la discucion sobre la crisis del marxismo en españa

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  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

    1/9

    Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XVIII 48 , 193 - 201, 1980

    LA DISCUSION SOBRE LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAA

    Comentario crt ico

    En Espaa se est llevando a cabo una

    gitada discusin sobre la crisis del marxismo,

    uscitada por la publicacin en El Viejo Topo

    no de los rganos ms importantes de la izquierda

    spaola, de dos artculos de autores no espaoles,

    el francs Louis Althusser y del italiano Lucio

    lletti (1).

    El artculo de Louis Althusser aparecio

    riginariamente en italiano en Manifesto del 4

    e abril de 1978 y su tema central est constituido

    or las insuficiencias de la teora marxista del

    . En este artculo, Althusser precisa su ya

    onocida afirmacin de que la teora marxista no

    ice casi nada sobre el estado, ni sobre la ideologa

    las deologas, ni sobre la poltica, ni sobre las

    rganizaciones de la lucha de clases (2). Con

    odo, queda poco claro si el autor hace una

    entificacin del marxismo con la obra terica de

    arx o no es este el caso. Ms adelante volveremos

    bre este punto.

    El segundo aporte a la discusin lo constitu-

    e la transcripcin hecha por Colletti de una

    ntrevista suya con la redaccin de El Viejo Topo.

    esde el principio el autor caracteriza a la crisis del

    arxismo como una crisis sobre todo poltica,

    ecisando luego:

    Han transcurrido ms de sesenta aos

    1

    VIEJO TOPO.

    Nr. 20, mayo 1978.

    Ieopoldo

    rmora

    Berlin

    desde la Revolucin de Octubre y casi

    treinta desde la china. Creo que ya ha

    llegado el momento de llamar a las

    cosas por su nombre. El marxismo ha

    producido una realidad totalmente dis-

    tinta de la que en un principio haba

    imaginado. Las sociedades del Este no

    encajan en absoluto en su esquema

    (pg. 8)

    La teora marxista debera ser verificada

    empricamente por la realidad prctica, dicho ms

    exactamente, por la revolucin socialista en el

    occidente desarrollado. Esto no ha ocurrido y de

    all deriva Colletti la crisis del marxismo y saca la

    consecuencia: Me he dado cuenta de que era

    preciso replantearlo todo . Colletti pasa a

    hacerlo inmediatamente, empezando con la teora

    poltica.

    De hecho, en el marxismo y en el

    leninismo (aunque puede parecer para-

    djico destacarlo) falta un anlisis se-

    rio, articulado, hecho desde dentro, de

    las instituciones polticas modernas,

    comenzando por las de la democracia

    representativa y siguiendo por las rela-

    ciones entre los distintos poderes, la

    funcin de los partidos, de la burocra-

    cia, el papel desempeado por el Esta-

    do en el ciclo econmico, etc. Y no

    slo falta este anlisis, sino incluso el

    marco en qu ubicado, el marco en

    cuyo interior construir una ciencia de

    la poltica. Al marxismo le falta este

    marco porque la teora marxista de la

    2

    Ibid., pg. 5.

  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

    2/9

    LEOPOLOO MARMORA

    poltica y del Estado es, en realidad, la

    teora de la 'extincin' de ambos. Con

    otras palabras: el marxismo no ha

    elaborado una ciencia de la poltica

    porque lo que ha hecho ha sido exacta-

    mente lo contrario: la teora de la

    disolucin progresiva de la poltica y

    del Estado, la teora de la abolicin (si

    bien en forma gradual) de la diferencia

    entre gobernantes y gobernados. Se

    trata, naturalmente del concepto de la

    'dictadura del proletariado' (he dicho

    del proletariado, cuidado, no del parti-

    do nico ni mucho menos de su bur

    lti )

    o

    1 ICO ....

    Lo que, en definitiva, subyace en

    todo este discurso es que, en el curso

    de su desarrollo, la sociedad burguesa

    se ha ido reduciendo a dos clases

    fundamentales: una aplastante ma-

    yora de asalariados y un puado de

    capitalistas. La eliminacin de estos

    ltimos crea inmediatamente las condi-

    ciones. para el autogobierno de los

    productores; o sea, para una sociedad

    organizada sobre la base de los 'conse-

    jos' o soviets, sobre el modelo de la

    Comuna de Pars.

    Sera intil hablar del abismo que

    separa la idea del autogobierno de los

    productores de la realidad de los reg-

    menes despticos y totalitarios que, en

    nombre del socialismo, se han ido

    erigiendo en todas partes ...

