la constitución de voluntades políticas en el proceso de representación en laclau. del sujeto...

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La constitución de voluntades políticas en el proceso de representación en Ernesto Laclau. Del sujeto histórico a la contingencia. Abraham Mendieta Rodríguez Ciencias Políticas UCM Filosofía UNED La concepción marxista de la representación de voluntades políticas, en la cual una clase social sería capaz de representar a la sociedad como un universal, desde dentro de la propia sociedad y por consiguiente, llevarla a su emancipación, implicaría varios supuestos ontológicos con los que Laclau beligera a la hora de entender como se articulan las luchas políticas y sus sujetos. En primer lugar, implica asumir que la sociedad tienda a una homogenización y proletarización de la sociedad bajo la lupa económica, lo que Marx llamaba, el proceso de simplificación creciente. En segundo lugar, y con esta base teórica, supondría entender que los intereses de las clases sociales preceden ya al propio devenir político, y estan constituídos antes del proceso de representación, entendiendo este como una mera pantalla en la que se reflejan cuestiones políticas ya definidas y una clara prioridad ontológica. Esta visión de los sujetos políticos históricos en el marxismo, encarnados por el proletariado, retira completamente la importancia al componente político. Aquí los sujetos están determinados y representan intereses concretos. Por otra parte, la visión de la democracia de los modelos agregativos de Rawls o Schumpeter también plantean la necesidad de una voluntad del pueblo constituída desde antes de la representación, un sujeto racional, hijo de la modernidad, capaz de ordenar preferencias sobre la totalidad de las cuestiones políticas que le rodean, con pleno dominio de la información y capaz de realizar un permanente cálculo entre coste y beneficio. En resumen, un sujeto igualado a la sustancia que elimine la frontera entre lo real y lo racional, lo que implicaría nuevamente la necesidad del sujeto histórico y teleológico. No será hasta las teorizaciones de Antonio Gramsci en las que el componente político-ético, como él lo llama, cobre importancia para el marxismo, frente a lo estático de la esféra económica. Gramsci entiende que en el proceso de representación política sí que hay una pelea por conseguir la hegemonía, la necesidad de articular un parcial que encarne un todo en la sociedad, por ello, para el filósofo italiano, los agentes sociales serían ya las voluntades colectivas articuladas, resultados del agrupamiento plural de movimientos heterogéneos, algo que se contrapone a la sociedad tendente a la homogeneidad que Marx imaginaba, en la que dicho papel lo ocupaban las clases sociales. Es por ello que el campo de lo político-ético es el momento permanente de subjetivación y construcción de las identidades. Para Gramsci, en este punto, las clases sociales ya no evidencian intereses a los que representar, sino que el bloque histórico es el que debe articular sus intereses en el terreno político en pos de esa hegemonía. Laclau, desde una perspectiva posestructuralista, plantea que la propia constitución de esos sujetos políticos se da en el transcurrir de los procesos políticos, mediante un proceso de representación en el que lo parcial ocupa, siempre de manera contingente el lugar de lo universal. Aquí aparece su concepto de la cadena equivalencial, en la cual demandas particulares (que el autor plantea como las unidades básicas del análisis social) se agrupan bajo un paraguas común, y sin perder del todo su particularidad, quedan resguardadas discursivamente por una demanda que se articula políticamente como universalizante, aunque nunca lo es por completo y siempre es contingente. Las demandas, para Laclau, están necesariamente divididas entre su componente particular y su componente universal. Aquí no solo se constituye esa voluntad del representado, sino que se articula de igual manera el discurso del representante, así como su posición en el juego político. Son las voluntades

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#ZaragozaPiensa. Mesa: La pregunta por la representación como pregunta permanente. Abraham Mendieta

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  • La constitucin de voluntades polticas en el proceso de representacinen Ernesto Laclau. Del sujeto histrico a la contingencia.

