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5 La función de la cobertura de las ranuras C. John Baker 71 En la labranza de conservación el elemento que tiene más influencia sobre la emergencia de las plántulas es la naturaleza de la cobertura de las ranuras. Observando las ranuras (surcos o aperturas) del suelo sembrado después del pasaje de las sembradoras para labranza cero se verán va- rios tipos de cobertura de las semillas y de ranuras que a continuación se describen en las cinco clases siguientes (Baker et al., 1996): 1. Clase I: semillas visibles (Lámina 30). Poco o ningún suelo cubre la semilla. 2. Clase II: suelo suelto (Lámina 31). Suelo suelto o una pequeña cantidad de residuos superficiales (menos del 30 por ciento) que ha sido recolocado sobre el surco para cubrir las semillas. 3. Clase IIIa: residuos y suelo intermitentes (Lámina 32). Hay una cantidad variable de residuos (30 por ciento o más) sobre el suelo que cubre las semillas. Clase IIIb: mezcla parcial de residuos y suelo (Lámina 33). Esta mezcla (más del 30 por ciento) está dentro del suelo y no sobre este; el suelo suelto cubre la ranura. 4. Clase IV: mezcla completa de residuos y suelo (Láminas 34 y 35). El suelo y una cubierta de hasta un 70 por ciento de resi- duos han sido llevados sobre la ranura en casi la misma posición en que estaban an- tes de la siembra; la mayor parte del suelo cubre los residuos que a su vez cubren las semillas. La base de estas clasificaciones fue descrita por Baker (1976a, b, c) y Baker et al. (1996) Lámina 30 Semillas visibles en la cobertura de una ranura Clase I en labranza cero (de Baker et al., 1996).

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Page 1: La función de la cobertura de las ranuras · La función de la cobertura de las ranuras 73 Lámina 33 Un ejemplo de cobertura de ranura Clase IV en labranza cero sobre abundantes

5La función de la cobertura de las ranuras

C. John Baker

71

En la labranza de conservación el elementoque tiene más influencia

sobre la emergencia de las plántulases la naturaleza de la cobertura de las ranuras.

Observando las ranuras (surcos o aperturas)del suelo sembrado después del pasaje de lassembradoras para labranza cero se verán va-rios tipos de cobertura de las semillas y deranuras que a continuación se describen en lascinco clases siguientes (Baker et al., 1996):

1. Clase I: semillas visibles (Lámina 30).Poco o ningún suelo cubre la semilla.

2. Clase II: suelo suelto (Lámina 31). Suelosuelto o una pequeña cantidad de residuossuperficiales (menos del 30 por ciento) queha sido recolocado sobre el surco paracubrir las semillas.

3. Clase IIIa: residuos y suelo intermitentes(Lámina 32). Hay una cantidad variablede residuos (30 por ciento o más) sobre elsuelo que cubre las semillas.Clase IIIb: mezcla parcial de residuos ysuelo (Lámina 33). Esta mezcla (más del30 por ciento) está dentro del suelo y nosobre este; el suelo suelto cubre la ranura.

4. Clase IV: mezcla completa de residuos ysuelo (Láminas 34 y 35). El suelo y unacubierta de hasta un 70 por ciento de resi-duos han sido llevados sobre la ranura encasi la misma posición en que estaban an-

tes de la siembra; la mayor parte del suelocubre los residuos que a su vez cubren lassemillas.

La base de estas clasificaciones fue descritapor Baker (1976a, b, c) y Baker et al. (1996)

Lámina 30 Semillas visibles en la cobertura deuna ranura Clase I en labranza cero (de Bakeret al., 1996).

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72 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

quienes observaron que cuando las semillasestaban bajo una cobertura intermitente de sueloy residuos (Clase IIIa), en condiciones secas,

emergían a través de una capa de hierba muer-ta o de residuos y suelo, pero no habían emergi-do donde la cobertura era solo de suelo o donde

Lámina 31 Un ejemplo de cobertura de una ranura Clase II en labranza cero (de Baker et al.,1996).

Lámina 32. Un ejemplo de cobertura de ranura Clase IIIa en labranza cero (de Baker et al., 1996).

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73La función de la cobertura de las ranuras

Lámina 33 Un ejemplo de cobertura de ranura Clase IV en labranza cero sobre abundantes resi-duos en pie de trigo y paja desparramada (de Baker et al., 1996).

Lámina 34 Un ejemplo de cobertura de ranura Clase IV en labranza cero sobre malezas pocodensas. Notar el movimiento y recolocación de los residuos disponibles en su posición original y laausencia de inversión del suelo después del pasaje de la sembradora (de Baker et al., 1996).

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74 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

no había cobertura. Esto sugirió que la cober-tura con suelo podría no ser la mejor, tal comopreviamente se había asumido.

De hecho, algunos ingenieros y agrónomoscontinúan, en forma equivocada aún hoy día,a suponer que la mejor cobertura para las se-millas es un suelo suelto (Calse II). Esta su-posición tiene su origen en las camas de se-millas que se han preparado para la labranzatradicional durante siglos. En los suelos muylabrados no existen residuos de ningún tipo.Generalmente, han sido enterrados o quema-dos antes de la labranza.

El único otro recurso disponible para la co-bertura además de suelo limpio y suelto, es talvez el efecto de la presión de las ruedas quecausan una ligera compactación, si bien esebeneficio es dudoso. Por esta razón, el suelosuelto ha sido considerado como la mejor co-bertura, por lo menos en los suelos labrados.

En base a la suposición de que «el suelo sueltoes lo mejor» algunos ingenieros postularon quepara la labranza cero era necesario labrar elsuelo en una serie de fajas y sembrar en esasfajas labradas tal como se haría en un suelocompletamente labrado; en este caso se dejaríaentre las fajas el resto de la cama de semillassin labrar. Esta forma de labranza en fajas hasido descrita anteriormente en el Capítulo 4.

Lamentablemente, esta visión simple no tie-ne bases científicas y se sabe ahora que des-truye varios recursos muy especiales cerca-nos a la semilla que presentan muchos suelossin labrar: la cobertura de residuos, un siste-ma de macroporos sin romper dentro de lazona de las semillas y la humedad en equili-brio en el suelo, cercana al 100 por ciento.

La función de la humedaddel suelo

La atmósfera de los macroporos dentro deun suelo cubierto de residuos y sin labrar tie-ne un punto de equilibrio de humedad cerca-no al 100 por ciento (Scotter, 1976) hasta el

«punto permanente de marchitez» que es aquelen que el suelo está demasiado seco para per-mitir la sobrevivencia de las plantas. De he-cho, esta es del 99,8 por ciento, incluso en elpunto de marchitez (tensión kPa 1 500). En lasiembra de labranza cero, el suelo es roto so-lamente por las ranuras en la superficie dondehan pasado los abresurcos de la sembradora.La mayor pérdida de humedad del suelo ha-cia la atmósfera ocurre en esas ranuras. Elobjetivo, por lo tanto, de sembrar en suelossecos debería ser el de crear ranuras que nofavorezcan la pérdida de humedad de esaszonas ya que es el lugar en que son colocadaslas semillas; estas requieren humedad parainiciar el proceso de crecimiento de la planta.

La clasificación de las coberturas citada an-teriormente está ordenada en orden ascendentede retención de humedad. Una cobertura«completa» (70 por ciento o más) de suelo y/o residuos (Clase IV) retiene más humedadque una cobertura intermitente de suelo y re-siduos (30 al 70 por ciento de residuos, ClaseIII) que es mejor que el suelo suelto (menosdel 30 por ciento, Clase II), el cual a su vez esmejor que sin cobertura (Clase I).

Choudhary (1979) y Choudhary y Baker(1981b) midieron la pérdida diaria de hume-dad relativa (HR) de varias formas diferentesde ranuras de suelo bajo condiciones contro-ladas de sequedad con temperaturas constan-tes. Usaron la pérdida promedio diaria de hu-medad relativa (HR) para los primeros tresdías después de la siembra y computar un va-lor índice de la capacidad de una ranura pararetener la humedad, o sea el potencial de hu-medad de vapor cautivo (MVPC).

MVPC =1

(promedio de tres días de pérdida de HR %)

El Cuadro 3 presenta los resultados de dosexperimentos separados en los cuales Choudha-ry colocó un pequeño medidor de humedad enposiciones que serían normalmente ocupadas por

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las semillas dentro de las ranuras abiertas enun suelo seco. Recipientes de suelo sin distur-bar (de peso de 0,5 cada uno) fueron coloca-dos en ambientes controlados a temperaturaambiente y HR constante del 60 por ciento.

La humedad relativa es una medida de lacantidad de vapor de agua contenida en la at-mósfera del suelo a cualquier temperatura. Lafuente de abastecimiento de vapor de agua enlas ranuras sembradas es el ambiente que lasrodea ya que el equilibrio de la humedad rela-tiva está siempre cerca del 100 por ciento (porlo general es menos del 100 por ciento de hu-medad relativa salvo cuando llueve o hay nie-blas densas); la tasa de escape de vapor de aguahacia la atmósfera del suelo está controlada porla resistencia a la difusión de los gases que pa-san a través del medio de cobertura en o sobrela ranura. Al menos por unos pocos días des-pués de la siembra, las temperaturas del suelo(e incluso dentro de la ranura) pueden perma-necer a niveles relativamente constantes (Baker,1976a). Por lo tanto, las mediciones de la hu-medad relativa en las aberturas a esas tempera-turas constantes reflejan con precisión la canti-dad de vapor de agua (o de la presión de vaporde agua) en la ranura en ese momento.

Los valores más altos de MVPC (o los va-lores más bajos de pérdidas de humedad rela-tiva en porcentaje) para las coberturas de ClaseIV indican que esa ranura tuvo, por ejemplo,un mayor potencial de retención de vapor de

agua dentro de la ranura que la cobertura dela Clase II, la cual a su vez tuvo una mayorretención de vapor de agua y menor pérdidadiaria (en porcentaje) de humedad relativa quela cobertura de Clase I. En estos experimen-tos, la cobertura de Clase IV fue, de hecho,65 por ciento mejor que la clase II y un 154por ciento mejor que la Clase I, respecto a laretención de humedad dentro de la ranura. LaClase III no fue incluida en el experimento.

También fueron estudiados los efectos de latransferencia de humedad del microambientede la ranura variando la humedad del aire a unatemperatura constante (Choudhary, 1979;Choudhary y Baker, 1980, 1981b). La hume-dad dentro de las ranuras se incrementó a me-dida que la humedad relativa del ambiente au-mentó del 60 al 90 por ciento. Las formas deranura en las cuales la humedad se incrementómás rápidamente con el aumento de la hume-dad ambiental obviamente disminuirán (se se-carán) más rápidamente después de la siembray serán menos favorables para la germinaciónde las semillas y el establecimiento de las plan-tas. El cambio más rápido se encontró en lasranuras abiertas en forma de V (cobertura Cla-se I) en las que la humedad relativa se incre-mentó a razón de un 8 por ciento diario segui-das por las ranuras en forma de U (coberturaClase II), seguida a su vez por las ranuras enforma de T invertida (cobertura Clase IV) conun incremento de solo un 1 por ciento diario.

Cuadro 3 Efecto de la forma de la ranura y la cobertura sobre la tasa de secado de la ranura y elpotencial de vapor cautivo (MVPC).

Ranura en V Ranura en U Ranura en T invertida(cobertura Clase I) (cobertura Clase II) (cobertura Clase IV)

Pérdida diaria Pérdida diaria Pérdida diariade HR (%) MVPC de HR (%) MVPC de HR (%) MVPC

Experimento 1 4,23 0,24 2,78 0,36 2,34 0,43Experimento 2 3,13 0,32 2,03 0,49 1,02 0,98Promedio 3,68 0,28 2,41 0,43 1,68 0,71

MVPC = 1/(promedio de tres días de pérdida de HR).

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76 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Para las ranuras en forma de T invertida (co-bertura Clase IV), la tasa de rehumedecimientofue casi la misma que la tasa de secado (aproxi-madamente un 1 por ciento diario), pero parala ranura en forma de V (cobertura Clase I) latasa de rehumedecimiento fue de cerca deldoble de su secado. Esto confirmó que la co-bertura de la Clase I contribuyó escasamentea aislar el microambiente de la ranura de lascondiciones ambientales cambiantes, mientrasque la cobertura de Clase IV había efectiva-mente aislado la ranura de los cambiosclimáticos y retuvo una alta humedad atmos-férica en la misma.

Desde un punto de vista práctico, si se siem-bra en un suelo favorable y la semana siguientees dominada por vientos calientes y secos, laranura debería haber presentado un hábitat idealpara las semillas en el momento de la siembra;sin embargo, se podría transformar en un am-biente hostil, salvo cuando la ranura está pro-tegida para esos cambios climáticos por mediode una cobertura adecuada. Choudhary y Baker(1982) mostraron que la labranza cero con ra-nuras de cobertura de Clase IV permitía la ger-minación de las semillas y la emergencia de lasplántulas en suelos que eran demasiado secospara permitir la germinación de las semillastanto en labranza convencional como con otrosabresurcos para labranza cero.

Un experimento de campo en Manawatu,Nueva Zelandia, antes de que fuera evaluadala cobertura de Clase IV (Baker, 1976a, c),indicó que el suelo suelto (coberturas Clase IIy III) es mejor que ninguna cobertura (cober-tura Clase I). En este experimento, se sembrócebada (Hordeum vulgare) a fines de la pri-mavera usando abresurcos de azada (ranurasen forma de U) en un suelo arcilloso sedimen-tario con humedad adecuada. La mitad de lossurcos sembrados fueron cubiertos pasandouna rastra de barras (cobertura Clase IIIa) yen la otra mitad las ranuras quedaron tal comofueron dejadas por la sembradora (esencial-mente sin cubrir, cobertura Clase I). El perío-do después de la siembra fue cálido, seco y

ventoso. Ocho días después de la siembra, lacobertura de Clase IIIa tenía 205 plantas/m2,comparadas con el otro tratamiento que teníasolamente 22 plantas/m2.

Un experimento ejecutado simultáneamen-te y en el mismo suelo mostró que un mayortamaño de la semilla no compensó una cober-tura deficiente. Cuando se esperaba que lassemillas más grandes tuvieran más vigor yfueran, por lo tanto, capaces de compensar lasdificultades en la emergencia, bajo la labran-za cero pareció haber sucedido lo contrario. Eneste experimento, una especie de semilla pe-queña como la alfalfa (Medicago sativa) y unaespecie de semilla grande como el maíz (Zeamays) fueron sustituidas por cebada y bajo la-branza cero exactamente con el mismo trata-miento. Después de 10 días la alfalfa tenía 118plantas/m2 bajo la labranza con cobertura Cla-se IIIa y 87 plantas/m2 bajo la cobertura ClaseI. Después un período similar el maíz tenía4,6 y 0,3 plantas/m2, para las dos clases decobertura, respectivamente.

Mientras que la cobertura Clase IIIa incre-mentó la emergencia de las plántulas, tanto conlas semillas pequeñas como con las grandes, elincremento fue menor con la alfalfa que con elmaíz y la cebada. Las semillas pequeñas de laalfalfa aparentemente tuvieron la posibilidadde encontrarse mejor cubiertas con suelo o re-siduos, lo cual produjo un microambiente fa-vorable, incluso en la situación de la Clase I,que el ambiente que encontraron las semillasmás grandes de cebada, las cuales de cualquiermanera quedaron mejor colocadas al respectoque las semillas más grandes del maíz.

Unos pocos días después de las medicionesde este experimento, la lluvia aseguró la ger-minación de todas las semillas en los tres ex-perimentos y las diferencias entre los trata-mientos desaparecieron. Por esta razón, losefectos de la cobertura fueron importantes solocuando el suelo estaba seco o secándose, sibien, tal como se describe en el Capítulo 7, lacobertura también es importante, por otrasrazones, en condiciones húmedas.

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77La función de la cobertura de las ranuras

Como evidencia adicional de la importan-cia de la cobertura en los suelos húmedos ysecos, el Cuadro 4 resume los «mejores»y «peores» tratamientos de 30 experimentosllevados a cabo en Nueva Zelandia entre 1971y 1985. Cada experimento comparó, entreotras cosas, los efectos de diferentes abresur-cos y clases de coberturas bajo diferentes con-diciones de humedad del suelo, sobre la emer-gencia de las plántulas de varios cultivos(Baker, 1979, 1994).

Hay varias tendencias claras que surgen delCuadro 4 y los experimentos están agrupadosen ese sentido. El primer grupo es la tenden-cia a mejorar la emergencia de las plántulasen las coberturas de las Clases III y IV, dondehabía residuos superficiales y los suelos eranmuy secos (experimentos 1-12) o muy húme-dos (experimentos 25-30). A medida que lascondiciones de humedad se acercaron al pun-to óptimo (experimentos 13-18) y/o cuandono había residuos en la superficie (experimen-tos 19-24), las diferencias entre las clases decobertura generalmente fueron menores oinexistentes.

Tal vez es más importante señalar la magni-tud de las diferencias encontradas en los resul-tados. El hecho de que diferencias de dos a 14veces no son comunes en la experimentaciónagrícola sugirió que la forma de las ranuras yla cobertura tenían una gran influencia en laconfiabilidad del éxito de las prácticas de la-branza cero, algo que no había sido reconoci-do o de lo que no se había informado anterior-mente; incluso una relación de 1,2:1 significauna ventaja del 20 por ciento para el mejor tra-tamiento.

Otro hecho a destacar es que, cuando lascoberturas de Clase I y II fueron incluidas enlas comparaciones, fueron casi invariablemen-te clasificadas como el «peor» tratamiento o«no mejor que» los otros tratamientos. Rara-mente superaron a cualquier otro tratamiento,con las excepciones en dos suelos húmedossin residuos, donde la emergencia de las plán-tulas fue baja en todos los abresurcos compa-

rados. Por otro lado, las coberturas de las Cla-ses III y IV nunca fueron superadas por nin-gún otro tratamiento con residuos superficia-les en suelos óptimos húmedos o secos.

El Cuadro 4, por razones de simplicidad,incluye solo los «mejores» y «peores» trata-mientos. Las comparaciones de otros trata-mientos intermedios entre esos extremos noestán incluidos. Sin embargo, casi invariable-mente, la cobertura de Clase IV produjo unamayor emergencia de plántulas que la cober-tura de la Clase III, la cual a su vez superó a lacobertura de la Clase II, especialmente en con-diciones secas. Descripciones más detalladasde estas comparaciones se presentan en losCapítulos 6 y 7.

Métodos de coberturade las ranuras

Hay varios principios involucrados en lacobertura de las ranuras después del pasajede los abresurcos para labranza cero los cua-les a menudo están combinados con un siste-ma de compresión para obtener un mejor con-tacto suelo-semillas. Estos métodos son:

1. Compresión: mueve el suelo hacia los la-dos dentro de la ranura raspando los bor-des para cubrir y obtener el contacto suelo-semilla.

2. Rodillo: presionando verticalmente sobreel suelo a lo largo de la ranura con unrodillo.

3. Presión: presionando selectivamente sobreo dentro de la ranura, mediante un rodillono vertical o presionando principalmentepara obtener un contacto suelo-semilla,con sólo un elemento de cobertura.

4. Arrastre: raspado de material de la super-ficie suelta desde la zona de la ranura yhaciéndolo caer en la ranura con el únicopropósito de formar una cobertura.

5. Deflectores: desvían suavemente el sue-lo desde una parte específica de la ranura

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78 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Cuadro 4 Efectos de la cobertura de las ranuras sobre la emergencia de las plántulas en 30experimentos.

Estado de la Relación dehumedad del Mejor y peor tratamiento la emergenciasuelo y los y clases de cobertura de las plántulas

Año Sueloa Cultivo residuos (mejor):(peor)b (mejor):(peor)

1 1979 S/L Trigo Muy seco (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 14:12 1971 S/L Maíz Seco (R) az. U/C (III) : az. U (I) 14:13 1971 S/L Cebada Muy seco (R) az. U/C (III) : az. U(I) 9,5:14 1972 S/L Cebada Muy seco (R) inv. T/C (IV) : az. U/C (II) 6:15 1979 FS/L Trigo Muy seco (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 5,5:16 1976 FS/L Trigo Seco (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 3:17 1971 S/L Rábano Seco (R) az. U/C (III): az. U (I) 2:18 1979 S/L Trigo Muy seco (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 1,7:19 1979 FS/L Trigo Adecuado (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 1,6:1

10 1979 S/L Alfalfa Muy seco (R) az. U/C (III): az. U (I) 1,4:111 1979 S/L Trigo Muy seco (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 1,3:112 1979 S/L Trigo Seco (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 1,2:113 1978 S/L Trigo Adecuado (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) S.D.14 1978 S/L Lupino Adecuado (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) S.D.15 1979 S/L Trigo Muy seco (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) S.D.16 1979 S/L Trigo Seco (R) inv. T/C(IV) : t.d. V/C (I) S.D.17 1979 S/L Trigo Adecuado (R) inv. T/C(IV) : t.d. V/C (I) S.D.18 1979 S/L Trigo Adecuado (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) S.D.19 1985 S/L Cebada Adecuado (NR) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) S.D.20 1985 S/L Cebada Adecuado (NR) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) S.D.21 1985 S/L Cebada Muy húmedo (NR) inv. U/C (III) : p.p. U/C(I) 4,2:122 1985 S/L Cebada Muy húmedo (NR) inv. T/C (IV) : t.d. V/C(I) 1,7:123 1985 S/L Cebada Muy húmedo (NR) inv. T/C (I) : inv. T/C (IV) 1,6:124 1985 S/L Cebada Muy húmedo (NR) t.d. V/C (I) : inv. T/C (IV) 1,2:125 1985 S/L Cebada Muy húmedo (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 4,4:126 1985 S/L Cebada Muy húmedo (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 2,9:127 1985 S/L Cebada Muy húmedo (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 2,7:128 1985 S/L Cebada Muy húmedo (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 2,5:129 1985 S/L Cebada Muy húmedo (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 1,5:130 1985 S/L Cebada Muy húmedo (R) inv. T/C (IV) : t.d. V/C (I) 1,4:1

a Tipos de suelos: S/L = arcilla sedimentaria; FS/L = arcilla arenosa fina.b (R) = residuos en superficie.

