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Diploma de Honores Profesor: Vasco Castillo Alumna: Ignacia Velasco Fecha de entrega: 12 de junio La constitución y su adaptación en Chile: un marco de libertad determinado por el avance de la historia y el poder El presente ensayo tiene como fin analizar los debates que se desarrollaron en torno al concepto de constitución en parte importante del siglo XIX. Para entender cómo se llevó a cabo esta discusión es pertinente dividirla en varias secciones, ya que considerando los distintos momentos, actores y circunstancias que afectaron este periodo, el concepto sufrió cambios a lo largo del tiempo. El uso de la palabra Constitución en su función política social –concepto utilizado por Rehinart Koselleck (2009) para explicar palabras que más allá del significado lingüístico se entienden por su contexto histórico- debe separarse en tres etapas que son especificadas en el libro de Gabriel Cid y Ana María Stuven, Debates Republicanos en Chile. El primero data entre 1810 y 1814, en los albores de la independencia chilena y fue denominado por los autores como “Momento Soberano”. Después, tras una especie de pausa obligada por el retorno de las fuerzas realistas hasta 1818, la discusión tomó un carácter más profundo guiado por distintos métodos de ensayo de constituciones. El último momento especificado por los autores se llama anti ideológico, porque en este periodo se manifiesta la importancia de llevar las cosas a la práctica en desmedro del doctrinismo que había sido tendencia a la hora de elaborar constituciones. Como especifiqué anteriormente, la constitución como concepto comienza a ser debatida desde los inicios de nuestro país. Ya cuando se instauró la primera Junta de Gobierno y se discutía sobre soberanía, la constitución y la representatividad siempre fueron conceptos inherentes y necesarios en el curso a seguir. En este sentido había consenso y el concepto no estaba altamente polemizado: la Carta Magna era indispensable para dictar leyes que pudieran regir el Estado y a las autoridades.

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Trabajo sobre el concepto de Constitución en Chile

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Page 1: La constitución y su adaptación en Chile

Diploma de Honores

Profesor: Vasco Castillo

Alumna: Ignacia Velasco

Fecha de entrega: 12 de junio

La constitución y su adaptación en Chile: un marco de libertad determinado

por el avance de la historia y el poder

El presente ensayo tiene como fin analizar los debates que se desarrollaron en torno al

concepto de constitución en parte importante del siglo XIX. Para entender cómo se llevó a

cabo esta discusión es pertinente dividirla en varias secciones, ya que considerando los

distintos momentos, actores y circunstancias que afectaron este periodo, el concepto sufrió

cambios a lo largo del tiempo.

El uso de la palabra Constitución en su función política social –concepto utilizado por

Rehinart Koselleck (2009) para explicar palabras que más allá del significado lingüístico se

entienden por su contexto histórico- debe separarse en tres etapas que son especificadas en

el libro de Gabriel Cid y Ana María Stuven, Debates Republicanos en Chile. El primero

data entre 1810 y 1814, en los albores de la independencia chilena y fue denominado por

los autores como “Momento Soberano”. Después, tras una especie de pausa obligada por el

retorno de las fuerzas realistas hasta 1818, la discusión tomó un carácter más profundo

guiado por distintos métodos de ensayo de constituciones. El último momento especificado

por los autores se llama anti ideológico, porque en este periodo se manifiesta la importancia

de llevar las cosas a la práctica en desmedro del doctrinismo que había sido tendencia a la

hora de elaborar constituciones.

Como especifiqué anteriormente, la constitución como concepto comienza a ser debatida

desde los inicios de nuestro país. Ya cuando se instauró la primera Junta de Gobierno y se

discutía sobre soberanía, la constitución y la representatividad siempre fueron conceptos

inherentes y necesarios en el curso a seguir. En este sentido había consenso y el concepto

no estaba altamente polemizado: la Carta Magna era indispensable para dictar leyes que

pudieran regir el Estado y a las autoridades.

Page 2: La constitución y su adaptación en Chile

Pese a que en este punto había un acuerdo general, cuando se habló de constitución en este

periodo había bastantes debates en la manera en que había que realizarla. El ejemplo más

claro de esto lo expone el texto publicado en 1812 por Camilo Henríquez en la Aurora de

Chile. El documento muestra un punto de vista que explica lo perjudicial que podría haber

sido para Chile copiar las leyes de otro país. La imitación fue gran parte de la discusión en

torno al concepto por estos años y vuelve a repetirse en los momentos siguientes. Otro

detalle muy importante para entender cómo se desarrollaba el debate se relaciona con el

concepto de libertad, porque la constitución es la forma de manejar la libertad política en

pos del bien común y por supuesto, es necesaria para materializar la independencia

definitiva de la colonia.

