la crisis no se casa con nadie

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Gran reportaje sobre cómo la crisis repercute en los negocios nupciales

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En un ambiente de pesimismogeneralizado, las cifras hablanpor sí solas, el gasto medio delas parejas que deciden ca-sarse en muchas ocasiones sereduce a la mínima expresión.Esto ha provocado un deterioroen el tejido empresarial y elsector servicios, que a pesarde todo se mantiene a flote gra-cias a la gran tradición en la ce-lebración de ceremoniasmatrimoniales que existe enEspaña. Con todo y con eso,las uniones de parejas handescendido de forma notablehasta alcanzar casi el 50% enlo últimos dos años. Lógico sitenemos en cuenta la bajadade sueldos y la precariedad a

la que se están viendo someti-dos la mayoría de los hogaresespañoles, y la incertidumbreque provoca la larga duraciónde los efectos de la crisis y elgalopante ascenso de la tasade desempleo. Este escenarioes el caldo de cultivo idóneopara el miedo, lo que lleva a unretraimiento del consumo deforma inexorable.

Esta cifra bajista está afec-tando al comercio del ramo,que ve cómo día a día se vanperdiendo ventas y cómo elcliente se lo piensa a la hora dehacer un desembolso impor-tante. Los establecimientoshan comenzado a tener proble-

mas para mantenerse a flote yen la calle ya empieza a escu-charse la frase de “tenemos im-puestos como los de suecia eingresos como los de Burundi”.Algo bastante creíble si echa-mos un vistazo a las principa-les calles comerciales deElche, que cada vez muestranun poblado paisaje de cartelescon el rótulo de “se vende o sealquila”, con persianas echa-das abajo y portales que se lle-nan de suciedad. Ladestrucción del pequeño co-mercio es algo alarmante enElche y no parece que la polí-tica tenga soluciones a esteproblema. Ni las grandes su-perficies se libran de este tor-

Puertas de un establecimiento cerrado en la calle Troneta de Elche

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bellino de austeridad, que havaciado de público sus centroscomerciales y mermado consi-derablemente sus cuentas deresultados.

Los restaurantes también hannotado que los grandes fastosen la temporada de bodas bri-llan por su ausencia y su clien-tela, o ha caído de formadrástica o gasta menos dineroen el menú nupcial e invitados.Esta situación les ha llevado aagudizar el ingenio y echarleimaginación para lograr abara-tar los servicios y seguir traba-

jando aun a costa de ganarmenos dinero. Algunos han te-nido que cerrar sus puertas alno poder sufragar los gastosque conlleva un comercio:sueldos, impuestos, pago aproveedores, etc.

Su peso en oro

Tras el estallido de la crisis yal convertirse en el valor refu-gio para los inversores, el oroha vuelto a cobrar protago-nismo en una economía quevive convulsa dentro de lazona euro y que provoca elpánico en quienes tienen sucapital pendientes de las sal-vajes fluctuaciones de losmercados de valores. El oroes de nuevo un bien en alza y

en torno a su comercio ha sur-gido todo un entramado deempresas que ha ido cre-ciendo de forma exponencial.En cualquier esquina pode-mos encontrar un cartel de“compro oro”, donde anteshabía otro establecimiento. Ylo peor, muchos ilicitanos conproblemas económicos seestán viendo abocados a ven-der pertenencias personales:la necesidad obliga. Esto estállevando a muchas personas aabrir el joyero y vender aque-llas piezas de oro que habíancomprado o recibido como re-galo tan solo unos mesesantes. Una tragedia que, comono podía ser e otro modo,están aprovechando muchasde esta empresas, que vencómo crecen sus negocios.

En un de estos comercios si-tuado en el centro de Elche,su encargado, quien ha prefe-rido mantenerse en el anoni-mato, es bien claro alrespecto: “Nosotros no tene-

mos ganas de que se acabe lacrisis, ahora más que nuncaesto va viento en popa y cadavez viene más gente a vendersu oro. Esto hace que poda-mos ofrecer un precio a labaja, sabes que ante la nece-sidad lo aceptarán”. Estas pa-labras suenan rotundas.Crueles pero a la vez sinceras.Según nos comenta este en-cargado, el número de perso-nas que acuden para vendersus joyas ha crecido más deun cincuenta por ciento en losúltimos dos años. Y el perfil desus clientes casa vez estámenos definido, hay de todo,incluso recién casados, ase-gura. Dice que en el tiempoque lleva trabajando en estoha adquirido bastante psicolo-gía y apunta que “la gentesuele ser bastante transpa-rente, enseguida se notacuando está en apuros y quénivel de necesidad le acucia”.Señala con la mano la puertade un supermercado que hayenfrente y comenta que

