la encrucijada

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LA ENCRUCIJADA DONDE CONFLUYEN EL AMOR DE DIOS Y EL ABANDONO wm . Paul young Esta historia está dedicada a nuestros nietos, cada uno de ellos un reflejo único de sus padres, cada, uno su propio universo inexplorado, portadores de deleite y m aravilla, que contagian nuestra vida y corazones profunda y eternam ente. ¡Que cuando un día lo lean, este relato sea una pequeña ventana a través de la cual puedan com prender m ejor a su abuelo, a su Dios, a su m undo! 1 Una congregación de escándalo El m ás lastim oso de los hom bres es aquel que convierte sus sueños en oro y plata. - Gibrán Jalil Gibrán

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donde confluye el amor y el abandono

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LA ENCRUCIJADA

DONDE CONFLUYEN EL AMOR DE DIOS Y EL ABANDONO

wm . Paul young

Esta historia est dedicada a nuestros nietos, cada uno de ellosun reflejo nico de sus padres, cada, uno su propio universo inexplorado, portadores de deleite y m aravilla, que contagian nuestra vida ycorazones profunda y eternam ente.

Que cuando un da lo lean, este relato sea una pequea ventana a travs de la cualpuedan com prender m ejor a su abuelo, a su Dios, a su m undo!

1

Una congregacin de escndalo

El m s lastim oso de loshom bres es aquel que convierte sus sueos en oro y plata.

- Gibrn Jalil Gibrn

Algunos aos en Portland, Oregn, el invierno es una aguanieve viscosa y pendenciera, y nieve escupida a tontas y a locas que se resiste, violenta, al arribo de la prim avera, reclam ando un arcaico derecho a seguir siendo la reina de las estaciones (a la larga vanointento de otra aspirante al trono). Pero este ao no fue as. El invierno se m arch com o una m ujer desaliada que se retira agachando la cabeza entre sucios harapos blancos y m arrones, apenas con un gem ido o prom esa de retorno. La diferencia entre su presencia y su ausencia fue casi im perceptible.

A Anthony Spencer le daba lo m ism o. El invierno era una lata, y la prim avera no m ejorabagran cosa. De haber podido, habra quitado del calendario am bas estaciones, junto con la parte hm eda y lluviosa del otoo. Un ao de cinco m eses habra sido igual de bueno, preferible sin duda a largos periodos de incertidum bre. Cada cspide de la prim avera l se preguntaba por qu segua en el noroeste, pero cada ao le sorprenda hacindose el m ism o cuestionam iento. Tal vez la decepcionante fam iliaridad tenasus com pensaciones. La idea del cam bio real era am edrentadora. Entre m s se aanzaba l en sus hbitos y nanzas, m enos se inclinaba a creer que otra cosa pudiera valer el esfuerzo, aun si ste fuera posible. Las rutinas conocidas, aunque desagradables a veces, al m enos eran predecibles.

Anthony se recost en su silla y lanz la m irada desde su escritorio lleno de papeles a lapantalla de su com putadora. Le bastaba con oprim ir una tecla para m onitorear sus propiedades: el condom inio en el edicio contiguo; su ocina principal, estratgicam ente ubicada en el centro de Portland, casi un rascacielos de m ediano tam ao; la casa de sus escapadas a la costa, y la residencia en West Hills. Mientras vigilaba, tam borileaba nerviosam ente en su rodilla con el ndice derecho. Todo estaba en paz, com o si elm undo contuviera el aliento. Hay m uchas m aneras de estar solo.

Aunque las personas que interactuaban con l en los negocios o en sociedad pensaban otra cosa, Tony no era un hom bre jovial. Era decidido, y estaba siem pre en pos de un nuevo benecio. Esto sola requerir una presencia extrovertida y sociable, am plias sonrisas, contacto visual y rm esapretones de m anos, y no por estim acin genuina, sino porque todos podan tener inform acin valiosa para triunfar. Tony haca tantas preguntas que generaba un aura de inters verdadero, lo cual haca sentir im portantes a los dem s, pero dejndolos tam bin con un vaco perdurable. Fam oso por sus gestos de filantropa, com prenda el valor de la com pasin com o m edio para alcanzar objetivos m s sustanciales. La bondadvuelve m s m anipulable a la gente. Luego de algunos intentos vacilantes, concluy que los am igos, de cualquier tipo, eran una m ala inversin. Producan m uy bajos rendim ientos. La verdadera com prensin era inconveniente, y un lujo para el cual l no dispona de tiem po ni energa.

Dena en cam bio el xito com o adm inistrar y desarrollar bienes races, em presas diversas yuna creciente cartera de inversiones, m bito en el que se le respetaba y tem a com o negociador severo y agente m agistral. Para Tony, la felicidad era un sentim iento transitorio y absurdo, un vaho en com paracin con el arom a de un negocio potencial y el regusto adictivo de la victoria. Com o el viejo Scrooge, se deleitaba arrancando los ltim os vestigios de dignidad de quienes lo rodeaban, en especial deem pleados que trabajaban con ahnco, si no por respeto, s por m iedo. No cabe duda de que un hom bre as no es digno de am or ni com pasin.

Cuando sonrea, Tony casi poda parecer apuesto. La gentica lo haba dotado de un cuerpo de m s de m etro ochenta de estatura y cabellera abundante, que aun ahora, a la m itad de sus cuarentas, no daba trazas de querer abandonarlo,pese a las canas que ya salpicaban sus sienes. Evidentem ente anglosajn, un toque de algo m s no y m isterioso suavizaba sus facciones, sobre todo en los raros m om entos en que su acostum brada conducta form al era sacudida por una carcajada desm edida o extravagante.

Desde casi cualquier punto de vista, Tony era rico, exitoso y un buen partido. Algom ujeriego, haca el ejercicio suciente para m antenerse en la contienda, luciendo un abdom en apenas pronunciado que poda sum irse con facilidad. As, las m ujeres iban y venan, entre m s rpido m ejor, haciendo sentir a cada una m enos valiosa por la experiencia.

l se cas dos veces con la m ism a m ujer. Su prim era unin, siendo am bos apenas m ayores de veinte, dio origen a un hijo y unaha; esta ltim a, ya una joven ahora, viva enfadada al otro lado del pas junto a su m adre. El ho era otra historia. Este m atrim onio haba term inado en divorcio por diferencias irreconciliables, un clsico caso de desam or calculado e insensible falta de consideracin. En solo unos cuantos aos, Tony logr hacer aicos la autoestim a de Loree.

Pero el problem a fue que ellase retir dignam ente, y eso para l no vali com o una victoria propia. Entonces Tony pas los dos aos siguientes cortejndola de nuevo, hizo una esplndida celebracin de segundas nupcias y dos sem anas m s tarde present otra noticacin de divorcio, la cual, se rum oraba, tena lista desde antes que los contrayentes estam paran sus rm as en la segunda acta de m atrim onio. Aunque esta vez Loree se le ech encim a con todala furia de una m ujer desdeada, y l la aplast nanciera, legal y psicolgicam ente. Es innegable que, en esta ocasin, Tony se anot una victoria. Haba sido un juego despiadado, pero solo para l.

El precio que pag fue perder a su ha, algo que se alzaba com o un espectro en las som bras de un ligero exceso de whisky, inquietud m inscula que poda disim ularse pronto en laagitacin del trabajo y el triunfo. Su ho fue una im portante razn inicial para el whisky, m edicina sin receta que suavizaba los los irregulares del rem ordim iento y el recuerdo, y m oderaba las m igraas agudas que se haban convertido en un acom paante ocasional.

Si la libertad es un proceso paulatino, la inltracin del m al lo es tam bin. Pequeos ajustes a la verdad y justicacionesm enores erigieron con el tiem po un edicio totalm ente im previsto. Esto se aplica a todo Hitler, Stalin o persona com n. La casa interna del alm a es esplndida pero frgil; cualquier m entira y traicin incrustadas en sus paredes y cim ientos alteran la estructura de m anera inim aginable.

El m isterio de cada alm a hum ana, aun la de Anthony Spencer, es profundo. l fueparido en una explosin de vida, un universo interior en expansin con sus propios sistem as solares y galaxias en sim etra y elegancia inconcebibles. Aqu, hasta el caos cum pli su parte, y el orden em ergi com o subproducto. Posiciones sociales esenciales participaron en la danza de las fuerzas gravitacionales en com petencia, cada cual aadiendo a la m ezcla su rotacin propia, poniendo enm ovim iento a los ejecutantes del vals csm ico y desplegndolos en un constante tom a y daca de espacio, tiem po y m sica. A este cam ino llegaron, arrolladores, la derrota y el dolor, provocando que esa intensidad perdiera su delicada estructura y com enzara a desm oronarse sola. El deterioro arrib a la supercie en form a de tem or autoprotector, am bicin egosta y endurecim iento de todo lo sensible. Lo que haba sido una entidad viviente, un coraznde carne, se convirti en piedra; una roca dura y pequea ocupaba la cscara, la corteza del cuerpo. Esa form a fue alguna vez expresin de m aravilla y m agnicencia internas. Ahora ha de abrirse paso sin apoyo, fachada en busca de corazn, una estrella agonizante que devora su propio vaco.

El dolor, la prdida y nalm ente el abandono son dem asiado duros por separado,pero juntos producen una desolacin casi insoportable. Ellos arm aron la existencia de Tony, a quien equiparon con la aptitud para ocultar navajas en palabras y levantar m uros que protegiesen su interior de todo acercam iento, y al que m antenan encerrado en una ilusin de seguridad en m edio de su soledad y aislam iento. Poca m sica verdadera haba ahora en la vida de Tony, m igajas de creatividad apenas audibles. Lapista sonora de su subsistencia no pasaba siquiera por m sica am biental; insulsas m elodas de elevador acom paaban su predecible verborrea com ercial.

Quienes lo reconocan en la calle lo saludaban inclinando la cabeza, aunque los m s perceptivos vom itaban su desdn una vez que l pasaba. Muchos otros, sin em bargo, se dejaban seducir fcilm ente, aduladores a la espera de la siguiente orden,ansiosos de una pizca de aprobacin o presum ible afecto. En la estela del xito supuesto, los dem s se dejan arrastrar por la necesidad de sostener su im portancia, identidad y agenda. La percepcin es realidad, aun si la percepcin es una m entira.

