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Analiza la formación de opinión pública desde la perspectiva de la prevención del delito

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19/10/2015 La Formación de la Opinión Pública: Condicionante para el Desarrollo de una Cultura Ciudadana de la Prevención del Delito

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La Formación de la Opinión Pública: Condicionante para el Desarrollo

de una Cultura Ciudadana de la Prevención del Delito*

 DANIEL DELGADO MORALES**

SUMARIO: 1. Planteamiento del Problema; 2. Opinión Pública y Medios de Comunicación; 3. La“Prevención” del Delito bajo la Perspectiva de los Medios de Comunicación; 4. Hacia la Formaciónde una Conciencia Ciudadana para la Prevención del Delito. Estrategias Mediáticas en el Diseño deOpinión Pública; 5. Conclusión y Propuesta. 1. Planteamiento del Problema.

Es bien sabido que, a lo largo de los últimos diez años[1], en los colectivos se ha venido

incrementando la tasa delictiva[2]. No debe extrañar dicho fenómeno puesto que las actuales

sociedades son cada vez más complejas. En el caso especifico de la sociedad mexicana y, por

supuesto de la michoacana, es fácilmente apreciable que actualmente vivimos en un medio social

cuyas notas características son la inseguridad, el temor y la sensación de que se requiere un mayor

esfuerzo por parte de las instituciones gubernamentales para hacer frente a las graves

implicaciones que provoca la comisión de delitos[3].

No obstante, estoy convencido de que dicha problemática, por más difícil que se perfile su

solución, exige la participación de todos aquellos que conformamos el tejido social a los efectos de

que realmente pueda ir modificándose.

Por supuesto, una de las vías de solución es la capacidad de reacción que tengan las

instituciones gubernamentales ante la comisión y consumación de las conductas delictivas. Sin

entrar a considerar el estado en el que se encuentra la procuración de justicia tanto en el país como

en nuestra entidad federativa, puedo afirmar que dichos mecanismos reactivos no son suficientes. A

pesar de su eficacia, los instrumentos reactivos no eliminan por completo las conductas

antisociales[4].

De lo anterior se desprende la imperiosa necesidad que se potencien los medios de

naturaleza preventiva, en virtud de que su eficacia es mucho mayor, comparativamente hablando,

que la de los mecanismos de reacción.

En este sentido, la prevención del delito se inscribe como uno de los elementos esenciales

de la moderna política gubernamental de procuración de justicia. Lo anterior es así, puesto que los

mecanismos preventivos no sólo evitan la realización de los daños –tanto colectivo como

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individual–. Además, son democráticos en el sentido de que convocan a la ciudadanía a participar,

de manera directa, en el diseño e implementación de los mismos, fomentando la creación de una

verdadera “conciencia preventiva”, que incide tanto en el respeto que el ciudadano debe tener por lo

que dispone –o prohíbe– la ley, como en la propia educación cívica de los ciudadanos.

Bajo tal perspectiva, el objeto de este pequeño ensayo, que hace énfasis en la prevención

del delito a partir no sólo de las acciones gubernamentales sino de la participación ciudadana, es

destacar una de las posibles vías para la creación y el desarrollo de dicha conciencia ciudadana

como lo es la dinámica propia de la opinión pública y de los medios de comunicación, mismos que

tienen un papel trascendental en la formación de aquélla, tal como lo esbozaré en los párrafos

siguientes.

2. Opinión Pública y Medios de Comunicación.

El concepto de opinión pública, tal como se emplea en el ámbito científico contemporáneo,

destaca dos aspectos, relacionados íntimamente entre sí, que son necesarios para la cabal

comprensión de dicho fenómeno. En primer lugar el propio término “opinión”, que hace referencia a

un conjunto de ideas respecto de un tema o de una cuestión en particular[5]. En segundo lugar, el

calificativo “pública”, mismo que hace referencia a que dicho conjunto de ideas se despliegan en la

esfera del colectivo, es decir, en el ámbito social.

En este sentido, la “esfera pública”[6] constituye un verdadero foro

[7] en donde hay una

irrestricta circulación de ideas, opiniones y concepciones, en relación a todos aquellos temas y

problemas que afectan tanto el ser como el quehacer colectivos. Tal fenómeno sólo puede

concebirse en un entorno verdaderamente democrático, puesto que la formación de la opinión

pública está directamente condicionada al ejercicio de las libertades públicas, siendo, además, parte

del entramado de los derechos fundamentales, de manera específica de la libertad de expresión

eidética, reconocida en prácticamente todos los textos normativos de naturaleza constitucional[8].

