la famili gÓmea z de cervantesaleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/24909/1/... · en 1721 el...

36
LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES LINAJE Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO COLONIAL Paul GANSTER Universidad de Costa Rica ERA POCO COMÚN en el México colonial que una familia prominente pudiera mantener su estatus a lo largo de varias generaciones, pues lo normal era que las familias subieran y bajaran constantemente en la escala social. La economía daba vueltas y no se podía contar con la seguridad de que los hijos varones llegaran a la edad adulta, de modo que era tarea difícil la de lograr que una familia se mantuviera en un nivel elevado social y económicamente. Los datos más recientes tienden a sugerir que la fortuna de la mayoría de las familias difícilmente sobrevivía por varias generaciones. 1 El estudio de la familia Gómez de Cervantes nos permite aproximarnos al caso extraordinario de un linaje mexicano que logró combinar con éxito una serie de medidas para preservar su posición. Los fundadores del clan llegaron a la Nueva España en la época de la conquista y la familia siguió siendo prominente hasta principios del siglo XIX, en que Lino de ios miembros de la décima generación firmó el acta de independencia. 2 La familia Gómez de Cervantes despertó mi interés mientras realizaba una investigación acerca de la historia social de los clérigos del siglo XVIII y estudiaba la ca- rrera de Nicolás Carlos Gómez de Cervantes, miembro del 1 Vid. KICZA, 1979. Otros casos de movilidad descendiente son analizados por BRADING, 1975, p. 30; MARTÍNEZ PELÁEZ, 1972, pp. HOss; MACLEOD , 1973, pp. 132ss., 321-322. Véanse las explicaciones sobre siglas y referencias al final de este artículo. 2 GARCÍA CARRAFFA, 1952-1961, xxIV, p. 117. 197

Upload: others

Post on 03-Jul-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

L A F A M I L I A GÓMEZ D E C E R V A N T E S

L I N A J E Y S O C I E D A D E N E L M É X I C O C O L O N I A L

P a u l G A N S T E R

Universidad de Costa Rica

E R A POCO C O M Ú N en e l México co lon ia l que u n a f a m i l i a

prominente pud ie ra mantener su estatus a lo largo de varias

generaciones, pues lo n o r m a l era que las famil ias subieran

y bajaran constantemente en l a escala social. L a economía

daba vueltas y no se podía contar con l a seguridad de que

los hijos varones l legaran a l a edad adulta , de modo que

era tarea difícil l a de lograr que u n a fami l i a se man tuv ie ra

en u n n i v e l elevado social y económicamente. L o s datos más

recientes t ienden a sugerir que l a for tuna de l a mayoría de

las famil ias difícilmente sobrevivía por varias generaciones. 1

E l estudio de l a f ami l i a Gómez de Cervantes nos permite

aproximarnos a l caso ex t raord inar io de u n l inaje mexicano

que logró combina r con éxito u n a serie de medidas pa ra

preservar su posición. L o s fundadores del c l an l legaron a l a

N u e v a España en l a época de l a conquis ta y l a f ami l i a siguió

siendo p rominen te hasta p r inc ip ios del siglo XIX, en que

Lino de ios miembros de l a décima generación firmó el acta

de independencia . 2 L a fami l i a Gómez de Cervantes despertó

m i interés mientras real izaba u n a investigación acerca de l a

h is tor ia social de los clérigos del siglo XVIII y estudiaba l a ca­

r rera de Nicolás Car los Gómez de Cervantes, m i e m b r o de l

1 Vid. KICZA, 1979. Otros casos de movilidad descendiente son

analizados por BRADING , 1975, p. 3 0 ; M A R T Í N E Z P E L Á E Z , 1972, pp.

HOss; M A C L E O D , 1973, pp. 132ss., 321-322. Véanse las explicaciones

sobre siglas y referencias al f inal de este artículo. 2 G A R C Í A C A R R A F F A , 1952-1961, xxIV, p. 117.

197

198 PAUL GANSTER

cab i ldo catedralicio de México más o menos de 1711 a 1723,

y l a de su sobrino Francisco X a v i e r Gómez de Cervantes,

m i e m b r o de l a mi sma corporación desde 1734 hasta su muer­

te en 1759. P ron to me d i cuenta de que l a mejor manera de

comprender l a v i d a y l a carrera de estos dos clérigos n o era

viéndolos i nd iv idua lmen te s ino como producto de las prácti­

cas y tradiciones acumuladas por más de u n siglo en u n a

p rominen te f ami l i a mexicana . E n este ensayo examinaré l a

h i s to r i a de l a f ami l i a y las vidas de dos de sus representantes

d e l siglo XVIII. C o m o será necesario referirse a i nd iv iduos

c o n nombres similares y a complicados nexos de parentesco,

ofrezco u n a imagen s impl i f i cada de l l inaje de los Gómez de

Cervantes en l a gráfica 1.

L a f a m i l i a Gómez de Cervantes fue parte de l a élite,

pero no contamos con u n a definición satisfactoria de l a élite

de l a sociedad co lon i a l h ispanoamericana . 3 L o que se ve a

p r i m e r a vista, s in embargo, es que u n solo cr i ter io no es

suficiente para def in i r e l estatus de l a élite o del g rupo

de rango más alto en l a sociedad. S i se toma como base l a

ocupación, las excepciones son tantas que su u t i l i d a d es

mínima. E n t r e los hacendados, po r ejemplo, se incluían des­

de u n poderoso terrateniente hasta u n a persona de condición

relat ivamente modesta. L o mismo ocurría en e l caso de ocu­

paciones como l a de clérigo, abogado o comerciante: todas

incluían variados tipos sociales y podían incluso exc lu i r a

elementos de l a cúspide de l a sociedad. 4 L a r iqueza tampoco

era u n b u e n ind i cado r de l estatus social, ya que hay ejem­

plos de nuevos ricos que no eran socialmente aceptables

8 Para algunos comentarios sobre esta literatura, vid. KICZA, 1979;

BURKHOLDER, 1978, pp. 290-295. Vid. también STONE, 1971, p. 60 ,

para problemas de clasificación de individuos y familias. 4 John Tutino señala que las familias extremadamente ricas que

poseyeron redes de latifundios en el México colonial tardío no animaron

a sus hijos para que ingresaran en carreras de la iglesia secular. Aparen­

temente estas pocas familias fueron tan acaudaladas que no creyeron

necesario limitar el número de sus hijos aunque demandaran impor­

tantes recursos financieros de la familia. TUTINO, 1976.

200 PAUL GANSTER

y de viejos nobles empobrecidos que aún tenían suficiente

prestigio como para poderse casar con mujeres que podían

aportar grandes dotes, o de mujeres que s in contar con bue­

nas dotes podían encontrar buenos maridos. Los títulos de

nobleza o de Cas t i l l a no ofrecen tampoco u n camino seguro

para d i s t ingu i r a la élite. Los títulos fueron raros durante

las pr imeras décadas de l a colonia , aunque tanto en México

como en Perú su número se incrementó en el último tercio

de l a época colonia l , cuando de hecho cualquiera que tenía

suficiente dinero para comprar u n título podía ser noble,

ya que l a corona estaba en bancarrota. Peor aún, el estilo

de v i d a de las familias con o s in título era tan parecido,

y las mismas estaban a veces tan conectadas por lazos ma­

tr imoniales , que es casi impos ib le encontrar diferencias cua­

l i tat ivas entre ellas.

O t r o p rob lema que se presenta cuando se u t i l i z an cr i ­

terios de ocupación, prestigio o p rop iedad para determinar

e l estatus social es que estas categorías casi siempre se ap l i ­

can a los ind iv iduos . M e parece que en las colonias hispano­

americanas, a l menos en las altas esferas de l a sociedad, las

personas no se veían a sí mismas como ind iv iduos aislados,

s ino que se concebían como miembros de u n a u n i d a d más

a m p l i a , especialmente l a f ami l i a . Juzgaban a otros también

como componentes de grupos familiares. E l estatus de cual­

qu ie r persona reflejaba e l de su f a m i l i a y viceversa. P o r esta

razón los documentos coloniales están repletos de referencias

a famil ias . Es así que cua lqu ie r in tento por def inir o esta­

blecer los parámetros de l g rupo conocido como l a élite debe

considerar el fenómeno de l a f ami l i a .

U n a característica clave de las élites coloniales es que

compartían u n conjunto de valores o metas no necesaria­

mente ar t iculado, pero que se hace vis ib le en los patrones

que emergen del examen de sus decisiones grandes y pe­

queñas así como de sus acciones a corto y a largo plazo.

Cier tamente existen diferencias según l a región y el t iempo.

P o r ejemplo, entre más distante se estaba de l a conquista,

menos impor tan te era l a encomienda; entre más t iempo ha-

L A F A M I L I A GÓMEZ D E CERVANTES 201

bía res id ido u n a f ami l i a en las Indias, más oscuros eran sus

orígenes sociales en España. Las fluctuaciones económicas y

los cambios de las economías regionales hacían que las élites

apun ta l a ran de diferente manera su p r o p i a economía. 5

L o s criterios de estatus de las élites de l siglo XVI y p r i n ­

c ipios de l XVII son algo distintos de los de l período posterior.

E n l a p r imera etapa los sucesos de l a conquis ta predomina­

ban , y el estatus de conquistador, seguido m u y de cerca

p o r e l de encomendero, fueron m u y importantes. D e hecho,

e l n exo directo con l a generación de los conquistadores

siguió siendo de mucho prestigio en e l siglo XVIII, aunque

pocas fueron las familias que p u d i e r o n reclamarlo legítima­

mente. A u n q u e las encomiendas pe rd ie ron e l control de l a

fuerza de trabajo a mediados de l siglo XVI y para finales

de esa centur ia no eran más que u n a renta, s iguieron siendo

u n símbolo de estatus hasta e l siglo XVIII.6 E n l a transición

d e l per íodo de l a encomienda a l de l a hacienda notamos

también u n cambio su t i l de lo u rbano a l o r u r a l . 7 A pesar

de estas diferencias regionales y cronológicas, es posible de­

t e rmina r el conjunto de valores y criterios de las élites para

cua lqu i e r lugar y t iempo en hispanoamérica co lon ia l cuando

menos de u n a forma general, y m e d i r a las familias y a los

i n d i v i d u o s a través de estándares establecidos.

E n 1721 el virrey de l Perú, príncipe de Santo B o n o ,

compi ló u n a l is ta con los miembros de l a élite de L i m a y

ennumeró los atributos sociales y económicos más impor ­

tantes de los i nd iv iduos y sus famil ias . Santo B o n o tomó en

cuenta, entre otros criterios, títulos de nobleza, mayorazgos,

órdenes mil i tares , antigüedad de las famil ias (en relación

a l a conquis ta ) , oficios públicos, haciendas y chacras, oríge­

nes regionales, r iqueza y otros atr ibutos relacionados, pro-

5 Murdo MacLeod muestra esta cambiante base económica de la

élite centroamericana sobre el curso de los varios ciclos económicos.