(NR) = sin residuos; (I), (II), (III), (IV) = clases de cobertura en cada experimento. Tratamientos de siembra ycobertura: az. U = abresurco de azada, ranura en forma de U, sin cobertura; az. U/C = abresurco de azada,ranura en forma de U, con cobertura; inv. T = abresurco con alas, ranura en forma de T invertida, sin cobertura;inv. T/C = abresurco con alas, ranura en forma de T invertida, con cobertura; p.p. U = sembradora a golpessimulada, huecos en U, sin cobertura; p.p. U/C = sembradora a golpes simulada, huecos en U, con cobertura; p.t.U = abresurco movido por toma de fuerza, ranura en forma de U, sin cobertura; p.t. U/C = abresurco movido portoma de fuerza, ranura en forma de U, con cobertura; S. D. = sin diferencias; t.d. V = abresurco de triple disco,ranura en V vertical, sin cobertura; t.d. V/C = abresurco de triple disco, ranura en V vertical, con cobertura.

Nota: en todos los experimentos donde las ranuras fueron cubiertas, el material de cobertura fue el mejordisponible proporcionado por la acción del abresurco y la forma de la ranura.

Fuentes: Experimentos 1, 5, 8, 9, 11, 12, 15, 16, 17, y 18 (Choudhary, 1979). Experimentos 2, 3, 4 y 10 (Baker,1976a). Experimento 6 (Baker, 1976b). Experimento 7 (Baker, 1971). Experimentos 13 y 14 (Mai, 1978). Expe-rimentos 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29 y 30 (Chaudhry, 1985).

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79La función de la cobertura de las ranuras

con el único propósito de formar una co-bertura.

6. Labranza: para aflojar la tierra detrás delabresurcos de modo que pueda ser fácil-mente manipulada por uno de los méto-dos anteriores.

7. Doblado: del suelo y/o de los residuos paradevolverlos a su lugar original, solamentecon el objeto de cobertura.

A menudo dos o más métodos se combinanen un aparato o sistema para cobertura/pre-sión simultánea.

Un observador casual podría no encontrarmayores diferencias entre los varios métodosdescritos anteriormente. Sin embargo, unadescripción de las ventajas y desventajas decada principio podrá ilustrar la necesidad de lacobertura y, en menor medida, de la presiónque son factores importantes para reducir losriesgos asociados con la labranza cero.

Compresión

Es el principio aplicado por muchos fabri-cantes de abresurcos verticales de doble dis-co (ver Capítulo 4). Por lo general, involucrala compresión con una rueda en forma de V alo largo de la ranura después que esta ha sidoformada y de tal modo que la masa de sueloes empujada hacia los lados sin que se afloje.El objetivo es comprimir la ranura cerradamoviendo el suelo hacia el lugar de origen.La Lámina 6 muestra las ruedas compresorasde un abresurcos de doble disco. Presenta lasventajas de que las ruedas son simples, requie-ren escasos ajustes y no están inclinadas, porlo que no bloquean los residuos.

Las desventajas son la necesidad de fuerzade empuje vertical casi similar a la fuerza ne-cesaria para que el abresurcos abra las ranuras,lo que agrega requerimientos de peso a la sem-bradora; además, la acción de compresión com-pacta el suelo alrededor de la semilla, su capa-cidad para cerrar la ranura es altamentedependiente de la plasticidad y del contenido

de humedad del suelo y su efecto útil puedeperderse rápidamente si el suelo se seca y en-coge después de la compresión. Las ranuras he-chas en suelos que no se comprimen puedenno ser adecuadamente cerradas si bien los sue-los de este tipo presentan pocas oportunidadespara otras soluciones. En los suelos en los cua-les la ranura puede ser comprimida completa-mente hay un riesgo de un exceso de presiónque puede encerrar las semillas por compacta-ción, y limitar la emergencia de las plántulas.

Rodillos

El pasaje de rodillos en un campo despuésde la siembra a menudo es un intento de pro-ducir una acción compresora como la descri-ta anteriormente pero al azar, sin dirigir laacción a una zona específica. Funciona mejorcuando la formación de las ranuras da lugar aun considerable levantamiento del suelo comoen el caso del abresurcos de azadas y algunosabresurcos simples en forma de T invertida.La fuerza vertical del rodillo tiende a apretarlos surcos levantados del suelo, hacia abajo yen algunos casos hacia los lados. Dado que lamayoría de las partes levantadas del suelo es-tán a lo largo de las ranuras, siempre hay uncierto grado de cobertura tal como ocurre conla compresión; sin embargo, el resultado finaldepende en gran parte del contenido de hu-medad y de la plasticidad del suelo.

Se usan rodillos lisos y con aros («Cambrid-ge»). El problema de los rodillos con aros esque el centro de los aros aplica más presiónque su parte externa. Si el centro del aro coin-cide con el centro del surco puede ayudar aenterrar las semillas demasiado profundamen-te o, al menos, puede sellar la zona de salida yrestringir la emergencia de las plántulas. Poresta razón se prefieren los rodillos lisos a losrodillos «Cambridge».

Las principales ventajas de los rodillos ra-dican en que son implementos generalmentedisponibles y fáciles de usar y que su fuerza

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hacia abajo deriva de su propio peso y no dela sembradora. También dejan el campo rela-tivamente liso, lo cual puede ser favorable parala cosecha.

Las desventajas radican en que la coberturadebe ser hecha como una operación separada yque gran parte de la tierra suelta y los residuosno se mueven hacia la zona de la ranura sinoque simplemente son enterrados, en cuyo casono contribuyen en absoluto a la cobertura. Estaúltima desventaja se encuentra sobre todo conlos abresurcos de azada y no con los abresur-cos simples de T invertida, ya que éstos levan-tan una lámina de suelo en lugar de expanderlahacia los lados como los abresurcos de azada.

Presión

La presión consiste realmente en pasar unrodillo solo sobre una parte del terreno y talvez en cierto ángulo o sobre la ranura. Laranura puede ser sometida a presión tantodespués si ha sido cubierta por otro medio

(por ej., arrastre) como antes de la acción decobertura. El objetivo de poner solo presiónes efectuar la acción de cobertura; es parti-cularmente útil en el caso de los abresurcoscon dobles discos inclinados. La presión, jun-to con otros métodos de cobertura, mejora elcontacto suelo-semilla, pero, sin embargo,hay escasa evidencia científica de que esteprocedimiento provoque un mejoramiento dela emergencia de las plántulas, pero ofreceuna mejor consistencia de la profundidad desiembra (Choudhary, 1979; Choudhary yBaker, 1981a).

Por otro lado, se ha demostrado que la pre-sión antes de la cobertura es sumamente útilcon algunos abresurcos como el de azada ylos de dobles discos verticales. Sin embargo,pocos fabricantes ofrecen aparatos para pre-sión que actúen sobre la semilla antes de cu-brir la ranura. La Lámina 35 muestra una rue-da de presión en forma de V diseñada parapresionar en la base de la ranura y al mismotiempo pasar a los lados como un rodillo so-bre el suelo sin disturbar. La Lámina 36 mues-

Lámina 35 Una rueda para presión con el centro en forma de V diseñada para presionar en labase de la ranura y al mismo tiempo sobre la superficie del suelo (Baker et al., 1996).

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tra un aparato para comprimir diseñado paraafirmar las semillas en la base de la ranura almismo tiempo que las cubre.

La ventaja de la presión es que, por lo ge-neral, comprende una rueda (o un par de rue-das) que puede tener además la doble funciónde control de profundidad. Sin embargo, noes simple cumplir esta doble función si la rue-da que presiona opera en la base de la ranura,ya que la rueda trabaja sobre una superficiedel suelo que ya ha sido creada por el abre-surcos; de este modo tiene poca referencia delas verdaderas características de la superficiedel suelo. Por otro lado, la presión antes de lacobertura es más eficiente para contrastar lasdesventajas de las ranuras en U y verticales enV que cualquier otro método conocido (Choud-hary, 1979; Choudhary y Baker, 1981a). Elefecto parece ser la presión de las semillassobre el suelo sin disturbar en la base de laranura, de modo que las raíces emergentes nonecesitan romper la pared de la ranura paratener acceso al agua del suelo.

Las desventajas son que la presión por sí solano es siempre una acción de cobertura. Por logeneral se hace después o antes de hacer lacobertura por otros medios, por lo que son ne-

cesarios dos mecanismos separados. Dado quela presión después de la cobertura es más sim-ple de realizar y que las ruedas de presión soncapaces de rodar sobre el suelo sin disturbar alo largo de la ranura haciendo al mismo tiempoun control de profundidad, en muchos casos hapasado a ser el método preferido. Sin embar-go, desde el punto de vista biológico no produ-ce tanta presión como el paso antes de la co-bertura (ver también Capítulo 6).

Arrastre

El arrastre es probablemente la opción decobertura más fácil y efectiva que puede serhecha por otra máquina después de la siem-bra, sin considerar el tipo de abresurcos usa-do. Por lo general, es necesaria una rastra pe-sada, ancha y flexible que se pasa sobre elterreno preferiblemente en forma paralela alos surcos de siembra. La rastra arrastra elsuelo por lo general suelto y otros residuosque han quedado al lado de las ranuras y em-puja este material al acaso sobre las ranuras.Su acción depende de la tierra sin labrar entrelos surcos que es capaz de sostener el peso dela máquina, de modo que esta no corte el sue-lo y, por lo tanto, acumule un exceso de sueloy residuos.

Se han usado varios tipos de rastras, desderastras de cadenas con las puntas hacia arribapara evitar sacar las semillas de las ranuras,neumáticos de vehículos cortados longitudi-nalmente con la superficie cortada hacia aba-jo, redes tipo ostra, cadenas pesadas y trozosde rieles encadenados. La Lámina 37 muestrauna rastra de barras hecha de un trozo de rieloperando en un suelo friable después de lasiembra con abresurcos de azada (Baker,1970). La Figura 9 muestra un plano para unarastra de este tipo adecuada para un ancho desembradora de 2,4 m.

Las ventajas de las rastras es que su ope-ración es virtualmente a prueba de errores,son simples y económicas. En el caso de sur-

Lámina 36 Un abresurcos de cincel con unaparato para comprimir, para afirmar las semi-llas en la base de la ranura al mismo tiempo quelas cubre.

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Lámina 37 Rastra simple de barras para cubrir ranuras de labranza cero (de Baker et al., 1996).

Figura 9 Plano para una rastrasimple de barras para coberturas(de Baker, 1970).

Lámina de arrastre

espaciadortubo

varilla

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cos hechos en suelos húmedos, el rastreo espreferible que se demore unas horas para per-mitir la formación de terrones secos que pue-dan ser arrastrados como material friable. Enestos casos es ideal una rastra separada.

Las desventajas surgen cuando no se hanformado terrones durante la siembra, por ejem-plo con abresurcos verticales de doble discoen un suelo húmedo; en este caso las rastrasno pueden hacer una cobertura efectiva. Suuso constituye otra operación, aunque si eltiempo de espera no es el apropiado, puedenengancharse detrás de la sembradora; y conmuchos residuos pueden bloquearse.

Una variación del arrastre y los rodillos seobtiene con los rodillos en espiral, tal comose aprecia en la Lámina 38. Este equipo com-bina el efecto de la presión de un rodillo conel efecto de arrastre de una rastra gracias a laforma en espiral de los rodillos y a medidaque estos giran. Son fáciles y convenientes deusar y no mueven tantos residuos y suelo comouna rastra verdadera.

Deflectores

En algunos abresurcos de azada se colocanpequeños aparatos en la parte posterior delabresurcos para cortar una pequeña faja de tie-rra de la pared de la ranura y permitir que estacaiga sobre la semilla y/o el fertilizante. Unode los objetivos de esta operación es obteneruna cobertura de suelo sobre el depósito defertilizante en la ranura antes que la semillase deposite sobre el suelo; de ese modo am-bos se separan verticalmente dentro de la ra-nura (Hyde et al., 1987).

Lamentablemente, la función de cualquieraparato fijo, tal como un raspador interno deesta naturaleza, depende en gran medida de laposición del raspador en relación a las paredesde las ranuras. Dado que las paredes de las ra-nuras nunca están exactamente en la mismaposición en dos suelos diferentes o incluso en elmismo suelo con diferentes contenidos de hu-medad o a distintas velocidades de trabajo, losraspadores deben ser ajustados manualmente

Lámina 38 Rodillo en espiral para cubrir ranuras de labranza cero.

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para cada condición de suelo; de lo contrariola capacidad de funcionamiento del aparato serámuy variable según las condiciones de trabajo.Mientras los deflectores verticales facilitan laseparación de las semillas y el fertilizante en laranura, los raspadores fijos a menudo recogenlos residuos y causan bloqueos.

Labranza

En razón de la dificultad de mover el sueloque ha sido apretado hacia los lados en direc-ción opuesta, algunos abresurcos tratan deaflojar el suelo a lo largo de la ranura con laayuda de ruedas con puntas o discos. A menu-do, las ruedas con puntas están ordenadas a lolargo de ruedas compresoras anguladas demodo que acciones opuestas de apretado yaflojado se combinan en una sola operacióncomo se aprecia en la Lámina 39.

Las ventajas de esta operación son que elsuelo se mueve con más facilidad y al estar suel-

Lámina 39 Un par de discos con puntas combinados con ruedas compresoras anguladas paracubrir ranuras de labranza cero (de Baker et al., 1996).

to el riesgo de compactación, especialmente enla zona de emergencia de las plántulas, es másreducido. La desventaja es que cualquier dis-turbio de esta naturaleza destruye la integridadde los residuos y de las capas de suelo y, en elmejor de los casos, coloca una mezcla al acasode suelo y residuos como cobertura.

Doblado

El doblado del material sobre la ranura pre-supone que se ha formado una ranura hori-zontal de modo tal que esta primeramente le-vanta el material de cobertura original. Comouna alternativa, la ranura puede haber sidocreada de modo que el material original hayasido desplazado hacia los lados sin ser inver-tido ni mezclado, de modo que puede ser re-cuperado y recolocado como si no se hubieramovido de su posición original.

En realidad esto se aplica solamente a lasranuras horizontales en forma de T invertida

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inclinadas de abresurcos de doble disco y talvez con abresurcos de discos planos anguladoscon un ángulo de inclinación positivo. Aun enel caso de abresurcos de T invertida, el dobla-do es más una función de cómo se ha creado laranura y no de la acción del aparato de cober-tura. Por ejemplo, las láminas levantadas de lamayoría de las ranuras en T invertida, cuandoson creadas en las pasturas, pueden ser dobla-das con una rastra de arrastre o con ruedascompresoras. Las ruedas compresoras son mástolerantes a las condiciones variables de dife-rentes suelos y pasturas y son más confiablesque las rastras de arrastre, pero deben seranguladas para combinar las funciones de do-blado y compresión.

En los suelos arables con residuos suel-tos la función del doblado puede ser hechaen realidad solo por las ruedas compreso-ras. Sin embargo, es posible refinar suficien-temente la función del doblado para permitircapas estratificadas de suelo; por ejemplo,una capa fina de polvo sobre suelo húmedopara ser reemplazada aproximadamente enel mismo orden encontrado antes del pesodel abresurcos. Las Láminas 25 y 27 mues-tran un par de ruedas plegables que funcio-nan también como ruedas medidoras de laprofundidad en una versión de discos delabresurcos con alas.

Las ventajas del doblado son que la funciónes predecible y confiable y que, por lo gene-ral, no requiere ajustes de los componentesdel abresurcos para trabajar en diferentes con-diciones de suelos o residuos. También puedeproducir una cobertura completa del suelo(Clase IV), siempre que haya abundantes ma-teriales para ello.

Las desventajas son que un exceso de pre-sión de las ruedas compresoras sobre una lá-mina de pastura húmeda puede cerrar la ranu-ra tan herméticamente que pueda resultardifícil la emergencia de las plántulas. Comoesta es función de las fuerzas de penetraciónaplicadas por los abresurcos, es fácilmenteajustada en el curso de la regulación normalde una sembradora para labranza cero.

Resumen de las funcionesde la cobertura de las ranuras

1. Hay cuatro clases distinguibles de cober-tura de las ranuras que varían desde sincobertura (Clase I), suelo suelto (Clase II),suelo y una pequeña cantidad de residuos(Clase III) hasta una cobertura completa(mayor del 70 por ciento) de suelo y resi-duos (Clase IV).

2. En la Clase III, la pequeña cantidad deresiduos de la cobertura puede ser in-termitente (Clase IIIa) o una mezclacuidadosa de suelo y residuos (ClaseIIIb).

3. Las coberturas de Clase I a IV están cla-sificadas en orden ascendente de su ca-pacidad para retener el vapor de agua dela ranura.

4. Los beneficios de la cobertura respectoa la emergencia de las plántulas están cla-sificados en orden ascendente de Clase Ia IV.

5. Los principios de la cobertura de las ra-nuras y/u obtención del contacto suelo-semilla se obtienen por compresión, ro-dillos, presión, arrastre, deflectores,labranza o doblado del suelo y/o los re-siduos.

6. Algunos métodos de cobertura involu-cran operaciones y máquinas separadasusadas después de la siembra, en cuyocaso el clima y la plasticidad del suelodespués de la siembra son importantes.

7. Otros métodos de cobertura comprendenlas funciones simultáneas de los abresur-cos por sí mismos, en cuyo caso la natu-raleza y la velocidad de formación de lasranuras es importante.

8. Los abresurcos de discos verticales do-bles y triples y las sembradoras a golpespor lo general producen coberturas deClase I o II.

9. Los abresurcos de discos angulados do-bles y triples son capaces de producir co-berturas de Clase IV.

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86 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

10. Los abresurcos de azada, de discos pla-nos verticales y discos de plato verticaltienden a producir coberturas de ClaseII o IIIa, dependiendo de la velocidadde trabajo.

11. Los abresurcos movidos por la toma defuerza tienden a producir coberturasde Clase IIIb, sin tener en consideraciónla velocidad.

12. Los abresurcos de discos de plato angu-lados algunas veces producen cobertu-ras de Clase IV a bajas velocidades.

13. Las versiones de disco de los abresur-cos de ala son diseñadas para producircoberturas de Clase IV sin tener enconsideración la velocidad, la hume-dad del suelo o las condiciones de losresiduos.

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6Siembra en suelos secos

C. John Baker

87

Un suelo seco sin labrar tiene más potencialpara la germinación de las semillasy permite que emerjan más plántulas

que un suelo seco labrado; sin embargo,pocos abresurcos para labranza cero

son capaces de aprovechar ese potencial.

La mayor parte de la agricultura del mundoimplica cultivar en suelos que en algún mo-mento del ciclo de crecimiento de los cultivosestán muy secos. Si los agricultores pudieranpredecir exactamente el momento en que elsuelo se seca, podrían planificar sus trabajosde acuerdo a ello. En muchos climas, una ideaaproximada del inicio de las lluvias permiteque los agricultores hagan coincidir la siem-bra con el modelo esperado de lluvias. Sinembargo, estas coincidencias difícilmente sonseguras y solo se aproximan en plazos de al-gunas semanas.

Cuando se siembra en un suelo sin labrar,unos pocos días pueden hacer la diferencia en-tre un cultivo exitoso o un fracaso. Muchossuelos sin labrar tienen el potencial para sermás tolerantes que los suelos labrados, peroel problema es que muchos agricultores no hanaprendido aún como aprovechar esa toleran-cia en su favor.

Cuando existe una escasa garantía de quelloverá en un día determinado después de lasiembra es improbable que los agricultoresintenten sembrar en un suelo seco. Por otro

lado, si un agricultor siembra en un suelo quetiene aparentemente la humedad adecuadapero la semana siguiente es dominada porvientos secos y cálidos, aquel que había sidoun óptimo ambiente para las semillas se trans-forma en un lugar hostil para el cultivo.

De cualquier manera, mientras el peso de lamaquinaria sea suficiente para la penetraciónde los abresurcos de la sembradora y hayasuficiente energía para hacer funcionar lamáquina en el suelo, es posible sembrar en elsistema de labranza cero en un suelo seco. Estocontrasta con los suelos mojados (ver Capítu-lo 7), donde la operación de las máquinas es amenudo simplemente imposible.

La pérdida de humedaden el suelo

Para comprender la tolerancia a la seque-dad de los suelos sin labrar es necesario dis-tinguir entre un suelo sin labrar con coberturay un suelo sin labrar con la superficie desnu-da. También es importante comparar la formaen que los suelos labrados y los suelos no la-brados transportan el agua hacia la superficiepara su evaporación.

Un suelo labrado perderá la humedad másrápidamente que un suelo sin labrar, al menosen las etapas iniciales. Pero dada la mayor po-rosidad de los suelos labrados, la pérdida de

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88 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

humedad de las zonas superiores no será rápi-damente repuesta desde las zonas más profun-das: la ascensión capilar del agua es pobre através de los grandes vacíos y poros que pro-duce la labranza.

Por esta razón, en la parte superior de lossuelos labrados se puede formar una capa seca.En algunos climas se provoca deliberadamenteuna capa de cobertura seca repitiendo la la-branza de la capa superficial, hasta que se con-vierte en un polvo muy seco con humedad yconductividad térmica bajas. La razón que sus-tenta esa práctica es que en ausencia de cual-quier otro tipo de cobertura superficial hay unahorro neto de pérdida de humedad si se sa-crifica una pequeña cantidad de agua para for-mar una «cobertura de polvo» con el objetivode conservar una cantidad mayor de agua de-bajo de esa capa.

