la eutanasia y el suicidio asistido

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ARTICULO ESPECIAL MEDICINA (Buenos Aires) 1999; 59: 195-200 ISSN 0025-7680 LA EUTANASIA Y EL SUICIDIO ASISTIDO EN LA ARGENTINA Y EN OTROS PAISES PABLO PRZYGODA Servicio de Clínica Médica, Hospital Italiano, Buenos Aires Resumen Las prácticas relacionadas al fin de la vida de pacientes terminales se han ejercicio por miles de años y existen fuertes argumentos que apoyan o se oponen a las mismas. Los que las defienden sostienen que un paciente terminal tiene derecho a imponer su autonomía para eximirse de sufrimientos extremos provenien- tes de una enfermedad terminal; los que se oponen dicen que provocar la muerte de un paciente terminal no es ético ya que esto se contrapone con los principios fundacionales de toda sociedad y también con los de la práctica de la profesión médica. En los últimos años la discusión se ha intensificado en muchas partes del mundo luego de la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido en algunos países. En la Argentina estas prácticas son ilegales aunque existe evidencia de que las mismas se llevan a cabo en nuestro país. No obstante lo previo, la discusión pública de las prácticas relacionadas al fin de la vida de pacientes terminales es muy escasa en la Argentina. Es necesario comenzar un profundo debate acerca de cuáles deben ser las respuestas de la sociedad y de los médicos ante pacientes terminales que piden la muerte. Abstract Euthanasia and physician-assisted suicide in Argentina and in other countries. Medical decisions concerning the end of a patient's life have been widely practiced for centuries and there are strong arguments for and against. Advocates typically adduced that terminally ill patients have the right to impose, with physicians' help, their self-determination to avoid extreme suffering and a painful death. Opponents argued that legalizing those practices would not be ethical because it is against the principles of society and the medical proffesion. During the last years, debates about medical decisions concerning the end of a patient's life have increased in many regions of the planet after these became legal in several countries. In Argentina, those practices are illegal; however, there is evidence that they are frequently practiced. Nevertheless, public discussion on the subject is limited in Argentina. A profound debate on the position of society and physicians concerning terminally ill patients must be initiated. Key words: euthanasia, assisted suicide, medical ethics hogareño sino en un intrincado ámbito hospitalario. A lo largo de este siglo el debate sobre la eutanasia floreció universalmente, con más intensidad en algunos países de mayoría protestante. La primera propuesta para lega- lizar la eutanasia presentada en un parlamento se votó en 1906 en la legislatura del Estado norteamericano de Ohio; no alcanzó a ser aprobada. Desde entonces, nu- merosos hechos impusieron su marca en la práctica médica actual. Importancia de las definiciones Son varias las prácticas relacionadas al fin de la vida de pacientes terminales difundidas en estos días 4, 5 . Las mismas son diferentes entre sí y muchos médicos no conocen con precisión los alcances de cada una de ellas 6 . La eutanasia es el acto de provocar la muerte con fines piadosos a un enfermo sin esperanzas y que sufre de un modo indoloro y relativamente rápido. En la concepción médico-legal la eutanasia voluntaria es la administración por parte del médico de un agente letal con la intención de terminar con la vida de un paciente terminal, ante el Recibido: 18-XII-1998 Aceptado: 1-III-1999 Dirección postal: Dr. Pablo Przygoda. Servicio de Clínica Médica, Hos- pital Italiano, Gascón 450, 1181, Buenos Aires, Argentina Fax: (54-11) 4958-2923; E-mail: [email protected] Existen documentos suficientes para sostener que la eutanasia era una práctica de aceptación generalizada en las antiguas Grecia y Roma 1 . Constituyó una excep- ción la posición adoptada por los miembros de la escue- la hipocrática, quienes juraban entre otras cosas no ad- ministrar "...drogas mortales a nadie que lo pidiera ni hacer sugerencia alguna en ese sentido 2 ...". La doctrina cris- tiana con su concepción de la divinidad de la vida huma- na reforzó la postura hipocrática y afianzó la oposición a la eutanasia en el pensamiento médico europeo a partir de la Edad Media 3 . No obstante lo previo, pocas déca- das atrás la muere era un asunto simple y privado entre el paciente y el médico, quien guiado por su sentido co- mún, decidía el momento en el que el individuo a su cui- dado pasaba de estar muy enfermo a moribundo. Sin embargo, un cambio crucial de escena rompió este mís- tico contrato: la muerte ya no sucedía en el sencillo seno