En este contexto, debo subrayar que la opinión pública no debe verse únicamente como ese

conjunto de ideas acerca de temas con incidencia social. El propio concepto de opinión pública hace

evidente la extraordinaria importancia que dicho fenómeno tiene en relación con la conducta social.

Es decir, la opinión pública no sólo es capaz de incorporar ideas y opiniones propios de la esfera

pública, sino, además, por virtud de sus mecanismos de acción es susceptible de influir en la

conducta colectiva y en la adopción de decisiones con innegable trascendencia social. Lo

anteriormente expresado hace evidente que la opinión pública posee la virtualidad de permear el

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espectro social[9].

Bajo esta perspectiva no se puede soslayar lo que ya indicaba, desde la primera mitad del

siglo veinte, el sociólogo Ferdinand Tönnies, en el sentido de que, dada la enorme trascendencia de

la opinión pública, ésta asumía un papel básico, socialmente hablando, en la orientación y dirección

de las sociedades[10]

.

De ahí, entonces, que sea inevitable –y por demás, necesario– la relación entre la opinión

pública y los medios masivos de comunicación (mass media)[11]

. Son estos últimos los que, en su

calidad no sólo de difusores de información sino también de conceptos y enfoques, hacen posible,

entre otros, la formación de verdaderas e influyentes corrientes de opinión pública.

Esto es, el papel de los medios masivos de comunicación no puede constreñirse a la de

meros “informadores” de los acontecimientos o de los sucesos que diariamente tienen lugar en el

seno de las colectividades, por más importante que sea esta función y que contribuye,

evidentemente, a la consolidación de estados plurales. Los medios masivos de comunicación se

constituyen, asimismo, como medios de opinión pública[12]

.

La última afirmación cobra sentido al considerar que los medios masivos de comunicación, al

estructurar los diversos mecanismos de interacción en la esfera pública, “[…] determinan las formas

de orientación de la atención pública, la agenda de temas predominantes que reclaman dicha

atención y su discusión pública posterior, la jerarquización de la relevancia de dichos temas y la

capacidad de discriminación temática que manifiestan los individuos”[13]

.

Las implicaciones que se derivan de la relación existente entre la opinión pública y los medios

masivos de comunicación, tal como resulta evidente de la afirmación expresada en el párrafo

anterior por Aguilar, son relevantes y destacan la interdependencia de la primera respecto de los

segundos.

En efecto, la conformación de la opinión pública reside en el desarrollo y la dinámica propia

que poseen, como características esenciales, los medios de comunicación. Son éstos los que

determinan el contenido temático de la opinión pública a partir de una serie de criterios que no

siempre resultan claros, pero que, sin embargo, son determinantes, incluso en la conformación de la

percepción de los receptores[14]

. De hecho, tal es el objetivo que persigue la opinión pública: que la

percepción –en el sentido de opinión– del público, en cuanto a la determinación temática y a su

priorización, se conformen de acuerdo a los contenidos específicos seleccionados por la opinión

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pública[15]

. En dicha tesitura no es extraño que uno de los grandes teóricos modernos de la

democracia, como es Giovanni Sartori, pueda afirmar que en las actuales democracias el papel

principal en la formación de la opinión pública lo desempeñan los medios de comunicación[16]

.

Ahora bien, los diversos medios masivos de comunicación, en su papel de formadores de

opinión pública, son aliados indispensables y necesarios para los efectos de la implantación de

políticas públicas eficaces y eficientes. En la actualidad no se puede soslayar la intervención de la

prensa, de la radio, de la televisión, e inclusive del espacio virtual que proporciona la internet, en el

diseño de las estrategias que la administración pública elabora para no solamente prestar sus

servicios a la ciudadanía de manera eficaz, sino reforzar la conciencia ciudadana haciendo que los

individuos participen activamente en el mejoramiento cualitativo de todos y cada uno de los servicios

públicos.

La opinión pública, en dicho contexto, se presta de manera inmejorable a tales efectos, dada

la virtualidad que tienen los medios masivos de comunicación en la conformación de la misma.

