la gazetita mar chiquita nº25

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Suplemento para niños chiquitenses DISTRIBUCION GRATUITA de marchiquita La INCLUIDO EN EL SEMANARIO DEL VIERNES 5 DE OCTUBRE DE 2012 Gazetita ESPECIAL DÍA DEL RESPETO A LA DIVERSIDAD CULTURAL

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La Gazetita Mar Chiquita Nº25

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Page 1: La Gazetita Mar Chiquita Nº25

Suplemento para niños chiquitensesDISTRIBUCION GRATUITA

de marchiquitaLa

INCLUIDO EN EL SEMANARIO DEL VIERNES 5 DE OCTUBRE DE 2012

Gazetita

ESPECIAL DÍA DEL RESPETO A LADIVERSIDAD CULTURAL

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Hoy aprendemos más sobre...

DIVERSIDAD CULTURAL:

El INADI y sus 23 delegaciones en todo el país invitan a re�exionar sobre el Día del respeto a la Diversidad Cultural a conmemorarse el próximo 12 de octubre, invitación que indica el camino correcto hacia la recuperación de la memoria silenciada en nuestro país para sentirnos parte de una sociedad más justa, más democrática y cimentada en el irrestricto respeto a los derechos humanos.El 12 de octubre conmemora en todos los países hispanoameri-canos el momento histórico en que Europa occidental arribó por primera vez al continente americano. Desde el año 1917, por decreto del entonces Presi-dente de la Nación, Hipólito Yrigoyen, se ha conmemorado esta fecha bajo el nombre “Día de la Raza”.En el año 2007 el INADI presentó un proyecto de decreto por el cual se proponía cambiar la denominación de esa fecha por “Día de la Diversidad Cultu-ral Americana”. Finalmente, por medio del Decreto presi-dencial N° 1584/2010, emitido por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, adquirió su actual apelativo: “Día del Respeto a la Diversidad Cultu-ral”.Este cambio se cimentó en el entendimiento de que la división de la humanidad en “razas” carece absolutamente de validez cientí�ca, lo que constituye hoy una concepción político-social errónea y peyo-rativa; por lo tanto, su utiliza-ción sólo favorece reivindicacio-nes racistas.

istoriaH

CONQUISTA

ANTES DE LA CONQUISTA

El descubrimiento se asocia con el momento más restringido que los antropólogos llaman contac-to. Es decir, los instantes inicia-les, de adquisición de nuevos conocimientos geográ�cos o culturales, y del principio de una nueva situación.

El encuentro, en cambio, va más allá. No tiene límites cronológi-cos. Hay encuentro entre Colón y el pueblo Taíno de las Antillas, y también en Cajamarca entre Atahualpa y Pizarro, y cada vez que una sociedad colonial o republicana se relaciona con otra indígena. En ese momento, cada una de ellas reelabora su visión y concepción acerca del otro.En un sentido más restringido, encuentro se re�ere a "los momentos iniciales, cuando para cada una de las culturas involucradas se plantea -trági-camente a veces- el problema de la existencia de mundos distintos, de paradigmas diferentes y de la ausencia de referentes adecuados para interpretar los acontecimien-tos." (Martínez, 1991).Antes de la Conquista, en América había un desarrollo desigual. Contaba con zonas altamente pobladas y otras casi desiertas. Las estimaciones de población para la época son muy diversas, abarcando un rango desde los 13,5 millones de habitantes, hasta los 90 ó 112 millones.En el norte estaba el Imperio Azteca, en un estado de civiliza-ción superior basado en el cultivo del maíz. Los Mayas ocupaban el sureste de México, la península de Yucatán y la actual Guatemala. En el subcontinente sur estaban los Incas, desde Ecuador hasta el centro de Chile.

La conquista y anexión del Nuevo Mundo por parte de España se realizó en menos de 50 años. Las Antillas fueron el punto de partida para llegar al imperio azteca; desde Panamá, por la costa del Pací�co, se avanzó a Perú y Chile; y la empresa de Hernando de Magallanes, que bordeó el continente por el Atlántico, permitió la penetración del Plata. La colonización del interior se realizó desde el Alto Perú.

