la globalización como reto a la misión y pastoral de la … · puñalada al neoliberalismo, la...

21
UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA CAMPUS DE MADRID FACULTAD DE TEOLOGÍA La globalización como reto a la misión y pastoral de la Iglesia. - trabajo de evaluación - Alumno: Pascual Saorín Camacho. Asignatura: Análisis de la realidad Profesor: José Luis Segovia Bernabé. Lugar y fecha: Madrid. Enero de 2016

Upload: duongxuyen

Post on 07-Oct-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA

CAMPUS DE MADRID

FACULTAD DE TEOLOGÍA

La globalización como reto a la misión y pastoral de la Iglesia.

- trabajo de evaluación -

Alumno: Pascual Saorín Camacho.

Asignatura: Análisis de la realidad

Profesor: José Luis Segovia Bernabé.

Lugar y fecha: Madrid. Enero de 2016

2

ÍNDICE.

I. INTRODUCCIÓN................................................................................................................................................3

II. ELFENÓMENODELAGLOBALIZACIÓN........................................................................................................3

A.Acercamientogenérico.....................................................................................................................3B.Acercamientohistórico.....................................................................................................................4C.Característicasdelaglobalización..............................................................................................7D.Consecuenciasdelaglobalizaciónneoliberal.....................................................................10

III. LAGLOBALIZACIÓNDESDELAREVELACIÓNYELMAGISTERIO............................................................12

A.LaPalabradeDiosysusentido..................................................................................................12B.Algunostextosdeaproximación................................................................................................13C.LavozdeDiosenelejemployenseñanzaeclesial..............................................................14

IV. LAACCIÓNDELAIGLESIAENUNMUNDOGLOBALIZADO......................................................................15

A.Lalecturacreyentedeunarealidadglobalizada...............................................................15B.Unaéticaglobalparaunmundoglobalizado......................................................................18C.Interculturalidadeinmigración................................................................................................19D.Notasdeesperanzaantelaglobalización.............................................................................19

Bibliografía.......................................................................................................................................................21

3

I. INTRODUCCIÓN.

Nos encontramos en un momento axial y ambivalente: por un lado la globalización nos ofrece una oportunidad de fraternidad universal, pero por otro trae consigo los riesgos de un conflicto, un ambiente pre-belicista. Como Benedicto XVI decía, “el hecho de estar más cercanos no siempre es garantía de ser más hermanos”. No se trata únicamente de cambiar el corazón como si todo dependiera de la conversión individual de los seres humanos; esto sin duda es crucial, pero ni la conversión instantánea de todos los corazones de la tierra sería capaz de transformar el mundo. Porque el problema no radica sólo en los corazones de las personas, sino también en las estructuras que hemos forjado: estructuras injustas, verdaderas fábricas de exclusión que también hay que transformar.

La globalización tiene sus luces y sus sombras. En este trabajo de

evaluación trataremos de hacer un balance de ambas teniendo en cuenta los apuntes del curso y diversas lecturas con las que contrastarlos. Ante ese mundo, muchas veces ambiguo, los creyentes debemos de situarnos con la intención de continuar preparando el reino de Dios, un reino que de alguna manera ya asoma en muchas luces, como pequeños retoños que anuncian un mañana mejor. Hemos de transformar los deseos en esperanzas a las que hay que ayudar a parir, porque de la misma manera que Dios viene a nosotros, hemos de estar preparados para recibirle. Sirva este trabajo para apuntalar esa esperanza, destapando las mentiras de un sistema injusto y proponiendo seguir el camino que ya abrió hace muchos años un hombre en una tierra llamada Galilea.

II. EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN.

A. Acercamiento genérico.

La globalización es un fenómeno complejo, no exento de ambigüedad, que tiene muchas definiciones, casi todas de carácter económico, que son precisamente las que afectan a nuestro tema. Bajo mi punto de vista tiene como detonador la revolución de las comunicaciones que desde finales del siglo pasado ha ido forjando una humanidad cada vez más interdependiente. Sin este desarrollo tecnológico, que tanto ha contribuido a facilitar tanto el transporte como las comunicaciones, el actual modelo globalizador sería impensable o cuanto menos de unas dimensiones muchísimo más pequeñas.

El FMI la define como “interdependencia económica creciente de los países provocada por el volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios y flujos de capital. Difusión acelerada y generada de la tecnología”. También es un proceso de naturaleza política y cultural por el que las políticas nacionales pierden importancia en detrimento de centros transfronterizos de poder. Todo ello conlleva una debilidad democrática

4

porque las decisiones se alejan del pueblo. Falta la representatividad de los ciudadanos. Sin duda nos beneficia como consumidores pero supone un detrimento de la libertad. De alguna manera es una anestesia de lo público.

La globalización actual sería prácticamente imposible sin el sustento ideológico y doctrinal que lo apoya: el neoliberalismo, que junto con el desarrollo tecnológico son dos de sus grandes pilares. El neoliberalismo actúa a modo de soporte ideológico que racionaliza y justifica su proceso histórico. Como hemos dicho, tiene como instrumentos fundamentales las nuevas tecnologías que generan la llamada sociedad de la información aportando rapidez e inmediatez a las comunicaciones y agilizando muchísimo los transportes. Con ello se logra una homogeneización cultural en base a la manipulación de tres dimensiones sociales básicas: la cultura local, la educación y la religión. El proceso de la globalización es extremadamente parecido a los viejos procesos coloniales, que usaban también las herramientas culturales, educativas y religiosas para conquistar pueblos, si bien su estrategia es ciertamente inédita.

Ante la globalización de personas (emigración-inmigración) surge con fuerza el racismo y la xenofobia. La mezcla de culturas lleva a procesos de absorción, multiculturalidad o interculturalidad. Al ser la religión un fenómeno social y cultural, está directamente implicado en la globalización, aportando en ella una dimensión ética. La fe desborda el ámbito religioso y por tanto supone un componente crucial en la forja de una civilización. De ahí el interés de la globalización en usarla. Con todo, la religión no es algo fácil de domesticar, pues tiene un fuerte sentido identitario como custodio y a veces forjador de las culturas. De ahí la lucha por dominar la religión, o cuanto menos el lenguaje religioso, como veremos más adelante.

B. Acercamiento histórico. Todos los grandes imperios han tenido una tendencia globalizadora que les ha llevado a pretender conquistar o al menos influir en todo el universo conocido en su época, e incluso a descubrir nuevos mundo por conquistar. Una de las diferencias entre aquellos estamentos globalizadores y el sistema actual está en la tecnología y en el carácter transnacional de la misma. Ya no es un estado o nación la que globaliza, sino entidades supranacionales. Tampoco se emplean métodos rústicos, sino una fuerza sutil, casi imperceptible que reviste todo de aparentes bondades, como un caballo de Troya inoculado en lo más íntimo del corazón humano. Trataremos de remontarnos a las etapas más inmediatas de la era que vivimos:

1) Final del XIX hasta 1914.

