la fiesta de los xv años

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Luz Pedro Abraham Peña Cedillo “La fiesta de XV años”

Contenido

Introducción....................................................................................................................1

Un poco de historia.........................................................................................................2

Los elementos y símbolos presentes...............................................................................2

La cuestión del Vals.......................................................................................................3

A manera de consideraciones finales.............................................................................3

Bibliografía.....................................................................................................................4

Luz Elena Jímenez Miraflores / Pedro Abraham Peña Cedillo “La fiesta de XV años”

Introducción

En la ciudad de México no es extraño encontrarse con una calle cerrada a causa del

festejo del quince aniversario de alguna jovencita del barrio, un festejo en el que participa

tanto la familia de la chica como la comunidad de vecinos de la misma. Aunque ésta es sólo

la cara más popular del festejo, pues bien se puede llevar a cabo en algún salón o jardín de

fiestas siempre que la familia tenga el recurso económico o pueda conseguirse un padrino

que pueda costear el precio del recinto.

La fiesta de XV años (y se podría añadir el matrimonio) en México es un evento de gran

importancia en la vida de algunas jovencitas que atraviesan por dicha edad. Existen varias

formas de aproximarse a un fenómeno tan complejo como este. Podemos tratar de

aproximarnos a él como un ritual de paso, pues, “es el momento en el que socialmente una

adolescente pasa de ser considerada una niña y se la se la concibe como una mujer”

(Saborío 2010 p. 28); también podemos decir que se trata de un ritual festivo, pues

“presenta un doble aspecto ceremonial y divertido; supone una reunión fuente de animación

e incluso de excitación; descansa generalmente sobre una tradición a la vez que permite una

ruptura de la continuidad cotidiana” (Maisonneuve, 1991 p. 59); también, en este sentido

podemos decir que es una fiesta estallido “breve, centrada en una atracción, una figura

protagonista, o reducida a una manifestación cultural o lúdica (banquetes, galas bailes,

recepciones…)” (Maisonneuve op. cit. p. 64); también podemos hablar de esta celebración

como un show o un espectáculo de lucimiento familiar “que permitirá mostrar el estatus

familiar mediante la parafernalia de la fiesta” (Barbosa 2008 p. 110)“en lo que se refiere a

las actitudes, la participación y la exaltación colectivas ceden el lugar a una forma de

consumo casi pasiva ante un espectáculo” (Maisonneuve ídem p. 64).

Podemos decir que se trata de un ritual de paso en el que se “celebra” a la mujer la edad

de la menarquía, es decir, que ha tenido su primera menstruación y está lista para entrar en

el “mercado matrimonial”, esto en la postura más tradicional del ritual pues “el cuerpo

sangrante anuncia al cuerpo gestante” (Barbosa 2008 p. 110).

Por otro lado, un elemento de vital importancia en este festejo es el vals y los bailes a los

que éste acompaña, pues está presente a lo largo de toda la celebración: el vals con los

chambelanes, con el padre, en la “ceremonia de coronación”, en la entrega de la última

Luz Elena Jímenez Miraflores / Pedro Abraham Peña Cedillo “La fiesta de XV años”

muñeca, en la ceremonia del primer zapato de tacón, en fin, siempre se puede decir que es

parte fundamental del soundtrack de unos quince años. La celebración de los XV años en

América Latina sobre todo, es tan importante como los "dulces XVI" en EEUU, estos ritos

tienen la función de celebrar un día determinante para las jóvenes, el cual marca la

transición de la niñez a la juventud. En el presente trabajo intentaremos hablar de todas

estas cuestiones de manera breve y concisa.

Un poco de historia

Erase una vez una quinceañera…

Para el ser humano como ser social, es de vital importancia el celebrar el paso de una

etapa de la vida a otra, en este caso, el paso de la niñez a la edad adulta, está marcada con la

necesidad de realizar diferentes rituales, entre los cuales podemos contar la fiesta de XV

años.

El origen de la fiesta de XV años como tal permanece incierto, y por desgracia desde

México se cuenta con una nula investigación sobre el tema. Si bien Mayabel Saborío en su

artículo “la quinceañera un fenómeno de transculturación e interculturalidad” nos relata la

misma dificultad de conseguir una bibliografía especializada en el tema, nos dice también

que desde los Estados Unidos las investigadoras México-americanas sí se han ocupado de

éste.