    Es preferible, en cambio, destacar dos

    hechos: el primero .es que la ausencia

    de una teora de las instituciones

    polticas ha contribuido lgicamente

    (aunque de un modo colateral) al

    salvaje desarrollo del poder: un poder

    sin lmites ni reglas, basado en la ms

    primitiva y brbara confusin entre los

    rganos del partido nico y los del

    Estado ...

    En el fondo del marxismo -no hay

    duda- subyace la idea de una sociedad

    orgnica (la Gemeinschaft o el Ge-

    meinwesen opuesto a la Gesellschaft

    una sociedad que no necesita mecanis-

    mos que regulen la mediacin social:

    ni el dinero, ni la poltica, ni el Estado,

    nada. En este punto, a mi modo de

    ver, la teora ha pagado el precio de su

    procedencia del humus de la cultura

    romntica alemana. La Realpolitik

    marxista y leninista -parece paradji-

    co apuntarlo- oculta en sus entraas

    el sueo (romntico) de la subordina-

    cin de la poltica a la tica ...

    Uno de los puntos mencionados por Colletti

    constituye efectivamente uno de los flancos ms

    criticables que ofrece no tanto el marxismo como

    la obra personal de Marx; me refiero a su casi

    unilateral nfasis en el aspecto civilizatorio del

    capitalismo que ira a producir una polarizacin

    universal entre proletariado mundial y burguesa

    mundial. Desde nuestra perspectiva actual sabemos

    que el capitalismo muchsimo antes de llegar a esa

    situacin comienza a reproducir -paralelamente a

    su propia reproduccin ampliada- relaciones y

    sectores sociales no-capitalistas o intermedios con

    los cuales se ala, debilitando a la clase obrera y

    asegurando su propia hegemona. Desde entonces,

    la lucha entre capitalismo y socialismo se ha

    convertido crecientemente en una lucha por la

    hegemona sobre esos sectores.

    Por el resto, el procedimiento de Colletti es

    bastante transparente: confrontando la ''teora''

    del socialismo con la realidad del mismo es claro

    que ambas no se corresponden. Pro en lugar de

    formular una crtica de la realidad del socialis-

    mo, de descubrir su contradictoriedad y su

    carcter no-socialista as como el mal uso de la

    teora marxista en la praxis de esos regmenes

    totalitarios y debuscar lasposibilidadesde susupera-

    cin para seguir desarrollando as, ms all de sus

    actuales limitaciones, no slo la poltica sino

    tambin la teora marxista, Colleti hace lo contra-

    rio: queda atrapado en el equvoco de que el

    totalitarismo es un producto de la teora marxista.

    Para poder superar la crisis del marxismo, es

    necesario entonces segn Colletti, revisar la teora.

    Colletti expresa abiertamente su escepticis-

    mo con respecto a la extincin del estado y a una

    posibilidad, an lejana, de edificar una sociedad sin

    clases. El estado como mediador de las relaciones

    sociales es para l casi una necesidad natural.

    Tambin en el socialismo el estado ser indispensa-

    ble. Y as podramos preguntar por aadidura: si

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    LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAAA

    195

    en el futuro habr que consentir con el estado y

    con las reglas de juego por l sancionadas, por qu

    no entonces acomodarse ya a la forma burguesa

    del estado o en su caso a las limitaciones burguesas

    de la poltica. Este razonamiento se impone y

    veremos ms adelante que Colleti lo expresa ms

    o menos abiertamente.

    Pero antes de esto, incursiona por la filosoffa

    con el objeto de sistematizar sus ideas: en un

    punto decisivo piensa Colletti que el marxismo se

    encuentra en pie de guerra con la ciencia, dado que:

    ...no se hace ciencia con la dialctica.

    No existen ciencias dialcticas ...

    Las 'oposiciones reales' de las que se

    ocupa la ciencia son oposiciones 'sin

    contradiccin, que no violan el princi-

    pio de no-contradiccin, que no tienen

    nada que ver con la dialctica ...

    Introducir el materialismo en la histo-

    ria significa introducir el principio de

    'causa' ...

    La teora de la alienacin, que impli-

    ca finalsmo y dialctica, es incompati-

    ble con la exigencia de la explicacin

    causal y cientfica ...