En cuanto al aspecto que concierne a la formación de una conciencia ciudadana para la

prevención del delito, la función de los medios masivos de comunicación son indispensables para

concretar dicha aspiración, tal como lo examino en el siguiente apartado.

3. La “Prevención” del Delito bajo la Perspectiva de los Medios de Comunicación.

La influencia que tienen los medios masivos de comunicación en el entorno específico de la

difusión de los hechos ilícitos que afectan a las sociedades es bien conocida.

En efecto, la cobertura que realizan los mass media no sólo se concreta a la descripción

sucinta de los ilícitos y de sus probables autores. En numerosas ocasiones se instauran verdaderos

“juicios paralelos” donde el resultado es una condena social de quien o quienes aún no han recibido

una resolución judicial respecto de los hechos que se les imputan.

Independientemente de que tal cuestión sea objeto de crítica constructiva –que no haré en

estos párrafos por falta de espacio y por no incidir en el tema que estoy desarrollando–, lo cierto es

que el impacto social de los medios masivos de comunicación es más que evidente en el contexto

de la difusión de los hechos ilícitos perpetrados en el seno social[17]

, e incluso en la “condena”

previa que respecto de los mismos prácticamente se lleva a cabo por los operadores mediáticos[18]

.

Como se ha señalado por algunos expertos[19]

, el papel que adoptan los medios masivos de

comunicación con relación al factor delictivo es, fundamentalmente, “casuístico”. Ello significa que

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se da a conocer a la sociedad la realización de conductas delictivas y, en algunos casos, el

despliegue de acciones de procuración de justicia o de represión de los hechos delictivos, pero los

operadores mediáticos no van más allá.

En cierta forma, los medios masivos de comunicación parecen asumir, en lo general, una

actitud promotora de la afirmación “si la haces la pagas”, como medida “preventiva” para que los

ciudadanos que hayan –o estén– considerando la posibilidad de cometer un hecho delictuoso,

descarten, por temor, dicha acción. Aunque a la fecha no hay datos concluyentes en tal sentido,

estudios realizados apuntan a que “[…] cobertura mediática tiende a ser parcial […] se concentra en

los delitos más llamativos y no en los más frecuentes, entregando escasa información en el contexto

en que se producen los hechos”[20]

.

En tal virtud, la construcción mediática que llevan a cabo los mass media en torno a una

específica corriente de opinión pública tiende, más bien, a influenciar, en la sede social, el “miedo a

la delincuencia”. Más que mecanismo preventivo, la opinión pública que estructuran los medios

masivos de comunicación, a través de la estrategia que actualmente siguen en la difusión de los

hechos ilícitos, es de naturaleza represiva[21]

.

Sin lugar a dudas, el manejo noticioso que despliegan los operadores mediáticos puede

conducir a reforzar la sensación de inseguridad, el clima de temor y la percepción de vulnerabilidad

en la que los ciudadanos se encuentran. A ello se debe añadir que, frente a tal manejo de la

información, usualmente queda en evidencia las fallas, los defectos y las insuficiencias de las

instituciones gubernamentales cuyo ámbito de competencias se refiere, por cierto, a garantizar la

seguridad pública y procurar la justicia.

En resumen, de lo expuesto en los párrafos anteriores se deduce, por un lado el enorme

impacto social que tiene el despliegue informativo que llevan a cabo los medios de comunicación

masiva en relación a los hechos delictivos perpetrados en sede social. Por otro lado, también es

evidente que la estrategia que hasta la fecha han adoptado los operadores mediáticos tiende más

bien a fomentar el temor, entre la ciudadanía, a las consecuencias directas que implica el fenómeno

delictivo[22]

, sin resultados concretos ni suficientes que demuestren el éxito de la misma y que más

bien se orientan a la represión –fallida– del fenómeno delictivo.

Luego, entonces, la opinión pública que prevalece en la actualidad, estructurada conforme la

estrategia de los medios masivos de comunicación, anteriormente descrita, adolece de fallas y no es

coherente con los objetivos generales de la prevención del delito, mismos que pretenden concretar

la formación de una cultura ciudadana de respeto al Estado de Derecho y a la ley como su más

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genuino elemento. El fomento del temor a la violencia y a las consecuencias –sociales, legales y

económicas del fenómeno delictivo– así como el sobredimensionamiento de la inseguridad y de las

fallas institucionales no están auxiliando, de manera eficaz, a la prevención del delito. Ni siquiera

ayudan en la óptica de los mecanismos represores de la delicuencia.