Tony tena una opulenta m ansin en terrenos situados en el norte de West Hills, y a m enos que diera en ella una esta enbusca de algn benecio, m antena con calefaccin solo un rea reducida. Aunque casi nunca se m olestaba en quedarse ah, conservaba el lugar com o m onum ento al triunfo sobre su m ujer. Loree la haba conseguido com o parte del arreglo de su prim er divorcio, pero tuvo que venderla para pagar las ascendentes cuentas legales del segundo. l se la com pr (a travs de un interm ediario) m uy por debajo de su valor, y despusorganiz una esta sorpresa de desalojo, con todo y policas que escoltaron a su pasm ada ex esposa hasta la puerta de la casa justo el da en que se cerr la venta.

Tony se inclin de nuevo para apagar la com putadora y tom ar su whisky, y gir en su silla para contem plar la lista de nom bres que haba escrito en un pizarrn blanco; se levant, borr cuatro de ellos, aadiotro, y volvi a echarse sobre su asiento, reiniciando su habitual cadencia de trote de caballos con sus dedos sobre el escritorio. Hoy estaba de peor hum or que de costum bre. Obligaciones de negocios lo haban forzado a asistir a una conferencia en Boston, de escaso inters para l, pero una crisis m enor de recursos hum anos le hizo volver un da antes de lo previsto. Aunque le irritaba tener que lidiar con una situacin que sussubordinados podan m anejar fcilm ente, agradeca haber tenido un pretexto para dejar aquellos sem inarios casi intolerables y regresar a sus casi intolerables rutinas en las que, al m enos, ejerca m s control.

Pero algo haba cam biado. Lo que em pez com o el asom o de una som bra de inquietud se transform en una voz consciente. Tony haba tenido durante varias sem anas lapersistente sensacin de que lo seguan; al principio no hizo caso, juzgndola com o efecto del estrs o fabricaciones de una m ente saturada de trabajo. Pero una vez im plantada, esa idea hall tierra frtil, y lo que em pez com o una sem illa fcil de arrasar por una seria consideracin term in echando races que pronto se expresaron en hipervigilancia nerviosa, lo que consum i an m s energa de una m ente siem pre alerta.Em pez por percibir detalles de sucesos m enores que, por separado, apenas si incitaban un insignicante asom bro, pero juntos, en su conciencia se tornaron en un coro de alerta. La cam ioneta negra que a veces lo segua de cerca cam ino a su ocina central; el em pleado de la gasolinera que tardaba varios m inutos en devolverle su tarjeta de crdito; la com paa de seguridad que le notic tres fallas de energa que parecieronafectar solo a su casa porque las de sus vecinos perm anecan bien ilum inadas, habiendo durado cada apagn justo veintids m inutos a la m ism a hora tres das consecutivos. Tony com enz a poner m s atencin en discrepancias triviales, incluso en la m anera com o lo m iraban: el em pleado de Stum ptown Coffee, el guardia de seguridad de la entrada y aun el personal que ocupaba los escritorios de la ocina. Not que todosdesviaban la m irada cuando l se volva hacia ellos, evitando m irarle a los ojos y cam biando rpidam ente su lenguaje corporal para indicar que estaban atareados en otra cosa.

Haba una sem ejanza inquietante en las reacciones de esas personas diferentes, com o si estuvieran coludidas entre s. Parecan com partir un secreto que l desconoca. Entre m s observaba, m s notaba, as queobservaba m s. Siem pre fue un tanto paranoico, pero esto ya rayaba en constantes especulaciones de conspiracin, de m anera que viva nervioso y agitado.

Tony tena esta pequea ocina privada, con recm ara, cocina y bao, desconocida incluso para su abogado personal. Era su refugio junto al ro en la punta de Macadam Avenue, para las veces en quesencillam ente quera desaparecer unas horas o pasar la noche fuera del radar.

Tam bin era dueo del gran inm ueble que daba alojam iento a este escondite, aunque aos antes haba transferido el ttulo de propiedad a una com paa fantasm a. Renov entonces una parte del stano, que equip con la m s avanzada tecnologa de vigilancia y seguridad. Adem s de los contratistas, todos ellosreclutados a distancia, nadie haba visto nunca estas habitaciones. Ni siquiera los planos del edicio revelaban su existencia, gracias a sobornos a constructores y donativos certeros a cadenas de m ando del gobierno local. Tras introducir el cdigo apropiado en lo que pareca un antiguo teclado telefnico al fondo de una conserjera en desuso, una pared corrediza revelaba una puerta de acero contra incendios y unm oderno sistem a de entrada de cm ara y teclado.

El lugar contaba con casi todos los servicios, conectado a fuentes de energa elctrica e internet independientes de las del resto del com plejo. Adicionalm ente, si el software de m onitoreo de seguridad descubra un intento de ubicar el sitio por retrorrastreo, bloqueaba el sistem a hasta que se reiniciaba introduciendo un nuevo cdigode generacin autom tica. Esto solo poda hacerse desde uno de dos lugares: el escritorio de su ocina en el centro o dentro de la guarida secreta. Por costum bre, Tony apagaba antes de entrar su telfono m vil, y le quitaba la tarjeta SIM y la batera. Una lnea privada poda activarse en caso necesario.

Nada estaba de sobra aqu. Muebles y cuadros eran sim ples, casi frugales. Nadie vera jam seste sitio, as que todo en l signicaba algo para Tony. Las paredes estaban cubiertas de libros, m uchos de los cuales nunca haba abierto pero que pertenecieron a su padre. Su m adre les haba ledo a su herm ano y a l otros m s, especialm ente clsicos. Las obras de C. S. Lewis y George MacDonald destacaban entre los favoritos de la infancia. Una antigua edicin de El retrato de Donan Gray de Oscar Wildesaltaba a la vista, aunque solo para sus ojos. Apretujada en un extrem o del estante estaba una pltora de libros de negocios, bien ledos y m arcados, un arsenal de m entores. Obras de Escher y Doolittle colgaban al azar de las paredes, y un viejo tocadiscos ocupaba una esquina. Tena una coleccin de discos de vinilo, cuyas ralladuras eran reconfortantes recordatorios de tiem pos idos hace m ucho.En esta ocina oculta tena asim ism o sus cosas y docum entos m s im portantes: escrituras, ttulos de propiedad y, sobre todo, su testam ento ocial. Este ltim o era objeto de revisiones y cam bios frecuentes, para poner o quitar personas conform e se cruzaban en su cam ino y cuyas acciones lo enojaban o com placan. Im aginaba el im pacto de una ddiva o su ausencia en quienes se interesaran en su patrim oniouna vez que l se sum ara a las filas de los fieles difuntos.

Su abogado personal, distinto a su asesor legal general, tena una llave de una caja de seguridad en la sucursal de Wells Fargo en el centro. Para conseguir acceso a ella era indispensable presentar el acta de defuncin. Contena instrucciones que revelaban la ubicacin de la ocina y departam ento privados de Tony,cm o entrar a ellos y dnde encontrar los cdigos para abrir la caja fuerte oculta en el stano. Si alguien pretenda acceder a ella sin el acta de defuncin certicada, el banco deba noticar a Tony de inm ediato; y tal com o se lo haba advertido a su abogado, si eso llegaba a suceder, la relacin entre am bos se cancelara sin m s, junto con la sustancial iguala que ste reciba puntualm ente el prim er da hbil de cada m es.Por m ero alarde, Tony guardaba un testam ento anterior en la caja fuerte de su ocina central. Algunos de sus socios y colegas tenan acceso a esta caja con nes nancieros, y l esperaba en secreto que la curiosidad venciera a uno u otro de ellos, cuyo placer inicial por conocer su contenido, l im aginaba, derivara en el acto aleccionador de la lectura de su testam ento legtim o.Era de conocim iento pblico que posea y adm inistraba la propiedad contigua al edicio que albergaba su lugar secreto. Era sta una estructura sim ilar, con locales com erciales en la planta baja y condom inios arriba. Estos dos edicios com partan un estacionam iento subterrneo, con cm aras estratgicam ente colocadas que parecan cubrir toda el rea pero que en realidad dejaban libre un pasillo que poda atravesarse sindeteccin. Tony poda acceder rpidam ente a su refugio sin ser percibido.

Para justicar su frecuente presencia en esta parte de la ciudad, com pr, bajo la luz pblica, un condom inio de dos recm aras en el prim er piso del edificio junto a su oficina secreta. Este departam ento contaba con todos los lujos y servicios, y era as una pantalla perfecta; l pasaba m s noches ah que en sucasa en West Hills o su m adriguera en la costa cerca de Depoe Bay.

Haba m edido el tiem po de traslado a pie por el estacionam iento entre el condom inio y su santuario secreto, y saba que poda aislarse en ste en m enos de tres m inutos. En la seguridad de este asilo cercado y protegido estaba conectado con el m undo exterior m ediante el video m aterialgrabable que m onitoreaba sus propiedades y su ocina del centro. El vasto hardware electrnico tena com o n su proteccin, m s que su benecio. Pero de ningn m odo tena cm aras escondidas en baos o dorm itorios, pues saba que otros los usaran ocasionalm ente con su autorizacin. l poda ser m uchas cosas desagradables, pero no un voyeur.

Quien reconoca su auto alentrar al estacionam iento supona sim plem ente, por lo general en form a atinada, que llegaba a pasar la noche a sus condom inios. Se haba vuelto un elem ento rutinario, parte del ruido de fondo de las actividades diarias, y su presencia o ausencia no em ita seal alguna, no llam aba la atencin, justo com o l quera. Aun as, dada su creciente ansiedad, era m s cauteloso que de costum bre. Alteraba sus rutinas lo bastantepara sorprender a alguien que lo siguiera, aunque no tanto com o para despertar sospechas.

Lo que no entenda era por qu en prim er lugar alguien lo seguira o cules seran sus m otivaciones e intenciones. Haba quem ado sus naves, en realidad la m ayora de ellas, y supona que ah hallara las respu esta s. Debe ser por dinero, conjeturaba. Acaso no todo era por dinero? Sera su ex esposa?Preparaban sus socios un golpe para despojarlo de su parte, o se tratara de un com petidor? Tony dedicaba horas das a estudiar los datos nancieros de cada transaccin pasada y presente, cada fusin y adquisicin, en busca de una norm a fuera de lugar, pero no encontraba nada. Luego se sum erga en los procesos de operacin de sus m ltiples bienes, buscando... qu? Algo inusual, un indicio o pista queexplicara qu suceda? Detect algunas anom alas, pero cuando, sutilm ente, las plante a sus socios, pronto fueron corregidas o explicadas en congruencia con los procedim ientos de operacin estndar que l m ism o haba elaborado.