    Abraham Mendieta RodrguezCiencias Polticas UCMFilosofa UNED

    La concepcin marxista de la representacin de voluntades polticas, en la cual una clase socialsera capaz de representar a la sociedad como un universal, desde dentro de la propia sociedad y porconsiguiente, llevarla a su emancipacin, implicara varios supuestos ontolgicos con los queLaclau beligera a la hora de entender como se articulan las luchas polticas y sus sujetos. En primerlugar, implica asumir que la sociedad tienda a una homogenizacin y proletarizacin de la sociedadbajo la lupa econmica, lo que Marx llamaba, el proceso de simplificacin creciente. En segundolugar, y con esta base terica, supondra entender que los intereses de las clases sociales precedenya al propio devenir poltico, y estan constitudos antes del proceso de representacin, entendiendoeste como una mera pantalla en la que se reflejan cuestiones polticas ya definidas y una claraprioridad ontolgica. Esta visin de los sujetos polticos histricos en el marxismo, encarnados porel proletariado, retira completamente la importancia al componente poltico. Aqu los sujetos estndeterminados y representan intereses concretos.

    Por otra parte, la visin de la democracia de los modelos agregativos de Rawls o Schumpetertambin plantean la necesidad de una voluntad del pueblo constituda desde antes de larepresentacin, un sujeto racional, hijo de la modernidad, capaz de ordenar preferencias sobre latotalidad de las cuestiones polticas que le rodean, con pleno dominio de la informacin y capaz derealizar un permanente clculo entre coste y beneficio. En resumen, un sujeto igualado a lasustancia que elimine la frontera entre lo real y lo racional, lo que implicara nuevamente lanecesidad del sujeto histrico y teleolgico.

    No ser hasta las teorizaciones de Antonio Gramsci en las que el componente poltico-tico, comol lo llama, cobre importancia para el marxismo, frente a lo esttico de la esfra econmica.Gramsci entiende que en el proceso de representacin poltica s que hay una pelea por conseguir lahegemona, la necesidad de articular un parcial que encarne un todo en la sociedad, por ello, para elfilsofo italiano, los agentes sociales seran ya las voluntades colectivas articuladas, resultados delagrupamiento plural de movimientos heterogneos, algo que se contrapone a la sociedad tendente ala homogeneidad que Marx imaginaba, en la que dicho papel lo ocupaban las clases sociales. Es porello que el campo de lo poltico-tico es el momento permanente de subjetivacin y construccin delas identidades. Para Gramsci, en este punto, las clases sociales ya no evidencian intereses a los querepresentar, sino que el bloque histrico es el que debe articular sus intereses en el terreno polticoen pos de esa hegemona.

    Laclau, desde una perspectiva posestructuralista, plantea que la propia constitucin de esos sujetospolticos se da en el transcurrir de los procesos polticos, mediante un proceso de representacin enel que lo parcial ocupa, siempre de manera contingente el lugar de lo universal. Aqu aparece suconcepto de la cadena equivalencial, en la cual demandas particulares (que el autor plantea como lasunidades bsicas del anlisis social) se agrupan bajo un paraguas comn, y sin perder del todo suparticularidad, quedan resguardadas discursivamente por una demanda que se articula polticamentecomo universalizante, aunque nunca lo es por completo y siempre es contingente. Las demandas,para Laclau, estn necesariamente divididas entre su componente particular y su componenteuniversal. Aqu no solo se constituye esa voluntad del representado, sino que se articula de igualmanera el discurso del representante, as como su posicin en el juego poltico. Son las voluntades

  • polticas de los agentes sociales las que se constituyen en este proceso.

    Laclau no olvida que la sociedad en su conjunto siempre tiene determinadas formas desedimentacin, por ello, esta autonoma que la totalizacin del significante vaco posee, siempre esrelativa, ya que su total independencia respecto a las demandas rompera la cadena equivalencial yaque tiene una funcin constituyente de esta misma totalidad. Ese universal no es ms que lainsatisfaccin de estas demandas (no solo de manera material, sino especialmente retrica) por partede un otro, que para Laclau, tambin se construye discursivamente mediante un proceso derepresentacin en el que se le universaliza como culpable de dicha insatisfaccin. Resumiendo, estepueblo que se construye en antagonismo a quin le niega las demandas, sera imposible de articularsin estos mecanismos de la representacin que universalizan particulares muy diversos.

