de recuperación deraíces tuvo bases endebles en tanto “echaba mano del historicismo anacrónico” que sólo podía disculparse por su “patriótica aunqueequivocada intención” (51).

21 El autor sostuvo que “Buenos Aires es una ciudad que no ha amado su pasado.” La definió como una “urbe agitada” en continuarenovación “renaciendo de sí misma en nuevas concepciones”. Sostuvo que “la vieja heredad de los abuelos” fue totalmente modifi-cada con el paso del tiempo y concluyó que fue la influencia europea “la que convirtió luego la gran aldea en urbe populosa y cosmo-polita”. Los indicadores de cambios que reseñó fueron el reemplazo de la vivienda “horizontal” por la “vertical”, mediante el agrega-do de pisos, y por otro lado las modificaciones que introdujo cierto “eclecticismo” sobre el “sereno romanticismo” de los viejos barrios.

22 Para Nadal Mora (1947) se podría fijar “aproximadamente la fecha de 1870, [...] para la desaparición del sabor local de la arquitec-tura de Buenos Aires” (66); Para Mario José Buschiazzo (1966) entre la conclusión de la obra de Prilidiano Pueyrredón y el inicio de laobra de Pedro Benoit se podría establecer el momento en que “los últimos restos de la arquitectura criolla iban a ser definitivamenteahogados por las nuevas camadas de técnicos extranjeros” (27).

23 Un primer grupo, vinculado al accionar Rivadavia con Próspero Catelin, Pedro Benoit, Carlos Enrique Pellegrini y Carlos Zucchi y unsegundo grupo que llegó a nuestro país posteriormente a la Batalla de Caseros con Prilidiano Pueyrredón, Carlos Enrique Pellegrini yEduardo Taylor complementado con quienes desarrollaron su obra después de la “unión nacional” como Emilio Landois, Nicolás Cana-le y su hijo José, Manuel Raffo, Pedro Luzetti, Otto Von Arnim y Enrique Hunt.

24 Criterio que se mantuvo en la historia cultural que propuso José Luis Cosmelli Ibañez (1975) quien sostuvo que el “estilo renaci-miento italiano” continuó su predominio durante las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda. A su entender se trató de untransplante lento y gradual que fue realizado por arquitectos y albañiles peninsulares que llegaron a nuestro país luego del período ro-sista. Concluyó que el mismo declinó una vez que se produjo “el arribo de técnicos procedentes de otros países europeos” cuyasobras dieron origen a un variado “eclecticismo” a partir del año 1880 A su entender se trató de un transplante lento y gradual que _

tonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires (1963) se publicaron las investigaciones reali-zadas en el Instituto de Arte Americano25 sobre la arquitectura de la ciudad de Buenos Aires (MC-BA/UBA, 1965) instalando en la historiografía de Buenos Aires una nueva modalidad en los estu-dios urbanos y la valorización del período 1850-1880, en el que se diferenciaban dos momentos:la primera década con el “Estado de Buenos Aires” y las dos siguientes con el accionar de “los gran-des presidentes” con referencia a Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento y Nicolás Avellaneda.En la década de los setenta del siglo veinte se avanzó hacía propuestas más complejas que requi-rieron cambios tanto en el marco epistémico como en el tipo de fuentes consultadas. Desde laperspectiva de una historia social, José Luis Romero (1976) estableció el concepto de “ciudad pa-tricia” para identificar el período que se desarrolló en las ciudades latinoamericanas aproximada-mente “desde la Independencia hasta 1880”. Las transformaciones en la “vida urbana”26, en ciu-dades que aún se percibían con su “fisonomía colonial” o “envejecida”, fueron presentadas co-mo consecuencia del comercio internacional y el desarrollo bancario que propició la expansión dela revolución industrial.Desde la perspectiva de la arquitectura se establecieron dos líneas de investigación. Por un ladoun grupo de investigadores identificados por una nueva mirada patrimonial entre los que cabedestacar a Jorge Enrique Hardoy, Alberto S. J. De Paula y Ramón Gutiérrez; por otro lado, inves-tigadores cuyo desafío fue explicar el peculiar proceso de “metropolización” de la ciudad de Bue-nos Aires, entre los que cabe destacar a Horacio Torres (1975) a nivel local y a Guy Bourdé (1977)y James Scobie (1977) a nivel internacional. En la década de los ochenta del siglo veinte, en relación al Cuarto Centenario de la fundación deBuenos Aires, surgieron los primeros trabajos interdisciplinarios bajo la dirección de Horacio Di-frieri (1980) y de José Luis y Luis Alberto Romero (1983). En el marco del Quinto Centenario delDescubrimiento de América, dos obras sobre la evolución de la ciudad de Buenos Aires, refierena la gran aldea al tratar una de sus etapas, la que transcurre desde 1810 hasta 1880. MargaritaGutman y Jorge Enrique Hardoy27 (1992) destacaron como factores que propiciaron el crecimien-to de la ciudad y su campaña en esa etapa, el fomento a la inmigración que fue tomado desdeel Estado como pauta de modernización y el desarrollo del transporte terrestre con tranvías a ca-ballo y ferrocarriles. Ramón Gutiérrez 28 (1992), señaló que a partir de la Batalla de Caseros la eli-te liberal comenzó a delinear la “imagen” de ciudad deseada29 lo cual dio lugar a una apertura

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fue realizado por arquitectos y albañiles peninsulares que llegaron a nuestro país luego del período rosista. Concluyó que el mismodeclinó una vez que se produjo “el arribo de técnicos procedentes de otros países europeos” cuyas obras dieron origen a un variado“eclecticismo” a partir del año 1880.

25 Equipo de trabajo integrado por “los arquitectos Ricardo Braun Menéndez, Horacio J. Pando y Mario J. Buschiazzo como directores;los arquitectos José María Peña y José Xavier Martini como colaboradores inmediatos; los doctores Susana A. de Lafuente y Juan Car-los Arias como investigadores en archivos, y el señor Raúl Coll, a cargo del laboratorio fotográfico” [Prólogo a la primera edición] (MC-BA/UBA, 1965).

26 En el capítulo sobre la ciudades patricias en Buenos Aires. Historia de cuatro siglos (1983) caracterizó las transformaciones que sedieron en Buenos Aires a partir de 1855 por la dimensión adquirida y la aparición de edificios de categoría en un “centro” identificadocon el ámbito de “Catedral al Sur” Reseñó que ya estaban edificadas “seiscientas ochenta y tres manzanas” en su mayoría con “casasmodestas”. Con relación a la construcción destacó en lo privado “casonas privadas, palacios de ricos estancieros, como los de Muñoa,Bosch o Miró” y en lo público “escuelas públicas, hospitales y el nuevo Congreso Nacional inaugurado en 1864”. Sostuvo que la mo-dernización podía apreciarse tanto en las intervenciones que recibieron algunas iglesias como en la provisión de gas que contaron algu-nas viviendas privadas.

27 Capítulo III titulado "La ciudad republicana, 1810-1880" (55-74).

28 Capítulo IV titulado "La ciudad desde la Revolución de Mayo hasta la Federalización" (63-102).

29 “Pellegrini construyó el Teatro Colón, Taylor edificó la Aduana, se realizó el Arzobispado por Fossatti y Renom, la Cámara Legislati-va por Larguía y se erigieron las primeras escuelas y edificios bancarios” (80-81).

hacia “programas de arquitectura mas complejos” y definió “nuevas temáticas” para una vida ur-bana que estaba cambiando profundamente como consecuencia de la integración de nuestropaís a un mercado mundial 30. En la misma época, Francisco Liernur (1992; 1993) señaló que "es razonable pensar que duran-te su vertiginoso crecimiento Buenos Aires tuviera más aspecto de «Far West» que de chato pue-blo colonial o de luminosa metrópolis europea". La definió sugerentemente como una ciudad“efímera"31 que se fue diluyendo frente a la mirada de los investigadores ante la pérdida de ras-tros materiales sobre todo por una modalidad constructiva, por ejemplo para las estaciones detren, que posibilitaba un rápido armado, desarmado y traslado, todo lo cual les otorgaba un ca-rácter precario. La imagen se completó en un escrito posterior (Liernur, 2000) al sostener que lasciudades debieron parecer “gigantescos obradores en los que se estaban demoliendo los viejosedificios, cavando las calles, construyendo palacios en medio de quintas o baldíos, montando gal-pones y talleres improvisados” (412-413). El “umbral” de la metrópoli como proceso de demoli-ción y construcción, al ser presentado como un fenómeno propio de la modernidad, le otorgó au-tonomía en relación a las periodizaciones signadas por los cambios políticos.Fernando Aliata32 puso en debate el concepto de gran aldea destacando que resulta mas funcio-nal para el estudio de ciertas representaciones urbanas de fines del siglo XIX, fuertemente sesgadaspor la nostalgia de un pasado perdido, que para un acercamiento certero a la historia de la ciudad.El quiebre respecto al concepto tradicional de gran aldea provocó innovadoras líneas de investiga-ción entre las que cabe destacar las tesis doctorales, íntimamente vinculadas entre sí, presentadasen la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) de un conjunto de arquitectos, en su formación original:Fernando Aliata (2006), Graciela Favelukes33, Adrián Gorelik (1998), Claudia Schmidt34 y GracielaSilvestri35. El objetivo del presente libro, es ilustrar como la percepción colectiva de cambios que seregistraron en la ciudad de Buenos Aires en década 1860 –1870 generó los primeros discursos ur-banos de autoreferencia cultural que promovieron la creación de un espacio discursivo moderno.

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30 “A mediados del siglo XIX, la inserción de la Argentina en el mercado capitalista mundial era débil, dato que no resulta sorprenden-te al tener en cuenta que estaban ausentes las condiciones para lograrla; el país, en verdad, no tenía ni capitales ni población suficien-te como para producir bienes exportables en gran escala. Más aún, ni siquiera había un Estado central que pudiera ofrecer el orden po-lítico necesario para recibir estos factores escasos. Este orden finalmente llegó después de un largo, costoso y complejo proceso que co-menzó a gestarse con la batalla de Caseros, en 1852, y culminó en 1880, cuando las tropas del gobierno central vencieron a la últimarebelión provincial. En este proceso, el Estado en formación comenzó a garantizar la seguridad jurídica, la propiedad privada y el movi-miento libre de capitales, con lo que llegaron las inversiones extranjeras y los inmigrantes” (Rocchi, 2000 : 22).

31 Con relación al término refiere el autor: “En este punto puede preguntarse si es efímero el adjetivo más adecuado para designareste estadio de Buenos Aires, teniendo en cuenta que de algún modo toda ciudad moderna lo es, puesto que su renovación cons-tante es una condición de su existencia. [...] En este sentido lo efímero, lo transitorio de las construcciones de Buenos Aires entre Ca-seros y el noventa no expresan sólo la pobreza de algunos sino la incertidumbre generalizada, el estadio anterior al de un proyectoconsolidado. Podríamos distinguir lo efímero que resulta de la dinámica urbana moderna de lo que parece haber sido este carácterefímero sin utopía compartida de la ciudad de los años de Avellaneda o de Mitre. Pero ¿No era profundamente moderna, avanza-da, esta ciudad que se instalaba con violencia, casi con voracidad espacial, en los bordes, en los resquicios, en las terrazas de la ciu-dad vieja?” (183).

32 En el artículo “Ciudad o aldea. La construcción de la historia urbana de Buenos Aires anterior a Caseros” publicado en la Revista En-trepasados Nº 3 de 1992.

33 Favelukes, Graciela (2004) “El plano de la ciudad. Expansión y control urbano en la modernización temprana de Buenos Aires(1740-1870)”. Buenos Aires: FFyL, UBA.

34 Schmidt, Claudia (2004) “Palacios sin reyes. Edilicia pública para la «capital permanente». Buenos Aires 1880-1890” Buenos Aires:FFyL, UBA.

35 Silvestri, Graciela “El paisaje industrial del Riachuelo. Historia de una forma territorial, 1870-1960”. Buenos Aires: FFyL, UBA.Se puede consultar la publicación de la Universidad Nacional de Quilmes, “El color del río. Historia del Riachuelo como paisaje in-dustrial” (2004).

3. La gran aldea en los documentos

3.1. Discursos locales

“Solamente se ve lo que ya se conoce y se entiende” (Johan Wolgang Goethe, Gespräch mit Müller).

Un conjunto de comentarios, de amplia dispersión temática, rendían cuenta de lo ocurrido entrecada edición dominical del Semanario Literario El Correo del Domingo, que en su primera etapase editó entre 1864 y 1868. El autor, José María Cantilo36, firmaba con el seudónimo “Bruno” laseditoriales que llevaron los títulos de “La Semana” y “Crónicas”. Se trata de un discurso que tran-sitó por el borde de lo testimonial y lo ficcional, que según las necesidades del autor incluía diá-logos propios de las obras teatrales, con algunos personajes paradigmáticos, por ejemplo “DonRoque” (un nostálgico crítico de las tradiciones perdidas) o el “dandy Zoilo” (un representante delos nuevos criterios de la juventud de la época). Este “borde” lo llevó a Cantilo a escribir desdeuna doble posición: “actor involucrado”, en tanto relató sus vivencias desde una postura ficcionaly “observador” o “espectador” que asumía una actitud de juez ético desde donde podía ejerceruna mirada crítica de la sociedad, donde se encuentran los relatos más cercano a lo testimonial.Se trata pues de una narrativa prolijamente controlada por Cantilo, no sólo para expresarse libre-mente detrás de un seudónimo (utilizado por ser un hombre público) sino con la clara intenciónde “moldear” la opinión pública mediante la oferta de nuevos parámetros de evaluación. Esasuerte de “caricatura” discursiva de la realidad que presentaba frecuentemente como “sus viven-cias” fue la estrategia para lograr un mayor clima de confianza en sus lectores, reiteradamenteidentificados como “lectoras”, en tanto público mayoritario reconocido por el autor para este ti-po de publicaciones, que ofrecía desde fragmentos de novelas por entregas y poesías, hasta figu-rines de moda, pasando por artículos de actualidad nacional e internacional (Auza, 1980).El interés en la construcción discursiva urbana de José María Cantilo está dada porque permiterecuperar las primeras vivencias del impacto de la expansión industrial en la vida cotidiana de laciudad de Buenos Aires y también por ser uno de los primeros intentos de “conceptualización”sobre lo “moderno” que se ofrece a la opinión pública.Por otro lado se registró el surgimiento de nuevos discursos urbanos en diversos campos median-te la adopción de nuevos temas o lenguajes. En el marco de una producción artística ampliadadespués de Caseros37 (1852) se destacó la formación de nuevos discursos urbanos que contarona su vez con la posibilidad de nuevas formas de exhibición al público38. En términos museológi-cos, la diversidad fue incorporada como guión y como puesta museográfica: Como guión de un

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36 José María Cantilo (1816 - 1872). Fue químico y boticario, y al estar exiliado en Montevideo, se vinculó al periodismo. De regreso aBuenos Aires fundó varios periódicos como El Siglo, El Correo del Domingo y La Verdad . Desempeñó diversos cargos públicos (Diputa-do en varias ocasiones y Secretario de Gobierno en otras), importa a los fines de este trabajo, el haber sido el primer Secretario de la Mu-nicipalidad de Buenos Aires entre 1856 y 1859.

37 “Después de Caseros, el surgimiento de las nuevas prácticas de sociabilidad y el desarrollo de un mercado, el nacimiento de losnuevos espacios de exhibición de obras y la consolidación de las colecciones particulares, están indicando un importante proceso de cir-culación y consumo de lo artístico que apenas había sido vislumbrado con anterioridad” (Munilla Lacasa, 1999).

38 “Desde los salones de vistas ópticas hasta los foyers de teatros, desde las vidrieras de los grandes establecimientos comerciales has-ta los remates de los importadores, desde las colecciones de los particulares hasta las fracasadas iniciativas oficiales, durante estos añoslos ámbitos de circulación de lo artístico se multiplicaron al compás de la demanda de un público también cada vez más amplio” (Mu-nilla Lacasa, 1999).

relato costumbrista que podía articular lo urbano y lo rural con Léon Pallière y como puesta mu-seográfica que articulaba lo clásico de la obra del pintor Baltasar Verazzi con lo moderno de la ar-quitectura de Carlos Enrique Pellegrini en el teatro Colón. Lo más destacado en el discurso urba-no fue la irrupción de la vida cotidiana desde una perspectiva socio cultural novedosa, incluso dela intimidad, en obras tales como El baño (1865) y La siesta (c.1865) de Prilidiano Pueyrredón yUn episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires (1871) de Juan Manuel Blanes. Lía Munilla Lacasa destacó la introducción de la conmemoración monumental a los héroes nacio-nales con la estatua ecuestre en bronce del general José de San Martin por el escultor francésLouis Joseph Daumas. Su propulsor, Bartolomé Mitre, en esta estrategia de materialización de suconstrucción discursiva de nuestra identidad nacional, también mereció la introducción al circui-to con los retratos de Ignacio Manzoni y Cándido López.Nuevas herramientas para el análisis de la ciudad también se constituyeron en nuevos discursosurbanos. Las estadísticas migratorias39 desde 1857 o el primer censo nacional de 1869, fueronacompañados por la nueva información catastral y cartográfica que se requería, tal como puedeapreciarse en Plano catastro de la ciudad de Buenos Aires de Pedro Beare (1860-1872); El Planode la ciudad de Buenos Aires, con la división civil de 12 juzgados de Paz de Wenceslao R. Solvey-ra (1862) y el Gran mapa mercantil de la ciudad de Buenos Ayres de Rodolfo Kratzenstein (1870).Los nuevos discursos urbanos se expresaron en una ciudad de Buenos Aires que desde la pers-pectiva urbanística retuvo la cuadrícula 40 para su progresiva expansión41 y potenció la centrali-dad urbana heredada, en las remodeladas Plaza de la Victoria y 25 de Mayo 42, con las nuevasfunciones articuladoras que asumía con un nuevo mercado mundial mediante la aduana nueva(1856) y con las Provincias, mediante un proyecto -que se cumplió parcialmente- de construir“una gran estación, donde van a convergir los cuatro ferrocarriles de la ciudad” (Mulhall, 1869).Sobre la matriz de la traza colonial se adoptó un nuevo lenguaje, el clasicismo italianizante43,dentro de un programa de transformación del paisaje urbano que incluyó intervenciones simbó-licas como el enmascaramiento de todas las fachadas sobre la calle Perú (1863), que impulsó Bar-tolomé Mitre en la impronta paradigmática de la arquitectura jesuítica, la Manzana de las Luces.Este proceso se completó con un nuevo equipamiento urbano44 desde el estado y el desarrollode la actividad comercial por parte de la iniciativa privada.

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39 “El rol de la inmigración era entonces mucho más vasto que el de proveer mano de obra (o si se prefiere fuerza de trabajo) para unaeconomía en expansión o, como más tarde se dijo, de crear una demanda de tierra que valorizase a la enorme cantidad disponible. Mu-cho más que eso, la inmigración debía cambiar a la Argentina. [...] En este sentido, gobernar era poblar pero porque poblar era civili-zar” (Devoto, ANH 4, 2000 : 86).

40 “La cuadrícula como símbolo de lo urbano se impondrá fuertemente en el pensamiento decimonónico y la geometrización del es-pacio geográfico será una de sus consecuencias más directas, sobe todo en la segunda mitad del siglo.” (Gutierrez; Nicolini, ANH 4,2000: 189).

41 En el Plano topográfico de la ciudad de Buenos Aires y de todo su municipio de 1867 se puede apreciar la ampliación de la superfi-cie en 4.000 hectáreas que se había logrado por ley provincial.

42 "A mas de la plaza de la Victoria, donde la Municipalidad hizo colocar arboleda y bancos de mármol, para convertirla en paseo pú-blico, existen en la ciudad cuatro plazas que han sido en los últimos años dispuestas con el mismo objeto, merced al auxilio recomen-dable de las Comisiones de vecinos y del vecindario. Estas plazas serán dentro de poco tiempo verdaderos sitios de recreo, porque tan-to la Municipalidad como los vecinos, conociendo la importancia de esa mejora, deben empeñarse en adelantarla, lejos de abandonar-la, cuando todos comprenden hoy que al par que los paseos públicos hermosean la ciudad sirven a la población de desahogo y convie-nen también a la salud pública" (MMCBA,1861: 136).

43 “La integración entre la antigua y la nueva arquitectura se vislumbrará en la adopción del clasicismo italianizante que agrega unacarga ornamental con códigos precisos de zócalos, pilastras, frisos, cornisas y pretiles que permiten unificar un lenguaje de la arquitec-tura residencial y la pública en el período que va de los años 1850 a 1890” (Gutiérrez; Nicolini, ANH 4, 2000: 191).

44 “Pero, sin dudas, lo que fue definiendo el perfil de la “urbanidad” en las ciudades fue la realización de los nuevos edificios de equi-pamiento. Se vislumbró esto con claridad cuando se disgregaron funciones sociales como educación y salud, que habían estado tradi-cionalmente unidas a la acción de los conventos religiosos.” (Gutiérrez; Nicolini, ANH 4, 2000: 195).

3.2. Relatos de viajeros y libros para promocionar el país en el extranjero.

Con el impacto de aquello que se percibe por primera vez, con otra cultura en la mirada, los re-latos de viajeros han concitado especial interés en los estudios sobre la ciudad de Buenos Airespor “sus minuciosas descripciones de todo cuanto consideraban de interés a sus pares, el an-helo de mostrar lo desconocido, lo exótico y misterioso de un ámbito lejano” (Giunta,1996).Bartolomé Mitre estuvo especialmente interesado en la reinserción en nuestra cultura de dichosrelatos y así cumplió una labor pionera, por escala y grado de sistematización, que se evidenciaen la conformación de la principal colección privada del siglo diecinueve que lo llevaron inclusoa la adquisición de relatos muy antiguos. Bibliografía compartida con su círculo intelectual quepor primera vez se difundió a la opinión pública y luego se volvería paradigmática para la histo-riografía local 45.El fenómeno de reinserción de relatos de viajeros a nuestra cultura como estrategia para contarcon un parámetro externo de evaluación en el proceso de construcción de nuestra identidad secompletó con el estímulo en la confección de relatos para promover nuestro país en el exterior.Un caso paradigmático se dio con los hermanos Mulhall, Michael George y Edward, de origen ir-landés, quienes fundaron el diario The Standard en 1861 y se destacaron por el esfuerzo en lacaptación de capital británico para el desarrollo local. La introducción desde Manchester de lasprimeras semillas de algodón y el impulso a la construcción del entonces ferrocarril del Sud fue-ron algunas de la acciones que se sumaron a la publicación desde 1863 hasta 1892 de los Hand-book of the River Plate Republics [En los Anexos se brinda una versión completa de lo referido ala ciudad de Buenos Aires y su periferia] Estas obras específicamente realizadas para el exterior,sintetizaron muy claramente el programa nacional de desarrollo, por lo cual se editó una versiónen español para nuestro medio. En forma complementaria los hermanos Mulhall recibieron en-cargos como la versión en inglés del Código Rural de la Provincia de Buenos Aires, durante el go-bierno de Bartolomé Mitre (1862-1868) y la elaboración del Informe Programa de la sed y el ham-bre, durante el gobierno de Nicolás Avellaneda (1874-1880).

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45 Un relato clásico como el de Ascarate de Biscay de 1657 se difundió por primera vez en 1867 en la Revista de Buenos Aires que diri-gían Miguel Navarro Viola y Vicente G. Quesada. La traducción de Daniel Maxwell fue atentamente analizada por el propio Mitre tal co-mo consta en sus cuadernos que se conservan en el Archivo Histórico del Museo Mitre.

capítulo 2La herencia colonial

"La ciudad hispanoamericana no fue un traslado, ni siquiera un calco de las ciudades europeas,sino el principio de un orden nuevo, donde se entremezclan las experiencias importadas con lasexperiencias aborígenes"(Francisco Solano, Política de concentración de la población indígena, 1500-1800)

1. Escala urbana

En el marco del trasplante cultural que implicó el proceso de conquista y colonización de Améri-ca, el aspecto urbano adquirió características relevantes. En primer lugar, porque América se con-virtió en un campo de experimentación urbana, debido a la necesidad de fundar ciudades. Chue-ca Goitía sostuvo que muchas ideas urbanísticas del Renacimiento, “que no pasaron de doctrina,utopía o ejercicio ideal del intelecto en los países de Europa donde se originaron” (127), pudie-ron materializarse efectivamente en territorio americano a partir del proceso de colonización es-pañola. América se convirtió así en un laboratorio urbano donde experimentar criterios que per-mitían condensar toda la experiencia urbana adquirida con diversos modelos de ciudad “ideal”46;en este género se destacan a partir de Tomas Moro (1984) 47 un conjunto de utopías que suge-rían el territorio americano para su implementación. Germán Arciniegas (1975) reseñó que hacía1570 se habían radicado en América ciento cuarenta mil españoles y portugueses que seguían“viendo en sus países de origen las mismas miserias que señalaba Moro, y en América las mismasesperanza”. En cierta medida estos “rebeldes” a las modalidades imperantes en Europa fueronlos que intentaron forjar una realidad diferente y por ende peculiar en América.Se pueden diferenciar dos etapas en el proceso fundacional: la primera, de tipo “experimental”que abarcó desde los primeros y mayor número de asentamientos hasta las Ordenanzas de SuMajestad hechas para los nuevos descubrimientos, conquistas y pacificaciones dictadas en 1573bajo el reinado de Felipe II. Fue en la segunda etapa que toda nueva fundación debía adecuarsea un conjunto de criterios perfectamente estipulados en las Ordenanzas, pese a que no pudo con-formar un modelo hegemónico 48.Alberto S. J. De Paula (2005) diferenció dos vertientes de lógicas urbanas, una a partir del diseñode Platón, quien promovió la forma circular y concéntrica, recuperada por Vitrubio y Alberti que

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46 “Las teorías sobre la ciudad ideal cobraron especial atención durante el renacimiento italiano y fueron desarrolladas por autores co-mo León Battista Alberti (1407-1472), Antonio Averlino el Filarete (1432-1502) o Francisco de Giorgi Martini (1439-1502). Algunos deestos tratadistas propusieron al lado de sus descripciones, modelos gráficos que resultaban de difícil aplicación en los apretados traza-dos de las ciudades europeas existentes” (Aguilera Rojas, 1994).

47 Título original: De optimo reipublicae statu, deque noua insula Utopia editado en Lovaina, 1516.

48 Alberto De Paula (2005), en su tesis doctoral, destacó que al que denomina “modelo indiano legal”, establecido a partir de las Or-denanzas de 1573, que fue preparada por Juan de Ovando, con posible intervención del arquitecto Juan de Herrera, tuvo aplicación ca-si nula, en tanto solo se registran algunos ejemplos tardíos como Concepción de Minas (1783) en la actual República de Uruguay, conejes y el templo matriz en perspectiva, pero con plaza cuadrada y no rectangular como estipulaba la ley.

concluye en la ciudad ideal en forma de polígono o estrella y otra que, con el auspicio de Aristó-teles a partir de las teorías de Hipódamo de Mileto, impulsaba la retícula, que fueron seguidaspor Vegecio y la escolástica bajomedieval.El modelo hispanoamericano recuperó esta última vertiente, de menor resonancia teórica pero deprofusa aplicación en los procesos de conquista militar. El antecedente conocido más lejano49 deplanificación reticular fue el de Hipódamo de Mileto50 (siglo V a.C.), quien concibió una ciudadcon una estructura racional basada en el orden y la geometría. Sus intervenciones más reconoci-das fueron los trazados de su natal Mileto y del Pireo. La clave fueron las calles rectas que se cru-zaban perpendicularmente. En aquella propuesta, los edificios públicos todavía no contaban conuna ubicación precisa dentro de la traza. Este modelo urbano proliferó con las grandes expansio-nes tanto del helenismo como del Imperio Romano. Los campamentos militares romanos que seestablecían en los territorios a conquistar, se basaban en dos ejes principales, llamados cardo ydecumanus, que se cruzaban en el centro de la ciudad. Un conjunto de calles paralelas y perpen-diculares a ambos ejes definían manzanas rectangulares o cuadradas. En la confluencia de los ejesse ubicaban los edificios militares más importantes. En la Francia meridional advertimos la evolución desde las ciudades de diseño abierto, como enel caso de los cátaros con Villaneríe, a los modelos de ciudad que avanzan en su planificación conlas de tipo eclesial como Loupia o de tipo catastral como Arzens. Debido a la necesidad de crearun sistema defensivo durante las Guerra de los Cien Años, se crearon las Bastidas, con ciudadescomo Chalabres, que contaban con grandes murallas y en su interior una traza reticular, con unaplaza, casi siempre ubicada en su centro, donde se ubicaba la iglesia y los edificios que cumplíanfunciones políticas y comerciales. En la Península Ibérica, las tradiciones romana y de las Bastidas, fueron recuperadas con AlfonsoX en las Siete Partidas51 [1992 (edición original de 1491)], con recomendaciones de un trazadoordenado, sin establecer aún una forma concreta, donde ya aparecía la plaza como elemento ur-bano característico. Las experiencias más regulares se dieron con Alfonso I, el Batallador (1104-1134) en la zona Vasco-Navarra, con ciudades como Sangüesa y Puentelarreina.Las ciudades fundadas en los territorios recuperados de los musulmanes en la Reconquista, parala historiografía europea, conformaron el antecedente más directo de las ciudades hispanoame-ricanas. Las mismas denotaban una clara influencia del tratado Dottzé del Crestiá (1385) del mon-je franciscano Francesc Eximenic, para quien el cuadrado era la forma perfecta. Cada manzanaresultante del trazado, era un cuadrado que devenía del cruce de calles paralelas y perpendicula-res. Por su carácter estratégico-militar estas ciudades fueron amuralladas lo que diferenciaba cla-ramente el ámbito urbano (intramuro) del ámbito rural (extramuro). Los Reyes Católicos aplicaron estos conceptos cuando fundaron Santa Fe de Granada en 1492,donde se firmó la capitulación para el primer viaje de Colón. Se la considera un antecedente pa-ra la fundación de Santo Domingo52 llevada a cabo por Nicolás de Ovando (1506), primera ciu-

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149“En la planificación de las ciudades de la antigüedad, los asirios y los egipcios diseñaban calles rectilíneas que se cruzaban en ángu-los rectos para formar bloques regulares de suelo para la construcción. Se piensa por lo general que Hipódamo de Mileto fue el primerurbanista que contempló el plano cuadriculado como expresión cultural; a su juicio, la cuadrícula expresaba la racionalidad de la vidacivilizada” (Sennett, 1990 : 01).

50 "Su nombre se liga a menudo al tipo de diseño rectangular o en peine para las calles de las ciudades planificadas que por cierto co-noció pero sin duda no inventó. En este sentido teorizó sobre la adecuada disposición de las ciudades y la ubicación de diversos elemen-tos en ellas" (Hornblower, 1996).

51 En “De la significación de las palabras y de las cosas dudosas y de las reglas derechas” del título 33, Ley 6, se establece por ciudad“que se entienda todo aquel lugar que es cercado por los muros, con los arrabales y los edificios que se tienen con ellos”.

dad estructuralmente planificada en los inicios de la conquista, que se estableció en el área cari-beña o antillana53. Esta versión historiográfica europea, que defiende una transferencia directa deinfluencias europeas en las ciudades americanas, adquiere una mayor diversificación a partir dellibro La ciudad Hispanoamericana. El Sueño de un orden (CEHOPU, 1989), con destacadas repro-ducciones cartográficas del Archivo de Indias.El pasaje de la etapa antillana a la continental implicó un punto de inflexión en el proceso colo-nizador. La presencia de grandes culturas condicionó un encuentro diferente. Las primeras res-puestas implicaron una gran transferencia de experiencias. De allí que expresiones góticas, prác-ticamente agotadas en Europa, y nuevas concepciones renacentistas se fusionaron con la realidadamericana en una síntesis peculiar como se advierte en la ciudad de México, fundada por Cortéssobre la precedente Tenochtitlán azteca. José Luis Romero (1976) hizo una clasificación de las ciudades hispanoamericanas de acuerdo conla función que cumplían en el territorio. La primera expresión, y sin duda la más difundida, fue-ron las “ciudades fuerte”, que privilegiaban la necesidad de efectuar una ocupación militar delterritorio, y que resguardaban tanto de posibles ataques de los aborígenes como de otras poten-cias europeas. A medida que fue avanzando la colonización se fueron diversificando las funcio-nes que debían cumplir las ciudades. Hubo ciudades destinadas a asegurar el mecanismo mono-pólico en su contacto con la metrópoli. Otras fueron “ciudades escala”, verdaderos centros deaprovisionamiento que posibilitaban el traslado de un lugar a otro. Las “ciudades mineras” ase-guraban la extracción metalífera tan preciada por la Corona y las “ciudades indígenas” congre-gaban las comunidades que eran utilizadas como mano de obra. Todo un muestrario de asenta-mientos urbanos, fuertemente enlazados entre sí, que conformaban una red urbana que estruc-turó el dominio territorial de la corona de Castilla.Richard Sennett (1990) en el artículo Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética pro-testante indicó que en “Estados Unidos, la aplicación de la cuadrícula constituye el primer signode una forma moderna de represión muy característica que consiste en negar el valor de los de-más y peculiaridad de cada lugar mediante la construcción de la neutralidad” (15). Las Ordenanzas de Su Majestad hechas para los nuevos descubrimientos, conquistas y pacifica-ciones (1573) - promulgadas por Felipe II en el Bosque de Segovia (1573) , fuertemente inspira-da en los conceptos del tratado de Marcus Vitruvius Pollio [1990 (perdidos los originales una delas primeras reediciones se hizo en Roma en 1486)] De architectura, conformó un verdadero có-digo de planificación urbana para hispanoamérica que dejó una huella indeleble en la mayor par-te de la ciudades todavía existentes del período colonial. Las ciudades producto de la colonización, cada una en su grado de aproximación al modelo,poseyeron un alto grado de semejanza entre sí, con la impronta de una estructura que evolu-cionó desde una regularidad lineal hasta la ortogonalidad. Esta traza conocida como planta enforma de damero o cuadricular, a partir de Panamá (1519) contó con el distintivo de la plazamayor y cumplía con el requisito de posibilitar una rápida expansión. Tuvieron una importanteconfiguración espacial, con un contenido que actualmente se considera más territorial que es-

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52 “La primera ciudad americana trazada con rigor y concepto geométrico es Santo Domingo, fundada en 1496 según un plano querecuerda el de las villas promovidas en la península durante el reinado de los Reyes Católicos. Las primeras fundaciones de ciudades enla segunda década del siglo dieciséis, como La Habana, Guatemala, Campeche y Panamá, siguen la misma línea. Planos sencillos y prác-ticos trazados a cordel y adaptados al lugar” (Chueca Goitia, 1987 : 128).

53 “La arquitectura del Caribe será española, marcará una huella indeleble de esa transferencia lineal sobre una porción de territorioamericano que no tiene opciones ni propuestas propias. Indicará a la vez la voluntad de continuar siendo España en América y poraquello de la unidad, más España como síntesis que simple sumatoria de regionalismos” (Gutiérrez, 1983 : 14).

trictamente urbano, que estaba en juego. Para una rápida comprensión del fenómeno, Jorge Enrique Hardoy (1972) propuso una división ensectores intercomunicados que perfilaban el funcionamiento físico y social de aquellas ciudades:

Primer sector. Su centro estaba organizado alrededor de la plaza mayor, que podía ocupar unao dos manzanas y congregaba los principales edificios públicos: catedral, cabildo y según la jerar-quía, palacio virreinal o residencia del gobernador. El reparto de solares que se establecía desdela fundación, iba conformando anillos concéntricos en rango social decreciente hacia la periferia.De allí que los funcionarios civiles, eclesiásticos o militares de mayor rango, los comerciantes másdestacados o los principales funcionarios administrativos coronaran la plaza mayor. Otros edificiospúblicos que se ubicaban en dicho sector eran los conventos, hospitales, colegios y eventualmen-te universidades. Con el tiempo, el espacio público fue privilegiado con las principales obras deinfraestructura como ser adoquinado, sistema de iluminación o fuentes de agua. El tipo de vivien-da característico fue de una sola planta organizada alrededor de uno o más patios. La apariciónde casas de dos plantas (llamadas altos) sólo se difundió durante el siglo dieciocho.

Segundo sector. Zona de transición donde vivían los empleados menores de la administración,los pequeños comerciantes, los artesanos libres y, en general, familias blancas y mestizas de in-gresos medios y bajos. Con menor cantidad de iglesias y comercios, tenía una ocupación menoscompacta con viviendas más pequeñas y modestas, que solían contar con huertas en el fondo.

Tercer sector. Correspondía a los suburbios. De muy lenta densificación formaba parte de la ex-pansión de la ciudad. En él convivían quintas de veraneo de los sectores acomodados con pro-ductoras de frutas, verduras o leña para la ciudad.

Cuarto sector. Área de explotación rural que abastecía a la ciudad y donde se realizaban las ex-plotaciones característica de la zona, incluso para la exportación.

La fundación de una ciudad implicaba una organización territorial, de allí que la distancia míni-ma entre poblados estaba pautada en cinco leguas. La traza de la ciudad era el fragmento, es-trictamente urbano, en el cual estaban previstos los solares a ser repartidos entre los pobladores.Las medidas conservaban denominaciones medievales tales como “peonía” y “caballería” que enel ámbito urbano representaban veintiocho por catorce metros o veintiocho por cincuenta y dosmetros, y en el ámbito rural seis o treinta hectáreas respectivamente. Se trataba de concesionesreales denominadas “mercedes” que se entregaban gratuitamente a cambio de ciertos compro-misos como edificar el solar, cultivar los predios y la prohibición de venderlos en un plazo menora cuatro años. La ciudad se reservaba una zona para posible expansión y uso común, denomina-da “ejido”, para esparcimiento de los vecinos -pero también utilizable como tierra de pastoreo.También contaba con propios que eran terrenos y fincas que el gobierno de la ciudad se reserva-ba para obtener recursos mediante su alquiler. Los vecinos podían acceder a tierras destinadas acultivo y labranza, cercanas a la ciudad, que se denominaban “chacras”. Fuera del ámbito urba-no estaban las haciendas ganaderas o “estancias” privadas, que constituían las asignaciones demayor tamaño, destinadas a la cría y pastoreo de ganado. En todos los casos la utilización de bos-ques (provisión de madera para la combustión) y aguas, eran de libre uso.Este concepto de ciudad superaba ampliamente la traza inicial (el diseño) y su posterior consoli-dación como espacio urbano construido (el trazado), lo que actualmente llamaríamos el núcleo

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urbano; es decir que cada ciudad abarcaba una gran marca o impronta territorial. Se trataba tam-bién de un concepto de ciudad tan limitado jurídicamente, que su existencia dependía del cum-plimiento de aquella premisa de las Leyes de Indias: “No hay ciudad sin cabildo”. Pese a ser un concepto de ciudad diferente al actual, interesa remarcar que esas ciudades colonia-les organizaron el espacio iberoamericano, ya que si se imagina una radiografía de estos “Reinosde las Indias Occidentales”, la columna vertebral no resulta otra cosa que una red de ciudades,que además, cumplía fundamentalmente funciones centrífugas, hacia la metrópoli e inhibía accio-nes centrípetas, como la formación de un mercado interno basado en las economías regionales.

2. Escala territorial

La conformación del actual territorio argentino tuvo como impronta inicial un conjunto de ciuda-des resultantes de tres corrientes pobladoras que propiciaban diferentes redes de articulación pro-ductiva para la corona española.El componente social de estas corrientes pobladoras estaba integrado por un mínimo núcleo deespañoles, al cual se agregaban criollos y mestizos. Debido a su dispersión territorial, estos asen-tamientos urbanos organizaron inicialmente una economía de subsistencia. La mayor dinámica ensu desarrollo estuvo dada por los requerimientos de las minas de plata del Potosí, lo cual les per-mitió estructurarse en un circuito comercial requerido por la organización de una economía deexportación. Desde Santiago del Estero se abastecía al mercado de Potosí de cera, miel, colorantes, especiali-zándose luego en los textiles de algodón. La disminución de aborígenes en los obrajes hizo queluego reemplazaran la producción de algodón por lana. La región de Tucumán cobró su máximaexpresión en la provisión de medios de transporte a la explotación minera: por un lado median-te la manufactura de carretas y por otro lado con la provisión de mulas. Hubo otras especializa-ciones como la ganadería vacuna (litoral), vinos y aguardiente (Cuyo y Catamarca), algodón y yer-ba mate (nordeste) que aspiraban a una economía interregional a partir de la obtención de plataen Potosí que se reinvertía en productos locales o metropolitanos. La Corona ejerció un severocontrol por considerar afectados sus intereses. Por real cédula de 1594 el comercio por BuenosAires quedó prohibido. El conjunto de restricciones fomentó el contrabando ejercido por merca-deres e incluso por funcionarios, en tanto los productos metropolitanos alcanzaban valores pro-hibitivos y las facilidades ofrecidas por portugueses, holandeses, franceses e ingleses eran suma-mente atractivas.

2.1. Ciclo de Descubrimientos

Vasco Núñez de Balboa, al descubrir el istmo de Panamá (1513) y avistar el "Mar del Sur" (Océa-no Pacífico), confirmó la existencia de un nuevo continente que se interponía en la ruta a las In-dias. Tras la sorpresa, que modificaba profundamente la visión que se tenía de la estructura te-rrestre, se procuró encontrar un paso interoceánico que permitiese alcanzar la meta original. Eneste sentido se efectuó un conjunto de expediciones que culminó con la primera circunnavega-ción de la tierra mediante la expedición iniciada por Hernando de Magallanes y concluida porJuan Sebastián Elcano (1522). En los intentos previos se realizaron las primeras incursiones ennuestro actual territorio, que se vieron reforzadas por las expectativas que creó la leyenda del ReyBlanco y la Sierra de la Plata.

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Ese continente que se presentaba como un “escollo” para la carrera de Indias, recién cobró im-portancia en si mismo al descubrirse las civilizaciones azteca (Cortés) e incaica (Almagro y Pizarro)privilegiando su cara al Océano Pacífico.Fruto de una doble frustración inicial, paso interoceánico y abundancia de metales preciosos, el Ríode la Plata conformó durante mucho tiempo un ámbito marginal en las expectativas de la Coro-na. De allí que su evolución en el proceso de colonización revistió peculiaridades y resultó el frutode la persistencia de los expedicionarios. Una dificultad a tener en cuenta con relación a los asen-tamientos estuvo dada por el hecho que los aborígenes del área eran nómades y ofrecieron no só-lo resistencia a su sometimiento sino una dura contienda para la toma de posesión del lugar. Como antecedentes respecto al Río de la Plata, recientemente cobró fuerza la hipótesis de Amé-rico Vespuccio en una expedición encargada por el rey de Portugal, Manuel el Afortunado, entre1501 y 1502, habría llegado desde Cabo San Roque hasta la isla Georgia del Sur, apartándosedel continente una vez sobrepasado el Río de la Plata. Otra expedición portuguesa, de carácterclandestino, dirigida por Nuño Manuel y Cristóbal de Haro, habría llegado hasta la Patagonia ysugirieron como posible paso interoceánico al actual Río de la Plata.En 1514 Juan Díaz de Solís, Piloto Mayor de la Casa de Contratación, firmó una capitulacióncon la corona castellana cuyo objetivo era verificar la existencia de un paso interoceánico. En1516 ingresó al que llamó Mar Dulce (Río de la Plata) y se internó hasta el actual Paraná Gua-zú. Navegó a lo largo de la actual costa uruguaya, y tomó posesión de un puerto natural quebautizó "La Candelaria" (donde posteriormente se fundó Montevideo), hasta una isla que lla-mó Martin García en honor a uno de sus tripulantes fallecido. En la costa oriental fue sorpren-dido por un grupo de aborígenes que le dieron muerte junto a la mayor parte de la tripulación.Uno de los sobrevivientes, Alejo García, inició una búsqueda sistemática de la Sierra de la Pla-ta. Con esta expedición se cruzó el río Paraguay y se hizo un reconocimiento del Chaco llegan-do hasta la Precordillera.En 1525 Sebastián Caboto, piloto mayor de la Casa de Contratación, firmó con el rey una capi-tulación cuyo objetivo era alcanzar las Molucas, consolidando así la expedición de Magallanes-El-cano a Oriente. Sin embargo la leyenda del Rey Blanco, reforzada por el encuentro con sobrevi-vientes de otras expediciones, hizo que Caboto modificara lo pautado con la Corona. Se internópor el Río de la Plata hasta el cabo de Santa María, donde fundó el puerto de San Lázaro (1527).Al llegar a la confluencia del río Carcarañá, fundó el fuerte Sancti Spiritu, primera población eu-ropea en el actual territorio argentino, con repartimiento de solares y construcción de viviendas.Caboto preparó una segunda expedición hacia la Sierra de la Plata, que finalizó cuando llegaronal río Paraguay. De las diferentes incursiones realizadas, la de Francisco Cesar dio origen al mitode la Ciudad de los Césares y la de Gaboto con Diego García, tuvo que regresar frente a las no-ticias de un posible levantamiento de los aborígenes de Paraguay. Finalmente en 1529 el fuerteSancti Spiritu fue asaltado, lo cual decidió el regreso a España.

2.2. Corriente pobladora metropolitana: Río de la Plata - Asunción

Pedro de Mendoza inició el ciclo de los adelantados en el Río de la Plata, tal como lo estipulabala capitulación del 21 de mayo de 1534. Por la misma además contaba con el título de goberna-dor, capitán general y alguacil mayor, con la obligación de fundar tres fortalezas de piedra, ex-plorar el Río de la Plata, el Paraná y el Paraguay. El título de adelantado surgió en la época de laReconquista como un privilegio otorgado a los caballeros que se establecían en lugares fronteri-zos, en la lucha contra los moros. En América, los adelantados reemplazaron a los conquistado-

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res. La Corona dividió sus territorios, aún mal conocidos geográficamente, designando a un ade-lantado para cada uno de los sectores. En el Río de la Plata tuvo atribuciones para repartir tierras,encomendar indios y nombrar funcionarios en las provincias descubiertas. La dirigida por Mendoza, fue una de las principales expediciones, se embarcó en Sanlúcar de Ba-rrameda, con más de mil quinientos hombres y dieciséis navíos. Hubo diversos conflictos en eltranscurso del viaje, como el enfrentamiento entre los lugartenientes Juan de Ayolas y Juan Oso-rio, que culminó con la ejecución del último. Si bien contamos con los relatos de Ulrico Schmidel,persiste una gran cantidad de incógnitas e imprecisiones.Entre enero y marzo de 1536 Pedro de Mendoza fundó un asentamiento bajo la advocación deSanta María del Buen Ayre (virgen sarda, patrona de los navegantes). Pocas personas permane-cieron en el poblado, en tanto la provisión de víveres quedaba relegada a los aborígenes que rá-pidamente empezaron a alejarse por las crecientes demandas. De manera inesperada en un ám-bito tan fértil, se realizaron expediciones muy lejanas para la obtención de alimentos. Juan deAyolas se dirigió hacia el antiguo fuerte Sancti Spiritu, al cual encontró devastado y levantó elquince de junio de 1536 el fuerte Corpus Christi en la confluencia del río Paraná con el Carcara-ñá. Otra de las expediciones fue dirigida por Diego de Mendoza (hermano del adelantado) haciael actual río Luján, en busca de víveres, allí hubo un enfrentamiento con contingentes de queran-díes y guaraníes, donde murieron Diego de Mendoza y otros capitanes. Días después el asenta-miento de Buenos Aires fue asediado por los grupos aborígenes. Mendoza, animado por Ayolascon la leyenda de la sierra de la plata, partió hacia el fuerte Corpus Christi y fundó otro llamadoBuena Esperanza, en la actual provincia de Santa Fe. Tiempo después, Mendoza enfermo y desa-lentado por todos los problemas acaecidos, resolvió regresar a España. Nombró a Ayolas gober-nador y capitán general; y en caso de ser necesario, lo autorizó para vender la gobernación delRío de la Plata a Francisco Pizarro o Diego de Almagro. Se embarcó el veintidós de abril de 1537,falleciendo antes de llegar a España.

2.2.1. Asunción como Centro de Conquista

En 1537, Juan de Ayolas fundó en el río Paraguay La Candelaria, y dejó como gobernador a Do-mingo Martínez de Irala; siguió viaje hacia la cordillera donde halló a los indios chané, quienes leentregaron objetos de oro y plata que llegaban del Alto Perú, lo cual seguía alimentando la le-yenda del Rey Blanco. Volvió a La Candelaria pero no encontró a Irala y fue asesinado por un gru-po de aborígenes payaguaes. Mientras Ayolas viajaba por el Chaco e Irala gobernaba La Cande-laria, Juan de Salazar remontó el río Paraná e hizo amistad con los indios guaraníes, fundando elquince de Agosto de 1537 un fuerte que recibió el nombre de Asunción, en la confluencia de losríos Paraguay y Pilcomayo. La Corona envió como veedor a Alonso de Cabrera, portador de una real cédula (doce de sep-tiembre de 1537) por la cual al conocerse la muerte de Pedro de Mendoza se disponía que, encaso de no haber dejado un representante (que en su momento había sido Ruiz Galán), se reu-niesen los vecinos y eligiesen “la persona que según Dios y sus conciencias le pareciera más sufi-ciente para dicho cargo”. Enterados de la muerte de Ayolas, quedó al frente Martínez de Iralaquien decidió despoblar Buenos Aires en 1541 para concentrar gente en Asunción (hipotética-mente más cerca de la Sierra de la Plata), incendiar las precarias construcciones existentes y a unostrescientos cincuenta pobladores hacia el fuerte fundado por Salazar, que se convirtió así en elcentro de población hispánica más importante del Río de la Plata.Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, un gran aventurero que había realizado la hazaña el haber atrave-

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sado el continente desde la península de Florida hasta el Océano Pacífico (México), solicitó y ob-tuvo la gobernación del Paraguay con el título de adelantado. Llegó a la Asunción en 1541 lue-go de haber desembarcado en Santa Catalina y realizado una gran travesía a pie por la selva bra-sileña, durante la cual descubrió las Cataratas del Iguazú. Se encontró con una sociedad viciada,tanto por la explotación del aborigen como por la poligamia practicada. Los enfrentamientos conMartínez de Irala culminaron con su deportación y encarcelamiento en España. Nuevamente elmando quedó a cargo de Martínez de Irala quien retomó también sin éxito la búsqueda de la Sie-rra del Plata. Ante la ausencia prolongada del gobernador los vecinos eligieron a Diego de Abreu.Muerto Irala, asumió por testamento el capitán Gonzalo de Mendoza, pero su inmediata muerteobligó a una nueva elección popular que recayó en Francisco Ortíz de Vergara, quien a conse-cuencia de la falta de instrucciones enviadas desde España, decidió promover un masivo éxodode la población hacia Lima. Procuraba revitalizar las costumbres españolas y las creencias religio-sas cristianas olvidadas a causa del profundo mestizaje generado en Asunción y la prácticamentenula comunicación con España.En 1547 se le otorgó el cargo de Adelantado a Juan de Sanabria, quien fallece antes de hacersecargo, reclamando su esposa Mencía Calderón continuar la misión. Conformó la primera dota-ción importante de mujeres cuyo objetivo era formalizar hogares en Asunción. En 1567, la Au-diencia de Lima, debido al aislamiento de Asunción, nombró a Juan Ortiz de Zarate (hacendadoy minero del Potosí) Gobernador del Río de la Plata. La Corona lo nombró Adelantado con el pri-vilegio de introducir un número limitado de esclavos africanos. Luego de una dura travesía, fun-dó San Salvador (1574) sobre el río Uruguay y se dirigió a Asunción donde falleció. El título de Adelantado fue reclamado por Juan Torres de Vera y Aragón por haberse casado conJuana de Zárate (hija de Juan Ortiz de Zárate). Debido a la necesidad de legitimar su título, debiótrasladarse a Lima, dejando a Juan de Garay como su representante en el Río de la Plata. Este lo-gró materializar la propuesta del oidor de la Audiencia de Charcas, Juan de Matienzo54, de "abrirpuertas a la tierra" mediante dos puertos: uno en el Paraná con la fundación de Santa Fe (1573)y otro en el Río de la Plata, con la refundación del puerto de Buenos Aires (1580). A su muertefue reemplazado por Juan de Torres Navarrete, quien fundó Concepción del Bermejo (1585) y SanJuan de Vera de las Siete Corrientes (1588).

2.3. Corriente pobladora del Alto Perú: Tucumán

La conquista de Perú suscitó un conjunto de conflictos entre Almagro y Pizarro que se vio incre-mentado por las imprecisiones en los distritos concedidos por la Corona a cada uno. En un climade constante guerra civil, las autoridades locales (virrey o presidente de la Audiencia) propusieroncomo solución posible, enviar a aquellos capitanes más conflictivos en misiones que fijaran sus in-tereses en zonas lejanas. Con el incentivo de mayor poder en jurisdicciones propias, riquezas yobtención de grandes dotaciones de mano de obra se fueron creando nuevos asentamientos tan-to en el actual territorio de Chile y en un fragmento importante de nuestro país. La fundación deciudades, que por lo general hoy son capitales de provincia, rinde cuenta del modo en que se lle-vó a cabo este poblamiento.El proceso de poblamiento del Tucumán se caracterizó, en una primera etapa que llega hasta 1570,

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54 El oidor Juan de Matienzo, desde el Alto Perú, escribió: "ha de poblarse desde España el puerto de Buenos Aires adonde ha habidootra vez población y hay hartos indios y buen temple y buena tierra; los que allí poblaren serán ricos por la gran concentración que hade haber allí desde España y Chile y del Río de la Plata y desta tierra".

por la búsqueda personal de riquezas siempre quiméricas; en un segundo momento estuvo signa-do por necesidades estratégico-militares para defender las riquezas de Potosí y a su vez garantizarla provisión de mano de obra y de mulas para el transporte de la plata hasta el puerto del Callao.En este sentido, el virrey Toledo las instrucciones para la fundación de ciudades en este territorio,teniendo en cuenta la importancia de las minas potosinas y altoperuanas. La intención fue confor-mar una cadena de ciudades entre el Río de la Plata, Potosí y Lima, garantizando así ciertas condi-ciones de seguridad en la vastedad de un circuito que fomentaba una salida atlántica.

2.3.1. Primera etapa

Con autorización del virrey Vaca de Castro, en 1543 Diego de Rojas entró por la quebrada de Hu-mahuaca rumbo al Sur, e inició una articulación entre el Cuzco y el Río de la Plata. Una real provi-sión de la Audiencia de Lima, que premió su colaboración en la lucha contra Pizarro, designó aJuan Núñez del Prado, capitán y justicia mayor de la Provincia de Tucumán. En 1550 fundó Ciudaddel Barco (en Ibatín) que fue desplazada en 1551 (Barco II en Calchaquí) y nuevamente en 1552(Barco III a orillas del río Dulce) por las disputas de límites con la corriente pobladora del este, queactuaba desde el territorio chileno.Pedro de Valdivia, que en 1548 recibió la gobernación de Chile por el presidente de la Audienciade Lima, Pedro de la Gasca, reclamó para su jurisdicción la ciudad del Barco. A su entender la go-bernación debía abarcar todo el territorio entre el Pacífico y el Atlántico, con lo que superaba losalcances de la designación de la Corona, que sólo cubría Cuyo, La Rioja y el borde de Santiago delEstero y Córdoba. Enviado por Valdivia en 1553, Francisco de Aguirre fundó Santiago del Estero, yreemplazó el último emplazamiento de la Ciudad del Barco, con lo que se convirtió en la primeraciudad estable del Tucumán. Pese a los esfuerzos del gobierno de Chile, hubo entre 1558 y 1561,un conjunto de asentamientos efímeros fundados por Juan Pérez de Zurita: Londres en la cuencade Belén (Catamarca), Córdoba en el Valle Calchaquí, Cañete en Tucumán y Nieva en Jujuy.Se desencadenó entonces un litigio que culminó cuando, por real cédula de 1563, la región delTucumán fue elevada a la categoría de Gobernación que dependía de la Audiencia de Charcas, yquedó incorporada al Virreinato del Perú. Fue designado gobernador Francisco de Aguirre y sucapital fue Santiago del Estero. Con la intención de vincular Potosí con el Atlántico, ordenó la fun-dación de San Miguel del Tucumán realizada por Diego de Villaroel en 1565, que significó unavance hacia la ruta donde posteriormente se asentaron Salta y Jujuy, camino éste que fue con-tinuamente atacado por aborígenes. El sucesor de Aguirre, Diego Pacheco fundó en 1567 Nues-tra Señora de Talavera o Talavera de Esteco en el camino hacia el Alto Perú.Desde el 1º de octubre de 1566 el Río de la Plata había sido incorporado a la jurisdicción de laAudiencia de Charcas, y a principios de 1567, por real cédula, las gobernaciones del Tucumán yel Río de la Plata pasaron a depender directamente del Virrey del Perú.

2.3.2. Segunda etapa

Con el virrey Toledo, la Gobernación de Tucumán adquirió una doble función: estratégica militardefensiva y abastecedora de mano de obra aborigen para las minas del Potosí. Dio instruccionesa Jerónimo Luís de Cabrera para fundar una ciudad en el valle de Salta destinada a asegurar unmayor control sobre la región, evitando conflictos con los aborígenes de la zona. Sin embargo,Cabrera desobedeció las órdenes y en 1573 fundó la ciudad de Córdoba (territorio de los Come-chingones) que conformó un nodo de articulación entre el Río de la Plata, Tucumán y Chile. El ci-

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clo de fundaciones se completó con Lerma de Salta (Hernando de Lerma en 1582), Todos los San-tos de la Nueva Rioja (Juan Ramírez Velazco en 1592) y San Salvador de Jujuy (Francisco de Ar-gañaraz en 1593).La franja territorial que quedó conformada, era una de las más pobladas y estuvo flanqueada porcomunidades aborígenes que permanentemente hostilizaban la acción de los pobladores, obsta-culizando el afianzamiento definitivo de los asentamientos y dificultando los avances sobre el te-rritorio. Las comunidades que limitaban con la Gobernación del Tucumán eran: al este: mocovíes,malabaes, guaycurúes y tobas, entre otros; al oeste: diaguitas y calchaquíes.

2.3.3. La Región de Cuyo

La región de Cuyo dependía de la Audiencia de Chile y su atractivo radicaba en la posibilidad deobtener mano de obra fácilmente ya que los indios huarpes constituían una comunidad pacíficay dócil, a pesar de ser un territorio con escasas posibilidades de explotación. En 1561 Pedro delCastillo fundó Mendoza. Luego Juan Jufré realizó un pequeño corrimiento y la denominó Ciudadde la Resurrección, ardid para efectuar un nuevo reparto de tierras y encomiendas. En 1562 JuanJufré fundó San Juan de la Frontera y en 1594 Luis Jufré fundó San Luis de Loyola.