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La Eutanasia y El Suicidio Asistido

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  • EUTANASIA Y SUICIDIO ASISTIDO 195

    ARTICULO ESPECIAL MEDICINA (Buenos Aires) 1999; 59: 195-200

    ISSN 0025-7680

    LA EUTANASIA Y EL SUICIDIO ASISTIDO EN LA ARGENTINA Y EN OTROS PAISES

    PABLO PRZYGODA

    Servicio de Clnica Mdica, Hospital Italiano, Buenos Aires

    Resumen Las prcticas relacionadas al fin de la vida de pacientes terminales se han ejercicio por miles de aosy existen fuertes argumentos que apoyan o se oponen a las mismas. Los que las defienden sostienen

    que un paciente terminal tiene derecho a imponer su autonoma para eximirse de sufrimientos extremos provenien-tes de una enfermedad terminal; los que se oponen dicen que provocar la muerte de un paciente terminal no estico ya que esto se contrapone con los principios fundacionales de toda sociedad y tambin con los de la prcticade la profesin mdica. En los ltimos aos la discusin se ha intensificado en muchas partes del mundo luego de lalegalizacin de la eutanasia y el suicidio asistido en algunos pases. En la Argentina estas prcticas son ilegalesaunque existe evidencia de que las mismas se llevan a cabo en nuestro pas. No obstante lo previo, la discusinpblica de las prcticas relacionadas al fin de la vida de pacientes terminales es muy escasa en la Argentina. Esnecesario comenzar un profundo debate acerca de cules deben ser las respuestas de la sociedad y de los mdicosante pacientes terminales que piden la muerte.

    Abstract Euthanasia and physician-assisted suicide in Argentina and in other countries. Medical decisionsconcerning the end of a patient's life have been widely practiced for centuries and there are strong

    arguments for and against. Advocates typically adduced that terminally ill patients have the right to impose, withphysicians' help, their self-determination to avoid extreme suffering and a painful death. Opponents argued thatlegalizing those practices would not be ethical because it is against the principles of society and the medicalproffesion. During the last years, debates about medical decisions concerning the end of a patient's life haveincreased in many regions of the planet after these became legal in several countries. In Argentina, those practicesare illegal; however, there is evidence that they are frequently practiced. Nevertheless, public discussion on thesubject is limited in Argentina. A profound debate on the position of society and physicians concerning terminally illpatients must be initiated.

    Key words: euthanasia, assisted suicide, medical ethics

    hogareo sino en un intrincado mbito hospitalario. A lolargo de este siglo el debate sobre la eutanasia floreciuniversalmente, con ms intensidad en algunos pasesde mayora protestante. La primera propuesta para lega-lizar la eutanasia presentada en un parlamento se voten 1906 en la legislatura del Estado norteamericano deOhio; no alcanz a ser aprobada. Desde entonces, nu-merosos hechos impusieron su marca en la prcticamdica actual.

