la cruz de plazas. transformación urbana: guadalajara 1947-1959 fernando ruiz

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Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades División de Estudios Históricos y Humanos Departamento de Historia Licenciatura en Historia La Cruz de Plazas. Transformación Urbana: Guadalajara 1947-1959 TESIS que para obtener el grado de Licenciado en Historia presenta Fernando Ruiz Director de Tesis Fernando Mora Mora Guadalajara, Jalisco; Diciembre 2013

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La Cruz de Plazas representa uno de los proyectos más significativos de la Guadalajara moderna pues ha otorgado a esta ciudad uno de los espacios públicos más característicos de las ciudades mexicanas, único por su disposición, un original conjunto de plazas en forma de ―cruz latina‖, y relevante por su carácter, tanto por encontrarse en el corazón de la ciudad como por el hecho de ser disfrutable para sus habitantes y visitantes. En la siguiente investigación se introduce al lector en los temas concernientes a los procesos y políticas de urbanización que vivió la ciudad, obedeciendo a la iniciativa ―modernizadora‖ del Gobernador del Estado de Jalisco, Jesús González Gallo, y que en las primeras décadas del siglo XX desembocaron en la demolición de una enorme cantidad de patrimonio histórico y arquitectónico para dar sitio a la construcción de la Cruz de Plazas en torno a la Catedral de Guadalajara, proyecto diseñando en su mayoría por el Arq. Ignacio Díaz Morales; así mismo se analiza lo ocurrido durante su construcción al tiempo que se ofrecen descripciones gráficas y textuales de los edificios demolidos a su paso...

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Page 1: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

Universidad de Guadalajara

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades

División de Estudios Históricos y Humanos

Departamento de Historia

Licenciatura en Historia

La Cruz de Plazas. Transformación Urbana: Guadalajara 1947-1959

TESIS que para obtener el grado de

Licenciado en Historia presenta

Fernando Ruiz

Director de Tesis

Fernando Mora Mora

Guadalajara, Jalisco; Diciembre 2013

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Agradecimientos

Concluir esta licenciatura es una meta cumplida en mi

vida, pero culminarla con la presentación de esta tesis

es el esfuerzo que se materializa. Durante este arduo

proceso muchas personas me ofrecieron su apoyo, su

crítica, su opinión y su corrección; me acompañaron en

los momentos de crisis y felicidad.

Agradezco a mi director Mtro. Fernando Mora por

haber confiado en mí y por sus atinados consejos. A mi

tutora Luz María Pérez, por leer mi trabajo y asesorarme

durante su desarrollo. A la Mtra. Martha Alicia Villaseñor,

por ayudarme a elaborar el proyecto y que sin ser su

obligación estuvo pendiente de su avance hasta el último

día. A las profesoras Sofía Mendoza y Leticia Ruano por

sus observaciones durante los cursos de redacción. A la

profesora Gabriela Ruiz por introducirme a las fuentes

documentales. Al Dr. David Carbajal por alentar mi

investigación.

A mi increíble madre Margarita Santana y mi

padre José Ruiz que me han dado todo sin pedir nada a

cambio, infinitas gracias. A mis creativos hermanos

Alberto, Katia, Sergio y Adrianne. Gracias familia por

acompañarme de forma incondicional y entender mis

ausencias y malos momentos.

Gracias también queridos compañeros y próximos

historiadores, que me apoyaron bastante y me

permitieron entrar en su vida durante estos cuatro años

de convivir dentro y fuera del salón de clase, por esas

amenas horas de charlas que quisiéramos fueran

interminables; Octavio Ávila, Eduardo Camacho, Marina

Reyes, Susana Sedano. A mis amigos que siempre han

estado presentes en los momentos cruciales de mi vida y

me han tendido la mano en las tragedias y que a su vez

me han brindado experiencias inolvidables que me

enseñaron a valorar aún más la vida. Gracias Thania

Aguayo, Martín Macías, Michelle Torres, Matthew

Rodríguez, Rubén Zataráin, Michael Bück, Juan

Camacho; y gracias a todos mis demás amigos que

saben forman parte de lo que soy. Gracias a todos.

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Índice Introducción ........................................................................................................................................................................... 1

Capítulo 1

Guadalajara: Proceso de urbanización y crecimiento demográfico. .................................................................................... 13

El Proceso de Urbanización ............................................................................................................................................. 14

Capítulo 2

Las políticas de urbanización de González Gallo y el Proyecto de la Cruz de Plazas. ....................................................... 34

Las políticas de urbanización de Jesús González Gallo .................................................................................................. 35

El modelo de sustitución de importaciones .................................................................................................................. 35

Las políticas de urbanización en los informes de gobierno. ......................................................................................... 37

El Proyecto de la Cruz de Plazas ..................................................................................................................................... 41

Capítulo 3

La Plaza de la Liberación .................................................................................................................................................... 52

El proceso de construcción .......................................................................................................................................... 55

La Plaza de la Liberación Ayer ........................................................................................................................................ 59

El Teatro Degollado ...................................................................................................................................................... 70

El Palacio Cañedo ........................................................................................................................................................ 72

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Capítulo 4

La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres ............................................................................................................................... 88

El proceso de construcción .......................................................................................................................................... 90

La Rotonda ayer .............................................................................................................................................................. 92

El Templo de la Soledad y su plazuela ......................................................................................................................... 92

Edificio de Correos ....................................................................................................................................................... 99

Capítulo 5

La Plaza Guadalajara ........................................................................................................................................................ 106

El proceso de construcción ........................................................................................................................................ 108

La Plaza Guadalajara Ayer ............................................................................................................................................ 111

El cine Lux .................................................................................................................................................................. 119

Palacio Episcopal y Casa de la Moneda .................................................................................................................... 122

Conclusiones ..................................................................................................................................................................... 129

Fuentes Documentales ...................................................................................................................................................... 135

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1

Introducción

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2

La Cruz de Plazas representa uno de los proyectos más

significativos de la Guadalajara moderna pues ha

otorgado a esta ciudad uno de los espacios públicos más

característicos de las ciudades mexicanas, único por su

disposición, un original conjunto de plazas en forma de

―cruz latina‖, y relevante por su carácter, tanto por

encontrarse en el corazón de la ciudad como por el

hecho de ser disfrutable para sus habitantes y visitantes.

En la siguiente investigación se introduce al lector

en los temas concernientes a los procesos y políticas de

urbanización que vivió la ciudad, obedeciendo a la

iniciativa ―modernizadora‖ del Gobernador del Estado de

Jalisco, Jesús González Gallo, y que en las primeras

décadas del siglo XX desembocaron en la demolición de

una enorme cantidad de patrimonio histórico y

arquitectónico para dar sitio a la construcción de la Cruz

de Plazas en torno a la Catedral de Guadalajara,

proyecto diseñando en su mayoría por el Arq. Ignacio

Díaz Morales; así mismo se analiza lo ocurrido durante

su construcción al tiempo que se ofrecen descripciones

gráficas y textuales de los edificios demolidos a su paso,

además se abordan estos propósitos desde las

dimensiones, histórica, urbana, política y social.

La motivación para la realización de este proyecto

de investigación deriva de la observación y la estancia en

este espacio de la ciudad, que a lo largo de esta vida me

ha asombrado con los planos que nos ofrece de los

edificios que lo acordonan y de la gente que lo visita. Sin

embargo en algún momento llegó el rumor de que estas

plazas, que calzan muy bien en este espacio, no siempre

estuvieron ahí, y que en su actual planta alguna vez

existieron edificaciones; resaltándose siempre la

existencia de un palacio y viejas casonas. Al paso del

tiempo el conocimiento sobre lo que antecedió a las

plazas se fue agrandando y el interés sobre el tema

creció a la par. Ya no solo se conocía de un palacio y

casonas; ahora se añadían un templo, un cine, dos

palacios más y todo un cumulo de historia y tradición

arquitectónica. No se pudo entonces encontrar mejor

tema para redactar una tesis que el que la presente

investigación expone, pues la intriga y la curiosidad

generada por este fenómeno requería de una

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3

satisfacción más profunda, a su vez buscando satisfacer

la curiosidad de aquellas personas que vivieron la misma

experiencia.

El primer capítulo hace referencia de manera

breve al proceso de urbanización y crecimiento

demográfico que vivió la localidad de Guadalajara desde

el momento de su fundación definitiva en 1542 hasta la

década de 1970; año en que la urbe superó el millón de

habitantes, otorgando una perspectiva de tiempo largo

sobre el desarrollo de la ciudad. Se retoman aspectos

como el crecimiento espacial de la ciudad, la

deformación de la trama urbana, así como el aumento de

población; además se consideran posturas ideológicas

como la de ―modernización urbana‖ y sucesos de la

época que influyeron de manera directa en el futuro de

ésta población. Este capítulo ofrece información de

carácter demográfico obtenida del archivo del INEGI para

dar nota del crecimiento que experimentó la ciudad y

como al acercarse a los años que esta investigación

rescata (1947-1959), se observa un considerable

aumento poblacional, a su vez se contrasta esta

información con la de diferentes autores como Eduardo

López Moreno en su texto ―La Cuadrícula” y Daniel

Vázquez con, Guadalajara: Ensayos de interpretación.

De la misma manera ofrece mapas que acorde a los

diferentes censos poblacionales demuestran el

crecimiento urbano de la ciudad, en donde se observan

transformaciones en su fisonomía a través de los siglos y

que al llegar a los años en cuestión y a la par de la

población su crecimiento se desborda. Es en este

momento cuando en Guadalajara se comienza a tener

más conciencia sobre el modelo de urbanización, dando

paso a la aparición de la Junta General de Urbanización

y Planeación del Estado de Jalisco, que en la ciudad

actuó bajo los estándares de modernidad de la época. Al

final del capítulo se adjunta una tabla de crecimiento

poblacional apoyada con un mapa que expone el

crecimiento espacial de la ciudad.

El segundo capítulo nos introduce al proceso de

adaptación al modelo económico de ―sustitución de

importaciones‖ que se vive en todo el país y en la misma

Guadalajara. Continuando en el siguiente apartado se

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analizan las políticas de urbanización del gobernador

Jesús González Gallo entre los años 1947-1953, que

favorecieron la adaptación al nuevo modelo económico,

el cual modificó enormemente la fisonomía de la ciudad.

Posteriormente se habla en términos generales de los

inicios y sucesos relevantes que desembocaron en la

puesta en marcha del proyecto de la Cruz de Plazas,

entre los años de 1947-1959, liderado por el arquitecto

Ignacio Díaz Morales con el apoyo del gobernador del

estado. De esta manera la información que ofrece el

capítulo resulta importante pues es la adaptación al

nuevo modelo económico de sustitución y las

mencionadas políticas urbanizadoras las que

modificarían en gran medida la trama urbana de

Guadalajara, y en donde se buscó favorecer al sector

comercial, social y religioso, generando en la Cruz de

Plazas una representación tangible de la ideología

económica, política y religiosa de la época. Para tal fin en

este apartado se recupera la explicación por parte de

Cristina Sánchez del Real, se ofrece un análisis de las

políticas urbanizadoras de González Gallo localizadas en

los informes de gobierno, se expone y analiza

hemerografía y además la entrevista que Fernando

González Gortázar realiza a Díaz Morales, de donde se

logra extraer información que plantea la perspectiva que

él mismo tenía sobre la construcción de dicho proyecto y

su interés por el futuro urbanístico de Guadalajara.

En los tres capítulos siguientes se hace referencia

a las partes que conforman el proyecto de la Cruz de

Plazas: Plaza de la Liberación, la Rotonda de los

Jaliscienses Ilustres y Plaza Guadalajara. En cada uno

se hace una descripción del proyecto como es en la

actualidad, observando el proceso de construcción de las

plazas con toda la problemática que se presentó y la

participación y resistencias de los diferentes actores,

concluyendo con una detallada descripción de los

edificios demolidos. Estos capítulos finales permiten un

acercamiento más puntual y particular de cada una de

las partes de este proyecto que constituyen un ejemplo

de la modernización urbana que experimentó el centro de

Guadalajara pero que se expandió por diferentes

ciudades del estado. Se logra diferenciar el proceso que

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vivió cada plaza durante su construcción, pues en dos de

ellas, Liberación y Guadalajara, se presentaron debates

entre la sociedad, que retrasaron el proyecto; mientras

que para la Rotonda se localizó poca información

concerniente a algún contratiempo relacionado con los

desacuerdos de la sociedad. Este proceso se ilustra con

artículos periodísticos de la época que nos ofrece la

hemeroteca de El Informador y fotografías en su mayoría

extraídas del archivo del Consejo de Planeación Urbana

(COPLAUR, 2013), y del Archivo Histórico del Estado de

Jalisco, documentos que evidencian la transformación de

estos espacios. Descripciones de Ramiro Villaseñor y

Villaseñor y algunas del Presbítero José T. Laris sobre

los edificios ahora demolidos. Otros documentos que

completan el rompecabezas histórico son las

descripciones y defensas de José Cornejo Franco, Javier

Hernández Larrañaga y la investigación de Adriana Ruiz

Razura sobre el Palacio Cañedo.

Fuera de esta investigación se dejó a la Plaza de

Armas, pues su construcción quedó establecida desde

tiempos de la colonia y las transformaciones más

importantes de esta ocurrieron en el siglo XIX y principios

del XX (Garcia Oropeza, 1980). Sin embargo es

importante mencionar que está plaza fue uno de los

espacios más vivos y dinámicos de la ciudad: ―[…] Era

asiento de activo comercio que buscaba lugar y sombra

en los portales que la rodeaban donde se vendían, entre

otras cosas, las frutas de la tierra […] a corta distancia de

la plaza mayor encontraban los vecinos no sólo los

alimentos terrestres sino ―el pasto espiritual‖ […]‖ (Garcia

Oropeza, 1980). La Plaza de Armas forma hoy el brazo

sur de la Cruz de Plazas, sirviendo como la base para la

proyección de dicha cruz. Mantiene su importancia en

este conjunto pues funge como atrio para el Palacio de

Gobierno, además se ser la única plaza que está

conectada a Catedral sin interrupción de calle; sobre su

planta se presentan ocasionalmente manifestantes y en

su kiosco todas los martes con su fiel público: la Banda

Municipal de Música de la ciudad de Guadalajara,

amenizando las noches de la ciudad.

La metodología utilizada para la realización de la

presente investigación se pensó en función de responder

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el cómo se manifestó el intenso proceso de urbanización

ocurrido a partir de la década de 1940-1950 en

Guadalajara. El análisis se particularizó en las

transformaciones ocurridas en las inmediaciones de la

Catedral de esta ciudad, para lo cual fue necesario el

análisis de diversas fuentes: mapas, planos, fotografías y

diferentes textos; de los cuales algunos hacen

referencias directas al proyecto de la Cruz de Plazas,

algunos más nos ofrecen una visión del pasado, de las

políticas de urbanización y del pensamiento de la

sociedad contemporánea. Confrontando y analizando

todos los anteriores, se obtiene como resultado una

explicación sobre la demolición de los edificios que en

esta zona existieron; a su vez se vuelven importantes y

cobran protagonismo las fuentes fotográficas ya que

permiten elaborar una mejor perspectiva del proyecto en

su totalidad y de algunos de los edificios demolidos.

El valor de esta investigación radica en la

importancia de observar y comprender la evolución de la

ciudad de Guadalajara, reconociendo a las urbes como

entes vivientes en las que los cambios son ineludibles.

Del mismo modo esta investigación cobra

originalidad al presentar un texto donde se habla a

detalle del desarrollo y las implicaciones de la puesta en

obra del proyecto de dichas plazas.

El objetivo de esta tesis es analizar las

transformaciones urbanas que ocurrieron en el primer

cuadro de la ciudad de Guadalajara en el periodo de los

años 1947-1959 durante la construcción de la Cruz de

Plazas; las razones por la que tuvieron que ser

demolidos algunos edificios de valor arquitectónico;

además de realizar un rescate visual de las edificaciones,

conocer cómo las políticas de modernización urbana de

González Gallo influyeron en la transformación del

panorama urbano, así como conocer el debate que tuvo

lugar entre la sociedad. Del mismo modo el aporte que

esta investigación histórica realiza, está enfocado en la

tarea de entregar un texto que se refiera meramente al

proyecto de la Cruz de Plazas, haciendo uso de

fotografías y descripciones de los momentos y edificios

que se mencionan, para así brindar un panorama más

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integral de este intenso proceso de modernización

urbana.

Algunos conceptos cobran protagonismo tales como el

de urbanismo, modernización y espacio público, cruciales

para comprender en amplitud sus motivaciones:

Urbanismo, en su definición real es el estudio y

planeación de las ciudades y de las regiones donde

estas se asientan. (Ducci, 1989, p. 9) Una definición

disciplinar de urbanismo explica que; la ciudad es uno de

los productos más extraordinarios que ha creado la

humanidad, por definición es multifuncional, concentra la

diversidad y está en permanente construcción-

reconstrucción, porque nunca se acaba; se trata de un

―producto social‖ en proceso de cambio constante que

tiene historia. (Carrión, 2001) El surgimiento de

diferentes y más complejas definiciones de urbanismo

radica en la complejidad de explicar el fenómeno de la

ciudad. En la definición operacional los procesos de

urbanización más intensos y realmente visibles en la

ciudad de Guadalajara se originaron en los años 40,

mediante la ampliación de calles y generación de

espacios públicos, entendiéndose que el urbanismo tiene

como fin la modelación y remodelación de las ciudades,

por lo cual es el estudio de las ciudades enfocado a

lograr el diseño del ámbito espacial donde se

desenvuelven las actividades sociales del hombre.

(Carrión, 2001 p. 9) Es necesario comprender que el

urbanista proyecta a nivel del interés colectivo dejando

de lado la individualidad, donde este interés colectivo o

comunal, que es la ciudad, es cambiante lo que

representa desafios constantes en su ejercicio. Para ello

el urbanismo se apoya en diversas disciplinas como la

geografía, topografía, biología, economía, demografía,

sociología, ingeniería, arquitectura, etc. El urbanismo es

una disciplina que está en proceso de constante

construcción y recontrucción para adaptarse a las

necesidades de un mundo cambiante.

El proceso de urbanización que vivieron las

ciudades se hace más intenso a partir de la segunda

postguerra, cuando se da inicio a esta nueva lógica de

urbanización en América Latina, basada en la

periferización y metropolización, propios del modelo

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económico de la sustitución de importaciones y del

estado de bienestar; sobre esto se puede decir que la

ciudad latinoamericana tiene la cualidad de ser joven

pero con vejez prematura. Joven por cuanto su desarrollo

se produce sólo a partir de la segunda mitad del siglo

pasado, pero en condiciones de pobreza extrema; lo cual

exige su mantenimiento, reposición y renovación

constantes. (Carrión, 2001)

En lo que a esta investigación respecta se analiza

el fenómeno que ocurre durante la primera mitad del

siglo XX, donde se registró un cambio drástico en la

dinámica urbana de Guadalajara, debido a los procesos

migratorios que aumentaron la población que

demandaba suelo y servicios urbanos, ello repercutió en

una extensión de las vías de comunicación y en la

creación de nuevos espacios públicos.

Otro concepto fundamental es el de

Modernización, por el cual se entiende es la aplicación

de las tecnologías en cada una de las partes que

conforman la sociedad, para de esta manera mejorar y

hacer más eficaz su desarrollo y funcionamiento. La

modernización tuvo influencia en la arquitectura, la

pintura, la música etc., pero también presentó fuertes

repercusiones en las ideologías políticas y de desarrollo

económico así como en el urbanismo. El concepto de

modernidad urbana aparece en las primeras décadas del

siglo XX apoyado en el ideal de crear ciudades más

eficientes, organizadas y racionales. A causa de esto se

generó un grupo de teóricos de la ―modernidad urbana‖,

con un ímpetu de revolución y aspiración de progreso,

que pronto se vio enfrentado a contradicciones políticas y

sociales, y en algún punto a mediados del siglo XX la

modernización urbana en Guadalajara sólo se vio

relacionada con la apertura de calles, dejando atrás su

verdadera esencia como planificadora de ciudades

diseñadas para otorgar mejor calidad de vida.

De esta manera se introdujo la modernidad

urbana, donde se implementaron proyectos para hacer a

las ciudades más competitivas y capaces, tanto de

responder a las necesidades sociales y globales así

como de impulsar la explotación de sus recursos en pos

del beneficio económico.

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El proyecto modernizador que se analiza, resultó

ser uno de los que más carácter le otorgó a la ciudad de

Guadalajara: La Cruz de Plazas que ha dejado un legado

cultural, resaltando por su valor como espacio público

para el continuo desarrollo del quehacer comercial y

cultural; sin dejar de lado lo obvio de su significación,

pues cabe mencionarse que la religiosidad y más en

específico la catolicidad de los tapatíos, intervino en la

conformación del diseño en forma de ―cruz latina‖ de

dichas plazas, otorgándole a la Catedral un lugar pródigo

en su corazón y a Guadalajara un constante recuerdo de

ciudad ―santa‖.

El siguiente concepto a tratar es el de espacio

público, concepto que resulta difícil definir, pues existen

varias vertientes; una de ellas habla desde el punto de

vista de las corrientes del urbanismo moderno, donde se

hace referencia exclusiva a un lugar físico (espacio) que

tiene una modalidad de gestión o de propiedad (pública).

Una segunda concepción, predominantemente jurídica y

bastante difundida, es aquella que proviene del concepto

de propiedad y apropiación del espacio. En ella se

distingue entre espacio vacío y espacio construido,

espacio individual y espacio colectivo, lo que conduce a

la formación del espacio privado en oposición al espacio

público. Una tercera concepción, más filosófica, señala

que los espacios públicos son un conjunto de nodos —

aislados o conexos— donde paulatinamente se

desvanece la individualidad y, por tanto, se coarta la

libertad (Carrión, 2007 p. 80). Según María Ana Portal,

Sabatier comparte el mismo concepto que Carrión pues

no habla que ya desde la sociedad grecorromana lo

―público‖ se identificó con la organización política estatal

y lo ―privado‖ todo lo que queda fuera de esto y concierne

a los demas sujetos, así mismo Sabatier, nos habla de

que a mediados del siglo XIX ocurre una mutación en el

concepto, donde se buca motivar que lo público tenga un

uso para todos, utilizando como garantia al estado

(Portal, s.f.).

La función del espacio público puede verse

modificada a través de la historia pues originalmente

puede cumplir, por ejemplo, una función mercantil (los

grandes mercados indios llamados tianguis),

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10

posteriormente asumir un rol político (ágora) y luego

predominantemente estética (monumento) (Carrión, 2007

p. 81).

Los elementos del espacio público se constituyen

en articuladores y facilitadores de las relaciones sociales,

las funciones y actividades del ciudadano, de tal manera

que se responda a las necesidades primarias de

circulación, recreación, encuentro y disfrute, es a la vez

eje estructurante de la ciudad y la ciudadanía, y en su

manifestación física, así como un factor determinante de

la calidad de vida de la población. Así mismo el espacio

público facilita y soporta la producción económica, la

competitividad y la movilidad de una población,

permitiendo la comunicación interna de la ciudad y de

ésta con la región (Borja, 2000).

El espacio público cobra importancia debido a su

función para formar ciudades pues es en ellos donde se

produce la integración e interacción social. Las calles,

plazas, parques, monumentos, edificios, etc., que

conforman el espacio público han adquirido un peso más

significativo a la hora de poner en marcha nuevos

desarrollos urbanos y en la transformación de los ya

existentes, así como en diversas investigaciones

incluyendo la presente tesis donde se analizarán las

diferentes plazas que conforman el proyecto de la Cruz

de Plazas, y como dice Guillermo García Oropeza: ―Las

plazas y jardines son la otra mitad de las ciudades. Por

estar hechas de aire, como quería el poeta, tendemos a

olvidarnos de ellas y las guías dan usualmente noticia de

los edificios sólidos y tangibles y descuidan esos vacíos,

esos huecos espaciales con los cuales también se

construye la ciudad del hombre.‖ (Garcia Oropeza,

1980,s.p.)

María Ana Portal maneja en su texto tres tipos de

espacio público; el primero, la ―plaza pública‖ que se trata

como el espacio público tradicional, el segundo hace

referencia a las calles y sus diferentes usos, y un tercero

que se contrapone a los anteriores son las nuevas plazas

comerciales, que tienen como característica ser espacios

privados pero de uso público. En lo que a esta

investigación respecta tratamos a la Cruz de Plazas con

el concepto de espacio público tradicional o ―clásico‖ que

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11

nos dice que: ―puede o no tener connotación histórica,

(plaza cívica). El interés por este tipo de lugar público se

articula al concepto de historia, al de identidad local, a la

defensa o no del patrimonio frente a los nuevos usos

cotidianos y comerciales que se desarrollan en ella, a

prácticas ciudadanas y a las formas de interacción social

y de pertenencia que allí se construyen (Portal, s.f., pág.

10). La Cruz de Plazas sin tener una carrera histórica

larga, conforma ahora parte de la identidad local, que si

bien no hizo justicia a la conservación del patrimonio, si

propicio nuevas formas de comercio y de interacción

social en Guadalajara.

Se tiene entonces como hipótesis que: el

desarrollo del proyecto la Cruz de Plazas radicó en las

necesidades ocasionadas por el crecimiento demográfico

y económico, las políticas de modernización urbana,

además de un realce en la estética de los edificios del

primer cuadro de la ciudad. Esto motivó que una

sociedad ―conservadora‖ se abriera al progreso, pese a

que ello implicaba la demolición de edificios y la

reorganización de los espacios en el corazón mismo de

la urbe, sin embargo cabe destacar que este ―progreso‖

no mermo de todo el conservadurismo, prueba de ello es

la misma ―Cruz‖ de Plazas. Detectar las motivaciones y

los argumentos por un lado y las resistencias e inercias

por otros, es relevante en el sentido de identificar los

actores y sectores que participaron en la propuesta y

ejecución de un proyecto de re-urbanización que ha

llegado como legado hasta la actualidad, no sin haber

demolido y reconstruido sobre los escombros de otro

pasado más remoto.

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Capítulo 1

Guadalajara: Proceso de urbanización y crecimiento demográfico.

