la deforestación. decapitando nuestro futuro
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La deforestación.
Decapitando nuestro futuro.
Ihiruye Rebolledo
C.I: 16656695
Introducción
Actualmente el planeta se ha manifestado de maneras que nunca antes
habíamos visto, por lo menos desde muchas generaciones atrás. Inundaciones,
incendios forestales masivos, tornados asesinos, olas de frío y olas de calor, que
hacen buena analogía de los infiernos míticos de la humanidad, son cada día
fenómenos más comunes de ver.
Anteriormente la opinión pública consideraba al calentamiento global como una
leyenda urbana, de esas muchas que nos implantan para condicionar nuestro
comportamiento. Pero hoy día es perceptible de manera tangible, con lo poco que se
ha calentado el planeta se ha desatado una ola de destrucción o de “auto-limpieza
radical” por parte del mismo.
Este cambio climático por el que está pasando el planeta, a diferencia de los
que algunos dicen, está íntimamente relacionado con el comportamiento humano.
Distintas evidencias muestran el efecto ambiental que causa la especie a su ambiente
natural y lamentablemente, no son de resultados alentadores.
Como una de las principales causas podemos nombrar a la deforestación, que
está causando estragos y desequilibrando al hábitat del planeta. Este problema ha
sido (aún con lo importante del tema) prácticamente ignorado por los gobiernos de
todo el mundo y el trato que ha tenido el mismo no ha sido el más adecuado o
simplemente está muy lejos de solucionar el problema. En el siguiente ensayo se trata
de explicar y describir de manera breve (o a modo de introducción) algunos aspectos
sobre esta problemática.
Definición y existencia
No habría mejor manera para comenzar este ensayo que definiendo el término
“deforestación” y analizando el por qué es un fenómeno que actualmente es de suma
preocupación, cuando irónicamente hace algunos años, pocos eran los que hablaban
sobre esto.
Para la definición del término comenzaremos desde el plano de la palabra en
sí: Podemos decir que la palabra forestal se refiere a los bosques y a todo lo referido a
ellos y en cuanto al prefijo presente (de_ o des_) denota la negatividad o una inversión
de la palabra. Es decir, al usar el término “deforestación” nos referimos al acto de la
desaparición o disminución de bosques en todas sus características (vegetación,
biodiversidad, recursos hídricos, etc.). Es importante resaltar que el término
deforestación es usado exclusivamente cuando la pérdida de bosques es causada por
el humano.
Algo importante a destacar es que la deforestación no es algo netamente
nuevo, desde que la agricultura tomó un papel importante en la humanidad, se ha
deforestado para permitir el paso del sol a las tierras y aunque hoy día se considera a
la deforestación como una amenaza para el planeta (debido a la poca sustentabilidad
económica y social causada por la misma, e incluso como una de las principales
causas del cambio climático) anteriormente era la forma ideal para la búsqueda de
desarrollo y considerada la manera más adecuada para la búsqueda de riquezas.
La falta de valoración (o quizás la desvalorización) de los bosques fue
seguramente la causa principal de la situación actual. No es una casualidad que los
primeros países que acabaron con sus recursos forestales son aquellos que
culturalmente tenían cuentos o leyendas donde se representaban los bosques como el
hogar de monstruos y lugar de desgracias (vampiros, hombres lobos, brujas, troles,
etc.). Es difícil determinar si estas ideas fueron infundadas por aquellos que promovían
la práctica de la deforestación o si simplemente estas historias del folklor europeo
desligaban cualquier interés por estos (los bosques) y así se permitía la aniquilación
de los mismos. Por otra parte, sería inocente pensar que solo en Europa hubo
tradición milenaria de deforestación, claro está que en Asia, desde hace miles de
años, ya era tradición.
En la actualidad se calcula que son unos 17 Millones de ha las que son
deforestadas al año, entre las cuales las áreas más afectadas son las de Sur y
Centroamérica, África Occidental y algunas regiones de Asia.
Hoy día, nuestras sociedades (a nivel global) parecen haber entendido la importancia
de nuestros bosques y selvas, las autoridades parecen haber escuchado el grito
apelando conciencia de los pueblos, pero aún falta mucha más de ésta conciencia ya
que este despertar protector de las reservas forestales parece chocar
contundentemente con intereses económicos que son sumamente poderosos y solo
ven en los bosques una fuente de riquezas mal canalizada y de alto riesgo para la
estabilidad mundial.