De este modo investigadoras como Hoyt Palfrey encuentran los orígenes del festejo en la

época prehispánica (Saborío, 2010 p. 28) cuestión que es por demás dudosa; si bien los

pueblos originarios tenían un ritual para la transición de una jovencita a la edad adulta,

esta tenía un carácter mucho más privado y en ella los padres le explicaban a la jovencita el

papel que había de cumplir y los retos a los que se había de enfrentar como madre y como

esposa. En este sentido sólo tiene que ver con el hecho del tránsito de la niñez a la vida

adulta, pues “si pensamos en las fiestas de quince años actuales, poco tienen que ver con

esa costumbre” (Saborío op. cit. P 28).

En la época colonial, continua la misma autora (Saborío), había huérfanas a quienes

algún rico español había concedido una dote, estas jovencitas desfilaban por la Ciudad de

México el primer día del año, portaban un cartel en el cuello con la suma de su dote. Esto

les daba la “posibilidad” de salir de su estado de huérfanas y casarse con algún español

Luz Elena Jímenez Miraflores / Pedro Abraham Peña Cedillo “La fiesta de XV años”

pobre (ídem). Desde luego aquí no está presente la ritualidad ni la festividad, características

de las fiestas de quince que conocemos en la actualidad, aunque estas chicas, en efecto, ya

estaban listas para casarse.

La hipótesis más aceptada es que es una costumbre de origen europeo, relacionada con

la presentación de las jovencitas en las cortes europeas, sobre todo con los “bailes de

debutantes” que se realizaban en la alta sociedad con la finalidad de colocar a las jóvenes

con un buen partido y crear o fortalecer alianzas económicas, acceder a posiciones de

carácter de nobleza, etc. Maricel Presilla (periodista e historiadora de las tradiciones

culinarias) asegura que la emperatriz Carlota fue quien trajo esta tradición a México,

aunque de ello no hay referencias fidedignas. El debut de las jóvenes seria la base con la

que sus padres podrían arreglar un buen matrimonio, por lo que la necesidad de demostrar

todas las cualidades, tanto físicas como sociales de las jóvenes, es uno de los aspectos que

aun en nuestro tiempo se conservan.

Araceli Barbosa nos comenta: “resulta paradójico que esta tradición de arraigo popular

en la sociedad mexicana continúe sus precedentes históricos como el producto de modas

extranjeras, derivadas, en principio, del efímero imperio de Agustín I –Agustín de

Iturbide–, posteriormente de la invasión francesa y, por consecuencia, del establecimiento

del imperio d Maximiliano de Habsburgo copiadas más tarde por el porfiriato” (Barbosa

2008, pp. 110-111).

Por lo tanto podemos decir que esta tradición se remonta a principios del siglo pasado,

en este rito se presentaban a las jóvenes que estaban en edad para el matrimonio, esto en

base a unas de las tradiciones europeas, donde las muchachas solteras se presentaban a la

sociedad por medio de un baile, bailaban en público su primer vals.

Como vemos, en América Latina en general y en México en particular, esta costumbre a

veces se considera un remanente de las costumbres aztecas, mayas o quechuas y a veces

como una traición que tiene su origen en los bailes de la alta sociedad europea y una

herencia de la influencia francesa en los tiempos de don Porfirio Díaz.

Refiriéndonos sólo al caso de México, las fiestas de XV años, sigue siendo para muchas

jóvenes (sobre todo en los estratos populares) el “más grande anhelo”, aun que también es

cierto que esta tradición se ha ido perdiendo en algunos grupos sociales, su importancia

como rito de transición es innegable.