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El Proceso de Urbanización

En 1542, Guadalajara se fundó y asentó definitivamente en el Valle de

Atemajac; ya desde esos tiempos la ciudad prestó interés en mantener

una traza ordenada a manera de tablero de ajedrez o cuadrícula, pues

por decreto real su crecimiento se perfiló de esta manera. Lo anterior

no presentó grandes conflictos pues el terreno, un valle extenso sin

muchos accidentes topográficos, ofreció condiciones favorables para

este tipo de desarrollo. Conforme la ciudad crecía las condiciones

arquitectónicas y de infraestructura cambiaban a través de los siglos; la

trama de la ciudad sufre modificaciones en su estructura, y a finales del

siglo XIX aparecieron el ferrocarril, y el tranvía de mulitas. Para el siglo

XX el tranvía eléctrico, el automóvil, y el autobús, generando nuevos

requerimientos que ejercerían presión y problemas sobre la planta

urbana de esta antigua ciudad.

Las primeras disposiciones urbanísticas, concentradas en la

cédula de Felipe II, publicadas en 1573 muestran el conocimiento de la

monarquía española cuando se habla de estructurar ciudades (López,

2001, pág. 21). La ciudad de Guadalajara se perfiló a manera

de tablero cuadriculado, sus calles con orientación norte-sur,

Fig. 1 Plano de Guadalajara y pueblos de indios, 1595 (INEGI, 2013). Al centro la ciudad española, en la parte inferior izquierda Mexicaltzingo y a su derecha Analco, de sur a norte corre el río San Juan de Dios.

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oriente-poniente y con espacios destinados para la plaza, la iglesia y

las autoridades civiles como punto central, organizando y jerarquizando

el espacio partiendo del centro a la periferia. Se observa entonces que

los edificios representantes de los principales poderes como: la

Catedral, las Casas Consistoriales y la Audiencia, se encuentran

ubicados en las inmediaciones de la plaza principal; después de éstos

estaban las casas de las familias adineradas y posteriormente en sus

límites las casas de las menos acaudaladas. Esta disposición

perduraría en la ciudad a través de los siglos (Fig. 2).

Desde el momento de la fundación de la ciudad existió uno de

los primeros espacios destinado para fines públicos, la Plazuela de San

Agustín (INEGI, 2013), actualmente se ubicaría sobre la planta de la

Plaza Fundadores a espaldas del Teatro Degollado, y fue la primer

plaza central de la ciudad, sin embargo años después se optó por

cambiarla a la ubicación que actualmente tiene la Plaza de Armas.

En las inmediaciones de la ciudad, ubicadas a cierta distancia y

rodeándola se localizaban tres pueblos de indios: Analco,

Mexicaltzingo y Mezquitán; estos pueblos no tenían una distribución

tan ordenada como la de la ciudad, de este modo se denotaba una

diferenciación entre la ciudad española y los pueblos de indios que

contaban con normas de urbanización menos estrictas (Fig. 3).

Fig. 2 Plano de Guadalajara del Siglo XVI. Reconstrucción basada en descripciones (López, 2001).

Page 23: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

16

Se puede decir que este intento de planificación de la ciudad de

Guadalajara y en general de las ciudades coloniales en Latinoamérica,

que ponía énfasis en la racionalización de normas urbanas, tuvo sus

orígenes en los ideales del Renacimiento, por otro lado se hacía

evidente la oportunidad observada por los europeos de ensayar estos

nuevos modos de organización social en terrenos vírgenes (Vázquez,

1989, pág. 31).

En 1560 Guadalajara contaba con una extensión aproximada de

80 hectáreas, en las que habitaban las 63 familias o vecinos que en

1542 fundaron la ciudad (López, 2001, pág. 23). Estas hectáreas

estaban divididas en manzanas y a su vez se dividían en solares, que

eran los terrenos delimitados sobre los cuales se construían las

viviendas. A los alrededores de estas primeras manzanas se

ubicaban los ejidos que ya desde este momento se perfilaron para el

uso común y posteriormente con fines de urbanización.

Para el año de 1606 Mota y Escobar dice que; ―Las calles son

anchas y derechas, todas a un nivel, y tiene once que corren de norte a

sur, y diez de oriente a poniente‖ (Vázquez, 1989, pág. 29), la ciudad

conformaba casi un cuadrado perfecto, y partiendo del número de

calles en ambos sentidos se tenía una cantidad de 110 manzanas en

las que habitaban 173 vecinos o aproximadamente 2 500 personas,

Fig. 3 Plano de Guadalajara y pueblos de indios. Reconstrucción de las condiciones geográficas del siglo XVI (Mendoza, 2005).

Page 24: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

17

además hay que tomar en cuenta a unos 1 200 habitantes de los

pueblos de indios (López, 2001, pág. 24). El mayor crecimiento urbano

de la ciudad se desarrolló al poniente del río San Juan de Dios, que

cruzaba la ciudad de sur a norte, bajo lo que actualmente es la Calzada

Independencia. Conforme la ciudad continuó su expansión; el trazo de

cuadrícula comenzó a sufrir modificaciones en el orden de las calles y

manzanas, ya no resultaban tan precisas y se rompían los ejes de

trazo; a esta nueva disposición en el que las calles ya no cumplen

rigurosamente con sus proporciones se le conoce como ―retícula‖, pues

las formas ya no son uniformemente cuadradas, aparecen manzanas

rectangulares y calles sesgadas (López, 2001, pág. 29).

El monitoreo de crecimiento urbano de Guadalajara presenta

una gran brecha documental pues del último plano mencionado es de

1606, y se da un salto hasta el año de 1732, del cual se sabe que la

ciudad contaba con 13 manzanas de norte a sur y otras 11 de oriente a

poniente, formando una figura rectangular de aproximadamente 92

hectáreas y con una población estimada de 8 010 habitantes (López,

2001, pág. 32). En esta etapa del desarrollo de Guadalajara se perfila

un patrón significativo que marcaría la tipología de las viviendas y el

desarrollo volumétrico, las manzanas generalmente empiezan a

dividirse en 4, estructurando un tipo de manzana-damero, regulando

Fig. 4 Reconstrucción aproximada del plano urbano de la ciudad de Guadalajara durante el siglo XVII (COPLAUR, 2012).

Page 25: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

18

una serie de cuatro casas por manzana. Estas edificaciones se

caracterizaban por contar con un patio central y alrededor de él se

distribuían cuartos con varios usos. Esta tipología de vivienda árabe-

andaluz, marcó las características que definirían la imagen de la ciudad

desde su fundación hasta los años 1900.

Durante la expansión de la ciudad se presentó un fenómeno

interesante, y es la formación de una especie de cruz latina formada

por cuatro conventos en el centro de la ciudad: al norte Santo

Domingo, al oriente San Juan de Dios, al sur San Francisco y al

poniente el Carmen; en el vértice encontramos a la Catedral y la Plaza

Mayor. De cierta manera se puede tomar a esta forma como la

precedente para el futuro proyecto de la Cruz de Plazas (Fig. 6). Si a

estos cuatro conventos añadimos otros edificios religiosos existentes

como los de Santa Mónica, Jesús María y el Pilar, Guadalajara daría la

impresión de ser una ciudad amurallada. La gran cantidad de

edificaciones de esta clase habla de la intensa identidad religiosa de

los tapatíos, que más tarde se reflejaría de nuevo en la Cruz de Plazas.

Para 1741 la ciudad contaba con 11 calles que corrían oriente-

poniente y otras 14 más que corrían en dirección norte-sur,

nuevamente se denota una ciudad de forma casi cuadrada que

Fig. 5 Plano de Guadalajara 1732. Este documento no muestra las condiciones reales de la distribución urbana. Se sabe que los solares de algunos conventos eran de forma rectangular asi como que no todas las manzanas tenian una forma tan precisa (López Moreno, 2001).

Page 26: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

19

contenía 165 manzanas y agrupaba a una población aproximada de 8

000 habitantes (López, 2001, pág. 50). En esta etapa los espacios de

la ciudad destinados para uso público son más abundantes, y

únicamente se hace referencia a las plazas, dejando de lado los

paseos, portales, fuentes y demás. Se tiene entonces que Guadalajara

contaba con la ya mencionada Plazuela de San Agustín, más la Plaza

Central o de Armas, la Plaza de la Palma frente al templo de Santa

Mónica, y una plaza que aparece sin nombre en el espacio que hoy

ocupa la Plaza de la Reforma frente al templo de San José (INEGI,

2013), además de la Plazuela de la Catedral; una cantidad moderada

de espacios para el esparcimiento pero suficientes para el tamaño y

población de la ciudad.

En 1753 la ciudad contaba con cerca de 175 manzanas, 16

norte-sur y catorce oriente-poniente, cuenta con 109 hectáreas y una

población estimada de 11 000 habitantes. En estas representaciones la

ciudad ya no se muestra con todas sus calles rectas sino que

aparecieron diagonales en la traza. (López, 2001, pág. 58)

Durante el periodo de 1753-1800 la ciudad de Guadalajara sufrió

su primer boom demográfico y urbano (Fig. 8 y 9), que no tuvo

precedentes en los siglos anteriores; pasó de tener 175 manzanas a

334, se continúa manteniendo una forma más o menos rectangular,

Fig. 6 La Cruz Urbana. (López, 2001)

Fig. 7 Plano de Guadalajara 1745 (INEGI, 2013).

Page 27: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

20

15 manzanas oriente-poniente y 25 norte-sur, lo que da un estimado de

200 hectáreas y un aproximado de 33 000 habitantes. El primer censo

oficial llevado a en 1784 identificó una población de 22 163 habitantes

y en 1803 se señaló que la ciudad ya contaba con 34 697 habitantes

(López, 2001, pág. 61). En este momento los pueblos de indios ya se

encontraban adheridos a la ciudad y se comenzó a notar un desarrollo

urbano más intenso en el margen oriental del río San Juan de Dios. Al

incorporarse estos pueblos se convirtieron en los barrios que

reconocemos hoy en día.

Para el año de 1800 Mariano Bárcena nos habla de la existencia

de las siguientes plazas y jardines:

Se hallan 20 en la ciudad y se conocen con los nombres de: Armas o principal, Catedral, Soledad, Santo Domingo, Santuario, Alameda, Jesús, Universidad, Escobedo, Carmen, Nueve Esquinas, Mexicaltzingo, Aduana, San Francisco, Venegas, Analco, San Sebastián, Alcalde y Hospicio. […] Se encuentran el Antiguo Jardín Botánico, hoy parque de Alcalde, que se haya cerca de Belén; el Jardín Botánico Moderno establecido en un lote del exconvento de Santa María de Gracia, los de Santo Domingo, del Carmen, de San Francisco y de Zaragoza. (Bárcena, 1954, pág. 75 y 76).

En este momento la ciudad contaba con una mayor cantidad de

espacios públicos, siendo notable que la mayoría de estos se

Fig. 8 Plano de Guadalajara, 1800 (Archivo Histórico de Jalisco, 2005) Fig. 9 Guadalajara en 1800 (INEGI, 2013).

Page 28: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

21

localizaban en las inmediaciones de los edificios emblemáticos de la

ciudad. Es en este periodo que comienza a aparecer en los mapas

como un gran parque ―La Alameda‖ actualmente Parque Morelos, uno

de los espacios más amplios para el esparcimiento y socialización,

que sin embargo en la actualidad no goza de la puntual atención de las

autoridades para el cuidado de sus andadores y jardines, además de

no ser referido por los ciudadanos con comentarios de muy buena

fama.

Para el año de 1823 la ciudad ya contaba con aproximadamente

47 000 habitantes y el crecimiento continuó hacia el sur y sur-oriente

(Vázquez, 1989, pág. 32). Es importante señalar que a pesar de la

gesta independentista, el crecimiento de Guadalajara no se vio

mermado entre las diferentes temporalidades que se muestran en esta

investigación, parece ser que la importancia de la ciudad como punto

de encuentro entre importantes rutas comerciales del país la

favorecieron, además de encontrarse en un terreno relativamente

plano, que favoreció su crecimiento.

Según López Moreno la ciudad también se vio favorecida por

contar con gran cantidad de terreno ejidal tanto en la periferia como en

zonas intraurbanas, además de ser punto de captación de las

Fig. 10 Plano de Guadalajara 1813. Copia del que se encuentra en la Biblioteca del Congreso en Washington (López, 2001).

Page 29: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

22

migraciones humanas provocadas por la guerra de independencia

(López, 2001, pág. 62 y 77).

En el plano de 1842 la ciudad ahora tenía 599 manzanas que

cubrían una superficie estimada de 422 hectáreas las que albergaban

una cantidad de habitantes estimada en 45 554; para 1850 la ciudad

tenía 759 manzanas que ocupaban unas 553 hectáreas y contenían

una población estimada de 50 185 habitantes (López, 2001, pág. 81).

En este periodo la ciudad creció en dirección norte, hasta que se

encontró con un obstáculo natural: la barranca de Belén.

Durante la guerra de Tres Años y ―la aplicación no muy drástica‖

(Vázquez, 1989, pág. 32) de las Leyes de Reforma, la ciudad sufrió

transformaciones internas que derivaron en la apertura de las barreras

hacia el poniente de la de la ciudad, propiciando su desarrollo hacia

este punto. Entre 1850 a 1860 el crecimiento de Guadalajara muestra

los siguientes datos: 820 manzanas, un equivalente a 601 hectáreas, y

su población se incrementó al número de 79 500 habitantes (López,

2001, pág. 97), (Fig. 11, 12 y 13). La ciudad ahora mantenía un

crecimiento más pujante hacia el oeste y al sur. Este periodo resultó

importante por la dinámica de apropiación de edificios religiosos y la

apertura de algunas calles, aspectos que sin duda modificaron la trama

de la ciudad, la cual comenzó a presentar dificultades pues su

Fig. 11 Plano de Guadalajara 1863 (INEGI, 2013).

Fig. 12 Plano de Guadalajara 1850 (López, 2001).

Page 30: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

23

naturaleza reticulada impidió la adaptación de algunos de los

desarrollos urbanos.

Para el año de 1880 se tiene un número aproximado de 611

hectáreas de superficie, 831 manzanas y una población estimada de

90 000 habitantes (López, 2001, pág. 116).

Una vez estabilizado el régimen porfirista algunos cambios

importantes llegaron a Guadalajara, en 1874 se inició con el transporte

de tracción animal, en 1888 el ferrocarril mexicano y, en 1897 se

extendió una nueva línea de tranvía por lo que ahora es avenida

Hidalgo; para 1907 el tranvía fue eléctrico (Vázquez, 1989, pág. 34). En

este periodo floreció el desarrollo de algunas colonias en los espacios

residuales dentro de la misma ciudad y se comenzó a poblar la zona de

los ejidos. Surgieron algunas colonias que se vieron beneficiadas por el

tranvía como: Moderna, Americana, Francesa, Hidalgo entre otras.

En este momento el modelo de construcción y distribución de las

colonias y las casas se modifica y se aparta del modelo anterior, ya no

se guarda necesariamente una distribución con un patio central como

es el estilo andaluz en donde todas las habitaciones convergen hacia

un patio central teniendo consigo también un control visual sobre todas

las actividades de cada una de las habitaciones. En el modelo

moderno, las habitaciones tienen ventanas que dan hacia el perímetro

Fig. 13 Plano de Guadalajara 1860 (López, 2001).

Page 31: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

24

externo y jardines exteriores que rodean a la casa. Esto corresponde a

un modelo higienista que permite ―aerear‖ la construcción. En colonias

como la Americana, Moderna y Francesa, se localizan calles en

diagonal y glorietas, nuevamente se rompe la traza original, dando

lugar a modelos urbanísticos diferentes.

Estos acontecimientos muestran el resurgir de una burguesía

porfiriana que en aras del progreso buscaron modernizar su ciudad a la

usanza americana y europea, aunque no todos los tapatíos pensaban

de la misma manera, López Portillo y Weber nos relata lo siguiente;

―[…] como doña María Rojas, que viajó por Europa y Estados Unidos el

tiempo necesario para convencerse de que lo mejor del mundo era

Guadalajara‖ (Vázquez, 1989, pág. 33), lo anterior como una

afirmación de que Guadalajara es única, y es que esta ciudad tiene su

toque distintivo que con el gozo de pasear por sus calles se logra

percibir, cuando disfrutamos del sentido de pertenencia y precisamente

cuando hacemos de la ciudad nuestra casa.

Después de 10 años el censo de población realizado en 1900

arrojó el dato de 101 208 habitantes (INEGI). En el plano de 1908 se

observa que en ese momento la ciudad contó con un aproximado

de 2 977 hectáreas compuestas por 1 200 manzanas

que contenían una población estimada de 120 000 habitantes

Fig. 14 Plano de Guadalajara 1896 (López, 2001).

Fig. 15 Plano de Guadalajara 1896 (INEGI, 2013).

Page 32: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

25

(López, 2001, pág. 156) (Fig. 16) muy aproximado al Tercer Censo de

Población realizado en 1910 que nos muestra una población estimada

de 119 468 habitantes (INEGI). Estos datos comparados con los de

principio de siglo muestran un considerable crecimiento pues

Guadalajara aumentó su población cerca de 20 000 nuevos habitantes.

Para el año de 1920 la ciudad alcanzó 128 136 habitantes y 1 338

hectáreas (Vázquez, 1989) (Fig. 17), en el censo realizado en 1921 se

reflejó una población aproximada de 146 376 habitantes (INEGI). En

esta resultó interesante la dinámica de migraciones ya que por un lado

se hicieron presentes la Revolución y la Cristiada, lo que generó un

movimiento migratorio tanto al interior como al exterior de la ciudad,

motivadas por las nuevas reformas del reparto agrario, que modificaron

la composición de las elites locales y las estructuras de los capitales en

el sentido de sus destinos, además de provocar un boom en la

urbanización (Vázquez, 1989, pág. 36).

En la evolución de la traza de Guadalajara se aprecia la

relevancia de algunas calles que funcionaron como los ejes más

importantes para cubrir la demanda de infraestructura para los nuevos

medios de transporte, como los tranvías eléctricos y automóviles;

entre 1900 y 1920 la Calzada Independencia y la actual Avenida

Fig. 16 Plano de Guadalajara 1906 (Skyscrapercity.com, 2013).

Fig. 17 Plano de Guadalajara 1920 (INEGI, 2013).

Page 33: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

26

La Paz. La demanda de infraestructura se acelera y los transportes,

con la introducción de autobuses de pasajeros, se fue marcando la

pauta para la ampliación de calles, así entre 1920 y 1940 se agregaron,

la Prolongación Vallarta, Hidalgo, Lafayette hoy Chapultepec y otras

(Junta General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco),

(Fig. 18).

La mayor parte de estas avenidas funcionaron bajo el propósito

de beneficiar a los vehículos, tanto públicos como privados, sin

embargo la de Chapultepec, fue diseñada con un amplio camellón que

además de beneficiar al traslado de vehículos, proporcionó a los

ciudadanos un paseo arbolado rodeado por una de las más bellas

manifestaciones arquitectónicas de la ciudad (Fig.19), que si bien en la

actualidad no existe más que la memoria de muchos de estos edificios,

la importancia social y comercia de este paseo se conserva, siendo

uno de los puntos más concurridos por los tapatíos. Posteriormente se

realizaron nuevos trazos de avenidas y calles que comenzarán a

deformar aún más la retícula ortogonal de la ciudad, lo que agregó

complicaciones en los futuros sistemas viales, peatonales y de

nomenclatura. Para 1930 la ciudad de Guadalajara ya contaba con una

población aproximada de 179 556 habitantes (INEGI). En este periodo

uno de los espacios públicos más destacado fue el parque Agua Azul,

Fig. 18 Plano de Guadalajara 1940 (Junta General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco).

Fig. 19 Av. Lafayette hoy Chapultepec, 1935 (Skyscrapercity.com, 2013).

Page 34: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

27

que ofrecía una alternativa más para la interacción social y el

esparcimiento.

En el año de 1940 el censo de población reflejaba una cifra

aproximada de 229 235 habitantes (INEGI) (Fig. 20). En esta misma

década se presentó un deseo más o menos generalizado de

embellecer a Guadalajara, lo que privilegió una reconciliación entre

los sectores público y privado, dando lugar a la creación del Consejo

de Colaboración. Lo anterior se desglosó desde la unidad nacional

propiciada por el gobierno de Ávila Camacho, y posteriormente con el

modelo de desarrollo estabilizador de Miguel Alemán, dando pie al

desarrollo de proyectos locales que durante los años cuarenta

estuvieron representados por los gobernadores García Barragán y

González Gallo, siendo concretados por sus sucesores (Vázquez,

1989, pág. 77). Durante el transcurso de esta década el tranvía

comenzó su desaparición total, para ser reemplazado completamente

por vehículos particulares y autobuses.

El fuerte crecimiento de la ciudad y el afán de elevar a

Guadalajara a los niveles de modernidad y desarrollo de las mejores

ciudades mexicanas y extranjeras, hizo necesario atender la

proyección de su crecimiento y en 1947 se realizó uno de los primeros

planes generales de urbanización de la ciudad, para lo que sirvió de

Fig. 20 Plano de Guadalajara 1942 (INEGI, 2013).

Page 35: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

28

inspiración el plano que se realizó para la Ciudad de México (Junta

General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco). Este

plano fue proyectado para una ciudad que entonces era de tamaño

mediano y con relativamente pocos vehículos. A medida que la ciudad

continuó su expansión con un incremento de la carga vehicular y

peatonal, el problema se agudizó al dar pie a una franca competencia

en las saturadas calles, sistema al que se le implementaron soluciones

superficiales como la adición de cruces semaforizados.

Fue en esta etapa que se dice que Guadalajara fue crucificada y

no precisamente por la Cruz de Plazas, sino por la apertura de dos

avenidas; 16 de Septiembre que durante su ampliación no se tuvo

consideración por la mayoría de sus pintorescas fachadas, o el

ensanchamiento y apertura de la avenida Juárez (Fig. 22).

Ambas representarían una de las más grandes mutilaciones

sufridas en la ciudad, que a falta de políticas de conservación

de patrimonio arquitectónico e histórico no existió impedimento para

dar paso a la modernidad urbanizadora, que se anteponía y demolía a

todo lo viejo. Las obras anteriores fueron pagadas por los propietarios

de los inmuebles, pues la ampliación de estas avenidas les generaría

plusvalía a sus propiedades, una muestra más de la fuerte

colaboración entre los intereses públicos y privados; ambos jugaron un

Fig. 21 Automóviles en la Plaza de Armas, 1940 (Skyscrapercity.com, 2013).

Fig. 22 Ampliación de Av. 16 de Septiembre (COPLAUR, 2012).

Page 36: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

29

papel fundamental en el desarrollo urbano de la ciudad y definieron su

fisonomía.

Por otro lado la zona más céntrica de la ciudad, que funcionó y

funciona, a manera de vertedero para todo este tránsito sufrió las

consecuencias, pues en sus calles más angostas circulaban la mayor

parte de peatones y vehículos que ocuparon todos los espacios

posibles de estacionamiento; en este lugar confluyeron también las

principales rutas de transporte de la ciudad lo que agregó más carga a

las ya saturadas calles (Fig. 23).

Es necesario comprender el crecimiento explosivo de la ciudad

pues tenemos que para finales de la década de 1940 y hasta entrada la

de 1970, Guadalajara vivió un auge económico; la población aumentó

de manera exagerada, paso de tener en 1950 el número de 380 226

habitantes a 1 199 391 para la década de 1970 (INEGI). Este repentino

aumento de la población propició una época de cambios en la

fisonomía de la ciudad, sin embargo el cambio tan drástico en el

aumento de la población de Guadalajara se debe a que para la

realización del censo de 1970, ya se toman en cuenta a las zonas

conurbadas de la ciudad, Zapopan y Tlaquepaque, a la que después se

añadiría Tonalá dando lugar a un fenómeno de metropolización; no

obstante Guadalajara seguía liderando este crecimiento.

Fig. 23 Diagráma de distribución vial (Junta General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco).

Page 37: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

30

Entre 1940 y 1970 la ciudad creció a más del doble de su

tamaño en sentido horizontal y se salió rápidamente de las

delimitaciones municipales. Se experimentó un crecimiento radio-

céntrico, que extendió la ciudad hacia nuevos y distantes suburbios y la

persistencia del centro como punto principal de origen y destino de la

población, influyó en los problemas de tráfico y embotellamientos,

conflicto favorecido por un deficiente sistema vial y de comunicación

entre la población.

Ya desde la década de los años 30, el Centro Histórico de

Guadalajara estaba urgido de una solución a su problemática urbana,

pues comenzaba a convertirse en una gran mancha desorganizada,

donde el automotor comenzaba a afianzar su dominio sobre las calles.

La ―Guadalajara ciudad de la rosas‖, la del olor a tierra mojada,

desaparecía bajo la mancha asfáltica, manzanas enteras demolidas en

beneficio del tránsito vehicular, o si no en beneficio de alguna

―moderna‖ construcción con fines comerciales, factores que

contribuyeron a la mutilación de la identidad de la ciudad.

Se vivó un proceso de reconfiguración en Guadalajara, pues no

solo se realizaron ampliaciones y aperturas en las calles más céntricas,

sino que también se construyeron nuevos espacios públicos, todo esto

Fig. 24 Guadalajara 1958 (COPLAUR, 2012).

Page 38: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

31

con el altísimo costo que implicó la demolición de edificios de un gran

valor arquitectónico e histórico.

Uno de los proyectos más trascendentales para brindar espacio

público al corazón de la ciudad de Guadalajara es el de la Cruz de

Plazas; esta construcción fue pensada como el modo más factible de

otorgar a la ciudad un espacio donde se pudieran seguir desarrollando

actividades culturales y de esparcimiento, así como dar continuidad al

predominante quehacer comercial.

Proyectos como éste dieron a la ciudadanía un espacio propio,

libre de tránsito vehicular, donde poder circular con tranquilidad y

apreciar la belleza imponente de sus principales edificios históricos.

Fig. 25 Guadalajara antes de la Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).