Descripción de problema (relación con el cambio climático) y sus alcances
globales
Ciertamente la deforestación es un coctel de problemas y todos en conjunto
parecemos arrear al mundo a un conflicto que abarca toda índole y amenaza con un
escenario que para muchos es de temer. Es importante destacar que cuando
hablamos del medio ambiente no existen aquellas acciones que puedan ser
consideradas insignificantes, el equilibrio de la naturaleza es de extrema complejidad y
es inocente pensar que hay acciones aisladas, pues su equilibrio es tal que en realidad
todo es uno y uno es todo. Hagamos un breve análisis sobre los ingredientes
principales de este coctel y veamos sus consecuencias y los posibles escenarios que
implican.
Podemos comenzar con el peligro que representa para los recursos hídricos,
en este aspecto resaltaremos varios casos que afectan a estos recursos y que
amenazan con el equilibrio de la vida.
El primer efecto que podemos destacar es la falta de evapotranspiración,
proceso mediante el cual grandes cantidades de agua se evaporan y regresan a la
atmósfera, donde esta se condensa y produce lluvias (fundamentales para conservar
la biodiversidad vegetal y animal del planeta) este proceso es vital ya que la mayor
causa de condensación del agua en la atmósfera se hace por este medio, algunos
científicos y expertos en la materia consideran que hasta un 70% del agua de la
atmósfera se condensa de esta manera. Cabe acotar que las hojas que se desprenden
de los árboles, al caer al suelo, se descomponen gracias a bacterias y demás
organismos (los cuales también necesitan agua para vivir) funcionando como abono
para el enriquecimiento de las tierras, así pues llegamos a la idea de que si las lluvias
cesan, los árboles y la vegetación menguarán su existencia, haciendo que los suelos
se erosionen y se desertifiquen. Son conocidos casos como el del desierto de
Harappan en Pakistán, donde anteriormente había grandes cantidades de bosques
pero a causa de la deforestación (ocasionada por la actividad ganadera), territorios
forestales que no habían sido deforestados murieron por la falta de lluvia, efecto que
se le atribuye a la carencia de evapotranspiración.
Otro problema fundamental relacionado con el agua es la falta de producción
de nubes. Como dijimos anteriormente, al haber un bajo nivel de evapotranspiración
se hacen escasas las nubes. Esto no solo significa lluvias insuficientes sino también se
traduce en una escasez de protección solar. Las nubes reflejan en gran medida la
radiación solar y solo la evapotranspiración produce más de un 2% de las nubes a
nivel mundial, en gran medida, la falta de nubes puede traducirse como una de las
principales causas del calentamiento global y ciertamente la producción de las mismas
podría desacelerar el proceso.
También, siguiendo con el tema hídrico, existe la problemática de la
destrucción de las cuencas. Los bosques son vitales para la producción de agua, ya
que en estos se retiene gran parte de la misma y por decirlo de alguna manera la
distribuyen (la hacen fluir poco a poco). Sin los bosques o selvas los ríos solo tendrían
afluencia durante las épocas de lluvia (ejemplo de esto lo pudimos ver el año pasado
en nuestro país –Venezuela- donde en la época seca los ríos bajaron tremendamente
su afluencia y como consecuencia las centrales hidroeléctricas perdieron su capacidad
de abastecer al país) y esto no solo significaría crisis sociales como la energética o
hasta de salud por falta de agua, sino también como una pérdida del líquido vital para
las partes bajas de los ríos. Para la tierra, la incapacidad para absorber el agua solo se
traduce en infertilidad y erosión, es decir, en bosques o selvas tropicales, la
disminución de lluvias en gran parte del año significaría la muerte rotunda de millones
de hectáreas de vegetación de todo tipo, además de entender que los sistemas
agrícolas tendrían el problema de buscar fuentes de agua en gran parte del año para
poder cultivar. La falta de vegetación boscosa o/y selvática no solo no retiene el agua
en los suelos, sino que los mismos se convierten en impermeables gracias a la
erosión, lo que con las lluvias se traduce en crecidas violentas de las cuencas
hídricas, inundaciones, deslaves de tierras y lodo, etc.
