la depresión del barbate y sus estaciones...

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DE HISTORIA NATURAL 349 La depresión del Barbate y sus estaciones prehistóricas POB E. HERNÁNDEZ-PACHECO Y JUAN CABRÉ La presente comunicación no tiene otro alcance que el de una nota preliminar al estudio más detallado y completo que liaremos de las cuevas con pinturas rupestres y demás yaci- mientos prehistóricos que circundan la depresión del Barbate y la histórica laguna de la Janda. Es el resultado de una primera impresión y consecuencia del viaje que para reconocer los yaci- mientos hemos efectuado hace unos días. Las numerosas fotogra- fías que el Sr. Cabré ha obtenido están aún revelándose, y los cal- cos copiándose. Hemos de volver á completar las investigaciones y efectuar excavaciones, y después de hacer esto y estudiar los materiales obtenidos, completos ya por lo que hace á la parte grá- fica de las pinturas rupestres, será la ocasión de publicar la mo- nografía en que se describan tan interesantes yacimientos. Aun así podemos dar aquí algunos datos más que los que expuse en la comunicación verbal que tuve el honor de hacer en el Congre- so de la Asociación española para el progreso de las Ciencias. Como allí se dijo, el conocimiento de la más importante de las cuevas con pinturas, se debe al ilustrado médico titular de Casas- Viejas, D. José Espina, que, estimando la cueva de interés para la ciencia, avisó á su colega de Cádiz, D. Rafael Bernal, quien en unión del Correspondiente de la Academia de la Historia, D. Víc- tor Molina, la visitaron, publicando este último señor en el BOLE- TÍN de la expresada Academia una noticia de la existencia de la cueva del Tajo de las figuras, reconociendo la importancia que pudiera tener, si bien considerando las figuras como de edad his- tórica y haciendo un llamamiento á los especialistas españoles en la materia. Nuestro Director en la Comisión de investigaciones paleontológicas y prehistóricas del Instituto Nacional de Ciencias, el señor Marqués de Gerralbo, á quien llegó primero la noticia, juzgó de gran interés el estudio de estas cavernas, las más meri- dionales de España con arte rupestre, y se acordó que los que fir- mamos esta comunicación saliésemos en seguida á efectuar el es- tudio para después publicar una Memoria de la misma.

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DE HISTORIA NATURAL 349

La depresión del Barbate y sus estaciones prehistóricas

P O B

E. HERNÁNDEZ-PACHECO Y JUAN CABRÉ

La presente comunicación no tiene otro alcance que el de

una nota prel iminar al estudio más detallado y completo que

liaremos de las cuevas con p in turas rupestres y demás yac i ­

mientos prehistóricos que circundan la depresión del Barbate y

la histórica laguna de la J anda . Es el resultado de una pr imera

impres ión y consecuencia del viaje que para reconocer los yaci­

mientos hemos efectuado hace unos días. Las numerosas fotogra­

fías que el Sr. Cabré ha obtenido están aún revelándose, y los cal­

cos copiándose. Hemos de volver á completar las investigaciones

y efectuar excavaciones, y después de hacer esto y estudiar los

materiales obtenidos, completos ya por lo que hace á la parte grá­

fica de las p in turas rupestres, será la ocasión de publicar la mo­

nografía en que se describan tan interesantes yacimientos. Aun

así podemos dar aquí algunos datos más que los que expuse en

la comunicación verbal que tuve el honor de hacer en el Congre­

so de la Asociación española para el progreso de las Ciencias.

Como allí se dijo, el conocimiento de la más importante de las

cuevas con p in turas , se debe al i lustrado médico titular de Casas-

Viejas, D. José Espina, que , est imando la cueva de interés para la

ciencia, avisó á su colega de Cádiz, D. Rafael Bernal , quien en

unión del Correspondiente de la Academia de la Historia, D. Víc­

tor Molina, la visitaron, publicando este úl t imo señor en el BOLE­

TÍN de la expresada Academia una noticia de la existencia de la

cueva del Tajo de las figuras, reconociendo la importancia que

pudiera tener, si bien considerando las figuras como de edad his­

tórica y haciendo un l lamamiento á los especialistas españoles en

la materia. Nuest ro Director en la Comisión de investigaciones

paleontológicas y prehistóricas del Instituto Nacional de Ciencias,

el señor Marqués de Gerralbo, á quien llegó primero la noticia,

juzgó de gran interés el estudio de estas cavernas, las más meri ­

dionales de España con arte rupestre , y se acordó que los que fir­

mamos esta comunicación saliésemos en seguida á efectuar el es­

tudio para después publicar una Memoria de la misma.

