"la disparue de san juan", la historia de marie-anne erize

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[ Cultura ] 28 de abril de 2011 88 J F L a muchacha francesa era hermosa y llamaba la atención por donde pasa- ba. Por eso los hombres del oscuro Regimiento de Infantería de Montaña 22 la tenían fichada y le seguían los pasos con cierta facilidad, en esa primavera de 1976 en la que el terror se respiraba con pesadez. Ellos sabían que, enrolada en Montoneros, la muchacha usaba el nom- bre de guerra “Lucía”, que trabajaba en la cosecha de aceitunas en San Juan, que enseñaba francés en un barrio humilde y que estaba como perdida: desprotegida y deprimida, se había quedado sola luego de que su novio –también montonero– hubie- ra sido secuestrado en Mendoza en febrero de ese mismo año, en las vísperas del golpe de Estado. Su madre le había pedido que se fuera del país un par de meses atrás, pero ella, que no quería alejarse demasiado de él, se rehusó. Algún tiempo atrás, en agosto de 1972, la muchacha francesa y el militante peronista se habían conocido cuando fueron, como delegados de la villa del Bajo Belgrano, al velorio de Ana María Villarreal de Santu- cho, Eduardo Capello y María Angélica Sabelli, víctimas de los fusilamientos en Trelew. Entonces ella estudiaba antro- pología, hacía trabajo social en esa villa que hoy ya no existe y simpatizaba con la Juventud Peronista. Ya había hecho un viaje a Europa que había comenzado como obligación familiar para visitar a su abuela, pero que rápidamente se había convertido en una experiencia de iniciación personal y política, de la mano de Paco de Lucía, de Joan Manuel Serrat y en sintonía con las proclamas que el Mayo Francés había dejado flotando. Los días de modelaje y jet set también habían quedado atrás para ella: el comercial televisivo de cigarrillos Jockey Club, la tapa de la revista Gente y el título de Miss Siete Días (con el que pron- La vida de Marie-Anne Erize, contada en un libro La historia de la modelo francesa que mató la dictadura Fue tapa de Gente y Miss Siete Días. Pero también militaba en Montoneros y desapareció en 1976. Un periodista de L´Express reconstruyó su trágica biografía y acusa de su secuestro al mayor retirado Jorge Antonio Olivera. Escribe Javier Sinay to se alzaría Graciela Alfano) no eran más que recuerdos de un pasado cercano, pero distinto. La muchacha francesa se llamaba Marie- Anne Erize, tenía 24 años y era, en reali- dad, más argentina que francesa: había pasado su infancia en Misiones –donde sus padres habían llegado como colonos– y lue- go había recalado en el barrio de Belgrano, en el que comenzó a torcer su vida en pos de los humildes para trabajar, incluso, cer- ca del padre Carlos Mugica en la villa de Retiro. El 15 de octubre de 1976 su nombre pasó a integrar la lista de desaparecidos cuando un grupo de tareas la secuestró en una bicicletería del barrio Trinidad de la ciudad de San Juan, en la que Marie-Anne pretendía arreglar una cubierta. Tres tipos se le tiraron encima y, aunque se resistió ferozmente, se la llevaron para siempre. Un cuarto de siglo más tarde, Philippe Broussard, un periodista parisino, cubrió para el diario Le Monde la noticia de la captura en Roma –a requerimiento de la justicia francesa– del abogado y mayor re- tirado del Ejército Jorge Antonio Olivera, acusado de secuestrar a Marie-Anne Erize. Durante los meses siguientes, mientras el militar era liberado por los italianos en cir- cunstancias polémicas, Broussard viajó a la Argentina para investigar mejor el asun- to. Aquí descubrió la breve fama que había tenido Marie-Anne como modelo antes de su militancia en Montoneros y se enteró de que Olivera, que fue carapintada y amigo del Modin de Aldo Rico, se había transfor- mado en un abogado de moda entre los ex represores luego de defender a Suárez Mason y a Erich Priebke. Fue justamente motivado por una aventura jurídica que Olivera viajó a Europa, sin saber que la familia Erize lo había denunciado en Francia. Su misión era querellar a Margaret Thatcher ante la Corte Europea de Derechos Humanos, en Estrasburgo, por el hundimiento del buque “General Belgrano”, pero no esperaba que luego del trámite, terminaría convirtién- dose en el primer represor argentino dete- nido en el extranjero. Es posible que reapa- recieran entonces los viejos fantasmas del proceso judicial al que había sido sometido en 1987 por el secuestro de Anne-Marie y que finalmente esquivó gracias a la ley de obediencia debida. Cuando volvió a Francia, Broussard publi- có un largo artículo en Le Monde. Pero la historia no acabó ahí. El periodista siguió trabajando duro y diez años después le dio forma a un libro, una biografía sobre Marie-Anne Erize que recupera la inten- sa vida de la muchacha francesa y a la vez denuncia el triste destino de la Justicia en relación con su muerte, todavía impune. Ese libro se titula La disparue de San Juan (La desaparecida de San Juan), fue edita- do en Francia por Éditions Stock en febre- >> Autor. Philippe Broussard escribió la biografía. JEAN-PAUL GUILLOTEAU/ L’EXPRESS.