    Importancia de las definiciones

    Son varias las prcticas relacionadas al fin de la vida depacientes terminales difundidas en estos das4, 5. Lasmismas son diferentes entre s y muchos mdicos noconocen con precisin los alcances de cada una de ellas6.La eutanasia es el acto de provocar la muerte con finespiadosos a un enfermo sin esperanzas y que sufre de unmodo indoloro y relativamente rpido. En la concepcinmdico-legal la eutanasia voluntaria es la administracinpor parte del mdico de un agente letal con la intencinde terminar con la vida de un paciente terminal, ante el

    Recibido: 18-XII-1998 Aceptado: 1-III-1999

    Direccin postal: Dr. Pablo Przygoda. Servicio de Clnica Mdica, Hos-pital Italiano, Gascn 450, 1181, Buenos Aires, ArgentinaFax: (54-11) 4958-2923; E-mail: [email protected]

    Existen documentos suficientes para sostener que laeutanasia era una prctica de aceptacin generalizadaen las antiguas Grecia y Roma1. Constituy una excep-cin la posicin adoptada por los miembros de la escue-la hipocrtica, quienes juraban entre otras cosas no ad-ministrar "...drogas mortales a nadie que lo pidiera ni hacersugerencia alguna en ese sentido2...". La doctrina cris-tiana con su concepcin de la divinidad de la vida huma-na reforz la postura hipocrtica y afianz la oposicin ala eutanasia en el pensamiento mdico europeo a partirde la Edad Media3. No obstante lo previo, pocas dca-das atrs la muere era un asunto simple y privado entreel paciente y el mdico, quien guiado por su sentido co-mn, decida el momento en el que el individuo a su cui-dado pasaba de estar muy enfermo a moribundo. Sinembargo, un cambio crucial de escena rompi este ms-tico contrato: la muerte ya no suceda en el sencillo seno

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    pedido directo del mismo. Esta difiere de la llamada eu-tanasia involuntaria o finalizacin de la vida sin un pedi-do directo del paciente terminal, que implica la adminis-tracin de drogas para terminar con su vida, sin mediarexpreso pedido de ste. El suicidio asistido es la pres-cripcin o administracin de drogas o provisin de losmedios necesarios por parte del mdico con la intencinexplcita de permitir a un paciente terminal finalizar consu propia vida. El alivio de sntomas con opioides u otrasdrogas sedantes es la administracin de dosis altas demedicacin tales que pudieran acortar la vida del pacien-te. Esta provisin de tratamiento paliativo que puede te-ner efectos adversos fatales es conocida tambin como"eutanasia por doble efecto". La intencin del tratamien-to en este caso es mitigar el sufrimiento, no finalizar lavida del paciente, pero la muerte es una consecuenciaposible del tratamiento. Un ejemplo de la "eutanasia pordoble efecto" es el incremento gradual de la dosis demorfina usada por el mdico para aliviar el dolor del cn-cer de un paciente terminal, quien sabe que esto podradeprimir la respiracin y provocar anticipadamente lamuerte. La diferencia entre la eutanasia voluntaria y la"eutanasia por doble efecto" radica en la intencin, msque en la accin; mientras que con la primera se buscaprovocar la muerte para eliminar el sufrimiento, con lasegunda el primer objetivo es calmar los sntomas. Fi-nalmente, se define decisin de no tratar (tambin cono-cida como eutanasia pasiva, trmino que cay en desu-so) al abandono o no uso de tratamientos que pudieranprolongar la vida de un paciente terminal. El espectro detratamientos que pudieran prolongar la vida de un pa-ciente terminal es muy variado. Por ejemplo, frente a unpaciente con cncer sometido a extremo sufrimiento ycon mal pronstico, una decisin de no tratar es la elec-cin del mdico de abstenerse de usar un rgimenquimioterpico potencialmente capaz de prolongarle lavida por pocos meses. Otra decisin frecuente es optarpor enviar al paciente a su hogar para que transcurrasus ltimos das junto con su familia, aun cuando la pri-vacin de la tecnologa del hospital pudiera acortar suvida. La hemodilisis, la asistencia respiratoria mecni-ca, las maniobras de resucitacin cardiorrespiratorias,los antibiticos, la hidratacin parenteral y la alimenta-cin enteral y parenteral, constituyen otros tratamientosque pueden prolongar la vida de un paciente terminal. Sibien estos tratamientos pueden no iniciarse osuspenderse luego de haber sido iniciados, en opininde muchos expertos en tica, no existe gran diferenciaentre una y otra modalidad5.