Page 39: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

32

Tabla de crecimiento: Guadalajara 1560 – 1970. Año Número de

Habitantes Número de Hectáreas

Núm. de Manzanas

1560 63 vecinos 80

1606 3 700 110

1732 8 010 92 143

1741 8 000 165

1753 11 000 109 175

1780 22 163

1800 33 000 200 334

1803 34 697

1823 47 000

1842 45 554 422 599

1850 50 185 553 759

1860 79 500 601 820

1880 90 000 611 831

1900 101 208 938

1908 120 000 1 200 2 977

1910 119 468

1920 128 136 1 338

1921 146 376

1930 179 556

1940 229 235 1 994

1950 380 226

1960 740 394 9 469 *

1970 1 119 391 11 005 *

Fig. 26 Tabla de crecimiento elaborada con los datos mostrados en el este capítulo. Se muestra el aumento poblacional, crecimiento en hectáreas y manzanas, reflejando el constante avance demográfico y urbano de la ciudad (INEGI, 2013) (López, 2001). *Se agrega Zapopan y Tlaquepaque a los censos.

Fig. 27 Cortes Históricos (INEGI, 2013) Plano del crecimiento urbano de Guadalajara entre 1595 y 1960.

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33

Page 41: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

34

Capítulo 2

Las políticas de urbanización de González Gallo y el Proyecto de la

Cruz de Plazas.

Page 42: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

35

Las políticas de urbanización de Jesús

González Gallo

A partir de la década de 1940 la ciudad de Guadalajara

experimentó un crecimiento urbano, económico y

demográfico impresionante; comenzó a ser notorio que la

infraestructura de la ciudad y los modelos de producción

locales serían insuficientes para sustentar este auge. La

producción local comenzó a ser desplazada por un nuevo

modelo, el de ―sustitución de importaciones‖, donde la

producción se orientó a mercados nacionales e

internacionales y cedió terreno a la inversión extranjera.

Pese a esto, la privilegiada ubicación de Guadalajara en

una encrucijada comercial y como paso obligado del

Pacifico a la capital mexicana, mantuvo con vida la

producción tradicional local.

Este nuevo modelo exigió desarrollos industriales

de gran envergadura, que en este periodo se

desarrollaron en la periferia de la ciudad, pero además

de esto fue necesario modificar la estructura física

tradicional de Guadalajara, pues se requería

infraestructura más dinámica de comunicaciones y

transportes, se produjo un enorme despliegue de

modernización, en el cual no se tuvo consideración por la

conservación del patrimonio.

El gobernador Jesús González Gallo se mostró

muy enérgico al apoyar la transformación de la ciudad,

siendo uno de los periodos de gobierno donde el

desarrollo urbano fue parte de las prioridades. Sin

embargo pareció no pesar la perdida de una enorme

cantidad de patrimonio arquitectónico.

El modelo de sustitución de importaciones

El modelo de sustitución se presentó como una

alternativa para sustentar el desarrollo de Guadalajara,

involucrando fuertes inversiones públicas sobre el

dominio de la economía privada. Lo que proponía el

modelo de sustitución era crear un régimen de

acumulación de capital nacional autosostenido basado

en producir para satisfacer la demanda interna; sin

embargo, se dejó de lado el desarrollo tecnológico de las

Page 43: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

36

industrias lo que incrementó la dependencia con los

países desarrollados y sus avanzados procesos

industriales. Las condiciones laborales permitieron una

alta producción pagando salarios muy bajos. De esta

manera se puede considerar este modelo como una

intervención extranjera en los modos de producción

mexicanos y latinoamericanos para beneficio propio.

Cristina Sánchez del Real habla del modelo de

sustitución de importaciones:

El modelo de sustitución de importaciones, como es sabido, fue impulsado por la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), desde 1948, con el pretexto de poner fin a la dependencia económica de los países de América Latina que, entre otras cosas, los convertía en grandes importadores de productos manufacturados y en importantes exportadores de materias primas. Prácticamente la misma asimetría de la vieja colonia, pero esta vez bajo las leyes del capital internacional (Sánchez, 2008, pág. 11).

Generando o no dependencia de las naciones

primermundistas, el modelo de sustitución propició

fuertes cambios en la fisonomía de la ciudad, pues exigía

la adecuación de los espacios para sostener la nueva

infraestructura fabril; si este despliegue tuvo lugar en la

periferia, en la parte externa de la ciudad, que en 1940

ya se extendía fuera de las delimitaciones municipales

del municipio de Guadalajara ¿Cómo fue entonces que el

centro de la ciudad se vio afectado? Las nuevas

empresas que se desarrollaron en la periferia

necesitaban de un nuevo mercado comercial y el sitio por

excelencia para desarrollarlo era el mismo centro de la

ciudad, pero serían necesarias modificaciones de

carácter urbanístico y arquitectónico.

Se puede decir que el modelo de sustitución vino a consolidar en la ciudad su protagonismo comercial y de servicios y cierta producción de bienes básicos. En pocas palabras, una prolongación del modelo histórico pero reformulado a una escala metropolitana, donde el desarrollo laboral se mantenía en términos de escasa cualificación y los procesos de trabajo adoptaban modalidades informales (Sánchez, 2008, pág. 12).

Fueron bastantes las modificaciones en las

estructuras sociales de Guadalajara que comenzaron a

producirse, pero lo que en esta investigación compete,

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37

son la transformaciones urbanas ocurridas a causa de

este proceso de modernización, donde si bien influyeron

factores externos también puede ser visto como un

último esfuerzo de la oligarquías locales por conservar su

hegemonía urbana, donde Guadalajara a fin de cuentas

resultó bienaventurada en comparación con otras

ciudades mexicanas (Sánchez, 2008). Cabe mencionar

que esta transformación urbana también benefició a la

sociedad pues, durante su proyección se tomó en cuenta

la realización de espacios públicos, acordes a los ideales

modernizadores del momento.

En una nota de El Informador del 31 de mayo de

1951 se presentó una síntesis del artículo publicado en la

revista norteamericana Engineering News Record, en el

que se habla elogiosamente de Guadalajara:

Un brusco cambio.- Despertando la ciudad de cuatrocientos años, Gonzales ha instituido un ciclo de reconstrucción, replaneación y expansión industrial en general que ha barrido con iglesias y edificios para ampliar calles transformando el histórico pueblo en una moderna ciudad. […] Así, con su estratégica localización, este moderno México, del cual Guadalajara es prototipo, parece destinado al éxito, la

alfarería está a sus espaldas, la ciudad ha subido de sus viejas siestas a llenar los ―standards‖ [sic] de velocidad y eficiencia, moviéndose dentro de la última meta del siglo XX con energía igual en cualquier tarea venidera (Artículo sobre Guadalajara, 1951).

Este artículo que si bien hablaba elogiosamente

de la ciudad, no dio espacio para hablar de la otra cara

acerca del significado de la destrucción del patrimonio

histórico; se antepone a la modernidad por sobre la

tradición, artículo muy similar al modelo de discurso

urbanizador de González Gallo.

Las políticas de urbanización en los informes de

gobierno.

Durante la administración de González Gallo la

urbanización de Guadalajara tomó un papel protagónico

en la agenda de actividades, entrando de lleno con la

elaboración de una ―Ley para el Mejoramiento Urbano de

los Municipios de Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan y

Chapala‖ (Jalisco, 1949) que ya se vislumbraban con

potencial para el desarrollo económico y turístico, al

tomar en cuenta su ―desarrollo armónico‖.

Page 45: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

38

En el tercer informe de gobierno ya se habla de la

ampliación de las principales arterias de la ciudad:

La necesidad de dotar a Guadalajara de un sistema crucial de grandes avenidas, que facilite la concurrencia al centro comercial y desahogue hacia todos los rumbos su intenso tránsito, y la ampliación de la Avenida Juárez, nos impulsaron al ensanchamiento de las Avenidas 16 de Septiembre Alcalde. Declarada la utilidad pública de dichas ampliaciones […] (Jalisco, 1950, pág. 19).

Tomando como base la anterior cita, pareciera que

la modernización urbana de Guadalajara se observó

desde la única perspectiva de ensanchar y abrir calles

para facilitar el acceso al nuevo centro; para 1951 el

gobernador informa que ―Se terminó la ampliación de las

avenidas 16 de Septiembre y Alcalde, se realizó la de

Tolsá y parte de las de Munguía, La Paz, Libertad,

Lafayette, Alemania y Catalán.‖ (Jalisco, 1951). Pero en

está ocasión ya comienza a hablarse de la terminación y

el progreso de nuevos trabajos de espacio público, como

la Plaza de la Bandera en la antigua garita a

Tlaquepaque y el Jardín Cuauhtemoc contiguo a Tolsá.

Más adelante el gobernador hace énfasis en su

justificación para la demolición de edificaciones en el

centro de la ciudad mencionando lo siguiente:

―La necesidad de espacios libres nos llevó a proyectar la Plaza Central, que abarcará las dos manzanas ubicadas entre la Catedral y el Teatro Degollado. La misma necesidad nos condujo a ampliar el jardín llamado de La Soledad, mediante la demolición de los edificios contiguos, propiedad de la Nación, que para tal fin nos fueron cedidos por el señor Presidente de la República‖ (Jalisco, 1951, pág. 20)

Tal parece que las intenciones del Gobernador

estaban encaminadas a traer el progreso, la modernidad

y el ―mejoramiento‖ a Guadalajara, pero ¿A qué precio?.

El proyecto continúa, e informe tras informe nos

vamos enterando del progreso de las transformaciones

que sufría la ciudad:

Se llevaron a cabo las obras de la Plaza Central [Plaza de la Liberación], que juntamente con la de los Hombres Ilustres y la de Los Laureles [Plaza Guadalajara], que hemos iniciado demoliendo la manzana frontera a la Catedral y al Palacio Municipal en construcción y la Plaza de Armas, cambiará la

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39

fisonomía del centro de la ciudad, al dotarla de un conjunto armónico de jardines, digno de su tradición y categoría. La Plaza de los Laureles tendrá subterráneo para estacionamiento de vehículos, necesario por la intensa circulación en el centro de la ciudad. (Jalisco, 1952, pág. 23)

Se buscó dotar de características dignas de la

―tradición‖ cuando precisamente estaba siendo demolida

con la construcción de cada plaza, sin embargo todo

parecía justificarse con la construcción de nuevos

espacios de esparcimiento y comercialización para los

tapatíos, pues la proyección de estas plazas contempló

la construcción de algunos caracteres típicos de la

tradición tapatía como los portales, espacios para el

comercio.

Pero, ¿Cómo es que los propietarios de estas

fincas lograban llegar a acuerdos con el gobierno para

que fueran demolidas? Fue que en los casos donde el

edificio sería completamente demolido, se justificó con la

futura utilidad pública que tendría el espacio pero en los

que la finca solo sería parcialmente modificada, se

basaron en vender la idea de la plusvalía que las nuevas

obras de ampliaciones y construcción de plazas tendrían

sobre sus propiedades.

Enmarcado su lado Poniente [de la Plaza de los Laureles], se ha iniciado la construcción de un portal, costeado por los propietarios de las fincas respectivas, en consideración al beneficio que reciben con las obras de embellecimiento de esa zona. (Jalisco, 1952, pág. 24)

En su último informe, González Gallo nos da un

recorrido por todos los proyectos que realizó en la ciudad

y alrededor del estado de Jalisco, aportando un ejemplo

de la magnitud de su obra en cuestión de urbanización,

de la cual se extrae lo siguiente:

No menos urgente era atender a las necesidades del tránsito y a la demanda de mayores espacios libres, especialmente en el centro y algunas arterias de la ciudad. Para satisfacerlas, ampliamos total o parcialmente las Avenidas Juárez, 16 de Septiembre y Alcalde y estamos en plena obra en la de Corona; y se ampliaron total o parcialmente las calles de Tolsá, La Paz, Libertad, Munguía, Alemania, Prisciliano Sánchez, Chapultepec, Lafayette, Constitución y Catalán, y abrimos la Calzada del Águila que conectará la parte de oriente de la ciudad con la Estación definitiva de los Ferrocarriles Nacionales.

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40

Con la misma finalidad construimos las Plazas de la Liberación, de La Bandera, Cuauhtémoc, Alcalde, Venustiano Carranza, Clemente Orozco, Oblatos y Habitación Popular; están por terminarse la de los Jaliscienses Ilustres, en cuyo centro se construye la rotonda que guardará sus restos, y la de los Laureles en su parte oriente. Esta plaza tendrá estacionamiento subterráneo para automóviles, lo que coloca a la ciudad de Guadalajara como la primera que contará con este servicio en la República. Para la constitución de las plazas de la Liberación, la Bandera, Cuauhtémoc, Alcalde, Jaliscienses Ilustres y Los Laureles, se tuvieron que demoler manzanas de casas, y para la de Venustiano Carranza se aprovechó el solar de lo que fue el Jardín Botánico. (Jalisco, 1953, pág. 33)

El interés por dotar a Guadalajara de nuevos

espacios públicos queda bastante claro, pero cabe

señalar que en todo el discurso analizado en esta

sección jamás se menciona o se muestra interés sobre la

conservación del patrimonio, donde se toma a lo viejo

como algo inservible, pasado de moda y sin ninguna

utilidad, ―manzanas de casas‖ pero de casas y

edificaciones llenas de valor histórico y arquitectónico.

Sin embargo es de reconocerse que uno de los

proyectos más trascendentales para brindar espacio

público al corazón de la ciudad de Guadalajara es el de

la Cruz de Plazas; esta construcción fue pensada como

el modo más factible de otorgar a la ciudad un espacio

donde desarrollar actividades culturales y de

esparcimiento, así como el importantísimo quehacer

comercial.

Proyectos como éste dieron a la ciudadanía un

espacio propio, libre de tránsito vehicular, donde poder

circular con tranquilidad y apreciar la belleza imponente

de sus principales edificios históricos. Esta

transformación generó espacios verdaderamente

interesantes además de increíbles perspectivas de los

edificios más representativos del centro histórico. No

obstante, no serán olvidadas las antiguas edificaciones

que sin consideración fueron demolidas.

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41

El Proyecto de la Cruz de Plazas

La Cruz de Plazas de Guadalajara es un proyecto llevado a cabo

entre 1947 y 1959 durante las administraciones de González Gallo y

Agustín Yáñez. El proyecto en su mayoría fue confeccionado en los

talleres del ingeniero, arquitecto y urbanista Ignacio Díaz Morales,

donde se pretendía despojar de sus edificaciones a 4 de las manzanas

circundantes a la Catedral de esta ciudad, para dar lugar a 3 nuevas

plazas; Guadalajara, Liberación y Rotonda de los Jaliscienses Ilustres,

lo que causó gran controversia entre la población tapatía. (Fig. 28)

El proyecto no se realizó estrictamente bajo la planeación del

arquitecto, como la Plaza de la Rotonda que sufrió modificaciones que

derivaron en la demolición del Templo de la Soledad, esto bajo la

dirección del arquitecto Vicente Mendiola (Kasis, 2004).

El espacio circundante a la Catedral de Guadalajara lució

notablemente diferente antes de la puesta en marcha de este proyecto,

al punto de que actualmente nos resultaría complicado imaginarlo de

no ser por la existencia de un rico archivo fotográfico y textual. (Fig. 29)

La Cruz de Plazas antes de su construcción era un espacio

hacinado con una importante cantidad de edificios que Díaz Morales se

Fig. 28 Fotografía aérea tomada antes del inicio del proyecto de La Cruz de Plazas, la zona resaltada sería demolida (COPLAUR, 2012).

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propuso demoler, sobre todo los de las dos manzanas que serían la

Plaza de la Liberación a espaldas de la Catedral, zona donde se

encontraba el Palacio Cañedo que colindaba con la Catedral y el actual

edificio del Museo Regional.

A un costado de Catedral y frente al Museo Regional se

encontraba un espacio arbolado y un pequeño jardín, allí se localizaba

la Plaza de la Soledad y por supuesto el mismo templo de Nuestra

Señora de la Soledad, además del Edificio de Correos o Palacio

Federal; aquí se edificaría la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

Al frente de la Catedral, lugar que ocuparía la Plaza

Guadalajara, existía ya un pequeño espacio correspondiente a la

Plazuela de la Catedral y su reducido atrio, (Fig. 30) insuficiente para

semejante edificación, y de frente a esta plaza sobresalían edificios de

carácter comercial, donde destaca el edificio que ocupó el Cine Lux.

Al costado sur de Catedral está la Plaza de Armas que existió

casi desde la fundación de la ciudad, esta plaza también sufrió algunas

modificaciones a lo largo de su historia. Al costado de la Plaza

Guadalajara y al frente de la Rotonda también estuvo el edificio del

Palacio del Arzobispado y la Casa de Moneda que fueron demolidos

para dar lugar al nuevo edificio que ocuparía el Ayuntamiento de

Guadalajara. Las cuatro plazas antes mencionadas forman entonces la

Fig. 29 Fotografía aérea tomada antes del inicio del proyecto de La Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).

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43

característica cruz latina de donde este proyecto de espacio público

toma su nombre, reflejo de una sociedad conservadora y de tradición

religiosa.

El proyecto de la Cruz de Plazas nace por iniciativa del ingeniero

y arquitecto Ignacio Díaz Morales, que desde 1936 lo venía

trabajando calladamente, por mera iniciativa propia, y con el afán de

buscar una mejoría para la ciudad con el verdadero ideal de llenar a

Guadalajara de espacios públicos y de esparcimiento para sus

habitantes, además de que mediante su construcción se buscaba

propiciar el desarrollo de los comercios de esta zona y sus aledañas.

Sin embargo y como ya ha sido mencionado, el diseño proponía liberar

de las edificaciones a las manzanas vecinas a la Catedral, demoliendo

el patrimonio que allí se encontraba.

Los ingenieros Luis Barragán y Aurelio Aceves, hicieron llegar a

oídos de González Gallo, gobernador de Jalisco, este proyecto al cual

manifestó particular interés en llevarlo a cabo. El Arq. Díaz Morales

habla del proyecto:

Se me ocurrió hacer un levantamiento de los atrios de los templos tapatíos, […] En una ocasión le tocó el turno a la catedral –sin duda el edificio más importante de nuestra ciudad, cuyo valor estético estriba en el milagroso acorde de elementos mediocres con otros magistrales-; desde la azotea contemple las dos manzanas que estaban detrás, las

Fig. 30 La Catedral enjarrada y con atrio (COPLAUR, 2012).

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44

cuales estaban rodeadas por una serie de edificios de gran valor arquitectónico, y se me ocurrió pensar en una gran plaza; desde la misma azotea miré al norte y al poniente, y vi un jardín y un espacio sin objetivo. Fue entonces cuando concebí la idea de proyectar una cruz de plazas. […] A la primera plaza yo le había puesto el nombre de Plaza de los Poderes, pero el licenciado González Gallo lo cambió por Plaza de la Liberación recordando la abolición de la esclavitud, en timbre de la gloria más grande de Guadalajara, pionera mundial en esta admirable campaña. Las demás plazas se hicieron después. La que está al norte de la Catedral no se hizo según mi proyecto, que contemplaba la conservación de La Soledad, una modesta capilla; […] aunque el espacio abierto –que era medular de mi proyecto- sí se conservó (Kasis, 2004, págs. 54-55).

Las intenciones del arquitecto son realmente visibles en el relato

anterior y derivan en la construcción de una gran plaza para hacer

justicia a los valores estéticos de los edificios de valor arquitectónico

adyacentes a la Catedral, además de la creación de un gran espacio

abierto, ―medular en su proyecto‖.

El Gobernador González Gallo que estaba muy interesado en la

realización de esta modernización urbana, (no solo en Guadalajara

sino por todo el estado de Jalisco) en una entrevista realizada a

Ignacio Díaz Morales por el Arq. Fernando González Gortázar, hijo del

gobernador, se dice lo siguiente:

Entonces un buen día siendo ya gobernador, me mandó llamar [el gobernador González Gallo] y me dijo esto: ―Dos de sus amigos me han

Fig. 31 Planos de las Manzanas del Cuartel 2do. Las Manzanas 1, 11, 13 y 24 serían derribadas (Planos del Fondo Cartográfico del Archivo Histórico de Jalisco, 2013).

Fig. 32 Imagen aérea del área de demolición, 1947 (Planos del Fondo Cartográfico del Archivo Histórico de Jalisco, 2013).

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dicho que usted tiene un proyecto de una plazas en el centro de Guadalajara‖. ―Si licenciado; ¿Puedo saber quiénes son esos amigos?‖ ―Si: Luis Barragán y [Aurelio] Aceves‖, que eran los únicos con quienes yo había platicado de este proyecto (González Gortázar, 1995, p.127).

El gobernador muestra interés por observar los planos del

proyecto que plantea el arquitecto, a lo cual Díaz Morales responde de

manera inmediata mandando a recoger los planos a su despacho.

Mientras tanto en la oficina del gobernador ocurre lo siguiente:

[…]Yo me sonreí, y tu papa se picó un poco. ―¿Y de que se ríe usted?‖ ―Ay licenciado, no, si no es que me ría, es que me parece una cosa encantadora. Eso de que se puedan tumbar cuatro manzanas en el corazón de Guadalajara, en este momento, sería una cosa sublime‖. ―Ah, pues verá usted que lo vamos a hacer‖ (González Gortázar, 1995, pág. 128).

Más adelante el arquitecto justifica que su risa no fue por

incredulidad y menciona lo siguiente:

No, no por incrédulo; porque veía que era una cosa titanesca, francamente, como fue. En cincuenta y tres, cuando estaba terminándose aquello, cuando tu papá [González Gallo] vio terminada la plaza de la Liberación y la inauguraron los señores aquellos, me dice: ―¿Quihubo, arquitecto, la hicimos o no?‖ ―Sí, licenciado, pues como no‖. ―¿Se acuerda de aquella vez que usted se rió cuando me la enseñó?― ―Sí, Licenciado‖. ―Pues eso fue… me caló un poco…‖ Dije: ¡Pues bendita cosa! (González Gortázar, 1995, pág. 128).

Fig. 33 y 34 Vista aérea de la Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).

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46

De la anterior cita se puede observar la intensidad con la que el

afán de modernizar impactaba en los desarrollos urbanos dentro del

mismo corazón de la ciudad, además de la importancia que en este

periodo cobran los proyectos generadores de espacio público.

La entrevista continúa con el tema de la fundación de la Escuela

de Arquitectura en Guadalajara, en donde Díaz Morales expresa su

verdadero interés por brindarle a la ciudad un grupo de arquitectos

calificados capaces de dirigir el crecimiento que el arquitecto ya

vislumbraba que vendría en un futuro no muy lejano.

Durante este periodo existió un Consejo de Colaboración

Municipal, conformado por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, Carlos

Ugarte, Jorge Matute, Luis González Hermosillo y en un momento

Aurelio Aceves además de Carlos Contreras, el cual tuvo un conflicto

con el arquitecto Díaz Morales al proponer al gobernador del estado

González Gallo sin la autorización del Consejo un proyecto que tendría

consecuencias destructivas para la imagen de la ciudad, en la

entrevista se obtiene lo siguiente:

En primer lugar, unas aperturas de calles. Él fue el que propuso a y entusiasmo a tu papá, [González Gallo] por 16 de Septiembre y por Juárez. Y yo me opuse rotundamente contra eso, porque le decía yo que el corazón no hay que tocarlo, por amor de Dios, no hay que tocarlo.

Fig. 35 Fracturas Urbanas. Ampliaciones de avenidas y espacios abiertos. 1. Cruz de Plazas. 2. Plaza Tapatía. 3. Av. 16 de Septiembre. 4. Calzada Independencia. 5. Av. Colón. 6. Av. Libertad. 7. Av. Tolsá. 8. Chapultepec. 9. Av. La Paz. 10. Calzada González Gallo (Mendoza, 2005).

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Pero montó mucho a tu papá, por una parte, y sobre todo un grupito de ellos influyeron mucho a tu papá, que él aprobó la apertura de Juárez. Yo me fui, de tristeza (González Gortázar, 1995, pág. 137).

González Gortázar interroga al arquitecto sobre si el proyecto de

la Cruz de Plazas no es entonces una contradicción por el hecho de la

mutilación que este causaría en la ciudad por la demolición de los

edificios, a lo cual responde:

La cruz de plazas no es circulatoria, es estancia. A mí lo que me importaba era darle estancia pública a la gente de Guadalajara. Lo que Guadalajara tenía antes, que estaba llena de patios, y se empezaron a acabar esos patios. Yo le quise dar a Guadalajara estancia pública, las plazas… Sí estancias públicas para la comunicación y mira cómo han funcionado para comunicación. Eso fue lo que entusiasmo a tu papá. Le dije: ―Licenciado, estas son plazas para que la gente vuelva a hacer de la ciudad su casa grande‖. Entonces no había contradicción, porque las vías de comunicación, y más las de automóviles, no son de comunicación de la gente, sino al contrario: de enojo con la gente. […] Además yo tenía proyectado proponer como zona peatonal toda aquella parte del centro, y solamente accidental para ambulancias, cuestiones de aseo, en fin… La situación, por tanto, fue ésa (González Gortázar, 1995, págs. 137-138).

Las recomendaciones de Díaz Morales no fueron escuchadas

por el gobernador del estado Jesús González Gallo y finalmente se dio

el sí a la realización del proyecto del urbanista Carlos Contreras y se

procedió a la ampliación a los tres carriles en ambos sentido de la Av.

16 de Septiembre resultando en la demolición de numerosas fincas a

Fig. 36 Vista aérea de la Cruz de Plazas 1958 (COPLAUR, 2012).

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lo largo de su recorrido. Igual que ocurrió en la Av. Juárez generando

en su cruce uno de los puntos que menos favorece a la imagen de la

ciudad, en comparación con lo que otrora fue al demoler edificios de

gran valor histórico y arquitectónico.

Hasta la fecha esta acción le ha valido a González Gallo, la fama

de haber sido un gobernante que arraso con la ciudad; este afán por

modernizarla ha quedado marcado en la memoria de los tapatíos como

una de las mayores destrucciones, como una ruptura entre la

tradicional Guadalajara y la que presenciamos en nuestros días.

González Gallo, que en inicio fue motivado por proyectos en beneficio

de la ciudad y su gente, parece haberse dejado llevar por el vicio de

perpetuar su mandato.