Muchas parejasse ven forzadas avender el oro quese regalaron hacesolo unos meses

Piezas de joyería en oro y plata

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“mucha gente vende aquí suoro y se les ve cruzar la callepara entrar allí a comprar co-mida”, un dato dramático quepone de manifiesto la situacióncrítica que atraviesan muchasfamilias. El precio de oro está en cons-tante movimiento día a día, loque hace difícil estimar el pre-

cio con exactitud. Pero éste po-dría situarse entorno a lostreinta euros por kilo. Y ante elpanorama económico im-puesto por la Unión Europea yuna posible cronificación de lacrisis, se prevé que cada vez

los comercios de compra ventade oro sigan en expansión portoda la geografía. El problemapara ellos vendrá quizáscuando los ciudadanos no ten-gan ya mucho oro que vender.La plata se sigue manteniendoen un discreto segundo plano.

No es oro todo lo que reluce

La bajada del poder adquisitivoha repercutido directamente enlos hábitos de consumo de losilicitanos de una forma determi-nante, como asegura Jaime Ja-valoyes, comerciante dejoyería, quien afirma que estedescenso de ventas se vieneobservando desde hace seisaños. Esta bajada de las ven-tas aún se acusa más en artí-culos de lujo y, aunque esmucha gente la que se siguecasando, el gasto medio ya noes el mismo de antes, aseveraJavaloyes. Según este joyeroel perfil habitual del cliente es

el de aquellas personas que seven en cierta manera a hacerun regalo para un evento pun-tual, como regalar alianzaspara una boda o un regalo depedida. Sin embargo, la com-pra de impulso ha desapare-cido prácticamente, comentaJaime.

La crisis también está influ-yendo en el tipo de joyas a es-coger. Si bien es cierto quehace unos años el público solíacomprar con más asiduidadpiezas de diseño de tempo-rada, ahora están en auge lasmás tradicionales e intempora-les; solitarios, medias, alianzascon diamantes, piezas quedentro de diez o quince añosno habrán pasado de moda yseguirán conservando un ciertointerés. Sin embargo, apuntaJavaloyes, el hecho de que eloro sea ahora mismo el valorrefugio y los inversores esténhaciendo cierto acopio del

Muchos ilicitanossiguen dándoseel “si, quiero” apesar de carecerde medios queantes tenían

Escaparate de una joyería de Elche

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marzo 2013 DUEmismo, no está influyendo enlas ventas de su comercio. Re-conoce que “el público que ha-bitualmente compra piezas enjoyerías está fuera del negociode la inversión, está basado enpersonas que adquieren joyaspara regalo, en el que deposi-tan su ilusión. Los clientestanto de relojería como de joye-ría suelen destinar sus com-pras a bodas o celebracionespuntuales como el día de lamadre o aniversarios de casa-dos”.

En cuanto a lugar que ocupaElche con referencia a otraspartes de España en la ventade joyas, Jaime Javaloyes ex-pone que las zonas industriali-zadas como esta, que hansufrido un mayor descenso dela actividad productiva, son lasque más han acusado lamerma en las ventas. Mientrasque en las zonas más agrícolasse ha manteniendo el nivel dedemanda. Si bien es cierto queestas últimas nunca fuerongrandes consumidoras de estetipo de productos. También se-ñala que cuando la crisis re-mita, las ciudadesindustrializadas como el Elchevolverán a experimentar lasmayores subidas.

Casados con la crisis

Al margen de consideracionesque apuntan a que el deteriorode las economías domésticasestán perjudicando las relacio-nes de pareja, que pueden ter-minar en conflictos en el hogary separaciones, es ya un hechoque por culpa de la crisis mu-chas parejas no pueden divor-ciarse. Sencillamente porque elelevado importe de la hipoteca

no podría ser pagada por unosolo de los cónyuges. Además,la caída de los precios de lasviviendas hace que no resulterentable vender el inmueble,resultando prácticamente im-posible liquidar el préstamo hi-potecario con lo obtenido en laoperación. Según estadísticasdel Consejo General del PoderJudicial (CGPJ) el número derupturas matrimoniales has dis-minuyó en un 2,3% en 2011con respecto al año anterior. Yla tendencia apunta a que esedescenso siga su progresión apesar de la entrada en vigor dela ley de divorcio exprés, en2005 .

La vertiginosa bajada de las

separaciones matrimoniales vaunida a la imparable caída dela celebración de bodas. Segúnindica Paco Quijada, sacristánde la Iglesia El Salvador deElche, la crisis se ha notado deforma significativa a este res-pecto. Mientras que este añose esperan alrededor de unosveintiocho enlaces matrimonia-les, en años anteriores podíanregistrarse algo más de cin-cuenta, lo que indica que eldescenso gira en torno al 50%.Quijada explica que “aunquecada vez se escuchan másquejas sobre los precios de lasflores, atuendos y demás com-plementos, la verdad es que lagente que se casa sigue esca-timando poco en gastos”.