M A C L E O D , 1973, passim. 6 Para la declinación de la encomienda en el centro de México,

vid. GIBSON, 1964, pp. 80-81. 7 LOCKHART, 1969, pp. 411-429, discute este cambio.

202 PAUL GANSTER

p iedad de obrajes y barcos, y participación en el comercio . 8

Estos elementos representan u n conjunto fijo de metas de

l a élite peruana de p r inc ip ios del siglo XVIII o de los que

aspiraban a pertenecer a e l la . Estos cri terios pueden ser ap l i ­

cados a México teniendo en cuenta diferencias regionales,

específicamente l a inclusión de otras fuentes de r iqueza

como l a minería. Otros rasgos de las élites que el virrey

no mencionó, pero que son aparentes en los estudios de las

sociedades coloniales del Perú y México , eran por ejemplo

l a bóveda funeraria famil iar , el patronazgo en u n convento

o en o t ra agrupación eclesiástica, las capellanías (que fun­

c ionaban como mini-mayorazgos) , u n a g ran casa u rbana con

esclavos y sirvientes (rasgo tan obv io que Santo B o n o no

pensó que fuera necesario regis t rar lo) , u n carruaje, ropa

f ina (de ahí las leyes suntuarias que prohibían que los

grupos bajos l a por t a ran ) , l a participación de los miembros

de l a f a m i l i a en las más importantes corporaciones del v i r re i ­

nato (militares, eclesiásticas, civiles, inquisición, etc.), edu­

cación (los colegios de más prestigio y los títulos universi­

tarios) , y u n a f inca en el campo. Esta última podía ser una

hac ienda o una pequeña labor o chacra. C o n frecuencia se

trataba de u n lugar de recreo cerca de l a c iudad en el que

se organizaban paseos o se pasaban vacaciones cortas; otras

veces se trataba de u n a p rop iedad lejana en l a cual l a fa­

m i l i a pasaba períodos largos. Otras características menos

concretas de las élites eran evidentes y estaban inc lu idas

dentro de l campo más amorfo de l reconocimiento público:

se podían concretar formalmente en l a compra de u n cargo

m u n i c i p a l como el de alférez real , que confería el derecho

a por ta r e l estandarte real y encabezar las procesiones pú­

bl icas . A u n n i v e l más i n f o r m a l podía tratarse de l a i nc lu ­

sión de u n i n d i v i d u o en l a comisión de notables encargada

de r e c i b i r a l virrey a su l legada a l a capi ta l .

D e esta manera, u n a definición de l estatus de élite en

el M é x i c o co lon ia l debe tomar en cuenta las categorías de

8 GANSTER, 1974, pp. 14-23.

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 203

prest igio, ocupación y p rop iedad en relación con e l i n d i ­

v i d u o , l a f a m i l i a o l inaje y los valores de l período estu­

d i ado . S i n embargo, los límites de l a élite nunca fueron

def in idos c o n precisión, y obviamente exis t ieron varias gra­

daciones dentro de el la . E l ascenso en l a escala social de­

pendía de l logro del mayor número de características ennu-

meradas a r r iba , y e l descenso social i nvo luc raba e l proceso

inverso. E n l a práctica, las famil ias que reunían u n buen

número de ellas o las combinaban apropiadamente podían

ser consideradas claramente como parte de l a élite, mientras

que las que tenían pocas o n i n g u n a de estas cualidades no

l o eran. Este ensayo no pretende demostrar los límites exac­

tos entre los que eran o no parte de l a élite: Simplemente

he creído necesaria esta discusión para i lus t rar e l n i v e l social

e n que se desenvolvió l a f ami l i a Gómez de Cervantes y para

sugerir algunos aspectos importantes de l proceso de mov i ­

l i d a d social . C o m o se verá, l a f a m i l i a Gómez de Cervantes

logró e l estatus de l a élite a p r inc ip io s de l a conquista y

p u d o mantener esta posición a l o largo de l período co lonia l .

L o s orígenes de l a f ami l i a se r emon tan por línea paterna

a l siglo xv , a l a f ami l i a Gómez de Cervantes de l a parro­

q u i a de O m n i u m Sanctorum en Sev i l l a . L a fami l i a era pro­

minen te ahí y entre sus miembros h u b o regidores de l ayun­

tamiento , u n cardenal arzobispo de Sev i l l a y varios caballeros

de Santiago. E l ascendiente i nmed ia to de l a f ami l i a mex i ­

cana era G o n z a l o de Cervantes, q u i e n fue corregidor de

Jerez de l a F ron te ra y de Car tagena en 1501 y a l parecer

participó en l a guerra de Granada . Él y su esposa Francisca

de Casaus, que provenía de u n a casa de l a nobleza sevil lana,

t uv i e ron seis hijos que fueron bautizados en l a pa r roqu ia de

O m n i u m Sanctorum. U n o de ellos, J u a n de Cervantes Ca ­

saus, estuvo a l servicio de l rey antes de sal ir a las Indias a

establecer e l l inaje que aquí se ana l iza . 9 Es tuvo de l l ado

9 Para el antecedente español eje esta familia y para la vida de Juan de Cervantes Casaus, vid* G A R C Í A C A R R A F F A , 1 9 5 2 4 9 6 1 , xxIv, pp, U7-121.

204 PAUL GANSTER

de las fuerzas reales durante l a revuelta de los comuneros en

Cas t i l l a y fue her ido dos veces. Más tarde, en l a Coruña,

ayudó a organizar l a a rmada que salió a Flandes. P o r éstos

y otros servicios se le otorgó u n a merced de ind ios en Puer to

R i c o . L u e g o se unió a l a corriente que emigró a México

e n 1524 c o n el puesto de factor y veedor encargado de fun­

dar l a r ea l caja de Panuco y l a Huasteca. Fijó su residencia

e n l a c i u d a d de México en fecha temprana y por e l lo sus

descendientes a f i rmaban que había sido u n o de los p r i ­

meros pobladores. L o s servicios de J u a n a l a corona y sus

contactos políticos le va l i e ron l a concesión de varías enco­

miendas, i nc luyendo Ilamatlán y A t l i h u e c i a n , así como l a de

T a m a z u n c h a l e . Es ta última pasó a l a corona después de 1643,

pero l a de Ilamatlán siguió en poder de l a f a m i l i a durante

cuatro vidas y sólo pasó a l con t ro l de l a corona a l a muerte

d e l capitán J u a n L e o n e l Gómez de Cervantes en l a década

de 1670. 1 0

E l conquis tador J u a n de Cervantes Casaus se casó con

L u i s a de L a r a Cervantes, h i j a de l comendador L e o n e l de

Cervantes —quien fue miembro de l a o rden de Santiago, con­

quis tador y poblador de l a N u e v a España, y posteriormente

ocupó los cargos de alcalde y regidor de l a c i udad de Méxi­

co— y de L e o n o r de A n d r a d a . 1 1 Este m a t r i m o n i o h a provo­

cado bastante confusión en relación con los orígenes de l a

1 0 Para información sobre estas encomiendas, vid. GERHARD, 1972, pp. 133, 355.

1 1 L a mejor fuente sobre esta familia es el prolongado "Testimonio de los recaudos e información de la calidad y méritos de los bachi­lleres don Pablo Gómez de Cervantes, presbítero, y don Nicolás Carlos Gómez de Cervantes, su h e r m a n o . . d e 1690, en AGÍ, Indiferente general, 133, núm. 3. Este documento contiene abundante información sobre la línea principal de la familia hasta 1690. A menos que se indi­que lo contrario, la información biográfica sobre la familia Gómez de Cervantes viene de esta fuente. Debido a inconsistencias en los docu­mentos consultados, los títulos de don y doña no se usaron en este estudio. Pero es probable que todos los Gómez de Cervantes estuvieran facultados legítimamente para usarlo, dados los orígenes de la familia en España,

L A F A M I L I A GÓMEZ -DE C E R V A N T E S 205

f a m i l i a Gómez de Cervantes en l a N u e v a España. A l g u n o s

de los miembros de las generaciones siguientes a f i rmaron

frecuentemente que el famoso comendador fue el fundador

de esta rama, pasando por alto a l menos p rominente J u a n de

Cervantes. L o s nexos matr imoniales que se establecieron

entre estas dos ramas y otra que discutiremos después h a n

hecho que l a genealogía sea aún más confusa. E l c l an del

siglo XVIII podía alegar también que descendía por lo menos

de otros tres conquistadores: A n t o n i o de Carbaja l , que llegó

a las Indias en 1509 con Diego Colón y capitaneó uno de los

bergantines usados en l a última bata l la de T e n o c h t i t l a n ;

F e r n a n d o de X e r e z (o Hernán Gómez de Je rez) , conquista­

d o r de Michoacán y encomendero de Zacapu ; y el bachi l le r

P e d r o de Sotomayor, encomendero de Pachuca . 1 2 L a f ami l i a

Gómez de Cervantes tuvo así ligas de p r i m e r a clase con l a

generación conquis tadora y esto le d io u n a base f irme a l a

fo r tuna fami l i a r .

E l conquis tador J u a n de Cervantes y su esposa L u i s a de

L a r a tuv ie ron u n a amp l i a progenie, ya que procrearon doce

hi jos —cuatro mujeres y ocho varones— que alcanzaron l a

edad adu l t a . 1 3 Dos de los hijos menores ingresaron a l clero.

