la crisis de europa y el ascenso del populismo. más allá de las elecciones europeas de 2014

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Salvador Forner Muñoz es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante. Titular de la Cátedra Jean Monnet de Historia e Instituciones de la Europa Comunitaria. Heidy-Cristina Senante Berendes es profesora titular adscrita a la Cátedra Jean Monnet. JULIO / SEPTIEMBRE 2014 51 LA CRISIS DE EUROPA Y EL ASCENSO DEL POPULISMO Más allá de las elecciones europeas de 2014 P or una casual coincidencia, las elecciones al Parlamento Europeo del mes de mayo de 2014 han tenido lugar en el año en que se cumplen dos significativos aniversarios de la historia de Europa. El primero de ellos, el centenario del inicio de la Primera Guerra en julio de 1914, un conflicto que marcó el comienzo de una dramática etapa en la historia del continente que no se cerró, para Europa occi- dental, hasta 1945 y que se prolongó hasta 1989 para los países euro- peos centro-orientales sometidos al dominio soviético desde el final de la Segunda Guerra. Esta última fecha, cuyo veinticinco aniversario se cumple también en 2014, ha adquirido un significado completamente distinto al de la primera. La caída del Muro de Berlín el 9 de noviem- bre de 1989 constituyó, en efecto, un hito simbólico y esperanzador en la reciente historia europea como expresión de la emergencia hacia la libertad política y económica de los países del antiguo Bloque del Este. Constituyó asimismo un reto para la integración europea y para los países occidentales, moralmente obligados a abrir las puertas a esa “otra” Europa, tan olvidada durante más de cuarenta años. Una refle- SALVADOR FORNER HEIDY-CRISTINA SENANTE

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SALVADOR FORNER & HEIDY-CRISTINA SENANTE BERENDES

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  • Salvador Forner Muoz es catedrtico de Historia Contempornea de la Universidad de Alicante.Titular de la Ctedra Jean Monnet de Historia e Instituciones de la Europa Comunitaria.

    Heidy-Cristina Senante Berendes es profesora titular adscrita a la Ctedra Jean Monnet.

    JULIO / SEPTIEMBRE 2014 51

    LA CRISIS DE EUROPA Y EL ASCENSODEL POPULISMOMs all de las elecciones europeas de 2014

    Por una casual coincidencia, las elecciones al Parlamento Europeodel mes de mayo de 2014 han tenido lugar en el ao en que secumplen dos significativos aniversarios de la historia de Europa.El primero de ellos, el centenario del inicio de la Primera Guerra enjulio de 1914, un conflicto que marc el comienzo de una dramticaetapa en la historia del continente que no se cerr, para Europa occi-dental, hasta 1945 y que se prolong hasta 1989 para los pases euro-peos centro-orientales sometidos al dominio sovitico desde el final dela Segunda Guerra. Esta ltima fecha, cuyo veinticinco aniversario secumple tambin en 2014, ha adquirido un significado completamentedistinto al de la primera. La cada del Muro de Berln el 9 de noviem-bre de 1989 constituy, en efecto, un hito simblico y esperanzador enla reciente historia europea como expresin de la emergencia hacia lalibertad poltica y econmica de los pases del antiguo Bloque del Este.Constituy asimismo un reto para la integracin europea y para lospases occidentales, moralmente obligados a abrir las puertas a esaotra Europa, tan olvidada durante ms de cuarenta aos. Una refle-

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    xin sobre el significado de ambas fechas puede resultar de inters parael anlisis de los resultados de las recientes elecciones europeas y de lainflexin en el proceso de integracin que, aparentemente, anunciandichos resultados.

    TABLA 1Eurodiputados de partidos eurfobos y eurocrticos

    Extrema derecha Comunistas Izquierda radicaly soberanistas y afines y extrema

    izquierda

    PAS 2009 2014 2009 2014 2009 2014

    Alemania 8 8 7 8 6Francia 3 24 4 3Italia 9 5 5 3 21Reino Unido 13 23Espaa 2 6 5Polonia 4Holanda 4 3Blgica 2 1Grecia 3 2 1 1 7Hungra 3 3Portugal 2 3 3 1Chequia 4 3Suecia 2 1 1Austria 2 4Finlandia 2 2 1Dinamarca 2 4 1 1

    Total 40 86 27 26 14 43

    Por ms que algunas derivas actuales de Europa planteen la tenta-cin de establecer paralelismos con aquella prolongada crisis que seabri hace ahora cien aos, caeramos, de hacerlo, en un flagrante ana-cronismo. Es cierto que el rebrote de actitudes xenfobas, la exacerba-cin nacionalista y la polarizacin ideolgica hacia los extremos hanalcanzado en las recientes elecciones europeas, como puede apreciarseen la tabla adjunta, un nivel desconocido hasta el momento. Pero lacreciente desafeccin de un importante sector de la opinin pblicahacia la Unin Europea comenz hace ya algunos aos y tiene sus or-genes remotos en el progresivo agotamiento del modelo de crecimiento

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    y desarrollo en el que se fundament el proceso de integracin europeadurante la segunda mitad del siglo XX. Esa desafeccin se ha agudi-zado durante los ltimos aos como consecuencia de la crisis econ-mica y ha permitido la emergencia de un populismo que, a derecha eizquierda, ha encontrado un caldo de cultivo adecuado para conseguir,con recetas antieuropestas simples y demaggicas, un significativo res-paldo electoral.