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Lo comido por lo servido

El sector servicios, directa-mente implicado en la industriade las bodas, también está pa-sando por su particular vía cru-cis. Sobre todo losrestaurantes con salones paraeste tipo de celebraciones hannotado cómo la entrada a dis-minuido a los clientes están op-tando por menús máseconómicos y a veces bastantealternativos para poder aliviarla fuga de capitales de la bille-tera. Según el chef CésarAnka, del restaurante que llevasu nombre, la gente ahoramismo selecciona mucho elsitio donde va a comer y los há-bitos de consumo han cam-biado bastante, ahora se miramás el precio que la calidad.Respecto a las dificultades dela hostería ante la pérdida declientes admite que “la presiónfiscal y la caída de ingresosestá haciendo que la situaciónpara muchos comerciantes delsector sea insostenible”. Res-pecto a los precios, Anka ase-gura que la guerra en elmercado es ya algo devastadory que, de seguir así, solo so-brevivirán los que tengan “másriñón” para aguantar con esca-sas ganancias. El poco margende beneficios, indica César, esalgo que solo pueden sobrelle-var las grandes cadenas quegozan de un mayor respaldoeconómico.

Se impone el low cost

Dentro de toda la monetarianos encontramos con que lagente busca alternativas parasuperarla y, lo que es más es-peranzador, consigue encon-

trarlas. Es el caso de LauraMendive y Miguel Ángel Her-nández, que nos muestra quese pueden realizar bodas abajo coste sin perder ni ungramo de la felicidad que su-pone este día para cualquieraque lo lleve a cabo. Además,es una boda diferente, original,y con todos los ingredientespara que, tanto los novios,como los invitados, disfruteneste día tan especial en susvidas y lo recuerden siempre.El secreto para conseguir esto,concretamente el suyo, ha sidomarcarse unos presupuestos,ajustándose a la medida de susposibilidades y no superarlo;

buscar y buscar hasta dar conlo que les gustaba realmentepara adornar este día, sin pa-sarse del tope económico quese habían marcado, no ha sidocoser y cantar, pero todo esteesfuerzo ha merecido la pena ylo han conseguido, y ademásde manera satisfactoria. Lostrajes de los novios, los anillos,las joyas, las flores, el restau-rante y el lugar de la celebra-ción, ya están elegidos ypreparados para complementarun día que a buen seguro, apesar de barato, será el díaperfecto para esta pareja queademás lo ha preparado todoen un mes, todo un logro tra-

Laura prueba su vestido de novia

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tándose de las condiciones delas que hablamos. El claroejemplo de que, en esto de launión matrimonial, querer espoder: el “sí, quiero” se ha con-vertido en el “sí, puedo”.Laura y Miguel Ángel se propu-sieron casarse, esta vez enserio, aunque ya lo habían ha-blado en otras ocasiones, enun momento natural de su vida,estando juntos y como el quehabla de cómo le ha ido el tra-bajo a su pareja durante esedía. Así de natural será suboda, que desde el principio lamarcaron los presupuestos.Pero eso sí, a esa boda no leva a faltar de nada. La ceremonia se va a celebraren un japonés. Sí, en un res-taurante japonés y acto se-guido en ese mismo lugartendrá lugar el banquete paracelebrar el enlace. Cincuentainvitados los arroparán duranteeste día; buffet libre y barra

libre para todos ellos a razónde cincuenta euros por per-sona. Comparado con el costede otros banquetes es bastantemás bajo, nada que ver con loque se vivirá allí, que estará ala altura del más caro de losconvites. El detalle de los no-vios para sus invitados, nopodía ser otro que unos palillosde comida china, de nuevo ori-ginal y a precio razonable, ysobre todo, del gusto de los no-vios.La música suele ser una parteesencial en la animación delambiente en estas fiesta. Puesbien, tampoco eso iba a faltaren la boda de Laura y MiguelÁngel: un grupo de Reggaeamenizará esta fiesta durantetoda la celebración. Buscadopor los propios novios que losseguían hace tiempo, a pesarde no ser muy conocidos. Enesto los presupuestos seránimprovisados, pero eso no es

problema porque también tie-nen un tope económico quemarcará la actuación.Mucha gente puede estar pen-sando en los trajes de los no-vios para la boda, que son yapalabras mayores, dado losprecios que suelen alcanzareste tipo de prendas. Tambiénhabía dinero para esto, por su-puesto. Laura, la novia, nosconfiesa con una sonrisa cóm-plice que se salió un poco delpresupuesto, pero no pasanada, porque Miguel Ángelgastó menos de lo estipuladoen el suyo: la compenetraciónse hace necesaria en estoscasos. En cuanto a esto de lasvestiduras nupciales, Laura re-conoce que tuvo mucha suerte,ya que antes de salir a buscar-los decidió echar un ojo por In-ternet, los trajes eran caros y,concretamente el que le gus-taba estaba por encima de los1000 euros y su presupuesto,

