la formación del espíritu científico - intro y cap i

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  • 7/25/2019 La Formacin Del Espritu Cientfico - Intro y Cap I

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    Gaston Bachelard La formacin del espritu cientfico.

    Psicologa y Cultura en Educacin

    Prof. Lic. Jorge Rosales Pgina 1

    Primera edicin en espaol, 1948editorial argos, buenos aires

    Decimotercera edicin en espaol, 1985siglo XXI editores, s.a. de c.v.ISBN 968-23-0164-5Primera edicin en francs librairie philosophique j. vrin

    Ttulo original: la formation de l'esprit scientifique

    Palabras preliminares . . . ................... 7CAP.

    I La nocin del obstculo epistemolgico. Plande la obra 15II El primer obstculo: la experiencia bsica 27III El conocimiento general como obstculo parael conocimiento cientfico 66IV Un ejemplo de obstculo verbal: la esponja.

    Extensin abusiva de las imgenes familiares 87V El conocimiento unitario y pragmtico comoobstculo para el conocimiento cientfico 99VI El obstculo sustancialista 115VII Psicoanlisis del Realista 154VIII El obstculo animista 176IX El mito de la digestin 199

    X Libido y conocimiento objetivo 215XI Los obstculos del conocimiento cuantitativo 248XII Objetividad cientfica y Psicoanlisis 281

    ndice de los nombres citados 299

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    PALABRAS PRELIMINARES

    ITornar geomtrica la representacin, vale decir dibujar los

    fenmenos y ordenar en serie los acontecimientos decisivos de una

    experiencia, he ah la primera tarea en la que se funda el espritucientfico. En efecto, es de este modo cmo se llega a la cantidadrepresentada, a mitad camino entre lo concreto y lo abstracto, en unazona intermedia en la que el espritu pretende conciliar lasmatemticas y la experiencia, las leyes y los hechos.

    Esta tarea de geometrizacin que a menudo pareci lograrseya despus del xito del cartesianismo, ya despus del xito de lamecnica newtoniana, ya tambin con la ptica de Fresnelterminasiempre por revelarse insuficiente. Tarde o temprano, en la mayorparte de los sectores, estamos obligados a comprobar que estaprimera representacin geomtrica, fundada sobre un realismoingenuo de las propiedades espaciales, implica conveniencias msocultas, leyes topolgicas menos firmemente solidarias con las

    relaciones mtricas inmediatamente aparentes, en una palabra:vnculos esenciales ms profundos que los vnculos de lasrepresentaciones geomtricas familiares. Poco a poco se advierte lanecesidad de trabajar debajo del espacio, por as decir, en el nivel delas relaciones esenciales que sostienen los fenmenos y el espacio. Elpensamiento cientfico es entonces arrastrado hada "construcciones"ms metafricas que reales, hacia "espacios de configuracin" de losque el espacio sensible, en definitiva, no es sino un msero ejemplo.El papel de las matemticas en la fsica contempornea sobrepasapues notablemente la simple descripcin geomtrica. Elmatematismo no es ya descriptivo, sino formativo. La ciencia de larealidad no se conforma ya con el cmo fenomenolgico: ella busca el

    porqu matemtico.

    Y entonces, puesto que lo concreto acepta ya la informacingeomtrica, puesto que lo concreto es analizado correctamente por loabstracto, por qu no podramos fijar la abstraccin como elderrotero normal y fecundo del espritu cientfico? En efecto, si sereflexiona sobre la evolucin del espritu cientfico, se discierne deinmediato un impulso que va de lo geomtrico, ms o menos visual, ala completa abstraccin. Desde que se accede a una ley geomtrica,se realiza una asombrosa inversin espiritual, suave y viva como unaconcepcin: la curiosidad da lugar a la esperanza di crear. Puestoque la primera representacin geomtrica de los fenmenos significaesencialmenteponer en orden, esta primera ordenacin nos abre las

    perspectivas de una abstraccin alerta y conquistadora, que nos llevaa organizar racionalmente la fenomenologa como una teora delorden puro. Entonces, ni podra decirse que el desorden es un ordendesconocido, ni que el orden es una simple concordancia de nuestrosesquemas con los objetos, como podra ser el caso en el dominio delos datos inmediatos de la conciencia. Cuando se trata deexperiencias guiadas o construidas por la razn, el orden es unaverdad y el desorden un error. El orden abstracto es pues un orden

    probado, que no cae bajo las crticas bergsonianas del orden hallado.En este libro nos proponemos mostrar este destino grandioso

    del pensamiento cientfico abstracto. Para ello deberemos probar quepensamiento abstracto no es sinnimo de mala conciencia cientfica,como la acusacin trivial parece implicar. Deberemos probar que laabstraccin despeja al espritu, que ella aligera al espritu y que ellalo dinamiza. Proporcionaremos esas pruebas estudiando msparticularmente las dificultades de las abstracciones correctas, sea-lando las insuficiencias de los primeros intentos, la pesadez de losprimeros esquemas, al mismo tiempo que subrayamos el carcter

    discursivo de la coherencia abstracta y esencial que nunca logra suobjetivo de una sola vez. Y para mostrar mejor que el proceso deabstraccin no es uniforme, no titubearemos en emplear a veces untono, polmico insistiendo sobre el carcter de obstculo quepresenta la experiencia, estimada concreta y real, estimada natural einmediata.