J u a n de Cervantes estudió en u n a un ivers idad de l a penín­

su la y eventualmente ocupó los puestos de arcediano de l a

catedral de Guada la ja ra y de l a de México y llegó a ser

ob ispo de Oaxaca . Su hermano, Francisco de Cervantes, tomó

e l hábito de San Francisco, orden con l a que l a f ami l i a parece

haber estado más iden t i f i cada . 1 4 O t r o de los hijos, Gonza lo

Gómez de Cervantes, mejor conocido por su tratado acerca

12 Vid. nota I I y GERKARD, 1972, pp. 210, 271 , 3 4 6 ; FERNÁNDEZ

DE RECAS, 1965, pp. 34, 256. 1 3 Para información sobre esta generación, vid. SCHWALLER, 1981;

GARCÍA CARRAFFA, 1952-1961, x x i v , pp. 117-121; GERHARD, 1972,

p . 133. 1 4 L a función de l a iglesia como medio para proveer beneficios a

aquellos niños cuyas familias no podían invert ir suficiente dinero para

asegurarles carreras seculares y matrimonios adecuados es analizada en

GANSTER, 1974, pp . 1 9 5 4 9 7 , y también en G A N S T E R , 1978,

206 PAUL GANSTER

de l a v i d a económica y social de l a colonia , d i o or igen a

otra r ama de l a f ami l i a que tuvo p rominenc i a por l o menos

hasta fines del siglo XVII y que estuvo conectada con l a r a m a

p r i n c i p a l a través de enlaces mat r imonia les . 1 5

Desde sus pr imeros días en México los Gómez de Cer­

vantes tomaron medidas tendientes a l a sobrevivencia y pros­

per idad d e l l inaje . L a f ami l i a residió en l a sede de l poder

en l a c i u d a d de México aunque los intereses económicos l le­

varon a algunos de sus miembros, a veces durante años, a

las provincias , y aunque l a f ami l i a vivió en su hac ienda

varios años durante l a segunda m i t a d de l siglo XVII. L o s Gó­

mez de Cervantes fueron consistentemente juiciosos en l a

selección de parejas para sus hijos, logrando buenas dotes,

prestigio y contactos útiles. T r a t a r o n de obtener y ejercieron

cargos públicos, a veces po r razones de prestigio, y a veces

por razones económicas, pero siempre tratando de aumentar

los méritos acumulados po r l a f ami l i a en servicio a l a coro­

n a . 1 6 E n l a selección de las carreras de sus hijos tuv ie ron

también presente l a perpetuación de l l inaje, e in ten ta ron

garantizar l a con t inua estabi l idad económica de l c l an a tra­

vés de inversiones y mayorazgos. Estas medidas, combinadas

con el prestigio social que sus miembros tenían p o r ser des­

cendientes de conquistadores, pe rmi t i e ron a l a f ami l i a man­

tenerse en l a cumbre de l a sociedad mexicana .

E l h i j o mayor de l conquistador fue L e o n e l de Cervantes,

q u i e n nació en l a c i udad de México y en 1565 pasó a ser e l

1 5 GÓMEZ DE CERVANTES, 1944. 1 6 E l papel de los puestos públicos en la movilidad social ascen­

diente ha sido ignorado muy a menudo. Mis estudios de la sociedad

peruana y mexicana demuestran claramente que los puestos públicos,

particularmente los de alcalde mayor o corregidor, fueron muy impor­

tantes para la movilidad social ascendiente y el mantenimiento de las

familias en el estatus de las élites. Este proceso parece haber sido no­

table particularmente en el Perú a finales del siglo XVII y principios

del siglo XVIII, ya que ahí las oportunidades económicas eran menores

que en Nueva España. MacLeod (1973, pp. 31 lss.) ha notado un pro­

ceso similar en Centro América colonial durante los períodos de depre­sión.

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 207

sucesor de l a encomienda de su padre. Se casó c o n María

C a r v a j a l y T a p i a , h i j a del capitán de bergantín A n t o n i o de

C a r v a j a l y de C a t a l i n a de T a p i a . C a t a l i n a era h i j a de l con­

quis tador B e r n a r d i n o Vázquez de T a p i a , encomendero de

C h u r u b u s c o y compañero de armas de su esposa. 1 7 Este t ipo

de relaciones entre las famil ias de conquistadores fue m u y

c o m ú n en l a N u e v a España y en otros lugares de las Indias.

L e o n e l y su esposa se establecieron en l a c iudad de México ,

e n donde él fue elegido varias veces alcalde ord inar io , aun­

que estuvo fuera de l a c i u d a d en las ocasiones en que sirvió

como alcalde o r d i n a r i o o corregidor en las provincias . L a

pare ja logró aparentemente adminis t rar b i en sus intereses

económicos, ya que en 1581 se expidió u n a real cédula en

q u e se les autor izaba a establecer u n mayorazgo. N o sabe­

mos a ciencia cierta si lo establecieron o no, pero en t iem­

pos de su nie to e l capitán J u a n L e o n e l Gómez de Cervan­

tes l a f ami l i a poseía dos mayorazgos, ambos d e l primogénito.

U n o de los mayorazgos había sido fundado po r u n hermano

de L e o n e l , e l obispo J u a n de Cervantes, y otro, o quizá

otros dos, por Beatr iz de A n d r a d a , h i j a de l comendador

L e o n e l de Cervantes. Bea t r iz contrajo ma t r imon io con e l

encomendero J u a n J a r a m i l l o y luego con Francisco de V e -

lasco, que era hermano de l virrey. A fines de l siglo XVII l a

base económica de estos mayorazgos estaba const i tuida p o r

propiedades urbanas (que podían ser u n a buena inversión

si se adminis t raban adecuadamente) y propiedades rurales,

p r inc ipa lmen te l a hac ienda de L a L l a v e en San J u a n de l

R í o . U n o de los mayorazgos que estableció Beatr iz de A n ­

d rada especificaba que e l poseedor tenía derecho a ser sepul­

tado en l a sala de profundis de l a iglesia franciscana de l a

c i u d a d de M é x i c o . 1 8 L e o n e l vivía aún en 1598, pero a l poco

1 7 Para información sobre Vázquez de Tapia vid. GIBSON, 1964, pp. 62, 83; GERHARD, 1972, p. 178; VÁZQUEZ DE TAPIA, 1972.

1 8 Para el testamento de Juan Leonel Gómez de Cervantes, el cual menciona la bóveda agregada al mayorazgo, vid. "Testimonio de los recaudos", en AGÍ, Indiferente general» 133, núm. 3, Vid* también SCHWALLER, 1931.

208 P A U L GANSTER

t i empo su h i jo J u a n de Cervantes Ca rba j a l tomó su lugar

como jefe de l a f a m i l i a . 1 9

C o m o hemos visto, l a segunda generación logró u n a po­

sición predominante en l a sociedad mexicana . T u v o nu­

merosas e importantes conexiones con l a generación de los

conquistadores. Sus miembros ocuparon puestos públicos,

poseyeron encomiendas, establecieron mayorazgos y tuvieron

u n a c a p i l l a funeraria en l a iglesia de San Francisco del mis­

m o m o d o que sus ancestros sevillanos l a habían tenido en

l a p a r r o q u i a de O m n i u m Sanc torum. E n esta generación

h u b o también u n fraile y u n obispo. A u n q u e carecemos de

información precisa sobre los negocios de l a fami l ia , su r i ­

queza era tan obvia que sugiere que e l conquistador J u a n

de Cervantes supo u t i l i za r su encomienda pa ra hacerse de

u n a fo r tuna . 2 0 Desde luego no se debe pasar po r alto l a po­

s i b i l i d a d de que hub ie ra obtenido beneficios en los puestos

de alcalde mayor y corregidor. L a herencia de Beatr iz de

A n d r a d a fue importante y l a decisión de que dos miembros

de l a f a m i l i a s iguieran carreras eclesiásticas ayudó a que l a

r i queza quedara concentrada en el l ina je p r i n c i p a l s in dis­

persarse. L o s únicos atributos que no tenía l a f ami l i a por

entonces eran conexiones con l a nobleza (ya por nexos ma­

t r imonia les o por título) y miembros en las órdenes m i l i ­

tares. S i n embargo, los títulos de nobleza eran m u y raros

e n l a N u e v a España a p r inc ip ios de l a época co lon ia l y ha­

bía caballeros de Santiago en algunas ramas de l a fami l ia .

D e esta manera , l a f ami l i a se contaba entre las más impor­

tantes de l a sociedad novohispana y su buen nombre serviría

de base pa ra las futuras generaciones.

J u a n de Cervantes Carbaja l , jefe de l a f ami l i a en l a ter­

cera generación, nació en l a c i u d a d de México y murió en

1 9 GERHARD, 1972, p. 133. 2 0 L a literatura relacionada con encomenderos que emplearon los

derechos básicos de mano de obra y tributo para desarrollar otras fuen­

tes de riqueza es extensa. Vid. LOCKHART, 1968, pp. 21ss.; GIBSON,

1964, passim, pero especialmente pp. 78-80; RILEY, 1975, pp. 49-70.

L A FAMILIA GÓMEZ D E C E R V A N T E S 209

e l m i smo lugar po r 1648. N o tenemos información sobre su

p r i m e r a esposa, pero l a segunda, Isabel Dávalos, i n t rodu jo

en l a fami l ia u n a dote de dieciocho m i l pesos y considerable

prest igio. E l abuelo de Isabel, Fernando de Xerez , fue con­

quis tador de Michoacán y encomendero de Zacapu. E l padre

de e l la , Gonza lo López Dávalos, heredó esta encomienda y

d i o renombre a l a f a m i l i a pa r t i c ipando en u n a expedición

organizada contra los portugueses en F i l i p i n a s y siendo de­

c larado en España "cabal lero de solar conocido". Isabel tenía

otros parientes de renombre . A l o n s o de Cuevas Dávalos, que

era su hermano o sobr ino, fue deán de l a catedral de México ,

ob i spo de O a x a c a y arzobispo de México . E l hermano de l

arzobispo, M i g u e l de Cuevas Dávalos, se casó con L u i s a de

L a r a Cervantes, h i j a de Isabel y de J u a n de Cervantes Car­

vaja l . S u m a t r i m o n i o requirió de u n a dispensa papa l porque

e l parentesco era m u y cercano, y es otro ejemplo d e l grado

de entrelazamiento de las élites mexicanas.

Tenemos a lguna información sobre otro hermano de esta

tercera generación, L e o n e l de Cervantes, q u i e n h izo u n a

carrera eclesiástica. Según e l no siempre acertado García

Carraffa , L e o n e l fue e l sexto h i jo de l a f ami l i a y obtuvo u n

doctorado en Salamanca. Después fue maestrescuela y arce­

d i ano de l a catedral de Santa Fe de Bogotá, obispo de Santa

M a r t a , de C u b a , de O a x a c a y de Guada la j a r a . 2 1

J u a n de Cervantes Carba ja l fue e l poseedor de l a enco­

m i e n d a en su tercera v i d a y estuvo a cargo de varios puestos

públicos. E n 1610 fue corregidor en l a c iudad de México ,

puesto que entonces era electivo. F u e también alcalde ma­

yor de P u e b l a y teniente de capitán general en l a m i s m a

c iudad . E l jefe de esta tercera generación fue bastante r ico ,

pues además de l a casa de l a f a m i l i a en l a plazuela de San

Francisco y o t ra casa p r i n c i p a l en l a que vivía su madre,

poseía seis casas, ve in t icua t ro esclavos, diez m i l pesos en oro,

p l a t a y joyas, veinte m i l pesos en efectivo y en l ibranzas, y

alrededor de catorce m i l pesos en préstamos a diferentes

nt GARCÍA CARRAFFA, 1952-1961, xxIV, p. 117,

210 PAUL GANSTER

i n d i v i d u o s . Había heredado parte de los bienes de su tío

J u a n de Cervantes, obispo de Oaxaca , lo cua l verif ica nue­

vamente l a lealtad de los miembros de l a f ami l i a a l idea l de

perpetuar su l ina je . 2 2 J u a n y su esposa tuvieron cinco hijos,

i nc luyendo entre ellos a u n a h i j a L u i s a que mencionamos

antes, a J u a n y J u a n a que m u r i e r o n en l a infancia , a J u a n a

María de Carvaja l y Ávalos que casó con e l capitán J u a n de

Cas t i l l a que era caballero de Santiago, y a l capitán J u a n

L e o n e l Gómez de Cervantes que pasó a ser el jefe de l a

f a m i l i a en l a cuarta generación, a l fallecer su padre en 1648.

