La depresión y al ansiedad van de la mano, la ansiedad es el motor que le brinda energía a la persona, y si no se orienta bien se vuelve un círculo vicioso que hace crecer la depresión. Se necesita de un estímulo externo que saque a la persona de esos pensamientos obsesivos, es eso o una persona que los escuche con frecuencia o con la cual se comunique e intercambie, a través de las neuronas espejo, de emociones; un estímulo que active la empatía.

En la antigüedad los hijos eran el medio catártico para las personas de la tercera edad que buscaban sentir el contacto humano por una adicción a los neurotransmisores relacionados con la empatía. Por el estilo de vida actual los hijos necesitan salir del hogar y con ello se pierde la comunicación, además de que existe la posibilidad de que existan conflictos familiares que dificulten a la persona de la tercera edad el encontrar a la persona adecuada y de confianza que le posibilite la necesidad primaria de entrar en contacto con las emociones, porque debido a la empatía las emociones externas se vuelve propias.

Durante años se ha sabido que la escritura es un medio de descarga emocional, por ende las palabras son un código de acceso a las emociones que corresponden a cada una de ellas. La alfabetización realiza una categorización del vocabulario utilizado por la persona, lo que hace entrar en razón sobre el sobre el significado de las palabras que usa y sobre su valor emocional. Al mismo tiempo estimula la empatía y se transforma en una catarsis emocional.

El contacto con diversas emociones ajenas pone en duda el valor de nuestras emociones