La cuchara de diamante

Nadie supo ni se preguntó cuándo y cómo había aparecido aquella cuchara de diamante, en una casa como esa, donde los platos destartalados fungían de utensilios. De lo que sí estaban seguros era que, aquel objeto extraño, pertenecería a partir de entonces al jefe del clan. Como objeto de gran valor, la cuchara era transferida de sucesor a sucesor, sin percatarse de que su posesión implicaba una muerte prematura del heredero.Mucho tiempo después de que el primer jefe recibiera la cuchara de manos de su padre, en el extenso laboratorio de la universidad, el último sucesor del clan, que había adquirido la cuchara, años atrás, apenas moría su padre, descubría por fin la causa de la muerte prematura: aquella cuchara no era diamante, sino boro. El alquimista que lo forjó, había obtenido la forma cristalina disolviendo boro en aluminio fundido y enfriándolo lentamente, mientras le daba forma de cuchara: un medio eficaz de exterminar de la faz de la tierra al clan Campbell.

[Del libro: El hombre que falseaba su historia y otras narraciones, ilustraciones de William Huasco]