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350 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA

Descripción geológica y geográfica de la depresión del Barbate*

Los yacimientos en cuestión bordean la laguna y depresión del

Barbate en el Sur de la provincia de Cádiz, y tienen su razón de-

ser en la existencia de la laguna , rica en caza, en aquella remota

época y aun hoy mismo.

La depresión del citado río forma un gran valle de fondo casi

plano, orientado de N . E. á S. W . , con una longitud de unos 35

á 40 kilómetros por una anchura de 8 á 10, por término medio.

Limitan la depresión al N . las altas sierras de las Cabras y del

Algibe, superiores á 1.000 metros de altitud, y que alineadas en

términos generales de B. á W. , están separadas por una gran cor­

tadura de origen tectónico, en cuya entrada del S. está edificada

Alcalá de los Gazules; en esta quiebra nace el río.

Separa la depresión del mar una pequeña alineación monta­

ñosa constituida por la Loma de la Meca, en cuya falda está edifi­

cado Vejer de la Frontera, loma que se cont inúa hacia Levante por

la Sierra de la Silla del Papa. Entre ambos occidentes orográficos

se abre curso el Barbate, desembocando al mar por un pequeño

estuario relleno de aluviones.

El borde occidental de la depresión lo forma un áspero ta lud,

por el que se asciende á una planicie extensa, la Loma d é l a Gru­

lla, constituida por areniscas y calizas miocenas, de formación

costera y plagadas de fósiles marinos. En el talud y hac i a ' l a m i ­

tad d é l a longitud de la loma está edificado Casas-Viejas, aldea de

Medinasidonia, á cuya jurisdicción corresponden los yacimientos

en su mayor parte.

Frente á la Loma de la Grulla l imi tan la depresión por su bor­

de oriental, alineaciones montañosas a r rumbadas en términos

generales de N. á S. é in te r rumpidas por depresiones normales á

la general del Barbate. Por una de ellas corre el Celemín, anuen te

del río por la margen izquierda; por la otra penetra la laguna de

la Jonda hacia el E. Entre ambas depresiones transversales exis­

ten los primeros contrafuertes del extremo occidental de la Sierra

de Zanona, a r rumbada de Saliente á Poniente .

En las sierras que l imitan por el E. la depresión del Barbate ,

más arr iba del valle transversal del Celemín, se aprecian diver­

sas fallas longitudinales alineadas de N . á S., dando lugar á valles

altos paralelos, cortados bruscamente por la depresión transver­

sal citada, en la cual vierten mediante cascadas los arroyos que

por ellas corren. (Tajo del Palomarejo.) Tales fracturas dan lugar

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DB H I S T O R I A N A T U R A L 351

á que la sierra se divida en varias alineaciones longitudinales pa­

ralelas al Barbate, de las cuales la que da frente á la depresión

de este río es la Siera Momia, detrás de la cual está la He r rum­

brosa, y, en úl t imo término la del Cuervo, montañas todas cons­

ti tuidas por areniscas eocenas.

El fondo de la depresión de que nos venimos ocupando const i ­

tuye una planicie al mismo nivel , ó m u y poco elevada sobre el

del mar . Duran te la época de las l luvias, enormes extensiones de

la l l anura se encharcan, formándose un lago de a lgunas leguas

de extensión. En el verano, las aguas de la l aguna de la J a n d a

se recogen á la parte S. de la depresión, ocupando extensiones de

30 ó 40 kilómetros cuadrados, con poco fondo y toda cubierta de

ciperáceas, carrizos y espadañas , entre cuya vegetación anidan

y pululan las aves acuáticas.

Las regiones bajas de la depresión, hasta altitudes de una de­

cena de metros, están ocupadas por sedimentos arcillosos con cier­

ta cantidad de arena y a lguna caliza, consti tuyendo una especie

de lehen m u y fértil, de color parduzco, producto del relleno de la

laguna, sedimentos entre los cuales el Barbate circula, describien­

do los exagerados meandros de su cauce actual. Corresponde esta

zona de depósitos arcillosos de color pardo á la extensión que al­

canzaba la laguna en épocas anter iores , si bien post-glaciares, ó

sea de régimen climatológico actual .