    Situacin en otros pases

    El primer estado del orbe en garantizar inmunidad legala los mdicos que practicaban eutanasia (incluso en su

    forma activa) fue Holanda7, 8. Desde hace ms de 30 aosel debate se centr principalmente en la eutanasia acti-va, hecho que convoc la atencin de la comunidadmdica mundial. Despus de una larga tarea de una co-misin estatal creada en 1982 para asesorar la futurapoltica gubernamental en temas de eutanasia, el Parla-mento Holands sancion en abril de 1992 una ley queinstitucionaliz la prctica de la eutanasia y provey ga-rantas a los mdicos que la ejercieran. Adems, las au-toridades holandesas introdujeron un nuevo sistema deregistro de defunciones que considera especfi-camentelas muertes asistidas por el mdico. En los dems pa-ses europeos no existe en el derecho positivo ningnantecedente similar, aunque s, muchos fallos judicialesavalaron la suspensin de tratamientos de pacientes ter-minales.

    En el continente americano existe una gran dicoto-ma entre los pases latinoamericanos, en donde es es-casa la discusin sobre los temas relacionados con el finde la vida de pacientes terminales en los terrenos legis-lativo y judicial, y los Estados Unidos de Amrica, endonde el debate es intenso y crece diariamente. En 1976la polmica decisin de la Corte Suprema del Estado deNew Jersey, que permiti la desconexin del ventiladorde Karen Ann Quinlan, se constituy en el primer falloque apoy la suspensin de tratamientos de pacientesterminales en el continente americano9. Posteriormente,la mayora de los Estados dictaron leyes que permiten lasuspensin de tratamientos a pacientes terminales, y fi-nalmente la Corte Suprema de Justicia de los EstadosUnidos de Amrica fall favorablemente a la suspensinde tratamientos10. Sin embargo, las otras formas de muer-te asistida por el mdico son ilegales en casi toda la ex-tensin del territorio norteamericano. Una excepcin laconstituye el Estado de Oregon en donde el suicidio asis-tido es legal. Tras ser apoyada por la va de la consultapopular, el Parlamento de ese Estado aprob el "Acta deOregon de Muerte con Dignidad11".

    En muchos pases del mundo se efectuaron encues-tas y plebiscitos con el objeto de conocer la opinin de lapoblacin general y de los mdicos acerca de las prcti-cas relacionadas al fin de la vida de pacientes termina-les, como as tambin, sobre la propia experiencia delos mdicos en el ejercicio de las mismas4, 11-14. En Ho-landa, por ejemplo, donde los mdicos cuentan con lagaranta de no ser procesados, una encuesta realizadaen 1995 mostr que 53% de los mdicos alguna vez ha-ban practicado eutanasia o suicidio asistido. En los Es-tados Unidos de Amrica, en el Estado de Oregon, 60%de los mdicos que respondieron a una encuesta postal,crean que el suicidio asistido debera ser legal en algu-nos casos, mientras que 7%, lo haban practicado antesde que ste fuera autorizado por la legislatura. En el Es-tado de Washington un plebiscito cont con 44% de lasadhesiones, por lo que la iniciativa de legalizar la euta-

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    nasia no prosper por escaso margen. Una encuesta rea-lizada en el Estado de Michigan entre 1994 y 1995 mos-tr que 66% del pblico y 56% de los mdicosencuestados pensaban que la legislatura debera apro-bar el suicidio asistido y la eutanasia activa voluntaria.En Inglaterra en donde la eutanasia activa y el suicidioasistido no estn legalmente permitidos, una encuestarealizada entre mdicos del Sistema Nacional de Saluddemostr que 14% de los mismos haban tomado algu-na actitud activa para acelerar la muerte de algn pa-ciente terminal y que 46%, consideraran hacerlo si fue-ra legal en ese pas.