Así también lo reafirma Henríquez (1812) en el mismo texto: “Como la libertad es un

alimento de digestión difícil, y el pueblo no está preparado para ella, como no tiene

principios, miras, ni proyectos, pasará tal vez de la esclavitud a la anarquía o tomará un

movimiento incierto y vacilante en que cada paso sea un absurdo (pp. 2-3)”. La medida

para evitar esta esclavitud o anarquía según el autor es la implementación de leyes que

estén acordes con los vicios y virtudes del pueblo.

Según mi punto de vista, este fenómeno se da precisamente por la poca experiencia a la

hora de gobernar y la falta de conocimiento de las costumbres de nuestro pueblo. Esta

inseguridad hizo que “mirar hacia el lado” se barajaba como una posibilidad viable. A este

conflicto también se suman otras problemáticas relacionadas con el nivel de complejidad de

las leyes y cuánto tiempo debían durar éstas, lo que finalmente se explica por una carencia

de elementos para establecer una administración apropiada a esos tiempos.

Para Cid y Stuven (2013), toda esta discusión se vio opacada por la dominación de las

tropas realistas, que de cierta manera silenciaron por un tiempo el debate. Pero cuando por

fin se logró consolidar la independencia, las nociones acerca del concepto constitucional

estaban más polemizadas. Ahora, el curso de acción se centraba principalmente en el

ensayo de distintos proyectos, códigos y constituciones promulgadas (códigos en

1818,1822, ensayo en 1826 y constitución en 1828) que no lograban conformar a los

actores de la época.

Page 3: La constitución y su adaptación en Chile

La gran cantidad de conversaciones para realizar modificaciones constitucionales en cortos

periodos de tiempo solo significaron confusión y la polarización de las posturas. En esta

línea en el documento “¿Qué es la constitución? Su Naturaleza, sus medios que le dan

eficacia (1828)”, Manuel José Gandarillas evidencia que a su juicio, la constante

reformulación y ensayo hacen que para el pueblo la constitución pierda su peso e

importancia. Dejando estos inconvenientes de lado, el autor plantea que la constitución es

casi como un elemento que debería ser sagrado porque es el marco para regular las bases de

la vida social y política.

En este contexto cabe destacar que en todos estos debates hay ciertos conceptos que

siempre acompañan al de constitución. En palabras de Freeden en su libro Ideología (2013)

son: “conceptos clave ineludibles que se manifiestan en el uso político práctico (p.83)”. El

autor utiliza esta definición para referirse a palabras de suma importancia que acompañan a

una ideología, que de cierta forma definen su significado y pueden llegar a variar

dependiendo de cómo se utilizan estos conceptos. Aplicando esta lógica a la constitución,

considero que hay conceptos fundamentales sin los cuales ésta no podría entenderse: como

por ejemplo el orden (porque establece las reglas del juego en las que todos nos movemos)

y libertad (entendida en los textos como una libertad política si la constitución es apropiada

al pueblo).

Tanto el orden como la libertad podrían ser conseguidos si se entendiese de manera

adecuada la dinámica del pueblo al que está tratando de ser aplicada la constitución. En

nuestro caso, un pueblo muy joven, con poca experiencia y mucha pobreza. Por eso,

Gandarillas reitera varias veces en el texto la importancia que tiene realizar una Carta

Magna que sea adaptable a la realidad del país. Esta insistencia por parte del autor es solo

reflejo de que por esos tiempos se estaba debatiendo mucho sobre la posibilidad de imponer

una administración federalista como la de Estados Unidos, modelo a seguir para el resto de

los países y que poco y nada tenía que ver con la situación en la que se encontraba Chile en

esos momentos. También explica el deseo de independizarse por completo de cualquier

costumbre que aludiera a España porque “la nación está cansada: quiere leyes indígenas

producto de su voluntad, correspondientes a sus habitudes (…)”(Gandarillas,1828, p.5).

Page 4: La constitución y su adaptación en Chile

Observando que este conflicto entre la imitación y la generación de leyes propias también

se repetía en el periodo anterior, cada vez obtiene más importancia la idea de que

fundamentalmente es primordial que una constitución represente a la gente para la que está

hecha. Es un gran desafío que además se asocia a la temporalidad, ya que por un lado

reformar constantemente puede ser muy malo, pero a la vez puede ser el espejo de lo que

está pasando a nivel social en una nación. En este sentido, otro de los grandes debates que

se generó en esta época se relacionó con la confianza que depositaron las autoridades en las

leyes fundamentales y que se traduce en que muchos de ellos estaban demasiado centrados

en la dimensión funcional de la constitución y que su carácter inviolable y sagrado era

suficiente para que estas normas se cumplieran. Este contrasta con la intención de otros

políticos que como expliqué anteriormente, velaban porque mientras más adaptabilidad

tuviera la constitución a nuestra cultura (para poder ser llevada a la práctica), mejor

resultaría.