Exter iormente á las t ierras arcillosas de [que hablamos, b o r ­

deándolas y elevándose hasta altitudes de medio centenar de

metros, ocupan el resto de la depresión y especialmente a lgunas

lomas m u y bajas y redondeadas, depósitos de tierras negras, tam­

bién m u y arcillosas, sumamente ricas en h u m u s y de gran espe­

sor, en las que los calores estivales abren anchas grietas.

Son en extremo fértiles y en un todo semejantes á las célebres

tierras negras de Alcazarquivir, Casablanca y otras regiones del W .

de Marruecos. Parecen haber sido formadas también en un régi­

men pantanoso, quizás del principio del cuaternario ó úl t imo del

plioceno, y que por haber sustentado u n a tupida vegetación en

condiciones climatológicas distintas de las actuales , se cargaron

de la abundante materia orgánica que contienen. El depósito de

tales tierras negras es anterior á los tiempos paleolíticos en que

vivieron, jun to á la laguna, los pueblos cuyos vestigios hemos

descubierto, por cuanto se aprecian claramente los campamentos

establecidos sobre tales depósitos, á juzgar por la gran cantidad

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852 . BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA

de sílex tallados que en algunos sitios se encuenlran, especial­

mente en la loma en donde está la venta del camino de Gasas-

Viejas á Algeciras.

Origen y edad de la depresión del Barbate y de la laguna de la

Janda.—La depresión del Barbate y la laguna de la Janda que

en ella queda, como residuo de otra más extensa en los tiempos

paleolíticos, reconoce un origen tectónico, y fué formada durante

el plioceno.

Al producirse al final del mioceno ó comienzos del plioceno, en

el antiguo macizo bético-rifeño, la fosa tectónica que lo seccionó

en dos mitades, una española y otra rifeña, estableciéndose así el

Estrecho de Gibraltar, se produjeron dos series de fracturas en

ambas regiones: unas paralelas á la alineación general del Estre­

cho y otras normales.

La depresión del Barbate reconoce por causa un fenómeno, de­

rivado del que produjo la ingente rotura, y se formó á consecuen­

cia de un hundimiento alineado normalmente y limitado por las

líneas de fracturas que forman los bordes de los accidentes oro-

gráñcos que encuadran la depresión; fracturas transversales die­

ron origen á las depresiones del Celemín y del brazo oriental de

la laguna.

Se trata de un fenómeno inverso por sus resultados, pero pro­

ducido por la misma causa general que el que dio lugar al Peñón

de Gibraltar. Este colosal monolito de caliza jurásica quedó cor ­

tado por una falla, cuya cara mira á La Línea, y que corresponde

á una fractura alineada de E. á W . , y limitado del lado del Me­

diterráneo por el frente de otra falla arrumbada de N. á S. signi­

ficando la bahía de Algeciras otra depresión también N. S. de la

índole de la del Barbate. El Peñón de Gibraltar quedó en el alto

cuando todo se derrumbaba y hundía en su contorno, é inversa­

mente el fondo de la depresión del Barbate descendió en la verti­

cal entre la planicie de la Loma de la Grulla por el W . , y la Sie­

rra Momia por el E.

Establecida así la fosa del Barbate su fondo fué invadido por

las aguas continentales, y comenzó á rellenarse por materiales ar­

cillosos, transformándose en una región pantanosa, en cuyos bor­

des una tupida vegetación dio lugar á la gran cantidad de humus

que dan su fertilidad á las tierras negras de que hemos hablado.

La laguna, que ocuparía al principio la mayor parte de la de­

presión, fué cegada poco á poco por los acarreos y reducida á la

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DE H I S T O R I A N A T U R A L

pequeña extensión que alcanza actualmente; pero de su desarrollo

en las épocas prehistóricas puede formarse idea cuando en las

invernadas el río y los arroyos, saliéndose de madre, invaden con

sus aguas la extensa depresión.