    A pesar de esta incursin en la filosofa,

    Colletti regresa a la poltica recalcando una vez

    ms que la crisis del marxismo, no obstante estos

    argumentos tericos, es para l de naturaleza

    poltica, que el problema principal es el totalita-

    rismo del Este y hace notar los caminos prcticos

    que en su opinin pueden conducir a la superacin

    de la crisis: El Partido Comunista italiano ha dado

    ya pasos considerables tendientes a la democracia

    poltica con la aceptacin del pluralismo poltico,

    el respeto de las libertades burguesas y de las reglas

    del juego poltico (por ejemplo del principio de

    alternacin de minora y mayora en el gobierno).

    Sin embargo, el PCI oculta los factores de cambio

    profundo, incluso de ruptura, que comporta su

    estrategia poltica actual no slo respecto a Marx y

    a Lenin sino respecto a Gramsci . Colletti exige

    por ello que el PCI se pronuncie explcitamente en

    cuanto a la ya consumada ruptura no slo con

    Lenin y el leninismo sino tambin con Marx y

    especialmente con Gramsci. Contrariamente a la

    interpretacin oficial que el Partido hace de

    Gramsci, Colletti piensa (y en ello tiene absoluta

    razn), que Gramsci no apoya de ninguna manera

    una estrategia de hegemona sin dictadura , no

    habiendo desechado jams la dictadura del prole-

    tariado de Lenin sino completndola y signifi-

    cndola desde el concepto y la estrategia de

    hegemona .

    I

    En septiembre de 1978

    apareci

    en

    l

    Viejo opo NO 24 como crtica a Althusser y

    Colletti un artculo de Jorge Reverte y Ludolfo

    Paramio con el ttulo Crisis del marxismo o crisis

    de los flsofos . Los dos autores estn en

    principio de acuerdo con Colletti en su caracteriza-

    cin de la crisis como una crisis poltica. La

    Revolucin de Octubre y la Revolucin china

    pertenecen a un pasado remoto y sus resultados

    son t-0r lo dems, no slo poco satisfactorios, sino

    abiertamente rechazables. Hasta aqu los autores

    estn de acuerdo con Colletti. Pero a partir de este

    punto sus pensamientos toman otra direccin. En

    el artculo, Reverte y Pararnio comparan las

    posiciones de Colletti (pero tambin las de

    Althusser) con las de los nuevos filsofos y

    crticos burgueses en general. Significativo les

    parece a ellos, por ejemplo, el punto donde

    Colletti escribe que el marxismo ha producido el

    totalitarismo sovitico. Siguiendo a Reverte y

    Paramio, en la mitad de los aos sesenta no era el

    marxismo como tal el que haba entrado en crisis,

    sino el marxismo europeo de aquellos partidos

    comunistas que durante aos haban estado ms

    cercanos a Mosc. El marxismo anglosajn, por

    ejemplo, habra sido afectado en menor medida por

    la crisis,

    ...una crisis que era muy anterior: la

    que consista en haber olvidado el

    carcter necesariamente antidogmtico

    del marxismo, que haba elevado al

    propio Marx no a la categora de

    fundador, sino de profeta omnisciente

    en cuyos textos podan encontrarse las

    recetas adecuadas para problemas que

    ni siquiera lleg a concebir ...

    La ruptura del paradigma clsico fue,

    a la vez, el primer paso para reconocer

    la existencia de la crisis y para comen-

    zar a superarla. Los diez aos transcu-

    rridos desde la invasin de Checoslova-

    quia no han pasado en balde. El

    epifenmeno ha sido la confusin den-

  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

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    marxismo es finito, y que carece de

    una teora del estado. As, es evidente

    que cuando Althusser nos habla del

    marxismo se refiere a la obra de Marx,

    que ciertamente es finita (aunque a

    veces no lo parezca), y en la que

    probablemente no existe una teora

    del estado elaborada. Ahora bien, si

    Althusser se estuviera refiriendo al

    pensamiento marxista actual sus afr-

    maciones seran bastante injustas ...

    ... no se trata de volver al Marx

    'autntico', sino de inventar un nuevo

    Marx ...

    Y esta invencin, en segundo trmi-

    no, constituye lgicamente una etapa

    de la elaboracin de un nuevo pensa-

    mien to marxista ...

    ...la llamada crisis del marxismo se

    revelar como lo que es: una revolu-

    cin terica ...

    La tarea de los aos sesenta era poner

    en crisis el mastodonte del marxis-

    mo-leninismo (estalinismo). Esto era

    posible para los filsofos ya que se

    poda partir de la confrontacin del

    viejo Marx con sus supuestos herede-

    ros ...

