la extensiÓn universitaria: una oportunidad para
TRANSCRIPT
1
X Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria Extenso 2009 Extensión y Sociedad
Eje Temático 2- Prácticas integrales: articulación de Investigación, Enseñanza y Extensión.
LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA: UNA OPORTUNIDAD PARA RESIGNIFICAR EL SENTIDO DE LA INVESTIGACIÓN Y LA ENSEÑANZA.
Autores: PROPERSI, Patricia, ALBANESI, Roxana; DURÉ, Liliana; BURZACA, Luciana. Referencia Institucional: Grupo de Estudios Agrarios (GEA). Facultad de Ciencias Agrarias – Universidad Nacional de Rosario. Argentina Persona de Contacto: Patricia Propersi Mail: [email protected] Teléfono: 0341-4970080/085 int 149
Palabras claves: Transformación - educación – modelos productivo Resumen
Las investigaciones realizadas en el cordón hortícola de Rosario, Santa Fe-Argentina, han evidenciado la existencia de procesos peligrosos para la salud de las personas que viven y que trabajan en el cinturón verde de la región. El modelo vigente prioriza su atención en la productividad antes que en la población participante de los procesos productivos. El aumento de los volúmenes de producto incorporando insumos industriales, las condiciones de producción y vida en las unidades hortícolas y los escasos controles de inocuidad del producto generan “procesos peligrosos” para los trabajadores que participan de estas tareas y para la población consumidora de hortalizas. Las condiciones de producción encontradas en el Cinturón Verde de Rosario muestran que la mayoría de los trabajadores son informales, que es relevante el aporte de trabajo femenino e infantil, así como la presencia de trabajadores migrantes indocumentados que profundiza su vulnerabilidad y los torna prácticamente invisibles ante la sociedad.
A partir de una de las etapas de la investigación, que implicó el relevamiento del trabajo de los diferentes actores de la producción hortícola local, surge el interés por organizar una experiencia de extensión.
Se visitan las quintas de Rosario junto a técnicos del programa Buenas Prácticas Agrícolas, dependiente del Programa Alimentario la Secretaría de la Producción de la Municipalidad de Rosario. Esta actividad está destinada a informar a productores y trabajadores sobre medidas preventivas y/o correctivas que puedan tomarse con relación al uso de agroquímicos, al tratamiento del agua, la desparasitación de animales, entre otras. Simultáneamente, se establece un vínculo con escuelas primarias radicadas en territorio de la horticultura a partir de la realización de talleres con niños –muchos de ellos trabajadores- y sus familias con la finalidad de trasmitir modalidades de trabajo y prácticas que puedan protegerlos de las afecciones más comunes vinculadas a sus trabajos. La evolución del trabajo transformó una investigación diagnóstica en una participativa, con una perspectiva de educación no formal. A su vez, los conocimientos generados adquieren relevancia en la docencia de grado y postgrado pues hacen presente, más allá de las tradicionales situaciones de agro-negocios vigentes en la región pampeana, la existencia de grupos socialmente vulnerables íntimamente vinculados a la producción agropecuaria, situación ineludible de una Universidad comprometida con una transformación social incluyente.
2
LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA: UNA OPORTUNIDAD PARA RESIGNIFICAR
EL SENTIDO DE LA INVESTIGACIÓN Y LA ENSEÑANZA.
Autores: PROPERSI, Patricia, ALBANESI, Roxana; DURÉ, Liliana; BURZACA, Luciana.1
“… cuando iba a la escuela la maestra tomaba prueba y la directora decía ´ustedes y
ustedes vengan a la galería que vamos a limpiar´. Pero ¿cómo?, le decía la maestra y
la directora le contestaba: éste es de campo ¿para qué quiere estudio? Este es para
trabajar la tierra…”
Productor hortícola
En este artículo se explicará el camino recorrido por un proyecto de investigación
clásico sobre las condiciones de producción en el Cinturón Verde del Gran Rosario,
Argentina, en su transformación paulatina hacia una instancia de investigación/acción
primero y un trabajo de extensión posterior. Así mismo, se expondrán sus interrelaciones
con la docencia de grado y postgrado en el área de la producción agropecuaria.
Los actores y el territorio de la producción de hortalizas en el cinturón de Rosario
Rosario en una de las más importantes ciudades del sur de la provincia de Santa Fe,
enclave de la región pampeana, históricamente ligada a la exportación de granos y carnes.
La producción hortícola, presente en el área desde mediados del siglo XIX, surgió y se
desarrolló a partir de las necesidades alimenticia de la población urbana del área.
El crecimiento demográfico imprimió dinamismo a la producción de hortalizas hasta
finales de 1970, cuando el territorio inició un proceso de especialización en la agricultura de
exportación basada en el cultivo de soja en detrimento de otros cultivos y actividades
productivas. Simultáneamente comenzó a cobrar importancia la llegada de producción
hortícola de otros cordones o de nuevas áreas del país que ingresaban periódicamente su
producción en los dos mercados concentradores de la ciudad.
Los establecimientos hortícolas están preponderantemente ligados al consumo
nacional de alimentos, caracterizándose por un alto requerimiento de capital y mano de
obra. Esto torna a la actividad en una gran demandante de trabajo sin participar de las
ganancias extraordinarias derivadas de una inserción ventajosa en el mercado internacional
1 Miembros del Grupo de Estudios Agrarios (GEA). Docentes e investigadoras de la Facultad de
Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario. Argentina.
3
característica de los commodities agropecuarios. Esto deriva en transformaciones
estructurales del sector hortícola del Gran Rosario, con una disminución en el número de
establecimientos (quintas) coincidente con el proceso de concentración vigente para toda la
economía nacional durante la década del 90.