Aun en el m arco de una econom a en problem as, sus negocios m archaban bien. Haba convencido a sus socios de m antener una slida base deactivos lquidos, y ahora ellos adquiran propiedades y se diversicaban en em presas con valor inferior al de liquidacin y con autonom a de los bancos, los que, por proteccin, decidieron restringir el crdito. l era en esos das el hroe de la ocina, pero esto no le daba m ucha paz. Todo respiro era efm ero, y cada xito no haca sino elevar el nivel de expectativas de desem peo. Vivir as era agotador, pero l se resista a otras opciones,juzgndolas fciles e irresponsables.

Pasaba cada vez m enos tiem po en su ocina central, aunque nadie ansiaba la oportunidad de estar a su lado. Su creciente paranoia lo volva m s irritable de lo norm al, y hasta el m enor percance lo haca explotar. Aun sus socios preferan que trabajara fuera, y cuando su ocina estaba a oscuras exhalaban un suspiro dealivio colectivo y trabajaban m s y en form as m s creativas. Tal es el poder debilitador de querer controlarlo todo, estrategia que l sola enorgullecerse en aplicar.

Pero justo en este espacio, en este descanso m om entneo, haban salido a la supercie sus tem ores, su sensacin de ser un blanco m vil, objeto de la atencin indeseable e inoportuna de alguien o algo. Y por si fuera poco, haban vuelto,aum entados, sus dolores de cabeza. Estas m igraas solan ser precipitadas por episodios de prdida de la visin, seguidos casi al instante por palabras arrastradas que le com plicaban term inar una frase. Todo esto anunciaba la irrupcin inm inente de una invisible pa en su crneo, en el espacio detrs del ojo derecho. Sensible entonces a la luz y el sonido, Tony se reportaba con su asistente personal antes de reptarhasta los oscuros rincones de su condom inio. Arm ado de analgsicos y ruido blanco, dorm a hasta que el dolor retornaba solo cuando se rea o sacuda la cabeza. Se convenci as de que el whisky contribua a su proceso de recuperacin, pero la verdad es que buscaba cualquier pretexto para servirse otro.

Por qu ahora? Despus de m eses sin m igraa, ahora casi nopasaba una sem ana sin ella. Com enz a vigilar entonces su dieta, preocupado de que alguien estuviera vaciando veneno en lo que com a o beba. Cada vez era m s com n que se sintiera cansado, y aun con som nferos estaba exhausto. Hizo por n una cita para un chequeo m dico, al que no asisti porque una reunin inesperada requiri su presencia para resolver asuntos relativos a una adquisicin im portante que sehaba venido abajo. Reprogram la cita para dos sem anas m s tarde.

Cuando la incertidum bre afecta la rutina, uno em pieza a pensar en su vida, en quin im porta y por qu. En general, Tony no estaba a disgusto con la suya; era rico, m s que la m ayora, lo cual no estaba m al para un ho adoptivo a quien el sistem a le haba fallado, aunque haba dejado de llorar por eso.Com eti errores y haba lastim ado a personas, peroquin no? Estaba solo, aunque casi siem pre prefera estarlo. Tena una casa en West Hills, un refugio costero en Depoe Bay, su condom inio junto al ro Willam ette, inversiones slidas y la libertad de hacer casi cuanto quera. Estaba solo, pero casi siem pre prefera eso... Haba cum plido todos los objetivos que se haba propuesto, al m enos todas sus m etas realistas, ysobreviva en sus cuarentas con una inquietante sensacin de vaco y rem ordim ientos trasm inados. Estos se haban acum ulado en su interior, en esa bveda invisible que los seres hum anos cream os para protegernos de nosotros m ism os. Claro que estaba solo, pero casi siem pre...

Tras aterrizar en Portland desde Boston, fue directo a su ocina central y sostuvo unaexplosiva discusin con dos de sus socios. Se le ocurri entonces la idea de hacer una lista de las personas en quienes conaba; no de aquellas en las que deca conar, sino en las que de veras conaba: a quienes contaba sus secretos, con quienes com parta sus sueos y ante quienes exhiba sus debilidades. Por eso se haba encerrado en su ocina oculta, haba sacado un pizarrn blanco y un whisky y em pezado a escribir y borrar nom bres. Sulista nunca fue larga, y originalm ente incluy a socios, algunos em pleados, uno o dos conocidos fuera del trabajo y un par de personas a las que trataba en clubes privados y viajes. Pero tras contem plarla una hora, la redujo m s todava, a solo seis personas. Recostndose en su asiento, sacudi la cabeza. Este ejercicio se haba vuelto intil. Toda la gente en la que de verdad conaba estaba m uerta, aun-que haba ciertas dudasrespecto al ltim o nom bre.

Su padre y, particularm ente, su m adre encabezaban el grupo. Estaba consciente de que m uchos de los recuerdos que tena de ellos haban sido idealizados por el tiem po y el traum a, m ientras que la nostalgia haba borrado sus caractersticas negativas.

Atesoraba, descolorida, la ltim a fotografa tom ada antesde que un adolescente de parranda perdiera el control y convirtiera el esplendor en escom bros. Abri la caja fuerte y la sac, protegida ahora por una hoja plasticada, pese a lo cual intent alisar sus arrugas, com o si sus padres pudieran sentir sus caricias. Su padre haba pedido a un desconocido que les tom ara una foto afuera de la ya extinta nevera Farrells; l, un nio larguirucho de once aos con su herm ano, Jacob, de siete, paradoadelante. Rean de algo, su m adre con la cara al cielo, visible la alegra del m om ento en sus bellas facciones, su padre con una sonrisa irnica, que era lo m s que poda hacer. No obstante, esa sonrisa haba bastado. Tony la recordaba con claridad. Ingeniero, no dado a la expresin em ocional, su padre dejaba escapar de vez en cuando una sonrisa, que casi signicaba m s por ser poco abierto. Tony haba intentado recordar de quse rean, interrogando la foto horas enteras com o si pudiera revelar el secreto; pero por m s que trataba, este ltim o segua fuera de su alcance, exasperante y enloquecedor.

En su lista estaba despus la Madre Teresa, seguida m uy de cerca por Mahatm a Gandhi y Martin Luther King Jr. Todos ellos eran grandes, todos idealizados, cada uno m uy hum ano, vulnerable,m aravilloso y ya fallecido. Tras sacar una libretita, Tony escribi aquellos nom bres, arranc la hoja y la tom entre su ndice y pulgar derechos. Por qu eligi a esas personas? La lista nal haba sido casi espontnea, quiz un reejo autntico proveniente de un origen profundo y hasta real, incluso de una aoranza. Aborreca esta palabra, pero por algn m otivo tam bin le gustaba. En un principio pareca dbil, pero tena una resistenciaenorm e, y haba durado m s que otras cosas que fueron y vinieron en su vida. Esos tres personajes em blem ticos representaban, junto con el ltim o nom bre de la lista, algo superior a l, la alusin a una cancin nunca entonada pero evocadora, la potencialidad de lo que l hubiera podido ser, una invitacin, un reclam o, un tierno anhelo.

El ltim o nom bre era el m sdifcil, aunque tam bin el m s fcil: Jess, el obsequio de Beln al m undo; Jess, el carpintero que supuestam ente era Dios sum ndose a nuestra hum anidad, y quien quiz no estaba m uerto, segn los rum ores religiosos. Tony saba por qu Jess estaba en la lista. Este nom bre tenda un puente con los m s vividos recuerdos que tena de su m adre. Ella haba am ado a ese carpintero, y todo lo que tena que ver con l.Claro que tam bin su pap lo haba am ado, pero no tanto com o su m am . El ltim o regalo que ella le dio reposaba en su caja fuerte, en el stano del edicio que albergaba su lugar secreto, y era su bien m s preciado.

Menos de dos das antes de que sus padres le fueran violentam ente arrebatados, ella haba ido inexplicablem ente a su recm ara. Ese recuerdo estabagrabado en su alm a. l tena entonces once aos, haca su tarea y de pronto ah estaba ella, recargada en la puerta, una m ujer m enudita con un delantal oreado y un m anchn de harina en la m ejilla justo donde haba quitado un m echn desprendido del lazo que m antena en alto su cabellera, ajena a su actividad. La harina hizo saber a Tony que ella haba estado llorando, pues el rastro de sus lgrim as dej un cursoirregular en su cara.

Ests bien, m am ? Qu pasa? pregunt l, apartndose de sus libros.

Oh! exclam ella, lim pindose el rostro con el dorso de las m anos cerradas, no es nada. Ya sabes cm o soy, y que a veces m e pongo a pensar en cosas que agradezco tanto, com o tu herm ano y t, y m e em ociono toda hizo una pausa. No s por qu, ho, pero m e dio por pensar en lo m ucho que has crecido, y que en un par de aos sers todo un adolescente; luego seguirs tu cam ino y te irs a la universidad, y m s tarde te casars... Y m ientras pensaba en esto, sabes qu sent? hizo otra pausa. Alegra. Sent que el corazn estaba a punto de salrsem e del pecho. Doy tantas gracias a Dios por ti, Tony! As que decid hacerte tu postre preferido, el pastel cubierto dezarzam oras y unos rollos caram elizados. Pero m ientras estaba parada all, asom ada a la ventana, pensando en todo lo que hem os recibido, todos los dones, y en especial en Jake y en ti, sent de repente el deseo de regalarte algo, algo m uy querido para m .

Tony not en ese m om ento que tena el puo cerrado; sujetaba algo. Fuera lo que fuese, caba en la m anita de esta m ujerya m s baja que l. Ella la extendi y la abri poco a poco. En su palm a apareci enrollada una cadena ungida de harina, con una cruz de oro en un extrem o, frgil y fem enina.

Ten se la dio, quiero que t la tengas. Me la regal tu abuela, y su m adre a ella. Pens que un da se la dara a una ha m a, pero no creo que tal cosa suceda, y no s por qu, pero m ientras pensaba y peda por ti,m e pareci que hoy era el da indicado para regalrtela.

Sin saber qu hacer, Tony abri la m ano para que su m adre dejara caer en ella ese torzal nam ente trenzado, engalanado con la pequea y delicada cruz de oro.

Quiero que un da se la regales a tu am ada, y que le digas quin te la dio.

Lgrim as rodaban ahora porsus m ejillas.

Pero m am , podras drsela t!

No, Anthony, tengo un presentim iento... No entiendo por qu, pero s que t debes drsela, no yo. No m e m alinterpretes, no pienso ir a ningn lado; pero as com o m i m adre m e la dio para darla, yo te la doy ahora para que t la des.

Pero, cm o voy a saber...?Lo sabrs lo interrum pi ella, crem e que lo sabrs!