Díaz Morales proponía un proyecto que además de la Cruz de

Plazas contaba también con la realización de un largo y amplio

andador que partiría desde la parte posterior del Teatro Degollado

(actual Plaza Fundadores), la cual contendría un paso elevado

sobre la Calzada Independencia que tomaría el nombre de, ―Paseo

del Hospicio‖ y Plaza Tapatía y desembocaría frente al Hospicio

Cabañas, (Fig. 37 y 38) brindando un largo corredor lleno de espacios

comerciales y lugares para la convivencia. Este proyecto así como el

de la Cruz de Plazas no se llevó a cabo tal cual exigía el arquitecto, y

Fig. 37 Plano del proyecto del ―Paseo del Hospicio‖ y Plaza Tapatía (COPLAUR, 2012).

Fig. 38 Demolición de las manzanas entre el Teatro Degollado y el Hospicio Cabañas (Gallo, [1970]).

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49

terminó siendo uno de menos calidad a lo proyectado originalmente;

Díaz Morales habla de ello:

De 1940 es otro proyecto que consideraba la demolición de nueve o más manzanas entre el Teatro Degollado y el Hospicio Cabañas. Yo quería urgir lugares para sentarse, hacerlos proliferar, tanto en cajetes para los árboles como en el perímetro, para que los tapatíos tuvieran un asiento gratuito en el corazón de la ciudad, para que todo el pueblo pudiera sentarse en el gran patio de su casa grande. […] Aunque posteriormente se tomó como base mi proyecto del Paseo del Hospicio, fue destrozado en lugar de conservarse; se hizo un desafortunado centro comercial en vez de los espacios arquitectónicos que exigían los dos grandes edificios, el Hospicio Cabañas y el Teatro Degollado (Kasis, 2004, págs. 59-60).

Este proyecto siguió otras especificaciones y respondió a

intereses distintos a los planteados por el arquitecto Díaz Morales, que

no tenía más intenciones que buscar beneficios para la ciudad a la que

él llamaba ―Mi novia‖. Movido por un sentimiento regionalista

encaminado al beneficio y desarrollo de la propia tierra, realzando

mediante la urbanización planeada las características arquitectónicas

que brindan gran parte de la identidad de los ciudadanos y otorgando

espacios públicos dignos para su admiración y gozo, ofreciendo plazas

para la realización de las actividades sociales y comerciales del pueblo

tapatío.

Fig. 39 Vista aérea de la Cruz de Plazas con la Catedral de frente (COPLAUR, 2012).

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Como podemos notar a partir de las citas anteriores, realmente

se veía la realización del proyecto de la Cruz de Plazas no como una

forma de dejar huella o testimonio para ser recordado, sino que estaba

relacionado con la entrada de la modernidad en la urbanización de los

espacios internos de la ciudad, era la realización de una obra para la

sociedad tapatía, una que se pudiera palpar y sentir con la propia

estancia, una obra para disfrutarse y que otorga espacios públicos a

los tapatíos, ―Un patio para su Casa Grande‖, en el mismo corazón de

la ciudad. Este proyecto de modernización urbana ha otorgado a

Guadalajara uno de los espacios públicos más característicos de las

ciudades mexicanas, único por su disposición y carácter.

El proyecto entonces se convierte en una necesidad para esta

ciudad cada vez más ávida de espacios públicos, situada en el centro

de un movimiento modernizador, lo que fue mantenido en secreto,

ahora se hacía público, la demolición y la posterior construcción de las

plazas era inminente. Este proceso se realizó en etapas, pues no todos

los propietarios otorgaron los derechos de sus propiedades tan

fácilmente, asimismo existía un descontento por parte de personajes

políticos, académicos y religiosos e incluso del mismo Díaz Morales al

no seguirse las pautas de su proyecto, y al ver la inaplazable

demolición de siglos de historia arquitectónica de la ciudad.

Fig.40 Vista aérea de la Cruz de Plazas dirección sur-norte (COPLAUR, 2012).

Fig.41 Vista aérea de la Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).

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51

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Capítulo 3

La Plaza de la Liberación

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53

La Plaza de la Liberación representa el cuerpo de esta cruz latina que

da forma al proyecto de la Cruz de Plazas, se encuentra localizada a

espaldas de la Catedral y al frente del Teatro Degollado, por su lado

norte se encuentra flanqueada por el Museo Regional de Antropología

e Historia, y el Palacio Legislativo, en su parte sur por el Palacio de

Gobierno del Estado de Jalisco y algunos locales comerciales. Avenida

Hidalgo y las calles Belén, Morelos y Liceo la enmarcan. Por su parte

exterior encontramos jardines adornados con flores, por el interior un

arbolado de tabachines, y en el centro un asta bandera donde rara vez

se ve ondear al lábaro patrio (Fig. 42).

Se le conoce con el nombre de Plaza de la Liberación por la

escena que allí se representa con la estatua en bronce de Don Miguel

Hidalgo y Costilla, el cual sostiene unas cadenas rotas simbolizando a

la libertad, en directa relación con la firma del decreto de abolición de la

esclavitud hecho en esta ciudad en tiempos de la gesta

independentista mexicana (Fig.43). Dicha estatua sufrió una

modificación pues la que actualmente encontramos ahí no corresponde

a la original. Villaseñor y Villaseñor nos da la explicación: […] se le

cambió el nombre y se le puso el de Los Tres Poderes, retirándose la

estatua de Hidalgo y la pusieron en el parque del Deán hoy Liberación

[…] (Villaseñor, 1998, pág. 142), (Fig. 44).

Fig. 42 Mapa de la ubicación de las cuatro plazas.

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Lleva como sobrenombre ―Plaza de las Dos Copas‖ debido a las

dos fuentes en forma de copa que posee. Se le conoce también como

―Plaza de los Tres Poderes‖, pues con ella colindan el Palacio de

Gobierno representando al poder ejecutivo, el Palacio Legislativo su

respectivo poder y el Palacio de Justicia al poder judicial. Aunque

existe una versión más adornada donde se unifican los tres poderes;

ejecutivo, legislativo y judicial, conformando el poder político, y se

anexan el poder del arte y la cultura, representados por el Teatro

Degollado, y el religioso por la Catedral.

Lo anterior habla del intenso simbolismo representado en esta

cruz, y se hace evidente que su planeación no fue al azar, si no que se

buscó dejar marcado en piedra los valores que representan a esta

sociedad. En la Rotonda, la historia, la legitimación; en la de Armas, la

ley, el orden y el gobierno; en la Liberación, al pueblo, y en su

cabecera a la Catedral como la cabeza ideológica de los tapatíos.

Representa uno de los espacios públicos más importantes de la ciudad

por su céntrica ubicación, ya que sobre su planta se presentan

numerosos espectáculos; conciertos, exposiciones, actos cívicos,

manifestaciones, pista de hielo y más. Encontramos también a los

boleadores de calzado, que resultan ser muy útiles para transeúntes y

Fig. 43 Estatua de Miguel Hidalgo, Plaza de la Liberación.

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55

funcionarios públicos que laboran en los edificios circundantes. Bajo

ella encontramos un amplio estacionamiento de dos niveles, el cual fue

construido ya culminada la plaza.

La Plaza de la Liberación, enmarcada por estos edificios de gran

valor arquitectónico y patrimonial, es punto obligado de visita para

extranjeros y locales, pues brinda una de las mejores perspectivas de

los edificios más representativos de la ciudad.

Desde su construcción esta plaza es uno de los espacios más

importantes para el encuentro de los tapatíos, un lugar rodeado y lleno

de historia donde siempre ocurre una interesante interacción cultural

entre sus visitantes.

El proceso de construcción de la plaza inicio en el año de 1950,

liberando de construcción el enorme espacio abarcado por las dos

manzanas demolidas (Fig.45). El inicio del proyecto de la Plaza de la

Liberación es narrado por Don Julio Peña de la siguiente forma:

[…] y un día, un día en una de esas conversaciones instructivas, le pregunté yo: ―Oye, Nacho, [en referencia a Ignacio Díaz Morales] ¿qué es una plaza?‖ […] le quise preguntar qué es una plaza, cómo nace una plaza. Dijo: ―una plaza es un espacio abierto con edificaciones alrededor‖. Dije, ―bueno, ¿pero esa se hace, o qué, antes o después…?‖. Dice: ―Mira, por ejemplo, a espaldas de la Catedral hasta el Teatro Degollado, allí hay una plaza‖; y esto debe de haber sido en

Fig. 44 Monumento a Hidalgo. Aniversario luctuoso 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

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mil novecientos treinta y nueve, ¿eh? […] ―Allí hay una plaza, nomás Morelos, entre la calle Degollado y la espalda de la Catedral; allí está la plaza y algún día la voy a hacer‖. Palabra de caballero: eso fue en 1939 (Kasis, 2004, pág. 56).

Ante lo anterior parece que la construcción de esta plaza sería

asunto simple, ―nomás quitar todo el estorbijo‖, (Fig. 46) pero no lo fue

así, numerosos edificios ocupaban el lugar de este futuro plan de

modernización urbana, el cual se enfrentó a muchas contrariedades en

su proceso, pues para la puesta en marcha de la plaza no solo había

que demoler antiguas casonas, incluyendo al Palacio Cañedo y

edificios comerciales, sino que también había que lidiar con los

ciudadanos en desacuerdo. Ya cerca y durante su construcción

personas de la ciudad de Guadalajara se expresan así de este

proyecto en una nota del día martes 22 de agosto de 1950, y en otra

del 27 de diciembre de 1952 en periódico El Informador con lo

siguiente:

Se le quiere dar ornato, amplitud y facílidades de tránsito al centro de Guadalajara, formándole una gran plaza en el sitio menos a propósito para estos fines, como lo es a espaldas de la Catedral, al costado del Palacio y del Museo, y sólo al frente del sumido Teatro Degollado, a un metro abajo del nivel de la cabecera de la plaza (Comentarios del Día, 1950).

Fig. 45 Demolición y aplanamiento del terreno de la Plaza de la Liberación (Skyscrapercity.com, 2013).

Fig. 46 Las dos manzanas frente al Teatro Degollado (González Gortázar, 1995).

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La plaza Central, de la Liberación o del Dos de Copas, debía ser un centro de distribución de tránsito, de estacionamiento en vez de un obstáculo rodeado por callejones y cerrando la única vía de norte a sur que atraviesa el centro de la ciudad, como es la que forman las calles de Pino Suárez y Maestranza (Comentarios del día, 1952). Colonialismo fósil, sosiego de gente floja no encajan en una población que se desarrolla y cobra vida a grandes pasos, a no ser que se le quiera dejar coja. La belleza de tan magnífico espacio libre logrado en el centro de la ciudad, que forma el pie de la cruz que cubre nuestra Catedral, en nada se perjudicaría con darle utilidad y transitabilidad para todo movimiento, tanto de peatones como de vehículos. Para los primeros se les hicieron entradas contra todo lo que prescriben los reglamentos de tránsito, invitando al transeúnte a atravesar calles a media cuadra, y para los segundos, ya ni hablar, que sólo se les dejaron callejones y un tapón. Eso, y no lucir por allá en las alturas del pegote sur de la espalda de Catedral ropa íntima tendida al sol, es lo que le daría la belleza de lo útil a la plaza, aparte de la que se le pudiera añadir en lo ornamental (Comentarios del día, 1952).

Notas como estas son comunes en las paginas de El Informador

donde la sociedad se muestra indignada por la construcción de un

nuevo proyecto antes que la restauración de los espacios ya

existentes, ademas del constante problema de la basura en las calles,

plazas y mercados, y de los altos indices de criminalidad y vagancia,

pero por sobre todo lo que parece afectar mas a los ciudadanos son

los problemas de trafico en esta zona de la ciudad, donde no parece

intesarles la libertad con la que el peaton podrá desplazarse,

Fig. 47 Evento masivo en Plaza de la Liberación, 1951 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

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buscándose privilegiar al flujo de automoviles criticando de una manera

picaresca la estética del proyecto de la plaza. Además lo que no todos

sabian es que esta plaza estaba planeada de manera que la

inclinacion de 185cm. del terreno (Kasis, 2004, pág. 56), que

desciende hacia el Teatro Degollado iba a ser remediada con un leve

desnivel en la planta de la plaza, el cual es dificil de apreciar por su

excelente planeación. Las constantes quejas y dificultades durante la

construcción de este proyecto y la demolición de los edificios se

aprecian mejor en la demolición del Palacio Cañedo que se analizará

mas adelante en esta investigación.

La Plaza de la Liberación sufrio modificaciones ya concluida su

construcción; los arboles de fresno que se plantaron a su alrededor

fueron removidos, el nombre de Plaza Central se modificó a Plaza de

la Liberación y luego a Tres Poderes, e incluso como ya mencione, la

estatua de Hidalgo fue removida, para despues ser sustituida por una

nueva y se le dio su nombre actual. Sufrio también algunas

modificaciónes visibles durante la construcción del estacionamiento

subterraneo en donde se eliminaron algunas jardineras para la

construcción de accesos para vehiculos y peatones.

Fig. 48 Excavaciones bajo la Plaza de la Liberación

durante la construcción del túnel de Av. Hidalgo c. 1970 (Gallo, [1970]).

Page 66: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

59

La Plaza de la Liberación Ayer

Un personaje que resalta en esta investigacion es Ramiro Villaseñor y

Villaseñor, que con base a su experiencia presencial de estas calles y

de los edificios que las enmarcaban, nos narra de una exquisita

manera lo seguiente, en referencia a las calles de la zona en cuestión.

Sobre la Calle 3 o Hidalgo en la Manzana posterior a la Catedral dice:

[…] la acera sur en esquina [Hidalgo] con Pino Suárez, antes Alhóndiga, estuvo la Administración de Correos en la que fue varias veces jefe D. Pantaleón Pacheco nacido en 1800 y murió el 7 de junio de 1891, después de estar ocupada por otros negocios; estuvieron las oficinas y talleres de El Informador; ésta era una casa en renta de los Cañedo anexa a la casa Solariega, cuando yo conocí la parte baja se rentaba a aestablecimientos de cajas mortuorias para gente de escasos recursos; en el n. 289 había un despacho de la fábrica de hilos para coser de Miguel Bravo; en el resto de la cuadra había algunas imprentas y encuadernaciones; en la esquina la obligada cantina que se llamaba ―La Oficina‖. (Villaseñor, 1998, pág. 141)

En referencia al tramo de la calle Liceo que va de Hidalgo a

Morelos (espaldas de Catedral) nos relata lo siguiente:

Es una de las calles de más historia tanto por sus edificios como por la gente que habitó en ella; antiguamente se llamada Seminario. En la primera nomenclatura oficial de 1825, se le puso el nombre de Riqueza a

Fig. 49 Toma aérea de las manzanas en torno a la catedral de Guadalajara. CIA. Mexicana Aerofoto (COPLAUR, 2012).

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la cuadra comprendida entre Morelos e Hidalgo, porque ahí estaba la entrada de la clavería donde se guardaban los fondos de la iglesia. En la cuadra donde ahora está la gran Plaza de la Liberación construida por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, reformada levemente para construir el sótano, llamada actualmente Plaza de los Tres Poderes. Por este lado estuvo el costado de la casa de los Balbuena, donde vivió el poeta Bernardo de Balbuena; después fue del Ayuntamiento de Guadalajara; he visto una fotografía de esta lado donde ya aparece con sus reformas hechas en el siglo XIX, como yo la conocí; tengo un plano de la planta del edificio ejecutada por mi padre el Ing. Arnulfo Villaseñor en 1884, por lo que se ve no hubo muchos cambios en el interior de su construcción hasta su demolición. (Villaseñor, 1998, pág. 341)

Del tramo de la calle Morelos entre Liceo y Pino Suarez narra lo

siguiente:

[…] la calle de Pino Suárez del lado norte en la esquina, hubo unos negocios: la camisería de doña Alejandra Velazco de Buendía, que ha de haber durado poco tiempo, después la ocupó la zapatería de García López; en seguida estaba la litografía de Alberto Rodríguez; en la casa marcada con la letra Y, en los bajos estuvo Camilo C. Gómez, comerciante y comisionista, en los altos el escribano público Francisco L. Navarro y también en los bajos estuvo la fábrica de libros en blanco, litografía y encuadernación ―El Libro Mayor‖ de José Cabrera; en la esquina estaba la casa de los Balbuena, solo tenemos noticias de un dibujo del Archivo de Indias del siglo XVIII donde aparece coronado de almenas terminadas en perlas, pero tanto ellas como dos grandes escudos que decoraban la puerta han desaparecido, mi padre el Ing. Arnulfo Villaseñor en 1888 levantó un plano de las dos plantas que creo han de haber tenido muy pocas variantes desde su construcción, posteriormente la adquirieron para casa consistorial, al ceder las que tenían en la manzana del Palacio en el lado sur para la construcción del

Fig. 50 Esquina de Morelos y Liceo. A la izquierda sobresale la esquina de la casa de los Balbuena (Skyscrapercity.com, 2013).

Page 68: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

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actual Palacio [de Gobierno]; en 1861 le rentaron un local al abogado y escribano público Juan Bautista Sánchez recibido en 1857, ―participa al público haber abierto su oficina en la calle de S. Agustín, bajo el Palacio Municipal, frente al del Gobierno, donde ofrece sus servicios en ambas profesiones‖, en 1888 se le dio una arreglada general a la fachada, desapareció la antigua fachada dejándola al estilo de la época del porfiriato con una cornisa en la parte superior; este arreglo ha de haber sido porque en la parte baja instalaron el Monte de Piedad, después de la Revolución el ayuntamiento se cambió al Antiguo Palacio Arzobispal; en la esquina estuvieron los Ferrocarriles de Jalisco, las Escuelas de Comercio y Odontología, la dirección de Educación Pública, hasta que en 1937 lo vendió Everardo Topete a Modesto Barreto quien construyó el feo edificio que se llamó Mercantil, el único atractivo que tuvo fue que en la parte baja tenía unos portales, afortunadamente lo demolieron para hacer la gran Plaza de la Liberación ahora de los Tres Poderes […] (Villaseñor, 1998, pág. 99).

La anterior cita reboza de importante información histórica, pues en

ella se menciona a la Casa de los Balbuena, que durante su existencia

sufrió de numerosas modificaciones y de la cual no se pudo localizar

alguna imagen. Está casona resulta importante, entre otras cosas, por

haber cumplido la función de Casa Consistorial, siendo una de sus

varias sedes hasta haber quedado localizada definitivamente en el

actual Palacio Municipal. También se logra observar un tanto de la

intención del autor, pues rescata la obra que su padre realizó en esta

finca, además se le nota congratulado de que el posterior, y ―feo‖

Edifico Mercantil (Fig. 51), construido sobre lo que fue esta casona,

Fig. 51 Edificio Mercantil sobre lo que fue la casa de los Balbuena (COPLAUR, 2012).

Page 69: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

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haya sido demolido para la construcción de la actual Plaza de la

Liberación. Así mismo de esta cita se puede rescatar las

transformaciones previas sufridas en importantes edificios históricos de

la ciudad, de lo que se desprende que no todos ellos fueron víctimas

de la construcción del proyecto de la Cruz de Plazas, un caso similar

se verá mas adelante con la demolición del Palacio Cañedo.

Continuando con la descripción se sabe que, sobre la calle Pino

Suarez entre Morelos e Hidalgo que actualmente se encontraría sobre

la superficie de la Plaza de la Liberación, se encontraba lo siguiente:

Del lado poniente en el N. 1 estuvieron los baños de San Agustín en 1888, ha de haber habido otras propiedades que demolieron para hacer el edificio Mercantil; enseguida está el edificio de Teléfonos de Jalisco, después estaba una casa de no grandes proporciones donde vivía la Sra. Tovar, tercera esposa del Lic. D. José López Portillo y Rojas, la quise conocer con el pretexto de comprar libros de D. José, pero todo fue por intermedio de la ama de casa; en la esquina en un tiempo estuvo la Casa de Correos, en los altos vivió el abogado Antonio Zermeño recibido en 1893, la casa era de la familia Cañedo, cuando la conocí ya era expendio de ataúdes para gente de escasos recursos; en un tiempo en las dos aceras estaban varias cantinas, la más popular fue la de Florentino (Villaseñor, 1998, pág. 239).

Los edificios de las manzanas antes mencionadas rebosaban

tanto de actividad comercial, como de historia. Familias de renombre

Fig. 52 Fotografía de la manzana 13, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).

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como los Cañedo, Balbuena y Lopéz Portillo, compartian el espacio

con cantinas, fabricas y negocios de venta de ataúdes. Para la época

era común en Guadalajara que las casas de los habitantes más

privilegiados contaran en la planta baja con comercios varios y en la

parte superior se ubicara la vivienda familiar, contando con una estable

entrada de dinero proporcionada por la renta o administración de los

locales comerciales, reflejando el apego que las familias acaudaladas

de Guadalajara sentían por este espacio de la ciudad, que no solo les

brindaba las facilidades de vivienda sino para el mismo quehacer

comercial. Este apego por su lugar de residencia se vería reflejado por

algunos personajes al no ceder estas propiedades sin antes oponer

resistencia.

En la fotografia y plano, (Fig. 52 y 53) se muestra la zona

ocupada por la manzana 13, donde se localizaban las construcciones

de las que anteriormente se habla. Se nota que la planta de las casas

no era regular, sino que mas bien seguian una forma totalmente fuera

de linea y simetría. La regulacion de ―manzana damero‖ que se

menciona en el primer capítulo de esta investigacion, se ve

contrastada por estos planos. Esta modificación bien pudo obedecer a

interes posteriores en los que las fincas fueron divididas o repartidas.

Fig. 53 Plano de la manzana 13, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).

Page 71: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

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La siguiente manzana ubicada al frente del Teatro Degollado

tambien contaba con numerosas construcciones que fueron demolidas,

de las que estaban sobre el sur de la calle Hidalgo entre Belén y Pino

Suárez se describe lo siguiente:

[…] del lado sur en la esquina de Bélen estuvo una cantina con un nombre muy mexicano ―La Reina Xóchitl‖ de Enrique Zepeda, antes o después en esa misma esquina ―El Surtidor‖, expendio de vinos y licores finos; en la casa siguiente con el N. 35 estuvo el colegio de León XIII dirigido por el Lic. Martín Rivera Calatayud recibido en 1881. Enseñanza: elemental y preparatoria para niños; depués estuvo la ―Fábrica de Agua Mineral y Gaseosa‖ de Gabriel Ruiz, ya con el N. 219; en el N. 229 vivía la Sra. Petra Veytia viuda de Remus que a la edad de 85 años murió el 12 de abril de 1885; en la esquina con Pino Suárez fue casa de Rosario Cañedo, casada con Jorge Palomino dueña también de la plaza de toros ―El Progreso‖ que se la vendió a Ignacio García Aceves; en los bajos estuvieron las oficinas de la Compañía Telefónica Jalisciense que después se cambió enfrente, posteriormente estuvo una botica (Villaseñor, 1998, pág. 141).

Continuamos con la descripción de los edificios de la calle Pino

Suárez en su parte oriente, entre Morelos e Hidalgo:

Antigua calle de la Alhóndiga, al comenzar la calle, en Morelos, del lado oriente había una casa de tres pisos sin relieve alguno, en los bajos estuvieron los almacenes de efectos del País de don Pablo Navarrete, que datan desde el año de 1850; con el N. 2 estuvo el local ocupado por la Sociedad de las Clases Productoras, despues se cambió en 1879 al exconvento de Santa M. de Gracia; con el No. 2 ½ estaba la casa de

Fig. 54 Al fondo se aprecia el proceso de demolición de las casonas frente al Teatro Degollado (Skyscrapercity.com, 2013).

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Camarena y Corcuera, único deposito de fierro de Tula, cemento de Portland Gibbs, y también distribuían el cemento de los señores Enrique Myard y Pedro Livrelli, fue la primera fábrica de cemento Portland ―El Águila‖ en Guadalajara, alcohol de maíz y de caña de azúcar, vino y tequila de la hacienda de San Diego, harina y salvado de los molinos de Irapuato y Santa Cruz, publicó dos catalogos de la ―Ferreteria de Tula‖, uno en 1872 y otro en 1900, después se dedico exclusivamente a la distribución de fierro de Monterrey; la fachada fue reconstruida en el porfiriato, en la parte baja tenia seis puertas más anchas que las usuales, en la parte alta, dos balcones, uno triple y otros dos balcones, su cornisa y balustrada, alcancé a conocer el interior, tenía unos corredores desde la época colonial; con el N. 4 ½ estaba otro comisionista, don Antonio Orozco González, ―Agencia de Inhumaciónes‖, compra, venta y alquiler de muebles de todas clases, en los altos vivió el Arq. Carlos L. Strange; en la esquina con Hidalgo estuvo la compañía Telefónica Jalisciense que después se cambió a enfrente al N. 5 donde yo la conocí, daba servicio a las poblaciones siguientes: Ameca, Tequila, Amatitan, Arenal, La Capilla y Chapala y las haciendas: La Estancia, Atequiza, Buena Vista, Cedros, Santa Rosa, La Caldera, Zapotlanejo, El Castillo, El Salto y Miraflores (Villaseñor, 1998, pág. 238).

De algunas de las citas anteriores se desprende, que durante el

porfiriato si existió ese deseo generalizado por embellcer a

Guadalajara, en el que las fachadas de algunas edificaciones fueron

rediseñadas y reconstruidas. Nuevamente queda demostrada la

versatilidad de esta zona de la ciudad, pues su variedad de negocios

era bastante amplia, sin importar si el tamaño de algunas edificaciones

fuera reducido.

Fig. 55 y 56 Fotografía y plano de la manzana 24, 1947.(Archivo Histórico de Jalisco, 2013) Se nota la amplia disparidad entre los lotes de esta manzana.