Esta actividad se ubica en una proporción significativa dentro de circuitos informales
de la economía: gran parte de los productores hortícolas no se inscriben en registros
oficiales, no realizan aportes jubilatorios, no registran el personal eventualmente contratado,
no aseguran los vehículos utilizados para el transporte personal o de mercadería, sortean
los mercados concentradores y realizan ventas directas desde la quinta o en verdulerías
evitando así el pago de impuestos y disminuyendo los costos derivados de la
comercialización (Zuliani, et al; 2003).
Las investigaciones realizadas por el equipo desde hace varios años (Albanesi, et. al:
1999; Propersi, P.; et al: 2006; 2007; 2008) dan cuenta de las características y condiciones
de las personas que viven y que trabajan en el cordón hortícola del Gran Rosario.
Las quintas son unidades de producción familiar donde se verifica el trabajo de los
productores propietarios y sus familias así como también la de medieros y un considerable
número de trabajadores asalariados, generalmente estacionales.
El productor propietario es el dueño de la tierra donde se asienta el proceso
productivo, quién toma las principales decisiones (la mayoría de ellas) que a éste conciernen
y quién organiza económicamente la explotación. Además de su aporte directo de trabajo en
la esfera de la producción y también en la comercialización debe incluirse el trabajo de
miembros de su familia que, ya sea de manera constante o esporádica, realizan aportes a
las unidades. Este monto de trabajo queda en oportunidades encubierto bajo la expresión de
“ayuda” o “colaboración” familiar.
La mano de obra contratada es generalmente informal, migrantes de provincias del
norte del país o de origen boliviano, muchos poseen residencia temporaria. Los medieros
pueden ser considerados como “socios menores” responsables de todo el aporte de trabajo
físico, asumen las tareas necesarias para el desarrollo de diferentes cultivos, su empaque y
acondicionamiento. En los momentos que el cultivo lo requiere, recurren al trabajo familiar
para evitar incrementar sus costos con la paga de trabajo asalariado.
La relación de mediería constituye una forma laboral que garantiza la presencia
continua de trabajo a lo largo de todo el ciclo productivo, la asunción compartida de parte de
los gastos que de él deriven y de los riesgos propios tanto de la producción como de la
comercialización. No está presente el concepto de maximizar ganancias, ni el trabajo de las
familias es mensurable en términos monetarios.En general el trabajador mediero se hace
cargo de las tareas físicas que requieren más esfuerzo como el control manual de malezas,
4
conducción del cultivo o control químico de las plagas, reservando al resto de su familia el
lugar de la “ayuda” en la recolección y limpieza de la mercadería.
Los asalariados ya sean permanentes o transitorios (tanteros, jornaleros) suelen
combinar estas tareas con otras tareas urbanas. Albañiles, changarines, por ejemplo entran
y salen de la actividad según la demanda de trabajo global y son los actores más difíciles de
identificación y análisis.
La cantidad de trabajadores por quinta varía de 1 a 12 personas, el promedio es de
aproximadamente 4 trabajadores. La duración de la jornada laboral está determinada por las
necesidades del cultivo y la época del año. En las estaciones de primavera y verano excede
las 10 horas diarias, las épocas de cosechas son las más exigentes en trabajo, le siguen las
tareas realizadas con herramientas manuales y la carga de bultos.
Las respuestas a las preguntas sobre mano de obra sólo nombran lo realizado por el
trabajador hombre pero no dan cuenta del trabajo femenino e infantil, que si es enunciado
en las entrevistas en profundidad efectuadas fuera de las quintas2. Tanto las entrevistas
como los registros fotográficos dan cuenta de una fuerte presencia femenina en las diversas
tareas productivas, y la participación de niños para cuestiones específicas (desmalezado y
cosecha). La relación laboral y las condiciones del trabajo (tipo de cultivo, cantidad de has,
remuneración, etc.) se establecen con el mediero, desapareciendo la posibilidad de
intervención de los demás familiares afectados al trabajo hortícola. Las mujeres y los niños
quedan involucrados en tales “contratos” sin siquiera ser visibles a la hora de pautar
tiempos, remuneración, obligaciones o condiciones de vida.
En las quintas el agua de consumo y riego es de pozo, el 70% tiene cámara séptica.
Las observaciones directas y las entrevistas en profundad permiten aseverar que no se
realiza mantenimiento de los mismos. En las piletas de lavado y refrescado se lavan tanto
las verduras cosechadas como herramientas, incluidas las mochilas utilizadas para la
aplicación de agroquímicos. En los meses de calor, también se usan para higiene del
personal.
En el área no hay recolección de residuos domiciliarios, el tratamiento más común
dado a la basura es quemarla (64%) dentro de la quinta.
El 53% no posee servicio de transporte público. El 43% de la que sí tienen, para su
acceso deben recorrer una distancia mayor a 10 cuadras. Sólo el 25% declara contratar
taxis o remises. La bicicleta es un elemento muy común de transporte.
El principal servicio de telefonía que poseen es el móvil, no obstante, un 36% no
posee ningún tipo de teléfono.
2 Ver aspectos metodológicos - Propersi, P; et. al; 2006
5
La situación de aislamiento territorial de buena parte de los trabajadores medieros y
asalariados y sus familias deviene en procesos peligrosos para su salud. Pautas culturales y
–en algunos casos- un dominio reducido del idioma restringe considerablemente las
posibilidades de comunicación. Se le suman los problemas de divisiones étnicas que se
producen entre los diversos trabajadores, el desconocimiento del territorio donde habitan y
las distancias que median entre las quintas y los servicios que la ciudad ofrece. La condición
de migrantes no legales refuerza los problemas de aislamiento y profundizan las condiciones
adversas para vivir (Propersi, et al; 2007).
Cuando la investigación convoca a la extensión.
En el curso de la investigación se hizo un diagnóstico de las condiciones materiales
en que se realiza la producción de hortalizas, para luego entender las representaciones de
los actores acerca de los problemas de salud-enfermedad-atención. Se avanza, entonces,
hacia la comprensión de aquellas cuestiones que derivaban en la aceptación plena o
naturalización de los procesos peligrosos generados por las condiciones de producción.