Se produce la industrialización del norte y la desindustrialización del sur. Aumenta el rendimiento y la efectividad a consta de una mayor desigualdad por una no adecuada distribución de la riqueza. Las reivindicaciones de los obreros serán inevitables, dando lugar al nacimiento del socialismo y el comunismo como respuesta al capitalismo. Surge una feroz competencia entre los imperios reinantes

5

que provoca la primera gran guerra de carácter internacional. Tras la primera burbuja económica que dará lugar a las crisis del 29 los conflictos sin cerrar desde la gran guerra derivan en la llamada segunda guerra mundial, una guerra verdaderamente global.

2) 1950 en adelante.

Tras la segunda guerra mundial el mundo se divide en dos bloques enfrentados. La encíclica “Quadragesimo anno” de Pío XII ya empieza a hablar del imperialismo internacional del dinero, y prevé los riesgos que tiene una economía dejada a su libre arbitrio. Pero no será hasta final de los 80 cuando germine un neoliberalismo que explota en el siglo XXI. Durante este periodo se alternan épocas de bonanza y crisis en forma de picos de sierra, con sístoles y diástoles. Surge el dogma del crecimiento ilimitado. Los países del sur irán perdiendo el ritmo del crecimiento a medida que se van descolonizando de las metrópolis pero quedando en manos de las grandes corporaciones internacionales que serán las que realmente controlen los nuevos estados. Surge el problema de la deuda externa, las crisis del petróleo y de las “punto com”. La caída definitiva del régimen soviético que deja como único vencedor al capitalismo liberal, que buscará un nuevo enemigo.

Un año crucial fue 1989. Tres acontecimientos que ocurren en este año simbolizan el punto del inflexión que marca el origen de una nueva era. Comienza con un cambio tecnológico, representado por la aparición y el desarrollo de la word wide web (www). Se trata del evento tecnológico que marcará el antes y el después de la información accesible de forma global, con sus luces y sus sombras. El segundo acontecimiento fue la caída del muro de Berlín, y con él el certificado de defunción de un sistema económico y político que pretendía ser global, dejando “huérfano” a su hermano capitalista. El tercer y último acontecimiento fue la dejación de los países del mundo ante la masacre acontecida en la plaza de Tiananmén, en Pekín, otorgando a China vía libre para su vertiginoso crecimiento económico con “licencia para matar” a sus propios ciudadanos bajo la mirada hipócrita del resto de naciones, más interesadas en su despegue económico que en la salvaguarda de los derechos humanos y en la democracia. Es la época del TINA (There is not alternative).

El primer aviso serio de que había una crisis que era algo más

que coyuntural se produce en el año 2001 y más tarde con la crisis financiera del 2007. Veamos algunos elementos que han sido los facilitadores de estas crisis:

1. La multiplicación de entidades supranacionales no sometidas a

control. 2. La pérdida de poder de los estados. 3. La translocalización del trabajo y del capital. 4. El Influjo de la industria cultural, sobretodo del videojuego, que crean

un pensamiento único y universal, alentado por la industria del cine y

6

los medios masivos de comunicación. Dos antivalores destacan sobre los otros: una cultura machista y de competitividad, no de cooperación y la violencia presentada como facilitador de consecución de objetivos.

3) Globalización actual.

Existen unos presupuestos que explican la crisis de 2007: Se había

dado por sentado como dogma de fe que el crecimiento económico era ilimitado. Ello suponía el llamado “fin de la historia”. No se podían negar las crisis, pero eran consideradas contracciones muy temporales y coyunturales que no afectaban al modelo. Si el 11S fue la primera puñalada al neoliberalismo, la segunda viene con los rescates con fondos públicos de las entidades financieras para que pudieran sobrevivir y resistir la tormenta. El dinero de todos rescataba así a los ladrones, usureros y mentirosos que eran los primeros abanderados de la no intervención del estado para nada (salvo para rescatarlos a ellos).

Se produce la reconfiguración del mundo: La globalización se

impone, pero es una globalización mutilada marcada por la libertad absoluta de movimiento de capitales, la libertad relativa de movimiento de mercancías y servicios (aranceles y otros trucos para proteger la economía local) y las limitaciones al libre tránsito de personas. Algunas partes del mundo (Africa subsahariana) quedan al margen de este proceso, no teniendo ni tan siquiera un revolución industrial. La crisis del 2007 supone no una crisis coyuntural, sino la constatación de la existencia de una crisis sistémica. Cae el mito del crecimiento ilimitado en un mundo finito, se empieza a tomar conciencia del problema ecológico (encuentro de París, encíclica Laudato sí). El mundo se sitúa ante la disyuntiva de seguir por el mismo camino hasta la extenuación del planeta o dar un giro con la esperanza de un nuevo sistema basado en el bien común.

Históricamente la globalización actualiza la versión de Adam Smith sobre la

“mano invisible” que regulariza y armoniza los mercados para que haya un equilibrio en la economía. Su postura tiene los siguientes razonamientos:

Ø El incentivo de toda actividad es el interés individual. Ø La persona ha de tener libertad para ejercerlo (no intervención del

estado). Ø Habrá una armonía natural fruto del equilibrio al que llegarán los

intereses privados. Por resumir en una frase: “los vicios privados hacen la prosperidad pública”.

(Bernard Mandeville). Pero de esta economía productiva (capitalismo clásico) que generaba cierta

redistribución de la renta gracias al trabajo y a los bienes generados, se ha pasado a una economía o capitalismo puramente especulativo donde la finalidad última no es la generación de riqueza, sino la pura crematística. Se trata de la mercadolatría, que implica una metafísica económica. Esta teoría no

7

carece hoy de profetas neoliberales que la inoculan en el mundo utilizando todos los medios a su alcance. El neoliberalismo actúa como caja de resonancia para amplificar este concepto y poder aplicarlo en los ámbitos de la salud, de la educación, de la protección social…etc. No se trata sólo de un pensamiento financiero sino que tiene vocación totalizante: “Sólo los mercados tienen sentido de estado” (George Soros). El poder se ha desplazado de los estados hasta los centros financieros, lo que ha supuesto una pérdida de autonomía de lo local y un debilitamiento democrático. Ello ha llevado al surgimiento de algunos grupos de protesta, si bien no cuentan con el poder ni los medios de las grandes corporaciones que cabalgan a lomos del neoliberalismo. Se multiplican los organismo a-democráticos. La democracia peca para ellos de improductividad. El neoliberalismo es como una dictadura implacable que crea organismos al margen de los estados. Se trata por tanto de un proceso rupturista que cede el poder económico a estamentos transnacionales creando un estado de desarrollo planetario sin barreras, donde todo está próximo y accesible y las interdependencias se acrecientan. Podemos decir que es una unidad de destino en lo universal.

