la era de los hombres por shaka
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La era de los hombres
Por Shaka
http://www.shaka-fanfiction.net
El fanfiction no persigue ningn afn lucrativo. Prohibida su venta y/o
alquiler. Todos los derechos de autor sobre los personajes pertenecen a
Masami Kurumada, creador de Saint Seiya.
Ilustracin: Irene Eun (http://sydmizar.iespana.es)
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Gladsheim es el nombre de la quinta morada,
donde se halla el espacioso Valhal que brilla como el oro.
All Odn escoge cada da a los hombres que mueren por las armas.
Los que a l van reconocen fcilmente la morada por su aspecto.
Su techo est hecho con lanzas, la sala est cubierta de escudos.
Un lobo vigila la puerta occidental, encima de sta planea un guila.
Siegfried atesoraba esos recuerdos de la infancia como lo ms valioso que
posea. En ocasiones, cuando trataba de conciliar el sueo y la presin por
ejercer la capitana no se lo permita, rememoraba los das en los que tanto l
como sus compaeros reciban clases de historia a pies del ancestral rbol.
Eran slo unos nios, pero tambin los elegidos para perpetuar la estirpe
del Norte. Sangre vikinga corra por sus venas, aislados en los confines de un
mundo desalmado que no dejaba espacio para mitos y leyendas.
Recitaban prrafos del canto de Grimner. Les hablaban de la gloria de los
guerreros, y sobre cmo Odn velara por ellos cuando fuesen dignos de proteger
Asgard, pasando a formar parte de dichos relatos.
Tras la batalla aguardaba la ansiada recompensa, dedicando la eternidad
a beber a la salud de los Dioses. Nada poda enorgullecerle ms que ver cmo
sus hombres tean de rojo la nieve virgen, despidindose de la tierra a la que
haban servido. Al sacrificarse por su hermosa valkiria supo que pronto se
reunira con ellos, y que nada volvera a separarles, volviendo a ser todo
perfecto; inocentes, llenos de vitalidad, empapndose de la cultura que por
herencia les perteneca.Sus ojos celestes se abrieron lentamente, despertando del sueo mortal
por voluntad divina. Aturdido, observ lo que su vista desenfocada lograba
captar, buscando por inercia lo que le haba sido prometido. Tras varios minutos
su perplejidad se torn frustracin, luego furia, finalmente decepcin.
El techo era alto, recubierto de piedra en lugar de lanzas. Las paredes
estaban revestidas de madera noble, no de escudos. Tampoco haba bancos
hechos de coseletes, o un sinfn de cuernos en los que el nctar esperaba a ser
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degustado. En lugar de ello reconoci su viejo escritorio y el lecho donde haba
pasado cientos de noches, a veces solo, otras en compaa.
Se descubri desnudo en sus aposentos privados del Valaskialf. Gruesas
pieles de animales le protegan del fro, procediendo las manos entumecidas a
intentar apartarlas. Tena los msculos agarrotados y la psique a punto de
desquebrajarse ante tantos estmulos. Se dijo que deba ser una ltima prueba
antes de llegar a Valhal.
>
Se incorpor, temblando las piernas al avanzar a pasos penosos. Vio el
brillo metlico de un abrecartas sobre la mesa y se acerc hasta el mismo,
obsesionado con la comprobacin de rigor. Lo sostuvo entre los dedos, viendo el
reflejo de su rostro en la hoja.
Sin pice alguno de duda lo clav en la palma izquierda, cortando
secamente. Cuando de la herida brot sangre y el consiguiente dolor le invadi,
se dej caer de rodillas. Tard algunos segundos en tomar conciencia de la
situacin, antes de proceder a parar la hemorragia.
Ignoraba si era una pesadilla, o un castigo de Odn. Lo nico que poda
afirmar es que haba muerto para regresar al mundo despojado de privilegios.
Crea que nada poda ser peor cuando tuvo un presentimiento; a pocos salonesde all, dos integrantes del ejrcito se encontraban padeciendo los mismos
sntomas.
Y el hecho de no ser el nico le suma en las tinieblas.
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Eran inseparables.l y Siegfried, su mejor amigo, su capitn, al que por designios de las
estrellas deba suceder de ser necesario, se reunan tras agotadoras jornadas de
entrenamiento. A veces recolectaban las primeras flores silvestres que crecan
en los escasos das de primavera, confeccionando ramos con los que olvidaban
su condicin de soldados. Se los entregaban a las princesas y daban largos
paseos, disfrutando primero de la niez, luego de la adolescencia. Con el paso de
los aos los juegos fueron espacindose, siendo sustituidos por el asomo de las
responsabilidades propias de los adultos.
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An no habis intimado?, le deca l, divertido por el gesto de espanto
que se dibujaba en su rostro al escuchar semejante barbaridad.
Nuestro compromiso sigue estable. Nada me pasar por esperar hasta
que la despose, siempre responda.
Creci fiel a sus ideas, asimilando de forma natural cmo ellos, Alpha y
Beta, iban cerrando los vnculos que les unan a las hermanas, destinados a
velar por la que les corresponda. As haba sido desde el principio, as deba ser
en el futuro.
Por eso la traicin le doli tanto.
Flare
Su nombre, una sencilla palabra rota, fue lo primero que pronunci al
recobrar la consciencia.
Hagen todava tena la marca del fuego en la impronta de las retinas.
Recordaba el calor abrasador de sus dominios, el fulgor de un combate que
finalmente haba perdido. Tambin rememor los iris claros de ella, y los del
extranjero ante el cul haba cado.