Este objetivo llevó a identificar muchas razones que se encuentran vinculadas a la
historia no sólo de los actuales trabajadores hortícolas y sus familias sino a los aprendizajes
incorporados a lo largo de generaciones, dado que la “… razón inmanente de las prácticas,
no tiene su principio en ´decisiones´ de la voluntad y la conciencia racionales o en
determinaciones mecánicas originadas en poderes exteriores, sino en las disposiciones
adquiridas por medio de los aprendizajes asociados a una prolongada confrontación con las
regularidades del campo; esas disposiciones son capaces de generar, incluso al margen de
cualquier cálculo consciente, conductas y hasta previsiones que más vale llamar razonables
que racionales.” (Bourdieu, P; 2005:16).
En este camino, el equipo de investigación se vincula con otras instituciones
relacionadas con la población de las quintas: se realiza un convenio con el Programa
Alimentario de la Secretaría de la Producción de la Municipalidad de Rosario y se comienza
a trabajar en la escuela provincial Nº 1300 de la localidad de Pérez (a la que también asisten
niños de Soldini) junto a agentes del Programa Pro-huerta dependiente de INTA y el
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Las características de la metodología elegida fue paulatinamente transformando el
estilo clásico hacia una investigación-acción y de allí hacia un trabajo de extensión, cuyo
objetivo central consistió en iniciar procesos de educación informal para tender hacia una
6
ruptura de la naturalización y el fatalismo que acompañan a las prácticas productivas
insalubres.
A su vez, dado que la mayor parte de los profesionales que integran el equipo son
docentes de grado y postgrado, los conocimientos generados constituyen elementos
incorporados cotidianamente a las clases para facilitar procesos de formación que
problematicen las formas de producción y cuestionen la dimensión ética profesional en el
plan de estudios de la carrera.
Reconociendo el agua que no debes beber.
Una estrategia consistió en visitar semanalmente las quintas junto a ingenieros
agrónomos y veterinarios del Programa Alimentario dependiente de la Secretaría de la
Producción de la Municipalidad de Rosario, con el propósito de “reducir la probabilidad de
contaminación del cultivo que pueda poner en riesgo la inocuidad de las frutas y hortalizas o
su aptitud para el consumo en etapas posteriores de la cadena alimentaria” (Llanes, R;
2007:19). Este vínculo ha permitido el acceso a todos los establecimientos, aún cuando
otras organizaciones públicas no han podido acercarse, ya que el equipo no se relaciona
con cuestiones punitivas y porque su diagnóstico tiene el valor de ser un conjunto de
recomendaciones optativas.
Se recorrieron 28 quintas y en cada visita se entrevistó al productor/mediero o
persona responsable de la producción que se encontrara en ese momento, realizando:
descripción y croquis del establecimiento con sus instalaciones. Ubicación de las bombas
de captación y pozos ciegos o fuentes contaminantes.
extracción de muestras de agua de todas las fuentes (consumo, riego, y pileta de
refrescado). Las mismas son analizadas por el Laboratorio del Instituto del Alimento de la
Municipalidad de Rosario, en los aspectos Físico, Químico, Microbiológicos y Arsénico.
extracción de muestras de verduras de hoja que preferentemente se consumen crudas,
para su posterior análisis bacteriológico–parasitológico y de residuos químicos en el
mencionado laboratorio
análisis coproparasitológico. de las especies domésticas que se encuentren en el
establecimiento.
relevamiento del manejo de productos fitosanitarios y fertilizantes
Los resultados hallados arrojan que el 64% de las quintas denotan presencia de E.
coli , Pseudomonas y valores que supera el límite establecido para coniformes y mesófilas
7
en las piletas de refrescado, y que el 27% tiene presencia de Pseudomonas y supera limite
de mesófilas en la bomba para riego. Estos valores deben interpretarse a la luz del uso que
suele hacerse de tales instalaciones, cuando la mayoría de los trabajadores recurre a la
mismas para al menos higienizarse.
En las visitas en las que se devuelven los resultados de los análisis, se continúa con
el asesoramiento en Buenas Prácticas. Se explica – tanto a los productores como a los
trabajadores - las maneras sencillas de desinfectar el agua para consumo, la forma
adecuada de almacenar agroquímicos, la necesidad de alejar a los animales de los lotes de
producción y toda otra recomendación que surja de la observación de las condiciones
materiales de producción.
Este tipo de dinámica crea la oportunidad para que tanto los profesionales
dependientes de la municipalidad como los miembros del equipo de la universidad indaguen
acerca de su historia laboral, su percepción acerca de las condiciones en las que vive y
trabaja y la posible incidencia sobre su salud.
Por ejemplo, cuando se les pregunta a las personas que encontramos en las quintas
acerca de la aplicación de agroquímicos, responden:
“Se aplica cipermetrina, que hace muy poco… porque no es como los fuertes”. (Productor)
“…lo rociamos con la pulverizadora, a veces no podemos ir en tractor, entonces tenemos que
ir con las mochilas, es un trabajo pesado, nos mojamos bastante y es algo tóxico, pero otra
no nos queda”. (Trabajador)
“Los matayuyos y los fertilizantes no son peligrosos, los venenos son los más peligrosos”
(Trabajador)
Ante la pregunta sobre el período de carencia suelen responder que tienen
conocimiento, aunque cuando indagamos por los días específicos de restricción que tienen
los productos, en la mayoría de los casos no los conocen. Tampoco encontramos que se
guarden en un lugar particular, generalmente se encuentran en el galpón junto a los cajones
de hortalizas y pileta de lavado. Hemos registrado pilas de envases vacíos casi en la puerta
de sus casas o cerca de las bombas y hemos visto a peones preparar la mochila para
empezar a fumigar sobre el borde de la pileta de refrescado.