Por otro lado, un suelo sin labrar tendrá porlo general un sistema capilar bien desarrolla-do, desde la superficie hasta una cierta pro-fundidad, lo cual actúa como una mecha ab-sorbente continua que hace subir agua durantelos períodos en que la superficie se seca. Estesistema de transporte interno, con el pasar deltiempo, se vuelve más eficiente al mejorar laestructura del suelo. La pérdida inicial de hu-medad es más lenta desde la superficie de unsuelo desnudo sin labrar que desde un suelolabrado en razón de que la superficie es mássuave y no crea turbulencia del aire o no per-mite que el aire entre tan fácilmente; por ello,gracias a la evaporación puede continuar abas-teciendo agua a la superficie durante más tiem-po que un suelo labrado con una cobertura depolvo. Aquí son importantes, por tanto, la ma-teria orgánica de los residuos en cobertura yla acción de los abresurcos de las sembrado-ras en un suelo sin labrar.

La función de la fase de vapordel agua del suelo

Todos los suelos contienen agua en fase lí-quida y agua en fase de vapor como formas

de humedad. El equilibrio de la humedad re-lativa de los espacios de poros entre las partí-culas de suelo sin disturbar, a todos los nive-les de humedad, va virtualmente desde 100por ciento hasta el punto permanente de mar-chitez (Scotter, 1976). El punto permanentede marchitez es el punto en el cual el suelo esconsiderado demasiado seco para sostener lavida de las plantas. El estado del agua líquidadel suelo a menudo se expresa como la ten-sión por la cual las películas de agua son rete-nidas por las partículas de suelo. En el puntopermanente de marchitez la tensión equivalea 15 bar. El hecho importante es que las plan-tas se marchitan y mueren en el punto perma-nente de marchitez y no se recuperan aunquereciban agua nuevamente. Sin embargo, es im-portante recordar que, incluso a ese conteni-do de humedad, los macroporos contienen99,8 por ciento de humedad relativa.

Al igual que el pelo sobre la piel de un ani-mal, la cobertura orgánica encierra una capade aire inmóvil cerca de la superficie del sue-lo que demora el intercambio de vapor de aguaentre el suelo y la atmósfera. Más importanteaún, la humedad dentro de la capa de esa co-bertura permanecerá mucho más alta que laatmósfera debajo de la misma salvo, por su-puesto, que llueva o que la atmósfera tengaun alto contenido de humedad.

Por ejemplo, si en un día seco y cálido setoma un medidor rápido de humedad y se co-loca cuidadosamente debajo de una hoja gran-de sin moverla y sobre el suelo desnudo sinlabrar, habrá un notable aumento de la hume-dad cuando el medidor se coloca debajo de lahoja y habrá una disminución notoria cuandose lo retira. Lo mismo podría ocurrir debajode una lámina de plástico o de un papel. Estodemuestra que una zona localizada de altahumedad se encuentra debajo de la coberturasobre la superficie del suelo. Esta zona decobertura puede ser de un área muy reduciday no afectada por otra zona cercana sin cober-tura y con una humedad mucho menor. Estees un fenómeno muy importante y constituye

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89Siembra en suelos secos

una de las mayores diferencias entre los abre-surcos para labranza cero.

Todos los agricultores del mundo puedenreconocer si un suelo labrado tiene o no sufi-ciente agua en fase líquida para la germinaciónde las semillas. El juicio es hecho generalmen-te en base al color del suelo –un color oscurosignifica más humedad– o la temperatura delsuelo; con temperatura baja hay más humedad.

La humedad del suelo raramente es conside-rada en un suelo labrado, si bien no debería serasí. Excepto cuando la humedad del suelo essuperior al 90 por ciento, la germinación pue-de ocurrir por medio de la absorción (imbibi-ción) del agua de la fase líquida del suelo porparte de la semilla (Marin y Thrailkill, 1993;Wuest, 2002). La humedad en las capas super-ficiales de un suelo labrado es probable que seaproxime al 90 por ciento solamente en un díamuy húmedo o inmediatamente después de unalluvia. Como se explicará más adelante, la hu-medad en la ranura sembrada de un suelo sinlabrar es aún más importante que en la matrizgeneral del suelo (Choudhary, 1979; Choud-hary y Baker, 1981a, b).

El Cuadro 5 ilustra lo que ocurre general-mente cuando las semillas son sembradas ensuelos sin labrar con abresurcos con dobles dis-cos verticales (ranura en forma de V, coberturaClase I); abresurcos de azada (ranura en U,cobertura Clase II o III); y abresurcos de ala(ranura en T invertida, cobertura Clase IV). Lassiguientes explicaciones hacen referencia a lalínea correspondiente en el Cuadro 5.

Germinación

La germinación de las semillas puede ocu-rrir mediante absorción de agua de la fase lí-quida o de la fase de vapor (humedad) o deambas. Para que ocurra la absorción en la faselíquida las semillas deben tener contacto físi-co con el suelo que contiene el agua por me-dio de un contacto suelo-semillas adecuado.

Cuando la semilla es colocada en la base deuna ranura en V (vertical o inclinada) en unsuelo seco, la transferencia de agua del sueloa la semilla es generalmente adecuada, auncuando las zonas de contacto con cada paredde la ranura pueden ser relativamente limita-das (Figura 10). Las paredes de la ranura, sua-ves y por lo general compactas, son una fuen-te rápida de agua en fase líquida, que por otrolado es escasa en el suelo. De este modo, lagerminación dentro de una ranura en V en unsuelo seco (cobertura Clase I) puede ser con-siderada «buena».

En las ranuras en forma de U hay por logeneral más suelo suelto dentro de la ranura ytambién tienen una base más amplia sobre lacual yace la semilla (Figura 11); estos dos fac-tores causan una pobre transferencia de hu-medad de la escasa agua de la fase líquida a lasemilla. Aun cuando una cobertura liviana desuelo cubre la ranura y la semilla, dada su na-turaleza suelta del medio de cobertura, haypoca humedad en la fase líquida en el sueloque permanece seco y que actúa en una forma

Cuadro 5 Resumen de las respues-tas de las formas de ranuras de la-branza cero a las condiciones secasdel suelo.

Triple (doble)Disco

Respuesta

Abresurcos

Azada Abresurcocon ala

Sobrevivencia sub-superficial de la plántula

Pérdida de humedadde la ranura

Alta Media Baja

Germinación Buena Mala Buena

Muy pobre Buena Muy buena

Emergen. de la plántula Buena/muy mala Buena/mala Excelente

Cobertura de la semilla Buena/mala Muy buena BuenaPresión sobre la cobert. Mala Mala MalaPresión sobre la semillaantes de cubrirla Buena Muy buena Mala

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90 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

similar a la cobertura de polvo, como se des-cribió anteriormente. Por esta razón, la ger-minación en una ranura en U es a menudo«pobre».

Con las ranuras en forma de T invertida, elabastecimiento de la fase líquida de agua esapenas diferente de las ranuras en forma de U(Figura 12). Sin embargo, la cobertura de Cla-se IV da lugar a que la semilla sea rodeada

por agua en la fase de vapor con un 90-100por ciento de humedad (ver Capítulo 4). Lassemillas necesitan algún tiempo más para ger-minar que cuando hay agua disponible en lafase líquida, pero también resulta en una altagerminación. Por esta razón, la germinaciónen las ranuras en T invertida en un suelo seco(cobertura IV) es generalmente «buena».

Sobrevivencia superficial

Uno de los aspectos más descuidados ymenos considerados de las etapas del desa-rrollo de las plántulas en la labranza cero es eltiempo que trascurre entre la germinación yel momento en que esas plantas juvenilesemergen del suelo. Todo este período se cum-ple debajo del suelo. Las plántulas, para per-manecer vivas, obtienen los nutrientes de susreservas y de la humedad por medio de lasraíces embrionarias que aparecen en el mo-mento de la germinación.

Las plantas antes de la emergencia no soncapaces de fotosintetizar alimentos y energía

Figura 11 Posición que toma la semilla en unaranura en forma de U en labranza cero.

Figura 10 Posición que toma la semilla en unaranura vertical en forma de V en labranza cero.

Figura 12 Posición de la semilla en un ranuraen forma de T invertida.

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91Siembra en suelos secos

a partir de los rayos solares. Tienen solo unanecesidad limitada de extraer agua del sueloseco porque en ese momento están bajo lasuperficie del suelo ya que es fundamental-mente la acción solar la que estimula la trans-piración de las plantas. Sin embargo, las plán-tulas subsuperficiales respiran consumiendohumedad; puede haber una pérdida de aguasubsuperficial donde la humedad del suelo y,por lo tanto, la presión de vapor, es menor quela correspondiente presión de vapor dentro delas plantas embriónicas. Esto da como resul-tado una pérdida de difusión a través de lascélulas de las plantas.

Además de la respiración, el resultado finales una tendencia de las plántulas subsuperfi-ciales a desecarse, excepto cuando tienen dis-ponible una fuente de agua del suelo. Dentrode las ranuras verticales en V (cobertura Cla-se I) muchas de las nuevas plántulas se dese-can y mueren. A menudo llegan a la luz delsol muy pronto después de la germinación acausa de la ausencia de material de coberturasobre la ranura. Pero también pueden moriraun bajo cobertura de Clase II (suelo suelto).Frecuentemente, la razón es que las raícesembrionarias tienen que penetrar las paredescompactas antes de poder acceder a la fase deagua líquida en el suelo que las rodea.

Desde el momento que las paredes de lasranuras son casi verticales y hay poca resis-tencia sobre la cual puedan desarrollar lasfuerzas de penetración, aparte del peso de lasemilla, las raíces tienen dificultades para pe-netrar en las ranuras; en ese caso se difundenhacia los lados dentro de la ranura. Como re-sultado, las plántulas después de la germina-ción reciben un escaso aporte de agua. Lasplántulas no pueden soportar una fuerte dese-cación cuando requieren humedad del suelo,que en el caso de las ranuras en forma de V esdel 60 al 80 por ciento. Por lo tanto, muchasplántulas subsuperficiales mueren antes de laemergencia en estas ranuras en suelos secos.

Es útil confrontar esta situación con un sue-lo completamente labrado. En este las semi-

llas son colocadas en un medio suelto y fria-ble. Este medio no transporta suficiente aguaen la fase líquida para que la semilla germine;pero, aun para aquellas semillas que germi-nan, no hay paredes de ranuras para penetrar.Por esta razón, son raras las plántulas subsu-perficiales muertas en los suelos labrados, si-milar a lo que ocurre en las ranuras en formade U en labranza cero.

Con las ranuras en forma de U (coberturaClase II o III), si bien en general la germina-ción es pobre, las raíces de las plántulas quegerminan tienen menos dificultades para per-forar las bases sin compactar y que son másanchas de las ranuras. Si las ranuras puedenser cubiertas a nivel de la Clase II o III, por lomenos con suelo suelto o una mezcla de sueloy residuos, la posibilidad de desecación de lasplántulas subsuperficiales es reducida. Es pro-bable que la humedad permanezca en el ran-go del 70 al 90 por ciento. El resultado en lasranuras en forma de U en un suelo seco es quesobrevive un porcentaje razonable de las plán-tulas subsuperficiales aunque puede habermuchas que no germinan hasta la llegada delas lluvias (o incluso de rocío). Esto significaque la emergencia de las plántulas puede es-tar esparcida en un largo período.

Las Láminas 40 y 41 muestran cuatro plan-tas de trigo arrancadas de parcelas de labran-za cero en un suelo seco, en Australia. En laLámina 40 las plantas están orientadas enla dirección del alambrado (cruzando la vi-sión del campo). Las dos plantas en la iz-quierda fueron sembradas con un abresurcosde doble disco vertical (ranura en forma deV) y las dos plantas en la derecha fueron sem-bradas con un abresurcos de tipo azada, an-cho, (ranura en forma de U). El desarrollode las raíces a lo largo de los surcos es casiigual para las cuatro plantas (o sea para am-bos tipos de ranuras).

En la Lámina 41 las cuatro plantas han sidorotadas 90° y están orientadas según los sur-cos de las sembradoras que corren hacia lacámara fotográfica. Claramente, las raíces de

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92 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

las plantas en la izquierda (ranura en formade V, vertical) casi no se han movido hacialos lados de la ranura pero han quedado den-

tro de las paredes de la ranura. Por otro lado,las raíces de las plantas en la derecha (ranu-ras en forma de U, anchas) se han desplazado

Lámina 40 Plantas de trigo de un cultivo en labranza cero en Nueva Gales del Sur, Australia. Ladirección de la ranura es paralela al alambrado (de Baker et al., 1996).

Lámina 41 Plantas de trigo de un cultivo en labranza cero en Nueva Gales del Sur, Australia. Ladirección de la ranura es hacia la cámara fotográfica (de Baker et al., 1996).

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93Siembra en suelos secos

tanto en sentido longitudinal como lateral (Lá-mina 40). Esto muestra la dificultad que tie-nen las raíces jóvenes (y, en este caso, tam-bién las maduras) para penetrar las paredesde algunas ranuras verticales en forma de V,comparadas con las ranuras en forma de U.

Con las ranuras en forma de T invertida (co-bertura de Clase IV), la humedad por lo gene-ral permanece en el rango del 90 al 100 porciento a causa de la ranura cubierta con resi-duos. Esto da como resultado una alta germi-nación (aunque a veces lenta) pero su funciónmás importante es que elimina la mayor partedel estrés de la desecación o transpiración delas plántulas subsuperficiales y así su tasa desobrevivencia es alta.

La exploración fuera de la zona de la ranurapor parte de las raíces embrionarias no es máslimitada en las ranuras en forma de T invertidaque en las ranuras en forma de U. El resultadocombinado es que con la ranuras en forma de Tinvertida en un suelo seco, la mayoría de lasplántulas subsuperficiales sobreviven con unarápida y consistente emergencia.

La Figura 13 ilustra la tasa relativa de pér-dida de humedad de las tres formas diferentesde ranuras (Choudhary y Baker, 1994).

Los investigadores en Nueva Zelandia trata-ron de cubrir ranuras verticales en forma de V,con fajas de plástico para capturar artificial-mente el vapor de agua en las ranuras abiertasy crear una cobertura de Clase IV (Choudhary,1979). La humedad aumentó dentro de las ra-nuras pero también fue importante el crecimien-to de hongos, lo que indica probablemente quese había reducido la circulación del aire. Porlo tanto, la naturaleza tiene el medio de co-bertura perfecto bajo forma de residuos orgá-nicos: estos residuos respiran y capturan hu-medad. El plástico no respira, si bien capturahumedad y es un trabajo poco práctico cubrirlas ranuras con fajas de plástico.

En la naturaleza la situación es tal que lassemillas son normalmente cubiertas con resi-duos.

Emergencia de las plántulas

Cuantas más veces aparezcan conceptosnegativos («muy pobre», «mala», «muymala», «baja») para un tipo de ranura en elCuadro 5, menos efectiva será la ranura parapromover la emergencia de la plántula en un

Figura 13 Tasa de pérdida de hume-dad relativa del suelo en ranuras en V, Uy T invertida para labranza cero (deCarter, 1994).

Pérdida media de vapor

Pérdida importante de vapor

Pérdida muy bajade vapor

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94 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

suelo seco. Viceversa, cuantas más veces apa-rezcan conceptos positivos («buena», «muybuena») mejor será la ranura.

En resumen, el orden de clasificación conrespecto a los suelos secos es:

1. Ranuras en forma de T invertida, cobertu-ra Clase IV: excelente germinación, exce-lente sobrevivencia y, por lo tanto, exce-lente emergencia.

2. Ranuras en forma de U, cobertura ClasesII o III: germinación pobre, sobrevivenciaadecuada y emergencia por debajo de losestándares.

3. Ranuras verticales en forma de V, cober-tura Clase I o II: excelente germinación,sobrevivencia pobre y, por lo tanto, emer-gencia pobre.

El Cuadro 6 (Choudhary, 1979) lista mode-los típicos de las respuestas de semillas de tri-go (Triticum aestivum) a tres formas de ranu-ras en suelos secos. Estos resultados ilustranlos distintos mecanismos de las fallas de lasranuras verticales en V y de las ranuras en U,o sea, mortalidad subsuperficial de las plán-tulas y fracaso de la germinación, respectiva-mente.

En las ranuras verticales en forma de V laemergencia de las plántulas fue pobre (27 porciento) si bien la germinación había sido ra-zonablemente buena. Solo el 9 por ciento de

las semillas no germinaron, al igual que en laranura en forma de T invertida. Opuesto a ello,un alto porcentaje (64 por ciento) de las plán-tulas germinadas permanecieron debajo delsuelo en las ranuras verticales en forma de Vy muchas de ellas murieron.

En las ranuras en forma de U, si bien emer-gió un porcentaje mayor (51 por ciento) queen las ranuras en forma de V, 23 por ciento delas semillas no germinaron lo que muestra elmayor valor de este elemento. Sólo el 26 porciento de las plántulas permanecieron sinemerger debajo del suelo, similar a las ranu-ras en forma de T invertida (27 por ciento).

El carácter más distintivo de las ranuras enforma de T invertida fue que el 64 por cientode las semillas germinaron y emergieron. Ade-más, el 27 por ciento germinaron y permane-cieron vivas debajo de la tierra esperando lalluvia. Sólo el 9 por ciento no germinó.

La Figura 14 muestra modelos típicos deemergencia de plántulas de trigo en labranzacero en un suelo seco bajo condiciones contro-ladas de sequía (Baker, 1976b). Claramente,las semillas sembradas en las ranuras en formade T invertida emergieron en mayor cantidad(78 por ciento) que en las ranuras en forma deU (28 por ciento) o ranuras verticales en formade V (26 por ciento). En las ranuras en formade T invertida hubo unos pocos días de demo-ra antes de que se iniciara la germinación, po-

Cuadro 6 Respuestas de las semillas y de las plántulas de trigo a abresurcos para labranza ceroy formas de las ranuras en un suelo seco.

Abresurco de disco doble Abresurco de alaRanura vertical Ranura en formaenforma de V Abresurco de azada de T invertida

Cobertura Ranura en forma de U CoberturaClase I (%) Cobertura Clase II (%) Clase IV (%)

Emergencia de las plántulas 27 51 64Semillas germinadas 64 26 27

que no emergenSemillas no germinadas 9 23 9Total semillas 100 100 100

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95Siembra en suelos secos

siblemente porque las semillas estaban absor-biendo agua de la fase de vapor y no de la faselíquida como ocurría en las otras dos ranuras;

sin embargo, de aquí en adelante la tasa deemergencia fue muy rápida comparada con lasotras dos formas.

Figura 14 Emergencia delas plántulas de trigo en ra-nuras en forma de V (——),en forma de U (- - - -) y enforma de T invertida (......)para labranza cero en unsuelo seco (Baker, 1976b).Días de la siembra

emer

genc

ia

Figura 15 Modelos de emer-gencia de plántulas de arvejaen ranuras en forma de V, enforma de U y en forma de T in-vertida para labranza cero enun suelo seco (Wilkins et al.,1992).

labranza en fajasranuras cruzadasdoble disco

emer

genc

ia

Unidades de calor – grados días

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96 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Este fenómeno también está ilustrado en laFigura 15 que muestra los modelos de emer-gencia de las plántulas de arveja en un sueloseco en Oregon, Estados Unidos de América(Wilkins et al., 1992). Las ranuras usadas en V,en U y en forma forma de T invertida fueronrepresentadas por «doble disco», «labranza enfajas» y «ranuras cruzadas», respectivamente.

La emergencia en las ranuras en U se distri-buyó en un período de dos o tres días y alcanzóun máximo de 65 por ciento, un 5 por cientomejor que las ranuras en forma de V, las cualesdistribuyeron la emergencia en el mismo tiem-po. Las plántulas en las ranuras en forma de Tinvertida comenzaron a emerger solo uno o dosdías después de las otras dos ranuras pero casitodas las plantas nacieron en un solo día y lle-garon a un 90 por ciento de emergencia. Launiformidad y consistencia de la emergenciamostrada por las ranuras en forma de T inverti-da tiene consecuencias importantes para laeventual madurez del cultivo y su rendimiento;por supuesto que un 90 por ciento de emergen-cia contribuye a mayores rendimientos que un50-65 por ciento de emergencia.

Otro experimento llevado a cabo por Choud-hary (1979), presentado en el Cuadro 7, mues-tra la efectividad de las tres formas de ranurasen un suelo seco comparadas con el mismo

suelo cuando fue mojado. El efecto más mar-cado fue que tanto las ranuras verticales en Vcomo en U respondieron positivamente cuan-do mejoró el contenido de humedad. La emer-gencia de las plántulas se multiplicó por cua-tro y por dos, respectivamente. En las ranurasen forma de T invertida el incremento fue desolamente un 9 por ciento ya que el recuentoen el suelo seco fue inicialmente alto.

Como en el Cuadro 6, las ranuras verticalesen forma de V presentaron un recuento alto(72 por ciento) de plántulas no emergidas enel suelo seco y que decreció ligeramente al 58por ciento en condiciones húmedas, lo queindica que muchas plántulas habían muerto ya.Las ranuras en forma de U tuvieron un recuen-to relativamente alto de semillas no germina-das (47 por ciento) en el suelo seco, lo queposteriormente se eliminó (0 por ciento) cuan-do aumentó el nivel de humedad del suelo, loque indica que todas las semillas no germina-das habían permanecido viables. Esto mues-tra una vez más que las causas de fracaso enun suelo seco para las ranuras verticales en Vy en U son bastante diferentes entre sí. En elcaso de las ranuras en V vertical es el fracasode las plántulas para sobrevivir debajo delsuelo mientras que en las ranuras en forma deU es en primer lugar la incapacidad de germi-

Cuadro 7 Respuestas de las semillas y las plántulas de trigo a los abresurcos para labranza ceroen un suelo seco y en un suelo con humedad adecuada.