E l capitán J u a n L e o n e l Gómez de Cervantes nació en

e l pueblo de Teposco lu la , donde su padre fue s in duda al­

calde mayor . Poseyó l a encomienda de l a f ami l i a en su

cuarta y última v i d a y ocupó muchos puestos en e l gobier­

no. Fue alcalde o rd ina r io de l a c iudad de México en 1651,

alcalde mayor de Tezcoco, alcalde mayor de los partidos de

I x m i q u i l p a n y T l a y a l p a y alcalde mayor de Tepeaca en 1674.

H a c i a finales de su v ida , después de l a muerte de su esposa,

se ordenó sacerdote, costumbre que, si b i en estaba estable­

cida, pocos s iguieron e n este período. E n cierto modo fue

u n hecho significativo, ya que a l ordenarse dejó e l l iderazgo

de l a f a m i l i a y con e l lo e l campo abierto para que l a si­

guiente generación determinara su p r o p i o futuro.

E l capitán J u a n L e o n e l se casó con Be rna rd ina Betan-

zos Quiñones, h i j a de u n a pareja de peninsulares que l a

do tó con diez m i l pesos de oro común. E l padre de Bernar­

d i n a , L u i s Betanzos Quiñones, usaba e l título de capitán, l o

que sugiere que pudo haberse tratado de u n alcalde mayor

o comerciante, o quizá de ambas cosas. C o m o no tenemos

más información, es p robable que él y su esposa fueran i n ­

migrantes nuevos ricos que buscaban u n estatus social, mismo

que logra ron hasta cierto pun to a través del m a t r i m o n i o

de su h i j a con uno de los Gómez de Cervantes. A u n q u e su

dote no fue m u y grande, era relat ivamente buena si se tiene

en cuenta l a situación económica p o r que atravesaba l a

22 SCHWALLER, 1981.

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 211

N u e v a España. S i e l estatus de l a f ami l i a Betanzos era e l que

suponemos, se puede pensar que l a f ami l i a Gómez de Cer­

vantes pasaba por u n a etapa difícil, por lo menos a l pun to

de que los beneficios económicos l legaron a const i tu i r u n a

consideración p r i m o r d i a l para elegir u n a pareja. E l hecho

de que el capitán J u a n L e o n e l , sus hijos y nietos h u b i e r a n

nac ido en u n med io ambiente r u r a l apoya l a hipótesis de

que l a posición económica de l a f ami l i a era precaria y los

había forzado a l levar u n a v i d a más bucólica y menos cos­

tosa en el campo.

Es ta pareja tuvo po r l o menos dos hijos: el l icenciado

Francisco L e o n e l Gómez de Cervantes, presbítero que vivió

en l a c iudad de México , y el capitán J u a n L e o n e l Gómez

de Cervantes Carba ja l , que fue jefe de l a f ami l i a en l a q u i n t a

generación y padre y abuelo de dos miembros de l cab i ldo

catedral icio de México . J u a n L e o n e l Gómez de Cervantes

nació en e l pueb lo de T layacapan , en dcnde su padre se­

guramente fue alcalde mayor, y por ser el primogénito here­

d ó los mayorazgos de l a fami l ia . A u n q u e se consideraba ve­

c ino de l a c i udad de México pasó gran parte de su v i d a

fuera de l a capi ta l . Sus propiedades rurales y los oficios pú­

bl icos que ocupó lo l l eva ron a l campo, a l m i smo t iempo

que l a aparentemente difícil situación económica de l a fami­

l i a lo empujaba a dejar l a costosa v i d a de l a capi ta l del

v i r re ina to . E l capitán administró l a hacienda de L a L l a v e

cerca de San J u a n de l R í o , misma en que estaba establecido

el mayorazgo, y otras haciendas agrícolas y ganaderas cuya

localización no se i n d i c a en l a documentación. P o r esta época

l a hacienda de L a L l a v e se convirtió en el segundo hogar

de l a f ami l i a . J u a n L e o n e l vivió ahí gran parte de l a dé­

cada de 1660, y cuatro de sus hijos nac ieron también ahí y

fueron bautizados en l a p a r r o q u i a de San J u a n de l R í o .

E l capitán fue alcalde mayor en varios lugares (en 1674 l o

fue de Tehuacán) , y falleció en 1683 siéndolo de G u a n a -

juato . Poco antes, en 1679, había radicado brevemente en l a

c i u d a d de México a l ser nombrado alcalde mayor , reafir­

mando así e l apego de l a f ami l i a a v i v i r en l a cap i ta l .

212 PAUL GANSTER

E l capitán se casó con M a r i a n a Velázquez de l a Cadena ,

cuya dote fue de veinte m i l pesos. F u e u n b u e n m a t r i m o n i o

pa ra él ya que, además de l a excelente dote, l a f a m i l i a de

l a nov i a era bastante aceptable en términos de estatus y

prest igio social . M a r i a n a descendía po r línea materna de l

conquistador y encomendero de Pachuca bachi l le r Ped ro de

Sotomayor. L a h i j a de l conquis tador se casó con A n t o n i o

de l a Cadena, q u i e n fue o r ig ina r io de Burgos y p r i m e r factor

rea l de l a tesorería de México , y q u i e n recibió como dote

l a encomienda . 2 3 D u r a n t e muchas generaciones su f a m i l i a

logró hacer buenos ma t r imon ios con burócratas, hacendados

y mineros y logró a d q u i r i r más y más de los atributos de los

estratos altos de l a élite. P a r a fines de l siglo XVII su f a m i l i a

tenía u n m i e m b r o en e l cabi ldo catedralicio, u n obispo en

Chiapas , algunos miembros en las órdenes mil i tares y m u ­

chos alcaldes mayores; era pa t rona de l convento de Santa

Inés en l a c iudad de México , y tenía po r lo menos u n ma­

yorazgo y u n a encomienda en l a p r o v i n c i a de X i l o t e p e c y

Querétaro. E l sobr ino de M a r i a n a , e l capitán Diego Veláz­

quez de l a Cadena, fue caballero de Santiago y heredó l a

mayor parte de los honores y propiedades de l a f ami l i a . A d e ­

más heredó e l título de señor de l a v i l l a de Y e c l a en San­

tander de l a esposa de u n tío, doña E l e n a Centeno M a l d o -

nado de S i l v a Carabeo, q u i e n estaba también re lac ionada

con l a casa de l Infantado. E n 1698 d o n Diego se casó con

u n m i e m b r o de o t ra de las ramas de l a fami l i a Gómez de

Cervantes . 2 4

L o s Velázquez de l a Cadena gozaban de u n a situación

relat ivamente desahogada, aunque resentían el peso de trece

hijos. N o obstante admin i s t ra ron bastante b ien los recursos

de l a f ami l i a y sacaron e l mayor provecho de u n a situación

potencialmente desastrosa: tres de sus hijas m u r i e r o n en l a

in fanc ia ; c inco tomaron los hábitos en el convento de Santa

23 GERHARD, 1972, pp. 209-211. 2 4 Para información sobre la familia Velázquez de la Cadena, vid.

F E R N Á N D E Z D E R I C A S , , 1965, pp. 255-260,

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 213

Inés, en donde los gastos de ingreso y manutención l legaban

a m i l pesos p o r cada una ; Diego renunció su herencia a

favor de su madre a l ingresar a l a o rden de San Agustín

(posteriormente impartió l a cátedra de teología en l a univer­

s idad de M é x i c o ) ; Ignacio (del que se sabe poco) murió

antes que su madre. Pero Pedro, que renunció su herencia

en favor de su hermano Juan , pudo casarse b i e n y alcanzó

éxito social y mater ia l . Pedro no tuvo hijos en su p r imer

m a t r i m o n i o con Francisca de T o v a r Godínez n i en e l se­

g u n d o con doña E l e n a Centeno M a l d o n a d o de S i lva . C u a n d o

falleció en 1697 era caballero de Santiago y señor de l a

v i l l a de Yec l a . A l año siguiente murió E l e n a , y dejó u n

mayorazgo establecido en u n a f inca u rbana pa ra su sobrino

e l capitán Diego Velázquez de l a Cadena , casas que había

cons t ru ido su esposo en l a c iudad de México y que le pro­

ducían dos m i l pesos anuales a l convento de Santa Inés, y

dos capellanías, u n a de las cuales fue heredada por otro

sobr ino , Nicolás Gómez de Cervantes, e l prebendado de l a

catedral de México . D e esta manera, a u n cuando Pedro re­

nunció a su herencia, su f ami l i a gozó de u n a posición l o

suficientemente holgada como para pe rmi t i r l e casarse b ien .

J u a n recibió diez m i l pesos a l casarse con J u a n a de O r ­

duña y Sosa, q u i e n era de u n a impor tan te f ami l i a de l a

región de P u e b l a y Ja l apa cuyos orígenes l legaban al siglo

XVI y q u i e n llevó a l a f ami l i a de su m a r i d o u n mayorazgo

fundado po r su tío M e l c h o r de l a C a d e n a (que era obispo

electo de Chiapas) y e l patronazgo de l convento de Santa

Inés. 2 5 Diego , q u i e n ya ha sido mencionado, heredó l a mayor

parte de los títulos y l a for tuna de l c lan, pero poco se sabe

de sus actividades aparte de que fue alcalde mayor de X o -

c h i m i l c o .

D e esta manera resulta claro que l a mayor parte de l a

fo r tuna fami l i a r fue u t i l i zada para asegurar el futuro de dos

hijos. L o s demás m u r i e r o n en l a infancia , se ab r i e ron cami-

2 5 G E R H A R D , 1972, p. 255: F E R N Á N D E Z D E RECAS, 1965, pp. 319-

326, 257,

214 PAUL GANSTER

no p o r sí mismos o pasaron a formar parte de l a iglesia,

institución que les aseguraba u n a v i d a decente a u n costo

moderado. S u madre, l a v i u d a doña C a t a l i n a Sedeño C a ­

bal lero de l a Cadena , trató de disculparse en su testamento

por una situación que era quizás injusta pero necesaria, y

que había l levado a que l a mayor parte de l a fo r tuna re­

cayera en dos de los hijos, dejando poco a los demás. 2 6

L a exper ienc ia de tan vasta f ami l i a fue m u y útil pa ra

M a r i a n a , ya que e l la y e l capitán J u a n L e o n e l Gómez de

Cervantes tuv ie ron trece hi jos: c inco mujeres y ocho varones.