LA TIERRA ANTES DE COLONSegún Colón la tierra era redonda, sin bien estaba muy cerca a la realidad luego se descubrió que es geoide, sin embargo había miles de teorías de cómo era la tierra una más divertida que la otra, algunas decían que era completamente plana, otros que era un semicirucla sostenida por inmensos elefantes. Si tenés ganás olvidate que la tierra es geoide y dibujala cómo te la imaginas.Cualquier cosa vale, usa tu cabeza.

A las dos horas después de medianoche pareció la tierra, de la cual estarían dos leguas. Amainaron todas las velas y quedaron con el treo, que es la vela grande, sin bonetas y pusiéronse a la corda tempori-zando hasta el día viernes, que llegaron a una isleta de los Lucayos, que se llama en lengua de indios Guanahaní. Luego vieron gente desnuda y el almirante salió a tierra con la barca armada y Martín Alonso Pinzón y Vicente Anes, su hermano, que era capitán de la Niña. Sacó el almirante la vandera real y los capitanes con dos vanderas de la Cruz Verde, que llevaba el almirante en todos los navíos por seña, con una F y una Y, encima de cada letra de su corona, una de un cabo de la cruz y otra del otro. Puestos en tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escrivano de toda el armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dixo que le diesen por fe y testimonio como él por ante todos tomava, domo de hecho tomó, posesión de la dicha isla por el rey y por la reina sus señores, haziendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contienen en los testimonios que allí se hizieron por escrito. Luego se ayuntó allí mucha gente de la isla.

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Cristóbal Colón partió del puerto de Palos (Huelva) el 3 de agosto de 1492, al mando de tres carabelas: La Pinta, La Niña y la Santa María. Meses más tarde, concretamente el 12 de octubre de 1492 esta expedición arribó a América.

Pero en realidad no se trataba de tres carabelas, sino de dos carabelas y una nao, pues la Santa María —propiedad de Juan de la Cosa— era una nao construida en Galicia y conocida por La

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gazetitade marchiquita

LALA SANTA MARÍA, LA PINTA Y LA NIÑA

gallega antes de que Colón la rebautizara. Medía 78 pies de largo, 26 de ancho y tenía un calado de 7 pies, con un peso muerto de 225 toneladas. Su tripulación estaba formada por 30 marineros y 2 grumetes.

La nao se perdió para siempre el 24 de diciembre, cuando se encalló y se hundió a la altura del actual cabo Haitien en La Española (hoy Haití). La tripulación quedó en tierra por órdenes de Colón fundando el fuerte Navidad, primer asentamiento español en tierras americanas.

DECIAN QUEERAN DOS

SANTA MARIALa Santa María no era una carabela, en contra de lo que la apelación colectiva tradicional de las "Tres Carabelas" a�rma. Se trataba de una carraca o nao en el lenguaje náutico español de la época. Con sus tres palos era una carraca menor construi-da, al parecer, en Galicia1 , razón por la cual fue llamada originalmente La Gallega y era propiedad de Juan de la Cosa. De acuerdo con las normas de estiba de entonces, la Santa María podía llevar una carga de 106 toneladas de la época (51 toneladas actuales).En el palo mayor aparejaba dos velas cuadradas: la mayor con una cruz roja en el centro y una vela de gavia. El trinquete portaba una sola vela cuadrada y el palo de mesana aparejaba una vela triangular latina. Del bauprés colgaba una vela de cebadera. La Santa María se perdió en aguas del Caribe durante el primer viaje