Su m adre lo envolvi en sus brazos y lo estrech largo rato, sin preocuparse, com o l tam poco, si lo ensuciaba de harina. Nada de esto tena sentido para Tony, pero supo que era im portante.

Jam s pierdas la fe en Jess, Anthony! Nunca podr irte m al si crees en l. Y ten laseguridad aadi, retrocediendo y m irndolo a los ojos de que l nunca perder la fe en ti.

Dos das despus, ella se haba ido, devorada por la egosta decisin de alguien apenas m ayor que l. La cadenita continuaba en su caja fuerte. Nunca la dio a nadie. Su m am saba que as sera? El constantem ente se preguntaba si aqulla haba sido unaprem onicin, una advertencia o gesto de Dios para brindarle un recuerdo. Perder a su m adre haba destruido su vida, precipitndolo en un cam ino que lo hizo com o era ahora, fuerte, duro y capaz de soportar cosas que otros no resistan. Pero haba m om entos, fugaces e intangibles, en los que la dulce nostalgia se escurra entre las piedras de su apariencia y lo arrullaba, o com enzaba a cantar m ientras l acallaba esa m sica.Jess segua teniendo fe en l? No lo saba, pero probablem ente no. Tony era m uy distinto a su m adre, aunque gracias a ella haba ledo la Biblia y otros libros de su gusto, tratando de encontrar en las pginas de Lewis, MacDonald, William s y Tolkien una huella de su presencia. Por un tiem po incluso fue m iem bro del grupo Young Life de la preparatoria, donde trat de saber m s sobre Jess, pero elsistem a de adopcin al que su herm ano y l fueron a dar los llev de una casa a otra y de escuela en escuela; y cuando cada hola es un adis incipiente, los clubes y liaciones sociales se vuelven inhspitos. El senta que, com o todos, tam bin Jess le haba dicho adis.

As pues, el hecho de que lo hubiera conservado en su lista era algo sorpresivo. No haba pensado m ucho en l en aos. Enla universidad haba reanudado brevem ente la bsqueda, pero tras una tem porada de conversaciones y estudio, lo releg a la lista de los grandes m aestros desaparecidos.

Pese a ello, entenda por qu su m adre se haba prendado de l. Qu poda haber de desagradable en Jess? Hom bre a carta cabal, pero bueno con los nios, atento con los inaceptables para la religin y lacultura, una persona llena de com pasin contagiosa, alguien que desaaba el orden establecido pero que am aba a aquellos m ism os a quienes cuestionaba. l era todo lo que Tony habra querido ser a veces, aunque saba que no lo era. Quiz Jess fuese un ejem plo de una vida m ejor, pero ya era dem asiado tarde para cam biar. Entre m s viejo se haca, la idea de su transform acin le pareca cada vez m s rem ota.Y era ese tem a de Dios lo que l no poda com prender, especialm ente en relacin con Jess. Mucho tiem po atrs haba decidido que, de haber un Dios, era algo o alguien m alvolo y terrible, caprichoso e indigno de conanza; en el m ejor de los casos, una especie de m ateria fra y oscura, im personal y ajena; y en el peor, un m onstruo que se com placa en devastar los corazones de la gente.Todo esto no pasa de ser m era ilusin do entre dientes m ientras arrugaba la hoja y la lanzaba indignado a la basura, al otro lado del recinto.

Era im posible conar en los vivos.

Tom ando una nueva botella de Balvenie Portwood, se sirvi un triple y volte hacia su com putadora, que volvi a encender.Abri su testam ento ocial y pas la hora siguiente expresando su desconanza y hostilidad por m edio de grandes correcciones, tras de lo cual im prim i una nueva copia, que rm , fech y arroj, junto con la antigua, en una pila de otras m s ya guardadas en su caja fuerte. Cerr esta ltim a, reinici las alarm as y apag las lm paras de su escritorio. Pensando a oscuras en su existencia y en quin poda serquien lo segua, jam s im agin que estaba bebiendo su ltim o whisky.

2POLVO AL POLVO Dios hace m aravillas enform a m isteriosa. Dom ina latorm enta, anda en la m ar briosa.

- William Cowper

La m aana irrum pi conestruendo por la ventana descubierta. Com binada con los residuos del whisky, la brillante luz del sol caus espasm os en la cabeza de Tony, una m igraa m atutina para fastidiar el da. Pero sta era distinta. No solo no poda recordar cm o haba regresado a su condom inio, sino que adem s se hallaba en garras de un dolor diferente a cualquiera conocido hasta entonces. Su languidez y postracin en una incm odapostura en el sof podan explicar la rigidez de su cuello y sus hom bros, pero nada en su m em oria era com parable a ese m artilleo lacerante, com o si alguien hubiera desatado en su cabeza una incontenible serie de truenos.Algo estaba sum am ente m al! Una repentina sensacin denusea lo im puls al escusado,pero antes de llegar expuls conviolencia todo lo que quedaba en su estm ago de la noche previa. El esfuerzo no hizo sino acentuar el insoportable dolor. Tony sinti que un m iedo en estado puro, largam ente contenido por una terca determ inacin, rom pa sus ataduras com o una bestia azuzada por una incertidum bre en aum ento. Haciendo frente a ese tem or paralizante, se tam bale hasta la puerta del condom inio, tapndose los odos con las m anos com o paraim pedir que la cabeza le explotara. Se recarg en la pared del pasillo buscando frentico su om nipresente sm artphone. Una pesquisa desesperada en sus bolsillos solo detect un juego de llaves, y de pronto, sinti caer en un vaco espantoso e irrem ediable, una desconexin absoluta. Su presunto salvador, el abastecedor electrnico de todo lo inm ediato y pasajero, brillaba por su ausencia.Se le ocurri entonces que su celular poda estar en su abrigo, el cual sola colgar en el respaldo de la silla de la cocina, pero la puerta del condom inio se haba cerrado autom ticam ente cuando sali. Com o un ojo no le responda, entrecerr el otro para tratar de ver un borroso teclado, intentando recordar el cdigo que le perm itiera regresar al departam ento, pero los nm eros se em palm aban uno con otro y ninguno tena elm enor sentido. Cerr los ojos para tratar de concentrarse m ientras el corazn le lata con fuerza y su cabeza arda en llam as debido a su creciente desesperacin. Ech a llorar en form a incontrolable, lo que lo enfureci, y, presa de un pnico plagado de blasfem ias, se puso a oprim ir nm eros al azar, desesperado por un m ilagro. Una oleada de negrura le hizo caer de rodillas y golpearse la cabeza contra la puerta. Esto soloexacerb el dolor. La sangre de la herida que el lo del dintel haba abierto le cubri la cara.

Su confusin y torm ento aum entaron hasta que se sinti perdido, m irando un teclado electrnico que no conoca y sosteniendo en una m ano un juego de llaves que nunca haba visto. Tena un auto cerca? Luego de dar tum bos por un pasillo corto, baj un tram o de escaleras alfom bradas y sali aun estacionam iento. Al apretar todos los botones de su llavero fue prem iado por las luces interm itentes de un sedn gris a m enos de nueve m etros de distancia. Otro brote de negrura lo jal de los pies, y cay por segunda ocasin; desesperado, se arrastr a gatas hasta el coche, com o si su vida dependiera de ello. Por n lleg, se levant rm e un m om ento m ientras el m undo daba vueltas a su alrededor y volvi a caer alsuelo, envuelto esta vez en una nada reconfortante. Todo ese dolor que llam aba su atencin tan frenticam ente, se disolvi.

Si alguien lo hubiera visto caer (lo cual no fue el caso), habra descrito un costal de papas arrojado desde la parte trasera de un cam in en m ovim iento, que se desplom com o si ningn hueso habitara su cuerpo, peso m uerto derribado por la gravedad. Se dioun fuerte golpe en la nuca contra la parte trasera del auto; su im pulso lo hizo girar hacia el piso de concreto, donde su cabeza rebot por segunda vez con un estruendo sordo, terrible. La sangre que ahora le sala de la oreja izquierda conua con la de las heridas de la cara y la frente. Estuvo casi diez m inutos tendido en el apenas ilum inado estacionam iento subterrneo antes de que una m ujer que buscaba en su bolsa las llaves delcoche tropezara con su pierna. Un alarido reson en el concreto, pero nadie lo oy. Visiblem ente tem blorosa, ella m arc el 911.

La despachadora, sentada frente a una serie de pantallas, tom la llam ada a las 8:41 de la m aana.

Nueve-uno-uno, dnde est su em ergencia?

Ay, Dios, un seor sangra por todas partes! Parecem uerto...!

La m ujer estaba histrica, y al borde de un colapso nervioso.

Entrenada para esto, la despachadora m oder la cadencia de su voz:

Clm ese, seora. Dgam e dnde se encuentra para que pueda enviar ayuda.

Sin dejar de prestar atencin, la servidora silenci la llam adapara pre noticar por otra lnea a la estacin de bom beros de Portland sobre la posible em ergencia m dica. Tecle rpidam ente la inform acin y cdigos en el registro de llam ada, m anteniendo com unicacin con un am plio grupo de servicios de prim eros auxilios capaces de reaccionar.

Puede decirm e qu ve, seora? pregunt, y silenci la llam ada, cam bi de lnea y do atoda prisa: Mquina 10, M333, responda a un Cdigo 3, UN3 en5040 SW Macadam Avenue, transversal Richardson Court, justo al norte de US Bank y abajo de Weston Manor, prim er nivel de un estacionam iento subterrneo junto al ro...

Mdica 333, entendido, y en direccin a operaciones 1 fue la respuesta que obtuvo por el audfono.Tranquilcese y respire hondo, seora... Encontr un hom bre que parece inconsciente, y hay sangre... No se preocupe, la ayuda va en cam ino, llegar en unos m inutos. Qudese ah, por favor, y espere a que lleguen los param dicos... As, es correcto... Perm anecer en la lnea hasta que la ayuda llegue. Lo hizo usted m uy bien! Los param dicos van en cam ino y estarn all de un m om ento a otro.Los bom beros fueron los prim eros en presentarse en la escena y, tras ubicar a Tony, hicieron una rpida evaluacin inicial antes de aplicar procedim ientos m dicos para estabilizarlo, al tiem po que uno de sus com paeros calm aba y entrevistaba a la consternada testigo. La am bulancia de Am erican Medical Response (AMR) lleg m inutos despus.

Qu hay, colegas? En qupuedo ayudar? pregunt el param dico de AMR.