Sabemos poco de l a suerte de los hijos po rque l a mayor

parte de l a información biográfica con que contamos pro­

viene del testamento que otorgó su padre en 1683, redac­

tado antes de que los hijos tuvieran u n a carrera o se h u b i e r a n

casado. A u n así, l a dirección de sus vidas resulta evidente.

Para 1683 c inco de los varones, es decir, todos los que tenían

más de diecinueve años exceptuando a l primogénito, habían

ingresado a l clero. E l l icenciado José se h izo presbítero;

Francisco, jesuíta; G a b r i e l , agustino, y A n t o n i o tomó las

órdenes menores a l i g u a l que Pab lo . Nicolás Car los , que

entonces tenía qu ince años, se ordenó sacerdote después y

siguió u n a b r i l l an t e carrera en e l clero secular. L a in forma­

ción sobre las hijas es m u c h o más escasa. E l testamento

de 1683 i n d i c a que C a t a l i n a Josefa era mon ja en e l con­

vento de Santa Inés, en donde se habían recogido también

cinco de sus tías. U n a más ingresó también a l m i s m o con­

vento y María R o s a se casó con M i g u e l de L u y a n d o y

Vermeo , regidor de l a c i u d a d de M é x i c o . 2 7 S i las dos hijas

restantes s igu ie ron e l patrón establecido p o r sus parientas,

l o más probable es que también hayan entrado a l convento.

A excepción de unos cuantos, todos los hijos p u d i e r o n seguir

u n a carrera a u n costo mínimo, con lo que l a mayor parte

de l a for tuna de l a f a m i l i a quedó l i b r e para que e l l inaje

2 8 Se encuentra este testamento en el "Testimonio de los recau­dos", en AGÍ, Indiferente general, 133, núm. 3.

2 7 FERNANDEZ DE RECAS, 1965, pp. 46-47 .

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 215

con t inua ra . Se repetía e l patrón que s igu ie ron las familias Velázquez de l a Cadena y otros linajes de las elites de Méxi­co y e l Perú.

A pesar de tener mayorazgos y propiedades, l a f ami l i a n o estaba en u n a situación desahogada. E l hecho de que cua t ro de los hi jos hub ie ran nacido e n l a hacienda de L a L l a v e sugiere que tenían problemas económicos que los o b l i ­g a r o n a res id i r en el campo. E l capitán murió siendo todavía m u y jóvenes algunos de sus hijos, c i rcunstancia que había l l evado a dificultades extremas y a l a decadencia a más de u n a f a m i l i a co lon ia l . E n aquel entonces, según el testamento d e l capitán, l a dote y las arras debían quedársele a M a r i a n a y g r a n parte d e l remanente a su h i jo mayor J u a n L e o n e l Gómez de Cervantes. S i n embargo, s iguiendo l a costumbre de las famil ias de l a elite, M a r i a n a invirtió l a mayor parte de su cap i t a l en las carreras de sus hijos y les quedó poco a e l la y sus hijas menores. E n 1690 e l canónigo L o p e Cornejo de Contreras , a l dar su test imonio sobre los méritos de dos de los hijos, P a b l o y Nicolás Car los , mencionó " l a poca ha­c i enda que les h a quedado para los al imentos de su madre y he rmanas" . 2 8

E n e l momen to en que falleció su padre y tomó el l i -derazgo de l a f a m i l i a en l a sexta generación, J u a n L e o n e l Gómez de Cervantes era alcalde mayor de l a v i l l a de León. Se casó c o n L e o n o r de R i v a d e n e i r a y Cas t i l l a , q u i e n des­cendía de u n a ant igua y p rominen te f ami l i a mexicana. E n e l transcurso de su carrera J u a n también fue alcalde mayor de León, de Guanajua to , de H u i c h a p a n , y nuevamente de León . L a pareja residió algún t iempo en l a hacienda de L a L l a v e y tuvo tres hijos por l o menos. M i g u e l A n t o n i o se o rdenó sacerdote a l i g u a l que Francisco X a v i e r , que nació en l a hac ienda alrededor de 1688 y fue prebendado de l a catedral de México desde 1734 hasta su muerte en 1759. U n a h i j a l l a m a d a L e o n o r Gómez de Cervantes se casó con su

2 8 "Testimonio de los recaudos", en AGÍ, Indiferente general, 133, núm. 3.

216 PAUL GANSTER

p r i m o Diego Barr ientos Lomellín y Cas t i l lo , que era h i jo

de u n a hermana de su madre. L e o n o r y D i e g o fueron pa­

dres de M a n u e l Joaquín Barrientos Lomellín y Cervantes,

q u i e n siguiendo l a tradición fami l ia r se ordenó sacerdote y

fue m i e m b r o del cabi ldo de l a catedral de México desde

fines de l a década de 1740 hasta p r inc ip ios de l a de 1770. 2 9

O t r o de los hijos, J u a n L e o n e l de Cervantes, casó con

Francisca de Gorráez. Su hi ja , María de Cervantes Gorráez,

casó con el cuarto marqués de Santa Fe de G u a r d i o l a , d o n

Gregor io de P a d i l l a y Estrada. D e este último m a t r i m o n i o

nació L u z P a d i l a y Cervantes, q u i e n se casó con José L e o n e l

Gómez de Cervantes y Niño y Córdoba que era su tío tanto

por línea materna como paterna y el primogénito de l a octava

generación de l a f ami l i a Gómez de Cervantes . 3 0 Esta com­

pleja genealogía es algo más que u n a s imple cur ios idad.

I lus t ra u n aspecto importante ele los procesos sociales que

caracterizaron a l a elite de l a N u e v a España. A través de esta

clase de alianzas matr imonia les l a f ami l i a Gómez de Cer­

vantes se relacionó cont inuamente con otras famil ias de l a

élite, l o que demuestra l a tendencia de l a f ami l i a a buscar

ocasionalmente parejas dentro de u n a red más a m p l i a de

parentesco que ayudara a asegurar su prestigio y permi t ie ra

que l a for tuna quedara en l a fami l i a . Estos rasgos carac­

ter izan a los linajes mexicanos. L a comple j idad de las rela­

ciones de parentesco exp l i ca por qué en l a época co lon i a l

se usaba frecuentemente el término "par iente" o " p r i m o "

para referirse a u n pariente de orígenes abstrusos.

A u n q u e no he estudiado con el mismo detenimiento a l a

f a m i l i a después de l a sexta generación, las fuentes impre­

sas, como l a Enciclopedia heráldica de García Carraffa, ofre­

cen suficiente información para presentar u n breve esquema

2 9 Pa ra información sobre Barrientos vid. BERISTÁIN D E S O U S A ,

1947, i , p. 222; Relación de méritos y servicios (1747) en AGÍ ,

Indiferente general, 246, núm. 7; A G N M , Bienes nacionales, 450, exp. 38 (1768) .

8 0 GARCÍA C A R R A F F A , 1952-1961, xxiv, pp. 117-121.

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 217

de los rasgos de su h is tor ia a fines de l a época co lon ia l .

L o s descendientes de esta f ami l i a s iguieron casándose b ien ,

vinculándose de este modo con familias ricas y nobles. E l p r i ­

mogénito de l a séptima generación se casó con A n a de Niño

de Córdoba, que era poseedora del mayorazgo de Santa Fe,

establecido en dos haciendas de l a región ele Veracruz. E l p r i ­

mogénito de l a octava generación, como ya se ha visto, se

casó con una sobrina, mientras que Ignacio L e o n e l Gómez

de Cervantes y P-adilla, el jefe de l a novena generación, su­

peró los logros nupciales alcanzados hasta entonces contra­

yendo ma t r imon io con A n a María A l t a m i r a n o de Velasco

y O v a n d o , descendiente directa de l l icenciado J u a n Gutiérrez

A l t a m i r a n o , encomendero de Metepec, Tepemaxa lco y C a l i -

m a y a desde 1528. P a r a 1610 su f a m i l i a ya había sido dis t in­

g u i d a con el título de l condado de Santiago de C a l i m a -

ya. Doña A n a María heredó este título jun to con los de

marquesa de las Salinas de l R i o Pisuerga y marquesa de Sal­

va t ie r ra y con el mayorazgo de López de Peralta. E l marque­

sado de Salvatierra (desde 1802) y los mayorazgos de U r r u t i a

y López de Pera l ta pasaren a uno de los hijos menores de

esta pareja. M i g u e l Gerónimo López de Peral ta y Velasco

cambió su apel l ido como condición para heredar el mayoraz­

go de López de Peral ta . E l marqués firmó el acta de inde­

pendencia , fue capitán de l a guard ia del emperador Agus­

tín I, fue condecorado con l a g ran cruz de Guada lupe y

vivió hasta edad avanzada, fal leciendo en 1865. E n resumen,

los logros ele las cuatro últimas generaciones de l a f ami l i a

Gómez de Cervantes fueron tanto o quizás más importantes

que los de las seis generaciones anteriores.

En t r e los clérigos de l a f a m i l i a que nos interesan par­

t icularmente están Nicolás Car los y su sobrino Francisco

X a v i e r , representantes respectivamente de l a sexta y séptima

generaciones del l inaje. Nicolás Car los nació en 1668 y fue

baut izado e l día 23 de d ic iembre de ese año en l a pa r roqu ia

de San J u a n del R í o , siendo apadr inado por su hermano

m a y o r J u a n L e o n e l y p o r su he rmana M a n u e l a . En t r e las

famil ias de l a élite era común que los parientes cercanos

218 PAUL GANSTER

fueran padrinos. E l c lan de los Gómez de Cervantes estaba

tan b i e n relacionado y establecido que el pe rmi t i r nexos de

compadrazgos con personas fuera de l a f ami l i a podía tener

más inconvenientes que ventajas. 8 1

A u n q u e Nicolás Carlos nació en l a hacienda de L a L l a v e ,

creció y se educó en l a c iudad de México . Estudió p r imero

e n San Ildefonso y luego en e l Co leg io de T o d o s los Santos,

en e l que fue becario. E n 1689 obtuvo e l título de bachi­

l l e r en derecho canónico y a l siguiente año e l mismo título

en filosofía. E n 1690 fue p remiado po r e l cabi ldo catedra­

l i c i o con u n a capellanía po r su " v i r t u d y costumbres". 3 2

Dis f ru taba además de otra capellanía establecida para él por

su tía E l e n a Centeno M a l d o n a d o de S i lva . Dos años después

terminó sus estudios, obteniendo los grados de l icenciado y

doctor en derecho canónico a l a edad de veint icuatro años.