Los periodos críticos de recesión se han solido solucionar con guerras porque las guerras aceleran la productividad. ¿Estamos en guerra ahora? En términos clásicos no, pero el papa dice que esta es la situación. En la actualidad avanzamos hacia un carácter cada vez más inmaterial de la producción, una producción inmediata, permanente y universal. Se aceleran los procesos de apertura económica, de intercambios de servicios, de mercancías, de inversiones…, se liberalizan los mercados de capitales, y todo ello en medio de una revolución informática y de las telecomunicaciones. Es sin duda un proceso que también presenta muchas luces y posibilidades, pero que todavía continúan bajo serios interrogantes: ¿Por qué primar la globalización financiera y no la política, judicial o ecológica? ¿Por qué se muestran los vencedores y se ocultan los perdedores? ¿Por qué no se habla del fracaso del FMI o del Banco Mundial respecto a la no eliminación de la pobreza, o de la contaminación, o de la deuda externa, o de la opacidad y falta de transparencia…? Vivimos en una sociedad, no en una economía. En las crisis, históricamente se recurría al aislamiento mediante el nacionalismo y el proteccionismo. Hoy esto es más difícil y a la vez más peligroso porque cualquier desacierto local tiene repercusiones globales. Se trata de una crisis global. No se puede tratar al mundo como un simple mercado. No necesitamos menos globalización, sino más y mejor. Domesticar la globalización sin destruirla.

C. Características de la globalización. Adentrémonos ahora un poco más en la globalización a través de las que podrían ser sus características principales. Las hemos dividido en ocho, siendo las cinco primeras perfectamente coherentes con la ideología neoliberal, y las tres últimas curiosamente contradictorias con la misma, prueba una vez más de la ambigüedad de este fenómeno.

8

A. El comercio internacional.

El comercio internacional ha supuesto sin duda una gran ventaja para la humanidad. Se ha producido una reducción progresiva de las aduanas. El lado negativo es que los países ricos siguen poniendo trabas cuando esta supresión no les beneficia. El discurso de la libertad del comercio esconde en la práctica obstáculos a esta libertad que perjudican las exportaciones de los productos de los países más pobres.

El comercio está prácticamente monopolizado por compañías

transnacionales, que no son exactamente multinacionales. Una transnacional es una compañía que hace del mundo su campo de operaciones diversificando geográficamente sus operaciones por todo el mundo, siguiendo exclusivamente criterios de rentabilidad (diseño europeo, materia prima africana, mano de obra asiática, transporte centroamericano, finanzas en paraísos fiscales…etc). Esto provoca sin duda un gran crecimiento del comercio internacional. Según los libros de economía es bueno tanto para el vendedor como para el comprador, pues significa amplios mercados, buena productividad, buena investigación científica. Pero la teoría y la práctica no es exactamente así. Para que exista un comercio bueno debe de haber un precio fijado por la oferta y la demanda (el popular regateo). Pero ¿Podemos fijar los consumidores el precio de la gasolina cuando vamos a comprarla? Evidentemente no. Hay estamentos que imponen sus precios. Quien paga los platos rotos son los países empobrecidos. Por ejemplo, el precio del café lo marca el mercado internacional de materias primas de Chicago. Cuando un país empobrecido compra un producto al primer mundo no puede incidir en el precio. Los pobres cada año vende sus productos más baratos y compran más caro. En resumen, cada vez hay más comercio internacional, pero cada vez es más injusto. Tampoco ayuda el consumo, pues los consumidores son cada vez más sofisticados. No se consumen genéricos, sino marcas específicas. Ello se debe en gran medida a la manipulación de la publicidad.

B. Poder descontrolado de las compañías transnacionales. Ante la inexistencia de una entidad mundial con la capacidad de ordenar el

comercio y las transacciones internacionales, existe un comportamiento totalmente descontrolado de las corporaciones transnacionales.

C. Las finanzas.

El mundo se ha convertido en los últimos años en un gran casino. Una

persona normal puede ganar, pero también puede perder. Sin embargo algunas personas casi nunca pierden porque tienen capacidad para comprar en gran cantidad y al hacerlo hacen subir los valores. Luego venden en gran cantidad, y al vender los hacen bajar. Existe un ejemplo visual: el efecto ballena, que hace subir el nivel de una gran piscina cuando se mete en ella una ballena, y lo hace bajar cuando sale. Pero a estos inversores no se les llaman “ballenas”, sino “tiburones”. El más famoso de ellos es George Soros. Estos “tiburones” son verdaderos expertos en manejarse con una especulación absolutamente descontrolada sin que de momento nadie pueda poner orden.

9

D. El poder de los medios de comunicación de masas.

La mayoría de medios de comunicación con poder a nivel global están

controlados por unas pocas entidades que pretenden apuntalar un pensamiento único, o cuanto menos unos márgenes de libertad que no afecten al sistema establecido. Utilizan no sólo televisión, también radios, periódicos, cine y ahora están comenzando a acotar internet. Gran importancia ha alcanzado últimamente la industria del ocio (sobretodo videojuegos).

E. Retroceso paulatino del estado del bienestar.

El estado del bienestar tiene un primer componente que es el de la

seguridad social, sometida a un claro acoso y derribo, no de golpe, porque nadie lo aceptaría, pero sí de forma paulatina. Cuando surgen críticas ante esta situación siempre se recurre al recurso de la globalización, apelando a que cualquier alternativa que se presentara podría ser mucho peor.

Otro problema grave es el de los impuestos y el fraude fiscal. La creación y el mantenimiento de los paraísos fiscales, que cumplen un papel fundamental en el mantenimiento de la globalización económica, es otra pieza más del puzle (una pieza angular) para configurar un sistema perfecto para los más poderosos, siempre asegurados, bajo cualquier circunstancia. De esta forma como los que deben pagar impuestos no los pagan como debieran, el estado del bienestar retrocede.

F. Estricto control sobre la tecnología.

Este control comienza con la fuga de cerebros, que venidos de países más empobrecidos ayudan a disponer de una tecnología y desarrollo que luego no se comparte con sus países de origen.

G. La inmigración. No hay restricciones para el libre tránsito de finanzas y mercancías, pero sí

para el de personas pobres. A ello contribuyen las leyes de extranjería que impiden la llegada de extranjeros. Hay una razón ética para denunciar esta situación: el planeta no tiene pintadas las fronteras. El mundo es de todos y todo el mundo debe disfrutarlo. Hay otra razón histórica: los países históricamente más emigrantes son los que más barreras ponen a la inmigración ahora. Famoso es el dicho que dice: “los mejicanos desciende de los aztecas, los guatemaltecos de los mayas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos”. Hay también una razón estadística: No hay muchos extranjeros en Europa y menos en España. El problema es que viven en ghettos, agrupándose en zonas que se vuelven conflictivas por no distribuirse adecuadamente y de forma equilibrada. Y finalmente existe una razón económica: El inmigrante aporta riqueza. La misma ONU le recomendaba a España acoger a trescientos mil inmigrantes para cubrir el déficit de nacimientos que tenemos. No olvidemos que muchos inmigrantes son personas que ya vienen preparadas.

