la educación y la tecnología
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LA EDUCACIÓN Y LA TECNOLOGÍA
Dentro de la estructura en la construcción de lo social, encontramos diversas
formas de compresión de los contextos, en los cuales se dimensiona a la
tecnología en la educación.
La sociedad, es decir las personas, cuyos pensamientos exteriorizan su concepto
al respecto de la tecnología, fragmentan en distintas dimensiones lo que la
educación y la tecnología les significan; para unos estas dos rivalizan y crean un
abismo profundo e inmanejable, separando el aprendizaje interior en la escuela
del externo (fuera de la escuela) y lo mantienen incompatible debido generalmente
a las estructuras mentales a las que podríamos llamar “Rigidez de la mente” dado
que se ciñen a enseñanzas que vienen de atrás y que por línea clásica, prefieren
mantener intacta sin atreverse a experimentar con lo nuevo, es decir con los
avances tecnológicos.
Para otras personas, la tecnología es una oportunidad increíble de seguir
adquiriendo conocimiento; por esta razón integran las nuevas formas tecnológicas
a su cotidianidad, de tal manera que permiten una transformación en sus mentes y
flexibilizan el aprendizaje, añadiéndole color y sabor a sus vidas por medio de
estos recursos tecnológicos y permitiendo así toda clase de experiencias tanto
sencillas, como de una categoría mayor y obteniendo así mejores resultados y
mayores incursiones; altamente aventureras y significativamente agradables.
Por estas razones descritas anteriormente surgen entonces infinidad de posturas,
adeptos, opositores; todos ellos intentando sostener sus posturas y dando lugar
entonces a la democracia que aporta carácter y categoría a este fenómeno social
de desarrollo entre la educación y la tecnología.
La excepción de la regla sería entonces, por un lado la apatía absoluta y por otro
la irracionalidad implícita, anunciada por los actores sociales de este cambio
inevitable que estamos viviendo; si fuera así jamás cruzaríamos el puente que
menciona el video de “Los dueños del conocimiento”. Siendo la Universidad un
escenario tan apropiado, pacientemente y poco a poco se puede lograr un
engranaje generacional que impulse y faculte a sus usuarios a la mejora, es decir
al aprendizaje y sintonía que idealmente se debe tener para poder incursionar en
el mundo tecnológico actual, dado que personas que pasen de cierta edad, deben
tener un hilo conductor que les ayude a querer entrar en esta esfera de lo
tecnológico y puedan así no solamente cogerle cariño al asunto, sino también al
hecho de enlistarse en las filas de los usuarios verdaderos del mundo tecnológico.
En síntesis, podría decirse que:
¿Las condiciones están dadas para este cambio tecnológico?
Tal vez no completamente, pero solo trabajando se hace progreso. Esto implica
esfuerzo para quien no maneja fluidamente la tecnología, como para las nuevas
generaciones que comprende tan fácilmente el tema; no generar una división
social tomando como excusa las habilidades tecnológicas como la ausencia de
ellas.
¿Debe la escuela reevaluar su esquema clásico y permitir el aprendizaje libre y
espontáneo?
Sería el ideal, el deber ser de la educación, la clara evidencia de que funciona, sin
embargo todo requiere una norma, la sociedad sin bases pierde su autenticidad,
pero una educación fusionada e impregnada de claridad y acierto proporcionaría
una mejora en la educación de los pueblos. Una mirada sin sesgos, causaría un
impacto maduro, cargado de sobriedad y buen gusto.
¿El ambiente en el que vivimos no proporciona las características ideales para el
aprendizaje significativo?
Nos falta mucho, se dice que podríamos ser una potencia mundial si tan solo
valoráramos nuestros recursos y si diéramos paso a la disciplina bien aplicada.
Pero en términos reales, aunque somos el país más feliz del mundo, existe
excesiva pereza, falta de ganas y algo de conformismo en el ambiente y tal vez no
son las características ideales para este aprendizaje significativo. Sin embargo se
puede lograr algo mejor cada vez; con algo de entusiasmo, con algo de paciencia
y con algo de determinación que cada quien pusiera. ¡Aquí vamos!.