L a carrera de Nicolás Car los comenzó a perfilarse aún

antes de que terminara sus estudios. E n 1690 él y su herma­

n o P a b l o empezaron a escribir u n a larga información de

parte en l a que detal laban l a genealogía y los méritos y

servicios prestados po r l a f a m i l i a a l a co rona . 3 3 L a tarea

era t an minuc iosa y costosa que l a emprendían generalmente

sólo quienes seriamente pretendían alcanzar algún alto cargo

públ ico, y ese era e l caso de los hermanos Gómez de Cer­

vantes. E n esta época Pab lo era presbítero y Nicolás Car los

probablemente había hecho sus votos en las órdenes me­

nores. L a l is ta de los i n d i v i d u o s que atestiguaron sobre e l

carácter de los hermanos y e l b u e n nombre de l a f ami l i a era

bastante impresionante . Se incluían e n e l l a c inco preben­

dados de l cabi ldo eclesiástico, e l contador mayor de l T r i ­

b u n a l de Cuentas, e l contador juez general de los reales

t r ibutos, e l contador juez general de las reales alcabalas, e l

3 1 Esto fue también característico de las familias de la élite de Lima

durante el mismo período. Vid. GANSTER, 1974, pp. 93 y passim. 3 2 "Testimonio de los recaudos", en A G I , Indiferente general, 133,

núm. 3. 8 3 Éste es el documento descrito en la nota 11.

L A FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 219

contador mayor de l a Santa Cruzada , y Car los de L u n a y

A r e l l a n o , que era mariscal de Cas t i l l a y señor de las v i l las

de C i r i u y B o r o b i a . L o s prebendados af i rmaron l a conve­

n i enc i a de que los jóvenes s iguieran carreras eclesiásticas

y los altos funcionarios d i e ron testimonio de l a posición

social y l a trayectoria s in mancha del l inaje de los Gómez

de Cervantes en e l servicio de l rey. E l mariscal de Cas t i l l a ,

cuya fami l ia se interrelacionó a l a larga con l a de los Gómez

de Cervantes p o r enlaces matr imoniales , d i o test imonio igua l ­

mente de l a estirpe social de los jóvenes. Este t ipo de apoyo

y aprobación era c ruc ia l pa ra los que aspiraban a l legar a

los puestos más altos en l a iglesia y e l estado.

P a r a 1690 Nicolás Car los también había dado ya sus

pr imeros pasos como profesor, ac t iv idad que complementaba

su vocación eclesiástica. E n ese año fue sustituto en l a cá­

tedra de artes, entró en u n concurso por l a cátedra de C l e -

mentinas (colección (Je decretales que forma parte de l derecho

canón ico) , ob tuvo u n a prebenda en sagrados cánones y fue

rector del Co leg io de T o d o s Santos. Este patrón caracterizó

su carrera durante los siguientes años, en los que sustituyó

a profesores, entró a concursos de cátedras y tuvo otras acti­

vidades relacionadas. E n 1693 recibió l i cenc ia de l a audien­

c i a para pract icar e l derecho, en 1696 ganó l a cátedra de

Glementinas, y en 1700 ésta le fue conferida po r decreto.

Nicolás Car los fue elegido rector de l a univers idad en 1693

y de nuevo en 1696, l o que i n d i c a l a est ima que le tenían

sus contemporáneos. 3 4

Mient ras se embarcaba en estas variadas actividades Cer­

vantes comenzó a tratar de conseguir u n puesto en e l cab i ldo

de l a catedral de México . Desde 1690 había hecho l legar su

34 Además del citado "Testimonio de los recaudos" se puede en­

contrar información sobre la vida y la carrera de Nicolás Carlos en

BERISTÁIN DE SOUSA, 1947, n, pp. 102-103; OSORES, 1908, I, pp. 268-

2 6 9 ; Relación de méritos y servicios, en AGÍ, Indiferente general, 135, núm. 1; A G N M Bienes nacionales, 236, exp. 1711; BRAVO UGARTB,

1965, p, 5 3 ; SEDAÑO, 1880, x, p. 38,

220 PAUL GANSTER

hoja de servicios ante l a Secretaría de N u e v a España en e l

Consejo de Indias, que era e l organismo encargado de con­

ferir los altos nombramientos eclesiásticos. E n 1694 y en 1703

presentó copias actualizadas de l a misma, tratando de i m ­

presionar por su gran ac t iv idad y de hacer que su nombre

sonara famil iar a los funcionarios. Intentó además otra vía,

concursando en 1692 por u n a canongía doctoral vacante en l a

catedral de México, que era u n o de los cuatro oficios elec­

tivos de esa corporación.

Sus variadas actividades pe rmi t i e ron a Nicolás Car los

hacerse de una reputación. A u n q u e no se destacó especial­

mente en n i n g u n a de ellas, el efecto general que p rodu­

j e ron fue notable, ya que entonces se creía que u n inte lectual

debía ser capaz ele encargarse b i en de muchos asuntos. Ganó

e l puesto de párroco de l sagrario de México en 1707, cum­

p l i e n d o con estas obligaciones s in desatender sus compro­

misos universitarios. F ina lmen te fue nombrado medio racio­

nero en el cabi ldo catedralicio, que era e l puesto más bajo

en este cuerpo. Con taba entonces con 43 años, edad re la t i ­

vamente avanzada para ser su p r i m e r puesto capi tular . S u

ascenso fue por eso bastante rápido. E n 1714 era ya racionero

y en 1717 fue ascendido a l coro como canónigo. E n ese mismo

año ganó las oposiciones para u n a vacante de canongía pe­

ni tenciar ia , pero cuando l a rea l cédula con este nombra­

mien to llegó a México lo rechazó. N o es difícil entender que

lo h ic iera , ya que se trataba de u n puesto colateral y además

i m p l i c a b a el pesado gasto de l a med ia anata que se imponía

a todo of ic ia l nombrado por p r i m e r a vez a u n puesto.

M i e n t r a s cumplía con sus obligaciones capitulares N i c o ­

lás Car los seguía trabajando activamente en l a univers idad,

otras funciones. E r a di l igente en sus deberes en e l cabi ldo,

pero aparte de u n cargo ele juez hacedor de diezmos en 1718

casi no hay evidencia de que hub ie ra tenido que ver con

los asuntos financieros de l a corporación. C o m o miembro

de l cab i ldo Cervantes adquirió u n a laudable reputación que

contribuía a l buen nombre de l grupo. Según Beristáin, se

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 221

le reconocía como a " u n varón ciertamente docto y celoso,

y t an pobre, h u m i l d e y l imosnero que jamás tuvo sino u n

ves t ido" . 3 5 Cervantes representaba uno de los dos estilos de

v i d a más comunes entre los prebendados. U n o de ellos era

e l d e l cabal lero r ico que vivía en u n a g ran casa con sir­

vientes y m o b i l i a r i o lujoso, que tenía u n b u e n coche y m u -

las, y vestía c o n atuendos caros. Este personaje impres ionaba

a l públ ico p o r su ostentación y ref inamiento y representaba

u n a faceta impor tan te de l a v i d a co lon ia l . Cervantes repre­

sentaba a l o t ro t ipo, que seguía l a ant igua tradición católica

de abnegación y que ponía énfasis en las cuestiones espiri­

tuales e intelectuales.

L a posición social, l a reputación y los logros alcanzados

p o r Nicolás Car los l l a m a r o n l a atención de ios camaristas

de l Consejo de Indias, po r lo que fue nombrado obispo de

G u a t e m a l a hac ia e l año de 1722 y p r o m o v i d o luego a G u a ­

dalajara. Cervantes llevó a su sobr ino e l bach i l l e r M i g u e l

A n t o n i o Gómez de Cervantes como secretario a ambas dió­

cesis. E r a u n a costumbre bastante arra igada que los prelados

y otros oficiales incorpora ran a sus parientes en sus famil ias

oficiales, y era pues na tu ra l que Cervantes h ic ie ra lo posible

p o r ayudar en sus carreras a los jóvenes de su fami l i a . Cer­

vantes fue a l parecer u n excelente obispo. E n Guadala ja ra

h i z o u n a v is i ta pastoral de su enorme diócesis y vigiló l a

construcción de los conventos de Jesús María y Santa Mcí­

n i ca . Murió siendo obispo de Guada la ja ra en noviembre

de 1734, cuando contaba con 66 años.

L a v i d a profesional de Cervantes está b i en documentada,

pero poco se sabe de su v i d a personal . A p a r t e de algunos

comentarios sueltos acerca de su naturaleza ascética o de que

incluyó a su sobr ino en su f ami l i a of ic ia l , su v i d a cot id iana,

sus amistades y relaciones sociales son en g r an m e d i d a u n

mister io . U n detalle interesante de La única cláusula conocida

de su testamento revela que el obispo nunca olvidó su t ierra

nata l , ya que estableció u n a obra pía para e l aceite de l a

§5 BERISTÁIN P E SO USA, 1947, II, p. 103.

222 PAUL GANSTER

lámpara de l a p a r r o q u i a de San J u a n de l R ío , en l a que

había sido bau t i zado . 3 6

L a notable carrera de l obispo resulta poco común desde

varios puntos de vista. L a información de parte que presentó

e n 1690 i n d i c a u n interés temprano po r conseguir u n ascen­

so en l a jerarquía eclesiástica, aunque no resulta claro si se

debió a u n a vocación p r o p i a o a l a política ele l a f ami l i a .

A pesar de e l lo n o siguió n i n g u n a de las dos vías más

comunes pa ra los que deseaban obtener puestos en e l cab i l ­

d o . 3 7 N o viajó a España para conseguirlo n i concursó en

las oposiciones para vacantes parroquiales. Permaneció en l a

capi ta l hasta 1707 en que ob tuvo el puesto de párroco de l

sagrario. Esto era poco común debido a l a g ran competen­

c i a que había para obtener ese puesto, ya que en esa, como

e n otras par roquias de l a capi ta l , r a ra vez se n o m b r a b a n

clérigos s in exper ienc ia en otras parroquias. E l camino nor­

m a l era empezar en u n a p a r r o q u i a r u r a l pobre e i r ascen­

diendo gradualmente a mejores parroquias hasta l legar a l a

c i u d a d de México . U n a vez en el cabi ldo l a promoción de

Cervantes a racionero y canónigo fue rápida, así como su

ascenso a obispo. E l p r i m e r obispado que obtuvo era rela­

t ivamente bueno y e l segundo, en Guadalajara , m u y compe­

t ido tanto por cr io l los como por peninsulares. E x i s t e n varias

posibi l idades para exp l ica r su poco usual ascenso a obispo:

su in te l igencia y mérito, u n patronazgo fuerte, o l a f ami l i a .