Se ha observado a campo personas aplicando productos químicos siempre sin
protección. Cuando se hace referencia a ésto, los productores contestan que tienen el
equipo pero…”no se usa porque no hace falta”, “siempre apliqué así y no me pasa nada”,
8
“cuando hace calor no se soporta”……”la cipermetrina no es peligrosa, así que no me los
pongo (guantes, mascara), porque ni a los bichos les hace nada…”
Nunca hemos visto en nuestra visitas un equipo de protección para la aplicación de
los agroquímicos, en dos quintas vimos unas máscaras, que a juzgar por la tierra que tenían
hacía mucho tiempo que nadie las usaba.
La presencia de animales es muy frecuentes en los establecimientos hortícolas,
algunos como herramientas de trabajo (caballos), como guardianes (perros), o simplemente
mascotas. De las entrevista se desprende que tampoco existe un conocimiento de los
riesgos que implica su presencia sin un periódico control parasitológico. La mayoría de los
animales se han visualizado recorriendo libremente toda la extensión del establecimiento.
Las visitas a las quintas, entonces permiten desarrollar estrategias de educación no
formal para concientizar sobre los riesgos inherentes al actual modelo productivo y romper
su “naturalización”.
Estos encuentros permitieron, además, profundizar el conocimiento sobre el sentido
que adquiere la producción y el trabajo en los diferentes actores. Interpretar las condiciones
materiales y su desenlace en la subjetividad de los actores implica un recurso necesario
para comprender las razones que explican la actualidad en las formas productivas en
Rosario. Por ejemplo, el relato de un productor nos explica cómo se inscribe las
características del trabajo desde su historia en la actividad:
“Y con los venenos ¿nunca tuviste problemas?
P – No, ¿pero qué pasa? Ahora me tengo que sacar una radiografía. Una vez me sangraron
así los pulmones hace cosa de 10 años atrás y me dijeron – Che, ¿vos fumás? – No, nunca
fumé, pero ando con los venenos. - ¡Ah!- me dice. Pero después nunca tuve problemas.
¿Y nunca te hiciste revisar?
P – No, no.
¿Y cómo hacés con los venenos? ¿Te cuidás?
P– Sí, si. Trato de cuidarme. Tengo máscara, pero no la puedo usar. Más vale me pongo un
pañuelo.
¿Y en la piel ¿nunca tuviste problema?
P– No, no, yo uso guantes y botas. Lo que pasa que cuando yo era chico, porque yo hace de
los 12 años que ando con el veneno. Yo a los 12 años ya pesaba 70 kilos. Antes, las 15
hectáreas de alcaucil, le dábamos todas con mochila. Y después ya se compró una máquina
contra todo eso y no me cuidaba para nada…”
9
Los discursos de la población que participa de la producción hortícola denotan un
patrón cultural que no distingue edad ni sexo como límites a los esfuerzos o tareas, la
prioridad es el producto, no las personas.
Además de las vivencias pasadas, el porvenir es otro ingrediente que modela el
presente del trabajo en las quintas. El esfuerzo que caracterizó la vida de una generación se
traduce en un deseo de no continuidad de la descendencia en la horticultura. Así, la esposa
de un propietario nos contó que ella nació en la quinta y que siempre trabajó ayudando
primero a su padre y después a su marido. Ya no trabajan más porque no les interesa más
trabajar como horticultores, ni que lo haga su hija ingeniera agrónoma ”en la quinta, no por
favor, trabaja muy bien en una semillería muy grande de Rosario, para qué va a renegar
acá…”, ni su hijo de 27 años al que le gustaba mucho trabajar junto al padre, pero… “le
insistimos para que se busque otro trabajo, con un sueldo fijo y no tan sacrificado como
esto… y por suerte consiguió trabajo, sabés lo contento que está con el sueldo… en la
quinta ya no se puede hacer nada…”
Otros testimonios de productores coinciden:
” yo le puse a mi hijo un negocio, una pescadería, para que va a seguir en la quinta…”
” a mi hijo le gusta venir a ayudarme y sabe andar con el caballo y todo, pero yo le digo que
primero la escuela y después la quinta… esto no tiene mucho futuro…”
En otro establecimiento que está por venderse, nos atendió la madre del productor,
una señora de 83 años, quién nos hizo un relato pormenorizado de su trabajo en la quinta
desde que tenía 13 años, nos relató que siempre trabajó a la par de los hombres, y que
siguió así hasta que después de los 50 años ya no pudo más…”es que cargué tantos
cajones que me agarró artritis y se me jodió la columna,,, si yo cargaba más peso que los
hombres…” y ahora estoy así, por eso odio la quinta…”
Desde esta perspectiva difícilmente exista un espacio propicio para el cuidado del
lugar y las condiciones de trabajo. Muchos no imaginan un futuro asociado a la
descendencia, sino un horizonte finito ajeno a lo familiar, con bajas connotaciones
favorables.
Otro aspecto que se verifica con las visitas es un número mucho mayor de
trabajadores que la declarada por los productores (en registros anteriores) y se comprueba
10
que el trabajo de mujeres, de adolescentes y niños no es esporádico, ni casual, ni reviste la
categoría de “ayuda” como habitualmente es definido por los mismos miembros de las
familias trabajadoras en las entrevistas en profundidad. La posibilidad de charlar con los
trabajadores no permite registrar dicho trabajo:
“…como todo, es medio sacrificado, para ella que va al campo y tiene que venir corriendo a
cocinar y no hay tiempo no, pero eso cuando estamos apretados de trabajo, pero después
no, ella ayuda ahí…” (Mediero)
“Yo diría que ella trabaja más que yo, porque a las 11 se viene a cocinar, limpia, lava la
ropa, atiende a los chicos, come y ya esta lavando, ella nunca descansa. Yo paro a las doce
y vuelvo a eso de las 2 a la quinta, ella mientras lavó, cocinó... y luego ya esta ella otra vez
en la quinta y la mujer sabe que tiene que hacer en la casa, y no descansa...” (Mediero)
“Este trabajo no te voy a decir que es una carrera, pero es de todos, se podría decir que es
de familia este trabajo, nos damos una mano todos. Es que la quinta es un trabajo de la
familia”. (Mediero)
Esta evidencia es la que genera la necesidad de desarrollar una estrategia específica
en relación al trabajo infantil, dando lugar a la intervención en la escuela.