Es necesario, pues, que haya un cambio en el enfoque –y en la estrategia– que los medios

masivos de comunicación asumen en la formación de una correcta opinión pública cuya eficacia sea

preventiva y contribuya a la formación de una cultura –y conciencia– ciudadana de la prevención del

delito.

4. Hacia la Formación de una Conciencia Ciudadana para la Prevención del Delito. EstrategiasMediáticas en el Diseño de Opinión Pública.

El primer aspecto, de importancia toral, que debe considerarse en –y para– la formación de

una conciencia ciudadana para la prevención del fenómeno delictivo lo es, indudablemente, la

reflexión inicial que deben llevar a cabo los medios masivos de comunicación respecto de su papel

como órganos de influencia social a través de la opinión pública.

En este sentido, cabe destacar la función educativa que tienen los operadores mediáticos en

sede social. Los medios masivos de comunicación no pueden, como lo afirmé anteriormente,

constreñir su actuación a la de ser difusores de noticias; deben esforzarse por desplegar funciones

eminentemente educativas, creadoras de cultura, entre la ciudadanía, en el medio social en el que

despliegan su actuación.

Lo anterior es importante en la medida que se toma conciencia de que el “imaginario social”

se constituye como auténtico centro catalizador de la opinión pública, en donde, además, repercute

la información –o desinformación– que los medios hacen llegar al colectivo y que de ello se derivan

actitudes y posturas de una inmensa mayoría de particulares frente al fenómeno delictivo. Actitudes,

como se ha esbozado, que pueden ser de naturaleza negativa y conducir a estadios indeseables

para la propia sociedad[23]

. La responsabilidad educativa de los medios masivos de comunicación

es, pues, insoslayable, tal como lo sostienen diversas organizaciones internacionales que han

emitido recomendaciones al efecto[24]

.

En segundo lugar, es preciso que las instituciones de gobierno competentes en la temática de

seguridad pública y procuración de justicia se coordinen con los medios masivos de comunicación a

los efectos de implementar una adecuada política pública comunicacional que oriente a la solución

de la problemática en comento. Dicha política estaría dirigida a la formación de opinión pública que

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fomente una verdadera conciencia ciudadana de prevención del delito.

En este sentido, los criterios conformadores de dicha política comunicacional deben ser

claros y precisos en el sentido de evitar la difusión de noticias tendenciosas o alarmistas que sólo

busquen difundir hechos delictivos; diseñar e implementar campañas que incidan en ofrecer

alternativas a quienes potencialmente pueden desarrollar conductas delictivas[25]

; así como

mantener un adecuado equilibrio informativo entre los datos duros del fenómeno delictivo y las

acciones gubernamentales de naturaleza educativa. A la luz de tales criterios se tendría una política

comunicacional de naturaleza preventiva y, por supuesto más eficaz en la consecución de sus

objetivos[26]

.

En tercer lugar, la formación de la opinión pública con las características deseables para la

prevención del delito necesariamente pasa por la capacitación y especialización de los operadores

mediáticos. Ello implica, necesariamente, la obligación y responsabilidad que adquieren los

profesionistas de la comunicación mediática en el sentido de que no basta una preparación

profesional básica. Es imprescindible que los operadores mediáticos procuren allegarse los

mecanismos y las formas más adecuadas para su especialización en la temática. No es sencillo ni

fácil concretar dicha estrategia. Sin embargo, aquí es donde radica, en mi opinión, la importancia de

vincular a los centros universitarios con los medios masivos de comunicación a los efectos de lograr

una eficaz –y muy necesaria, por lo demás– especialización para el tratamiento de la información y

la incidencia en la formación de la opinión pública que materialice una conciencia ciudadana de

prevención del delito. También en la estructuración de esta estrategia, las instituciones

gubernamentales pueden colaborar, a través de convenios de coordinación que faciliten dicha

vinculación.