Abresurcode doble disco Abresurco de azada Abresurco de ala

Ranura Ranura Ranura en formavertical en V en forma de U de T invertidaCobertura Cobertura CoberturaClase I (%) Clase II (%) Clase IV (%)

Húmedo Seco Húmedo Seco Húmedo Seco

Emergencia de plántulas 42 10 70 31 68 59Semillas germinadas incapaces

de emerger 58 72 30 22 32 23Semillas sin germinar 0 18 0 47 0 18Total semillas 100 100 100 100 100 100

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97Siembra en suelos secos

nar. En el caso de las ranuras en forma de Tinvertida, la mayoría de las semillas germinó,incluso en el suelo seco, y también casi el mis-mo número de semillas que para la ranura en Upermanecieron sin germinar debajo del suelo.

Surge la pregunta de qué les sucede a lasplántulas subsuperficiales que no emergen deun suelo seco en condiciones de campo. Eldesarrollo de esas plántulas depende de doscosas: i) cuán rápidamente llueve después dela siembra y, ii) cuán efectivamente la ranuramantiene las plántulas subsuperficiales en es-tado viable mientras se espera la llegada de lalluvia. La alta humedad de las ranuras en for-ma de T invertida mantendrá las plántulas enestado viable durante un período más largoque las ranuras en forma de U, las que a suvez son mejores que las ranuras en forma deV. En el laboratorio, las plántulas de trigo ger-minadas permanecieron viables durante tressemanas debajo de un suelo seco con una co-bertura clase IV. Sin embargo, en el campo,en un suelo muy liviano de origen de cenizasvolcánicas, las plántulas de raigrás (Loliumperenne) sobrevivieron debajo de la superfi-cie de cobertura Clase IV en ranuras en formade T invertida por un período de ocho sema-nas hasta la llegada de las lluvias; en ese mo-mento emergieron, aparentemente normales,a pesar del tiempo transcurrido bajo tierra(S. J. Barr, 1990, datos sin publicar).

Siempre que la lluvia ocurra antes de quelas plántulas subsuperficiales hayan muerto acausa de la desecación, podría ser posible ob-tener una respuesta positiva al riego despuésde la siembra, tanto en ranuras verticales en Vcomo en ranuras en forma de U. Regando 22días después de la siembra en un suelo secobajo labranza cero, Baker (1976a) obtuvo unincremento del 21 al 75 por ciento en la emer-gencia con ranuras en forma de V y del 38 al92 por ciento con ranuras en forma de U. Conlas ranuras en forma de T invertida el incre-mento fue más modesto, del 78 al 86 por cien-to, pero aquí también la emergencia inicial delas plántulas había sido alta cuando el sueloestaba seco antes del riego.

Efectos de la presión

Una de las prácticas más comunes en la pre-paración de camas para la siembra por mediode la labranza es ejercer presión sobre los sur-cos después de haberlos cubierto. Esta prácti-ca busca mejorar el contacto suelo-semilla yatraer agua a la semilla por medio de la capi-laridad. Sin duda, esta práctica mejora el con-tacto suelo-semilla pero su función de atraeragua es dudosa. Cross (1959) demostró queen un suelo seco la consolidación debajo dela semilla fue más importante que la consoli-dación encima de esta; de cualquier manera,siempre hubo dudas acerca los beneficios rea-les de la presión sobre los suelos labrados.

Aparentemente, la presión después de la co-bertura en un suelo sin labrar es aún menosbeneficiosa. Choudhary (1979) y Choudharyy Baker (1981b) condujeron experimentos quecomparaban la presión sobre el suelo despuésde colocar la cobertura y la presión sobre lassemillas antes de la cobertura. No encontra-ron ninguna ventaja para el tratamiento depresión sobre las ranuras cubiertas en un sue-lo seco. Más importante aún, encontraron ven-tajas substanciales de la presión sobre las se-millas en la ranura antes de colocar lacobertura, pero solo en las formas verticalesde ranuras en V y en U. En el caso de las ranu-ras en forma de T invertida, la emergencia delas plántulas fue inicialmente alta en el trata-miento sin presión, por lo que hubo relativa-mente un escaso mejoramiento con respecto acualquier otro tratamiento.

En las ranuras en forma de U, presionandolas semillas hacia la base de la ranura, se ase-gura que las semillas tengan buen contacto conel suelo que contiene agua. Dado que el vaporde agua retenido en las ranuras en U es insufi-ciente para que las semillas germinen y el con-tacto suelo-semilla es en general pobre parapermitir la absorción del agua líquida, el he-cho de empujar las semillas en el suelo sindisturbar asegura que al menos el agua líqui-da está disponible para ser absorbida, casi en

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98 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

la misma forma que en el caso de las ranurasen V ilustrada en la Figura 17.

En las ranuras verticales en forma de V, lapresión de las semillas hacia la base de la ranu-ra tiene un efecto diferente. La introducción delas semillas directamente en el sueloindisturbado asegura que la radícula emerjadirectamente en el suelo, a partir de la cual éstaderiva la función fundamental de absorción deagua (Figura 17) y de esa manera supera el pe-ríodo de estrés que sufren cuando deben pene-trar en las paredes de las ranuras. La presiónsobre las semillas antes de la cobertura en lasranuras en U y verticales en V tiene una acciónpositiva importante para mejorar la emergen-cia de las plántulas en un suelo seco.

Experiencias de campo

Un experimento de campo llevado a caboen Nueva Zelandia intentó sembrar con tresabresurcos diferentes para labranza cero elsegundo lunes de cada uno de los seis mesesde verano, sin considerar las condiciones delsuelo o climáticas, de modo que se estimarácon cuánta frecuencia ocurrían las condicio-

nes limitantes en esa región (Choudhary yBaker, 1982). Por casualidad, en una ocasiónel nivel de humedad del suelo era cercano alpunto permanente de marchitez. En este caso,las ranuras en forma de T invertida obtuvie-ron un 50 por ciento de emergencia del trigomientras que las ranuras en U y en V en elmismo suelo no tuvieron prácticamente emer-gencia. También es dudoso que una semillahubiera germinado en un suelo labrado en, ocerca, del punto permanente de marchitez.

Es por esta razón que, en Nueva Zelandia,repetidas encuestas de operadores de sembra-doras con abresurcos en forma de T invertidaque cubren cerca de 40 000 hectáreas por año,tanto en las siembras de primavera como deotoño (Baker y col., 2001), revelaron un éxitodel 99 por ciento para este proceso de siem-bra y tecnología.

Resumen de siembraen suelos secos

1. La clasificación descendente del compor-tamiento biológico de las formas de las

Figura 17 Posición de las semillas después dela presión en la base de una ranura en V paralabranza cero.

Figura 16 Posición de las semillas después dela presión en la base de una ranura en U paralabranza cero.

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99Siembra en suelos secos

ranuras en los suelos secos es: en T inver-tida, seguida por U y ranuras verticalesen V.

2. Los valores descendentes de efectividaden los suelos secos es Clase IV a Clase I.

3. Las ranuras en forma de T invertida cap-turan más vapor dentro de la ranura, locual favorece la germinación de las semi-llas y el crecimiento y desarrollo de lasplántulas bajo tierra.

4. La mayor causa de fracaso en las ranurasverticales en V es la desecación subsu-perficial de las plántulas y no el fracasode la germinación.

5. La causa predominante de los fracasosen las ranuras en U es la falla en la ger-minación.

6. La presión sobre el suelo después de lacobertura de la semilla tiene un efectoinsignificante en cualquier tipo de ra-nura.

7. La presión sobre las semillas en las ranu-ras en V y en U antes de la cobertura me-jora notablemente sus resultados.

8. Los residuos sobre la superficie son unrecurso importante para promover laemergencia de las plántulas en un sueloseco, siempre que los abresurcos los uti-licen correctamente para capturar hume-dad. Las ranuras de los abresurcos en Tinvertida e inclinados en V (pero no losverticales en V) son más efectivos.

9. Es posible obtener una mejor emergenciade plántulas en un suelo seco usando lalabranza cero que con labranza conven-cional siempre que se usen la técnica ylos equipos adecuados.

10. Con las ranuras en forma de T invertidaes posible obtener una emergencia deplántulas de suelos en labranza cero queson demasiado secos para sostener un cre-cimiento efectivo del cultivo.

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7Siembra en suelos húmedos

C. John Baker

101

La clasificación biológica de los abresurcospara labranza cero para los suelos húmedos

es casi idéntica a la de los suelos secos, pero por diferentes razones.

A diferencia de los suelos secos, por lo ge-neral es imposible sembrar físicamente en lossuelos muy húmedos en razón del comporta-miento de las sembradoras, de la fuerza detracción limitada o de la excesiva compacta-ción. Por lo tanto, considerando los proble-mas de los suelos húmedos, es importante dis-tinguir dos situaciones diferentes:

1. Siembra en suelos lo suficientemente hú-medos, naturalmente pegajosos y/o plás-ticos en los que aún sea posible sembrar.

2. Siembra en suelos que no están excesiva-mente húmedos pero que se vuelven muyhúmedos enseguida después de la siembra.

Siembra en suelos húmedos

Los problemas más importantes para sem-brar en suelos húmedos sin atascarse (situación1 arriba), desde un punto de vista operativo,están relacionados con la capacidad física delos abresurcos. En este aspecto hay pocos prin-cipios para distinguir un abresurcos de otro. Engeneral, todos los abresurcos con componen-tes rotatorios tienen limitaciones en los sueloshúmedos, especialmente en suelos húmedos queademás son pegajosos. El uso de raspadores

subsuperficiales en algunos abresurcos de dis-cos extiende su tolerancia a otros suelos.

Cuando un abresurcos emplea ruedas depresión del tipo semineumático («presióncero»), el límite operativo de todo el abresur-co en suelos húmedos y/o pegajosos es el lí-mite en el cual esas ruedas pueden continuartrabajando sin atascarse. Las ruedas semineu-máticas son particularmente aptas para dejarcaer el barro (ver Capítulo 10) por lo que noes lógico esperar que un abresurco trabaje enun suelo mejor que sus ruedas.

Aparte de la capacidad de los distintos abre-surcos para operar sin atascarse, hay impor-tantes efectos biológicos que ocurren comoresultado de la acción física de los distintosabresurcos en los suelos húmedos. Los facto-res biológicos más importantes son la com-pactación, el alisado y el encostrado creadospor los distintos abresurcos. El alisado es unacompactación muy localizada dentro de la ra-nura (tal vez de un espesor de 1-2 mm) y elencostrado es por lo general un alisado que seha secado y endurecido.

Dixon (1972) ilustró el efecto de los abre-surcos verticales de doble disco (ranura en V),de los abresurcos simples de azada (ranura enU) y de los abresurcos de ala simple (ranura enT invertida) a diferentes contenidos de hume-dad del suelo, uno de los cuales fue bastantehúmedo (27 por ciento) (Figura 6). Otros auto-res estudiaron las tendencias de los distintos

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102 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

abresurcos para compactar la base y las pare-des de la ranura (Dixon, 1972; Baker y Mai,1982b; Mitchell, 1983). A partir de estos estu-dios y de numerosas observaciones en el cam-po, se resumen a continuación las tendenciasde los distintos abresurcos a la compactación,al alisado y al encostramiento.

Abresurcos verticales de discosdobles (o triples) –

ranuras en forma de V

Estos abresurcos tienen la mayor tendenciaa la compactación de todos los abresurcos paralabranza cero. La compactación ocurre tantoen la base como en las paredes de la ranura.También tienen una fuerte tendencia al alisa-do, acentuado en el caso de la ranura abierta.Dado que el alisado queda expuesto a la at-mósfera, a menudo se seca después del pasajedel abresurcos y forma costras internas querestringen la penetración de las raíces.

En los suelos húmedos pegajosos el suelo seadhiere a la parte exterior de los discos con locual levanta suelo y semillas de dentro de lasranuras y las deposita fuera de las mismas; deesta forma se anula el trabajo de la verdaderaforma en V de la ranuras. La Lámina 5 muestrauna ranura hecha por un abresurco de discodoble vertical en un suelo australiano pegajo-so. La ranura ha sido severamente interrumpi-da por el suelo que se adhiere al disco.

Los abresurcos de discos verticales dobleso triples tienen una fuerte tendencia a intro-ducir los residuos en la ranura, como se des-cribe en detalle más adelante. La cobertura dela ranura es típicamente Clase I.

Abresurcos dobles (o triples)inclinados – ranuras inclinadas

en forma de V

Es probable que este tipo de abresurcoscompacte menos la zona de las semillas, perosolo cuando el abresurco es precedido por otro

abresurco fertilizador de doble o triple discoinclinado en la dirección opuesta. A causa dela inclinación, la parte superior de la pared dela ranura creada por el primer abresurco enrealidad levanta el suelo y en cierta medida loafloja. Si bien el segundo abresurco inclinadocompacta el suelo más que si hubiera estadotrabajando en una posición vertical, el pre-aflojamiento del suelo por el primer abresur-cos, que por lo general trabaja algo más pro-fundamente que el segundo, contrarresta lamayoría de los efectos negativos.

Cuando un abresurcos de doble o triple dis-co inclinado no es precedido por un abresur-co similar inclinado en la dirección opuesta,la compactación por debajo del abresurco serámayor que si hubiera estado operando verti-calmente. La compactación encima del abre-surco será menor pero el aflojamiento del sue-lo tendrá poco efecto sobre la penetración delas raíces de las plántulas; sin embargo, podrámejorar las propiedades de retención de hu-medad de la ranura lo cual a su vez reduce elriesgo de que las superficies internas de la ra-nura se sequen y formen costras.

Los abresurcos de doble o triple disco incli-nados tienen todos los mismos problemas, re-lacionados con sus contrapartes verticales,como la introducción de residuos en la zona dela ranura y la tendencia en los suelos pegajososa adherirse al exterior del disco y destruir lacontinuidad de la forma de la ranura. La cober-tura de las ranuras varía de Clase II a Clase IV.

Abresurcos de disco vertical planoangulado – ranuras en forma de U

Estos abresurcos tienen poca o ninguna ten-dencia a la compactación y tampoco a levan-tar el suelo en condiciones pegajosas. Sinembargo, la cobertura de las ranuras puede serdifícil en tiempo húmedo continuo, por lasmismas razones señaladas más adelante paralos abresurcos tipo azada. Los abresurcosangulados también tienden a introducir resi-

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103Siembra en suelos húmedos

duos en la ranura. La cobertura de las ranurases típicamente Clase I o Clase II.

Abresurcos de tipo azada – ranurasen forma de U

Estos abresurcos por lo general dan lugar apoca compactación salvo cuando son diseña-dos con una base plana grande; en este casopueden compactar la base de la ranura perono sus paredes. En los suelos húmedos inva-riablemente alisan la base y las paredes de lasranuras. Esto es importante si la ranura per-manece sin cobertura después de la siembra ylas partes lisas se secan formando costras.

La cobertura es un problema particular. Losabresurcos de tipo azada funcionan en base aun aparato para cubrir que junta el materialque está sobre el suelo a lo largo de la ranuray lo vuelve a colocar sobre la ranura comocobertura. En un suelo húmedo, es improba-ble que esos materiales de cobertura se vuel-van friables, por lo que la ranura es difícil decubrir y se favorece el encostramiento.

Si la cobertura es una operación separada,su efectividad depende de permitir un secadosuficiente para la formación de terrones en losresiduos a lo largo de la ranura; sin embargo,el secado insuficiente permitirá algún alisadoen la ranura que se transformará en costra. Porello, si bien los abresurcos de azada puedenser usados con éxito en los suelos húmedos esnecesario tener una buena capacidad de ma-nejo para superar varios problemas. Los abre-surcos de azada pueden encontrar problemasen suelos pegajosos cuando el suelo se acu-mula en los lados del abresurco y cambia suforma y dimensiones. La cobertura de la ra-nura es típicamente Clase I.

Abresurcos movidos por tomade fuerza – ranuras en forma de U

Estos tipos de abresurcos por lo generalcompactan la base de la ranura y también pue-

den alisar esa zona. El alisado y la compacta-ción raramente son severos y dado que el sue-lo no sale a menudo completamente fuera dela ranura, el alisado no constituye por lo ge-neral un riesgo de encostramiento, exceptocuando la siembra es seguida por un fuerteperíodo de sequía.

Los abresurcos movidos por la toma defuerza ventilan el suelo en forma mecánicamás que cualquier otro tipo de abresurco; estopuede ser un beneficio para los suelos húme-dos con un bajo nivel de contenido de resi-duos y poblaciones reducidas de lombricesde tierra. Por otro lado, algunos abresurcosmovidos por la toma de fuerza pueden sercompletamente inútiles en suelos húmedospegajosos debido al embarrado de las hojasde corte. La cobertura de la ranura es típica-mente de Clase IIIb.

Abresurcos de ala – ranuras en formade T invertida

Estos abresurcos alisan la base de la ranuracasi tanto como los abresurcos de azada perodan lugar a una compactación mínima. Al igualque los abresurcos movidos por la toma defuerza, los abresurcos de ala tienen la ventajade que cierran la ranura por sí mismos o quecierran la ranura por medio de un aparato sim-ple y que no dependen de la humedad o delclima. Por ello, el alisamiento no se transfor-ma en encostramiento y, por lo tanto, no res-tringen el crecimiento de las raíces.

Los abresurcos de ala trabajan razonable-mente bien en suelos pegajosos. La versiónde discos de este abresurcos usa raspadoressubsuperficiales para superar la tendencia delos suelos pegajosos a adherirse a los discos.La Lámina 42 muestra la utilidad de los ras-padores usados en los abresucos de ala en elmismo suelo pegajoso australiano de la Lá-mina 5. La integridad de la ranura y los resi-duos permanecen intactos. La cobertura de laranura es típicamente de Clase IV.

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104 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Las Láminas 43 y 44 muestran seccionesde suelo en las paredes de dos ranuras paralabranza cero fotografiadas con un microsco-pio electrónico (Mai, 1978). Las áreas en co-lor gris claro en el suelo sin compactar de laLámina 43 son huecos y macroporos natura-les. Además, se pueden ver materia orgánicaen forma de raíces y residuos enterrados. Encontraste, el suelo compactado en la Lámina44 casi no tiene macroporos y muy poca ma-teria orgánica visible. En su lugar, se aprecianunas pocas rajaduras en las cuales puede cir-cular el oxígeno del suelo. Es por esta razónque las lombrices de tierra prefieren el sueloalrededor de las ranuras en forma de T inver-tida al suelo alrededor de las ranuras en for-ma de V.

El tipo de suelo también es importante enlas siembras en suelos húmedos. Si el suelotoma la forma de una cinta al frotarlo entre elpulgar y el índice, muy probablemente será

alisado por los abresurcos con tendencia a esaacción. En general, los suelos arenosos y lossuelos arcillosos bien estructurados y con ra-zonablemente altos niveles de materia orgá-nica, raramente se alisan o quedan perma-nentemente compactados por el pasaje deabresurcos para labranza cero. Muchos sue-los arcillosos se alisan rápidamente cuandoestán húmedos. Por otro lado, las arcillasmontmorilloníticas pueden volverse pegajo-sas. Los suelos sedimentarios se encuentranen una posición intermedia entre los suelosarcillosos y los arenosos.

Muchas de las arcillas montmorilloníticasproducen buenos cultivos por su alta capaci-dad de retención de agua, pero también tie-nen tendencia a encoger cuando se secan. Estoproduce rajaduras internas que forman gran-des fisuras en el suelo. Durante las primerasetapas de secado y rajado, la masa del suelose rompe en partículas más pequeñas, casi

Lámina 42 Cobertura de ranura de Clase IV que permanece intacta después del pasaje de unabresurco de ala equipado con raspadores (ranura en forma de T invertida), en suelo húmedopegajoso (comparar con la Lámina 5).

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105Siembra en suelos húmedos

como si hubiera sido labrado. Tales suelos sonconocidos como de autocobertura. En reali-dad son un dilema para las prácticas de la-

branza porque cuando están húmedos son tanpegajosos que son difíciles de trabajar con elequipo de labranza y cuando se secan son más

Lámina 43 Fotografía electrónica de una sección de suelo de la pared de una ranura en forma deT invertida (de Baker y Mai, 1982b).

Lámina 44 Fotografía electrónica de una sección de suelo de la pared de una ranura en forma deV (de Baker y Mai, 1982b).

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106 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

fáciles de trabajar pero se arriesga el sacrifi-cio de la valiosa agua del suelo durante el se-cado y la labranza.

La labranza cero ofrece una opción valiosapara tales suelos ya que permite la siembradirecta de los suelos no labrados con un dis-turbio mínimo; esto se hace mejor cuando seha secado solo una pequeña parte de la super-ficie de la tierra.

Una función importante de los abresurcospara labranza cero es evitar que durante la siem-bra ocurra una inversión de las capas más pro-fundas y húmedas, por dos razones: porque talinversión sube suelo húmedo que se adhiere atodo el equipo y porque da lugar a una pérdidainnecesaria de humedad del suelo. Esto con-trasta con la labranza continua en la cual la re-sistencia de los suelos a la compactación y alalisado declina con el tiempo y el trabajo con-tinuo. El tráfico de vehículos exacerba la situa-ción y conduce a una menor utilidad de esossuelos cuando son trabajados en estado húme-do. Dado que la práctica de labranza cero gra-dualmente incrementa los niveles de materiaorgánica del suelo y su estructura, es probableque con el tiempo muchos suelos sean menospropensos al alisado o a la compactación y, porlo tanto, más aptos para ser sembrados cuandoestán húmedos.