Cuando la muerte le abraz crey que encontrara consuelo en el seno de
Odn, mas al incorporarse en el lecho sinti aplomo, un deseo violento de
reclamar sosiego. Su cabellera rubia, asimtrica y rauda como Sleipner, se agital ponerse en pie y contemplar su cuerpo ante un espejo.
Las cicatrices recibidas en batalla haban desaparecido. Palp los
msculos, la piel tersa propia de su juventud, y observ su propia mirada, la
cul haca una pregunta inevitable.
>
Apret el puo y lo descarg contra la superficie de cristal y plata,
rompindose en aicos. No quera que los Dioses celebraran para l banqueteseternos, ni que le otorgasen una nueva oportunidad. Slo deseaba la nada,
esconderse en un espacio vaco donde el universo volviera a cobrar sentido.
Perdido y exhausto, emple las renovadas fuerzas en vestirse. Necesitaba
respuestas, pero sobre todo a alguien al que poder exigrselas.
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Desde el da en que qued hurfano se le sola repetir el mismo sueo. Se
vea a s mismo en lo alto de un acantilado, observando el maravilloso paisaje
que se expanda a sus pies. El ocano bata contra la roca, y colinas esmeraldas
abarcaban toda la silueta costera.
El sol, pese a tenue, le baaba con clidos rayos y nada entorpeca su
reinar en el cielo. De repente senta que alguien se situaba a sus espaldas y le
rodeaba con los brazos.
Le estrechaban con fuerza, pero tambin con ternura. l reaccionaba
depositando las manos sobre los misteriosos miembros sin decir nada. Tan slo
miraba hacia el horizonte.
Y justo cuando estaba a punto de conocer la identidad de dicha persona,
despertaba.
Al abrir los ojos deposit la atencin en el retrato paterno que colgaba en
la pared contigua. Haba dedicado incontables horas a rememorar ese instante
inmortalizado en leo, la nica manera que tena de recordarles.
Observ la pose orgullosa y noble de su padre, las vestimentas exquisitas
que le distinguan como miembro de la aristocracia. A su lado estaba su madre,plida, delicada, hermosa. De ella haba heredado los ojos verdes y, en parte, el
carcter retrado. Hasta el da en que perdi la vida port en la mirada un brillo
que denotaba sufrimiento, el que cualquier mujer mostrara de haber tenido que
renunciar a uno de sus hijos.
Pero eso fue algo que en secreto qued.
En medio de los dos se encontraba l. Deba tener cinco aos cuando pos
ante el pintor. Estaba arropado por la pareja, aguantando con paciencia lashoras sin movilidad. Era feliz. Nada pareca ser capaz de destruir su dicha, ni
siquiera esa falta que, a medida que maduraba, acusaba con mayor intensidad.
No lograba satisfacer ese vaco. El zafiro y su ttulo le escudaron,
convirtindole en un joven correcto, diplomtico y solitario. Prefera rastrear los
parajes por sus propios medios al amparo de la camaradera.
Y entonces ocurri lo que inconscientemente siempre haba deseado.
Horror y fascinacin le sacudieron. Pavor y deleite. Amor y odio.
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Supo que haba construido las estructuras que le sostenan sobre un
cimiento de mentiras.
De pie, contemplando el cuadro con la daga que su padre le haba
regalado, maldijo a Dioses y hombres; a los primeros por haber maneado su
destino a conveniencia. A los segundos por haberle arrebatado lo que ms
quera. A todos por haberle ocultado la verdad.
Dirigi el objeto hacia el cuadro y lo desgarr. El sonido chirriante de la
tela le sac del desquiciado trance, dejndole inmerso en las consecuencias de
su acto. Al haber sido destruido, la imagen pas a significar algo ms que un
simple ajuste de cuentas.
Simbolizaba la renuncia de Syd a todo su pasado y futuro. nicamente le
quedaba el presente inesperado en el que deambulaba. Mir a su alrededor y no
la vio. La llam intentando alzar su cosmos, pero Mizar no acudi al reclamo.
El esplendor del ejrcito de Odn se convirti en un montn de polvo
acumulado en los tapices de un palacio vaco. Ya nadie poblaba Valaskialf, ni
mandatarios ni sirvientes, y menos guerreros o aprendices. Se asom a los
ventanales, pero no reconoci la Asgard tenebrosa a la que se haba
encomendado.
Un silencio insondable la haba remplazado. Ya no haba espacio en lapropia tierra para la morada divina, y tampoco para ellos en sus dominios.
Podra haberse quitado la vida con la daga y renunciar, pero el regalo de
los Dioses, si es que ello era realmente, le pareci tan valioso que desperdiciarlo
sera intolerable.
Se visti y ech el jubn a los hombros, saliendo con rapidez de sus
aposentos con direccin al saln donde, hasta la derrota, se haban reunido los
guerreros divinos.Ignoraba qu pensaban Siegfried y Hagen al respecto, pues saba que
tambin estaban all, mas no dudara en exponer lo que su corazn clamaba:
que l tena razones de peso y asuntos pendientes que justificaban la concesin
de dicho resurgimiento
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Como buen capitn lleg el primero. Su rostro se frunci en un gesto
contrariado al observar el trono vaco. Los ecos de la lucha parecan reverberar
todava, mezclndose las voces de los griegos con la suya propia, o los mandatos
de Hilda.
Cabizbajo pese a su orgullo sinti unos pasos acercarse. Alz la mirada
para recibir a aqul que esperaba encontrar, no errando en la prediccin.