    Paradjicamente, el ascenso del populismo antieuropesta bajo laforma de eurofobia o de eurocriticismo se ha hecho visible desde el puntode vista de la representacin poltica gracias a las posibilidades ofrecidaspor el espacio poltico europeo como consecuencia de un sistema electo-ral proporcional con circunscripciones muy amplias o nicas para cadapas. Ello favorece una mayor visibilidad de opciones minoritarias o esca-samente representadas en sus respectivos parlamentos nacionales, derivadaen algunos casos como los de Reino Unido y Francia de la existencia de sis-temas electorales mayoritarios. Pero es precisamente ese nuevo espaciopoltico europeo con sus canales de participacin y sus posibilidades decooperacin transnacional, incluso para dichas fuerzas antisistema unade las mayores garantas para que la actual crisis europea, a pesar de sugravedad, no sea mnimamente comparable con la que Europa padecidurante la primera mitad del siglo XX.

    La integracin europea se inici, por lo dems, dentro de una lgicaeconmica que la converta en beneficiosa para los distintos intereses na-cionales, pero tuvo tambin un componente de necesaria unidad y coope-racin poltica con las que superar los enfrentamientos y desgarros quehasta el final de la Segunda Guerra haban padecido los europeos. Ese le-gado parece lo suficientemente consolidado como para que el sobresaltoelectoral de mayo de 2014 pueda ser contemplado sin excesivo drama-tismo. Lo que no quiere decir que no constituya un serio aviso de los ries-gos que pueden avecinarse, particularmente si se produce unadesestabilizacin de la relacin franco-alemana como consecuencia deldeslizamiento de la opinin pblica gala hacia un nacionalismo econmicoy monetario que rompera los fundamentos de la actual Unin Europeaestablecidos en el Tratado de Maastricht.

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    LA INCUBACIN DE LA CRISIS EUROPEA

    Es con el segundo acontecimiento antes sealado, del que ahora se cumple uncuarto de siglo la cada del Muro de Berln en 1989, donde s puede encon-trarse una estrecha relacin con los actuales retos y problemas de la integra-cin europea. La trascendencia de los cambios operados en Europa desdedicha fecha la convierte en una divisoria que seala el fin del orden europeosurgido de las cenizas de la Segunda Guerra; que seala, asimismo, el inicio deun nuevo periodo de la historia de Europa y del proceso de integracin co-munitaria, desarrollado desde los aos cincuenta del pasado siglo. Dicha tras-cendencia qued resaltada ya en su momento por acontecimientos cuyasconsecuencias han sido, y continan siendo, determinantes para el devenir eu-ropeo de los ltimos veinticinco aos y que, en gran medida, estn en la razdel distanciamiento entre la ciudadana y el establishment poltico europeo queha aflorado con especial fuerza en las ltimas elecciones. Desde finales de 1989hasta comienzos de 1992, es decir, en poco ms de dos aos, se produjo el hun-dimiento de los regmenes comunistas de la Europa del Este y la implosin dela Unin Sovitica, la reunificacin de las dos Alemanias en un nico Estadoy la aprobacin del Tratado de la Unin Europea, hito trascendental en la his-toria de la Europa comunitaria y en el actual diseo de la UE.

    Quiz sea ahora, transcurrido un cuarto de siglo desde dicha simb-lica fecha, cuando la sensacin de estar viviendo una historia todavaabierta se ha hecho ms patente, y cuando se percibe con ms nitidezla estricta contemporaneidad con el presente de aquellos acontecimien-tos. La preeminencia de Alemania en el seno de la Unin, tras el inicialbache atravesado como consecuencia de los costes de la reunificacin; losproblemas institucionales originados por una ampliacin sin precedentes;la existencia del euro como factor condicionante de la evolucin econ-mica de los pases pertenecientes a la Unin Monetaria, y del desigual im-pacto sobre los mismos de la reciente crisis, echan sus races pre-cisamente en las transformaciones, cambios, nuevos proyectos y retos alos que se enfrent Europa en los aos que siguieron a la cada del Muro.Por lo dems, la vuelta a Europa de esa mitad del continente separada du-rante decenios de la otra mitad, como consecuencia del antiguo dominiosovitico, se ha convertido en pieza clave de la geoestrategia europea e

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    internacional, como muestra en la actualidad el preocupante conflictoucraniano, y ha dejado ver la inconsistencia y las carencias de la Unina la hora de adoptar posiciones acordes con los valores que constituyensu fundamento.