Suelos secos sembradosque se vuelven húmedos

La siembra en suelos secos o húmedos quetodavía tienen que humedecerse no crea pro-blemas importantes de alisado o compactacióncon ninguno de los diseños de abresurcos. Así,las diferencias entre los abresurcos reflejan lacapacidad de las distintas formas de ranuraspara crear microambientes favorables para lassemillas, las plántulas y las plantas en creci-miento aun cuando los suelos posteriormentese hayan vuelto húmedos. El criterio más im-portante es su efecto sobre el oxígeno del sueloya que las raíces respiran y la saturación con

agua podría ahogar las raíces y la fauna bené-fica del suelo.

Los suelos húmedos, especialmente cuan-do no han sido labrados, mantienen una rela-ción compleja con las semillas. Por ejemplo,si el suelo no ha sido labrado durante algúntiempo y tiene una población razonable delombrices de tierra, estas tienen un importanteefecto sobre la difusión del oxígeno en la zonade las semillas y sobre el drenaje del agua. Lostúneles construidos por las lombrices sirvencomo canales para la entrada del aire y la sa-lida del agua.

Las lombrices de tierra también necesitanalimentos y responden rápidamente a la pre-sencia o ausencia de los mismos. Existen va-rias especies de lombrices de tierra y cada es-pecie prefiere ocupar el suelo a una ciertaprofundidad. Las que se alimentan en los resi-duos superficiales (por ej., Lumbricus rubellusHoff y Allolobophora caliginosa Sav) vivencerca de la superficie y son las primeras enreaccionar al exceso de agua en la superficiedel suelo. También reaccionan a la presenciao ausencia de residuos, que son su abasteci-miento de alimentos, hasta el punto que sustúneles y deyecciones reflejan la presencia deresiduos superficiales a pocos centímetros dedistancia.

En experimentos con abresurcos para la-branza cero en suelos que aún debían hume-decerse, Chaudhry (1985) probó los efectosde la presencia o ausencia de residuos super-ficiales. Las parcelas «con residuos» habíantenido durante largo tiempo raigrás perenne(Lolium perenne) tratado con herbicidas. Enlas parcelas «sin residuos» el pasto se cortóa nivel del suelo y fue removido de la parce-la inmediatamente antes de la siembra. Enestas parcelas, 24 horas después de habercortado el pasto, las poblaciones de lombri-ces de tierra se habían reducido a la mitad,probablemente como respuesta a la remociónde su principal fuente de alimentos.

También se ha observado que las lombricesde tierra parecen tener preferencia por la zona

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107Siembra en suelos húmedos

de la ranura disturbada después de la siem-bra, en contraposición con las zonas sindisturbar, pero solamente en el caso en queesté recubierta con una fuente de alimentos(residuos) y si estos no están compactados.Probablemente el suelo suelto sea más favo-rable para la construcción de sus túneles y losresiduos proporcionan un ambiente mejoradoy una fuente conveniente de alimentos.

El Cuadro 8 muestra los efectos sobre laemergencia de plántulas de cebada (Hordeumvulgare) en un suelo húmedo, con tres formascomunes de ranuras con y sin residuos en lasuperficie (Chaudhry, 1985; Chaudhry y Baker,1988). El Cuadro 8 también muestra el núme-ro de lombrices de tierra recuperadas en zonasde muestreo de 120 mm de diámetro y 100 mmde profundad centradas en las ranuras sembra-das. El índice de actividad de las lombrices,medido como el porcentaje del área de tierracubierta por sus deyecciones, mostró tenden-cias similares con el número de lombrices con-tadas en los lugares de muestreo. En este expe-rimento, para crear condiciones muy húmedasdespués de la siembra, el suelo fue regado con20 mm diarios de lluvia simulada en un perío-do de cuatro horas durante 20 días (en total 400mm en 20 días). En la situación de campo, talintensidad de lluvia repetida produciría condi-ciones supersaturadas y el embarrado de la su-perficie en un breve plazo. En los recipientesde drenaje libre usados en este experimento noocurrió la supersaturacón pero, de cualquiermanera, el suelo permaneció por encima de lacapacidad de campo la mayoría del tiempo.

Hubo tres claras tendencias en los datos delCuadro 8. En primer lugar la mayor emergen-cia de plántulas fue promovida por el trata-miento de siembra a voleo sobre la superficie(87 por ciento) y las ranuras en T invertidacreadas por abresurcos de ala (76 por ciento,sin diferencia estadística). A continuación seencontraron las ranuras creadas por los abre-surcos de azada (65 por ciento) y los abresur-cos movidos por la toma de fuerza (63 porciento). Las ranuras verticales en forma de V

creadas por los abresurcos de disco doble ylos huecos en forma de U creados por unasiembra a golpe simulada tuvieron un com-portamiento pobre (24 y 17 por ciento de emer-gencia de las plántulas, respectivamente).

En segundo lugar, el número de lombricesencontradas en las muestras de suelo centra-das en las ranuras sembradas reflejaron muyestrechamente el recuento de las plántulas. Lamayoría de las lombrices fueron encontradasen la zona de las ranuras creadas por los abre-surcos de ala (25), de azada (22) y movidospor la toma de fuerza (23) junto con la siem-bra a voleo (22) y tal vez la siembra a golpe(18); sin embargo, el abresurco vertical dedoble disco tuvo un resultado menor, de solo9 lombrices.

En tercer lugar, la presencia o ausencia deresiduos tuvo un efecto muy positivo, tantosobre la emergencia de las plántulas comosobre el número de lombrices de tierra, con elabresurcos en T invertida y con algunas de lasranuras y los huecos en U, pero no con lasranuras en V o con la siembra a voleo sobre lasuperficie. Los residuos mejoraron la emer-gencia de las plántulas en el caso de las ranu-ras en T invertida, del 48 al 76 por ciento y elnúmero de lombrices de 13 a 25. El efecto delas ranuras en U no fue tan marcado pero, decualquier manera, con el abresurco de azadalos residuos mejoraron la emergencia de lasplántulas del 40 al 65 por ciento y el númerode lombrices de 13 a 22.

En contraste, los residuos redujeron la emer-gencia de las plántulas con los abresurcos ver-ticales de doble disco (25 al 17 por ciento) ycon sembradora a golpes (del 17 al 14 por cien-to), pero no tuvieron efectos sobre la siembraa voleo o los abresurcos movidos por la tomade fuerza. El último caso no es sorprendenteya que el abresurco movido por la toma defuerza tritura los residuos superficiales (y pro-bablemente también un cierto número de lom-brices) y los incorpora al suelo. En el caso dela siembra superficial a voleo, las semillasquedaron sobre la superficie del terreno, con

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108 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

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109Siembra en suelos húmedos

lo que era menos probable que fueran afecta-das por la actividad de las lombrices debajode la superficie. Más aún, dado que la hume-dad no era un factor limitante, no sorprendeque los residuos en la superficie del suelo notuvieran un efecto directo sobre la emergen-cia con el tratamiento de siembra a voleo.

Estos resultados sugieren que las tres ten-dencias observadas en el suelo húmedo estánrelacionadas entre sí. La tercera línea del Cua-dro 8 ilustra la emergencia cuando las lombri-ces fueron eliminadas del suelo por envene-namiento, en otro experimento idéntico.

En todos los casos, la ausencia de lombri-ces disminuyó la emergencia de las plántulas.La mayoría de las ventajas de los residuos conranuras en T invertida y en U desaparecieronen ausencia de lombrices, lo que indica unfuerte nexo entre los tres factores cuando es-taban presentes conjuntamente. Esto tambiéndemuestra uno de los beneficios a largo plazode la labranza cero, o sea el aumento del nú-mero de lombrices y la materia orgánica; estofavorece este sistema de producción, siempreque se use el equipo adecuado para mantenery capitalizar esos beneficios.

Los datos del Cuadro 8 también muestranque la aireación mecánica, en alguna medida,puede sustituir la ausencia de aireación natu-ral causada por las lombrices y otra fauna delsuelo. El tratamiento químico para matar laslombrices también mata alguna otra fauna delsuelo que también forma canales. Si bien eluso de abresurcos movidos por la toma de fuer-za puede ser beneficioso a corto plazo cuan-do se siembra en suelos que posteriormentese humedecerán, este fue el único abresurcosque promovió más del 24 por ciento de emer-gencia de plántulas en el suelo «esterilizado».Incluso en este caso, el 43 por ciento de emer-gencia obtenido con este abresurcos con resi-duos y el 41 por ciento sin residuos no pue-den ser considerados como satisfactorios y nose pueden comparar con el 76 por ciento ob-tenido con el abresurco de ala en presenciatanto de lombrices como de residuos.

La siembra superficial a voleo promovió lamayor emergencia de plántulas en la ausenciade lombrices (89 por ejemplo, tanto con comosin residuos), presumiblemente porque las se-millas en la superficie no fueron afectadas porla actividad de las lombrices debajo de la tie-rra. Pero este tratamiento difícilmente será re-comendado como una práctica de campo, sal-vo si se pudieran asegurar 400 mm de lluviaen los primeros 20 días después de la siem-bra; en este experimento fue usado solamentecon el propósito de comparar las necesidadesde oxígeno y agua de las semillas.

La Figura 18 ilustra respuestas similares alas recién presentadas para ranuras en T in-vertida, abresurcos de azada con ranuras en Uy abresurcos verticales de doble disco con ra-nuras en V. Los efectos más claros son que laemergencia de las plántulas sigue la tenden-cia del número de lombrices con todos los ti-pos de abresurcos. Además, los residuos in-crementaron tanto la emergencia como elnúmero de lombrices con los abresurcos en Tinvertida y los abresurcos de azada pero nocon los abresurcos verticales de doble disco.

Para entender mejor las interacciones entrelos tipos de abresurcos, el nivel de humedaddel suelo y la cantidad de residuos presentes,Chaudhry (1985) ejecutó un experimento enel cual esos factores fueron variados en formaindependiente. Los resultados se presentan enel Cuadro 9.

Los datos muestran que la mayoría de losabresurcos se comportaron razonablementebien en condiciones favorables del suelo, sinconsiderar el nivel de residuos (variación del65 al 90 por ciento en la emergencia de lasplántulas). Sin embargo, cuando las condicio-nes del suelo pasaron a ser húmedas, los pro-blemas de los abresurcos verticales de dobledisco con ranura en V fueron progresivamen-te más aparentes a medida que aumentaba ellargo de los residuos. En el suelo húmedo, laemergencia de las ranuras en V cayó del 38por ciento sin residuos al 35 por ciento con re-siduos cortos y al 30 por ciento con residuoslargos. Por otro lado, los abresurcos de ala y

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110 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

los de azada se comportaron mejor cuando losresiduos largos cubrieron el suelo húmedo, locual fue atribuido al incremento de la activi-dad de las lombrices debida a los residuos lar-gos. Cuando con esos dos abresurcos se redu-jo el largo de los residuos, sus ventajas sobreel abresurcos de doble disco vertical fueronreducidas o eliminadas.

Si bien el abresurco de azada respondió po-sitivamente a los residuos largos, en realidades difícil que un abresurco de azada funcione

bien en el campo con residuos largos. Un he-cho distinto es realizar este tratamiento en par-celas experimentales ya que en el campo losabresurcos se bloquean rápidamente porquerastrillan los residuos. Por lo tanto, en la prác-tica, de los dos abresurcos de buen comporta-miento en los suelos húmedos con residuoslargos, solo el abresurcos de ala con ranura enT invertida fue capaz de manejar los residuosen su configuración con discos, lo que es con-siderado una opción práctica.

Figura 18 Respuestas de la emergencia de plántulas y número de lombrices a tres formas deranuras para labranza cero y a residuos superficiales en un suelo húmedo (de Baker et al., 1996).

Cuadro 9 Efecto de los abresurcos, niveles de residuos y estado de la humedad del suelo sobrela emergencia de las plántulas de cebada en un suelo con lombrices de tierra.

Emergencia de las plántulas

Abresurcos vertical de doble Abresurcos de azada Abresurco de ala condisco con ranura en V con ranura en U ranura en T invertida

Cobertura Clase I Cobertura Clase I y IIIa Cobertura Clase IV

LR SR NR LR SR NR LR SR NR

Humedad adecuada 65 84 82 86 70 76 90 76 82Suelo húmedo 30 35 38 68 36 42 75 43 47

Nota: LR: residuos largos. SR: residuos cortos. NR: sin residuos.

con residuos sin residuos con residuos con residuossin residuos sin residuos

ABRESURCO DE ALA DOBLE DISCOABRESURCODE AZADA

EMERGENCIAPLÁNTULAS

Nº DE LOMBRICES

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111Siembra en suelos húmedos

Comportamiento de los abresurcos

El comportamiento de los distintos abresur-cos para siembra en el suelo (humedecidodespués de la siembra) puede ser resumidocomo sigue.

Abresurcos movidos por la toma defuerza – ranuras en forma de V

Estos abresurcos, en ausencia de lombricesde tierra, proporcionan una aireación mecáni-ca compensatoria. Sin embargo, la presenciade lombrices no resultará necesariamente enun mejoramiento de la emergencia de las plán-tulas porque las ganancias de la aireaciónmecánica de un suelo poblado por lombricesson superadas por el enterrado de las fuentesde alimentos para las lombrices que se alimen-tan en la superficie. También habrá una des-trucción de las lombrices en la zona de lasranuras pero, dado que el ancho de labranzade esos abresurcos es normalmente angosto,es probable que la zona de las ranuras sea rá-pidamente recolonizada por las lombrices delas zonas vecinas sin disturbar.

Siembra a golpes – huecos en V o U

Esta siembra probablemente no produzcabuenos resultados, con o sin lombrices, si bienes necesario proseguir con las investigacionesde estas sembradoras. Los malos resultados deestas sembradoras en estos experimentos fuealgo sorprendente ya que el método usado parahacer los huecos no causó ninguna compacta-ción. En la práctica, las sembradoras a golpescasi siempre producen huecos en V, los cualespodrían comportarse de la misma forma quelas ranuras en V. Sin embargo, en este caso, seusó un pequeño aparato para extraer muestrasde suelo sin compactación.

Abresurcos verticales de doble disco– ranuras en V

En general, este tipo de abresurcos tiene uncomportamiento mediocre en los suelos húme-

dos por dos razones. En primer lugar, la com-pactación y el alisado y, en segundo lugar, elencostramiento, lo que da lugar a que las lom-brices eviten el área de la ranura. Esto no solopone en desventaja a las semillas sino que tam-bién se opone a los procesos naturales –las lom-brices de tierra– que pueden reparar el daño.

Para examinar la tolerancia de las lombri-ces de tierra al alisado, Chaudhry (1985) co-locó un número de lombrices sobre la super-ficie húmeda de un suelo blando contenido endos macetas altas (para prevenir el escape delas lombrices). Antes de colocar las lombri-ces en las macetas, encostró ligeramente lasuperficie de una de las parcelas con sus de-dos. Durante la noche, todas las lombrices enla maceta sin encostrar habían construido tú-neles en el suelo mientras que solamente lamitad de las lombrices lo habían hecho en elotro tratamiento; esto fue una indicación de ladificultad que tienen las lombrices para cons-truir túneles a través de las costras.

Chaudhry (1985) también probó la toleran-cia de las lombrices a la compactación y en-contró casi el mismo resultado que para elencostramiento. Dado que los suelos húme-dos son más blandos que los suelos secos, laacción de los abresurcos de discos dobles ver-ticales a través de los residuos superficialesen los suelos húmedos es más de presión quede corte. Esto acentúa su tendencia a la com-pactación. Las ranuras que están encostradaso compactadas son evitadas por las lombricesy no se benefician de sus túneles o del reciclajede nutrientes (Baker et al., 1987, 1988).

En segundo lugar, los abresurcos de dobledisco introducen los residuos en las ranuras.En los suelos húmedos, Lynch (1977, 1978) yLynch et al. (1980) mostraron que la descom-posición de estos residuos produce ácidosgrasos, especialmente ácido acético, los cua-les tienden a matar las semillas y las plántulasgerminadas. Buscaron formas para combatireste problema, desde la aplicación de cal conlas semillas para neutralizar el ácido hasta se-parar las semillas de los residuos.

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112 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Aparentemente, la separación aun a una pe-queña distancia podría evitar el problemadado que el ácido acético es rápidamente des-compuesto por las bacterias del suelo. El pro-blema del atascamiento con residuos se re-fleja en la respuesta negativa a la presenciade residuos por el abresurco vertical de do-ble disco y por el hecho de que esta respues-ta negativa se incrementó a medida que au-mentaba el largo de los residuos y de sustrozos.

Si bien los abresurcos de discos dobles in-clinados y de discos angulados no fueron in-cluidos en el experimento, es sabido que am-bos tipos de abresurcos introducen losresiduos en la zona de las semillas, casi de lamisma forma que los abresurcos verticalesde doble disco. Por lo tanto, puede esperarseque ocurra la fermentación acética con suefecto deletéreo sobre las semillas, pero ha-bría menos problemas con el alisado y lacompactación.

Abresurcos en ala – ranurasen T invertida

Estos abresurcos retornan la mayoría delos residuos encima –y no dentro– de la ra-nura. Esto estimula a las lombrices a colo-nizar la zona de las ranuras ya que cuandose remueve el residuo, el número de lom-brices declina claramente. El disco centralde la versión con discos del abresurco conala introduce los residuos tal como ocurrecon todos otros tipos de abresurcos de dis-co. Pero las hojas laterales en ala colocanla semilla en un lado de la ranura central y,por lo tanto, alejan las semillas del contac-to con los residuos comprimidos. Este esprobablemente el único tipo de abresurcode disco que previene efectivamente que lassemillas caigan sobre los residuos; por estarazón se benefician de la presencia de losresiduos aún húmedos. Cuando se coloca-ron residuos largos sobre la ranura, la ranu-ra en T invertida produjo más emergenciade plántulas que cualquier otro diseño.

Abresurcos de azada – ranuras en U

Estos abresurcos se comportan en forma si-milar a los abresurcos de ala, excepto que enlugar de colocar el residuo sobre la ranura tien-den a empujarlo hacia los lados. Como con-secuencia, si bien los abresurcos de azada pro-ducirán una respuesta positiva a la presenciade residuos (en lo que se refiere a la emergen-cia de plántulas y al número de lombrices), larespuesta probablemente no sea tan positivacomo en el caso de los abresurcos de ala.

Las respuestas a la emergencia de las plán-tulas de los distintos tipos de abresurcos y a lasiembra a voleo también se reflejan en el pesode las raíces y los tallos de las plántulas, comose aprecia en las Figuras 19 y 20 (con y sinlombrices de tierra, respectivamente).

Sin lombrices hubo pocas diferencias entrelos abresurcos. Solamente la aireación mecá-nica de los abresurcos movidos por la tomade fuerza tuvo un efecto positivo. Sin embar-go, con lombrices, el crecimiento de las plán-tulas fue similar a las tendencias de la emer-gencia de las plántulas y del número delombrices.

La Figura 21 muestra las tasas típicas dedifusión de oxígeno en el suelo con lombricesasociado con abresurcos de ala y de doble dis-co (Chaudhry, 1985; Baker et al., 1987, 1988).La tasa de difusión de oxígeno se mide por elpaso de una corriente a través de electrodosde platino sobre una malla alrededor de lasranuras sembradas y midiendo la tasa de con-sumo y reemplazo de oxígeno alrededor delos electrodos (ver Capítulo 19).

La Figura 21 muestra que el abresurco deala no tuvo un efecto negativo sobre el estadodel oxígeno en el suelo. El estado del oxígenoque rodea los abresurcos de azada, movidospor la toma de fuerza y de golpe (no mostra-do) fue muy similar al del abresurco de ala.De hecho, todos los abresurcos tenían mode-los similares de comportamiento al del suelosin disturbar, lo que indica que ninguno deellos tenía efectos negativos sobre la tasa dedifusión del oxígeno en el suelo. Sin embargo,

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113Siembra en suelos húmedos

Figura 19 Peso de las raíces ylos tallos de plántulas de cebadaen labranza cero en respuesta adistintos tipos de abresurcos y re-siduos y en la presencia de lom-brices de tierra (de Baker et al.,1988).

Figura 20 Peso de las raíces y lostallos de plántulas de cebada en la-branza cero en respuesta a los ti-pos de abresurcos y residuos y enla ausencia de lombrices (de Bakeret al., 1988).

PESO DE LAS RAÍCES Y TALLOS DE CEBADA(con lombrices)

Sin residuosResiduosTallosRaíces

Ranuracruzada

Discotriple

Azada Cobertura Distribu-ción

superficial

Abresurcomovido

por tomade fuerza

PESO DE LAS RAÍCES Y TALLOS DE CEBADA(sin lombrices)

Sin residuosResiduosTallosRaíces

mg/

plan

ta

Ranuracruzada

Discotriple

Azada Abresurcomovido

por tomade fuerza

Cobertura Distribu-ción

superficial

mg/

plan

ta

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114 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

en todos los casos, la presencia de residuosmovió las zonas de alto contenido de oxígenomás cerca de las semillas, probablementecomo resultado de una mayor actividad de laslombrices de tierra.

En contraste, el abresurco de doble discotuvo un marcado efecto negativo sobre la si-tuación del oxígeno en el suelo, sin tener enconsideración la presencia o ausencia de resi-duos. Esencialmente, este abresurcos, en fun-ción de su acción de cuña, empuja las zonasde alto contenido de oxígeno lejos de las se-millas y las reemplaza con zonas compactadaso bajas o, en el mejor de los casos, con unadifusión media de oxígeno.