Luz Elena Jímenez Miraflores / Pedro Abraham Peña Cedillo “La fiesta de XV años”

No está de más mencionar que este tipo de ritual/fiesta/espectáculo; estos bailes en los

que se presentaba a las adolescentes como disponibles para el “mercado matrimonial”

estuvieron tradicionalmente ligados a las clases dominantes latinoamericanas y “alrededor

de los años cincuenta del siglo pasado se fueron permeando a las clases populares. Hoy en

día, en México, están en total desuso en el grupo social del que provinieron” (Saborío, 2010

p. 29), aunque se tiene noticia de que en el estado de Yucatán, en la ciudad de Tizimín se

celebra una cena baile que se conoce con el nombre de “baile de debutantes” en la cual, los

grandes ganaderos comerciantes importantes o profesionales destacados “presentan en

sociedad” a aquellas de sus hijas que en el transcurso del año cumplirán quince años. En

otras ciudades del mismo estado la edad e las mujeres varía entre los quince y dieciocho

años. Sigue siendo un baile exclusivo para la elite (Sarricolea, 2009 p. 14).

En cuanto al carácter festivo y de espectáculo presentes en este festejo no se necesita una

rebuscada forma de presentaros pues en realidad el desenvolvimiento del festejo habla por

sí mismo.

En lo que respecta al carácter particular que tiene como rito de paso, podemos decir que

sí cubre con las tres etapas o momento fundamentes que plantea Arnold Van Gennep para

este tipo de rituales: La separación, la marginalidad y la reintegración. En el primer

momento la persona es separada del grupo de pertenencia, la chica estará acompañada de

algunas mujeres, sin contacto masculino, mientras se la peina y maquilla, etc. En el

segundo se efectúa el rito de paso como tal, al margen de la sociedad y en presencia de

algunas personas encargadas de iniciar a la joven en su nuevo estatus social, este paso se da

durante las ceremonia religiosa y durante la fiesta como tal y, finalmente, se le reintegra a

la sociedad, al terminar la fiesta se reintegra investida de su nueva identidad (reconocida

socialmente como mujer) y su vida cotidiana seguirá su curso (Favier, 2011 p. 54).

Los elementos y símbolos presentes

En un primer momento está el corazón de flores, mismo que debe ser instalado en la

noche anterior o en la mañana del evento, pues anuncia al barrio que en esa casa hay una

quinceañera que festeja y dado que la ostentación (o la pretensión de despilfarro, aunque

para ello se gasten grandes sumas de dinero, costeadas gracias a préstamos o adquisición de

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deudas o recurriendo a la presencia del padrinazgo, como una especie de solidaridad

financiera) también es parte importante del evento el hacer saber a toda la comunidad

acerca del festejo es una parte muy importante.

En algunos casos (no en todos) aun se celebra una misa de acción de gracias, en la que el

sacerdote o líder religioso dirige algunas palabras a la quinceañera.

Sin duda alguna el elemento principal para esta celebración es el cuerpo/sujeto

femenino; pero no cualquier cuerpo, es un cuerpo con características espéciales: es un

cuerpo que recién ha comenzado a dar vistas de madurez, es un cuerpo parcial, por decirlo

de algún modo, pues aun ni siquiera ha terminado de crecer, de desarrollarse. Es el que nos

indica que estamos ante un sujeto que se convertirá en mujer. A la par del cuerpo/sujeto de

celebración, sin el que obviamente no haría fiesta de quince años, se necesita la presencia

del vestido; un elemento que tampoco se puede relegar pues el “elemento distintivo”,

símbolo que anuncia que se está ante una fiesta de quince años. Su presencia es

fundamental con o sin el consentimiento de la propia quinceañera (Cervín, 2012 p. 2). Si

bien se han modificado las tendencias en los últimos tiempos con respeto a la confección

del vestido, éste sigue siendo muy particular, ya que emula a los vestidos de las princesas

europeas o incluso a las “princesas de Disney”. Dicho lo anterior podemos afirmar que “el

vestido es el símbolo de la ‘verdadera’ quinceañera. Negarse a ponérselo equivale a

rechazar la fiesta” (Lestage, 2011, 290).

En fin, como afirma Mariela Chervín (2012 p. 11) vestido y quinceañera son

impensables por separado al momento de la fiesta. El vestido hace a la quinceañera y hace

su cuerpo, le provee de otra sensibilidad, de un sentido de la percepción diferente; el

vestido hace la fiesta y la fiesta requiere de un vestido: ese vestido hace el busto de la

quinceañera y oculta sus caderas, sus partes inferiores, en determinados momentos rituales;

y también un segundo vestido corto descubre/hace cuerpo cuando esa misma quinceañera

habilita que sus piernas al descubierto ocupen la pista de baile.