    Pero precisamente es ahora cuando la

    crisis termina, y si ellos no tienen

    nuevas soluciones que ofrecemos es

    porque no pueden tenerlas. Estas solu-

    ciones (desde luego tan condenadas a

    la provisionalidad como las que antes

    conocimos) se estn elaborando en

    otra parte, en campos concretos de

    investigacin (o de lucha, con per-

    dn) ...

    ...no estamos ante una crisis del

    marxismo, sino ante una crisis de los

    filsofos ...

    LEOPOI O M RM OR

    tro del pensamiento marxista; el fen-

    meno real, la profundizacin de la

    auto crtica .

    Sea cual sea su resultado, sean cuales

    sean sus lagunas, la aparicin del euro-

    comunismo significa la vuelta de una

    parte sustancial del movimiento comu-

    nista a estudiar la realidad que le

    circunda, a adecuar su lucha a las

    condiciones reales desde las que hay

    que emprender cualquier proyecto de

    transformacin social ...

    Los que ahora descubren la crisis del

    marxismo son, en muchos casos,

    quienes desde muy distintas perspec-

    tivas han defendido durante mucho

    tiempo el carcter cientfico del mar-

    xismo (e incluso del marxismo-leninis-

    mo). Sin embargo, estos mismos auto-

    res no haban advertido al parecer una

    de las principales caractersticas del

    pensamiento cientfico, a saber: que su

    desarrollo no se efecta por acumula-

    cin, sino por derrumbamientos y re-

    construcciones ...

    En efecto, para ellos, el marxismo

    debera ser una ciencia pero compor-

    tarse como una doctrina. Los anlisis

    de Marx seran el primer ejemplo de

    una obra cientfica que no resultara

    invalidada por el desarrollo posterior

    de la ciencia en cuestin ...

    Resulta fcil encontrar ejemplos de

    esta confusin entre el marxismo co-

    mo anlisis cientfico de la sociedad y

    el marxismo como doctrina o, mejor,

    como 'pensamiento de Marx'. Tene-

    mos el caso de Althusser. En su mo-

    mento, la obra de Althusser supuso un

    intento enormemente renovador, al

    recordamos que era preciso reconstruir

    el pensamiento de Marx ms all de la

    misma letra de su obra. Pero ya aqu

    era evidente una limitacin, pues seme-

    jante intento de reconstruccin slo

    debera jugar un papel accesorio en el

    desarrollo actual del marxismo. Lo

    importante no es lo que realmente

    pensaba Marx, sino, por decirlo as, lo

    que pensara ahora ...

    Qu nos dice ahora Althusser sobre

    la crisis del marxismo? Nos dice que el

    Evidentemente existe un fondo de verdad en

    estos juicios sobre Althusser; sin embargo, en su

    caracterizacin de la crisis del marxismo, ambos

    autores toman la cosa muy a la ligera y el anlisis

    permanece superficial. Ellos focalizan solamente

    un sntoma, destacan solamente un aspecto y

    reducen a l la crisis del marxismo: a su enquilosa-

    miento dogmtico. Con ello pierden de vista el

    contexto total; es decir:

  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

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    LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAfilA

    1. el arraigo del reformismo, o mejor dicho con

    una categora ms fundamental y menos

    equvoca, el arraigo del corporatismo obre-

    rista en el movimiento obrero occidental;

    2.

    el establecimiento de una dominacin buro-

    crtica en el Este;

    3. el aislamiento de las revoluciones anticolo-

    nialistas en el Tercer Mundo y tambin,

    naturalmente,

    4. la sacrallzacin y dogmatizacin del manos-

    mo.

    Sin embargo, sin acometer y superar la

    totalidad de estos factores terica y prcticamente,

    subsistirn las bases de la crisis del marxismo. En

    tanto Reverte y Paramio aslan del contexto el

    aspecto de su anquilosamiento dogmtico; resulta

    que para ellos la desacralizacn del marxismo es

    ya idntica a la superacin de la crisis. Lo que en

    realidad no es ms que el comienzo de la manifes-

    tacin abierta de la crisis constituye entonces para

    ellos en forma automtica la fase final de la misma,

    viendo en ello unilateralmente slo el aspecto

    positivo y liberador y suscribindoselo completa-

    mente al eurocomunismo, y estos agregan, sean

    cuales sean sus lagunas . Ante un proceder seme-

    jante, nos emergen las dudas: no conducira esto a

    un puro empirismo, en caso dado a un pragmatis-

    mo que rechaza cualquier teora sistemtica? A

    travs de esta confrontacin polmica de ciencia y

    doctrina, no se est reforzando an ms esta

    tendencia?