2.4. La organización territorial: gobernaciones e intendencias

El régimen de adelantados en el Río de la Plata culminó con Juan Torres de Vera y Aragón en laúltima década del siglo dieciséis. A partir de ese momento se abrió el capítulo de los gobernado-res, en el cual destaca tanto la presencia de criollos, como el caso tan conocido de Hernando Ariasde Saavedra, como el hecho de coexistir las elecciones populares con las designaciones efectua-das por las elecciones oligárquicas urbanas. El área del Río de la Plata comenzó a contar con un tibio interés por parte de la Corona, median-te un conjunto de reales órdenes, como ser las de 1601 que mandaba expulsar los extranjeros(aún los avecindados) por temor a la expansión del contrabando o la de 1602 sobre franquiciascomerciales para el puerto de Buenos Aires. Pero el inicio de la reestructuración de la región, seprodujo con la real cédula del 16 de diciembre 1617 por la cual se establecieron dos Gobernacio-nes: la de Guayrá con capital en Asunción (integrada además por las ciudades de Villa Rica, Ciu-dad Real y Jerez) y la de Buenos Aires o Río de la Plata con capital en Buenos Aires (integrada porlas ciudades de Santa Fe, Corrientes y Concepción del Bermejo en el actual Litoral de la actual Ar-gentina). La Provincia de Tucumán (que no incluía Mendoza) seguía perteneciendo al corregimien-to chileno de Cuyo. Además de una más adecuada organización territorial se inició un rebalan-ceo de la región, con el desplazamiento de la primacía largamente detentada por Asunción, ha-cia la ciudad de Buenos Aires. Un indicador claro del fenómeno fue la creación del Obispado deBuenos Aires en 1620, que hasta entonces era dependiente del Paraguay. Esta rejerarquizaciónde Buenos Aires tropezó con los intereses limeños, que se manifestaron rápidamente ante la Co-rona, con la obtención del establecimiento de la Aduana seca de Córdoba (7 de febrero de 1622).La competencia entre Buenos Aires y Lima fue dura ya que la capital virreinal siempre contó conmayor respaldo de la corona. De allí que varios emprendimientos rápidamente fracasaron como eldel gobernador de Buenos Aires, José Martínez Salazar quien fundó el tribunal de la Audiencia en1661, que fue suprimido diez años después. Un aliciente, al menos para el orgullo local, fue la dis-tinción del Rey a Buenos Aires con el título de “Muy noble y muy leal”, por la acción del coronelBaltasar García Ros al hacer rendir el bastión portugués instalado en Colonia de Sacramento (1705).

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Sólo a mediados del siglo dieciocho se pueden advertir claros signos de refuncionalización te-rritorial, en plena etapa borbónica, tanto con la creación de dos unidades territoriales con go-bernadores propios, pero subordinados a Buenos Aires: Montevideo (luego casi toda la BandaOriental) y Misiones (para las comunidades guaraníes tras la expulsión de los jesuitas), comocon la mayor intervención registrada: la creación del Virreinato del Río de la Plata con capitalen Buenos Aires (1776).Dicho Virreinato comprendía las gobernaciones de: Río de la Plata, Montevideo, Misiones, Malvi-nas, Paraguay y Tucumán; la presidencia de Charcas (Alto Perú) y los territorios de la jurisdicciónde las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que hasta entonces dependían del gobierno deChile. Como mandatarios locales el Río de la Plata, Paraguay y Tucumán contarían con Goberna-dores y Cuyo y los distritos del Alto Perú con Corregidores. La Ordenanza de Intendentes (1783) fue el último intento de organización territorial en la etapacolonial y por cierto el que más afectó la posterior implementación de nuestra realidad nacional.Por la misma se dividió el virreinato en ocho Intendencias que tomaron su nombre de las princi-pales ciudades (capitales) donde residirían los Intendentes:Por Real Orden del 5 de junio de 1784 se creó una novena intendencia con capital en Puno (enlo que eran las provincias del Callao abarcando los distritos de Puno, Lampa, Chucuito, Azanga-ro y Carabaya) por ser demasiado extenso el territorio incluido en la Intendencia de La Paz. Pos-teriormente (1796) dicha Intendencia se transfirió al virreinato del Perú.Hubo también otro tipo de organización territorial; las provincias de Mojos y Chiquitos, continua-ron junto con Montevideo y los pueblos de Misiones como gobernaciones militares, fuera del sis-tema de intendencias e inmediatamente subordinadas al virrey.En relación al actual territorio argentino, de la Real Ordenanza de Intendentes (1783) debe pres-tarse especial atención sólo a tres Intendencias que abarcaban las siguientes provincias actuales:La de Buenos Aires con Buenos Aires, Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos. La de San Miguel del Tu-cumán con Tucumán, La Rioja , Córdoba, Salta, Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero, con Ca-pital en la ciudad de Tucumán y la de Mendoza con Mendoza, San Juan y San Luis. Las Reales declaraciones de 1783 modificaron las dos últimas Intendencias, que quedaron con-formadas de la siguiente manera: La de Córdoba del Tucumán con Córdoba, La Rioja, Mendoza,San Juan y San Luis. La de Salta de Tucumán con Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca y Santiago delEstero, con Capital en la ciudad de Salta. Estos antecedentes históricos coloniales de provincias y municipios argentinos permiten compren-der los distintos niveles de organización territorial que se inició con la fundación de trece ciuda-des desde tres corrientes pobladoras, a partir de las cuales se organizaron con la Real Cédula de1567, dos gobernaciones (Buenos Aires y Tucumán) y un Corregimiento (el de Cuyo dependien-te de la Capitanía de Chile) formando parte del Virreinato del Perú hasta 1776, en que pasarona formar parte del Virreinato del Río de la Plata. Con la Real Ordenanza de Intendentes de 1782y su rápida modificación con las Reales Declaraciones de 1783, quedaron conformadas las tres In-tendencias que comprendían las futuras provincias que participaron en la Organización Nacionalmediante la sanción de la Constitución de 1853.

2.5. De las ciudades a las provincias

La organización del Estado Nacional argentino a partir de la emancipación fue una tarea arduaque abarcó prácticamente medio siglo. En dicho proceso fue necesaria una reorganización terri-torial de lo que había sido el Virreinato del Río de la Plata, lo cual además se vio complejizado por

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los desprendimientos de regiones que pasaron a constituirse en nuevas unidades nacionales. Tan-to el Virreinato como las Intendencias fueron intentos de homogeneización de una diversidad te-rritorial que no terminó de amalgamarse, por lo cual tras la emancipación primaron las fisurasexistentes sobre los esfuerzos cohesitivos, y se sucedieron las guerras civiles, las continuas tensio-nes frente a la diversidad de intereses donde se pretendía hacer prevalecer imposiciones de algu-nas de las partes respecto del resto más que la búsqueda de un destino común concertado55.Las intendencias se fueron transformando en provincias, cuya formación se hizo pivotar sobre lastrece ciudades más importantes del actual territorio de la Argentina, con el posterior agregado deEntre Ríos (1814), que llevó a catorce el número de las provincias iniciales de organización nacio-nal, cuyos representantes sancionaron la Constitución en 1853.Desde el gobierno central (en sus diferentes modalidades) se procuraron establecer nuevos crite-rios de organización del territorio como sucedió en 1813 con un decreto del Triunvirato que se-gregaba de la ex - intendencia de Córdoba a la Provincia de Cuyo: Mendoza, San Juan y San Luis.Al año siguiente el Director Supremo Gervasio Posadas creaba la Provincia Oriental del Río de laPlata y las provincias de Entre Ríos y Corrientes (que comprendía los pueblos de las Misiones) se-parándolas de la Intendencia de Buenos Aires. Contemporáneamente dispuso también la divisiónde la Intendencia de Salta en las provincias de Tucumán (Tucumán, Santiago del Estero y Cata-marca) y de Salta (Salta, Jujuy, Orán, Tarija y Santa María). En otros casos se registraron declara-ciones de autonomía provincial impulsadas por sus gobernadores como sucedió con Salta y Jujuy(Güemes en 1815) o Santa Fe (Estanislao López en 1818). Para la década de 1820 la mayor par-te de las provincias existentes avanzaban en su organización jurídica mediante reglamentos o es-tatutos provisorios que anticipaban las constituciones provinciales posteriormente sancionadas. El análisis de la procedencia de los representantes al Congreso General Constituyente que sesio-nó en Buenos Aires entre 1824 y 1827, permite advertir la configuración de un nuevo mapa te-rritorial: Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes y Misiones (Litoral); Mendoza, San Juan y San Luis (Cu-yo); Jujuy, Salta, Catamarca y Tucumán (Norte); Córdoba, Santiago del Estero y La Rioja (Interior);Banda Oriental y Tarija (que luego se segregaron de las Provincias Unidas del Río de la Plata).

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55 En Facundo, Sarmiento sostuvo el concepto de Federación de ciudades como cimiento de la organización de la República: “Del vi-rreinato de Buenos Aires salen, al fin de la lucha, cuatro Estados: Bolivia, Paraguay, Banda Oriental y República Argentina: federación delvirreinato. La República Argentina se divide en provincias, no en las antiguas Intendencias, sino por ciudades: federación de las Ciuda-des. No es que la palabra federación signifique separación; sino que dada la separación previa, expresa la unión de partes distintas. LaRepública Argentina se hallaba en esta crisis social, y muchos hombres notables y bien intencionados de las ciudades creían que es po-sible hacer federaciones cada vez que un hombre o un pueblo se sienten sin respeto por una autoridad nominal, y de puro convenio”.

capítulo 3La gran aldea y la revolución industrial

1. Entrando a la gran aldea

1.1. La impronta literaria

“En fin, yo, que había conocido aquel Buenos Aires de 1862, patriota, sencillo, semi-tendero,semicurial y semi-aldea.” (Lucio López, La gran aldea)

El interés que suscitó el folletín La gran aldea en los lectores del diario Sud-América56, terminóconvirtiéndolo en una novela que luego se publicó con el subtítulo de costumbres bonaerenses(López, 1884). El relato de Lucio V. López, asumió la forma de una autobiografía, que se iniciabacon los recuerdos de una infancia marcada profundamente por la muerte de su padre y la consi-guiente mudanza de la “pobre morada” natal a la “espléndida mansión” de los tíos, a cuyo car-go quedó, en una de las principales cuadras de la calle de la Victoria (actual Hipólito Yrigoyen).Con la intención de presentar una fábula, con fuertes ribetes de caricatura social de los tiemposcercanos a la Batalla de Pavón, el autor fue tejiendo una ingeniosa secuencia ligada a la vida ma-trimonial del tío Ramón mediante la cual ilustraba el pasaje de una cultura “tradicional” asimila-da a su primera esposa, Medea Berrotarán hacia otra, “moderna” asociada a su segunda espo-sa, Blanca Montifiori. Precisamente en las pinceladas sociales porteñas que conforma el entornodel eje argumental, con reconocidos personajes de época57, estuvo el atractivo mayor de la obra. Ciertos críticos literarios explicaron la gran trascendencia de la obra, tal como puede apreciarse enlos trabajos de Ricardo Rojas (1922) y el dirigido por Rafael Alberto Arrieta (1959), por el hechode ser un discurso pionero en su género y sobre todo por el valor documental para una época.Alfonso de Laferrère (1952) en su Prólogo a la edición de Estrada sostuvo que si bien el autor dioal título una intención hiriente, la posteridad lo ha convertido en un nombre afectivo y melancó-lico: “Quiso ser cruel con Buenos Aires, pero el amor a Buenos Aires lo venció”.A más de un siglo de su publicación, La gran aldea no solo siguió vigente sino que se instaló fuer-temente en la historiografía urbana, sobre todo por el título, que proveyó una de las imágenesmás fuertes como rótulo para un período de la evolución de Buenos Aires. Su hallazgo radicó enla posibilidad de hacer una doble lectura: ya sea porque, desde lo descriptivo, rendía cuenta deuna aldea que físicamente se había sobredimensionado, o porque, desde lo interpretativo, rese-ñaba un anhelo social de grandeza que no se condecía con la realidad vigente. Una contradicción

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56 Diario fundado en 1884 en el cual se publicaron fascículos de gran trascendencia como la Gran Aldea de Lucio V. López y Fruto Ve-dado de Paul Groussac.

57 Entre otros: Bernardo de Irigoyen (Bonifacio de las Vueltas); Bartolomé Mitre (Buenaventura); Rufino de Elizalde (doctor Trevexo);Juan Carlos Gómez (Benito) y una referencia indirecta, mediante descripción física, de Nicolás Avellaneda, por ejemplo en ocasión devisitar al doctor Trevexo.

intencional que rindió cuenta de una ciudad que tenía más tamaño que jerarquía, en los térmi-nos que se entendía debía ser una ciudad “moderna”.A Lucio V. López, que vivió apasionadamente incluso en su desenlace con un duelo como para noescapar a los designios trágicos de una generación romántica, le debemos por un lado una puer-ta de entrada metafórica para conocer aquella ciudad de Buenos Aires y por otro lado nos ofre-ce un conjunto de vivencias que nos permiten recuperar el paisaje urbano del momento.“No era entonces Buenos Aires lo que es ahora” sentenció Lucio V. López para resaltar los cam-bios operados durante los “veintidós años transcurridos” entre la vivencia y el relato. Fenómeno,que a su entender, sobre todo se advertía en el cambio de “fisonomía” en la calle Perú y Victo-ria (actual Hipólito Yrigoyen) de un “centro” que comenzaba en “la calle de la Piedad y termi-naba en la de Potosí”. Allí nacía el “barrio de las tiendas de tono”58 que se prolongaba “por lacalle de la Victoria hasta la de Esmeralda, y aquellas cinco cuadras, constituían en esa época elboulevard de la fashion de la gran capital”. La diferencia entre las más nuevas tiendas europeas,que fueron catalogadas como “híbridas y raquíticas, sin carácter local” y la desterrada “tiendaporteña” no sólo era formal59, con ese “olor inextinguible a tripe60”, sino que estaba dada porla sustitución de los vendedores nativos, aquellos tenderos dandys de gran despliegue ceremonialcon los clientes o bien los llamados sirenas por mostrar solo la parte superior de su cuerpo tras elmostrador, por inmigrantes61.

1.2. Miradas foráneas

"Buenos Aires, he dicho, es en término preeminente una ciudad del futuro, y el ojo de la mentela ve sentada en reine sobre su río súbdito, con una tiara de torres y una falda elegante y anchade nobles edificios, dársenas y paseos donde bajíos lodosos y erupciones de tosca ahora entris-tecen la vista." (Richard F. Burton, Letters from the battle-fields of Paraguay)

Los viajeros proporcionaron una heterogénea gama de relatos que permiten recuperar una “en-trada” basada ante todo en vivencias, y en la mayor parte de los casos el inicio estaba dado conlas primeras impresiones que deparaba la ciudad de Buenos Aires en el proceso de acercamiento:“Vista de a bordo -escribió Thomas José Hutchinson [(1862–1863) 1865:10] - la ciudad de Bue-

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58 El autor destacó como la “vanguardia sur de las tiendas” al establecimiento del señor Bolar: “local de esquina, mostrador democrá-tico al alba, cuando cocineras y patronas madrugadoras acudían al mercado, y burgués, si no aristocrático, entre las siete de la noche yel toque de ánimas” (cap. V)

59 “...de mostrador corrido y gato blanco formal sentado sobre él a guisa de esfinge. ¡Oh, qué tiendas aquellas! Me parece que veosus puertas sin vidrieras, tapizadas con los últimos percales recibidos, cuyas piezas avanzaban dos o tres metros al exterior sobre la pa-red de la calle; y entre las piezas de percal, la pieza de pekín lustroso de medio ancho, clavada también en el muro, inflándose con elviento y lista para que la mano de la marchanta conocedora apreciase la calidad del género entre el índice y el pulgar, sin obligación depenetrar a la tienda. Aquella era buena fe comercial y no la de hoy, en que la enorme vidriera engolosina los ojos sin satisfacer las exi-gencias del tacto que reclamaban nuestras madres con un derecho indiscutible.” (López, 1884: cap. V)

60 Tripe: tejido de lana parecido al terciopelo.

61 “¡Y qué mozos! ¡Qué vendedores los de las tiendas de entonces! Cuán lejos están los tenderos franceses y españoles de hoy de te-ner la alcurnia y los méritos sociales de aquella juventud dorada, hija de la tierra, último vástago del aristocrático comercio al menudeode la colonia. No pasaba una señora ni una niña por la calle sin tributar los más afectuosos saludos a la rueda de contertulianos senta-dos cómodamente en sillas colocadas en la calle y presididos por el dueño del establecimiento. Y cuando las lindas transeúntes pene-traban a la tienda, el dueño dejaba a sus amigos, saludaba a sus clientas con un efusivo apretón de manos, preguntaba a la mamá porese caballero , echaba algunos requiebros de buen tono a las señoritas, tomaba el mate de manos del cadete y lo ofrecía a las señorascon la más exquisita amabilidad; y sólo después de haber cumplido con todas las reglas de este prefacio de la galantería, entraban clien-tas y tenderos a tratar de la ardua cuestión de los negocios.” (López, 1884 : cap. V).

nos Aires tiene una apariencia muy agradable. Entre los objetos más prominentes visibles desdeel buque, están las cúpulas de muchas hermosas iglesias cubiertas de tejas de porcelana azul yblanca. Una descripción que puede denominarse “clásica” en tanto desde los remotos tiemposcoloniales, las iglesias eran los elementos arquitectónicos más destacados. En términos genera-les, las apreciaciones fueron elogiosas; sólo en contados casos se encuentran apreciaciones comola de los Random Sketches of Buenos Aires [(1865-1866) 1868 : 3]: ”Buenos Aires vista desde elrío no presenta una apariencia muy llamativa o pintoresca. [...] el contorno de edificios, aunquecortado por numerosas cúpulas y torres, es derecho y monótono”.Para Robert B. Cunningham Graham [(1862 y 1882) 1914], recién superada la primera línea vi-sual de los techos de las iglesias, las cúpulas, las torres y algunas altas palmeras, aparecía unaciudad de casas bajas y blancas, que le daban cierto aspecto oriental. Comparándola con la ciu-dad de fin de siglo, que conoció en un segundo viaje, sostuvo que todavía era una ciudad colo-nial, lo cual estuvo lejos de constituir una crítica, sino más bien cierta nostalgia por todo el en-canto que encerraba 62.Estas sensaciones iniciales, que venían mezcladas con las expectativas e informaciones que cadauno traía, fueron expresadas en términos comparativos con el lugar de origen, en tanto los des-tinatarios del relato eran sus pares, ampliándose en algunos casos con otras ciudades europeas oamericanas. En este sentido los relatos de viajeros cobran un relieve muy importante en tanto intentan expli-car o definir lo nuevo, de allí que ciertas costumbres o tradiciones que para la cultura local sonobvias o que simplemente se practican por formar parte de la misma, son dotadas de una con-ceptualización, con las ventajas y desventajas lógicas por ser producida “desde afuera” de la cul-tura en cuestión. Las sensaciones que provocaba el recorte de la silueta urbana en el horizonte 63 solían estar se-guidas por todo lo que implicaba la llegada a destino, en tanto la fuerte actividad naviera exis-tente no se veía correspondida con una infraestructura adecuada. William Hadfield [(1868)1869: 103] reseñó la situación que se vivía: “Las dificultades del fondeadero todavía existen, pero unbosque de mástiles, que se extiende por muchas millas en las radas externa e interna, junto conun considerable número de barcos a vapor (los últimos particularmente en la rada interna) pue-den ser observados y dos malecones o muelles han sido erigidos, uno exclusivamente para finesde la Casa de Aduana, el otro para botes y pasajeros, pero una gran porción del tráfico todavíaes llevada a cabo con carretas que van junto a los botes con carga o para llevársela. Llegando almuelle, se presenta una escena llena de gente por el transporte del equipaje de los pasajeros quees tomado a cargo por peones o porteros y llevado para inspección al pequeño depósito en la en-trada al muelle”.Por comentarios de Robert B. Cunnighame Graham [(1862 y 1882) 1914] y de Arthur Shaw (1864y 1884) 1907), sabemos que las críticas al mal estado del muelle estaban tan generalizadas quemerecían una columna irónica, titulada “Un agujero en el muelle” que se publicaba en el perió-dico The Buenos Aires Standard. Tras el acecho de los changadores el “equipaje es depositado enla mitad más al norte de la “Resguardia”, aquí representado por dos pequeñas glorietas, kioscos

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62 “Así le sucede al hombre que en su juventud ha visto a una bailadora gitana, morena, ágil y cenceña, y se ha complacido en verladesde lejos, que años más tarde vuelve a encontrarla casada con un capitalista, esplendorosa de joyas y trajes de París, y que piensa quea sus ojos era más hermosa allá en el Burrero, envuelta en su raído mantón de Manila” (70).

63 "[El viajero] va a ser impresionado por la encantadora vista que Buenos Aires presenta en la distancia. Los elegantes minaretes, lastorres de las iglesias y las centellantes cúpulas le dan una apariencia ligera y fantástica a la ciudad" (Mulhall, 1863: 2); "Las altas cúpu-las y blancas torres de las iglesias y del Cabildo se destacan con gran contraste contra el cielo azul puro..." (Hinchliff, 1863 : 44).

o casas de té chinas, curiosidades de madera a rayas azules y blancas, extrañamente adjuntas ala raíz de la larga proyección. La manía del kiosco ha migrado –según Hermann Burmeister[(1857-1860)1943 : 154] - desde los bancos del Sena al lejano Padre Plata”.Estas “entradas” a la ciudad de los viajeros con sus primeras impresiones, ofrecen un abanico dereferentes, algunos objetivos y otros interpretativos, que posibilitan recuperar la diversidad y he-terogeneidad de la ciudad real desde lo discursivo.

2. El impacto de la revolución industrial y la modernidad en el imaginario local.

“La dinámica de las redes de servicios tiende así a sustituir a la estática de los lugares edificadospara condicionar mentalidades y comportamientos urbanos. Un sistema de referencia físico ymental, constituido por redes materiales e inmateriales, así como por objetos técnicos, y cuyamanipulación pone en juego un repertorio de imágenes y de informaciones, resuena en un cir-cuito que se cierra sobre las relaciones que mantienen nuestras sociedades con el espacio, eltiempo y los hombres. A este sistema operativo, válido y factible en cualquier lugar, en la ciu-dad como en el campo, en los pueblos como en los suburbios, se le puede llamar lo URBANO”(Françoise Choay, El reino de lo urbano y la muerte de la ciudad)

La progresiva materialización de la modernidad 64 en Buenos Aires fue el fruto de diferentes ima-ginarios previos, que claramente desde la etapa rivadaviana generaron proyectos que, en algunoscasos, se implementaron muchas décadas después. Adrián Gorelik (2004) sostuvo que Sarmiento65 fue “la figura que fijó los tópicos matriciales encuyo torno ha girado buena parte de la cultura argentina desde entonces”. En el Facundo, Sar-miento definió a las ciudades como “el centro de la civilización” y para fundamentar este argu-mento hizo un inventario de factores existentes en ellas: “los talleres de las artes, las tiendas delcomercio, las escuelas y colegios, los juzgados, todo lo que caracteriza, en fin, a los pueblos cul-tos. La elegancia en los modales, las comodidades del lujo, los vestidos europeos, el frac y la le-vita tienen allí su teatro y su lugar conveniente”. Las ciudades se contraponían a los desiertosque eran sinónimo de naturaleza salvaje, de allí la diferencia que a su entender existía entre elhombre de la ciudad que “viste el traje europeo, vive de la vida civilizada tal como la conocemosen todas partes: allí están las leyes, las ideas de progreso, los medios de instrucción, alguna or-ganización municipal, el gobierno regular” y el hombre de campo que “lleva otro traje, que lla-maré americano por ser común a todos los pueblos; sus hábitos de vida son diversos, sus nece-sidades peculiares y limitadas”. Las presentó Sarmiento como dos sociedades no solo diferentessino contrapuestas66.Fernando Aliata (1998) advirtió sobre dos facetas del pensamiento sarmientino, una vinculada a

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64 “La casa fue transformada: todo el menaje de los tiempos prehistóricos de Pavón fue modificado por un mobiliario moderno del máscorrecto gusto contemporáneo” (López, 1884).

65 Con el relación al imaginario urbano de Sarmiento se recomiendan los textos de Adrián Gorelik, La grilla y el parque (1998) y Mira-das sobre Buenos Aires: historia cultural y crítica urbana (2004).

66 “El hombre de la campaña, lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con desdén su lujo y sus modales corteses; y el ves-tido del ciudadano, el frac, la silla, la capa, ningún signo europeo puede presentarse impunemente en la campaña. Todo lo que hay decivilizado en la ciudad está bloqueado allí, proscrito afuera; y el que osara mostrarse con levita, por ejemplo, y montado en silla inglesa,atraería sobre sí las burlas y las agresiones brutales de los campesinos”

un determinismo geográfico que por ejemplo garantizarían una mayor jerarquía de Buenos Airessobre Córdoba 67 y otra, en consonancia con el espíritu rivadaviano, por el cual el progreso y or-denamiento urbano eran el soporte para el cambio social.Los pilares de la hegemonía de la ciudad de Buenos Aires –según Sarmiento- estaban dados por-que “ella sola [...] está en contacto con las naciones europeas; ella sola explota las ventajas delcomercio extranjero; ella sola tiene poder y rentas” en tanto por una política que calificó de “es-túpida y colonial” no dejo pasar a las provincias “un poco de civilización, de industria y de pobla-ción europea”. Para Gorelik hubo al menos dos Buenos Aires en Sarmiento, la primera 68 es aque-lla que todavía no conocía al momento de escribir el Facundo a la que auguraba una función pri-mordial69 y la segunda que va conociendo una vez instalado en ella70, y donde a su entender lasformas urbanas se contraponían a tal punto con las formas sociales que era necesario hacer unaciudad nueva, programa muy diferente al de la elite porteña de “modernizar” la ciudad en sucentro histórico una vez que fue designada Capital Federal.Desde mediados del siglo diecinueve y sobre todo en la década de los sesenta se puede indagarla necesidad que tuvieron ciertos sectores sociales de promover en la opinión pública un “deseo”de modernidad, si bien, hay que tener en cuenta que Buenos Aires era una ciudad disputada en-tre la Provincia homónima y el Gobierno Nacional. Mediante la denominada Ley de “Compromi-so” que se dilataba en el tiempo, las autoridades nacionales residían en la capital provincial y sinduda fue la causa de inhibir grandes inversiones hasta el momento de una resolución definitivay que la Municipalidad local no podía afrontar por si misma. A esta limitación se agregaron, porejemplo, los gastos ocasionados por la Guerra de la Triple Alianza, que también se prolongó enel tiempo mucho más allá de lo previsto originalmente.

2.1. Cambios culturales en la percepción del tiempo

“Así, en el mundo ampliado, el impacto [...] de toda la tecnología aceleradora tuvo al menosdos caras – apuró el tiempo de la existencia corriente y transformó la memoria de los años pa-

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67 “La geografía determina aquí la presencia del río, la abierta costa donde todo llega, penetra y provoca una constante mutación deideas y costumbres. Frente a la ciudad claustral y encajonada entre la llanura y los cerros [se refiere a la ciudad de Córdoba], aparece laBuenos Aires sin límites de horizonte que se expande hacia las aguas en constante movimiento y hacia la pampa infinita. Allí están crea-das las inmejorables condiciones naturales que permiten la reproducción de las nuevas ideas, el crecimiento económico o la integraciónde los extranjeros, factores que posibilitan, poco a poco, la modificación de la retrógrada herencia española. Como Esparta y Atenas,como Roma y Cartago, ambas ciudades depositarias de opuestos ideológicos absolutos, deben enfrentarse. La geografía así lo deter-mina, como también determina que a la larga la ciudad porteña, abierta al mundo, será la vencedora porque de su lado está inevitable-mente la civilización y el progreso”

68 “La ciudad litoral, puerto y puerta, que a través del Plata se abre a Europa como un dispositivo de transferencia modernizadora, pa-ra todo el país y el continente, de sus mercancías, sus personas y sus ideas. Esta es l representación que Sarmiento recoge del imagina-rio revolucionario: la excentricidad de Buenos Aires en el ensimismado sistema urbano y económico español-americano le había permi-tido desarrollarse al margen, impregnándose de la savia ilustrada liberadora que simplemente debía ahora hacerse fluir hacia el interior,invirtiendo la pendiente por la cual todos los ríos desembocan en el estuario que la ciudad domina. Buenos Aires es, en esta represen-tación, como el diafragma del país y el continente, en un esquema de dialéctica espacial en la que, así como Córdoba encarna a Espa-ña, Buenos Aires encarna a la Europa moderna” (74).

69 “Buenos Aires está llamada a ser un día la ciudad más gigantesca de ambas Américas. Bajo un clima benigno, señora de la navega-ción de cien ríos que fluyen a sus pies, reclinada muellemente sobre un inmenso territorio, y con trece provincias interiores que no co-nocen otra salida para sus productos, fuera ya la Babilonia Americana, si el espíritu de la Pampa no hubiese soplado sobre ella, y si noahogase en sus fuentes el tributo de riqueza que los ríos y las provincias tienen que llevarla siempre. Ella sola en la vasta extensión ar-gentina, está en contacto con las naciones europeas; ella sola explota las ventajas del comercio extranjero; ella sola tiene poder y ren-tas. En vano le han pedido las provincias que les deje pasar un poco de civilización, de industria y de población europea: una política es-túpida y colonial se hizo sorda a estos clamores”.

70 “Es el contraste escandaloso entre esa sociedad moderna y homogénea y una estructura urbana e institucional tradicional, colonial,de calles tubulares que, como una prisión, contiene a la sociedad y no la deja respirar” (76).

sados, el material de la identidad de todos, en algo lento. Los recuerdos tienen la capacidad deconvertirse en nostálgicos sólo después que los cambios hayan hecho posibles las comparacio-nes y que el pasado parezca ¡irremisiblemente perdido!” (Stephen Kern, The Culture of Time and Space 1880–1918)

José María Cantilo en una de las Editoriales del Semanario El Correo del Domingo intentó definir“qué era” Buenos Aires. Mediante una sentencia fuerte sostuvo que era una “ciudad grande” (don-de “grande” estuvo más ligado a la jerarquía alcanzada que al tamaño) para contraponerse al con-cepto de “gran pueblo”; argumentando irónicamente que su decisión se basaba en el hecho quese podría pensar que estaba haciendo alusión a las virtudes (“gran”) de sus habitantes (“pueblo”).Sin duda hubiese podido utilizar la categoría de “pueblo grande” si la intención era evitar cual-quier tipo de confusión interpretativa, resultando evidente el objetivo no sólo de brindar un con-cepto diferente sino de descartar todo tipo de referencias que remitiesen a la categoría de “pue-blo”. Esa necesidad de una clara diferenciación entre lo que era un “pueblo y una “ciudad” seenmarca en toda una nueva formulación de conceptos que se estaba dando a nivel mundial so-bre lo urbano, que rendía cuenta de los cambios trascendentes que estaban sufriendo las ciuda-des de mediados del siglo XIX. Gideon Sjoberg en el artículo “Origen y evolución de las ciuda-des” señaló que en el marco de unos cinco mil años que el hombre vive en ciudades “la propor-ción de la población humana concentrada en ciudades no empezó a aumentar de forma signifi-cativa hasta hace unos cien años” provocándose en ese momento no sólo un quiebre definitivocon las ciudades preindustriales sino la génesis de las mayores concentraciones humanas que ha-ya conocido la humanidad. Esta necesidad de diferenciación entre “pueblo” y “ciudad”, también la intentaron dirimir ciertosviajeros como Richard Burton (1870): "Buenos Aires es evidentemente una ciudad; tiene un apre-suramiento y excitación cívicos; hay una actitud pulida de ciudadano en ella; la primera miradanos dice que no es, como Montevideo, un pueblo". En ambos casos (Cantilo y Burton) se puedeapreciar que no se recurrió tanto a una definición como a la posibilidad de establecer diferenciasa partir de comparaciones efectuadas entre tipos de asentamientos urbanos. Así como Burton re-curre a Montevideo para marcar diferencias más bien cívico-políticas 71, Cantilo lo hizo con Asun-ción, para caracterizar estilos de vida que hacían de Asunción una ciudad “quieta, tranquila, con-tenida, fija; mira y no ve” (pasando en su discurso a estar asociada a lo tradicional) y de BuenosAires una ciudad: “movible, anhelosa, [que] mira hacia adelante; anda, alienta, se precipita, qui-siera tener alas” (como fenómeno propio de aquellas ciudades que tenían una “vida moderna”). La comparación de Cantilo resulta muy significativa y sin duda tenía mayor peso para la opiniónpública local en tanto Buenos Aires, que nació como un derivado de Asunción, ya estaba experi-mentado un proceso transformador superior.¿Qué implicaba esa “vida moderna” para Cantilo? Podrían desagregarse dos niveles: uno sensi-tivo “me refiero a ese vértigo que suele subir a la cabeza y produce emociones que no dejan pen-sar en mañana” y otro abstracto “eso solo pasa en las ciudades grandes, especialmente allí don-de se vive según el modelo francés o más bien parisiense” [CD, t. I, nº 24 -12/JUN/1864-, 370(Bruno "La Semana")].

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71 Lo cual remite al concepto clásico de considerar a los habitantes de las ciudades como “ciudadanos” con determinados derechosde participación en el gobierno local.

Este modelo “parisiense”, en tanto imagen utilizada como si fuera un figurín de la moda indu-mentaria, seguramente provino de diferentes fuentes, desde la literatura francesa que empezabaa rendir cuenta de los profundos cambios físicos y sociales que se estaban operando desde unasdécadas atrás en París 72, hasta relatos, orales y escritos, de “viajeros” en ambos sentidos (los quevenían de Europa y aquellos que viajaban a París). Resulta evidente que algunos sectores socialesde Buenos Aires, disponían de nuevos parámetros para poder “mirar” la profunda aceleración–“ese vértigo”– que parecía caracterizar a los fenómenos urbanos de la época, dónde lo “nue-vo” estaba esencialmente ligado a la velocidad. Stephen Kern (1983) en el capítulo “Speed”, ana-lizó toda una gama de repercusiones, favorables o detractoras, que tuvieron aquellas innovacio-nes que provocaron una profunda aceleración tanto en los procesos tecnificados como en la vi-vencia de los mismos, donde “muchos escritores, sin embargo, dieron la bienvenida al colapso deviejas empalizadas y consideraron a la nueva velocidad de modo favorable como un símbolo devitalidad, una magnificación de las posibilidades de la experiencia, o como un antídoto al provin-cialismo” (128). Remarcando Kern que más allá de la posición asumida o “a pesar de la mezclade sentimientos, sin embargo, se puede decir sin connotaciones que la nueva velocidad tuvo unprofundo impacto en la civilización” (129).La “velocidad” en el discurso de Cantilo apareció como el soporte de acciones sociales que cam-biaron sus ritmos provocando un cambio cultural en cuanto a las expectativas respecto del tiem-po y se densificaron socialmente por el número de personas implicadas. En tanto aceleración deprácticas, la velocidad estaría funcionando como una frontera entre tradición y progreso; en tan-to densificación social como desviación de sentido de una inmigración pensada para el ámbitorural pero que estaba asentándose, más allá de lo previsto, en la ciudad.La presentación que hizo Cantilo de Buenos Aires como “babilonia” e “infierno”73, además deofrecer un paisaje urbano muy diferente al de Lucio V. López (1884), reviste el interés de un de-safío percepcional y vivencial de la “vida moderna” mediante el cual intentaba plantear a los lec-tores una disyuntiva: aceptación del desafío o resguardo en un ámbito más “tradicional”.La “velocidad” de crecimiento en la dimensión física de la ciudad, implicaba una fragmentaciónespacial, diferenciándose por un lado un centro y por otro lado suburbios resignificados74; esto

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72 El Doctor Juan María Gutiérrez en su artículo “Estadística bibliográfica de Buenos Aires correspondiente al año de 1863” (La Revis-ta de Buenos Aires, Tomo I) señaló: "Hemos deseado obtener noticias sobre el número de libros extranjeros que se consumen entre no-sotros; pero no hemos obtenido resultados satisfactorios [...]. Como hasta ahora los libros no pagaban derechos al pasar por la Adua-na, no han quedado consignados en los registros sino muy pocos hechos relativos á nuestro propósito" (279).

73 “Si no nos vamos a vivir a otra parte, en esta ciudad corremos riesgo de morir impensadamente. Los jinetes andan a escape, los ca-rruajes disparan, los cargadores llenan las veredas con bultos encima, los albañiles no dejan paso por ellas ni á los enfermos; en la Bol-sa hay una caballada, en las galerías del Cabildo grupos densos de gente afanada por ganar pleitos; por el muelle no se puede pasar,porque los changadores asaltan a la gente a fuerza de quererlas servir, los trenes de los caminos de fierro se obstruyen de pasajeros, enlos hospitales no caben los enfermos![...]Tanto estrépito, tanto atropello, tanto gentío en las calles, tanto organillo, tanta casa que sehace ó que se rehace, tanto aguador con campanilla, tantos gritos, tanto mendigo, tanto vestido de cola, tanta máquina, es para de-sear huir mil leguas de aquí. Prefiero el Paraguay con su solemne silencio, sus patriarcales costumbres, sus trajes que no siguen los figu-rines, sus sombreros y la linterna en la mano, que esta babilonia, este infierno en que se ha convertido Buenos Aires. Probablemente meembarco en el primer vapor para la Asunción.” [CD, t. I, nº 45 –06/NOV/64-, 706-7 (Bruno, “La Semana”)]. Argumentando posterior-mente que "El aumento de la población condensada en la ciudad, ha producido la ventaja de que ya no haya donde vivir con el espa-cio que la higiene requiere, y que los mendigos superabunden, y que centenares de muchachos entonen desde que Dios amanece loscánticos de lotería, y que otro centenar de arpistas, organistas con y sin monos ocupen las calles de sol á sol, dueños de la ciudad todala noche si el negocio se presenta; y que haya barrios centrales que darían un capítulo á los Misterios de Paris [haciendo referencia a laobra de Eugenio Sué] y la yapa, barrios donde están en escena constante hombres y mujeres de todos los países del mundo, porque lainmigración que llega no es solamente de industriales sino que trae también su parte de industriosos en ramos de que no se ocupan lostratados de economía política, aunque suelen figurar en los cuadros estadísticos para señalar el grado de progreso de un pueblo, en sushospitales y cárceles” [CD, t. II, nº 60, -19/FEB/1865- , 113-115 (Bruno, "La Semana")]

74 “El otro día no he podido menos de detenerme un momento á gozar de la vista que ofrece una hermosa casa de la calle Cangallo,entre Esmeralda y Suipacha, con su jardín y los frondosos arbustos del fondo. Estas bellezas no se encuentran sino en casas muy conta-

también remitía al figurín parisino “Buenos Aires se va agrandando mucho. Ya la población delnorte ignora lo que pasa en la del sur y a esta sucede lo mismo con aquella.[...] Nos vamos pare-ciendo mucho a Paris” [CD, t. I, nº 42 –16/OCT/1864-, 658-9 (Bruno “La Semana”)]. Este asom-bro por el crecimiento también quedó reflejado en aquellos viajeros que visitaron la ciudad en másde una oportunidad como el caso de William Hadfield (1869) quien al comparar sus viajes de1853 y 1868 se vio impactado porque tanto su población como su tamaño se habían duplica-do75, como así también por la jerarquía alcanzada: “Cuanto más miro a esta gran ciudad, másme llama la atención su crecimiento como también el lujo con el cual ha sido atendida, evidenteen el estilo de construcción y en los grandes establecimientos privados, algunos de los cuales en-tran realmente en una escala principesca” (131) 76. Para Cantilo, los ingredientes de la percepciónempírica (velocidad de cambio, crecimiento físico y demográfico) funcionaron como el sustentode la resignificación simbólica mediante la cual se expresaba como deseo en el imaginario, com-parándose con París en modo desiderativo: “Una prueba de que progresamos, de que vamossiendo un pequeño Paris, la tenemos en la diferencia que se nota entre este y los pasados tiem-pos” [CD, t. II, nº 60, -19/FEB/1865-, 113-115 (Bruno “La Semana”)].El deseo de llegar a parecerse cada vez más a París sin duda formaba parte de la euforia de unsector dirigente que se sentía consolidando una organización nacional, asociada con una inser-ción económica al mercado mundial que propiciaba un despegue económico inusitado. Este con-texto de optimismo hacia el futuro tuvo sus improntas más fuertes con los primeros impactos dela expansión de la revolución industrial, sobre todo en los medios de transporte (ferrocarriles ybarcos a vapor) y de comunicación (telégrafo) 77.

2.2. Cambios culturales en la percepción del espacio

“Escucho el silbato de la locomotora en los bosques. Donde sea que aparezca esa música,tiene su consecuencia. Es la voz de la civilización del siglo diecinueve diciendo: Aquí estoy”(Ralph Waldo Emerson, Naturaleza)

Uno de los factores que produjo mayor cantidad de transformaciones en el período, fue la revo-lución que se operó en el sistema de comunicación. Fenómeno que se vinculó muy estrechamen-

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das del centro. El negocio hace estrecho todo; pronto se alquilará á tanto la pulgada de casa. Hay propietarios que piden un ojo de lacara por una vara de habitación. Está visto que dentro de muy poco tiempo las casas habitables, cómodas, modernas, elegantes, y conespacio para jardín, estarán en la parte que antes se llamaba suburbios y que se va convirtiendo en villas" [CD, t. I nº 11, -13/MAR/1864,162 (Bruno "La Semana")].

75 Según el Censo Nacional de 1869 la ciudad de Buenos Aires contaba con 171.404 habitantes. Con una extensión de 2504 cuadras,presentaba un total de 19.309 viviendas clasificadas: 86,38% de Azotea; 1,19% de Teja; 7,83% de Madera y 4,53% de Paja. El 88,7%de las viviendas era de una planta; el 10,3% de 2 plantas y el 0,9% de tres plantas.

76 Estas apreciaciones son muy similares a las vertidas por Latham (1867): "Buenos Aires es una ciudad hermosa y grande [...] Es sor-prendente el aumento de la extensión de la ciudad en estos últimos años; y el número de magníficas casas en ellos edificadas, de lascuales muchas merecen el nombre de palacios" (6).

77 “Hay pocas ciudades que hayan progresado tanto como Buenos Aires en los últimos diez años. En 1859 teníamos seis millas de fe-rrocarril; hoy en día tenemos 200 millas, en las líneas del Norte, del Sur, del Oeste y de la Ensenada. En 1859 había sólo una línea de bar-cos a vapor oceánicos; ahora hay siete líneas desde Inglaterra, Francia, Bélgica, Italia y los Estados Unidos. En 1859 había sólo dos ban-cos, hoy hay cuatro. En 1859 la circulación de periódicos era de 3.000 por día; ésta ahora llega a 20.000. En 1859 la población era de100.000, sólo la mitad de estimación actual. En 1859 no había una sola compañía de acciones ni una oficina de seguros inglesas en elpaís; hoy sería difícil numerarlas. En 1859 el número de inmigrantes era 4.700; ahora los [returns] muestran 30.000 per annum. En1859 el negocio de la Oficina de Correos comprendía 400.000 cartas y papeles; hoy en día es casi 4.000.000. En 1859 los revenues dela Aduana eran alrededor de £200.000; ahora exceden los £2.000.000 esterlinas. El mismo crecimiento se observa en todas las ramasde la industria o de empresas.” (Mulhall, 1869).

te a la expansión tecnológica de la Revolución Industrial y que tuvo como finalidad lograr un me-dio más eficaz para poner en contacto los ámbitos productores de materias primas con los cen-tros productores de manufacturas. Ferrocarriles y barcos a vapor conformaron el binomio adecua-do para el transporte de cargas para el nuevo sistema global que empezaba a consolidarse. Di-cho binomio se complementó con el telégrafo, cuyo tendido terrestre acompañaba la extensiónde los rieles del ferrocarril, en tanto los "mensajes" debían anticipar, incluso, la mayor velocidadlograda para las cargas.La trilogía resultante adecuó el sistema de comunicación de la época a la actividad comercial en-tre los diferentes países del nuevo sistema global, que estaba sustentado por una nueva red deintercambios, que modificó sustancialmente la relación "espacio-tiempo" entre regiones. Las dis-tancias ya no se considerarían tanto en su dimensión "geográfica" como en la "comunicacional". A su vez, dichos medios de transporte y comunicación, produjeron importantes cambios en la vi-da cotidiana de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires al propiciar una de las percepcionesmás nítidas del fenómeno moderno, desde aquellos originales diez kilómetros inaugurado en1857, en varias dimensiones: tanto el primer contacto con empresas capitalistas en gran escala,sobre todo con el ferrocarril, por el nivel de capitales implicados, infraestructura física y ocupa-ción de mano de obra, como el poder de transformación del espacio.Hans Ulrich Gumbrecht (1997) sostuvo que “Las estructuras y leyes internas de los ferrocarrilesno pueden ser negociadas por individuos – y por esa razón son vistas como un emblema de unacasualidad existencial impuesta. Pero también se han transformado en sistemas que, siendo coex-tensivos con el mundo, excluyen la posibilidad de ser observados desde el exterior. Esta es la ra-zón por la cual los ferrocarriles emergen como la metáfora preferida en discursos que intentanexplicar a los lectores no especializados los aspectos más revolucionarias de la ciencia y la filoso-fía modernas. En tales textos, los trenes representan ciertas condiciones estructurales de la exis-tencia humana que son tan generales que tienden a ser soslayadas.”El espacio físico interceptado por el comunicacional, parecía desdibujar los límites entre el “aden-tro” y el “afuera” de la ciudad. De allí que para José María Cantilo aquello que tradicionalmen-te se entendía como “irse al campo” comenzó a resignificarse en tanto “quiere decir en suma ir-se a Flores, a San Fernando, a Belgrano. Esto es como no salir de Buenos Aires. En esos pueblitosetiqueteros se vive como aquí, con las mismísimas exigencias que tanto incomodan en verano.Eso pues no es irse al campo. A lo más es mudar de barrio.” [CD, t. I, nº 48. -27/Nov/1864-,754-755 (Bruno “La Semana”)]Así como en el ámbito suburbano, algunos pueblos fueron percibidos como si ya fueran barrios,el ámbito rural, en tanto naturaleza, también se modificaba con la llegada del ferrocarril. En es-te sentido Dolf Sternberger (1974) señaló que “El paisaje del siglo XIX, que ha sufrido una trans-formación tan brutal y tan profunda, ha permanecido visible, al menos parcialmente, hasta nues-tros días. Está estructurado por el ferrocarril. Este no solamente «hizo época», como dice Som-bart, sino que también «hizo naturaleza», de estar permitido expresarse en estos términos. Portodos lados donde las montañas y los túneles, las quebradas y los viaductos, los torrentes y losteleféricos, los ríos y los puentes de hierro, aparecen asociados de una manera curiosa pero muyestrecha, uno encuentra los puntos de concentración de ese paisaje histórico, sus vistas sublimesque, en su oscuridad a lo Ruysdael, atraen hacia ellas toda la atención de sus contemporáneos,estas que han sido mil veces miradas, pintadas y mostradas por los visionarios. De una forma muyextraña esos lugares prueban que, bajo el triunfo de la civilización técnica, la naturaleza no zo-zobró en lo innominado ni en la ausencia de imágenes, que la mera construcción del puente odel túnel, no constituían en si mismo un objeto de contemplación, de admiración, de orgullo,

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previo a todas las características del paisaje, sino que el río o la montaña se asociaban ensegui-da a este aspecto técnico, por otra parte no como un vencido sometiéndose a su vencedor, si nopor el contrario como una potencia amiga que reivindica plenamente el prestigio que adquiereen este nuevo entorno”. Resulta de interés la resignificación del paisaje que propuso José María Cantilo para cuando elferrocarril permitiese alcanzar ámbitos como “Las Conchas” que era definido “como otra cosa”respecto a los pueblos ya asimilados espacialmente a la ciudad de Buenos Aires, en tanto “allí síque se vive con esa holgura que hace agradable los paseos campestres”. Un lugar todavía sig-nado “por el misterio” y “por la naturaleza majestuosa” que con respecto a la relación analiza-da por Dolf Sternberger entre lo natural y lo artificial, se redefiniría gracias al ferrocarril: “LasConchas por consiguiente van llevándose pobladores de la ciudad. A vuelta de poco tiempoaquella naturaleza primitiva habrá cambiado: el ferro carril tocará esos parajes y los hará el jar-dín de Buenos Aires” [CD, t. I, nº 48 -27/Nov/1864-, 754-755 (Bruno “La Semana”)]. Lo naturalinterceptado por lo artificial implicaría una marca cultural en “aquella naturaleza primitiva” con-virtiéndola en un “jardín”. El ferrocarril, era visto pues como un instrumento determinante en su poder de transformación ymodernización de los distintos ámbitos que iba alcanzando78. Además, en el seno mismo de laciudad, era el promotor de una gran cantidad de construcciones de un nuevo tipo de equipa-miento urbano, que llegó a valorizarse como “nuevas obras de arte”, tal fue el caso del “Puentede fierro en Barracas” del Ferro-carril del Sud, además de la profunda cirugía urbana79 que im-plicaba el tendido de rieles hasta prácticamente el centro neurálgico de la ciudad, actuales Plazade Mayo (ramales norte y sur) y Lavalle (ramal oeste)80.Para la vida cotidiana de los pobladores de la ciudad, el ferrocarril además abrió un conjunto deopciones para los días feriados: "En los días de fiesta la ciudad queda abandonada por millaresde sus moradores que se marchan á los pueblos que ponen en contacto con la capital las dos víasactuales. Los caminos de fierro han creado pues una necesidad." [CD, t. I, nº10 -06/Mar/1864-,147 (Bruno “La Semana”)]De allí que las estaciones de tren fueran consideradas como improntas de una nueva cultura quedispusieron, sobre todo los sectores acomodados, para la exhibición de una moda que se inter-nacionalizaba: “El gusto escocés en los trajes y sus adornos está en boga. No veo más que gra-ciosas escocesas por todas partes. El sombrerillo sigue en auge, en los paseos de los trenes sobretodo, y en los pueblos á que ellos conducen. Esto puede verse en las principales estaciones”. [CD,t. I, nº1,-06/Mar/1864-,10 (Bruno “La Semana”)]. En un artículo (sin firma) del Correo del Domingo, titulado "Una excursión al Tigre" de 1866 to-davía está presente el impacto del ferrocarril pese a su rápida difusión "De poco tiempo a estaparte se ofrece en Buenos Aires un espectáculo que no habían presenciado jamás los porteñosviejos. Mas claro: no se habían imaginado siquiera que sucedería semejante cosa. Hablamos de

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78 "Morón que ha resucitado al toque de los rieles del camino de fierro, y que es un pueblo puesto a la moderna" [CD, t. I, nº 43, -23/OCT/1864-, 674-5 (Bruno, “La Semana”)].

79 "La huella de la red ferroviaria en la traza urbana de Buenos Aires constituyó un elemento de singular impacto, tanto por las for-mas de acceso como por las improntas edilicias, playas de maniobras, galpones, etc. La primera estación del ferrocarril estuvo ubicadafrente al Parque de Artillería (en el actual emplazamiento del Teatro Colón), pero la más importante fue la Estación Central que servíade terminal a los trenes del norte y el sur y que estaba en el bajo sobre la calle Cangallo [actual Presidente Juan Domingo Perón], próxi-ma a la Plaza de Mayo" (Gutiérrez, 1990).

80 “Hace muy poco tiempo que ciertas mujeres nerviosas daban una prueba de mucho valor al pasar el puente del primer camino defierro, en medio de exclamaciones que mostraban sus impresiones nuevas. Pero hoy muy pocas personas ha de haber que no hayan via-jado en el ferro” [CD, t. III, nº 108, -21/Ene/1866-, 50-53 (Bruno “La Semana”)].

las escenas de los caminos de fierro, no menos interesantes porque sean repetidas” [CD, t. III, nº108 -21/Ene/1866-, 50-53 (s/f.,“Una excursión al Tigre”)].A los usos comunes del ferrocarril, se fueron añadiendo nuevas prácticas como el caso de una pa-reja que alquiló un tren para pasar la noche de boda: "Ese tren especial, ¡oh lectoras mías! con-ducirá fuera de la ciudad [habrá ya conducido anoche] a una feliz pareja después de pronunciarel sí que une para toda la vida" [CD, t. III, nº 117 -25/Mar/1866-,193-194 (Bruno, “La Semana”)].En otra oportunidad en la Editorial "Crónica", (Número 204 del Correo del Domingo de fines de1867), se puede apreciar como los usuarios del ferrocarril del Oeste fueron considerados comopúblico cautivo para desarrollar campañas proselitistas81.Nuevos “paisajes” que no sólo implicaban caracterizaciones físicas, para una lectura moderna, sinotambién temporales. El cambio en el contexto podría resumirse como el nacimiento de la noticia entanto inmediatez, experiencia desconocida o al menos demasiado tamizada en tiempos previos. Al igual que con los ferrocarriles, la utilización de los “vapores” se ampliaba muy rápidamente, yen el ámbito local, su mayor utilización estaba dada por el transporte de pasajeros: “El Uruguay,el Paraná y el inmenso Plata son hoy surcados por numerosos vapores, ocupados principalmenteen transportar pasajeros. El número doblará dentro de poco tiempo y en esa proporción será elmovimiento de las personas. El que no sigue con un poco de atención esa actividad fluvial, se sor-prende mucho cuando conoce la importancia que tiene la navegación de los ríos” [CD, t. III, nº108 -21/Ene/1866-, 50-53 (Bruno, “La Semana”)].En este sentido los barcos a vapor, también contribuyeron a crear el efecto: “Es imposible que loslectores retengan hoy lo que leyeron ayer. El descubrimiento de los paquetes a vapor hace que to-do sea viejo en pocas horas” [CD, t. I, nº 43, -23/Oct/1864-, 674-5 (Bruno “La Semana”)].Pero el proceso comunicacional, con respecto a los mensajes, fue con el telégrafo que adquirió ri-betes casi ficcionales, que pueden apreciarse en momentos históricos como el tendido subacuáti-co entre Buenos Aires y Montevideo 82: “El 29 de noviembre de 1866 hemos asistido a esa conver-sación de los dos pueblos. Nos parecía que veíamos los semblantes de los que nos hablaban, queleíamos sus pensamientos, que sentíamos los latidos de su corazón.” [CD, t. III, nº 153, -Dic/1866-,333-334 (Bruno “La Semana”)]. A poco tiempo de su funcionamiento se pudo advertir la utilidady peligrosidad de la capacidad comunicadora del telégrafo en cuanto a la veracidad de la informa-ción83. Por otro lado el uso público del mismo, fue seguido rápidamente por el privado, lo cual di-versificó en una gama mucho más amplia, la comunicación entre ambas ciudades84.La meta comunicacional perseguida era clara “un día vendrá en que Buenos Aires tenga noti-

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81 "Los ferro-carriles son un gran adelanto. Desarrollan los elementos del progreso. Entienden el comercio. Ensanchan la industria. Pe-ro, y aquí está la variante; ¿qué tienen que ver los ferro-carriles con las elecciones? ¿Quién ha dicho que las máquinas de los caminosde fierro son a la vez máquinas de votos, o que tengan la virtud de hacer máquinas a los electores? Lo dicen muchos y enderezan el re-proche o la alabanza hacia el ferro-carril del oeste."

82 Al respecto reseñó Vicente G. Quesada en el artículo “El Telégrafo eléctrico-submarino entre Buenos Aires y Montevideo” publica-do en el tomo XI de La Revista de Buenos Aires (1866): "La verdadera gloria de los demócratas consiste en la prosperidad de los pue-blos, cuyo progreso necesario é infalible augura mejores días, quizás no distantes, en los que trocando las armas por el arado y la aza-da, haga imposible los gobiernos personales, ya se titulen libertadores ó liberales. [...] Entonces podremos ofrecer á los futuros huéspe-des que vengan á ayudarnos á hacer fructíferos nuestros desiertos, no sólo nuestras simpatías y las garantías que la constitución fede-ral ofrece, sino las facilidades de comunicación como medio indispensable de amarnos y unirnos por el trabajo. La fiesta era por estopopular: era un tributo que se pagaba al progreso del país, progreso que el contacto con las demás naciones hace infalible y fatal, al me-nos en las ciudades situadas á las márgenes de los ríos." (159).

83 "Los despachos telegráficos de Montevideo dieron por unas horas ocupación a mucha gente en la semana anterior. Es preciso te-ner presente que tanto sirve el telégrafo para dar noticias verdaderas como para trasmitir noticias falsas, porque él no habla por sí solo,sino que quien habla es el hombre. El telégrafo nos dijo que Napoleón había muerto" [CD, t. IV, nº 157. -01/Ene/1867-, 04-05].

84 "el telégrafo trasmite noticias privadas en tal abundancia que es un contento. [...] Un casamiento, un alumbramiento, una recon-ciliación. He ahí tres avisos dignos de ser confiados a la electricidad" [CD, t. IV, nº 159. -13/Ene/1867-, 37-39 (Bruno, “La Semana”)].

cias á la minute de lo que pasa en toda la república” [CD, t. II, nº103,-17/Dic/1865-, 810-811(Bruno “La Semana”)]. De allí que ni siquiera la Guerra de la Triple Alianza llegó a detenertotalmente el avance. La velocidad de circulación tanto de pasajeros como de mensajes fueron los argumentos más só-lidos de José María Cantilo para transmitir una vivencia de lo moderno, “elaborada” con el ob-jetivo de superar cualquier interpretación “caótica” de la realidad que pudiera hacerse desde unapercepción empírica desprovista de conceptos de “modernidad”. Además al connotar los mediosde comunicación con los usos y costumbres de los habitantes de Buenos Aires, intentó separarsede una concepción abstracta del progreso en términos productivos y comerciales para resignificarprácticas cotidianas, lo cual a su vez presuponía la necesidad de generar cambios en la forma de“leer” los nuevos fenómenos urbanos.

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capítulo 4Circulación y representación

1. La conformación de la Municipalidad

Martín Rodríguez, gobernador de Buenos Aires, el 23 de noviembre de 1821 solicitó a la Juntade Representantes (Legislatura Provincial) la sanción de una Ley que suprimiera los cabildos de laprovincia, exceptuando el de la ciudad de Buenos Aires. Bernardino Rivadavia, a partir de una re-presentación firmada por vecinos, suprimió los cabildos de Luján y Buenos Aires. En su concep-ción, la existencia de la institución capitular, resultaba incompatible con el régimen republicano ycon la Junta de Representantes y las atribuciones propias de los cabildos, se superponían con ins-tituciones autónomas para la policía y justicia de primera instancia. Suprimidos los cabildos 85, losjueces de paz de la campaña asumieron las funciones de los Alcaldes de Hermandad; se creó laPolicía Provincial y la justicia de segunda instancia empezó a ser desempeñada por una cámarade apelaciones que reemplazó otra institución de arraigo colonial: la audiencia.En la Provincia de Buenos Aires, su ciudad capital homónima, transitó la situación mas complejaen tanto el proyecto de “nacionalización” elevado por Rivadavia al Congreso, suscitó un conjun-to de controversias hasta su definitiva designación como Capital Federal (1880).Durante el período rosista (décadas del treinta y cuarenta del siglo diecinueve), el gobernador fuesu cabal administrador pese a la dependencia nominal del gobierno de la ciudad de la Sala de Re-presentantes. Un antecedente interesante para el reestablecimiento del régimen municipal, nopor sus efectos inmediatos sino por los posteriores, fue el decreto del 2 de septiembre de 1852,sancionado por Justo José de Urquiza cuando se desempeñó como gobernador provisorio de laProvincia de Buenos Aires, además de director de la Confederación, por el cual se creó la Muni-cipalidad de la ciudad de Buenos Aires.Si bien el Congreso General Constituyente de 1853 designó a Buenos Aires Capital de la Confe-deración Argentina, todavía se estaba muy lejos de una solución definitiva. En primer lugar por-que la provincia de Buenos Aires se declaró Estado Autónomo, y se dio una constitución propia.La Legislatura elaboró un proyecto de ley de municipalidades que fue sancionado el 11 de octu-bre de 1854. Por su artículo primero, la ciudad de Buenos Aires quedaba dividida en once parro-quias con dos representantes por cada una y un vicepresidente, y el ministro de gobierno asumíala presidencia de la corporación. La efectivización de la ley se dio el 3 de abril de 1856 en lo queera el edificio del Departamento de Policía 86; resultó Valentín Alsina 87 presidente de la corpora-

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85 La supresión de los Cabildos en la provincia de Buenos Aires generó un efecto dominó en el resto del territorio del país: Entre Ríos(1820); La Rioja (1822); Tucumán, Corrientes, Córdoba, Mendoza y San Juan (1824); Salta (1825); Catamarca y San Luis (1828) y San-ta Fe y Santiago del Estero (1832). El intervalo entre la supresión de los cabildos y el reestablecimiento del régimen municipal estableci-do en el artículo 5º de la Constitución de 1853, en la mayoría de los casos implicó una fuerte consolidación de los gobernadores pro-vinciales, en cuyas ciudades cabeceras establecieron un jefe de policía y en los distritos rurales comandantes militares que supervisabanla actuación de jueces de paz, alcaldes y tenientes de alcaldes.