Fuera de los problemas hídricos podríamos mencionar al problema más
conocido y el más influyente en cuanto a cambio climático se refiere: El crecimiento
indiscriminado de los gases invernaderos, el más importante es el CO2 (dióxido de
carbono), y en este caso es causado por falta de plantas que lo transformen en O2
(oxígeno). Es bien conocido por todos que en el proceso de la fotosíntesis, las plantas
absorben CO2 y después de este proceso natural lo liberan como O2. Es decir, que las
plantas son un control natural para este gas (el cual es el de mayor emanación de los
gases invernaderos), se cree que hasta un quinto del exceso de carbono en la
atmósfera de debe a la deforestación. Aún no se tiene claro si el calentamiento
causado por el CO2 será continuo o si simplemente la opacidad de estos gases, por el
contrario, reflejará la luz solar de manera constante y devendría en un enfriamiento
global. Ambos puntos de vistas parecen haberse anulado el uno al otro y gracias a sus
polarizaciones en las predicciones han quedado estancados en un debate que no ha
logrado muchos cambios en cuanto a la prevención deliberada de la emanación de
dicho gas. Si bien aún no tenemos claro el resultado que causará la emisión
desenfrenada del monóxido de carbono en la atmósfera, si sabemos de seguro que
está causando un cambio en la misma y por tanto no es difícil pensar que quizás la
mejor acción es sembrar más árboles en vez de deforestar más.
Por último, en este punto, me gustaría resaltar la importancia que tienen los
bosques y selvas de manera simbólica. Las selvas y bosques son los lugares donde
se encuentra mayor variedad de biodiversidad, esto no solo los representa como hogar
de equilibrio biológico también se refiere a una importancia como epicentro de
investigación medicinal y científica en general. Tampoco estaría de más el mencionar
el valor que estos (bosques y selvas) representan en distintas culturas, la
biodiversidad de los mismos es patrimonio indiscutible para muchos. La pérdida de
bosques y selvas significaría indiscutiblemente la muerte de muchas formas de cultura.
Además se sabe que la capacidad de producción de alimentos sostenible es
mucho más efectiva en estos ecosistemas. Por ejemplo, organizaciones como
WeForest.org aseguran que un acre de bosque permacultural puede mantener
sosteniblemente a 10 personas, mientras que la misma medida (un acre) cultivada con
trigo podría mantener a menos de 5, además de requerir derivados del petróleo, agua
y pesticidas (muchos de ellos altamente contaminantes).
Cifras como estas nos revelan que la técnica de deforestación para un
desarrollo sostenible no es más que un mito muy dañino para la estabilidad y salud del
planeta.
Sus alcances globales
Se calcula que actualmente son deforestadas unas 17 millones de hectáreas al
año. La mayoría de la cual se realiza en América Latina, África y algunos sectores de
Asia. Se sabe que un tercio de la tierra continental en el planeta está poblada por
bosques y dos tercios de los mismos están concentrados en solo 10 países (Rusia,
EEUU, China, Brasil, India, Australia, Perú, Indonesia, República democrática del
Congo y Canadá). Podemos entender que este patrimonio forestal también está
amenazado por representar las tierras más adecuadas para la agricultura tradicional.
Podemos ver con facilidad como estos bosques son sumamente amenazados,
pues gracias al calentamiento global y la falta de pluviosidad, hoy día (7 de Agosto del
2010) está causando incendios masivos (sobre todo en Europa y Asia Occidental) y
aún con esfuerzos humanos y voluntad política están fuera de control y consumen a
cada día hectáreas de “bosques antiguos” que si bien son zonas que pueden ser
reforestadas, no retomarán tan fácilmente su equilibrio biológico o histórico. Para la
fecha de hoy, Europa es pionera en reforestación (si bien ha deforestado
prácticamente todos sus bosques -con acepción de Rusia- han hecho grandes
esfuerzos por mantener y reforestar el continente), pero contradictoriamente es una de
las zonas más afectadas y que sufre de las oleadas de calor más intensas y
conjuntamente incendios forestales más violentos.