Otro elemento de importancia es el discurso de “presentación en sociedad” dirigido por

lo general de parte de padre hacia la audiencia con el fin de que su hija sea reconocida

como mujer ante la comunidad.

A la par del cuerpo femenino y el particular vestido a lo largo del festejo aparecerán

diversos objetos relacionados con la forma en que tradicionalmente se considera se vive la

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feminidad. Por ejemplo, se le permitirá a la joven utilizar maquillaje, calzar zapatos de

tacón alto (incuso hay reservado un momento especifico del ritual para hacerlo), utilizar

ropa sensual; en un segundo momento de la celebración: “la coreografía” (producto de una

modificación de la tradición original) en el que “la sensualidad, el eventual erotismo de la joven

es permitido, incluso, aconsejado y se le enseñarán las maneras femeninas que supuestamente

gustan a los hombres. Esto no es un secreto, el objetivo es que la quinceañera aparezca como una

mujer deseable” (Favier, 2011 p. 66).

La corona, al igual que el zapato de tacón, y para la cual también hay un momento especifico

para empezar a portarla, “hace referencia al ascenso social, económico y simbólico de la joven y de

su familia, convirtiéndose en una familia real” (Favier, 2011 p. 66) por lo que podemos decir que la

fiesta de XV años también es un rito de paso para la familia.

Otro elemento fundamental presente en la celebración de los XV años es la figura del

chambelán, a pesar de que la celebración es más que nada para la mujer, los jóvenes quinceañeros

no quedan exentos de este rito, ya que muchas veces los chambelanes que acompañan a la joven son

compañeros de escuela, los cuales también son quinceañeros y su importancia es a veces ignorada.

Este rito es también una forma de reforzar los estereotipos de género ya que “muchas de las

maneras en las que aprendemos como ser hombre y mujer en una sociedad, no provienen

necesariamente de discursos explícitos, sino de la experiencia no explícita de vivir en un mundo de

objetos” (Joyce 2008, p. 20 citado en Cervín 2012 p. 5). Aunque, la cualidad de la fiesta, como

transgresora o inversora de la realidad sensible, permite que mientras ellas son hermosas princesas y

ellos apuestos caballeros, representación en la que su relación es de idealización romántica, muy

diferente a la realidad encontrada en las calles, también se permite invertir los papeles, ya que es

ella quien es el centro de atención y quien es atendida por todos.

La cuestión del Vals

Si bien “En una fiesta de quince años [en la actualidad] llamamos “vals” a una canción

acompasada, romántica, que puede ser un vals, una balada o una melodía New Age

acompañada de una coreografía que la joven preparó junto con sus chambelanes dos o tres

meses antes de la fiesta” (Favier, 2011 p. 59) es innegable la importancia del Vals en esta

celebración, a pesar de que esta danza de originó de los bailes "Nachtnaz" , en los siglos

XII y XIII, los cuales eran interpretados por campesinos, este tipo de baile era aceptado por

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la nobleza, pero fue hasta el Siglo XVIII, que la danza fue tomada como propia de la

nobleza. Se considera que el nombre de vals, se derriba de la palabra alemana "Walzen",

que era el típico baile nupcial.

Algunos consideran que existen 3 tipos de vals, el vienes, el inglés y el francés, siendo

la diferencia la velocidad en la que se baila, cuando el vals se convirtió en un bailes de

salón, la forma en que los danzantes se colocaban se hizo muy importante.

En el vals se baila en una pose "elegante" y erguida, y se debe estar completamente recto

tratando de no mover los hombros, ni los brazos, ni las caderas.

La mano derecha del caballero se sitúa en la espalda de la dama, y la mano izquierda

sujeta la mano izquierda de su pareja, que apoya su brazo sobre el del hombre, esta es la

postura aceptada para bailar un vals.

Existen muchos valses famosos pero sin duda el Danubio azul de Johann Strauss, es de

los más conocidos junto con el vals del emperador, sangre vienesa etc.