86 "La casa donde está establecida la Municipalidad, y que constituye la parte superior del edificio de la Policía, ha sido puesta al efec-to en el estado de arreglo en que se halla. Además del salón donde tienen lugar las sesiones del Consejo, y de la sala destinada al públi-co que concurre a ellas, existen en sus respectivas reparticiones la Secretaria, las oficinas de recaudación de los impuestos de serenos y_

ción por ser el ministro de gobierno de Pastor Obligado.Para poder llevar a cabo su acción de gobierno88, la municipalidad tuvo que recuperar el conjun-to de registros previos que habían estado a cargo de otras instituciones: iglesia y cabildo. Se efec-tuó el copiado de los treinta y tres libros parroquiales y cada uno de los correspondientes a la con-gregaciones inglesa, francesa, norteamericana, alemana y escocesa, con los datos de “bautismo,matrimonios y defunciones” (MMCBA, 1858). Además, el gobierno puso a disposición de la mu-nicipalidad el archivo del antiguo cabildo89, con cuya documentación se creó un archivo y biblio-teca municipal el 27 de junio de 1862.La necesidad de contar con información precisa, por ejemplo para la tasación de bienes y recau-dación impositiva, llevó al uso de instrumentos que se aplicaron por primera vez en la ciudad deBuenos Aires. Pedro Beare 90, a partir del antecedente de un relevamiento ejecutado entre 1852y 1853 de la parroquia de Saint Pancras de Londres que contaba con más de 250.000 habitan-tes, elevó una propuesta 91 para levantar un catastro de la ciudad que fue aceptada por el gobier-no y comunicada a la municipalidad. (MMCBA, 1859: XX de Documentos del 11 de julio de1859). El mismo consta de 13 libros. Cada planilla consta de 6 columnas donde se consigna: di-mensiones en varas del lote; cantidad de habitaciones de material en planta baja; habitacionesde madera; habitaciones de material en planta alta; habitaciones de madera de planta alta y va-luación de la finca en miles de pesos. En cada plancha las manzanas se hallan subdividas, algu-nas con numeración. Cada plano y parcela tienen numeración. Se suministra el nombre del pro-pietario, y si el terreno es frente o fondo. Se indican la cantidad de ventanas y balcones. Si la ve-reda es de piedra o de otro material, y qué tipo de alumbrado posee. Cada una de las caracterís-ticas está representada con un color diferente (realizado a la acuarela). La custodia del mismo esdel Museo de la Ciudad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

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alumbrado y la ayudantía de serenos. Esta casa será pues estrecha para las oficinas municipales, una vez que ingresen las de los demásramos que corresponden a la Municipalidad, como el de pesos y medidas, contribución directa y otros" (MMCBA, 1856-1857 : 38-39).

87 En el discurso inaugural Valentín Alsina sostuvo: "Treinta y cinco años hace que todas las funciones municipales fueron absorbidasy reconcentradas en el poder Administrativo del Estado, y desde entonces han ido ellas mezclándose e incrustándose de tal modo en-tre las funciones y atribuciones comunes del Poder Ejecutivo, que hoy viene a ser peligrosa su separación, si no se procede con la previ-sión y cautela que demandarán las grandes innovaciones" (MMCBA, 1856-1857).

88 “En medio de la indiferencia de la población, privada de recursos, dependiente de la caridad del gobierno de la provincia, la corpo-ración municipal se debate en la impotencia y debe cargar con la responsabilidad de la mala prestación de los servicios comunales. Des-de la mera censura hasta la protesta airada, la queja en todos los tonos se descarga contra la municipalidad” (Levaggi, 1982 : 39).

89 "En 1859 fue traído a la Secretaria de la Municipalidad, lo que se entregó en el Archivo General como correspondiente al del Ca-bildo: una Comisión fue encargada de recibir esos documentos, que se entregaron sin inventario ni cargo alguno. Penetrada la Munici-palidad de la conveniencia de poner orden en esos papeles y libros, nombró últimamente una Comisión (Señores Rayces, Mesquita yOtamendi), para que asistiera al arreglo encomendado a Don Tomas Vega, por propuesta que hizo y que la Municipalidad le admitió.Ese trabajo se continúa, y ha de durar algún tiempo" (MMCBA, 1861 : 229).

90 Para la Parroquias Catedral al Norte y Catedral al Sud se puede consultar el libro de Jorge F. Lima González Bonorino titulado “Laciudad de Buenos Aires y sus habitantes 1860-1870, a través del Catastro de Beare y el Censo Poblacional” publicado por el InstitutoHistórico de la Ciudad de Buenos Aires.

91 "La ciudad de Buenos Aires en estos últimos años se ha extendido de tal modo, se han cambiado tanto sus edificios en los barriosantiguos, y se ha fraccionado tan considerablemente gran número de sus heredades, que me ha parecido necesario tomar en lo posi-ble una estadística exacta que represente estas alteraciones, y el aumento y riqueza que la ha acompañado. Con tal objeto, propongoal Superior Gobierno previo su permiso y cooperación, levantar un plano de esta ciudad según sus doce Parroquias, suficientementeclaro y extenso, el cual demostrará todos sus accidentes materiales, como divisiones solares y edificios por orden de calles, con el núme-ro de sus puertas, y demás que el Superior Gobierno me indicare formando al mismo un libro de referencia en el que se registrarán to-das las demás peculiaridades de cada propiedad" (MMCBA, 1859).

2. Las calles

Caminar por las calles de Buenos Aires era todo un arte, sostuvo con ironía Richard Burton [(1868)1870]. En general las críticas que se advierten en los relatos de viajeros 92 tanto refieren al mode-lo urbano colonial subyacente como al estado mismo de las calles por falta o defectuosa pavi-mentación como por la ausencia de cloacas."Una de las desventajas del sistema español para construir sus pueblos y ciudades en manzanascuadradas es que crea una similitud entre las calles” sostuvo el viajero William Hadfield [(1868)1869 : 134]. Precisamente en esa “similitud”, que para Marion Mulhall [(1878)1881:2] provoca-ba una “dolorosa regularidad” a lo sumo contrapesada por la arquitectura irregular y el pavimen-to desigual, se basaban las críticas al modelo urbano colonial 93, al que se responsabilizaba de im-pedir, en términos de Richard Arthur Seymour [(1868) 1869:11] “mucha belleza pintoresca”. Lascalles rectas en un terreno plano, procuraban una imagen de ciudad que Hermann Burmeister[(1860) 1943 : 93] sintetizó afirmando que “la impresión que produce la ciudad es grandiosa, lascalles inacabablemente largas sin que se les vea fin, contribuyen a darla”.El ancho de las calles ocasionaba diferentes tipos de problemas. De Moussy [(1861) 1864] ya ad-vertía que las calles con un ancho de seis varas (trece metros con setenta y seis centímetros) “hoyse volvieron estrechas por la inmensa circulación que hay” (37). Desde una perspectiva higienis-ta las calles fueron vistas como “largas, angostas y mal ventiladas” [Burton (1868), 1870 : 160].

2.1. Numeración y nomenclatura.

Las referencias topográficas en la ciudad de Buenos Aires eran una materia pendiente quesiempre ocasionó muchas dificultades al tratar de localizar o mapear la información provista encensos y padrones. Más allá de la existencia o no de algún nombre asignado a la calle y un sis-tema de numeración, prevalecían las referencias más consolidadas en el imaginario colectivocomo ser el nombre del propietario, la existencia de un negocio o el lugar donde se produjo al-gún acontecimiento relevante. Haciendo un paralelo con las ciudades chilenas, Benjamín Vicu-ña Mackenna reseñaba para 1855 que "las casas de Buenos Aires no tienen tampoco número,o si lo tienen son como los nuestros, inútiles del todo." (30). Frente a esta situación, la Muni-cipalidad procuró, desde el inicio sistematizar la numeración y proveer indicadores claros parala nomenclatura de las calles. Se dispuso que fueran “chapas de sólida porcelana azul” con nu-meración blanca que se mandaron a fabricar en Paris, por intermedio del señor Balcarce queera encargado de negocios del estado (MMCBA, 1856-1857). El resultado pudo advertirse rá-pidamente cuando se registraron diecisiete mil cuatrocientas treinta y siete puertas numeradasy setecientas treinta y tres chapas con la nomenclatura de calles (MMCBA, 1859 :17-18). Deallí que en 1868 William Hadfield (1869) advirtió que el hecho de que los nombres de las ca-lles estuvieran “bien colocados” y de que las casas estuvieran “legiblemente numeradas” fue-

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92 En los relatos de viajeros siempre se hace referencia a un fragmento de ciudad a partir del cual se infiere el conjunto: “Las calles pro-porcionan vistas muy largas: prácticamente, de todas maneras, la Ciudad está limitada para el extranjero al norte por la Calle del Par-que, al sur por la Calle Belgrano, al este por el río y al oeste por Florida, la Calle Regente. Ésta es de hecho nuestra tierra de club - nues-tra Pall Mall, y dentro de estos angostos límites están contenidos el consulado, los clubes, la catedral, el museo, las bibliotecas, los prin-cipales hoteles, las calles favoritas y las oficinas de los principales periódicos " [Burton (1868) 1870 :163].

93 "La Buenos Aires de 1857 es solamente la ciudad de De Garay embellecida y extendida; sus calles regulares dominan en todas di-recciones largas vistas y ahora abarcan dentro de sus límites residencias que poseen todas las elegancias y comodidades que los euro-peos y los americanos ha hecho que sean esenciales en la arquitectura doméstica. Pocas o ninguna estructura de gran mérito arquitec-tónico llaman la atención" [Page (1856) 1859 : 37].

ron los factores que evitaban que los extranjeros se perdieran en un trazado tan homogéneo.

2.2. Empedrados.

“La otra noche entraba sacando chispas del empedrado una alegre caravana de vuelta del pa-seo a caballo. Ocho señoritas con doble número de acompañantes causaban aquel bullicio”(José María Cantilo, La Semana)

El estado de las calles 94 fue un continuo reclamo en la ciudad de Buenos Aires, previo incluso alimpacto del higienismo95. Desde la etapa colonial siempre se adujeron dificultades de circulacióntanto en los días secos; cuando el viento levantaba grandes polvaredas, como en días lluviososcuando las carretas creaban surcos infranqueables para los peatones96. En los primeros años pos-teriores a la Revolución de Mayo de 1810, Samuel Haig [(1831)1920] todavía reseñaba una situa-ción similar 97. El principal problema a resolver era la falta piedra 98, por lo cual siempre se pensa-ba en adoptar otros materiales y técnicas 99.En la primera Memoria de la Municipalidad (1856-1857) se indicó la existencia de sesenta y seiscuadras (norte-sur) y sesenta y ocho (este-oeste) empedradas; estrechamente vinculado, se im-plementó un sistema de barrido público100 y se advertía la necesidad de contar con un depósitode basuras (MMCBA,1856-1857). La preocupación por el tema de circulación y los problemas queocasionaba el mal estado de las calles implicó un fuerte programa de empedrado que registró rá-pidos incrementos: "Las cuadras empedradas en 1858 ascienden a cuarenta y un cuarto, las re-

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94 “La circulación interna se hacía a través del damero de calles de tierra, que poco a poco, se fueron empedrando con piedras cúbi-cas traídas de la isla de Martín García. Las viejas calles eran intransitables por sus pozos, y en épocas de lluvia eran lodazales, causa demuchos accidentes cuando no de empantanamientos en los cuales morían los animales. El virrey Vértiz fue quien primero niveló la ciu-dad para conseguir un desagüe de las calles, y comenzó su empedrado. Rivadavia completó el afirmado de las calles principales. En1857 la Municipalidad encaró un gran plan de pavimentación que cubría toda la ciudad. Se ensayaron gran diversidad de pavimentos.El primero fue el simple empedrado (1857), el segundo fue el adoquinado de paralelepípedos de granito, como también uno mixto, conbandas de circulación. Se probó luego el asfalto, pero la primera experiencia no dio resultado (Florida entre Piedad y Cangallo) [actua-les Bartolomé Mitre y Presidente Juan Domingo Perón], después se aplicó el pavimento de madera (el primer ensayo frente al club delProgreso fracasó por lluvias), tal cual se usaba en París” (MCBA/UBA, 1972 : 17).

95 Verónica Paiva en la investigación de IAA titulada "Higienismo y ciudad: Buenos Aires 1850-1910" indicó que "se podría dividirel higienismo en tres etapas: la primera, marcada por tareas individuales de médicos y químicos, que va desde Rivadavia hasta 1850;la segunda, que coincide con la organización institucional del país y la introducción del higienismo como práctica institucionalizada yla tercera cuando las teorías pasteurianas y de Koch dan más clara cuenta de las formas de contagio, cambiando métodos y prácticasde prevención".

96 Tadeo Haenke [(1778) 1943], en pleno período virreinal, comentaba que la ciudad tenía “ciento veinte calles pobladas , todas tira-das a cordel y el mayor número empedradas. En las aceras se eleva el piso cerca de vara y media (lo que los franceses llaman trotoles)para la gente de a pie y se ponen maderos perpendiculares a proporcionadas distancias con faroles para los que transitan. En medio delas calles, que todas son anchas, iguales y capaces, se abandona a los carros y caballerías, y en lo referente a esto no se observa la co-rrespondiente policía, tolerando echarse en ellas despojos que las emporcan. En tiempo de lluvias se producen grandes lodazales, enque se atascan las caballerías y las grandes carretas que hay para los abastos, y suelen imposibilitar el paso a la gente de a pie” (79).

97 “Pocas calles del centro están pavimentadas, pero en general se siente gran incomodidad por los lodazales en la estación lluvio-sa, y el huracán de polvo en la seca. Las veredas son estrechas y desagradables, con postes colocados casi junto a las casas, que hacenel caminar extraordinariamente fastidioso, en especial porque muchas de las veredas son calzadas levantadas dos o tres pisos del ni-vel del suelo.”

98 “De la isla de Martín García se extrae el granito con el cual las calles de Buenos Aires son pavimentadas” [Hinchliff (1861) 1863 : 45].

99 "Un poco de macadán, compactado por agua y una aplanadora, remediaría a bajo costo los peores males, y un mejor material se-ría el admirable Pedregullo o grava del Salto del Uruguay, Río de Misiones. Ladrillo roto sería mejor que nada en las calles que no sonmuy visitadas por vehículos con ruedas y éstos podrían ser limitados" [Burton (1868) 1870 : 162].

100 En la calle Defensa 186 se hallaba la Administración principal que se encargaba de la limpieza pública. Esta Dirección contaba con5 capataces, 65 peones y 60 carros. En la calle Garantías 16 se encontraba la Sucursal de los carros de la Municipalidad; esta Direccióncontaba con 2 capataces, 3 caballerizos, 14 peones y 14 carros (Pillado, 1864).

novadas a veintidós y a cincuenta las refaccionadas" (MMCBA, 1858); en 1859 se empedrarontreinta y cuatro cuadras y media, lo que llevó a un total de ciento catorce cuadras y tres cuartos.(MMCBA, 1859). La evolución puede apreciarse en la Memoria de 1860 cuando se enfatizó el he-cho que “desde 1856 hasta 1860 se hicieron trabajos de empedrados y reparación de calles enciento cuarenta y dos cuadras y tres cuartos” (MMCBA,1860 : 29).A su vez se pensó en un nuevo sistema: "La Municipalidad piensa poner en breve en ejecuciónun nuevo sistema -el de adoquines- que aunque requiera mayores desembolsos, el último resul-tado será mas económico por la duración que su solidez asegura" (MMCBA,1858). Sin embargola modificación en el sistema no pudo implementarse rápidamente101. Este programa de empedrados102 se complementó con la planificación de una importante expan-sión urbana consistente en la “apertura de calles” en el orden de sesenta y ocho cuadras al nor-te y siete en el sur, que habían sido delineadas por el Departamento Topográfico (MMCBA, 1856-1857). Progreso “material” que, además, comenzó a contar con un fundamento científico parasu implementación que provenía del área del higienismo en tanto se dejaba constancia que "losamagos de una epidemia en el año anterior, y en 1858 la aparición misma del flagelo en esta ciu-dad, indujeron a activar los empedrados a fin de atender a la higiene pública disminuyendo losfocos de infección que se forman en los pantanos" (MMCBA, 1858).En el área norte de la ciudad se reseñó que "una de las mejoras positivas que quedan ejecutadasen este ramo es el empedrado de las calles por donde corren las aguas del Tercero, hacia la par-te norte de la ciudad y que tantos años han perjudicado a las propiedades situadas en su curso,produciendo inconvenientes a esa parte de la población, colocada durante el invierno en mediode depósitos insalubres" (MMCBA,1858).El reemplazo de puentes precarios 103, que se utilizaban para sortear los afluentes, fue una de lasmejoras consignadas: "El antiguo y ruinoso puente de la calle del Parque, que como el del Perú,cortaba y aislaba una calle (la de la Libertad) fue suprimido, completándose de ese modo la me-jora de una zona extensa" (MMCBA, 1858).El empedrado de las calles 104 se complementó con los trabajos en las aceras, mediante el cual selogró la remoción de los postes que otrora se ponían para diferenciar las áreas de circulación pea-tonal y vehicular, "y las veredas dan ahora mayor facilidad al tránsito por ellas" (MMCBA, 1858).En los relatos de viajeros solían compararse las calles “bien pavimentadas de Río de Janeiro” conlas Montevideo y Buenos Aires que “dan una muy mala imagen” [Hadfield (1868) 1869 : 104].Richard Burton [(1868) 1870] no dudó en calificar al estado del pavimento como “detestable”105

debido a la utilización de tierra de los suburbios que se “seca bajo el sol y se derrumbaba ante el

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101 En 1861 se cuestionaba que "El empedrado de las calles de esta ciudad, continua haciéndose como antes; lo que es decir sigue lanecesidad imperiosa de cambiar tan malo y costoso sistema, por otro que a la vez que contribuya al ornato de la ciudad y a la mejorade sus calles, ahorre al tesoro del municipio las cantidades que hay que emplear en reparaciones frecuentes, que tampoco llenan su ob-jeto" (MMCBA,1861: 198).

102 Según el Diccionario de Buenos Aires (Pillado, 1864) la ciudad contaba con 560 cuadras empedradas.

103 "Más de una calle - por ejemplo, las calles Paraguay y Defensa - deben ser cruzadas con un puente levadizo después de lluvias queahogan hombres y que se llevan carretas y caballos” [Burton (1868) 1870 : 161].

104 Sobre todo de las más importantes: "Debe mencionarse igualmente un trabajo que fue emprendido este año, tal es el del empedra-do de la calle de Julio, en una extensión de cuatro cuadras y con una anchura mayor que la de las demás calles. Es una reparación debastante importancia. Por ese punto penetra en Buenos Aires el viajero que toca sus playas, y durante el invierno era un camino intran-sitable" (MMCBA, 1858).

105 “Es como una cama fiumara, sembrada con canto rodado accidentalmente dispuesto, agujereada con terribles abismos y bocas, li-mitada en ambos lados por las veredas, cornisas angostas de piedra plana, como "bancos" de roca natural, al nivel de la marea de ca-da lado del torrente” [Burton (1868) 1870 : 160].

viento”. El fenómeno era aún más crítico fuera de los límites de la ciudad106. Para William Had-field [(1868) 1869: 04] no habría otra explicación que “tener un sistema municipal malo”107 pa-ra justificar el hecho de que la ciudad no estuviese “bien drenada, bien pavimentada, como tam-bién apropiadamente iluminada con gas”. Arthur Shaw [(1884)1907] comentó que los hermanosMulhall sostenían, como broma, en el diario The Standard que “las calles [estaban] pavimentadascon riñones petrificados” (5) y en el Handbook de1869 todavía insistían que “los pavimentos ylas veredas son malos e irregulares”. El mayor perjuicio era para la circulación de las carretas y loscarruajes. En este sentido comentaba Thomas Woodbine Hinchliff [(1861) 1863: 45] que causa-ba “deterioro y desgarrones muy graves a los carruajes de moda”, a lo cual debía añadirse “el te-rrible traqueteo que afecta los nervios y músculos de sus ocupantes”.José María Cantilo no podía creer que se sancionara una ley que imponía “una contribución atodos los rodados que se mueven por las calles y que la razón de esa gabela, es porque los ca-rruajes descomponen el empedrado”108. Considerando que la relación causa–efecto estaba in-vertida, se preguntaba “¿Cuánto se paga por las descomposturas que el empedrado origina?¿Cuánto por las contusiones y heridas a las personas?” [CD, t. II, nº 81, -16/JUL/1865-, 458-459,(s/f “La Semana”)].

2.3. Aguas corrientes y cloacas

"Centenares de aguadores con sus horribles cencerros recorren las calles de esta sedienta ciu-dad, que clama a grito herido por aguas corrientes. ¡Aguas corrientes! La salud, la higiene, ladecencia las piden hace muchos años...y nada! Los aljibes se agotan, el agua del río se vendeturbia, revuelta, impura, caliente, cara” (Correo del Domingo, Crónica)

Año tras año se potenciaba el reclamo a la Municipalidad sobre las aguas corrientes109, lo que in-crementó la brecha entre los proyectos y las implementaciones110. Para la opinión pública resul-

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106 “Más allá de la ciudad, las calles sin pavimentar así se convierten el ciénagas, callejones sin salida y pantanos temblorosos dondelos caballos y el ganado se empantanan sin esperanza” [Burton (1868) 1870 : 161].

107 Juicio que se contrapone a lo expresado años antes por Victor de Moussy: "El servicio de salubridad se realiza con exactitud; todaslas calles están empedradas sobre una extensión de 2 kilómetros en todos los sentidos, y la pavimentación dirigida por la municipalidad,está cercana a los alrededores de la ciudad" [De Moussy (1861) 1863 : 37-38].

108 El planteo siguió vigente en diciembre del mismo año: “Lo que va subiendo de punto es el asunto empedrado. Es cosa de apedrear alque nos venga a hablar de que el sistema actual es excelente, ó al menos de que lo tienen por tal los mas competentes en la materia. Locurioso en todo esto, lo que prueba cuanto avanzamos en el camino del progreso, es que nadie se cree responsable de nada. La legislatu-ra muy seriamente da leyes cada año, haciéndose la inocente, mandando que todo carruaje, carro y carreta pague tanto y cuanto. ¿Enqué se funda la ley? en que es preciso que los rodados paguen el daño que hacen al empedrado. Parece que la ley se discutiera en otromundo, en la persuasión de que se hace cosa justa. Pero si los carruajes se rompen, si los conductores se estrellan la cabeza en alguno delos abismos abiertos en las calles, no hay quien resarza perjuicios ni respondan por las desgracias. Cuando mas se queda el rodado en me-dia calle todo un día y se levanta suscripción para los hijos del muerto” [CD, t. II, nº 102, -10/DIC/1865- 794-795 (s/f "La Semana")].

109 “Bien hemos hablado de aguas corrientes de ocho años acá! Somos mandados hacer para eso.[...] La población de la ciudad em-pieza ya a sufrir sed. Los que venden agua por las calles ofrecen un líquido que tiene en suspensión mas cuerpos extraños que los quepuede soportar el sediento. Y nadie observa que nada se ha hecho por librar de sed a la población, y si los observa es lo mismo. Progre-samos mucho.” [CD, t. II, nº 102, -10/DIC/1865-, 794-795 (s/f, “La Semana”)] y "Once años tiene ya de iniciada la cuestión de aguascorrientes, y estamos como hace once años. Acaba de fallecer el Señor Davies uno de los proponentes para establecerlas, y por lo vistonos iremos todos de este mundo sin que las aguas vengan" [CD, t. IV, nº 175, -05/MAY/1867-, 345 (s/f., "Crónica")].

110 "Si la abundancia de agua es necesaria en las ciudades barrosas de los países fríos, lo es mucho mas todavía en las ciudades que tie-nen un clima cálido, que resienten veranos largos, secos y ardientes; en estas últimas, sin riegos frecuentes y copiosos la vegetación sedetiene ó desaparece, la circulación en las calles se hace penosamente, no tan solo á causa del calor excesivo, sino también del polvoque enceguece á los transeúntes y deteriora todos los objetos. Los habitantes de Buenos Aires saben muy bien que esto no es exagera-do" (Lacroze, 1866 : 29).

taba inexplicable que no se solucionase un tema que cada día se hacía más complejo 111, entreotros factores, por el incremento demográfico que aportaron los inmigrantes. Ante cada renova-ción de miembros de la Municipalidad, la población aguardaba que la provisión de aguas corrien-tes fuera prioritaria112 y que no fuera la lluvia de varios días la que "ha colmado los aljibes, ha la-vado las calles y hecho cesar el campanilleo de los dos mil carros aguadores que cruzaban la ciu-dad desde la mañana á la noche" [CD, t. IV, nº 171, -07/ABR/1867- 246-247 (s/f.,“Crónica”)].Cada gestión volvía a estar frente a la espada y la pared 113: el reclamo de la población114 y la fal-ta de aprobación de los recursos necesarios para tan grande obra de infraestructura115.En los relatos de viajeros la falta de provisión de aguas corrientes y de un sistema de cloacas, for-maban parte de los argumentos más críticos, sobre todo desde una perspectiva sanitarista; en elde Random Sketches apareció como la causa para que se propagase una epidemia de cólera116.Librado el sistema de limpieza de las calles a las lluvias, el tema de la basura se tornaba suma-mente complejo, y ocasionaba serios perjuicios a los habitantes117. Para William Hadfield [(1868)1869:104] de todos los males que presentaban las calles de Buenos Aires “el peor rasgo es la au-sencia de cloacas y los desechos de la ciudad son a veces muy ofensivos para los nervios olfativosy destruyen el apelativo «buenos aires»".La epidemia de fiebre amarilla de 1871 provocó el impacto mayor sobre los habitantes118 y pue-de considerarse el principal factor para que finalmente se haya implementado el sistema tan lar-

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111 "¡Agua! ¡agua! Tal es sin embargo el clamor público enderezado a la municipalidad por la sedienta población. La municipalidadtiene las llaves del cielo y puede abrir fecundas cataratas el día que dé al pueblo aguas corrientes. Al que promueva una petición popu-lar al efecto, le aseguro ya cien firmas, y será la manifestación mas rápida y solemne que se haga, y el que la inicie merece un aplausode los sedientos agradecidos.[...]Pido agua y me traen el líquido viscoso que se vende por las calles. En el vecindario se han agotado yalos aljibes" [CD, t. III, nº 110,-04/FEB/1866-, 82-83 (s/f., “La Semana)].

112 “En días así, hay barrios intransitables, y son precisamente los del centro.- Aguas corrientes! aguas corrientes! clama la poblacióncontra las molestias y perjuicios que trae el polvo de nuestras calles. ¡Oh vos, nueva corporación municipal! haceos merecedora de lagratitud pública, llevando a cabo esa obra tan necesaria. Si lo conseguís -y bastará que lo queráis- os pondremos en recompensa en lacima de la principal fuente pública" [CD, t. IV, nº 159, -13/ENE/1867-, 37-39 (s/f., "Crónica")].

113 "La municipalidad se halla entre la espada y la pared, con el asunto de las aguas corrientes, el de empedrado y de caños maestros.Es preciso obrar al fin. El agua del río es enfermiza. El empedrado es abominable. La higiene privada no existe como conviene. Estos he-chos saltan a los ojos de todos. Pero a esos grandes trabajos no se puede atender sino con grandes recursos. Pídanse a las cámaras, yendosemos a las generaciones venideras la carga, ya que para ellas será el gran beneficio. Lo urgente es tomar una resolución, porquesi no el agua del río nos apestará, las calles darán vergüenza y la mala higiene privada completará la obra deletérea del agua fluvial"[CD, t. IV, nº 178, -26/MAY/1867-, 391-392 (s/f.,"Crónica")].

114 "En Buenos Aires, los habitantes hacen poco uso de bebidas fermentadas, alcohólicas o preparaciones de cualquier otra especie alas cuales se entregan generalmente los pueblos de países fríos; pero sí, beben frecuentemente grandes cantidades de agua, y se pue-de decir que aquí el agua es la bebida nacional como el vino en Francia, y la cerveza en Inglaterra " (Lacroze, 1866: 15).

115 "las regulaciones municipales de la ciudad son muy defectuosas. Ahora se está haciendo un esfuerzo para obtener un suministroadecuado de agua [...]. Las obras proveerán a un número de fuentes en la ciudad, pero ningún proyecto está todavía en consideraciónpara llevar agua a las casas privadas [...]. Un número de proyectos están frente al gobierno para drenar la ciudad, una de las necesida-des más urgentes e imperativas, y sin el cual es imposible mantener la salud pública. No es extraño que el cólera haya hecho tales estra-gos y todos temen un retorno de él o la aparición de algún otro flagelo durante la próxima temporada calurosa. Estas visitas misterio-sas son preavisos para las grandes poblaciones que no pueden violar las leyes sanitarias con impunidad y fuerzan a los cuerpos munici-pales letárgicos a moverse. Ninguna ciudad sería más fácilmente drenada y dotada de alcantarillas que Buenos Aires, pero requiere unagran cantidad de dinero, que el Gobierno no se puede permitir actualmente" [Hadfield (1868) 1869 : 136].

116 "Las calles están mal pavimentadas, las veredas varios pies más arriba de la calle y no existe ningún sistema de cloacas subterráneas.Todas las otras medidas sanitarias son descuidadas y no me sorprende para nada escuchar que el cólera actualmente está azotando alos habitantes. Con un océano de agua fresca cerca, todavía ningún medio mecánico ha sido adoptado para elevar, purificar y distribuir-la por la ciudad, pero todo el agua utilizada es traída en carretas desde la costa baja y embarrada, a un gran costo " [Random, (1866)1868 : 04].

117 "El único lavado es hecho por la lluvia bajando por las calles transversales. No hay absolutamente ninguna cloaca; un agujero en elpatio es abierto por medio de un pozo negro y es llenado con tierra [...]. La basura o barreduras son colocadas a una hora temprana encajas junto a las puertas para que sean llevadas por la brisa o pateadas por los caballos que son conducidos al agua: estas menudenciasson utilizadas para rellenar agujeros en la ruta afuera de la ciudad y de todas maneras los ciudadanos esperan buenos aires " [Burton(1868) 1870 :161].

gamente reclamado de aguas corrientes y cloacas119, por lo cual quedó en el recuerdo de los ha-bitantes como una de las crisis más serias que se habían vivido120.

2.4. Alumbrado.

Otilia Vázquez de Castro indicó que la iluminación que tuvieron las calles de Buenos Aires, de-pendió exclusivamente de “candilejas o mecheros puestos en un pequeño tarro de lata y alimen-tados con aceite de potro, que algunos comerciantes colgaban al frente de sus negocios paraatraer a los parroquianos lo que después cambiaron por velas de sebo colocadas dentro de faro-les precarios” (1993 :15). El bando del gobernador Domingo Ortiz de Rosas (23 de Marzo de1744) que dispuso la colocación obligatoria de faroles frente a “tiendas y pulperías” y la tenazacción del Virrey Juan José de Vértiz y Salcedo (que le valió el apodo del “Virrey de las Lumina-rias”) manifiestan las tempranas iniciativas para aportar mayor seguridad a la circulación noctur-na y constituyen una clara prédica hacia costumbres civilizadas como la de acudir a las funcionesde teatro. Progresivamente se asistió a diferentes cambios de productos y técnicas para la ilumi-nación de la ciudad: en la década del treinta del siglo diecinueve, el reemplazo de faroles de ve-la por los candiles de aceite; a mediados de dicho siglo la incipiente iluminación a gas que inicióuna nueva era a la par que se ensayaba con la electricidad.Para 1857 existían mil setenta y un faroles públicos a gas y se proyectaban cuatrocientos nuevos.(MMCBA, 1856-1857). En 1858 se elevó el número de faroles públicos a gas al número de milcuatrocientos cincuenta y cuatro (trescientos ochenta y tres faroles más que en 1857)121.Este progresivo reemplazo en el sistema, ocasionó un fuerte déficit a la Municipalidad que mere-ció graves críticas, testimoniadas en sus Memorias 122 . En cuanto al alumbrado privado, en 1858se dejó constancia que existían al sur novecientos veinte y siete casas con tres mil quinientos no-venta y cinco flameros y al norte mil veintiséis casas con cinco mil ciento ochenta y dos flameros(MMCBA,1858 :18-22). En este rubro, el incremento fue notable, ya que para el año siguiente fue-ron “alumbradas cuatrocientas treinta y tres casas más que en 1858, a saber; doscientas cincuen-ta y seis en el lado norte de la ciudad y ciento setenta y ocho en el sur" (MMCBA, 1859 : 22).

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118 La epidemia de cólera desatada en el marco de la Guerra de la Triple Alianza fue un antecedente para evaluar los peligros: "Seríade todo punto inútil entrar a demostrar la necesidad que se siente de llevar a cabo a la brevedad posible tan importantes proyectos[concernientes al desagüe, a las aguas corrientes y al adoquinado de Buenos Aires], porque la conciencia pública está formada a su res-pecto, y porque después de las desastrosas epidemias que hemos atravesado no se trata ya de obras para la comodidad de la población,sino de mejoras indispensables para la buena higiene de la Ciudad " (Propuestas, 1868 : 5).

119 "Tan grande era el terror que dominaba, que muchas personas seriamente abogaban por el abandono total y permanente de laciudad, y la construcción de una nueva para reemplazarla en otro lugar, no pudiendo percibir que la causa de esta terrible desgracia nose encontraba en la ubicación de Buenos Aires, sino en el descuido de sus habitantes, y que por la acumulación de la suciedad y la ba-sura de años ha surgido una Némesis para castigarlos por su desatención a todas las precauciones sanitarias; tampoco se dieron cuen-ta por el momento que un suministro de agua suficiente y un sistema de drenaje apropiado era todo lo necesario para restaurar su ele-gante ciudad a una condición digna del nombre dado a ella por sus fundadores indicando un punto especialmente saludable" [Craw-ford (1871) 1884 :37].

120 "La ciudad de Buenos Aires [...] había sufrido la fiebre amarilla en el año 1870 y 20.000 habían muerto - más del diez por ciento dela población-. En consecuencia se determinó llevar a cabo un sistema de drenaje y cloacas y extender el suministro de agua de la ciu-dad" [Shaw (1884) 1907 : 50].

121 "La Municipalidad de 1862 ha consagrado a este asunto una atención preferente, persuadida como ha estado que este y el alum-brado son los dos más poderosos agentes del progreso material de la ciudad" (MMCBA, 1862 : 187).

122 "En la opinión de personas competentes, el alumbrado de gas que tiene esta ciudad, excede en cantidad y calidad al de ciudadeseuropeas más populosas; al mismo tiempo su costo, alto con relación al producto del impuesto, no se ha establecido sino después detomarse los datos más autorizados; de suerte que esa diferencia entre el impuesto y el costo, es lo que constituye el déficit que resultahace tiempo, y que en 1860 ha sido notable" (MMCBA, 1860 : 8).

Con relación al alumbrado privado a gas en la Memoria de la Municipalidad de la ciudad de Bue-nos Aires de 1860 se indicó que en 1858, había al norte mil doscientas seis casas; mil doscientasochenta y dos casas en 1859, mil quinientas una en1860 y mil seiscientos cuarenta y seis en 1861.Al sur novecientas veinte y siete casas en 1858; mil ciento cinco casas en 1859; mil doscientoscuarenta ocho casas en 1860 y mil trescientas cincuenta y tres en 1861. El incremento en cadauno de los distritos, norte y sur, superó las cuatrocientas viviendas en los cuatro años reseñados.A su vez con relación a las luces existentes en las casas, había al norte: cinco mil ciento ochentay dos luces en 1858; seis mil trescientas treinta y siete luces en 1859; siete mil setecientas ochen-ta y tres luces en 1860 y ocho mil quinientas noventa y siete en 1861. Al sur: tres mil quinientasnoventa y cinco luces en1858; cuatro mil setecientas seis luces en 1859; cinco mil cuatrocientasochenta y una luces en 1860 y seis mil doscientas ochenta y cuatro en 1861. Al sumar ambos dis-tritos el resultado fue: mil novecientas cincuenta y tres viviendas con ocho mil setecientas seten-ta y siete luces en 1858; dos mil trescientas ochenta y siete viviendas con once mil cuarenta y tresluces en 1859; dos mil setecientas cuarenta y nueve viviendas con trece mil doscientas sesenta ycuatro luces en 1860 y catorce mil ochocientas ochenta y una en 1861123. El incremento al nor-te fue de tres mil cuatrocientas quince luces y al sur de dos mil seiscientas ochenta y nueve, locual representó para ambos distritos un total de seis mil ciento cuatro luces.El alumbrado de aceite se diferenció, según los artefactos que se utilizaban, entre los que erande primera y segunda clase. Se reseñó para la primera clase: doscientos un elementos para 1859y quinientos ochenta y ocho para 1860; para la segunda clase: seiscientos sesenta elementos pa-ra 1859 y seiscientos noventa y ocho para 1860.Por los hermanos Mulhall (1869) sabemos que los señores Covert y Blyth poseían en la calle Flo-rida el depósito de kerosén para el sistema de iluminación que introdujeron en Buenos Aires, yademás en diversas ciudades como Córdoba y Rosario, mediante lo cual forjaron una gran fortu-na. Tradicionalmente la iluminación en las casas se realizaba con lámparas de aceite124 y paulati-namente se incorporó el uso de lámparas de kerosén125. La iluminación a gas en ciertos salonesposibilitó modificar los horarios de ciertos bailes, por ejemplo los del carnaval126, pero su uso enlas salas de lectura mereció algunas críticas porque perjudicaban la vista127.En el Handbook de 1869 los hermanos Mulhall acotaron a un radio de doce cuadras, desde la ac-tual Plaza de Mayo, los negocios que estaban iluminados a gas, mientras que el resto utilizabakerosén. La iluminación de los negocios posibilitó ampliar su horario de atención hasta la 11 dela noche y generar un atractivo mayor en los productos que se exhibían128. No faltó el caso en

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123 Los hermanos Mulhall en el Handbook de 1869 reseñaron que: “La iluminación en las calles está a cargo de la Compañía de Gas;hay 1.722 lámparas, por las cuales la compañía exige pago en cada casa. En los suburbios hay 1.483 lámparas de aceite, pertenecien-tes a la Municipalidad.”

124 "Se tomaba mate al lado de la estufa, se pitaba cigarrillo de tabaco negro, habiendo en la sala una nube de humo bastante densapara debilitar la luz de la lámpara de aceite que estaba encima de una rinconera de caoba" [CD, t. II , nº 79, -9/JUL/1865-, 425-427 (s/f.,"La Semana" )].

125 "Está pues encendida mi lámpara de kerosén hace cinco minutos y yo trazando esta mal zurcida prosa. Una hermosa luz alumbrami solitario y triste albergue, luz que tengo para mí he sido de los primeros en poseerla, mucho antes de conocer y aplaudir aquellosmagníficos anuncios que tanta boga dieron a su autor y tanta y tan oportuna imitación tuvieron. Mister Covert hizo desde entonces unservicio a este país” [CD, t. I, nº 33, -14/AGO/1864-, 524 (Z, "Guía del Buen Tono")].

126 "Esa misma noche del martes los salones del Club del Progreso se iluminaron espléndidamente, la orquesta resonó con estrépito yá la una de la mañana noventa o cien disfrazadas se habían enseñorado del local, con aplauso de la anhelosa concurrencia masculinaque no llevaba careta" [CD, t. I, nº 7. –14/FEB/1864-, 98 (s/f., "La Semana")].

127 “Los salones de lectura del club, iluminados con gas, arruinan la vista" [Burton (1868) 1870 : 185].

128 "La tía y la sobrina examinaron con la vista aquel tesoro de alhajas que las luces del gas hacían aún mas brillantes [...] las vidrieras delas joyerías son una tentación, que en algunas circunstancia es irresistible” [CD, t. II, nº 54, -8/ENE/1865-, 18-19 (Bruno “La Semana”)].

que, debido a las exageraciones de sus dueños, algunos negocios quebraron129.William Hadfield sostuvo que la ciudad estaba “bien iluminada con gas” y que era necesario for-mar "otra compañía” porque rápidamente las instalaciones de la única prestataria quedarían ob-soletas, lo que, además, contribuiría a disminuir la tarifa que le parecía” extravagante" [Hadfield(1868) 1869 : 137]. La iluminación a gas posibilitó a los habitantes de la ciudad de Buenos Airesampliar su vida nocturna, y hubo quienes sostuvieron que mejoraba sensiblemente la “morali-dad” 130 en el espacio público. También jerarquizó la vista de ciertos edificios y monumentos sim-bólicos como el obelisco de la Plaza 25 de Mayo131 o el reloj del Cabildo132.

3. Los paseos públicos

"Los bellos días de otoño están de vuelta. Los paseos públicos volverán a ser visitados. Ocúrre-me una duda, a propósito de eso ¿Tenemos paseos públicos en Buenos Aires?” (José María Cantilo, La Semana)

Con la creación de la Alameda en el último tramo del período colonial, comenzó a generarse unaalternativa al centro de las ceremonias y representaciones que tenía la ciudad en su Plaza Mayor.El proyecto del gobernador Francisco de Bucarelli y Ursúa fue la primera obra concebida comopaseo urbano con toda su carga simbólica. Su duración fue efímera, y posteriormente se diseñóen el mismo ámbito el Paseo de Julio133. Si bien, éste fue criticado por estar “mal pavimentadoy pobremente iluminado”, contaba con el privilegio de ser “el frente de la ciudad”, esto es aque-llo que primero se ofrecía a quienes ingresaban a la ciudad por el río. Cada vez era mayor el con-traste dado entre “posadas pobres, fundiciones, cafés y restaurantes baratos, negocios, depósi-tos y lugares frecuentados por los marineros" [Burton, (1868) 1870] propios de la actividad por-tuaria y un conjunto de nuevas casas muy elegantes, lo cual indicaba toda una pretensión de je-rarquización por parte de los sectores más acomodados de la sociedad. Graciela Favelukes (1994) analizó las plazas como articulador urbano y destacó el rápido incre-mento en el número de las mismas desde las cinco existentes a principios del siglo diecinueve:plaza Mayor, de la Residencia, de Monserrat, Nueva y de San Nicolás: “En el plano de Cerviño,

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129 "Como supongo que ya sabréis que la mas fastuosa tienda que había en la calle de la Florida ha terminado su corta existencia, de-biendo su prematuro fin probablemente a tanto lujo y a tanto brillo como ostentaba. Era un mar de luz, reflejada en muchos espejos yarañas” [CD, t. III , nº 117, -25/MAR/1866-, 193-194 (s/f., "La Semana")].

130 "El mismo individuo sostiene que desde que una ciudad es alumbrada con gas, la estadística prueba que disminuyen los casos depolicía correccional. Empero, si le preguntan ¿Cómo es que las casas de juego ostentan grandes arañas y candelabros que las ponen co-mo de día, y eso desde las oraciones hasta después de amanecer? No sabe contestar sino que él se refiere solamente a la moral de la ca-lle, la moral pública, vale decir. En resumidas cuentas, hoy que tenemos luces de gas en las calles, la moral pública debe ser irreprocha-ble” [CD, t. V, nº 206, -8/DIC/1867-, 388 (s/f., "Crónica")].

131 "El centro de la plaza sostiene un obelisco de unos 40 pies de alto, de ladrillo revocado, esperando ser transformado en mármol.En la cima con la gorra de Massaniello, está la Libertad Republicana, lanza en mano, el punto de atracción para un sistema de llaves degas, cuyos tubos que van por los ángulos son útiles cuando el Aniversario Nacional necesita iluminación" [Burton (1868) 1870 :177].

132 "Su torre blanca y alta, su reloj iluminado a la noche son los mejores puntos de referencia y regulan todas las citas " [Burton (1868)1870 :179].

133 "Este paseo no existe todavía; pero ninguna otra localidad ofrece la ciudad que reúna las condiciones de esta, para formar en ellaun hermoso sitio de recreo, que admita millares de personas, pudiendo decirse que vendrá a ser positivamente el paseo del pueblo,así por su situación como por su extensión, que ningún otro tiene. Situado sobre la ribera, tocándose con el muelle de pasajeros, es-tá reclamando la atención de la Municipalidad y el necesario concurso del vecindario para que se le convierta en una vasta alameda"(MMCBA, 1861).

en 1814, ya se agregan la Plaza de la Concepción, la del Temple y la de Lorea. En 1822, en el pla-no de Bertrés, se consignan por primera vez los nombres “Plaza de la Victoria” y “Plaza 25 demayo”, además de la plaza del Parque. En 1836, el total de plazas era de trece, por haberse agre-gado la Plaza del Retiro, la del Mercado –el espacio central de la manzana del Mercado del Cen-tro-, de la Libertad y de la Recoleta, y en 1856, en el plano de Grondona aparece la plaza del Car-men, dos medias manzanas en las actuales Rodríguez Peña entre Córdoba y Paraguay.A principios de la década de los sesenta la plaza del Parque figuraba como “paseo”, como asítambién la de Lorea, de Marte y Monserrat134, a los que se agregó en 1866 la plaza Once de Sep-tiembre. La evolución registrada en los diferentes planos no implica una clara diferenciación en-tre los diversos ámbitos “no construidos” que abarcan “plazas”, “huecos” o “paseos”, lo cualprovocó imprecisiones en la opinión pública135.A partir de 1856 se impuso “una formalización a esta práctica de representación social que es elpaseo, cuya necesidad crece con el tiempo, hasta que a partir de 1856 comienza una acción sis-temática de reconversión de las plazas secas a “jardines públicos” (Favelukes, 1994). En las pri-meras Memorias de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires puede apreciarse el interés enla formación de paseos136.

3.1. El Retiro o paseo Marte

Antecedentes

Desde el siglo dieciocho, trasponer los límites de la traza fijada por Juan de Garay, era avanzarhacia un extramuros que en vez de contar con una muralla de circunvalación, se efectivizaba porla presencia de arroyos, denominados terceros, que abrazaban la ciudad por el norte, con el de-nominado Matorras (actual calle Viamonte), y por el sur con el zanjón del hospital (actual calleChile). El corrimiento de la plaza mayor del centro geográfico, ofrecía su cara al río para enfati-zar la función puerto, como así también el emplazamiento de los sectores acomodados desde lamisma hacía la boca del Riachuelo, fueron factores que despojaron de privilegios los emplaza-mientos hacia el norte. La marginalidad explicitada en la designación de un barrio recio o la lejanía requerida para el es-tablecimiento de un convento como el de las catalinas, son indicadores de una distancia simbó-lica que superaba ampliamente la física. Más allá de la traza estaba el olvido teñido de mitos y le-yendas que obstaculizaron todo intento de corroboración. La pequeña ermita de San Sebastiánque se erguía endeble, a fines del siglo diecisiete, probablemente para proteger la ciudad del ase-dio de piratas y contrabandistas o una casa de campo del gobernador Agustín de Robles, a nom-bre de Miguel Riglos, conocida como "El Retiro" (en la esquina de las actuales calles Arenales yMaipú) se han presentado como las improntas más lejanas en un ámbito que parecía ser el más

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134 Allí se formó el Paseo “General Belgrano”: “La antigua Plaza de Monserrat (General San Martín) fue también dotada en los dos úl-timos años de algunas mejoras, y hoy es uno de los paseos de la ciudad" (MMCBA, 1861).

135 “A la plaza de la Victoria también la llamamos paseo público, a la de Monserrat ídem; mas el piso de la plaza aquella parece que es-tuviera empedrado a la moda de Buenos Aires." [CD, t. II, nº 64. –19/MAR/1865- 181-2 . (s/f, “La Semana”)].

136 "A mas de la plaza de la Victoria, donde la Municipalidad hizo colocar arboleda y bancos de mármol, para convertirla en paseo pú-blico, existen en la ciudad cuatro plazas que han sido en los últimos años dispuestas con el mismo objeto, merced al auxilio recomen-dable de las Comisiones de vecinos y del vecindario. Estas plazas serán dentro de poco tiempo verdaderos sitios de recreo, porque tan-to la Municipalidad como los vecinos, conociendo la importancia de esa mejora, deben empeñarse en adelantarla, lejos de abandonar-la, cuando todos comprenden hoy que al par que los paseos públicos hermosean la ciudad sirven a la población de desahogo y convie-nen también a la salud pública" (MMCBA, 1861 : 136).

propicio para ocultar todo aquello que era preferible socialmente no reconocer. Quizás por ello aprincipios del siglo dieciocho, aquella casona fue rentada a la Compañía Francesa de Guinea ytras el Tratado de Utrecht (1713) a la Compañía Inglesa del Mar del Sur, en ambos casos comoasiento de la trata de esclavos. A raíz de los conflictos entre España e Inglaterra, se anuló el con-trato y se proyectó instalar una plaza de toros para reemplazar la que existía en la Plaza de Mon-serrat, con el argumento de contar con la posibilidad de disponer con una capacidad mayor aun-que conservaba el interés del sector dirigente de "controlar" y "alejar" ciertas prácticas socialespopulares, por lo cual se alentó más bien la difusión de las representaciones teatrales en ámbitostales como el teatro de la Ranchería. La construcción del nuevo recinto para las corridas de to-ros, de forma octogonal, fue amplia pero precaria, como quedó demostrado por los deteriorosque sufrió a consecuencia de una tormenta que derrumbó parte de la misma en 1793. Entre 1772 y 1792 se construyeron al pie de la barranca los edificios para el cuartel de artillería ypara los presidiarios, sin embargo fueron las invasiones inglesas (1806 y 1807) las que cargaron elámbito de un uso militar. Para contener la columna del general Auchmuty, Gutiérrez de la Conchase acantonó en la plaza de toros y el propio Liniers reunió allí sus tropas para organizar la recon-quista, motivo por el cual el popularmente conocido ámbito "Del Retiro" pasó a denominarse"Campo de la Gloria". El agravado deterioro de la construcción y la prohibición de las corridas detoros, lo convirtió en circo y lugar de espectáculos públicos, que no lograron mayor trascendencia.Después de la Revolución de Mayo volvió a ser asiento militar como caballeriza de las tropas, allíorganizó José de San Martín el Regimiento de los "Granaderos a Caballo" . Finalmente tras la de-molición que ordenó, según algunos autores, en 1819 el gobernador Eustaquio Díaz Vélez y se-gún otros en 1822 el General Rondeau, se utilizaron los materiales para la implementación de los"Cuarteles del Retiro", con lo que el lugar adquirió el nombre de "Campo" o "Plaza de Marte".

El paseo público

"Lo que más mérito dará a este paseo, es la magnífica estatua ecuestre del general San Martín,que debe llevar en su centro, y cuya hermosa base, de mármol blanco, está ya depositada en ellocal inmediato al lugar donde debe erigirse el monumento. La estatua debe estar ya fundida ypronta para ser embarcada en el Havre con destino a esta ciudad. Sobre el modelo de la que sehizo en Francia para Chile se han hecho algunas reformas que la constituyen, según los infor-mes recibidos, en una digna obra de arte" Memoria de la Municipalidad de Buenos Aires de 1861)

Mediante la formación de una comisión, nombrada por la Municipalidad, se proyectó la forma-ción de un paseo público. El objetivo inicial era el emplazamiento de una estatua ecuestre del Ge-neral José de San Martín, que se inauguró el 13 de julio de 1862, el nombre de plaza "Liberta-dor General San Martín", tuvo que esperar hasta la ordenanza del 15 de febrero de 1878 (decre-to Nº 1919-1950, boletín municipal nº 8778). Esta tardanza se debió al deseo de no crear confu-sión en la comunidad en tanto desde 1848 hasta 1878 existía una "Plaza San Martín", en estecaso en homenaje al patrono de la ciudad, en el Barrio de Monserrat y fueron sus vecinos quie-nes solicitaron cambiar su nombre por el de paseo "General Manuel Belgrano". Se advierte unaprogresiva laicización en tanto se promueve el homenaje a las figuras que empezaban a formaruna galería de celebridades con los próceres locales, sobre todo vinculados al proceso de eman-cipación, de allí el sesgo militar presente en la indicación de los cargos obtenidos.

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Este ámbito fue rápidamente incorporado al uso social más allá de las carencias que solían rese-ñarse en su infraestructura: “Allí las niñas elegantes van a lucirse y los hombres a mirar, al son delas músicas de los cuarteles que suelen tocar bonitas piezas. La concurrencia tiene que mantener-se en pie o dando vueltas sin fin, porque no hay asientos: los que hay están rodeados de maleza”[CD, t. II, nº 64,-19/MAR/1865-,181-2 (S/f,, “La Semana)]. Para José María Cantilo la contradic-ción entre la “concurrencia escogida” que lo frecuentaba y su estado se debía al desconocimien-to respecto de lo que se entendía por paseo público: “no se carece de aquello que no se conoce.Todavía no conocemos los paseos que adornan a las grandes ciudades, y esa es la razón".Sonia Berjman (1998) reseñó que “la gran revolución urbanística impulsada por Napoleón III amediados del siglo diecinueve en París con la ejecución del Plan Haussmann estableció un verda-dero sistema jerarquizado y ramificado en toda la capital que le confirió su originalidad incluyen-do bosques suburbanos, parques intramuros, squares y plazas. Los primeros espacios verdes crea-dos a partir de ese proyecto se constituyeron en las piedras fundamentales de la jardinería públi-ca impulsada por razones de moralidad e higiene; el Bosque de Boulogne (1852) y el Bosque deVincennes (1860) como paseos de propiedad municipal”.La figura de Adolphe Alphand fue muy importante; asumió la dirección del service des promena-des de París y desde allí se fueron sentando un conjunto de criterios que trascendieron rápida-mente la capital francesa, y se difundieron en las grandes ciudades del mundo.La transposición de la órbita de lo privado, con los jardines de los grandes palacios, hacia lo pú-blico, implicó un conjunto de resignificaciones en las prácticas sociales de la recreación. En estesentido estos primeros ensayos de paseos públicos posibilitaban la ejercitación de ciertas prácti-cas que se consolidaban en los días de fiesta137. Graciela Silvestri (1999) realzó la función de losparques en tanto “pone en escena una relación particular entre motivos higiénicos, morales, po-líticos, estéticos y forma urbana: es la clave de la reforma” (282).Reiteradamente se reclamó que la única sombra que se disponía era la que proporcionaba la es-tatua y no contaba por ejemplo con bancos donde descansar, pese a lo cual nuevos rituales desociabilidad se efectivizaban por ser uno de los ámbitos donde las mujeres podían lucir la moda,expectantes de las miradas de admiración y algunos piropos que emitían los galantes. Las deno-minadas “crónicas de puertas adentro” satisfacían las curiosidades de la concurrencia, en tanto“no hay boda en cántaro que allí no se anuncie" [CD, t. III, nº143. -23/SEPT/1866-,169-170. (Ros-trum, “Revista Social”)].La impronta del Paseo generó una dinámica muy amplia en la zona que progresivamente se ibaa convertir en un espacio apropiado por los sectores más acomodados138 que en algunos casoscomo el paseo del Parque139 [actual Plaza Lavalle] estaba sobre todo signado por la actividad po-

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137 “Es un espectáculo muy interesante el que ofrece la población en los días de fiesta. Sale a la calle a paseo en busca de un poco deaire y de sombra y no encuentra lo que busca. Pase el aire, que el hombre no lo fabrica, pero ¿En qué villa no hay alamedas en el día?¿En qué villa? Aquí, pues. Las calles de salida al norte se llenan de gente. ¿Adónde van hombres, mujeres y niños? ¡Al paseo Marte!”[CD, t. II, nº 102. –10/DIC/1865-, 794-795. (S/f., “La Semana”)].

138 La presencia de los cuarteles se mantuvo hasta que en 1891 fueron demolidos para alojar allí al espectacular Pabellón Argentino,obra del arquitecto Ballú, que había lucido en la Exposición Universal de París de 1889. Desmontado y trasladado a Buenos Aires se loinstaló en la Plaza San Martín en 1893 para diversos usos culturales entre los que se cuenta el de haber sido la primer sede del Museode Bellas Artes hasta su definitivo traslado (hacia 1932) en las remodeladas instalaciones de Obras Sanitarias que realizó el ArquitectoAlejandro Bustillo en el Barrio Recoleta.

139 "El paseo del Parque no ha perdido ninguno de sus parroquianos habituales, y la plaza sigue además favorecida por una numero-sa concurrencia, á que aquellos pasan revista desde sus asientos ya sabidos. Gracias á la plaza del Parque tenemos un casi-paseo públi-co. Es el único. Para el día de hoy se anuncia la apertura de los Campos Elíseos de Palermo. Es cosa de ver primero para juzgar después.Se dice mucho acerca de los preparativos, así es que hay mucho que esperar. Ya lo sabremos" [CD, t. IV, nº 167 -10/MAR/1867-, 180-181. (S/f, “Crónica”)].

lítica pero también cumplió una función importante como espacio de representación social don-de también podía lucir la moda140. Las comparaciones con el paseo del Retiro141 fueron muy fre-cuentes, pero la exclusividad de estos paseos público solo se modificó hacia 1867 con la apertu-ra de los llamados “Campos Elíseos” de Palermo, que preanunciaban el nacimiento de los gran-des parques como el “Parque 3 de Febrero” concebido por Sarmiento.

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140 "Las sayas cortas están reemplazando a las estupendas colas. Como todas las modas, a unas va bien, a otras así, así. Será precisoque la vista se acostumbre a la disminución, al achicamiento de la mujer que produce el vestido corto. Hace en ellas una notable altera-ción. En el Paseo del Parque habrá algunas hoy puesto que ese punto es tan concurrido” [CD, t. V, nº 194. –15/SEPT/ 1867-, 145. (S/f.,“Crónica”)].