Aprender para poder
Al indagar entre diversos actores sobre las instituciones relevantes por sus vínculos
con la población hortícola, se señalaron tanto los Centros de Atención Primaria de la Salud
como ciertas escuelas, entre las que se nombró la Escuela Provincial Nº 1300 “Juan
Domingo Perón” porque recibe una cantidad considerable de niños miembros de familias de
trabajadores rurales de las localidades de Soldini y de Pérez.
Así se inició el trabajo con este establecimiento educativo con la realización tres
talleres con alumnos desde 3º a 7º grado. El objetivo central fue “compartir experiencias” en
torno al trabajo en la producción de cultivos intensivos y la percepción por parte de los niños
de los riesgos que las tareas específicas de la producción pueden ocasionar a la salud.
11
Para realizar el taller, se elaboraron afiches que permitían contar
complementariamente la experiencia de los profesionales que organizábamos la actividad
con la de los alumnos, con espacio para registrar y comparar ambos relatos. Se pegaron
fotos de trabajadores en diferentes momentos de la producción hortícola que generaron la
identificación y dispararon los relatos. A partir de las intervenciones de los niños se
corrobora la existencia y características del trabajo infantil en el área.
Vamos a contarles a quienes vemos trabajar en una quinta. Ustedes nos dirán si ven lo mismo
o algo distinto. Las quintas que visitamos están en Soldini, en Rosario, algunas en Perez;
también en Arroyo Seco, en Fighiera.
S. (alumno de 6º) – Mi papá trabaja en la quinta.
Maestra - ¿Ustedes fueron alguna vez a la quinta?
A. (alumno de 6º)– Si. A plantar.
¿Y qué verduras hacen?
Enumeran en conjunto: - Espinaca, radicheta, remolacha, lechuga, bróccoli, hinojo,
acelga.
¿Alguien más conoce gente que trabaje en las quintas o en jardines con las flores?
M. (alumno de 6º)– Yo trabajaba en un jardín. Y limpiaba debajo de los canteros: las
montoneras, margaritas, claveles.
¿Y qué tenías que sacar?
M – Los yuyos que estaban debajo. Y ayudaba a hacer los plantines, primero en una tabla y
después se lo sacaba y se ponía en una cosa de telgopor; se le cortaba por abajo y se lo
ponía por el costado y cuando crecían como 10 cm se los sacaba y se los pasaba a la tierra.
El detalle minucioso que aparece en el relato, así como la precisión en los términos y
procesos da cuenta del conocimiento empírico de una parte de los niños que participan del
taller. Por lo general, existe una subestimación del trabajo infantil ya que no es visualizado
como tal ni por los miembros del hogar que el niño integra, ni por las personas que
conforman su entorno social.
Maestro – Cuando dimos Ciencias Sociales, hablamos de Latinoamérica y veíamos la
agricultura de cada región, cómo se repartía la riqueza. Ellos comentaron muchos trabajos
que hicieron en su experiencia propia.
Maestra – Mucho de ustedes se pagaron el viaje de estudio trabajando. No es ninguna
vergüenza trabajar.
12
Maestro – Ellos estuvieron en la cosecha de arándanos, hablamos de lo que ganaban.
Hacían el caminito de la verdura y ellos me contaban que al final, el que más trabajaba era
el que menos ganaba en todo el proceso. ¿Quién era el que más ganaba?
Alumno 7º – Mi hermano que trabaja en la fábrica gana más.
Pero y en la quinta ¿quién gana más?
Alumno – Y no sé, porque en el jardín a veces se gana más y a veces se gana menos. En el
Día de los Muertos se gana más.
Existen múltiples dimensiones del trabajo infantil, inclusive muchas de ellas no
orientadas específicamente al mercado. Este tipo de trabajo se da tanto en el plano de las
actividades productivas como en el ámbito doméstico. Muchos niños quedan a cargo de la
crianza de sus hermanos menores reemplazando a sus padres que trabajan en las quintas.
En ocasiones, los adultos de las familias migran hacia otras regiones para cosechar y el
grupo familiar queda a cargo de los hermanos “mayores”.
“Tengo un grupo grande de chicos que la mamá sale a la quinta o va a otro pueblo a
trabajar, la mayoría en casa de familias. Y queda el más grande, o uno de los más
chiquititos, porque los más grandes vienen a la mañana a la escuela, a cargo de todos los
otros, ya que en general tienen 6 ó 7 chicos. Así que uno de 5 ó 6 años cuida a los más
chiquitos. El de 12 ó 13, a veces se rebela y no quiere hacer más ese trabajo.”
“ …Son los que trabajan en las quintas, en las flores, en la cosecha del arándano. Hay
muchos que van al Chaco y vuelven. Hacen el algodón y otros cultivos. Van y vienen. Los
chicos quedan solos o al cuidado de otra familia. Están en su casa, pero los cuida un
vecino, por ejemplo. Tengo casos que la mamá se los deja a un cuñado… (Vicedirectora)”.
Pero la especificidad del trabajo en las producciones intensivas resulta el centro de la
estrategia a priorizar. En muchos casos se trata de trabajo para la que cierta destreza fina o
manos pequeñas son necesarias, esta “calificación” torna a la población femenina e infantil
privilegiada en el reclutamiento como trabajadores.
Si hay mucho trabajo, cuando los cultivos ya están maduros, o las flores ya están para
cortarse, ¿mamá trabaja también? ¿Y los chicos también?