10

Con todo, no hemos de ser ingenuos; hemos de reconocer la aparición de

resistencias e incluso una fuerte oposición. Si se les ayuda es preciso dejar claro que no es por ser extranjeros, sino por ser los más pobres, pues será inevitable despertar el recelo y las quejas de los pobres nativos, a los cuales también habría que responder de forma proporcionada.

Dentro de la aparición de estos conflictos es preciso hablar del llamado

“choque de civilizaciones”, obra escrita en 1993 por el profesor norteamericano Samuel Huntington en un contexto que explica su sentido: la caída del comunismo y la necesidad de inventar de un nuevo enemigo: el Islam. El señor Huntington era entonces un asalariado selecto de la industria de armas. La fundación que financiaba su instituto era la fundación Olin, que recibía el dinero de las industrias Olin, octava industria de armamento de los EEUU. La guerra podía ser por tanto un buen negocio. Hay conflictos que surgen y otros que son provocados o al menos alentados. Siempre hemos de preguntarnos quienes ganan con el desarrollo de tales conflictos.

H. Control social y fuerza armada: policía y ejército.

Esta característica es más de tipo político. Una injusticia sólo se mantiene por la fuerza, por el miedo o por la desinformación. Nuestra intimidad, nuestra vida está absolutamente controlada. El poder lo empieza a saber absolutamente todo sobre nosotros. Por otro lado, el poder militar es evidente que interviene cuando entendemos que nuestros intereses están en peligro, aunque dicha intervención siempre se justifique desde otras razones más digeribles.

D. Consecuencias de la globalización neoliberal. La globalización no es en sí un sistema económico como tal. El sistema económico del que procede es el capitalismo y el que la utiliza es el neoliberalismo, pero bajo mi modesto punto de vista, la globalización, además de transcender el ámbito económico, presenta todavía motivos sobrados para la esperanza, como veremos más adelante, mientras que tanto el capitalismo como el neoliberalismo han aportado todo lo que podían dar y por sus resultados ya sabemos que tarde o temprano serán modelos superados. La globalización, por el contrario y salvo hecatombe, ha venido para quedarse y será un hábitat mucho más duradero y esperemos que agradable que el actual. Se trata de un fenómeno irreversible, nuevo, vertiginoso y universal, aunque evidentemente no sea uniforme. El problema en la actualidad es que la dimensión economicista ha fagocitado a las demás dimensiones. Es un fenómeno nuevo e inédito en la historia de la humanidad, aunque representa cierta vuelta al medievo (enroque en dos posicionamientos antagónicos: occidente democrático frente al islam). Cuando hay un posicionamiento único y fuerte se produce una contracción; las situaciones de crisis generan repliegue de la globalización en algunas zonas, mientras que en otras se producen éxodos masivos. Esta es una de las muchas paradojas de este sistema. El mundo es una aldea cada vez más interrelacionada, interdependiente y a la vez más fragmentada. Cualquier

11

pequeño movimiento puede generar un gran movimiento en otra parte del mundo (el efecto mariposa). Nunca hemos estado tan cerca los seres humanos de dar soluciones globales a problemas que afectan a toda la especie humana, pero nunca hemos estado al borde de hacernos tanto daño los unos a los otros.

Si hay un evidente desequilibrio en la globalización es la primacía, a veces obscena, de la economía sobre los demás ámbitos de la vida. Como un caballo desbocado, la realidad económica va muy por delante de nosotros. La economía siempre ha sido la ciencia de redistribuir los recursos escasos para lograr la solución de los problemas comunes. La crematística, sin embargo es pura avaricia. El abandono progresivo de la economía real sustituyéndola por la economía virtual e impersonal ha confundido los papeles convirtiendo la economía en econometría y crematística. Esta mutación es tan veloz, compleja y profunda que no hay mecanismos suficientes para monitorizarla. Ni siquiera la doctrina social de la Iglesia es capaz de adaptarse a esta realidad. Es más, ni siquiera creo que los economistas sean capaces de interpretarla.

Si han sobrevenido inestabilidad política y conflictos estratégicos es sencillamente porque este sistema no es sostenible. Hoy día nadie defiende la liberalización absoluta de los mercados como se defendía hace unos pocos años. Existe el consenso generalizado de que necesitamos reguladores; otra cosa es la voluntad política de crearlos.

El neoliberalismo, a lomos de la globalización, ha generado nuevos ricos con fondos de inversión, pero sin industria ni producción, dejando como daño colateral un sistema laboral cada vez más precario. Según Castel hay trabajadores autoprogramables por ser multifuncionales o versátiles (saber idiomas, dominar las nuevas tecnologías…etc) y otros trabajadores prescindibles (descartados). El sistema laboral se dualiza. Los movimientos sindicales pierden significatividad, pues tendrían que internacionalizarse para defender los derechos de los trabajadores del mundo, pero están ocupados en mantener sus propios privilegios como otros tantos colectivos que nacieron con vocación solidaria y han terminado fagocitados por lo peor del neoliberalismo. Los movimientos sociales de los 90 entran en crisis y se esclerotizan por falta de financiación; viendo secuestrado su carisma original pierden la frescura y la inmediatez por culpa de la burocratización, ocupando sus recursos en el mantenimiento de ellas mismas. Sin embargo surgen nuevos movimientos sociales que toman el relevo.

En cuanto a la globalización política, se da una paradoja: el debilitamiento de los estados y la multiplicación al mismo tiempo de los localismos y nacionalismos. La ecuación sobre cómo integrar lo macro con lo micro es realmente difícil de resolver. El mundo es global, pero de atomización compleja. Las decisiones se externalizan debilitando el concepto de soberanía. La falta de democracia interna en los organismos internacionales es preocupante, aparecen desafíos globales como el hambre, las enfermedades, la falta de agua potable… la ecología. Por otro lado es la primera vez en la historia que hay conciencia de globalidad para que el mundo sea sostenible,

12

porque el sufrimiento de uno perjudica al final a todos. Tal vez lo que nos salve no sea la justicia, sino la pura necesidad de sobrevivir.

La gloabalización, que podría ser una cosa buena, es realmente un desastre. Con lo que hoy se produce en el mundo se podrían cubrir la necesidades vitales de toda la población del planeta y todavía sobraría. La solución de la FAO ha sido que los que más tienen produzcan menos y los que menos tienen más. Pero no hay voluntad política de hacerlo. Es un problema que lejos de disminuir, cada día se agrava más. La dos consecuencias atroces de este holocausto silencioso son la muerte por hambre de miles de personas al día y la creciente diferencia entre los países ricos y lo pobres.