141 "La plaza del Retiro, el favorito paseo de la moda, yace abandonada y desierta. Pero así no será el año que viene, porque se estánhaciendo allí trabajos esmerados. Habrá jardines, muchos bancos cómodos; de modo que la plaza del Parque tendrá que habérselascon el Retiro como sitio de descanso y de recreo. Por ahora, no hay que buscar en esta la reunión interesante de otras veces; en cambioel Parque suele estar muy favorecido por las tardes. Es preciso tener presente también que el Retiro nunca se hizo centro de la política;nada de eso; mientras que el Parque deriva de ahí su fama estruendosa. Al Retiro no va nadie con listas ni candidatos sino á lucirse y áver lucir los encantos de la belleza y los caprichos y extravagancias de la moda. El Retiro es pacífico, por más que tenga en su centro aSan Martín; mientras que el Parque es belicoso como su nombre, y como la estatuita que se ve allá arriba y que dicen ser de Marte. Yaverán ustedes como del Parque y no del Retiro salen centenares de electores cuando el caso llegue."

capítulo 5Civilizar, abastecer y trabajar

"La peculiar sinceridad con la que todos, argentinos tanto como extranjeros, reciben al viajero;la cordialidad con la que él es admitido en sus hogares y hecho libre de sus instituciones; y suansiedad por gratificar sus deseos; por explicarle y enseñarle las curiosidades del lugar; por anti-ciparse a sus pasatiempos; de hecho, por hacerlo sentir feliz como también cómodo, no sonigualadas por ninguna ciudad que haya visitado hasta ahora”(Richard F. Burton, Letters from the battle-fields of Paraguay)

En la gran aldea, la sociedad de Buenos Aires fue presentada por Lucio V. López (1884) en ple-no proceso de transformación, sobre todo en el sector dirigente donde se debatían “tradiciones”en los confines del legado colonial y “modernidades” que serían implementadas por nuevos gru-pos que, lógicamente, impondrían nuevas prácticas. Sin duda el mayor grado de integración a laeconomía mundial generó mayores gradaciones en los sectores medios y altos, con la consiguien-te confrontación entre el linaje de los patricios y el poder económico de los grandes comercian-tes. Por otro lado, aún incipiente frente a su posterior evolución, comenzó a registrarse un incre-mento sostenido de inmigrantes, lo cual a su vez modificó sustancialmente los sustratos inferio-res de la sociedad. Estos factores, contribuyeron a una acelerada transformación de la misma y adotarla de una mayor heterogeneidad y complejidad; donde los sectores dirigentes asumieron eldesafío de civilizar; los sectores medios ligados al comercio, el de abastecer una población que seincrementaba rápidamente y los inmigrantes, que en muchos casos tuvieron que desempeñar tra-bajos informales en la vía pública, el de insertarse en un sistema de trabajo estable.

1. Civilizar

William Hadfield [(1868) 1869] sostuvo que la sociedad de Buenos Aires contaba con una venta-ja respecto a la “sociedad aristocrática” de su país, que consistía en estar “libre de la rigidez yformalidad”, lo cual le posibilitaba manifestarse con un “estilo libre, fácil y amistoso y caracteri-zada por mucha hospitalidad" (132). En una línea similar, Marion Mulhall [(1878) 1881], esposadel periodista Michael George del diario The Standard, comentó que los extranjeros solían expre-sar que Buenos Aires siempre había sido y era un lugar de “mucha hospitalidad”. Sostuvo ade-más que “los diplomáticos y los oficiales navales no sólo se mezclan libremente con lo mejor dela sociedad nativa, sino que a menudo corresponden a la hospitalidad de los porteños" (8).En la mirada del intelectual chileno Benjamín Vicuña Mackenna [(1855) 1936] se vislumbra uncomplejo abanico de atributos, que constituye un juego de máscaras mediante el cual se ocultansutilmente los aspectos menos elogiables142. Destaca en los sectores altos, un “giro de costumbres y gustos y aún hábitos domésticos” fruto delcontacto directo con Europa: “la elegancia y los modelos son pues, en todo parisienses, y observé [...]

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142 "Nosotros en verdad no podíamos tener sino los más ciertos y sinceros motivos para recordar con placer aquellas de nuestras im-presiones que están ligadas a una sociedad amable aunque ligera, franca y cordial aunque un tantillo petulante y deslumbradora, lobastante sólo para merecer el apodo chileno de porteño pintor [...] pero la sociedad es a la vez inteligente, espiritual, brillante" (25).

que el fuerte del lujo porteño estaba en los trajes [...]. Ninguna señora encontrábamos en las callesdel Perú y la Confederación, que son las más frecuentadas del comercio, sino en traje de gala” (43).Al describir las costumbres de las damas porteñas afirma que "la amabilidad de las señoras ar-gentinas me traía a la memoria la cortesía de los círculos parisienses, esa politesse francesa, espi-ritual y ligera, insinuante y atractiva, llena de chic y de apropos, pero que se conoce, desde lue-go tiene más gracia de los labios que cordialidad del corazón" (43).Estas características sociales, que reflejaban sobre todo la situación de los sectores medios y al-tos, no siempre era conocida en Europa, tal como lo enunciaba Thomas Woodbine Hincliff [(1861)1863] al sostener que muchos europeos poseían un idea errónea, como si fuera una sociedadsemi-bárbara, y se propuso descalificar dicha opinión “recordando las muchas encantadoras per-sonas que conocí" (93).Robert B. Cunninghame Graham [(1862 y 1882)1914] considera que Buenos Aires en 1868 eratodavía una ciudad colonial que recién empezaba a desprenderse del pasado. Señala que unfactor de cambio significativo lo daría un incremento mayor en el número de inmigrantes, limi-tados por entonces a italianos y vizcaínos.. A su entender todavía no había una marcada dife-rencias en clases sociales, lo cual ilustraba con los bailes que se daban en las casas coloniales,donde el “populacho” se juntaba en la ventanas enrejadas para observar a quienes bailaban, cri-ticándolos, ya favorable, ya adversamente, “siempre con ánimo de comprador en una feria omercado de ganado" (67).Los cambios en los usos y costumbres de la sociedad porteña se vieron cruzados por un conjun-to de controles que intentaron “civilizar” prácticas sociales populares en el espacio público, locual resignificó ciertos procesos de sociabilidad. En algunos casos se trató de apropiaciones de lossectores acomodados de ciertas prácticas que pasaron a desarrollarse en ámbitos específicos, locual limitó la posibilidad de participación masiva143.Las festividades, como el Carnaval, son paradigmáticas ya que sufrieron una profunda transfor-mación, con la intención infructuosa de desalentar los juegos de agua callejeros144 por los escán-dalos que había, al alcanzar en sus máximas expresiones profundas enemistades y hasta la pérdi-da de vidas. Además de limitar la violencia otro argumento, siempre con la intención de civilizarel juego, era evitar los juegos de agua, en tanto agente trasmisor de enfermedades. Una nuevautilización de los espacios públicos solo se implementó mediante la autorización de los corzos en1869, con la participación de sociedades como “Los Negros” cuyos integrantes parodiaban a lacomunidad afro porteña. Los nuevos usos estuvieron asociados a las “mascaradas” que se reali-zaban en los principales teatros145 de la ciudad.El teatro posibilitaba un efecto de mostración de los sectores acomodados hacía los populares

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143 "El jueves hubo una bonita tertulia en la calle de la Florida. ¡Qué raras son hoy reuniones semejantes! Las familias han abandona-do esa costumbre y los clubes no son para todas ellas, o imponen condiciones que son verdaderos sacrificios" [CD, t. I, nº 7,–14/FEB/1864-, 98 (s/f “La Semana”)].

144 "El carnaval de nuestros mayores ha muerto en 1864. Después de haber imperado por muchos años, la costumbre avergonzó y lle-gó a su término. Ya era tiempo. El carnaval de las vías de hecho está condenado por todos los que pueden condenarle. Cuando muchagente tomaba parte en el juego, en las calles, en las ventanas, en las azoteas, consumiendo en tres días las cáscaras de las tortillas detodo el año, agotando los aljibes y los pozos de balde, contrayendo enfermedades con el mayor placer, el carnaval tenía excusa para sertolerado, a pesar que todos le tenían horror desde el día siguiente hasta la víspera” [CD, t. I, nº 7, –14/FEB/1864-, 100 (s/f, “El entierrodel Carnaval”)].

145 "Colón sofocaba en la última noche; podían contarse por centenares los disfraces, desde el tosco liencillo y la zaraza de colores, aba-jo, hasta el raso, el muaré y los encajes, arriba. Podían oírse todos los dialectos allá y el lenguaje culto y seductor acá. La democracia masradical y primitiva en el piso bajo, la aristocracia de la educación, de las gracias y del buen tono en el piso alto. Haré una distinción, sinembargo. Abajo no era fácil hallar rasgos de urbanidad y de ternura: arriba no era muy difícil encontrar caretas que parecían haber erra-do la entrada, haber subido equivocadamente. En el mejor jardín crece maleza" [CD, t. I, nº 7, –14/FEB/1864-, 98 (s/f, “La Semana”)].

mediante una suerte de convivencia sesgada por una clara diferenciación espacial entre un “aba-jo” que carecía del sentido de lo urbano deseado y un “arriba”146 desde donde se pretendía ins-talar modelos formales con la vestimenta y de cultura con el trato.En los espacios reservados para los sectores más acomodados comenzaban a diferenciarse aque-llos que pertenecían por linaje de los “recién llegados” por rápido enriquecimiento gracias a lanueva situación socio económica147 del país a los que se les recriminaba su falta de refinamien-to148. Beatriz Sarlo sostuvo que las críticas al estilo rumboso de la elites, que es otro rasgo de mo-dernidad, evidencia relaciones conflictivas entre las nuevas cualidades deseadas y las no deseadas.La aparición de ámbitos exclusivos, como los clubes149, posibilitaban a los sectores acomodadosdesarrollar mecanismos de cohesión grupal, mediante una mostración hacia el interior del gru-po150. A su vez, en el ámbito privado, las reuniones sociales pasaron a denominarse “recibos” envez de las tradicionales “tertulias”. Consistían en concierto de música y además “se cantaba, sebailaba o solamente se conversaba” pero con una actitud nueva, más refinada y formal, con ma-yor exigencia de “etiqueta” [CD, t. IV, nº181,–16/JUN/1867-,437-438 (s/f“Crónica”)].La disponibilidad de ámbitos propios para las reuniones sociales se vio reforzada por la adopciónde una modalidad arquitectónica muy sofisticada para las viviendas particulares, que creó impron-tas de mostración urbana151 en ámbitos no tradicionales para los sectores acomodados. Otra re-significación del espacio público estuvo dada con la iluminación a gas de las calles principales y delas vidrieras de los comercios más destacados. Esto posibilitó por un lado una nueva modalidad de“vida nocturna”152 y también hizo surgir la creencia de contar con un factor “moralizante” parala sociedad en tanto:"desde que una ciudad es alumbrada con gas, la estadística prueba que dis-minuyen los casos de policía correccional” [CD, t. V, nº206,-08/DIC/1867-,338 (s/f,"Crónica")].Frente a estos cambios de los sectores acomodados destinados a civilizar y “modernizar” los usosy costumbres surgieron prácticas que se instalaron en las “fisuras” del sistema y crearon un nue-vo paisaje urbano. La más evidente, fue una nueva gama de oficios y servicios que desarrollaronlos inmigrantes. El espacio público parecía saturado de “organilleros”, de “vendedores de lote-

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146 Mostración que también tuvo sus expresiones en el espacio privado: "Se cuenta como una gran novedad el que un rico haya he-cho traer unas cincuentas varas cuadradas de espejo para cubrir las paredes de una sala. No niego que eso sea principalmente unaprueba de que se tiene mucho dinero, y que los pobres no se han de ver en ese espejo” [CD, t. I, nº 49, -04/DIC/1864-, 770-771 (Bru-no, "La Semana")].

147 La modernidad debía instalarse en todos los ámbitos, incluso en las Iglesias: “Id a los templos y sabréis cuantos caudales se han tro-cado por telas lindísimas, por joyas preciosas; y veréis cuán fielmente se ha observado la última moda. Allí se brilla mucho [...] Cristoarrojó del templo a los mercaderes, pero ellos todo lo invaden, y hoy el género ha tomado un incremento pasmoso” [CD, t. II, nº 67, -09/ABR/1865-, 234-5 (Bruno, "La Semana")].

148 De allí que aparecieran un conjunto de instructivos de cómo comportarse en diferentes situaciones sociales: "Hoy que Buenos Ai-res va tomando una importancia merecida por el adelanto social, no está demás dar algunas sucintas reglas que sirvan de guía al extran-jero y aun al nacional para que sepa a que atenerse, sin maestro de ceremonia en materia de costumbres que son generalmente recibi-das” [CD, t. I, nº 33, -14/AGO/ 1864- ( Z , “Guía del Buen Tono” )].

149 Para Vicuña Mackenna [(1855) 1936]: “donde mejor está marcado el tipo porteño, su vivacidad, su comunicabilidad, su espíritueminentemente sociable, es en los numerosos clubes que aquí existen” (46).

150 "Esa misma noche del martes los salones del Club del Progreso se iluminaron espléndidamente, la orquesta resonó con estrépito ya la una de la mañana noventa o cien disfrazadas se habían enseñorado del local, con aplauso de la anhelosa concurrencia masculinaque no llevaba careta" [CD, t. I, nº 7 –14/FEB/1864-, 98 (s/f “La Semana”)].

151 "La hermosa casa que el señor Miró hace construir en la plaza Del Parque, va presentándose en toda su magnificencia. La novedadde su arquitectura y la pintoresca localidad donde se levanta tan valioso edificio le hacen el monumento de propiedad particular que lla-ma mas la atención es esta ciudad que tanto ha progresado en construcciones de ese género. Las diversas estatuas de mármol queadornan sus frentes ya ocupan su lugar. Cuando todo esté concluido parecerá aquello una mansión encantada con sus jardines, sus par-ques, sus fuentes y cuanto puede adornar una morada lujosa y de gusto” [CD, t. III, nº 152, -25/NOV/1866-, 317-318 (s/f “Crónica)].

152 "La tía y la sobrina examinaron con la vista aquel tesoro de alhajas que las luces del gas hacían aun mas brillantes” [CD, t. II, nº 54,-08/ENE/1865-, 18-19 (Bruno “La Semana”)].

ría”, de “lustradores”, de “adivinas”, de “vendedores de cosméticos y afeites” y hasta de “saca-muelas” que efectuaban extracciones gratuitas para vender luego “elixires” que curaban cual-quier tipo de dolor; a su vez, en el espacio privado, se asistía a la incorporación de irlandesas pa-ra el servicio doméstico153.A través de la moda, los sectores acomodados contaban con otra estrategia de mostración. Lasmujeres estaban ansiosas por recibir los “figurines” que estaban incluidos hasta en publicacio-nes definidamente culturales tales como el Semanario “El Correo del Domingo”. En la columnaeditorial “La Semana” José María Cantilo hizo reiteradas referencias a la moda, las más impor-tantes correspondían a la ropa de las mujeres154 que se complementaba con propuestas para lospeinados 155. Aunque esto no significó dejar de lado lo que pasaba con la moda el sector mas-culino156 y nos permite apreciar que era frecuente y aceptado por la policía, que la mayor parteanduviera armado.Los cambios estacionales implicaban variaciones y adaptaciones a las altas temperaturas de fina-les de la primavera y verano157.Las sucesivas estandarizaciones en la moda, sobre todo en los criterios, privilegiaba, cuando noexageraba en los detalles de adornos y joyas, la posibilidad que se tenía de destacarse158. A las“exageraciones” que podían advertirse en los adornos femeninos, los hombres ofrecieron tam-bién su contraparte con ciertos accesorios como gemelos o anillos cada vez más ostentosos159 osegún el clima político imperante160.

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153 Para Beatriz Sarlo este mundo social confuso y mezclado fue escenario para personajes típicamente modernos y otros que recicla-ban saberes más arcaicos: la enumeración misma es un ejemplo de las confusiones y cruces de esta primera etapa moderna de la ciu-dad. Lo que podría ser considerado como típicamente moderno es la libertad de exposición y circulación de los tipos más variados.

154 "El vestido de cola sigue en boga en las calles, lo que permite a las graciosas y a las que no lo son hacer diversas evoluciones con elruedo al pasar por ciertos lugares, donde un descuido puede añadir un nuevo color al traje” [CD, t. 1, nº 17, -24/ABR/1864-, 258 (Bru-no, “La Semana)].

155 “No tenemos donde ver adornos de cabeza mas que en Colón. Los que he visto últimamente siguen su acostumbrada exagera-ción en flores de gran tamaño, pero también noté que una de las elegantes concurrentes abandonaba la poco graciosa moda y se pre-sentaba con un peinado notablemente sencillo, lo que realzaba mas su natural belleza” [CD, t. 1, nº 17, -24/ABR/1864-, 258 (Bruno,“La Semana)].

156 “En modas de hombre tampoco hay nada de nuevo que decir, sino que se usa con mucha generalidad pantalones y chaponas deanchos bolsillos, para que no moleste el parque de que todo el mundo anda provisto, con acuerdo de la policía que ha dado a saber queha quedado sin efecto la prohibición de llevar armas, trabucos inclusive" [CD, t. 1, nº 17, -24/ABR/1864-, 258 (Bruno, “La Semana)].

157 "Los trajes de los hombres en estos días varían al infinito; verdes, amarillos, blancos, azules, celestes, rosados, a rayas, a cuadros,a bastones, trasparentes, flotantes. Los vestidos femeninos son siempre graciosos. La moda ha dispuesto que se cercene género arribapara aumentar el largo abajo. Los vestidos de cola están pues siempre en boga. Felizmente las veredas están tan limpias como piso al-fombrado de una sala" [CD, t. 1, nº 47, -20/NOV/1864-, 738-740 (Bruno “La Semana”)].

158 “Todos habrán podido observar la nueva moda en punto a caravanas, zarcillos o pendientes. Ella [la moda] prescribe hoy que se lle-ven largos, cuanto más largos, cuanto mas densos, mejor. Las mujeres no se quedan cortas por su parte en sus modas. No importa quedespués hallen que se les han agrandado las orejas” [CD, t. II, nº 54, -08/ENE/1865-, 18-19 (Bruno “La Semana”)]. Los adornos utiliza-dos en los peinados merecieron un comentario irónico: ” Los adornos últimamente mas en boga han sido los que mas han aumentadoel tamaño de la cabeza. Durante el año pasado, nadie ha podido admirar una linda cabeza, porque todas parecían abrumadas con flo-res, follaje y también se han visto pajarillos en esos jardines andantes. La joyería de Favre ha despachado estos días muchos pendientesde nuevo gusto" [CD, t.II, nº 54, -08/ENE/1865-, 18-19 (Bruno, “La Semana”)].

159 “A la moda de los pendientes largos, que está subyugando a las mujeres, oponen los hombres los grandes gemelos del puño. Nohay pues que reprochar nada a aquellas. El anillo de dos manos enlazadas que usaban los elegantes de antaño, ha sido reemplazadoentre los irresistibles del día por gruesas argollas con ancha piedra de colores, que debe llevarse en el índice de la mano derecha. Así lu-ce la piedra y la cifra al echar una firma o al acariciarse la barba. Los mas profundos moralistas dirán cuanto quieran contra tales cos-tumbres; pero no pueden estrechar la mano de ningún hombre a la moda sin sentir quebrantados los dedos por el grueso anillo de pie-dra" [CD, t. II, nº 54, -08/ENE/1865-, 18-19 (Bruno, “La Semana”)].

160 "La moda masculina del sombrero grande gana terreno; los elegantones todos la han adoptado. Dícese que así que los sombrere-ros parisienses leyeron el folleto consabido emprendieron la tarea de hacer sombreros aparaguayados para mandar al Río de la Plata, enla persuasión de que López estaría a la fecha triunfante por acá. Dícese también que esos caballeros mandaron un sombrero de regaloal triunvirato del folleto, de dimensiones colosales" [CD, t. II, nº 80, -09/JUL/1865-, 442-443 (s/f, “La Semana”)].

Un completo cuadro de situación mostró José María Cantilo al analizar las modas parisinas quellegaban a Buenos Aires para las mujeres, en tiempos de Guerra161.

2. Abastecer

"Buenos Aires, la capital de la provincia de ese nombre, y la residencia temporaria del GobiernoNacional, es por mucho la ciudad más densamente poblada, floreciente e importante de toda laRepública, un puesto que debe no sólo a su situación geográfica cerca de la boca del Río de laPlata, sino también a los vastos intereses extranjeros centrados en ella y al ser el cuartel de losprincipales comerciantes extranjeros residentes en este país"(Reports of Her Majesty's Secretaries of Embassy and Legation, on the Manufactures,Commerce, &c, of the Countries in which they reside, de 1867)

Desde la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776) y la aplicación del Reglamento de LibreComercio (1778), la Burguesía Criolla (José Luis Romero, 1976) o Burguesía Comerciante (SusanSocolov, 1978) logró un desarrollo sin precedentes162. Bastaron muy pocos años, como los trans-curridos entre los relatos de Francisco Millau163 (1772) y Tadeo Haenke164 (1787) para advertir un

161 "La mujer debe ser sensible, tierna, cariñosa, compasiva. Hay mujeres que tienen todas estas condiciones. Yo creo conocer algunas.Hay muchas que no las tienen; que son insensibles, que son indiferentes. Me parece que también conozco algunas así. Mucho buenohay que esperar de los corazones sensibles, de los corazones compasivos. Poco de los corazones en que predomina la indiferencia, elegoísmo, el cálculo. Esto se dice tanto de la mujer como del hombre. Pero respecto de aquella, se observa que hay un constante empe-ño en contrariar la natural tendencia de su corazón; empeño franco, manifiesto, aplaudido también y propagado ¡pobrecillas! hasta porellas mismas. Quien en eso está muy empeñada es la moda del día. Y tratándose de moda, ya se sabe cuánto se aflojan los tornillos delas cabezas mas serias. Y precisamente es en la cabeza donde la moda ha establecido hoy su campo de trasformaciones. Bien puede de-cirse ahora que la moda no solamente hace perder la cabeza sino que está echando a perder muchas lindas cabezas con lo que colocaen ellas y en la figura que les hace tomar. Ya no es el peinado enmarañado ni los adornos de cintas lo que la moda impone. Esto sueletener mucha gracia en ciertas graciosas cabezas: no es esto. La moda parisiense manda que todas las niñas lleven en la cabeza puñales,espadas y cañones! No es posible pues ir á suspirar al lado de una joven y a tratar de sensibilizar su corazón a la vista de una espada o deun puñal, colocado entre su cabello con mas o menos gracia, pero ostentosa, visiblemente. Los franceses que se ríen de todo lo creadoempezando por reírse de sus propias flaquezas, deben romper en estrepitosas carcajadas al contemplar los figurines que nos mandancada quince días. Son modas para la América, no para la Europa, y solo para la América del Sud, pues en la del norte no tienen tan fácilentrada como por aquí. Y luego por aquí tenemos la propiedad de exagerarlo todo, al punto de que no conocería una parisiense que lle-gase a Buenos Aires las modas francesas que aquí están en boga. He visto espadas, puñales, cañones, hachas y hasta herraduras de ca-ballo, todo de cobre dorado, traído para adornar las cabezas de nuestras elegantes. A este paso, no es extraño que la moda francesamande también adornarse con cascabeles y amanezca un día en que las niñas y las que lo fueron aparezcan de arlequines. Yo no sé simis frecuentes conversaciones con don Roque han acabado por chaparme a la antigua, o si tengo razón en asombrarme de la moda delos vestidos que arrastran una vara de cola por nuestras sucias calles. El jueves fue uno de los días mas detestables del año: la ciudad es-taba cubierta de tierra, que el viento del norte levantaba en sofocantes remolinos. Ese día hallé en la calle a una joven señora rigurosa-mente vestida a la moda. La parte posterior del ruedo de su rico traje doblaba sobre el suelo como una media vara: el vestido era negro;pero la cauda no tenía color. ¡Qué moda tan costosa debe ser esta! Díjeme al detenerme para dar paso al vestido. El CORREO DEL DO-MINGO se guarda muy bien de meterse censor huraño. Observa solo de paso, pues al fin y al cabo concluye por dar también figurines,y por rendirse a la moda. ¿Qué hacer si las niñas quieren llevar un parque en la cabeza? Y luego, todo eso ha de pasar pronto. Probable-mente es moda belicosa en razón a que estamos en época de guerra" [CD, t. II, nº 89, -10/SEPT/1865-, 586-687 (Bruno, "La Semana")].

162 El éxito comercial fue considerable como lo demuestra Socolow (1978) en un cuadro donde se registran los bienes que poseían alcasarse y al morirse algunos de los integrantes de dicho sector. Si de la lista se extracta solamente aquellos que pasaron ambas instan-cias en el período virreinal se pueden observar oscilaciones que en sus valores mínimos registraron una duplicación de su fortuna y queen los casos extremos lograron incrementar cuarenta y cincuenta veces su patrimonio original.

163 "el comercio se ejecuta igualmente por la gente de su vecindario como por la forastera mantienen allí el tiempo que necesita parala venta de sus géneros y recaudación de sus caudales, o porque su negociación con nuevas remesas que le envían de Europa. Es muygrande el número que hay en Buenos Aires de tiendas de mercaderías de ropas y otros géneros, y mucho mayor que el que regularmen-te se ve en cualquier otra ciudad de América. Pues a más de encontrarse en el centro ocupada con ellas casi todas las esquinas de las cua-dras, fuera de otras muchísimas que se hallan en el medio de cada una de estas, prosiguen es esa disposición por todas partes, aunqueen menor número, hasta cerca de las quintas; bien que las primeras son de más consideración y surtidas de un todo con géneros más fi-nos, siendo regular hallar en estas últimas los más, paños, bayetas, lienzos, ponchos, pellones y mucha ropa hecha, proporcionándose_

crecimiento vertiginoso. Pereira Fernandes de Mesquita estaba impactado por la existencia demás de seiscientas tiendas y pulperías y Concolorcorvo [seudónimo de Alonso Carrió de la Van-dera] porque “aún en las calles más remotas se ven tiendas de ropas, que creo que habrá cuatroveces más que en Lima”. En su momento implicó una adecuación del principal mercado de me-nudeo ubicado en la plaza mayor, uno de cuyos resultado fue la construcción de las recovas, y eldiseño de un sistema de plazas perimetrales165, algunas de las cuales con el tiempo se convirtie-ron en las principales terminales ferroviarias.Desde la primera Memoria de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires [MMCBA, 1856-1857] se documenta la necesidad de crear nuevos mercados para la provisión de alimentos a unapoblación que registraba un sostenido incremento en su número166, lo cual implicó desarrollar unmayor y complejo sistema de abasto desde el territorio circundante167. El mercado más antiguo,considerado una “reliquia” de la etapa colonial, era el Mercado del Centro, también conocido co-mo Viejo y construido sobre las antiguas instalaciones de la Ranchería de lo jesuitas, que se ha-llaba en la manzana comprendida por las actuales calles Chacabuco, Moreno, Alsina y Perú. Sibien en 1864 fue reconstruido por los señores Urien, no tenía posibilidades de expansión por ha-ber quedado rodeado de diferentes construcciones, lo cual a su vez fue objeto de críticas por laescasa ventilación que contaba. Como alternativa al Mercado Viejo se creó un Mercado Nuevo,cuyo nombre fue Mercado del Plata y fue construido por Carlos E. Pellegrini en 1856, en el bor-de de la traza original en las actuales calles Carlos Pellegrini, Sarmiento, teniente General Peróny el pasaje Carabelas. Hacia el oeste se proyectó un mercado municipal en la Plaza Lorea168. Hacía el sur, después de re-moverse el existente en la Plaza de la Concepción (luego denominada de la Independencia en las

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de este modo más fácil su venta a la gente a que habita en la Campaña, de la que hay diariamente en la Ciudad una gran concurrenciapara proveerse lo que necesita"(63).

164 "Se conocen a vista, aún de los menos observadores los considerables progresos que hace esta ciudad en comercio y población, yapor las franquicias y libertad que se han conseguido a aquel, ya por la agregación de ricas provincias al nuevo virreinato, la erección denuevos tribunales, etc.; como también por la internación de efectos y correspondencias para Chile y el Perú. Se ven muchas nuevas tien-das, y se hallan los efectos de Europa en mucha abundancia y con bastante equidad con respecto a los precios que antes tenían" (80).

165 En las Actas del Cabildo puede observarse el rápido proceso en la formación de nuevas plazas. El 2 de mayo de 1781 se realizó lapetición para formar una plaza en Monserrat (Libro XLIII, 661); el 22 de mayo, se pidió abrir puertas en la Plaza Nueva (Libro XLIII, 663)y el 5 de septiembre se solicitó el establecimiento de una plaza en el Barrio de Nuestra Señora de la Piedad que terminó llevando el nom-bre de su propulsor, "Plaza Lorea" (Libro XLIV, 85). En una línea Norte-Sur, que actualmente ocupa la Avenida 9 de Julio, se establecie-ron algunas plazas prácticamente en el límite de una traza plenamente consolidada con el extramuro de los arrabales.

166 “El gran crecimiento poblacional de la ciudad de Buenos Aires y la necesidad de un abastecimiento de mayor dimensión requeríanuevas respuestas. Esto quedó plasmado con la construcción de treinta y seis nuevos mercados en diferentes partes de la ciudad, entre1856 y 1900, en los que la antigua forma de venta del productor al comprador, dio paso a una más compleja, que adquirió gran fuer-za: la intermediación comercial” (Moreno, 2005).

167 En el Manual del Río de la Plata (Mulhall, 1869) se reseña el sistema de aprovisionamiento: “Hay cinco mercados en la ciudad parala provisión de carne, verduras, aves de corral, frutas, pescado, flores, pájaros cantores, manteca, queso, huevos y demás. Carne de va-ca y cordero es traída en carros desde los mataderos; verduras y frutas son en su mayoría provistas por los quinteros italianos de los su-burbios; el río da una gran cantidad de dorados, pejerreyes, bagres y otros excelentes tipos de pescado; los trenes traen numerosas per-dices, patos y aves de corral; y los chacareros de Morón, Quilmes y otros lugares producen la mayor cantidad de manteca y huevos.Además, se trae a menudo fruta de Montevideo y Brasil y a veces queso y manteca de las colonias suizas de Entre Ríos o Santa Fe. Lasmejores papas vienen de Baradero, las islas Carapachay y Chivilcoy; los mejores duraznos de Punta Santiago, Ensenada; la mejor carnees aquella que es sacrificada en el campo y traída por el tren; y la mejor manteca es la de vacas de raza inglesa. La ciudad es provista deleche por intermedio de un número de lecheros vascos que vienen a caballo cada mañana desde Quilmes, Lomas de Zamora y Morón.Se deben evitar los cerdos criados en el campo, ya que generalmente son alimentados en los saladeros. Las aves de caza son abundan-tes y baratas; las aves de corral son muy costosas. La mejor hora para ir de compras es a las cinco de la mañana”.

168 “El Mercado de Lorea fue abierto por el Gobernador Saavedra en 1864, junto a la Plaza Lorea y cubriendo alrededor de un acre. Seencuentra arreglado con buen gusto, pero no pertenece a la Municipalidad, siendo los dueños varios particulares que compraron el de-recho de abrir un mercado por cuenta propia, para beneficio de la gran población en el extremo oeste de la ciudad: está situado ochocuadras al oeste del Mercado Viejo” (Mulhall, 1869).

actuales avenida Independencia y Bernardo de Irigoyen), se proyectaron dos nuevos mercados:Constitución, situado en la barranca y Santa Lucía en “la calle larga de Barracas”.La modalidad por construir “grandes y costosos mercados” tuvo que superar ciertas resistenciasporque planteó un debate acerca del futuro de otros tipos de establecimientos tradicionales co-mo los “pequeños mercados” e incluso los “puesteros”169; generó toda una serie de complicacio-nes a quienes vivían en sus inmediaciones170 por problemas vinculados con conceptos de higie-ne171 incorporados por la sociedad como parámetro de modernidad, con casos extremos como elde Constitución172, todo lo cual no siempre implicaba una solución al problema alimenticio.El sistema de abastecimiento, que todavía no había integrado al ferrocarril 173, había llegado a unpunto crítico174, tal como lo señaló Quesada (1867) en el marco de una ciudad que había sufri-do de cólera mórbus 175 pero que modificaba el sistema para sacrificar los animales asegurandocondiciones de higiene pertinentes para el consumo; precisamente las grandes transformacionesurbanas del siglo XIX tenían entre sus principales objetivos la erradicación de las pestes176.En la Memoria de la Municipalidad de Buenos Aires de 1861 se documentó que desde 1858 seproyectaba trasladar los Corrales de abasto177. Para tal fin se habían comprado unos terrenos en

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169 José María Cantilo hizo referencia al tema irónicamente: "Se trata de saber si la industria de los mercados grandes ha de permitir ala de los pequeños mercados. No crean ustedes que esto sea aquello de que el pez grande se come al chico, no señor, no es eso. En lostiempos felices en que nos gobernaba una lejana metrópoli, ponía ella un mercado grande y no consentía en que se le pusiera cerca unochico. El rey no permitía semejante abuso. Los mercados chicos obedecían y se iban lejos. Hoy que nos gobernamos nosotros mismos,seguimos igual sistema. Lo de la libertad de las industrias es según y conforme. Al lado de un bazar grande se puede abrir otro peque-ño, no hay duda; en frente de una gran tienda puede establecerse otra, también es verdad. Pero en tratándose de comestibles frescos,la cosa cambia de faz, y es muy justo, que así sea, porque sí. Algunos pretenden que en la expulsión de los pequeños mercados se ata-can no sé cuantos principios o derechos. ¡Qué ocurrencia! ¿Qué derechos pueden tener los puesteros? Voto porque los expulsen a Pa-tagones, previo pago de una multa en beneficio de los mercados, a los que, no al consumidor, se entiende, quieren hacerles concurren-cia, lo que es una pretensión cuando menos irrespetuosa" [CD, t. III, nº 109,-28/ENE/1866-, 66-67 (s/f, “La Semana”)].

170 “La masa de la población no puede irse a ninguna parte: se queda aquí, lo que no puede menos de ser una gran calamidad, sobretodo para las gentes que viven en la vecindad de los mercados, como el del centro que es el mas vergonzoso espectáculo que puedeofrecerse” [CD, t. I, nº 48, -27/NOV/1864-, 754-755 (Bruno,"La Semana")].

171 José María Cantilo puso en boca de Don Roque ciertas sugerencias:"Dígote que mandaría todos los días un químico al matadero, yañado, y a los mercados de esta culta ciudad, que come y bebe tales cosas como para que un día amanezca el cólera o su hermana la fie-bre amarilla, y haga mesa limpia, único modo por lo visto de que se limpie nuestra ciudad. [...] Pues yo les pediría que me analizasen esacarne negrusca, blanda, filamentosa que nos dan de comer todos los días” [CD, t. III, nº 117, -25/MAR/1866-, 193-194 (s/f, “La Semana”)].

172 "Vayan ustedes a dar una vuelta por el mercado Constitución y verán lo que es bueno. Para estimular a los curiosos a hacer ese pa-seo, les diremos que están arrojando por allí diariamente centenares de carros la carga proveniente de la limpieza..." [CD, t. III, nº 156,-23/DIC/1866-, 381-382 (s/f,"Crónica")].

173 José María Cantilo consideraba que la existencia de nuevos mercados “no impide que los pobres se vean obligados á comer carneenfermiza”. Por otro lado comentaba una alternativa en la provisión de carne utilizando el ferrocarril: “Yo que quiero que las madrescríen hijos sanos y fuertes, que los viejos tengan su buen puchero, me alegro mucho al ver que se ha establecido una empresa para sur-tir de carne de estancia barata a la población, llevándola a domicilio. He ahí otro bien producido por los ferrocarriles. La capital se veráen adelante libre de enfermedades que los médicos, suelen achacar a las estaciones, en el empeño humano de culpar a la naturaleza,de muchos males que afligen al hombre” [CD, t. I, nº 47, -20/NOV/1864-, 738-740 (Bruno, "La Semana")].

174 "No niego que uno de los enemigos del alma sea la carne; pero cuando se trata del cuerpo, el peor enemigo es esa otra carne delos corrales de Buenos Aires. No puedo menos de confesar que no faltan cosas que entibien mi localismo ardiente, y una de ellas sonlos mataderos. Esto me hace pensar que hay entre nosotros tanta despreocupación por la salud del alma como por la del cuerpo” [CD,t. I, nº 47, -20/NOV/1864-, 738-740 (Bruno,"La Semana")].

175 "La afligente situación de esta ciudad, dos veces diezmada por el cólera mórbus en un año, y la culpable indiferencia de las autori-dades, nos obliga a recordar que la mejora inmediata de los corrales de abasto para proveer de carne a la ciudad, es una de esas nece-sidades que no admite espera" (638).

176 "Las reses se traen y se matan del mismo modo que se quejaba el Cabildo en 1799. Cambiar ese modo de ser, empedrar perfecta-mente los corrales, proveerlos de agua abundante, y además la inmediata quema de los desperdicios de los animales muertos para elconsumo, es una de esas necesidades premiosas. Debe ordenarse se cambie la manera como se matan hoy las reses, para asegurar queel animal muerto se desangre convenientemente y la carne que se venda sea limpia y en buenas condiciones. Dejar para mañana poreconomías mal entendidas lo que debe hacerse hoy, es exponerse á que las pestes arrebaten á esta población entera" (639).

177 “Un poco más atrás de la Plaza [Constitución] están los Mataderos donde se mata al ganado para los mercados de la ciudad” (Mul-hall M.G (y) E.T.,1863).

el área sur; operación que terminó en un pleito judicial por diferir la dimensiones consignadas enla escritura con las originales. Finalmente se trasladaron a un paraje más lejano del área norte en“los terrenos que lindan con los ocupados por el doctor Felipe Arana, o quinta conocida por deCoronell178, de propiedad del Estado". [MMCBA, 1861]. Los hermanos Mulhall (1863) ratificaronla periférica ubicación de “los dos mataderos o abattoirs en los barrios exteriores extremos de laRecoleta y Convalecencia”179.La fuerte actividad comercial generó al menos dos efectos: excesivo encarecimiento de la tierra ypropiedades en las principales calles180 y proliferación de negocios, que era percibido como ma-nifestación de progreso181 y cuyo principal objetivo era deslumbrar a los clientes182, por lo cualse cayó a veces en exageraciones que ocasionaban hasta la quiebra183. A su vez la creciente can-tidad de negocios fue uno de los factores que creaba esa sensación de vértigo y peligro que sevivenciaba sobre todo en el centro de la ciudad184.

3. Trabajar

Los inmigrantes en tanto mano de obra, implicaron ante todo la necesidad de ir construyendo unnuevo “otro” en cuanto al desempeño de oficios y servicios que otrora estuvieron en manos denativos y afroporteños. Lejos de conformar un conjunto homogéneo, llamaba la atención la di-versidad de lenguas e incluso dialectos que comenzaban a escucharse en la ciudad de Buenos Ai-res185. Se trataba de “otros” que por un lado se multiplicaban rápidamente186, y en cierto sen-tido se fueron adueñando de la ciudad, lo cual fue afectando la higiene e incrementó el númerode mendigos187. Por otro lado no siempre se trataba del perfil socio cultural 188 que el sector di-rigente anhelaba en tanto había “barrios centrales que darían un capítulo a los Misterios de Pa-ris y la yapa” [CD, t. II, nº59, -/FEB/1865-,98-99 (Bruno,“La Semana”)].En el período se produjeron ciertas resignificaciones en lo laboral como con la incorporación deirlandesas para el servicio domestico189. A los cambios en el interior de las casas, también se agre-garon nuevas actividades en el espacio público, que otorgaba la posibilidad de adaptación e in-cluso de desarrollar ciertas tareas que brindaran algún tipo de sustento190 hasta una inserciónmás sólida en el sistema productivo y de servicios locales191.El grado de inserción de los inmigrantes fue percibido como muy rápido. Thomas WoodbineHinchliff [(1861) 1863] sostuvo que las producciones nativas “con la excepción de comestibles,son extremadamente limitadas” (48) y le llamó la atención que “hasta las ocupaciones más pro-fundamente nacionales están pasando de manos nativas a otras. Los pintorescos aguateros y lospanaderos y lecheros curiosamente montados incluyen una proporción muy grande de vascos”(77). Con relación a estos últimos Marion Mulhall [(1861-1878) 1881) sostuvo que eran tan ver-sátiles "que es un proverbio encontrarás a un vasco en cualquier lugar, excepto en prisión" (4).Thomas José Hutchinson [(1863) 1865] mostró la consumación del cambio cuando afirmó que“en Buenos Aires, como en muchas de las provincias, los italianos son los principales vendedoresy cultivadores de vegetales” (15). El fenómeno fue aún mas notable, como lo demuestran los da-tos suministrados por Hinchliff de “cientos de negocios mantenidos por ingleses, franceses, ale-manes, italianos y españoles suministran todo lo necesario y la mayoría de los lujos de la vida eu-ropea” (48)192. Todo lo cual no implica que se pueda advertir con certeza si esto correspondíacon un grado de asimilación social similar193.

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178 "Tiene cincuenta y seis y tres cuartas varas de frente al Río de la Plata, al Este, sobre el camino que por el pié de la Barranca condu-ce al Puente grande del Arroyo de Maldonado, y como cuatro cuadras de fondo al oeste, concluyendo con frente a la calle de Santa Fe.Linda por el costado del sur con la quinta de Francisco del Sar, y por el norte con el terreno Municipal ocupado por el Dr. Felipe Arana"[MMCBA, 1861].

179 En el Diccionario de Buenos Aires (Pillado, 1864) se menciona el de la Recoleta, situado al norte de la ciudad en el cuartel 31, de-trás del cementerio y el de la Convalecencia al Sur (lindando con el establecimiento).

180 “El negocio hace estrecho todo; pronto se alquilará á tanto la pulgada de casa. Hay propietarios que piden un ojo de la cara poruna vara de habitación” [CD, t. I, nº 11, -13/MAR/1864-, 162 (Bruno, "La Semana")].

181 “En efecto, dícese que en Buenos Aires no se viera jamás tanta casa de negocio como en el día, y de todo linaje de negocio, lo quehace suponer un visible progreso en el país. Lo que mas acredita ese progreso, es el ver en cada cuadra tiendas de modistas, peluque-rías, confiterías, billares, y otros negocios que no se ven y que también abundan” [CD, t. I, nº 45, -06/NOV/1864-, 706-7 (Bruno, "La Se-mana")].

182 "Quien dude de que estamos en la época de los relumbrones, eche una mirada a la gran tienda puesta bajo la protección de las Ar-mas de Paris, y allí verá relumbrar por todas partes. Mucho dinero ha de costar el da vista a una casa de negocio, y muy lucrativo debeser el gasto que se haga en eso. Las mujeres, y lo mismo los hombres, se sienten atraídos fuertemente por lo que brilla. Cuanto mas lu-cimiento tiene una tienda, mas seguridad hay de que le vayan parroquianos [...] A qué extrañas digresiones me ha conducido el quererdar a las bellas lectoras la noticia de la reapertura rumbosa del gran bazar que tiene al frente dos escudos de oro y un letrero: Aux Ar-mes de Paris!” [CD, t. II, nº 96, -29/OCT/1865-, 698 (s/f., "La Semana")].

183 "Como supongo que ya sabréis que la mas fastuosa tienda que había en la calle de la Florida ha terminado su corta existencia, de-biendo su prematuro fin probablemente á tanto lujo y á tanto brillo como ostentaba. Era un mar de luz, reflejada en muchos espejos yarañas. Esos han de estar equivocados, pues la cosa es tan sencilla que á cualquiera se le ocurre; y entretanto cada barrio del centro deBuenos Aires luce sus bazares, ostentando un lujo asiático" [CD, t. III, nº 117, -25/MAR/1866-, 193-194 (s/f., “La Semana”)].

184 "Todos saben como suelen estar las calles centrales en las horas de los negocios: carros del tráfico, hombres a caballo, carruajes quese cruzan, peones cargados, todo eso pone en ciertos parajes en peligro a las gentes (sic) y sobre todo a las mujeres. Nuestra criada sevio en la boca calle de la Victoria [actual Hipólito Yrigoyen] y el Perú en grandes apuros; pero al fin escapó sin que la estrellasen, comotemía que sucediera" [CD, t. II, nº 102, -10/DIC/1865-, 794-795 (s/f., “La Semana”)].

185 "La población se calcula en 200.000 habitantes y tiene representantes de casi todas las naciones civilizadas del mundo, compután-dose en la mitad, más o menos su población extranjera, de modo que forma una perfecta Babel en cuanto a idiomas, hiriendo a cadapaso el oído, el inglés, francés, alemán, italiano y portugués " [Latham (1843 y 1867) 1867 : 07].

186 “Si de 1810 a 1850 la población de Buenos Aires se duplicó llegando a ochenta mil habitantes a mediados de siglo, entre 1850 y1890 trepó hasta quinientos treinta mil pobladores alcanzando un crecimiento del seiscientos por ciento” (Gutiérrez, 1985 : 119).

187 "El aumento de la población condensada en la ciudad, ha producido la ventaja de que ya no haya donde vivir con el espacio que lahigiene requiere, y que los mendigos superabunden, y que centenares de muchachos entonen desde que Dios amanece los cánticos delotería, y que otro centenar de arpistas, organistas con y sin monos ocupen las calles de sol a sol, dueños de la ciudad toda la noche siel negocio se presenta” [CD, t. II, nº 59, -/FEB/1865-, 98-99 (Bruno, “La Semana”)].

188 “Barrios donde están en escena constante hombres y mujeres de todos los países del mundo, porque la inmigración que llega noes solamente de industriales sino que trae también su parte de industriosos en ramos de que no se ocupan los tratados de economíapolítica, aunque suelen figurar en los cuadros estadísticos para señalar el grado de progreso de un pueblo, en sus hospitales y cárceles”[CD, t. II, nº 59, -/FEB/1865-, 98-99 (Bruno, “La Semana”)].

189 "Buenos Aires se va llenando de mozas de la Verde Erin que vienen a servir en las casas de familia. Por supuesto, hay que empezarpor enseñarlas los quehaceres domésticos hablándoles por señas en los primeros días y hay que tolerarles las quebraduras de cristales yloza, porque son muy vigorosas; pero a vuelta de algún tiempo ya podrán ponerse al corriente. Como aquí la mujer no da el apellido,no será fácil conocer la descendencia irlandesa por la rama femenina sino por el color de la tez y el cabello rubio" [CD, t.II, nº 54, -08/ENE/1865-, 18-19 (Bruno, “La Semana”)].

190 “Allí [Paseo de Julio] estaba un hombre de pié en una volanta descubierta, dirigiendo al auditorio elocuentes palabras, medio enitaliano, medio en castellano de mercado, teniendo en una mano el sombrero y algunos frasquillos en la otra; palabras que el respeta-ble público escuchaba con mas atención que la con que los frecuentadores a la barra y a los sermones escuchan a los que hablan. Eraaquel sujeto el famoso sacador de muelas al aire libre y gratuitamente. Hubiera querido ver por allí al consejo de higiene para que seconvenciera de que aquel hombre es todo un artista. En un momento lobró de dos muelas a dos infelices que le suplicaron se las saca-se. Es un completo doctor Dulcamara; inagotable verbosidad, elocuencia de plaza pública; el carruaje, la destemplada trompeta y losmaravillosos elíxires de todos colores en frasquillos con rótulos dorados, que era lo único que vendía y que le compraban a razón de diezy veinte pesos: específicos asombrosos que todo lo curan. ¡Oh civilización! decía yo para mí, oh civilización europea cuántos modos irre-sistibles tienes de manifestarte entre nosotros! Os prefiero sin embargo en figura de ese doctor que ejerce su industria al aire libre an-tes que encarnada en la turba de los que ejercen otras industrias que no se exhiben á la luz del día y que sobreabundan en esta ciudad,que tanto se va civilizando de año en año en este sentido, gracias á ese aluvión moralizador de hombres cuya figura engañaría á la po-licía misma, que es cuanto hay que decir, pues ustedes saben que ella tiene una perspicacia asombrosamente sutil. Otro gran progresoadquiriremos dentro de poco" [CD, t. II, nº 93, -08/OCT/1865-, 650 (Bruno, “La Semana”)].

191 "Un edicto de policía sobre los organitos y otros instrumentos, que se ha publicado últimamente, vino a revelarme que a son demúsica se estaban cometiendo actos punibles, de media noche adelante. Visto está que a medida que vivimos progresamos. Esa inmi-gración filarmónica toma creces cada día, y tras un modo de vivir que ha de darle como vivir, según el número de organillos que reco-rren las calles por la noche. Debido a ellos se improvisan bailes, donde la gente se entusiasma que es un contento, y a veces obliga a laautoridad a tomar parte en la diversión, y lo hace a su modo mandando a unos a la calle, llevándose consigo a otros y aun albergando_

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algunas danzarinas desvalidas en ese domicilio seguro de los que ninguno tienen. Todos vemos el enjambre de organitos llevados acuestas por hombres robustos, que aparecen en las calles desde que cae la tarde, y que tocando se amanecían en ellas, antes que lo pro-hibiese la policía. Es una industria fácil; y es claro que debe ser muy lucrativa, aunque sólo se cobre cuatro reales por cada pieza que setoque, esto es, por un minuto de trabajo empleado en dar vuelta la manivela, sin obligación de saber mas que eso. No sé a derechascuáles hayan sido los hechos que han inducido a la policía a dar su edicto; pues supongo que no se habrá movido a hacerlo porque ha-ya sabido que cierta pare se abría cierta ventana antigua, aunque recién pintada, cada vez que cierto organito tocaba en la boca callecierta pieza a cierta hora de la noche, como si dijéramos a la una, y que durante la serenata que pagaba cierto generoso amartelado,pasaba cierta escena, no muy rara hace siglos, en que se tomaba a las estrellas por testigos de una hondísima pasión, en verdad muycontrariada por ciertas exigencias paternas, que la niña consideraba opresivas, los padres legítimas, justas, indispensables, y que elamartelado que hacia cómplice al organista ambulante miraba como la mas arbitraria tiranía de un padre y de una madre que quierena la encaprichada señorita como a la niña de sus ojos, y mas que eso todavía. Y la policía acaso llegó a saber que en tanto que el ambu-lante organista se afanaba tocando la garibaldina (polca que bailan allá por los suburbios de los patios y zaguanes y veredas entusias-tas parejas), que mientras con mas ardor renovábanse en la ventana protestas, seguridades, juramentos y demás, todo recíprocamen-te, abrióse callandito la vieja puerta de la cierta casa y que salió de ella cierto joven, así como si dijéramos un hermano, y que en un abriry cerrar de ojos cambióse la escena de tierna, dulce y embriagadora en cierto lance por cierto muy propio para hacer que la ventana secerrase de golpe y que dos hombres debatiesen con razones de a puño cierta cuestión que parecía se venía aplazando hacía algún tiem-po. Pero, lo digo en verdad, que aunque el organista era actor desde la boca-calle, el hecho no hace caer en tal falta a los demás cama-radas filarmónicos ni a él mismo, como par que les coarten el libre ejercicio de su industria. Mas como los que mandan suelen tener susantipatías, pudiera ser muy bien que hubieran tomado entre ojos a los organistas que venden a Verdi, Donizetti y demás maestros a ra-zón de cuatro reales a todos los niñitos y sirvientes de la ciudad" [CD, t. II, nº 94, -15/OCT/1865-, 666-667 (s/f, “La Semana”)].

192 En otro fragmento agregó: "Una proporción muy grande de los negocios de la ciudad está conducida por firmas inglesas, france-sas, alemanas e italianas; y especialmente un inglés habrá de encontrar a sus compatriotas en todas las calles principales. [...] Extranje-ros de todo tipo tienen la mayor parte de los locales comerciales" [Hinchliff (1861) 1863 : 77].

193 "Ayer he visto por las calles muchos hombres vestidos de pana y con boina azul, inmigrantes llegados recién, por supuesto. Anda-ban los huéspedes mal seguros todavía del terreno que pisaban. Daban la vereda a todo el mundo, aun cuando querían detenerse de-lante de las vidrieras. Con los hombres y muchachos de boina iban las correspondientes mujeres y chicas de vestido corto de colores ysu pañuelo de moño en la cabeza. He aquí una población que llega ávida de bienestar y de libertad. Antes de un año los hombres ha-brán tirado la boina y la ropa de pana y la alpargata, y las mujeres habrán cambiado su traje corto y su pañuelo por vestido más o me-nos de moda. Un poco mas y ellos serán ricos y ellas tal vez busquen los figurines de Paris que no conocían en Francia. Un grupo de losrecién venidos pasaba con la boca abierta por la cuadra del banco, en ocasión en que salían de esa casa algunos de sus compatriotasque los habían precedido de unos cuantos años; cada uno llevaba su libreta. Habían ido a cobrar intereses. Vamos, no nos digan que noes esta una tierra de promisión. Si algunos ingratos que hace tiempo están por acá suelen negar esto, es de los dientes afuera" [CD, t.II, nº 101, -03/DIC/1865-, 777-779 (s/f, “la Semana”)].

capítulo 6Construcción y significación

1. Improntas de modernidad en el espacio público

“La compleja cuestión física y social de la ciudad contemporánea aturde por su imponente es-cala planetaria. Los ritmos de construcción se han acelerado tan vertiginosamente hasta el pun-to de que, en los últimos cincuenta años, el volumen de construcciones se ha duplicado conrespecto al espacio construido en los más de cinco milenios de historia humana. Las viejas ciu-dades han sido, en muchas ocasiones, víctimas de esta expansión-congestión de la urbanizacióncontemporánea, sometidas al acelerado ritmo del adelanto industrial”(González-Varas, Conservación de bienes culturales).

Desde mediados del siglo XIX, la expansión de la revolución industrial y la progresiva mecaniza-ción en los procesos productivos en Europa generaron fuertes procesos migratorios, que desde elcampo se dirigieron tanto a aquellas ciudades cuyo desarrollo industrial, requería un número ca-da vez mayor de obreros194 como a la búsqueda de nuevas oportunidades en otros continentes,sobre todo el americano. Estas migraciones en gran escala fueron posibles por la transformaciónen el sistema de transporte, tanto de mercaderías como de personas, que introdujeron los barcosy ferrocarriles a vapor.Manfredo Tafuri 195 preguntaba si la revolución industrial podía ser “verdaderamente reconocidacomo nodo central de la historia de la planificación” (En: Morachiello; Teysott, 1980). Sostuvo queel análisis de la renta de la ciudad y la función de las ciudades mismas en el sistema productivo,no generaron procesos lineales ni resultados similares. Proceso de expansión de las ciudades quehabía empezado a registrarse en el Ancien Régimen196 bajo el influyo económico de la fisiocra-cia, cuando las ciudades amuralladas, a las que Tafuri define como limitadas y cerradas sobre simismas, tenían la función de ser “una ciudad-servicio, cuyas tramas de equipamiento deben ex-tender su radio de acción al territorio”. Sostuvo que la ciudad de la “edad industrial” se basó enel uso de instrumentos geométricos conceptuales197, si bien los dispositivos de aplicación podíandarse en el marco de una centralización estatal muy fuerte, como en la Francia napoleónica, don-de las nuevas formas de conocimiento, registro y clasificación implicaban técnicas operativas per-

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194 “A mediados de siglo [XIX] la gran ciudad era todavía un fenómeno raro. Solamente dos ciudades superaban los 500.000 habitantesen Europa: Londres, con 3.360.000 y París con 1.000.000; Berlín no tenía, en 1850, más que 419.000 habitantes” (Palmade, 1976 : 66).

195 En el Congreso “Architettura, programma, istituzioni nel XIX secolo”, organizado por el Istituto Universitario di Architettura de Ve-necia en 1977.

196 "Un aspecto de la Europa del siglo XVIII que asombró y a veces alarmó a los contemporáneos fue el crecimiento en el número y lasdimensiones de las ciudades. De hecho, la urbanización fue una de las características de la época, lo mismo que el incremento de la po-blación y la expansión general de la industria y el comercio" (Rudé, 1978 : 76).

197 Entre los nuevos instrumentos pueden citarse la cartografía, los levantamientos planimétricos topográficos, las estadísticas demo-gráficas e higiénico-sanitarias y las investigaciones epidemiológicas.

fectamente incorporadas en el sistema institucional administrativo, hasta en una estructura admi-nistrativa más liberal, como en los Estados Unidos.Françoise Choay (1994) sostuvo que la situación urbana contemporánea es el resultado de latransformación de la ciudad europea que tuvo lugar a partir de 1850 y sugirió, para una adecua-da comprensión del proceso de modernización198, el análisis de dos series de representaciones,las que emanaron los arquitectos-urbanistas y las de los artistas199. Señaló que la noción mismade urbanismo, que introdujo Ildefons Cerdà200, “nació en el marco de una reflexión sobre el im-pacto espacial de la revolución industrial: la ciudad sufrió entonces un trastorno espontáneo quepareció del orden de un cataclismo natural incontrolable”. Indicó la autora que el urbanismo tam-bién implicó una búsqueda pragmática de regularizar y organizar, con la mayor eficacia posible,el crecimiento y el movimiento de los flujos demográficos, el cambio de escala de los equipamien-tos y de las construcciones provocados por la revolución industria l 201. Destacó el escaso recono-cimiento dado por la historiografía a la técnica en la trasformación de la ciudad, al haberse resal-tado por un lado, factores económicos y políticos como el papel del capitalismo o las luchas declases, y por otro lado, factores demográficos debidos al crecimiento, la masificación, los flujos,todos ellos igualmente condicionados por los adelantos de la salud publica y de la epidemiología,y por el éxodo rural. El proceso de transformación urbana202, más allá de las variantes locales que se registraron en lasprincipales ciudades de Europa, como Londres, París, Barcelona o Berlín, también implicó el desa-fío de afrontar la tensión resultante entre la “ciudad histórica” y la “ciudad industrial” (Gonzá-lez-Vara, 2003:344), en tanto los nuevos criterios, que atendían fundamentalmente a los proble-mas de circulación, ya sea viaria (tranvías, trenes), de servicios (agua, cloacas, gas, electricidad,etc.) y hasta de orden policial-militar (evitar las protestas obreras), eran devastadores para quie-nes defendían el arte y la historia. Fueron los sectores burgueses, en su pujante ascenso, los quepromovieron la creación de nuevos espacios donde prevaleciera como idea rectora el orden, que

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198 En la Introducción del libro All that is Solids Melt into Air [Todo lo sólido se desvanece en el aire], Marshall Berman (1988) define el“modernismo como el intento que realizan los hombres y mujeres modernos por convertirse a la vez en sujetos y objetos de la moder-nización, asumir el control del mundo moderno y hacer de él su hogar. Es una idea del modernismo más amplia e incluyente que la ofre-cida por lo general en los textos académicos. Implica una manera amplia y abierta de comprender la cultura, muy diferente del enfoqueconservador que fragmenta la actividad humana y coloca cada uno de estos fragmentos en una casilla separada, rotulándolos según eltiempo, el espacio, el lenguaje, el género y la disciplina académica correspondiente. La perspectiva amplia y abierta es sólo una entremuchas posibles, pero tiene grandes ventajas. Nos permite ver todo tipo de actividades artísticas, intelectuales, religiosas y políticas co-mo parte de un proceso dialéctico único, y desarrollar interrelaciones creativas entre ellas. Crea las condiciones para un diálogo entre elpasado, el presente y el futuro. Atraviesa el espacio físico y social: revela solidaridades entre los grandes artistas y la gente ordinaria, en-tre los residentes de lo que desmañadamente llamamos el Viejo, el Nuevo y el Tercer Mundo” [Dicha Introducción no fue incorporadaen la edición española de Siglo XXI (1982); se transcribe la traducción de Magdalena Holguín publicada en la Gaceta del Instituto co-lombiano de cultura (Santafe de Bogotá, nº 16, abril de 1993)].

199 “desde finales del siglo pasado [siglo XIX], pintores, grabadores, fotógrafos y cineastas nos confrontan a una ciudad bifronte: be-néfica según algunos, efigie del progreso y de la belleza, fermento de vida social incluso en el anonimato de la multitud; maléfico se-gún otros sinónimos de caos de perversión de una indigencia y de una fealdad de la que la soberana estética del cine ha sabido apro-piarse. Sin embargo; a medida que pasa el tiempo, unos y otros señalan por igual la acumulación progresiva de personas, la multiplica-ción de las trayectorias y la aceleración de la velocidad, el gigantismo contagioso de las construcciones verticales y horizontales, la dise-minación periférica y, para terminar, una forma de la ausencia”.