Cunto haba cambiado el Hagen nio de antao. Su estatura y espigada
constitucin le convertan en un hombre demasiado hermoso para ser
contemplado por almas vulgares. Cualquiera poda afirmar con slo verle que
haba nacido para servir con los mayores honores, pero Siegfried tena un
privilegio que nadie ms posea.
Beta nunca haba sido capaz de ocultarle pensamiento alguno. Le bast
un segundo para afirmar que ellos dos eran, en esencia, idnticos: entregados a
la causa, vacos al haber fracasado en lo nico que saban hacer, rotos por haber
amado a dos mujeres que finalmente les haban fallado.
Y tras todas las promesas, todos los esfuerzos, la cruda preparacin y lossacrificios, volvan a quedar los dos cros que se conocieron una tarde en
palacio, slo que ahora envueltos en una carcasa curtida por el paso del tiempo.
Une al mo tu dolor, pues de la misma fuente mana le dijo.
Y hermanados no slo quedamos en muerte, sino en esta pesadilla
respondi, posando una mano sobre su hombro. Algo me dice que esta vez no
podrs ser mi gua, ya que t tambin buscas en m respuestas que no sabra
darte.Siegfried se permiti el lujo de esbozar una triste sonrisa. Su papel de
estandarte le haba llevado a anticiparse a los movimientos de los dems,
sopesando las situaciones con anterioridad, buscando las claves, contestando
preguntas que de antemano tena previstas.
Que fuese el propio Hagen quien lo pusiera de evidencia, converta el
fracaso en un revs soportable. As que lo acept como un paso que deba dar en
compaa.
Vosotros tambin lo sents?
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Ellos se giraron, encontrndose con la sofisticada frialdad de Syd. gil y
cauto como un felino, haba hecho aparicin sin que pudiesen apreciar su
magistral aura.
Sentir el qu? replic Hagen.
Mizar se acerc hasta el trono, tocando su superficie y analizando lo
mucho que destacaba el polvo sobre la palidez de sus dedos.
Somos los nicos que no han llegado a Valhal.
Siegfried asinti, hablando en alto ms bien para sus adentros.
Phenril, Alberich, Thor, Mime lucharon con honor y murieron en
combate, como nosotros mismos. Por qu a ellos les ha sido concedido el
privilegio?
Lo ignoro respondi Syd, pero nicamente hay algo obvio en el
entorno de nuestra resurreccin el paso de los aos.
Los tres callaron, formndose un silencio sepulcral. El palacio estaba
desierto, nicamente habitado por las alimaas del cercano bosque y la mugre
propia del descuido. Se cuestionaron cunto haban estado entre ambos
mundos, levitando cerca de las puertas del paraso. A juzgar por los indicios,
lustros, quiz dcadas.
Una terrible angustia se cerni sobre ellos, mas como dignos y entrenadosguerreros no la exteriorizaron. Fue de nuevo Syd quien decidi tomar cartas en
el asunto recurriendo al sentido prctico.
Ser mejor que inspeccionemos. Qu los Dioses al menos permitan que
las despensas no estn vacas.
Pronto sera de noche; sin un fuego que encender y comida con la que
llenarse los estmagos no haran sino empeorar la velada. As que acordaron
encargarse cada uno de una zona, tratando de peinar la totalidad del castillo enel menor tiempo posible.
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Cuando se reunieron de nuevo en el saln, las impresiones
intercambiadas eran similares. Encontraron numerosos enseres cotidianos en
sus respectivas ubicaciones, como si una brisa celestial se hubiese colado por los
ventanales llevndose la vida de palacio, dejando lo dems intacto.
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Encendieron una pila de madera en la gran chimenea, ingiriendo junto al
fuego las pocas raciones de carne seca que no se haban podrido. Y como
vestigio de cualquier cultura humana, el alcohol fue lo nico que sobrevivi a la
quema del abandono sin estropearse, ms bien todo lo contrario.
Si es cierto que el hidromiel existe, no puede superar a esto afirm
Hagen mirando la botella al trasluz, antes de dar un prolongado trago.
Estaban dispersos por el suelo, con varios recipientes de licor vacos
rodendoles. El color haba teido sus mejillas, refugindose en la bebida para
no tener que enfrentarse al peor de los enemigos: encararse unos a otros sin
poner estatus de por medio, siendo unos jvenes a priori corrientes que no
saban ser precisamente eso, normales.
Qu haremos ahora, sin reino que proteger ni armaduras que nos
recubran? volvi a lamentarse Beta lanzando al fuego la botella, haciendo que
las ltimas gotas de alcohol avivaran las llamas.
Syd contemplaba la fogata absorto. Pese a la embriaguez, segua lo
suficientemente lcido como para confesar un ntimo pensamiento a sus
compaeros.
Cuando nuestros antepasados no podan obtener nada ms de la tierra,
recurran al ocano construan embarcaciones prodigiosas y se echaban a lamar, rogando a los Dioses para que el viento les soplara a favor, y as alcanzar
nuevos territorios donde empezar de cero.
Haba empleado muchas noches a estudiar volmenes histricos sobre los
descubridores vikingos. Bajo la luz de las velas se haba dejado fascinar por las
remotas hazaas, esas en las que su pueblo haba recalado en la lejana Islandia,
e incluso en el helado norte del continente americano.
Cuando era nio prosigui con la mirada perdida, imaginaba quealgn da hara eso. Talara yo mismo los rboles, forjara un navo en el que
dejarme mecer por las corrientes y, una vez en costa, hara de los relatos una
realidad. Pero tuve que renunciar a ello cuando fui elegido por Odn.
Senta una mezcla de alivio y vergenza por haber hecho pblica su
romntica visin de la libertad. De todos los comentarios que poda esperar
recibir, solamente lleg uno de boca de Siegfried. Las palabras de su antao
capitn le dejaron estupefacto, pero tambin notoriamente emocionado.