Miguel Ángel y Laura, ejemplo de boda alternativa

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Los tiempos turbulentos queestamos viviendo están condi-cionando el modo de vida y loshábitos de consumo de losciudadanos. Pero hay unacosa que no se deja doblegarpor los datos del paro, los re-cortes de Bruselas o la subidade la prima de riesgo. Y esque, el deseo, la ilusión poremprender una nueva vida seescapa a toda esta vorágineenloquecida en donde unospocos infligen sufrimiento auna mayoría. Las nuevas ge-neraciones están encontrandomuchos más obstáculos en elcamino pero están dandoejemplo de cómo se puedemirar con optimismo hacia unfuturo poco halagüeño queamenaza con cortarles la ca-rretera, obligarles a abandonarel país o conformarse con unmini empleo de poco más de600 euros.Los años de bonanza han pa-sado y muchos apuntan a quenunca volverán tiempos tanboyantes como los vividos. Esmás que probable que muchagente se quede por el caminoen lo que parece va a ser unalarga y profunda crisis. Las fa-milias españolas encuentranen estos días su momento demayor vulnerabilidad. Sin em-bargo, a pesar de todos losvientos adversos una red deapoyo familiar está permi-tiendo que las tradiciones másarraigadas en la sociedad sesigan manteniendo. Al final vaque volver a aprender aquellode “a mal tiempo, buena cara”.

No hay crisis parael deseo

Carlos Sempere

igual que el de su novio, estabaen los 500; algo poco esperan-zador. Salió a las tiendas ybuscó algo que se pareciera alvestido entallado que le habíagustado para hacer más espe-cial ese día, tras una tarde bus-cando encontró el mismovestido que le había gustado,ya no se fabricaba, por lo queconsiguió llevarse el vestido deprueba a razón de unos 645euros, con los arreglos inclui-dos. Igual de agotadora fue labúsqueda de unos zapatos,que fue llevada a cabo en unpolígono dedicado a la indus-tria del zapato en el que no en-contraba zapatos de boda;finalmente, en un Outlet si-tuado en ese lugar encontródos pares, que se llevó paraprobar con el vestido. Volvió atener suerte: los más baratosfueron los que mejor quedabancon el vestido, el precio fue de35 euros.Laura y Miguel Ángel han deci-dido no hacer despedida, perosí que tendrán viaje de novios,¿Adivinan cómo lo han estruc-turado? A base de presupues-tos. La manía de Laura porescribir en sobres el objeto delgasto y dividir el dinero razona-blemente entre todos los so-bres, les está saliendo a laperfección. El viaje será a Tai-landia y aunque, por supuesto,tienen estipulado un tope eco-nómico para cada gasto, denuevo dejan lugar a la improvi-sación y sólo tienen compra-dos los billetes de ida y vuelta.El resto lo marcará el camino,como ha ido ocurriendo hastaahora. Y no les ha ido nadamal.Los 50 comensales que asisti-rán a la boda han tenido entresus manos una invitación poco

común: el diseño de los sobresestaba protagonizado por unanaranja que se abría en dosmitades y en cada una apare-cía el nombre de cada uno denuestros protagonistas. Lospadrinos de la boda son ami-gos y, además, participan enesto de hacer un poco más fe-lices a los novios en este díatan especial: además de haberayudado con los trajes ydemás, la madrina de la boda,que también nos acompaña enla entrevista, será la encargadade maquillar a la novia. Pero nosólo los invitados tienen tra-bajo, la tarta de la boda estaráhecha en la panadería familiarde Miguel Ángel y él mismo co-locará las flores, todas natura-les, la mañana de la boda.Como decíamos, toda una de-claración de intenciones; el di-nero no iba a impedirlescumplir su sueño y tampoco lescambiaría la manera de llevarloa cabo, todo un ejemplo de “síquiero” en unos tiempos en losque parece que se impone el“sí puedo”, por lo que el dinerodeja de ser una excusa paradar este paso en la mayoría delos casos.

Mirando al futuro

Si las políticas no cambian enlos próximos años, muchas delas fórmulas que ahora estánempleando las jóvenes parejaspara poder casarse ya no sur-tirán efecto. Si, como está a lavista, la situación económicava en progresivo deterioro, secorre el peligro de llegar a unasituación límite, en la que losciudadanos no puedan siquieracostearse los productos bási-cos. Es posible que en el futurohablar de boda sea una utopia.