200 En el libro Teoría General de la Urbanización que se editó en Madrid en 1867.

201 “Antes incluso que la creación de la palabra urbanismo, el arquetipo de esta actuación, que sería mejor llamar «ordenación regu-larizadora», aparece con las «grandes obras» de Haussmann. El verbo «regularizar» aparece repetidas veces en sus Mémoires para con-firmar el papel precursor del prefecto y el parentesco de su enfoque con el de los Regulierungspläne de Stübben y de Wagner en Ale-mania y Austria, así como con los planes reguladores de los urbanistas franceses Hénard, Prost y Jaussely” (Choay, 1994).

202 Nathalie Candon en el artículo La place de la composition urbaine dans l´evolution de la ville (Dirección de Arquitectura y Urbanis-mo/Centro de Documentación del Urbanismo, Francia, 1996) sostuvo que “La explosión demográfica urbana ha engendrado el naci-miento de ciudades nuevas y el crecimiento de las ciudades existentes, lo cual ha generado, a su vez, una necesidad de clarificación dela estructura urbana de los centros urbanos, y la aparición del fenómeno de los suburbios”.

se materializaba en una gran regularidad entre sus componentes, sin descuidar, a su vez, los pos-tulados higienistas para evitar los brotes de cólera o de fiebre amarilla203. Antoine Picon (1996)consideró que en la génesis de la denominada “haussmannización” hubo una importante inte-rrelación entre la racionalidad técnica, sobre todo en manos de los ingenieros, y la influencia delmovimiento utópico de los sansimonianos y fourieristas204.La ciudad de Londres encabezó durante todo el siglo XIX, el proceso de concentración demográ-fica que se daba en las principales ciudades europeas. En la década 1860-1870, pasó de dos mi-llones ochocientos mil habitantes a tres millones doscientos mil habitantes. El centro urbano, laCity, fue profundamente modificado y se convirtió en un barrio comercial que expulsó progresi-vamente a los sectores obreros hacia algunos de los treinta y nueve distritos restantes, lo cual pu-so de manifiesto un conjunto de segregaciones socio-espaciales. El sistema de transporte y comu-nicación era clave para el desarrollo urbano y ya contaba para 1870 con una perfecta red de ar-ticulación con los principales centros productores y en su interior unas ciento cincuenta estacio-nes de ferrocarril, además de la innovación dada por el transporte subterráneo.Coincidente con el proceso de industrialización de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona au-torizó, en 1854, la demolición de los antiguos límites amurallados de la ciudad para posibilitarel denominado “Ensanche de Barcelona” que quedó a cargo del ingeniero de caminos IldefonsCerdà205. La transformación de la ciudad, en su Plan de 1859, fue pensada como una ampliaproyección territorial hacia la periferia, que se proponía vincular desde el Montjuïc hasta el Be-sós (este), más que un cambio en la morfología del centro histórico, si bien implicó que éste que-dara relegado y progresivamente degradado. Mediante una cuadrícula de gran capacidad ex-pansiva, con calles de veinte metros de ancho, que articulaban las direcciones noroeste-sudestey sudoeste-nordeste, se definían manzanas de más de cien metros de lado. Un conjunto de cin-co avenidas daban lugar a grandes plazas. Las instalaciones administrativas e industriales que-darían dentro de la trama urbana y fuera de la misma estarían aquellas instalaciones conside-radas perniciosas para la salud, como cementerios, hospitales o mataderos. Para FrancoiseChoay (1994), Cerdà fue el primero en “hacer de las técnicas de transporte el motor de la his-toria espacial de las ciudades, que el invento del ferrocarril y el uso de la electricidad vinieron arevolucionar”. Jordi Borja en el artículo “Barcelona y su urbanismo. Éxitos pasados, desafíos pre-sentes, oportunidades futuras” destacó que en la actualidad todavía la ciudadanía defiende la“cultura de Cerdà” al rescatar el valor dado al espacio público, en tanto Cerdà hizo de las ca-lles y plazas el eje de su planteo206.El crecimiento de París tomó como núcleo la antigua muralla de la época de Thiers para avanzar

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203 Joan-Anton Sánchez de Juan (2000) al analizar los casos de Marsella, Nápoles y Barcelona, toma prestado de la economía el con-cepto de “destrucción creadora” para referirse a “la configuración de una serie de prácticas y discursos médicos, jurídicos, económicosy arquitectónicos innovadores, que percibían la ciudad del pasado como enferma, peligrosa y antiestética, como algo que debía ser cu-rado, disciplinado y embellecido, dio lugar a una transformación radical en su estructura urbana histórica”.

204 Las ideas de Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint Simon, fueron expresadas en el libro Del sistema industrial de 1825, y apun-taban a un cambio en la naturaleza de las relaciones sociales que sentaron las bases de un socialismo utópico, que también recibió losaportes de Carlos Fourier y su teoría de los cuatro movimientos, desarrollada en obras como El nuevo mundo industrial de 1829 y La fal-sa industria de 1835.

205 María Teresa Alarcón en el artículo “El Plan Cerdà para Barcelona y el Urbanismo Argentino del siglo XIX” comparó el Ensanche deBarcelona con el diseño de La Plata por contar con los mismos sistemas de ordenamiento espacial, pero que no necesariamente produ-jeron resultados similares.

206 Miquel Adrià en el artículo “Barcelona y su Ensanche” (La Jornada Semanal, 4 de mayo de 1997) sostuvo que “Las ideas que pare-cen haber guiado a Cerdà en la concepción del Ensanche de Barcelona giran en torno a la lucha contra la densificación y al abarata-miento del precio del suelo para hacer posible a la clase trabajadora el acceso a una vivienda digna. La ciudad vieja no sólo arruina la sa-lud y el bienestar, sino que pone constantemente en grave peligro la necesaria cohesión social”

en anillos concéntricos hacia una periferia que quedaría incorporada a la ciudad, en 1860, con laanexión de los municipios de Ménilmontant, Belleville, Montmartre, Batignolles, Passy, Auteuil yVaurigard. Con la reforma administrativa de París se implementó una nueva división en 20 cir-cunscripciones, denominadas arrondissements.En el caso parisino207 se operó una profunda modificación incluso del centro histórico, ideada porel baron George Haussmann208, quien fue nombrado prefecto del Sena entre 1853 y 1869. Laestrategia viaria, con la construcción de más de cien kilómetros de nuevas calles y las correspon-dientes instalaciones sanitarias mediante una red de agua potable y alcantarillado, se basó en laapertura de grandes ejes rectilíneos: en dirección norte-sur, mediante el boulevard Sébastopolque llegaba hasta el boulevard Saint-Michel y en dirección este-oeste, mediante la calle de Rívolique se prolongaba hasta los Champs Elisées; ambos ejes se cruzaban en la Place de Châtelet. Asu vez, un conjunto de nuevas plazas como L´etoile, La République, La Bastille, La Nation y las pla-zas de Italie y de Denfert-Rochereau, proyectaban avenidas radiantes.Hubo especial interés por los Parques y jardines, como Boulogne, Vicennes, los Buttes Chaumont,Monceau y Monsouris, para cumplir con los nuevos requisitos en materia de salubridad, pero queademás junto a las avenidas y los boulevares serían los nuevos espacios de representación de laburguesía. Por ello los criterios de comunicación y representación social, se conjugaron con unarevalorización económica del espacio con la consiguiente expulsión de los sectores tradicionales(Cf. González-Varas, 2003:349). Paralelo al proceso de cirugía urbana de Hausmann se instaló unmovimiento de restauración patrimonial, liderado por Eugene Viollet-Le-Duc209, quien promovióla “restauración estilística” que implicaba el aislamiento del monumento para destacar su singu-laridad, y la restitución a un estado completo mediante restauraciones o rehaciendo faltantes delas principales obras medievales; en el caso parisino se destacó su intervención en la catedral deNotre-Dame. Desde la creación de la Commission des Monuments Historiques en 1837, se bus-có que prevalecieran criterios científicos basados en la investigación histórica y artística, para seraplicados en aquellos monumentos que fueran expresión simbólica de una identidad nacional.Otto Wagner en su Proyecto de plan regulador general para la ciudad de Viena (1893) hizo explí-cita su voluntad de conservar el pasado: “Conviene respetar la belleza y satisfacer las exigenciasde salubridad y de circulación con la conservación adecuada del patrimonio existente, aplicándo-nos a aportar las mejoras capaces de satisfacer las exigencias modernas” (citado en: Choay, 1994).En la ciudad de Buenos Aires, previo a las grandes intervenciones implementadas a partir de su

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207 Miguel A. Barreto en el Informe “El espacio urbano y la vida urbana en la ciudad moderna” (de la Cátedra de Sociología Urbana -Facultad de Arquitectura y Urbanismo – UNNE, Resistencia - Chaco – Argentina) indicó que las reformas de París “se basaron principal-mente en la apertura de anchos y extensos bulevares que abrieron la antigua ciudad medieval al paseo del público, al tráfico aceleradode carruajes y trenes, y a la proliferación de comercios, cafés, bares y teatros en el centro de la ciudad. Estas obras, más la construcciónde grandes palacios destinados a la cultura, parques, mercados, alumbrado y muchas otras de infraestructura, dotaron a París de unanueva capacidad para soportar y promover el incipiente desarrollo comercial e industrial del momento, y también, una vida social bulli-ciosa y rica en diversidad social basada en al espacio público como el principal elemento estructurante. Este modelo urbano se convir-tió rápidamente en un ejemplo y se irradió hacia diferentes partes del mundo como el paradigma de la nueva forma en vida en las ciu-dades modernas”.

208 “Este plan, que transformó los París de Balzac en la metrópolis de Zola, permitió de modo particular tres logros fundamentales e in-separables. Hizo de la ciudad por entero un sistema de comunicaciones: un entramado jerarquizado de vías rompe el aislamiento de losbarrios, comunica los puntos claves y cardinales de las ciudades entre sí y con las estaciones de ferrocarril, como puertas urbanas queconectan la ciudad cerrada con el conjunto del territorio nacional. Como corolario, la escala de toda la ciudad aumenta, al conjugaroperaciones quirúrgicas (aberturas, ensanches) e injertos (integración de todos los espacios libres intra muros a ambos lados de la ba-rrera del antiguo edificio de los recaudadores de impuestos). Finalmente, dota a toda la ciudad de un equipamiento higiénico concebi-do en forma de redes técnicas isomorfas y de un sistema respiratorio de zonas verdes” (Choay, 1994).

209 Entre sus publicaciones se destacan el Dictionnaire raisonné de l'Architecture française du XIeme au XVIieme siécle (1854) y Entre-tiens sur l'Architecture ; sus restauraciones más importantes fueron : La Madeleine de Vézelay, Notre-Dame de París, Catedral deAmiens, Iglesia de Saint-Semin de Toulouse, Ciudad de Carcassone, Castillo de Pierrefonds y Catedral de Clermont-Ferrand.

capitalización federal, se formularon diferentes proyectos urbanísticos. Las primeras propuestasavanzaron hacia diseños que rendían cuenta de las nuevas propuestas sin mayor articulación conla ciudad existente: el proyecto de Micklejohn (1824) se basaba en un conjunto de newtons queavanzaban sobre el río y el de Santiago Bevans (1828) en una excluyente trama de diagonales.Las propuestas posteriores contaron con mayor grado de factibilidad, como la de José María La-gos (1869) con el diseño de una avenida de circunvalación, dos grandes avenidas que se cruza-ban en un carrefour, desde donde salían cuatro diagonales 210; la de Daniel Solier y Carlos Ca-rranza (1872) con la apertura de una avenida de 50 metros de ancho para unir la Plaza de Ma-yo con la Plaza Once de Septiembre o la de Felipe Senillosa hijo (1875) con un sistema de do-ble diagonal y rotonda 211, que en análisis de Ramón Gutiérrez (1992) se vinculó más a un pro-yecto de embellecimiento urbano que a una propuesta que tendiese a solucionar problemas detráfico y de tránsito.Más allá de los diferentes proyectos, la ciudad registraba profundos cambios que pueden apre-ciarse comparando diferentes “vistas de la ciudad desde el río” que registraron los artistas. Des-de aquella primigenia acuarela de Vingboons de 1628 con escasas y dispersas construcciones, locual denotaba la marginalidad de la ciudad de Buenos Aires para el gobierno metropolitano, has-ta la aguada de Brambila de 1794, con una ciudad más compacta, gracias al impacto de la capi-talización virreinal, ambas sintetizaron la peculiar evolución de la etapa colonial. Posterior al pro-ceso de la emancipación, con la litografía de Chapelle, de 1823, se ofrece una visión más pano-rámica que evidencia cierto crecimiento urbano, pero el gran cambio está precisamente en el río,en el gran número de embarcaciones que documentan un crecimiento económico notable. Enuna acuarela de Pellegrini y un óleo de Adams de 1832, se diferencian dos planos, el primero, dela costa, con un catálogo de oficios y servicios vinculados al desembarco, la provisión de agua ypescados y las lavanderas; el segundo, de la ciudad, donde el Fuerte y las iglesias siguen siendolos protagonistas destacados, con algunas construcciones privadas de dos plantas. En el óleo deCarlsen de1845 se advierte un crecimiento de la ciudad que preanuncia la explosión urbana queregistra Dulin en su “vista a vuelo de pájaro”, en 1865, con un río colmado de diversos tipos deembarcaciones y una ciudad que enfatizó su función comercial con la aduana de Taylor y sus dosmuelles. Si bien las iglesias todavía se destacan por su altura, pero ahora están inmersas en man-zanas abigarradas de construcciones que se extienden hasta lo más profundo de la generosa pers-pectiva que nos ofrece la obra. Abel Alexander y Jorge Príamo analizaron en una edición de laFundación Antorchas titulada “Buenos Aires, ciudad y campaña” los primeros álbumes fotográ-ficos con los trabajos de Esteban Gonnet y Benito Panunzi. Los álbumes de Gonnet conocidos co-mo Recuerdos de Buenos Aires además de reproducir las perspectivas de Vidal o Pellegrini, docu-

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210 “Los elementos fundamentales de la propuesta de Lagos, eran: a) una amplia avenida de circunvalación, perfectamente circular,que nacía al sur en la costa del Río de la Plata, del otro lado del Riachuelo, y terminaba al norte, también en la costa, aproximadamen-te a la altura donde actualmente está ubicada la Facultad de Derecho; b) dos avenidas rectas de 139 metros de ancho que cortaban laciudad de este a oeste, utilizando la manzana limitada por la Avenida Rivadavia y la calle Victoria (actual Hipólito Yrigoyen), y de nortea sur, limitada por las calles Paraná-Lorea y Montevideo-Zeballos; c) en la intersección de estas dos avenidas Lagos ubicó una gran pla-za circular o "carrefour" siguiendo un principio muy utilizado en las ciudades de Europa desde décadas atrás para facilitar la circulaciónde carruajes en puntos donde el tránsito era particularmente intenso; d) de la plaza circular partían cuatro diagonales de 30 metros deancho; tres de ellas terminaban en la avenida de circunvalación, luego de cruzar áreas aún no urbanizadas, y una en la actual plaza SanMartín” (Gutman; Hardoy, 1992 : 89).

211 “Senillosa planteaba un proyecto urbano consistente en una avenida poligonal «cuyos puntos extremos Plaza Constitución y Reti-ro, serían unidos con el siguiente trayecto: Una diagonal desde la mencionada Plaza hasta la esquina de Venezuela y Rincón; esta calley su correlativa Junín que serían rectificadas y ensanchadas hasta la intersección de Junín y Tucumán desde donde nacería una segundadiagonal, hasta la actual plaza Vicente López, sirviendo por ultimo, la calle Arenales -también ensanchada- de tramo final hasta el cam-po de Marte, hoy Plaza San Martín»" (Gutiérrez, 1992 : 59).

mentaron el impacto de la revolución industrial y el contraste entre lo nuevo y lo viejo: “sus fo-tos de carretas coloniales en Constitución, de una locomotora de vapor con sus vagones en laplaza del Parque o de la estación del ferrocarril del Norte y la fábrica de gas en el Retiro indicanque estaba atento a la gran revolución que se producía a su alrededor, de la cual la fotografía eraa la vez parte y testigo” (Fundación Antorchas, 2000).Las transformaciones en el espacio público de la ciudad de Buenos Aires estuvieron vinculadas auna doble operación de intervención que implementó la Municipalidad desde su instalación. Enlo material, trató de atender la insistente demanda sobre el mejoramiento de la infraestructuraviaria, y en lo simbólico, alentó la diversificaron de los ámbitos de sociabilidad. Las calles 212 co-mo espacio de circulación y los paseos públicos como los nuevos ámbitos de representación so-cial, conforman además indicadores precisos de nuevas lógicas socioespaciales que se pusieronen práctica en la ciudad de Buenos Aires. La cuadrícula normalizada por las Leyes de Indias se retomó como matriz básica del desarrollo ur-bano en el período virreinal (1776-1810) mediante disposiciones, algunas de muy larga data aun-que nunca se cumplieron cabalmente, que garantizaron un mayor ordenamiento urbano213. To-da construcción nueva debía ser documentada y aprobada para su ejecución214. En el centro dela ciudad 215 se regularon los frentes y la veredas además de garantizar un frente corrido median-te la obligación de cercar los predios despoblados y construir medianeras divisorias entre las pro-piedades (10/12/1802) y en los suburbios, mediante la apertura de calles en las quintas 216, se ga-rantizó una expansión armoniosa de la ciudad.Fernando Aliata (2006) sostuvo que el instrumento representativo de la construcción del sabertécnico en la etapa rivadaviana volvió a ser la cuadrícula pero con una profunda resignificación217,mediante la cual fue “capaz de asumir múltiples significados, que ha sido despojada de todo va-

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212 “La calle es un lugar de tránsito, de búsqueda, de trabajo, de espera, de exhibición. Es el espacio que todos sienten común y paramuchos el centro gestador de relaciones y de encuentros tan rápidos como furtivos. Es el forum aglutinador de personajes, esperanzasy frustraciones. El escenario que todos recorren por infinitos motivos y en múltiples direcciones. En el ir y venir la gente se observa y esvista. La calle impone la presencia de los otros y también permite imponer la figura de uno mismo. En el incesante ondular la gente seconoce, engendra vínculos y amplía el círculo de relaciones y de amigos. Es muy difícil obviar la calle cuando se intenta pensar en la so-ciabilidad” (Gayol, 2000).

213 “Aunque los edificios que se intenten construir sean en el Alto de San Pedro o en el Barrio Recio o dentro de la traza de la Ciudaddeben guardar su orden, porque si cada uno edificase a su arbitrio, como en los tiempos anteriores se experimentaría defectos, que de-ben precaverse...solo los edificios que se construyen en la calle son los que causan a el Pueblo armonía o deformidad” (Serie III, Bandodel 06/10/1788. En: Acuerdos ...1932).

214 “El que intente construir algún edificio debe hacer primero su instancia formal ante cualesquiera Juez Ordinario, documentándolacon el título de propiedad, posesión quieta, y pacífica del terreno, en que se quiera construir el edificio, y expresando que calidad de edi-ficio quiere fabricar” (Serie III, Bando del 06/10/1788. En: Acuerdos... 1932).

215 “Guardar en la construcción de esta obra la uniformidad y decoración exterior que se conforme con las leyes establecidas no volan-do las rejas bajas más que lo determinado por ordenanzas de policía y sujetas a la altura general del edificio su cornisa, remates a pre-cisas líneas que corridas en el frente se establezcan la serie de pisos, puertas y ventanas a las calles y plaza, con aquel aspecto de igual-dad que por punto general debe seguirse en todos los edificios nuevos, y especialmente en los de la magnitud de este, cuya situaciónen el principal sitio de esta ciudad exige de su dueño un favor a la hermosura” y “Que quede la Calle con las once varas de luz que tie-nen, o deben tener todas; que las paredes tengan buena trabazón, de alto el primero, cinco varas de luz u otras tantas el segundo fue-ra de la que ocupan las cornisas; que se pongan sus competentes veredas y postes para que las gentes transiten con comodidad, y quelas rejas, o ventanas guarden orden, sin que salgan de la pared más de media cuarta se previene avisar y no construir ante alguna difi-cultad” (Serie III, Bando del 06/10/1788. En: Acuerdos...1932).

216 “...a fin de exterminar estos desordenes, consiguientes de la unión de cuadras y en tanto interesan al Estado, la Causa Pública, laReligión y la Buena Policía, ordeno y mando que en el perentorio término de ocho días desde la publicación de este bando, todos losdueños de Quintas abran las calles” (Serie III, Bando del 23/05/1796. En: Acuerdos...1932).

217 “Se trata de un radical principio de transformación global que incluso necesita paradójicamente modificar esa cuadrícula, especiali-zarla, designar en ella áreas particularizadas: sectores definidos para las instituciones del nuevo Estado, avenidas de anchura diferencia-da según los flujos de circulación, bulevares de circunvalación, plazas especializadas para el comercio o la celebración, ámbitos que cons-tituyen, poco a poco, un nuevo tipo de espacio donde la separación entre lo público y lo privado debe hacerse más evidente” (215).

lor ideal como modelo físico de la regularidad política y aparece ahora como un módulo neutrode organización territorial que asegura una ordenada expansión sobre la campaña”. Ramón Gu-tiérrez y Alberto Nicolini (2000) enfatizaron que en las expansiones urbanas y los nuevos pobla-dos “la cuadrícula como símbolo de lo urbano se impondrá fuertemente en el pensamiento de-cimonónico y la geometrización del espacio geográfico será una de sus consecuencias más direc-tas, sobe todo en la segunda mitad del siglo” (189).La arquitectura pública de la ciudad de Buenos Aires tuvo un punto de inflexión a partir de la ba-talla de Caseros (1852), cuando se registró: “la imposición ideológica del renacimiento italianocomo sustituto de la arquitectura colonial y española” (MCBA/UBA, 1972:28). Hubo una opera-toria manifiestamente destinada a diferenciar claramente un antes y un después218; el “pasado”,por cierto muy diverso, quedó fuertemente homogeneizado y desechado en su conjunto por re-presentar todo lo negativo. Cambio de color de las superficies, del rojo al verde, y cambiaron deestilos arquitectónicos. Se reconoce al presidente Sarmiento como a uno de los mayores propul-sores de estos cambios: “aconteció un trasplante del renacimiento italiano, hecho con modera-ción, pero patente en la casi totalidad de los edificios públicos, la actividad constructiva de ma-yor rango” (MCBA/UBA, 1972 : 28). La innovación tecnológica mayor fue la paulatina introduc-ción del hierro, que solía complementarse con el vidrio, lo cual posibilitó cubrir grandes luces ga-rantizando la iluminación de los edificios.Antonio Pillado (1864) destacó que las atribuciones del Consejo de obras públicas, que funcionódesde junio de 1852 hasta el 2 de junio de 1863, fueron pasadas al Departamento Topográfi-co 219, situado en la calle Perú 118, en la Manzana de las Luces.

2. Improntas de modernidad en el espacio privado

“¡Cómo se edifica hoy! Las casas viejas se rejuvenecen, las chicas se agrandan, las bajas se vana las nubes, y los alquileres más arriba. Los jardines se generalizan mucho. Casi no hay casa queno tenga plantas. Esto es bueno para la salud, es un adorno y un placer.”(José María Cantilo, La Semana)

A partir de mediados del siglo diecinueve se produjo, en las viviendas particulares de Buenos Ai-res, una diferenciación clara entre la vivienda tradicional y la moderna. Alcide D´Orbigny (1836)efectuó una detallada descripción de las viviendas “tradicionales”, sobre todo las que se hallabanen las dos calles más importantes de la ciudad, Victoria (actual Hipólito Yrigoyen) y Santa Trini-dad (actual San Martín). La calle Victoria era una de las preferidas por la clase más alta y en ellay sus inmediaciones estaban las casas mejor construidas de la ciudad, con “ladrillos, blanqueadas

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218 Graciela Silvestri (1999) sintetizó la complejidad de incorporar nuevos conceptos en la estructura urbana: “El cuerpo de la ciudadvieja no puede tolerar avances ni en la técnica ni en el decoro cívico. No existe espacio para admirar la majestad de los coronamientosen las calles angostas; la estructura arcaica no tolera tramways ni muchedumbres y las cloacas son aún pozos abiertos. Buenos Aires esun cuerpo pletórico que se ahoga, como las mujeres que son atacadas de obesidad por no querer caminar mucho. Así, el lirismo de lostres pisos con mansarda y mármol, el esplendor de la iluminación de gas, la «democracia del tranguay», chocan contra la permanen-cia de la forma urbana, como los ideales ciudadanos chocan con la mezquindad de la sociedad porteña” (266).

219 “La principal tarea es tener un esquema correcto de la división territorial de la propiedad, examinando y aprobando cualquier estudiosobre tierras, dando licencias para la construcción de edificios en la ciudad y dibujando cualquier esquema, mapa o plano del país, reque-rido por las autoridades. También sirve de academia para jóvenes inspectores. [...] Informan sobre cualquier obra pública enviada a ellospor el Gobierno o municipalidad. También informan sobre todas las patentes para mejoras industriales o invenciones” (Pillado, 1864).

con cuidado, con patios espaciosos, algunas veces pavimentados con mármol blanco y negro, ysobre los cuales se extienden toldos, para preservarlos de los calores de un sol muy ardiente”.Desde mediados del siglo XVIII, las casas principales tenían sus ventanas protegidas por una re-ja 220, que para la mayor parte de los viajeros, les otorgaba un aspecto de prisión221.Con relación a la distribución de las casas de los más ricos, D´Orbigny (1836) destacó la presen-cia de tres patios; el primero de recepción, el segundo de los sirvientes y el último que solía utili-zarse como corral, parque o para los caballos. Los cuartos se distribuían alrededor de los patios,consignando un criterio de circulación y ventilación muy diferente al de las viviendas actuales. Enel salón principal se encontraba el amoblamiento más destacado “debido a la industria inglesa,norte americana o francesa; asientos elegantes, piano, tapices, vasos, candelabros”. Los dormi-torios de los dueños contaban con camas de gran tamaño con sofá y cómoda y aquellos de loshijos y sirvientes “cuatro paredes blanqueadas, una cama de campo recubierta en cuero, una pe-queña mesa, un vaso de agua”. A su entender se podía hablar de un mismo modelo de viviendaen su forma de construcción, distribución e incluso amoblamiento y dejó en claro que el lujo es-taba vinculado a la condición social y fortuna de sus habitantes. En las representaciones urbanas se advierte una transición que puede inscribirse en la confronta-ción entre un paisaje “chato”, característico del período colonial con predominio de viviendas deuna sola planta, y un paisaje que apostó a cada vez mayores “alturas”, que eran un símbolo dela modernidad. Por cierto, la contraposición en las valoraciones, de lo “tradicional” y lo “moder-no”, no fueron homogéneas en la época, y puede desagregarse una diversidad de perspectivasdesde la cuales se efectuaron las lecturas correspondientes. Muchas veces los resultados encerra-ron contradicciones o al menos ambivalencias; por ejemplo con relación a la presencia, todavíamuy fuerte, de lo colonial se pueden encontrar juicios que la condenaron por ser sinónimo deatraso y otros que defendieron su permanencia por brindar una calidad de vida que la moderni-dad no podía satisfacer. Las construcciones caracterizadas como nuevas o modernas, para algu-nos dotaron de elegancia a la ciudad y para otros sólo encarecieron, comprimieron y distorsiona-ron el espacio privado. Para complejizar aún más el tema, ciertos conceptos, por ejemplo los pro-vistos por el higienismo, fueron utilizados para criticar tanto lo tradicional como lo moderno. En los relatos de viajeros se advierte que muchas veces se generalizó a partir de algunos ejem-plos particulares, sin que pueda discernirse con claridad cuál era la magnitud a la que se hacereferencia con expresiones tales como “la mayor parte”, “casi todas” o “sólo algunas”. Final-mente un cruce de variables compuesto por el recorrido efectuado por el viajero (siempre unfragmento de ciudad que en el relato deviene en “la ciudad”) y aquello que “vio y narró” a par-

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220 Para Mario J. Buschiazzo., "La aparición de rejas voladas hechas con barrotes cuadrados y planchuelas de hierro de Viscaya, elevóun poco el tono de la arquitectura civil" (”La Arquitectura Colonial" en: Historia General del Arte en la Argentina. Buenos Aires: Aca-demia Nacional de Bellas Artes, 1982 :185). En una línea de pensamiento similar José Torre Revello sostuvo que "Las rejas voladas queostentaron algunos edificios daban cierta gracia a la línea arquitectónica" (La Casa en Hispano-América, p.18).

221 Samuel Haigh, por ejemplo, reseñó que "Las ventanas rara vez tienen vidrios, pero están protegidas por rejas de hierro que produ-cen un aspecto de cárcel" (Sketches of Buenos Ayres, Chile and Peru. London: Effingham Wilson, 1831); John Miers expresó que ha-bía confundido “las casas que enfrentaban la playa con cárceles ya que no tenían ventanas de vidrio, y los vanos abiertos estaban de-fendidos por rejas de hierro” (Travels in Chile and la Plata, including accounts respecting the Geography, Geology, Stadistics, Govern-ment, Finances, Agriculture, Manners and Customs, and the Mining Operations in Chile. Collected during a residence of several yearsin these countries. London: Baldwin, Cradock and Joy, 1826) y H. H. Brackenridge completó la imagen al asignarles al conjunto de lasviviendas todo un aspecto de fortificación: "En todas las ventanas hay una ligera reja de hierro, que se proyecta como un pie; probable-mente resto de los celos españoles. Lo compacto de la ciudad, lo plano de los techos, la incombustibilidad de las casas, los patios abier-tos que semejan áreas de fuertes y las rejas de hierro, componen una fortificación completa, y no sé de situación peor en que puede ha-llarse un enemigo que en una de estas calles. No es de sorprender que una ciudad tan bien fortificada hubiese resistido con tanta efica-cia a un ejército de doce mil hombres, al mando del General Whitelock" (Voyage to South America, performed by order of the Ameri-can government in the years 1817 and 1818 in the Frigate Congress. London: John Miller, 1820 : Tomo I, p. 247).

tir de múltiples operaciones mentales en las cuales suelen entrar cosas tan dispares como su gus-to personal, sus valores e intereses, hasta su cultura de origen que le proveía un repertorio orien-tador de su mirada.Benjamín Vicuña Mackenna [(1855) 1936], al comparar la vivienda particular de Buenos Aires conlas de Santiago de Chile sostiene que "Las casas son generalmente pequeñas [...]. Media docenade patios de las casas de Buenos Aires harían uno de los de nuestra capital, pero están perfecta-mente enladrillados, y algunos pavimentados con mármoles de colores. Su tamaño no es tampo-co un inconveniente desde que las azoteas, que corren en todo el frente de la casa, le sirven defrescas y agradables plataformas” (29). Remarca la subsistencia de los problemas para conseguiragua potable y la consiguiente sociabilización de los aljibes que efectúan algunos propietarios consus vecinos 222. En la descripción que hace tanto de la vivienda como del uso de la misma se ad-vierten muy pocos cambios respecto a las costumbres coloniales 223.A su vez, Vicuña Mackenna confrontó el sistema de construcción “más antiguo y general” de laciudad de Buenos Aires con las nuevas construcciones, lamentándose que se hubiese “iniciadopor desgracia una revolución en la arquitectura” respecto a la cual sostuvo que: “sacrificando laelegancia al lujo, a la sencillez, la recargazón, va a dar a la ciudad un nuevo aspecto pesado ysombrío.” Por cierto el encarecimiento de la tierra y por ende las viviendas, llevó a sacar un ma-yor partido del lote: “La escasez del terreno incita actualmente a construir enormes casas de al-tos, y ya se ven algunas de dos o más pisos que se levantan como promontorios sobre las azo-teas aplastadas del resto de la ciudad.” El futuro urbano que avizoró Vicuña Mackenna fue su-mamente pesimista respecto al resultado: “bordeadas de estos enormes edificios [...] las calles vana verse en extremo angostas y oscuras, y como además el clima es húmedo, serán un verdaderonido de neblinas, moho y lodo" (31).Vicuña Mackenna apoyó su crítica a las nuevas tendencias constructivas en los preceptos de unincipiente higienismo que venía a ofrecer nuevos parámetros de evaluación de las viviendas:"losque creen que cada nuevo piso o cada balcón es un nuevo adorno añadido a la ciudad, van só-lo a sacrificar a las malentendidas reglas del arte, los preceptos más graves del clima y la higiene,alejando el sol, la luz, el espacio que son la salud y el placer" (32).En el relato de Thomas Jefferson Page [(1857) 1859] la permanencia de lo colonial, sin bien co-mienza a modificarse, todavía no cobra una adecuada jerarquía: "la Buenos Aires de 1857 es so-lamente la ciudad de Garay embellecida y extendida; sus calles regulares dominan en todas direc-ciones largas vistas y ahora contienen dentro de sus límites residencias que poseen todas las ele-gancias y comodidades que los europeos y los americanos han hecho que sean esenciales en laarquitectura doméstica.”A su juicio“pocas o ninguna estructura de gran mérito arquitectónicollaman la atención" (37).A finales de la década de los cincuenta del siglo diecinueve, Hermann Burmeister [(1857-1860)1943] comparando las casas de las ciudades de Montevideo y Buenos Aires, encontró cierto pare-cido en el aspecto material, aunque las de Montevideo “en su mayor parte son bajas y por regla

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222 “En el centro de cada patio se levanta el pretil de un aljibe o bóveda subterránea donde se preserva el agua de las lluvias [...]. Éstaes la única agua potable de Buenos Aires [...]. Los aljibes, si bien de propiedad particular de las casas, son del uso consentido de todo elbarrio, lo que establece una agradable y cordial comunicación entre vecinos” (29).

223 "Estos patios tienen de común con los nuestros el servir de muda y solitaria antesala a las visitas [...] la distribución de los aposentosprincipales se limita al patio. La sala de recibo, que rara vez es más extensa que nuestras piezas comunes de habitación, cae sobre la ca-lle y su elegante menaje, que generalmente es de terciopelo carmesí, se luce por dos ventanas a los ojos de todos los paseantes. El fren-te lo ocupa por lo común el comedor. Y de los costados laterales, el más próximo a la sala de recibo sirve para la señora, y el opuesto aldueño de casa. Los niños se alojan en el interior" (31).

general menos elegantes, porque corresponden a una época anterior”. Para Burmeister lo especí-fico de la ciudad de Buenos Aires radicaba en cierta energía latente que podía advertirse en tanto“el movimiento es más animado y el conjunto aparenta tener mayor importancia, pudiera decirsemás carácter de gran ciudad.”A diferencia de Jefferson Page, consideró que el centro de la ciudadya presentaba un paisaje que se había jerarquizado: “Muchos edificios nuevos de varios pisos eje-cutados en un estilo de lo más elegante, sobre todo en las calles próximas a la plaza, acentúan elefecto de riqueza y bienestar que en Buenos Aires se exterioriza en todos sus aspectos" (93).Alrededor de 1861 Thomas Hincliff (1863) señaló que "todas las casas viejas y gran parte de lasnuevas consisten en una sola planta y están arregladas en torno a dos o tres courtyards o patios,hacia los cuales se abren los diversos cuartos.”Sobre el telón de fondo de la chatura colonial, laconstrucción de altos que arrancó en la etapa que Buenos Aires fue capital del Virreinato del Ríode la Plata, todavía era una tenue salpicadura aleatoria: “Muchas, de todas maneras, ahora sonconstruidas de acuerdo al plan más familiar de altos o plantas más altas, con un gran frente y de-coraciones elaboradas” (45).El relato del mayor Francisco Rickard (1863) es una decidida defensa de los cambios que se evi-denciaban en la ciudad. Para lograr mayor fuerza en el contraste reseñó que la “imponente y pin-toresca” primera impresión que brindaba desde el río la “elegante” ciudad de Buenos Aires se di-sipaba una vez que se circulaba por la parte vieja de la ciudad. A su entender sólo el avance delas nuevas construcciones modificaría esta situación en tanto “casas modernas, sólidamenteconstruidas y muy ornamentadas, están rápidamente reemplazando el viejo estilo español de edi-ficios con techos bajos de tejas" (300).Domingo Faustino Sarmiento en Arquitectura doméstica [(1879) 1958] consideró que los inmi-grantes, en la que denominó la Década Mitre, trajeron “consigo otras formas, otras ideas deconstrucción y, además, saber profesional. El arquitecto empieza a sustituir al albañil; los brazosabundan, la prosperidad crece y aun los albañiles son de ordinario italianos e introducen meda-llones, molduras, frisos dentados, arquitrabes y dinteles salientes” (Sarmiento,1958 :101).En el Semanario El correo del domingo se aprecia que el surgimiento de ciertos ámbitos para in-troducir las variantes constructivas mas significativas estuvo muy asociado al avance moderniza-dor del ferrocarril. Al describir el recorrido hacia la localidad de San Fernando, se deja constanciade que tiene “a la izquierda las barrancas pintorescas coronadas de edificios modernos, entre loscuales descuella la caprichosa morada del señor Azcuénaga [sede de la actual quinta presiden-cial], dirigida por el señor Pueyrredon, el arquitecto mas caprichoso y espiritual que yo conozco ycuya pluma festiva siempre interesa" [CD, t. 1 nº10, -06/MAR/1864-,147 (Bruno,"La Semana")].En el seno mismo de la ciudad, llamaba la atención, la velocidad de cambio que se registró 224.Robert Cunningham [(1866-1869) 1871] describió la Buenos Aires de 1866 como “una gran ciu-dad” donde ya predominaban las nuevas construcciones: "En un tiempo la mayoría de las casaseran sólo de una planta en altura, pero ahora, excepto en las afueras, en general están provis-tas de dos o tres” (255).La sensación de rotura del delicado equilibrio entre tradición y modernidad a favor de las nuevasconstrucciones, en algunos casos endureció las críticas. Robert B. Cunninghame Graham [(1862y 1882) 1914] fue enfático al sostener que la mayor parte de las casas tenían techos planos "aun-

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224 “El enorme desarrollo físico de la ciudad atravesó por distintas fases, según se viese afectado por las guerras o las crisis económi-cas. Tuvo un primer gran momento en la época de Pastor Obligado, que luego decayó para estabilizarse, más tarde, a un ritmo cre-ciente, salvo durante la crisis. En nuestro período [1850-1880] la superficie construida se triplicó, sin contar los partidos satélites (Bel-grano, Flores, Barracas). En 1869 la ciudad contaba con 19.309 casas de azotea, de las cuales 2.621 eran de paja, madera o teja.”(MCBA/UBA, 1972:25).

que acá y acullá se erguía alguna horrenda manzana de edificios modernos sobrecargada de de-talles, que empequeñecía a las casas vecinas y parecía un inmenso lurte de estuco sobre un granmar de ladrillos”. Mencionó las construcciones de los Anchorenas y los Lumbs con un estilo quecalificó de “semi-italiano”, que contaban con patios de mármol llenos de palmeras, con fuentesy con una “gran esfera de vidrio opaco de monstruosas proporciones balanceada o sostenida poruna columna de mármol" (63).Quienes, como William Hadfield [(1868) 1869] incorporaban en su mirada el desarrollo comercialde la ciudad de Buenos Aires, leían la modernización en términos más positivos: "las numerosascasas de dos o tres plantas, los grandes nuevos hoteles, los negocios elegantes y depósitos y elgran movimiento en la calle, todo indica un floreciente lugar de comercio, que Buenos Aires esincuestionablemente "(104). Los hermanos Mulhall en su Manual del Río de la Plata de 1863 des-tacaron algunas viviendas. En el Paseo de Julio (actual Leandro N. Alem) las viviendas de los co-merciantes Llavallol 225 y Anchorena 226 y en la calle Florida “la casa principesca de los Alzaga [...]tiene una altura de tres pisos”.El impacto del cambio empezó a evidenciarse en el centro de la ciudad, donde aquello que pre-valecía empezó a ser la excepción: “El otro día no he podido menos de detenerme un momentoa gozar de la vista que ofrece una hermosa casa de la calle Cangallo [actual Presidente Juan Do-mingo Perón], entre Esmeralda y Suipacha, con su jardín y los frondosos arbustos del fondo. Es-tas bellezas no se encuentran sino en casas muy contadas del centro. El negocio hace estrechotodo; pronto se alquilará a tanto la pulgada de casa. Hay propietarios que piden un ojo de la ca-ra por una vara de habitación” [CD, t. 1, nº11,-13/MAR/1864-,162 (Bruno,"La Semana")].Para Mulhall (1863) se advierte el cambio: “Las calles Florida y Perú con sus cruces y las de Riva-davia y Victoria [actual Hipólito Yrigoyen], con los suyos respectivos, son las más alegres de la ciu-dad. Allí pueden verse los locales comerciales más elegantes al estilo del Palais Royal de Paris y lasviejas casas de familia del siglo pasado han cedido lugar en su mayoría a elegantes casas de dosplantas.” Este recambio habitacional estuvo íntimamente ligado al encarecimiento del suelo en elárea central: “Las rentas son realmente exorbitantes, alrededor de $3.000.- mensuales o sea equi-valente a un monto de 300 libras anuales por una pequeña residencia familiar; en el centro de laciudad a veces es necesario esperar años antes de encontrar una casa disponible.”Por primera vez se revierten los significados de la relación centro - periferia (referida como subur-bios, villas, etc.) en tanto la cada vez mayor especialización comercial del “centro” desplazaba ha-cía la “periferia” las funciones residenciales. Por lo cual los “suburbios”, que en su misma desig-nación denotaban una jerarquía menor a la urbe, pasaban a jerarquizarse, lo cual implicó un re-cambio de sectores sociales: “Está visto que dentro de muy poco tiempo las casas habitables, có-modas, modernas, elegantes, y con espacio para jardín, estarán en la parte que antes se llamabasuburbios y que se va convirtiendo en villas" [CD, t. 1 nº11, -13/MAR/1864-,162 (Bruno,"La Se-mana")]. Proceso de transformación que ya se encuentra consolidado en el relato de MarionMulhall [(1861-1878) 1881]: “Los principales barrios de la ciudad [...] están construidos de unamanera magnífica, la fachada, columnatas y patios siendo de mármol genovés. Los cuartos sonmucho más grandes y espaciosos que en Londres” (4).

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225 “La casa del Señor Llavallol llama la atención, estando construida en estilo italiano, en la esquina de la calle Cuyo [Leandro N. Alemy Sarmiento], y dominando una buena vista del puerto: se dice que ha costado alrededor de 25.000£, siendo el dueño un comercianteespañol importante y un notable de la ciudad. El piso de abajo es alquilado para oficinas, y aquí está la conocida agencia de barcos a va-por del Señor Dowse cuyas líneas de paquetes se encontrarán en otra sección.”

226 “En la esquina de la calle Corrientes encontramos el espléndido edificio del Señor Anchorena de quien se dice que es el propietariode la casa más grande de América del Sur. Se asemeja a la anterior [referencia a la vivienda de Lavallol], y es igualmente espaciosa”

Richard Burton [(1868) 1870] proporciona un relato muy minucioso de las viviendas, y destacaque se trataba de una empresa en manos de los italianos, abarcando “jefes de albañiles y alba-ñiles”227. Con relación a las más antiguas228 sostiene que:“todo es tosco y pesado; el patio pa-vimentado con ladrillo, con sus rudos arcos de herradura, el techo plano drenando en el aljibe [...]y el plano mal proyectado en el cual los dormitorios, por ejemplo, conducen a los salones, hablande un tiempo en que la riqueza era general y el refinamiento raro”229. Aún para las viviendasconstruidas a la antigua se podía observar un cambio sustancial por las modificaciones sufridasen el loteo, que dio lugar a terrenos de angosto frente por una gran profundidad: “El frente esen su mayoría angosto y reducido a una puerta y dos ventanas; por otro lado, la profundidad esde media cuadra o 225 pies. Las grandes construcciones de esta manera tienen generalmente doso más patios, formando una agradable vista que se desvanece en corredores en sombra, pavi-mentados con mármol blanco y terminando en un jardín o al menos en arbustos.” Hubo otra confrontación, entre lo que se consideraba, en términos actuales, una determinada“calidad de vida” individual y un proceso de valorización de la tierra para la cual era inconcebi-ble la utilización de grandes espacios: “El sistema es agradable para el individuo, pero es malopara la comunidad, por el desperdicio de un espacio prodigioso”. La restricción de la extensióndel terreno también favoreció el crecimiento en las alturas, y se tomó en si misma como símbolode status, lo cual provocó ciertas desproporciones “El gusto por las casas altas ha exagerado elmirador o atalaya” (174). El uso de grandes terrenos quedó reservado como espacio de la ostentación de riquezas que fuecreando sus propios lugares simbólicos en la ciudad, vinculados también al ferrocarril (la primeraestación de tren estuvo ubicada donde actualmente tiene su sede el Teatro Colón). Allí se desta-có el denominado Palacio Miró, demolido posteriormente en la ampliación de la Plaza Lavalle, queen la crónica de la época fue destacado por su magnificencia, “la novedad de su arquitectura yla pintoresca localidad donde se levanta tan valioso edificio le hacen el monumento de propiedadparticular que llama mas la atención es esta ciudad que tanto ha progresado en construccionesde ese género”. La presencia de parques y jardines, fuentes y un conjunto de estatuas de már-mol que adornaban su frente fueron referentes para una “morada lujosa y de gusto”. Dicha vi-vienda fue presentada como un modelo digno para ser imitado para “hermosear” la ciudad [Cf:CD, t. III, nº152,-25/NOV/1866-,317-318 (s/f ,"Crónica")].

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227 “En 1869 había en Buenos Aires 33 arquitectos, 121 ingenieros, 61 agrimensores, 3.258 albañiles, 3.094 carpinteros, 1.301 herre-ros, 104 marmolistas, 804 pintores, 50 vidrieros y 27 yeseros. En el nivel superior la mayoría eran europeos, ingleses al principio, y lue-go italianos (los primeros traídos para las obras de puertos e infraestructura; los segundos ocupados en construcciones), más unos po-cos argentinos educados en Europa” (MCBA/UBA, 1972 : 35).

228 “La construcción de Buenos Aires comenzó siendo de adobe crudo y quincha, sistema que utilizaron los menos pudientes hastamuy avanzado el siglo diecinueve. La construcción de ladrillos asentados en barro, también muy antigua y usada al principio sólo paraedificios públicos, luego se extendió a toda la ciudad. Pareciera que aquí el ladrillo desalojó al adobe mucho antes que en el resto deAmérica latina. A mediados del siglo diecinueve comenzó a usarse el mortero de cal. Rosas, en Palermo de San Benito, hizo uno de losprimeros empleos. La introducción del cemento, en cambio es posterior, así como las fábricas del mismo, pero ya en 1880 se había ge-neralizado su uso. Los techos, que comenzaron siendo de paja, fueron después de teja española colocada sobre tirantillos y vigas depalmera del Paraguay. Más tarde se introdujeron las azoteas, armadas sentando dos capas de ladrillos sobre entramados de madera ycubriéndolos al principio con mortero y luego con baldosas” (MCBA/UBA, 1972 : 29).

229 Esta descripción puede compararse con la efectuada por Lucio López (1884): “Nada más curioso y original que el escritorio de donEleazar; un edificio bajo y antiguo con un vasto y desierto patio a la entrada, enlosado con grandes piedras color pizarra, perpetuamen-te húmedas y empañadas por una eterna capa de verdín. Frente a la puerta de la calle, tres cuartos, cada uno con tres puertas al patio.Desde la calle, aquella casa hacía el efecto de estar inhabitada; tal era el abandono de sus paredes y el estado de sus puertas despinta-das, casi carcomidas, y tan antiguas, que algunos de sus tableros exteriores debían haber sido pintados en tiempo de Rosas, porque,aunque sumamente descoloridos, se notaba que un día habían sido colorados. El único adorno de los cuatro muros que formaban elcuadrado del patio, era una guarda grecorromana de relieve, en la que la intemperie había hecho sus estragos sin que el dueño de lacasa se hubiese preocupado de hacer restauraciones.”

Esta ostentación rompía aquella “homogeneidad” social que siempre se había marcado para Bue-nos Aires, cuando se la comparaba por ejemplo con otras capitales virreinales como Lima o Mé-xico. Durante mucho tiempo lo más destacado de las construcciones estaba en ámbitos alejadosy permanencia “invisible” para el común de la gente. Puede darse como ejemplo, de ello, el lla-mado “Versalles” porteño o Caserón de Rosas (demolido) en el actual Barrio de Palermo o laQuinta Lezama (actual Museo y Patrimonio Histórico Nacional) en el Parque homónimo 230.Todo un repertorio de nuevos gustos se hizo presente, incluso para los interiores:"Se cuenta co-mo una gran novedad el que un rico haya hecho traer unas cincuentas varas cuadradas de espe-jo para cubrir las paredes de una sala. No niego que eso sea principalmente una prueba de quese tiene mucho dinero, y que los pobres no se han de ver en ese espejo.” [CD, t. I, nº49, -04/DIC/1864-,770-771 (Bruno,"La Semana")]. La grandilocuencia en el ornato interior se incor-poró a la literatura con Lucio López (1884) al describir la vivienda del doctor Montifiori 231. Ya se había ensanchado la brecha social entre el “Palacio Miró” como paradigma de modernidady las viviendas muy humildes232, que sólo eran noticia por algún accidente:"Una gran parte de lascasas de madera de la Boca han desaparecido consumidas por las llamas de un incendio" [CD, t.III, nº151,-18/NOV/1866-,302-303 (s/f ,"Crónica")].Robert Crawford [(1871) 1884], superados los riesgos de la fiebre amarilla, documenta que la“energía” que percibía Burmeister solo una década antes, ya se había materializado: “Muchas delas casas privadas, como también los edificios públicos, son muy elegantes, y los negocios son nu-merosos y bien surtidos, no sólo con las cosas necesarias, sino con los lujos de la vida. En un to-do, Buenos Aires es una ciudad elegante”(40).La conformación de un nuevo imaginario urbano apoyado en otros factores, sobre una mayor cir-culación de capitales originados por la actividad comercial, un creciente incremento demográficodebido a la inmigración y un nuevo sistema constructivo, parecía constituir en la vivencia, unamezcla explosiva que continuamente ponía en debate el rumbo que se tomaba:"Es preciso apu-rarse a edificar otra ciudad; aquí ya no hay donde vivir” [CD, t. II, nº58,-05/FEB/1865-,82-83 (Bru-no,"La Semana")].

230 Los hermanos Mulhall en su Manual del Río de la Plata de 1863 comentaron: “Frente al hospital [Británico], se encuentra la hermo-sa villa del señor Lezama, paseo favorito de las clases altas. En total su superficie es de, alrededor de 14 acres y costó por encima de las50.000 libras . El acceso a la villa tiene lugar los domingos y en vacaciones, mediante una entrada extendida por el propietario, quienpor extraño que parezca, nunca la ha visitado y vive en la calle Bolívar 33. Los caminos interiores están bien trazados con canteros deflores, estatuas, casa de té, etc. y cuenta con una hermosa vista del puerto y de los suburbios. Aquí paró el General Urquiza durante suúltima visita. Este jardín es único en Buenos Aires y bien merece una visita.”

231 “La casa del doctor Montifiori bien merece una página. El trópico había brindado sus más ricas y voluptuosas galas para adornar elespacioso vestíbulo cubierto de mosaicos bizantinos. Esa flora artificial de la moda que prepara cuidadosamente la tierra, y le exige losfrutos raros de la fantasía de los artistas de la botánica, rivalizaba aquella noche con los ejemplares más curiosos del Jardín de Plantas.El jardín de la Tijuca había contribuido en sus más bellas muestras. Desde el vestíbulo bajo hasta el alto, incluso la gran escalera de en-cina tallada, las hojas perezosas caían sobre sus tallos en grandes vasos de alfarería o de madera; los helechos, la parietaria, el lotus ylos nenúfares, extendían sus hojas, cautivas de la moda despótica, bajo cuyo imperio parecen sentir la nostalgia de las linfas de los arro-yos en que fueron sorprendidas. La mansión de Montifiori revelaba bien claramente que el dueño de casa rendía un culto íntimo al si-glo de la tapicería y del bibelotaje , del que los hermanos Goncourt se pretenden principales representantes: todos los lujos murales delRenacimiento iluminaban las paredes del vestíbulo: estatuas de bronce y mármol en sus columnas y en sus nichos; hojas exóticas en va-sos japoneses y de Saxe; enlozados pagódicos y lozas germánicas: todos los anacronismos del decorado moderno.[...] Montifiori rendíasu culto a lo antiguo; además del gran salón Luis XV, con sus muebles tallados y dorados, vestidos de terciopelo de Génova color oro, yen el cual dos lienzos de la pared estaban ocupados por dos tapicerías flamencas, las demás habitaciones ofrecían el desorden más ar-tístico que es posible imaginar. En los muros, tapizados con ricos papeles imitando brocatos y cordobanes, una serie de cuadros gran-des y pequeños absorbía la atención de los curiosos. Cuadros eran ésos en los que Montifiori cifraba todo su orgullo. Allí había un bo-ceto de ninfa sobre un fondo ocre sombrío, iluminado por dos o tres pinceladas audaces que denunciaban las formas de una mujer des-nuda, de carnes bermejas y senos copiosos, y que Montifiori mostraba como un Rubens en el caballete de felpa cerezo que lo exhibía;más allá cuadros firmados por Laucret, por Largillière, por Mignard, por Trinquez, por Madrazo, por Rico, por Egusquiza, por Arcos. Deéstos, sólo dos de los últimos eran auténticos. Entre las telas, algunos bajorrelieves en bronce; y sobre los muebles, piezas de todas cla-ses, bronces antiguos y modernos; terracotas de Carpeaux, Chapu, y bustos de Cordier de Monteverde y de Dupré; un sinnúmero de _

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reducciones de Barbedienne; vasos, ánforas y objetos menores sobre tapices orientales, entre los cuales se veían variedades de bibe-lots en esmalte, en Saxe, en Sèvres, en carey, en marfil viejo. Como se ve, la casa del suegro de mi tío pagaba su tributo a la moda; ungalgo aristocrático de raza, habría encontrado mucha incongruencia allí; mucho apócrifo, mucha fruslería; pero el hecho era que Mon-tifiori también entendía de japonismo, de gobelinos, de tapicerías flamencas, de vidrios de Venecia, de lozas y bronces viejos, de lacasy de telas de Persia y Esmirna. Allí andaban todos los siglos, todas las épocas, todas las costumbres, con un dudoso sincronismo si sequiere, pero con un brillo deslumbrador de primer efecto, ante el cual el más preparado tenía que cerrar los ojos y declararse conven-cido de que el doctor Montifiori era todo un hombre de mundo.”

232 “Sobre el riachuelo pero en el sur, zona tan baja e inundable como Belgrano, se encontraba La Boca prácticamente despoblada [...]Las casillas habían sido levantadas por los genoveses que llegaron al lugar a principios del siglo XIX. Eran modestas viviendas de made-ra levantadas sobre pilotes para protegerse de las inundaciones y contrastaban con el ladrillo, lata, cartón y argamasa para el reboqueutilizados en el resto de la ciudad. Además, la decoración de las construcciones con manchones de colores fuertes dan, aún hoy, un as-pecto diferente al lugar” (Gayol, 2000).

capítulo 7El Centro y la Periferia

En las nociones más recientes sobre los barrios233, resulta frecuente que nos predispongamos apensar en algún tipo de subdivisión, en este caso administrativa, a las que se ha recurrido histó-ricamente para una mejor organización, como ser en lo eclesiástico con las parroquias234 o en lomilitar con los cuarteles235 y una reestructuración, a partir de una ley del 2 de noviembre de 1867,que dividía la ciudad en trece Juzgados de Paz y Parroquias. En cuanto a sus dimensiones, el mu-nicipio de Buenos Aires, en tiempos de Rivadavia se amplió hasta las actuales avenidas Callao-En-tre Ríos y luego, por ley provincial de 1867 hasta el arroyo Maldonado (actual avenida Juan B.Justo); actualmente, tal como lo indica la Constitución de la ciudad de Buenos Aires236, se asistea la formulación de la categoría de Comunas, en tanto “unidades de gestión política y adminis-trativa con competencia territorial”, como resultado de un proceso de descentralización que se-rá regulado por la Ley Orgánica de Comunas, Nº1777.En un plano diferente al jurídico institucional, el ferrocarril ocasionó dos resultados socio-espacia-les diferentes, uno hacia el interior de la ciudad y otro en la articulación de ésta con el área ruralcircundante. Hacia el interior de la ciudad, el ferrocarril troqueló el espacio en tanto las vías fue-ron marcas para un corte, una división cuyo dominio era la dimensión simbólica. Dicho troquela-do intensificó la diferencia entre lo que pasó a denominarse el centro y áreas que recibieron lasdenominaciones de barrios o villas; en suma dividió la ciudad en fragmentos que suprimieron lastradicionales percepciones homogéneas de ciudad, en tanto siempre había sido presentada comouna unidad. A su vez, el crecimiento físico de la ciudad en el cual el ferrocarril era uno de sus pro-pulsores, era un indicador de modernidad junto a ciertos efectos propios de las grandes ciudadestales como que “la población del norte ignora lo que pasa en la del sur y a esta sucede lo mismocon aquella” [CD, t. I, nº42 –16/OCT/1864-,658-9 (Bruno “La Semana”)]. En la articulación de la ciudad con el área rural circundante237, el ferrocarril generó un fenóme-no contrario: anexó, amalgamó territorios, de allí que ciertos “suburbios” colindantes comenza-

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233 “Las acepciones más generalizadas de palabras como barrio (que, proveniente del árabe, pasa en el siglo IX al español, significan-do –es ese entonces- “afuera de la una ciudad”, “el exterior de una ciudad” (Vidart, 1995) o vecindario en castellano, neighborhood odistrict en inglés, quartier en francés, etc., que se pueden hallar, por lo común, en los diccionarios; nos hablan de “agrupamientos es-pontáneo de individuos [...] con contactos frecuentes entre sí” (Petroni & Kenigsberg, 1966) y “partes en que se dividen los pueblosgrandes” (Espasa-Calpe, 1936). Como se ve, aparecen las ideas de la distancia al centro urbano, como parte dentro de un todo, y las re-laciones primarias frecuentes y no institucionales (espontáneas)” (Gravano, 2003).

234 Por pedido del Obispo Manuel Antonio de la Torre se dispuso (real cédula del 8 de julio de 1769) la creación de seis parroquias: SanNicolás, Socorro, Concepción, Monserrat, La Piedad y La Catedral.

235 En tiempos del Virrey Vértiz, y a los fines de llevar a cabo un empadronamiento ordenado por el Rey, se realizó una división en 6cuarteles (1778). En 1790 la Real Audiencia, presidida por el Virrey Arredondo acordó dividir la ciudad en cuatro cuarteles nombrandoalcaldes. Rápidamente se notó la insuficiencia de dicha división, por lo cual el Capitán Martin Boneo -Intendente de Policía- solicitó alCabildo la subdivisión de la ciudad en 20 barrios, designándose un alcalde para cada uno de ellos.