LA PINTALa Pinta había sido construida en los astilleros de Palos pocos años antes del primer viaje. Fue elegida por Martín Alonso Pinzón por sus cualidades náuticas, ya que él mismo la había alquilado anteriormente. La costeó el concejo de Palos. Su nombre hizo pensar a algunos historiadores que pertenecía a la familia Pinto, pero en realidad fue alquilada a los armadores Gómez Rascón y Alonso Quintero, que fueron en ella a América como marinos. Probablemente su verdadero nombre fuera La Pintá.Era una carabela nórdica de velas cuadradas con un velamen muy sencillo. Los palos de mesana y mayor iban aparejados con una vela cuadrada de grandes dimensiones, en tanto que el trinquete portaba una vela latina. La principal caracterís-tica de esta carabela era su velocidad, hasta el punto que Colón, en su diario de a bordo, hacía referencia a que en una noche había navegado a 15 millas por hora (una milla de la época equivale a 0,8 millas náuticas actuales, por lo que su velocidad sería de unos 11 nudos, la misma que un carguero medio de la actualidad).

LA NIÑALa Niña era una carabela de velas latinas que pertenecía a los hermanos Niño de Moguer, de ahí su nombre. Antes de formar parte de la expedición su denominación era la Santa Clara. Esta embarcación se construyó en los antiguos astille-ros del puerto de la Ribera de Moguer entre 1487 y 1490. Fue elegida por los Pinzón por ser muy maniobrable. También la costeó el concejo de Palos.Las velas de la Niña carecían de rizos, por lo que no tenían sistema de cabos que permitiera reducir la super�cie en caso de fuerte viento. Las jarcias que sostenían los palos estaban enganchadas en los costados del buque. La carabela carecía de castillo de proa, mientras que el alcázar era bastante pequeño. Al llegar a las Islas Canarias le fue cambiado el velamen y se le pusieron velas "redondas" en lugar de las tradicionales "latinas" que portaba.2 Es posible que, durante el primer viaje, la Niña fuera convertida en carabela de velas cuadradas durante la escala en Canarias.3 Posiblemente formó parte también del segundo y tercer viaje de Colón,4 recorriendo en el transcurso de sus viajes más de 25.000 millas náuticas en total.

Las tres carabelas. Tras �rmarse las capitulaciones de Santa Fe el 17 de abril de 1492, en pocos días se reunieron dos millones de maravedíes y se armaron dos carabelas, la Pinta y la Niña, y una nao, la Santa María, que partieron de Palos de la Frontera rumbo a San Sebastián de la Gomera el 3 de agosto de ese mismo año. Eran éstos unos navíos pequeños y fuertes, capaces de alcanzar con buen tiempo velocidades de seis o siete nudos y que, cuando amainaba el viento, podían ser impulsados a fuerza de remos sin excesiva di�cultad. Cada uno tenía un solo camarote para el capitán, pues la tripulación dormía en cubierta. Una vez al día, en un pequeño horno instalado en el centro del barco, se guisaba una comida caliente con gran provisión de ajo. El tiempo lo iban marcando relojes de arena de media hora, a los que regularmente daban vuelta los grumetes. La tripulación de las tres naves era de unos ochenta y siete hombres, incluyendo tres médicos, un despensero, un intérprete y un representante de la reina que llevaba la cuenta del oro y de las piedras preciosas que había a bordo.

EL CAMAROTE DE COLÓN EN LA NIÑASE CONSTRUYO SOBRE EL ALCÁZAR DE LA CARABELA. COLÓN CONVIVIÍ CON EL PALO DE MESANA, LLEVABA LA VELA LATINA.

PALO DE MESANA

ALCÄZAR

FOGON PARA ENCENDERBENGALAS Y ANTORCHAS

BOTE DEL NAVIOSU FUNCION ERA IMPULSAR EL BARCO CUANDO EL VIENTOERA NULO.