Page 73: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

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Sobre la calle Morelos entre Belén y Pino Suárez (Fig. 57) la

ciudad contaba con las siguientes casas y establecimientos:

[…] en la esquina [Bélen y Morelos] estaba una casa que la conocí con el nombre de ―casa de los Veytia‖ que tenía por el lado de Belén una bonita puerta marcada con el N. 9, por Belén en la esquina tenía su columna, balcón y su nicho, por esta calle tenía una serie de puertas y balcones con portadas de cantera, en la esquina estaba Florencio Chávez con un almacén de efectos del país; tiempo después se establecieron los Dávalos Hermanos y Cía., almacenistas de artículos del país y fabricantes de rebozos, después fabricaron mezclilla ―orilla de coral‖ y tenían la fábrica por la calle Hospital, han de haber prosperado en su negocio, pues tuvieron uno de los coches más grandes y costosos de Guadalajara y con chofer uniformado, que no era lo usual; en seguida estaba el almacén de efectos del país y comisiones del Sr. Saucedo, marcado con la letra Q, en los altos vivio el Dr. Salvador Garciadiego, destacado médico muy erudito, que asistió a diversos congresos científicos nacionales y extranjeros. En los bajos en la misma casa, tiempo depués estuvo la tienda de los Romero Hermanos que vendían de todo: papel, artículos para encuadernador y loza; en una ocasión mi padre compró unos platones de cincuenta cm de díametro y yo conservo uno; en la esquina estaba la tienda de Pablo Navarrete marcada con el N. 28, que estaba salteado, con un surtido general de reboceria de Guadalajara: ―Valle de Santiago, Temascaltepec, hilos planchados para rebozos, hilachas inglesas, añil flor, grana, tafiletes, sábanas, chagres y ótras clases de pieles‖ (Villaseñor, 1998, pág. 95).

De los edificios que estaban justo frente al Teatro Degollado

sobre la calle Bélen, aunque popularmente se le conoce como calle

Degollado que en realidad es hasta la calle Morelos donde cambia su

Fig. 57 Calle Morelos desde esquina con Calle Belén (COPLAUR, 2012).

Page 74: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

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nomenclatura en sentido norte-sur, se redacta lo siguiente:

Esta calle comienza en Morelos, es de sur a norte; antiguamente se le llamaba calle del Parián o Costado de Santa María de Gracia; fue nombrada con el nombre de Belén al construirse el Hospital de Belén (de 1787 a 1794) por fray Antonio Alcalde. […] En la acera poniente, está la gran Plaza de la Liberación, hoy de los Tres Poderes, pero la gente la sigue nombrando Dos de Copas, construida cuando fue gobernador el Lic. D. Jesús González Gallo, realizada por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, anteriormente habia tres casas, pero la que sobresalia era la primera, marcada con el N. 9 de la familia Veytia, era del siglo XVIII, en la esquina tenía la clásica columna tapatía rematada en un nicho con un balcón que daba vuelta, en la parte baja tenía dos puertas para comercio, enseguida una puerta de construcción posterior, la puerta de entrada queda muy elegante con su portada de cantera, arqueada con cornisa muy labrada y tenía en la parte superior, a los extremos dos estatuitas, y al centro un escudo o monograma, del lado norte tenía dos puertas que después las hicieron dobles y otra puerta de construcción posterior para la escalera, en la parte alta tenía cuatro balcones, el primero rematado en arco que le daba más elegancia, el segundo más sencillo se cerramiento recto, el tercero que coincidía con la puerta de entrada era igual al primero ligeramente más ancho, el último era sencillo, para terminar una claraboya de posterior construcción para darle luz a la escalera, todas sus portadas eran de cantera, algunas de sus portadas fueron puestas en una casa de Madero y Maestranza, a demolerse no sé donde quedaron estas hermosas portadas; el año de 1867 había adquirido por cuenta de don Justo Veytia, el señor Félix Núñez, la casa marcada con el número uno de la calle Belén esquina con San Agustín, que había sido valuada en $13 000.00 por don Jacobo Gálvez y don Felipe Ciprés, al ser denunciado por el Sr. Guadalupe Medina como bienes del Seminario Conciliar de Guadalajara, siendo adquirida en remate por don Ignacio Madrid, en la cantidad de $8 666.88, que representaba la tercera parte del avalúo, por no haber otros postores.

Fig. 58 Calle Belén-Degollado antes de la construcción de la Plaza de la Liberación (COPLAUR, 2012).

Fig. 59 Calle Belén-Degollado antes de la construcción de la Plaza de la Liberación (COPLAUR, 2012).

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Esa casa, según el Pbro. José Trinidad Laris, había pertenecido a don Agustín de Zavala, caballero de Santiago, quien en 1613 reconstruyó de su peculio el templo de San Agustín, pasando después a ser propiedad de don Antonio Ávila de la Cadena, deán de la catedral de Guadalajara, quien la dejo al Seminario Conciliar. […] en seguida estaba una casa similar a la anterior con seis puertas en la parte baja, tres balcones espaciados en la parte superior; en la esquina había una casa del porfiriato con seis puertas en los bajos, en la parte alta igual número de balcones, el comercio principal era de jarcería; pero también habia relojerías, restaurantes o cantinas; en la esquina con Morelos, en la casa, de los Veytia, en los bajos estuvo la tienda y escritorio de los hermanos Dávalos que vendían variedad de textiles, pero principalmente la mezclilla ―orilla de coral‖, fabricadas por ellos mismos; en un tiempo fabricaron vino de uva muy bien preparado, pero no le podian dar madurez y lo vendían como vinagre; en el número 11, vivia el abogado Juan Castro. En los bajos estaba la cantina y restaurante ―La Reina Xóchitl; en la casa de la esquina, en uno de estos locales, estuvo la tienda de Jose L. Morales de hilados y tejidos de lana, en esa cuadra, en diferentes épocas, estuvieron los siguientes negocios o talleres: en el N. 3 ½, la carpinteria de Alejo Espinoza en 1888; en número 5 vivió o tuvo su bufete en 1880, el abogado Antonio Bonilla, recibido el 17 de enero de 1880; supongo que éstos dos que he citado estuvieron en la casa de los Veytia por la numeracion baja; en la letra G, en 1888 estuvo la tienda de efectos del País y rebocería de Sabino Padilla y Cía.; en la letra H, en 1888, estuvo Juan Camacho con la misma mercancía; sin especificar número o letra también estuvieron en 1888, Cirilo Aguirre con los mismo productos; en el mismo año, Herlindo Reyes, sombreros de palma; Lino Plascencia sombreros de palma bisabuelo de los actuales Plascencia (Villaseñor, 1998, pág. 187).

Es de reconocer el preciso nivel con que Villaseñor nos describe estas

cadras de la ciudad, nos habla de su profundo y sincero compromiso

con realizar un rescate de la historia arquitectónica de la ciudad, que a

Fig. 60 y 61 Construcciones frente al Degollado antes y durante la demolición (COPLAUR, 2012).

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su vez es reflejo de la sociedad. Su discurso es generalmente prolijo y

son casi nulos los juicios que sobre el proyecto de la Cruz de Plazas, o

de las plazas en partucular, en este caso solo menciona, ―la gran Plaza

de la Liberación‖, y hace una breve anotación sobre el gobernador en

turno y el arquitecto de este proyecto.

Sin embargo es lamentable el caso de la demolición de esta

pintoresca y ajetreada cuadra comercial y habitacional, ejemplo de una

sociedad viva dispuesta a compartir su lugar de residencia con los

comercios y el estilo de vida cosmopolíta que representan. La

demolición de los históricos y numerosos edificios de las dos

manzanas anteriores brindarían el espacio necesario tanto para

agrandar el frontis del Teatro Degollado, como para la futura Plaza de

la Liberación.

De las anteriores citas, que si bien son largas se consideran

necesarias, se puede obtener una detallada descripción del espacio

que antecedió a las plazas, además de transportarnos a un momento y

estilo de vida que contrasta en parte con la actualidad. Es de

destacarse también que Villaseñor no tiene un acercamiento real a

criticar en forma el proyecto de la Plaza de la Liberación, como se verá

más adelante con otros personajes.

Fig. 62 Fachada original del Teatro Degollado, a la extrema izquierda parte de una casona demolida (COPLAUR, 2012).

Fig. 63 Costado del Teatro Degollado (COPLAUR, 2012).

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El Teatro Degollado

Este Teatro es tomado en cuenta en esta investigación pues se ubica

dentro del periodo en estudio, y porque es cuando se finaliza la Plaza

de la Liberación que el Degollado obtiene en su mayoría el aspecto

con el que cuenta actualmente (Fig. 64).

El Teatro Degollado se encuentra en el extremo oriente de la

Plaza de la Liberación sobre la Calle Belén-Dogollado, antes llamada

Parián por el mercado que allí se ubicaba. Este edificio fue mandado a

construir por el gobernador Santos Degollado en 1856, obra que se le

encargó al arquitecto Jacobo Gálvez, tras su triunfo en el concurso

convocado para su construccíon un año antes. La primera piedra la

colocó el entonces gobernador Degollado el 5 de marzo de 1856, y su

inauguración ocurrió el 13 de septiembre de 1866 con el teatro aún sin

terminar y con su antiguo nombre ―Teatro Alarcoón‖ en honor al

dramaturgo Juan Ruiz Alarcón, pero cinco años después a la muerte

del ex gobernador Santos Degollado se le cambia el nombre en honor

a éste.

En el año de 1900 los portales que se encontraban a su

alrededor se incendiaron (Fig. 65) y después de este fátidico evento

Fig. 64 Teatro Degollado, 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

Fig. 65 Incendio de los portales de San Agustín adheridos al Degollado, 1900 (COPLAUR, 2012).

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Miguel Ahumada, gobernador del estado, le realizó un arreglo general

al cuidado del arquitecto L. Ding e hijo. En 1923 siendo gobernador del

estado José Guadalupe Zuno, se le encargo al ingeniero Arnulfo

Villaseñor retirar todo el enjarre de las partes de la fachada que fueran

en cantera. En 1941 se le hicieron arreglos interiores y exteriores, esta

obra fue realizada por los arquitectos Alfredo Navarro Blanca y Luis

González Hermosillo, siendo gobernador del estado el licenciado

Silvano Barba González. Cuando era gobernador Agustin Yañez se le

mandó poner al frontis unas figuras en mosaico veneciano, obra de

Roberto Montenegro, el cual actualmente se encuentra desaparecido.

En 1959 sufre su modificación mas grande a cargo de nuestro

arquitecto Ignacio Díaz Morales, donde al teatro se le realizó un arreglo

generalizado, tanto interior como exterior, arreglandosele totalmente el

pórtico agregándose más columnas y una escalinata; al frontis se le

quitó el mosaico y se le agregó un relieve de las nueve musas, obra

del escultor Benito Castañeda. Por la parte posterior se le retiró la

rampa de acceso (Fig. 68) y años después, en su lugar se construyó la

fuente de la Plaza Fundadores.

Fig. 66 y 67 Manzana 13, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).

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El Palacio Cañedo

La demolición de este edificio resultó en una de las mayores pérdidas

para la ciudad, siendo también una de las más controvertidas del

proyecto de la Cruz de Plazas, pues durante su demolición se efectuó

uno de los mayores debates entre los intereses privados y públicos.

La construcción del Palacio Cañedo fue realizada en la primera

mitad del siglo XIX, durante los años de 1830 a 1840 por don José

Ignacio Cañedo, se edificó con arreglo al proyecto y planos del

arquitecto jalisciense don José María Gutiérrez. Del Palacio se tiene

esta descripción:

La fachada de la casa denotaba el eclecticismo propio de la época, determinado por ritmos de vanos y macizos muy propios de las construcciones y tipologías de la arquitectura de Guadalajara. Ventanas rectangulares de sección áurea con jamba pronunciadas en cantera, cornisas de mayor pronunciamiento. En la esquina de Liceo e Hidalgo la cornisa estaba pronunciada para lograr un balcón en ambos sentidos, protegido por forja. El ingreso a la construcción estaba enmarcado por una cornisa que sirvió de balcón en la parte superior, con sus respectivas ménsulas de cantera, y con pilastras que pronunciaban el ingreso de una gran puerta que daba de piso a techo, en la parte superior enmarcaba la puerta del balcón dos columnas avanzadas rematadas con una cornisa del estilo neoclásico puro con triglifos y metopas. El interior de la casa era estilo neoclásico academicista, con columnas toscanas pareadas,

Fig. 68 Parte trasera del Teatro Degollad antes de su remodelación (COPLAUR, 2012).

Fig. 69 Museo Regional y a la derecha el Palacio Cañedo (COPLAUR, 2012).

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con un intercolumnio corto con uno más largo. En su disposición tenía un patio central como elemento regente y generador de espacios. El arquitrabe lo conformaban triglifos y metopas ciegas, y gotas en el friso que formaban un establecimiento clásico. La parte de debajo de la casa era un espacio dedicado a caballerizas y zona de comercio; estaba conformado por arcos de medio punto y pechinas decoradas con pinturas fitomorfas. Las columnas que sostenían el paso de la escalera eran toscanas triatóstilas, decoradas en el tercio (Ruiz, 2010).

Descripciones como la anterior demarcan el inmensurable valor

arquitectónico que esta edificación contenía, es un pesar que

semejante construcción tuviera que ser destruida a causa de un

desenfrenado proceso de modernización urbana en conjunción con

diferencias ideológicas.

El Palacio Cañedo albergó a una de las familias más

distinguidas e importantes de Guadalajara por más de 200 años. Su

historia inicia en 1767 en lo que alguna vez fue el reino de la Nueva

Galicia, con Manuel Calixto Cañedo y Jiménez de Alcaraz, y hasta

1933 cuando esta nobilísima familia realizó su traslado a la ciudad de

México. El licenciado Juan de Dios Cañedo hijo de Hilario Íñiguez

Cañedo Sanmartín decendiente del sexto mayorazgo de los Cañedo

vivió y nació en este palacio hasta la edad de diez años, hasta que la

familia Cañedo realizó su mudanza. En entrevista describe el palacio

de la siguiente manera:

Fig. 70 Palacio Cañedo circa 1930 (COPLAUR, 2012).

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74

Era una casa muy grande, con una sala enorme que daba a la calle de Liceo; en el segundo piso, amueblada con muebles de madera de cedro, alfombrada, con dos enormes candiles… tenía un patio enorme empedrado con vértebras de vaca, con pilares sosteniendo los corredores, y una escalinata de cantera que en el descanso se abría en dos partes; coronada en la parte superior con dos leones de madera en reposo. Los corredores eran anchos, con los muros y techos decorados, y barandales de fierro. En el piso superior había de 8 a 10 habitaciones. Abajo, a la derecha de la escalera estaba el ante comedor y la cocina con un brasero muy grande y de ahí se pasaba a la habitación de la servidumbre. Al trasladarse a la ciudad de México se queda viviendo en la casa mi tío Alfonso, un hombre culto que vivió muchos años en Europa, pero muy excéntrico. Por la mañana se iba en bicicleta a los juzgados y por las noches hacía tertulias en la casa donde tocaba un piano Steinway propiedad de los mismos. Para mantenerse rentaba las recámaras. Ahí murió hasta que se vendió la casa. André Bretón en alguna ocasión visitó la casa y se expresó muy bien de ella en algún artículo que escribió (Ruiz, 2010, pág. 38).

La anécdota de la visita de André Bretón al palacio, según Ruiz

Razura, se corrobora en texto de Juan José Doñán con lo siguiente:

Lo que más impresionó a André Bretón de su visita a Guadalajara, en 1938, fue la vieja casona, la cual llamó ―palacio de fatalidad‖ en su famoso Souvenir de Mexique. Era una antigua casona señorial situada en pleno centro de la ciudad, deteriorada por el descuido de sus propietarios que apareció a los ojos de Bretón como la encarnación de la corte de los milagros. Tanta fue la fascinación que aquella finca señorial despertó en su ánimo que no sólo la visitó varias veces mientras estuvo en Guadalajara, sino que acabó convirtiéndose en el centro de su famosa crónica mexicana (1939). Aquel encuentro quedó inscrito como uno de los momentos estelares de las memorias del autor (Ruiz, 2010, pág. 26).

Fig. 71 Escalinata principal del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).

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75

Este palacio fue una de las edificaciones cuya demolición causó

gran controversia, ya sea por los acontecimentos de relevancia

histórica que en esta finca ocurrieron o por ser considerado como una

de las construcciones con más valor arquitectónico y patrimonial de la

ciudad. Sobre la riña en torno a su destrucción se sabe lo siguiente de

una publicación del periódico El Malcriado que contenía el título

―Tapatíos… ¡Salvemos a nuestra Guadalajara!‖:

Se le dio el hachazo maldito a nuestros portales, ―sala de recibo de Guadalajara‖ y se empleo [sic] una de las calles tranquila o sea la Juarez, siendo un pretesto [sic] para crear la llamada plus-valia que dejo temblando a propietarios, comerciantes y arrendatarios […] con el pretexto de embellecer la ciudad y dejarla al nivel de las grandes urbes modernas, se ha herido en pleno corazón, el sentimiento de los tapatíos, […] ¡Unámonos, gritemos hagamos ver que se nos debe oir! ¡Porque en el grito de nuestra protesta, esta la salvación de lo que queda de esta capital de Jalisco! (Ruiz, 2010, pág. 45).

Las voces de protesta comienzan a hacerse evidentes entre la

sociedad tapatía, pués no todos estaban de acuerdo con el

Gobernador, no todos consideraban que llevar a Guadalajara ―al nivel

de las grandes urbes modernas‖ mediante la demolición de patrimonio

era el mejor camino; existe una consideración por el patrimonio

histórico-arquitectónico que no se encuentra en el discurso de las

politicas modernizadoras de González Gallo.

Fig. 72 Interior del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).

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76

Ante la inminente destrucción del Palacio Cañedo

y las negativas de parte del gobierno en pro de su

conservación, José Cornejo Franco el reconocido

historiador de la ciudad de Guadalajara y en calidad de

Inspector de Monumentos de la misma, emitió un

publicado el 23 de septiembre de 1943 a través del

periódico El Informador, en una nota llamada ―Que no

debe demolerse‖ que además de hablar sobre la

importancia y la benevolencia de la familia Cañedo

menciona lo siguiente:

En cuanto a su mérito arquitectónico es de tradición de que fue construida por alguno de los dos mejores arquitectos de neoclásico finisecular, Tolsá o Tresguerras, firmas ambas, cualquiera de ellas, que merecen respetarse, como son dignas de respeto las obras de artistas tan insignes en la tradición arquitectónica de nuestro país, y de paso recordamos que Tresguerras trabajó para los Cañedo en la Hacienda del El Cabezón […] debe respetarse dicho monumento que procure y gestione la conservación de dicho edificio, uno de los tres más importantes de nuestra arquitectura civil que hasta hoy han podido escapar a la barbarie mercantilista de fenicios y cretinos (Franco, 1943).

Si bien es notable el gran esfuerzo que parte de la

sociedad y personajes relevantes de la misma realizaron

para la conservación de la mencionada construcción, no

se hicieron esperar los que estaban en pro de su

demolición, y que incluso contradicen de manera muy

convincente algunas afirmaciones de Cornejo Franco y

en un publicado de El Informador del 3 de octubre de

1943 el licenciado Rafael Ruíz Díaz menciona esto:

La ―Caca [sic] de los Cañedo‖ no es un monumento histórico, cuya conservación sea de interés público, porque tal edificio no está vinculado en manera alguna a nuestra historia política o social, ni tiene valor artístico sobresaliente, que lo haga ser un exponente y una expresión de la historia de la cultura de Jalisco. La ―Casa de los Cañedo‖ fue edificada en la primera mitad del siglo XIX, durante los años de 1830 a 1840, por el Excmo. Señor don José Ignacio Cañedo. Segundo Gobernador Constitucional del Estado […] Apoyados en pruebas irrefutables, podemos afirmar con absoluta seguridad que ni los planos, ni el proyecto ni la dirección y ejecución de la ―Caca [sic] de los Cañedo‖ fueron obra ni de Tolsá, ni de Tresguerras. Los planos, el proyecto general, la dirección y la ejecución de la ―Casa de los Cañedo‖ fueron obra de José María Gutiérrez […] fue una verdadera mansion señorial, la habitó hasta su muerte, acaaecida en el año de 1848 el Excmo. Señor Don José Ignacio Cañedo

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77

Después de él, sus descendientes, entre los cuales se contó el filántropo Don Ignacio Cañedo Valdivieso, ocuparon esa finca hasta el año de 1940, en que fue enajenada a personas extrañas a la familia, por los últimos restos de la opulenta Casa Cañedo […] Por esta sumaria y breve relación comprobada con abundante documentación que ha tenido a la vista, se advierte, desde luego, que la ―Casa de los Cañedo‖ no es un edificio colonial, que hubiera sido construido durante la dominación española, ni el estilo, gusto y caracteres que predominaron en las construcciones levantadas durante los tres siglos de la Colonia, sino que por el contrario, es un edificio muy posterior a la independencia, que se erigió ya muy avanzado el siglo XIX […] Ningún acontecimiento trascendental en nuestra historia política o social se verificó en ese edificio, y, por lo mismo, ese edificio no está vinculado a nuestra historia, el sólo hecho de haber sido edificado y habitado por un Gobernador del Estado,ni basta ni puede bastar para darle el carácter de un Monumento Histórico, máxime si se tiene en consideración que la actuación del Excmo, Señor Cañedo, como Gobernador del Estado, fue tan combatida y discutida y juzgada tan desfavorablemente a pesar de las relevantes prendas personales que adornaban al Señor Cañedo […] Ninguno de los señores Cañedo que con sus hechos ilustraron las páginas de la patria historia nació en ese edificio, ni en ese edificio realizaron hechos que enaltecieron su vida y les valió la consagración de la posteridad. […] Este edificio no fue la obra de un artista eminente, puesto que el arquitecto don José María Gutiérrez, su creador, a pesar de su reconocida habilidad como constructor y maestro de obras, distaba mucho de ser un arquitecto de la talla de Tolsá o de Tresguerras y fue muy inferior a su propio discípulo el insigne Manuel Gómez Ibarra, que sí legó a Guadalajara edificios muy bellos y notables. […] En este momento es necesario aclarar que José Gutiérrez fue el primer arquitecto que llegó a la Nueva Galicia y tuvo la valentía de cambiar la imagen urbana de la ciudad imponiendo el nuevo estilo arquitectónico: el neoclásico. Construyó la casa de la misericordía (hoy Instituto Cultural Cabañas), el templo del Sagrario y modificó el templo de Santo Tomás para hacerlo sede del Congreso. Por lo que podemos equiparar, sin temor a

Fig. 73 Interior del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).

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equivocarnos, su trayectoria profesional con la de Manuel Tolsá y Eduardo Tresguerras (Díaz, 1943).

Mas adelante el licenciado Rafael Ruíz Díaz continúa con la

defensa de la demolición del Palacio Cañedo donde según la autora

Adriana Ruiz Razura, el licenciado Ruíz Díaz da muestra de su

desconocimiento de los códices formales que identifican el estilo

neoclásico:

Es la ―Casa de los Cañedo‖ manifestación de un ―academismo‖ [sic] pobre y frío, que no expresa absolutamente nada, y que está muy distante del ambiente general de la ciudad en que tal edificio se construyó, y más lejos aún del ambiente ―colonial‖ que pretende atribuírsele. El aspecto general de esa construcción es frío, seco, triste, e inexpresivo, presentando en detalle la multitud de incorrecciones técnicas, que lo privan de toda belleza y de toda armonía, produciendo un efecto desagradable; es un edificio que impresiona solamente por su severidad y pesantez […] Hay en ese edificio un predominio absoluto y completo de líneas rectas; los órdenes dórico y toscano que son los más usados en él, están simplificados por completo y desprovisto de toda ornamentación. En general sus superficies son casi lisas, produciendo una extraña y dura sensación de rigidez. Es un edificio de formas muy pesadas y de líneas y superficies inexpresivas, en el cual, las torpes mutilaciones que ha sufrido, ponen de manifiesto su extrema fealdad […] La ―Casa de los Cañedo‖ es una aberración arquitectónica y para que tal aberración fuera mas patente y manifiesta, esto es, para colmo de absurdos, hace algunos años por mandato de las autoridades municipales, obedeciendo a razones de orden público, de utilidad ycomodidad pública, fue mutilado el pórtico de la entrada principal y de la fachada principal de Liceo, mutilación que consistió en sustituir las

Fig. 74 Entrada principal del Palacio Cañedo sobre la calle Liceo (Ruiz, 2010).

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columnas de orden toscano por unas enormes ménsulas de estilo completamente moderno que rompiendo la unidad de estilo afearon horriblemente ese pórtico […] la situación de edificio no pudo ser mas defectuosa: porque carece de visibilidad y perspectiva. Colocado en una calle estrecha y a espaldas de un gran edificio como es la Catedral, cuya mole enorme parece pesar sobre la gris pesantez de esa casona, haciendo resaltar sus defectuosas proporciones […] Estas consideraciones, comprobadas por el edificio mismo, demuestran plenamente que la ―Casa de los Cañedo‖ no tiene ni puede tener un valor artístico excepcional, ni una reconocida e indiscutible belleza arquitectónica, y que por ello mismo, no es un exponente del arte, capaz de marcar un jalón en la historia de la cultura de Jalisco, careciendo de toda significación en la vida de Guadalajara, cuyo progreso y desarrollo está estorbando. Porque impide la expansión de la zona comercial hacia la parte norte de la Ciudad, donde se hace sentir más la carencia de actividad mercantil (Díaz, 1943).

La aportación del licenciado Ruiz Díaz es interesante, pues

realiza una extensa crítica, y en apariencia bien sustentada, sobre la

irrelevancia histórica y arquitectónica que la edificación representaba,

todo lo anterior con la exclusiva intención de propiciar el desarrollo y el

progreso de la zona norte de la ciudad.

La participación de la sociedad se vuelve mas activa ante la

inminente demolición de éste y otro edificios y el 11 de enero de 1946

aparece un artículo en el periódico Excelsior firmado por el arquitecto

Federico Mariscal cuyo encabezado decia ―Se halla en peligro una joya

arquitectónica‖:

Fig. 75 Fachada frontal del Palacio Cañedo sobre la calle Liceo (Ruiz, 2010).