Las costumbre europeas fueron trasladadas a América, dando como resultado la creación

de diversas variantes, como el vals peruano, venezolano, brasileño, ecuatoriano y el pasillo

colombiano. Algunas canciones de mariachi también es un tipo de vals, al ser interpretadas

en una métrica de ¾.

En México el vals sigue siendo considerado un baile para la clase alta, por lo que en los

XV años, es obligatoria que se baile, ya que la joven es considera una princesa en este día.

Tradicionalmente deben ser cuatro o cinco vals, cada uno con un significado simbólico muy

importante.

El primer vals es el de "la presentación" en donde la joven se muestra a todos los

invitados, después de este vals sigue el del "ultimo juguete" en el cual se le hace entrega de

una muñeca o peluche, esto se podría interpretar como la despedida de la niñez.

Después de este siguen los vals del "primer zapato de tacón" y el de la "coronación", en

estos vals la joven es calzada con zapatillas, tipo cenicienta, lo cual marca el ingreso a la

vida adulta, además se le da la corona que la identifica como una joven princesa, al menos

durante lo que dura la fiesta.

El ultimo vals es el de "Los padrinos" donde la joven baila con sus padrinos,

tradicionalmente es solo con los padrinos pero en la mayoría de los casos la joven baila con

todos los hombres presentes en la fiesta, este Vals es el más importante, ya que la joven a

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terminado su transformación, y ahora es reconocida como una mujer lista para el

matrimonio, o por lo menos para las responsabilidades de la vida adulta.

En la actualidad, después de bailar los valses reglamentarios la joven es libre de cambiar

su atuendo para poder interpretar danzas más modernas y de su gusto, todo esto con

coreografías ya establecidas ensayadas a lo largo de semanas o meses con la ayuda e un

coreógrafo.

En el vals sobre todo, la presencia de los jóvenes no puede ser sustituida además de que

los hombres al igual que las mujeres se disfrazan e interpretan un papel diferente al que

tiene todos los días en la vida real.

El baile siempre ha sido parte fundamental de las dinámicas sociales, por lo que su

importancia en los ritos de paso es muy clara, muchas son la culturas que realizan ritos de

paso para las jóvenes y los jóvenes.

Y aunque en la actualidad la fiesta de XV años ya no es una forma de venta, muchas de

las jóvenes siguen utilizando estas reuniones como escenario para mostrar su sensualidad,

tanto a hombre como a mujeres.

A manera de consideraciones finales

Como se ha tratado de exponer a lo largo del presente trabajo, para muchas jóvenes

mexicanas los XV años y el matrimonio son el mayor sueño, la ilusión de sentirse princesas

por unas horas, es la única motivación que se tiene dentro de una realidad cada vez más

difícil. Pese a que en la actualidad se puede elegir entre fiesta de XV años, viajes a

diferentes lugares o incluso se puede pedir un carro, (a pesar de que es ilegal manejar a los

15 años) la importancia de marcar esta edad como el paso a la edad adulta es algo presente

en toda la sociedad.

Para el ser humano como ser bio-psico-social, es de vital importancia el celebrar el paso

de una etapa de la vida a otra, en este caso, el paso de la niñez a la edad adulta, está

marcada con la necesidad de realizar diferentes rituales, entre los cuales quizá el más

notorio, desde nuestro mundo de la vida, es la fiesta de XV años.

Esta tradición se remonta a principios del siglo pasado, en este rito se presentaban a las

jóvenes que estaban en edad para el matrimonio, esto en base a unas de las tradiciones

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europeas, donde las muchachas solteras se presentaban a la sociedad por medio de un baile,

bailaban en público su primer vals en el que el debut de las jóvenes seria la base con la que

sus padres podrían arreglar un buen matrimonio, por lo que la necesidad de demostrar todas

las cualidades, tanto físicas como sociales de las jóvenes, es uno de los aspectos que aun en

nuestro tiempo se conservan.

La fiesta de quince años, es un verdadero rito de paso a través del cual la niña vestida de

un suntuoso vestido, rodeada de sus chambelanes, entrará públicamente a un nuevo estatus:

el de mujer. A la celebración a la cual serán invitadas centenares de personas, representa un

esfuerzo financiero importante para la familia.

Bibliografía

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