Tenem os un seor de cuarenta y tantos que esa seora encontr tirado junto a su coche. Est vom itado y huele a alcohol. Herida grande en la cabeza, cortadas faciales, y no responde. Se hizo inspeccin m anual de espina cervical y no se le ha puesto m scara de oxgeno.

Ya le tom aron los signosvitales?

S, presin de 260/140, pulso de 56 y respiracin de 12, aunque irregular. Pupila derecha lastim ada, y sangra del odo derecho.

Parece una lesin grave de cabeza?

S.

Subm oslo, entonces.Movindolo con todo cuidado, colocaron a Tony sobre una cam illa rgida. Los bom beros lo sujetaron rm em ente m ientras el param dico de AMR le aplicaba una inyeccin intravenosa.

Sigue sin responder y con respiracin errtica seal el param dico de los bom beros.Qu opinas si lo entubam os?

Buena idea, perohagm oslo en la am bulancia.

Estatus verde de Universidad COREL! inform el conductor en ese m om ento.

Subieron a Tony a una cam illa de ruedas y lo m etieron de prisa en la am bulancia, m ientras el conductor haca la llam ada.

Los signos vitales de la vctim a se desplom aron, y entr en asistolia, una especie de parocardiaco. Una intensa oleada de actividad, que incluy una inyeccin de epinefrina, volvi a poner en m archa su corazn.

Universidad, aqu Mdica333! Vam os a su centro deCdigo 3 con un sujeto decuarenta y tantos aos halladoen el suelo de unestacionam iento. El pacientetiene una herida visible en lacabeza y no respondi al arribo.Es de 5 en la escala de Glasgow yya se tom aron todas las precauciones respecto a la colum na vertebral. Tuvo un breve periodo de asistolia pero recobr el pulso con 1 m iligram o de epi. Su ltim a presin fue de80/60, pulso de 72, en este m om ento lo tenem os en 12 respiraciones por m inuto y nos disponem os a entubar. Tiem po estim ado de arribo de cinco m inutos, alguna pregunta?

No. Adm inistren 500centm etros cbicos de m anitol.

Entendido...Despachadora, Mdica 333 entraslado con dos bom beros abordo!

Salieron del estacionam iento haciendo sonar su sirena. En m enos de cinco m inutos subieron la em pinada colina hasta el Oregon Health and Science University (OHSU), el hospital que dom ina com o unagrgola la ciudad. Cuando Tony lleg a la sala de resucitacin, donde se ja la prioridad de los nuevos pacientes de traum atism o, un alud de doctores, enferm eras, tcnicos y residentes convergieron a su alrededor y dieron paso a un caos ordenado, un intrincado baile donde cada quien conoca su papel y el desem peo que se esperaba de l. Una rfaga de preguntas salpic el dilogo con los param dicos que brindaronlos prim eros auxilios, hasta que el m dico a cargo se m ostr satisfecho, tras de lo cual se liber a la cuadrilla para que se recuperara de la descarga de adrenalina que suele acom paar a llam adas de esta clase.

Una tom ografa inicial y una angiografa posterior revelaron hem orragia subaracnoidea, lo m ism o que un tum or en el lbulo frontal. Horas m s tarde, Tony fue finalm ente adm itido enel cuarto 17, seccin 7C, de la unidad de terapia intensiva del rea de neurologa. Conectado a tubos y dem s parafem alia m dica que lo alim entaba y le perm ita respirar, l era ajeno por com pleto al hecho de ser el centro de tanta atencin.

Sinti que suba insistentem ente com o atrado por algo con un tenue pero rm e cam po gravitacional. Pareca m s el am or de una m adre queun objeto slido, y Tony no se resisti. Crea recordar que haba participado en una pelea que lo dej exhausto, pero el conicto ya se desvaneca.

Mientras se elevaba, en su interior em ergi la insinuacin de que estaba m uriendo, idea que ancl con facilidad; entonces, se aanz por dentro com o si pudiera oponerse a ser absorbido por... qu? La nada?Se fusionaba acaso con elespritu im personal y absoluto?

No. Desde haca tiem po haba decidido que la m uerte era el nal, la suspensin de toda conciencia, polvo que vuelve al polvo sin cesar.

Esta losofa le daba consuelo en su egosm o. No se justicaba, al cabo, que velara por s m ism o, controlando no solo su vida sino tam bin la de otros, en su propio provecho y benecio? Nada eracorrecto, no exista la verdad absoluta, solo usos y costum bres sociales legitim ados y conform idad basada en la culpa. Com o l la vea, la m uerte signicaba que en realidad nada im porta. La vida era un ahogado grito evolutivo sin sentido, la supervivencia tem poral del m s apto o m s astuto. Dentro de m il aos, si la raza hum ana sobreviviera, nadie sabra que l haba existido alguna vez, ni se interesara en cm o vivi suvida.

Mientras ascenda en la corriente invisible, su losofa com enz a sonar m al, y algo en l se resista, no quera aceptar que una vez que se corriera el teln nada ni nadie tendra signicado, que todo era parte del caos del azaroso inters propio en su pugna por el prestigio y el poder, y que las m ejores tcnicas eran m anipuladoras y egostas. Perocules eran las opciones?

Un da especco, la esperanza de algo distinto haba m uerto. Esa torm entosa m aana de noviem bre, Tony sostuvo casi un m inuto la prim era palada de suciedad. Bajo una lluvia sacudida por el viento, j la vista en la dim inuta y ornam entada caja que contena a su Gabriel. De apenas cinco aos, y casi sin fuerza para respirar, su pequeo habaintentado valerosam ente aferrarse a todo lo bello y bueno, solo para ser arrebatado al cario de quienes m s lo am aban.

Dej por n que la tierra cayera en ese abism o, junto con las astillas de su corazn roto y los restos de toda su esperanza. Ms no hubo lgrim as. La rabia contra Dios, contra la m aquinaria y aun contra la pudricin de su propia alm a no haba salvado ni preservado a suho. Splicas, prom esas y plegarias, todo rebotaba contra el cielo y regresaba vaco, burlndose de su im potencia. Nada... nada haba servido m ientras la voz de Gabriel se apagaba.

Estos recuerdos retrasaron su ascenso, y qued suspendido en la negrura espesa, pendiente por un m om ento de una pregunta. Si Gabe no hubiera m uerto, ese precioso nio habra podidosalvar la existencia pattica de Tony? Otras tres caras destellaron en su m ente, tres personas a quienes les haba fallado en grado sum o y lam entable: Loree, su am or de adolescente y dos veces su esposa; Angela, su ha, que quiz lo odiaba tanto com o l se odiaba a s m ism o, y Jake... oh, Jake, cunto lo siento, herm ano!

Pero qu im portaba esto de todas m aneras? Las ilusioneseran el enem igo verdadero. El si hubiera, o lo que pudo ser, olo que debi haber sido, todo ello era un m ugroso desperdicio de energa, y un obstculo al xito y la satisfaccin inm ediata. La idea m ism a de que algo im portaba era m entira, una guracin, un falso consuelo m ientras uno era em pujado hacia el hacha. Una vez aniquilado, lo que quedaba de uno eran las ilusiones de los vivos, quienes conservabanrecuerdos fugaces y tem porales, buenos o m alos, fragm entos m om entneos del espejism o de que la vida de aqul haba tenido un signicado. Claro que si nada tiene sentido, aun la idea de que las ilusiones son el enem igo se volva absurda.

Com o la esperanza era un m ito, no poda ser un enem igo.

No, la m uerte era la m uerte, y sta era la ltim a palabra.Pero, cavil Tony entonces, esto tam poco era racionalm ente creble. Quera decir que la m uerte m ism a tena signicado.Patraas! Ahuyent de su m ente esos pensam ientos, desdendolos com o dudas ridculas e incongruentes para no aceptar la irrelevancia de una vida vaca e intil.

Al elevarse de nuevo, vio a la distancia un punto de luz. Conform e sta se acercaba, o l aella, no lo saba, el fulgor aum entaba en intensidad y sustancia. Aqul era el lugar de su m uerte: ahora estaba seguro de eso. Haba ledo de personas que m oran y vean una luz, pero siem pre consider esto nada m s com o las ltim as descargas del sistem a neuronal de circuitos. El cerebro estaba vido de una postrera, vana com prensin de todo vestigio de pensam iento y m em oria, de un asim iento desesperado a algo tanelusivo com o el m ercurio en una m ano endurecida.

Se solt. Se sinti en un ro invisible que lo atrapaba, sum ido en una ola anti gravitacional que propulsaba su conciencia hasta el punto m ism o de la brillantez. El brillo aum ent tanto que tuvo que apartar la m irada, entrecerrando los ojos para protegerse de esa lum iniscencia que lo traspasaba y reconfortaba al m ism o tiem po.Se dio cuenta entonces de que tena fro al estar en poder de lo que lo m antena suspendido. Pero m ientras volteaba, algo en l tenda hacia afuera, com o si respondiera a una invitacin inherente a ese resplandor.

Sus pies rozaron abruptam ente lo que pareca un suelo rocoso, y sus m anos palparon paredes a uno y otro extrem o. Un olor a hojas y tierra invadi sus sentidos. Lo habansepultado y vea desde lo hondo de la tum ba? Tan pronto com o se le ocurri esta idea terrible, el m iedo lo dej sin aliento. No estaba m uerto del todo, y los dolientes reunidos para darle el ltim o adis ignoraban que segua vivo?

La alarm a fue breve. Todo haba term inado, y l tam bin. Se abandon de m ala gana a su n, cruzando los brazos sobre el pecho. La luz era tan fuerte quetuvo que voltearse por com pleto. El susto fue aterrador y estim ulante. Fue arrojado entonces al fuego voraz, donde era cegado por...

3HABA UNA VEZ... Algn da sers lo bastanteviejo para volver a leer cuentosde hadas.

- C. S. LewisLa luz del sol?

Era la luz del sol! Cm o poda ser la luz del sol? La claridad m ental que Tony haba conseguido desapareci en un torrente de sobrecarga sensorial. Cerr los ojos de nuevo, perm itiendo que ese fulgor distante le calentara el rostro y envolviera su escalofro en una m anta dorada. Por un m om ento nada le im port. Luego, com o un inm inente am anecer, laim posibilidad de su situacin hizo aicos su ensueo.

Dnde estaba? Cm o haba llegado hasta ah?

Abri lentam ente los ojos y los baj, entrecerrndolos para que se adaptaran a la luz. Llevaba puestos sus gastados pantalones vaqueros y el par de botas que usaba para cam inar entre las rocas de la playa cuando bajaba la m area enDepoe Bay. Siem pre se haba sentido m s cm odo con estas prendas que con los trajes que se pona para el trabajo cotidiano. Estas botas deberan estar en el clset de m i casa de la playa, fue lo prim ero que pens. Mostraban las m arcas reconocibles de las raspaduras contra la antiqusim a lava costera de la playa de Oregn.