Con un momento histórico siempre caracterizado por la agitación del país a raíz del temor

al retorno de los españoles y el desorden interno en el que se vivía, parecía que la dictación

de la constitución de 1828 tendría como consecuencia que este debate se calmara porque

muchos ya consideraban que era necesario dejar la ensayística constitucional.

En 1833 en un discurso titulado “El Presidente de la República a los pueblos”, Joaquín

Prieto plantea un discurso que sigue la misma línea de ver la constitución como un tema

sagrado y fundamental para mantener el orden y la tan añorada estabilidad en el país. Sin

embargo, es importante destacar que a estas alturas el contexto histórico ha cambiado sobre

todo por la guerra civil de 1829-1830, que provoca un giro en la dirigencia del país. Según

Cid y Stuven (2013,) “significó el reemplazo de la elite dirigente pipiola por otra de cariz

más conservadora” (p.38). Lo que más les interesó a los actores políticos de esa tendencia

fue pasar de la teoría a la práctica. De cierta manera, el cambio de jugadores en la cancha,

marcó un antes y un después en la forma de mirar la constitución.

Irónicamente, los partidarios de dejar de realizar ensayos constitucionales pusieron en claro

su postura con la promulgación de la constitución de 1833. En esta línea, en el discurso de

promulgación de esta Carta Magna, Joaquín Prieto (1833) vuelve a hacer alusión a la

importancia de adaptar la constitución al contexto, ya que los creadores de la nueva

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constitución “Despreciando teorías tan alucinadoras como impracticables, solo han fijado

su atención en los medios de asegurar para siempre el orden y tranquilidad pública contra

los riesgos de los vaivenes departidos a que han estado expuestos (p.1)”.

Por lo observado hasta el momento, es importante poner mucha atención en cómo en esta

época de polarización las ideologías juegan un rol fundamental. El dinamismo de las

discusiones en torno a la constitución está nutrido en todos sus aspectos por el intento de

los actores políticos de imponer una visión que finalmente facilitaría su forma de gobernar.

En esta lógica, hace mucho sentido lo que plantea Michael Freeden (2013) cuando habla de

que hay conceptos que están en una constante pugna por ser despolemizados. Pese a que en

esta oportunidad, la constitución como herramienta para fomentar un marco administrativo

y legal no estaba en cuestionamiento, la forma de realizarla e incluso ejecutarla sí fue

objeto de grandes polémicas como ha sido analizado hasta ahora.

Curioso, por decir lo menos, es el escenario que se da un año después en el que Diego

Portales escribe una carta a Antonio Garfias. De todos los debates y documentos que

retratan la postura de los diferentes actores de la época, se puede decir con seguridad que el

autor de la carta se aleja del respeto y la condición sagrada que casi todos le atribuían a la

constitución. Tal es su molestia, que incluso se atreve a decir que “a esa señora que llaman

la Constitución, hay que violarla cuando las circunstancias son extremas (Portales, 1834

p.3). Él consideraba que las circunstancias eran extremas debido a que el país estaba

pasando por un momento en que las persecuciones políticas se habían vuelto un tema

recurrente en la sociedad.

El lenguaje utilizado por Portales a la hora de referirse a la constitución y en particular a

Mariano Egaña, uno de los principales ideólogos que la construyó y a quién llama

“jurisperito”, se traduce en un intento por denostar la importancia atribuida a la

constitución. En el texto se observa que finalmente que lo que está pidiendo es orden. Pero

este orden, es distinto al planteado como uno de los conceptos fundamentales para entender

la constitución. El orden de Portales no es entendido como algo razonable que aporte a que

los hombres entiendan que las herramientas de protección para conseguir la libertad y

bienestar político las da la constitución. En este caso pareciera que el personaje está

sugiriendo un orden de carácter mucho más autoritario, que en cierta medida se contradice

Page 6: La constitución y su adaptación en Chile

con las nociones planteadas anteriormente. Más que un efecto por adaptar la constitución a

la cultura, considero que su noción de constitución se relaciona con un medio que ayuda a

conseguir más poder.