Hagmoslo.
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Syd y Hagen le miraron. Ante sus gestos, Alpha se ratific en el veredicto.
Dejemos atrs el palacio, al alba. Surquemos los bosques hasta dar con
orillas tranquilas y construyamos un navo. Qu puede perder un hombre
cuando ya nada le queda?
Hagen comenz a rer, cansado e inmerso en los efluvios etlicos.
Y dnde existe espacio en este mundo para tres guerreros del pasado
anclados en el presente?
Lo hay afirm Syd.
Creyendo ciegamente en su corazonada, les mir a ambos a los ojos para
despus recostarse sobre la alfombra de piel, entregndose al necesario
descanso.
Estoy completamente seguro porque lo he visto en sueos.
Los otros nada aadieron. Imitaron su posicin y no tardaron en quedar
dormidos. Las llamas se consumieron lentamente hasta que de ellas nicamente
quedaron las brasas. Cuando la trmula luz les dio en el rostro combatieron la
resaca acudiendo cada uno a sus aposentos privados.
Dedicaron algunos minutos a elegir lo que se llevaran al viaje sin retorno,
despidindose de lo que haban sido sus vidas, renunciando a las posesiones
materiales como parte del sacrificio que todo marinero debe hacer a la suerte.
Puedo otros mundos imaginar con los ojos cerrados.
Y puedo, en cambio, al despertar, no ver nada
Slo tres cosas llevara a una isla desierta.
En mil naufragios intentara perderlas
Robinson, Enrique Bunbury
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Pese al letargo en el que haban estado suspensos, sus cuerpos
conservaban la fortaleza fruto de la constante ejercitacin. Barrieron los
kilmetros con rapidez hasta alejarse de los lmites de palacio, dando con una
posada donde invirtieron las pocas monedas que haban hallado en lasrecmaras.
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Compraron dos majestuosos corceles, cabalgndolos raudos en direccin
sur. El viento les susurraba leyendas al odo, peinando las crines de los caballos
e invitndoles a evadirse de los dolorosos recuerdos de la derrota.
Siegfried y Hagen se alternaban a las riendas; era ste ltimo quien las
llevaba, sujetndose el primero a su cintura. Varios metros por delante, Syd
observaba el transcurso de los rboles y el cambio del bosque, oscilando por los
movimientos de la montura.
A medida que avanzaban la arboleda se haca ms frondosa, ocultando la
maraa de ramas el poco calor que el sol propiciaba. Se oa el murmullo de un
ro cercano, y el canto de las aves iba remitiendo paulatinamente por la amenaza
nocturna.
Creo que deberamos buscar dnde acampar propuso.
An queda mucho camino hasta el mar. Ser prudente pasar la noche y
reanudar la marcha a primera hora confirm Hagen.
Siegfried asinti. Por primera vez desde que tena uso de razn, poda
dejarse hacer. Se sorprendi a s mismo paladeando el pequeo placer de no
tener que actuar como cerebro de cada accin emprendida, por pequea que
sta fuese.
Hacia la izquierda le dijo a su amigo, consiguiendo que guiara alcaballo hacia la direccin pedida.
Dieron con un claro entre varios troncos, en el que la superficie de
hojarasca y escarcha pareca limpia de piedras. Ataron los corceles, desplegando
por el suelo las capas y apilando parte de las reservas de lea seca que se haban
llevado consigo.
Encender vosotros fuego. Ser mejor que vaya a cazar antes de que la
oscuridad lo haga imposible.Ellos asintieron, y mientras Syd se internaba en los parajes indmitos
dispusieron rocas en forma de crculo, colocando estratgicamente las maderas
y recurriendo a tcnicas arcaicas para obtener una chispa. Por alguna razn que
ignoraban, ya no tenan dominio sobre las facultades csmicas del pasado.
Siegfried observaba cmo Hagen frotaba dos varillas, concentrado en su
labor. Tena la misma expresin que jornadas antes, cuando se encontraron tras
el renacimiento.
Sigues pensando en ella?
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No le mir, dejando la atencin anclada en la tarea. El olor a quemado
precedi al milagroso fuego, arrojando la vara al resto de la madera.
Y qu si lo hago? respondi, dolido.
Vertieron grasa sobre la pila, avivndose el fuego hasta conseguir la
constancia idnea. El cabello dorado de ambos reflejaba los matices rojizos al
tomar asiento cerca.
Tengo tantos motivos como t para tambin hacerlo y, sin embargo, su
imagen no acude a mi mente dijo Siegfried.
Tena que esforzarse para rememorar la melena blanquecina de Hilda.
Muchas veces haba imaginado cmo sera el universo sin ella, acabando
siempre por asimilar que el dolor de su prdida le resultara insoportable.
Mas ahora que la situacin se haba presentado, no la echaba de menos.
Sera tanta la fuerza de la desilusin que le llevaba a desecharla? O
simplemente era que, en verdad, nunca haba estado enamorado de ella?
Las primeras estrellas asomaron por la bveda prpura. Siegfriend las
mir hablando sosegadamente, dejando que un torbellino de confesiones
brotaran de sus labios. Sin ataduras ni deberes que le cercasen, senta la
imperante necesidad de desahogarse y sincerarse con el nico que mereca
recibir cada una de sus prerrogativas.Qu es el amor para ti, Hagen?
Medit la pregunta unos segundos, entretenindose con una rama
alargada cuya punta arda.
Desear estar junto a alguien.
Era eso lo que albergabas por ella?