III. LA GLOBALIZACIÓN DESDE LA REVELACIÓN Y EL MAGISTERIO.

A. La Palabra de Dios y su sentido. Siendo como es la globalización un fenómeno reciente, resulta

anacrónico y ridículo tratar de buscar en la biblia un mensaje revelado y explícito sobre este tema. Como en tantos otros casos, el problema que afrontamos exige de nosotros un profundo cambio de mentalidad a la hora de entender y relacionarnos con la revelación divina. Es precisamente esta nueva forma de entender la revelación lo que nos diferencia de otras expresiones religiosas de tipo fundamentalista. Nuestro acercamiento a la revelación divina no debe ser únicamente literal, sino espiritual; entendemos con ello que el mismo Espíritu que inspiró la redacción de los libros sagrados sigue actuando en nosotros de muchas maneras, pero fundamentalmente también a través de una lectura análoga de los textos que consideramos inspirados. No buscamos por tanto textos explícitos sobre la globalización en un contexto bíblico que incluso desconocía que existía un globo terráqueo, sino que buscamos textos que por analogía nos puedan inspirar y suscitar el aliento de Dios para el momento histórico y concreto que vivimos, diferente en las formas de los contextos bíblicos, pero fundamentalmente igual en lo esencial del ser humano.

Esta tarea es sin duda complicada por lo que de subjetivismo pueda

tener. Debe ser por ello una tarea más comunitaria que individual para evitar así los excesos de interpretaciones excesivamente estrechas. Al mismo tiempo debe de ser una hermenéutica contrastada con la realidad, la cual siempre nos ofrecerá las suficientes experiencias de consolación o desolación para discernir hasta qué punto hemos hecho una adecuada interpretación. Contamos con el soporte del magisterio eclesial, especialmente con la doctrina social de la Iglesia, que sí habla, aunque no demasiado, del fenómeno que abordamos. De esta manera y entre todos, iremos haciendo presente la revelación que da lugar a la Biblia, no sólo a un libro muerto escrito hace cientos de años, sino al libro vivo que ilumina a creyentes vivos y siempre en contextos semejantes en lo esencial, por encima del tiempo y del espacio.

13

Aunque el pueblo judío siempre se ha considerado especial por ser el “pueblo elegido” entre todos los pueblos de la tierra, lo cierto y verdad es que su vocación no debería ser una vocación de privilegio sino de servicio. Esta doble interpretación delimita dos concepciones distintas a la hora de entender la relación con la globalidad: una visión basada en la superioridad y la otra en el servicio.

Una de ellas es la que sigue manteniendo actualmente el pueblo judío y que durante siglos ha mantenido también la Iglesia; se trata de una visión basada en la superioridad y la imposición de la propia cultura mediante la fuerza. En esta visión no hay lugar para una globalización pacífica e igualitaria, sino para una globalización “apisonadora” y aniquiladora de toda cultura en función de otra cultura dominante que se impone a las demás. Esta ha sido la visión de los grandes imperios, de la que, como hemos dicho no se ha escapado el cristianismo. No faltan textos en el antiguo testamento que apoyan esta concepción. Son textos que descontextualizados pueden servir de excusa para generar un lenguaje agresivo, como “eje del mal”… “ o para justificar las desgraciadas alusiones a Dios para justificar actos de dudosa justicia e incluso guerras.1

B. Algunos textos de aproximación. Pero existe otra hermenéutica, que bajo mi punto de vista es la

adecuada. Consiste en recorrer la biblia y la historia de la humanidad desde una mirada más humilde y viendo la revelación de forma global, no aislada, tratando de ver en el devenir histórico la mano de un Dios que conduce a su pueblo desde el tribalismo y nacionalismo más peligroso y agresivo hasta los últimos rincones de la tierra, no como conquistadores, sino como peregrinos. Porque el pueblo de Dios, que es la Iglesia y toda la humanidad, tiene vocación global. De hecho, la Iglesia es tal vez la única institución viva en la actualidad que desde sus orígenes tiene vocación universal; tal vez por ello peque también de los mismos pecados que la globalización. Esta vocación no es reciente, ni tan siquiera nace con Jesucristo; ya en el antiguo testamento podemos encontrar chispas y salpicaduras de esto.

En Gén 18,18 se le hace la promesa a Abraham (padre de la fe) para

que sea el origen de un pueblo por el que serán benditos todos los pueblos de la tierra. Más adelante, en el 26,4 se dirá que todos los pueblos de la tierra desearán esas bendiciones de la descendencia de Abraham. Dios es presentado en el antiguo testamento no sólo como el Dios protector de Israel, sino como el juez de todo el mundo y dueño de la tierra (Gén 18,25 y Zac 4,14). De sobra es conocido el texto de Isaías donde se profetiza que todos los pueblos irán a Jerusalén iluminados por la luz de Dios (Is 60,1-6) y otros tantos donde los profetas no cesan de clamar contra las injusticias de los tiranos y poderosos del mundo. En realidad, ya desde Moisés todos los profetas han sido los oídos de Dios para escuchar el clamor del pueblo y su voz para clamar justicia y llamar a la conversión. 1 Pare leer más sobre el tema: Juan Stam. El lenguaje religioso de George Bush: análisis semántico y teológico, en www.koinonia.org

14

Pero donde realmente se da el salto universal del pueblo elegido es en

el nuevo testamento, desde la misma experiencia de Jesús de Nazaret, que pasa de ser un predicador local a descubrir en los extranjeros tanta o más fe como en su pueblo. Esta experiencia, que conectaba con la visión de los profetas y los textos más nucleares del antiguo testamento, va forjando poco a poco una Iglesia con aspiraciones universales, no sin conflicto e incluso con divisiones. Los textos del nuevo testamento dan fe de ello. Así por el ejemplo el ansia de Pablo por llevar el evangelio a los gentiles (Ef 3,2-6) mediante el anuncio a todo el mundo (Rom 1,8), chocaba con una visión más conservadora por parte de la Iglesia de Jerusalén. Con todo nadie podía apagar el reto de la misión universal que Jesús encarga a los apóstoles para que fueran por todo el mundo (Mc 16,15). El evangelio es la liberación de los oprimidos y la expiación de los pecados de todo el mundo (1 Jn 2,2). El mensaje evangélico no puede ser así ocultado y sirve como voz profética también hoy en día para defender a todos los injustamente descartados por un mundo globalizado de mal, eligiéndolos como los más dichosos (Mt 5) y pidiéndoles una resistencia comunitaria frente a las agresiones globales (2 Tes 2,1-12).