MASTILES, VELAS Y REMOSDE REPUESTO

CAÑON DE DEFENSAPROYECTILES DE PIEDRA

CONTENEDOR DE AGUA PARA USO DIARIO

PALO MAYOR

TIMON DE POPA

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Hoy aprendemos sobre...

istoriaH

La infancia de Colón, como su fecha y lugar de nacimiento, también aparece envuelta en nebulosa. El mismo Almirante señala que desde muy joven aprendió el o�cio de la mar, sin duda alentado por el carácter marinero de la ciudad de Génova y la ebullición del comercio mediterráneo que inundaba la ciudad. Parece ser que a los dieciocho años estuvo al servicio del corsario francés Guillaume de Casenove, quien asediaba las naves venecianas que comercia-ban con Flandes por el Atlántico, hacia 1470. Un episodio mejor documentado re�ere que Colón formó parte de la tropa que, al mando de Renato de Anjou, nombrado heredero de la reina Juana de Nápoles, se enfrentó a Alfonso V de Aragón y posterior-mente a Juan II. Una tercera referencia, algo más dudosa, aparece en un documento que habla de un corsario que en 1473 asoló las costas valencianas y catalanas. Por último, se sabe que Colón participó en una �ota genovesa que hacia 1474-75 salió en defensa de la isla de Quíos, asediada por los turcos, en donde los genoveses adquirían la goma. Un año más tarde Colón aparece formando parte de una �ota genovesa que se dirige a vender la goma de Quíos en los puertos de Inglaterra, Portugal y Francia. Siendo atacada por el corsario Casenove, el barco en el que Colón viaja naufraga y éste puede alcanzar a nado la costa de Portugal, asentándose en Lisboa, donde existe una amplia colonia genovesa. Es en Lisboa donde Colón conocerá a su mujer, Felipa Moniz de Perestrello, de familia noble y afamada. Duran-