236 En el Libro Segundo “Gobierno de la Ciudad”; Título Sexto “Comunas”; Artículos 127 al 131.

237 Las áreas circundantes de la ciudad estaban vinculadas por diferentes rutas comerciales, que propiciaron la futura formación debarrios: “Los barrios de Flores, Belgrano, Barracas y la Boca eran pequeños núcleos de edificios separados del centro por áreas despo-bladas o escasamente pobladas formadas por grandes zonas baldías, chacras, quintas o tierras de cultivo o pastoreo, atravesadas por_

ron a ser vistos como ámbitos de expansión de la ciudad hacia el sur, con La Boca y Barracas; ha-cía el este con 11 de Septiembre y hacia el norte con Recoleta238. Incluso ciertos pueblos vecinos,dejaron de ser vistos como “campo” al prefigurarse su futura incorporación como barrios. En es-te primer anillo, se alquilaban en verano rápidamente las principales casas y quintas, y el ferroca-rril posibilitaba el acceso a pueblos más lejanos como Morón “que ha resucitado al toque de losrieles del camino de fierro, y que es un pueblo puesto a la moderna” [CD, T. I, Nº43, -23/OCT/1864-,674-5 (Bruno,"La Semana")] o San Fernando. A estos pueblos también se recurría en los finesde semana para evadirse del calor de la ciudad; Tigre y las Conchas con “las deliciosas sombrasde los árboles inmensos /…/ son otra vez albergue de los que después de vivir muriendo en la ciu-dad toda la semana, se meten en el tren, transigen con las impertinencias del viaje y se pierdenlargas horas por aquellos bosques” [CD, T. II, Nº103,-17/DIC/1865-,810-811 (s/f.,“La Semana”)];Flores, Belgrano y San Isidro239 al estar “a la intemperie” solo ofrecían una buena alternativa pa-ra pasar la noche240 si bien todavía no contaban con una infraestructura hotelera suficiente. Unavez que Buenos Aires fue declaraba Capital en 1880, por ley Nº1589, del 28 de octubre de 1884,la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires cedió a la Nación los territorios que componían losmunicipios de San José de Flores y de Belgrano.

1. La centralidad intensificada

“Para tener en principio una noción de lo que es la ciudad en sí misma, un extranjero debedejar de lado muchos prejuicios previos, y colocarse, para empezar, ya sea en la realidado en la imaginación, en la mitad de la Plaza de la Victoria”(Thomas Woodbine Hinchliff, South American Sketches; or a Visit to Rio de Janeiro,the Organ Mountains, La Plata and the Parana)

La centralidad de la plaza mayor en la estrategia urbana colonial, se vio ampliamente reforzada241

no solo mediante la incorporación de nuevos edificios sino por toda una operatoria de resignifi-cación simbólica. En el Manual del Río de la Plata de 1863, se sostiene que la Plaza de la Victo-

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algunos caminos de tierra que se dirigían a los pueblos del interior: la avenida Rivadavia salía hacia el oeste, Montes de Oca y el caminoa puente Alsina hacia el sur, la avenida San Martín y la avenida Libertad (hoy Constituyentes) hacia el partido de San Martín, y la aveni-da Santa Fe hacia Palermo, Belgrano y los pueblos del norte” (Gutman; Hardoy, 1992 : 152).

238 "Los suburbios de Buenos Aires son la Recoleta, el Barrio 11 de Septiembre, Barracas al Norte, y la Boca. Estos centros secundariosse población no están separados de la ciudad mas que por algunos campos y casas de campaña, que pronto se encontrarán confundi-dos con ella, en tanto Buenos Aires, no teniendo ninguna muralla, se extiende incesantemente en todas direcciones" [De Moussy(1861) 1864 : 44].

239 “Los que sacan ventaja de esos paseos son generalmente los extranjeros. Se proveen de vituallas en abundancia, acampan debajode los árboles, á la orilla del río y pasan el día con sus mujeres y sus hijos, como si fueran dueños de la tierra, como que viven en tierralibre. Tendidos acá y allá se veían el domingo en el llamado puerto de San Isidro muchos grupos de esas familias, francesas casi todas,vecinas de la plaza de la Victoria, sastres, modistas, artesanos, que pasan la semana en el trabajo y se van allá á recuperar las fuerzas enun día de huelga, bajo el delicioso cielo americano” [CD, T. IV, Nº 163, -10/FEB/1867-,114-115 (s/f., "Una hora en San Isidro")].

240 "Todos los que visitan en esta estación los pueblos de la costa, vuelven con deseos de repetir la excursión atraídos por los encantosde una naturaleza espléndida. ¿Qué vale Belgrano, dicen, ni Flores, ni Morón, ni ningún otro pueblo sin bosques de árboles inmensos,sin alamedas y paseos sobre la ribera? ¿Qué valen envueltos en polvo y sujetos al rigor de la etiqueta de la ciudad? San Isidro pretendeeste año recuperar su antigua fama, la que dio el nombre de bosque alegre á un paseo lleno de atractivos que bañan las olas del río, yno penetran los rayos del sol” [CD, T. IV, Nº 163, -10/FEB/1867-, 114-115 (s/f., "Una hora en San Isidro")].

241 “La plaza de Mayo nucleó la vida ciudadana del momento, hasta el punto que el sector comercial y bancario se instaló en sus inme-diaciones, configurando una zona activa y dinámica” (MCBA/UBA, 1972).

ria “es el único centro de atracción de Buenos Aires: es la parte más vieja de la ciudad, y todoslos edificios más importantes están en su inmediata vecindad”. El de 1869 documenta una pro-puesta paisajista diferente de las clásicas plazas secas: “cada lado de la plaza tiene una fila de ár-boles paraíso y asientos de mármol: aquí los ciudadanos a veces se sientan, las noches de vera-no, mientras una banda toca”Las plazas de la Victoria y 25 de Mayo eran el punto de referencia privilegiado, de allí que granparte de los relatos de viajeros, en el momento de empezar la descripción de la ciudad, situaranal lector en ese lugar. Para Thomas Woodbine Hinchliff [(1861) 1864] 242, sólo a partir de la pla-za de la Victoria se podría contar con un parámetro adecuado para evaluar la ciudad, y para Ri-chard Burton [(1868) 1870] 243, el punto de vista extremo, se trataba del único ámbito que me-recía ser descripto con mayor detalle.El conjunto de ambas plazas, estuvo lejos de merecer comentarios homogéneos; para ilustrar elrango de amplitud de atributos, basta confrontar la elegancia sugerida por Richard Arthur Sey-mour [(1868) 1869]244, con la afirmación de Burton, que la consideraba inadecuada para unagran metrópolis debido tanto a su “escaso tamaño” como a su “pobre aspecto”245. También sos-tuvo en otro fragmento que “el aspecto general de la plaza es pelado y pobre” (176). Calidadesdiferentes (elegante-pobre) y hasta diferentes percepciones de sus dimensiones si se tiene encuenta las apreciaciones de Benjamín Vicuña Mackenna [(1855) 1936]246.La fuerza simbólica de las Plazas de la Victoria y 25 de Mayo estuvo dada por la concentración delos principales edificios públicos en los que participaron destacados arquitectos e ingenieros (DePaula, 1996). Componentes de otros tiempos, como el fuerte y el cabildo, eran las sedes del po-der ejecutivo y judicial nacional respectivamente, a los que se agregó el edificio nuevo de la le-gislatura. La catedral, el palacio episcopal, el primer teatro Colón, las recovas (vieja y nueva), com-pletaban el entorno del monumento conmemorativo del 25 de Mayo de 1810.Esta centralidad urbana heredada, fue potenciada por las nuevas funciones de articulación queasumió la ciudad de Buenos Aires: por un lado con un nuevo mercado mundial mediante la adua-na nueva (1856) y con el interior, mediante un proyecto, que no prosperó, de construir “una granestación, donde van a convergir los cuatro ferrocarriles de la ciudad” (Mulhall M.G. (y) E.T., 1869).

El fuerte

La primigenia real fortaleza de San Juan Baltazar de Austria fue el resultado de un largo procesoconstructivo que se inició en los albores de la ciudad de Juan de Garay y culminó con las obras pro-yectadas por José Bermúdez de Castro en las primeras décadas del siglo dieciocho247. A partir del

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242 "Para tener en principio una noción de lo que es la ciudad en sí misma, un extranjero debe dejar de lado muchos prejuicios previos,y colocarse, para empezar, ya sea en la realidad o en la imaginación, en la mitad de la Plaza de la Victoria" (46).

243 "Ahora hemos terminado con la plaza, la parte típica de Buenos Aires. Unas pocas líneas concernientes al resto serán suficientes" (18).

244 "La Plaza de la Victoria, con su estatua erigida a la Victoria en el medio de la Plaza, es la parte más elegante de la ciudad" (11).

245 "La plaza principal, Plaza de la Victoria, el corazón de la circulación, la parte comercial [...], es pequeña y pobre, adecuada para unpueblo, totalmente indigna de una metrópolis" (175).

246 "Llegué pronto a una espaciosa plaza, a la que servían de marco algunos hermosos portales estucados de blanco" (22).

247 “Eregido por los primeros colonos españoles. Aunque poseía un gran interés histórico el fuerte fue demolido y se construyó en sulugar el edificio inferior actual. El viejo fuerte fue la residencia de los Virreyes españoles, el cuartel del General Beresford en la invasióninglesa de 1805 y el escenario de la revolución de 1810. Había una tradición que decía que los españoles habían enterrado una grancantidad de tesoros aquí, pero todos los esfuerzos por descubrirlos no fueron exitosos. En 1863 el Señor Wilks desenterró un gran baúlde hierro cerca del lugar, pero el tesoro, si es que había alguno, había sido llevado antes” (Mulhall, 1869).

período independiente comenzó a sufrir sucesivas remodelaciones e incluso demoliciones parcialeshasta sucumbir totalmente. El primer sector demolido estuvo en función de la aduana nueva. Lasremodelaciones estuvieron vinculadas a las adaptaciones como sede del poder ejecutivo nacional yadquirió su color rosado durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (1868 -1874)248.

La aduana nueva

El edificio de la aduana nueva fue, por varios motivos, la obra paradigmática del período. Era elsímbolo de la articulación entre nuestro país y el mercado mundial y también era la impronta másfuerte del poderío de Buenos Aires y por ende uno de los factores determinantes de conflictoscon el resto de la provincias. El edificio, por su morfología semicircular, fue todo un desafío a latradicional modalidad constructiva. Para su construcción se implementó, en 1854, un concurso al que se presentaron tres proyectosde los cuales resultó ganador el de Eduardo Taylor249. Su implementación implicó la demoliciónen gran parte del Fuerte preexistente, lo cual operó como una resignificación simbólica entre lomilitar y lo comercial. El arquitecto Ramón Gutiérrez (1992) señaló que “el diseño comprendíauna serie de edificios, dominando volumétricamente el conjunto de depósitos semicirculares enel frente del río, con una altura equivalente a cinco pisos, que incluían cincuenta y un almacenesabovedados con arquerías perimetrales.”Desde la aduana salía un muelle cuya finalidad era solucionar el sistema de descarga de los bu-ques que todavía se hacía mediante lanchones y carretas tiradas por bueyes. Para mayor como-didad en el traslado de la mercadería se utilizaban vagonetas que circulaban sobre rieles. La adua-na era el preámbulo de un puerto cuya construcción se postergaba sobre todo por los gastos oca-sionados por la Guerra de la Triple Alianza.

El primer teatro Colón

De todos los componentes arquitectónicos de la plaza Victoria, el que mereció comentarios máscontrastantes fue el teatro Cristóbal Colón, cuya apertura se realizó el 25 de abril de 1857 250 conLa Traviata de Verdi. Fue proyectado por el ingeniero francés Carlos Enrique Pellegrini 251, en1855, con el objetivo de reemplazar al teatro del Coliseo que estaba situado en las actuales ca-lles Reconquista y Rivadavia 252.

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248 La construcción de un edificio destinado a ser sede del Correo, diseñado por Carlos Kihlberg, llevó a la construcción de una nuevasede para el Poder Ejecutivo Nacional, diseñado por el arquitecto sueco Enrique Aberg y culminada en 1884. La casa rosada tal como laconocemos actualmente devino de la fusión de ambos edificios, obra realizada por el arquitecto italiano Francisco Tamburini, median-te un arco monumental, que fue inaugurada por el General Roca en su segundo mandato presidencial.

249 De origen inglés Eduardo Taylor (1801-1868) efectuó la ampliación de los Cuarteles del Retiro; la Iglesia Evangélica alemana en es-tilo neogótico en calle Esmeralda; la Aduana Nueva (1858); el Edificio para Rentas Nacionales y el Club del Progreso (1856).

250 “La conducción del nuevo coliseo fue encomendada al empresario Aquiles Lorini, que se hallaba al frente del Teatro de la Victoria,con un importante elenco a su disposición, encabezado por el célebre tenor Enrico Tamberlick y la contralto Anneta Casaloni, figurasde notoriedad europea, cuya venida al Plata representó una hazaña por parte de Lorini, motivado éste, con toda probabilidad, por la in-minente apertura del Colón” (Gimenez (y) Sala, 1984 : 83).

251 Ingeniero de origen francés Carlos Enrique Pellegrini (1800-1875) estudió dibujo en la Escuela Politécnica de París y se graduó lue-go de ingeniero hidráulico. Trabajó en proyectos sobre el Puerto de Buenos Aires (desde su "Revista del Plata" estudiaba sistemática-mente las posibilidades de desarrollo del Riachuelo formando una estacada, buscando mejorar las condiciones operativas frente a laciudad con la concreción de un malecón rompeolas y proyectando un muelle de acero y madera e instalaciones de aguas corrientes) yel Teatro Colón (1857).

252 “Fue construido en 1856, por una Compañía de acciones en común [...]. Fue una especulación que dio pérdidas, y ha cambiado dedueños, más de una vez. El Señor George Temperley, sastre mercante, es dueño de gran parte de las acciones; el director es Don Víctor_

Quizás debido a su innovación tecnológica, ya que fue la primera obra en realizarse con una cu-bierta de hierro, cuyas piezas fueron traídas desde Irlanda, el orgullo nativo de los autores del Ma-nual del Río de al Plata la presentó como “la mejor obra de arquitectura moderna de la que po-demos jactarnos” (62). Su planta tenía forma de herradura, muy utilizada en este tipo de cons-trucciones, y su capacidad era de dos mil quinientas personas 253. Estuvo en funcionamiento has-ta 1888, cuando dio lugar al Banco Nacional y finalmente a la actual casa central del Banco de laNación Argentina, diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo e inaugurada en 1944.Para los viajeros que se acercaban a la ciudad era un punto de referencia y para los residentes unode los observatorios que permitía la vista mas completa de la misma y sus alrededores 254. Para Wi-lliam Hinchliff [(1861) 1863:92] era un “teatro grande y elegante que con sus palcos abiertos pre-sentaba un espectáculo encantador” y llegó a considerarlo “sólo segundo a los mejores de Europa”(47). Sin embargo, para William Hadfield [(1868) 1869], el teatro “está mal formado y las decora-ciones son demasiado pesadas”; con respecto al sistema de iluminación sostuvo que “las lámparasde gas son feas, siendo simples mecheros en vez de pequeñas arañas de gas. Le dan al todo unaapariencia muy vulgar”. Sus críticas continuaban con los palcos por considerar que “se ven dema-siado como cajas y deberían ser ligeros y abiertos, de acuerdo con el país”, y con las entradas y co-rredores, a los que calificó de “muy toscos”(131). Para Richard F. Burton [(1868) 1870] “su exteriores muy elogiado con poca razón; [...] lo más que podemos decir de él es que su fealdad no es tanfea como la de otros edificios de ese tipo. [...] El interior está deslucido y mal iluminado” (170).

El cabildo

El cabildo 255, suprimido en sus funciones originales desde el período rivadaviano, pasó a ser lasede del Poder Judicial y la Cárcel 256. En la Memoria de la Municipalidad de la Ciudad de BuenosAires de 1860 se destacó que el antiguo reloj del Cabildo sería reemplazado muy pronto por otro

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Belaustegui. No está arreglado con la debida consideración por la acústica, perdiéndose la voz en los compartimentos más remotos. Laescenografía y escenario son muy buenos, como también la iluminación de la casa, con gas. El teatro tiene una capacidad de 1700 per-sonas: platea (hombres solamente) 500: - Cazuela (mujeres solamente) 300: - gallinero (hombres) 300; -palcos, y asientos en palcos(ambos sexos) 600. Tiene además una espléndida suite de salones adecuados para bailes de disfraces [no legible] en cuyas ocasiones4000 entrada son a menudo vendidas. La ópera italiana y drama español son representados por artistas tolerables: funciones dos o tresveces por semana. Entrada 10$, además de la cual se tiene que pagar por un asiento, a menos que sea con “los Dioses”, siendo el Pa-raíso gratis. La ópera es generalmente el doble por precio. Funciones, invierno 7 ? verano 8 ? p.m. Desde el techo se logra la mejor vis-ta del Río de la Plata, incluidos toda la ciudad y sus suburbios a vol d´oiseau. La costa de la banda Oriental es a veces visible, con el pue-blo de Colonia y Cerro de San Juan, pero este es un augurio de mal tiempo. El techo de hierro es una obra maestra en su tipo y fue he-cho y puesto por nuestro valioso compatriota el Señor Turner de la fundición en la calle Pembroke, Dublin. El arquitecto del Teatro fueSig. Carlos Pellegrini. El costo fue alrededor de 40.000£.” (Mulhall, 1863).

253 “Presentaba detalles de suntuosidad hasta entonces desconocidos en Buenos Aires. Igualmente lujoso aparecía el foyer , al que seaccedía por una doble escalinata. Fue el primer teatro del país que contó con iluminación a gas y la araña central, la famosa Lucerna,según la denominación popularizada entre los concurrentes a las localidades altas que se apresuraban en llegar a tiempo para presen-ciar las sucesivas etapas de su encendido” (Gimenez (y) Sala, 1984 : 83).

254 En diversos relatos se destacó que al llegar a la ciudad "el ojo es también atraído por el deslumbrante techo colorado del teatro Co-lón " [Thomas José Hutchinson (1863) 1865 : 10]. Como observatorio: "Una enorme pila cuyo techo pintado de rojo da una buena vis-ta de la ciudad" [Richard F. Burton (1868) 1870 : 170] o "Desde el techo se logra la mejor vista del Río de la Plata, incluidos toda la ciu-dad y sus suburbios a vol d´oiseau" (Mulhall, 1863).

255 Según Richard F. Burton [(1868) 1870]: “su torre blanca y alta, su reloj iluminado a la noche son los mejores puntos de referencia yregulan todas las citas. El frente del Cabildo es un pórtico, bajo cuya sombra, oficiales con gorros y bolsas magenta, sillas para montar,miran a los que pasan; donde hombres del color del hígado y con sacos negros, evidentemente “doctores” de las cortes de abajo y lasoficinas de los notarios no cercanas tienen conversaciones entusiastas y gesticuladoras; y donde centinelas europeos y negros caminanen orden de marcha pesada ante la entrada de la sucia cárcel” (179).

256 “Hemos llegado ahora al Cabildo o Palais de Justice, construido por los españoles en 1711. Los sheriffs estaban anteriormente ad-juntos a este establecimiento, y sus mazas son todavía conservadas en el Museo. Las principales cortes toman lugar arriba, y abajo hayuna inmunda prisión custodiada por algunos soldados a medio educar. El departamento del sereno o guardia nocturna está en esta_

nuevo que la Municipalidad había hecho traer de Inglaterra, de la firma Thwaites y Reed, por losSeñores Jaeggli y Diavet (MMCBA,1860:34).Posteriormente se efectuó un conjunto de modificaciones y mejoras a la torre, una “cómoda ysólida escalera de mármol” reemplaza una anterior de madera que se encontraba muy deteriora-da. Con relación a las ventanas “han sido ensanchadas para colocar en ellas las esferas y tienenfuertes persianas de hierro fijas”. El exterior de la torre “fue revocado y adornado con azulejo”.Como innovación se colocó un “hermoso globo de metal dorado, de donde parte un pararrayosque tampoco existía, así como una veleta con indicación de los vientos cardinales” (MMCBA,1861:226). En el seno de la Municipalidad había surgido la idea de levantar la torre a una mayoraltura pero finalmente se resolvió no modificarla.

La catedral y el palacio episcopal

La catedral de la ciudad 257 de Buenos Aires sufrió diferentes procesos constructivos desde la épo-ca del saboyano Antonio Masella que llegó a Buenos Aires en 1746 258. La calle “Las Torres” (ac-tual avenida Rivadavia) testimoniaba en el período colonial las diferentes complicaciones que sur-gieron en su construcción hasta el adosamiento de un pórtico dodecástilo en 1821, que se atri-buyó al arquitecto francés Próspero Catelin259 quien integró el Departamento de Ingenieros.En los Random Sketches [(1866) 1868] no se le atribuye “ningún mérito arquitectónico”; más crí-tico aún es el doctor Hermann Burmeister [(1860) 1943]: “la fachada es clásica, con un frontón,alto relieves y pórtico distinguido por la peculiar vileza de la intercolumnación”. No escatimó iro-nías al momento de describir la cúpula sobre el altar mayor que “es medieval, similar a un pimen-tero y con tejas holandesas como una lechera dada vuelta”. Concluyó que lo mejor que se podíadecir del frente terminado es que era “un faux temple antique, y el aspecto general es más el deuna Bolsa, el de una casa del Dios de las riquezas que el de un lugar de culto”. Con relación a laparte trasera manifestó que estaba “sin terminar y pelada, con ladrillos que esperan al que los re-voque”. En el interior señaló que sólo admira su gran tamaño de doscientos pies por setenta “y

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galería, y una multitud de mujeres de color y vagos merodean durante el día. Las oficinas de abogados o notarios están muy cerca, y losremates judiciales a veces se realizan a la noche en este inmediato vecindario de crimen y suciedad. Después de las 11 p.m. nadie pue-de pasar por debajo de esta arcada” (Mulhall, 1863).

257 Según Thomas José Hutchinson [(1863) 1865]: “ocupa más de la mitad de la parte norte de la cuadra y su arquitectura externa esmuy imponente. [...] El pórtico es sostenido por doce pilares macizos, que producen un buen efecto cuando se los ve desde el ladoopuesto de la plaza. En el arquitrave observé un grupo de figuras representando el regreso de José y el encuentro con sus hermanos.Raramente he sido más impresionado con el sentimiento solemne del cual la mayoría de las mentes es consciente al entrar a un lugarde culto público que en mi primera visita a esta catedral. El interior consiste de un pasillo central de gran longitud y capacidad, que sedirige al altar mayor, y de dos pasillos laterales, de igual longitud, pero alrededor de la mitad de ancho, con altares al final. También hayseis altares a cada lado de los pasillos menores. El techo es de bóveda , una peculiaridad común, creo, a todas las capillas jesuitas en Su-damérica. Pinturas sagradas están colgadas cerca de los altares [...]. El trono episcopal se encuentra a la derecha del altar mayor, comose lo ve desde la puerta principal y por el medio están pendientes media docena de arañas, brillantes con sus caireles de cristal” (11).

258 “La Catedral, en el lado norte, con su pórtico de 12 columnas, tiene un aspecto imponente y dimensiones espaciosas. Fue comen-zada por los jesuitas en 1621, y en la actualidad está experimentando la decoración exterior, habiendo sido dejada sin terminar duran-te las guerras civiles de los últimos 50 años. Su largo es 240 pies y su ancho máximo 70. La nave presenta una vista brillante en las fies-tas públicas, cuando se le cuelgan trofeos españoles y brasileños. El altar mayor se encuentra casi debajo de la bóveda que, incluyendola cupola, se alza a una altura de 130 pies. Hay 12 pequeñas capillas en los pasillos, que no poseen, no obstante, ningún mérito artísti-co. La sacristía y el bautisterio están a la derecha del coro; se muestran algunas pinturas antiguas (que se dice que son valiosas) y secuenta que un francés, habiéndose llevado una para copiar, se fue con el original, dejando en cambio la suya. En el lado opuesto estánlas salas dedicadas al uso del (¿?), y aquí hay una buena colección de retratos de todos los prelados de la diócesis, desde el Doctor Ca-rranza hasta el finado Doctor Medrano, 18 en total. Cuatro fueron nativos de Buenos Aires, incluyendo a los dos hermanos Arregui.Cinco nunca se hicieron cargo de la sede; y seis fueron destituidos, o murieron en el extranjero. El actual dignatario, el Doctor Escala-da, es el primer Obispo titular de Buenos Aires” (Mulhall, 1863).

259 Arquitecto de origen francés Próspero Catelin (¿?-1870), pórtico dodecástilo de la Catedral; la Sala de Representantes en la Man-zana de las Luces y la vivienda particular de Miguel Gutiérrez (1834).

la austera falta de atractivo republicana de las paredes blancas sepulcrales” (178). Sin embargoen el Manual del Río de la Plata de 1869 los hermanos Mulhall sostuvieron que “es uno de losmejores edificios en el continente”.

La legislatura nacional

En 1862, cuando asumió Bartolomé Mitre como presidente de la nación, el congreso nacional se-sionaba en las mismas cámaras de la legislatura de la provincia de Buenos Aires, en la Manzanade las Luces. Frente a los problemas de convivencia entre la legislatura nacional y provincial, Mi-tre mandó construir una sede para el Congreso Nacional 260 en la calle Victoria (actual HipólitoYrigoyen) 261. Graciela Silvestri (1999) destacó, en la obra dirigida por el arquitecto Jonás Lar-guía 262, la innovación en el “repertorio con materiales y técnicas novedosas, como la chapa es-tampada o las claraboyas de vidrios coloreados” (288); actualmente es parte de la sede de la Aca-demia Nacional de la Historia y del Banco Hipotecario Nacional.En la Sala de Representantes, que estaba en la denominada Manzana de las Luces 263, desde 1862a 1883 funcionó la legislatura de la provincia de Buenos Aires. Su historia se remonta a la expul-sión de los jesuitas, en 1767, a partir de lo cual todos sus bienes, entre ellos la denominada Man-

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260 En un artículo del número 33 de “El Correo del Domingo" del 14 de Agosto de 1864, titulado el "El edificio del Congreso" se brin-dó una descripción del nuevo edificio que: "ha sido levantado según el plano del señor Larguia y bajo su dirección, en una extensión deterreno de treinta y dos varas de frente por cincuenta y dos de fondo. A la derecha se hallan las oficinas de la Junta de Administracióndel Crédito Público Nacional. A la izquierda las piezas destinadas a la secretaria de la cámara de diputados. La entrada pública está á laizquierda del edifico. La secretaria del senado está en las piezas que cuadran el patio, construidas en la idea de hacer un segundo cuer-po con destino a la biblioteca y archivo del congreso. La sala de sesiones, que por hoy es una misma para las dos cámaras, por lo que setienen alternativamente, forma el cuerpo central del edificio, con la antesala adyacente. La primera tiene diecisiete varas, dimensión ex-terna; la barra ofrece capacidad interior calculada para ochocientas personas. La sala de sesiones admite las dos cámaras del congreso,dejando un recinto en el centro de seis varas de ancho por ocho de largo. Los materiales de construcción, fierro, maderas, etc., han si-do preparados en el país. Una comisión nombrada por el gobierno y compuesta de los señores Don Gerardo Bosch, Don Fernando Ota-mendi y Don Domingo Belgrano inspeccionó los trabajos, compras, etc. La obra ha costado como un millón de pesos moneda corrien-te. El edificio no puede sin embargo considerarse concluido, pues sólo se ha ejecutado una parte del plano; y además se siente la nece-sidad de impedir el ruido que ocasiona la concurrencia a la barra, en el piso de las galerías y tribunas, así como será indispensable cam-biar los asientos del congreso por otros de dimensiones mas proporcionadas y menos incómodos en su disposición. Carece todavía eledificio de varias piezas para el despacho de la comisiones, conferencias, etc." (535-536).

261 “Cerca de la esquina de la Calle Balcarce está el Congreso, un pequeño anfiteatro, donde las Cámaras se encuentran diariamentedurante las sesiones, de mayo a noviembre. Fue construido en 1863 por el Señor Larguia: recibe a ochocientas personas y a las galeríaspublicas se accede por una horrible escalera de caracol, mientras que la ventilación del hall también es insuficiente. Los miembros ha-blan sentados. El policía en la puerta no admite a nadie con un bastón para caminar. La antecámara forma una gran sala de espera, don-de se sirve mate a los diputados: los otros cuartos están ocupados por los secretarios y los sirvientes. En este sitio estaba la vieja barra-ca de las Guardias Nacionales” (Mulhall, 1869).

262 Arquitecto argentino, oriundo de San Roque (provincia de Córdoba) Jonás Larguía (1832-1891) fue becado por Congreso Nacio-nal de Paraná para realizar estudios de arquitectura civil y escultura en la academia de San Lucca, en Roma.

263 En el periódico El Argos (30 de enero de 1822) se presentó una detallada descripción: "La Sala tiene dos entradas. La primera y prin-cipal que está situada al lado de la Biblioteca Pública, servirá de entrada general al pueblo. La segunda que es la que antes servía al tri-bunal mayor de cuentas, será para los representantes, gobierno y secretaría. La figura de la sala forma un semicírculo: al frente se hallaun arco con una puerta en cada lado: en el centro de este arco y en la superficie más elevada está la tribuna del orador: a la espalda yen mayor altura, la mesa y la silla del presidente; y más abajo tiene éste a sus costados los secretarios de la representación. En frente dela tribuna del orador; y en superficie más baja se hallan colocados tres órdenes de semicírculos en alturas progresivas, que sirven paralos asientos de los representantes. Estos tienen su entrada a la sala por dos puertas que están a la derecha e izquierda del lugar del pre-sidente con las gradas necesarias para comunicarse con la sala. En el primer semicírculo, los ministros ocuparán los tres primeros asien-tos. Estos entrarán a la sala del mismo modo que los representantes por la espalda del presidente. En el semicírculo principal que formael límite de la sala, están colocados los aposentos altos y bajos sostenidos por un orden sucesivo de pilares. Estos últimos en forma degalería con la puerta y asientos necesarios, serán ocupados por toda clase de personas, los aposentos altos servirán para los generales,jefes, corporaciones, y demás ciudadanos de representación pública. En medio del semicírculo que forman estos palcos y en frente dela mesa del presidente, está el aposento para los enviados extranjeros que formen el cuerpo diplomático. La entrada a estos aposentosse hace por dos partes diferentes: la primera por la escalera de la biblioteca; la segunda por una escalera que se halla a la derecha de laSala detrás de los aposentos bajos. A espaldas de la mesa del presidente están dos salas para el descanso de los representantes en elcuarto intermedio; y a la derecha e izquierda de la sala, dos patios para el desahogo del pueblo. A espaldas de la silla del presidente hayun tabique de madera o tambor, que junto con la tribuna están comprendidos en un dado de material, y podrá proporcionar el que sea_

zana de las Luces, pasaron a ser administrados por la junta de temporalidades. Se incorporaronnuevas construcciones en tiempos del Virrey Vértiz con dirección del arquitecto portugués José Cus-todio de Saá y Faría. En dicho predio se construyó la sala de representantes, obra dirigida por Prós-pero Catelin, de origen francés, quien fue nombrado ingeniero arquitecto en jefe de la Provincia.En la sala de representantes sesionó el congreso general constituyente (1824-1827), que sancio-nó la constitución de 1826. Disuelto el congreso, siguió funcionando la legislatura de Buenos Ai-res (1827-1828).En el mismo recinto sesionó la legislatura del estado de Buenos Aires (1852-1861), cuando estu-vo separado de la confederación264. El 20 de mayo de 1858 llegaron las hermosas arañas que sehabían encargado a Londres por medio de los señores Wilson y Compañía, para las salas y ante-salas de la Legislatura, que pasaba a contar con iluminación a gas. Según el diario El Nacional:"Estas piezas son de mucho gusto: tienen todas ellas las armas de la patria grabada en grandesescudos. Los faroles tienen también grabadas nuestras armas en sus cristales. La grande araña,sobre todo, hará un gran efecto; tiene veinte luces, pero luces de gas, que iluminarán perfecta-mente la Cámara".En abril de 1884 se dispuso el traslado de los poderes públicos de la provincia de Buenos Aires ala ciudad de La Plata.

Las recovas

La recova vieja, que separaba las plazas de la Victoria y 25 de Mayo, albergaba un conjunto delocales comerciales; su arco central mereció ciertas críticas de los extranjeros, tanto para los her-manos Mulhall 265 como por Richard F. Burton266. En el Manual del Río de la Plata de 1869, sesostenía enfáticamente y de manera premonitoria que era “una gran monstruosidad y debería serderribada lo antes posibles”, pese a la resistencia de su dueño, el señor Anchorena. Además depeluqueros, zapateros y reposteros se encontraba el local que servía como oficina de cambio yagencia de casas, tierras y ganado del señor Weston, muy apreciado por los extranjeros.

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más percibida la voz del orador. El Salón recibe la luz por una linterna en la parte superior y varias puertas laterales. Este edificio que hadirigido el ingeniero arquitecto D. Próspero Catelin, es semejante a la cámara de los Pares de París y muy proporcionado a la situacióndel país: pues además de los representantes que ocupan los tres órdenes de semicírculos, las galerías pueden contener holgadamentetrescientas personas. He aquí, pues la descripción exacta de la Sala de los Representantes de Buenos Aires y la del orden que debe ob-servarse en lo interior. Ella ha fijado sus cimientos precisamente sobre el mismo lugar en que se fabricaron los calabozos de Oruro en1780, y en que la opresión más tiránica se ejercitó sin freno contra los acusados de promover la independencia del Perú, encima de es-tos recuerdos oprobiosos, es que en 1822 y siguientes resonará la voz consoladora de la libertad y la justicia. Los representantes del pue-blo, que en mucho tiempo no han podido ser independientes ni aún de sus asientos mismos, al ocupar los de la Sala, bien podrán de-cir con una noble altivez, -este lugar es mío; y los ciudadanos contar con encontrar en sus brazos unas columnas que sostengan conmás orden y firmeza sus derechos, que los arcos o pilares de la sala consistorial".

264 En el Handbook de 1869. los hermanos Mulhall describieron la sala: "Las Cámaras de la Legislatura de Buenos Aires tienen su en-trada principal por la calle Perú, con una entrada lateral para el público por la calle Moreno, al lado de la Biblioteca Pública. La Cámaraes pequeña pero elegante, en la forma de un anfiteatro, difusamente iluminado desde el techo. El Presidente y los Secretarios de la Cá-mara se sientan en un lugar elevado, debajo del cual están los taquígrafos. Las galerías para el público acomodan a 400 personas. LosSenadores y Diputados se reúnen aquí alternadamente, y los Ministros Provinciales se presentan cuando son interpelados. Las ante-cá-maras son pequeñas y anticuadas: aquí los miembros toman mate. Hay un grupo de habitaciones ocupadas por los empleados y fun-cionarios. La Legislatura está compuesta de veinticuatro Senadores y de cincuenta Diputados, elegidos por los varios partidos y distritoselectorales de la Provincia de Buenos Aires".

265 “Consiste de un grupo de pequeños negocios pertenecientes a rica familia Anchorena, que se niega a separarse de este relíquio deantigüedad, cuyo traslado mejoraría la ciudad al extender la Plaza hasta la ribera del río. El arco de triunfo es una invención poco con-vincente de ladrillo, abierta por lo alto, extremadamente fea, y solamente útil como enorme poste de luz , para iluminaciones” (Mul-hall, 1863). Carlos Enrique Pellegrini la documenta con una acuarela titulada “Gran arco de la recova y templo de San Francisco”.

266 "Una fina línea de negocios baratos, con dos largas paredes de ladrillo de color amarillento, elevadas por sobre las viviendas en unperfil elaborado, abiertas arriba; pretendiendo representar un arco del triunfo, pero sorprendentemente como un edificio que esperaser techado" [Richard F. Burton (1868) 1870 :176].

La recova nueva ocupaba el frente de la actual calle Hipólito Yrigoyen entre Bolivar y Defensa.Contuvo la biblioteca británica 267, con la asociación providente de empleados ingleses 268, el em-porio de remate de señor King, la fábrica de calzado del señor Diaz, un hotel, un estudio foto-gráfico y un “Salón de Recreo” con espectáculos eróticos.

2. La Periferia integrada

“Irse al campo, quiere decir en suma irse a Flores, a San Fernando, a Belgrano. Esto es como nosalir de Buenos Aires. En esos pueblitos etiqueteros se vive como aquí, con las mismísimas exigen-cias que tanto incomodan en verano. Eso pues no es irse al campo. A lo mas es mudar de barrio”(José María Cantilo, La Semana).

Desde la etapa colonial, la campaña estaba dividida en cuatro grandes regiones que se denomi-naban pagos: Monte Grande y Las Conchas (norte); La Matanza (oeste) y La Magdalena (sur). Sibien hubo diferentes criterios jurisdiccionales, resultó clave la División de los Partidos de Campa-ña al Interior del río Salado que estableció la provincia de Buenos Aires mediante la ley sanciona-da el 24 de octubre de 1864 (Caride, 1992), que fijó los límites de los treinta y siete partidos dela provincia y la creación de ocho más. La actual área metropolitana269 es heredera de aquella di-visión de 1867 y de la Ley de Federalización de la ciudad de Buenos Aires en 1880, y la posteriorincorporación al Distrito Federal de los partidos de San José de Flores y Belgrano en 1887.

2.1. Hacia el Oeste

El ferrocarril del Oeste, habilitó su primer servicio de diez kilómetros de extensión, entre la Esta-ción del Parque (en el actual solar que ocupa el Teatro Colón) hasta Floresta, el 30 de agosto de1857. Para garantizar su prosecución, el estado provincial se hizo cargo de la empresa. El 25 demayo de 1864 el servicio alcanzaba Luján y el 1 de marzo de 1865 la localidad de Mercedes. Had-field [(1868) 1869] con relación a la expansión de la ciudad señaló que "el mayor aumento [...]ha sido hacia el oeste [...]. Debido a las necesidades de la creciente población, el precio de la tie-rra de construcción en o cerca de la ciudad ha sido llevado a una cifra muy alta y las rentas [...]son excesivas” (105) 270.El proceso de expansión de la ciudad privilegió la dirección Oeste, con eje en el Camino Real querecibió el nombre de Rivadavia, en 1857, en tanto durante mucho tiempo la expansión hacía el

267 “Fue fundada hace unos 40 años y contiene alrededor de 1600 obras de literatura general, además, un salón de lectura, amuebla-do con los diarios ingleses y locales más importantes, también sala de reuniones y un salón para jugar ajedrez, damas, fumar y demás. Elgenius loci es el Señor Duffy, un viejo residente irlandés, quien siente mucho placer al mostrar los tesoros de los cuales él es guardián. Lasuscripción tanto para la biblioteca de la cual se puede pedir prestado como para el salón de lectura es 200$ por año” (Mulhall, 1863).

268 “Originada por el Señor Wells, data de Septiembre de 1861 y consiste de 52 accionistas que pagan 50$ por acción mensualmenteal fondo común: los dividendos el año pasado dieron el 10 por ciento de capital” (Mulhall, 1863).

269 Hasta el Censo de 1999 la conformación del “Gran Buenos Aires” estaba dada por 19 partidos, que se amplían a 24 en el Censo del2001, por los siguientes cambios: “el partido de Esteban Echeverría cede tierras a los partidos de Cañuelas, San Vicente y Presidente Pe-rón. El partido de Florencio Varela cede tierras para el partido de Presidente Perón. El partido de General Sarmiento dejó de existir y cedeparte de sus tierras al partido de Pilar. Por otra parte, el Partido de Malvinas Argentinas recibe tierras del Partido de Pilar” (INDEC, 2001).

270 Indicó Hadfield que la ciudad de Buenos Aires era un lugar muy caro donde vivir, “una mayor población ha sido seguido por un ma-yor lujo, que se manifiesta en el estilo arquitectónico, en los negocios espléndidos, en el número de los carruajes privados como tam-bién el de aquellos para alquilar. Vivir en Buenos Aires es casi tan caro como en Londres o París" [Hadfield (1868) 1869 : 105].

Norte o el Sur revestía ciertas complicaciones por la presencia de los Terceros, de Matorras (actualcalle Viamonte) y del Hospital (actual calle Chile) que habían actuado como límite natural en latraza urbana de Garay.

San José de Flores

A partir de la chacra adquirida por Juan Diego Flores en 1776, su hijo adoptivo Ramón FranciscoFlores decidió fundar en 1804 un pueblo. La administración y diseño del trazado estuvo a cargodel apoderado de la familia, Antonio Millán. Ante la creación del Curato de San José de Flores, lafamilia donó una manzana para la Iglesias, otra para la Plaza y una tercera para Corrales de abas-to y matadero. El Partido de San José de Flores quedó oficializado en 1810; a partir de ese mo-mento se inició un progresivo crecimiento sin mayor orden por parte de los vecinos al construir,por lo cual en 1839, el Departamento Topográfico rectificó la traza. Mediante la delimitación delos ingenieros Felipe José Arana y Daniel Rodríguez en 1853, el pueblo quedó enmarcado por ave-nidas de circunvalación 271. Una precaria capilla fue seguida de una iglesia levantada por Felipe Senillosa, quien había cons-truido el denominado “Caserón” de Rosas en el actual barrio de Palermo. El segundo templo,construido por los arquitectos Benito Panunzi y Emilio Lombardi, fue consagrado el 18 de noviem-bre de 1883.Las casas quintas de familias acaudaladas que residían en la ciudad de Buenos Aires, propiciabangran actividad los fines de semana y en el verano. El ferrocarril además posibilitó una progresivaradicación de otros sectores sociales que tuvieron en Flores una alternativa válida para su resi-dencia. Este proceso se vio acompañado del progresivo equipamiento como "la inauguracióndel hermoso edificio construido recientemente para escuela pública, [...] Después de un breve ysentido discurso del Dr. Rawson, declaró instalada la escuela de primeras letras de ambos sexosdel pueblo de San José de Flores" [CD, T. II, Nº58,-05/FEB/1865-, 87-88 (MRG "Inauguración ybaile en Flores"].

Luján

José María Cantilo [CD, T. I, Nº50,-11/DIC/1864-,786-787] ofrece un colorido relato acerca de una“romería” en Luján a la que se concurría aprovechando los beneficios del ferrocarril. Los entusias-tas concurrentes no sabían que la estación de Lujan estaba muy distante de la villa. A la llegadade los primeros contingentes, la demanda de carruajes superó ampliamente la oferta local y pro-gresivamente se incrementaba el precio de traslado hasta alcanzar la suma de 40 pesos para lle-gar hasta la plaza, lo cual ocasionó “un malestar delicioso”.Muchas veces el hecho de “veranear” los días de fiesta, creaba una ilusión que no se condecíacon las oportunidades que brindaban ciertos parajes como Luján, lo cual hacía que la gente vol-viera “fatigada y con hambre, y eso después de gastar mucho” [CD, T. II, Nº102,-10/DIC/1865-,794-795 (s/f.,“La Semana”)].En una de las columnas del correo del domingo, titulada Crónica [T. V, Nº206,-08/DIC/1867-,338]se evalúa la diferencia que había entre aquellos tiempos en que llegar a Lujan implicaba un viajede todo un día y las posibilidades que brindó el ferrocarril al posibilitar incluso la realización de

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271 La avenida Avellaneda al norte; las avenidas Nazca – San Pedrito, al oeste; la avenida Directorio al sur y al este Carabobo – Boyacá.

obras de caridad “al estilo moderno” como la propiciada por una Comisión Filantrópica, que reu-nió aproximadamente un millar de personas que “llenarán las fondas y los cafés, o vagarán al ai-re por falta de amparo para tanta gente de buen humor. Luego tendremos baile. Luego la feriadará de sí lo que pueda”.

2.2. Hacia el Norte

El Ferrocarril del Norte, que fue el primero que se construyó con capitales británicos, habilitó unservicio de ocho kilómetros hasta Belgrano el 1 de diciembre de 1862; a su vez fue el primero encontar con un servicio de tranvías a caballos, en 1863, entre la Aduana Nueva y la Terminal delferrocarril ubicada en Retiro. Para 1864 alcanzaba la localidad de San Fernando y cumplía así elobjetivo de la línea de vincular dicho puerto, donde convergían las embarcaciones que recorríanel Paraná, con la ciudad de Buenos Aires. El éxito relativo con relación al transporte de mercade-rías, impulsó la extensión hasta el Tigre al año siguiente y privilegió así el transporte de pasajeros,sobre todo como alternativa de recreación para los pobladores de la ciudad. La construcción dela Estación Central en el cruce de las actuales Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem, tuvo la inten-ción de articular los ramales Norte con el del Sur, hacía el Puerto de Ensenada. Se trató de unaestructura prefabricada cuyo armado se concluyó en 1872 y prevaleció hasta 1879 cuando fuedestruida por un incendio.

Belgrano

Por Decreto del 6 de diciembre de 1855, el Gobernador de la Provincia Pastor Obligado y su mi-nistro Adolfo Alsina, aprobaron el proyecto de la traza de un pueblo en la Calera, que se elevó alDepartamento Topográfico (Mayochi, 1998). Al año siguiente, se aprobaron la designación en ho-menaje a Manuel Belgrano y la planta urbana, delimitada por las actuales calles La Pampa (sur);Monroe (norte); Cramer (oeste) y 11 de Septiembre (este).Una impronta preexistente era una pulpería272, que se hallaba en el Camino Real (actual avenidaCabildo), que se utilizaba como una parada en el itinerario hacia San Isidro. A partir de la habili-tación de los servicios del Ferrocarril Del Norte, a fines de 1862, se advierte una resignificación enla vivencia del viaje: “La civilización ha sustituido al coche 273 por los carruajes movidos por el va-por, pero el hombre recuerda con pesar aquellos días de niño en que el cochero que lo conducíadaba reposo a sus caballos en Las Blanqueadas,[en el cruce de las actuales Cabildo y La Pampa]"[CD, t. I, nº3, -17/Ene/1864-,36 (S. E."Un día en San Fernando" )], como en el “pueblo improvi-sado” de Belgrano “que surgió al impulso progresista de la época, y es hoy un Edén, un puntode reunión donde la belleza, la elegancia y la moda tienen sus atractivos. [CD, t. I, nº10,-06/Mar/1864-,147 (Bruno,"La Semana")].El “camino de fierro” incrementó la modalidad de alquilar casas “para pasar el verano lejos de

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272 “Antes de la fundación del pueblo, existía en la esquina noroeste de Cabildo y Pampa una pulpería conocida como «La Blanquea-da», edificada en tierras de don Juan Manuel Maciel, porque exteriormente estaba pintada de blanco. Otro tanto se hizo con las vivien-das de un caserío que se formó alrededor de aquélla, por lo que el conjunto recibió la denominación popular de «Las Blanqueadas». Enlas pulperías de los alrededores paraban las carretas y tropas de carros que iban al norte, y otras llegaban hasta la provincia de Santa Feen busca de frutas para proveer a los mercados de Buenos Aires” (Cútolo, 1996 :138).

273 “Los medios de comunicación en el pueblo fueron las carretas y galeras hasta la llegada del servicio de las diligencias que se inicia-ron con la fundación de Belgrano. [...] prestaron dos servicios diarios, uno matutino y otro vespertino con salida desde la Recova, en laPlaza de la Victoria, y llegada en pocas horas a San Fernando, pasando por Belgrano y San Isidro” (Cútolo, 1996:157).

la ciudad” en un amplio arco de localidades 274 como Barracas, Moreno, Flores, Belgrano y SanFernando. Cada uno de ellos contaba con alguna especialización o función para los habitantesde Buenos Aires. En el caso de Belgrano hubo dos atractivos: la elección como ámbito para pa-sar la luna de miel 275 y sus tradicionales carreras de caballo 276. El hecho de contar con un lu-gar preciso para las carreras posibilitó la restricción de andar al galope por la calles del pue-blo 277; toda una prueba de laboratorio, que en caso de éxito podría implementarse en otros ám-bitos y además era estratégica respecto a un futuro crecimiento demográfico que se desconta-ba por sus potencialidades

San Fernando

En el Semanario El Correo del Domingo se documentó que “a los 12 años de la Nueva Era dela Libertad y el Progreso”, el 5 de febrero de 1864, partió de Retiro un tren de honor hacia SanFernando 278, que a partir de ese momento era el nuevo límite del ramal Norte del Ferrocarril. Lavelocidad, seguridad y confort del viaje dejaban atrás los días en que se debía dar reposo a loscaballos en Las Blanqueadas o el pavor que causaba pasar por el Callejón de Ibáñez. Cada nue-vo eslabón que se inauguraba en la red ferroviaria constituía un evento social de gran relevanciaque se explicita en los oradores del acto: el presidente de la Nación Bartolomé Mitre, el gober-nador de la Provincia de Buenos Aires, Saavedra, el ministro Guillermo Rawson y un representan-te de la reina de Gran Bretaña. A su vez, en San Fernando, los festejos culminaron con un baileen el Hotel Nacional.En el imaginario social, el ferrocarril, al favorecer el contacto entre la ciudad de Buenos Aires y SanFernando, era un articulador entre los productos que podían consumirse en la ciudad y los elemen-tos naturales. Quienes mejor podían disfrutar esta situación eran “las muchachas” porque el “aire”

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274 "Morón que ha resucitado al toque de los rieles del camino de fierro, y que es un pueblo puesto á la moderna, ofrece algunas casasde alquiler. Ya no las hay en Belgrano, ni en Flores, pocas en San Fernando, algunas en Barracas, y respecto de quintas con buen edifico,plantas y árboles, dicen que ya no se encuentran á ningún alquiler. Cuánto afán por abandonarnos en la ciudad la dejaría desierta, si fue-se cierto que todas las familias que dicen que se van se fueran en efecto" [CD, t. I, nº 43, -23/Oct/1864-, 674-5 (Bruno, "La Semana")].

275 El pueblo de Belgrano se está convirtiendo en la mansión de los desposados; es el pueblo elegido para pasar las lunas de miel. Enestos días se han traslado allá los matrimonios de última data, y poco antes habían sido precedidos por una pareja que aun está bajo lainfluencia de la misma luna dulce. Debe ser encantador el pasar ese periodo de los gratos recuerdos en la agradable soledad del cam-po, en medio del canto de las aves, en una atmósfera perfumada, mudos testigos de juramentos renovados, lejos de la curiosidad delos indiferentes. Por ahí se asegura que dentro de poco Belgrano recibirá nuevos huéspedes bienaventurados, y que una de las joyeríasde la calle de la Florida ha dado su contingente brillante, galante preparativo de un impaciente novio. Belgrano será pues desde esta pri-mavera la mansión de los novios que llegan á puerto después de la navegación llena de incidentes que hay que hacer para poner el piéen esas riberas que tantas esperanzas realizan, pero donde también no escasean decepciones. Niñas, no dejéis de pensar en el pueblode Belgrano" [CD, t. I, nº 44, -30/Oct/1864-, 690-1 (Bruno, "La Semana")].

276 “El domingo tuvieron lugar en Belgrano las anunciadas carreras de caballos. Fue un día como para la diversión: mucho viento, mu-chísimo polvo. Siempre veo volver de las carreras á los aficionados calculo todo lo pierden en ropa; la que traen encima queda inútil. Asímismo la fiesta mueve á mucha gente. Desde temprano no había un carruaje ni un caballo de alquiler” [CD, T. I, Nº 45, -06/NOV/1864-, 706-7 (Bruno, "La Semana")].

277 “La policía de Belgrano se está luciendo. Aprenda la de la capital. En aquel pueblo campestre no se puede galopar so pena de no séque castigo pecuniario. Me parece ese mucho adelanto. Belgrano no tiene tanta población como Buenos Aires, las calles suelen estardesocupadas todo el día y desiertas en la noche, pero aquella policía se está entrenando para cuando haya allí tanta población comoaquí. No hay tu tía: en Belgrano es preciso andar derecho ó atenerse á las resultas. El que quiera galopar, que se vaya á la cancha. Los de-más pueblos de la campaña deben seguir el ejemplo: que nadie galope” [CD, t. I, nº 45, -06/Nov/1864-, 706-7 (Bruno, "La Semana")].

278 En otro pasaje se brinda una descripción completa del trayecto: "Oyese el silbato; el tren se pone en camino. Pasa el bosque de sau-ces de la ribera, pasa la Recoleta del opuesto lado, pasa Palermo en ruinas, y el tren sigue, sigue imperturbable, describiendo curvas sua-ves, llevando consigo trescientas ó cuatrocientas personas entregadas á la dirección del maquinista; y sigue, sigue hasta detenerse enBelgrano, el pueblo improvisado que surgió al impulso progresista de la época, y es hoy un Edén, un punto de reunión donde la belleza,la elegancia y la moda tienen sus atractivos. Y el tren sigue por la ribera, describiendo curvas, alzándose ó hundiéndose en el terreno; to-ca en una estación que solo tiene importancia porque le han puesto por nombre -Rivadavia- se detiene en los Olivos, en San Isidro y porfin en el término del viaje de hora y media - en el viejo San Fernando!" [CD, T. I, Nº 10, -06/MAR/1864-, 147 (Bruno, "La Semana")].

de San Fernando era una “verdadera fuente de juventud” y resultaba “mejor que los ungüentosmaravillosos, para refrescar la piel” y “superior al agua Florida, porque tiñe sus facciones con el co-lor de la salud”. Era un ámbito donde la mujeres podían incluso prescindir de los sacrificados corsésporque sus cuerpos “parecen mas sueltos: mas libres en sus movimientos, se ven palpitar sus ner-vios bajo las muselinas blancas” [CD, T. I, Nº3,-17/ENE/1864-, 36 (S. E."Un día en San Fernando")].Para el conjunto de los habitantes de la ciudad, San Fernando de Buena Vista con la llegadadel ferrocarril, se potenció como una de las mejores opciones en el verano, cuando la vida enla ciudad era “fatigosa, abrumadora, enfermiza” y se recomendaba a quienes no lo hubieranconocido aún que “no pueden calcular lo que ignoran de bueno, de delicioso" [CD, T. I,Nº10,-06/MAR/1864-,147 (Bruno,"La Semana")].

2.3. Hacia el Sur

El Ferrocarril del Sud inició sus obras en Plaza Constitución, el 7 de marzo de 1864 y gracias a unritmo sostenido en su tendido, alcanzó en diciembre del año siguiente, Chascomús con cientocuarenta y cuatro kilómetros de trayecto.La articulación con el centro de la ciudad se lograba desde 1853 mediante un sistema de diligen-cias 279, posteriormente complementado con otro ramal ferroviario conocido como el Ferrocarrilde La Boca, que había sido propuesto por William Wheelwright hasta el Puerto de Ensenada, enel marco de un plan para articular puertos de los Océanos Pacífico y Atlántico. El puerto de la En-senada de Barragán era reconocido como el mejor puerto natural del área, lo cual fue ratificadocon el futuro emplazamiento de la ciudad de La Plata. En 1865 dicho ramal habilitó el tráfico has-ta Tres Esquinas 280. Su emplazamiento costero, en terrenos bajos, posibilitó la construcción de unviaducto entre las actuales calles Hipólito Yrigoyen y Garay, pero también sufrió graves perjuiciospor la inclemencia climática 281.

La Boca y Barracas

La Boca y Barracas 282 eran los ámbitos “portuarios” que tenía la ciudad de Buenos Aires en lasmárgenes del Riachuelo 283, donde predominaba la presencia de inmigrantes italianos y vascosrespectivamente. Allí se desarrollaba una profusa actividad comercial 284 e “industrial” para la ex-

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279 “Desde la Plazoleta del Mercado Viejo (Perú y Alsina) partía la línea de diligencias que llegaba hasta Barracas, con intervalos de unahora y cobrando cinco pesos por pasaje” (Puccia, 1998: 39).

280 En la Historia de ferrocarriles de López (1991) podemos apreciar que a fines de 1872 fueron inaugurada la nueva estación terminaly se completó el recorrido hasta Ensenada con las siguientes estaciones: Estación Central (Paseo Colón y Bartolomé Mitre); Venezuela;Casa Amarilla; General Brown; Barraca de Peña; Tres Esquinas, empalme con el Ferrocarril del Sud; Puente de Barracas; Iglesia Bernal;Quilmes; Berazategui; Pereyra y Ensenada.

281 "Todo el terreno bajo entre la ciudad y la Boca estaba bajo el agua, con parte del Ferrocarril de la Boca llevada por el agua [...] Erauna curiosa vista ver las olas pasar raudamente por entre los sauces que están plantados a lo largo de la costa y por un tiempo suspen-der las operaciones de lavado. Muchas casas en el terreno bajo fueron invadidas y las de madera construidas a lo largo de la Boca, so-bre pilares, grandes máquinas para bañarse. Los asientos de hierro ubicados en la costa debajo de los sauces fueron tirados y cubiertospor algas. La tormenta duró dos o tres días" [Hadfield (1868) 1869 : 138].

282 “Los caminos que llegaban a Barracas eran dos. Uno –del que existían referencias en 1735, aproximadamente- venían por la actualcalle Defensa hasta la parte sur del hoy Parque Lezama; de allí (por el oeste hasta el oratorio), juntándose con el otro camino de la En-senada de Barragán y Pampas (sucesivamente calle Larga, Avenida Santa Lucía y Avenida Montes de Oca), única vía por la que se podíallegar normalmente al Riachuelo” (Puccia, 1998 : 36-37).

283 "Aparece adelante un bosque de mástiles [...]. Entonces vemos las casas blancas de la Boca (del Riachuelo), la boca del menciona-do riachuelo. Éste es un Estigio que necesita ser dragado, de 160 pies de ancho, un lento sumidero de barro negro, que muchas vecesse pone rojo por el producto de una docena de Saladeros. [...] La Boca es un suburbio donde trabajan muchos italianos, que se ocupan, _

portación con “los principales saladeros, establecimientos para la matanza de animales, salazónde sus cueros y derretimiento de sus sebos" (Latham, 1867: 8).La gran extensión de Barracas y Saladeros 285 “en lugares que hace unos años no eran más quemarismas pantanosas” impresionó a Thomas José Hutchinson [(1863) 1865 : 28], y a su enten-der, las operaciones allí desarrolladas, junto con la crianza de ovejas, constituían “la fuente prin-cipal de la riqueza del país”. En tanto paisaje le evocó una ilustración del Muelle de Quilp en elcuento de Dickens Old Curiosity Shop. A Benjamín Vicuña Mackenna [(1855) 1936] le sugirió imá-genes como la de los puertos en el Misisipí por su animación mercantil y en los Random Sketches[(1866) 1868] se reseñó que provocaba una primera impresión de pueblo “norteamericano” 286,que se desvanecía rápidamente por “los letreros españoles y los nombres de santos y de héroesitalianos en los barcos”, dejando lugar al mayor de los impactos visuales provocado por los resi-duos de la producción287.En tanto los procesos implicados en el Riachuelo podían llegar a afectar a los habitantes de la ciu-dad 288, la especulación comercial y la falta de controles adecuados empezaron a ser vistos comoun problema sanitario preocupante 289. En 1867, con motivo de la epidemia de cólera de Río deJaneiro, la Municipalidad ordenó visitas domiciliarias de higiene 290. José María Cantilo se asom-braba acerca del Riachuelo "pues a fe que jamás ha estado tan terrible como ahora" [CD, t. IV,nº167 -10/Mar/1867-,180-1 (s/f.,"Crónica")], para añadir un eslabón mas en la larga cadena dereclamos a la Municipalidad291. Fruto de la progresiva asimilación de nuevos conceptos prove-nientes del campo de la higiene pueden apreciarse en la instalación del Hospital Británico292.