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El edificio corresponde a la época más importante de la arquitectura de Guadalajara: las mejores construcciones de esta ciudad no son las de la época de Tolsá, sino las que se erigieron en la época del artista Don Luis Gutiérrez, [el nombre correcto es José y más que artista fue arquitecto] el primer pensionado de España, que vino a México a estudiar arquitectura a nuestra academia [sic] de San Carlos y dejo allí obras que son testimonio irrecusable de su gran talento y exquisito gusto. No hay en Guadalajara una casa más importante que la de Cañedo que corresponde al estilo neoclásico o borbónico español, caracterizado por su sobria elegancia y majestad. La destrucción de la Casa Cañedo no sólo eliminaría un edificio que es por sí solo una obra de arte, sino que rompería la armonía que aún se conserva particularmente en la plaza que está a un costado de la Catedral de Guadalajara, donde aquel edificio armoniza con el que hoy en día ocupa el Museo del Estado (Ruiz, 2010, pág. 53).

A pesar de las múltiples voces que buscaban detener la

demolición del Palacio Cañedo y conservar parte del patrimonio y

carácter de la ciudad, el edificio finalmente desapareció a mediados de

el año de 1946. Pero esta finca no fue demolida a raíz de la

construcción del proyecto de la Cruz de Plazas como podría creerse,

sino que fue hecha tiempo atrás durante la administración del general

Marcelino García Barragán; su último dueño fue Fernando Assad y

Trejo quien mando demoler el palacio, para en su lugar construir el

complejo de oficinas llamado Edificio Mercantil.

Assad ya había solicitado con anterioridad permiso para demoler

la casa, pero le fue negado, hecho que suscitó el polémico debate ya

Fig. 76 La Catedral desde el Palacio (Ruiz, 2010).

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tratado entre José Cornejo Franco y Rafael Ruíz Díaz. Asi el dueño,

Fernando Assad decide tomar la causa en sus propias manos y la

noche del 15 de septiembre de 1946 mientras las festividades

conmemorativas de la gesta independentista se llevaban a cabo, un

grupo de albañiles contratados por él mismo, se encargaron de

dinamitar el interior del Palacio, estruendo que se confundió con la

pirotécnia de esa noche.

Al preguntarle a Fernando Assad por qué la había derribado si

era un edificio tan hermoso, contestó: ―Porque era mía, y por tal motivo

yo podía hacer con ella lo que quisiera‖ (Ruiz, 2010). Se entiende la

decisión que tomó solo por un aspecto; el edificio de junto donde

alguna vez estuvieron las Casas Consistoriales, había sido vendido por

el ayuntamiento a Modesto Barreto, quien las demolió para establecer

las oficinas de seguros La Nacional, despachos de abogados y

consultorios médicos y dentales. Por lo tanto Assad se sintió con

derecho de derribarlo para construir un edificio similar.

El permiso para demoler la totalidad del edificio le fue concedido

en 1948, pero posteriormente le fue denegado, lo que condujo a la

interposición de un amparo, demandando al gobierno del estado y

varias de sus dependencias. Se le concedió el amparo pero poco

Fig. 77 Demolición del Palacio, 1948 (Ruiz, 2010).

Page 89: La Cruz de Plazas. Transformación urbana: Guadalajara 1947-1959 Fernando Ruiz

82

después el 9 de julio de 1949 en el periódico oficial El Estado de

Jalisco se publicó el siguiente acuerdo:

Acuerdo de fecha 22 de marzo de 1948 aprobando la veda de construcción y reconstrucción en las dos manzanas situadas entre la Catedral. Palacio de Gobierno, Teatro Degollado y Museo del Estado, con el fin de que se construya en esa zona una gran Plaza que se considera necesaria en vista del desarrollo de la ciudad y falta de espacios abiertos dentro de la misma que resuelva problemas de estacionamiento y circulación y al mismo tiempo procure puntos de vista para los edificios allí construidos (Ruiz, 2010, pág. 57).

Ahora la jugada politica cambiaba en favor de beneficiar a la

ciudad con la construcción de un enorme espacio público, ―una gran

plaza‖. El espacio en cuestión de aquí en adelante, sólo sería

aprovechado con fines de utilidad pública.

Como era de esperarse el licenciado Fernando Assad y Trejo no

se quedó con los brazos cruzados e interpuso una nueva demanda con

base en el artículo 14 constitucional, reclamando la violación de sus

derechos, y el 12 de agosto de 1949 el juez Cristobal Ruiz Gaitán

resolvió el asunto en favor del licenciado Assad, resolución ante la cual

el gobernador del estado Jesús González Gallo y el delegado de

Hacienda, Fidel Ramírez Gutíerrez exigieron el recurso de revisión ante

el dicho juez, quien eleva este recurso ante la Suprema Corte de

Justicia de la Nación, la cual el 31 de octubre de 1949 falla en favor de

Fig. 78 Al fondo el Edificio Mercantil, que posteriormente sería demolido para dar lugar a La Plaza de la Liberación (Skyscrapercity.com, 2013).

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la protección del licenciado Fernando Assad y Trejo. Assad apresura la

construcción del edificio comercial que tenía pretendido y en el

periódico El Malcriado aparece una nota donde se expresa lo

siguiente:

El portal mercántil y los edificios cercanos en venta; un alto funcionario está en tratos con don Modesto Barreto para comparle el edificio mercantil, con lo que se descarta la idea de hacer un gran parque entre la Catedral y el teatro Degollado según se tenía proyectado al principio (Ruiz, 2010).

Ante publicados como éstos que rapidaménte se esparcieron

por la ciudadania Fernando Assad aceleró la construcción del edificio

pero cuando recién comenzaba el alzado de la segunda planta, llegó la

orden de expropiación por parte del gobierno federal, resolución que lo

obligó a suspender de manera tajante la obra y terminó de una vez con

el conflicto sobre la propiedad, por la cual solo se pagó el monto

referente al terreno por el hecho de que la construcción aún no estaba

terminada. El Informador publicó la siguiente nota el martes 22 de

agosto de 1950:

En estos momentos los peritos del Departamento de Economía y Hacienda están haciendo un estudio minucioso de costos, extensión, etc., de las fincas que serán afectadas correspondientes a las dos

Fig. 79 Destrucción del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).

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84

manzanas que se hallan hacia el oriente de Catedral, en las cuales se construira la Plaza Central […] Ayer se dio el primer convenio de la finca ubicada en las dos manzanas (espaldas de Catedral y frente Degollado) que formarán la Plaza Central; el predio conocido como la ―Casa Cañedo‖ propiedad de Fernando Assad y Trejo en la esquina noroeste de la manzana limitada por las calles Liceo, Pino Suárez y Morelos se darán indemnizaciones; el convenio comprende 4 cláusulas; la finca tiene 1720 m2 se estípula indemización de $224,913.00, el monto total asciende a $449,324.00 pagándose a partir del 23 de septiembre entrante, se pagará en 3 pagos (El Informador, 1950).

El destino del Palacio Cañedo ahora ha quedado sellado, ha

desaparecido para siempre al igual que numerosas edificaciones a lo

largo y ancho de la ciudad, la construcción de la Plaza Central ahora

se convierte en una realidad. La demolición del Palacio Cañedo y

posteriormente el del Edificio Mercántil contiguo dieron pie a la

construcción de la Plaza de la Liberación en 1950; en una nota de El

Informador titulada ―Un Paso más Para Realizar el Proyecto de la Gran

Plaza‖ dice lo siguiente:

El gobierno pagó cerca de un millón ochocientos mil pesos por el Edificio Mercantíl. El convenio relacionado con la sesión del Edificio Mercantil al Gobierno del Estado para ser demolido en breve, se redondeo ayer. El señor Modesto Barreto acompañado del ingeniero Muidon, estuvo a entrevistar al Ejecutivo, largamente. Según se supo, la cantidad que se le asignó como indemnización al señor Barreto ascendió a cerca de un millón ochocientos mil pesos. Posiblemente hoy se conocerán detalles del citado convenio. Este es el segundo paso para demoler esa

Fig. 80 Demolición de una de las casonas a espaldas de Catedral (Skyscrapercity.com, 2013).

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manzana, y también la frontera, hacie el oriente, para construir en el predio resultante, la gran plaza central. El primer paso lo dio el Gobierno al adquirir el lote donde estaba la ―Casa Cañedo‖, en una cifra mayor de cuatrocientos mil pesos (Un Paso más Para Realizar el Proyecto de la Gran Plaza, 1950).

De esta manera las construcciones que ocupaban este lugar

desaparecieron para dar cabida a uno de los proyectos mas grandes

de espacio público hasta entonces realizado en la ciudad. Otorgando a

la sociedad tapatía un gran patio central en el corazón de la ciudad,

culminado en el año de 1953.

Como se observa, las demoliciónes efectuadas para la

construcción de esta plaza representaron un gran choque en las

ideologías de los tapatíos, ante la inminente destrucción de su

patrimonio, de modo que lo único que parecía tranquilizarlos era la

aparente seguridad de que el espacio sería destinado para fines

públicos, de esparcimiento e interacción social.

Las políticas modernizadoras de González Gallo, lo identificaron

a la mala con una máquina demoledora, derribando edificios y

ampliando calles, y de manera justificada pues ni en lo teórico ni en la

acción se le vio hacer un esfuerzo por rescatar la tradición

arquitectónica; parece ser que la entrada de la modernidad en la

Fig. 81 Plaza de la Liberación (Skyscrapercity.com, 2013).

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ciudad de Guadalajara llegó con un gran ímpetu por eliminar lo viejo

para dar paso al progreso.

Las interrupciones en la construcción del proyecto de la Cruz de

Plazas no terminaron con la finalización de la Plaza de la Liberación,

las inconformidades de los ciudadanos se seguirían haciendo

presentes y se prolongarían hasta una nueva administración,

personajes como Assad y Trejo resurgirán en esta investigación.

Fig. 82 Plaza de la Liberación (Guadalajara, 2013). Esta plaza tiene una dimensión aproximada de 148 por 68 metros (Kasis, 2004, pág. 56).

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Capítulo 4

La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres

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La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres alguna vez llamada ―Rotonda

de los Hombres Ilustres‖ se encuentra ubicada al norte de la Catedral,

Al poniente del Museo Regional y al oriente del Palacio Municipal, entre

las avenidas Hidalgo y 16 de Septiembre y las calles Liceo e

Independencia. Este monumento está conformado por diecisiete

columnas estriadas sin base ni capitel, coronadas por un aro de

cantera, contiene 98 nichos para el descanso eterno de las figuras más

sobresalientes del estado. En el aro de cantera está escrita la leyenda

que dice ―Jalisco a sus Hijos Esclarecidos‖, y en sus bien cuidados

jardines están ubicadas las esculturas en bronce de cuerpo completo

de los siguientes tapatíos: Dr. Enrique González Martínez y Francisco

Rojas González, escritores; general Martin M. Diéguez y Marcelino

García Barragán; Dr. Leonardo Oliva, científico; Ignacio Luis Vallarta,

jurisconsulto; Valentín Gómez Farías y Enrique Díaz de León,

reformadores; Pedro Moreno, insurgente; Manuel López Cotilla e Irene

Robledo educadores; Luis Pérez Verdía, historiador; Jacobo Gálvez y

Luis Barragán arquitectos; Clemente Aguirre, músico; Agustín Yáñez,

literato; Agustín de la Rosa, benefactor; Dr. Atl, pintor y escritor ; José

Clemente Orozco y Gabriel Flores, pintores; Guadalupe Zuno político,

escritor, maestro, pintor, pensador y humanista; Efraín González Luna,

político.

Fig. 83 La Rotonda en plena construcción, al fondo el Museo Regional, 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013)

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La Rotonda se yergue sobre lo que antes fue la Plazuela de la

Soledad y el mismo Templo de Nuestra Señora de la Soledad además

del Palacio Federal o Edificio de Correos. El monumento fue construido

en el año de 1952, por el arquitecto Vicente Mendiola, bajo iniciativa

del entonces gobernador del estado Jesús González Gallo. Esta obra

no fue realizada por el Arq. Díaz Morales, pues él en su proyecto

original proponía mantener el edificio del Templo de la Soledad

(Fig.84).

En entrevista Díaz Morales habla sobre la plaza de Rotonda y

dice lo siguiente: ―La que está al norte de la Catedral no se hizo según

mi proyecto, que contemplaba la conservación de La Soledad, una

modesta capilla; […] aunque el espacio abierto –que era medular en mi

proyecto- sí se conservó (Kasis, 2004, pág. 55)‖.

El proceso de construcción de la Rontoda parece haber ocurrido sin

mayores complicaciones que las modificaciones del proyecto original

de Diaz Morales y posteriores modificaciones de la proyección del

arquitecto Vicente Mendiola. Se sabe tambien que dicho proceso era

bien atendido por las autoridades y en una nota de El Informador

titulada ―El proyecto de la Rotonda‖ se obtiene lo siguiente:

Fig. 84 Maqueta aún con el Templo de la Soledad intacto (Skyscrapercity.com, 2013). No se tuvo acceso al archivo de Díaz Morales, por lo tanto se desconoce cómo es que La Soledad quedaría incorporada dentro del proyecto de la Cruz de Plazas.

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El arquitecto Mendiola presentó ayer un anteproyecto de la Rotonda de los Hombres Ilustres, que se construira en la manzana que se halla al norte de Catedral y en donde ahora está el Telégrafo, durante la reunión que los tecnicos y directivos de obras tuvieron ayer con el Gobernador González Gallo. En virtud de que se hicieron algunas sugestiones y modificaciones, el propio arquitecto Mendiola presentará en la reunion próxima otro anteproyecto. […] A la junta de ayer asistieron Lic. J. Jesús González Gallo, […] Arq. Ignacio Díaz Morales […] (El proyecto de la Rotonda, 1951).

A diferencia de la Plaza de la Liberación o Plaza Guadalajara, La

Rotonda no ocasionó gran debate entre la población no se abrieron

juicios de utilidad pública, ni se demando al gobierno por su

contrucción, de hecho el Gobernador cedió la propiedad sin demora,

como lo demuestra la siguiente cita extraída del sexto informe de

gobierno de González Gallo, ―La misma necesidad nos condujo a

ampliar el jardín llamado de La Soledad, mediante la demolición de los

edificios contiguos, propiedad de la Nación, que para tal fin nos fueron

cedidos por el señor Presidente de la República” (Jalisco, 1951, pág.

20). Pero si el gobierno sólo hace breve mención sobre la demolición

de este y otros edificios, algunos personajes contemporáneos se

encargaron de documentar el valor histórico de éstos.

Fig. 85 La Rotonda en construcción (Skyscrapercity.com, 2013).

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92

La Rotonda ayer

El espacio donde ahora se encuentra construída la Rotonda alguna vez

fungió otro papel, pues en su lugar se encontraba localizado el Templo

de la Soledad (Fig. 86) con su plazuela y el Palacio de Correos, el cual

era un activo espacio ubicado junto al lado norte de la Catedral, sobre

las avenidas Hidalgo y 16 de Septiembre y las calles Liceo e

Independencia, justo en el corazón de la ciudad de Guadalajara. Fue:

―[…] sitio de coches durante el porfiriato y umbroso rincón hasta que el

moderno urbanismo dejó limpio el solar para levantar en su centro este

griego y tapatío monumento.‖ (Garcia Oropeza, 1980, pág. s.p.).

Esta pequeña plaza o jardín, fue uno de los primeros espacios

públicos de Guadalajara, y si bien el templo al que se le debía su

nombre ha desaparecido, y con el esta plazuela, la función para uso de

los tapatíos permanece.

El Templo de la Soledad y su plazuela

El Templo de la Soledad fue un modesto edificio que se mantuvo en

pie desde la segunda mitad del siglo XVII, y hasta su demolición en

1951. Se sabe que su construcción fue pagada por doña Juana Román

Fig. 86 Templo de la Soledad (Skyscrapercity.com, 2013).

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de Torres, y que el solar de ―La Palma‖ contiguo al Colegio de San

Diego, fue donado por el cabildo de la ciudad en aquellos entonces

José Cornejo Franco lo describe de la siguiente manera:

Consta de una capilla dedicada a San Francisco Xavier; su fachada la componen pilastras dóricas que flanquean la entrada; sigue una pequeña ventana y al eje de portada y ventana una estatua de orante de San Felipe Neri en su nicho de presentación de concha y pilastras dóricas; sobre el cornisamento de este nicho un medallón con el blasón felipense –la azucena y el bonete- , señal que acusa su origen primitivo, medallón rematado en piña. En su interior un arco demarca las dos cláusulas de bóvedas por arista. La iglesia se compone de su portada en arco de tanto y medio flanqueada por pilastras dóricas; al eje de éstas, perillones aguzados encuadran la ventana del coro rematada en medallón ornamentado, y las cifras de Jesús y de María. Su interior, decorado por Félix Bernardelli, es de poco interés; está cubierto por tres cláusulas en el cañón de la iglesia, la cúpula sobre tambor de luces y la cláusula del presbiterio; cubren los cruceros de dos cláusulas y por el crucero Poniente se pasa a la capilla del Santo Entierro. Encaja entre la iglesia y la capilla de San Francisco Xavier el cubo con la escalera para la torrecilla compuesta de dos cuerpos rectangulares con un claro por cara; el tercero, con remate en gajos, es octogonal con un claro por cara (Cornejo Franco, 1985).

Por la descripción anterior se da a entender que el edificio no

contaba con características arquitectónicas de gran consideración,

Larrañaga se refiere al templo de la siguiente manera:

Fig. 87 Al fondo entre la Catedral y el Arzobispado, la torre del Templo de la Soledad (Skyscrapercity.com, 2013).

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No era una iglesia muy agraciada, según se veía desde el exterior; su fachada era de una asimetría casi casi desagradable y la torrecilla era definitivamente muy simple; su interior había sido decorado por el célebre Félix Bernardelli, pero no se había logrado nada extraordinario, por lo menos nada que hubiera justificado una lucha heroica por evitar su desaparición (Hernández, 2001, pág. 241).

Además de la falta de simetría en la fachada frontal del Templo

de la Soledad a causa de sus dos puertas de ingreso bastante

diferentes, y sus ventanas de tamaños y alturas variadas, también se

observa la pobreza de sus muros, (Fig. 88) lo único rescatable sería su

esbelto campanario. Pero si bien el exterior de este Templo no era

muy agraciado sí representaba un importante papel en la vida de los

fieles católicos pues, ya desde el siglo XVI la veneración a la Virgen de

la Soledad en Guadalajara era cosa seria. La Virgen fue nombrada

Patrona de Guadalajara contra los temblores de tierra que azotaban la

ciudad. La virgen que estaba en este templo fue trasladada a la

Catedral donde sigue mereciendo la veneración de sus fieles tapatíos.

Dentro de La Soledad se sabe que en algún momento existieron

algunos tesoros, en la nota siguiente de El Informador el presbítero

José T. Laris relata lo siguiente:

Fig. 88 Templo de la soledad, vista desde la calle San Francisco, al fondo a la derecha la cúpula de Catedral (Guadalajara, 2013).

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[…] Por los años de 1861 a 1862, el sacristán de Catedral “D. Julio”, depositó en el Templo de la Soledad un cajón copeteado de monedas de oro y pesos de los llamados “cuerones”, que las chusmas de Rojas acuarteladas en el mesón de San [Joaquín] hoy convertido en cine, [dirigidas por el mencionado bandido fuera de la ley] por el asesinato proditorio que cometió en la persona de Blancarte mientras dormía éste, se apoderaron de ese tesoro catedralicio. El Gral. D. Pedro Galván que tenía su cuartel en Santa María de Gracia, logró recuperar algo de ese dinero que conforme publicaron los periódico de entonces alcanzaba la respetable suma de $68,000 […] La parte recuperada la tomó Galván […] para pagar a su tropa que sin haberes y vestuarios marcharía para la metrópoli a recibir órdenes; y así se esfumó ese tesoro que hoy se busca entre las ruinas de la Casa de Dios desaparecida (Laris, 1951).

Al parecer el autor de esta nota da a entender que durante la

demolición de este edificio la gente tenía en mente la existencia de

dicho tesoro y lo buscaron durante este proceso. A continuación el

presbítero Laris nos relata sobre la existencia de un segundo gran

tesoro:

Todavía en la última década de la centuria pasada, [siglo XIX] el templo de la Soledad poseía un tesoro en las alhajas de Nuestra Señora, titular de la iglesia: una corona de oro purísimo de subidos quilates guarnecida con pedrería preciosa, donde campeaban los brillantes más raros y valiosos y dignos de un Rajah y otras joyas coloniales. Esa corona estaba valuada en muchos miles de pesos y sólo la ostentaba la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, el viernes santo en su santuario, y en el novenario que se le celebraba en la Catedral anualmente. […] Corría el año de 1896 y Nuestra Señora de la Soledad recibía en la Metropolitana su homenaje de culto y veneración en la cuaresma de ese año; por esos

Fig. 89 La torre de La Soledad, al fondo el ex Palacio del Arzobispado (Skyscrapercity.com, 2013).

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días quedaba no sólo instalado sino perfectamente afinado el órgano grande, adquirido en la casa De los señores Merklin y Cía., de Paris, en el año de 1889 y recibido en Ciudad Lux por el primer organista de la Catedral D. Francisco Godínez, años más tarde […] No terminaba aquella tournée de arte, cuando una mañana se descubre que la corona riquísima de Nuestra Señora de la Soledad había desaparecido. Desde luego se sospechó del sacristán segundo, un tal Ignacio N., quien usando la coartada, fue el primero en echar de menos la valiosa obra de arte; mas como la cosas estaba clara, es decir, que él aprovechando la concurrencia de los asistentes a los conciertos pudo, una vez sola la Catedral, inventar que alguien se había quedado oculto y robar a altas horas de la noche la corona, diadema y cetro de la imagen, todo ello de oro y cuajado de brillantes. El V. Cabildo no creyó tal versión y el sacristán fue a Escobedo, pero las joyas no aparecieron jamás. El sacristán fingió estar loco, pero fue examinado y observado cuidadosamente, se descubrió que sólo era un recurso para rebajar responsabilidades. ¿Realmente fue él, el autor del cuantioso robo sacrilegio? Nunca pudo probar su inocencia ante los tribunales y el tiempo que estuvo en la cárcel se escapa a mi memoria, entonces un estudiante despreocupado y ajeno a aquellos líos (Laris, 1951).

Este dato y el anterior, resultan interesantes por su carácter de

―leyenda urbana‖, sin embargo, a lo que a esta investigación respecta,

no se indagó más en el conocimiento de estos tesoros y su paradero;

aun así, ofrecen una perspectiva diferente de las edificaciones

memorias que son dignas de rescatarse y difundirse, pues son las que

enriquecen el carácter histórico de las mismas.

Fig. 90 Plaza Porfirio Díaz, al fondo el Templo de la Soledad y el edificio de Correos (COPLAUR, 2012).

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Frente al Templo de la Soledad existió alguna vez un sitio de

coches que con el tiempo se transformó en el Jardín Porfirio Díaz.

Tiempo después aparece con el nombre de Jardín Herrera y Cairo,

después fue llamado Jardín de la Soledad o Plazuela de la Soledad; el

primer nombre en honor al presidente de la república que gobernó de

1877 a 1911 y es el nombre oficial con el que lo registran mapas y

documentos de la época, el segundo al ilustre médico y altruista tapatío

que vivió de 1821-1858. Era uno de los jardines más visitados debido a

su céntrica ubicación, rodeado de construcciones de gran importancia

como la Catedral, la Presidencia Municipal, el Liceo Para Varones, y el

Edificio Federal o de Correos.

El jardín cubría un poco menos de la mitad de la manzana, por

tanto su forma era rectangular. Era iluminado con dos postes de luz

incandescente y un farol colgante que pertenecía al alumbrado público.

Es muy probable que el ornato haya sido igual al de los otros jardines

de la ciudad. Este pequeño y pintoresco jardín desaparecería para dar

lugar a uno más espacioso, aunque parte de su arbolado sí se

conservó. Villaseñor y Villaseñor nos cuenta sobre el jardín y templo

ubicados dando frente a Av. Hidalgo lo siguiente:

Fig. 91 Plazuela de la Catedral, a la derecha el Templo de la Soledad (COPLAUR, 2012).

Fig. 92 Edificio de Correos y Plazuela de la Soledad, se observa el Kiosco (COPLAUR, 2012).

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Fue la antigua plaza de La Soledad donde se pensó hacer un monumento a Prisciliano Sánchez primer gobernador del Estado a raíz de su muerte quedando en la primera etapa, […] cuando yo lo conocí tenía en el centro un kiosco estilo morisco, construido por mi padre [Arnulfo Villaseñor] que después se trasladó a la plaza principal de Zapopan, en él estaban instalados ―los evangelistas‖, eran escribientes, que hacían cartas manuscritas que después se modernizaron y las hacían mecanografiadas; en las esquinas de esta calle había dos figuras una de león (Fig. 85) y otra de leona de fierro fundido ya desaparecidas; cargado a la esquina de Alcalde había un kiosco cerrado para el despacho de los tranvías […] El Santuario de la Soledad lo había costeado doña Juana Román de Torres […] (Villaseñor, 1998, pág. 142).

En texto de Lucía Arévalo Vargas sobre el jardín nos cuenta un

poco diferente la descripción a la de Villaseñor y Villaseñor,

mencionando lo siguiente:

En el ángulo sureste del Jardín, frente a las Oficinas de Correos, se encontraba una estatua canina vaciada en bronce y de pie sobre un pedestal de piedra en el ángulo suroeste, estaba la figura también vaciada en bronce, de un león en posición sedente y que al ser destruido el Jardín para construir la Plaza de la Rotonda de los Hombres Ilustres, fue trasladada a la zona norte del Parque Agua Azul (Arévalo, 1988, pág. 86) (Fig. 93).

El Templo de la Soledad junto con su plazuela y el contiguo

Edificio de Correos estaban condenados a su demolición, tal parece

que su falta de características arquitectónicas dignas de consideración

y una falta de interés por la conservación de este histórico inmueble

Fig. 93 El cambio de los Telégrafos (4 de Abril de 1951).

Fig. 94 Plano de la manzana 11, 1947, aparecen el Jardín y el Templo de la Soledad contiguos al Edificio de Correos (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).