    Llegados a este momento de desarrollo terico, Laclau retoma la separacin entre presentacinoriginaria y representacin que plantean, aunque de manera distinta tanto Derrida como Deleuzepara defender que en la accin poltica no existen voluntades constitudas externamente al procesode representacin, que dicha relacin entre lo originario y lo contingente no existe necesariamente.Esto implicara que en el caso de los nuevos movimientos sociales, su campo poltico nunca estaralimitado de antemano a esa presentacin originaria, ni por aquellos a los que apelan (y representansin presentar) ni por aquellos frente a los cuales se constituyen como oposicin. El movimiento, portanto, tendra un papel contingente en su construccin discursiva que no est atado aconsideraciones previas y externas al proceso poltico. Su capacidad de articular entre s demandasinsatisfechas y elevar algunas a la categoras de universal-contingente de la cadena de equivalenciases la mxima limitacin poltica que el movimiento se va a autoimponer y de la que emanen todaslas dems. Por consiguiente, los movimientos sociales se enfrentaran a un problema poltico, y esque el proceso de representacin, no tendr lmites.

    De la visin de la representacin que plantea Laclau se extraen varias consideraciones. En primerlugar, que el proceso de representacin puede llegar a ser positivo para la democracia, pues en laarticulacin de las demandas y en la polarizacin de las posturas, muchos sujetos se adentran aldebate poltico en el que se estn definiendo sus posiciones y construyendo sus identidades. Estavisin posibilitadora otorga a la representacin un carcter empoderador, que en el caso de losmovimientos sociales permite aumentar el nivel de participacin poltica de la sociedad en la quesurge y se desarrolla. Llevando este argumento a sus ltimas consecuencias, las identidadescompletamente constitudas no permitiran la posibilidad del ejercicio democrtico, no generaranun espacio para la discusin poltica. Esto implica una concepcin de la democracia en la que nonecesariamente su contenido es mejor, sino contingente y no definido de antemano, aun sabiendoque en esa representacin, siempre hay una opacidad, y que sin ella, nos enfrentaramos aidentidades desnudas. Lo democrtico aqu sera aquello no esencial, que se puede construir de otramanera.

    En segundo lugar, y esta es una crtica comn a los planteamientos de Laclau, si la articulacin delas demandas comienza por la capacidad o no de respuesta y asimiliacin por parte de lasinstituciones con potestad de hacerlo, siempre habr un vnculo con estas mismas instituciones y enparticular, con la estructura del estado. Es ms, la propia proclamacin de la demanda para sersatisfecha implica inexorablemente un reconocidimiento directo de la autoridad a la que dichademanda queda expuesta para su solucin. Al final, segn este planteamiento, que un gobiernorepresente o no a los ciudadanos, no depende de una relacin esencial entre estos, sino en laconstruccin retrica que de esta relacin de poder surge como consecuencia tras la respuesta a laarticulacin de demandas, que en esta articulacin tiene inexorablemente un carcter anti statu quo,y pone en tela de juicio la capacidad de ese mismo orden existente de satisfacerla. La demanda aquejemplifica la necesidad de referenciar y reconocer lo que se cuestiona.

  • En tercer lugar, y resumiendo en trminos ms tericos esta visin que el autor tiene de larepresentacin, el espacio de lo poltico no sera ya la superestructura de la sociedad, sino quetendra en s mismo un componente ontolgico de lo social. Constituira y articulara los actoressociales de la poltica en el propio devenir representativo, que nunca son fundamentos definitivos,pero que dan forma a la sociedad. El sujeto hegemnico tiene el mismo fundamento que la sociedaden la que se encuentra. Si el resultado actual de la sociedad viene de una progresin inexorable ytiene un fin determinado, el sujeto histrico va de la mano. Si por el contrario, el momento social ypoltico es una construccin contingente, los sujetos y las identidades que lo trasforman tambin losern.

    BIBLIOGRAFA

    LACLAU, E., La Razn Populista, Fondo de Cultura Econmica, 2005

    LACLAU, E., Poder y Representacin, Politics, Theory and Contemporary Culture,Columbia University Press, 1993

    LACLAU, E., Representacin y Movimientos Sociales, revista www.izquierdas.cl, N15,abril 2013, ISSN 0718-5049, pp. 214-223

    MOUFFE, C., La paradoja democrtica, Gedisa, 2003

    PANIZZA, F., El populismo como espejo de la democracia, Fondo de Cultura Econmica,2009