Finalmente, no es desdeñable, en aras de conseguir los objetivos que se plantean al diseñar

la política general de prevención del delito –y el aspecto concreto de las estrategias mediáticas que

coadyuven la formación de la cultura ciudadana en este sentido–, echar una ojeada a las

experiencias que tienen lugar en otras latitudes geográficas.

Varios proyectos y acciones se han diseñado y echado a andar con éxito en este sentido. Así,

por ejemplo, las estrategias mediáticas desarrolladas en Brasil[27]

, Colombia[28]

y Estados

Unidos[29]

son muestra de que una buena coordinación entre instituciones de gobierno y medios

masivos de comunicación puede dar buenos resultados en la formación de opinión pública

preventiva del fenómeno delictivo.

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5. Conclusión y Propuesta.

La conclusión de este ensayo debe abordar, considero, la formulación de una propuesta que

redunde en efectos de naturaleza pragmática.

En este sentido, estoy convencido de que la formación de una conciencia ciudadana –

cultura– debe atravesar, inevitablemente, por el tamiz de la opinión pública.

Por virtud de que la opinión pública es generada mediante el concurso de entes y

organismos con capacidad para ello, los medios masivos de comunicación devienen sede idónea

para construir dicha opinión pública.

Bajo la premisa anterior, no debe soslayarse que los criterios para la conformación de tal

opinión pública deben ser coherentes con los fines y objetivos que pretende concretar: la prevención

del delito a través de la formación de una cultura ciudadana con tales características.

Finalmente, la propuesta es en el sentido de que tanto las instituciones de gobierno que

tienen a su cargo la seguridad pública y la procuración de justicia diseñen, de manera conjunta y

coordinada, una política comunicacional que, incorporando a los operadores mediáticos, sea eficaz

para materializar la opinión pública que, eventualmente, forme una conciencia ciudadana que esté

orientada a la prevención del fenómeno delictivo.

20 de Julio de 2006.

Bibliografía y Fuentes Consultadas- AGUILAR BONILLA, Oscar, “El Impacto de los Medios de Comunicación en la Opinión

Pública”, en la página web: http://www.monografias.com/trabajos16/impacto-medios-comunicación/impacto.medios-comunicación.shtml

- BARRITA LÓPEZ, Fernando A., Manual de Criminología, Editorial Porrúa, México, 1996.

- CAVALLO, Ascanio, “Medios de Comunicación y Delicuencia”, en página web:

http://www.uai.cl/p4_home/site/pags/200308 25123512.html - Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, del 5 de Febrero de 1917.

- DASTRES, Cecilia y MUZZOPAPPA, Eva, La Comunicación como Estrategia para Orientar

a la Ciudadanía frente a la Violencia y la Criminalidad, Serie Documentos, Centro deEstudios en Seguridad Ciudadana, Santiago de Chile, 2002, pp. 9-10.

- Declaración de Viena sobre la Delincuencia y la Justicia: Frente a los Retos del Siglo XXI,

adoptada en el Décimo Congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del Delito yTratamiento del Delincuente, efectuada en Viena, 10ª 17 de abril de 2000. DocumentoA/CONF.187/4/Rev.3, en la página web: http://www.un.org/spanish/conferences/Xcongreso/particmedios.htm

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- “Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil(Directrices de Riad)”, en la página web:http://www.ohchr.org/spanish/law/directrices_riad.htm

- “El Alto Índice de Criminalidad en México”, en la página web:

http://www.belt.es/noticias/2004/julio/13/mexico.htm - “El Crimen como Síntoma de una Enfermedad Social”, en la página

web:http://www.coparmex.org.mx/contenidos/publicaciones/Entorno/2000/octubre/mexico.htm[Accesada el 19 de julio de 2006].

- “Gemeinschaft and Gesellschaft”, en la página web:

http://en.wikipedia.org/wiki/Gemeinschaft_and_Gesellschaft

- “Medios de Comunicación, Política y Opinión Pública”, en la página web:http://www.eldiariodeparana.com.ar/imagen/segundopremio.pdf

- Principios Rectores en Materia de Prevención del Delito y Justicia Penal en el Contexto del

Desarrollo y de un Nuevo Orden Económico Internacional, adoptados en el SéptimoCongreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento delDelincuente, celebrado en Milán del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1985”, en la páginaweb: http// www.poder-judicial.go.cr/salatercera/disco/tratados/tint52.htm