Distinto es el caso de lo que hace Benjamín Vicuña Mackenna en el texto “Lo que será la

Constituyente”, que prácticamente valida la constitución en tanto ésta sea una fiel seguidora

de la manera en que la sociedad se desarrolla. Un detalle muy importante, es que para este

momento el contexto histórico ya cambió. Es 1858, el conservador Manuel Montt está en la

presidencia y lo que desean los liberales es efectuar una nueva constitución para disminuir

su autoritarismo. Vicuña Mackenna critica a los que son contrarios a esta tendencia y

buscan la inamovilidad en la constitución. Sobre esta idea comparto bastante su visión,

principalmente por el argumento que esgrime en relación a lo dañino que puede resultar

intentar quedarse con la experiencia del pasado y a raíz de esto, no realizar cambios. La

frase del autor (2009): “Decís que el pasado debe ser nuestro consultor y nuestro guía: pues

volvamos a la colonia, borremos de un girón la bandera de España a cifra del año diez, la

del año 28. La misma de esa Constitución de 1833 que forma vuestro orgullo porque todo

esto constituye una violación del principio de inamovilidad (p.1)”, refleja bien parte de ese

pensamiento.

Creo que la crítica del político alude de buena manera a un punto que ha vacilado a lo largo

de todo este momento histórico y por supuesto del concepto de constitución. Cabe

cuestionarse, hasta qué punto la generación de este marco para la vida civil y política era

proclamado como una herramienta que sería adaptada para el pueblo cuando en realidad las

ideologías políticas detrás generaban leyes que en el momento quizás estuvieran

privilegiando sus intereses. En este sentido, Vicuña Mackenna no vacila en considerar que

lo apropiado es hacer el llamado por una asamblea constituyente, que es temida por los

actores políticos que son partidarios de la inamovilidad.

Uno de los puntos clave de este texto resulta muy útil para poder empezar a esgrimir las

conclusiones de este ensayo: “Desde 1810 a 1833 se ensayaron entre nosotros ocho

constituciones, y era precisamente porque nuestra sociabilidad se agitaba entonces de una

manera rápida y tomaba cada día nuevas formas (Vicuña, 1858, p.3.)".

Page 7: La constitución y su adaptación en Chile

La cantidad de reformas y modificaciones que se quisieron hacer a la constitución en ésta

época, sugieren que más allá de los debates entre los diferentes protagonistas de la política

chilena de ese periodo, el contexto histórico de un país bastante desordenado y con miedo

de volver a caer en manos de la colonia fue el que facilitó una discusión tan larga y con

tantas aristas.

Al ser el marco político de la vida civil y social, el carácter dinámico de la constitución es

atribuible a los cambios que se generan en una sociedad. Sin embargo, es importante nunca

olvidar que una sociedad no puede dirigirse por sí sola, para eso juegan un rol las

autoridades que finalmente son las encargadas de definir los procesos y la administración

del país. Por esto, siempre se correrá el riesgo de dudar si es que efectivamente, los que nos

dirigen realizan cambios en pos del bien común y adaptándose siempre a las costumbres del

pueblo o si están actuando en base a intereses para intensificar su poder o la fuerza de la

ideología con la que se sienten más identificados. Reinhart Koselleck explica que en estos

conceptos fundamentales se vuelven más abstractos a medida que se ven involucradas las

ideologías. Según el autor (2009), “Estos singulares colectivos, caracterizados por su

peculiar generalidad y pluralidad de significados, son aptos para su conversión en fórmulas,

que en función de los intereses de la clase a la que pertenece el orador pueden utilizarse de

formas distintas y opuestas (p.97)”.

Esto puede ser aplicado de manera parcial, ya que para todos, la constitución funciona

como marco regulador. Lo que sin dudas debe asociarse a la lógica de Koselleck se

relaciona con el desafío de determinar la forma que iba a tomar este marco regulatorio. La

elección entre adaptación e imitación se produjo en un debate entre actores políticos que

probablemente estaban influenciados por el peso de la historia y diversas ideologías que

interpretaba de distinta formas cómo debía funcionar la constitución en Chile.

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Referencias Bibliográficas:

Cid, G; Stuven, A. (2013 ). Debates Republicanos en Chile vol. II. Santiago: Ediciones

Universidad Diego Portales, pp. 15-46.

Freeden, M. (2013). Ideología. Una breve introducción. Santander: Ediciones Universidad

de Catambria.

Koselleck, R (2009). Un texto fundacional de Reinhart Koselleck. Introducción al

Diccionario histórico de conceptos político-sociales básicos en lengua

alemana. Anthropos, N° 223, 2009, pp. 92-105

Henríquez, C. (1812). Es espíritu de imitación es muy dañoso a los pueblos. La Aurora de

Chile, pp. 1-3.

Gandarillas, M. (1828). ¿Qué es la constitución? Su Naturaleza, sus medios que le dan

eficacia. El Constituyente, pp. 1-5.

Prieto, J. (1833). Constitución de la República. Santiago: Imprenta de la Opinión, p.1.

Portales, D. (1834). Carta de Diego Portales a Antonio Garfias, pp1-3.

Vicuña, B. (1858). Lo que será la Constituyente. La Asamblea Constituyente, pp. 1-6.

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