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como vemos, de negocios y astilleros. [...] Alrededor de la Boca hay un llano pantanoso donde los aserraderos deben encaramarse enmuelles y pilares; algunas de las construcciones de ayer son de ladrillo, pero las paredes se comban y agrietan. La Boca se conecta conBuenos Aires con una rama del ferrocarril en el viejo buen estilo" [Burton (1868) 1870 :146].

284 "La parte más activa de la ciudad, comercialmente hablando, es junto a la Casa de Aduana y en La Boca, siendo el último el puntode encuentro de barcazas que transportan la producción a los barcos en la rada exterior, como también de pequeños barcos a vaporque van río arriba [...] Se está contemplando profundizar y agrandar el Riachuelo "[Hadfield (1868) 1869 : 105].

285 Desde la época de Rivadavia se había dispuesto el traslado de barracas y saladeros en la margen sur del Riachuelo, conocida comoPartido de Barracas al Sur a partir de 1856 y de Avellaneda desde la Ley 2830 de la Provincia de Buenos Aires en 1904.

286 Para Lina Beck Bernard (1864) “Nada, excepto la lengua, nos recuerda la América española. Se podría decir que uno está en Holan-da por la frescura apacible en el aspecto de sus aguas, de sus prados y sus sombras verdes” (104).

287 “Un horrible olor a sangre y huesos quemados asalta las fosas nasales y la atmósfera es oscurecida todo alrededor por nubes de hu-mo.[...] Estómagos de ganado surgen a la superficie en gran cantidad y en la margen el elemento pútrido está vivo con larvas" (5).

288 "El día de hoy ha venido a poner fin a los sofocantes calores que se sentían, pero ha llovido demasiado, y el Riachuelo, esa reuniónde aguas perfumadas que tenemos hace tantos años, ha inundado la ciudad con sus agradables perfumes" [CD, t. III, nº 124 -13/May/1866-, 305-6 (s/f "La Semana")].

289 José María Cantilo, puso en boca de Don Roque, algunas sugerencias: "Te digo que mandaría todos los días un químico al matade-ro, y añado, y a los mercados de esta culta ciudad, que come y bebe tales cosas como para que un día amanezca el cólera ó su hermanala fiebre amarilla, y haga mesa limpia, único modo por lo visto de que se limpie nuestra ciudad. [...]Pues yo les pediría que me analizasenesa carne negrusca, blanda, filamentosa que nos dan de comer todos los días.[...] Pues de eso se ocupan en toda tierra de garbanzos losconcejos municipales, los cuerpos médicos, la autoridad en suma” [CD, t. III, nº 117 –25/Mar/1866- 193-4 (s/f, "La Semana")].

290 “Ya el 7 de enero de 1830 se había prohibido arrojar al Riachuelo los desperdicios de los animales que se faenaban en los salade-ros. Tres décadas después – el 10 de febrero de 1860- se reiteró la prohibición “por la necesidad urgente de disminuir la putrefacciónde sus aguas”. Las disposiciones no fueron tomadas en cuenta, pero en 1868, la epidemia de cólera que se desató en la ciudad obligóal gobernador Alsina –el 4 de enero de ese año- a prohibir la faenación de animales en los saladeros, conminando a destruir los residuossin arrojarlos al Riachuelo, y mantener las instalaciones en la más absoluta higiene” (Puccia, 1998 : 142).

291 "Al fin alcanzamos los días mas deliciosos del año, los de otoño. En estos días es cuando mas notable se hace el clima de este país.Si hubiera quien nos librase de la tierra que nos envuelve el menor soplo de viento, y quien nos exonerase del ambiente del Riachuelo yde los escapes de gas y de las exhalaciones de los mercados, seria esta ciudad un paraíso, aun cuando siga sin paseos públicos y sin otrasventajas de la civilización, de que tanto carecemos, aguas corrientes inclusive" [CD, t. IV, nº 167, -10/Mar/1867-, 180-1 (s/f, "Crónica")].

292 "El hospital era anteriormente una vieja quinta y está situado de manera hermosa en el extremo este de la ciudad, dando al río, laBoca, Barracas y todo el campo alrededor hasta donde alcanza la vista. Ha sido agrandado mucho, formando los tres lados de un cua-drado, comprendiendo el cuarto una pulcra sala de fiebre."[Hadfield (1868) 1869 : 133].

93

01. « Hemisphere occidental du globe terrestre contenant l'Amérique septentrionale et l'Amérique Mle et parties des terres arctiques et antarctiques subdivisées en leurs régions » [Hemisferio occidental del globo terrestre que contiene Américaseptentrional y meridional y las partes de las tierras articas y antarticas subdivididas en sus regiones].Pierre Moullart-Sanson, 1695. Museo Mitre Nº 86.

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02. “Amérique Méridionale. Pour servir à l´histoire des voyages”[América Meridional. Para servir a la historia de los viajes]. Museo Mitre Nº 23.

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03. Carte du lac de Mexico et de ses environs lors de la conquête des espagnols.Pour servir a l´Histoire Generale des Voyages”[Plano del lago de México y de sus alrededores después de la conquista de los españoles.Para servir a la Historia General de los Viajes]. Museo Mitre, Nº 11.

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06. “Vista de Buenos Aires”. Acuarela de Vingboons, 1628.En: CARRIL, Bonifacio del (1964) Monumenta iconográfica. Buenos Aires: Emecé Editores.

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07. “Demostración de la Ciudad de Bueno Ayres, situada en la costa Occidental del Río de la Plata,según la distribución de tierra que hicieron a sus pobladores…” (según lo establecido en 1608).Manuel Ozores, 1792. Archivo General de la Nación, Nº 11-2-23.

100

08. “Plano de la ciudad y plaza de la S. S. Trinidad Puerto de S. María de Buenos Ayres,situada sobre la costa sur del río de la Plata, 34 grados y 44 minutos de latitud meridional,y en los 318 grados y 48 minutos de longitud según el meridiano de Tenerife,levantado en el mes de enero de 1782”En: DIFRIERI, Horacio (1981) Atlas de Buenos Aires.Buenos Aires: Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

101

09. “Recova Nueva”10. “Recova vieja y Pirámide”11. “Catedral”12. “Cabildo y Policía” Charles Henri Pellegrini, 1829.En: CARRIL, Bonifacio del (1964) Monumenta iconográfica. Buenos Aires: Emecé Editores.

102

13. “Buenos Aires con las vistas principales y la división policial”.Fusoni Hermanos Editores, 1859. Museo Mitre, Nº 586

103

14. 15. 16. Fragmentos de “Buenos Aires con las vistas principales y la división policial”.Fusoni Hermanos Editores, 1859. Museo Mitre, Nº 586

104

17. “Buenos Aires. División Postal”18. “Buenos Aires. División Civil”19. “Buenos Aires. División Policial”Nicolás Grondona, 1870. Museo Mitre Nº 578.

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20. “Plano comercial y estadístico de la ciudad de Buenos Aires”Imprenta “De la Revista”, 1862. Museo Mitre Nº 611

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Aparato erudito

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CARTOGRAFIA

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PILLADO, Antonio (1864). Diccionario de Buenos Aires osea Guía de Forasteros. Buenos Aires: Del Porvenir.

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MEMORIA documentada sobre el proyecto de aguascorrientes. Consideraciones generales, historia, situación(1864) Buenos Aires.

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- (1858) Correspondientes a los años 1856 y 1857.Buenos Aires.- (1859) Correspondiente al año 1858. Buenos Aires.- (1860) Correspondiente a 1859. Buenos Aires.- (1861) Correspondiente al año 1860; contiene ade-más todas las ordenanzas y acuerdos dictados desde elaño 1856. Buenos Aires.- (1862) Correspondiente al año 1861; contiene lasordenanzas y acuerdos dictados ese año. Buenos Aires.- (1863) Correspondiente al año 1862. Buenos Aires.- (1867) Correspondiente al año 1866 y leída en el actode la instalación de la Municipalidad correspondiente a1867. Buenos Aires

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110

ICONOGRAFIAS

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-(c.1832) Vista de Buenos Aires desde la ribera norte.[Oleo sobre tela, 70x96cm.] (En: ANBA, 1984, t. III : 149)-(1832) Vista de Buenos Aires. Iglesia anglicana de SanJuan Bautista (detalle). [Oleo sobre tela] (En: ANBA,1984, t. III : 75)

BLANES, Juan Manuel (1871) Un episodio de la fiebreamarilla en Buenos Aires.

CARLSEN, Rodolfo (1845) Vista de Buenos Aires desde laplaya (ribera norte). [Oleo sobre tela 59,5 x 92,5 cm.] (En:ANBA, 1984, t. III : 213)

CARRIL, Bonifacio del (1964) Monumenta iconográfica.Buenos Aires: Emecé Editores

DULIN, J. D. (c. 1860) Buenos Aires “a vista de pájaro” .[Litografia coloreada]. Buenos Aires: Pelvilain. (En: ANBA,1984, t. III : 388).

ISOLA, Alberico (1844) Plaza de la Victoria, 25 de Mayode 1844 [Litografía coloreada] Buenos Aires: Litografía delas Artes. (En: ANBA, 1984, t. III : 381)

KRETSCHMAR, Eduardo de (1841) Vista panorámica deBuenos Aires, el Coliseo (detalle), Litografía coloreada.

PALLIÈRE, Léon (s/f) Carretas en los suburbios. Óleosobre tela [61 x 75,5 cm.].

-(1865) La tienda. Acuarela

PELLEGRINI, Carlos Enrique (1829) Gran arco de laRecova y templo de San Francisco. [Acuarela sobre papel](En: ANBA, 1984, t. III : 169)

-(1829) La Catedral. [Acuarela sobre papel].-(1830) Buenos Aires, El Fuerte [Litografía] BuenosAires: Bacle y Cía. (En: ANBA, 1984, t. III : 371).-(1841) Iglesia de Santo Domingo, procesión de laVirgen del Rosario (detalle) [Litografía coloreada] (En:ANBA, 1984, t. III : 77)-(1841) Fiestas Mayas [Litografía coloreada] (En:ANBA, 1984, t. III : 380)

PUEYRREDON, Prilidiano (1865) El baño [Óleo sobretela 103x128cm.] (En: ANBA, 1984, t. III : 116)

-(c. 1865) La siesta [Óleo sobre tela 100x123 cm.] (En:ANBA, 1984, t. III : 331)

MOREL, Carlos (s/f) La calle Larga de Barracas. [Óleo

sobre tela, 16 x 55 cm.].

NÖEL, L (1858) Mercado Constitución. [Óleo sobre tela43 x 65cm.] (En: ANBA, 1984, t. III : 265)

SHERIDAN, Henry (c. 1860) Vista de Buenos Aires desdeel sur. Litografía. (En: ANBA, 1984, t. III : 396)

VIDAL, Emeric Essex (1818) Carro aguatero. [Acuarela21,1x28,9 cm.] (En: ANBA, 1984, t. III : 133)

VILLEGAS, A. (1869) El Fuerte de Buenos Aires, en 1829.[Óleo sobre tela 81x110cm.] (En: ANBA, 1984, t. III : 257)

FOTOGRAFIAS

ALBUM FOTOGRAFICO WITCOMB 1870-1880 (c. 1885).Buenos Aires.

FUNDACION ANTORCHAS (2000) Buenos Aires. Ciudady Campaña.1860-1870. Fotografías de Estaban Gonnet,Benito Panunzi y otros. Buenos Aires: Fundación Antorchas.

VIAJEROS

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BURTON, Richard F. 294 (1870). Letters from the battle-fields of Paraguay. London: Tinsley brothers.

CRAWFORD, Robert295 (1884). Across the Pampas andthe Andes. London: Longmans, Green & Co.

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D' ORBIGNY, M. Alcide (1836) Voyage pittoresque ausdeux Ameriques. Paris: L. Tensé.

GALLENGA, A. (1881) South America. London: Chapman.

293 Nació en Prusia en 1807. Se doctoró en medicina pero se dedicó a la zoología, paleontología y geología. Viajó a Brasil en 1850 y alRío de la Plata en 1856. Volvió a Buenos Aires en 1861 donde fijó su residencia. Fue director del Museo de Buenos Aires. Murió en nues-tro país en 1892.

294 Nació en Inglaterra, fue militar, geógrafo y diplomático. Vivió en Brasil durante los primeros años de la guerra y quiso visitar Para-guay. Vino al Río de la Plata en 1868 y pasó por Buenos Aires y las provincias del litoral. Poco después de su visita al Paraguay fue nom-brado cónsul en Damasco.

295 Fue el ingeniero jefe de la expedición enviada para explorar la ruta de un probable ferrocarril trasandino a Chile y levantar los pla-nos respectivos. Salió de Inglaterra en 1871 pero, al no poder desembarcar en Buenos Aires que se hallaba azotada por la fiebre amari-lla, lo hizo en Montevideo. Cuando todo volvió a la normalidad, se trasladó a Buenos Aires para luego dirigirse a Chile cruzando los An-des. Volvió por agua.

296 Nació en Londres en 1852. En 1868, vino a Buenos Aires y se dirigió al interior para dedicarse a la ganadería. A los 30 años, regre-só a su patria. En 1886 entró a formar parte del parlamento inglés. Empezó a realizar descripciones de lo que había visto aquí. A los 83años volvió a Buenos Aires, donde murió en 1936.

297 Fue un naturalista que viajó por la Patagonia en los años 1866, 1867, 1868 y 1869. En Buenos Aires sólo estuvo unos 5 días.

111

HADFIELD, William298 (1869). Brasil and the River Platein 1868, showing the progress of those countries sincethe former visit in 1853. London: Bates, Hendy and Co.

HINCHLIFF, Thomas Woodbine299 (1863). SouthAmerican Sketches; or a Visit to Rio de Janeiro, the OrganMountains, La Plata and the Parana. London: Longman,Green, Longman, Roberts & Green.

HUTCHINSON, Thomas José300 (1865). Buenos Airesand Argentine Gleanings: With extracts from a diary ofSalado Exploration in 1862 and 1863. London: EdwardStanford.

LATHAM, Wilfredo301 (1867). Los Estados del Río de laPlata, su industria y su comercio. Traducción de Luis V.Varela. Buenos Aires: Imprenta de La Tribuna.

MOUSSY, Víctor Martín de302 (1864). Description géo-graphique et statistique de la Conféderation Argentine.París: Firmin Didot frères, fils & Cie.

MULHALL, Marion303 (1881). Between the Amazon andAndes or Ten Years of a Lady's Travels in the Pampas,Gran Chaco, Paraguay, and Matto Grosso. London:Edward Stanford.

PAGE, Thomas Jefferson304 (1859). La Plata, theArgentine Confederation, and Paraguay. Being a narrativeof the exploration of the tributaries of the River La Plataand adjacent countries during the years 1853, '54, '55,and '56, under the orders of the United StatesGovernment. New York: Harpers & Brothers.

RANDOM sketches of Buenos Ayres with explanatorynotes (1868) Edinburgh: William P. Nimmo.

RICKARD, (Mayor) Francisco Ignacio305 (1863).Amining journey across the great Andes; with explora-tions in the silver mining districts of the provinces of SanJuan and Mendoza, and a journey across the Pampas toBuenos Ayres. London: Smith, Elder & Co.

ROSS JOHNSON, H. C. 306 (1868). A long vacation in theArgentine Alps. London: Richard Bentley.

SEYMOUR, Richard Arthur307 (1869). Pioneering in thePampas, or the First Four Years of a settler's Experience inthe La Plata Camps. London: Longman, Green and Co.

SHAW, Arthur E. 308 (1907). Forty Years in the ArgentineRepublic. London: Elkin Mathews.

VICUÑA MACKENNA, Benjamín309 (1936). La Argentina

298 Empresario y viajero. Nació en Inglaterra en 1806. Residió muchos años en Brasil y trató de abrir mercados de esta parte de Améri-ca al capital inglés. Estableció la primera agencia de navegación a vapor hacia América del Sur y vino a Buenos Aires en 1852. En 1863,fundó en Londres "The South American Journal and Brasil and River Plate Mail". Murió en Londres en 1887.

299 Geógrafo y viajero. Nació en Londres en 1825. Estudió artes en la Universidad de Cambridge. Fue miembro de la Real Sociedad deGeografía. Quería comparar los Alpes con los Andes, así, en 1861, se embarcó hacia la Argentina donde su primo Mr. Parish era el cón-sul inglés. Luego volvió a Londres y sólo retornó a Buenos Aires de pasada la década siguiente. Murió en 1882.

300 Médico y viajero. Nació en Irlanda a principios de siglo XIX. Viajó por África. En 1862 se le nombró cónsul en Rosario. Además erarepresentante de agencias comerciales inglesas. Logró interesar al gobierno en la industria algodonera, para lo cual exploró el río Sala-do. En 1864 y 1865 fue cónsul de Uruguay. Fue nombrado miembro honorario de la Sociedad Rural Argentina y de la Sociedad Paleonto-lógica Argentina. En 1871 regresó a Inglaterra y más tarde se le nombró cónsul en Perú. Murió en la década del '80 del siglo diecinueve.

301 Comerciante y hacendado. Era de origen irlandés. Llegó al país en 1843. Representaba a The Provincial Bank of Ireland. Propició lafundación de la Bolsa de Comercio. Estudió los problemas ganaderos y quiso mejorar el caballo nativo. Fue fundador de la "ForeignAmateur Racing Society". También fue presidente del Club de Residentes Extranjeros. Murió en 1877 a los 68 años.

302 Médico, militar, geógrafo, periodista y naturalista. Nació en Francia en 1810. En 1841, viajó a Río de Janeiro, Montevideo y Argen-tina. Volvió a París en 1858 para regresar a nuestro país en 1861. Mitre le encargó hacer un trabajo preparatorio del censo general. Tam-bién fue representante de Argentina en la Exposición Universal de 1867 en París. Murió en 1869.

303 Fue la esposa del periodista Michael George Mulhall a quien acompañaba en sus viajes. Su esposo vino a la Argentina en 1861 pa-ra luego radicarse en Kent en 1878. Más tarde fueron a Roma. Allí fue la primera mujer a quien el Papa le otorgó un permiso especialpara que investigase en la Biblioteca Vaticana. Trabajó en la "Bodleian Library" de Oxford, la Bibliotheque Nationale, de París, y la Bri-tish Museum Library de Londres.

304 Marino norteamericano que llegó a Buenos Aires en 1853. Debía realizar una misión científica en nuestra Mesopotamia, la cual ex-ploró y estudió. Fue amigo de Urquiza. Regresó a su patria en 1856 donde participó de la guerra civil. Luego volvió a Buenos Aires de-sempeñando el puesto de inspector de marina durante la presidencia de Sarmiento. Se marchó a Europa en 1884 donde murió en 1902.

305 Nació en Inglaterra y fue ingeniero y militar. Perteneció a la Sociedad Británica de Antropología, Sociedad de Geología y Real Socie-dad de Geografía. Se radicó temporalmente en Chile después de lo cual pasó a San Juan donde trabajó para Sarmiento. Mitre lo nom-bró inspector general de minas. Fue a Buenos Aires en busca de capital y equipos. En todo momento intentó fomentar la minería de laArgentina, habiendo visitado muchas de sus minas.

306 Nació en Inglaterra y viajó por África, América del Norte, India y Australia. Trabajó como abogado. Al volver a su patria decide en1867 visitar la Argentina. Pasó poco tiempo de los seis meses que estuvo aquí en Buenos Aires. Después regresó a Inglaterra.

307 Viajero y hacendado. Nació en Londres. Vino al Río de la Plata después de la primera mitad de siglo diecinueve. Pasó 5 días en Bue-nos Aires y después se dirigió al interior del país para establecerse y criar ovejas. Estuvo interesado en las costumbres y fauna del lugar.Después de 4 años, en 1868, vuelve a Inglaterra.

308 Ingeniero. Nació en Inglaterra. Estudió en nuestro país y se recibió en 1878. Se dedicó a la instalación de obras ferroviarias. Su preo-cupación mayor fueron los caminos y las obras públicas. Vivió en Rosario después de la Guerra del Paraguay.

309 Nació en 1831 en Santiago de Chile. Fue revolucionario, viajero, historiador, autor de múltiples obras, redactor en jefe de El Mer-curio, senador y diputado en Chile e intendente de Santiago. Murió cerca de Valparaíso en 1886.

112

en el año 1855. Buenos Aires: Edición de la RevistaAmericana de Buenos Aires.

FUENTES GENERALES

ACUERDOS del Extinguido Cabildo de Buenos Aires(1932) Archivo General de la Nación. Buenos Aires: G.Kraft Ltda. S.A.

ALFONSO X, el Sabio [1220-1284]. 1491. Siete partidas.Sevilla : Meinardo Ungut (et) Estanislao Polono [Archivodigital de manuscritos y textos españoles (ADMYTE) Disk1. 1992. Madrid : Biblioteca Nacional de España - QuintoCentenario – Micronite]

HAENKE, Tadeo (1943) Viaje por el Virreinato del Río de laPlata. Buenos Aires: Emecé Editores /Colección Buen Aire/.

HAIGH, Samuel (1920) Bosquejos de Buenos Aires, Chiley Perú. Traducción Carlos A. Aldao. Buenos Aires: Vaccaro.

ORDENANZAS de Su Majestad hechas para los nuevosdescubrimientos, conquistas y pacificaciones - Julio de1573 -Archivo de Indias. Patronato, Estante 1º, Caja 1º-,13/JUL/1573 (Colección de Documentos Inéditos, 142-187)

2. BIBLIOGRAFIA

ARTICULOSCuadernos CRITICA del Instituto de Arte Americano eInvestigaciones Estéticas “Mario José Buschiazzo” de laFacultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de laUniversidad de Buenos Aires.

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BOSELLI, Alberto (y) Graciela RAPONI (1995)“Transformaciones del centro de Buenos Aires en el sigloXIX. Para un Atlas multimedia.” En: Cuaderno Crítica Nº61. Buenos Aires: IAA-FADU-UBA.

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anexos1.Cuadros

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CAMBIO DE NOMBRE DE LAS CALLES

1769

Santo CristoSan MartínSanta TrinidadSan JoséSan PedroSan JuanSan MiguelSan Cosme y San DamiánMonserratSan Pablo

Santa BárbaraBethleemSan FermínSan IsidroConcepciónSan AndrésSan BartoloméRosarioSanto DomingoSan FranciscoSan CarlosCabildoLas TorresPiedadLa MercedSan LucíaSan NicolásSanta TeresaSantiagoSanta CatalinaSanta RosaSanto TomásSanta MaríaSan Gregorio

1829

Reconquista-de la PazUniversidad-Catedral

Del Buen Orden-de las Artes

ComercioEuropa

BibliotecaPotosíVictoriaDe la Plata

CangalloCuyo

Parque

Del Temple

Actual

Balcarce-25 de MayoDefensa-ReconquistaBolivar-San MartínPerú-FloridaChacabuco-MaipúPiedras-EsmeraldaTacuarí -SuipachaBernardo de Irigoyen-Carlos PellegriniLima-CerritoSalta-Libertad

San JuanHumberto ICarlos CalvoEstados UnidosIndependenciaChileMéxicoVenezuelaBelgranoMorenoAlsinaHipólito YrigoyenRivadaviaBartolomé MitrePte. Domingo PerónSarmientoCorrientesLavalleTucumánViamonteCórdobaParaguayCharcasSanta Fe

Sentido Este-Oeste

Sentido Sur-Norte

120

“Eran las tres de la mañana, la luna en menguante ya, iluminaba los techos de la ciudad dormida, la calleestaba solitaria, los faroles de gas, con su luz roja, titilaban, formando desde la esquina del club hasta elRetiro una senda que parecía alumbrada por candilejas”. (López, 1884)

LA REPUBLICA ARGENTINA sus colonias agrícolas, ferro-carriles, navegación, comercio, riqueza territorial,&. &. por la Comisión de Inmigración de Buenos Aires. Buenos Aires: Imprenta del Orden,1866.

LA REPUBLICA ARGENTINA sus colonias agrícolas, ferro-carriles, navegación, comercio, riqueza territorial,&. &. por la Comisión de Inmigración de Buenos Aires. Buenos Aires: Imprenta del Orden,1866.

ALUMBRADO PÚBLICO

Años

1862

1863

1864

1865

Gas

1.476

1.502

1.719

1.722

%

56.63

55.18

57.05

56.25

Aceite

1.130

1.220

1.294

1.339

%

43.36

44.81

42.94

43.74

Total

2.606

2.722

3.013

3.061

ALUMBRADO PRIVADO DE GAS

Años

1858

1859

1860

1861

1862

1863

1864

1865

Casas

1.953

2.387

2.749

2.999

3.349

3.587

3.866

4.082

Luces

8.777

11.046

13.269

15.881

18.117

20.165

22.820

25.188

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EDIFICIOS CONSTRUIDOS Y REFACCIONADOS

Años

1863

1864

1865

Construidos

841

847

652

Refaccionados

414

450

358

Total

1.255

1.297

1.010

121

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INMIGRACIÓN EUROPEA

1858

4.658

1859

4.735

1860

5.656

1861

6.301

1862

6.716

1863

10.408

1864

11.682

1865

11.767

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INMIGRACIÓN EUROPEA SEGÚN NACIONALIDAD

1862

3.082

1.561

919

291

574

140

50

25

--------

74

6.717

%

45.88

23.23

13.68

4.33

8.54

2.08

0.74

0.37

1.10

1863

4.494

2.334

1.377

567

883

527

100

50

--------

76

10.408

%

43.17

22.42

13.23

5.44

8.48

5.06

0.96

0.48

0.73

1864

5.435

2.736

1.586

329

1.015

289

100

51

68

73

11.682

%

46.52

23.42

13.57

2.81

8.68

2.47

0.85

0.43

0.58

0.62

1865

5.001

2.282

1.701

502

1.583

363

100

50

85

100

11.767

%

42.50

19.39

14.45

4.26

13.45

3.08

0.84

0.42

0.72

0.84

Nacionalidades

Italianos

Franceses

Españoles

Suizos

Ingleses

Alemanes

Belgas

Portugueses

N.Americanos

Otros

Totales

122

CENSO NACIONAL 1869 / Ciudad de Buenos Aires

Extensión 2.504 Cuadras (40 Kilómetros)Habitantes 171.404 Individuos (agrupados en 27.985 Familias)Casas 19.309 Viviendas

TIPOLOGIA DE VIVIENDAS PLANTAS

Seccionales de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires utilizadas en el Censo:

Sección 1ª: Rivadavia; Córdoba; Maipú y la parte de la Ribera entre Rivadavia y Córdoba.Sección 2ª: Rivadavia; Independencia; Chacabuco y la Ribera entre Independencia y RivadaviaSección 3ª: Rivadavia; Córdoba; Libertad y Maipú.Sección 4ª: Rivadavia; Independencia; Chacabuco; Salta.Sección 5ª: Rivadavia; Córdoba; Libertad; Garantías.Sección 6ª: Rivadavia; Independencia; Salta; Solis.Sección 7ª: Rivadavia; Córdoba; Garantías; Andes.Sección 8ª: Rivadavia, Independencia; Solis; Pasco.Sección 9ª: Rivadavia; Córdoba; Andes; Bermejo.Sección 10ª: Rivadavia y la línea que corre por las quintas de González, Aldaos Mora;Pasco y la calle que pasa por la estación Almagro.Sección 11ª: Rivadavia; Córdoba; Bermejo; línea Estación Almagro.Sección 12ª: Calles que pasan por la quinta de Frías y de Aldao, hasta Puente Alsinay Paso de Burgos, dirección de la calle Solís y la línea de Almagro hasta Puente Alsina.Sección 13ª: Córdoba y Ribera y línea de Libertad.Sección 14ª: Independencia; Almirante Brown, Chacabuco y Ribera.Sección 15ª: Córdoba y Ribera; Libertad y Bermejo.Sección 16ª: Independencia; Almirante Brown y Caseros; Chacabuco; SaltaSección 17ª: Córdoba y Ribera hasta quinta de Callín, Bermejo; Arroyo Maldonadoen su prolongación hasta el Río y por el norte de la Ribera.Sección 18ª: Salta; Pasco; Independencia y camino del Puente Alsina,terrenos de laMunicipalidad y quinta de Tamini.Sección 19ª: Calle Larga de Barracas; Riachuelo; Caseros, Puente Alsinay camino del Paso de Burgos; terrenos de Llavallol hasta Puente Alsina.Sección 20ª: Barracas y la Ribera, Almirante Brown y el Riachuelo.

Tipo

Azotea

Teja

Madera

Paja

Total

16.688

232

1.514

875

%

86.38

1.19

7.83

4.53

TOTAL

%

una

14.966

217

1.074

875

17.132

88.7%

dos

1.541

15

440

0

1.996

10.3%

tres

181

0

0

0

181

0.9%

124

anexos2.Manual del Río de la Plata de 1863

125

prefacio

En vista de que el presente puede ser llamado el primer libro publicado en inglés en el Nuevo Mundo al Surdel Ecuador, el mejor prefacio al mismo será una historia de su compilación. La idea de reunir un manual, undirectorio y un almanaque en una publicación anual nos parece legítima en una país en ascenso que cambiasu aspecto, de manera sorprendente, de un año al otro. El gran interés demostrado en Inglaterra e Irlanda enrelación a las perspectivas, condiciones y recursos de la Región del Río de la Plata requerían una informaciónmás fresca que la que puede hallarse en Darwen [sic.], Head, Parish y Page. El aislamiento recíprocamente sen-tido por las poblaciones de nuestra ciudad y las del interior del país, ha mantenido a cada una de estas sec-ciones relativamente ignorante de la otra. En conclusión, la necesidad de una publicación en inglés similar alas de Solveyra, Morta, etc. dejaba abierto un campo de literatura efímera que, hasta el momento, no habíasido cultivado.En agosto de 1862 solicitamos a nuestros agentes y corresponsales que nos suministraran información sobretodo tipo de datos que ellos poseyeran de sus respectivos distritos. Así, el Dr. Hutchinson (el viajero de Africa),el Mayor Rickard (Inspector de Minería), el Sr. Perkins (Editor del Ferro-carril), el Dr. Scrivener, el Sr. Puente, elMinistro de Prusia, el Cónsul Americano, el Sr. M´Dougall de Gualeguaychú, el Sr. Myers de Paraná, nos pro-porcionaron detalles muy útiles sobre las provincias de la Argentina. En los partidos1 de Buenos Ayres halla-mos dificultades para recoger la información detallada que sería de desear para un manual; en tanto noshemos visto obligados a contentarnos con informes pobres e imperfectos, no pretendemos que esta secciónsea considerada meritoria por su trabajo y su utilidad general.La descripción de la ciudad procede de nuestra propia pluma pero se encuentra esbozada un poco a la ligera,ya que tanto el espacio como el tiempo con que contábamos eran muy limitados. Las cuestiones misceláneasno están organizadas en un orden estricto, pero resultarán de interés como referencia. Las oficinas públicas ydepartamentos fueron descriptos por el Sr. Kemsley. La lista de residentes extranjeros involucró un trabajoinmenso, aún así, contiene algunos defectos. La necesidad de un buen mapa no podrá ser satisfecha hasta laedición del vol. II (1864).No obstante haber realizado una visita personal a Montevideo, dado que fuimos recibidos allí algo brusca-mente por el ministro británico residente, nos vimos imposibilitados de obtener demasiada información sobrenuestros hermanos anglo-orientales. El Sr. Mc Call nos hizo el enorme favor de proporcionarnos una peque-ña guía del Uruguay publicada en Londres, la cual casi hemos reproducido limitándonos a agregarle largostemas especiales provistos por nuestros corresponsales. Además de ello, el Sr. Kemsley ofrece una reseñanarrativa de su lugar de nacimiento mientras que los Sres. Cranwell y Towers nos han prestado otros servicios.El retraso en la publicación fue imprevisto e inevitable: hemos, incluso, empleado los talleres del Porvenir a finde imprimir nuestros dos mil ejemplares. La demanda resultó tan grande que no podemos menos de compla-cernos con el favor dispensado por el público a nuestro manual. No pedimos para él, ni un sitio en el templode las letras, ni un lugar privilegiado en las librerías de moda. Se trata simplemente de un vademecum, y sisuministra alguna información útil a quienes están establecidos en las orillas del Plata o induce a una docenade nuestros hermanos allende el Atlántico a venir hasta aquí, creeremos haber tenido en debida cuenta el ada-gio italiano que dice que la vida de un hombre carece de sentido a menos que haya tenido un hijo, levanta-do una casa o escrito un libro.Víspera de San Patricio de 1863.

1 Partido: en castellano en el original

126

guía

aBuenos Aires2

cap. I

Vista desde el río, el muelle, Capitán de los Puertos, Cuartos Comerciales

Si el viajero llega a nuestros caminos exteriores al amanecer, después de un viaje agotador de 60 o 70 días,quedará impresionado por la encantadora vista que Buenos Ayres presenta a la distancia. Los graciosos mina-retes, las torres de las iglesias y las centellantes cúpulas le otorgan una apariencia etérea y fantástica a la ciu-dad, la cual, asentada a unos 80 pies sobre la costa oeste del poderoso La Plata, se extiende unas dos millasa lo largo de la orilla y conforma un rectángulo irregular de 500 cuadras o 1800 acres. Con una mayor apro-ximación, pueden distinguirse claramente los edificios públicos levantándose por encima de una multitud deconstrucciones menores. En el centro del cuadro se encuentra la casa de la Aduana, con un muelle que seintroduce unas 600 yardas dentro del río. A la derecha se ven el campanario de La Merced, la Capitanía delPuerto, con un asta de bandera, los palaciegos edificios de D. Felipe Llavallol y D. Juan Anchorena y en el extre-mo de la línea de la playa, la casa de Gas, cerca de la cual están la terminal del Ferrocarril del Norte o SanFernando y una batería de 4 cañones á fleur d´eau3, llamada 11 de Septiembre. En el centro, a la distancia, se observan la torre del reloj del Cabildo, el techo del Teatro Colón y la cúpula deporcelana de la Catedral; mientras que a la izquierda se alzan las torres gemelas de San Francisco y de SantoDomingo, y en una suave elevación, se encuentra San Telmo, el santuario favorito de los marineros, junto alcual hay un hospital y un asilo de dementes. Esta vista está limitada por una franja de costa baja con vegeta-ción exuberante, en el medio de la cual, el arroyo Riachuelo desemboca en el Plata. La localidad es llamada laBoca, allí se congregan todos los barcos de río y ha surgido un pueblo habitado, en su mayoría, por barque-ros italianos.La Falúa, o chalupa de la Capitanía de Puerto, se aproximará al costado de la embarcación a fin de dar el per-miso de desembarco o, en su defecto, para condenar a los pasajeros a cuarentena. En el último caso, nues-tros amigos recién llegados tendrán una oportunidad de visitar el pontón o pasar un par de días en Ensenada.Suponiendo que la salud está comme il faut 4, tomaremos de la mano a nuestro compatriota y, subiendo alballenero de Waterford o McLean, nos dirigiremos al muelle.En los libros de Parish y Head leemos que, antiguamente, los pasajeros desembarcaban en carretas. En rela-ción a esto, los nuevos muelles no han podido solucionar enteramente esta dificultad; porque, cuando el ríoestá muy bajo, la playa se extiende tanto que los botes, exceptuando los de 12 pulgadas de calado, no pue-den alcanzar el muelle de pasajeros que se levanta tierra adentro, alto y seco. Éste fue construido en 1855 porel Señor Taylor y fue costeado por el Gobierno: su largo es de 450 yardas, su ancho de 20 y su altura por sobrela playa es de 8. La madera, es de una especie de pino paraguayo, bastante blanda; la construcción fue unfracaso, el sitio fue mal elegido, el gasto resultó enorme y acabó resultando un mal negocio para el contra-tista. Un cierto número de pequeños botes acompañan cada uno de los cuatro de desembarco y porteadores,comparables a los facchinis5 de Leghorn, con un celo exagerado, hormiguean alrededor de los inmigrantespara llevar su equipaje, nolens volens.6Siendo el muelle un fracaso, económicamente hablando, fue convertido en un paseo, así se encuentran asien-tos a cada lado, donde se puede disfrutar de la fresca brisa de la tarde. No obstante, las damas se resisten a

2 El original de la presente traducción no cuenta con notas a pie de página, de esta manera, las que siguen han sido agregadas por lastraductoras. De la misma manera, los “sic” que se halla a continuación de algunas palabras de esta traducción han sido, también, incor-porados por las mismas. Por el contrario, algunas acotaciones del original han sido indicadas por el autor con paréntesis mientras queotras lo han sido con corchetes. En este texto se ha optado por seguir al original fielmente en este punto.

3 En francés en el original: a ras del agua

4 En francés en el original: tal como debe ser.

5 En italiano en el original. Hace referencia a los porteadores que cumplían un rol similar en el puerto de Leghorn (Livorno, Italia) en la época.

6 En latín en el original: quierase o no.

127

frecuentar la escena debido a la reiterada mala conducta de los pilluelos7, los cuales, entre las sinuosidadesde la parte inferior de la estructura, corren baquetas8 con policías armados produciéndose corridas en el lugar.Al pie del muelle hay dos garitas donde los baúles y otros equipajes son examinados por los oficiales de adua-na, aquellas asemejan casas de té chinas y, aún cuando son de madera, costaron 1000£. El proceso de con-trol no es muy estricto, dado que el servicio Civil de Buenos Ayres es, generalmente, más cortés y lento queen Europa.Ya habiendo arribado a terra firma9, le recordamos al viajero que Buenos Ayres está a unas 6.828 millas dedistancia de Londres y a 150 de Montevideo, a 34,29 Latitud Sud y 59,12 Longitud Oeste.El Paseo Julio se extiende desde la casa de la Aduana, a lo largo de la costa, en sentido norte, y es llamado elWapping10 de Buenos Ayres, por la multitud de marineros de todas las naciones que van y vienen por allí. Lacasa del Señor Llavallol llama la atención pues está construida en estilo italiano, en la esquina de la calleCuyo11, y tiene una vista que domina buena parte del puerto; se dice que ha costado alrededor de 25.000£y su dueño es un importante comerciante español y un notable de la ciudad. El piso de abajo se alquila paraoficinas, de esta manera, se localiza allí la conocida agencia de barcos de vapor del Señor Dowse, la referen-cia a sus líneas de Paquetes12 se encontrará en otra sección.En la esquina de la calle Corrientes13 encontramos el espléndido edificio del Señor Anchorena, de quien sedice que es el propietario de casas más importante de América del Sur. La misma se asemeja a la anterior y esigualmente espaciosa. En la vecindad hay algunas fundiciones de merecida reputación: La Argentina pertene-ce al Señor Carulla, un inteligente español, cuyo hijo ha estudiado ciencia mecánica con alguna distinción enManchester; aquí se realizaron algunos trabajos para la Compañía minera de San Juan. Los Señores Saundersy Keyser son los preferidos por sus compatriotas como constructores de barcos y han proporcionado, también,maquinaria para nuestras obras públicas.El murallón, el cual sirve de rompe-olas, termina en un punto llamado Bajo de Catalinas: existe el proyecto deconstruir aquí barracas y una dársena, dado que las naves pasan cerca, por lo que puede que resulte ventajo-so trasladar los muelles a este sitio. La Tormenta de Santa Rosa de 1861 destruyó parte de la baranda de la,antaño atractiva, Alameda, que Rosas tenía intención de prolongar hasta Palermo, pero la cual se ha dejadodeteriorar hasta llegar a un estado ruinoso.La Capitanía del Puerto cuenta con su casa de guardia, de su oficina de correos, de sus necesarios escritoriosllenos de empleados semi-navales y del lóbrego agregado de un agujero negro. Este es un lugar peligroso parael capitán de barco desatento que, incautamente, salga a pasear y galope por allí, dado que el centinela tieneel mal hábito de usar su bayoneta y, a veces, hemos visto al jinete golpeado y al caballo muerto, antes que eltransgresor haya comprendido cuál fue su falta. El asta de la bandera es utilizada para hacer señales a las navesy este departamento tiene el control absoluto de todo lo referido a evitar que personas indeseables o moro-sas desembarquen o embarquen.Los almacenes de los Señores Mahan y Rivers, abastecedores de buques, son el centro de recalada favoritopara capitanes y tripulaciones, los cuales siempre están a la búsqueda de comercios con productos para bar-cos y de noticias. Los Cuartos Comerciales, pertenecientes al Señor Maxwell, están provistos de inigualablestelescopios y de una variada provisión de periódicos ingleses, americanos, franceses, alemanes y locales. En lasiguiente cuadra, encontramos el café Amistad, muy conocido en el Río de la Plata: este lugar se llena cada

7 La palabra utilizada por Mulhall es “gamins” que refiere a un niño descuidado [por los suyos] cuyo único hogar es la calle. [NUTALL´SStandard Dictionary of the English Language, Revised, extended and improved throughout by the Rev. James Wood. London, FrederickWarne and Co., 1911. p. 309]

8 La corrida de baquetas era un castigo medieval en el que se hacía avanzar al castigado entre dos filas de soldados que lo azotaban convaras o baquetas

9 En latín en el original: tierra firme.

10 Wapping: área en la zona este de Londres donde se editaba la mayor parte de los periódicos nacionales británicos.

11 Actual calle Sarmiento. Cutolo en su Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres [CUTOLO, Buenos Aires: historia de sus callesy sus nombres,T. II, 1135] refiere que se llamó Cuyo desde 1822, cuando Bernardino Rivadavia le asignó dicho nombre, hasta 1911, en quese le dio el de Sarmiento por hallarse en dicha vía la casa que el mismo ocupó en Buenos Aires (actual Casa de San Juan en esta ciudad).CUTOLO, Vicente Osvaldo. Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres. Buenos Aires, Elche, 1988. 2ts, 1359 p

12 Paquete: un velero que comercia regularmente por una ruta llevando correo, bienes y pasajeros. [NUTALL´S Standard Dictionary ofthe English Language, p. 480]

13 Esta calle conserva el mismo nombre en la actualidad, recibió ese nombre en 1822. [CUTOLO, Buenos Aires: historia de sus calles ysus nombres, T. I, p. 310]

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tarde y la clientela14 de la casa fue recientemente vendida por 5.000£.La playa está constantemente ocupada por una tribu de lavanderas negras, las que friegan durante el calordel día hasta que la cercanía de la tarde trae una hueste de pescadores, algunos de éstos pescan con cañasdesde el muelle, mientras que otros, a caballo, arrastran sus redes hasta una buena distancia y regresan car-gados con su botín piscatorio15.

cap. II

Calle Mayo16, Iglesia Inglesa, casas de huéspedes, etc.

La primera calle paralela a la playa es la calle Mayo y es aquí donde los visitantes ingleses suelen establecersus cuarteles generales. Dado que está a una corta distancia del Consulado, del muelle, de las iglesias protes-tantes, de la oficina de paquetes y de la Plaza, nos alojaremos en una de las casas de huéspedes de esta calle.Los hoteles son más caros y menos convenientes dado que (por regla general) no se habla inglés. Si el viaje-ro tiene intenciones de quedarse por poco tiempo le aconsejaríamos que se hospede en el Nº 54, de la SeñoraKnox, o en el Nº 168, de la Señora Bradley, donde se provee de cama y comida y se brinda todo tipo de aten-ciones por 25$ [4 chelines] por día. El desayuno y la cena son servidos en table d´hote, [sic] y el té (descono-cido en los hoteles) completa el encanto de las reminiscencias hogareñas. Si el viajero piensa quedarse por mástiempo, le conviene tomar un departamento amueblado en alguna de las siguientes casas, donde la renta varíade 250$ a 800$ por mes, según el alojamiento requerido: la señora Griffin Nº 5, la Señora Heath Nº 7, la seño-ra Flynn Nº 9, la señora Smyth Nº 54, madame Nestier, peluquera francesa, Nº 64, la señora Whittaker Nº 59.La última es la que está más de moda. Aquí la oficina de paquetes del Correo británico está a cargo del efi-ciente agente Sr. Robinson.La iglesia inglesa se encuentra cerca de la esquina con la calle Cuyo y es un edificio prolijo y cómodo que con-tiene 500 bancos. El sitio fue donado por Rivadavia en 1828 y, desde ese momento, el Gobierno inglés hamantenido aquí un capellán residente. El clérigo actual es el Reverendo J. Chubb Ford; el servicio religioso tienelugar todos los domingos a las 11 a.m. y a las 7 p.m. Dos bancos, marcados A y B, están reservados para loscapitanes de barcos. La escuela parroquial inglesa está a su lado y comprende dos aulas para niños y niñas;está a cargo del capellán y cuenta, generalmente, con 30 alumnos que pagan una pequeña suma para lamanutención de la maestra (la Señora Fitzpatrick).El Consulado Británico se halla detrás de la iglesia, con entrada por la calle Cuyo Nº 28. Quienes tengan inten-ciones de establecerse en Buenos Ayres harían bien en registrarse en los libros del Consulado a fin de evitarser confundidos, en tiempos de guerra, con nativos, como le ocurrió en 1861 al pobre Flanagan, un irlandésque se había tornado tan porteño que, ni el Cónsul ni las autoridades locales, hubiesen creído que él habíavenido de Cork en 1842. Las tarifas de este departamento burocrático son exorbitantes, pero inevitables. Elcorreo, conectado a él, es muy cómodo para el despacho de cartas, pero se les imponen objeciones a las per-sonas con una residencia fija aquí, en cuanto a recibir correspondencia proveniente de Inglaterra. El Cónsul esjefe de correos y un reloj de Oficina Postal ha sido colocado en el jardín. El Hospital Británico, el Cricket Cluby muchas otras instituciones británicas están más o menos relacionados con este rendez-vous17 nacional, y amenudo volveremos a visitar la calle Cuyo 28 antes de dejar la ciudad. La iglesia americana [metodista] está a media cuadra de la calle Mayo, enfrentando la pared lateral de la igle-sia de La Merced. Es muy frecuentada tanto por disidentes ingleses como por residentes americanos, y se diceque su ministro, el Reverendo Señor Goodfellow, es un buen predicador. El servicio religioso es a la misma horaque el de la iglesia inglesa y a la escuela dominical asiste una gran cantidad de niños.

14 Si bien se optó aquí por la traducción literal del original, conviene aclarar que se refiere a la venta del fondo de comercio del nego-cio.

15 Piscatorio: relativo a la pesca

16 Se trata de la actual 25 de Mayo. Cutolo, en su Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres, dice: “En la época de Rosas, el jefede Policía, don Juan Moreno por orden del gobernador dispuso el 9 de octubre de 1848 que [la calle por entonces llamada 25 deMayo] en adelante fuese conocida con el nombre de calle “Mayo”” [T. II, p. 1247]

17 En francés en el original: lugar de encuentro.

cap. III

Plaza Victoria

Éste es el único centro de atracción de Buenos Ayres: es la parte más vieja de la ciudad y todos los edificiosmás importantes se encuentran en su inmediata vecindad. El área es de alrededor de 21.000 yardas cuadra-das, un décimo del Stephen´s Green de Dublin o de la Place Bellecour de Lyons. En el centro hay un eleganteobelisco, de unos 40 pies de altura, sobre el cual se halla la estatua de la Libertad republicana; exhibe la ins-cripción “25 de Mayo de 1810” en conmemoración de la revolución en esta capital, la cual puede ser consi-derada el nacimiento de la Independencia Sudamericana. El monumento es blanqueado cada año, como pre-paración para su iluminación en el aniversario nacional y existe la propuesta de recubrirlo con mármol. Si bienen la ilustración de Parish18 se ven carretas de bueyes cruzando la Plaza, ahora ésta se encuentra cercada, pro-lijamente plantada y provista de asientos de mármol. Aquí la banda toca en las tardes de verano y los propie-tarios de negocios y grisettes19 disfrutan del paseo, que es considerado mauvais ton20. En invierno y dada lainexistencia de un camino diagonal la plaza se torna, después de cada lluvia, un pantano infranqueable. Lasrevistas militares tienen lugar en esta limitada superficie, las tropas de línea y guardias nacionales desfilan fren-te al cuartel de policía en un número que llega a las 6 ó 7 mil bayonetas.La Catedral, situada en el lado norte, con su pórtico de 12 columnas, presenta un aspecto imponente y dimen-siones espaciosas. Fue comenzada por los jesuitas en 1621 y en la actualidad está siendo decorado su exte-rior, dado que permaneció sin terminar durante las guerras civiles de los últimos 50 años. Su largo es de 240pies y su ancho máximo de 70. La nave presenta una vista21 brillante en las fiestas públicas, cuando se le cuel-gan trofeos españoles y brasileños. El altar mayor se encuentra casi debajo del domo que, incluyendo la cupo-la22, se alza a una altura de 130 pies. Hay 12 pequeñas capillas en las naves laterales, no obstante, no pose-en ningún mérito artístico. La sacristía y el baptisterio están a la derecha del coro; allí se exhiben algunas pin-turas antiguas (que, según se dice, son valiosas) y se cuenta que un francés que se había llevado una paracopiar, partió con el original, dejando la suya en su lugar. En el lado opuesto se encuentran las salas dedica-das al uso del Capítulo y existe aquí una buena colección de retratos de todos los prelados de la diócesis, desdeel Doctor Carranza hasta el difunto Doctor Medrano, los cuales suman 18 en total. Cuatro de ellos fueron nati-vos de Buenos Ayres, incluyendo a los dos hermanos Arregui. Cinco nunca se hicieron cargo de la sede y seisfueron destituidos o murieron en el extranjero. El actual dignatario, el Doctor Escalada, es el primer Obispotitular de Buenos Ayres.El Palacio Episcopal, a la derecha de la catedral, es una construcción reciente y fue entregada por la Provinciaal obispo, en mayo de 1862. El sitio, la construcción y la terminación del edificio no son superados por nin-gún otro de la ciudad; los trabajos habían quedado interrumpidos en cierto momento debido a una disputaentre el clero y los Francmasones.El techo de tejas de la esquina hiere la vista en medio del panorama, se trata de una de las casas más viejasde Buenos Ayres. Aquí está la oficina de impresión de la Revista pero, como nadie puede arrogarse el dere-cho al terreno, existe poca esperanza de verla reconstruida. El pavimento desde este cruce hasta la calleRivadavia23 es único, está hecho de piedra cortada proveniente de la isla Martín García; existe un proyecto depavimentar las otras calles de la misma manera lo que, al igual que el suministro de agua, es muy necesario.Seguramente, con el paso del tiempo, esto ocurrirá. El Teatro Colón, llamado así por Colón, ocupa el ángulo noreste enfrentado a la plaza y es la mejor obra dearquitectura moderna de la que podemos jactarnos: la doble fila de balcones aligera el aspecto pesado de susólida forma cuadrilateral y, aunque menos ligero que el Solís, en Montevideo, lo supera en tamaño y situa-ción. Fue construido en 1856 por una Compañía de acciones en común, que subastó una porción de la subes-

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18 PARISH, Woodbine. Buenos Ayres and the provinces of the Río de la Plata, their present state, trade and debt, with some accountfrom original documents of the progress of geographical discovery in those parts of South America during the last sixty years. London,J. Murray, 1838. XXVIII. 415 p. lam., mapa (pleg.)

19 En francés en el original: modistillas.

20 En francés en el original: de mal gusto.

21 Se emplea ese mismo término en el original.

22 En italiano en el original.

23 Esta avenida recibió la designación de “Rivadavia” en 1857, ha conservado la misma hasta el presente. [Cutolo, Vicente O. BuenosAires: historia de sus calles y sus nombres T. II, p. 1034 a 1037]

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tructura que ahora se usa como oficinas. Fue una especulación que dio pérdidas y ya ha cambiado de dueñomás de una vez. El Señor George Temperley, sastre mercante, es dueño de gran parte de las acciones; el geren-te es D. Victor Belaustegui. No ha sido equipado con suficiente consideración por la acústica, por lo que la vozse pierde en los compartimentos más alejados. La escenografía y el escenario son muy buenos, como tambiénlo es la iluminación de la casa, a gas. El teatro tiene una capacidad de 1700 personas: la platea (solamentepara hombres) es de 500: - la Cazuela (solamente para mujeres) de 300: - el gallinero (sólo para hombres) de300; - palcos y asientos en palcos (para ambos sexos) de 600. Tiene además una espléndida suite de salonesadecuados para bailes de disfraces, etc. en cuyas ocasiones son vendidas, con frecuencia, 4000 entradas. Laópera italiana y el drama español son representados por artistas tolerables en dos o tres funciones a la sema-na. La entrada vale 10$, además de lo cual se debe pagar por el asiento, a menos que sea con “los Dioses”,dado que el Paraiso es gratuito. En la ópera, generalmente, el precio se duplica. Funciones, invierno 7 ? vera-no 8 ? p.m. Desde el techo se obtiene la mejor vista del Río de la Plata, incluidos toda la ciudad y sus subur-bios a vol d´oiseau24. A veces, la costa de la Banda Oriental resulta visible, con el pueblo de Colonia y el Cerrode San Juan, pero esto es un augurio de mal tiempo. El techo de hierro es una obra maestra en su tipo y fuerealizado y colocado por nuestro valioso compatriota el Señor Turner, de la fundición de la calle Pembroke,Dublin. El arquitecto del Teatro fue Sig. Carlo Pellegrini. El costo fue de unas 40.000£.La Recoba [sic] Vieja conforma el lado este de la Plaza Victoria, separándola de la Plaza 25 de Mayo. Consistede un grupo de pequeños negocios pertenecientes a la rica familia Anchorena, que se niega a desprendersede esta antigua reliquia cuya remoción mejoraría la ciudad extendiendo la Plaza hasta la ribera del río. El arcodel triunfo es una invención poco convincente de ladrillo, abierta por lo alto, extremadamente fea y solamen-te útil para iluminación, como enorme poste de luz. La oficina de cambio de dinero del Señor Weston está enla mitad más baja de la recova, y los extranjeros descubrirán que éste es el lugar más seguro para cambiarmoneda europea y comprar papel moneda. El Señor W. también tiene una agencia para casas, tierras y gana-do, en función de esto, es bueno estar en relación con él.La Biblioteca Británica está ubicada en la Recoba Nueva que enfrenta a la catedral. Fue fundada hace unos 40años y contiene alrededor de 1600 obras de literatura general, además, cuenta con un salón de lectura pro-visto con los diarios ingleses y locales más importantes, también con una sala de reuniones y un salón parajugar ajedrez, damas, fumar, etc. El genius loci 25 es el Señor Duffy, un viejo residente irlandés, quien sientemucho placer en mostrar los tesoros de los cuales él es guardián. La subscripción, tanto para la biblioteca (dela cual se pueden retirar libros en préstamo) como para el salón de lectura, es de 200$ por año. El instituto esun tradicional núcleo de fraternidades inglesas: así la Asociación Providente de Empleados Ingleses se encuen-tra aquí y, ocasionalmente, el Club Glee26 ofrece una soirée. La primera, fundada básicamente por el SeñorWells, data de Septiembre de 1861 y está constituida por 52 accionistas que pagan, mensualmente, 50$ poracción al fondo común; los dividendos del año pasado redituaron el 10 por ciento del capital. El Club Glee esuna sociedad privada de melómanos, quienes como su nombre indica, cantan en coros, en ellos lo hacen conbuen gusto pero, en los solos, obtienen con esfuerzo un pobre resultado; el Señor Marshall es su líder. Labiblioteca está abierta todos los días de semana, desde las 9 a.m. a las 10 p.m. Hay un catálogo manuscritosobre la mesa pero tenemos intención de publicar, a la brevedad, uno impreso. Los fondos son escasos habien-do, tan solo, 140 subscriptores. La entrada está en la calle Defensa Nº 5.En la Recoba Nueva se encuentran varios negocios, incluyendo la agencia de remates del Señor King y la fábri-ca de calzado del Señor Diaz, que provee a la mayoria de las provincias del norte con Bluchers27,Wellingtons28, etc. Hay allí, en el piso superior, un hotel y estudio fotográficos nuevos, al parecer asociados,y en el subsuelo, un salón de espectáculos eróticos llamado Salón de Recreo29, famoso por sus imágenes extra-ñas y citas amatorias. En la esquina de la calle Bolivar, hay una oficina que sirve al doble propósito de paradade coches de alquiler y agencia del diario Reforma. Coches de alquiler a 25$ la hora. Reforma a 30$ por mes.Hemos llegado ahora al Cabildo o Palais de Justice, construido por los españoles en 1711. Los alcaldes esta-ban anteriormente adjuntos a este establecimiento y sus mazas son todavía conservadas en el Museo. Los prin-

24 En francés en el original: a vuelo de pájaro.

25 En latín en el original: espíritu del lugar.

26 Glee: composición para tres o más voces en dos o más movimientos. [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p. 318]

27 Blucher: un tipo de media bota, llamada así por Marshall Blücher. [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p. 76]

28 Wellington: una bota de caña alta (Duque de Wellington) . [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p. 751]

29 En castellano en el original.

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cipales juicios tienen lugar en la parte superior y abajo hay una inmunda prisión custodiada por algunos sol-dados mestizos. El departamento del sereno, o guardia nocturna, está en esta galería y una multitud de muje-res de color y vagos merodean durante el día. Las oficinas de los abogados o notarios están muy cerca y losremates judiciales, a veces, se realizan por la noche en estrecha vecindad con el crimen y la suciedad. Despuésde las 11 p.m. nadie puede pasar por debajo de esta recova.El reloj de ciudad, en la torre del Cabildo, fue colocado en 1861 por los Señores M. Jaeggli y Diavet, de la callePerú30 Nº 3, agentes éstos, de Roskell de Liverpool. El reloj anterior era muy inexacto pues, siendo las pesasde arena, presentaba variaciones según las condiciones atmosféricas; el actual se encuentra iluminado por lanoche y es muy puntual; su costo fue de 500£ y es digno de ser visto. Recientemente se ha colocado un para-rrayos dado que el año pasado el fluido eléctrico le dio a la torre, borrando las letras JUS de su nombre dorado.La Policía, con el letrero de un gallo y un ojo nebuloso, es nuestro Hotel de Ville31, los pisos más altos le estánasignados a la Municipalidad, la parte de atrás a vagabundos y ofensores menores y la planta baja al jefe dePolicía y sus satélites. Un policía, armado con bayoneta y en actitud de guardia, custodia el lugar. Esta oficinatiene un poder absoluto y puede expedir una orden de arresto sin que medie ninguna otra formalidad. Los pri-sioneros son, a veces, colocados en confinamiento solitario o, también, pueden ser puestos a barrer las calles.El extranjero debe tener cuidado de no galopar en una calle pavimentada, ni de cruzarse con una procesiónreligiosa con el sombrero puesto, ambas cosas son penadas con multas.Completando nuestro tour de la Plaza Victoria, la casa de Zimmermann Fair, una de las más respetadas pornuestra comunidad extranjera, es el Consulado de Bremen. En el cruce de las calles San Martin32 y Rivadaviase puede ver la piedra fundamental de Buenos Ayres, colocada allí por Pedro Mendoza en 1535 [sic]. Éstacasi fue destruida por una carreta de agua el año pasado, esto motivó que el anticuario Señor Cazon la recu-briera con metal.

cap. IV

Club Extranjero, Bancos, Cambio

La librería inglesa de los Mackerns, (calle San Martin Nº 24) es el rendez-vous33 favorito de los recién llegadospues se puede hacer allí cualquier averiguación, esto es así porque los dueños son muy serviciales y, por haberresidido aquí por muchos años, conocen todo y a todos. Mapas, libros, papelería, etc. están en la lista de suvalioso surtido.Unas pocas puertas más adelante, en el Nº 44 está el Club Extranjero, en él, los visitantes pueden ser presen-tados por un miembro. El Club posee una elegante suite de salones de lectura, equipados con periódicos loca-les y europeos en diversas lenguas; cuenta también con salón de billar, bar, cuisine34 y otras comodidades. Lamayor parte de los extranjeros frecuentan este lugar, en el cual no es admitido ningún nativo. El sitio fue ante-riormente el Hotel de Faunch (ahora obsoleto) y en 1841 se fundó el Club. El Comité es elegido anualmentey consta de 11 socios. La cuota mensual es de 50$. La admisión tiene un valor de 1000$ y su Director es elSeñor Richard Price Junior. Ver Instituciones públicas, página 159.35

En la siguiente cuadra, en el Nº 31, está el Banco Provincial o Estatal [ver página 15936], pero, en tanto la Casade la Moneda sólo da billetes nuevos a cambio de los viejos, los extranjeros no necesitan pedir moneda a cam-bio de sus billetes. El Banco de Londres y el Río de la Plata se halla a una cuadra de distancia, en la callePiedad37 Nº 85; está en operaciones desde hace sólo unos meses, pero dado que cada Paquete38 le reporta

30 Esta calle fue designada así en 1822, perdió ese nombre durante la época de Rosas y lo recuperó en 1857 (conservándolo hasta elpresente) [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres T. II, p. 944 - 945]

31 En francés en el original: municipalidad.

32 Esta vía recibió la designación de “San Martín” (la cual conserva hasta la actualidad) en la época de Rosas, más precisamente, en1848 [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres T. II, p. 1114]

33 En francés en el original: lugar de encuentro.

34 En francés en el original: cocina.

35 Aquí nos hemos limitado a transcribir una referencia que, en la obra original, refiere a otra sección del libro.

36 Nuevamente, nos hemos limitado aquí a transcribir una referencia que, en la obra original, refiere a otra sección del libro.