- “Public Opinion”, en la página web: http://en.wikipedia.org/wiki/Public_opinion

- “Tercera Encuesta Nacional sobre Inseguridad 2005 (ENSI-3)”, en la página web:

http://www.streamload.com/icesi/EL/JV06D7YQET/ENSI-3_2005__-_ICESI.pdf

- TOCORNAL, Ximena y MANZANO, Lilia, “”¿Víctimas de la Delincuencia o Víctimas delTemor?”, en la siguiente página web:http://www.elmostrador.cl/modulos/noticias/constructor/noticia_new.asp?id_noticia=177165

* Este ensayo obtuvo el primer lugar en el Primer Certamen Estatal Juvenil de Ensayo sobre Prevención del Delito 2006.** El autor es colaborador académico del Instituto de Especialización Judicial del Supremo Tribunal de Justicia del Estado deMichoacán.[1] Tal como lo confirma el diagnóstico que sobre criminalidad en México fue realizado por el Consejo Ciudadano para Seguridad

Pública y la Justicia Penal, A.C., y que contó con el apoyo de instituciones académicas tales como el Instituto de InvestigacionesJurídicas de la UNAM, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. y laComisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos. Un resumen de dicho diagnóstico puedeser consultado el la siguiente página web: http://www.belt.es/noticias/2004/julio/13/mexico.htm [Accesada el 17 de julio de 2006].[2] En este sentido, también se ha llegado a afirmar que la actual “crisis de seguridad” que se experimenta en el mundo –y no

únicamente en México o en Michoacán– ya dura más de dos décadas, reiterándose que la percepción social es que los índices decriminalidad no han decrecido, sino aumentan. Cfr. “El Crimen como Síntoma de una Enfermedad Social”, documento disponible enla página web: http://www.coparmex.org.mx/contenidos/publicaciones/Entorno/2000/octubre/mexico.htm [Accesada el 19 de juliode 2006].[3] De acuerdo con los resultados que arrojó la Tercera Encuesta Nacional sobre Inseguridad Pública en las Entidades Federativas

(ENSI-3, diciembre de 2004), realizada por el Instituto Ciudadano de Estudio sobre la Inseguridad, A.C., el 54% de los mexicanos sesienten inseguros y han modificado sus hábitos por dicha causa. Así mismo, 85% de la población considera que el índice decriminalidad ha aumentado. La misma encuesta indica que la ciudadanía percibe que los delitos con mayor incremento son los quetienen que ver con el narcotráfico (especialmente la modalidad denominada “narcomenudeo”), el robo de vehículos y el robo oasalto a casas-habitación. El dictamen se encuentra disponible en la página web:http://www.streamload.com/icesi/EL/JV06D7YQET/ENSI-3_2005__-_ICESI.pdf [Accesada el 17 de julio de 2006].[4] No solamente implican un costo excesivo que debe asumir la ciudadanía a través del correspondiente pago de impuestos, sino

que, además, el daño social –e individual, debo añadir– ya está hecho, no importando que a los sujetos pasivos del delito se lespueda resarcir o compensar, aún en los casos en que ello sea posible, ni tampoco es relevante que los sujetos activos del injusto seanacreedores a los medios de sanción o de naturaleza correctiva y de readaptación social, puesto que, como se puede apreciar, lacomisión de los ilícitos materializa consecuencias extremadamente graves. Cfr. BARRITA LÓPEZ, Fernando A., Manual deCriminología, Editorial Porrúa, México, 1996, pp. 59-72.

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19/10/2015 La Formación de la Opinión Pública: Condicionante para el Desarrollo de una Cultura Ciudadana de la Prevención del Delito

http://www.unla.mx/iusunla23/reflexion/La%20Formaci%C3%B3n%20de%20la%20Opini%C3%B3n%20P%C3%BAblica.htm 10/11