    Para describir adecuadamente el trayecto que va desde lapercepcin considerada exacta hasta la abstraccin felizmenteinspirada en las objeciones de la razn, estudiaremos mltiplesramas de la evolucin cientfica. Como las soluciones cientficas, enproblemas diferentes, no poseen jams el mismo grado de madurez,no presentaremos una serie de cuadros de conjunto; no temeremosdesmenuzar nuestros argumentos para mantenernos en el contacto

    ms preciso posible con los hechos. No obstante, si por razones declaridad, se nos obligara a poner groseras etiquetas histricas en lasdiferentes etapas del pensamiento cientfico, distinguiramosbastante bien tres grandes perodos.

    El primer perodo, que representa el estado precientfico,comprendera a la vez la antigedad clsica y los tiempos derenacimiento y de nuevos esfuerzos, con los siglos XVI, XVII y aun elXVIII.

    El segundo perodo, que representa el estado cientfico, enpreparacin a fines del siglo XVIII, se extendera hasta todo el siglo

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    XIX y comienzos del XX.En tercer lugar, fijaramos exactamente la era del nuevo

    espritu cientfico en 1905, en el momento en que la Relatividadeinsteiniana deforma conceptos primordiales que se crean fijadospara siempre. A partir de esta fecha, la razn multiplica susobjeciones, disocia y reconfigura las nociones fundamentales yensaya las abstracciones ms audaces. En veinticinco aos, comosignos de una asombrosa madurez espiritual, aparecen talespensamientos, que uno slo de ellos bastara para dar lustre a unsiglo. Son la mecnica cuntica, la mecnica ondulatoria de Louis deBroglie, la fsica de las matrices de Heisenberg, la mecnica de Dirac,las mecnicas abstractas y, sin duda, muy pronto las fsicasabstractas que ordenarn todas las posibilidades de la experiencia.

    Mas no nos limitremos a inscribir nuestras observacionesparticulares en este trptico, que no nos permitira dibujar consuficiente precisin los detalles de la evolucin psicolgica quedeseamos caracterizar. Una vez ms, las fuerzas psquicas queactan en el conocimiento cientfico son ms confusas, ms

    sofocadas, ms titubeantes de lo que se imagina cuando se lasaprecia desde afuera, en los libros donde ellas aguardan al lector.Hay tan gran distancia entre el libro impreso y el libro ledo, entre ellibro ledo y el libro comprendido, asimilado, retenido! Hasta en unespritu claro, hay zonas oscuras, cavernas en las que an residenlas sombras. Hasta en el hombre nuevo, quedan vestigios del hombreviejo. En nosotros, el siglo XVIII contina su vida sorda; y puede ay!reaparecer. No vemos en ello, como Meyerson, una prueba de lapermanencia y de la fijeza de la razn humana, sino ms bien unaprueba de la somnolencia del saber, una prueba de esta avaricia delhombre culto rumiando sin cesar las mismas conquistas, la mismacultura y volvindose, como todos los avaros, vctima del oroacariciado. Mostraremos, en efecto, la endsmosis abusiva de lo

    asertrico en lo apodctico, de la memoria en la razn. Insistiremossobre el hecho de que no puede prevalerse de un espritu cientfico,mientras no se est seguro, en cada momento de la vida mental, dereconstruir todo su saber. Slo los ejes racionales permiten talreconstruccin. El resto es baja mnemtcnica. La paciencia de laerudicin nada tiene que ver con la paciencia cientfica.

    Puesto que todo saber cientfico ha de ser, en todo momento,reconstruido, nuestras demostraciones epistemolgicas no saldrnsino gananciosas si se desarrollan a la altura de los problemasparticulares, sin preocuparse de mantener el orden histrico.

    Tampoco titubearemos en multiplicar los ejemplos, si queremos darla impresin que en todas las cuestiones, para todos lo fenmenos, esnecesario pasar ante todo de la imagen a la forma geomtrica y luegode la forma geomtrica a la forma abstracta, y recorrer el caminopsicolgico normal del pensamiento cientfico. Partiremos, pues, casisiempre, de las imgenes, a veces muy pintorescas, de lafenomenologa bsica; veremos, cmo y con qu dificultades sesustituyen a esas imgenes las formas geomtricas adecuadas. No esde asombrarse que tal geometrizacin, tan difcil y lenta, se presentedurante mucho tiempo como una conquista definitiva y que sea sufi-ciente para constituir el slido espritu cientfico, tal como aparece enel siglo XIX. Se es muy apegado a lo que se ha conquistadopenosamente. No obstante necesitaremos probar que estageometrizacin es una etapa intermedia.

    Pero este desarrollo seguido a travs de las cuestionesparticulares, en el desmenuzamiento de los problemas y de lasexperiencias, no ser claro sino cuando se nos permita, esta vezfuera de toda correspondencia histrica, hablar de una especie de leyde los tres estados para el espritu cientfico. En su formacinindividual, un espritu cientfico pasara pues necesariamente por lostres estados siguientes, mucho ms precisos y particulares que lasformas comtianas.