También se debe hacer notar que los efec-tos de la humedad sobre el suelo, con o sinlombrices, no parecen estar relacionados conla forma en que se humedece el suelo. Porejemplo, Chaudry (1985) realizó dos experi-mentos con lombrices y residuos, idénticos entodos sus aspectos, excepto que en uno de ellosusó lluvia simulada para humedecer el suelodespués de la siembra y en el otro usó unacapa freática en ascenso. Estuvo particular-

mente interesado en saber si la lluvia persis-tente tenía algún efecto de sellado sobre lascaras internas de la cobertura o, por el contra-rio, arrastró las semillas. No encontró dife-rencias en el comportamiento de las plántulasde cebada en el humedecimiento del suelodesde el lado de arriba o de abajo, pero am-bos experimentos confirmaron las diferenciasentre los abresurcos y los residuos.

Más tarde, Giles (1994), en Nueva Zelandia,cuantificó la tasa de acumulación de biomasade lombrices en los 100 mm superiores delsuelo como función de los distintos nivelesde paja de cebada sobre la superficie de latierra. Encontró una relación casi linear en lacual la biomasa total de dos especies delombrices que se alimentan en superficie(Lumbricus rubellus Hoff y Allolobophoracaliginosa Sav) habían acumulado hasta 9t/ha bajo 11 t/ha de paja y 5,1 t de lombricesbajo 6,4 t/ha de paja. Durante este período labiomasa recuperable de la paja había decreci-do de 11 t/ha a 3,2 t/ha y de 6,4 t/ha a 1,2 t/ha,respectivamente. En los primeros seis meses,la mayor cantidad de residuos permaneció más

Figura 21 Perfiles de la tasa de difusión de oxígeno alrededor de abresurcos de ala y de dobledisco en labranza cero que operan en un suelo húmedo sedimentario-arcilloso, en presencia yausencia de residuos superficiales (de Baker et al., 1988).

Abresurco de ala

AltoBajoMedio

Abresurco de triple disco

Residuos Residuos Sin residuosSin residuos

Distancia del centro del surco (mm)

La tasa media de difusión del oxígenoalrededor de los surcos de los abresurcos

de ala y de triple disco para la labranza cero(días 9-21) (g × 10–8/cm2/min

Distancia del centro del surco (mm)

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115Siembra en suelos húmedos

Figura 22 Tasas de infiltra-ción de ranuras en labranzacero en un suelo sedimenta-rio arcilloso (de Baker et al.,1987).

Tasa

s de

infil

traci

ón (

mm

/h)

Tiempo (min)

Abresurco de alaAbresurco de triple discoAbresurco tipo azadaAbresurco movido por la toma de fuerzaAbresurco centralSuelo sin disturbios/desnudo

húmeda que la cantidad más liviana, lo cualpodría tener influencia sobre la descomposi-ción más rápida de la primera. Al final delexperimento, una parte de los residuos pare-cía haberse descompuesto mientras que la otraparte había simplemente sido enterrada conlas deyecciones de las lombrices.

Se debe tener en consideración que estosniveles de paja de cereales fueron deliberada-mente establecidos a niveles altos para pro-bar la capacidad de las lombrices para enfren-tar condiciones de «sobrecarga» en labranzacero. En términos generales, tales niveles depaja se igualan con los rendimientos de losgranos en proporción similar.

Finalmente, los experimentos relacionadoscon suelos húmedos no serían completos sinmedir la infiltración del agua en las zonas delas ranuras en el campo. La Figura 22 mues-tra los resultados de un experimento de cam-po que compara las tasas de infiltración devarios abresurcos en un suelo sedimentarioarcilloso cubierto de residuos y con lombri-ces (Baker et al., 1987). El resultado reflejalas tendencias de las lombrices y la emergen-cia de las plántulas. El abresurco de ala conranura en T invertida produjo la infiltraciónmás rápida (110 mm/h después de dos horas),lo que no es sorprendente ya que había pro-movido la mayor actividad de las lombrices y

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116 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

la emergencia de plántulas. El siguiente fue elgrupo de abresurcos que incluye azada, mo-vidos por la toma de fuerza (ranuras en U) ysembradoras a golpe (huecos en U), junto conel suelo sin disturbar, todos los cuales prome-diaron 70 mm/h después de dos horas. La peorinfiltración ocurrió con el abresurco de dobledisco (ranura en V), con solo 20 mm/h de in-filtración después de dos horas. El agua per-maneció encharcada en las ranuras en V va-rias horas después del experimento.

Resumen de la siembraen suelos húmedos

1. La clasificación de las tres formas bási-cas de ranuras, de las más pobres a lasmejores (en V, U y T invertida), en sueloshúmedos que contienen lombrices de tie-rra y residuos es exactamente la mismaque para los suelos húmedos, si bien esdiferente en ciertos aspectos.

2. Las semillas deben tener un acceso rápi-do al oxígeno en los suelos húmedos; losdistintos abresurcos crean diferentes am-bientes de oxígeno alrededor de las semi-llas en suelos húmedos.

3. Los abresurcos de doble disco tienen unefecto contrario sobre la tasa de difusióndel oxígeno alrededor de la semilla en laranura.

4. Los abresurcos en T invertida, azada ymovidos por la toma de fuerza, junto consembradoras a golpe, tienen un efectopositivo o neutro, sobre la difusión deloxígeno alrededor de la ranura.

5. Las lombrices y los residuos sobre la su-perficie dan claras ventajas si se manejancorrectamente. Ambos se incrementan conel tiempo bajo labranza cero y tienen unefecto creciente sobre la aireación, el dre-naje y la infiltración.

6. Los abresurcos de ala y azada favorecenla actividad de las lombrices en la zonade las ranuras.

7. Los residuos superficiales favorecen la ac-tividad de las lombrices; la actividad esproporcional a la cantidad de residuos.

8. La capacidad de las ranuras en T inverti-da de los abresurcos de ala para retenerlos residuos sobre la ranura es importan-te tanto en los suelos húmedos como enlos suelos secos porque estimula la acti-vidad de las lombrices dentro y alrededorde la ranura sembrada.

9. Los abresurcos de discos dobles, triplesy angulados junto con las sembradoras agolpe tienden a introducir residuos en lazona de las semillas con un efecto negati-vo sobre la germinación. Esto ocurre so-bre todo en el caso de residuos largos,filiformes y húmedos.

10. Los abresurcos de ala, azada, movidospor la toma de fuerza y los surcadoresseparan efectivamente los residuos endescomposición del contacto directo conlas semillas.

11. En ausencia de lombrices de tierra, la ai-reación mecánica de las ranuras por me-dio de abresurcos movidos por la tomade fuerza pueden ofrecer un beneficio acorto plazo.

12. La siembra superficial a voleo puede te-ner un buen comportamiento en caso delluvias cotidianas uniformes durante tressemanas después de la siembra; obvia-mente esta no puede ser considerada unaopción práctica.

13. Las ranuras en forma de V y los huecosde las sembradoras a golpe tienden a com-pactar o alisar. La cobertura Clase I (o lafalta de cobertura) favorece que ese ali-sado se transforme en encostramiento.

14. El alisado y/o el encostramiento desalien-tan la actividad de las lombrices en la zonade las ranuras.

15. Las ranuras en U creadas por los abresur-cos en azada, movidos por la toma de fuer-za y los surcadores pueden ser alisadaspero solo mínimamente compactadas. Sies posible tener coberturas de Clase II o

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117Siembra en suelos húmedos

superior a esta, el alisado no formará cos-tras al secarse.

16. Las ranuras en U creadas por los abresur-cos con discos angulados no se alisan nise compactan.

17. Las ranuras en T invertida creadas por losabresurcos de ala pueden ser alisadas perono compactadas. La cobertura Clase IVpreviene el secado de la parte alisada.

18. Es posible tener una excelente infiltraciónde agua con las ranuras en T invertida peroes probable que esta sea pobre con ranu-ras en V creadas por los abresurcos dedoble o triple disco. Sin embargo, es po-

sible que la infiltración entre los surcossea mayor con labranza cero que con la-branza tradicional, especialmente con unamayor población de lombrices y más ma-teria orgánica.

19. Es posible obtener una excelente emer-gencia con las ranuras en T invertida enlos suelos húmedos; una emergencia sa-tisfactoria se puede obtener con la mayo-ría de los abresurcos que crean ranurasen U.

20. Una emergencia pobre de las plántulaspuede ocurrir en las ranuras o los huecosen V en los suelos húmedos.

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8Profundidad, colocación

y distanciamiento de las semillas

C. John Baker y Keith E. Saxton

119

La colocación precisa de las semillases más importante en la labranza cero

que en la labranza común.

Cuando un abresurcos en una sembradorapara labranza cero deposita la semilla y, a ve-ces, el fertilizante en el suelo, su capacidadpara controlar la ubicación final de la semillay el ambiente en que la coloca depende de uncierto número de funciones, a veces contra-dictorias. La capacidad combinada requeridade la sembradora y del abresurcos incluyenlas siguientes funciones:

1. Seguir en forma continua la superficie delsuelo de cada surco y mantener una pro-fundidad de siembra precisa.

2. Colocar las semillas debajo del suelo, enmovimiento, en una banda uniforme rela-tiva al abresurcos mismo.

3. Cubrir las semillas y, a veces, el fertilizan-te, o por lo menos favorecer una coberturaefectiva, después que pasó el abresurcos.

4. Separar las semillas del fertilizante si am-bos se colocan simultáneamente en la mis-ma operación y optimizar la posición deuno respecto al otro para maximizar la res-puesta biológica.

5. Distanciar y colocar las semillas con el es-paciamiento y en la forma deseadas a lolargo del surco.

6. Transferir las semillas de los mecanismosde distanciamiento a los abresurcos sin

cambiar el modelo o el distanciamiento re-queridos.

Las funciones 1 a 3 son importantes parauna colocación correcta de la semilla. La fun-ción 4 es importante para la colocación delfertilizante tal como se describe en el Capítu-lo 9. Las funciones 5 y 6 –y en cierta medidala función 1– dependen del diseño de la sem-bradora, especialmente de la configuración delbrazo de arrastre y del mecanismo de empujevertical así como de los abresurcos.

La colocación de la semilla en el suelo esfunción del diseño del abresurco. Para obte-ner óptimos resultados, los abresurcos debentener capacidad para:

• ignorar o controlar el disturbio del suelodebajo de la superficie del suelo (o faltade disturbio en los suelos húmedos);

• ignorar la adhesividad del suelo;• superar las obstrucciones debajo de la su-

perficie, tales como piedras o similares;• evitar colocar las semillas sobre residuos

erectos;• prevenir el rebote de las semillas;• cubrir la ranura a una profundidad adecuada.

La cobertura puede ser una operación sepa-rada hecha por otra máquina (por ej., rastra),en cuyo caso los abresurcos deberían crear lasranuras de tal forma que la operación de co-bertura se haga a una profundidad uniforme(ver Capítulo 5).

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120 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

El distanciamiento de las semillas es fun-ción del mecanismo de la sembradora y noes exclusivo de la labranza cero. En general,una sembradora de precisión es diferente deuna sembradora común por el hecho de queentrega las semillas en forma individual conla intención de que queden separadas a unadistancia predeterminada. Una sembradora co-mún entrega las semillas en forma masiva demodo que un cierto número (o peso) de semi-llas es depositado en una cierta longitud desurco (o área determinada), con una distribu-ción aproximadamente uniforme y sin inten-tar obtener un espaciamiento regular entre lasmismas.

La transferencia de las semillas del meca-nismo distanciador al abresurcos debería seruna función común pero, especialmente conel distanciamiento de la siembra de precisión,esta transferencia debe mantener continuidaden la distancia entre las semillas y colocarlascon un espaciamiento constante en el surco.Los agrónomos discuten acerca de los efectosde las variaciones en el distanciamiento de lassemillas sobre el rendimiento de los cultivos,especialmente cuando este se contrapone a lavariación natural entre las plantas y a su capa-cidad para compensar un espaciamiento im-perfecto. Sin embargo, la mayoría de los ex-pertos convienen en que hay pocas desventajasagronómicas en el caso de las semillas orde-nadas a intervalos precisos en el surco. En elcaso del maíz, las últimas evidencias sugierenque la profundidad uniforme de la siembra yla emergencia son probablemente más impor-tantes que el espaciamiento entre las plantas.

Profundidad de siembray emergencia de las plántulas

Hay un consenso casi general de que la pro-fundidad de siembra debería ser tan uniformecomo fuera posible. Sorprendentemente, ha ha-bido pocos estudios para cuantificar la profun-didad de siembra de las semillas sembradas en

el sistema de labranza cero (a diferencia de lossistemas corrientes de labranza) respecto alefecto de la variación de la profundidad idealsobre el comportamiento de los cultivos. Ob-viamente, la importancia de este factor variarácon el potencial de compensación del creci-miento de cualquier cultivo o especie.

Para cuantificar los efectos de la emergen-cia de las plántulas desde una profundidad desiembra imperfecta bajo condiciones de la-branza cero, Hadfield (1993) midió las varia-ciones de la germinación y la emergencia detrigo (Triticum aestivum) y lupino (Lupinusangustifolius) sembrados a varias profundida-des en ranuras en forma de T invertida paralabranza cero. Los resultados se presentan enel Cuadro 10.

Hadfield concluyó que la variedad de trigousada (cv. Otane) era menos sensible a la pro-fundidad de siembra que el lupino a lasprofundidades de 20 a 50 mm, pero ambosfueron seriamente afectados a profundidadesmayores de 50 mm. En general, la emergen-cia de las plántulas de esta variedad de trigodecreció un 4 por ciento o por cada 10 mm deincremento de la profundidad de siembra, en-tre 20 y 70 mm. Sin embargo, se han observadootras tolerancias muy diferentes a la profun-didad de siembra en otras variedades de trigo.En comparación, en estos experimentos, laemergencia del lupino decreció un 17 por cien-to por cada 10 mm de incremento de laprofundidad entre los 20 y los 70 mm. Enambos casos, la reducción de la emergenciade las plántulas no fue causada por la falta degerminación de las semillas sino por la mor-talidad subsuperficial de las plántulas quehabían germinado. Esto confirmó observacio-nes anteriores de Heywood (1977).

Campbell (1981, 1985) estudió las profun-didades de siembra de semillas pequeñas deleguminosas forrajeras, como el trébol rojo(Trifolium pratense), sembradas en ranuras enforma de T invertida para labranza cero. Lle-gó a la conclusión de que la emergencia de lasplántulas de las leguminosas forrajeras fue

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121Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

especialmente sensible a las profundidades desiembra por debajo de una profundidad me-dia de 13 mm. Los resultados se encuentranen el Cuadro 11.

Salmon (2005) examinó los efectos de lasprofundidades de siembra (de 0 a 50 mm) so-bre la emergencia de plántulas de Brassica sp.cuando se sembraron en varios suelos de Nue-va Zelandia usando la versión de abresurcosde ala para labranza cero. También buscó lasinteracciones con los tratamientos de semillasque comprendieron revestimiento de la semi-lla (Superstrike), tratados con insecticidas(Gaucho®) o semillas desnudas sin tratar.

Salmon llegó a la conclusión que con esteabresurcos específico –del cual se sabe quecrea un ambiente favorable para las semillasy las plántulas– las profundidades de siembrade 10 a 25 mm no tuvieron un efecto signifi-cativo sobre el recuento final de la emergen-cia de plántulas, pero redujeron sensiblemen-te la emergencia a profundidad cero y 50 mm.No hubo interacciones entre la profundidadde siembra y el tratamiento de semillas.

En sus experimentos Salmon no pudo pro-bar los efectos del bajo vigor de las semillas,otras especies de Brassica y otros tipos deabresurcos para labranza cero. Es dudoso, sinembargo, que alguno de esos factores hubieramejorado el rango de profundidades posibles,el cual ya fue considerado muy amplio en esosexperimentos.

Uniformidad de la profundidaddel abresurcos

Mantener una profundidad uniforme desiembra es una de las tareas más difíciles que,por varias razones, debe cumplir cualquiermáquina para labranza cero, a saber:

• las superficies de los suelos sin labrar nose vuelven uniformes tan fácilmente comolas de los suelos labrados;

Cuadro 10 Efectos de la profundidad de siembra sobre la emergencia de las plántulas de trigo ylupino en labranza cero.

Emergencia de plántulas (plantas/m2 en paréntesis)

Profundidad nominal de siembra Trigo Lupino

20 mm 79% (209) a 93% (66) a30 mm 80% (210) a 87% (62) b50 mm 73% (192) a 60% (43) c70 mm 61% (169) b 24% (17) d

Fuente: Hadfield (1993) .Notas: Las cifras seguidas de letras diferentes denotan diferencias significativas, P < 0,05.Porcentaje de emergencia de plántulas = porcentaje del número estimado de semillas sembradas de los pesosconocidos de las semillas sembradas.

Cuadro 11 Efectos de la profundidad de siem-bra sobre la emergencia de las plántulas de tré-bol rojo en labranza cero.

Profundidad nominal Emergenciade siembra de plántulas (%)

0 mm 53 (b)13 mm 89 (b)38 mm 56 (b)

Fuente: Campbell (1985).Notas: Las cifras seguidas de letras diferentes deno-tan diferencias significativas, P < 0,05.Porcentaje de emergencia de plántulas = porcentajedel número estimado de semillas sembradas de lospesos conocidos de las semillas sembradas.

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122 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

• los suelos sin labrar a menudo son másduros que los suelos labrados y, por lo tan-to, tienen un menor efecto de «colchón»,especialmente a altas velocidades;

• los suelos más duros requieren una mayorfuerza de penetración para empujar losabresurcos dentro de la tierra y, por lo tan-to, las variaciones de resistencia de la tie-rra dan lugar a mayores variaciones en laprofundidad de siembra que los suelosblandos en los que se usan menores fuer-zas de penetración;

• la dureza o resistencia de un suelo sin la-brar por lo general varía a través de uncampo como resultado de la formación na-tural de los suelos y la pulverización pe-riódica de los mismos por medio de lalabranza elimina esas diferencias de resis-tencia del suelo;

• los suelos en el sistema de labranza ceropor lo general están cubiertos con residuossuperficiales que pueden interferir con lacapacidad del abresurcos para manejar elsuelo debajo de los mismos y así acentuarla rugosidad de la superficie.

Cada uno de estos aspectos se consideraráseparadamente.

Seguimiento de la superficie

El control de la profundidad del abresurcoses parcialmente función del abresurcos y par-cialmente función del soporte de la sembrado-ra. En la labranza cero hay pocas oportunida-des de nivelar el suelo antes de la siembra. Losabresurcos para labranza cero deben, por lotanto, tener una mejor capacidad para seguir lasuperficie que los abresurcos para suelos la-brados. Solamente la extensión del movimien-to mecánico vertical se debería incrementar enaproximadamente ± 75 mm (total 150 mm) ensuelos labrados hasta ± 250 mm (total 500 mm)en suelos sin labrar.

Aparatos para medir la profundidad

Una de las contribuciones importantes quehacen de los abresurcos para controlar la pro-fundidad de siembra es la presencia o ausen-cia de aparatos para regular la profundidad(ruedas, deslizadores o bandas) que siguen lasvariaciones de la superficie del suelo. Las fuer-zas de penetración requeridas son generalmen-te más altas en suelos sin labrar que en sueloslabrados. Más aún, la resistencia del suelo esen general bastante uniforme a través de todoel campo como resultado del proceso de la-branza mientras que la resistencia de los sue-los en labranza cero varía metro a metro.

El resultado es que si un abresurcos confíasolamente en la fuerza vertical de penetraciónalcanzando el equilibrio con la resistencia delsuelo a la misma para mantener una profundi-dad de siembra constante, como ocurre co-múnmente en los suelos labrados, la profun-didad de siembra en los suelos sin labrarvariará según la resistencia del suelo. Por lotanto, cualquier abresurcos diseñado para ope-rar a una profundidad constante en un suelosin labrar necesitará un aparato para contro-lar la profundidad. Con un aparato de ese tipo,la fuerza de penetración puede ser aplicadaen exceso, solo para llegar a la profundidaddeseada en esa porción de suelo. La fuerzaadicional es ejercida por el aparato reguladorsin alterar materialmente la profundidad desiembra.

Los aparatos para regular la profundidad delos suelos sin labrar deben tener la capacidadde absorber variaciones bastante grandes delas fuerzas aplicadas para operar satisfacto-riamente dentro de la variabilidad inherentede tales suelos. Afortunadamente, los suelossin labrar también tienen una alta capacidadinherente para soportar cargas superficiales yevitar la formación de surcos.

Hay diferencias en la precisión de los apara-tos para regular la profundidad según la cerca-nía del punto de entrega de la semilla del apa-rato medidor. Obviamente, cuanto más cercana

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123Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

es esta posición, hay un control de profundi-dad más efectivo. La efectividad de este apara-to puede ser afectada si está muy alejado de lazona de deposición de la semilla; por ejemplo,puede haber una pequeña prominencia cuandola semilla es liberada en un pequeño hueco.

A menudo hay limitaciones mecánicas parala ubicación del aparato regulador en un abre-surcos en relación con el punto en que la se-milla es finalmente depositada en el suelo.Probablemente, el modelo más cercano decualquier diseño de abresurcos con el aparatoregulador de profundidad, es aquel con lospuntos de salida de las semillas en los cualesel aparato regulador opera (toca) junto a unarueda semineumática a lo largo de la base deun disco en el punto en que es liberada la se-milla. La Lámina 45 muestra ese diseño.