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El periodista francés Philippe Broussard investigó la vida de la modelo Marie-Anne Erize, secuestrada y asesinada por la dictadura argentina en 1976. Este artículo fue publicado en la edición del 28 de abril de 2011 en la revista El Guardián.

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Page 1: "La Disparue de San Juan", la historia de Marie-Anne Erize

[ Cultura ]

28 de abril de 201188

Junto a Paco de Lucía en París, durante el Mayo Francés y en el comienzo de su compromiso político.

L a muchacha francesa era hermosa y llamaba la atención por donde pasa-ba. Por eso los hombres del oscuro

Regimiento de Infantería de Montaña 22 la tenían fichada y le seguían los pasos con cierta facilidad, en esa primavera de 1976 en la que el terror se respiraba con pesadez. Ellos sabían que, enrolada en Montoneros, la muchacha usaba el nom-bre de guerra “Lucía”, que trabajaba en la cosecha de aceitunas en San Juan, que enseñaba francés en un barrio humilde y que estaba como perdida: desprotegida y deprimida, se había quedado sola luego de que su novio –también montonero– hubie-ra sido secuestrado en Mendoza en febrero de ese mismo año, en las vísperas del golpe de Estado. Su madre le había pedido que se fuera del país un par de meses atrás, pero ella, que no quería alejarse demasiado de él, se rehusó.Algún tiempo atrás, en agosto de 1972, la muchacha francesa y el militante peronista se habían conocido cuando fueron, como delegados de la villa del Bajo Belgrano, al velorio de Ana María Villarreal de Santu-cho, Eduardo Capello y María Angélica Sabelli, víctimas de los fusilamientos en Trelew. Entonces ella estudiaba antro-pología, hacía trabajo social en esa villa que hoy ya no existe y simpatizaba con la Juventud Peronista. Ya había hecho un viaje a Europa que había comenzado como obligación familiar para visitar a su abuela, pero que rápidamente se había convertido en una experiencia de iniciación personal y política, de la mano de Paco de Lucía, de Joan Manuel Serrat y en sintonía con las proclamas que el Mayo Francés había dejado f lotando. Los días de modelaje y jet set también habían quedado atrás para ella: el comercial televisivo de cigarrillos Jockey Club, la tapa de la revista Gente y el título de Miss Siete Días (con el que pron-

La vida de Marie-Anne Erize, contada en un libro

La historia de la modelo francesa que mató la dictaduraFue tapa de Gente y Miss Siete Días. Pero también militaba en Montoneros y desapareció en 1976. Un periodista de L´Express reconstruyó su trágica biografía y acusa de su secuestro al mayor retirado Jorge Antonio Olivera.

Escribe Javier Sinay

to se alzaría Graciela Alfano) no eran más que recuerdos de un pasado cercano, pero distinto.La muchacha francesa se llamaba Marie-Anne Erize, tenía 24 años y era, en reali-dad, más argentina que francesa: había pasado su infancia en Misiones –donde sus padres habían llegado como colonos– y lue-go había recalado en el barrio de Belgrano, en el que comenzó a torcer su vida en pos de los humildes para trabajar, incluso, cer-ca del padre Carlos Mugica en la villa de Retiro. El 15 de octubre de 1976 su nombre pasó a integrar la lista de desaparecidos cuando un grupo de tareas la secuestró en una bicicletería del barrio Trinidad de la ciudad de San Juan, en la que Marie-Anne pretendía arreglar una cubierta. Tres tipos se le tiraron encima y, aunque se resistió ferozmente, se la llevaron para siempre. Un cuarto de siglo más tarde, Philippe Broussard, un periodista parisino, cubrió para el diario Le Monde la noticia de la

captura en Roma –a requerimiento de la justicia francesa– del abogado y mayor re-tirado del Ejército Jorge Antonio Olivera, acusado de secuestrar a Marie-Anne Erize. Durante los meses siguientes, mientras el militar era liberado por los italianos en cir-cunstancias polémicas, Broussard viajó a la Argentina para investigar mejor el asun-to. Aquí descubrió la breve fama que había tenido Marie-Anne como modelo antes de