Cuando m ir a su alrededor, su perplejidad aum ent. Nohaba indicacin alguna de dnde estaba, ni del m om ento en que viva. Detrs de l se alzaba la boca de un pequeo hueco negro, al parecer el sitio del que haba sido tan poco cerem oniosam ente arrojado. El tiro sem ejaba ser apenas suciente para caber dentro, y no vea treinta centm etros m s all de la entrada. Volteando, cubri sus ojos contra el sol y exam in el paisaje que se tenda ante l, listando m entalm enteun nm ero de preguntas cada vez m ayor.

Com oquiera que hubiese llegado a este lugar, expulsado, parido o propulsado por el tnel oscuro, ahora estaba en el centro de una angosta pradera de m ontaa rebosante de ores silvestres: achicorias de color naranja, anm onas lilas dispersas y los blancos delicados de los geranios que se intercalaban con rnica am arilla sim ilar a lam argarita. Esta era una invitacin a respirar hondo, y cuando lo hizo casi pudo probar esos arom as fuertes y sabrosos, con apenas un toque de sal en el aire, com o si un ocano se tendiera m s all de donde alcanzaba la vista. El aire era fresco y lim pio, y no haba seas de nada que no fuera originario del rea. Abajo se esparca un valle inm enso rodeado por una cordillera sem ejante a las Rocallosas canadienses,panoram a pintoresco de tarjeta postal. En m edio de aquella llanura, un radiante lago em ita reejos propios de las prim eras horas de la tarde. Una orilla irregular proyectaba som bras en los valles y auentes aledaos, invisibles para Tony. Diez m etros adelante, el prado se resolva tosca y peligrosam ente en una caada de al m enos trescientos m etros de fondo. Todo era vivido y deslum brante, com o si los sentidos de Tony se hubieransoltado de sus am arras habituales. Aspir una bocanada de aire fresco.

El prado donde se hallaba no tena m s de treinta m etros de largo, echado entre fronteras m arcadas por el precipicio a un lado y la em pinada cuesta al otro. A la izquierda, los coloridos dibujos orales term inaban de m anera abrupta en paredes rocosas y escarpadas, pero en la direccin opuesta haba unsendero apenas visible que desapareca en la fila de rboles y la fronda indom able del tupido follaje verde. Una brisa ligera bes su m ejilla y acarici su pelo, y una rfaga de fragancias perfum adas se detuvo en el aire, com o si acabara de pasar una m ujer.

Tony perm aneci quieto, com o si eso ayudara a apaciguar la torm enta desbordada en su cabeza. Sus pensam ientos eranuna cascada de confusin.Estaba soando, o se habavuelto loco? Estaba m uerto? Eraobvio que no, a m enos... a m enosque se hubiera equivocado porcom pleto acerca de la m uerte,una idea dem asiadodesconcertante para tom arse enserio. Alz la m ano y toc sucara, com o si esto pudieraconfirm ar algo.

Lo ltim o que recordaba era... qu? Las im genes en sum ente form aban un torbellino de reuniones y m igraas, con una rpida sacudida de alarm a al nal. Recordaba haber salido a la carrera, fuera de control, de su condom inio, apretndose la cabeza por sentirla a punto de estallar, y haberse abierto cam ino a tropezones hasta el estacionam iento, buscando su auto. La atraccin de una luz era su ltim a rem em branza. Y ahora estaba aqu, sin la m enor idea de qu era ese aqu.Suponiendo que no estaba m uerto, tal vez estara entonces en un hospital, atiborrado de m edicinas que pretendan calm ar la torm enta elctrica desatada en su cerebro. Quiz estaba atrapado en las secuelas, creando irrealidades en su cabeza, conexiones neurales de incongruentes alucinaciones recogidas a lo largo de una vida.Y si se encontraba en una celda de aislam iento, atado a una cam isa de fuerza y babeando?Prim ero m uerto, aunque, bueno, era m s que tolerable que el com a o la dem encia lo trajeran a uno a tierras com o sta.

Otro aire refrescante lim pi su rostro, y volvi a inhalar con ganas, sintiendo una acom etida de... qu, exactam ente? No estaba seguro. Euforia? No. Esto tena m s sustancia que eso. No saba cm o denirlo, pero resonaba claram ente en su interior, com o el vago recuerdode un prim er beso, ya etreo pero eternam ente inquietante.

Y ahora qu? Pareca tener dos opciones, aparte de la de quedarse donde estaba a ver qu ocurra. Nunca haba sido de los que esperan... no por nada. En realidad tena tres opciones, si inclua la de lanzarse por el despeadero a ver qu pasaba. No pudo evitar sonrer m ientras desechaba esta idea. Descubrir que no estaba soando nim uerto abreviara su aventura.

Volte a la cueva, y le asust ver que sta haba desaparecido, absorbida otra vez por la pared de granito sin dejar huella. Elim inada esta opcin, acom eti entonces la nica que le quedaba, el sendero.

Vacil al inicio de la vereda, para dejar que sus ojos se adaptaran a la oscuridad del bosque. Mir el paisaje a susespaldas, renuente a abandonar su calidez acogedora por esta fra incertidum bre. Esper a que su visin se corrigiera m ientras vea el sendero disolverse en la m aleza m enos de diez m etros adelante. El m onte era m s fro, pero no incm odo; el sol que se ltraba por entre el dosel del follaje arrojaba haces de luz que capturaban m otas e insectos ocasionales. Una densa y exuberante m aleza flanqueaba el sendero pedregoso y denido,casi se dira recin abierto y a la espera de Tony.

l poda oler este m undo, una m ezcla de descom posicin y vida, la hum edad de vetustos pinos enm ohecidos pero encantadores. Respir hondo de nuevo, a n de retener ese arom a. Era casi em briagante, un recuerdo del whisky, parecido a su am ado Balvenie Portwood pero m s rico, m s puro y con un regusto m s fuerte. Sonri, anadie en particular, y se sum ergi en el bosque.

A m enos de cien m etros de su origen la vereda se divida en un cam ino inclinado a la derecha, otro que bajaba a la izquierda, y un tercero que segua de frente. Dedic un m om ento a considerar sus opciones.

Es una sensacin extraa tratar de tom ar una decisin no solo de resultados im previsibles,sino tam bin en m edio de una situacin desconocida. l no saba de dnde haba venido ni adnde iba, y ahora enfrentaba opciones sin saber qu poda significar o costar cada una.

Pendiente de decidirse por uno de los cam inos, le dio la im presin de que ya haba estado antes ah. No era cierto, pero lo era en algn sentido. Su vida haba sido una larga serie de encuentros con opciones eintersecciones, y siem pre alardeaba de su capacidad de decisin, convencindose y convenciendo a los dem s de que com prenda perfectam ente dnde lo llevara cada una, que cada cual era una sim ple extensin de sus correctas evaluaciones y juicios brillantes.

Haba trabajado diligentem ente para obtener certezas de sus elecciones, para controlar en cierto m odo elfuturo y sus consecuencias proyectando un aura de inteligente clarividencia proftica. La verdad, lo com prenda ahora, era que las eventualidades y consecuencias jam s eran inevitables, y la m ercadotecnia y creacin de im agen constituan las herram ientas por excelencia para cubrir la disparidad consecuente. Siem pre haba variables inoportunas fuera de la escala de probabilidades queenturbiaban las aguas del control. Crear la ilusin de que l saba, y alardear de ello, se convirti en su m odo de operar. Resultaba un reto agotador seguir siendo profeta cuando las cosas eran tan im predecibles.

Perm aneci as frente a las tres opciones, sin pista alguna de adonde conducan. Sorprendentem ente, haba una libertad inesperada en no saber, en la ausencia de todaexpectativa que a la larga lo culpara de una m ala decisin. Estaba en este m om ento en libertad de seguir cualquier direccin, y esa autonom a era incitante y aterradora al m ism o tiem po, poda ser una cuerda floja entre fuego y hielo.

Un atento exam en de cada sendero no sirvi de nada. Uno de ellos poda parecer en principio m s fcil que otro, pero esto no garantizaba que no fueraa haber algo a la vuelta del prim er recodo. La libertad inherente al m om ento inm oviliz a Tony.

No se puede gobernar un barco atracado, do entre dientes, y sigui el cam ino de en m edio, tom ando nota m ental de ello en caso de que tuviera que volver sobre sus pasos. Volver adonde? No lo saba.

Haba avanzado m enos dedoscientos m etros por la vereda de su eleccin cuando top con otra encrucada, y tuvo que evaluar y elegir de nueva cuenta. Casi sin pausa alguna y sacudiendo sim plem ente la cabeza, tom la que suba a la derecha, agregando esta vuelta a su libreta im aginaria. En el prim er kilm etro y m edio debi hacer frente a m s de veinte decisiones de este tipo, y dejar la gim nasia m ental requerida para deducir de dnde proceda. Parano errar, quiz deba haber elegido siem pre el cam ino interm edio. En cam bio, su trayecto se haba vuelto una m ezcolanza de derecha, izquierda, arriba, abajo y de frente. Se sinti irrem ediablem ente extraviado, sin nadie a quin preguntar y sin idea alguna de un destino, lo que no hizo sino aum entar su desconcierto.

Y si se trata de no llegar aninguna parte?, se pregunt. Y si no haba all m eta ni objetivo? Mientras la presin de llegar se desvaneca, aoj inadvertidam ente el paso y puso atencin en el m undo que lo rodeaba. Pareca un lugar viviente, casi com o si respirara junto con l. Las aladas canciones de los insectos, los reclam os y destellos coloridos de las aves que anunciaban la presencia del extrao y el ocasional m ovim iento deanim ales invisibles en la m aleza no hacan sino contribuir a una sensacin de agitada adm iracin. Carecer de objetivo tena benecios inherentes falta de exigencias de horario y agendas y, aunque con reservas, Tony perm iti que el paisaje em pezara a m itigar su frustracin persistente de estar tan desorientado.

A veces las sendas lo llevaban entre troncos m aduros, unprodigio de enorm es rboles casi hom bro con hom bro en su esplendor, retorcidos brazos trenzados en solidaridad aparente que oscurecan el suelo bajo sus copas unidas. En m i vida no dej que m adurara casi nada, pens Tony, alzndose de h om b r os. Lo que no vend, lo quem .