te estos años, Cristóbal Colón se dedicó al comercio y hubo de tratar con gentes marineras, que a buen seguro contarían historias sobre la existencia de tierras más allá del mar, sobre extraños objetos o troncos encontrados �otando y sobre naufragios en costas alejadas y desconocidas hasta entonces. En esta misma época (1481), Colón viaja a la costa oeste africana como miembro de la expedición de Diego d´Azambuja y a Inglaterra, portando productos desde Génova. El mismo Almirante declara, aunque algunos autores lo ponen en duda, que pudo haber tocado las costas de Islandia. No cabe duda de que todos estos viajes otorgarán a Colón una acreditada experiencia en las artes de navegación, así como un vasto conocimiento de la geografía de la época. En la mentalidad de cientí�cos y navegantes de �nales del siglo XV existen ya diversas ideas y concepciones que dan pie a la creencia de Colón en una ruta occidental hacia las Indias de la especiería -el oriente asiático- más corta y ajena al peligro que suponen la piratería y los turcos. El Mediterráneo es por aquel entonces un mar demasiado estrecho y peligroso, donde naciones enemigas y piratas de toda clase di�cultan o impiden la ruta que lleva hacia los ricos países orientales productores de especias y productos exóticos. Unos siglos antes, Marco Polo, entre otros, abrió el camino de la larga travesía hacia Catay, demostrando además el bene�cio económico que, no obstante el largo y peligroso viaje, puede deparar una carga de mercaderías traída desde Oriente. La ruta occidental por mar, más segura que la travesía terrestre y más rápida que la marítima bordeando el sur de África, ya explotada por los portugueses, se convierte a mediados del siglo XV en un foco de especulaciones, con�gurándose paulatinamente en una creencia cierta sobre la que cada vez se acumulan más datos. Toscanelli, en cuyas a�rmaciones creerá Colón, no sólo piensa que debe existir una ruta occidental que libre del peligro de los turcos, sino además �ja la distancia de la ignota isla Antilla del Atlántico con la isla de Cipango (Japón) en 2500 millas. El mismo cientí�co transmite a Colón por carta sus impresiones. El viaje de Colón a los nuevos territorios no debe explicarse como un hecho aislado o fruto de la mera casualidad. Desde algunos siglos antes se vienen produciendo diversos antecedentes que preparan el camino para la gran navegación transatlántica. Un antecedente claro sitúa a los vikingos tocando la costa americana hacia el año 1000. En el mundo ibérico, las navegaciones exploratorias cada vez son más frecuentes, contribu-yendo a crear un corpus de información geográ�ca y astronómica e incorporando nuevos territorios a los ya conocidos. Las innovaciones y mejoras técnicas o las incorporaciones de adelantos procedentes de otras culturas, como el astrolabio, facultan a las naves de los reinos ibéricos para realizar grandes travesías. Desde el siglo XIII la acumulación de conocimientos, además del empuje demográ�co y el dinamismo económico, parecen actuar a favor del descubrimiento de nuevas tierras. En 1415 Enrique el Navegante fundó en Sagres un centro de estudios cartográ�cos y náuticos, que recogía las noticias y hallazgos procedentes de las exploraciones del litoral africano. Unos años más tarde, Juan II de Portugal instauró la Junta dos Matemáticos, encargada de elaborar tablas de navegación basadas en los conocimientos mallorquines y catalanes sobre el Mediterráneo. El convencimiento de Colón en la posibilidad de establecer una ruta oceánica occidental pudo basarse, también, en las conversaciones que supuestamente mantendría con marineros tanto en el Puerto de Santa María como en Murcia, que asegurarían haber conocido costas lejanas tras ser arrastrados por el temporal. El dinamismo portugués en cuanto a sus exploraciones por África, fomentadas desde la corona, es una cuestión conocida en la época. En 1484 Diego Cao es premiado por el rey Juan II por sus exploraciones africanas, lo que sin dudad anima a Colón a presentar su proyecto a la corte portuguesa. Solicita al rey la equipación de tres carabe-las con vituallas y mercaderías para comerciar, ser armado caballero y Almirante y Gobernador de los territo-rios descubiertos y adjudicarse un diez por ciento del bene�cio económico que se obtenga de las nuevas tierras y participar con un octavo en cada barco que comerciase con los países hallados. La negativa del monarca a secundar la operación parece provocada por estar inmerso en las exploraciones africanas, convencido de estar ya en la mejor ruta hacia oriente -la africana-, y compro-metidas las arcas reales en la empresa. Posiblemente, una vez rechazado el proyecto, pudo enviar una carabela que, tras seguir las indicaciones dadas por Colón, debió de volver de vacío. En los inicios de 1485 Colón pierde a su esposa y abandona Portugal, quién sabe si por deudas o acusado de conspirar contra el rey. Lo cierto es que su hermano Bartolomé ofrece el proyecto a Enrique VIII de Inglaterra, quien también lo rechaza. Parte entonces Cristóbal Colón hacia Palos, para ofrecer su plan a los reyes de Castilla y Aragón. El desembarco en Palos hubo de hacerse a causa de las noticias que circulaban en la localidad, conoci-das de Colón, acerca de un viaje del piloto Alonso Sánchez de Huelva hacia el occidente atlántico. Se supone que el prior de La Rábida, fray Juan Pérez, y el cosmógrafo fray Antonio de Marchena pudieron entregar el diario y una carta de ruta del piloto, que pudo usar Colón en su primer viaje. A través de diversos personajes interpuestos

tienen noticia los Reyes Católicos del proyecto de Colón, siendo recibido por estos en Alcalá de Henares el 20 de enero de 1486. Aparte de las ganancias económicas, la idea de Colón reunía en sí misma grandes aspiraciones del mundo

cristiano de la época, como el comercio directo con Oriente, el contacto con los misteriosos reinos cristianos del Preste Juan y el remate al ideal de Cruzada con la toma de�nitiva de Jerusalén. Valedores de Colón fueron fray

Juan Pérez y el contador mayor, Alonso de Quintanilla, quines consiguieron que una junta consultiva se reuniese en Córdoba para examinar sus ideas. Posiblemente fue el confesor de la reina Isabel, Hernando de Talavera,

quien, contrario al proyecto, fomentó la negativa de la junta. Parece, además, que otras razones incidieron en el rechazo a apoyarlo, fundamentalmente la guerra establecida con el reino nazarí de Granada y las desme-

suradas peticiones de Colón, ciertamente inéditas en la época. Entre tanto se delibera en la corte de Isabel y Fernando, Bartolomé Colón ha pasado a Francia, donde

ofrece el plan de su hermano a Ana de Beaujeu, regente durante la minoría de edad de Carlos VIII. En Francia tampoco se prestará demasiado crédito al proyecto.