    En principio Reverte y Paramio tienen razn

    cuando reprochan a Althusser y Colletti de actuar

    como si se pudiera equiparar la teora marxista a la

    obra terica de Marx, pues la primera no se agota

    de ninguna manera en la ltima, y si se olvida esto,

    se corre el peligro de resbalar en la exgesis. Pero la

    elaboracin de su crtica en forma de una confron-

    tacin entre ciencia y doctrina es ms que desa-

    fortunada y va ms all de los hechos criticados.

    La doctrina parece responder aqu no slo por el

    anquilosamiento dogmtico sino por toda forma

    de construccin terica sistemtica.

    Ya anteriormente, en una charla con Perry

    Anderson para el

    New Left Review

    Colletti

    haba aludido en este sentido al hecho de que

    muchos marxistas no son concientes del carcter

    sistemtico de la teora marxista. Segn el:

    Baran y Sweezy, en su introduccin a

    El Capital Monopolista

    informan a sus

    197

    lectores en una breve nota que no van

    a utilizar el concepto de plusvala, sino

    el de excedente, no el de trabajo-asa-

    lariado, sino el de trabajo dependiente.

    Qu significa esto en realidad? Signi-

    fica que Baran y Sweezy decidieron

    que no podan usar la teora del valor

    y la plusvala en su anlisis del capita-

    lismo norteamericano de la posguerra.

    Tenan todo el derecho de hacerlo;

    incluso puede que haya sido correc-

    to hacerlo, aqu no necesitamos entrar

    en esa cuestin. Pero lo que resulta

    significativo es la forma como lo hicie-

    ron. En realidad, destruyeron los ci-

    mientos de la construccin de Marx:

    sin la teora del valor y la plusvala, El

    Capital

    se derrumba. Pero ellos men-

    cionan esta eliminacin en una simple

    nota, y prosiguen luego alegremente

    como si nada hubiera sucedido, como

    si, una vez hecha esta correccin me-

    nor, la obra de Marx siguiera ms

    slida y fuerte que nunca (3).

    Riverte y Paramio dejan sin contestar enton-

    ces una pregunta decisiva: con qu derecho y

    para qu se puede y se debe hablar an de

    marxismo cuando se han derribado los funda-

    mentos sobre los que reposa? Por qu se niegan a

    hablar abiertamente de una crisis del marxismo y

    le dan el nombre de revolucin terica en el

    marco del marxismo? All tenemos la actitud ms

    sincera y adems consecuente de Colletti, que,

    movindose en la misma contradiccin, reconoce

    no poder ofrecer ninguna solucin y se propone

    replantearlo todo.

    Estas dos actitudes diferentes nos recuerdan

    por otra parte el viejo dilema en la fraccin

    reformista del SPD, representada por una parte por

    el pragmtico Vollmar que quera revertir el

    marxismo lentamente, paso a paso, en la prctica;

    y por otra parte, el idelogo Bernstein que

    destacaba el carcter necesariamente sistemtico

    de esta revisin.

    (3) Lucio ColIetti, Hacia un marxismo vi-

    vo, ed. Punta de Lanza, Bogot, 1976.

  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

    6/9

    198

    LEOPOIDO MARMORA

    Mientras que Paramio y Reverte polemizan

    con Colletti principalmente sobre cuestiones filo-

    sficas, en lo referente a problemas polticos se

    aproximan a ste y concentran el fuego de su

    crtica en Althusser:

    Althusser no ha conseguido superar el

    concepto leninista de partido, lo que le

    lleva a hablar de El partido obrero. El

    as se ve atrapado en una frrea antino-

    mia, pues si se admite el pluralismo

    poltico pero se piensa que tan solo

    existe UN partido obrero, es evidente

    que el pluralismo aparece como una

    concesin ...

    Y entonces cmo evitar su fusin

    con el estado? ...

    La crtica pareciera justa. Sin duda alguna

    Althusser est aqu enredado en una contradic-

    cin. Pero an ms problemtica es su concepcin

    de las relaciones entre sociedad burguesa y estado.

    El problema ha sido reconocido correctamente por

    Reverte y Paramio y focalizado en la categora de

    aparatos ideolgicos del estado . Parafraseando a

    Ernesto Laclau los autores hacen notar que este

    concepto se basa en la identificacin de estado con

    sistema de dominacin, lo que hace imposible un

    anlisis del estado en su carcter de institucin.