L a p r imera a l ternat iva debe ser descartada, ya que aunque

Nicolás Car los jugó u n b u e n pape l no parece haberse desen­

vuel to en l a fo rma excepcionalmente br i l l an te en que l o hu ­

b ie ra tenido que hacer u n hombre de orígenes modestos para

alcanzar u n puesto en e l cabi ldo . T a m p o c o existe evidencia

de que h u b i e r a tenido u n poderoso pat rono en España o en

8 6 Para esta cláusula de su testamento, vid. "Recaudos de la obra

pía que mandó fundar el ilustrísimo señor don Nicolás Carlos Gómez

de Cervantes" (1727), en A G N M , Bienes nacionales, 825. 3 7 Para información sobre patrones de carrera de los miembros de los

cabildos eclesiásticos de Lima y México en el siglo XVIII, vid. GANSTER,

1978.

LA FAMILIA GÓMEZ D E C E R V A N T E S 223

M é x i c o que lo hubiera apoyado en su carrera. L a expl ica­

c ión que parece más plausible es que su ascenso se debió

a su b u e n carácter, méritos ind iv idua les y los méritos y pres­

t ig io acumulados por cinco generaciones de l a f ami l i a Gómez

de Cervantes en l a N u e v a España. H u b i e r a sido extrema­

damente difícil que Nicolás Car los lograra u n a carrera tan

b r i l l a n t e si sus orígenes hub ie ran sido más modestos.

E l sobr ino del obispo también inició su carrera como

profesor univers i tar io y como m i e m b r o de l cabi ldo. Fran­

cisco X a v i e r Gómez de Cervantes nació también en l a ha­

c i enda de L a L l a v e y fue m i e m b r o de l a séptima generación

de este l inaje . Estudió gramática y filosofía en e l Colegio

M á x i m o de San Pedro y San Pab lo de l a c iudad de México

y luego ob tuvo u n a beca como seminaris ta en San Ildefon­

so . 3 8 Después de obtener e l título de bach i l l e r en derecho

canónico y derecho c i v i l obtuvo l a l icencia tura y e l doc­

torado en derecho canónico en l a un ivers idad en 1718. M i e n ­

tras t e rminaba sus estudios Francisco X a v i e r trató de co­

menzar a de f in i r su carrera. E n 1715 recibió l icencia para

prac t icar e l derecho en l a aud ienc ia de México y en ese

m i s m o año se ordenó como diácono con u n a capellanía que

le daba l a congrua para poder sostenerse como clérigo; dos

años después se ordenó sacerdote.

Cervantes mostró también u n temprano interés por l a

enseñanza. H a c i a 1715 concursó en las oposiciones de varias

cátedras en los colegios y en l a un ivers idad y siguió hacién-

3 8 Para varias relaciones de méritos y servicios de Francisco Xavier, así como su expediente en el secretariado de Nueva España, vid. las relaciones de 1726, 1731 y 1748 en A G I , Indiferente general, 255, núm. I ; 143; 252 , núm. 2 7 ; 256, núm. 2 1 ; y un expediente con adi­ciones hasta 1753 aproximadamente en A G I , México, 807. Para infor­mes sobre él, vid. "El arzobispo... méritos de don Francisco Gómez de Cervantes", en A G I , Indiferente general, 807, 18-15-1757, y "Re­lación puntual que da el señor Arzobispo", en A G I , México, 2549, 8-10-1758. Para mayor información sobre su carrera, vid. OSORES, 1908, I, pp. 2 6 9 - 2 7 0 ; AGNM, Bienes nacionales, 368 5 exp. 1752; 1104,

exp. 2 ( 1 7 0 3 ) .

224 PAUL GANSTER

dolo durante muchos años. E n 1720 y de nuevo en 1721

ganó temporalmente l a cátedra de instituía, y en 1721 l a de

p r i m a de cánones, que ocupó hasta su re t i ro en 1741.

E n 1728 obtuvo también l a cátedra de p r i m a de leyes y en

varias ocasiones fue sustituto de l a de decreto, que impartió

por u n total de seis años. Rindió también otros servicios a l a

un ivers idad como d ipu tado de hacienda durante tres años,

como conc i l i a r io y como vicecancil ler .

A las ya múltiples ocupaciones de Cervantes se sumaron

otras en l a iglesia y en l a práctica de l derecho. F u e exa­

m i n a d o r s inodal ele l a arquidiócesis y consultor de l a i n q u i ­

sición. A pa r t i r de 1724 fungió como juez apoderado ele

los obispos de M a n i l a , Guatemala , Guada la ja ra y Oaxaca ,

ocupándose de los asuntos que esas diócesis tenían pendien­

tes en l a inquisición de l a N u e v a España. Fue además ase­

sor de l v i r rey marqués de Casafuerte en varios asuntos de

impor t anc ia .

A l involucrarse en asuntos tan variados, Francisco X a v i e r

logró hacer u n a carrera respetable dando l a imagen de u n

hombre de grandes ocupaciones que tenía l a atención pú­

b l i ca cont inuamente sobre sí. Su carrera le permitió perma­

necer en l a c iudad de México y buscar u n puesto en e l

cab i ldo catedral icio. Pa r a 1726 su hoja de servicios estaba

ya en e l despacho de l a Secretaría de N u e v a España en el

Consejo de Indias con u n a so l ic i tud de nombramien to como

prebendado, y para 1731 ya había concursado dos veces para

obtener l a canongía doctoral en e l cab i ldo catedral ic io de

México . Pa r a lograr esta meta, s in embargo, no parecía estar

dispuesto a dejar l a capi ta l n i alterar en forma rad ica l su

estilo de v ida . N u n c a concursó en las oposiciones abiertas

para parroquias vacantes n i viajo a España pa ra lograr su

propósito. C u a l q u i e r a de estas alternativas le hub ie ra ayu­

dado, pero se contentó con permanecer en l a c iudad de México

y esperar a que le fuera concedida a l a larga. D a d a su al­

cu rn ia , par t icu larmente l a tradición de obispos y capitulares

que tenía l a fami l ia , tenía derecho a esperar u n lugar en e l

cab i ldo , L o logró en 1746 a l ser nombrado med io racionero.

LA FAMILIA G Ó M E Z DÉ C E R V A N T E S 225

Ten í a 46 años y, para ser su p r imer nombramiento , era u n

hombre de más edad de lo n o r m a l .

Cua t ro años después, en 1738, el arzobispo Vizarrón nom­

bró a Cervantes provisor y v icar io general del arzobispado.

Cont inuó en ese puesto durante más de veinte años, lapso

en que gobernaron dos arzobispos y hubo u n período en

que l a sede estuvo vacante, lo cua l es testimonio de su b u e n

temperamento y de l a estima en que lo tenían sus asocia­

dos. S i n duda esta estima se debía en parte a l prestigio que

había alcanzado su f ami l i a y a l que gozaba su red extensa

de parientes en las altas esferas de l a sociedad. L a imagen de

Cervantes como hombre confiable y estable se reaf i rma

p o r su trayectoria en l a un ivers idad hasta su ret iro en 1741.

V a r i o s años antes, en u n a carta de recomendación, se hacía

no ta r que Cervantes había impa r t i do cátedra por más de

dieciocho años y que n u n c a había sido mul tado por faltar

a clase.

E n 1747, cuando todavía era medio racionero, Cervantes

recibió el nombramien to de obispo de Puer to R i c o . E n cierto

sentido no era u n a sorpresa, ya que había tratado de obtener

ascensos dentro de l cabi ldo y todos los prebendados de Méxi­

co eran tomados en cuenta en forma automática para cubr i r

las sedes vacantes en e l N u e v o M u n d o . Cervantes, s in em­

bargo, no parecía tener deseos de i r a Puer to R i c o , ya que

n o quería dejar l a confortable y c iv i l i zada c iudad de México

p o r u n lugar t rop ica l , insa lubre y aislado. Se enfrentó ante

u n d i l ema: no quería aceptar e l puesto, pero si se rehusaba

a tomarlo s in u n a buena excusa podía despertar l a i r a real y

p o n e r f in a futuros ascensos. Las bulas papales con su nom­

bramiento ya habían sido despachadas, pero Cervantes se

d i o prisa a consultar a les médicos más eminentes de l a

capi ta l , quienes unánimemente o p i n a r o n que el c l i m a de

P u e r t o R i c o podía tener consecuencias desastrosas para

su salud. D a d o que consideraba que el cambio probable­

mente significaría l a muerte, Cervantes rehusó el puesto.

H a s t a entonces no había dado muestras de que le af l igiera

ningún m a l , n i en n i n g u n o de los informes confidenciales

226 PAUL GANSTER

acerca de los clérigos se i nd icaba fa l la a lguna en sus facul­

tades físicas. A u n así Cervantes escribió rechazando el puesto

y suplicó que esta decisión no per judicara l a pos ib i l i dad de

futuros nombramientos . E l Consejo de Indias se v io i n u n ­

dado con informes médicos y cartas de l ayuntamiento de

Méx ico apoyando a Cervantes. E l Consejo examinó l a evi­

dencia, discutió e l asunto y e l rey aceptó l a decisión de

Cervantes y ordenó que este incidente no perjudicara a Cer­

vantes en sus ascensos. 3 9

A u n q u e en teoría esta real o rden e l iminaba cualquier

resent imiento que el Consejo de Indias hub ie ra pod ido tener

con respecto a Cervantes, en l a práctica l a situación fue u n

tanto dis t in ta . A pesar de repetidas y enfáticas cartas de l

arzobispo y de l cabi ldo, y de l excelente c u r r i c u l u m del pre­

bendado, su ascenso en l a jerarquía fue muy, m u y lento.

N o fue s ino hasta 1752 que e l Consejo juzgó opor tuno pro­

mover lo a racionero y languideció en ese puesto hasta 1756,

en que fue nombrado canónigo. O c u p ó este cargo hasta e l

l o . de d ic iembre de 1759 en que murió a l a edad de 71 años.

A u n q u e sus progresos en e l cab i ldo no fueron los que hu­

b ie ran pod ido esperarse y no recibió e l nombramien to de

obispo pa ra n i n g u n a diócesis de l centro de México, pudo

seguir residiendo en l a cap i t a l y fue m u y respetado como

prebendado, doctor en l a un ivers idad y provisor del arzobis­

pado.

L a carrera de Francisco X a v i e r , a l i g u a l que l a de su

tío, tuvo rasgos poco usuales que pueden explicarse mejor

si se ana l izan dentro de l contexto de l a his tor ia de l a fa­

m i l i a . S u tardío ascenso a l cab i ldo a l a edad de 48 años,

después de u n a carrera en l a que no había destacado, parece

haber sido ciertamente e l resul tado de l a buena posición

que tenía l a f ami l i a ante e l rey y sus consejeros. Su nom­

bramien to como obispo y e l hecho de que hub ie ra pod ido

3 9 E l material sobre su nombramiento y su negativa al mismo se encuentra en A G I , México, 807 (expediente con adiciones hasta 1753 aproximadamente).