El evangelio destapa el mal y desde el principio hasta hoy se enfrenta a

todo intento de apisonar a los más débiles. Jesús advierte del peligro de perder el alma por querer ganar el mundo (Mt 16,26), cosa que hoy día ocurre con meridiana claridad en los ámbitos más elitistas; advierte contra los poderosos del mundo y su estilo (Mt 20, 25), promete recompensa para los que contraculturalmente hacen del amor su bandera y se encargan de los descartados por la globalización de la indiferencia (Mt 25, 31-46). El evangelio destapa así no a la globalización en sí, sino a la globalización de la idolatría, que es el eterno mal del mundo, porque el problema no es el sistema, sino la bestia que lo alimenta, se llame imperio romano o neoliberalismo (Ap 13). La palabra de Dios nos enseña también a vivir en este ambiente pervertido sin perder la fe (Ef 6, 10-20) con las adecuadas “armas”.

C. La voz de Dios en el ejemplo y enseñanza eclesial. La Iglesia, a lo largo de su dilatada historia ha tenido muchos momentos

de santidad y también de pecado. No es nuestra intención poner al nivel de la Palabra de Dios las palabras de los santos y del magisterio eclesial; tampoco es este el ámbito de nuestro trabajo. Con todo ello no podemos dejar de señalar el profetismo y la meridiana claridad con que se expresaron los padres de la Iglesia, así como la valentía y decisión de muchos hombre y mujeres santos y santas que en los momentos más difíciles y antievangélicos de nuestra historia supieron mantener viva la llama de la justicia y la caridad: cómo no nombrar a Francisco de Asís, Teresa de Jesús, Juan Bosco, Vicente de Paul, monseñor Oscar Romero, madre Teresa de Calcuta…

Los documentos magisteriales, ya desde la “Rerum Novarum” de León

XIII no han dejado de ir madurando con el devenir de los tiempos hasta llegar a la doctrina social de la Iglesia, pasando por la riqueza del Vaticano II y lo que supuso para la incorporación de la Iglesia al mundo de la Gaudium et Spes. Juan Pablo II también tuvo un abundantísimo magisterio en temas sociales,

15

recogidos en diversos documentos de entre los que destacamos las encíclicas “Solicitudo rei socialis” y la “Centesimus annus”. Al margen de estas encíclicas, Juan Pablo II pensaba que “La globalización no debe ser un nuevo tipo de colonialismo. Debe respetar la diversidad de las culturas que, en el ámbito de la armonía universal de los pueblos, constituyen las claves de interpretación de la vida”2. Defendía así mismo que la globalización no debía en ningún caso suprimir las culturas minoritarias y hablaba abiertamente de una “globalización de la solidaridad”. La extensión de la globalización debe estar acompañada de una toma de conciencia más madura, por parte de las organizaciones de la sociedad civil, de las nuevas tareas a las que están llamadas a nivel mundial. El objetivo es el respeto a los derechos del hombre y los pueblos mediante la justa distribución de los recursos. Nada tiene que despojar a los pobres de sus creencias 3 . En época de globalización se debe subrayar con fuerza la solidaridad entre generaciones. “que la mundialización no se lleve a cabo a expensas de los más débiles y necesitados”4.

Por su parte, Benedicto XVI resumía con tres actores protagonistas el

trabajo necesario para equilibrar la sociedad en armonía y sin desequilibrios: el mercado, el estado y la sociedad civil. El papa Francisco coge este testigo magisterial de Benedicto y lo enfoca hacia los pobres con una visión planetaria.

IV. LA ACCIÓN DE LA IGLESIA EN UN MUNDO GLOBALIZADO.

A. La lectura creyente de una realidad globalizada.

La doctrina social de la Iglesia señala a la globalización como uno de los tres desafíos de la humanidad, advirtiendo que este sistema tiene un significado más amplio y profundo que el meramente económico, afectando al mismo destino de la humanidad5. Advierte así mismo sobre las nuevas formas de producción y la deslocalización y separación de los mercados de consumo6. El modelo alternativo que hay que construir no parte de un presupuesto cerrado y preconcebido ni de una teoría abstracta. No hay un cuadro perfectamente definido hacia el que caminar. Son tantas las variables que lo único que podemos hacer es hallar al menos una orientación. Cuando sabemos por donde hay que ir, poco a poco se irá haciendo el camino. Si hay una metodología probada y bendecida en la práctica por la Iglesia como valiosa para la transformación del mundo, esa es la lectura creyente de la realidad. Es un método que nos hace salir de nuestras trincheras, mirar el 2 Globalizar la solidaridad. JP II en el discurso en el encuentro jubilar con el mundo del trabajo (1-5-2000), 2: L´obsservatore Romano (edición española) 5-5-2000. P.6 3 JP II en el discurso a la pontificia academia de ciencias sociales (27-4-2001), 4: AAS 93 (2001) 600 4 Doctrina social de la Iglesia 367 5 Id 16. 6 Id 310.

16

mundo con los ojos de Dios, discernirlo guiados por su sabiduría y actuar sobre él siguiendo a Jesús de Nazaret con la fuerza del Espíritu santo. El signo de los tiempos que nos toca escrutar en la actualidad es la globalización.

El mundo, la historia, la realidad son “lugares teológicos”. Nuestra religión es una religión encarnada en la que hemos de tener más presente al gran olvidado, el E.S. Según Jeremías, “conocer a Dios es practicar la justicia”. Se trata de hacer una lectura amable y a la vez crítica, porque para Dios todo fue creado bueno; hemos de aprender a combinar la compasión con la indignación, a mirar al otro no como adversario sino como complemento. Nuestra misión es una participación en el Dios trinitario. Las diferencias entre los hombres no tienen que ser sólo un problema, ni siquiera un desafío, sino un componente más de la realidad, un componente querido por Dios. La unidad, el pluralismo y la lucha por la igualdad son tres vectores armónicos. Los dos límites de la diversidad son el respeto a los derechos humanos y la democracia.

Hemos de ubicarnos siempre a los pies de la cruz, con racionalidad

cordial e inteligencia emocional. La lectura de la realidad no puede ser instrumental; hay que tener en cuenta la revelación, mirándolo todo para quedarnos con lo mejor. Cuando, como criaturas creadas por Dios y portadores de su impronta de bien desconectamos de su sueño, del sueño del reino, aparece el desajuste, la desarmonía, el desequilibrio interior que a veces se somatiza. Es entonces cuando sobreviene la ansiedad porque no entendemos que el reino de Dios no es conquista, sino PARTICIPACIÓN. Es decir, no depende de nosotros, meros invitados a participar del trabajo divino.

Hemos de recordar que en la doctrina de la Iglesia existen tres niveles: los principios generales, los contingentes y las directrices para la acción. Las directrices pueden ser diferentes, según el contexto en que se tomen, e incluso pueden ser erradas; lo que nos une no son las directrices, sino compartir unos principios generales irrenunciables para transformar la realidad en sus cuatro aspectos: económico, político, cultural y sanitario.