    No le faltaba razn al historiador britnico Perry Anderson cuando al-gunos aos despus de la cada del Muro afirmaba que las tres cuestionescruciales a las que se enfrentaba la Unin Europea en aquellos momentosla moneda nica, el papel de Alemania y la multiplicacin de Estadosmiembros constituan las arenas movedizas polticas sobre las que debalevantarse el edificio de Europa. Desde la perspectiva que facilitan los vein-ticinco aos de distancia y el conocimiento de la trayectoria de Europadesde dichos momentos hasta nuestros das, puede haber razones para unmatizado optimismo sobre la situacin actual de la Unin, pero resultaquiz prematuro afirmar que dichas arenas movedizas hayan quedado de-finitivamente atrs, como bien muestran los resultados de las eleccionesde mayo de 2014.

    La situacin de Europa durante los ltimos veinticinco aos no solo haestado condicionada por los cambios geopolticos y por las consecuenciasdel impulso de la integracin abierto por el Tratado de Maastricht, sinotambin por una serie de causas estructurales determinantes de un decliveeuropeo, que se ha agudizado desde la crisis de 2008. A partir de la dcadade 1990, el modelo econmico y social que haba enmarcado el pro-ceso de integracin europea desde sus inicios comenz ya a dar sntomasde agotamiento. Los quince pases de la Unin Europea anterior a la am-pliacin al Este haban pasado de un PIB per cpita en los aos 50 equi-valente al 50% del de Estados Unidos, al 80% en el ao 1990, es decir, sehaban acortado considerablemente las distancias con la potencia ameri-cana. Pero desde dicha fecha el ritmo de crecimiento europeo comenza ralentizarse, siendo el PIB per cpita de dichos pases a comienzos delactual siglo inferior al 70% del de Estados Unidos. La conclusin es evi-dente: la Unin Europea ha comenzado a padecer desde 1990 una au-tntica anemia de crecimiento que ha truncado una prolongada tendenciaanterior de carcter positivo y que expresa un agotamiento del modelo dedesarrollo econmico sobre el que se haba basado su expansin inicial.

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    El distanciamiento con respecto a Estados Unidos se ha hecho cada vezms sensible, no solo en lo referente a la riqueza sino tambin en otrasmagnitudes como el desempleo, la productividad o la capacidad de inno-vacin tecnolgica.

    Esa anemia de crecimiento ha pasado factura, aunque con diferenciasnotables, a todos los pases de la Unin, incluso a los dos grandes pasesfundadores, Francia y Alemania, que entre 2001 y 2004 atravesaron ya poruna aguda crisis de crecimiento, incumpliendo los requisitos de dficit ydeuda del Plan de Estabilidad. El caso ms preocupante era y sigue siendoel de Francia. Las dificultades alemanas echaban sus races en las conse-cuencias econmicas de la reunificacin, que han sido progresivamente su-peradas bajo el mandato de Angela Merkel, y donde adems se acometiya bajo el Gobierno socialdemcrata de Schrder un programa de pro-fundas reformas estructurales, con medidas tales como la reforma de las ju-bilaciones, la reduccin de impuestos para pequeas y medianas empresas,y un riguroso plan de austeridad y reorganizacin econmica del antaoafamado modelo renano de desarrollo capitalista.

    Pero en Francia las dificultades tenan, y continan teniendo, un ca-lado ms profundo, como se ha manifestado desde el punto de vista po-ltico con especial relevancia en las elecciones europeas de mayo de2014. Con menos importancia en el caso del Reino Unido pas no per-teneciente a la Eurozona y donde el ascenso de UKIP, del lder antieu-ropeo Farage, se inscribe en una tendencia aislacionista siempre presenteen la opinin pblica britnica, el rotundo triunfo del Frente Nacionalde Marine Le Pen, s que convierte a Francia, de afianzarse dicha ten-dencia del electorado, en un autntico problema para el mantenimientode la Unin Europea, al menos en el diseo de la misma surgida tras elTratado de Maastricht.