    Situacin en la Argentina

    Si bien es difcil ponderar cun discutido es un tema enel seno de una sociedad, se puede afirmar que el debatesobre las prcticas relacionadas al fin de la vida de pa-cientes terminales no ha alcanzado en la Argentina laimportante difusin que logr en muchos otros pases6.La informacin existente en la literatura mdica argenti-na sobre la opinin de la poblacin en temas relaciona-dos con el fin de la vida de pacientes terminales es esca-sa y fragmentaria. Pocas encuestas realizadas entremdicos argentinos fueron publicadas6, 15. Una se realizen marzo de 1994 y recogi la opinin de 172 mdicosde la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y LaPlata. Si bien 95% de los encuestados dijeron haber te-nido contacto con enfermos terminales, 53% manifesta-ron no contar con informacin suficiente sobre prcticasrelacionadas al fin de la vida. Del total de los participan-tes, 69% haban practicado alivio sintomtico confrmacos que pudieran acortar la vida de un pacienteterminal, 57% haban decidido no tratar y 7% haban prac-ticado eutanasia activa. Otra encuesta a mdicos argen-tinos tom la opinin de 407 jvenes mdicos. La mayo-ra de stos estaba de acuerdo con la legalizacin de laprctica del suicidio asistido (63%) y de la suspensinde tratamientos (70%); muchos de los que afirmaron apo-yar estas prcticas ya haban realizado prcticas asocia-das al fin de la vida de pacientes terminales.

    Desde hace varios aos y luego del informe del Co-mit Especial de la Escuela de Medicina de la Universi-dad de Harvard16 se arrib a un consenso acerca de lametodologa diagnstica necesaria para corroborar lamuerte cerebral. En la Argentina la Ley 21.541/77 legali-z por primera vez en nuestro pas la suspensin de laasistencia respiratoria mecnica a pacientes con diag-nstico de muerte cerebral. Si bien esa norma es aplica-ble slo a pacientes cuyos rganos son solicitados paraser transplantados, las leyes 23.464/87 y 24.193/93 hi-cieron extensiva la prctica a todos los pacientes, inde-pendientemente de que fueran o no candidatos para do-nar sus rganos. Estas leyes solamente rigen para ca-

    sos de muerte cerebral diagnosticada segn estrictos cri-terios, por lo que no justifican per se las solicitudes deeutanasia.

    Nuestro pas carece de legislacin que avale el ejer-cicio de prcticas relacionadas al fin de la vida de pa-cientes terminales. Adems, la ayuda para cometer sui-cidio, figura contemplada en el artculo 83 de nuestrocdigo penal vigente, se encuentra penada con prisin17.Ninguna iniciativa legislativa para despenalizar las prc-ticas relacionadas al fin de la vida de pacientes termina-les (de las pocas que hubo en nuestro pas) lleg a vo-tarse en el Parlamento argentino.

    En nuestro pas existen, sin embargo, algunos fallosen los que jueces argentinos respetaron el derecho depacientes a no ser tratados, como el caso de Angel Parodiquien padeca de pie diabtico y un juez aval su volun-tad de negarse a la amputacin de su pierna aun cuandoesto pona en peligro su vida18. Este respaldo de la juris-prudencia al derecho a no recibir tratamientos es muyacotado; otras formas de muerte asistida por el mdiconunca han sido permitidas mediante fallos de jueces ar-gentinos.