N (alumno de 3º grado) – Mi hermano y yo también. Con arándanos. Dijeron que los
hombres no podían agarrar arándanos porque los reventaban. Y las mujeres podían.
¿Quiénes fueron de acá, a cosechar arándanos?
13
N – Mi mamá. Mi hermana.
¿Y ustedes las acompañan?
N – Yo. Y mi hermano.
Diego, acá, nos cuenta que se termina de cosechar arándanos cuando está la bandeja llena. Y
eso tarda dos, tres horas, la bandeja grande.
M (alumna de 3º) – Mi hermana va también.
¿Y cuántas bandejas hace por día?
M – Dos.
¿Y cuánto le pagan a tu hermana por bandeja?
D (alumno 3º) – Si vos llegás primero agarrás la bandeja grande y te pagan 20 pesos. Y por
la chica, 5 pesos. Yo voy a trabajar en las vacaciones.
La población infantil es especialmente susceptible a problemas en el manejo de
agrotóxicos, dado la mayor permeabilidad de sus membranas, por ende fue uno de los
temas que priorizamos para que surgiera en el taller y pudiera prestarse a la
problematización.
A ver ¿qué trabajo hacen ustedes en las quintas?
S (alumno 6º grado) – Yo echo veneno
¿Cómo es ese trabajo?
S - No, yo en realidad llevo la máquina que echa el veneno.
¿Y otro lo echa?
S – Si.
¿Ustedes conocen muchos que usen guantes y barbijos? La verdad.
S (alumno 7º grado) – No. Sólo barbijo, después se lavan bien.
Alumno – Mi tío no usa nada.
S – A mi tío le quemó la mano. Le agarró todo así…
¿Y cuando la planta se embicha o tiene mosquitas qué hacen?
F (alumno de 6º) – Se le echan venenos como el yarará, esos venenos en polvo que se le
echan a la planta antes de desenterrarla, porque hay un bichito así, blanquito; el bicho le
come la raíz. O sino ya le muerde así nomás y la planta se empieza a quemar. Y ahí hay que
Una forma es ponerle un polvo a la semilla o antes de que se trasplante. O también rociar la
14
planta para que ese líquido mate al bicho que daña a la planta. Ese líquido ¿es malo sólo
para las plantas?
F – No, también para el que la come.
¿Y para el que pone el producto químico?
F – No. Usa barbijo.
Durante los encuentros hubo tres relatos de muerte de trabajadores hortícolas
adultos, las mismas –en la opinión de los niños- se encuentran vinculadas a la manipulación
de agroquímicos, a la exposición durante largas jornadas de trabajo a las condiciones
climáticas y al trabajo con animales.
“ … Mi abuelo no se ponía la mascarilla y mi abuelo no podía respirar y se sacó la
mascarilla y quedó tirado en el campo…” (alumno de 3º grado).
La estrategia de intervención fue diseñar junto a un técnico promotor del Programa
Pro-huerta del INTA una huerta orgánica. Esta propuesta es un proyecto educativo y permite
realizar una actividad ligada a sus trabajos cotidianos, además es adecuada pues permite
una apropiación positiva de los saberes y prácticas cotidianas de muchos alumnos.
Entre las actividades realizadas se hizo una proyección y debate del corto “En el
centro de la cosas” cuyo objetivo fue mostrar las actividades de los organismos en el suelo
y el reciclado natural como polo opuesto a los residuos inorgánicas generados por el
hombre. Desde allí se explica la necesidad de iniciar la realización de la abonera, la
marcación del espacio para la huerta y realizar el primer laboreo del suelo.
Con el trabajo concreto que implica llevar adelante la producción de verduras se
buscó enseñar un modelo productivo fundamentado en los principios de la agricultura
orgánica y acercar una propuesta tecnológica opuesta a sus prácticas cotidianas. Se espera
que los manejos de esta huerta se transformen en herramientas para cuestionar la
“naturalidad” de los procesos peligrosos a los que se enfrentan en el modelo tradicional.
¿Ustedes saben que cuando hay más trabajo, trabaja toda la familia o ven trabajar sólo a los
hombres?
N (Alumno 7º) – Han ido mujeres que trabajan ahí en las quintas.
¿Y son las esposas de los trabajadores o van ellas solas?
N – Van ellas solas
¿Y qué trabajo hacen?
15
N – Cortan la acelga. Pasan la acelga por la pileta.
S – Otro alumno – En el jardín que yo trabajo está la mamá y después empiezan a llegar
todas las hermanas.
¿Y qué trabajo hacen?
S – Despimpollar. Y sacar yuyos.
El grupo de extensionistas busca, además, que los niños puedan ser a su vez
educadores en sus familias, oficien de detonantes para identificar aquellos aspectos que por
tradición no pueden visualizarse como peligros para la vida de los trabajadores en la
producción de intensivos. De esta manera se intenta construir puentes de comunicación con
el resto su familia.
Según Bourdieu (2003; 153-160) “el sistema escolar contribuye a la reproducción de
la estructura social… y es porque conocemos las leyes de la reproducción por lo que
tenemos alguna oportunidad de minimizar la acción reproductora de la institución escolar.
Una alternativa a los programas tradicionales, que incorpore una realidad que muchas veces
avergüenza a los alumnos y familiares, implica develar para cuestionar un orden injusto,
propone las condiciones para la transformación”.
El problema es que el veneno que le ponemos a las plantas afecta no sólo a los bichos que
queremos matar, sino también a las personas que lo aplican.
A (alumno de 7º) – Se intoxican.
Muy bien. ¿Y cómo me doy cuenta que alguien se intoxica?
S (alumno de 7º) – Porque entra a marearse, tiene ganas de vomitar.
Puede agarrarle dolor de cabeza.
S – Porque trabajaba debajo de un nailon y el veneno quedaba ahí.
