la educación extermina la creatividad

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Recio Rojo, Javier. 2-C. Educación y sociedad. Sir Robinson: "La educación extermina la creatividad". La escuela tal y como la conocemos, pública, gratuita y obligatoria, surgió en Prusia a finales del siglo XVIII, con el fin de evitar las revoluciones que surgían en Francia, fomentando la disciplina, la obediencia y el régimen autoritario. La escuela se desarrolló regida por la revolución industrial, como respuesta ideal a la necesidad de trabajadores. Los empresarios industriales del siglo XIX como John Rockefeller o Henry Ford, fueron quienes financiaron la escolarización obligatoria. La escuela se pensó como una fábrica de trabajadores obedientes. Esta concepción de la educación sigue hoy vigente en los sistemas educativos de todo el mundo, cuyo propósito es lograr que los alumnos consigan las máximas habilidades académicas, propiciando la misma jerarquía de materias: En la cima están las más útiles para el trabajo: matemáticas e idiomas, después humanidades y al fondo el arte. Es evidente que los intereses económicos que dirigen los gobiernos y los sistemas educativos públicos, no tienen la intención de cultivar la creatividad, la capacidad crítica, y el arte entre los alumnos. Su intención sigue siendo la de "fabricar" trabajadores competentes y obedientes. Seguimos estancados en la educación que se practicaba en la antigua Griega donde las clases elitistas acudían voluntariamente a academias, como la de Platón, donde reflexionaban, conversaban y experimentaban libremente,

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Page 1: La educación extermina la creatividad

Recio Rojo, Javier. 2-C. Educación y sociedad.

Sir Robinson: "La educación extermina la creatividad".

La escuela tal y como la conocemos, pública, gratuita y obligatoria, surgió en Prusia a

finales del siglo XVIII, con el fin de evitar las revoluciones que surgían en Francia,

fomentando la disciplina, la obediencia y el régimen autoritario. La escuela se desarrolló

regida por la revolución industrial, como respuesta ideal a la necesidad de trabajadores.

Los empresarios industriales del siglo XIX como John Rockefeller o Henry Ford,

fueron quienes financiaron la escolarización obligatoria. La escuela se pensó como una

fábrica de trabajadores obedientes.

Esta concepción de la educación sigue hoy vigente en los sistemas educativos de todo el

mundo, cuyo propósito es lograr que los alumnos consigan las máximas habilidades

académicas, propiciando la misma jerarquía de materias: En la cima están las más útiles

para el trabajo: matemáticas e idiomas, después humanidades y al fondo el arte.

Es evidente que los intereses económicos que dirigen los gobiernos y los sistemas

educativos públicos, no tienen la intención de cultivar la creatividad, la capacidad

crítica, y el arte entre los alumnos. Su intención sigue siendo la de "fabricar"

trabajadores competentes y obedientes.

Seguimos estancados en la educación que se practicaba en la antigua Griega donde las

clases elitistas acudían voluntariamente a academias, como la de Platón, donde

reflexionaban, conversaban y experimentaban libremente, mientras que la instrucción

obligatoria era cosa de esclavos.