Siempre que sea posible, es deseable com-binar la función de regulación de la profundi-dad de las ruedas con la función adicional decobertura y/o cierre de la ranura, pero sin queninguna de ambas funciones se vea compro-

metida por los requerimientos de la otra. Lasruedas del aparato regulador en la versión dediscos de los abresurcos de alas están locali-zadas muy cerca pero algo hacia atrás de lazona de eyección de las semillas de modo quepueden cumplir las dos funciones sin compro-meter mutuamente su resultado (ver Lámina25). Las ruedas en la Lámina 45 no cumplenla función de cierre de la ranura.

En casi todos los casos, los aparatos regu-ladores preferidos por los diseñadores son lasruedas, si bien los deslizadores y las bandastambién son usadas en abresurcos más econó-micos. Los problemas con los deslizadores enla labranza cero surgen cuando recogen resi-duos y se bloquean y la mayor fuerza de pe-netración necesaria causa un alto desgaste amedida que se deslizan sobre la tierra.

Las bandas de profundidad algunas vecesestán unidas a discos para limitar su penetra-ción; sin embargo, la profundidad de siem-bra no puede ser convenientemente ajustadapara los distintos cultivos sin quitar la banda

Lámina 45 Ruedas para regular la profundidad colocadas a lo largo del punto de depósito de lassemillas en un abresurcos para labranza cero.

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124 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

y reemplazarla por una banda de distinto diá-metro. También tienden a acumular suelo enel punto de contacto entre la banda y el disco,lo que incrementa así efectivamente el diáme-tro de la banda y reduce la profundidad desiembra.

Las ruedas de los aparatos reguladores tam-bién tienen problemas. Dado que las ruedaspueden ser sostenidas solo por sus ejes, losdiseñadores tienen que optar entre las desven-tajas de unirlas detrás del abresurcos y lasdesventajas de colocarlas a sus lados dondepodrían interferir con la separación de los re-siduos; además, es improbable que funcionenbien para cerrar las ranuras.

Dado que muchos abresurcos para labranzacero tienen como componente central un dis-co de algún tipo para manejar los residuos, ladesventaja de colocar una rueda reguladorade la profundidad detrás del abresurco tam-bién puede causar un nuevo problema adicio-nal ya que la distancia de la zona de la semillaaumenta al menos en la medida del radio deldisco. Consecuentemente, a pesar de sus ven-tajas para controlar la profundidad de siem-bra, muchos diseños de abresurcos para la-branza cero no usan ningún tipo de ruedareguladora de profundidad. En el caso de losabresurcos que la utilizan, la mayoría estánubicadas a los lados del abresurco o en parteal lado y en parte detrás del mismo.

Una complicación adicional surge cuandolas ruedas reguladoras deben cumplir ademásla función de cubrir la ranura. Las ruedas quetienen solo la función de cubrir son llamadas«ruedas compresoras», aquellas que solo sir-ven para regular son las «ruedas reguladoras»y aquellas que cumplen ambas funciones son«ruedas reguladoras/compresoras».

Pocos abresurcos tienen ruedas regulado-ras/compresoras. Una razón es que para uncontrol preciso de la profundidad la ruedadebería operar a lo largo de la zona de depó-sito de las semillas, mientras que para unacompresión efectiva debería pasar detrás delabresurcos. Más aún, la rueda debe girar sin

dificultad en el suelo sin disturbar para man-tener el control de profundidad mientras que,para una presión eficiente sobre la ranura, larueda debería estar sobre suelo suelto sobrela ranura o en la ranura misma (ver Capítulo5). Estos requerimientos aparentemente con-tradictorios a menudo llevan a colocar dosruedas separadas o a relegar una de las fun-ciones a fin de reducir el costo y favorecer laabertura de los residuos. En general, si las rue-das de los abresurcos son ayudadas por elás-ticos, muy probablemente sean compresorasy no reguladoras.

La rueda en el abresurco de la Lámina 45 essolamente una rueda reguladora. Una ruedacompresora más pequeña se aprecia operan-do en ángulo detrás del disco.

Un ejemplo de ruedas combinadas compre-soras/reguladoras se encuentra en la Lámina25 donde se aprecian dos ruedas en cada ladodel disco central y ligeramente detrás de lazona de las semillas. Las ruedas son lo sufi-cientemente anchas como para trabajar en unsuelo sin disturbar a lo largo del abresurco(función de rueda reguladora) pero tambiénestán anguladas, de modo que doblan residuosy suelo sobre la ranura en forma de T inverti-da en forma ligera (función de rueda compre-sora). Las ranuras en forma de T invertida norequieren compresión de la semilla dentro dela ranura de modo que no hay desventajas alcomprimir desde la parte superior de la ranu-ra cubierta (ver Capítulo 6). La función de con-trol de profundidad de este abresurco es lige-ramente afectada porque las ruedas no estánubicadas exactamente en el punto de entregade las semillas; con este abresurcos se empleanotros sistemas que compensan esta dificultad.

El valor de las ruedas semineumáticas

Es necesario reconocer el valor de las rue-das semineumáticas que se usan en las ruedascompresoras y en las ruedas reguladoras másmodernas. Este invento, a menudo poco apre-

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125Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

ciado, es uno de los agregados más exitosos ala maquinaria agrícola. Antes de su invención,todas las ruedas reguladoras/compresoras eranrigídas, o al menos de goma maciza, plásticoo gomas completamente infladas.

Dado que la presión de las ruedas sobre lassembradoras se ejerce, casi invariablementey por lo menos en parte, sobre una zona desuelo sin disturbar; incluso en el caso de la-branza cero, están muy propensas a acumularbarro en condiciones húmedas. Las ruedasinfladas a presión normal y las ruedas rígidasno se flexionan suficientemente para provo-car el desprendimiento del barro. Algunas si-tuaciones de labranza cero pueden requerirconsiderable presión hacia abajo para quehaya una flexión limitada de las gomas com-pletamente infladas.

Fue necesario encontrar un método paracombinar la flexibilidad y al mismo tiempomantener la precisión del aparato reguladordel radio de la rueda: tenía que ser flexiblepero aun así retener un radio predecible decarga, sin considerar la carga en el mismo. Esen este caso es en el que sobresalen las ruedassemineumáticas. Si bien estas son huecas (ensecciones de numerosas formas) no hay pre-sión de aire en su interior. Es más, muchastienen una pequeña válvula de purga de modoque el aire no quede encerrado permanente-mente. La distancia entre la pared externa y lapared interna (contra el aro) es relativamentepequeña. Cuando está trabajando, la rueda tocael suelo, la pared externa cede temporalmentey se comprime contra la pared interna y, porlo tanto, contra el aro. A medida que la ruedaabandona el suelo, su resiliencia causa que lapared externa vuelva a su posición original.En este movimiento, la pared externa conti-nuamente se flexiona hacia adentro y haciaafuera, lo cual hace caer el barro adherido. Elradio de operación sigue siendo predeciblesiempre que haya suficiente fuerza aplicadapara hacer ceder la pared externa contra lapared interna y el aro en la zona de contactocon el suelo.

Soporte flotante

Otro elemento que se puede agregar a losabresurcos para labranza cero es un soporteflotante para montar las ruedas reguladoras;consiste de un par de ruedas que pueden mo-verse independientemente en forma verticalmientras continúan ejerciendo conjuntamen-te la presión. Son sistemas de palancas mecá-nicas simples con al menos dos ruedasmedidoras. Una unión simple con un eje cen-tral une la horquilla que sostiene las dos rue-das en forma pivotante. Las dos ruedas en-cuentran su posición de trabajo al igualar lasfuerzas de contacto con el suelo alrededor delsoporte flotante. La posición de las dos rue-das reguladoras cambia constantemente amedida que cada rueda en su giro encuentracambios en la superficie del suelo: cuando unarueda se mueve hacia arriba la otra rueda semueve hacia abajo.

Esta solución se basa en que cada rueda,cuando encuentra una pequeña elevación o unpequeño hueco, fuerza a todo el abresurco acaer o subir solamente la mitad del desnivel.De esta manera, la rugosidad de una superfi-cie es reducida a la mitad; este es un elementoimportante para la labranza cero ya que estesistema de labranza no prevé la uniformizacióno nivelación del terreno.

La Lámina 46 muestra un soporte flotantepara un par de ruedas reguladoras.

Semillas expulsadas por los discos

La tendencia de los dobles discos a hacer sal-tar las semillas fuera de la tierra ocurre cuandolas semillas quedan atrapadas entre los dos dis-cos o cerca del punto en que estos tocan la tie-rra. A cierta velocidad, los discos se alejan deeste punto y atrapan semillas, lo que es seguidopor una violenta liberación de las mismas, haciaarriba y hacia atrás, fuera de la ranura.

El problema se supera dejando caer las se-millas detrás de la zona de contacto y/o inser-

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126 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

tando platos de cobertura en la zona entre losdos discos y sus bordes posteriores.

En todos los abresurcos de discos y en lossuelos adherentes, por lo menos una de las su-perficies del disco tendrá material adherido. Lassemillas pueden adherirse al disco y ser levan-tadas de la ranura o el suelo o se pueden adhe-rir al disco que arrastra consigo las semillas.

Con los abresurcos de doble disco, la semi-lla es liberada contra las superficies internasde los discos que no están en contacto con elsuelo. De esta manera, las semillas raramentese adhieren a los discos pero la adherencia delsuelo en la parte exterior de los discos puedecortar la integridad de la ranura y arrastrarfuera de la misma semillas que ya han sidodepositadas en ella (ver Lámina 47).

Con los discos angulados, el lado del discojunto a la semilla está bastante protegido del

contacto con el suelo, lo cual ayuda a que lassemillas se adhieran directamente al disco.

El abresurco de ala con discos tiene unosraspadores especiales subsuperficiales diseña-dos para despegar debajo de la tierra las se-millas adheridas al disco (Thompson, 1993;Lámina 25).

Disturbio del suelo

Con la mayoría de los abridores de discos,incluso cuando operan en suelos no adheren-tes, ocurre un cierto disturbio del suelo a medi-da que el disco abandona la parte más baja desu rotación. Esto también ocurre con los abre-surcos de tipo azada a medida que el vástagorígido avanza en el suelo. Si bien las semillaspueden no saltar con este movimiento, es posi-ble que las mismas se redistribuyan de modoque ocupen dentro del perfil del suelo posicio-nes verticales más al azar de lo esperado.

Con algunos de los abresurcos movidos porla toma de fuerza, el suelo es deliberadamen-te disturbado y la semilla depositada en el áreadel rotor mientras se forma la ranura y se mez-cla groseramente la semilla con el suelo. Estaoperación indudablemente satisface los obje-tivos establecidos, pero la variación en la pro-fundidad de colocación de cada semilla nocontribuye a la uniformidad de la germinación,la emergencia y la madurez del cultivo.

Apretado o clavado de los residuos

La tendencia de los discos de cualquier con-figuración a envolver los residuos en la ranu-ra sin realmente cortarlos a menudo deja lassemillas encastradas en ellos en lugar de co-locarlas en el suelo. Muchas poblaciones po-bres de plantas en labranza cero se deben a sucolocación en un ambiente hostil creado porlos residuos apretados dentro de la ranura paralas semillas. Esto ocurre tanto con residuoshúmedos como secos, si bien las causas delproblema son diferentes en ambos casos.

Lámina 46 Soporte flotante para igualar la car-ga de dos ruedas reguladoras independientes.

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127Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

Lámina 47 Una semilla de soja (centro) que ha saltado completamente fuera de la ranura paralabranza cero en un ranura hecha por un abresurco de doble disco (de Baker, 1981a, b).

Con residuos duros y resilientes como lapaja de maíz, el residuo puede rápidamentevolver a la posición vertical después del pasodel disco en cuyo caso puede hacer saltar se-millas fuera de la ranura. La Lámina 47 mues-tra una semilla de soja (Glycine max) que hasalido completamente de la ranura hecha sal-tar por un tallo de maíz después del pasaje deun abresurco vertical de doble disco.

Pero aun en el caso de que las semillas nosalten cuando están apretadas con los resi-duos secos, no habrá un efectivo contactosemilla-suelo; esto afecta la imbibición de lasemilla y su germinación. En los suelos hú-medos, los ácidos grasos, que son productode la descomposición de los residuos, causanla muerte de las semillas y las plántulas (verCapítulos 6 y 7).

Rebote de los abresurcos

Los abresurcos de tipo azada y los de alasimple que operan bajo considerable fuerza

vertical de penetración a menudo rebotan, enrespuesta a las variaciones de la resistenciadel suelo, especialmente a altas velocidades,lo que afecta a la precisión de la eyección delas semillas al suelo.

Los abresurcos de disco también son afec-tados por este problema. Cualquier abresur-cos puede dejar las semillas en la superficiedespués de encontrar piedras en el suelo. Losabresurcos de tipo azada tienden a empujarlas piedras a un lado o a hacerlas saltar fuerade la tierra mientras que los abresurcos de dis-co tienden a levantarse por encima de las pie-dras, y depositan las semillas sobre la superfi-cie de la tierra.

Rebote de las semillas

Como resultado de las altas velocidades deoperación y de la siembra en suelos secos conterrones, las semillas grandes a menudo rebo-tan al contacto con el suelo. En los casos másseveros las semillas salen fuera de la ranura.

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128 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

El problema se acentúa con algunos siste-mas neumáticos de entrega de las semillascuando su velocidad es excesiva, la cual, com-binada con una alta velocidad de avance delabresurco, puede causar importantes proble-mas de rebote de las semillas.

Cierre de las ranuras

Los problemas como el rebote de las semi-llas pueden ser superados si el abresurcos cie-rra el surco automática e inmediatamente des-pués de que este ha sido abierto para recibirla semilla. Algunos abresurcos de ala, abre-surcos de doble disco inclinados y abresurcosmovidos por la toma de fuerza son ejemplosde abresurcos con buena capacidad de cierreautomático.

Funciones de la sembradora yde la sembradora de precisión

Mecanismos de penetración vertical

Los mecanismos más comunes de penetra-ción vertical para las sembradoras convencio-nales y las sembradoras de precisión son losresortes o muelles. Sin embargo, presentan elinconveniente de que los resortes cambian susfuerzas de carga según una relación linear consu largo (o sea, cambian su fuerza en la mismaproporción que cambia su largo). Esto podríaser aceptable para suelos labrados porque: i)las cargas aplicadas a los resortes son relativa-mente pequeñas y los resortes no están com-pletamente comprimidos; ii) las variaciones enla superficie del suelo y, por lo tanto, en el lar-go de los resortes, son relativamente pequeñas,y iii) los resortes son relativamente económi-cos y no presentan mayores problemas.

Para las camas de semillas en el sistema delabranza cero, los casos son opuestos: i) la car-ga de los resortes es alta; ii) los cambios en launiformidad de la superficie del suelo puedenser importantes, y iii) las sembradoras para

labranza cero por lo general son más robustasy costosas. Dado que las cargas de los resor-tes son altas, las sembradoras para labranzacero por lo general tienden a usar resortes fuer-tes, de poca respuesta y de una sección me-nor, o resortes más largos pero comprimidosa distancias más cortas. Como los cambios enlas fuerzas de los resortes están relacionadoscon el largo del resorte comprimido en ese mo-mento, el hecho de tener un resorte compri-mido a una corta distancia para obtener la pe-netración del abresurcos magnifica loscambios de fuerzas relacionados con los cam-bios en el largo. Por esta razón, algunas sem-bradoras y sembradoras de precisión para la-branza cero son diseñadas con resortes muylargos (Lámina 48) o, como alternativa, losresortes son colocados cerca de los puntospivotantes de los brazos de modo que mini-micen los cambios de dimensión.

La relación de fuerzas con el largo de losresortes se aplica igualmente si los resortesestán colocados para trabajar en tensión o encompresión. Por razones de compactación,unas pocas sembradoras y sembradoras deprecisión usan resortes que actúan en tensión.

De cualquier manera, con el sistema de re-sortes es virtualmente imposible mantener unafuerza vertical constante. Se han hecho variosdiseños innovadores con el objetivo de redu-cir los problemas de los resortes. Algunos deestos se ilustran en las Láminas 49 y 50. En laLámina 49 los resortes mecánicos han sido re-emplazados con amortiguadores de goma queactúan muy cerca del pivote (fulcro) de losbrazos para reducir el recorrido necesario delos resortes en cualquier cambio de posición.Los amortiguadores de goma actúan en la mis-ma forma que los resortes de acero en rela-ción con la fuerza que estos ejercen en rela-ción a los cambios de su longitud comprimida.Sin embargo, los problemas de la goma ex-puesta en forma continuada a la luz ultravio-leta y su retención de «memoria» después deun largo período de compresión no favorecenesta elección.

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129Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

Lámina 48 Resortes de compresión larga en una sembradora para labranza cero.

Lámina 49 Abresurcos para labranza cero comprimidos contra el suelo con amortiguadores degoma que actúan cerca del fulcro del brazo.

En la Lámina 50, los diseñadores han inten-tado igualar las fuerzas de los resortes a lo

largo de la sembradora, para acomodar, porejemplo, el paso de una prominencia en un

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130 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

lado de la sembradora, dividiendo la barra quecomprime los resortes en piezas articuladasmás cortas. El efecto es similar a los soportesflotantes descritos anteriormente para las rue-das compresoras.

Otra forma de superar las desventajas de losresortes para la aplicación de la fuerza verticales por medio de ruedas compresoras muy an-chas y aplicar una fuerza vertical grande a finde asegurar que la fuerza del resorte sea sufi-cientemente grande para permitir el estirado delos resortes en los huecos más profundos quepuedan encontrar los abresurcos.

La Lámina 22 ilustra un diseño opuesto. Eneste caso, el recorrido vertical total del abre-surcos ha sido limitado por medio de dienteselásticos que se mueven sobre todo horizon-talmente (hacia atrás) en respuesta a las fuer-zas de carga. La capacidad de seguir la formade la superficie de la tierra de estas sembra-doras es pobre y su uso se limita a camposrelativamente nivelados y/o a semillas muytolerantes a la profundidad.

Sin considerar los puntos señalados ante-riormente, los resortes son generalmente una

forma insatisfactoria pero común de aplicarfuerzas verticales a los abresurcos para labran-za cero. Los problemas característicos pue-den ser vistos regularmente en el campo comouna siembra excesivamente superficial a tra-vés de los huecos y demasiado profunda enlas elevaciones del terreno, lo cual conduce auna emergencia pobre en ambos casos. LaLámina 51 muestra el recorrido de un abre-surco para labranza cero con buena capaci-dad para seguir la superficie del terreno. La-mentablemente, no todas las sembradoras paralabranza cero pueden obtener este resultadode seguimiento de la superficie.

Aire comprimido

Afortunadamente existen alternativas a losresortes. Los dos métodos más útiles hasta elmomento han sido la presión de aire y la pre-sión de aceite (o hidráulica) que actúa por me-dio de émbolos o cilindros (Morrison, 1988a,b). La opción con presión de aire usa grandesvolúmenes de aire que actúan sobre cilindrosde gran diámetro adjuntos a los brazos. Dado

Lámina 50 Sembradora para labranza cero con un arreglo para «igualar» los resortes.

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131Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

que es difícil comprimir aire a presiones sufi-cientemente altas como para permitir el usode cilindros de diámetro pequeño, hay límitespara la fuerza que es posible obtener con airecomprimido.

Por otro lado, el aire no tiene costo y pue-de ser comprimido en grandes volúmenes conel resultado que los cambios en volumen queresultan del movimiento hacia arriba y abajopueden ser diseñados para que tengan unefecto mínimo sobre la magnitud de las fuer-zas de penetración. Se debe recordar quecualquier gas bajo presión tiene las mismascaracterísticas de los resortes mecánicos. Acualquier temperatura dada, un cambio en elvolumen del gas comprimido será proporcio-nalmente linear a la presión. Sin embargo,en el caso del aire, el volumen puede ser tangrande que los cambios de presión con elmovimiento de los abresurcos pueden serminimizados.

Las mayores desventajas del uso directo delaire comprimido son la cantidad limitada depresión que se puede obtener prácticamente yaque el oxígeno del aire sometido a alta presiónpuede ser explosivo y que los cilindros de altapresión necesitan una lubrificación indepen-diente, lo cual es un problema en un sistemasemiestático como este. La lubrificación es másfácil en el caso de que se use un flujo continuode aire comprimido, tal como ocurre con otrasherramientas. En este caso el aire comprimidoestá contenido en un sistema cerrado y, por lotanto, la lubrificación es dificultosa.

Sistemas gas-aceite

Una opción más práctica ha sido el uso deaceite en el sistema hidráulico en equilibrio conun gas inerte (no explosivo), por lo general ni-trógeno contenido en uno o más acumulado-res. Esto se conoce como «gas sobre aceite»,«aceite sobre gas» o sistema «hidráulico amor-

Lámina 51 Ejemplo de un excelente seguimiento de la superficie a través de un hueco por unabresurco para labranza cero (fuerza de penetración gas-aceite).

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132 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

tiguado por aceite». El volumen del gas enel(los) acumulador(es), cuando el sistema estáen su(s) presión(ones) de operación, debe serlo suficientemente grande como para reduciral mínimo los cambios de presión que resultande los cambios en la posición del abresurcos.

En realidad, si los cilindros hidráulicos entodos los abresurcos están conectados en co-mún (en paralelo) al sistema hidráulico, cuan-do un abresurcos se levanta en respuesta a unlevantamiento en la superficie del terreno, esposible que otro abresurcos esté cayendo enrespuesta a un hundimiento del terreno en otrolado de la barra de la sembradora. De esta ma-nera, los dos abresurcos simplemente inter-cambian el aceite entre ellos sin afectar ma-yormente el volumen total de aceite o presióndel sistema.

Por esta razón es muy reducida la necesidadde grandes cambios volumétricos en el sistemahidráulico en su conjunto. En contraste, los re-sortes mecánicos trabajan solo sobre los abre-surcos individuales excepto cuando se utilizaun enlace complejo para obtener una accióncombinada, como se ilustra en la Lámina 50.