    1 El estado concreto, en el que el espritu se recrea con lasprimeras imgenes del fenmeno y se apoya sobre una literaturafilosfica que glorifica la Naturaleza, y que, extraamente, canta almismo tiempo a la unidad del mundo y a la diversidad de las cosas.

    2 El estado concreto-abstracto, en el que el espritu adjunta ala experiencia fsica esquemas geomtricos y se apoya sobre unafilosofa de la simplicidad. El espritu se mantiene todava en unasituacin paradjica: est tanto ms seguro de su abstraccincuanto ms claramente esta abstraccin est representada por una

    intuicin sensible.3 El estado abstracto, en el que el espritu emprende

    informaciones voluntariamente substradas a la intuicin del espacioreal, voluntariamente desligadas de la experiencia inmediata y hastapolemizando abiertamente con la realidad bsica, siempre impura,siempre informe.

    Finalmente, para terminar de caracterizar estas tres etapasdel pensamiento cientfico, deberemos preocuparnos de los diferentesintereses que constituyen en cierto modo su base afectiva.Precisamente, el psicoanlisis, cuya intervencin proponemos en una

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    cultura objetiva, debe desplazar los intereses. Sobre este punto,aunque tengamos que forzar la nota, quisiramos por lo menos dar laimpresin que vislumbramos, con el carcter afectivo de la culturaintelectual, un elemento de solidez y de confianza que no se ha estu-diado suficientemente. Dar y sobre todo mantener un inters vitalen la investigacin desinteresada, no es el primer deber del educador,cualquiera sea la etapa formativa en la que se encuentra? Pero talinters tiene tambin su historia y, aun a riesgo de ser acusado deentusiasmo fcil, deberemos ensayar de sealar bien su fuerza a lolargo de lapaciencia cientfica. Sin aquel inters, esta paciencia serasufrimiento. Con aquel inters, esta paciencia es vida espiritual.Hacer la psicologa de la paciencia cientfica consistir en adjuntar ala ley de los tres estados del espritu cientfico, una especie de ley delos tres estados de alma, caracterizados por intereses:

    Alma pueril o mundana, animada por la curiosidad ingenua,llena de asombro ante el menor fenmeno instrumentado, jugando ala fsica para distraerse, para tener el pretexto de una actitud seria,acogiendo las ocasiones de coleccionista, pasiva hasta en la dicha de

    pensar.Alma profesoral, orgullosa de su dogmatismo, fija en su

    primera abstraccin, apoyada toda la vida en los xitos escolares desu juventud, repitiendo cada ao su saber, imponiendo susdemostraciones, entregada al inters deductivo, sostn tan cmodode la autoridad, enseando a su criado como hace Descartes o a losprovenientes de la burguesa como hace el "agrg" de laUniversidad1.

    Finalmente, el alma en trance de abstraer y de quinta-esenciar, conciencia cientfica dolorosa, librada a los interesesinductivos siempre imperfectos, jugando el peligroso juego delpensamiento sin soporte experimental estable; transtornada a cadainstante por las objeciones de la razn, poniendo incesantemente en

    duda un derecho particular a la abstraccin, pero, cuan segura deque la abstraccin es un deber, el deber cientfico, y la posesinfinalmente depurada del pensamiento del mundo!

    Podremos lograr la convergencia de intereses tan encon-trados? En todo caso, la tarea de la filosofa cientfica est biendelineada: psicoanalizar el inters, destruir todo utilitarismo pordisfrazado que est y por elevado que pretenda ser, dirigir el espritude lo real a lo artificial, de lo natural a lo humano, de la

    1Vase H. G. WELLS: La conspiraron au grand jour (trad.). p. 85. 86, 87.

    representacin a la abstraccin. Nunca como en nuestra poca elespritu cientfico necesita ser defendido, ser ilustrado en el mismosentido en que du Bellay trabaj en la Dfense et Illustration de lalangue francaise. Pero tal ilustracin no puede limitarse a unasublimacin de las aspiraciones comunes ms diversas. Ella debe sernormativa y coherente. Debe tornar claramente consciente y activo elplacer de la excitacin espiritual en el descubrimiento de la verdad.Debe forjar la mente con la verdad. El amor por la ciencia debe serun dinamismo psquico autgeno. En el estado de pureza logrado porun psicoanlisis del conocimiento objetivo, la ciencia es la esttica dela inteligencia.

    Ahora, una palabra sobre el tono de este libro. Como endefinitiva nos proponemos delinear la lucha contra algunosprejuicios, los argumentos polmicos pasan frecuentemente al primerplano. Es, por otra parte, ms difcil de lo que se supone, separar larazn arquitectnica de la razn polmica, pues la crtica racional dela experiencia es solidaria con la organizacin terica de laexperiencia: todas las objeciones de la razn son pretextos para