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además de su fatal ubicación junto a la Catedral donde se tenía

proyectada una plaza, dieron marcha al inicio de la cuenta de sus

últimos días de existencia.

Edificio de Correos

Este edificio como ya se mencionó se encontraba ubicado junto al

Templo de la Soledad con su respectivo jardín. (Fig. 88) Anteriormente

en esta misma construcción se localizó el Seminario de San José, que

databa de 1700 y donde en 1800 se fundaría el Seminario Clerical de

El Salvador. En aquellos años el edificio cobró fama porque era una

especie de cárcel para contener a los clérigos desobedientes que

habían caído en tentaciones bajas y carnales; José Cornejo Franco se

refiere a él como ―Colegio Clerical para clérigos relapsos‖ (Cornejo

Franco, 1985). De este edificio se tiene lo siguiente:

[…] en la parte posterior del jardín [ de la Soledad] estaba el primer edificio del Seminario Fundado en 1700, de Señor San José; después fue casa de los Oblatos; el señor doctor Juan Cruz Ruiz de Cabañas en 1801 por Real Cedula del 5 de diciembre de 1800 fundó el Seminario Clerical de El Salvador, gasto en la fábrica treinta mil pesos, habiéndole señalado ochenta y cuatro mil como fondo del establecimiento, además mil mensuales que desde 1801 eran cubiertos por la Mitra; el seminario fue instituido para las direcciones espirituales, instrucción y prueba de

Fig. 95 Foto aérea de la manzana 11, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).

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ordenados, enmienda y corrección de los eclesiásticos; la biblioteca paso a formar parte de la del Estado, prácticamente era una cárcel para eclesiásticos descarriados con muros lisos y ventanas altas y con contrafuertes; en la Guerra de Tres Años, fue cuartel de las fuerzas del Estado; después se arregló para oficinas federales en la parte baja del lado oriente estaba el Correo, en el centro una puerta para subir a los altos y del lado poniente estuvieron las oficinas de la Caja de Préstamos primero, después las oficinas del Banco Agrícola, posteriormente fue ocupada por Telégrafos; constaba de dos pisos, la reconstrucción estuvo a cargo del ingeniero Ramón Gómez; en seguida estuvo el Templo de la Soledad […] (Villaseñor, 1998, pág. 143).

José Cornejo Franco nos relata un poco más sobre la fundación

y transformación de este mismo edificio:

El doctor D. Juan de Santiago y de León Garabito, obispo de Guadalajara, fue el iniciador de la Congregación de los Sacerdotes Seculares de los Oblatos de San Ambrosio, que fundó San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán. Muerto el iniciador en 1694, un grupo de sacerdotes solicitó al año siguiente, del Cabildo sede vacante, las licencias para establecerse, aprobándose sus constituciones el 27 de mayo de 1695. El mismo señor garabito donó para la fundación el solar de la Palma, contiguo al Colegio de San Diego, que no aprovecharon, en virtud de que el Cabildo les entregó la cuarta parte de un solar donde se acababa de construir el Santuario de la Soledad, para que en él edificaran su casa dejando comunicación interior con el Seminario, de cuya erección ya se trataba en lo restante del solar. […] la casa de los Oblatos corrió por cuenta de […] el capitán don Juan Bautista Panduro, mercader y vecino principal de la ciudad. Los Oblatos formaron unión con los felipenses, ya establecidos en la Soledad, y dice Mota Padilla que ―su principal instituto, después de visitar hospitales y cárceles, y de la asistencia al púlpito y confesionario, y vivir en comunidad, fue el de misioneros de celo y perseverancia, y administrar curatos y doctrinas

Fig. 96 Edificio de Correos. Vista desde la esquina de Liceo e Hidalgo (COPLAUR, 2012).

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temporales; tener dos días en cada semana conferencias de moral,

prohibición y confirmación‖ (Cornejo Franco, 1985, pág. 186).

Este edificio como sucedió con numerosos edificios eclesiásticos

pasó a ser propiedad del estado durante La Reforma, e incluso durante

la intervención de las fuerzas napoleónicas en México, la intervención

francesa. Durante este tiempo fungió como cuartel, aunque

oficialmente le fue restituido a la iglesia de Guadalajara; se sabe lo

siguiente:

El Colegio Clerical subsistió 60 años a la aplicación de las Leyes de Reforma, el edificio tuvo la suerte de los demás bienes eclesiásticos. El Presidente Juárez lo mando restituir a la Iglesia de Guadalajara, como consta en un documento publicado el 8 de octubre de 1868 en el periódico ―El País‖, órgano oficial del Gobierno del Estado de Jalisco. Esta orden empero no se llevó a efecto y el histórico plantel se convirtió en cuartel, ocupado primero por fuerzas del Partido Liberal, y más tarde por los soldados de la intervención francesa (Laris, El Templo de la Soledad de Guadalajara-México, 1951).

Posteriormente se determinó que sería adaptado para hacerlo

funcional a las dependencias federales de la época. Esta

reconstrucción y adaptación fue realizada por el ingeniero Ramón

Gómez; en su planta baja quedaron ubicadas las oficinas de

Correos y en el segundo nivel y por algún tiempo las oficinas de

Fig. 97 Edificio de Correos (COPLAUR, 2012).

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Telégrafos. Este edificio fue destruido junto con el Templo de la

Soledad en el año de 1951 para dar lugar a la Rotonda. Sobre la

demolición de este edificio se sabe que no causó mayor conflicto que la

logística del traslado e instalación de los equipos en las nuevas

oficinas:

Para el primer movimiento ya se tenía presupuesto aprobado y planos hechos, pero ahora se ha cambiado de opinión sin saberse las causas, según las órdenes que se dicen ha recibido la oficina de telégrafos local. En cambio en la Dirección de Obras Públicas del Municipio se informó ayer mismo que las obras de adaptación para que los telégrafos se instalen en el ex-templo de la Universidad se siguen adelante, a ritmo acelerado, sin que haya dictado orden alguna de suspenderlas […] Sábese además que una de las mayores dificultades para el traslado de los telégrafos es el conmutador, del que no se ha encontrado en el país uno de repuesto, para poder instalarlo en las nuevas dependencias y no usar el que está en servicio, lo que ocasionaría interrupción en las comunicaciones telegráficas. Para subsanar esta dificultad se está armando en ésta un conmutador hecho con los materiales que se han recibido, lo que es un trabajo largo, complicadísimo y de una gran paciencia, pues por su misma índole no se pueden emplear en él gran número de operarios, sino unos cuanto y éstos deben ser verdaderamente peritos en la operación de los hilos telegráficos (El cambio de los Telégrafos, 1951).

En una nota del informador el 10 de septiembre de 1951 se

obtiene lo siguiente:

Fig. 98 Foto aérea de la zona de la Catedral. Se observa el área de la manzana de La Soledad (Skyscrapercity.com, 2013).

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Hasta ayer al mediodía no había llegado el Director General de Correos Lic. Emigdio Martínez Adame, pero era esperado de un momento a otro para asistir a la inauguración de la nueva central e inspeccionarla. De inmediato se procederá al derrumbe del edificio que en la Soledad ocupara por más de medio siglo, aunque con algunas precauciones pues allí seguirán por algún tiempo las oficinas de telégrafos, para las cuales se termina su local provisional en el ex-templo de la Universidad y por lo tanto ni tan siquiera se ha dado principio, por parte de Telégrafos de llevar a la nueva oficina las necesarias líneas. Pero a esto tendrá que dársele prisa, pues las molestias que el polvo del derrumbe de la parte del correo ocasionen al público y a los telegrafistas serán muchas y hasta riesgosas. Aparte de que el polvo de la demolición puede dañar los teletipos, el múltiple y otros aparatos delicados del Telégrafo (Abre hoy el Correo, 1951).

En general existe muy poca información sobre El Templo de la

Soledad, pero lo que sí se sabe es que el obispo de Guadalajara José

Garibi Rivera pudo no haberse manifestado en contra de su

demolición, debido a su estrecha y amistosa relación con el gobernador

del estado en turno Jesús González Gallo, además de que el proyecto

general de la Cruz de Plazas era dirigido por el arquitecto que ya

conocemos, Ignacio Díaz Morales, que pocos años más tarde fue el

encargado de la construcción de uno de los edificios más

emblemáticos de la ciudad, el Templo Expiatorio, motivo por el cual

pudo no haber existido una motivación para salvaguardar la integridad

del edificio. Sobre la demolición del Palacio Federal tampoco se

Fig. 99 Rotonda de los Jaliscienses Ilustres recién terminada, 1954. Aún se conserva parte del arbolado del Jardín de la Soledad (Guadalajara, 2013).

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conoce gran cosa, pues al ser un edificio que desde la Reforma

perteneció al estado y por parecer no tener más que la fama de alberga

a clérigos rebeldes en un pasado, tampoco implicó un retraso para la

construcción de la Rotonda. Sin embargo, ambos edificios

representaban parte de un patrimonio histórico y arquitectónico.

El caso de la construcción de Plaza de la Rotonda y la anterior

demolición de edificios es diferente al proceso que sufrieron las otras

plazas, pues en este caso no se presentó gran escándalo entre la

sociedad tapatía, que por estar hablando de la destrucción de un

edificio patrimonial y de carácter religioso, se esperaría la generación

de una mayor controversia y debate entre la sociedad. No resultaría

extraño que detrás de este fenómeno se oculte alguna otra razón que

haya influido en el silencio de las voces que hablaran en pro de la

conservación de este edificio, o que de alguna manera la sociedad se

haya visto influida por otros factores ideológicos.

Fig. 100 La Rotonda en la actualidad (Skyscrapercity.com, 2013).

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Capítulo 5

La Plaza Guadalajara

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Esta plaza se encuentra localizada al frente de la Catedral de

Guadalajara, entre las calles Hidalgo, Av. Alcalde y los andadores

Pedro Loza y Morelos; al norte limita con el edificio del Ayuntamiento

de Guadalajara (Palacio Municipal), (Fig. 101). Su construcción inició

durante la administración del gobernador del estado de Jalisco, Jesús

González Gallo y fue concluida durante la administración de Agustín

Yáñez. La Plaza Guadalajara hace las veces de atrio para la Catedral

y vestíbulo para el Palacio Municipal. Bajo ella originalmente se

construyó un estacionamiento que ahora funciona como centro

comercial donde se ubicó a vendedores ambulantes. A este espacio

originalmente se le llamó Plaza de los Laureles y sigue siendo uno de

los nombres más comunes para referirse a ella, pues es precisamente

la cabecera de esta Cruz de Plazas, son sus laureles. Sin embargo

para la celebración de los 450 años de la ciudad, se cambió al actual

nombre, que es el usado en esta investigación, aunque también se le

conoció como Plaza de la Fundación y del Ayuntamiento.

Sobre su superficie toman lugar macetones arbolados a manera

de bancas para proporcionar sombra y descanso a turistas y

transeúntes. Al centro de esta plaza encontramos una fuente formada

por círculos concéntricos ascendentes, que en su cúspide soportan un

pilón con agua y al medio se ubica una base cilíndrica que sostiene

Fig. 101 Plaza Guadalajara y Ayuntamiento, 1952 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

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una perla de cantera, en honor a ―Guadalajara, la Perla de Occidente‖.

Sobre ésta se localiza el representativo escudo de la ciudad (Fig. 102).

Dicha fuente fue construida y diseñada por el arquitecto Ignacio Díaz

Morales para conmemorar los 450 años de la fundación de

Guadalajara.

La Plaza Guadalajara es visitada por centenares de personas

todos los días, en sus alrededores cuenta con gran cantidad de

comercios y ofrece una de las mejores vistas de la fachada de la

Catedral, es el lugar perfecto para apreciar su majestuosidad.

El proceso de construcción de esta plaza se inicia en respuesta a la

culminación de la tercera parte del proyecto de la Cruz de Plazas en

1953. Se enfrentó a diversas y grandes problemáticas ante el

desacuerdo de la ciudadanía por la necesidad de la demolición de

números edificios de valor arquitectónico al igual que en las demás

plazas (Liberación y Rotonda), de tal manera que el proyecto no pudo

ser culminado durante el periodo de este gobernador y paso la batuta

al siguiente gobernador en turno, Agustín Yáñez. Mientras tanto la

ciudad daba un aspecto de haber pasado por un fuerte bombardeo

en su centro histórico (Fig. 103). Se corrobora la tardanza de la

Fig. 102 Fuente de la Plaza Guadalajara, 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

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continuación del proyecto de la plaza en una nota de El Informador,

que habla en general de La Cruz de Plazas; ―En cuanto a la demolición

de la manzana frontera a la catedral Basílica nada se ha vuelto a decir

al respecto pareciendo que el proyecto ha sido abandonado (Un Paso

más Para Realizar el Proyecto de la Gran Plaza, 1950)‖.

Dentro de las complicaciones que se presentaron durante la

construcción de esta plaza se conoce el siguiente recurso de revisión

de Declaración de Utilidad Pública interpuesto ante el Poder Ejecutivo

representado por el gobernador Jesús González Gallo:

En el curso del expediente, los quejosos aportaron pruebas prolijas, en un intento por demostrar que en el propósito de construir la ―PLAZA DE LOS LAURELES‖, no hay utilidad pública. El Juez toca incidentalmente este problema, y aunque no llega a afirmar que los quejosos tienen razón, sí asienta algunas consideraciones que no son propias del régimen legal de la expropiación. La declaración de utilidad pública, es atributo exclusivo y soberano del Ejecutivo. La Ley se aparta del sistema que sometiera aquella declaración a requisitos formales. El hacer aquella declaratoria es una facultad subjetiva, personal, exclusiva, del Poder Ejecutivo. La decisión que en esa materia sea adoptada, no puede ser revisada por ninguna otra autoridad. Sus poderes en esa materia son insubstituibles (La declaración de utilidad pública, 1952).

Al día de hoy sabemos que la utilidad como espacio público

queda más que comprobada. La demolición se retrasó pero cuando

el gobierno del licenciado Agustín Yáñez inició funciones la

Fig. 103 Destrucción de la manzana frente a la Catedral durante la administración de González Gallo (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013). Está fotografía muestra el pleno proceso de demolición, ofreciendo una impresionante y trágica visión de esta destrucción.

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administración anterior ya había dejado hecha la mitad de la

excavación y una tercera parte del techo; al mismo señor Yáñez le

correspondió finiquitar el amparo que había sido interpuesto por los

propietarios de las fincas que habían quedado en pie y terminar

totalmente la construcción, tanto del estacionamiento como de la plaza

(Fig. 105).

El estacionamiento de la plaza sería el primer estacionamiento

subterráneo en todo México y según un acuerdo todos los rendimientos

por mitad que resultaran por el cobro del espacio para estacionarse

serían donados para desayunos escolares y biberones a desnutridos

(Hernández Larrañaga, 2001).

Para 1956 la plaza ya había sido completamente concluida, con

su subterráneo y fuente funcionando para así proporcionar el tan

necesitado espacio de esparcimiento y estacionamiento. Más tarde

sufriría algunas modificaciones en las calles circundantes, pues

algunas de estas fueron convertidas en andadores sacando a los

vehículos particulares de las mismas.

Fig. 104 Demolición de casas para la construcción de la Plaza de Guadalajara, 1950 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013). Se muestra el metódico proceso de demolición parcial, dando prioridad a la terminación de los trabajos de ampliación de la avenida 16 de Septiembre.

Fig. 105 Plaza Guadalajara y subterráneo en plena construcción (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

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La Plaza Guadalajara Ayer

Antes de la construcción de la plaza, el lugar donde ahora se ubica

tenía un aspecto notablemente diferente al que tiene hoy en día y era

conocida como la Plazuela de la Catedral (Fig. 106) que limitaba al

norte con el Palacio del Arzobispado (Hoy Presidencia Municipal) y al

sur con el ―Portal de las flores‖. Sobre lo que ahora es la Av. 16 de

Septiembre se encontraba el pequeño atrio de la Catedral que alguna

vez estuvo enrejado; sobre el resto de la actual construcción algunos

edificios de carácter comercial como una tienda de ropa y rebocería,

consultorio médico, perfumería, peluquería y la famosa tienda, ―La

Mexicana‖, además del Cine Lux. Todos estos edificios fueron

derribados para dar lugar a la construcción de la Plaza Guadalajara, sin

antes generar controversia y desacuerdo entre los tapatíos,

provocando constantes pugnas entre propietarios y gobernantes. La

demolición de estos edificios comenzó a principios del año de 1952.

El presbítero José T. Laris describe a este proceso de la

siguiente forma:

Fig. 106 La Plazuela de Catedral, al fondo el Ayuntamiento (COPLAUR, 2012).

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Me decían que, con motivo del derrumbe de la manzana llena de unción histórica, ubicada frente a la Catedral Basílica, se estaba desarrollando una enfermedad rara que los eruditos habían llamado con el nombrecito de ―Portalitocefalia‖ y que las primeras víctimas de las trombas de polvo que se levantan a manera de tempestad del desierto habían sido un señor llamado Elías, Gonzalo González de la Gonzalera y otro, Pedro apodado ―El Cruel‖ para la ciudad que lo vio nacer. En el derrumbe que con febril ahínco se realiza, en edificios tan antiguos como el Templo Mayor de Guadalajara […] con muy acuciosa prisa se derribaron las grandes moles grises de los templos y sus piedras vinieron a servir para fábrica de mansiones de magnates. […] Todo lo que pierde Guadalajara para dar paso a la ―Plaza de los Laureles‖ tiene una riqueza colosal de recuerdos y un valor que sin ser del estilo clásico, sí gozaba de la fresca lluvia que corría por sus gruesos canalones que como brazos de ventana daban a la ciudad niña el don invisible de sus caricias de verano (Laris, 1952).

Esta cita rebosa de información pues en ella se observa la fuerte

crítica sobre la incontrolable destrucción de patrimonio que las políticas

modernizadoras de González Gallo implicaron sobre esta histórica

ciudad, todo en favor del desarrollo industrial y el enriquecimiento de

unos cuantos, incluso hace una cómica referencia a una enfermedad

llamada ―Portalitocefalia‖ en directa relación a la cantidad de portales

que se estaban construyendo, modificando las fachadas de algunas

fincas, y a manera de rescatar algo de la tradición.

Más adelante se hace una referencia a la ―Cerería Calderón‖

donde alguna vez el general Porfirio Díaz se hospedara:

Fig. 107 Plaza Guadalajara en plena construcción (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

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Al llegar triunfante a la urbe tapatía, el Gral. D. Porfirio Díaz, después de un paseo de apoteosis por la ciudad en un carruaje abierto, en compañía de los señores Gral. D. Fidencio Hernández y licenciados D. Fermín Riestra y D. Trinidad Bonilla el 9 de enero de 1877, se hospedó en la finca de la ―Cerería Calderón‖, donde los principales vecinos lo colmaron de honores y le facilitaron fondos para el completo triunfo del plan de Tuxtepec. Desde ese día hasta el 5 de febrero siguiente en que el caudillo partió para la capital metropolitana, se le vio de particular, de guayabera de lino, sombrero panameño y pantalón blanco con una franja dorada. […] Nos contó el Sr. D. Francisco Calderón que ya en la Presidencia el Sr. Díaz había elogiado la finca que le dio hospedaje como una mansión de una riqueza colonial envidiable. Ahora algunos impreparados la calificaron de una mole de enorme estorbo. ¡Lo que va de uno a otro tiempo! ¡Oh témpora, oh mores!, como tradujo un festivo: ¡Oh tiempos de los moros, en vez de: ¡Oh tiempos, o costumbres! ¡Perdónales Señor que no saben lo que hacen!... (Laris, 1952).

De una manera más clara no se puede denotar la importancia

patrimonial que estos edificios conllevan y la relevancia de su

significado histórico y arquitectónico. ¿Qué imagen sería la de

Guadalajara en nuestros días de haberse hecho un esfuerzo por la

conservación de estas fincas? Es una pregunta que no se puede

responder más que con la romántica imaginación de algún pensador

ocioso. ¡Perdónales Señor que no saben lo que hacen!, Laris se

presenta como uno de los primeros defensores de la tradición histórica

de la ciudad, como un noble defensor frente a las demoliciones

efectuadas en el primer cuadro de la ciudad, parece que para él

Fig. 108 Fotografía de la manzana 1, frente a la Catedral, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 1947).

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resultaba más importante conservar la esencia de Guadalajara antes

que doblegar la historia para dar paso a la modernidad.

Sobre los negocios y casas que estaban sobre la calle Morelos

entre el tramo de 16 de Septiembre y Pedro Loza se tiene lo siguiente:

Calle de Santa Teresa letra F. ―Acaba de recibir directamente de Europa un nuevo y variado surtido de instrumentos de música y todo lo concerniente a un repertorio musical‖. Era una tienda donde se vendía mercería, perfumería y semillas de hortaliza, de Benito González Paloma, en 1882 gran repertorio de música. Sucursal de H. Nagel sucesores de México, gerente Abelardo Rico. Librería. Centro de suscripciones y agencia El Monitor Republicano. Santa Teresa N. 34 frente al Portal de las Flores de Abelardo Rico, zapatería ―El Progreso‖ de Silverio Castro. Santa Teresa letra V, se construyó de nuevo un edificio de tres pisos, los dos primeros pisos simulaban uno solo, cuando los edificios eran de varios pisos de veían bien, el primero de aquí se veía muy alto y el tercero achaparrado y fue ocupado por el Banco de Londres y México, después por la librería de Gallardo y Álvarez del Castillo, en los altos el cine ―Lux‖ […] que duró hasta su demolición, es decir, a principios de la década de los cincuenta. La casa siguiente era de los Calderón, una de las más antiguas de la ciudad; en los bajos estuvieron los siguientes negocios: Agustín Gil, Santa Teresa N. 40, almacenes de efectos del país, ya en el N. moderno 384 estuvo en ese local o en otro ―La Argentina‖, almacén de toda clase de calzado de Alfonso Luna; en seguida en 1861 estuvo la librería del C. Manuel Ocampo, situada frente al Portal de las Flores, después adquirió por compra la botica de la Santísima Trinidad, fundada en 1802, que ha de haber existido hasta fines del siglo; en la esquina, que la alcancé a conocer, estuvo la serería [sic] de Francisco Calderón que en un tiempo también fue dulcería, posteriormente fue restaurante ―Cosmopolis‖ y joyería hasta que la

Fig. 109 Plano de la manzana 1, frente a la Catedral, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 1947).

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demolieron, en los altos siempre vivieron miembros de la familia Calderón

(Villaseñor, 1998, pág. 100).

A diferencia de Laris, Villaseñor sólo nos otorga una descripción

de las edificaciones y sus habitantes, siempre haciendo mención de su

triste demolición para dar espacio a la Cruz de Plazas.

Sobre las edificaciones de la calle Pedro Loza, entre Morelos e

Hidalgo se sabe lo que a continuación transcribo:

Fue la antigua calle del Santuario, de las más importantes de la ciudad, comienza en Morelos y tenía una numeración muy irregular. Del lado oriente, está la Plaza del Ayuntamiento, más conocida como Los Laureles, donde hubo tres casas; la primera, cerería de la familia Calderón. […] La fachada principal estaba por esta calle, en la esquina tenía un pilastrón con un nicho en la parte alta que con el curso del tiempo lo redujeron al segundo piso por obstruir el paso; en la esquina, puerta para comercio, muro liso que después le agregaron tres puertas, puerta ancha de entrada, cuatro puertas para comercio; en la parte alta tenía un muro liso, un balcón triple únicamente dos puertas, en la parte superior tenía seis gárgolas; por la calle de Morelos, en la parte baja, dos puertas para comercio, otras cuatro, pero cuando yo la conocí ya estaban modernizados los dos locales siguientes; en la parte superior tres balcones espaciados y ya no existían las gárgolas, tenía su cornisa de cordón que rodeaba toda la casa, en la esquina ligeramente más alta, se aclaraba ―Fundada –la cerería- en 1729 por Cleofas Calderón‖. […] La cerería duro más de 200 años con los mismos dueños y en el mismo lugar. […] A través del tiempo estuvieron varios negocios: la librería general de Maillefert y Cía., anunciaba que vendía ―mapas del estado de Colima a colores y barnizados a $3.00 pesos, planos del puerto de

Fig. 109 Comercios sobre Calle de la Merced (Av. Hidalgo) y

San Francisco (16 de septiembre) frente a la Catedral (COPLAUR, 2012).

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Manzanillo a $1.00 peso, completo surtido de obras de ciencias, literatura, arte, oficios a precios muy equitativos‖, firmaba Eufemio Mendoza. En el N.4 estuvo la ―Chocolatería la Merced‖ de Victoriano Vázquez del Mercado, la camisería Elegante de Francisco Paula Fuerte, y recién fundado ―El Vapor‖, por don Bartolo Hernández, ocupó un local que después se lo pasó a su hermano. En la casa N. 38, en los bajos estuvo la relojería y joyería ―El Brillante‖ de Ignacio Barbosa que fue asesinado en el ―Hotel Roma‖, en el cuarto N. 29; al desaparecer ésta se puso la relojería y joyería ―El cronometro de Assad‖, construyendo un edificio nuevo; cuando hicieron la plaza se amparó y duró mucho tiempo el litigio del edificio hasta que fallaron en su contra; en los altos tenía un bufete Genaro Ramírez, quien fue originario de Atoyac. En la esquina estuvo la tienda de abarrotes ―La Siberia‖ de Felipe Gómez, en los altos no sé quien vivía; en la misma cuadra en el N. 24 nuevo, estuvo el bufete de Alfonso Matute que anteriormente había sido juez menor (Villaseñor, 1998, pág. 392). .

De nuevo leemos el testimonio de una cuadra muy ajetreada y

rebosante de negocios, en el cual percibimos que algunos de estos

edificios, como se dio en otros casos en la ciudad, ya no estaban en

sus condiciones originales, sino que previo al proyecto de la Cruz de

Plazas, ya habían sufrido transformados o habían sido ―modernizados‖.

Sobre la finca anteriormente mencionada con el nombre de ―El

cronometro de Assad‖, se sabe que como lo menciona Villaseñor, el

gobierno de González Gallo enfrentó algunas trabas para su

demolición y en una nota de El Informador con título: ―Fue amparado el

Lic. Assad‖, se relata esto:

Fig. 110 Plazuela de la Catedral, al fondo el ex Palacio del Arzobispado (COPLAUR, 2012).