O te puede afectar las manos donde toca el veneno y puede salir un sarpullido. Puede ser que
no pase nada enseguida, también. Estas son las cosas que queremos hablar con ustedes.
Desde esta perspectiva, los trabajos específicos que se realizan en la huerta se
conjugan simultáneamente con talleres de discusión donde se intenta trabajar contenidos
propios de la formación escolar aunados a las historias de vida de los chicos, intentando
romper una institucionalidad escolar homogénea alejada de las diferencias sociales y
económicas de la población a la que está dirigida y construyendo una oportunidad para
imaginar un futuro alternativo.
16
¿Alguno pensó en seguir trabajando en la quinta?
P – No, no me gusta.
S – A mi sí me gusta trabajar con las plantas, las flores.
¿Les gustaría seguir estudiando?
R – Mecánico dental. No necesito hacer la secundaria, con la primaria nomás, se puede.
Desde donde y para qué se enseña en la universidad
La Universidad Nacional de Rosario es una institución clave en la formación de
diversos profesionales y en su perfeccionamiento. Su papel es especialmente relevante en
la titulación tanto de grado como de postgrado en la región centro del país. La cuestión a
discernir es que dirección adquiere el uso de este conocimiento y si se priorizan el apoyo a
la población más postergada.
La Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR es la principal casa de estudios
superiores en agronomía que corresponde al área en estudio. En el Plan de Estudios se
plantea que es atributo del ingeniero agrónomo participar en la programación, ejecución y
evaluación de políticas rurales y de programas de desarrollo rural, que “le corresponde
participar en la determinación de las condiciones de trabajo rural y asesorar en la
adecuación de las mismas en función de criterios de eficiencia y calidad de vida.” (Plan de
Estudios 2000. Alcances del título, punto 17).
Sin embargo, cuando se analiza exhaustivamente el currículo, se verifica el reducido
espacio que tanto la carrera de grado como la mayoría del postgrado brinda para trabajar la
dimensión social de la práctica profesional.
Al igual de lo que ocurrió en muchas otras carreras profesionales “… donde la
formación se concentró en desarrollar sólo los discursos dominantes, priorizando
determinados conceptos y desdeñando otras visiones, el debate académico perdió vigor y –
en general- las facultades de ciencias agrarias se encolumnaron detrás de la concepción de
"agronegocios", que se impone con mayor vigencia después de la devaluación, cuando los
grandes grupos económicos entran a competir en la región".(Cloquell, S; 2008)
En este camino se verifica en la Facultad una prioridad que refuerza
las asimetrías existentes en materia de recursos para la investigación y espacios
curriculares de docencia. Evaluando la líneas financiadas, sus fuentes y luego indagando los
contenidos desarrollados en los programas de las asignaturas aparece una preocupante
evidencia acerca de la ausencia en el impulso de investigaciones orientadas a la inclusión
17
social, a fomentar las capacidades de problematización de la realidad por los estudiantes,
así como a contribuir en la solución de los problemas que exigen nuevos conocimientos.
Actualmente la problemática del trabajo rural, por ejemplo, en la enseñanza de grado
es abordada como objeto directo de estudio sólo en la asignatura Legislación Agropecuaria,
allí se estudian los aspectos legales de los diferentes contratos laborales. También se
plantean las normas de seguridad en la aplicación de productos químicos en Terapéutica
Vegetal. Pero lejos está la construcción de alternativas tecnológicas o de caminos
productivos que contemplen el cuidado de las personas involucradas en los procesos
productivo, menos aún si se trata de “no propietarios”.
Desde esta perspectiva, la investigación y la extensión deben facilitar procesos de
formación que lleven la problemática a las aulas, también desde una dimensión de ética
profesional. Cuando la investigación es oficialmente priorizada por sobre las otras
actividades de la vida universitaria, cuando los objetos de las mismas se valorizan en orden
a una agenda internacional y se desestiman las necesidades locales, se debilitan y no se
estimulan las acciones en terreno tendientes a interpretar, conocer y colaborar con la
búsqueda de soluciones para la población vulnerable.
En este sentido, el aprendizaje del equipo en el transcurso de este trabajo está
orientando la docencia hacia la necesidad de “humanizar” las prácticas, salvando el
desajuste entre lo que la institución ofrece y lo que la sociedad en su conjunto demanda. El
currículo explícito se aleja del real, del que permanece oculto pero que está orientando
todas las acciones académicas principalmente hacia el diseño del producto, las condiciones
del mercado y las necesidades de las empresas de los diferentes complejos
agroalimentarios de la región. Simultáneamente se debilitan las áreas de trabajo vinculadas
a la persistencia y a la calidad de vida de los actores más vulnerables y de las actividades
alternativas sustentables (en el amplio sentido del concepto, incluyendo y priorizando la
dimensión social de la producción y del consumo) frente a aquellas demandadas por el
mercado.
18
Reflexiones finales
La extensión universitaria es una herramienta que permite complementar e integrar
los diversos saberes, contribuyendo para una apropiación social de la producción del
conocimiento científico, priorizando la población más postergada. Resulta un instrumento
clave para llevar adelante la tarea de informar a la sociedad acerca de lo que hace la
Universidad para permitir la circulación y utilización de sus producciones.
La valorización de esta instancia es todavía una cuestión pendiente, entre lo que se
inscribe la búsqueda por el reconocimiento de su especificidad, en tanto experiencia local y
educativa. Existe un supuesto generalizado en los circuitos académicos que el conocimiento
científico debe ser universal y resulta de mayor prestigio cuando responde a problemáticas
de interés de la agenda internacional. La seriedad con que se califica a un proyecto dentro
de la universidad tiene su correlato en la validación institucional y consecuente otorgamiento
de recursos.