    experiencias. Se ha dicho frecuentemente que una hiptesis cientficaque no levanta ninguna contradiccin no est lejos de ser una hip-tesis intil. Lo mismo, una experiencia que no rectifica ningn error,que es meramente verdadera, que no provoca debates, "a qu sirve?Una experiencia cientfica es, pues, una experiencia que contradice ala experiencia comn. Por otra parte, la experiencia inmediata yusual mantiene siempre una especie de carcter tautolgico, ella sedesarrolla en el mundo de las palabras y de las definiciones, y careceprecisamente de aquella perspectiva de errores rectificados quecaracteriza, segn nuestro modo de ver, al pensamiento cientfico. Laexperiencia comn no est en verdad compuesta, a lo sumo esthecha con observaciones yuxtapuestas, y es realmente llamativo quela antigua epistemologa haya establecido una vinculacin continua

    entre la observacin y la experimentacin, cuando laexperimentacin debe apartarse de las condiciones ordinarias de laobservacin. Como la experiencia comn no est compuesta, ella nopodra ser, creemos nosotros, efectivamente verificada. Permanecesiendo un hecho. No puede darnos una ley. Para confirmarcientficamente la verdad, es conveniente verificarla desde variospuntos de vista diferentes. Pensar una experiencia es entoncesmostrar la coherencia de un pluralismo inicial.

    Mas por hostiles que seamos a las pretensiones de losespritus "concretos", que creen captar inmediatamente lo dado, no

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    trataremos de incriminar sistemticamente toda intuicin aislada. Lamejor prueba de ello es que daremos ejemplos en los que lasverdades de hecho llegan a integrarse inmediatamente en la ciencia.No obstante, nos parece que el epistemlogo que en esto difiere delhistoriador debe subrayar, entre todos los conocimientos de unapoca, las ideas fecundas. Para l, la idea debe poseer ms que unaprueba de existencia, debe poseer un destino espiritual. Notitubearemos, pues, en inscribir entre los errores o a cuenta de lainutilidad espiritual, que no est muy lejos de ser la misma cosatoda verdad que no sea la pieza de un sistema general, todaexperiencia, aun justa, cuya afirmacin quede desvinculada de unmtodo general de experimentacin, toda observacin, por real ypositiva que sea, que se anuncie en una falsa perspectiva deverificacin. Un mtodo tal de crtica exige una actitud expectante,casi tan prudente frente a lo conocido como a lo desconocido, siem-pre en guardia contra los conocimientos familiares, y sin muchorespeto por las verdades de escuela. Se comprende, pues, que unfilsofo que sigue la evolucin de las ideas cientficas en los malos

    autores como en los buenos, en los naturalistas como en losmatemticos, est mal protegido en contra de una impresin deincredulidad sistemtica, y que adopte un tono escptico queconcuerda dbilmente con su fe, por otra parte slida, en losprogresos del pensamiento " humano.

    CAPITULO ILA NOCIN DE OBSTCULO EPISTEMOLGICO

    PLAN DE LA OBRAI

    Cuando se investigan las condiciones psicolgicas delprogreso de la ciencia, se llega muy pronto a la conviccin de que hayque plantear el problema del conocimiento cientfico en trminos deobstculos. No se trata de considerar los obstculos externos, como lacomplejidad o la fugacidad de los fenmenos, ni de incriminar a ladebilidad de los sentidos o del espritu humano: es en el acto mismode conocer, ntimamente, donde aparecen, por una especie denecesidad funcional, los entorpecimientos y las confusiones. Es ahdonde mostraremos causas de estancamiento y hasta de retroceso, esah donde discerniremos causas de inercia que llamaremos

    obstculos epistemolgicos. El conocimiento de lo real es una luz quesiempre proyecta alguna sombra. Jams es inmediata y plena. Lasrevelaciones de lo real son siempre recurrentes. Lo real no es jams"lo que podra creerse", sino siempre lo que debiera haberse pensado.El pensamiento emprico es claro, inmediato, cuando ha sido bienmontado el aparejo de las razones. Al volver sobre un pasado deerrores, se encuentra la verdad en un verdadero estado dearrepentimiento intelectual. En efecto, se conoce en contra de unconocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos osuperando aquello que, en el espritu mismo, obstaculiza a la espiri-tualizacin.

    La idea de partir del cero para fundar y acrecentar susbienes, no puede surgir sino en culturas de simple yuxtaposicin, enlas que todo hecho conocido es inmediatamente una riqueza. Masfrente al misterio de lo real el alma no puede, por decreto, tornarseingenua. Es entonces imposible hacer, de golpe, tabla rasa de losconocimientos usuales. Frente a lo real, lo que cree saberseclaramente ofusca lo que debiera saberse. Cuando se presenta ante

    la cultura cientfica, el espritu jams es joven. Hasta es muy viejo,pues tiene la edad de sus prejuicios. Tener acceso a la ciencia esrejuvenecer espiritualmente, es aceptar una mutacin brusca que hade contradecir a un pasado.