Fisonomía del país.—No debe haber cambiado mucho el aspec­

to del país de los tiempos prehistóricos á los actuales. Ahora las

aves acuáticas abundan mucho; grandes bandadas de garzas, gru­

llas, avutardas y otras zancudas pululan en la comarca; los patos,

gall inas de agua, gansos silvestres y otras palmípedas existen en.

tan gran cantidad en la l aguna , que en la época de la puesta los

habitantes de los cortijos ribereños consumen grandes cantidades

de huevos de las aves que anidan entre las espadañas, carrizos y

demás plantas acuáticas que cubren toda la laguna , la cual es el

sitio de cita de los cazadores de Gibraltar.

Grandes rebaños de vacas y piaras de yeguas se a l imentan en

los verdes hierbazales, y en las montañas inmediatas , cubiertas de

matorrales de carrascas, lentiscos y acebuches aún se caza el cor­

zo, no hace muchos años el ciervo, y en las sierras del Norte exis­

ten aún las cabras monteses (Sierra de las Cabras).

Todos estos animales silvestres, j un tamen te con el toro y caba­

llo salvaje, son los representados en los abrigos y grutas totémi-

cas, de que ahora hablaremos.

Formación natural de las cuevas prehistóricas.—Los yacimien­

tos prehistóricos están localizados en las an t iguas orillas de la la­

g u n a , al pie de las sierras que l imitan la depresión por el E., y

especialmente en las excavaciones y pequeñas cuevas fraguadas

por la naturaleza en las areniscas de las zonas altas de las s ie ­

r ras Momia y extremo occidental de la de Zanona, que dan frente

al valle del Barbate.

Todas estas sierras son de arenisca silícea eocena, de color

grisáceo ó amari l lento y á veces l igeramente rojizo, ofreciendo

u n grado de coherencia m u y diverso. Esta roca la reputamos de

formación costera, y es en nuestra opinión los materiales de los

antiguos médanos de las costas del mar eoceno.

Este diverso grado de coherencia es el que ha producido las nu­

merosas cuevas, abrigos y templetes con arcadas numerosas y

ventanales i r regulares que tan pintoresco aspecto dan á las cons­

trucciones naturales á que nos referimos, excavadas á causa del

desgrane de las porciones incoherentes y persistencia de aquellas

partes más duras y coherentes de la roca.

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354 BOLETÍN DE "LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA

En estas grutas , en los sitios resguardados de la acción demo­

ledora de la intemperie, el hombre primitivo pintó con óxido rojo

de hierro, mezclado con una grasa animal , probablemente tuéta­

no , diversos signos, animales y figuras humanas , que nos dan á

conocer la civilización y costumbres de los españoles de la Edad

de Piedra.

La estación prehistórica del Tajo de las figuras.—El yacimiento

más importante por el número y variedad de las escenas repre­

sentadas es el conocido por Tajo de las figuras.

En el extremo S. de la Sierra Momia, donde es cortada por la

depresión transversal del arroyo Celemín, existe un tajo ó acan­

tilado cortado á pico y dando frente al S S W . Al pie del tajo, u n

talud de grandes peñascos llega hasta una pradera en donde exis­

ten unas cabanas de cabreros y al lado un bosquecillo y matorra l

donde brota al pie de la peña una fuentecilla de excelente agua .

En estos sitios acamparía el pueblo primitivo que pintó las cue­

vas del Tajo inmediato; las cabanas de los cabreros actuales guar ­

darán, seguramente , con las que habi tar ían los hombres de la

Edad de Piedra, 1 a lguna remembranza. No lejos de la entrada

del matorral , hacia la laguna, los fragmentos de silex tallados

abundan .

En la pared vertical del tajo se abre á una al tura de unos cinco

metros del suelo una cueva que .se hunde en la roca hasta una

profundidad de ocho, presentaudo un vestíbulo amplio y más

adentro un recinto de cuatro metros de profundidad por otros cua­

tro de ancho y dos y medio de alto. El piso de toda la cueva ofre­

ce una pendiente resbaladiza hacia el exterior de unos 35 grados,

lo cual hace la estancia en su interior peligrosa, de no llevar ca l ­

zado á propósito.

Una persona ágil puede subir á la cueva, afianzándose á tres

muescas talladas intencionadamente en u n resalto oblicuo del

muro .