[5] Así en este sentido encontramos que la palabra “opinión” proviene del latín opinionem, que significa, “juicio”, “manera de

pensar sobre un tema”. La opinión pública es la manera de pensar más extendida en una sociedad. Vid. El Pequeño LarousseIlustrado, México, 1999, p. 734.[6] El concepto de esfera pública fue acuñado por el filósofo alemán Jürgen Habermas, bajo la noción de que la misma debía tener,

como características, permitir acceso universal a todos los ciudadanos, propiciar un debate racional respecto de los temas que seabordasen y, finalmente, incluir todos aquellos aspectos que incidieran en el interés de la colectividad. Cfr. “Public Opinión”, en lapágina web: http://en.wikipedia.org/wiki/Public_opinion [Accesada el 17 de julio de 2006].[7] En el sentido original del término forum, que denota el lugar de la urbe romana donde los ciudadanos se reunían para discutir los

asuntos públicos y que servía, asimismo, de sede a los edificios administrativos y de gobierno.[8] Como es el caso de la Constitución mexicana del 5 de febrero de 1917, cuyo artículo 6º indica: “La manifestación de las ideas no

será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero,provoque algún delito, o perturbe el orden público”.[9] En tal virtud, considero oportuno señalar la diferencia que existe entre “opinión pública” y “opinión del público”. La primera se

constituye por la incorporación de ideas y concepciones extraídas de la esfera pública, pero a la que se les dota de uniformidad,estructurando una manifestación eidética especifica, misma que implica la adopción de una postura determinada frente a temasconcretos. La segunda se refiere, esencialmente, al conglomerado de ideas y concepciones derivadas de la libre circulación deenfoques acerca de un tema concreto. La diferencia esencial entre una y otra es que la opinión pública cuenta con una estructuracoherente, independientemente de la postura que adopta, y es emitida por entidades calificadas para ello –por ejemplo los medios decomunicación–, mientras que la opinión del público se encuentra desarticulada, carece de unidad estructural y es fruto de laagregación de ideas y concepciones individuales que se manifiestan a través de mecanismos que carecen de base científica –porejemplo, el rumor, el chisme, etc.–.[10]

Sociedades en el sentido de Gesellschaft, esto es, grupos humanos en donde el elemento de cohesión es el interés material asícomo la búsqueda de superación individual. La noción de Gesellschaft se opone a la de Gemeinschaft, pues esta última hacereferencia a los grupos humanos que se forman por el interés de la superación no sólo individual, sino, además, grupal. Lo anteriorsignifica que la Gemeinschaft constituye verdaderas comunidades (Tal es el caso de la familia, comunidad cuyos objetivos deintegración persiguen no únicamente el desarrollo individual de los individuos que la conforman sino también el desarrollo delgrupo en sí). Cfr. “Gemeinschaft and Gesellschaft”, en la página web: http://en.wikipedia.org/wiki/Gemeinschaft_and_Gesellschaft[Accesada el 18 de julio de 2006].[11]

Se les denomina medios puesto que su naturaleza destaca que son meros instrumentos a través de los cuales se transportan ydifunden ideas, acciones, mensajes y conceptos. Son masivos puesto que la “relación impersonal entre emisor y receptor […] permiteemitir mensajes simultáneamente a gran cantidad de receptores […] (tales son) la televisión, la radio, los diarios, las revistas y estatodavía en discusión si lo es internert […]”. Cfr. “Medios de Comunicación, Política y Opinión Pública”, en la página web:http://www.eldiariodeparana.com.ar/imagen/segundopremio.pdf [Accesada el 17 de julio de 2006].[12]

Tal como Niklas Luhmann lo señala al indicar que “[…] los medios de comunicación son los principales directores de orquestade la construcción del espacio público […]”. Cfr. AGUILAR BONILLA, Oscar, “El Impacto de los Medios de Comunicación en laOpinión Pública”, disponible en la página web: http://www.monografias.com/trabajos16/impacto-medios-comunicación/impacto.medios-comunicación.shtml [Accesada el 10 de julio de 2006].[13]

Idem.[14]

En la perspectiva teórica de la comunicación el esquema de dicho fenómeno se integra por un emisor, por un receptor, elmensaje que es objeto de la emisión y el medio a través del cual se transmite el mensaje.[15]

De ahí que para Luhmann la opinión pública constituya, en si misma, la “estructura temática de la comunicación pública”. Cfr.AGUILAR, op. cit.[16]

Idem.[17]

Tal como lo destaca Ascanio CAVALLO, en relación al medio chileno del que, no obstante, puedo hacer extrapolación paraaplicarlo al contexto nacional mexicano. Cfr. “Medios de Comunicación y Delicuencia”, en página web:http://www.uai.cl/p4_home/site/pags/20030825123512.html [Accesada el 19 de julio de 2006].[18]