Ya no lo s.
Alpha suspir. Su cabeza trabajaba a toda velocidad, y su alma se revolvade una manera inusitada. Algo, o alguien, le haba robado en muerte la venda
que le haba cubierto los ojos durante su mandato, no devolvindosela en la
nueva vida.
Para m es confianza, complicidad, entendimiento un objetivo en
comn arropado por vivencias previas.
No quiero volver or hablar de mujeres replic muy serio, con el
rostro endurecido. Ella fue lo ms cercano a ese ideal que describes, y me
fall. En ninguna otra podr confiar.
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No volvers a creer en el amor?
Beta se puso en pie, buscando su estrella en la constelacin todava
tmida. Se cubri los brazos desnudos con las manos, pues sin cosmos del que
valerse estaba a completa merced de la intemperie.
Siegfried lo mismo hizo. La declaracin que haba escondido en un rincn
blindado de su interior sali a flote, aprovechando ese momento para
descubrirse.
Yo sigo creyendo, porque existe una persona que rene todas las
facultades.
Y conozco de quin se trata? De seguir viva deberas ir en su busca
respondi sinceramente.
Aunque me arriesgara a destruir lo que me es ms preciado?
Por supuesto respondi Hagen encarndole.
Entonces promteme que pase lo que pase, nuestra amistad no se
romper.
Te lo prometo.
Al hacer el juramento, ignoraba el alcance que ste iba a tener. Sinti un
pinchazo en el pecho cuando Siegfried acerc el rostro al suyo; haba besado a
Flare en varias ocasiones, mas aquello fue completamente distinto.En la textura de los labios de su compaero, finos y ligeramente resecos
debido al fro, no estribaba la totalidad de la diferencia. Al mero contacto fsico
iba sumado un aliciente que jams haba experimentado: un amor vitalicio
disfrazado de hermandad.
Encontr el temple necesario para tomar su rostro entre las manos,
separndole.
Siegfried intentas decirme que?No es obvio? replic, zafndose y volviendo a besarle, esta vez con
mayor intensidad.
Forceje sobre su boca para entreabrrsela, queriendo adentrarse en ella.
Hagen cerr los ojos, intentando poner en orden la entropa de sensaciones. Al
notar su resistencia, Alpha decidi no forzarle.
Lo siento. No puedo obligarte a que sientas lo mismo.
Fue el propio Beta quien le dej sin aliento, tomando el relevo.
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Odio que saques conclusiones precipitadas susurr con sorna,
devorando sus labios en un derroche de pasin desbordada.
No haban sido ellas en las que haban encontrado consuelo para afrontar
los peligros, ni a quien haban relatado cada una de las pericias emprendidas.
Cuntas veces haba acudido en plena madrugada a los aposentos del capitn,
buscando su mera compaa?
Enredado ahora en su cuerpo, comprendi que llevaba una eternidad
deseando probarle.
Por Freya, esto es de locos murmur entre besos.
Seamos dos locos que encuentran cordura en sus actos respondi l,
resistindose a volver a perderle.
Y mientras se confesaban lo que en la vida de antes hubiera sido
imposible, Syd pona todo su empeo en no extraviarse por los bosques.
Su propio vaho formaba pequeas columnas que cortaban el aire, y el
silencio de las lechuzas mitigaba el de su respiracin. Andaba con pasos cautos,
procurando no delatarse en bsqueda de alguna liebre o similar.
Su padre le haba enseado a valerse en esos medios, saliendo juntos de
expedicin por espacio de varias jornadas. Saba orientarse con las estrellas y
hacerse uno con el entorno, mas su destreza no estaba a la altura del depredadorque hbilmente le acechaba.
De pronto las aves callaron, sobresaltndose por el ritmo trepidante de su
corazn. El instinto le advirti de un riesgo sin procedencia. Su pecho se ajetreo
mientras sus ojos se convertan en dos rejillas brillantes, buscando el foco de
peligro.
Sinti una descarga de adrenalina cuando una voz le habl al odo.
La escoria de la nobleza no sabe desenvolverse por sus reinos. El seorse ha perdido y teme no salir vivo de los bosques?
Antes de poder girarse y emprender un ataque cay al suelo, y un cuerpo
presion sobre el suyo consiguiendo que ambos rodaran por una ladera. El
mundo dio vueltas a velocidad de vrtigo, sin tiempo de asimilar los golpes y
contusiones.
Se golpe la cabeza al aterrizar sobre el terreno. Not que algo le
inmovilizaba recostndose sobre sus caderas, presionndole las muecas contra
la tierra embarrada.
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Su vista enfoc lentamente a aqul que haba espiado y seguido a la
comitiva desde la partida de palacio. Fue como verse reflejado en un espejo: la
forma afilada del rostro, los dedos delgados, el cabello suave en irregular
cada y unos maravillosos iris verdes que constituan la nica diferencia entre
ambos.
Bud le miraba como hara el verdugo antes de cobrarse a su vctima. Tan
idnticos eran los gemelos que slo por algo se les poda distinguir. Mientras
que los ojos de Syd hablaban de una acomodada existencia en la que acababa de
descubrir lo que era la desdicha, los de Bud reflejaban la tristeza, la furia por
haber sido desprestigiado por un motivo del que l no tena culpa.
Condenado a velarle desde las sombras, la indiferencia de ste haba
alimentado sus anhelos de victoria y sangre, soando despierto con suplantarle
sin que nadie se percatara. Lo haba planeado minuciosamente desde el da en
que supo la verdad, pero no contaba con un factor que le hizo fracasar en su
empeo.