Todas estas dificultades y la pequenez de la cueva excluyen la

idea de que haya servido de habi tación.

Los muros son de arenisca compacta, de color grisáceo, y todas

las paredes y techo del recinto interno están cubiertas de p in tu­

ras siluetadas, de color rojo, representando escenas de caza, g r u ­

pos de mujeres desnudas con tocado característico, hombres igual­

mente desnudos, con cubrecabezas ornados de cuernos y armados

de arcos, existiendo, entre otros, una pareja h u m a n a que sostiene

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DE H I S T O R I A N A T U R A L 353

en lo alto una línea curva que los cobija; estas figuras, aunque

de una gran tosquedad, acusan rasgos étnicos, de los que pueden

deducirse consecuencias interesantes .

Mezclados con las figuras h u m a n a s abundan los mamíferos, es ­

pecialmente ciervos, cabras monteses, toros, lobos y quizás caba­

llos. Las aves, que tan rar ís imas son en las cavernas con pintu­

ras, en ésta abundan en extremo; las zancudas y palmípedas son

numerosas , estando representadas a lgunas apareándose, otras en

el nido; se observan grupos volando, y otros, más numerosos , po­

sados ó andando. Fáci lmente se reconocen entre estas aves las

avutardas y las grul las , de las que hay enorme cantidad represen­

tadas, consti tuyendo el conjunto uno de los más complejos, por la

cantidad de figuras de la composición.

Ent re las p inturas se aprecia una , en la que hemos querido r e ­

conocer un lazo, a rma de caza no representada tan claramente ,

que sepamos, en las p in turas rupestres conocidas.

Se reconocen también signos y estilizaciones que deben cons i ­

derarse por este carácter y por el orden de superposición- que

guardan, respecto á otras figuras, como posteriores á las de hom­

bres y animales de que acabamos de hablar. .

No se aprecia en las p inturas de la cueva el realismo intenso

de los animales de la caverna de Altamira, y , desde luego, la fauna

figurada es distinta de la del Norte de España, faltando el bisonte,

el elefante y otros animales, guardando en este respecto más ana­

logía con los del Oriente y centro de la Península . Es esta d i ­

versidad de fauna, cuestión sobre la que aún no nos atrevemos á

dar opinión concreta, respecto á si deben interpretarse unas y

otras pinturas, las del Norte y Sur de la Península , como de edad

dist inta, ó es s implemente debido á que las faunas contemporáneas

en la región cantábrica y en el Sur de España se diferenciaron por

la presencia en una región y la falta en otra de algunos animales ,

del mismo modo que actualmente el oso y el rebeco, relat ivamente

abundantes en las Asturias y Cantabria , faltan en las zonas me­

ridionales. Cuestión es ésta que sólo un estudio detenido de los

yacimientos de industr ias y osamentas que hemos descubierto, y

en los que pensamos efectuar excavaciones, podrá poner en claro.

Las figuras de animales están en la mayor ía de los casos con

un comienzo de estilización que se traduce, entre otros efectos,

en la exageración de la longitud de las patas y del cuello, y en

los ciervos en la posición de los candiles dé l a s cornamentas.

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356 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA

En cambio, aunque siluetadas, las aves tienen bastante fuerza

realista; en las bandadas de avutardas andando se aprecia clara­

mente la disposición característica que guardan estas aves, reco­

nociéndose claramente también los rasgos característicos de las

grullas, ofreciendo una variedad de actitudes y movimientos que

revela en el artista un gran espíritu de observación y nada de

amaneramiento, como el que pintó los rumiantes.

La cueva de que tratamos puede considerarse como el monu­

mento nacional de la tribu que en sus cercanías acampaba, algo

así como los monumentos totémicos de los indios de la América

del Norte.

Fácilmente se aprecia que la cueva se decoró, teniendo en

cuenta los sencillos ideales de los hombres primitivos: la caza y

la reproducción, pues debe hacerse notar que el órgano mascu­

lino en hombres y animales siempre está bien aparente y de pro­

porciones exageradas. Ideas madres que , después dé todo, son

en su esencia las del hombre de todos tiempos y lugares, más ó

menos modificadas y disfrazadas por la civilización.