Asia también nos demuestra con facilidad como se está viendo afectada por la
deforestación. Sería ingenuo pensar que el caos actual por el que está pasando
Pakistán (después de comentar el desastre del desierto del Harappan) es pura
casualidad, entre las décadas de los 90 y la primera década del 2000 (-10) Pakistán ha
perdido alrededor de 20% de sus reservas forestales y aún hoy en día pierden un
aproximado de 2% de áreas boscosas anualmente, sus resultados: inundaciones
como nunca antes, han dejado hasta el día de hoy, cerca de 20 millones de afectados
y aún se esperan más lluvias. Tampoco es extraño ver como en la actualidad miles
son las bajas humanas por los deslaves en china y tampoco es casualidad que la
misma lidere la carrera como país con más práctica comercial maderera (no solo como
asiática sino también a nivel global), siendo el segundo país con mayor demanda
maderera y el primer exportador de productos del mismo rubro, china ha visto en sus
bosques húmedos una fuente de riquezas (no sostenibles por supuesto),
recientemente Greenpeace publicó un artículo llamado “Sharing the blame” donde se
muestra la cara deforestadora de China y como su gobierno ignora la problemática,
bien por intereses económicos privados (corrupción) o por la búsqueda de
posicionarse cada día más como la gran potencia económica global. Indonesia
también es uno de los casos más preocupantes del Asia, ya que la tala ilegal es tan
devastadora que según informes del banco mundial, si sigue a la velocidad actual,
acabaran con los bosques húmedos en los próximos 4 años. Las cifras de los dos
últimos países se hace realmente preocupante cuando consideramos que están entre
los 10 países (como se mencionó anteriormente) que tienen dos tercios de las
reservas forestales que quedan en el planeta.
África representa un tercio de la deforestación global (4 millones ha al año).
La principal causa de esto es la búsqueda de terrenos fértiles para la agricultura.
Aunque la mayoría de los gobiernos de los países africanos han mostrado una
preocupación por el problema de la deforestación, África sigue siendo amenazada por
los intereses corporativos privados y la industria maderera no es la excepción. La
lucha por los recursos (diamantes, coltán, madera, oro, etc) no solo ha causado un
desastre social sino también ambiental, amenazando uno de los sectores con
diversidad ambiental más importante del planeta. Si bien podemos decir que de África
salen las iniciativas pro-forestales más influyentes a nivel mundial, el continente
representa una de las regiones con más reforestación en el planeta entero. Teniendo
una tasa tan alta para la “deforestación regulada”, la gran mayoría de los bosques
explotables (legalmente, claro está), son de reciente plantación y obviamente
iniciativas como “la muralla verde del Sahara” representan no solo un gesto
respetuoso con la naturaleza sino también una esperanza en cuanto a levantamiento
de conciencia global.
En cuanto a América del Norte podemos decir que aún EEUU y Canadá
siguen siendo unas de las grandes reservas de bosques del planeta. Un tercio de su
territorio está cubierto por las masas boscosas ya que debido a su clima y superficies
se convierte en un lugar adecuado para ese biosistema. En los primeros años de la
década (2000-2005) esta región solo contribuyó con un 2% de la deforestación global,
resalta que la mayor parte afectada fue en el norte de México para uso agrícola y
principalmente para extracción de recursos madereros. Se cree que los bosques del
Norte están seriamente amenazados, más que por la tala, por el calentamiento global
que está impulsando plagas (como el escarabajo de pino) cada vez más al norte,
causando daños irreversibles en estas áreas.