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 227

lograr dos ascensos a pesar de haberse rehusado a atender

l a sede de Puer to R i c o con excusas tan poco fundadas re­

fleja también l a posición que gozaba l a f ami l i a en l a corte.

C o m o señalaba e l arzobispo de México en u n a carta que

dirigió a l rey en 1750, Francisco X a v i e r era m i e m b r o de

" u n a de las más antiguas e ilustres familias de este re ino,

y de las pocas que logran conservar aquel esplendor con

que se establecieron en e l p r i n c i p i o de l a conqu i s t a" . 4 0 Sus

conexiones familiares con los líderes de l a sociedad novo-

h i spana ayudan también a comprender por qué p u d o con­

t i n u a r ocupando e l puesto de provisor de l a arquidiócesis

p o r más de veinte años. A pesar de el lo, l a i n f luenc ia de l a

f a m i l i a no fue suficiente para superar l o que podríamos

l l a m a r su escasísimo talento. Francisco X a v i e r fue nombrado

pa ra formar parte de l cab i ldo a u n a edad más avanzada de

l a usual , su progreso en ese cuerpo fue excepcionalmente

lento, y recibió u n nombramien to para u n obispado poco

deseable. S i n d u d a l a corona no creyó necesario p remia r

igualmente a cada u n a de las generaciones de l l inaje de los

Gómez de Cervantes.

E l examen de l a f a m i l i a Gómez de Cervantes revela pa­

trones de conducta i n d i v i d u a l y colect iva que eran comunes

a las elites de l a sociedad co lon ia l hispanoamericana. E n las

acciones de los integrantes de esta f ami l i a estaba implícito

u n interés por l a continuación de l l inaje. C a d a u n a de las

generaciones de esta f a m i l i a tomó medidas para conseguir

esta meta. P a r a asegurar l a con t inu idad , el excedente de hijos

fue colocado en diversas corporaciones eclesiásticas. L a en­

comienda que los Gómez de Cervantes logra ron retener

durante cuatro vidas y e l establecimiento de mayorazgos

fueron también expresiones de l a fuerza de este idea l en l a

f ami l i a . L a selección de esposos y esposas fue m u y ju ic iosa

y se tradujo en buenas dotes. L o s clérigos y parientes políti­

cos que no tuv ie ron herederos canal izaban frecuentemente

considerables riquezas a l l inaje p r i n c i p a l . A través de cargos

49 Vid. nota 38.

228 PAUL GANSTER

públicos, tanto civiles como eclesiásticos, cada u n a de las

generaciones logró mantener l a p rominenc ia adqu i r i da por

l a f ami l i a en l a conquista, E l proceso fue en cierto m o d o

c i rcular . E l desempeño de cargos públicos permitía acumula r

méritos, pero a su vez los cargos públicos se podían obtener

como recompensa por méritos de los ind iv iduos o las fami­

lias. Estos cargos podían i m p l i c a r también otros beneficios.

Desde l a segunda generación cada uno de los jefes de l a

f ami l i a , a l i gua l que otros de los hijos, fueron alcaldes

mayores u n a o más veces. Estos puestos podían ser lucra­

tivos y los méritos acumulados de l a f ami l i a podían ayudar

a lograrlos. E r a , pues, u n a o p o r t u n i d a d más de a l imentar

l a for tuna fami l ia r y perpetuar el l inaje. A u n q u e el pape l

de los alcaldes mayores y los corregidores en México y en

Perú no ha sido estudiado a fondo, el número de estos of i ­

ciales en las familias de los prebendados mexicanos y perua­

nos es impresionante. P o r último, a pesar de que las carre­

ras, los enlaces mat r imonia les y las finanzas se planeaban

cuidadosamente, el factor suerte era u n elemento que no

podía pasarse por alto. L a f ami l i a tuvo cont inuo éxito en

tener e l número adecuado ele hijos e hijas que alcanzaran

l a mayoría de edad, y gracias a el lo pudo lograr que su

ape l l ido siguiera. Dadas las realidades de esperanza de v i d a

y fe r t i l idad en l a N u e v a España, l a f ami l i a Gómez de Cer­

vantes fue m u y afortunada.

E l desarrollo de los i nd iv iduos de este l inaje también

siguió patrones congruentes y casi predecibles en el contexto

de l a estructura de l a f ami l i a . L o s rasgos poco comunes de

las carreras de Nicolás Car los y Francisco X a v i e r se debieron

sobre todo a l enorme prestigio de l a fami l ia . A l mismo

t iempo estos dos clérigos c u m p l i e r o n u n a función típica con

respecto a el la . A u n q u e l a información es algo esquemática

resulta bastante claro que cada u n a de las generaciones de

l a f a m i l i a Gómez de Cervantes colocó a varios de sus hijos

e hijas en l a iglesia. Paralelamente esperaban que otros hijos

se casaran con mujeres b i e n cualificadas y que lograran

tener descendientes que p u d i e r a n mantener l a c o n t i n u i d a d

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 229

del l ina je . L o s hijos tenían además el deber de servir como

alcaldes mayores y desempeñar otros puestos públicos. A l g u ­

nas de las hijas también se casaban y establecían los nexos

con otros linajes mexicanos inc luyendo a otras ramas de l a

p r o p i a f a m i l i a Gómez de Cervantes. Estos patrones se repi­

t i e ron generación tras generación, aunque h u b o sutiles cam­

bios relacionados con l a situación de l a sociedad mexicana ,

las condic iones económicas y otros factores.

A u n q u e este estudio de l a f a m i l i a Gómez de Cervantes

y de las famil ias que se re lac ionaron con e l l a no permite

establecer u n a n o r m a estadística válida pa ra todas las fami­

l ias de l a eli te novohispana, revela patrones típicos. Las

generalizaciones hechas con respecto a l a f ami l i a Gómez de

Cervantes se apegan a las de otras famil ias de las elites

de N u e v a España y e l Perú. S i n d u d a otros estudios de fa­

m i l i a s semejantes mostrarán variantes de los patrones en­

contrados en e l caso de los Gómez de Cervantes —en el or igen

de l a f ami l i a , e l lugar de residencia y l a especialización

económica o profesional . A u n q u e l a f a m i l i a Gómez de Cer­

vantes resulta poco común por haber cont inuado siendo

parte de l a eli te durante todo el período co lon ia l , e l análisis

de su h i s to r ia revela patrones que reflejan metas ampl ia ­

mente d i fundidas en las elites hispanoamericanas.

SIGLAS Y R E F E R E N C I A S

AGI Archivo General de Indias, Sevilla. A G N M Archivo General de la Nación, México.

BERISTAIN DE SOUSA, José Mariano

1947 Biblioteca hispanoamericana septentrional, 3a. ed. México, Editorial Fuente Cultural, 5 vols.

BRADING, David A .

1975 Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). México, Fondo de Cultura Económica.

230 PAUL GANSTER

BRAVO UGARTE, José

1965 Diócesis y obispos de la iglesia mexicana. México,

Editorial Jus.

BURKHOLDER, Mark A .

1978 "Titled nobles, élites, and independence: Some com-ments", en Latín American Research Review, xni, pp. 290-295.

FERNÁNDEZ DE RECAS, Guillermo

1965 Mayorazgos de la Nueva España. México, Univer­sidad Nacional Autónoma de México, Instituto Bi­bliográfico Mexicano.

GANSTER, Paul

1974 "A social history of the secular clergy during the middle decades of the eigthteenth century". Tesis doctoral inédita, Los Angeles, University of Cali­fornia.

1978 "Social origins and career patterns of the upper levéis of the secular clergy in eighteenth-century Perú and México", en Proceedings of the American His-torical Association, 1977. Ann Arbor, University Microfilms.

GARCÍA CARRAFFA, Alberto y Alfredo GARCÍA CARRAFFA

1952-1961 Enciclopedia heráldica y genealógica de apellidos españoles y americanos. Madrid, Nueva Imprenta Radio, 83 vols.

GERHARD, Peter

1972 A guide to the historical geography of New Spain. Cambridge, Cambridge University Press. «Cambridge Latin American Series, 14.»

GIBSON, Charles

1964 The Aztecs under Spanish rule: A history of the Indias of the Valley of México. Stanford, Stanford University Press.

GÓMEZ DE CERVANTES, Gonzalo

1944 La vida económica y social de Nueva España al

finalizar el siglo XVI. México, Antigua Librería Ro­bredo de José Porrúa e Hijos.

LA FAMILIA GÓMEZ DE CERVANTES 231

K I C Z A , John E .

1979 "Colonial urban social history: The case of México", en Proceedings of the Rocky Mountain Conference on Latin American Studies, Lincoln (Nebraska).

LOCKHART, James

1968 Spanish Perú (1532-1560): A colonial society. Ma-dison, University of Wisconsin Press.

1969 "Encomienda and hacienda: The evolution of the great estáte in the Spanish Indies", en Hispanic American Historical Review, XLIX:2 (ago.), pp. 411-429.

M A C L E O D , Murdo J .

1973 Spanish Central America: A socioeconomic history (1520-1720). Berkeley, University of California Press.

MARTÍNEZ PELÁEZ, Severo

1972 La patria del criollo. San José, Editorial Universi­taria Centroamericana.

OSORES, Félix

1908 Noticias bibliográficas de alumnos distinguidos de San Pedro y San Pablo y San Ildefonso de México. México, Vda. de C h . Bounet.

R I L E Y , G . Michael

1975 " E l prototipo de l a hacienda en el centro de Méxi­co : U n caso del siglo XVI", en Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina, Enrique Flores-cano, ed. M é x i c o , Siglo Veintiuno Editores.

SCHWALLER, John Frederick

1981 "Tres famil ias mexicanas del siglo XVI, en Historia Mexicana, x x x : 2 (oct.), pp.

SEDANO, Francisco 1880 Noticias de México. Méx ico , Edición ds la " V o z de

M é x i c o " , 2 vols.

STONE, Lawrence 1971 "Prosopography", en Daedalus, 100, pp. 46-79.

TUTINO, John Mark

1976 "C reó le M é x i c o : Spanish élites, haciendas, and In-

232 PAUL GANSTER

dian towns (1750-1810)". Tesis doctoral inédita, Austin, University of Texas.

V Á Z Q U E Z DE T A P I A , Bernardino

1972 Relación de méritos y servicios del conquistador Bernardino Vázquez de Tapia, vecino y regidor de esta gran ciudad de Tenustitlan, Jorge Gurría L a -croix, ed. México, Universidad Nacional Autónoma de México.