    Ese problema vena anuncindose desde aos atrs y ha sido expresin,ahora ya sin ningn tipo de ambages, de lo que en 2003 haba advertido elensayista galo Nicolas Baverez en su ensayo La France qui tombe1 sobre el

    1 Baverez, N.: Francia en declive, editorial Gota a Gota, 2005.

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  • declive francs. Dicho declive, consecuencia de un modelo de crecimientobasado en el capitalismo de Estado y el corporativismo social, que se acom-paa del mantenimiento de una burocracia administrativa y un Estado debienestar sobredimensionados y difcilmente sostenibles, convierte a Fran-cia en el eslabn dbil de una Europa Unida. La prdida de competitividadde la economa francesa y la existencia de un alto nivel de desempleo hanincubado un malestar social que se ha venido traduciendo polticamentedesde tiempo atrs en un repliegue nacionalista y en una exigencia de po-lticas migratorias restrictivas para tratar de impedir la competencia de tra-bajadores extranjeros en el mercado laboral.

    La cuestin migratoria constituye tambin una de las claves para en-tender las causas del respaldo a la derecha populista en otros pases eu-ropeos, como Austria, Holanda o Dinamarca, en las recienteselecciones europeas. En estos dos ltimos pases, al igual que en Fran-cia, se haban dado ya aos atrs serios avisos de un creciente distan-ciamiento de la ciudadana respecto a las iniciativas europeasimpulsadas desde las formaciones polticas mayoritarias. El propio pro-ceso de ratificacin del Tratado de Maastricht estuvo salpicado de ac-cidentes imprevistos como la divisin prcticamente al cincuenta porciento de la ciudadana francesa en el referndum de ratificacin del 20de septiembre de 1992, que anunciaba ya el rotundo rechazo que aosms tarde iba a cosechar el Tratado Constitucional. Pocos meses antes,en junio de 1992, los daneses haban rechazado en referndum el Tra-tado y hubo que improvisar una segunda vuelta para que por fin, el18 de mayo de 1993, Dinamarca se pronunciase a favor. El siguientehito de la divergencia entre ciudana y clase poltica sobre el proyectoeuropeo se produjo el 29 de mayo de 2005: los resultados de la consultapara la ratificacin de la Constitucin Europea no pudieron ser ms ex-plcitos: con un alto nivel de participacin que super ampliamente el70%, los franceses rechazaron el Tratado, con un porcentaje de votosnegativos del 55%. Las previsiones ms pesimistas para la superviven-cia del proyecto constitucional se confirmaron durante las semanas si-guientes. A los tres das del referndum francs, los holandeses sepronunciaban tambin por el no a la Constitucin, con mayor contun-dencia incluso que en Francia.

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    En realidad, las razones del rechazo francs y holands a la Constitu-cin Europea que se habra extendido a otros pases de haberse conti-nuado el proceso de ratificaciones poco tenan que ver estrictamentecon el contenido del texto constitucional y s que expresaban por el con-trario toda una serie de angustias y temores por una posible prdida deseguridades, tanto en el terreno de la estabilidad laboral y las prestacio-nes sociales como en el de la identidad nacional. Otros problemas comola inmigracin o la percepcin, ajena a cualquier anlisis de las verdade-ras responsabilidades, de que el euro era el causante de los problemaseconmicos y del descenso del nivel de vida, habran influido tambin enel rechazo del electorado. Evidentemente, como sealaron tras los refe-rendos el presidente de la Comisin, Duro Barroso, y del ParlamentoEuropeo, Jos Borrell, era el contexto y no el texto del Tratado el cau-sante del malestar de franceses y holandeses. Pero esa evidencia resul-taba, en definitiva, todava ms inquietante como expresin de unafractura, que abra un distanciamiento entre la sociedad civil y una clasepoltica embarcada en un proyecto, el de la Unin Monetaria, que em-pezaba a pasar facturas no previstas, e incapaz de dar respuesta a otrosproblemas que, como el migratorio, inquietaban a la opinin pblica dealgunos pases de la Unin.

    EUROFOBIA, EUROCRITICISMO Y EMERGENCIA DEL POPULISMODE IZQUIERDA

    Conviene sealar que durante los aos inmediatamente anteriores y pos-teriores al fracaso del Tratado constitucional, los pases perifricos de laUnin quedaron bastante al margen de las corrientes eurofbicas y euro-crticas. Hasta el comienzo de la crisis financiera de 2008, las medidas deconvergencia y el acceso a la Unin Monetaria favorecieron el crecimientode pases como Espaa, Grecia, Irlanda y Portugal. Todos ellos experi-mentaron entre 1996 y 2008 un crecimiento medio del PIB muy superioral de Alemania y Francia, pases que, como ya se apunt, atravesaron poruna aguda crisis entre los aos 2001 y 2003. La borrachera de liquidez,a precios alemanes, que desde finales de siglo se extendi por dichos pa-ses perifricos no fue correspondida, sin embargo, con las reformas es-

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    tructurales necesarias para llegar a una convergencia real en la Eurozona.Por el contrario, el desmesurado aumento en trminos absolutos del gastopblico en muchos casos en inversiones improductivas o en gasto co-rriente, en gran parte de carcter clientelar y el endeudamiento privadode empresas y particulares motivado por la burbuja crediticia colocaban adichos pases en una situacin econmica muy vulnerable ante cualquiercontratiempo futuro.