Por último podemos nombrar a Latinoamérica y el Caribe que representa un
22% aproximadamente de la masa de bosques del planeta. Siendo una de las áreas
más importantes en cuanto a selvas, es quizás el área con mayor peligro gracias a sus
riquezas minerales y naturales; y lo que eso representa en cuanto la ambición
económica actual. Desde la explotación minera (petróleo, gas, oro, piedras
semipreciosas, etc), hasta la búsqueda de espacio para la ganadería y la agricultura
(lo cual facilita el mercado negro de maderas) las riquezas suramericanas
irónicamente representan la mayor amenaza para sí misma. En el caso de
Centroamérica, vemos como la búsqueda de tierras para la producción ganadera
masiva (para satisfacer las necesidades de mercado norteamericanas), increíblemente
representaron la deforestación de cerca de un 70% de los bosques del sector. Brasil,
teniendo los mayores recursos forestales de Latinoamérica, es el país con mayor
territorio en deforestación, esto gracias a la necesidad de crecimiento económico y a
sus nuevos esfuerzos por producir etanol como energía alternativa. Es importante
destacar que aún cuando hay iniciativas de reforestar en el sector, el mayor peligro es
la destrucción de la biodiversidad y el riesgo que corre la cuenca del Amazonas, que
siendo la cuenca acuífera más grande del planeta, más allá de representar un sustento
hídrico esencial para sus diversos habitantes, también se presenta como el ultimo
pulmón del planeta que gracias a ser el gran filtro vegetal de mucho del dióxido de
carbono.
El problema en Venezuela
Actualmente Venezuela es uno de los países con mayor tasa de deforestación
de Latinoamérica. Según cifras del Ministerio de Ambiente, para finales de 1997 había
un promedio de 2.8% anual, lo que significa más de 1.3 millones de hectáreas
anuales. Esto, en caso de ser verdad, sería sumamente peligroso pues significaría que
Venezuela tiene unas de las tasas de deforestación más altas del mundo entero. Bien
es sabido, que en caso de mantenerse estas cifras, Venezuela iría en camino de
quedar hecha un desierto en los próximos 50 años.
La causa principal es la limpieza de terrenos para la creación de planicies con
el fin de criar ganado y producir agricultura. Esta problemática es prácticamente
incontrolable a causa de la anarquía legal, es decir la facilidad con que se logra
deforestar, vender cantidades descomunales de madera, y el asentamiento de
viviendas son solo algunas de las de las muchas comodidades que tienen aquellos
que trabajan de manera ilegal. Pero quizás la principal razón de esta problemática es
el hecho que, según la OCEI (Oficina Central de Estadísticas e Informática) el censo
agrícola de 1998 revelaba que un 75% de las tierras pertenecían a solo un 5% de
propietarios agrícolas, lo que se traduce en una situación que sale de las manos del
Estado. Actualmente hay una lucha por parte del Gobierno para la repartición de
manera “justa” de estas tierras, pero dicho proceso, además de no mostrar resultados
significativos en cuanto a la producción nacional y seguridad alimentaria se refiere, no
defiende de manera explícita los territorios forestales, obviamente estos terrenos
deberían tomar un papel que dependería de la participación de las comunidades y
teóricamente al sacarlo de las ambiciones privadas, pararía un poco el proceso
deforestador (si es que las comunidades comprenden el valor de los bosques).
Las consecuencias de la tradición deforestadora a nivel nacional las podemos
ver claramente a nuestro alrededor. La crisis energética que el país atravesó durante
el último año se debía a los bajos niveles en las cuencas de los ríos principales del
país, y al este depender un 75% (en cuanto a electricidad se refiere) de las energía
hídrica, las sequía hizo colapsar el sistema energético del país. Este bajo nivel se le
atribuyó al fenómeno del niño, pero sería irresponsable ignorar las inmensas tasas de
deforestación en las nacientes de estos ríos (Caroní, Amazonas, Caparo, etc).
El 80% de las reservas forestales del país se encuentran al sur de la cuenca
del Orinoco, la que rápidamente va desapareciendo y constantemente está siendo
degradada a causa de la explotación minera. También ha aparecido un gran interés
por parte del Gobierno en explotar la cuenca petrolífera del Orinoco, lo que aumenta el
riesgo de desastres naturales y muestra la mala gestión por parte del ejecutivo sobre
los temas de ambiente.
Una de las consecuencias más alarmantes es la pérdida acelerada de
biodiversidad. Venezuela se encuentra entre los primeros 8 países con más
biodiversidad del planeta, si consideramos que la mayor parte de esta biodiversidad se
encuentra en las selvas y bosques nos referimos a que hay un altísimo riesgo de
destruir un patrimonio natural perteneciente no solo a Venezuela sino al mundo entero.