Cuando Syd cay ante el batalln de Atenea podra habrselo llevado,
rematndole y exigiendo a Hilda que cumpliera su palabra, pero las palabras del
Fnix se convirtieron en un mero esbozo de lo que su corazn senta. El odio se
vio compensado a partes iguales por el amor ms visceral que nunca habaimaginado.
El guerrero de Alcor ignoraba cuntos experimentos cientficos
demostraban la unin de los que un mismo tero compartan; slo saba que
cuando Syd agoniz entre sus brazos y le deposit sobre la nieve tras cargarle, se
tendi a su lado para escuchar sus ltimos latidos. Se abraz a su cuerpo inerte,
y ocurri lo que inconscientemente siempre haba deseado.
Se march con l tras morir de pena.Ahora los dos haban renacido. Se sorprendi desnudo en los cobertizos
del palacio que desde el secretismo haba inspeccionado. Les observ en
silencio, emprendiendo tambin la marcha hacia las aguas.
Poco le importaba no haber obtenido las promesas divinas, pues con ellas
nunca le haban camelado. Tampoco saba a ciencia cierta por qu haba
regresado al mismo callejn sin salida, ahora que contaba con una nueva vida en
la que no tena que ser la sombra del hombre sobre el que yaca.
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Se esforz en mantener la misma expresin agria cuando el semblante de
su gemelo mostr primero incredulidad, y luego cierto temor que se transform
en ternura.
Bud musit.
Alz una mano para acariciar sus mejillas, pero l se la apart
violentamente.
Las sombras no tienen nombre. Qu te da derecho a llamarme as?
Syd trag saliva. De un rpido movimiento gir sobre su eje, haciendo que
las posiciones se intercambiaran.
Slo hay sombras si una luz las proyecta, y la luz ha muerto por gracia
de Odn. Ya no somos guerreros, sino proscritos en la tierra de los hombres. Y
como hombre tengo derecho a ello porque eres mi hermano.
Le solt las muecas, acercando el rostro. Bud volvi a resistirse, pero el
brillo animal de su mirada se fue disolviendo. l lo supo porque poda sentirle,
estrechndose la conexin primaria que entre los dos siempre haba existido.
Insisti, encontrando a la tercera nulo impedimento. Obtuvo a cambio del
beso en la frente un puetazo en la mejilla. En lugar de enfurecer, Syd le mir
con profunda pena, sin ocultarse bajo mscaras ni mentiras.
Desahgate le dijo.Bud le golpe secamente en la mejilla contraria, pero al preparar el nuevo
golpe sus ojos se llenaron de lgrimas. La garganta le arda, desconcertndole
un dolor que nunca haba experimentado al ser sa la primera vez que lloraba.
El mayor le abraz, formando los dos un monumento de piel y huesos si
principio ni final. Permanecieron as hasta que el llanto se les agot, y supieron
que era intil prolongar los roles que hasta la muerte haban representado.
Nuestros padres nos separaron en nombre de los Dioses, y ahora losDioses vuelven a unirnos. Matar a todo el que pretenda alejarme de ti
asegur Syd.
Ellos no me aceptarn respondi Bud.
Su gemelo le bes los pmulos salados, recalando en la superficie de sus
labios.
Hagen y Siegfried no pondrn objecin alguna, porque sabrn que si de
ti reniegan, lo mismo harn conmigo.
Se pusieron en pie, recuperados del aparatoso reencuentro.
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No puedo regresar con las manos vacas dijo Syd, en referencia a la
escasa productividad de su cacera.
Bud comenz a caminar, arrebatndole la daga del cinto.
Lo har yo. Conozco estos bosques mejor que vosotros, sin m no
sobrevivirais ms que un par de jornadas.
Su hablar tosco y las manos callosas por el trabajo contrastaban con el
lenguaje refinado y culto de Syd. Se internaron juntos en la oscuridad, formando
un equipo de caza en el que la estrategia les hara conseguir un cuantioso
sustento.
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Apenas una hora despus de su partida, Syd indicaba cul era el sendero
ms corto para llegar al campamento. Portaban varios animales salvajes de los
que podran obtener carne suficiente para la noche, as como agua potable y
algunas bayas.
El resplandor de la hoguera comenzaba a percibirse, y a lo lejos la
prodigiosa vista de Bud capt algo que no le sorprendi.
Me temo que nuestra presencia ser inoportuna coment framente.A pocos metros, Alpha y Beta daban rienda suelta al deseo contenido. Sus
bocas seguan reconocindose mientras sus vestimentas comenzaban a
estorbarles. Los jadeos acompasados cesaron al escuchar pasos que se
acercaban, apresurndose en aparentar que nada haba ocurrido durante la
ausencia de su compaero.
Observaron a Zeta, el cul llevaba tres liebres muertas agarradas por las
orejas. Tras unos instantes de silencio se percataron de la autntica identidaddel llegado. Aunque fuese idntico en apariencia, era una persona
completamente diferente.
Dnde est Syd? pregunt Siegfried, desconfiando y dispuesto a
emprender acciones drsticas.
Qu has hecho con l? Responde! increp Hagen, sbitamente
encolerizado.
Quien portase a Mizar apareci entre los arbustos, mirndoles sin acritud.
Veo que sois capaces de distinguirnos.
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Y tambin que mis sospechas eran infundadas reafirm Bud, soltando
las capturas y desperdigndose stas a sus pies.
Los hermanos se sintieron inspeccionados. Ahora que se encontraban el
uno junto al otro, cualquiera poda admirar la semejanza y contraste existente.
Sin pensrselo dos veces, Syd tom el turno de palabra.
