la contraofensiva estratégica - introducción

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    VIIILa Contraofensiva Estratgica

    La enorme diferencia entre ambas partes contendien-

    tes cre la necesidad de moverse y combatir sin tregua nidescanso durante esos 147 das.

    No intentar narrar cada acontecimiento da por

    da, porque no terminara en muchos meses. Hablar

    nicamente de aquellos en los que particip, aunque

    solo los suficientes para explicar el contenido de este

    libro: La contraofensiva estratgica.

    De nuevo se repiti la misma historia, me qued sin je-fes, todos marcharon con las viejas y nuevas columnas bajo

    sus mandos, reforzadas con ms de 500 armas ocupadas,

    incluso, la ametralladora 50 con el valiente capitn Braulio

    Curuneaux* y su escuadra, que tan brillantes pginas es-

    cribi en las batallas del Primer Frente de la Sierra Maestra.

    Part el da 11 de noviembre de 1958 (mapa p. 548)

    con 30 hombres bajo el mando del teniente OrlandoRodrguez Puertas, seguido por aproximadamente 1 000

    reclutas desarmados de la escuela de Minas de Fro en

    mi retaguardia, los que en 41 das, descontando algunas

    decenas de bajas en combate, fueron armados.

    No tena Estado Mayor ni contaba con jefes para

    las nuevas columnas, no dispona de ellos para crearlo.

    Yo mismo tena que hacer ese papel, desde dictar ins-trucciones pertinentes a numerosas columnas, hasta

    * Aunque los medios de prensa y algunos libros han escrito Coroneaux,el apellido que consta en su firma y en el acta de nacimiento esCuruneaux (n. del e.).

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    Fidel Castro Ruz

    IX

    asignar armas y recursos materiales o financieros a las

    tropas e, incluso, a determinadas personas por motivosjustificados.

    Los das restantes del mes de agosto y todo septiem-

    bre los dediqu casi por completo a esas tareas. Me ocu-

    paba igualmente de la direccin del Movimiento 26 de

    Julio.

    En la primera quincena de octubre dediqu parte

    del tiempo a los asuntos civiles, incluidos en la Admi-nistracin Civil del Territorio Libre (ACTL), entre ellos,

    asuntos como los impuestos al arroz y al ganado. Tambin

    dediqu horas a escribir mensajes a los comandantes

    Delio Gmez Ochoa, Eddy Suol, Juan Almeida, por el

    orden en que fueron remitidos; y al doctor Luis Buch,

    que resida en Caracas y desempeaba una misin im-

    portante. Algunas de estas comunicaciones estaban re-dactadas en una clave que ni yo mismo puedo descifrar

    ahora. Atenda los ascensos militares y la asignacin de

    territorios de acuerdo con las situaciones cambiantes de

    la guerra.

    La farsa electoral del 3 de noviembre de ese ao ocup

    de forma particular mi atencin, por cuanto se trataba de

    una gran batalla poltica en que mediramos fuerzas conla tirana. Recordaba mucho las ltimas elecciones que

    haban tenido lugar en noviembre de 1954, cuando est-

    bamos en prisin, lo cual constituy otra vez un severo

    y humillante golpe al pueblo por parte de la dictadura, en

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    XLa Contraofensiva Estratgica

    complicidad con la vieja politiquera, representada en esta

    ocasin por el Partido Revolucionario Cubano (Autntico)del doctor Ramn Grau San Martn. Poco tiempo despus

    de la derrota batistiana, en diciembre de 1958, nadie ms

    se acord de ellos. Las nuevas generaciones no han odo

    mencionar nunca sus nombres.

    En esas actividades transcurrieron los meses entre

    el final de la ofensiva de verano y la victoria del 1ro. de

    Enero de 1959.En lo referido a la esfera militar, con el pequeo grupo

    que qued a mi lado, como rutina, hostigbamos y rea-

    lizbamos algunos ataques contra un batalln enemigo

    atrincherado tras los muros de una elevada muralla de

    tierra, erigida en torno a esa fuerza, con nido de ametra-

    lladoras instaladas en las partes altas que batan los alre-

    dedores de Minas de Bueycito. Conservbamos todava la50 de Curuneaux y su dotacin. Algunos choques fueron

    fuertes. La avioneta siempre nos asedi, an en la madru-

    gada, a veces con luna muy clara. Usbamos tambin un

    mortero 81 con escasos proyectiles, sin impulsores adicio-

    nales y muy poca puntera.

    Solo un episodio de gran trascendencia tuvo lu-

    gar en octubre, antes de mi partida de la Comandanciade La Plata: el grave error del jefe de la Columna 11 de

    Camagey, que cost severas y dolorosas bajas.

    Considero suficientes estas lneas para iniciar de

    inmediato la narracin.