Otra cifra alarmante, en el caso de deforestación en el país, es la cantidad de
emisión de dióxido de carbono por habitante. Sumando los altos niveles de
deforestación, la tradición consumista (a nivel energético) del país y el rápido
crecimiento de la población Venezuela, el país se ha convertido en uno, si no el mayor,
emisor de dióxido de carbono per cápita de toda América latina.
Indiscutiblemente la deforestación se ha convertido en una seria amenaza
ecológica y social en Venezuela. La dependencia del petróleo parece no solo haber
enceguecido la necesidad de diversificar la economía sino también la simbiosis con la
naturaleza, a nivel cultural y como forma de desarrollo sostenible.
Intentos internacionales y regionales de remediar el problema
Desde hace siglos (literalmente hablando), ya existía la preocupación por
generar un cambio en la utilización y explotación de las reservas forestales del planeta
en general. Fiel ejemplo de esto (además de adecuado por nuestra zona geográfica e
historia) es el decreto expedido por el libertador (Simón Bolívar), sobre “las reglas que
se han de observar para extraer maderas preciosas y de construcción de los
bosques”. En éste decreto (que no fue ni la única, ni la primera y tampoco la última
expresión de esfuerzo por proteger los bosques y respetar a la naturaleza por parte
de él) se intentaba velar por una explotación sostenible de los bosques y por la
preservación y protección de los mismos. Ya desde entonces había una preocupación
por el maltrato a estas reservas naturales.
Actualmente, no necesitamos más espíritu visionario para entender que los
bosques y las selvas son esenciales para la preservación de la viva en el planeta tal
cual la conocemos. Y aunque hoy más que nunca la deforestación en un tema de
importancia en la opinión pública, más que una alarma futurista es una de las
principales causas de una terrible enfermedad: El calentamiento global. Los síntomas
ya se pueden ver, tocar y es sumamente difícil esconder esta problemática.
El interés por frenar la deforestación ha tomado un puesto de alance global.
Desde ONGs hasta la ONU (mayor iniciativa de gobierno global) han tomado papel en
el tema y trabajan en tratar de conseguir una conciliación entre la cultura del consumo
(o llamada de una manera más agraciada la cultura en búsqueda del desarrollo) y
nuestro medio ambiente.
La iniciativa global más reciente es la “Colaboración REDD (Reducción de
Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques)”. Tomando en cuenta: -El
efecto ambiental que causa el crecimiento de emisión de dióxido de carbono en la
atmósfera y el efecto en el ambiente causado por el mismo; -El avance indiscriminado
de la deforestación y por tanto la disminución del filtro vegetal; -Que se considera a la
deforestación como una de las principales causas del crecimiento de Dióxido de
Carbono en la atmósfera y la progresiva preocupación que genera los efectos de este
gas en la misma (calentamiento global); se inspiro esta iniciativa (Colaboración REDD)
que desde el año 2007 ha estado promoviéndose en más de 50 países (desarrollados
o en vías de desarrollo ). El objetivo de esta iniciativa en donar más de 4 mil millones
de US$ para financiar la lucha contra la deforestación en los países en vía de
desarrollo, para así tratar de reducir las emisiones de Dióxido de Carbono en la
atmósfera, todo con la finalidad de frenar el calentamiento global.
Además de la iniciativa ya mencionada es bien sabido que en un plano
gubernamental (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático-
dependencia de la ONU-, Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible y otras)
las iniciativas y propuestas, si bien parecen invisibles, existen. Ahora de existir a ser
funcionales hay mucho trecho y no sería injusto decir que, lamentablemente, cuando
se trata de estas instituciones o iniciativas no se ven con facilidad los logros no-
burocráticos, es decir, si atacaran los problemas que les competan con la misma
eficiencia que montan su infraestructura, organizan las oficinas y decretan sus
proyecciones serían de tremenda utilidad.
En el caso de las Organizaciones No Gubernamentales podemos decir que son
quienes mantienen un trabajo de comunicación constante con la opinión pública, y sus
reportes y conclusiones parecen más realistas y contundentes que las publicadas por
los departamentos del “gobierno global”. Con facilidad podemos observar como
Greenpeace ha tomado un papel fundamental en la lucha por la preservación del
medioambiente, tanto que incluso mucho material que publican lo hacen con carácter
internacional y dirigido a organizaciones internacionales haciendo llamado mediante
sus cifras y estudios.