    Segn esto, habra que retornar al gran rechazo

    de Marcuse.An ms convincente escribe el mismo

    Laclau:

    Si la correcta afirmacin de que una

    clase no puede mantenerse en el poder

    por un largo perodo sin controlar los

    aparatos ideolgicos es suficiente para

    concluir que estos aparatos deben ser

    considerados como pertenecientes al

    estado, esporque Althusser est acep-

    tando una concepcin del estado idn-

    tica a aquella de Poulantzas: TODO lo

    que contribuye a mantener la cohesin

    de una formacin social forma parte

    del estado ...

    El estado se reduce, simplemente, a

    una CUALIDADque penetra todos los

    niveles de una formacin social. Si-

    guiendo esta lnea de razonamiento,

    asistimos a la disolucin de la nocin

    del estado -como estructura objetiva

    4 .

    El estado pasara entonces por las organi-

    zaciones reformistas de la clase obrera e incluso

    abarcara una parte de la conciencia de todos los

    sujetos sociales. Las consecuencias prcticas de

    esta concepcin del estado son que Althusser, si

    bien se preocupa correctamente de que la divisin

    burguesa entre estado y sociedad no se reproduzca

    en la praxis del movimiento obrero, construye, sin

    embargo, una oposicin inadmisible entre esfera

    del estado (o en su caso de la poltica burguesa) y

    esfera de los movimientos sociales de masas y al

    mismo tiempo determina slo a esta ltima como

    esfera de la accin socialista. En consecuencia, no

    ve la necesidad de elaborar una concepcin pol-

    tica y social global y sealinea prcticamente detrs

    de la concepcin oficial de la direccin del P.C.

    francs, sin disputarle a sta el terreno de la gran

    poltica . As resulta tambin que su crtica en el

    interior del Partido no da ms resultado que la de

    la oposicin neoliberal, que se limita a la reivindi-

    cacin de una mayor democracia interpartidaria.

    A fines de 1978 apareci un artculo de

    Fernando Claudn con el ttulo Algunas conside-

    raciones sobre la crisis del marxismo en el

    nmero 16 de la revista terica Zona Abierta de la

    cual l mismo es redactor. En este artculo Claudn

    critica el prrafo donde Reverte y Paramio impu-

    tan a Colletti argumentar en forma parecida a los

    nuevos filsofos , diciendo que la intencin de

    Colletti fue expresar abiertamente la innegable

    responsabilidad del marxismo en la construccin

    de las sociedades del Este. A diferencia de los dos

    autores citados, Claudn no slo veel lado positivo

    de la crisis del marxismo, sino que reconoce

    tambin sus aspectos negativos.

    En todos los dems puntos su crtica a

    Reverte y Paramio es muy moderada. Su artculo

    no es ni muy polmico ni muy controvertido: sino

    (4) Ernesto Laclau, Poltica e ideologa en

    la teora marxista. Capitalismo, Fascismo y populismo .

    Siglo XXI, Espaa, 1978, pg. 75.

  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

    7/9

    LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPAAA

    que se limita fundamentalmente a reconstruir el

    desarrollo histrico de la crisisdel marxismo.

    En cambio, en su segundo artculo aparecido

    en Zona Abierta 18 titulado La evolucin

    reciente del eurocomunismo , Claudn refuta en

    forma prctica, basndose en hechos concretos, la

    tesis de Reverte y Paramio de que la crisis del

    marxismo se habra terminado con el surgimiento

    del eurocomunismo. En su artculo Claudn mues-

    tra cmo las contradicciones y los problemas no

    resueltos an siguen viviendo en el seno de los

    partidos eurocomunistas y cmo amenazan incluso

    llevarlos al borde de la bancarrota. Con sto

    corrige algunas de las expectativas exageradamente

    optimistas de su ltimo libro con respecto al

    futuro de eurocomunismo (5).

    v

    Un buen cierre a la discusin lo podra

    constituir el artculo de -Christine

    ucGlucks

    mann, miembro del Partido Comunista francs con

    el ttulo Crisis del marxismo o crisis del refor-

    mismo? (6). Como casi todos los otros autores,

    ella tambin centra la discusin en la cuestin del

    estado, pero, a diferencia de Colletti y Rever-

    te/Paramio, las formas institucionales del estado

    (lo poltico inmediato en sentido tradicional) no _

    constituyen el inters central en su artculo. Ya

    hemos visto que el camino seguido por Colletti,

    Reverte y Paramio como alternativa a las otras

    estrategias tradicionales del marxismo que entra-

    ron en crisis conducen nada ms que a una suerte

    de neo-liberalismo poltico. El centro de inters

    para Buci-Glucksmann en cambio, lo constituyen

    dos problemas con los cuales se ve confrontado el

    marxismo desde mayo de 1968.