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Contra todas las predicciones de juristas que se dicen conocedoras, y contra los deseos y el interés de diversos sectores, el Juez Segundo de Distrito, licenciado Cristóbal Ruiz Gaytán, concedió el amparo de la justicia federal al Lic. Fernando Assad, que se quejó de actos del Gobernador del Estado y otras autoridades, a propósito de la demolición del edificio que se halla en la Avenida Pedro Loza, el único en pie en lo que será la Plaza de los Laureles, frente a Catedral. El Juez basó su resolución en dos puntos principales: que el quejoso no había sido notificado legalmente, y que no estaba ―demostrada‖ la causa de ―utilidad pública‖ para la ―demolición‖ del edificio (Fue amparado el Lic. Assad, 1952).

Nuevamente se hace notar la incertidumbre sobre la

demostración de la utilidad pública del proyecto, lo que pudo ser

utilizado a beneficio de los propietarios de la finca, para alargar y

buscar beneficiarse del proceso, ante la inminente perdida de su

herencia arquitectónica. Una de las tantas trabas que enfrentó el

enérgico esfuerzo modernizador.

En descripción de Villaseñor y Villaseñor, sobre lo que alguna

vez estuvo en el espacio frente a la Catedral sobre la calle 16 de

Septiembre, se conoce lo siguiente:

Al construirse la Catedral no existía la plazuela en la manzana de enfrente que se hizo posteriormente para darle vista; tuvo que hacerse un largo juicio para demoler la media manzana donde estaba la Caja Real; después se hizo atrio, desapareciendo en 1915. En la acera poniente había tres casas; la primera, al comenzar la cuadra [esquina con Morelos] estuvo la del Lic. Lázaro Gallardo, donde vivió desde su niñez

Fig. 111 Calle Pedro Loza esquina con Hidalgo (COPLAUR, 2012).

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el poeta Aurelio Luis Gallardo. […] en la planta baja estuvo en diferentes épocas estos negocios: José Ocampo, imprenta, Santo Domingo N. 1; Luz M. de Páez, sedería, Santo Domingo No. 1 1/2; Librería de Eusebio Sánchez, donde se reunían José López Portillo y Rojas, Manuel Álvarez del Castillo, Luis Pérez Verdía y Dña. Esther Tapia de Castellanos. De este grupo salió la idea de publicar [la revista] La República Literaria; al cambiarse la librería, la ocupó la peluquería y perfumería de José M. López de Hernández, situada frente al Sagrario; posteriormente el edificio construido de nuevo, fue ocupado por el Banco de Londres y México; al cambiarse el banco, la parte alta fue ocupada por el Cine Luz [sic] y la planta baja por la librería de Gallardo y Álvarez del Castillo; posteriormente estuvo una agencia de coches de los Hemuda y en los altos el Club Jalisco; la casa contigua era una regional que fue modificada al estilo del porfiriato; la imprenta de Ocampo se cambió a uno de eso locales y se ha de haber dedicado a impresiones comerciales, porque no he encontrado ningún folleto de esta imprenta; en el local norte estuvo almacén de Alfonso Heymann, vendía muebles de Viena, camas de latón, frente a Catedral; posteriormente este local lo ocupó la ―Casa Franco‖. La tercera casa que era de la familia García Aceves se conservó en su estilo original hasta que le demolieron su fachada; estaba compuesta en la parte baja, del lado sur, ventana, en seguida puerta monumental de entrada con portada muy original y descanso en la cornisa un balcón; al norte en la parte baja tres ventanas y otros tres balcones en la parte alta, en el zaguán de la casa vendían empanadas; posteriormente la parte baja se hizo comercial; en el lado norte estuvo una de las primeras agencias de la lotería nacional, de Ignacio Gómez y en la esquina, una tienda de ropa que no recuerdo su nombre ni de ella, ni de su propietario; todas estas casas fueron demolidas para construir la plaza Guadalajara oficialmente y popularmente de Los Laureles (Villaseñor, 1998, pág. 58).

Fig. 112 Plazuela de la Catedral, y Palacio del Arzobispado, a la izquierda edificios comerciales (COPLAUR, 2012).

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En la cita anterior, Villaseñor, se adentra un poco más a los

acontecimientos ocurridos en las edificaciones, haciendo mención de

personajes célebres, en donde se hace presente la versatilidad de

estas edificaciones. También cobra importancia la referencia que hace

a una anterior demolición de media manzana, pues al construirse la

Catedral, casi al tope de la calle, no se le dejo espacio para el atrio. Se

tuvo que demoler media manzana incluido el edificio de la Caja Real, y

se llevó un largo juicio, justo de la misma manera que estaba

ocurriendo en este momento, la historia se estaba repitiendo, ahora

para culminar con la demolición total de la manzana.

Parece ser que desde siempre la Catedral necesitó de un atrio

que hiciera honor a semejante edificación, sin él la perspectiva que

observaríamos de ella sería bastante distinta al actual plano iluminado

que permite la Plaza Guadalajara.

El cine Lux

El Cine Lux (Fig. 114), ocupó un edificio que anteriormente cumplió la

función de banco, pues aquí se alojó alguna vez el Banco de Londres y

México. Al cambiar de sede el banco a la Av. Madero, el edificio fue

ocupado por diversos comercios; librerías, tiendas de ropa y demás.

Fig. 113 Plazuela de la Catedral, y Palacio del Arzobispado, a la izquierda edificios comerciales (COPLAUR, 2012).

Fig. 114 El Cine Lux al frente, a la izquierda los antiguos portales (Skyscrapercity.com, 2013).

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El edificio del cine contaba con una ubicación privilegiada en el

primer cuadro de la ciudad en la esquina de la calle de Morelos y 16 de

Septiembre, la perspectiva desde el pequeño atrio de la Catedral y la

Plaza de Armas brindaba una excelente vista de sus tres pisos de

altura, construcción elegantemente porfiriana.

Es importante no confundir al Cine Lux antiguo con uno que se

construiría después en las calles de Garibaldi y Frias, que terminó

siendo un cine más, sin la elegancia y clase que caracterizaban al otro.

El Cine Lux (el antiguo) fue fundado por uno de los primeros

empresarios tapatíos, Luis Pérez Verdia, que se enfrentó a adversas

situaciones porque la mayoría de sus proyecciones cinematográficas

eran de un carácter moralizador, fue socorrido por los eclesiásticos

pero tuvo que ceder el cine a la cadena de salas que manejaban José

Montes y Carlos Pérez Rojas, que dieron inicio a funciones sonoras el

24 de octubre de 1929 con la que por este motivo sería histórica cinta

El cantante de Jazz (Hernández, 2001, pág. 327).

El Cine Lux (Fig.115) resulta ser uno de los edificios mas

recordados y lamentados de este espacio por la sociedad tapatía de

antaño y aunque sí fue de los mas bellos, no era el único edificio que

ocupaba un lugar en donde en un futuro se contruiría la Plaza

Guadalajara.

Fig. 115 Edificio del Cine Lux, vista desde la Plaza de Armas (Skyscrapercity.com, 2013).

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La construcción del Cine Lux resultó ser victimária de una

edificación mas, una antigua casona ubicada frente a la Catedral donde

tomó lugar el Cine Olimpia ―Museo de Diversiones‖ (Fig. 108); que

inicio con simples proyecciones en 1905 en diversos edificios de la

ciudad con las cintas adquiridas por Carlos Sthal en un viaje al

extranjero, que junto con sus empresarios Toscano y Echeverria,

fueron pioneros en este espectáculo que tendría gran impacto en

nuestra sociedad (Hernández, 2001). El edificio del Cine Lux también

sirvió mas tarde como asilo del Comité Estatal del P.N.R. en 1936 (Fig.

117).

Esta bella edificación porfiriana identificada por los tapatíos

como el Cine Lux, finalmente fue derribada en 1951 a causa del

proceso de modernización urbana auspiciado por el gobernador del

estado Jesús González Gallo, otra mas de las cicatrices dejadas

durante su periodo 1947-1953.

Los varios niveles del Cine Lux rebosaban de establecimientos

comerciales, era un edificio de primera ubicado en el punto mas

céntrico de la ciudad, numerosas proyecciones se llevaron a cabo en

este lugar. En sus alrededores se encontraba una de las zonas con

mas bullicio de la ciudad, transitada por tranvías, vehículos particulares

y peatones (Fig.118).

Fig. 116 Fotografía de la Plaza de Armas, al fondo la izquierda se observa el pequeño edificio del Cine Olimpia (Skyscrapercity.com, 2013).

Fig. 117 El jardín de la Plaza de Armas en 1936. Al fondo a la derecha el edificio del Comité Estatal del P.N.R. en el edificio del Cine Lux (Skyscrapercity.com, 2013).

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Después de la demolición de este edificio parecía que la

cabecera de la Cruz de Plazas podía ser finalizada pero no sucedió de

esta forma, pues los propietarios renuentes continuaron la contienda

legal en contra de su demolición, y retrasaron la culminación del

proyecto hasta la administración del nuevo gobernador, Agustin Yáñez.

Palacio Episcopal y Casa de la Moneda

El Palacio Episcopal o Palacio del Arzobispado, se encontraba ubicado

sobre lo que actualmente es el edificio del Ayuntamiento de

Guadalajara, en contra esquina a la Catedral y de frente a la que hoy

es la Plaza Guadalajara, esto sobre las avenidas Hidalgo y 16 de

Septiembre, el andador Pedro Loza y la calle Independencia.

José Villa Gordoa describe el antiguo Palacio de la siguiente

forma:

Es la residencia del Arzobispo, de una apariencia muy severa. Una gran puerta decorada con dos columnas de orden sencillo y caprichoso, da entrada al edificio que es de dos pisos y se compone de dos departamentos. El primer patio es amplio y rodeado por cuatro corredores qué sostienen veinte columnas de orden jónico correspondiente a otras en igual número que forman los cuatro corredores superiores, y que pertenecen al orden corintio. La escalera es de una elegancia notable y de estilo gótico hallándose colocado en la pared que la limita, un cuadro pintado al óleo que representa a Nuestra Señora del Rosario, de buena ejecución. El techo de la escalera lo forma una airosa cúpula rematada en linternilla. En las piezas del primer piso se

Fig. 118 Tranvías y vehicules en la Plazuela de la Catedral, al fondo a la derecha el Cine Lux (COPLAUR, 2012).

Fig. 119 Palacio Episcopal o del Arzobispado (COPLAUR, 2012).

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encuentra la Secretaría del Gobierno eclesiástico y además oficinas respectivas, y en el primer piso están las habitaciones del Prelado, un oratorio y el departamento de familiares. El segundo patio es más reducido que el anterior y las columnas de los corredores pertenecen al orden toscano. En el primer piso de este departamento se encuentra establecido un colegio de infantes dedicado exclusivamente a enseñar música, canto e instrumentación primaria a los niños, que hacen de monaguillos y componen el coro de la Catedral. En el piso superior se hallan algunas habitaciones para sacerdotes, en una de esas piezas en la esquina de Alcalde e Independencia estuvo confinado por su padre D. Lázaro Gallardo, el poeta cronista de la ciudad, por sus ideales liberales Aurelio Luis Gallardo, y un salón donde celebran sus reuniones al Consejo de las Conferencias pertenecientes a la Sociedad de San Vicente de Paul. [El Palacio] Tiene una larga serie de balcones y ventanas que miran al sur, al oriente y al norte (Villa, 1980).

Cuando el edificio del Palacio del Arzobispado fue derribado ya

no se mantenía éste en su forma original, pues al igual que numerosos

bienes de la iglesia, fue expropiado, aunque no durante La Reforma.

Villaseñor y Villaseñor nos ayuda una vez más con una puntual

descripción de lo que en persona conoció:

Con el N. 56, [de la calle Hidalgo] que era el Obispado, Trinidad Verea lo daba como el de su bufete. Al principio de este siglo siendo canónigo el Dr., y maestro Manuel Azpeitia Palomar, mi padre [Arnulfo Villaseñor] le dio una arreglada al edificio. En 1915 fue expropiado el Palacio Arzobispal y convertido en Casa Municipal, así decía en los altos de la puerta, ya le habían quitado las columnas, no presentaba ningún atractivo a la vista, sucio, muebles deteriorados, lleno de gente, gendarmes, gestores y prostitutas; en el segundo patio estaba la sección

Fig. 120 Palacio Episcopal desde la torre norte de Catedral (COPLAUR, 2012).

Fig. 121 Edificio del Obispado, Foto: Antonio Romero Gallegos.

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médica, la única mejora que tuvo en este tiempo fue el ochavo de la esquina de Alcalde e Hidalgo, y en alguna ocasión una ligera pintada (Villaseñor, 1998, pág. 147).

Posteriormente durante el gobierno de González Gallo el edificio

fue adquirido para en su lugar ser construido el nuevo Palacio

Municipal de estilo neocolonial; esta obra fue proyectada por el

arquitecto Vicente Mendiola Quezada y lo construyó el ingeniero Mario

Contreras Medellín. La demolición del antiguo palacio fue aprobada por

el cabildo el 15 de julio de 1948. La ingrata tarea de echar abajo este y

otros inmuebles históricos la ejecutó el ingeniero Felipe de Jesús

Arregui Zepeda. El señor Carlos Sthal y el ex gobernador José

Guadalupe Zuno Hernández, representantes del Museo Regional de

Guadalajara, pidió que las canteras, columnas, marcos de puertas y

ventanas, las piedras, canales, gárgolas, almenas y azulejos (de

indiscutible valor patrimonial) pasaran a la administración del Instituto

Nacional de Antropología e Historia (INAH), cosa que no se llevó a

cabo pues los materiales obtenidos durante su demolición serían

propiedad del Ingeniero Felipe Arregui. Con la construcción del Nuevo

Palacio, la casa municipal de Guadalajara termino el trayecto que

había tenido durante siglos en varios edificios de la ciudad.

Fig. 122 Vista interior del Palacio del Arzobispado (COPLAUR,

2012).

Fig. 123 Plano de la manzana 2, 1947 (Archivo Histórico de

Jalisco, 1947).

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Por otro lado de la Casa de Moneda contigua al Palacio también

tuvo que ser demolida, esta casa tiempo después fue adaptada para

formar el Palacio Federal en 1934 obra realizada por el Ing. José R.

Brambila y de ella se describe lo que continúa:

En seguida estuvo la Casa de Moneda, fundada en el año de 1811, no en ese local sino en uno de los departamentos del Palacio de Gobierno. […] Conocí el edificio y según mis recuerdos era bastante feo por dentro y por fuera, posteriormente fue oficina de Telégrafo y de Pesas y Medidas, después fue remodelado con un estilo neocolonial; al demolerse para hacer el nuevo Palacio Municipal, sus portadas de cantera fueron trasladadas el edificio del Trabajo, en la calle de Independencia y Humboldt (Villaseñor, 1998, pág. 147).

El edificio de la Casa de Moneda al ser propiedad del estado no

presentó mayor inconveniente en su demolición, justificada con el

hecho de que dicha construcción resultaba insuficiente para cumplir

sus fines y propósitos. La demolición tuvo que ser llevada a cabo de

manera inmediata por la urgencia de la construcción del inmueble, y

se estipuló también que dicho predio no podría ser utilizado para otro

fin que no fuera construir el nuevo palacio. La demolición de este

inmueble fue llevada a cabo por el señor Guadalupe Barocio pero en

este caso si quedaron para uso del estado las canteras y los forjados,

trabajos que iniciaron a finales de julio de 1949.

Fig. 124 Foto aérea de la manzana 2, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 1947).

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126

Una tercera propiedad tuvo que ser adquirida para completar la

manzana donde se construiría el Palacio y fue la finca de dos pisos en

la calle Pedro Loza esquina con Independencia, perteneciente a

Ignacio García Aceves y Laura Villaseñor de García Aceves.

La construcción del nuevo Ayuntamiento (Fig. 126) culminaría

con un tedioso periodo en el que la institución se tuvo que estar

trasladando por diferentes edificios de la ciudad, brindándole un

establecimiento que continua en funciones hasta nuestros días. Este

edificio también se incluye dentro del plan de modernización urbana

que hizo cambios que perduraron en la traza de la traza de la ciudad

hasta nuestros días.

Finalizada la construcción de la Plaza Guadalajara, en lo que

ahora es la parte de la fuente, existió un pequeño y escueto jardín

circular:

Debajo de aquella plaza se construía el que sería el primer estacionamiento subterráneo en Guadalajara, y era algo que en aquella época se consideraba casi como una extravagancia. Se terminaron aquellas demoliciones, se terminó aquel estacionamiento y el producto final fue algo así como aquel ratoncillo del parto de los montes. Resulta que quizás por lo novedoso del estacionamiento bajo su superficie, la famosa plaza no tenía casi áreas verdes, si acaso unos cuantos macetones con bancas integradas alrededor; su complemento era un jardincillo central muy simple, tanto que muchos pensaron que el famoso ―Ombligo de Ahumada‖ era a su lado un verdadero derroche de verdor.

Fig. 125 Construcción del edificio del Ayuntamiento de Guadalajara,1951 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

Fig. 126 Edificio del Ayuntamiento de Guadalajara, 1952 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).

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Parece que de su propia imprevisión vino la solución: como no se había contemplado el desalojo de los gases de combustión de los vehículos, se ingenió el sacarlos disfrazados por una fuente, de esa manera el jardincillo aquel dejó su lugar a una aceptable fuente elevada. Menos mal (Hernández, 2001, pág. 202), (Fig. 127).

Al hablar del ―Ombligo de Ahumada‖ se entiende que hace

referencia a una discreta fuente (Fig. 128) ubicada en las

inmediaciones del rio San Juan de Dios y sobre la calle Pedro Moreno,

También se le conoció como ―La Pila Roja‖, tal vez construida por el

Gobernador Miguel Ahumada. Pero lo que más salta a la vista en esta

anterior cita, es que verdaderamente la Plaza Guadalajara es la que

cuenta con menos áreas verdes, y bien pudo haber sido por las

complicaciones de su construcción que el diseño de esta se terminó

con prisas, quedando demostrado que ni siquiera se había considerado

la expulsión de los gases producidos por los automotores.

Con la Plaza Guadalajara concluida, la Cruz de Plazas ahora era

una realidad, el proyecto planeado por Díaz Morales e impulsado por

González Gallo, ya estaba ahí, tangible y disfrutable para todos los

tapatíos, sin embargo no quedó en su memoria, olvidado el arduo

proceso que ello significó y la enorme pérdida de edificaciones llenas

de valor histórico. La modernización urbana dejó una marca imborrable

a quienes la presenciaron que ha traspasado hasta nuestros días.

Fig. 127 Jardín circular en la Plaza Guadalajara (Hernández, 2001).

Fig. 128 El ―Ombligo de Ahumada‖ Calle Pedro Moreno y Calzada Independencia (COPLAUR, 2012).

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Conclusiones

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Después de la revisión y el análisis de las diversas

fuentes mostradas en los anteriores capítulos finalmente

se llega al momento de presentar las conclusiones

obtenidas en este proceso de investigación. En un primer

momento, ello nos introdujo a la breve historia del

crecimiento demográfico y urbano de la ciudad, que nos

dio muestra de un proceso de transformación de los

medios de producción que a su vez influyeron de manera

directa en la modernización de los espacios mismos de la

ciudad; donde la mirada al futuro de un arquitecto nos da

idea de su proyecto de ciudad moderna a la par del

gobierno de su época, y en donde se dio una mirada al

pasado arquitectónico de lo que hoy es uno de los

proyectos de urbanización más sobresalientes de la

ciudad de Guadalajara: la Cruz de Plazas.

El proceso que vivió la ciudad de Guadalajara

desde su fundación en 1542 y hasta la década de los

1970, nos da muestra de la capacidad que demostró

tener la ciudad para adaptarse a las adversidades y

cambios enfrentados a lo largo de su existencia y que la

llevaron a posicionarse como uno de los núcleos más

importantes del país, económica y culturalmente, e

incluso a proyectarse a nivel internacional. Guadalajara a

pesar de albergar lo que se cree es una de las

sociedades más conservadoras del país, pues

constantemente se habla de su arraigada religiosidad,

resultó ser muy flexible ante los momentos que

requirieron su modernización, proceso que se volvió más

demandante durante las décadas de 1940 a 1970. El

pujante crecimiento demográfico y económico que sufrió

la ciudad durante estas décadas obligó a los

administradores públicos y académicos de la ciudad a

elaborar un plan que regulara el crecimiento urbano de

esta urbe, poniéndose en marcha este proyecto bajo los

criterios de modernización de la época, que además de

la ampliación de calles y avenidas, generaron en la

ciudad una serie de espacios para propiciar la interacción

de la ciudadanía, un proyecto incentivado por objetivos

sociales que garantizaran un crecimiento urbano de

calidad, esto sin dejar de lado el desarrollo del sector

inmobiliario y comercial que sin duda favorecieron su

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131

realización, pero sin considerar la conservación del

patrimonio histórico y arquitectónico.

En esta investigación se trató en particular el caso

del proyecto de la Cruz de Plazas, sin embargo se

conoce que esta oleada modernizadora alcanzó a otras

zonas de la ciudad e incluso se extendió por el país. La

construcción de dichas plazas se proyectó entonces

como la mejor solución para aumentar los espacios

públicos en el corazón mismo de la ciudad, y al decir esto

es en referencia a que la zona centro y la circundante a

la Catedral fue y sigue siendo uno de los puntos focales

para el desarrollo comercial de la ciudad; a su vez fue y

sigue siendo uno de los puntos más importantes para la

interacción y esparcimiento de las masas además de

serlo para la proyección cultural de Guadalajara a nivel

internacional y que mediante la construcción de estas

plazas se elevaron a la vista de todos, los valores

estéticos de las edificaciones que las circundan, edificios

que resultan ser íconos de la ciudad que se proyectan

hacia el mundo y nos representan.

Sin embargo, la transformación promovida por las

políticas de gobierno de González Gallo y el proyecto de

Díaz Morales exigían que para la modernización de este

espacio urbano fuera necesaria la demolición de la

mayoría de los edificios antiguos encontrados en el

espacio que rodea a la Catedral, dando como resultado

un proceso de sustitución de lo tradicional por lo

moderno, ―Antiguo vs. Moderno‖, llevando a la

desaparición de una importante cantidad del patrimonio

histórico y arquitectónico de la parte más representativa

de Guadalajara. Es entonces que en esta investigación

se logró además hacer el rescate de la memoria visual

de estas edificaciones mediante archivo fotográfico

acompañado de descripciones y referencia textuales de

los mismos, obteniendo como resultado el rescate de la

memoria histórica de los edificios otrora adyacentes.

A su vez, se otorgó la posibilidad de conocer las

complicaciones que enfrentó la realización del proyecto

de la Cruz de Plazas; cómo los diferentes actores

contemporáneos influyeron en este proceso; de donde se

rescató que la situación para la demolición y la posterior

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construcción de cada una de estas plazas resultó ser

diferente, pues no en todos los casos se ofreció

resistencia a la demolición; como en el del Templo de la

Soledad y el Edificio de Correos y algunos edificios más;

otros como el Palacio Cañedo y algunos de la Plaza

Guadalajara causaron grandes contratiempos en la

construcción del proyecto, esto último porque sus

defensores se mostraban reacios a aceptar su

demolición en directa relación a perjuicios económicos y

de su herencia patrimonial, además por falta de la

demostración de utilidad pública de la posterior

construcción por parte de las autoridades. Se rescató la

importante labor que realizaron algunos actores durante

este periodo, pues ante la inminente demolición de los

edificios se dieron a la tarea de recordar su historia e

importancia en publicaciones de la época.

Esta investigación tuvo como fin otorgar una

mirada más detallada de la transformación urbana que

tuvo lugar en Guadalajara en uno de sus espacios más

emblemáticos, aportando nuevas interpretaciones de

este proceso para el campo de la urbanística y la historia

de la ciudad, presentando un texto que hace una entera

referencia al proyecto de la Cruz de Plazas y el impacto

en la transformación de la traza urbana de la ciudad. Se

rescató también la importancia de los espacios públicos

en la ciudad, pues son ellos parte medular de la misma,

proyectándose como un lugar de interacción social y

cultural, un sitio donde la sociedad se hace visible,

generando en sus plazas y calles uno de los paisajes

más bellos.

Además en esta tesis, siempre existió el contraste

entre varias fuentes, lo cual concede una experiencia

única, pues en este texto se presentan, tanto imágenes

como descripciones, así como la opinión de la sociedad

durante la edificación de este proyecto; un contraste

entre los diferentes discursos y perspectivas, mismas

que permitieron enriquecer nuestra propia manera de ver

este proceso. Metodológicamente el diverso uso de las

fuentes, generan en esta investigación un fuerte sustento

para el análisis y explicación del fenómeno modernizador

que vivió Guadalajara, pues son las fuentes la base de la

objetividad de la misma.

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Entonces pues, se tiene como resultado que la

ciudad de Guadalajara, así como otras ciudades

latinoamericanas, vivió un proceso de transformación,

resultado de un progresivo proceso de mutación que las

ciudades así como los entes vivientes sufren, pues ellas

crecen adaptándose a las condiciones que ofrecen las

diferentes etapas de su vida y donde los cambios no son

necesariamente predecibles. Así mismo, durante las

primeras décadas del siglo XX la ciudad se enfrentó a un

momento más demandante, donde los cambios a los que

se vio sometida, generaron en ella el rompimiento con

gran parte de su pasado histórico, motivado por nuevas

ideologías de urbanización, cambios que desembocaron

en una transformación irreversible del paisaje urbano de

la ciudad; un cambió para convertirse en ciudad

moderna, de donde se rescata que la Cruz de Plazas se

alza sobre los intereses personales de sus constructores,

elevándose para funcionar como uno de los espacios

públicos más funcionales y beneficiosos para los

habitantes de la ciudad, que muchas veces

inconscientes, transitan ajenos a un pasado más remoto,

sobre los pasos ya recorridos por antiguos habitantes en

las bulliciosas calles bordeadas por la arquitectura de

adobe y cantera otrora existente.

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