Iniciativas como el protocolo de Kioto han marcado el comienzo de una era
donde la naturaleza ha pasado a ser una prioridad no solo en un sentido ideal-
subjetivo sino también como un factor de conciencia sobre una necesidad de
supervivencia de la especie. Pero aún así lo países más contaminadores,
industrializados o simplemente aquellos que están en vías de desarrollo y que tienen a
los bosques como medios para un crecimiento económico no han cumplido con las
metas establecidas, usan métodos de compra de territorios forestales para suplantar
sus emisiones de CO2 o simplemente no se han anotado en la iniciativa.
En el caso venezolano, quizás por el reciente interés de la opinión pública o por
el obvio tremendo daño que ha sufrido el ecosistema de la nación, la deforestación ha
sido un problema que ha entrado en la agenda del gobierno actual. Acciones como el
crecimiento y capacitación de la Guardería Ambiental de la Guardia Nacional
Bolivariana, adscritos al Ministerio del Poder Popular del Ambiente, tienen como fin
proteger y patrullar de manera constante los bosques y selvas del país además de ser
la única entidad oficial con potestad de elaborar expedientes ambientales en el país;
desarrollar la legalidad del mercado del oro también es una buena idea, ya que la
mayoría del deterioro de las selvas amazónicas es por parte de los mineros ilegales, y
al hacer un esfuerzo de crear una explotación minera controlada (teóricamente) de
métodos con bajo impacto ambiental, ayudaría a una deforestación controlada (si es
que existe algún tipo; pero quizás la iniciativa más importante a nivel nacional es la de
promocionar la reforestación y la preservación de los bosques.
Quizás la crisis energética fue una dura lección para el gobierno venezolano y
de esta manera fue que pudo materializar la importancia de los bosques y las cuencas
que de estos depende. La pregunta sería: ¿es acaso el momento para comenzar un
lucha por preservar los bosques? ¿Estamos aún a tiempo para detener tal brutalidad
por nuestros propios medios?. La respuesta, aunque obvia, siempre se mantendrá
bajo el perfil de la especulación pues aún falta mucho por entender y estudiar, tanto de
los bosques como la relación que el humano mantiene con ellos (Ecología), sobre todo
en Latinoamérica y más aun en nuestro país Venezuela.
Conclusión
Formas de motivación como lo fue la adopción de árboles y arbustos a
comienzos del presente año son maneras muy efectivas para la educación forestal. Y
aunque ya existen espacios educativos para la discusión sobre el ambiente y más
específico sobre la deforestación como lo son el Congreso Nacional Ambiental, las
discusiones para propuestas de ley sobre el cuidado del ambiente y organización de
tierras, jornadas de reforestación en todo el país son maneras acertadas para generar
un ambiente de debate.
Debemos caer en cuenta de que no hay manera de parar este acto predador
sino mediante a la participación popular, masiva. Hacer que la gente participe en
detener la deforestación, presione al gobierno para políticas más efectivas contra este
problema, para que protejan sus bosques y demás reservas forestales y participen
reforestando hay que atacar de manera contundente la educación. Por otra parte debo
confesarme cansado y hasta algunas veces ofendido cuando me hablan sobre el
problema, con frustración, estadísticas pero sin ninguna propuesta concreta para
participar y ayudar en la solución.
Por medios de campañas y proyectos de participación directamente sociales
podremos frenar más efectivamente la deforestación. ¿Hasta cuándo nos quedaremos
planificando y discutiendo sobre la mejor manera de prevenir este desastre? Al
parecer cuando ya hayamos acabado con todo y extrañemos lo perdido.
Pues aquellos que no estemos conformes debemos levantarnos y hacer algo
más que simplemente declararnos preocupados, es necesario actuar ¡YA!.
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Noticias sobre la colaboración REDD:
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http://un-redd-amlatinaycaribe.ning.com/xn/detail/4546750:Note:765?
xg_source=activity
http://noticias.terra.com/noticias/
paises_colaboran_para_reducir_las_emisiones_de_la_deforestacion/
act2359090