    Las nicas posiciones eurocrticas en los pases perifricos durante losaos anteriores a la crisis se circunscriban al mbito del comunismo, enfranco declive desde la cada del Muro de Berln. El desconcierto de la iz-quierda comunista occidental por el impacto de la descomposicin del blo-que sovitico y el fracaso del comunismo en la Europa del Este habaencontrado en la cuestin europea una de las banderas de referencia conlas que seguir manteniendo un espacio ideolgico y poltico diferenciadode la socialdemocracia. Pero los vaticinios sobre el desmantelamiento delEstado de bienestar y de los efectos perversos de la convergencia econ-mica realizados desde el comunismo y desde otros sectores de la extremaizquierda, no solo no se cumplieron en los Estados perifricos de la Unindurante la etapa de la convergencia econmica y los primeros aos de lamoneda nica, sino que, por el contrario, la Unin Monetaria poda sercontemplada por la opinin pblica de dichos pases como principal art-fice de una prosperidad sin precedentes, ms all de que la misma estu-viera producindose sobre bases muy artificiales derivadas de la enormeexpansin del crdito.

    Esa artificial prosperidad en algunos de los pases de la Eurozona ori-gin cierto clima de confianza y de seguridad, sobre todo desde comien-zos de siglo, del que sin duda se benefici en trminos generales lasocialdemocracia. En las elecciones europeas celebradas hasta el ao 2004,la media del porcentaje de votos obtenidos por los partidos socialistas deEspaa, Francia, Grecia, Italia y Portugal experiment un sensible y conti-nuado aumento mientras que el voto comunista evolucionaba en sentidocontrario, llegando en 2004 al nivel ms bajo de todo el periodo. Es decir,que las posiciones contrarias hacia la Unin Monetaria, por los posiblespeligros de las consecuencias negativas en el orden social de la moneda

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  • nica, deterioraban a las formaciones polticas que las postulaban, situadasa la izquierda de la socialdemocracia, sin que sus crticas hicieran mella enla opinin pblica y el electorado. En realidad, lejos de producirse esos pe-ligros, la fase expansiva atravesada por los pases que ms iban a resentirseposteriormente como consecuencia de la crisis contribuy a que no se al-terasen sustancialmente el comportamiento relativo al gasto pblico y lasprestaciones sociales de los distintos Gobiernos, como tampoco significuna decidida amortizacin de la deuda pblica. Tampoco fue aprovechada,como ya se ha dicho, para acometer a fondo las reformas estructurales exi-gidas por los retos econmicos de un mundo cada vez ms globalizado.

    As pues, hasta finales de la dcada del 2000 no iba a cambiar el statuquo de la correlacin de fuerzas entre la socialdemocracia y las formacio-nes polticas situadas a su izquierda. Muy al contrario, la socialdemocracia,ya como gestora directa del viejo modelo social, ya como alternativa a losgobiernos de la derecha, ejerci hasta los momentos en que la crisis eco-nmica y financiera hizo impacto en la opinin pblica un aplastante pre-dominio en el conjunto de la izquierda. En los pases que todava contabancon presencia de antiguas fuerzas comunistas, la socialdemocracia man-tuvo o reforz sus posiciones hasta el ao 2008 con una tendencia al au-mento de su respaldo electoral que contrastaba con la atona o el declivedel voto a las formaciones comunistas.

    Dicha situacin cambi significativamente, sin embargo, tras la crisisde 2008, incubndose desde entonces el descontento social que ha aflo-rado en las elecciones europeas de 2014 y ha afectado, especialmente enalgunos de los pases perifricos de la Unin, a las formaciones polticasmayoritarias. En las elecciones europeas de 2009 la socialdemocracia co-menz a experimentar, con ligeras excepciones, un acusado retrocesorespecto a las anteriores elecciones de 2004. En Francia, los socialistas ob-tuvieron un 16,5% de votos frente al 28,9% de las elecciones de 2004. ElPartido Socialista de Portugal descendi del 44,5% en 2004 al 26,5% en2009. En Espaa e Italia la socialdemocracia experiment tambin sig-nificativos descensos en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009,al igual que ocurri en el Reino Unido, Austria, Dinamarca y Holanda.Pero de esos descensos no se beneficiaron los partidos comunistas, que

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    apenas mantuvieron su escaso respaldo electoral anterior o sufrieron in-cluso, como en el caso de Espaa, Grecia o Italia, una prdida de votos.Por el contrario, lo que se produjo a partir de la crisis es la emergencia yel avance de partidos que, aunque por lo general minoritarios, han em-pezado a competir en algunos pases europeos, desde la extrema iz-quierda, por el espacio poltico ocupado por el comunismo y, en partetambin, por la socialdemocracia.