El momento actual en el que nos encontramos es un momento incierto y apasionante a la vez, un verdadero momento axial donde la realidad parece que se acelera generando una enorme pluralidad de diferentes modelos que coexisten a la vez. Gaudim et spes nos habla de “los signos de los tiempos”, pero para descubrirlos hay que aprender a mirar con la pupila de Dios, educar la mirada para manejarnos en las mediaciones. En este proceso siempre partimos de la realidad, no para saber más sino para conocer mejor a Dios. Nuestro aprendizaje es inductivo. Esta mirada puede que nos cambie muchas cosas que creíamos ciertas. Venimos del “reinado de las certezas” y entrar en la incertidumbre nos pone muy nerviosos. Hay cosas que tenemos que aprender con los demás porque no aparecen tal cual en las escrituras. Estamos en un mundo de identidades complejas. En este desafío se dan tres grandes modelos para afrontar la diversidad:

17

a) El modelo de asimilación: consiste en la absorción de una cultura pequeña o débil por otra más grande o fuerte. No hay maridaje, sino supresión de una en función de la otra.

b) El modelo multicultural: Tiene dos acepciones. Una descriptiva y otra propositiva. El sentido descriptivo es neutro, pero el sentido propositivo hace bandera de la diferencia manteniendo los propios rasgos identitarios al margen del contexto.

c) El modelo intercultural: El desafío es buscar la igualdad, luchar contra la desigualdad y apostar por el respeto ante las diferencias. El sujeto autónomo y libre es el centro, no la cultura. No hay una cultura que se impone a la persona. Este es el modelo de la doctrina social de la Iglesia.

Toda mirada es preferencial. Tenemos tendencia a retroalimentar los

propios prejuicios. El servicio a la verdad es ser flexible y abrirse a otras informaciones y opiniones. Como creyentes, el elemento que nos debe caracterizar en este proceso es la mística, no el activismo. Sólo quien mira con detenimiento, sin prisas, es capaz de actuar con profundidad, como actúa Dios, no de forma precipitada, sino sutil pero radicalmente.

Dentro de la mirada el dato es el primer elemento para la elaboración de un

plan pastoral. Pero el dato por sí solo es insuficiente. Los hechos son una interconexión de datos. Necesitamos de los procesos. El dato es como una fotografía estática, el proceso es una película en movimiento. Luego hay que descubrir el lugar de Dios. La vocación del análisis de la realidad es la transformación, y esto genera estrategias diferentes y soluciones distintas. Es muy importante no identificar el reino de Dios con nuestras estrategias. Las estrategias pueden ser diferentes, lo que no puede ser diferente es el objetivo.

Los cambios en la humanidad parecen imposibles, pero mirando la historia naya hay imposible. Ninguna situación es definitiva. No hay fin de la historia. La espera para nosotros siempre se convierte en confianza (GS 35). Es cierto que los deseos van a la velocidad de la luz, pero no debemos olvidar que la vida va a paso de tortuga. La velocidad no siempre es buena y por ello hace falta armonizar la vida (tanto la individual como la colectiva o social) al ritmo de la vida, aunque siempre sea mirando el horizonte. Se trata de tener una perspectiva histórica como nos recuerda este hermoso texto:

Si reducimos a la escala de un año el largo tiempo de la vida sobre la tierra, y suponemos que nos encontramos en el día 31 de diciembre, éstos serían los tiempos de su desarrollo: “La vida ha pasado el primer cuatrimestre en la fases primitivas y rudimentarias y ha formado en el mes de mayo sus primeras células, de las que ya pueden extraer algún indicio, pero sólo a comienzos de octubre se agrupan las células para formar un ser vivo, que rápidamente se hace muy complejo, encaminándose en todas direcciones. Los vertebrados aparecen a comienzos de noviembre, los reptiles a comienzos de diciembre, y los mamíferos a finales de la primera semana de este mes, seguidos muy de cerca por las aves. El último día comienza con la multiplicación de los australopitecos. A medio día hace su aparición el homo habilis, y hemos

18

de aguardar al último cuarto de hora para ver cómo aparece el hombre capaz de razonar. Cuando comienza el último minuto, todavía no ha nacido Abraham. Nuestra era ha comenzado cuando faltaban veinte segundos para el final del año, mientras que la revolución francesa tuvo lugar al empezar el último segundo, un último segundo que acaba hoy”.7

B. Una ética global para un mundo globalizado.

Hemos de trabajar por una globalización inclusiva que haga frente a una globalización sólo de los mercados: Recuperar el largo plazo frente al cortoplacismo, apostar por la cercanía real frente a las relaciones virtuales, optar por la catolicidad frente al tribalismo, aprender a estar EN la naturaleza en lugar de situarnos FRENTE a ella, buscando la cooperación frente a la competitividad y el individualismo, en actitud de un servicio que exige crecimiento personal frente a la rentabilidad que multiplica bienes y descarta personas evitándoles madurar y crecer. Hemos de asumir el riesgo frente a la obsesión por la seguridad, no tener miedo a la responsabilidad frente a la inhibición, trabajar por la unidad de vida frente a la fragmentación, por el compromiso frente a la mera indignación, abrazar los pequeños relatos frente a los maximalismos…

Las estructuras del mal son hechura humana y por lo tanto pueden ser cambiadas. Los pequeños actos de solidaridad confrontan la realidad; el mundo de los valores es el de ética y su aplicación va creando una ética global, una cultura que se genera de abajo a arriba hasta llegar a las plataformas de poder, no para quedarse en ellas, sino para afectarlas y no dejarlas instalarse.

Surge la necesidad de una autoridad mundial. Es evidente que esta necesidad es política, pero también es cultural y religiosa. Hay una carencia de liderazgo en todos los ámbitos, no sólo en el político, sino también en el religioso. Uno de los éxitos del papa Francisco ha sido este; ha venido a cubrir con su sencillez, desde los confines del mundo, un vacío que no es de poder, sino de servicio y de sinceridad. Por eso resulta un personaje tan inspirador y tal vez por eso sea tan respetado.

La ética mundial no puede ser de máximos por la complejidad del planeta. Ha de ser una ética de mínimos que se forje mediante el diálogo, como lo pide la encíclica “Ecclesiam Suam” en el número 73. Verdad y tolerancia no son muestra de debilidad o de irenismo, sino de amor profundo al prójimo que es diferente. La verdad no puede ser el fruto del consenso. El consenso ha de estar abierto a la verdad. El cristiano entra en ese consenso pero sin claudicar ante él. Su vida y testimonio evita el anquilosamiento. El consenso es siempre provisional. La ética del reino es propuesta global; tiene que ser valorada y bien presentada. La verdad de los profetas perdura. El error siempre termina por hacer daño y por ello hay que destaparlo a tiempo.