Una vereda lo condujo bajo una hendedura en la cara rocosa de la m ontaa, casi una cueva, yno pudo m enos que acelerar el paso, no fuera a ser que ese pequeo hueco se cerrara y lo aplastara en un abrazo ptreo. Otra decisin le llev por un rea desolada donde tiem po atrs el fuego haba arrancado su corazn al bosque, dejando tocones y vestigios de los viejos troncos y brotes dispersos de una generacin nueva, que se alim entaba de la m uerte del pasado y em erga para rescatar lo perdido, y m s. Un senderoconuyente segua un seco y arenoso lecho de ro, m ientras que otro era un ascenso apenas perceptible sobre un m usgo de terciopelo que se trag las huellas de Tony m ientras pasaba. Pero siem pre otra interseccin, y m s opciones.

Tras varias horas de andar, pasear y m aravillarse, le pareci que dism inuan las elecciones de rum bos; decrecan en form a signicativa. El cam ino que lsegua se ensanch poco a poco hasta convertirse en lo que fcilm ente poda ser una calle angosta, anqueada por m aleza y rboles que cerraban las para levantar una barrera casi im penetrable. Tal vez Tony llegaba por n a algn lado. Aceler el paso. La va, una avenida ya, inici un ligero descenso donde el bosque se espesaba an m s, hacindole sentir que avanzaba por un pasillo alfom brado m arrn yverde bajo un techo azul salpicado de nubes.

Al dar vuelta en una esquina, se detuvo. A quinientos m etros de l y en leve pendiente, las paredes de esm eralda se tornaban de piedra. El cam ino term inaba en una puerta inm ensa, em potrada en lo que parecan ser las m urallas de una estructura de roca colosal. La construccin no era diferente a las ciudades forticadas quehaba visto reproducidas en libros y, en los m useos, en m aqueta, solo que sta era pantagrulica en com paracin.

Continu hacia lo que ahora crey ser la im aginaria puerta de una im aginaria forticacin. Jam s cuestion el poder de invencin de la m ente hum ana, uno de los accidentes m s im presionantes de la evolucin, pero esta creacin era pasm osa y rebasaba toda expectativa.Conjetur que era el resultado com binado de estim ulantes neurolgicos y una im aginacin desaforada, el residuo acum ulado de cuentos infantiles con castillos y m urallas. Pero esto pareca verdadero y tangible, com o los pocos sueos cuyos detalles recordaba vvidam ente, de apariencia tan real que haba que rastrear sus pasos para concluir que resultaban im posibles. Esto era as: real pero im posible. Lanica explicacin era que Tony estaba atrapado en el caos del m s vivido de los sueos!

Tal conclusin fue un alivio instantneo, com o si hubiera contenido el aliento de expectacin y su m ente hubiese hallado por n un principio organizador. Queda dicho entonces: estaba soando. sa era una proyeccin de una psique desbocada, potenciada por los m ejores psicotrpicos dela m edicina. Alz las m anos al cielo y grit:

Un sueo! Mi sueo!Increble! Es im presionante!

Su voz retum b en las rem otas m urallas y ech a rer.

La creatividad de su m ente era ejem plar e im pactante. Com o oyendo la pista sonora de esta pelcula de su alucinacin, dio unos pasos de baile, los brazos en alto todava, alzada alviento la cabeza, un acom pasado giro a la izquierda, luego a la derecha. Nunca fue bueno para bailar, pero aqu nadie lo vea, y no exista entonces posibilidad de vergenza. Si quera bailar, bailaba. Era su sueo, y tena poder y autoridad para hacer lo que quisiera.

...Aunque esto no resultara cierto de ninguna form a.

Com o para conrm ar quetena razn, apunt las palm as de sus m anos hacia aquella distante m onstruosidad rocosa, y com o si fuera un aprendiz de m ago orden:

brete, ssam o!

Nada pas, pero el intento haba valido la pena. Quera decir sencillam ente que, aun en sueos vividos, su control era lim itado. Y com o no haba vuelta atrs, Tony sigui sucam ino, cautivado por la grandiosidad y alcance de su im aginacin. Dado que sa era su m ente en operacin, todo esto deba signicar algo, tal vez algo im portante.

Cuando lleg a la puerta, an no haba sacado ninguna conclusin sobre el sentido y trascendencia de su visin. Aunque pareca casi trivial com parado con la estructura en que se engarzaba, el portal erainm enso, y lo hizo sentir dim inuto e insignicante. Se dio tiem po para exam inarlo sin tocarlo; obviam ente, se trataba de un punto de entrada, pero no ofreca m edio visible de acceso, ninguna perilla o cerrojo, nada que le perm itiera ingresar. Pareca que solo poda abrirse por dentro, lo cual quera decir que algo, o alguien, deba estar ah para abrir.

Qu interesante m ascullpara s, y levant el puo para llam ar, pero se paraliz en el acto! Oy un golpe, m as no era suyo; l continuaba con la m ano en alto. Confundido, se m ir el puo. Oy un golpe m s fuerte y sonoro, tres llam adas del otro lado de la puerta. Entonces agit el puo frente a su cara para ver si produca involuntariam ente ese ruido, pero no era as.

Sucedi entonces por tercera vez: tres golpes, fuertes pero noinsistentes. Mir la puerta de nuevo. Tena un pasador que no haba visto antes. Cm o poda no haberlo advertido? Estir vacilante la m ano y lo toc, una pieza de m etal fra al tacto que operaba una palanca sim ple que levantaba a su vez la barra que m antena la puerta en su sitio. Tam poco recordaba haber visto la barra. Sin pensar m s, y com o respondiendo a una orden, alz el pestillo y se hizo a un lado m ientras el inm enso portalgiraba fcilm ente y sin ruido hacia dentro.

Al otro lado se encontraba un hom bre que Tony no reconoci, recargado en el enorm e dintel. La cara del extrao se ilum in con una sonrisa am plia y cordial. Tony se llev un susto an m ayor cuando, al lanzar m s all la m irada, vio el cam ino por el que acababa de llegar. l estaba dentro del edicio y, sin darse, cuenta cm o, habaabierto la puerta desde dentro. Mir pausadam ente a su alrededor para estar seguro, y era cierto. Ya estaba en el interior, viendo a lo lejos una vasta extensin de quiz m s de quince kilm etros cuadrados de supercie. Encerraban el terreno m uros de piedra gigantescos, una fortaleza delim itada en contraste con el libre y desenfrenado m undo exterior.

Tras sostenerse en la pared, sevolvi. El hom bre segua ah, apoyado en el dintel, sonrindole. Com o presa de vrtigo, Tony sinti que el m undo se ladeaba, que perda el equilibrio y se le doblaban las rodillas, y una oscuridad conocida com enzaba a nublar su visin. Tal vez el sueo llegaba a su n y l estaba de regreso en el lugar donde haba em pezado, donde las cosas tenan m s sentido y donde al m enos l saba que no saba.Unos brazos fuertes lo atajaron, y le ayudaron delicadam ente a sentarse, recargndolo contra la pared al otro lado del portn que l acababa de abrir.

Tom a esto.

En m edio de una brum a turbia sinti que un lquido fresco se vaciaba en su boca.Agua! Llevaba horas sin beber una gota. Quiz todo se deba aesto, deshidratacin. Haba cam inado por el bosque; un m om ento... eso no poda ser verdad! No, haba estado tirado en un estacionam iento y ahora se hallaba en un castillo? Un castillo, con... con quin? Con el prncipe?

Vaya tontera!, pens, revuelta la m ente. No soy una princesa. Y ech a rer. Mientras sorba poco a poco ese lquido refrescante, la niebla se disipgradualm ente y l com enz a despejarse.

Me atrevera a arm ar do la m ism a voz, de m arcado acento britnico o australiano si Tony deba arriesgar una suposicin que, si fueras princesa, difcilm ente tendras cabida en un cuento, por feo.

Tony se reclin en la roca y alz la m irada al caballero que, revoloteando sobre l, le tendaun term o. Ojos color avellana centellaron en respuesta. Aquel seor era de com plexin ligeram ente fornida, quiz apenas tres o cinco centm etros m s bajo que l, y pareca tener cincuenta y tantos, o m s tal vez. Sus entradas y alta frente le daban un aire de inteligencia, com o si necesitara ese espacio extra para pensar. Su indum entaria era anticuada: arrugados pantalones grises de franela y un gastado sacom arrn de tweed que haba conocido m ejores das y le quedaba algo apretado. Pareca ledo, de piel plida y dem acrada por largos periodos bajo techo, aunque sus m anos eran de carnicero, rudas y fuertes. Una ingenuidad infantil danzaba en las orillas de su traviesa sonrisa m ientras esperaba pacientem ente a que Tony pusiera en orden sus pensam ientos y dera algo a n de cuentas.As que carraspe Tony, todas esas veredas term inanaqu?

La pregunta pareca m s bien frvola, pero fue la prim era entre m uchas en salir a la superficie.

No contest el hom bre, con voz fuerte y resonante, en realidad es justo al revs: todos esos senderos parten de aqu. No se los recorre m ucho en estos das.Esto no tena el m enor sentido para Tony, y de m om ento le pareci com plicado, as que hizo otra pregunta, m s sim ple:

Es usted britnico?

Ja! el sujeto ech atrs la cabeza y rio. Santo cielo, no!Soy irlands! El verdadero inglsdo, inclinndose de nuevacuenta al frente. Aunque, conafn de precisar, si bien nac enIrlanda, es probable que sea totalm ente britnico en cultura. No haba m ucha diferencia cuando yo era joven, as que tu error es del todo excusable.

Rio otra vez, y se agach para sentarse en una roca lisa junto a Tony, subiendo las rodillas para posar en ellas los codos.

Am bos volvieron a m irar el cam ino cercado por el bosque.

Adm itir continu elirlands, aqu entre nos, que m i aprecio por la contribucin de los britnicos a m i vida no ha dejado de aum entar. No obstante, m ataron casi accidental' m ente a algunos de nosotros en la Gran Guerra, durante breves bom bardeos. Les hacan falta m atem ticos, supongo. Gracias a Dios que estbam os de su lado...!

Com o para celebrar su sarcasm o, sac una pequea pipadel bolsillo interior de su saco, e inhal y expuls lentam ente el hum o com o un suspiro de alivio. El arom a era grato, y persisti hasta ser absorbido por las fragancias del bosque. Sin voltear, ofreci su pipa a Tony.

Quieres probar? Three Nuns acogedoram ente acurrucadas en una Tetley Lightweight,* otro punto a los britnicos.Hizo una leve reverencia para term inar esta frase.