    La ciencia, tanto en su principio como en su necesidad decoronamiento, se opone en absoluto a la opinin. Si en algunacuestin particular debe legitimar la opinin, lo hace por razonesdistintas de las que fundamentan la opinin; de manera que laopinin, de derecho, jams tiene razn. La opinin piensa mal; no

    piensa; traduce necesidades en conocimientos. Al designar a losobjetos por su utilidad, ella se prohbe el conocerlos. Nada puedefundarse sobre la opinin: ante todo es necesario destruirla. Ella esel primer obstculo a superar. No es suficiente, por ejemplo,

    rectificarla en casos particulares, manteniendo, como una especie demoral provisoria, un conocimiento vulgar provisorio. El espritucientfico nos impide tener opinin sobre cuestiones que nocomprendemos, sobre cuestiones que no sabemos formularclaramente. Ante todo es necesario saber plantear los problemas. Ydgase lo que se quiera, en la vida cientfica los problemas no seplantean por s mismos. Es precisamente este sentido del problema elque sindica el verdadero espritu cientfico. Para un espritu cientficotodo conocimiento es una respuesta a una pregunta. Si no hubopregunta, no puede haber conocimiento cientfico. Nada es

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    espontneo. Nada est dado. Todo se construye.Un conocimiento adquirido por un esfuerzo cientfico puede

    declinar. La pregunta abstracta y franca se desgasta; la respuestaconcreta queda. Con eso, la actividad espiritual se invierte y seendurece. Un obstculo epistemolgico se incrusta en elconocimiento no formulado. Costumbres intelectuales que fuerontiles y sanas pueden, a la larga, trabar la investigacin. "Nuestroespritu dice justamente Bergson2 tiene una tendenciairresistible a considerar ms claras las ideas que le son tiles msfrecuentemente." La idea conquista as una claridad intrnsecaabusiva. Con el uso, las ideas se valorizan indebidamente. Un valoren s se opone a la circulacin de los valores. Es un factor de inerciapara el espritu. A veces una idea dominante polariza al espritu ensu totalidad. Hace unos veinte aos, un epistemlogo irreverentedeca que los grandes hombres son tiles a la ciencia en la primeramitad de su vida, nocivos en la segunda mitad. El instinto formativoes tan persistente en ciertos hombres de pensamiento que nodebemos alarmarnos por esta boutade. Pero al final el instinto

    formativo acaba por ceder frente al instinto conservativo. Llega unmomento en el que el espritu prefiere lo que confirma su saber a loque lo contradice, en el que prefiere las respuestas a las preguntas.Entonces el espritu conservativo domina, y el crecimiento espiritualse detiene.

    Como se ve, no titubeamos en invocar los instintos parasealar la cabal resistencia de ciertos obstculos epistemolgicos. Esuna concepcin que nuestros desarrollos tratarn de justificar. Pero,desde ya, hay que darse cuenta que el conocimiento emprico, que esel que estudiaremos casi nicamente en esta obra, compromete alhombre sensible a travs de todos los caracteres de su sensibilidad.Cuando el conocimiento emprico se racionaliza, nunca se estseguro de que los valores sensibles primitivos no afecten a los racio-

    cinios. De una manera muy visible, puede reconocerse que la ideacientfica demasiado familiar se carga con un concreto psicolgicodemasiado pesado, que ella amasa un nmero excesivo de analogas,imgenes, metforas, y que poco a poco pierde su vector deabstraccin, su afilada punta abstracta. En particular, es caer en unvano optimismo cuando se piensa que saber sirve automticamentepara saber, que la cultura se torna tanto ms fcil cuanto est ms

    2BERGSON: La Pense et le Mouvant, Pars, 1934, p. 231.

    extendida y que en fin, la inteligencia, sancionada por xitos precoceso por simples concursos universitarios, se capitaliza como unariqueza material. Aun admitiendo que una buena cabeza escapa alnarcisismo intelectual tan frecuente en la cultura literaria, en laadhesin apasionada a los juicios del gusto, puede seguramentedecirse que una buena cabeza es desgraciadamente una cabezacerrada. Es un producto de escuela.

    En efecto, las crisis del crecimiento del pensamiento implicanuna refundicin total del sistema del saber. Entonces la cabeza bienhecha debe ser rehecha. Cambia de especie. Se opone a la especieprecedente por una funcin decisiva. A travs de las revolucionesespirituales que exige la invencin cientfica, el hombre se convierteen una especie imitante o, para expresarlo an mejor, en una especieque necesita mutar, que sufre si no cambia. Espiritualmente elhombre necesita necesidades. Si se considerara adecuadamente, porejemplo, la modificacin psquica que se realiza a travs de lacomprensin de doctrinas como la Relatividad o la Mecnicaondulatoria, quiz no se encontraran estas expresiones exageradas,

    sobre todo si se reflexionara en la real solidez de la cienciaprerrelativista. Mas ya volveremos sobre estos juicios en nuestroltimo captulo, cuando habremos aportado numerosos ejemplos derevoluciones espirituales.

    Se repite tambin frecuentemente que la ciencia es vida deunidad, que tiende a unificar fenmenos de aspecto distinto, quebusca la sencillez o la economa en los principios y en los mtodos.Esta unidad la encontrara muy pronto, s pudiera complacerse conello. Por el contrario, el progreso cientfico marca sus ms purasetapas abandonando los factores filosficos de unificacin fcil, talescomo la unidad de accin del Creador, la unidad de plan de laNaturaleza, la unidad lgica. En el hecho, estos factores de unidadque an actuaban en el pensamiento cientfico del siglo XVIII, ya no

    se invocan ms. Al sabio contemporneo que quisiera reunir lacosmologa y la teologa se le reputara muy pretencioso.