    Un problema prctico lo constituye la co-

    nexin de la lucha extraparlamentaria con la

    parlamentaria y detrs de ello se presenta la

    cuestin de las relaciones del movimiento obrero

    tradicional con los nuevosmovimientos socialesde

    mujeres, jvenes, intelectuales, ecologistas, etc. El

    segundo es un problema terico y se refiere a las

    relaciones del poder estatal y de la explotacin

    econmica con otras formas de poder y domina-

    (5) Fernando Claudn, Eurocornunismo

    y

    socialismo . Siglo XXI, Espaa, 1977.

    199

    cin como por ejemplo las formas sexuales, buro-

    crticas y jerrquicas. Pues, segn

    ucGlucks

    mann, hay que reconocer que, en nuestra socie-

    dad, las relaciones de poder no coinciden con las

    relaciones de clase , refirindose por ejemplo a las

    relaciones de poder en el seno de la familia, entre

    hombre y mujer, etc., que atraviesan indistinta-

    mente todas las clases y estratos de la sociedad. La

    funcin histrica del movimiento feminista es

    haber roto con la concepcin estrecha tradicio-

    na de poltica y haber descubierto que lo

    personal tambin es poltico . Junto con otros

    movimientos sociales nuevos, el movimiento fe-

    minista descubri esferas de dominacin y poder

    que hasta entonces haban permanecido en la

    oscuridad sin ser objeto de investigacin porque no

    correspondan a las formas estatales ni a las

    polticas de la dominacin de claseso bien porque

    no podan reducirse mecnicamente a relaciones

    de clase. A travs del descubrimiento y de la

    incorporacin del concepto de hegemona y de sus

    aparatos (escuela, familia, clnicas psiquitricas, etc.)

    el aspecto del poder y la poltica se manifiesta en

    toda su dimensin y al mismo tiempo se hacen

    evidentes las carencias y debilidades del marxismo.

    El subdesarrollo terico y prctico del marxismo

    en este aspecto es, segn Buci-Glucksmann, el

    factor principal de su crisis. En realidad, y coinci-

    diendo con la autora, todos los dems factores se

    pueden articular partiendo de ste y de esamanera

    se puede hacer inteligible la relacin global entre

    reformismo, burocracia, anquilosamiento dogm-

    tico y aislamiento de los movimientos anticolo-

    nialistas que antes mencionbamos.

    La falta de una relacin orgnica entre el

    movimiento obrero tradicional y los nuevos movi-

    mientos sociales surgidos desde mayo del 68 es la

    expresin de la cuestin an no resuelta de la

    hegemona cultural del marxismo en el seno del

    movimiento obrero y de la hegemona del movi-

    miento obrero socialista en el interior de la

    sociedad. Sobrepasado por el movimiento de mayo

    del 68, que no pudo someter a su control, el

    Partido Comunista francs se escondi detrs de su

    fachada tradicional, de su obrerismo y detrs de su

    estrategia parlamentaria. Con esto estaba ya pro-

    6

    VIEJO TOPO. Nr. 24. septiembre 1978.

  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

    8/9

    20 0

    sociedad burguesa alemana sigue tan slida como

    siempre; y amenaza, a pesar de la crisis, con una

    ofensiva poltica y hasta ideolgica en respuesta a

    la misma.

    La izquierda en su totalidad y el movimiento

    obrero se encuentran en la defensiva. El movi-

    miento sindical y las corrientes reformistas del

    partido socialdemcrata, pese a encontrarse en el

    gobierno, han ido perdiendo el piso debajo de los

    pies. Toda su estrategia se basaba en el crecimiento

    econmico continuado y en las reformas sociales

    por l posibilitadas. La crisis econmica y los

    hrnites ecolgicos impuestos al crecimiento acele-

    rado del producto social bruto han invalidado esta

    estrategia despojndola de su base real de sustenta-

    cin. La nueva izquierda -incluida la izquierda

    revolucionaria no tan nueva- no han sacado

    partido de esta situacin. Sus espectativas tambin

    se han visto decepcionadas. El clculo simplista del

    que continuaba partiendo -pese a las repetidas

    experiencias histricas que claramente indicaban lo

    contrario- consista en establecer la ecuacin:

    crisis econmica auge revolucionario de ma-

    sas = rebasamiento de los lderes reformistas.