Otra ventaja del sistema gas-aceite es quesi los cilindros hidráulicos son del tipo dedoble acción (o sea que pueden trabajar enambas direcciones), estos cilindros con acciónde penetración vertical también pueden serusados para levantar los abresurcos para eltransporte. Esto elimina la necesidad de unaparato separado para levantar la sembradorao la sembradora de precisión.

La mayor ventaja de cualquier sistema gas-aceite o de cilindros de aire es que puede serajustado de tal modo que la fuerza de pene-tración vertical permanece virtualmente sincambio en todo el recorrido del abresurcohacia arriba y hacia abajo ya que la fuerza ejer-cida por los cilindros permanece constantedurante todo el recorrido del émbolo. Esto, asu vez, permite diseñar un mayor recorridovertical de los abresurcos para seguir la su-perficie y el control de profundidad.

La Lámina 52 muestra una sembradora paralabranza cero con un sistema gas-aceite defuerzas de penetración que siembra a la mis-ma profundidad sobre el dique de una represapara riego o en una superficie plana a su lado

Lámina 52 Ilustración de la extraordinaria capacidad para seguir la superficie de un abresurcoscon sistema gas-aceite para penetración vertical en una siembra para labranza cero.

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133Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

e incluso en parte sobre la ladera. Las sem-bradoras para labranza convencional nuncadeben cumplir el trabajo de estos abresurcosy muchas máquinas sembradoras simples sonincapaces de hacerlo.

Control automático de la fuerzade penetración

Otro mejoramiento del sistema gas-aceitees equipar la sembradora o la sembradora deprecisión con un sensor que mide la durezadel suelo a medida que avanza el abresurcos.Esta señal es transmitida a las válvulas hidráu-licas de modo que a medida que cambia ladureza del suelo –que altera la profundidadde penetración del abresurcos– la presión delaceite es automáticamente ajustada para ase-gurar que el abresurcos tenga fuerza de pene-tración para mantener correctamente la pro-fundidad de siembra en cada metro del terreno.Este mejoramiento proporciona una capaci-dad de control de profundidad de siembra su-perior a cualquier otra tecnología disponible.

Pesas

Una interpretación del problema sugiere queagregar pesas a los abresurcos individualessería una forma efectiva para asegurar quecada abresurco ejerciera la misma fuerza depenetración en todos sus movimientos. Sinembargo, la adición o remoción de pesas in-dividuales a múltiples abresurcos de una sem-bradora no es una operación práctica y reque-riría que un operador llevara pesas en el campopara cambiar las fuerzas de penetración yadaptarlas a las nuevas condiciones. Además,el cambio de la fuerza de penetración con lamáquina en movimiento no es práctico y, unavez más, el sistema más evolucionado gas-aceite con control automático de la fuerza depenetración realiza esta operación en formamás eficiente.

Otro inconveniente del uso de pesas es quecuando un abresurcos se levanta o se baja, lainercia de las pesas altera la fuerza efectiva

de penetración; esta inercia es altamente de-pendiente de la velocidad de avance de lamáquina, la cual a su vez determina la veloci-dad de levante y caída. Es necesario recordarque la inercia es proporcional al cuadrado dela velocidad en la direción del movimiento.

Las pesas se usan más en las sembradoraspara un solo surco ya que muchas de las des-ventajas citadas líneas arriba se aplican sobretodo a los abresurcos múltiples en las sem-bradoras grandes y las pesas a menudo son debajo costo y más efectivas cuando hay esca-sez de fondos (ver Capítulo 14).

Diseño de la barra de arrastre

El diseño y la configuración de la barra dearrastre que une el abresurcos al marco de lamáquina son elementos importantes de lassembradoras de precisión en las cuales es másimportante la colocación de las semillas. Seha diseñado una sembradora que tiene unabarra de arrastre pivotante unida al marco dela sembradora o de la sembradora de preci-sión para mover los abresurcos hacia arribao abajo y ajustarse a los cambios de la super-ficie del suelo. Este movimiento es propor-cionado por una bisagra unida al marco de lasembradora o por la flexión de los brazos dela barra.

En el caso de los brazos flexibles, todo elbrazo de arrastre debe ser construido de ace-ro elástico. Las ventajas consisten en que estesistema elimina el desgaste de las juntas, lascuales, bajo las fuertes fuerzas necesarias parala labranza cero, pueden convertirse en unproblema de mantenimiento. En primer lugar,tal tipo de máquina debe estar para enfrentarlas desventajas de usar resortes mecánicos enel sistema de las fuerzas de penetración y, ensegundo lugar, existe la dificultad de prevenirque el abresurcos se flexione hacia los lados,lo que interfiere con un preciso espaciamien-to de los surcos.

Con los brazos totalmente articulados (conbisagras), la presentación más común de las sem-bradoras convencionales es usar un solo brazo

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134 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

pivotante en una junta simple sin lubricar comose aprecia en la Figura 23. Dada la fuerza nece-saria para arrastrar los abresurcos y para la pe-netración en el suelo, hay grandes fuerzas queactúan sobre el pivote, especialmente si el ori-gen de la fuerza de penetración se encuentra cer-ca del mismo pivote. Como resultado, hay unconsiderable desgaste dentro de los mecanismospivotantes.

Este es un problema importante que se en-cuentra en muchas máquinas para labranzacero técnicamente avanzadas. Las nuevas má-quinas son aparentemente de un diseño per-fecto. Sin embargo, a medida que la junta delpivote se desgasta, tales máquinas ofrecenescasa precisión para la siembra y se debenreparar, lo cual implica costos imprevistos paratoda la actividad.

Las máquinas para labranza cero más avan-zadas tienen pivotes lubricados y cojinetes se-llados o con forros de metal para trabajo pesa-do. Esto aumenta el precio inicial de la máquinapero puede alargar la vida del equipo casi alnivel de los tractores que las arrastran.

Uniones paralelas

Para asegurar un funcionamiento correctoalgunos abresurcos para labranza cero debenser mantenidos a un ángulo establecido con lahorizontal en la dirección de avance. Los abre-surcos de alas son un caso especial; estos abre-surcos a menudo emplean dos brazos de arras-tre (superior e inferior) colocados en posiciónde paralelogramo de tal manera que el ángulohorizontal del abresurcos permanece sin cam-bios durante todo el movimiento vertical.

Las desventajas de tal sistema son el costode los brazos y los pivotes y el hecho de quecuatro pivotes tienen un mayor potencial paracrear inestabilidad diagonal, si uno o dospivotes se desgastan. Para compensar, los bra-zos de arrastre en posición de paralelogramoson normalmente más anchos y robustos quelos brazos de arrastre simples y utilizan fo-rros de metal o cojinetes de mejor calidad enlos pivotes. Indudablemente, son una evolu-ción en el perfeccionamiento de la colocaciónde la semilla en la siembra de precisión paralabranza cero, pero hasta la fecha han sido in-cluidos solamente en diseños avanzados desembradoras y de sembradoras de precisión.

La Lámina 53 muestra un abresurcos paralabranza cero montado en brazos de arrastreen posición de paralelogramo y el excelenterango de movimiento proporcionado por elsistema de penetración vertical de gas-aceite.Es difícil ver el cilindro hidráulico pero pue-de ser ubicado desde la posición de los tubosde descarga (arriba, derecha).

Una variación en los brazos de arrastre enposición de paralelogramo ha sido delibera-damente diseñada en forma imperfecta (porej., un trapecio). Este diseño se aplica a losabresurcos de ala que son empujados dentrode la tierra por medio de resortes mecánicos(Lámina 54). El objetivo es invertir los cam-bios geométricos que ocurren con los brazosde arrastre de un solo pivote en los cuales elángulo de las alas normalmente se reduce enlos huecos y aumenta en las irregularidadesdel terreno. Por lo general, el efecto es que seacentúa el cambio en las fuerzas de los resor-

Figura 23 Brazo de arrastrede un solo pivote (ligeramen-te modificado de Baumer etal., 1994).

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135Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

mientas de labranza para causar las irregula-ridades de la superficie en un suelo nivelado,sin labrar, que había sido sometido a barbe-cho químico. Los tratamientos de rugosidadfueron: i) arado de cincel a distancia de 380mm y profundidad de 200 mm, que dejó laterminación más gruesa; ii) cultivado con abre-surcos de pata de ganso a 250 mm de distan-cia y 100 mm de profundidad (segundo gro-sor de terminación); iii) un paso de discos conuna rastra pesada de doble disco (la siguienteterminación), y iv) ningún tipo de labranza,que presentó una superficie lisa. Las sembra-doras usadas en los diagramas se conocencomo «Cross Slot» (abresurcos de ala con dis-co que crean ranuras en forma de T invertida)y «Double Disc» (abresurcos verticales de do-ble disco que crean ranuras en forma de V).

Las poblaciones de plantas de las dos sem-bradoras y los cuatro tratamientos de superfi-cie se encuentran en la Figura 24 y los rendi-mientos resultantes de trigo de invierno seencuentran en la Figura 25. La sembradora«Cross Slot» produjo un mayor número de plan-tas y rendimiento que la sembradora «Doubledisc» para todas las superficies, pero significa-tivamente mayor en las superficies más rugo-sas. La sembradora más pesada «Double Disc»tuvo dificultades para mantener el control deprofundidad en las superficies labradas mássueltas y rugosas. La superficie con labranzacero fue fácilmente penetrada por las dos sem-bradoras, pero los abresurcos de doble discoapretaron considerablemente los residuos en laranura de las semillas lo cual probablementecontribuyó a los estándares más bajos con esasembradora en las condiciones de siembra muysecas (ver Capítulos 6 y 10).

Entrega y distanciamientode las semillas

En el caso de las semillas pequeñas sem-bradas sobre la base de su masa, como las gra-míneas y leguminosas forrajeras, los rábanos

Lámina 53 Abresurcos de ala para labranzacero montado en brazos en forma de paralelo-gramo y empujado hacia abajo con un sistemagas-aceite, que muestra su excelente rango demovimiento vertical, importante en la labranzacero.

tes mecánicos, que hacen entrar más las alasen las prominencias de la tierra que en los hue-cos. Sin embargo, en este diseño el ángulo delala se incrementa cuando los abresurcos es-tán en los huecos y decrece cuando pasan so-bre las prominencias. Dado que el ángulo másagudo ayuda al abresurcos a entrar en la tie-rra, este sistema contrarresta en parte las des-ventajas de las fuerzas de penetración varia-bles de los resortes mecánicos.

Comparaciones

Los autores compararon la capacidad de dosabresurcos diferentes para labranza cero (am-bos con sistemas de penetración vertical gas-aceite) respecto a su capacidad para ignorarirregularidades de la superficie (Baker ySaxton, 1988). Se usaron tres tipos de herra-

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136 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Lámina 54 Abresurcos para labranza cero en el cual se usa una unión «paralela» deliberadamen-te imperfecta (trapecio).

y los granos finos, los aparatos para contar lassemillas son diseñados para distribuirlas enun chorro continuo y en ningún caso sembrar-las en forma individual o separadamente.Como resultado, esa masa de semillas no esmayormente afectada por la longitud o la for-ma de los tubos de entrega que transportanlas semillas desde el cajón sembrador hasta el

Figura 24 Efectos de la rugo-sidad superficial sobre la emer-gencia de las plántulas de trigo,usando dos sembradoras dife-rentes (Baker y Saxton, 1988).

Pobl

ació

n (p

lant

as/m

2 )

Abresurcosde cuchilla

abresurcos, siempre y cuando haya suficientependiente en los tubos a fin de que la grave-dad mantenga el chorro de semillas en movi-miento o que sean movidas por una corrientede aire. La entrega por gravedad puede ser unproblema cuando se siembra en laderas haciaarriba y abajo de la pendiente o cuando lostubos para las semillas se achatan para permi-

Doble discoRanura cruzada

Disco Cultivador Ninguna

Labranza presiembra

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137Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

tir el pasaje fluido de las semillas. Con lossembradores por aire forzado que sustituyenel flujo por gravedad, el flujo de aire trans-porta las semillas en forma constante a losabresurcos y la gravedad tiene una función se-cundaria.

El distanciamiento y la entrega de las semi-llas son, por lo general, similares en las sem-bradoras para labranza cero que en las sem-bradoras para labranza común, con muy pocasdiferencias. Los mecanismos de distancia-miento de las semillas y los tubos de entregapueden ser comunes a ambos; sin embargo, losabresurcos de las sembradoras para labranzacero a menudo están más separados para apar-tar los residuos y su recorrido vertical puedeser mayor que para los suelos labrados. Comoresultado, los tubos de entrega de las semillaspueden ser más largos y tener un recorridomayor desde las cajas medidoras a los abresur-cos por lo cual pueden quedar a un ángulo másllano. La compensación por esta pérdida decaída puede ser hecha alzando las tolvas parasemillas en la sembradora o por el uso de va-rios conjuntos de tolvas para semillas. La en-trega con aire forzado es una opción atractivadado que la caída gravitacional es así ayudadapor el flujo del aire (ver Capítulo 13). Un ejem-plo de una sembradora avanzada para labranza

cero con entrega por aire de semillas y fertili-zantes se encuentra en la Lámina 55.

Las sembradoras de precisión que toman lassemillas individualmente a intervalos regula-res, tales como maíz, algodón, remolacha y lassembradoras de precisión para hortalizas en-frentan una situación diferente. Ritchie (1982)y Carter (1986) mostraron que una vez queuna sola semilla es liberada en el tubo por elmecanismo de entrega, su movimiento enel tubo puede ser algo al azar: tendrá tenden-cia a rebotar de una pared a otra y en cadarebote perderá una parte impredecible de suvelocidad de caída. Por lo tanto, las semillasraramente llegan a su destino a exactamentelos mismos intervalos a los que fueron libera-das por el mecanismo regulador.

Aun en el caso de que un mecanismo regula-dor de precisión tome las semillas a intervalosprecisos, la precisión de los intervalos a los cua-les las semillas llegan consecutivamente al sue-lo depende del recorrido que cada una de ellassigue después de dejar el mecanismo regulador.Incluso, es posible que una semilla siga una rutamás directa que la que la antecede y llegue antesque la precedente porque esta entró en una seriede rebotes dentro del mismo tubo.

Por esta razón, los mecanismos de regula-ción en los suelos labrados están colocados

Figura 25 Efectos de la ru-gosidad superficial sobre losrendimientos de trigo, usan-do dos sembradoras diferen-tes (Baker y Saxton, 1988).

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)Doble discoRanura cruzada

Abresurcosde cuchilla

Disco Cultivador Ninguna

Labranza presiembra

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138 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

tan cerca del suelo como sea posible de modoque las semillas tengan solo una pequeña caí-da, a menudo sin tocar las paredes de los tu-bos. Por lo general la distancia de caída es decerca de 50 mm y a menudo es aun menor.Este enfoque de caída libre es posible sola-mente en los suelos labrados ya que no tienenresiduos superficiales, están nivelados y la tie-rra está refinada lo que permite que los meca-nismos masivos de siembra pasen cerca de lasuperficie de la tierra sin el riesgo de bloquear-se o de daños.

Sin embargo, en la labranza cero, los residuossuperficiales a menudo sobresalen 300-500 mmsobre la superficie de la tierra, son variables ensu naturaleza y extensión y, en algunos casos,son algo leñosos. En estos casos es necesariauna cierta separación vertical para evitar el blo-queo. Más aun, hay poca o ninguna oportuni-dad para nivelar la superficie del suelo. Por estarazón, los abresurcos para labranza cero sonmás grandes y más fuertes que los abresurcospara labranza común y los mecanismos regula-

dores operan a una mayor altura sobre el niveldel suelo. En estos casos, algún tipo de semi-llas es entregado por el mecanismo regulador a600 mm de distancia.

En esas distancias, la caída libre de las se-millas no es una opción para la labranza ceroa causa de los efectos del viento, la pendientey los movimientos de la máquina.

El resultado es que, si bien se usan los mis-mos mecanismos de regulación para las sem-bradoras de precisión de labranza convencio-nal y de labranza cero, y en ambos casos elmismo número de semillas debe llegar a la tie-rra en una determinada longitud de surco, elespaciamiento preciso entre las semillas indi-viduales es más difícil de obtener bajo labran-za cero que en la labranza convencional.

El rebote del abresurco es probable que seamayor en la labranza cero. En el año 2004 seinformó de algunos intentos para calificar losefectos de los rebotes del abresurcos (Anóni-mo, 2004). Con las pruebas se encontró quecuatro sembradoras convencionales de preci-

Lámina 55 Diseño avanzado de sembradora por aire para labranza cero.

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139Profundidad, colocación y distanciamiento de las semillas

sión al vacío con aparatos reguladores de ori-gen europeo fueron afectadas adversamentepor el cambio de una superficie labrada a unasuperficie para labranza cero y que los efec-tos adversos se incrementaron al aumentar lavelocidad de avance.

El problema principal es si continuará el de-bate para aclarar si esas fuentes de impreci-sión tienen un efecto mensurable en elrendimiento final en el caso de plantas gran-des de crecimiento compensatorio tales comoel maíz (por ej., hay una creciente evidenciade que la profundidad de la siembra de pre-cisión puede ser más importante que la pre-cisión del espaciamiento debido a lacompetencia entre plantas); sin embargo, elespaciamiento de precisión es un elementoimportante para la comercialización de lasmáquinas diseñadas para labranza común.Desde el momento que no existen inconve-nientes de tipo agronómico para el espa-ciamiento preciso, es razonable que losdiseñadores de sembradoras de precisión in-tenten duplicar esos niveles de precisión en elespaciamiento si desean persuadir a los agri-cultores del cambio de labranza convencio-nal a labranza cero.

Resumen de profundidad,colocación y distanciamiento

de las semillas

1. La emergencia de las plántulas de trigoen la labranza cero puede declinar aproxi-madamente un 4 por ciento por cada 10mm de incremento de la profundidad desiembra por debajo de 20 mm y aún másdespués de 50 mm.

2. La emergencia de las plántulas de lupinoen la labranza cero puede disminuiraproximadamente un 17 por ciento para10 mm de incremento de la profundidadde siembra por debajo de 20 mm.

3. La emergencia de las plántulas de trébolrojo declina sensiblemente a profundida-

des de siembra por encima y debajo de10-15 mm.

4. La capacidad de los abresurcos para la-branza cero para mantener una profundi-dad de siembra constante es muy impor-tante pero requiere un alto aporte deenergía.

5. La tierra más dura, las superficies más ru-gosas y la presencia de residuos superfi-ciales acentúan el desafío del control deprofundidad para labranza cero.

6. Dadas las grandes fuerzas de penetraciónde los abresurcos requeridas para la la-branza cero, el control de la profundidadde siembra a menudo usa una o más rue-das reguladoras en cada abresurcos.

7. Las ruedas compresoras a menudo sonusadas en cada abresurcos para cubrir laranura.

8. Pocos abresurcos para labranza cero tie-nen a la vez ruedas reguladoras y ruedascompresoras y aún menos tienen ruedascombinadas reguladoras/compresoras.

9. Las ruedas de presión cero son un útil ele-mento adjunto a las ruedas reguladoras.

10. Los soportes flotantes también son unelemento útil adjunto a las ruedas regu-ladoras.

11. Los resortes mecánicos son un medio po-bre para proporcionar fuerza de penetra-ción a los abresurcos para labranza ceroporque sus fuerzas cambian con la lon-gitud.

12. Los cilindros de aire comprimido algu-nas veces son usados para proporcionarfuerza de penetración, pero raramente sonuna opción práctica.

13. Las pesas intercambiables son útiles ensembradoras para labranza cero para unsolo surco pero no son prácticas para má-quinas multisurcos.

14. Los sistemas gas-aceite ofrecen ventajasmediante el uso de cilindros hidráulicostanto para aplicar la fuerza de penetra-ción como para levantar los abresurcospara el transporte.

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140 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

15. Los sistemas de control automático de lasfuerzas de penetración mejoran los siste-mas gas-aceite cambiando las fuerzas depenetración en movimiento, en respuestalos cambios en la dureza del suelo.

16. Los abresurcos para labranza cero debe-rían proporcionar hasta 500 mm de mo-vimiento vertical comparados con 150mm para los sistemas de suelos labrados.

17. Los brazos de arrastre de un solo pivoteen las sembradoras y las sembradoras deprecisión son menos útiles en la labranzacero que en la labranza común.

18. Los brazos de arrastre en paralelogramomantienen el ángulo del abresurcos peromecánicamente exigen más energía.

19. Cojinetes lubricados o pernos para lospivotes en los abresurcos para labranzacero contribuyen a la duración de la vidade las máquinas que operan bajo condi-ciones difíciles.

20. Es importante la función de los abresur-cos para labranza cero que deposita lassemillas en forma uniforme e ininterrum-pida en una banda horizontal en el suelo.

21. Es importante la función de los abresur-cos para labranza cero que coloca el fer-tilizante en bandas separadas, tal como sediscute en el Capítulo 9.

22. La entrega de las semillas por medio delregulador a los abresurcos para labran-za cero es más compleja en virtud delgran espacio horizontal y vertical reque-rido.

23. La entrega de las semillas por aire paralos abresurcos para labranza cero ofreceventajas.

24. La separación de las semillas individua-les a lo largo del surco para la siembra deprecisión puede ser una operación ries-gosa en la labranza cero porque las semi-llas rebotan durante el recorrido dentrodel tubo.

25. Los abresurcos para labranza cero pue-den tener problemas especiales tales comoel salto de las semillas, adherencia de lassemillas a los discos, turbulencia del sue-lo, entretejido de los residuos, rebote delabresurcos, rebote de las semillas y cie-rre de la ranura.