En el mismo peñón existen otros dos sitios con pinturas primi­

tivas. Dando un pequeño rodeo para salvar lo abrupto del tajo se

llega cerca de lo alto de éste á una concavidad natural, en donde

las acciones de la intemperie han labrado un bellísimo arco que

da entrada á un recinto descubierto, con otros dos á manera de

soportales laterales, en cuyas paredes están pintados, entre otros

signos y figuras, algunos ciervos y una pareja humana desnuda

disparando un arco.

En lo alto del cerro y coronando la cumbre existen tres bellísi­

mas construcciones naturales que semejan templetes perforados

por grandes ventanales y con arcadas caprichosas, templetes en

uno de los cuales destaca en rojo una cabra montes sobre el tono

blanquecino de la arenisca.

N o lejos del cerro se abre otra pequeña cueva, llamada del T e ­

soro, en la que existe, como única pintura, el s ímbolo que los

griegos y romanos colocaban en los campos como representación

de la fecundidad; simbolismo bien sencillo, y del que vemos aquí

su remoto origen ancestral: un falo en rojo se señala en el blanco

amarillento de la pared. En esta cueva, y posteriormente á mi re­

greso á Madrid, descubrió el Sr. Cabré un yacimiento con huesos

y pedernales, en el que tenemos esperanzas que las excavaciones

que efectuaremos nos proporcionen datos interesantes.

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D E H I S T O R I A N A T U R A L 357

Cuevas con pinturas rupestres de la Sierra Momia y de Zanona.

No sólo en su extremo S., sino todo á lo lago de la sierra Momia,

existen cuevas con p in turas . No haremos sino mencionarlas , sin

entrar á describir las figuras que contienen.

En los terrenos del cortijo de Luis Lázaro existe una cueva sin

nombre , con representaciones de toros y cabras monteses.

En la garganta de la sierra que h a y en los mismos terrenos del

mencionado cortijo se abre otra, en la que está pintado un caballo.

La cueva de Levante contiene puntuaciones en rojo.

F ina lmente , en la garganta del Cuervo existen cuatro cuevas

próximas , l lamadas de los ladrones, que tienen: una , representa­

ciones de manos y puntos en rojo; en otra hay algunos signos

neolíticos; en una tercera está pintado un animal indeterminado,

y en la cuarta animales con gran realismo y figuras h u m a n a s .

Eu la Sierra de Zanona, hacia la parte cercana á la l aguna , en

la garganta de la Mogea, existe la l lamada Cueva Ahumada , en

donde se ven p in turas representando mujeres, de dibujo estiliza­

do, composición que pudiera interpretarse como una danza fálica,

pues un dibujo que pudiera interpretarse como un .gran falo des­

taca en el centro de la composición pictórica.

E n la misma sierra, en la Laja de los hierros , existe una gran

composición neolítica de 25 metros de extensión con numerosas

estilizaciones grabadas profundamente en la roca.

Independientemente de las p inturas rupestres existen en u n a

pequeña loma cerca del camino de Casas-Viejas á Algeciras y so­

bre las tierras negras, g ran abundancia de pedernales tallados,

que levanta el arado los años que se labra el terreno, todo lo cual

indica una población muy numerosa en los contornos de la lagu­

na de la J anda , tan abundante en caza.

Consideraciones finales.—Aunque quizás p r ema tu ra s , y desde

luego m u y incompletas, haremos a lgunas consideraciones respec­

to al conjunto de los yacimientos para finalizar esta pr imera nota

provisional.

Caracterizan las p inturas rupestres de la l aguna de la J a n d a

las representaciones de aves y nidos.

Las estaciones prehistóricas de la cuenca del Barbate tienen

una gran importancia geográfica, por cuanto son las más m e r i ­

dionales de Europa, y permit i rán obtener datos para establecer

las relaciones étnicas y emigraciones de los pueblos primitivos de

Europa y de África.

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358 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA

Gomo fauna contemporánea de los puebles que pintaron las

cuevas descritas, están representados ciervos, toros, cabras mon-

tesas, caballos y lobos, y entre las aves, se distinguen claramente

la grulla, avutarda y diversas palmípedas.

La indumentaria de estos pueblos primitivos queda reducida en

las mujeres á un peinado en dos grandes ondas que caen á uno y

otro lado del cuello, y en los hombres á un cubrecabezas que sos­

tiene dos cuernos de cabra montes.