    Argumentos a favor y en contra

    Los que se oponen a las prcticas relacionadas al fin dela vida de pacientes terminales aducen que ayudar a unpaciente a morir es una forma de abandono; insisten enque el mdico debe transitar la ltima parte de la vida delpaciente como un testigo, no como un verdugo. El esta-blecimiento de normas para la eutanasia significara,segn los opositores, la legalizacin de una forma dehomicidio y la violacin de los preceptos bsicos de laprofesin mdica19. Es sabido que el manejo inadecua-do de sntomas, principalmente el dolor, induce a mu-chos pacientes a desear la muerte20; el tratamiento deldolor en los pacientes hospitalizados es muchas vecesinadecuado4, 21, 22. Se sabe tambin que la depresin esaltamente prevalente en el enfermo terminal23 quien mu-chas veces llega a solicitar la muerte; muchos pacientesque expresaron deseos de morir, dejan de hacerlo luegode algn tiempo de tratamiento con frmacosantidepresivos o con apoyo psicoterpico. Los oposito-res a la eutanasia sostienen que la verdadera solucinno radica en acelerar la muerte sino, principalmente, enmejorar sustancialmente la calidad de vida de los enfer-mos terminales mediante intervenciones teraputicasracionales. De este modo la medicina paliativa se erigecomo una postura conceptualmente opuesta a la euta-nasia24. Existe el temor a que ciertos pacientes conoce-dores de la legalidad de la eutanasia, especialmente losgrupos ms vulnerables, se muestren reticentes a recibirtratamiento o soliciten eutanasia por el miedo a que losmdicos aceleraren su muerte sin su consentimiento.

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    Estos seran, principalmente, los ms pobres, los ancia-nos, las minoras raciales, los discapacitados, los adic-tos, los alcohlicos y los portadores del virus de lainmunodeficiencia humana. De este modo, muchos au-tores comparan la eutanasia con un "terreno resbaladi-zo", con consecuencias indeseables tales como la deva-luacin misma de la vida humana, la cual sera selectivapara los ms desprotegidos25. Asimismo, la legalizacinde la eutanasia colocara a los pacientes en una situa-cin difcil ya que podran verse presionados a solicitarla eutanasia para aliviar el sufrimiento de su propia fami-lia3. Fuertes razones tico-morales se plantean de estemodo en contra de la eutanasia. Los seres racionalesson fines en s mismos, por lo tanto, no puede privrselesde su vida excepto en defensa propia26. Adems, la deci-sin eutansica es irreversible, elimina las posibilidadesde que el paciente mejore, o de que un descubrimientoimprevisto pudiera salvar la vida de un paciente conside-rado hasta ese momento terminal. Al matar se cierraautomticamente esta opcin. Si bien cada individuo esdueo de su propia vida, los opositores a la legalizacinde la eutanasia sostienen que el derecho a ser matadose contrapone con principios ticos superiores de la so-ciedad27. As, la limitacin de la autodeterminacin delos pacientes, sera el costo necesario para asegurar laproteccin de la vida del hombre, y por lo tanto, el interspblico se impone sobre el particular. La posicin de laIglesia Catlica tiene gran peso en nuestra sociedad. Estasustenta el dogma que los seres humanos no poseensus vidas sino que las tienen confiadas por Dios: el prin-cipio de santidad de la vida humana entiende que matares destruir lo que esencialmente le pertenece al Crea-dor. La defensa de la vida por sobre cualquier otro valorsocial, econmico, psicolgico y sanitario es una verdadfundamental para la Iglesia Catlica28; matar a una perso-na dejndola morir por falta de cuidados elementales esilcito y criminal, y si los cuidados elementales se nieganno se deja morir en paz, sino que sencillamente se mata.

    Los argumentos que enarbolan los que estn a favorde la eutanasia son principalmente dos. El primer argu-mento que surge es el de respeto a la autonoma o auto-determinacin de cada individuo29; todo ser humano ca-paz y racional tiene derecho a tomar decisiones relativasa su vida basndose en sus propios valores y creencias.El segundo argumento es el de la eliminacin del sufri-miento; a pesar de que muchos sntomas (dolor, disnea,vmitos) pueden ser eficazmente aliviados con dosisconvencionales de frmacos, en ciertos casos esto re-sulta imposible. Cuando no existe esperanza alguna derecuperacin el paciente tiene derecho a morir digna-mente y evitarse penurias e indignidades innecesarias30.Es importante remarcar que las opiniones de los mismosdefensores de las prcticas relacionadas al fin de la vidade pacientes terminales son diferentes en algunos as-