Las deliberaciones en la corte castellana duraron varios años, durante los cuales Colón no obstante fue mantenido por indicación de la Corona. Son años en los que Colón va ganando adeptos en la corte, como fray Diego de Deza, o Medinaceli, en cuya casa se alojó por dos años. Una nueva negativa de la corte le empujó a marchar de España, pasando antes por La Rábida. Desde aquí fray Juan Pérez hace un último intento, escribiendo una carta a la reina Isabel, como resultado de la cual Colón es llamado a Santa Fe (Granada) para empezar a negociar. En este punto la intervención de Luis de Santángel, escriba-no de ración de la corona de Aragón, resulta crucial, pues persuade a la reina de la viabilidad y conveniencia del proyecto. La negociación �naliza el 17 de abril de 1492, dando lugar a las Capitulaciones de Santa Fe. En ellas se determina que Colón y sus

herederos ostentarán el cargo de Almirante en todos los territorios que pudiera descubrir, cobrando el quinto de las mercancías; se le nombra también virrey y gobernador de las

tierras descubiertas, con poder para nombrar funcionarios; recibirá la décima parte de los tesoros conquistados o adquiridos y ejercerá de juez en cuantas cuestiones comerciales se

pudieran suscitar; podrá participar con un octavo en cualquier expedición comercial que se emprendiese, obteniendo así un octavo de los bene�cios. Se equipara así a Colón en rango

con el Almirante de Castilla, con los mismos privilegios y mercedes, y su hijo Diego es nombra-do paje del príncipe don Juan. Las pretensiones de Colón son inusitadas para la época, pues

aparte de exigir un alto porcentaje sobre los bene�cios de la empresa, sus aspiraciones políticas le convertirían de hecho en el segundo dignatario de Castilla tras la reina. Sus pretensiones son

más desmesuradas aun considerando que se trata de un advenedizo, un extranjero apenas llegado que presenta un plan supuestamente inconcebible. El acuerdo con los reyes de Castilla y Aragón

indica, por tanto, que en la mentalidad y conocimientos de la época ya estaba la posibilidad de realizar un viaje así. Además, juega a favor de Colón el hecho de que la toma de Granada ha acaba-

do, lo que permite a los Reyes distraer su atención hacia otros asuntos y dedicar recursos al nuevo proyecto.

El 30 de abril de 1492 los reyes envían una misiva a Palos en la que ordenan la construcción de dos carabelas que pondrán al servicio de Colón, como pago o castigo contraído con anterioridad. El mismo Colón se desplaza a la localidad para formar la tripulación, encontrando reticencias hasta que intervie-ne fray Juan Pérez y se enrola el afamado marino Martín Alonso Pinzón, ofreciendo una carabela propia. Con él se enrolan también sus hermanos Francisco Martínez y Vicente Yáñez Pinzón y el piloto Juan de la Cosa. Armadas las carabelas Pinta, Niña y la nao Santamaría, salen del puerto la madrugada del 3 de agosto de 1492, dirigiéndose a Canarias, donde arribarán más tarde. Aquí repostan y hacen las oportunas reparaciones, tras lo que parten en dirección oeste. La duración de la travesía comienza a impacientar a la tripulación, surgiendo amagos de sublevación que son atajados por Colón mintiendo sobre la distancia recorrida y prometiendo regalos. La situación comienza a ser desesperada cuando Rodrigo de Triana avistó tierra el 12 de octubre, habiendo llegado a la isla Guanahaní (San Salvador, Watling). Durante este viaje realizó además exploraciones durante tres meses por otras islas cercanas, a las que bautizó como Juana (Cuba) y La Española (Haití). En ésta parece ser que tuvo el primer contacto con un jefe nativo, Guacanagari, quien le regaló objetos de oro. En la Nochebuena de 1492 la Santa