37 Se trata de la actual Bartolomé Mitre. Cutolo, en su Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres, dice que esta calle recibió ese_

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gran beneficio, el mismo está creciendo en el negocio bajo la juiciosa conducción del Director J. H. GreenEsq.39 y del Director Residente Don Norberto Riestra. El edificio es elegante y está bien situado; en la plantabaja encontramos la Casa Hibernian40, perteneciente al Señor Fallon.Volviendo a la calle San Martín, pasamos por la oficina de los Señores Peto Betts, enfrente de la cual seencuentra la casa del General Pacheco, construida por Rosas en estilo italiano. En la esquina se halla una viejacasa, anteriormente usada por La Bolsa, que todavía ostenta el nombre “Bolsa de Comercio”. Del otro lado,El café Catalán es famoso entre los de su tipo.La Bolsa o Bolsa [Nº 100] tiene un lindo frente griego con baranda a la calle. Fue inaugurada en enero de 1862,habiendo costado alrededor de 10.000£: los arquitectos fueron Hunt y Schroeder. El hall está techado convidrio y resulta bastante estrecho para el número de comerciantes y agentes de bolsa que, alrededor de la 1p.m., se congregan allí. Las oficinas resultan convenientes y están bien arregladas. Arriba hay un elegantesalón de lectura, iluminado por 3 ventanas que miran a la calle. Su Director, el Señor Rom, es un inteligentecaballero, muy conectado con la prensa. El Presidente es el Señor Casares y es Tesorero el Señor Vignal. Sólose admite a los socios, el ingreso tiene un costo de 500$ y la cuota mensual es de 50$.La residencia del Presidente Mitre es una construcción modesta [144], sólo distinguible por el ordenanza queguarda su puerta. Ocasionalmente, se ofrecen fiestas vespertinas, en las cuales los extranjeros invitados sonmuy bienvenidos y el ilustre ciudadano y escritor aparece en famille41. Se puede conseguir una presentaciónpor intermedio del Ministro, el Cónsul o cualquier otro hombre público, extranjero o nativo.El Consulado Americano está en el Nº 172. El Señor Hinton Rowan Helper es el autor de “La Crisis Inminente”,que causó tanta sensación al momento del estallido de la guerra americana. Su Ministro, el Honorable SeñorKirk, vive en lo de la Señora Stafford en el Nº 194 y es aquí donde generalmente se hospeda el almiranteinglés, dado que es ésta una de las mejores casas de huéspedes de la ciudad.El Banco Mauá está ubicado en el 101 de la calle Cangallo42, entre San Martín y Florida43, la fachada es orna-mental y el interior espacioso; las oficinas ocupan la parte más baja, abriéndose a un patio bordeado por pila-res de mármol que sostienen los altos o residencia privada. El gerente es Wm. Leslie Esq., quien eficientementedirige los muchos negocios de la firma, cuyo director es el gran capitalista brasileño Barón Mauá. La casa cen-tral está en Río de Janeiro, cuenta con sucursales en Londres, Montevideo y en los principales puertos argen-tinos y brasileños, además de tener representantes en todas las grandes capitales de Europa. Esta firma comen-zó con sus negocios aquí en 1859 y en la actualidad se encarga de las transacciones bancarias del GobiernoNacional. Su capital es de 400.000£ y los billetes de la sucursal son convertibles aquí; es oficina de transfe-rencia para la Compañía Minera de San Juan y mantiene una gran conexión con las Provincias.El Banco Nacional de Irlanda tiene dos agencias: la del comerciante T. B. Hall Esq., en la calle San Martín 66,y la de los agentes de cambio Sres Wanklyn y Cía, junto a la Bolsa. La última es la casa bancaria privada másimportante de la ciudad.El Banco Provincial de Irlanda está representado por Austin Latham Esq. cuyo agente es el Señor H. N. Hart,en San Martín Nº 33, un bien conocido corredor de dinero. Estas agencias fueron establecidas unos pocosmeses atrás, para satisfacer las necesidades de los criadores de ovejas irlandeses de esta provincia, sus notaspueden convertirse en efectivo en cualquier pueblo de Irlanda con mercado. Ellos hacen muy buen negocio,principalmente en giros bancarios, cuando se envía dinero para el pago del pasaje de los amigos pobres denuestros ricos estancieros.

_nombre antes de las Invasiones Inglesas y, luego, lo recuperó en 1822. Esto hasta que, a comienzos del siglo XX, recibió su nombreactual [T. II, p. 803].

38 Ver nota anterior sobre el punto.

39 Esquire: Título que era asignado a un hombre de negocios (lo que se extendió a las personas en general) como expresión de respetoutilizada, por ejemplo, al dirigírsele una carta. Antiguamente se trataba de un título honorífico que estaba inmediatamente por debajodel de caballero. [Cfr. [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p. 256]

40 Hibernian: perteneciente a Hibernia, hoy Irlanda. [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p 343]

41 En francés en el original: en familia.

42 Esta vía recibió el nombre de Cangallo en 1822, conservándolo hasta el año 1984, cuando se le dió su designación actual: PresidenteJuan Domingo Perón. [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres T. II, p. 943-944]

43 Vicente Cutolo menciona que fue en el año 1821 en que esta calle recibió “su título casi definitivo” dado que se la llamó entonces“de la Florida”. En la época de Rosas se la pasó a designar “Perú” o “del Perú” y en 1857 se le restituyó el de “Florida”, esta vez sin el“de la”. [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres T. I, p. 471]

Existen muchas Agencias de Seguro inglesas, como se verá en nuestra sección de publicidad. Hay, también, unaLogia Francmasónica Inglesa que se reúne en el Hotel Provence: el Gran Maestro es el Reverendo J. C. Ford.

La ciudad ostenta un cierto número de Hoteles, adjuntamos una lista de los más respetables:La Paz, Reconquista44 76, estilo americano.Louvre, calle Cuyo 65, de moda, se habla inglésRoma, calle San Martín 124, buena cuisine, italiano.Provence, calle Cangallo 25, prolijo y atento, francés.Globo, calle Mayo 38, barato (en peligro de derrumbe), español.Commerce, calle Mayo 43, de segunda clase, francés.Europe, calle Mayo 53, barato, no malo, alemánVictoria, calle San Martín 105, cómodo, irlandésParís, calle Mayo 45, espacioso, no cortés, francés.Plata, calle Florida 104, nuevo y bien situado, italiano.

Además de los arriba mencionados hay algunas posadas de menor reputación que son muy convenientes parainmigrantes de una clase más modesta a quienes advertimos seriamente de la dudosa hospitalidad del Asilode Inmigrantes.PensionesEckell´s, calle Mayo 53, alemánWiblishauser, calle México45 72, alemánFlambeau, calle Chacabuco46 105, francésMc. Govern, calle San Martín 160, irlandésKelly, calle Mayo 25, ídemBurns, calle Parque47 48, ídem

cap. V

Escuelas inglesas, Hospitales, etc.

Además de la Escuela Parroquial Inglesa y del Convento Irlandés ya mencionados, existe un amplio seminarioadscripto a la Iglesia de los Escoceses de Rivadavia y Piedras. El director, Mr. Augustus Powell, posee una granexperiencia y cuenta con alrededor de 100 alumnos. La iglesia fue levantada en 1838 a un costo de 7.000 £y dispone de unos 300 asientos. El primer capellán fue el Rev. W. Brown, D.D.48, el actual es el Rev. J. Smith;hay servicio religioso todos los domingos a las 11.00 a.m. El gobierno británico le da un subsidio anual y losresidentes escoceses aportan el resto. Existen además dos capillas presbiterianas, situadas en Ensenada y enChascomús, a cargo del Rev. Mr. Gibby y el Rev. Thos.49 Fergusson, respectivamente. Las escuelas privadas inglesas son muy numerosas y a ellas asiste una gran cantidad de niños nativos del lugar.El seminario británico bajo la dirección de Mr. Nicholson, sito en Suipacha50 20, tiene ya una larga trayecto-ria y es muy respetado. El colegio anglo-francés de Mr. Parody, sito en Potosí51 331, cuenta también con un

44 Esta calle conserva el mismo nombre en la actualidad; recibió esa designación en 1848 [Cutolo, Buenos Aires: historia de sus callesy sus nombres, T II, p. 1016]

45 Esta calle conserva el mismo nombre en la actualidad; recibió esa designación en 1822 [Cutolo, Buenos Aires: historia de sus callesy sus nombres, T II, p. 792]

46 Esta calle mantiene el mismo nombre en la actualidad. “Al reemplazarse los nombres de los españoles en 1822, recibió el deChacabuco, conservándolo desde entonces”, [Cutolo, Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres, T I, p. 333]

47 La actual calle Lavalle. La calle Del Parque fue designada así en 1822 dado que allí se encontraba el Parque de Artillería, fundado en1810. En 1878 se le impuso el nombre de “General Lavalle” [Cutolo, Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres, T II, p. 690-691]

48 D.D.: Doctor of Divinity: Doctor en Teología

49 Thos. = Thomas (?)

50 Se le impuso a esta vía el nombre de Suipacha en 1822, el cual ha conservado hasta el día de hoy. [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires:historia de sus calles y sus nombres T. II, p.1172-1173]

51 Refiere a la actual calle Adolfo Alsina. Tomó el nombre de Potosí en 1822, perdiéndolo en 1848 por orden de Rosas. En 1862 recu_

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buen plantel de maestros. La escuela anglo-argentina del Sr. Negrotto, se halla situada en Caballito a unalegua de distancia del centro sobre la línea de Ferrocarril Oeste. La escuela inglesa de gramática sita enBarracas sobre la calle Larga52, se halla bajo la dirección de Mr. Pongerard, anteriormente del Colegio de laUniversidad de Londres y, aunque es nueva, se halla merecidamente considerada como un internado de pri-mera clase.Puesto que todas las escuelas antes mencionadas se hallan dirigidas por protestantes y, siendo los seminariosnativos muy inferiores e inadecuados para los irlandeses, el director de la comunidad irlandesa, Rev. Mr. Fahey,estableció un colegio irlandés en un terreno próximo al convento, el que fue adquirido en 2.000 £. Este cole-gio se halla momentáneamente cerrado a la espera del arribo de dos clérigos provenientes de la madre patria.La cuota escolar en Buenos Ayres es, usualmente, de $100 para los externos; de $250 para los semipensio-nados y de $400 mensuales para los internados. El horario es de 10 a 15 hs. La educación que se imparte esfundamentalmente comercial y comprende el estudio de lenguas modernas, los clásicos latinos y griegos sehallan casi completamente abandonados.El Hospital Británico presenta una estructura elegante, aireada y cómoda, situada en el extremo sur de la ciu-dad, sobre la calle Bolívar53, en un terreno elevado que goza de una agradable perspectiva. Fue edificado en1859 y el gobierno británico cubrió la mitad del gasto que demandó su puesta en funciones. A este efecto,en agosto de ese año tuvo lugar una kermesse en el Teatro Colón que dejó un beneficio de 5.000£, pero elpresupuesto total era de 30.000£, por lo que, a pesar de las generosas donaciones que recibió, el estableci-miento aún mantiene una deuda de 500£. Durante un tiempo los irlandeses apoyaron esta iniciativa pero, alpresente, parece que favorecen (la idea de) un hospital propio [ver Convento Irlandés]54. Los pacientes pobresson admitidos gratis, pero los demás pagan un arancel diario que va de $20 a $ 100, según sus requerimien-tos. Debido a la ausencia de una jefa de enfermeras, todo el peso de la casa se halla a cargo del director, elDr. Reid. Los médicos ingleses atienden gratis las consultas, a continuación damos la lista de los mismos: Dr.Browne, Reconquista 105; Dr. Leslie, Cangallo 101; Dr. Crosbie, Maypú [sic] 74; Dr. Conyngham, Potosí 68;Dr. Dick, Piedad 50; Dr. Leeson, Reconquista 66; Dr. Kirwan, Reconquista 48. Antiguamente el hospital estu-vo ubicado en la calle Independencia en un predio de dimensiones limitadas y un edificio muy antiguo. LaComisión Directiva del año 1863 se halla compuesta por el Cónsul Británico, capellán y los Sres. Hall, Browney Harrett. Cuenta con 48 camas y 14 departamentos. Frente al hospital, vemos la hermosa villa del Sr. Lezama, el paseo favorito de las clases altas. Ocupa una super-ficie de alrededor de 14 acres y su costo superó las 50.000£. Se puede tener acceso a la villa los domingos yferiados con una entrada extendida por el propietario quien, por extraño que parezca, nunca la ha visitado yque reside en la calle Bolívar Nº 33. Los senderos interiores están bien trazados y tiene canteros de flores, esta-tuas, una casa de té, etc.; cuenta con una hermosa vista del puerto y los suburbios. Aquí se alojó el Gral.Urquiza durante su última visita. Este jardín es único en Buenos Ayres y bien merece una visita.

cap. VI

Comercios, Clubes y Paseos

Las calles Florida y Perú, con sus cruces, Rivadavia y Victoria55 son las más alegres de la ciudad. Allí puedenverse los comercios más elegantes, al estilo del Palais Royal de Paris, y las viejas construcciones de una plantadel siglo pasado han cedido lugar, en su mayoría, a elegantes casas de dos pisos. Los alquileres son exorbi-tantes, con un promedio de $3.000 mensuales (300£ anuales) por una pequeña residencia familiar y, en elcentro de la ciudad, es a veces necesario esperar años para conseguir una casa disponible. Entrando a Florida

_peró el de Potosí, el cual conservó hasta 1878, en que tomó su nombre actual de Alsina [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia desus calles y sus nombres T. I p. 36]

52 Refiere a la actual Avda. Manuel A. Montes de Oca (nombre que recibió en 1883). ”. [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia desus calles y sus nombres T. II, p. 820 a 822]

53 La designación actual de esta vía le fue dispuesta en 1857. [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres T.II. p. 178-179]

54 Aquí el autor hace referencia a otra sección presente en la obra original (mas no en esta selección), la cual nos hemos limitado a tran-scribir.

55 Actual Hipólito Yrigoyen. [Cutolo, Vicente O. Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres T. II. p. 1297 – 1300]

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desde Rivadavia, en el número 24, se ve la casa del Sr. Edward Lumb que es un antiguo y acaudalado resi-dente británico, concesionario del Gran Ferrocarril del Sud y propietario del edificio de oficinas en construc-ción que se halla al lado de la Bolsa. Casi enfrente se halla el Restaurant de Serapé y la sombrerería deMamgot, muy de moda.Unos pocos metros más arriba del cruce con Piedad se halla la casa de Nicholson Green (173), donde nuestroeminente financista el Dr. Norberto de la Riestra empezó sus días como empleado de comercio. En los depar-tamentos superiores tiene su residencia el Gobernador de la Provincia, Don Mariano Saavedra. Volviendo aFlorida pasamos frente al depósito de querosene de los Sres. Covert y Blyth, de quienes se dice que han redon-deado una interesante suma con este nuevo sistema de iluminación que también han llevado a Rosario,Córdoba y las ciudades ribereñas. La principesca casa del Sr. Alzaga se halla en la manzana siguiente y se yer-gue a una altura de tres pisos. Después de cruzar Corrientes nos encontramos con la casa de telas, de exce-lente gusto, “Ville de Londres”, recientemente establecida, encontramos luego una serie de viviendas esplén-didas apenas terminadas. La calle Paraguay se cruza a través de un miserable puente levadizo bajo el cual,cuando llueve, corre el Río Tercero, en esas ocasiones todas las calles se vuelven arroyos que se juntan aquípara desembocar en el Río de la Plata. Así, hemos alcanzado ya el Retiro o Plaza de Marte. Ésta fue converti-da en paseo en 1860 y en junio de 1862 se erigió en ella una estatua fundida en París en homenaje al GeneralSan Martín, héroe de la Independencia argentina. En ella, éste se halla representado cruzando Los Andes,montado en su caballo de guerra y apuntando hacia las calles Maipú y Chacabuco, designadas así en memo-ria de sus dos más resonantes victorias sobre los españoles. Hay bancos diseminados por los jardines, dondesuele pasar las tardes la elite de Buenos Ayres escuchando la banda militar, única parte útil de nuestra guar-nición. Los cuarteles ocupan la ladera de la colina que domina el río y puede dar alojamiento a unos 1.000hombres: (su toma) fue parte del exitoso ataque de Beresford de 180756 y se halla, en la actualidad, bajo lacustodia de una batería de 15 piezas ligeras de campaña. Hacia la derecha y formando un ala, se halla el casinode oficiales, en frente del cual se levanta, por lo general, el asiento [banquillo] sobre el que los asesinos expíansus crímenes bajo las balas de cuatro mosqueteros. En el extremo noroeste de la Plaza se halla el aserradero avapor de M. Landois, quien trajo esta industria y la explotó con una patente [ya vencida] hace ya algunos años. La calle Perú corre hacia el sur desde Rivadavia siguiendo en línea recta a Florida. En el número 3 se halla elcomercio de los Sres. Jaeggli & Diavet, los únicos relojeros ingleses de la ciudad. En el número 15 se halla laresidencia del Sr. Armstrong, nativo de Irlanda, banquero, comerciante y propietario de inmuebles que vive enel país desde hace más de 43 años. El número 27 pertenece al Ministro de Asuntos Extranjeros. En la esquinacon la calle Victoria, el Club del Progreso llama la atención por constituir una de las estructuras privadas másgrandes de América del Sur. Fue edificado por el Sr. Muñoa, un español antiguamente empleado como alba-ñil, quien gastó parte de su fortuna para hacer traer de España los materiales para esta mansión verdadera-mente regia. Sobre los negocios de la planta baja se hallan los salones de lectura, de fumar, de reuniones, debaile, etc. La matrícula de ingreso asciende a $1.000 y la cuota mensual es de $75. Sus miembros son princi-palmente hombres nativos del país y sus fines son políticos, pero las soirées57 mensuales son verdaderamen-te brillantes y personas ajenas al club pueden ser presentadas en ellas. Su presidente es el Dr. Acosta y el núme-ro de sus socios asciende a 700. El edificio tiene una altura de 60 pies con dos frentes de 150 y 100 pies deancho respectivamente; ha sido valuado en 40.000£ y produce una importante renta. El Mercado Viejo es una reliquia de la fundación hispánica, su localización, entre las calles Moreno y Potosí, esverdaderamente céntrica, pero sus lamentables condiciones de higiene y limitadas dimensiones lo conviertenmás en una molestia que en otra cosa. La fruta puede conseguirse por la mañana temprano y es buena, perocara; la carne cuesta alrededor de un peso la libra y el abastecimiento es, por lo general, tolerable, salvo cuan-do se vende carne “cansada”. Esta última es buena pero bastante floja y sirve de purgante violento; su nom-bre y su baja calidad se deben al hecho de que el animal fue sacrificado después de un largo viaje. Como enla mayoría de las ciudades españolas, ya al mediodía nada se pude obtener, y una gran parte del mercado sedesvanece como por encanto; los porteadores hacen buen negocio llevando esas vituallas a las casas, dadoque los sirvientes son demasiado refinados para tan vil faena.La manzana de enfrente se halla compuesta en su totalidad por instituciones públicas, de éstas, el museo y launiversidad [véase p. 149, remite a la edición inglesa] últimamente se encuentran mejor, aunque todavía muypor debajo del crecimiento de la ciudad. Los Tribunales Comerciales y las Cámaras Provinciales, junto con algu-nas oficinas de menor rango, completan el lado oeste y en la calle Moreno, frente a la Casa de Gobierno, se

56 El ataque exitoso de Beresford fue en 1806, no 1807

57 En francés en el original: veladas.

136

encuentran la Biblioteca Pública, la Oficina de Tierras Públicas, etc., las cuales son descriptas en otras seccio-nes. La Casa de Gobierno se extiende todo a lo largo de la plaza,150 yardas, y se halla provista de espaciosasoficinas. Fue edificada por Rosas, quien todavía la reclama como de su propiedad. El Gobernador y Ministrosde un pequeño establecimiento provinciano tienen allí sus despachos, alrededor de los cuales merodea unenjambre de empleados, en su mayor parte, estudiantes de derecho. En la parte de atrás hay un cuartel parael piquete que monta guardia y el ala oeste se halla ocupada por la Escuela Modelo. En el segundo patio, cercade la oficina de Hacienda, se levanta una altiva torrecilla, en la cual se dice que Rosas acostumbraba dormir.En una de las esquinas de Moreno y Perú se halla una confitería y, en la otra, la gran imprenta a vapor de losSres. Bernheim y Boneo.La calle Rivadavia divide a la ciudad en norte y sur y corre en dirección al oeste a lo largo de casi una leguahasta terminar en la plaza 11 de Septiembre. En otro tiempo se la llamó Las Torres, por los campanarios de laCatedral (ahora suprimidos) y, más tarde, calle Federación. Recibió su nombre actual en ocasión de los fune-rales de ese distinguido argentino apodado el Pitt58 de Sud América. Con los establos de Malcom y Allinsoncomienza la calle Rivadavia, que conserva su nombre aún en la Plaza de Mayo: aquí se puede alquilar caballospor un valor de $20 por día o 350 £ por mes. Como es imposible vivir en Buenos Ayres, sin disponer de uno,debemos mencionar aquí que O`Donnell, en Esmeralda 102, y Gregory, en México y Defensa, también cuen-tan con buenos animales. A dos cuadras de la Plaza Victoria observamos, sobre mano izquierda, una elegan-te casa decorada con motivos musicales: ésta fue, antes de que esa sociedad cantase su réquiem, elPhilarmonic [sic.] Hall y fue utilizada como residencia amoblada para alojar al presidente Derqui, durante suvisita a Buenos Ayres en 1860. Ésta es, en la actualidad, la sede del Club del Plata, en él se dan bailes cadatemporada. Dado que se dice que sus miembros dedicados a la política son demasiado moderados, no estátan de moda como el Club del Progreso; también aquí, personas ajenas al club pueden ser presentadas. No sepresentan monumentos públicos ni curiosidad alguna hasta llegar a la Plaza Lorea, recientemente convertidaen un paseo. A pocos metros de distancia se halla el primer pozo artesiano cavado en Sudamérica; su pro-fundidad actual es de 300 metros, sin embargo, aún no se ha logrado encontrar una fuente.La calle Victoria corre paralela a Rivadavia. En la primer cuadra desde la plaza encontramos las oficinas deimpresión de la Tribuna y en la vereda opuesta está el Orden, así llamado por un periódico ya desaparecido yperteneciente a nuestro Ministro de Finanzas de la provincia. La Tribuna es el mayor diario de la república y eseditado por los hijos de Florencio Varela, un escritor eminente asesinado por Oribe durante el sitio deMontevideo. Sin analizar la política o el estilo de los diarios, a continuación ofrecemos una lista de la prensade Buenos Ayres.

Tribuna, Dr. M. Varela, -3.500 ejemplares: Victoria 31.Nación Argentina, Dr. J.M. Gutiérrez, -2.100, Perú 147.Standard, 400, Edición Semanal 700. Paquete 300-1400Nacional, Dr. Juan Chassaing, -1.500, Bolívar 41.Siglo, Don J.M. Cantilo, -600, Victoria 87.

Estos diarios aparecen todas las mañanas y son editados por sus propietarios, a excepción del Nacional, quesale por la tarde y es propiedad del Sr. Piñero. Todos son subvencionados por el Gobierno y se publican en cas-tellano, a excepción del Standard, que es, además, el único diario que no posee ni una banca en el Congreso,ni un ministro en el Gabinete. La subscripción es de $30 al mes, excepto el Standard que cuesta $25 (edicióndiaria) o $20 (edición semanal). También existe un periódico que se imprime semanalmente, El Artesano, edi-tado por el Sr. Victory, sito en la calle Piedad 88.

Algunos sastres y fabricantes de sombreros de moda disponen de vistosas vidrieras en esta calle (Victoria). Enla esquina con la calle Piedras se alza el hermoso edificio del Consulado de Prusia, parte del cual se halla ocu-pado por la escuela griega, llamada así por la nacionalidad de su directora. Más adelante se ve el Teatro Victoria(Nº 344) una casa pequeña para albergar espectáculos que escasamente admite 500 espectadores. Por logeneral, se halla consagrado al drama español y las representaciones tienen lugar dos veces por semana. Enrelación al Teatro Colón, el decorado, etc. son bastante inferiores, los precios y los horarios, son los mismos.Al pasar revista a los comercios de la ciudad, el extranjero seguramente reparará en cuán largos y mal venti-lados son los locales. La mayor parte de las compras se hacen por la tarde, cuando puede verse a las jóvenes

58 Pitt, William (padre e hijo) : políticos ingleses del siglo XVIII.

137

damas dándose un apretón de manos y bromeando con los muchachos que actúan como dependientes de losnegocios, todo esto en una actitud de perfecta igualdad. Aquí no hay más que 12 librerías, mientras que lassalas de billar y bares ascienden a 1.200. Las peluquerías son numerosas, ya que los jóvenes del lugar se hacencepillar [sic. (?)] el pelo por el mes. Las cigarrerías son una verdadera legión dado que fumar es una verdade-ra costumbre nacional. Las confiterías hacen un buen negocio aquí, por haber heredado los argentinos la pen-chant 59 española por los dulces. Todos los negocios se hallan ubicados en la planta baja y es frecuente quealgunos de los dependientes hablen inglés o francés. La pasión por la joyería, las sedas y las chucherías de Parísresulta obvia dada la cantidad de establecimientos consagrados a las mismas. No encontramos ni escuelas ves-pertinas, ni salas de lectura, ni ateneos, ni salones literarios en esta ciudad que se considera a sí misma “laAtenas de Sudamérica”.Por regla general, toda mercancía, efecto, producto o cualquier otra necesidad cuesta el doble que en Europa,si bien son de buena calidad. Los negocios, en un radio de 12 cuadras en torno a la plaza, cuentan con ilumi-nación a gas y el resto emplea querosene; los comercios abren a las 6 de la mañana y cierran a las 11 de la noche.

cap. VII

Iglesias, Conventos y Cementerios

La ciudad comprende 11 parroquias, que cuentan con 15 iglesias [sin contar la Catedral] Estas últimas no sehallan ubicadas a conveniente distancia una de otra, ya que la mitad de ellas se halla en un radio de tres cua-dras de la plaza. En su gran mayoría, fueron edificadas por los primitivos habitantes españoles y su sólida mam-postería y espaciosas dimensiones muestran a las claras que fueron pensadas con miras a integrar una futurametrópolis de primer orden.La Merced, en Reconquista y Cangallo, es una de las iglesias más antiguas de la república, su interior tieneuna buena apariencia y en todas las festividades de la Virgen María su altar mayor se halla brillantemente ilu-minado. El convento adjunto es un asilo de huérfanas, en el que las niñas pobres reciben una buena educa-ción, allí tiene lugar una feria anual en la que se venden sus trabajos de bordado. No sabemos a qué ordenreligiosa pertenecen las monjas. El capellán es un sacerdote irlandés, el Rev. John Cullen. La iglesia no tienemás que una torre y en ella los Sres. Jaeggli y Diaret han establecido el observatorio de la ciudad, el cual sehalla bajo su capacitada supervisión. Esta iglesia es, con frecuencia, escenario de reñidas elecciones, las quetienen lugar en el atrio de la misma. En la vereda opuesta se encuentran las ruinas del Teatro Argentino, uti-lizado en la actualidad como depósito de la Aduana, y el espacioso edificio del Ancla Dorada60 o GoldenAnchor, al lado de aquél, ofrece departamentos amoblados según la moda francesa, muy confortables y limpios.San Francisco, anexa al convento de los franciscanos, en las calles Defensa y Potosí, es digna de nota por la rique-za de sus decorados: contiene doce altares y un gran coro. Allí hay misa solemne todos los domingos a las 11horas. El claustro y la sacristía son dignos de verse, en este último hay pinturas antiguas muy bellas. La her-mandad está compuesta por unos 60 frailes mendicantes y se dice que posee una gran riqueza. El obispo deSan Juan pertenece a este convento, donde fue consagrado en 1860. Una de las torres cuenta con un reloj que,como su homólogo de San Nicolás, nunca da la hora justa. Grandes bandadas de palomas revolotean alrededorde sus techos; hará cosa de dos años, uno de los monjes cayó al vacío y murió al tratar de capturar una. La capi-lla de San Roque, anexa al convento, es la iglesia irlandesa, en ella el Padre Fahey celebra misa y pronuncia ser-mones todos los domingos a las 11 horas. Atrás de San Francisco [calle Moreno] se alza la Cárcel de Deudores,adonde son confinados los insolventes fraudulentos. En la vereda de enfrente de la misma calle se halla la Cuna[Casa de Niños Abandonados] con la siguiente leyenda sobre su puerta de entrada: “mi padre y mi madre meabandonaron; la piedad de Dios me ha dado albergue aquí”. Los huérfanos de la vergüenza o de la extremapobreza son bondadosamente criados aquí y, algunas veces, logran acceder a posiciones decentes en la socie-dad. Aquí, como en Irlanda, el infanticidio es desconocido gracias a la existencia de esta institución. Esta casacuenta con un plantel de enfermeras y son pocos los niños que mueren por enfermedad; son frecuentementeentregados a particulares, quienes, con el permiso del Juez de Menores, los crían como domésticos.San Ignacio o Iglesia del Colegio, situado en la calle Bolívar fue, con anterioridad, el templo de los jesuitas,pero los padres fueron expulsados por Rosas por negarse a colocar su retrato en el altar. Tiene escasa ilumi-

59 En francés en el original; inclinación.

60 En castellano en el original.

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nación y su interior no está a la par de su aspecto exterior, provisto de dos altas torres y una prolija fachada.La iglesia se comunica con el colegio internamente [v.p. 147]. La congregación está muy de moda y aquí secelebran servicios fúnebres con gran pompa y solemnidad. San Ignacio fue, en el pasado, el santo patrono deBuenos Ayres, pero en la actualidad lo es San Martín de Tours (tío de San Patricio) bajo cuya advocación no sehalla consagrada al Altísimo ninguna iglesia de esta ciudad.Santo Domingo, en el convento de los dominicos y, en las calles Defensa y Belgrano, nos recuerda en ciertosentido a su vecina, la iglesia de San Francisco. Es muy frecuentada por gente morena, su decorado es de colo-res excesivamente fuertes, de la cúpula cuelgan cuatro pendones ingleses, trofeos de nuestra frustrada inva-sión de 1807, conducida por Whitelock [sic.]. Los porteños se sienten merecidamente orgullosos de estos rarosdespojos; se dice que Rosas ofreció vendérselos al gobierno británico pero que este último se rehusó a resca-tarlos. Ellos incluyen: un estandarte de la artillería, uno de la Real Infantería de Marina y dos de la infantería.Esta iglesia es famosa por sus procesiones, las cuales recorren las calles con cientos de cirios y en gran esplen-dor. El convento está muy bien construido y da albergue a unos 80 monjes. En una de las torres pueden verse24 pequeños impactos de cañón imitando el de las balas que fueron arrojadas por la escuadra inglesa contrala iglesia. Dos cuadras más abajo, por la calle Defensa se encuentra el Cuartel Negro, famoso en tiempos deRosas por los hechos de sangre que allí ocurrían. En el Nº 74 de la calle Belgrano se encuentran las oficinasdel diario Standard, donde los recién llegados son siempre bienvenidos. San Juan, junto al convento de las Carmelitas, se halla ubicada en la calle Potosí. La iglesia es pobre y el con-vento amplio, pero el celibato no es común en Buenos Ayres y la comunidad es, creemos, pequeña aunqueno hay más que dos conventos en la ciudad. Los capellanes asignados son curas franceses. San Miguel, en la calle Suipacha, se levanta en la parte más alta de la ciudad. El vecindario es marcadamen-te saludable y en él se hallan las mejores residencias privadas. La iglesia no contiene nada de interés, exceptola estatua del Arcángel que se halla sobre la entrada y el campanario, el cual supera en altura a cualquier otromonumento de Buenos Ayres. Desde el vértice del mismo se obtenía una vista completa del ejército de Urquizadurante el sitio a Buenos Ayres en 1859.San Nicolás, en la calle Artes61 es la iglesia favorita de los italianos. Tanto la fachada como el interior se hallandesprovistos de toda belleza. Tampoco el reloj es una chef d´oeuvre62. La parroquia es pobre, pero el MercadoNuevo [casi enfrente de la iglesia] le da cierta animación y se halla bien provisto de frutas, carnes, pájaros can-tores, loros y flores. Las porteñas sienten verdadera pasión por estas últimas.Concepción, en la plaza del mismo nombre, en el ángulo SO de la ciudad se encuentra todavía sin terminardebido a que durante la construcción, en 1860, se cayó su techo. Su arquitecto fue el Padre Marín, quien cam-bió la sotana por la espada para adherir al Partido Federal. Los albañiles temen tanto continuar con el traba-jo como tirar abajo el edificio y la misa debe oficiarse en la parte que no se halla expuesta a los elementosnaturales. La plaza fue utilizada como cuartel de artillería durante el sitio de 1859 y ahora es parada de ómni-bus63 los que salen hacia Barracas cada hora (el boleto cuesta $5).San Telmo, sobre la calle Defensa, es una iglesia pequeña situada en el Alto o extremo sur, en dirección a laBoca. Esta parroquia tiene un aspecto sucio y poco recomendable y ganó notoriedad en tiempos de Rosas porser refugio de bandas de degolladores. La Residencia, próxima a la iglesia, fue antiguamente un asilo dedementes pero ahora se la usa como hospital de hombres. Aquí los enfermos, sin distinción de credo ni color,son bien atendidos por las hermanas francesas de la Caridad y se les entrega diariamente a los pacientes pobresuna pequeña suma para sus gastos. El Hospital Italiano en vías de construcción, se halla situado cerca delBritánico, en la calle Defensa. También existe para esta parroquia una capilla de descanso, Santa Catalina, enla calle Tacuarí, edificada en 1860 en cumplimiento de un testamento piadoso y la cual tiene escuelas anexas.La Piedad, en la esquina de las calles Paraná64 y Piedad, satisface las necesidades religiosas de este distritosuburbano, el cual no tiene otra cosa de qué enorgullecerse que de un pino de casi 100 pies de altura. Montserrat, próxima a la plaza del mismo nombre es un edificio elegante y cómodo. La plaza fue ocupadaantiguamente por una compañía de circo (1860) pero ahora ha sido convertida en paseo y parada de cochesde alquiler. Está bien delineado y cuenta con árboles, asientos, etc..

61 Se trata de la actual calle Carlos Pellegrini. Cutolo en su Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres [T. II, p. 932] refiere quese llamó “De las Artes” desde 1822 hasta 1907, en que se le dio el de Carlos Pellegrini.

62 En francés en el original: obra de arte.

63 Ómnibus: refiere a un transporte de gran tamaño para el traslado de pasajeros a corta distancia. [NUTALL´S Standard Dictionary ofthe English Language, p. 472.]

64 Esta calle conserva el mismo nombre en la actualidad.

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Balvanera es el nombre con que se designa a la estructura incompleta anexa al Colegio de los PadresFranceses, cerca de la plaza 11 de Septiembre. La parroquia se encuentra sin terminar y no cuenta con losrecursos necesarios para concluir la edificación y, aunque son numerosos los pedidos hechos al Gobierno,seguramente, tampoco ésta ayuda permitirá realizar el desembolso necesario como para continuar las obras.En este colegio (impropiamente llamado de los Jesuitas) se hallan inscriptos como pupilos alrededor de 100niños nativos.Socorro, próxima a la Plaza de Marte, es una pequeña capilla reconstruida hace algunos años. Por falta de fon-dos una de las torres ha sido dejada sin encalar, lo que produce un efecto extraño en su exterior. La parte tra-sera fue antiguamente un cementerio inglés pero, dado que este espacio estaba resultando limitado, fue con-vertido en un jardín. El Cementerio Protestante, para ingleses, norteamericanos y alemanes, se halla ubicadoen la calle Victoria, a 16 cuadras de la plaza. Abarca una manzana65 (un cuadrado de 150 yardas), tiene unacapilla en el centro y una abundante arboleda a su alrededor. Algunas tumbas son de buen gusto y consignantristes historias en pocas líneas. Recoleta, con este nombre se conocen la capilla y el convento anexo al cementerio de la metrópoli. El mau-soleo de Rivadavia contiene las cenizas de este ilustre estadista. Todas las familias nativas de importancia cuen-tan aquí con grandes tumbas que se asemejan a puestos de centinela, esto confiere un aspecto pesado a lospequeños lotes para enterramiento. Los cuerpos son mal enterrados y, tras algunos años, los huesos son arro-jados a un gran pozo, situado en uno de los ángulos. Las paredes todavía presentan aberturas para efectuardisparos y una formidable batería de artillería fue ubicada en el ángulo oeste, a los fines de defender la ciudaddurante la campaña de 1861. Los funerales son, por lo general, extravagantemente magníficos. Los irlandesestambién son enterrados aquí. La mortalidad de la ciudad es, aproximadamente, de unas 13 personas por día. Las Monjas, en las calles San Martín y Temple66, es una capilla y convento de cierta antigüedad. Las hermanasson monjas de clausura, como las de San Juan; nunca salen ni ven a nadie del mundo exterior. Las ventanasmiran hacia el río. La capilla es pequeña y en ella asisten a misa los soldados los días domingos a las 10 a.m.La iglesia alemana de la calle Esmeralda67 es un edificio prolijo de estilo gótico y cuenta con una escuela anexa,hallándose ambas a cargo del Rev. M. Gehrke. Aquí, aficionados alemanes dan a veces conciertos para un cír-culo de amigos. El Hospital de Mujeres se halla en la cuadra siguiente (Esmeralda). Es una institución limpia yespaciosa dirigida como el hospital de hombres, pero se habla de trasladar a los pacientes a un sitio mejor ven-tilado. Justo enfrente existe una casa que fue escenario de un impresionante crimen en 1831. La víctima, untal Álvarez, fue llevado por sus asesinos hasta Barracas, en un carruaje, ya muerto, sentado bien erguido y conun cigarro en la boca. El Hospital Francés, ubicado en la calle Libertad68, se halla en las proximidades de la estación terminal delFerrocarril del Oeste. Hace poco se le agregó una linda capillita y, por lo que sabemos, todas las comodidadesson puestas a disposición de cualquier enfermo de esa nación por sus compatriotas religiosas. Este año tuvolugar una kermesse en beneficio de esta institución, esta produjo muy buenos dividendos.

cap. VIII

Negocios ingleses, comercios y profesiones

Hasta hace unos pocos años, este capítulo habría requerido apenas cinco líneas, pero últimamente el creci-miento de nuestra población anglo-céltica, en términos de número y riqueza, ha dado lugar a la existencia deuna gran cantidad de ingleses propietarios de negocios. Las firmas de importación y exportación figuran enlas páginas de la guía, por lo que no es necesaria más información al respecto. El Sr. Moss, de la calle Defensa23, es una de las primeras personas ante quien se presentan los recién llegados: él es agente de los principa-les diarios ingleses e irlandeses y posee, además, un buen almacén. En la misma calle [Nº 78], el Sr. Richard

65 En castellano en el original. Esa es la razón de la aclaración, entre paréntesis, que le sigue.

66 La actual calle Viamonte. En 1822 fue designada como “Del Temple”, adoptando el nombre de “General Viamonte” en 1883[Cutolo, Buenos Aires: historia de sus calles y sus nombres, T. II, p. 1262 - 1263]

67 Esta calle conserva el mismo nombre en la actualidad; recibió esa designación en 1822 [Cutolo, Buenos Aires: historia de sus callesy sus nombres, T. I, p. 433]

68 Esta calle conserva el mismo nombre en la actualidad. recibió esa designación en 1822 [Cutolo, Buenos Aires: historia de sus callesy sus nombres, T II, p. 707]

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Hastings, los Sres. Urie y Muir (162) y Barry y Walker (97) poseen almacenes y lencerías bien provistos. Losnombrados en último término son los sucesores de los Sres. James Bell & Cía. El Sr. Terence Moore, enReconquista 46, tiene muy buenas conexiones con los criadores de ovejas irlandeses y cuenta con sucursalesen Lobos y Fortín de Areco. La Hibernian House69, en la calle Piedad 86, es muy popular, aunque nueva, y elSr. Fallon lleva un registro de ovejas y tierras en venta, como servicio para sus clientes. El del Sr. James Hastings(Piedad 106), el del Sr. Twyford (Chacabuco 12), Thos.70 Nutall y Cía. (Mayo 92) y J. Blues (Cangallo 16) com-pletan la lista de almacenes de venta minorista, todos los cuales hacen un buen negocio. Los negocios ingleses de telas son escasos: el Sr. Hastler, Corrientes 61 y el Sr. W. Gibson, en Defensa 51, tie-nen muy buenos artículos pero a precios muy altos. El Sr. Temperley y el Sr. Parody (Cangallo 80 y 51, respec-tivamente) venden vestimenta ya confeccionada. Los hermanos Gibson, en Bolívar 29, J. Gibson, de Victoria27. G. Ellis en Defensa 39 y Marcos, en Piedad 68, hacen ropa a medida de primera clase. La única sombre-rera británica es Mrs. Hill, Bolívar 71.Los fabricantes de botas están bien representados por los Sres. Fleming, Defensa 19, McHugh, Defensa 17,Godsall, Defensa 100 y Mr. Parker, Reconquista 46. Los talabarteros resultan miembros muy útiles a la socie-dad en un país en el que hasta los pordioseros andan a caballo, los Sres. Southron, Defensa 135 y Lynch, enPiedad 98, trabajan para los centauros de estas latitudes. El Sr. Patrick Bookey, calle Venezuela71 190, trata engeneral con cueros curtidos y el Sr. Patrick Smyth dirige una curtiembre en Barracas. Material de ferretería es vendido por el Sr. Wilson, Victoria 218, famoso por sus plantines de algodón, el Sr.Hargreaves, Piedad 77, que lleva casi 60 años de residencia aquí, los Sres. Bates Stokes, de Maypú 55, y el Sr.Daiken de Piedad 46. Los comercios de mueblería se hallan en manos de los Sres. J. Shaw, Venezuela 204, yH. Shaw, Corrientes 129. Implementos agrícolas pueden encontrarse en el negocio de T. B. Coffin e Hijos, deEsmeralda 85, y en el de Semple Drysdale, de Chacabuco 81. Los mejores comercios de leña, carbón y herre-ría pertenecen a los Sres. Geo,72 Bell e Hijo. en Potosí 60 y en Plaza Constitución, a T. Drysdale, Moreno 64,y a T. Becker, Potosí 349. El único plomero es aquí el Sr. Kitchen, Moreno 107, quien también construye ata-údes. La empresa que se ocupa de los funerales ingleses es, por lo general, la del Sr. Anderson, Mayo 82. LosSres. Linnay e hijo, de Victoria 241, son buenos armeros.Ya hemos dado los nombres de los médicos ingleses, queda ahora consignar los de los boticarios73 de igualnacionalidad. Estos son los señores Cranwell y Murray, de Reconquista 66; Barton y Torres, en Defensa 65, yWolff, de Perú 76. Las droguerías74 comprenden a la del Sr. Eastman, de la calle Defensa 7, y Wilcke y Cía., deChacabuco 34. Los mejores dentistas son los Sres. Wineberg, de Piedad 8, Cornwall, de Rivadavia 75, y Krause,de Corrientes 134. Las imágenes fotográficas son tomadas por Terry, de Florida 70; Meeks y Kelsey, Esmeralda48; Offer y Coca, Cangallo 211, y Roever, de San Martín 91. Los rematadores ingleses son D. MarianoBillinghurst, Potosí 70, y D. Tomás Gowland, en Defensa 114. Entre los comisionistas de valores ingleses se des-tacan los Sres. Jackson, Reynolds, Foley, Gowland, Hart, Jacobs, Duncan, Wanklyn, Dorr, Banks, Baders. Soncomisionistas de productos y comestibles los Sres. Russell y Anderson, John Hughes, Hein y Knapp, Gowland,Koch, Buttefuhr y Dowdall, todos los cuales pueden ser vistos todos los días en la Bolsa entre la 1 y las 2 p.m. Los agentes marítimos son los Sres. H.A. Green y Cía., de Reconquista 83, J.P. Boyd y Cía., de Reconquista 24,C. W. Benn y Cía., de Mayo 49, A. J. Minturn, de Cangallo 40 y H. J. Powell, de Mayo 50. El abogado o admi-nistrador para súbditos ingleses sin herederos es el Sr. J. H. Fox, de Reconquista 83. Los principales agentescomerciales de lana son para el norte, en la plaza 11 de Septiembre, los Sres. Michael Duggan y Daniel Hayes;para el sur, en Plaza Constitución, los Sres. James Mc Cann, Austin Smyth y Wells y Beckhaus.El único agente inmobiliario es el Sr. Davis (un abogado irlandés retirado), en Victoria 207. El mejor maestroanglo-español es el Sr. Geo75 Ryan, en San Martín 172, de la Escuela Modelo. El Sr. John Kemsley, Belgrano74, es traductor público y agente en toda transacción con el Gobierno. Los Sres. Hudson, en Florida 259,Campbell, en Maipú 100 y Mortimer, Mayo 77 son agrimensores.El Hotel Victoria, en San Martín 105, es el rendezvous general de todos los irlandeses, donde los emigrantes[sic] recién llegados encontrarán a sus amigos y una cena excelente. La oficina de impresión inglesa es enBelgrano 72 y 74, donde se imprime el único periódico inglés del Nuevo Mundo al sur del Ecuador.

69 Como ya se aclaró anteriormente, Hibernia refiere a lo que es hoy Irlanda. Así, el nombre de este establecimiento podría traducirse,entonces, como“Casa Irlandesa”

70 Thos. = Thomas (?)

73 En el original “apothecaries”: alguien que prepara y vende medicinas. . [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p. 34.]

74 En el original “druggists”: alguien que comercia drogas . [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p. 222.]

75 Geo = Geoffrey (?)

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cap. IX

Los suburbios

Existen algunos lindos destinos para una escapada, si bien para visitar todos ellos se requiere de varios días,los agruparemos en un capítulo.La Boca del Riachuelo está situada directamente al sur, y aproximadamente a una legua de la Plaza Victoria.Es un aglomeramiento de casas de madera, grotescamente coloreadas, en medio de una vegetación exube-rante; los habitantes son, en su mayor parte, italianos que se ocupan en un amplio negocio de frutas y made-ras que traen de las islas del Paraná, para abastecer a la capital. El río es serpenteante y de difícil navegación,aún así, está constantemente lleno de pequeñas embarcaciones. En las riberas del río pueden verse construc-tores de embarcaciones trabajando constantemente, reparando y calafateando naves, incluso algunas de granporte; el bullicio y el ruido de este lugar son sorprendentes. Las mareas son traicioneras, ya que dependen enprimer lugar del viento, por lo cual las embarcaciones se ven frecuentemente demoradas durante una sema-na o más por falta de suficiente profundidad de agua. Hay diligencias que parten del y llegan al caféSonámbula cada media hora (Defensa 231), precio del viaje 5$. Ahora se está construyendo una vía férrea. Barracas está deliciosamente situado en una zona de jardines, como a una milla al oeste de la Boca. El puen-te sobre el Riachuelo lo divide en norte y sur y es el límite municipal, la última sección forma parte de la pro-vincia de B.A., mientras que la primera es territorio federal. La Calle Larga une la ciudad con Barracas Norte;es uno de los paseos favoritos y las damas y los caballeros cabalgan hasta aquí por la tarde para visitar a algu-na de las familias, nativas o extranjeras, que disfrutan del rus in urbe76 de la localidad. Entre los numerososjardines o quintas77 merecen destacarse los de Senillosa, Herrera y Escribano. La capilla de Santa Lucía no tieneotro mérito que el de su antigüedad. Cerca de las Tres Esquinas está el colegio inglés de gramática, una insti-tución excelente, dirigida por el Sr. Pongerard, Las fundiciones de los Sres. Marshall y Harkeness se hallan dedi-cadas a la fabricación de calderas de vapor y a la reparación de barcos de vapor. Las Barracas o depósitos deproductos se alinean a lo largo de la costa del río.Este lugar fue uno de los suburbios más importantes y activos cuando los Saladeristas78 o faenadores de gana-do estaban trabajando. El saladero es un lugar equipado para la matanza de vacas y yeguas, salado de carney cuero y hervido de carne de yegua para la extracción de la grasa. Hace tiempo este negocio estuvo muyextendido. En la temporada de matanza más de 10.000 animales eran degollados diariamente, pero, debidoa la gran depreciación del valor de la carne trozada, el aumento de los impuestos, gastos, etc., el negocio seha reducido a la mitad.El puente está muy deteriorado y se proyecta construir uno nuevo; se cobra un peaje de 4 reales a todo jine-te que sale de la ciudad; más arriba está el puente Alsina y entre ambos está el punto designado para la pri-mera estación del gran Ferrocarril Sud. En Barracas Sur existen algunos buenos negocios, grandes saladeros yun pozo artesiano; el último fue hecho por los Sres. Sordeaux y Legout en 1862, con miras a sanear elRiachuelo. La perforación alcanza una profundidad de 89 yardas, el agua es impulsada a una altura de quin-ce pies y es salobre e inútil, excepto para el lavado.Paralela a la calle Larga está el camino de la Convalecencia (sic) que pasa cerca del asilo de dementes de laciudad. Dado que el viejo edificio resultaba ya demasiado pequeño, acaba de terminarse uno nuevo y espa-cioso de un piso; el departamento de mujeres está a cargo de monjas francesas. Existe la propuesta de cons-truir un cementerio para el sur de la ciudad en este barrio. Los bastiones y los terraplenes levantados en 1861todavía siguen en pie en la cima de la colina. El matadero, los corrales para el degüello del ganado destinadoal mercado, está cerca de la Plaza Sur: la escena resulta sumamente repugnante. La Plaza Constitución estápoblada por las carretas de bueyes que son utilizadas para traer los productos a la capital.El Ferrocarril Oeste recorre diez leguas a través del campo hasta Moreno, lo cual resulta una agradable expe-riencia. La terminal se encuentra en Plaza Parque, casi enfrente de la revista o parque de artillería. La primeraestación es “11 de Septiembre”, llamada así por la revuelta contra Urquiza, en 1852. Hay aquí algunos moli-nos harineros de importancia y una fábrica de hielo, junto a estos se presenta una multitud de carretas de bue-yes, pues esta plaza es el emporio lanero de las regiones norte y oeste.Almagro está situado en el medio de algunas residencias campestres muy encantadoras. Está a una distancia

76 Rus in urbe: en latín en el original, refiere al campo dentro de la ciudad

77 Quinta: en castellano en el original

78 En mayúsculas en el original.

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aproximada de una legua y media de la ciudad. El trayecto está bordeado de huertas hasta llegar a Caballito,donde existen un hotel y una escuela.Flores, en otra época el suburbio de moda, está ahora semidesierto. La ruta a la ciudad es una seguidilla depozos y pantanos. La vista desde el tren es muy linda y los alrededores se encuentran bien cultivados. Floresta, a unas tres leguas y media de Buenos Ayres, no tiene nada más que una gran plantación y un kios-ko79; este último fue construido por la compañía de ferrocarril para fiestas de recreo, pero ahora no está sien-do utilizado y se encuentra muy deteriorado.San Martín está rodeado de chacras80 y de campos de trigo. No hay ninguna población aquí, pero desde lacasa de la estación se puede ver el campo de batalla de Monte Caseros, donde el férreo poder de Rosas fuedestrozado por Urquiza y sus aliados brasileros el 3 de febrero de 1852. No lejos de allí está Santos Lugares,donde el tirano fusiló al sacerdote Gutierrez y a Camila O´Gorman (embarazada) por crim. con.Morón.- Arribamos ahora a los bordes del “campo” que se extiende en todas direcciones, por cientos deleguas, y solamente es limitado por los Andes, Bolivia y el Estrecho de Magallanes, llano como el océano y casiigual de desnudo que éste. Este pueblo, que dista cinco leguas, crece diariamente. (véase página 194)Merlo.- está aproximadamente a mitad de camino entre Morón y la terminal. Comienzan a aparecer aquí cam-pos para cría de ovejas y la espléndida estancia de Juan Rosas, recientemente comprada por el Sr. ThomasGahan por 11.000£, la misma está a 2 leguas de la vía.Moreno.- Este lugar es digno de destacarse, dado que constituye el punto de unión entre el campo y la ciu-dad y seguirá siendo así hasta que el Ferrocarril Oeste sea prolongado hasta Villa Mercedes. Se pueden obte-ner información, refrescos, caballos, etc. de nuestro agente Don J. Cesario, el principal comerciante del lugar.

El del Oeste fue el primer ferrocarril de las Repúblicas del Río de la Plata, habiendo sido abierto al tráfico en juliode 1857. Fue comprado por el Gobierno el 1ro. de enero de 1863, con el objeto de extenderlo hasta Mercedes. El Ferrocarril Norte tiene una extensión aproximada de diez millas y presenta una vista muy similar a la líneade Dublín y Kingstown, corriendo al borde del agua, pudiéndose ver una pintoresca vista de una barranca ocolina, la que se encuentra enteramente cubierta con encantadoras residencias campestres. La terminal sehalla al pie de la colina de Retiro, muy cerca de la casa de gas, en el lugar anteriormente llamado paseo de laGuardia Nacional. Dejando la estación pasamos por las quintas de los Sres. Simpson, Santamaría, Coghlan yotros, las cuales coronan las colinas. En Pobre Diablo la línea toca el agua y avanza atravesando las ruinas delas fortificaciones de 1862, deja el cementerio de la Recoleta a la izquierda y entra a las espesuras de Palermo.El campo de cricket inglés se encuentra en el campo los Rifleros. Nos detenemos en el camino de carruajesque lleva al palacio de Rosas, éste se encuentra en medio de glorietas desiertas y avenidas invadidas por lahierba. Palermo, en otros tiempos, bajo el Pasha de las Pampas, escenario de lujo Oriental, despotismo y cruel-dad, es ahora poco más que una ruina. La biblioteca, la sala de recibo y el comedor son departamentos espa-ciosos; a un lado del cuadrángulo está el salón de baile, de más de 100 pies por 20. Los corredores son muyfinos y la azotea81 domina una vista distante de la ciudad y el fondeadero. Urquiza acampó aquí tres veces yel lugar muestra huellas de haber sido utilizado recientemente como vivac: el mismo es empleado ahora pornuestros visitantes indios, como hotel, cuando éstos vienen a la ciudad. En las tardes de verano, es la modade Buenos Ayres pasear hasta el bosque82 montando a caballo o en carruaje y los duelos suelen tener lugaren estos selváticos parajes. El tren avanza a lo largo de los descuidados jardines y cruza el arroyo Maldonado,frente al caserío de ese nombre, sólo digno de nota por la quinta y el puente; este último fue una gran laborde Rosas, aún sin terminar. Una serie de bellas residencias, en la barranca83, nos adentran en Belgrano. Unapequeña iglesia se levanta en la colina que se yergue por encima de la estación [llamada Alsina], ésta seencuentra relativamente lejos del pueblo. Belgrano fue planificado en 1855, y ya se encuentra bastante edifi-cado. Hay un café chantant84 cerca de la estación, la cual está a cargo del Sr. Champion, quien vende bole-tos de retorno por ferrocarril a precios reducidos. La vía atraviesa una planicie abierta hasta el arroyo Medrano,cruza por un puente de metal y se adentra en los dominios del Sr. White. Éstos fueron propiedad del padre

79 En el original kiosko. Refiere a una “casa de verano abierta” . [NUTALL´S Standard Dictionary of the English Language, p. 397] Untipo de construcción de uso muy común por los sajones para sus reuniones al aire libre.

80 En castellano en el original

81 En castellano en el original

82 En castellano en el original

83 En castellano en el original

84 En francés en el original: café cantante.

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del difunto obispo [Medrano] y es una de las residencias campestres más elegantes de la provincia. Existe aquíuna estación –terminal-, pero los trabajos ya se han extendido hasta Olivos, a una distancia de cinco leguas,esta última se abrirá al tráfico el mes próximo [abril].La línea fue inaugurada el 1ro. de diciembre de 1862.

Además de los suburbios enumerados, el viajero debiera visitar Santa Catalina, cerca de Lomas de Zamorra [sic].Este magnífico establecimiento rural fue fundado por el Sr. Robertson, en 1827, a un costo de 30.000 £. Elparque, los jardines, los bosquecillos, etc., fueron diseñados por el eminente horticulturista Sr. Tweedie, ya des-aparecido, y representa a la perfección el parque de una casa señorial inglesa o irlandesa, transplantado, a tra-vés del Atlántico, a esta inhóspita región. El propietario, Sr. Patrick Bookey, un hospitalario irlandés; tiene unaescogida selección de ovejas Rambouillet en los campos. Santa Catalina está cinco leguas al S.O. de la ciudad.Se pueden realizar excusiones en barcos a vapor hasta Colonia, o en yates hasta Martín García y las islas delDelta del Paraná, todos estos destinos, bien merecen una visita.

Pesos y medidas

12 onzas una libra25 libras una arroba4 arrobas un quintal 12 pulgadas un pie3 pies una vara150 varas una cuadra40 cuadras [squares] una leguauna tonelada española 2000 lb [libras]una legua española 3 ? millas inglesasuna vara española 34 pulgadas inglesasuna legua de tierra aprox. 5.500 acres

Medidas de líquidos2 pintas un cuarto4 cuartos un galón196 galones un pipa4 cuarterolas un pipaEl cuarto español equivale a poco más que una pinta inglesa.

Dinero y cambioun dólar moneda corriente dos peniques inglesesuna onza de oro £3 6s 8d [3 libras 6 chelines 8 peniques] o $ 400 m/cun patacón $ 25 m/cun soberano $ 120 m/cun franco $ 5 m/c

80 francos un doblón1 dólar boliviano $ 20 m/c

La gran aldeay la revolución industrialBUENOS AIRES 1860-1870

Traducción del Manual del Río de la Plata:María Rosa Gamondès y Anahí Recon la colaboración de Robert Franklin.

Diseño:Gustavo Wald

2006Ciudad Autónomade Buenos Aires