Cuando despert pude vislumbrar cul era el motivo que nos ha trado
de vuelta dijo, hablando para los tres, y tras haber pasado estas lunas
despojado del rango, no albergo duda alguna Odn nos ha dado la oportunidad
de terminar lo que en vida dejamos pendiente.
Mir a los ojos de Siegfried, y luego a los de Hagen.
Tenais en el otro el amor ansiado que no pudisteis conseguir. Nosotros
hemos roto veintids aos de separacin, desafiando al destino que nos fue
impuesto. Sigo empeado en perseguir mi sueo de partir hacia lo desconocido,
pero de vosotros depende el que lo haga nicamente con mi hermano no.
Beta calm la crispacin que primeramente le haba invadido al ver a la
sombra. Comprenda los sentimientos de Syd, porque no diferan tanto de los
suyos.
No soy quin para objetar a la voluntad divina. Nada puede representar
mejor la ruptura con nuestro pasado que tenerte entre nosotros.Y aunque sea demasiado tarde, los ocho guerreros han sido reconocidos
concluy Siegfried.
Syd asinti con una leve sonrisa. Ambas parejas estaban frente a frente,
sellando un acuerdo de convivencia con el que pactaran formar una comunidad
autosuficiente, donde todos se valdran de todos y las posesiones careceran de
valor.
Que con sangre se firme y nada lo destruya dijo, abrindose otraherida en la mano derecha.
Bud le imit, haciendo lo propio a continuacin los restantes. Unieron las
cuatro palmas, infiltrndose en sus venas la esencia de sus personas. Tras la
ceremonia el hambre se manifest, procedindose a despellejar las presas y
relatar los planes.
He pasado toda mi vida talando coment Bud, retorciendo el
pescuezo del animal. Nos llevar dos semanas construir el armazn si
trabajamos a buen ritmo.
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Comieron y bebieron al amparo de las estrellas. El calor aviv la llama de
sus corazones, empezando a construir los pilares en los que a partir de entonces
se sostendran.
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Escogieron los mejores ejemplares en los bosques, diseccionando la
madera en tablas que engarzaron tras haberlas pulido y tallado. El tiempo
calculado por el coordinador no fue rebasado, y en apenas catorce das hubieron
creado un navo a semejanza de los que los relatos describan.
El Drakkar mantena las proporciones suntuosas con las que los
antepasados haban surcado los mares del norte. De superficie alargada, portaba
velas confeccionadas a base de entretejer cuantos mantos recopilaron; no
cargaban en l escudos y espadas con los que emprender la guerra, sino vveres
con los que afrontar las jornadas que el mar, oscuro, gris y traicionero, les
propusiera.
Remaban sin descanso, navegando segn el ritmo de las corrientes y la
posicin de los astros. Estaban agotados pero dichosos por revivir tradiciones ya
olvidadas, valindose de un don innato.Fue en un atardecer cuando Hagen seal hacia el horizonte, gritando
que vea tierra. Todos dejaron sus puestos para asomarse a la carcasa y
contemplar el paraso que a lo lejos les esperaba.
Sin otros mapas que la intuicin y la confianza ciega en la recompensa de
Odn, llegaron a las playas de una de los cientos de islas que conformaban el
archipilago de las Feroe. Situadas entre las aguas que separaban Noruega e
Islandia, era un edn donde la gran mayora de los islotes permanecanvrgenes, ajenos a los acontecimientos del resto del mundo.
Emplearon las ltimas fuerzas en remar hasta que la orilla de la costa
estuvo lo suficientemente cerca, y pudieron lanzarse al agua para arrastrar el
barco hasta hacerlo encallar. El cielo estaba encapotado, surcado por un banco
de gaviotas. Dejaron huellas en la gruesa arena, gritando pletricos al celebrar
que haban conseguido finalizar la odisea.
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Aunque la playa estuviese desierta y no se respirara ms que aire puro en
aquel lugar, supieron que era innecesario comprobar la falta de poblacin
autctona. Ese sera su hogar hasta el fin de los das.
Tomaron las pocas reservas que no haban agotado y echaron a andar por
las faldas de las colinas, repletas de altas y verdes hierbas que les rozaban
dndoles la bienvenida. Decidieron pasar la primera noche en lo alto de un
desfiladero desde el que se divisaba la baha donde haban atracado. El ocano
se extenda ante ellos, y a sus espaldas una inmensa planicie esmeralda deseaba
ser explorada.
Maana buscaremos emplazamiento propuso Siegfried.
Mi cuerpo necesita descanso ahora que el alma lo ha hallado aadi
Syd, profundamente emocionado.
Bud, por su parte, prepar la ubicacin elegida para pernoctar. Ese
ambiente era completamente distinto a los bosques donde se haba criado. No
haba frondosas arboledas en las que camuflarse, sino interminables espacios
abiertos. La luz mortecina del Atlntico todo lo llenaba, dando en su rostro
radiante, sin maldiciones que le obligaran a sepultarse bajo el anonimato.
Esas dos semanas de convivencia, aunque duras por su acostumbrada
soledad, le transformaron en un ser reservado y atento. Les observabacontinuamente, aprendiendo de ellos todo lo que la exclusin no le haba
permitido comprender de las personas; comportamientos sociales, formas de
expresin, costumbres o rituales que desconoca.
Cuando Hagen y Siegfried dorman en el barco y ellos dos tomaban el
timn en la madrugada, Syd le narraba la mitologa de su pueblo. Bud
escuchaba fascinado, encontrando en la voz grave y aterciopelada de su gemelo
el blsamo para las heridas que empezaban a cicatrizar. Sola corresponder con vivencias propias y su valiosa experiencia en el arte de sobrevivir en la
naturaleza.