    Y entrando en el detalle mismo de la investigacin cientfica,frente a una experiencia bien determinada que pueda ser registradacomo tal, verdaderamente como una y completa, el espritu cientfico

    jams se siente impedido de variar las condiciones, en una palabrade salir de la contemplacin de lo mismo y buscar lo otro, dedialectizar la experiencia. As es como la Qumica multiplica ycompleta sus series homologas, hasta salir de la Naturalezamaterializando cuerpos ms o menos hipotticos sugeridos, por el

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    pensamiento inventivo. Es as como en todas las ciencias rigurosas,un pensamiento ansioso desconfa de las identidades ms o menosaparentes, para reclamar incesantemente mayor precisin, ipso factomayores ocasiones de distinguir. Precisar, rectificar, diversificar, heah los tipos del pensamiento dinmico que se alejan de lacertidumbre y de la unidad, y que en los sistemas homogneosencuentran ms obstculos que impulsos. En resumen, el hombreanimado por el espritu cientfico, sin duda desea saber, pero es porlo pronto para interrogar mejor.

    II

    La nocin de obstculo epistemolgico puede ser estudiada enel desarrollo histrico del pensamiento cientfico y en la prctica de laeducacin. En uno y otro caso, este estudio no es cmodo. Lahistoria, por principio, es en efecto hostil a todo juicio normativo. Sinembargo, si se quiere juzgar la eficacia de un pensamiento, hay quecolocarse en un punto de vista normativo. Todo lo que se encuentraen la historia del pensamiento cientfico, dista mucho de servirefectivamente a la evolucin de este pensamiento. Ciertos conoci-mientos aun justos, detienen demasiado pronto a investigacionestiles. El epistemlogo debe, pues, seleccionar los documentosrecogidos por el historiador. Debe juzgarlos desde el punto de vistade la razn y hasta de la razn evolucionada, pues solamente ennuestros das es cuando podemos juzgar plenamente los errores delpasado espiritual. Por otra parte, aun en las ciencias experimentales,es siempre la interpretacin racional la que ubica los hechos en sulugar exacto. Es sobre, el eje experiencia-razn, y en el sentido de laracionalizacin, donde se encuentran, al mismo tiempo, el riesgo y elxito. Slo la razn dinamiza a la investigacin., pues slo ellasugiere, ms all de la experiencia comn (inmediata y especiosa), la

    experiencia cientfica (indirecta y fecunda). Es, pues, el esfuerzo deracionalidad y de construccin el que debe atraer la atencin delepistemlogo. El historiador de la ciencia debe tomar las ideas comohechos. El epistemlogo debe tomar los hechos como ideas,insertndolas en un sistema de pensamientos. Un hecho malinterpretado por una poca, sigue siendo un hecho para elhistoriador. Segn el epistemlogo es un obstculo, uncontrapensamiento.

    Ser, sobre todo, profundizando la nocin de obstculoepistemolgico cmo se otorgar su pleno valor espiritual a la historia

    del pensamiento cientfico. Demasiado a menudo la preocupacin porla objetividad, que lleva al historiador de las ciencias a repertoriartodos los textos, no llega a la apreciacin de las variacionespsicolgicas en la interpretacin de un mismo texto. En una mismapoca, bajo una misma palabra, hay conceptos tan diferentes! Lo quenos engaa es que la misma palabra designa y explica al mismotiempo. La designacin es la misma; la explicacin es diferente. Porejemplo, al telfono corresponden conceptos que difieren totalmentepara el abonado, para la telefonista, para el ingeniero, para elmatemtico preocupado en las ecuaciones diferenciales de lascorrientes telefnicas. El epistemlogo tendr, pues, que esforzarseen captar los conceptos cientficos en efectivas sntesis psicolgicas;vale decir, en sntesis psicolgicas progresivas, estableciendo,respecto de cada nocin, una escala de conceptos, mostrando cmoun concepto produce otro, cmo se vincula con otro. Entonces tendrcierta posibilidad de apreciar una eficacia epistemolgica. Y deinmediato el pensamiento se presentar como una dificultad vencida,como un obstculo superado.

    En la educacin, la nocin de obstculo pedaggico esigualmente desconocida. Frecuentemente me ha chocado el hecho deque los profesores de ciencias, an ms que, los otros si cabe, nocomprendan que no se comprenda. Son poco numerosos los que hansondeado la psicologa del error, de la ignorancia y de la irreflexin.El libro de Grard-Varet no ha tenido resonancia3(1). Los profesores,de ciencias se imaginan que el espritu comienza como una leccin,que siempre puede rehacerse una cultura perezosa repitiendo unaclase, que puede hacerse comprender una demostracin repitindolapunto por punto. No han reflexionado sobre el hecho de que eladolescente llega al curso de Fsica con conocimientos empricos yaconstituidos; no se trata, pues, de adquirir una cultura experimental,sino de cambiar una cultura experimental, de derribar los obstculos

    amontonados por la vida cotidiana. Un solo ejemplo: el equilibrio delos cuerpos flotantes es objeto de una intuicin familiar que es unamaraa de errores. De una manera ms o menos clara se atribuyeuna actividad al cuerpo que flota, o mejor, al cuerpo que nada. Si setrata con la mano de hundir en el agua un trozo de madera, steresiste. No se atribuye fcilmente esa resistencia al agua. Es,entonces, bastante difcil hacer comprender el principio de

    3GRARD-VARET: Essai de Psychologie objective. L'Ignorance et l'Irreflexion.