    La crisis ha tenido as pues el efecto de originar, sobre todo en los pa-ses perifricos de la Unin, una prdida de identidad de la socialdemo-cracia al optar esta por inevitables polticas de ajuste cuando ha ocupadoel poder o al encontrar, cuando ha ejercido o ejerce la oposicin, unacreciente contestacin a su izquierda desde sectores radicales que le re-prochan haberse plegado a los designios neoliberales del proceso deintegracin europea. En las elecciones legislativas de 2009 la socialde-mocracia alemana, ya en la oposicin desde 2005, sufri un sensible re-troceso en su porcentaje de voto. En mayo de 2010 los laboristasbritnicos perdieron las elecciones frente al conservador David Came-ron. En Portugal y Espaa la derrota de los socialistas, estrechamente li-gada a las medidas de ajuste adoptadas frente a la crisis, tuvo lugarrespectivamente en junio y noviembre de 2011. El hundimiento ms es-pectacular de la socialdemocracia se produjo en Grecia. En las eleccio-nes legislativas de mayo de 2012, el PASOK se desplom desde el 44%obtenido en 2009 a tan solo el 13% de apoyo electoral, y en las nuevaselecciones de junio de ese mismo ao retrocedi al 12%. En Italia, el Par-tido Democrtico, heredero de la antigua izquierda socialista y comu-nista, retrocedi tambin electoralmente en las elecciones de 2013 en unmarco de descomposicin y fragmentacin del sistema poltico italianoque tuvo su expresin ms acabada en la irrupcin del Movimiento 5 Es-trellas, encabezado por el cmico Beppe Grillo, que obtuvo el apoyo dems del 25% del electorado.

    La tendencia declinante de la socialdemocracia europea en las diver-sas elecciones nacionales desde el comienzo de la crisis solo se ha vistomomentneamente interrumpida por el triunfo del Partido Socialista enFrancia en las elecciones presidenciales y legislativas de 2012. Pero dicho

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  • triunfo, conseguido en gran medida por la expectativa de un giro en laspolticas econmicas y sociales prometido por el nuevo presidente Fran-ois Hollande, no ha dado origen a una autntica alternativa frente al an-terior Gobierno de la derecha capaz de consolidar al socialismo francscomo gestor de una nueva poltica. Antes bien, los adversos resultados enlas elecciones municipales de marzo de 2014 reflejaron la prdida deapoyo electoral del PSF por el abandono del programa con el que Ho-llande logr acceder a la presidencia; abandono que ha cobrado especialrelevancia tras la aprobacin de una poltica de sustanciales recortes conla que hacer frente a los compromisos adquiridos por Francia para el cum-plimiento del Pacto Fiscal europeo. El nombramiento en abril de 2014como nuevo primer ministro de Manuel Valls, mximo exponente del alams liberal del partido, reforz el cambio de rumbo emprendido por Ho-llande expresando el desdibujamiento ideolgico y la ausencia de un pro-yecto poltico especfico y diferenciado por parte del socialismo francs;fenmenos que, en sus rasgos bsicos, se dan tambin en otros pasescomo Espaa y Grecia.

    LA INFLEXIN DE LAS ELECCIONES EUROPEAS DE 2014

    Aunque los resultados de las elecciones europeas de 2014 han supuestoun severo correctivo en algunos pases de la Unin a la socialdemocra-cia, esta ha aumentado su representacin parlamentaria en el cmputoglobal europeo como consecuencia del mantenimiento de sus posicio-nes en el espacio nrdico y centro oriental, y de un significativo aumentoen tres pases: Rumana, Italia y Gran Bretaa, que responde a distintascausas. En los dos primeros, al reciente cambio poltico hacia la izquierday no verse implicada todava por ello la izquierda socialdemcrata en lasconsecuencias de las polticas de ajuste; en el caso de Gran Bretaa, aldesgaste que por idnticas razones, pero en sentido contrario, ha pade-cido el Gobierno de coalicin liberal-conservador. Las formaciones con-servadoras han acusado tambin un significativo retroceso encomparacin con las anteriores elecciones de 2009. No obstante, obser-vando el comportamiento electoral de los cinco pases con mayor re-presentacin en el Parlamento Europeo, puede constatarse una

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  • diferenciacin entre el grupo compuesto por Alemania, Gran Bretaa eItalia y los dos pases restantes, Francia y Espaa. En el primer caso sedan los porcentajes ms altos de voto a la derecha y a la izquierda pro-europeas, que supera en conjunto el 50% del total, destacando Alemaniacon casi un 64% del voto a los dos partidos que actualmente forman lacoalicin de gobierno. En el caso de Francia y Espaa se dan los peoresresultados conjuntos de dichas formaciones polticas, no llegando la sumade votos de ambas al 50%, lo que quiz indique el comienzo de una fu-tura divergencia entre unos y otros pases europeos en funcin del gradode consolidacin de las opciones populistas.