7 J. Carles, la vita e la sua storia. Dal Big Bang al superuomo, San Paolo, Cinisello Balsamo 1995, p.180.

19

C. Interculturalidad e inmigración.

Hay una necesidad no sólo de apelar a una reflexión racional sino a una ética humana de la empatía que nos lleve a recuperar nuestro ser hospitalarios y justos. Se trata de ver el “logos” junto con el “ethos” y el “pathos”. La inmigración supone un desafío. Es un problema que hay que mirar desde sus causas para encontrar respuestas. La inmigración en sí no es el problema, sino la consecuencia más visible de los verdaderos problemas de la humanidad.

La globalización genera un espíritu que fuerza la esencia del ser

humano y le hace ser lo que no es, una gran mentira que se impone dentro del sujeto y fuera de él. No sólo es un contexto, es un estado de vida, el del hombre hipnotizado por un mundo de realidades artificiales. No hay que ver sólo el contexto externo, sino también el lado interior que lo genera para comprender la necesidad de una ética que confronte el problema desde dentro. Se trataría de contraponer valores éticos a ese espíritu globalizador; recuperar la tradición, no para repetirla, sino para saber de dónde venimos y así comprender cómo debemos seguir actuando.

Políticamente existen muchas trabas a la inmigración, lo cual no deja de

ser una contradicción más de la globalización neoliberal que no globaliza todas las realidades del mundo, sino los intereses económicos de los más afortunados; la persona siempre queda en un segundo plano. Toda vida que no sea rentable queda descartada. El sujeto de derecho no es el ciudadano, sino el hombre, el ser humano. Los derechos no se pueden convertir en “limosna”. Vemos así una clara asimetría en las relaciones. El diálogo intercultural ha de ser la respuesta a esta situación. Es inmoral hablar de “sin papeles” o de “indocumentados” y no de “personas” o “seres humanos”. Hemos de cambiar no sólo jurídicamente sino también antropológicamente.

Nuestra Iglesia, que es católica no por estar esparcida por todo el

mundo sin por ser la casa de todos, debe ser pionera en la lucha por un mundo más justo, pidiendo la conversión de corazón de cada creyente, pero también transformando sus estructuras. Sólo desde el testimonio sincero y transparente de ese cambio, este mundo encontrará el camino para transformar la oscura espera en el mañana en la esperanza de la llegada de una nueva era.

D. Notas de esperanza ante la globalización. No tenemos derecho a perder la esperanza, pero hay que apuntalarla un

poco. Hay que llegar a una situación intermedia en la que unos tengamos menos de lo dispensable para que otros tengan más de lo indispensable y así todos podamos vivir con dignidad. La alternativa es invertir la tendencia actual.

A. Alternativas a nivel público: la política.

v Gobernabilidad mundial democrática. El capitalismo por naturaleza crea

diferencias que los estados han tratado de equilibrar con determinados medios (impuestos…etc). La solidaridad dentro de un estado o unión de

20

estado es viable al existir un estado que la ejecute; pero al no haberlo a nivel mundial, este equilibro se queda sin actores que lo lleven a cabo. Ante una economía globalizada, no hay ningún organismo económico mundial que se encargue de la distribución de la riqueza, y los que existen no hacen bien su papel: banco mundial, FMI, grupo de los siete, OMC…etc. Los sistemas de composición y control de estos estamentos no son democráticos. La ONU no tiene un buen sistema de votaciones porque cada país vale un voto y evidentemente no es lo mismo el peso de Luxemburgo que el de Rusia. Pero el del FMI es peor porque cada país vota según lo que aporta económicamente al mismo. El resultado: las decisiones siempre se toman a favor de los acreedores y no de los deudores. Hay que crear sistemas democráticos de gobierno mundial. Es lo que piden los movimientos antiglobalización o “altermundistas” como algunos prefieren que se les llame. En una economía global hace falta un gobierno global.

v Erradicación del fraude fiscal. v Instauración de la tasa Tobin (premio novel de economía). Se trata de

un impuesto a la especulación financiera del 0,1%. Mucho me temo que no hay voluntad política para llevarlo a cabo.

v Voz conjunta de los países empobrecidos. Sin embargo estos países son divididos por los poderosos para que su unión no sea viable. La misma corrupción interna de los políticos de dichos países no contribuye en nada a su unión.

B. Alternativas a nivel privado.

v Tener una buena formación sobre lo que sucede. Leer más y formase

mejor. v Reducir el consumo, también por razones ecológicas. Aunque podamos

pagarlo, no tenemos derecho a consumir tanto porque nuestros excesos son las carencias de los más pobres. Reducir el nivel de consumo no significa reducir el nivel de felicidad. A veces hay más felicidad consumiendo menos que consumiendo más. Disminuir el consumo significa racionalizar, consumir responsablemente. Ello se realiza mediante la adquisición de hábitos de consumo alternativos a los que nos meten por los ojos: evitar grandes superficies comerciales, comprar a nivel local, evitar comprar en domingo, ir siempre con cesta, seleccionar lo que realmente nos hace falta…

v Inversión privada: somos ahorradores e inversores y nuestro dinero ahorrado o invertido tiene consecuencias, incide en el funcionamiento del mundo. Habría que ir entrando poco a poco en el mundo de las finanzas éticas.

v Militar en cualquier organización social. v Apertura frente a la inmigración. v Educar para la paz. Estamos rodeados de violencia sin darnos cuenta.

En tv, en los videojuegos, en los juguetes… Si hay violencia no es casualidad, es porque alguien la inspira o al menos la consiente.

v Emocionarse con las pequeñas conquistas.

21

Bibliografía. J. ESTEFANÍA, “El fenómeno de la globalización”, en: J.J. Tamayo-Acosta, dir., 10 palabras clave sobre globalización, Verbo divino, Estella, 2002, 19-51 R. Fornet-Betancourt, “Interculturalidad e inmigración”, en: ibíd, 205-232. J. Carrera i Carrera, Mundo global, ética global, Cuadernos Cristianismo y Justicia, Barcelona 2003 C. Molari, “El retraso de la venida del Reino y la difícil búsqueda de la justicia”, Epílogo de C. Frassineti, La globalización vista de los últimos, Sal Terrae, col. Presencia social, 29, Santander, 2001 Consejo pontificio Justicia y Paz, Compendio de doctrina social de la Iglesia, Bac maior, Madrid 2014. P. Richard, La biblia y la globalización neoliberal, en: http://jesusenaccion.blogspot.com.es/2010/08/la-biblia-y-la-globalizacion-neoliberal.html (6-1-2016)

A. Olivares, La globalización, aspectos económicos, sociales y políticos, en: http://www.carlosdefoucauld.org/FraternidadCdF/Globalizacion/globalizacion-texto-1.htm