    pectos. Unos apoyan el suicidio asistido pero se oponena la eutanasia activa, ya que sostienen que de este modolos mdicos podrn ayudar a sus pacientes terminales ysufrientes a cometer suicidio, pero se evitaran excesoscontra personas especialmente vulnerables31. Segn afir-man, en el suicidio asistido el mdico es un consejero yfacilita los medios para que el paciente termine con suvida. En la eutanasia activa el mdico no slo provee losmedios sino que ejecuta el acto final. Otros, en cambio,son partidarios de la legalizacin de la "eutanasia pordoble efecto" pero no del suicidio asistido32, 33; tal es elcaso de la posicin adoptada por la Corte Suprema deJusticia de los Estados Unidos de Amrica que hasta lafecha defiende la sedacin de pacientes con enfermeda-des terminales al punto de poder acelerar su muerte perono aprueba el suicidio asistido (aunque no impide quelas Cortes Supremas de los diferentes Estados manten-gan su propia posicin al respecto). Finalmente, hay quie-nes consideran tica-mente aceptables el suicidio asisti-do y la eutanasia activa9. Siempre que el paciente actepor propia voluntad la diferencia entre la eutanasia acti-va voluntaria y el suicidio asistido radica en la mayor omenor participacin del mdico, lo que implica para al-gunos una mera dis-tincin formal. La eutanasia activainvoluntaria es ticamente muy distinta ya que implica laadministra-cin de drogas letales a un paciente incapazde expresar su deseo; asimismo, es una prctica que esconsiderada ticamente inaceptable por la mayora delos autores.

    Un punto al que los defensores de las prcticas rela-cionadas al fin de la vida de pacientes terminales danespecial importancia, es la prolijidad con la que los dis-tintos procedimientos deben realizarse. Por ejemplo, paraque el suicidio asistido sea ticamente aceptable, sos-tienen, es necesario asegurar el uso de procedimientosclaros, pautados y que permitan al paciente actuar libre-mente. Varios autores han sugerido criterios para aplicarsuicidio asistido11, 31. El acta de Muerte con Dignidad deOregon, que rige actualmente el suicidio asistido en esteEstado de los Estados Unidos de Amrica, establececondiciones precisas para la aplicacin del suicidio asis-tido. El paciente debe ser mayor de 18 aos, capaz des-de el punto de vista jurdico; debe tener una expectativade vida menor a los 6 meses a criterio de dos mdicos;debe presentar tres solicitudes consecutivas (una de ellaspor escrito) en un lapso de 15 das; dos testigos debendar fe de que el paciente acta voluntariamente; y unpsiquiatra debe constatar que el juicio del paciente no seencuentre influenciado por depresin o alguna otra en-fermedad psiquitrica. Luego de cumplidas estas normasel mdico se encuentra autorizado a asistir a su pacientea cometer suicidio. Para el caso de la eutanasia activa,se han sugerido procedimientos similares que se siguenlegalmente en Holanda34.

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    En conclusin, tanto los argumentos a favor como losque se encuentran en contra de la legalizacin de lasdistintas formas de muerte asistida por el mdico sonslidos y fueron elaborados durante siglos de pensamien-to mdico24. Asimismo, los fundamentos que se esgri-men en la actualidad en algunos pases que han legali-zado las prcticas relacionadas al fin de la vida de pa-cientes terminales, no difieren en su esencia de los quese desarrollaron a lo largo de la historia3. No parece ha-ber una asociacin causal importante entre los avancesactuales de la tecnologa mdica y la posicin contem-pornea en relacin a la eutanasia. En cambio, es pro-bable que los avances de la tecnologa, los nuevos trata-mientos y la sofisticacin de la medicina, hubieranreavivado la discusin acerca del tema.