    Dicho con categoras inevitablemente es-

    quemticas: la burguesa alemana est en crisis, no

    slo econmica sino tambin ideolgica. Se trata

    de una profunda crisis moral que es solamente

    igualada cuando no superada por la crisis en que se

    encuentra la izquierda tradicional, marxista o

    no.

    Izquierda y derecha amenazan con precipi-

    tarse en una catstrofe de civilizacin de enverga-

    dura apenas imaginable, arrastrando consigo en su

    decadencia el medio ecolgico humano y natural.

    Esto explica, en parte, el surgimiento de un

    movimiento antinuclear ecologista al margen y, en

    parte, en contra de los partidos tradicionales, no

    slo de derecha, sino -y esto es lo grave- tambin

    de izquierda, al margen, sobre todo, del movimien-

    to obrero organizado y ... del marxismo (por lo

    menos en sus versiones tradicionales) que en

    Alemania Federal no es ms que un marxismo

    minoritario y acadmico.

    Volviendo ahora al tema de esta nota final,

    decamos al comienzo que el hecho significado

    como crisis del marxismo es de una extensin

    que no se circunscribe al sur europeo ni a los

    pases en que la izquierda es oposicin y no

    gobierno. Ni siquiera es un fenmeno exclusiva-

    mente europeo, aunque -como no pocas cosas

    desde no hace pocos aos- se ha articulado

    LEOPOLDO MARMORA

    ramada su derrota electoral de marzo de 1978.

    Buci-Glucksmann analiza la responsabilidad

    irecta del PCF en este desarrollo y destaca su

    cidad de integrar en su estrategia las nuevas

    ontradicciones de la sociedad francesa, pues,

    egn la autora, el marxismo est preso en una

    in instrumentalista del estado y en una concep-

    in economicista (cuantitativa) de los conflictos

    ociales. Esto le impide ganar la hegemona cultu-

    al en el interior del movimiento obrero; y esto

    recisamente en un momento en que la burguesa

    isma atraviesa una grave crisis de hegemona en el

    entido de Gramsci y no una crisis revolucionaria

    n sentido de Lenin como se crey en mayo del

    Buci-G ucksmann recuerda, en este contex-

    , que en aquella ocasin el aparato represivo

    aullista ya a fines de mayo estaba listo para entrar

    n accin, demostrando as que no haba sido

    esarticulado por la crisis.

    De acuerdo con todo esto, el marxismo

    stara atrapado entre dos alternativas poco satis-

    : por una parte el leninismo ortodoxo y

    or otra parte el marxismo economicista que est a

    unto de tirar por la borda todos los postulados

    ericos de Marx y Lenin sin debate ni alternativas.

    omo consecuencia de ello el anlisis de determi-

    ados problemas nuevas que surgen no se encua-

    ran en el marxismo o acentan el rompimiento

    erico con l. Como ejemplo de ello la autora

    ca los anlisis de las microdorninaciones ,

    sujeto, de la familia, de la separacin de los

    exos, los anlisis de Michel Foucault, el An-

    i-Edipo, etc.

    VI

    Nota final para el lector

    latinoamericano

    La relevancia de esta discusin, que ha

    dquirido ms profundidad en el sur europeo en

    elacin con el surgimiento y desarrollo de los

    rocomunismos y eurosocialismos, no queda, sin

    , circunscripta a esa regin. La crisis del

    es un fenmeno de mucha ms exten-

    . En cierta medida, la situacin en Alemania

    ederal es representativa del norte europeo: aqu,

    pesar del perodo de crisis econmica abierto en

    1973, las perspectivas de una poltica de izquierda

    on prcticamente nulas. Una vez ms, el esperado

    derrumbe del capitalismo no se produce. La

  • 7/25/2019 La discucion sobre la crisis del Marxismo en Espaa

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    LA CRISIS DEL MARXISMO EN ESPA~A

    primeramente en Europa. Entonces, en nuestra

    Amrica Latina, la crisis del marxismo no puede

    ser considerada como una-moda extica de impor-

    tacin, aunque no debe interpretarse sto como un

    desconocimiento o subestimacin del peligro no

    201

    menos real de que -como no pocas cosas y

    tampoco desde hace pocos aos- sea tematizada

    en Amrica Latina en trminos trasladados mecni-

    camente desde afuera sin tomar en cuenta su

    realidad especfica.