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    TABLA 2Porcentaje de voto a socialdemcratas y conservadores

    Pases por Socialdemcratas Pases por Conservadoresorden de % de voto orden de % de voto

    1. Italia 34,50% 1. Alemania 36,30%2. Alemania 27,40% 2. Reino Unido 30,81% (1)

    3. Reino Unido 25,40% 3. Italia 27,50%(2)

    4. Espaa 23,04% 4. Espaa 26,03%5. Francia 13,98% 5. Francia 20,79%

    (1) Conservadores y Liberal-demcratas; (2) Incluyendo Liga Norte

    Para el conjunto de la Unin se detecta un descenso en el porcentajeconjunto de votos y en el nmero de eurodiputados de los partidos quehasta el momento han conformado los dos grandes grupos parlamenta-rios europeos, popular y socialista, que junto al grupo liberal han consti-tuido la base mayoritaria de apoyo al actual diseo de la Unin Europea.Como puede apreciarse en el grfico adjunto, desde las primeras eleccio-nes por sufragio universal al Parlamento Europeo en 1979 hasta finales delpasado siglo, se produjo un continuado aumento del respaldo electoral deambas formaciones polticas. Dicha tendencia tuvo un punto de inflexinen las elecciones europeas de 2004, que se ha acentuado hasta las ltimaselecciones de 2014, en las que la emergencia de los populismos de derechae izquierda ha determinado que el porcentaje de eurodiputados popularesy socialistas haya cado al valor ms bajo de toda la serie.

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  • CUADERNOS de pensamiento poltico

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    GRFICO 1Eurodiputados populares y socialistas (% sobre el total de escaos) y porcentajede abstencin en las elecciones europeas

    Abstencin % eurodiputados populares y socialistas

    1979 1984 1989 1994 1999 2004 2009 2014

    70%

    65%

    60%

    55%

    50%

    45%

    40%

    35%

    30%

    Ese cambio de tendencia en la representacin poltica se ha acompa-ado tambin de un cambio en la tendencia creciente a la abstencin delelectorado, que haba llegado a sus valores ms altos en las elecciones alParlamento Europeo de 2009. La participacin en las elecciones de 2014ha sido ligeramente superior, confirmando la percepcin de que, al menosen la Europa occidental y significativamente en los pases de la Euro-zona, la ciudadana ha tenido ms estmulos para hacer visible posicionescrticas respecto a algunos aspectos de la integracin europea pero, sobretodo, de las respectivas polticas nacionales. El dato se hace ms relevantesi se tiene en cuenta que en los pases de la Europa oriental, no pertene-cientes en su mayora a la Unin Monetaria, se han agudizado, como puedeverse en la Tabla 3, las tendencias a la baja participacin ya habituales endichos pases, no solo en las elecciones europeas sino tambin en sus elec-ciones nacionales.

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  • La visualizacin por parte del electorado de una mayor posibilidadde protagonismo de la ciudadana, como consecuencia de algunas refor-mas introducidas en el Tratado de Lisboa, puede haber influido en la re-lativamente aceptable evolucin de la participacin en comparacin conlos comicios anteriores. La aparicin por primera vez en una campaaelectoral europea de posibles candidatos a la presidencia de la Comisinha dado a las recientes elecciones un componente de mayor europeidad,que quiz haya servido para contener la creciente apata e indiferenciaque se vena produciendo en los comicios anteriores, planteados siemprecomo irrelevantes desde el punto de vista decisorio para las polticas dela Unin. En tal sentido, las consecuencias de las polticas monetarias delBanco Central Europeo, interpretadas en clave nacional, s que han cen-trado buena parte del debate electoral y han servido de base para el cre-cimiento de la eurofobia y el eurocriticismo, en sus ms variadasvertientes ideolgicas. Hasta el punto de producirse una gran similitud enlas propuestas econmicas de formaciones tan aparentemente distantescomo el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o la emergentePodemos en Espaa.

    Pero no hay duda de que, como en anteriores consultas europeas, hansido fundamentalmente las cuestiones nacionales las que han determinadoel comportamiento del electorado. El malestar originado por el deteriorode la situacin econmica y el mantenimiento de un alto desempleo, aligual que la desafeccin ciudadana hacia la clase poltica en algunos pasescomo consecuencia de la corrupcin, o la realizacin de ajustes presu-puestarios para hacer frente a la crisis de la deuda, han dado alas a pro-puestas demaggicas sostenidas por populistas de derecha e izquierda.