su militancia en Montoneros y se enteró de que Olivera, que fue carapintada y amigo del Modin de Aldo Rico, se había transfor-

mado en un abogado de moda entre los ex represores luego de defender a Suárez

Mason y a Erich Priebke.Fue justamente motivado por

una aventura jurídica que Olivera viajó a Europa, sin saber que la familia Erize lo había denunciado en Francia. Su misión era querellar a Margaret Thatcher ante la Corte Europea de Derechos Humanos, en Estrasburgo, por el hundimiento del buque “General Belgrano”, pero no esperaba que luego del trámite, terminaría convirtién-dose en el primer represor argentino dete-nido en el extranjero. Es posible que reapa-recieran entonces los viejos fantasmas del proceso judicial al que había sido sometido en 1987 por el secuestro de Anne-Marie y que finalmente esquivó gracias a la ley de obediencia debida.Cuando volvió a Francia, Broussard publi-có un largo artículo en Le Monde. Pero la historia no acabó ahí. El periodista siguió trabajando duro y diez años después le dio forma a un libro, una biografía sobre Marie-Anne Erize que recupera la inten-sa vida de la muchacha francesa y a la vez denuncia el triste destino de la Justicia en relación con su muerte, todavía impune. Ese libro se titula La disparue de San Juan (La desaparecida de San Juan), fue edita-do en Francia por Éditions Stock en febre-

>> Autor. Philippe Broussard escribió la biografía.

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Junto a Paco de Lucía en París, durante el Mayo Francés y en el comienzo de su compromiso político.

Marie-Anne era una modelo bus-

cada por las principales marcas.

La vida de Marie-Anne Erize, contada en un libro

La historia de la modelo francesa que mató la dictadura

ro de este año y merece, por su seriedad documental y su mirada desprejuiciada, ser traducido y publicado en nuestro país cuanto antes. “Creía que el destino de Marie-Anne, tan rico como trágico, debía ser contado porque dejó un buen recuerdo para las personas que la conocieron”, considera el autor ante El Guardián, vía e-mail. “Por otro lado, el hecho de que a un hombre –el mismo Jorge Olivera, que volvió a ser de-tenido en la Argentina en el año 2008– se le acusara de su muerte y esté a la espera de un juicio le da a esta historia un aspecto presente. Del mismo modo, la familia de Anne-Marie sigue esperando por justicia, incluso después de todos estos años. Y, en Francia, este libro ayuda a plantear la cuestión de los desaparecidos, por eso los argentinos que viven en mi país me dieron las gracias por escribirlo.”Broussard es ahora redactor en jefe del servicio de investigaciones del periódico L’Express. Durante su paso por Le Monde,

entre 1989 y 2005, recibió el premio Albert Londres –uno de los más importantes en el periodismo galo– y escribió unos cuantos libros de no ficción, que en muchos casos lo llevaron a latitudes lejanas. Sin embargo,

antes de conocer el caso Erize, la Argentina no estaba entre sus preocupaciones más que en el fútbol: el periodista había estado presente en las finales de los mundiales de 1986 y de 1990. ¿Qué fue entonces lo que lo convenció para volver a nuestro país en el año 2010 y quedarse un mes, siguiéndole los pasos a Marie-Anne por Buenos Aires, Mar del Plata, San Juan y Chaco; y encon-trando decenas de personas dispuestas a contarle sus memorias, entre las que se contaban militantes y so-brevivientes, pero también empresarios como Miguel Reynal (ex gerente de la aerolínea Austral) y figu-ras como Pata Villanueva y Teté Coustarot?“A pesar de su corta edad,

El 15 de octubre de 1976, un grupo de tareas la secuestró en una bicicletería de un barrio de San Juan. Tres tipos se le tiraron encima.”

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[ Cultura ]