Sin embargo, la desnudez característica de las figuras humanas

de las cuevas de la Sierra Momia aparece velada en las mujeres

de dibujo estilizado, y probablemente más moderno de la Cueva

Ahumada, en la Sierra de Zanona, por un faldellín que recuerda,

teniendo en cuenta la estilización, el de las mujeres representadas

en el abrigo de Cogul .

De las composiciones pictóricas parece deducirse que los primi­

tivos ribereños de la laguna de la Janda tenían como preocupa­

ciones constantes y como ideas fundamentales que presidían sus

fiestas y todos sus actos, la caza y la reproducción. Las escenas

guerreras no .aparecen, lo cual parece indicar un pueblo de cos­

tumbres pacíficas.

Las pinturas rupestres que estamos estudiando nos llevan á es­

tablecer analogías con el arte del Norte, por la presencia de pun­

tuaciones y representaciones de manos tan características en Gar-

gas (Francia) y Altamira y Castillo (Cantabria). Algunas nos lle­

van á establecerlas, atendiendo al tamaño y técnica de las figuras,

con las pinturas rupestres de Calapatá y Cogul, lo cual nos hace

suponer posibles emigraciones que, si bien tenemos esbozadas, no

nos atrevemos á exponer sin un estudio más detenido de los ma­

teriales recolectados.

Por lo que se refiere á las pinturas más estilizadas, y por lo

tanto más modernas, que son las que más abundan, guardan

grandes analogías con las de Sierra Morena, lo cual parece indi­

car una gran extensión del pueblo que así pintaba hacia las re­

giones del centro de España.

Gomo se aprecia por lo dicho, las estaciones prehistóricas de las

inmediaciones de la laguna de la .Tanda son de un alto interés para

el estudio de las primeras páginas de la Historia de España, tan

obscuras y tan borrosas. En especial la cueva del Tajo de las figu­

ras es uno de los más interesantes monumentos que se han des­

cubierto de arte rupestre, estudio que, comenzado con intensidad

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DE H I S T O R I A N A T U R A L 359

hace pocos años, ha adquir ido rápidamente gran interés é impor­

tancia. España es el país en donde existen las más importantes

estaciones del arte primitivo, á la que viene á sumarse la que te­

nemos en estudio, pudiendo congratularnos que, gracias á. la fun­

dación de la «Comisión de investigaciones paleontológicas y pre­

históricas» y á la protección que dispensa á estos estudios la

«Jun ta para ampliación de estudios é investigaciones científicas»,

podamos los españoles colaborar con intensidad en el estudio de

las razas primit ivas y de los orígenes del pueblo español, estudio

hasta ahora hecho en nues t ra patria casi únicamente por Comi­

siones extranjeras.

El lago de San Martin de Castañeda

POE

J O S É T A B O A D A T U N D I D O R

( L á m i n a s VIH á x n i . )

Las bellezas del lago de San Martín de Castañeda y la h e r m o ­

sura de la región en que se asienta, hab ían llegado á mí en forma

tal que, más que impresiones de la realidad, parecíanme n a r r a ­

ciones de fantástica leyenda. Despertóse en mí ansia vivísima

de visitar el lago y hacer un estudio detenido del mismo, tanto

más cuanto que los datos y descripciones que de él tenía, pare ­

c íanme incompletos y deficientes.

Resolvime, pues, á emprender su estudio: no se me ocultaba

que para ello eran indispensables dos factores esencialísimos,

tiempo y material , y no disponía de lo uno ni de lo otro en la

abundancia necesaria. Adquir í , sin embargo, el mater ia l que

pude , procedente en su mayor ía de la Casa Negret t i & Zambra ,

de Londres , y provisto de él y en una semana, tiempo de que

escasamente dispuse y en el que he tenido que levantar el plano

del lago y hacer el relieve de su fondo con más de 50 sondajes,

realicé las observaciones que en las siguientes cuarti l las se con­

s ignan y que, si no consti tuyen un trabajo completo, podrán, sin

embargo, servir de base para otros estudios más amplios y que

arrojen luz plena sobre el conocimiento científico del lago y re­

gión que nos ocupa. Como por ahora no aspiro á más , conseguido

esto quedo satisfecho.