    LA CRISIS DE EUROPA Y EL ASCENSO DEL POPULISMO / SALVADOR FORNER HEIDY-CRISTINA SENANTE

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    TABLA 3Porcentajes de abstencin en los antiguos pases comunistas(Elecciones de 2014)

    Pas Abstencin Pas Abstencin

    Eslovaquia 87% Croacia 74,9%Rep. Checa 80,5% Hungra 71,1%Eslovenia 79% Rumana 67,8%Polonia 77,3% Bulgaria 64,5%

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  • Pero, aunque en clave nacional, el respaldo al populismo evidencia tambinuna fractura en la opinin pblica europea respecto a las consecuenciasdel mtodo de avance hacia una Europa Unida. Con distinta intensidad,segn los diferentes pases, han sido el rebrote de la identidad nacional yel cuestionamiento de la prdida de soberana econmica y monetaria losfactores fundamentales para explicar esa fractura.

    En los pases perifricos de la Eurozona, el mantenimiento de la mo-neda nica no se ha acompaado, ni se acompaa, de los verdaderos ajus-tes y reformas imprescindibles para hacer frente a los dficits estructuralesy a un endeudamiento que ha adquirido proporciones alarmantes. El de-bate sobre una mayor o menor austeridad en el gasto pblico o sobre laconveniencia de la vuelta a polticas expansivas del crdito causantes, engran medida, de la actual crisis carece de consistencia si no es en relacincon una posible ruptura de la Eurozona o un nuevo diseo de la misma, alo que, sin duda, apuntan algunas tendencias populistas. Aceptando elmarco de la actual Unin Monetaria, el denominado austericidio, esgri-mido desde la izquierda eurocrtica pero tambin, de forma oportunista,desde la socialdemocracia all donde no gobierna contra las polticas deajuste, constituye una autntica fantasa, dada la escasa entidad de autn-ticas polticas de adelgazamiento del Estado.

    En realidad, con muy ligeras excepciones, los Gobiernos de los pasesde la UE ms afectados por la crisis coinciden en el planteamiento de quela disminucin de la deuda y la bsqueda del equilibrio presupuestarioconstituyen un serio obstculo para el crecimiento econmico. Pero dichoplanteamiento no resiste una mnima comprobacin emprica y representams bien una justificacin para no adoptar profundas reformas estructura-les con las que recortar el tamao del Estado. Tanto la derecha como la iz-quierda pro-europeas de los pases aquejados por la crisis de la deuda sehan situado as prcticamente en un mismo espacio poltico desde el quese han realizado recortes solo cosmticos y coyunturales, pero en sectoresmuy sensibles cuyo deterioro, sin embargo, por mnimo que resulte, pro-duce un malestar social que ha sabido aprovechar con xito el populismopara su ascenso en las ltimas elecciones al Parlamento Europeo. Al con-fiar la consolidacin fiscal y presupuestaria al aumento de la recaudacin

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  • tributaria, mediante la subida de impuestos, se ha agravado tambin dichomalestar y se han introducido adems obstculos adicionales para la reac-tivacin econmica y la creacin de empleo.

    La defensa del diseo de la Unin Monetaria surgido del Tratado deMaastricht resulta pues contradictoria con las polticas desarrolladas parala salida de la crisis, tanto por la derecha como por la socialdemocracia.Quiz resulten ms coherentes las soluciones populistas de abandono deleuro para seguir manteniendo, e incluso aumentando, una estructura degasto sobredimensionada. Claro est que, con ellas, se ahondara todavams la brecha entre pases en el seno de la Unin con unos costes socialesy econmicos difcilmente imaginables. Los acontecimientos futuros nosdirn hasta qu punto la inflexin que muestran los resultados de las re-cientes elecciones europeas es solo episdica o si se proyecta a prximasconsultas electorales de carcter nacional hay que mirar sobre todo aFrancia agravando la actual crisis europea.

    LA CRISIS DE EUROPA Y EL ASCENSO DEL POPULISMO / SALVADOR FORNER HEIDY-CRISTINA SENANTE

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    PALABRAS CLAVEUnin EuropeaElecciones en EuropaPartidos PolticosEstado de bienestarPopulismo

    RESUMENEn este artculo se analizan las razonesdel ascenso del populismo en las elec-ciones europeas de 2014 desde el su-puesto de que dicho ascenso tiene susantecedentes en una previa situacin decrisis del modelo de crecimiento europeoy del Estado de bienestar. Se analizantambin el diferente comportamientoelectoral de los principales pases de laUnin Europea y la evolucin del res-paldo electoral de los partidos polticosmayoritarios en el Parlamento Europeo.

    ABSTRACTIn this article we analyze the reasons ofthe populism rise in the European elec-tions of 2014 under the supposition thatthis rise took place in a previous situa-tion of crisis of European growths modeland of the Welfare State. We also ana-lyze the different electoral behavior ofthe principal European Union countriesand the evolution of the electoral sup-port to the political parties with majorityin the European Parliament.

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