28 de abril de 201190

Marie-Anne ha tenido muchas vidas, y eso fue lo que la hizo interesante a mis ojos de periodista”, considera Broussard. “Ella fue scout, modelo, trabajadora social dentro de las villas y militante montonera… Conoció a los ricos, a los pobres, a los top models y a los revolucionarios, y dejó en cada uno de ellos un recuerdo intenso. Por todo eso, para mí fue un personaje extraordinario. Además, desde que salió el libro he recibi-do nuevos testimonios de otras personas que la conocieron.” Como ocurrió con Imagining Argentina, la novela de Lawrence Thornton que lue-go llegó al cine con Antonio Banderas, La disparue de San Juan plantea la mirada de un extranjero sobre el tema de los desapa-recidos, aunque el rigor de la investigación mantiene a Broussard a salvo de algunas fantasías en las que cayó Lawrence. Brous-sard piensa y repiensa el misterio trágico de los desaparecidos: a medida que avanza la historia, intercala las cartas que él mis-mo le ha enviado a Françoise Tisseau, ma-dre de Marie-Anne y perseguidora incan-sable de justicia, donde –de un modo muy “francés”– desparrama sus reflexiones, sus dudas como hombre y sus certezas como investigador. (Por otro lado, ésta es la ma-nera que encuentra para honrar y convertir en un personaje esencial de la historia a la señora Françoise.) En las páginas del libro, el periodista anota que “es verdad que esa palabra [desapare-cidos] no tiene la misma significación en una parte del Atlántico que en otra” y que “todo esto [el asunto de los desaparecidos] es difícil de entender para nosotros, los eu-ropeos, que no tenemos de aquella época más que un recuerdo confuso”. “En Fran-cia, nunca hemos sabido de ninguna trage-dia como ésta”, agrega ahora. “La gente no

Marie-Anne llevaba su compromiso con naturalidad

Opinión

Conocí a Marie-Anne Erize porque desfilábamos juntas para Manuel Lamarca, un diseñador que a

la larga terminó apareciendo en la revista Vogue y en las fotos de Richard Avedon. Para presentar su colec-ción de 1972, Lamarca eligió un trío de modelos en el que estábamos María Larreta, Marie-Anne y yo. Marie-Anne llevaba un vestido largo e iba adelante. Era una chica como tantas obras: amable, simpática y muy joven. Pasaron ya casi cuarenta años, pero todavía recuerdo que se vestía con un jardinero de jean y que tenía un estilo

muy simpático, de manera que teníamos buena rela-ción, porque era difícil no llevarse bien con ella. Después dejé de verla, pero supe que estaba trabajan-do con el padre Carlos Mugica en el barrio de Retiro. En nuestras últimas charlas, ella me había hablado de

sus actividades en la villa con total naturalidad.En esa época había mucha gente que tenía un compromiso político y el de Marie-Anne era bien marcado. Cuando me enteré de que estaba desaparecida me impresionó mucho. Fue algo muy fuerte, estremecedor, y me dio mucha tristeza.

Escribe Teté Coustarot

Conoció a los ricos, a los pobres, a los top models y a los revolucionarios, y dejó en cada uno de ellos un recuerdo intenso.” (Philippe Broussard)

puede imaginar lo que se vivió en ese mo-mento en algunos países sudamericanos como Argentina o Chile. Sólo unos cuan-tos intelectuales y algunos militantes de la izquierda francesa se unieron en contra de las dictaduras latinoamericanas… Por supuesto que el público francés sabía que había un gobierno de facto en la Argentina, pero no se dio cuenta de la magnitud de la tragedia de los desaparecidos.” Sin embargo, no todo queda en el terreno de la interpretación. En La disparue de San Juan, Broussard consiguió el testimonio

de Augusto Sinagra, el abogado en Roma del represor Jorge Antonio Olivera, a quien logró liberar con pruebas que algunos to-davía consideran fraudulentas. Hombre de la política reaccionaria, abogado de re-nombre en el derecho internacional y de-fensor de Licio Gelli (el gran maestre de la Logia P-2, que trazó relaciones con Juan D. Perón y con Emilio Massera), el abogado cometió un error ante Broussard cuando le contó una infidencia sobre su cliente, que aseguraba nunca haberse topado con Marie-Anne. Fue un comentario, apenas, pero dejó boquiabierto al periodista, que así transcribe en el libro las palabras del lenguaraz Sinagra: “Discutiendo con mi cliente sobre la joven francesa, me indicó que había recibido la orden de detenerla a causa de sus actividades subversivas. Con la ayuda de otros hombres, entonces, la arrestó y la remitió a sus superiores. Olive-ra dice ignorar qué pasó después con ella”.“¡Esa es la prueba de que Olivera mintió!”, reafirma ahora Broussard, que en tres oportunidades le pidió una entrevista y siempre recibió negativas. “Este señor siempre ha dicho que no conocía a Marie-Anne Erize y que no era responsable de su secuestro. Como explico en el libro, el abogado Sinagra no me dijo esto por una hostilidad contra su cliente, sino por torpeza. Si algún día se me requiere para confirmar las declaraciones delante de un juez, lo haré con felicidad porque, para mí, no hay duda de que Olivera conocía a Marie-Anne Erize. Advertencia: no estoy diciendo que él es responsable de su muer-te, no tengo pruebas sobre este punto, pero sí de su ‘detención’. Sólo él puede decir qué fue de ella después”.

>> Chica de tapa. Marie-Anne en la revista Gente.

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