No, gracias, no fum o respondi Tony.

Qu bueno, seor Spencer!repuso el hom bre, con tonoirnico. Me han dicho que estopuede m atar.

Volvi a guardarla todava prendida, cazoleta abajo, en el m ism o bolsillo. Este luca un parche de un retazo de otro tipo,de un pantaln tal vez. Seguram ente brasas encendidas haban consum ido el original.

Usted m e conoce? pregunt Tony, tratando de ubicar en su m em oria al desconocido, aunque en vano.

Todos lo conocem os aqu, seor Spencer. Pero disculpe usted m is m alos m odales, por favor. Qu m ala educacin, de veras! Me llam o Jack, y por ntengo el honor de conocerlo, frente a frente, quiero decir.

Le tendi la m ano y Tony se la tom , as fuese solo por costum bre.

* N. del traductor: Juego, intraducible, con la m arca de tabaco, Three Nuns (literal: tres m onjas), y las pipas Tetley Lightweight.

Soy Tony... pero usted ya lo sabe, o no? Cm o exactam entees que m e conoce? Nos hem os visto antes?

No directam ente. Fue tu m adre la que nos present. No es de sorprender que no te acuerdes; jam s m e consider m uy m em orable, de todas form as. Sin em bargo, las inuencias de la infancia tienen sorprendentes consecuencias form ativas, para bien o para m al, o de por vida.Pero cm o...? balbuciTony, confundido.

Te repito que aqu todos te conocem os. Conocer sucede en capas. Aun nuestra alm a apenas si percibe hasta que los velos se quitan; hasta que salim os del escondite y nos prestam os a ser conocidos.

Cm o dice? interrum pi Tony, sintiendo un fastidio creciente. Lo que ustedacaba de explicar no tiene ningn sentido para m , y francam ente parece del todo irrelevante. No tengo idea de dnde estoy ni en qu m om ento m e encuentro, y usted no m e sirve de gran cosa!

En efecto do Jack asintiendo gravem ente, com o si esto pudiera servir de consuelo.

Tony se llev las m anos a la cabeza a n de pensar,resistindose cuanto poda a la irritacin que senta crecer en l.

Los dos guardaron silencio m ientras contem plaban el cam ino.

T no m e conoces, Anthony, no bien, o no de verdad, pero s en sustancia, y de ah tu invitacin la voz de Jack era segura y m esurada, y Tony se concentr en sus palabras-. Fui una inuencia en ti cuandoeras joven. Esa gua y perspectiva, por as llam arla, se ha desvanecido sin duda, pero sus races perm anecen.

Mi invitacin? No recuerdo haber invitado a nadie a nada! Y usted no m e parece conocido en absoluto arm Tony. No s quin es! No conozco a ningn Jack de Irlanda!

Jack habl sin perder lacalm a:

Tu invitacin ocurri hace m uchos aos, y es probable que, en el m ejor de los casos, perm anezca en ti com o un vago sentim iento o anhelo. Cm o no se m e ocurri traer un libro para que olieras sus pginas! Eso seguram ente ayudara... En realidad no nos conocim os nunca, al m enos no en persona, com o ahora. Te sorprendera saber que m or aos antes de quet nacieras?

Vam os de m al en peor! explot Tony, parndose dem asiado rpido. Las piernas se le haban aojado, pero su enojo le hizo dar unos pasos hacia el cam ino por donde haba llegado. Pese a todo, hizo un alto y se volvi. Dice usted que m uri aos antes de que yo naciera?

S, el m ism o da que m ataron a Kennedy y que m uriHuxley. Vaya tro en presentarse, com o dicen, a laspuertas del cielo...! exclam el hom bre, dibujando las com illas con los dedos. Debas haber visto la cara de Aldous!Un m undo feliz, ciertam ente!

Entonces, Jack de Irlanda, quien dice conocerm e Tony se acerc de nuevo, controlando su tono m ientras senta que su clera y tem or intentaban traspasar sus lm ites interiores,en qu lugar infernal m e encuentro?

Jack se puso de pie y se situ a m enos de treinta centm etros de la cara de Tony. Hizo una pausa, ladeando levem ente la cabeza com o si escuchara otra conversacin antes de hablar, y puso m ucho nfasis en sus siguientes palabras:

Hay, en efecto, un sentido en el que la palabra infiernopodra ser apropiada aqu, pero lo m ism o vale para la palabra hogar.

Tony retrocedi, intentando digerir lo que Jack acababa de m anifestar.

Me est usted diciendo que esto es el inerno, que estoy en el infierno?

No exactam ente, al m enos no en el sentido en que t lo im aginas. Estoy seguro de queDante no est acechando alrededor.

Dante?

Dante, con su inerno y sus trinches y todo lo dem s. El pobre no deja de disculparse.

Do usted no exactam ente? Qu quiere decir con no exactam ente?

Qu crees exactam ente que es el inerno, Tony? pregunt Jack, de m odo sereno y reposado.

Ahora fue el turno de Tony de hacer una pausa. Esta conversacin no iba en ninguna direccin que hubiera previsto, pero l tom la rpida decisin m ental de seguirle la corriente a este curioso individuo. Despus de todo, poda tener inform acin til, o al m enos oportuna.

Bueno, exactam ente... nos. Nadie se lo pregunt jam s de m anera tan directa. La pregunta del inerno siem pre haba sido tcita. As, la respuesta de Tony fue m s una interrogante que una arm acin. Un lugar de torm ento eterno, con fuego y rechinar de dientes y esas cosas?

Jack se qued escuchando, com o si esperara m s.

Este... continu Tony,un lugar donde Dios castiga a las personas con las que est enojado por ser pecadoras?Dnde la gente m ala es separada de Dios y la buena va al cielo?

De veras eso es lo que crees? pregunt Jack, volviendo a ladear la cabeza.

No respondi Tony rm em ente, pienso que cuando te m ueres, te m ueres. Tevuelves pasto de gusanos, polvo al polvo, sin rim a, sin razn, solo difunto.

Jack sonri.

Ah, dicho esto con la certidum bre de un hom bre que no ha m uerto nunca! Me perm itiras hacerte otra pregunta?

Tony asinti apenas, pero fue suficiente y Jack prosigui:El hecho de que creas eso, que los m uertos, m uertos son, y q u e todo est escrito de antem ano, lo vuelve verdad?

Claro! Es real para m replic Tony.

No pregunt si era real para ti; obviam ente lo es. Pregunt si es verdad.

Tony baj la m irada, pensando.No entiendo. Cul es la diferencia? Si algo es real, no es verdad acaso?

En absoluto, Tony! Y para com plicar las cosas todava m s, algo puede ser real pero no existir siquiera, m ientras que la verdad se sostiene con independencia de lo que es real o se percibe com o real.

Tony levant las palm as de las m anos y se alz de hom bros,sacudiendo la cabeza.

Lo siento, esto m e rebasa por com pleto. No entiendo...

Claro que s! lo interrum pi Jack, m ucho m s de lo que crees que es verdad, sin afn de juego de palabras, as que djam e darte unos ejem plos esclarecedores.

Tengo otra opcin?

Tony dio su consentim ientoan sin saber cm o reaccionar, aunque m s interesado que exasperado. Las palabras de este hom bre escondan un cum plido, que l senta aunque no lo pudiera precisar.

Jack sonri.

Otra opcin? Hm m , buena pregunta, pero para otra circunstancia. Volviendo a m i tem a, hay quienes creen realm ente que no huboHolocausto, que nadie ha pisado la luna, que la tierra es plana, que hay m onstruos bajo la cam a. Esto es real para ellos, pero no por eso es verdad. Para ponerte un ejem plo m s cercano, tu Loree crea...?

Qu tiene que ver m i esposa con todo esto? reaccion Tony, algo m s que a la defensiva. Supongo que tam bin la conoce a ella, as que, com o usted com prender, por siacaso Loree est acechando por aqu, no m e interesa hablar con ella.

Jack levant las m anos en seal de inocencia.

Calm a, Tony; es solo un ejem plo, no una reprim enda.Puedo seguir?

Tony se cruz de brazos y asinti.

Lo siento, com o puede ver,ste no es uno de m is tem as favoritos de conversacin.

Entiendo retom Jack. Tam bin esto es para otra circunstancia. He aqu m i pregunta: en algn m om ento Loree crey que tu am or por ella era real?

Esto fue audaz y casi absurdam ente personal en aquellas circunstancias, y Tony tard un m om ento en contestarsinceram ente:

S. Es m uy probable que haya habido un m om ento en que Loree crey que m i am or por ella era real.

Piensas entonces que era real para ella?

Si ella crea que era real, s;lo era para ella.

Vayam os ahora a la prem isa: tu am or por ella erareal para ti, Tony? De verdad la am abas?

Tony sinti que una guardia interior le suba de inm ediato, al sentir la m olestia asociada con una supuesta acusacin. Norm alm ente ste sera un m om ento adecuado para cam biar de tem a, hacer un com entario ingenioso o sarcstico para alejarse de las em ociones expuestas y dirigir el ro de las palabras a una charlam s ligera e irrelevante. Pero l no tena nada que perder en este intercam bio. No volvera a ver nunca a este seor, y por el m om ento estaba intrigado. Haca m ucho, pens, que no participaba en una conversacin que llegara tan hondo en tan poco tiem po, y l lo haba perm itido. Esta era la virtud de soar.

Quiere que le conteste honestam ente? hizo una pausa. Honestam ente, no creo que yo haya sabido am arla, ni am ar a nadie en realidad.

Gracias por adm itirlo, Anthony. Estoy seguro de que es as. Pero el asunto es que ella crea en tu am or; y aunque ste no exista, se volvi tan real para ella que alrededor de l construy un m undo y una vida... dos veces.

No tena por qum encionar eso! rezong Tony, desviando la m irada otra vez.

Es solo una observacin, ho, no un juicio. Pasam os al segundo ejem plo? Esper a que Tony se repusiera y com enz: Pongam os por caso que hubiera de veras un Dios, un ser de...

Yo no creo en esos cuentosreplic Tony.

No intento convencerte de nada asegur Jack, no es m ifuncin. Ten en cuenta que estoy m uerto, y que t ests... confundido. Sim plem ente estoy planteando algo para rem arcar la diferencia entre lo real y lo verdadero. Ese es nuestro tem a, si lo recuerdas.

Sonri, y Tony no pudo m enos que sonrer en respuesta. Haba en este hom bre una bondad que desarm aba, casi m s grande que genuina.Vam os a suponer que este Dios es bueno todo el tiem po, nunca dice