    Conclusin

    Las prcticas relacionadas al fin de la vida de pacien-tes terminales son decisiones corrientes en nuestro tiem-po4. Sin embargo, la dimensin real de la cuestin esdifcil de explorar. En la mayora de los pases del orbe,cualquier accin mdica que condujera a la muerte deun paciente terminal es ilegal; por este motivo la docu-mentacin de casos de eutanasia se realiza medianteencuestas annimas a los mdicos para garantizarlesque su repuesta no los incrimine. As, los datos obteni-dos de este modo deben ser considerados con cautelaya que no pueden ser corroborados a posteriori. Por otrolado, en los pases de Amrica Latina la falta de informa-cin y de debate es llamativa y se evidencia con la pobremencin de este tema en la literatura mdica en particu-lar y en los medios masivos de comunicacin en gene-ral6. Esto contrasta con el creciente inters acerca detemas relacionados con el fin de la vida de pacientesterminales en otras regiones, especialmente en los Es-tados Unidos de Amrica y Holanda. Los motivos queprovocaron esta dicotoma son variados y en muchoscasos responden a la propia historia de cada nacin. Esposible que los pases con mayora protestante sean mspropensos a debatir acerca de estas cuestiones que loseminentemente catlicos; la Iglesia Catlica se ha opues-to enrgicamente a toda prctica relacionada al fin de lavida de pacientes terminales.

    La discusin contempornea se centra en el papeldel mdico como responsable potencial de administrareutanasia. Este hecho podra desviar la atencin de otrosdos puntos centrales. El primero, es si tiene un enfermoterminal derecho a decidir sobre su propia muerte; elsegundo, si puede un Estado administrar la muerte enesos casos. Sin embargo, el mdico se enfrenta con ungran compromiso moral. Nadie duda que la vida humanaes un bien nico y constituye la clula fundamental de lasociedad. Desde lo ms antiguo de la profesin, el deber

    de todo galeno ha sido el de no hacer dao ('Primum nonnocere'); tempranamente, desde la ceremonia de gradua-cin, los mdicos juran respetar dos principios bsicos,el de beneficencia y el de no maleficencia35, 36. La legali-zacin de las prcticas relacionadas al fin de la vida depacientes terminales, desde un punto de vista tico, im-plicara un cambio de fondo en la concepcin del de-ber profesional del mdico. En la Argentina la discusinsobre las prcticas relacionadas al fin de la vida de pa-cientes terminales es muy limitada. Sin embargo, existecierta evidencia que muestra que las mismas se encon-traran difundidas por ms que no exista marco jurdicoque las avale. Esto implica que ante una solicitud de eu-tanasia la respuesta podra ser diferente segn la escalade valores y propia conviccin del mdico que la reciba.Ante lo innegable del hecho en nuestro pas resulta im-periosa la necesidad de iniciar un profundo debate.

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    Car l'une des activits les plus gnrales, les plus ncessaires des tres vivants, c'est de regarderen avant... Un organisme n'est vivant que dans la mesure ou il va vivre encore, ne fut-ce qu'un instant.Il n'est pas un seul mouvement, pas une seule attitude qui n'implique un aprs, un plus tard, unpassage a l'instant suivant. Respirer, manger, marcher, c'est anticiper. Voir c'est prvoir. Chacune denos actions, chacune de nos penses nous engage dans ce qui sera. Pour tout tre humain, l'avenirse confond avec l'acte mme de vivre.

    ... Pues una de las actividades mas comunes y necesarias de los seres vivos es mirar hacia ade-lante... Un organismo es vivo en la medida en que todava ha de vivir, siquiera un solo instante. No hayun solo movimiento ni una sola actitud que no impliquen un despus, un mas tarde, un paso al instantesiguiente. Respirar, comer, caminar es anticipar. Ver es prever. Cada una de nuestras acciones, cadauno de nuestros pensamientos nos compromete con lo que ser. Para todo ser humano, el porvenir seconfunde con el acto mismo de vivir.

    Franois Jacob

    La souris, la mouche et l'homme. Paris: Editions Odile Jacob, 1997, p 19(trad. El ratn, la mosca y el hombre. Barcelona: Crtica, 1998, p 17)