En este sentido, resulta particularmente interesante lo que menciona CAVALLO al señalar que “(los medios masivos decomunicación) no tienen por que hacerse cargo de la solución de los problemas sociales. No es esa su función, ni primordial nisecundaria”. El autor llega a subrayar, incluso, que el sesgo que los medios masivos de comunicación –en este caso, la prensa– ledan a la difusión de los hechos delictivos cometidos –usualmente sensacionalista– más que favorecer la concientización colectiva –es decir, adoptar un papel de naturaleza preventiva–, fomenta la segregación y la desigualdad sociales. Cfr. idem.[19]

Idem.[20]

Cfr. TOCORNAL, Ximena y MANZANO, Lilia, “”¿Víctimas de la Delincuencia o Víctimas del Temor?”, documentodisponible para su consulta en la siguiente página web: http://www.elmostrador.cl/modulos/noticias/constructor/noticia_new.asp?id_noticia=177165 [Accesada el 19 de julio de 2006].

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[21] Cfr. idem. Las autoras indican que “El énfasis excesivamente alarmista con que pueden darse a conocer ciertas informaciones,

ayuda a asentar en la opinión pública la noción de que existe un solo camino para enfrentar el fenómeno delictual […] Los mediospueden magnificar la desprotección en la que se encontrarían las personas y ello puede llevar a algunos a que decidan tomar la leyen sus manos”.[22]

Juicios paralelos, escarnio del probable delincuente (a quien no se le repara en caso de que la instancia judicial correspondientedetermine su inocencia), exhibición de las fallas e insuficiencias de los mecanismos gubernamentales de seguridad pública así comode procuración de justicia, entre otras.[23]

Cfr. DASTRES, Cecilia y MUZZOPAPPA, Eva, La Comunicación como Estrategia para Orientar a la Ciudadanía frente a laViolencia y la Criminalidad, Serie Documentos, Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana, Santiago de Chile, 2002, pp. 9-10.[24]

Como el caso específico de la Organización de Naciones Unidas, cuya Asamblea General ha adoptado la Resolución 45/112,de 14 de diciembre de 1990, que contiene las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil(Directrices de Riad). En especial, el punto 44 hace expresa referencia a que “Los medios de comunicación de la importancia de sufunción y su responsabilidad sociales, así como de su influencia […]”. Ciertamente el instrumento mencionado se refiere a laprevención de la delincuencia juvenil, pero sus principios y –recomendaciones– pueden aplicarse a la prevención del delito engeneral. Documento disponible en página web: http://www.ohchr.org/spanish/law/directrices_riad.htm [Accesada el 16 de julio de2006].[25]

Sectores especialmente vulnerables a las influencias de la delincuencia organizada son los niños, los jóvenes y losdesempleados. Ello no significa que se descuiden los demás núcleos poblacionales, pero la prioridad de las campañas mediáticasdebe incluir los mencionados en primer término. Cfr. el punto 24 de la Declaración de Viena sobre la Delincuencia y la Justicia:Frente a los Retos del Siglo XXI, adoptada en el Décimo Congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamientodel Delincuente, efectuada en Viena, 10ª 17 de abril de 2000. Documento A/CONF.187/4/Rev.3, disponible en la página web:http:// www.un.org/spanish/conferences/Xcongreso/particmedios.htm [Accesada el 12 de julio de 2006].[26]

La planificación de la acción gubernamental tiene, en este aspecto, una importancia clave, tal como lo reconoce el punto 14 delos Principios Rectores en Materia de Prevención del Delito y Justicia Penal en el Contexto del Desarrollo y de un Nuevo OrdenEconómico Internacional, adoptados en el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamientodel Delincuente, celebrado en Milán del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1985. Documento disponible en la página web: http//www.poder-judicial.go.cr/salatercera/disco/tratados/tint52.htm [Accesada el 12 de julio de 2006].[27]

Proyectos “Rede Viva Favela” y “Geraçao de Paz”.[28]

Proyectos “Vea el Cambio – Policías en Acción”, “Desarrollo, Seguridad y Paz – DESEPAZ” de la Ciudad de Cali” y “VIVAColombia. Viaja por Ella”.[29]

Proyecto “National Citizen’s Crime Prevention Campaign”.