Lamentablemente, los trabajos de extensión que desde distintas perspectivas
apuntan a compensar las asimetrías existentes en la estructura social, no se encuentran
entre los proyectos mejor valorados. Siempre existe una sospecha acerca de su rigurosidad
y suelen evaluarse con parámetros ajenos a su dinámica, mucho más adecuados a la
investigación.
La experiencia aquí presentada explica el recorrido de un proyecto de investigación,
que ante las evidencias de la tremenda realidad de la población involucrada, requirió de un
crecimiento hacia el desarrollo de una instancia de educación no formal.
La ausencia de alternativas a problemas tan serios como el trabajo infantil y las condiciones
de producción peligrosas, implicó una intervención que ampliaba la comprensión del
problema de interés a la vez que se iniciaba una respuesta –aunque limitada y parcial- a un
grave problema de inclusión social.
A su vez, esta experiencia imprimió una impronta en los contenidos y prioridades de
la docencia de grado y postgrado de la Facultad en la que el equipo trabaja. Cuestionar la
lógica de una enseñanza para el agronegocio, la eficacia tecnológica y la rentabilidad
económica como valores, introduce la necesidad de revisar los objetivos de las prácticas de
enseñanza hacia una dimensión social de la agronomía.
La magnitud de los problemas que encontramos en nuestro países requiere de una
clara opción hacia la población más vulnerable, de una defininción en actos de las intancias
públicas y de una organización interinstitucional que genere un trabajo de intervención
efectivo. En este desafío la Universidad cumple un rol clave: “si queremos hacer una
contribución a la vida social de nuestros países… no tenemos otra alternativa que la de
19
repensar críticamente nuestra sociedad, explorar los ´otros mundos posibles´ que nos
permitirían salir de la crisis y comunicarlo con un lenguaje llano, sencillo y comprensible a
los sujetos reales, hacedores de nuestra historia.” (Borón, 2008:95)
Urge implementar una política universitaria que se sitúe en el aquí y ahora, que
tomando el caso aquí expuesto implica priorizar el desarrollo modelos técnicos-productivos
sin procesos peligrosos para trabajadores y consumidores antes que formas que
incrementen el rendimiento del capital. Para que ello sea posible es necesario comenzar
desde el grado, es decir, hacer presente el problema en la formación de los futuros
profesionales. Simultáneamente, es necesario re-valorizar la práctica de extensión como
una profundización de procesos de educación informal acompañando a los sectores más
vulnerables de la sociedad.
20
Bibliografía
ALBANESI, R.; PROPERSI, P.; et. Al. (1999) “Horticultura Rosarina: comercialización,
organización laboral y adopción tecnológica”. UNR Editora. Rosario.
BORON, A. (2008) “Consolidando la explotación. La academia y el banco mundial contra
el pensamiento crítico”. Editorial Espartaco Córdoba.
BOURDIEU, P. (2005) “Las estructuras sociales de la economía”. Ediciones Manantial.
Buenos Aires, Reimpresión.
BOURDIEU, P. (2003) “Capital cultural, escuela y espacio social”. Fondo de Cultura
Económica.
BREILH, J (2003) “Epidemiología crítica”. Lugar Editorial. Quito, Ecuador
CENSO 2008 (2009) Del Cinturón Hortícola de Rosario. Miscelánea Nº 46 – Estación
Experimental Agropecuaria INTA Oliveros. Publicaciones Regionales INTA
DÍAZ, D; GALLI, A; BERGEZ, M; CAZORLA, C; VELÁSQUEZ, M; LUPI, L; RUBIÓ, M.
(2004) “La huerta orgánica familiar” Plan Nacional de Seguridad Alimentaria . Material de
capacitación. Ediciones Inta. Buenos Aires.
GRUPO de GESTIÓN de POLÍTICAS de ESTADO en CIENCIA Y TECNOLOGÍA (2009)
Propuestas para impulsar Políticas De Estado en el sector Ciencia y Tecnología. En
www.saic.org.ar. Documento “Lo que falta es extensión”.
LLANES, R. (2007). “Manual de buenas prácticas de producción primaria y producción
secundaria” Programa Alimentario – Municipalidad de Rosario. Edit. Mundo Gráfico
Impresos. Rosario
PLAN DE ESTUDIOS 2000 (2000) Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad
Nacional de Rosario. Resolución Consejo Directivo Nº 022/00
PROPERSI, P.; ALBANESI, R.; BURZACA, L; GALLENDE, S. (2006) “Los problemas de
salud de la población del cinturón verde del Gran Rosario” en VII Congreso Latinoamericano
de Sociología Rural. Quito.
PROPERSI, P.; ALBANESI, R.; BURZACA, L.; CARRANCIO, L. Y DURÉ, L. (2007)
“Condiciones ambientales y prácticas productivas en el cordón hortícola del Gran Rosario,
su influencia sobre la salud de la población trabajadora”. IV Semana Argentina de la Salud y
Seguridad en el Trabajo. Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social. Presidencia de la Nación. En www.srt.gov.ar.
PROPERSI, P. (2007) “Las posibilidades de pensar la salud en el Cinturón verde del gran
Rosario”. Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 26/27. PIEA - Programa
Interdisciplinario de Estudios Agrarios. Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
de Buenos Aires.
21
PROPERSI, P. (2008). “Incidencia de las condiciones de producción en los sistemas
periurbanos del Cinturón Verde del Gran Rosario sobre la salud de la población productora”.
Acrópolis/IDRC – Facultad de Ciencias Agrarias/UNR. Tesis Doctoral.
ZULIANI, S; ALBANESI, R; QUAGLIANI, A; RIVERA RUA, V. (2003) “Modificaciones
estructurales en las Pymes hortícolas del cinturón rosarino (Argentina) ante los cambios del
contexto nacional” Revista de la Facultad de Ciencias Agrarias. Nº 2. Zavalla.
WAISGRAIS, Sebastián (2007) “El trabajo de niñas, niños y adolescentes: conceptos,
metodología y resultados” Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales
MTEySS. Buenos Aires