María embarrancó, lo que persuadió a Colón de aprovechar sus restos para construir un fuerte ("Navidad") donde quedarían algunos miembros de la expedición, para amistarse con los indios y

establecer una colonia. Separada la Pinta tras la insubordinación de Martín Alonso Pinzón, quien se había ido a explorar la mítica isla de Babeque, Colón parte con la Niña hacia España

el 2 de enero de 1493, llevándole las corrientes a Lisboa. En esta ciudad, Juan II alega que las nuevas tierras son suyas, en función del tratado de Alcaçobas, lo que generará

una polémica que no quedará saldada hasta la intervención del papa Alejandro VI y el acuerdo establecido por el Tratado de Tordesillas. Vuelto a España, los reyes le reciben en Barcelona. Colón les trae presentes y lleva consigo a seis indios. Son los primeros indígenas bautizados, encargando los reyes a Colón emprender un nuevo viaje en el que llevará consigo a fray Bernardo Boyl y otros religiosos para convertir a la población. El segundo viaje cuenta ya con un ingente despliegue de medios, lo que indica un interés colonizador. Se preparan mil quinientos hombres y diecisiete barcos carga-dos con vituallas y provisiones tanto para mantenerse como para fundar establecimientos permanentes. Entre los viajeros �guran el hermano de Colón, Diego, Ponce de León, fray Antonio de Marchena, Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa, Pedro Margarit, etc. El regreso al fuerte Navidad es desolador, encontrando sólo restos que indican un ataque indígena y disensiones de los españoles, algunos de los cuales habrían partido a la región del cacique Caonabo con la esperanza de encontrar oro. El 6 de enero de 1494 se fundó la primera ciudad, La Isabela, en un lugar malsano que provocó que fuera abandonada dos años más tarde, fundando Santo Domingo a instancias de Bartolomé Colón. Entre tanto, continuó Colón realizando exploraciones, convencido de estar ante las puertas de los reinos del Gran Khan. Así, reconoce por

completo La Española y explora Cuba, Jamaica y algunas islas meno-res. Tras dejar a Francisco Roldán como Alcalde Mayor de la Isabela,

emprendió el viaje de regreso a España. Surgió entonces el con�icto entre Roldán y Diego Colón, que provocará la primera sublevación. Los desórdenes

producidos llegan a oídos de la corona, quien envía un visitador para investigar. Como resultado, se presentan acusaciones contra Colón, que son ignoradas por los

Reyes. El 30 de mayo de 1498 parte Colón por tercera vez, con una �ota de seis barcos y seiscien-

tos hombres.

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ontratapaCTe invitamos a participar, mandar tus fotos o la de tus mascotas, con la autorización de tus padres y del colegio, queremos que seas parte de LA GAZETITA porque vos tenés un look y está bueno que todos lo conozcan.Mandalas a [email protected] En el asunto poné FOTOS PARA LA GAZETITA

HOY SALEN EN LA GAZETITA...

8- La Gazetita

ELLAS SON CELE,MALE,LUCI Y CLARI

FANS TOTALES DE LA ERA DEL HIELO, DE GATURRO Y SE DICE QUE SON LAS MEJORES ALUMNAS.....MMMMMMM!!!!

ELLA ES CANDELA

CANDELA CUMPLIÓ UN AÑITO EL PASADO 25 DE SEPTIEMBRE. SUS PAPÁS, MÓNICA VARELA Y MARCOS CRUCES LA AMAN CON TODO SU CORAZÓN.

EL ES NICO

EL 6 DE OCTUBRE CUMPLE AÑOS EN GENERAL PIRAN NICOLÁS, LO SALUDA SU FAMI-LIA