Al montar el campamento y encender fuego de rigor con el que poder
calentarse y cocinar, brindaron con el aguardiente que haban transportado
desde las lejanas tierras de Asgard.
Deberamos bautizar nuestro hogar.
El artfice del viaje reflexion, derramando sobre las hierbas unas gotas
del licor.
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La llamaremos Midgard el reino de los hombres.
Le imitaron, presenciando el indescriptible espectculo de la puesta de
sol. De los naranjas se pas al ail, y de all al negro, sin mayor contaminacin
lumnica que la luna cubierta de nubes.
Hablaron, rieron y entonaron viejos himnos que contaban con diez veces
ms edad que la de todos ellos juntos. En medio de la celebracin, Hagen busc
los labios de Siegfried, besndole con devocin a la luz de la fogata como la
noche de su declaracin. Estos se abrieron, y la lengua fue invitada a fundirse
con la suya, apartndole los largos cabellos que el viento meca.
Bud no cesaba de mirarles. Su hermano le tom de la barbilla,
atravesndole con el fulgor de sus ojos, reflejando las vivas tonalidades de las
llamas. Siguiendo las pautas de Beta, Syd le propuso convertirse en el perfecto
amante. Recibi el hmedo roce inicial sin moverse, empapndose de sus actos
para asimilarlos y repetirlos. Transcurridos unos segundos mordi ligeramente
el labio inferior de su gemelo.
El capitn se detuvo al observar a los hermanos entregarse al juego de
Loki. Susurr al odo de Hagen y se incorpor, situndose entre ellos. Tom de
la nuca suavemente a Syd hasta conseguir que los labios de ambos se separaran,
depositando en los de ste otro intenso beso.Cuando concluy, lo mismo hizo con Bud. El portador de Sleipner tom
asiento junto a Syd, invadiendo su boca para que no acusase la falta.
Dejaron que sus genes se encargaran de rubricar otra firma para aquel
acuerdo. Ninguno haba mantenido una experiencia de aquel tipo con
anterioridad, pero no les supuso traba alguna sumirse en un trance donde el
sexo serva de ligazn espiritual y carnal.
Se desnudaron los unos a los otros, cubriendo las robustas fisonomasuna pared de manos en los que los dueos de las mismas eran indiferentes. Se
enzarzaron en una contienda donde las sustancias derramadas no eran de
marcado carmes, y en el que el dolor iba acompaado del disfrute primitivo.
Hagen jade apretando los dientes cuando su entrega estuvo completa,
abriendo nuevamente los labios para recibir el envite de Bud. Siegfried besaba
con deleite al gemelo del primero mientras aguardaba su turno. Syd embesta el
estrecho interior de Beta hasta que se desvivi en el xtasis, pasando a ocupar su
lugar.
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Uno a uno ejecutaron todas las variantes posibles en aquella combinacin
de posturas. Si por mrito les corresponda un Valhal en el que disfrutar de
placeres vitales, degustar hidromiel y rememorar batallas, se encontraban en l.
Lo ltimo que vieron antes de caer dormidos alrededor de las cenizas
incandescentes, fueron los rostros enrojecidos y las miradas vidriadas de los
dems. Acertaron a cubrirse con los velajes del Drakkar, burlando as la
humedad glida que la brisa marina arrastraba hacia las llanuras.
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Era muy temprano cuando Syd despert. Su gemelo dorma a su lado, con
la cabeza apoyada en uno de sus hombros. Siegfried y Hagen mantenan una
posicin similar, a pocos centmetros de distancia.
Las nubes se haban disipado, dejando el protagonismo a un cielo limpio
y azul. Deposit la frente de su hermano sobre el suelo, escabullndose de la
clida atmsfera que los cuatro haban conformado debajo de las mantas. Se
puso sus ropas y emprendi una senda solitaria, ascendiendo por otra colina
que daba hacia el este.
Aspir el aroma del ocano, regocijndose con la sinfona de las olas y el viento. Cuando lleg a lo alto, contempl desde el borde del precipicio la
embarcacin en la playa; se gir unos grados en direccin contraria y el paisaje
se le antoj terriblemente familiar.
La silueta de los abismos era caprichosa, serpenteante. Las paredes de
oscura roca eran pintadas por la espuma marina, y la hierba se extenda hasta
donde su percepcin era capaz de asimilar.
Sinti que unos brazos portentosos le rodeaban, estrechndose desdeatrs sobre su cintura. Poda percibir el olor de su pelo, y su aliento tibio
rozndole el cuello.
No necesit girarse para saber que la persona a la que haba visto tantas
veces en sueos era Bud. Alz sus manos, entrelazando los dedos con los de l.
Era todo cuanto siempre haba deseado, y ya no volvera a despertarse inmerso
en la congoja.
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Hasta que los Dioses decidieran recibiran cada amanecer en el
acantilado, compartiendo un orgullo que vala ms que todas las gestas
imaginables, llevndose a la tumba un honor del que nadie ms se hara eco.
Su conciencia estaba tranquila, pues crey haber ejercido correctamente
el papel que haba elegido. Ya no eran los guerreros de Odn, mas a cambio de
su favor, le ofrecieron al Dios una ofrenda por toda la eternidad.
Ellos le veneraran hasta que el reloj dictase. Perpetuaran el legado de los
ancestros, y cuando muriesen pasaran a la historia no slo como los ltimos
defensores de Asgard, sino como lo que desde el principio haban sido los
ltimos vikingos, los supervivientes de la estirpe y la leyenda.
~ Fin ~