    Pars, 1898.

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    Arqumedes, en su asombrosa sencillez matemtica, si de antemanono se ha criticado y desorganizado el conjunto impuro de lasintuiciones bsicas. En particular, sin este psicoanlisis de loserrores iniciales, jams se har comprender que el cuerpo queemerge y el cuerpo totalmente sumergido obedecen a la misma ley.

    De ah que toda cultura cientfica deba comenzar, como loexplicaremos ampliamente, por una catarsis intelectual y afectiva.Queda luego la tarea ms difcil: poner la cultura cientfica en estadode movilizacin permanente, reemplazar el saber cerrado y estticopor un conocimiento abierto y dinmico, dialectizar todas lasvariables experimentales, dar finalmente a la razn motivos paraevolucionar.

    Por otra parte, estas observaciones pueden ser generalizadas;ellas son ms visibles en la enseanza cientfica, pero tienen cabidaen todo esfuerzo educativo. En el transcurso de una carrera ya larga

    y variada, jams he visto a un educador cambiar de mtodo deeducacin. Un educador no tiene el sentido del fracaso, precisamenteporque se cree un maestro. Quien ensea manda. De ah una

    oleada de instintos.Von Monakow y Mourgue han observado justamente esta

    dificultad de reforma en los mtodos de educacin, invocando el pesode los instintos en los educadores. "Hay individuos para los cualestodo consejo relativo a los errores de educacin que cometen, esabsolutamente intil porque esos llamados errores no son sino laexpresin de un comportamiento instintivo." En verdad, vonMonakow y Mourgue se refieren a "individuos psicpatas", pero larelacin de maestro a alumno es una relacin fcilmente patgena. Eleducador y el educando participan de un psicoanlisis especial. Detodos modos, el examen de las formas inferiores del psiquismo nodebe ser descuidado, s se desean caracterizar todos los elementos dela energa espiritual y preparar una regulacin gnseo-afectiva

    indispensable para el progreso del espritu cientfico. De una manerams precisa; discernir los obstculos epistemolgicos es contribuir afundar los rudimentos de un psicoanlisis de la razn.

    III

    El sentido de estas observaciones generales resaltar mejorcuando habremos estudiado obstculos epistemolgicos muyparticulares y dificultades bien definidas, He aqu entonces el planque seguiremos en este estudio:

    La experiencia bsica o, para hablar con mayor exactitud, laobservacin bsica es siempre un primer obstculo para la culturacientfica. En efecto, esta observacin bsica se presenta con underroche de imgenes; es pintoresca, concreta, natural, fcil. No hayms que describirla y maravillarse. Se cree entonces comprenderla.Comenzaremos nuestra encuesta caracterizando este obstculo yponiendo de relieve que entre la observacin y la experimentacin nohay continuidad, sino ruptura.

    Inmediatamente despus de haber descrito la seduccin de laobservacin particular y coloreada, mostraremos el peligro de seguirlas generalidades del primer aspecto, pues como tan bien lo diced'Alembert, se generalizan las primeras consideraciones, en cuantono se tiene ms nada que considerar. Veremos as el espritucientfico trabado desde su nacimiento por dos obstculos, en ciertosentido opuestos. Tendremos, pues, la ocasin de captar elpensamiento emprico en una oscilacin llena de sacudidas y detirones, y finalmente, todo desarticulado. Mas esta desarticulacintorna posible movimientos tiles. De manera que el epistemlogo

    mismo es juguete de valorizaciones contrarias que se resumiranbastante bien en las siguientes objeciones: Es necesario que elpensamiento abandone al empirismo inmediato. El pensamientoemprico adopta, entonces, un sistema. Pero el primer sistema esfalso. Es falso, pero tiene por lo menos la utilidad de desprender elpensamiento alejndolo del conocimiento sensible; el primer sistemamoviliza al pensamiento. Entonces el espritu, constituido ensistema, puede volver a la experiencia con pensamientos barrocospero agresivos, interrogantes, con una especie de irona metafsicamuy marcada en los experimentadores jvenes, tan seguros de smismos, tan dispuestos a observar lo real en funcin de sus propiasteoras. De la observacin al sistema, se va as de los ojos embobadosa los ojos cerrados.

    Es por otra parte muy notable que, de una manera general,los obstculos a la cultura cientfica se presentan siempre por pares.A tal punto que podra hablarse de una ley psicolgica de labipolaridad de los errores. En cuanto una dificultad se revelaimportante, puede uno asegurar que al tratar de eludirla, setropezar con un obstculo opuesto. Semejante regularidad en ladialctica de los errores no puede provenir naturalmente del mundoobjetivo. A nuestro entender, proviene de la actitud polmica delpensamiento cientfico frente al mundo de la ciencia. Como en unaactividad cientfica debemos inventar, debemos encarar el fenmeno

  • 7/25/2019 La Formacin Del Espritu Cientfico - Intro y Cap I

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    Gaston Bachelard La formacin del espritu cientfico.

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    desde otro punto de vista. Mas hay que legitimar nuestra invencin:entonces concebimos nuestro fenmeno criticando al fenmenoajeno. Poco a poco, nos vemos conducidos a convertir nuestrasobjeciones en objetos, a transformar nuestras crticas en leyes. Nosencarnizamos en variar el fenmeno en el sentido de nuestraoposicin al saber ajeno. Es, naturalmente, sobre todo en una ciencia

    joven donde podr reconocerse esta originalidad de mala ley que nohace sino reforzar los obstculos contrarios.

    Cuando habremos bordeado as nuestro problema medianteel examen del espritu concreto y del espritu sistemtico, volveremoshacia obstculos algo ms particulares. Entonces nuestro plan sernecesariamente flotante y no trataremos de evitar las repeticiones,pues est en la naturaleza de un obstculo epistemolgico serconfuso y polimorfo. Es tambin muy difcil establecer una jerarquade los errores y seguir un orden para describir los desrdenes delpensamiento. Expondremos, pues, en montn nuestro museo dehorrores, dejando al lector el cuidado de pasar por alto los ejemplosaburridos cuando haya comprendido el sentido de nuestras tesis.

    Examinaremos sucesivamente el peligro de la explicacin por launidad de la naturaleza, por la utilidad de los fenmenos naturales.Dedicaremos un captulo especial para sealar el obstculo verbal,vale decir la falsa explicacin lograda mediante una palabraexplicativa, a travs de esa extraa inversin que pretendedesarrollar el pensamiento analizando un concepto, en lugar deimplicar un concepto particular en una sntesis racional.

    El obstculo verbal nos conducir bastante naturalmente alexamen de uno de los obstculos ms difciles de superar, porqueest apoyado en una filosofa fcil. Nos referimos al sustancalsmo, ala montona explicacin de las propiedades por la sustancia.Mostraremos entonces que para el fsico y, sin prejuzgar de su valor,para el filsofo, el realismo es una metafsica infecunda, puesto que

    detiene la investigacin en lugar de provocarla.Terminaremos esta primer parte de nuestro libro con el

    examen de un obstculo muy especial, que podremos delimitar consuma precisin y que, por tanto, nos ofrecer un ejemplo lo msclaro posible de la nocin de obstculo epistemolgico. Con sunombre completo lo designaremos: el obstculo animista en lasciencias fsicas.- Ha sido casi completamente superado por la fsicadel siglo XIX; pero como en los siglos XVII y XVIII se presenta de unmodo tal que, a nuestro parecer, constituye un rasgo caractersticodel espritu precientfico, adoptaremos la regla casi absoluta de

    caracterizarlo siguiendo los fsicos de los siglos XVII y XVIII. Estalimitacin har quiz ms pertinente a la demostracin, puesto quese ver el poder de un obstculo en la misma poca en que va a sersuperado. Por lo dems oste obstculo animista no tiene sino unalejana vinculacin con la mentalidad animista que todos losetnlogos han examinado ampliamente. Daremos una gran extensina este captulo precisamente por que podra creerse que no hay enesto sino un rasgo particular y pobre.

    Con la idea de sustancia y con la idea de vida, concebidasambas a la manera ingenua, se introducen en las ciencias fsicasinnumerables valorizaciones que contradicen a. los verdaderosvalores del pensamiento cientfico. Propondremos pues psicoanlisisespeciales para desembarazar al espritu cientfico de esos falsosvalores.

    Despus de los obstculos que debe superar el conocimientoemprico, en el penltimo captulo, llegaremos a mostrar lasdificultades de la informacin geomtrica y matemtica, lasdificultades en fundar una Fsica matemtica susceptible de provocar

    descubrimientos. Ah tambin, reuniremos ejemplos tomados de lossistemas torpes, de las geometrizaciones desgraciadas. Se ver cmoel falso rigor bloquea al pensamiento, cmo un primer sistemamatemtico impide a veces la comprensin de un sistema nuevo. Noslimitaremos por otra parte a observaciones muy elementales paraconservar a nuestro libro su aspecto fcil. Por lo dems, paracompletar nuestra tarea en esta direccin, deberamos estudiar,desde el mismo punto de vista crtico, la formacin del espritumatemtico. Hemos reservado semejante tarea para otra obra. Segnnuestro parecer, tal divisin es posible porque el crecimiento delespritu matemtico es muy diferente del crecimiento del espritucientfico en su esfuerzo para comprender los fenmenos fsicos. Enefecto, la historia de las matemticas es una maravilla de

    regularidad. Ella conoce pausas. Ella no conoce perodos de errores.Ninguna de las tesis que sostenemos en este libro apunta pues alconocimiento matemtico. No se refieren sino al conocimiento delmundo objetivo.

    Es este conocimiento del objeto que, en nuestro ltimocaptulo, examinaremos en toda su generalidad, sealando todo loque puede empaar su pureza, todo lo que puede disminuir su valoreducativo. Creemos trabajar as en favor de la moralizacin de laciencia, pues estamos ntimamente convencidos que el hombre quesigue las leyes del mundo obedece desde ya a un gran destino.