la conducta autolesiva

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La Conducta Autolesiva: "La necesidad de hacerse daño" ¿Qué es la Autolesividad? El tipo de autolesión que abordamos en este artículo es la iterativa, es decir, la que se repite. Las personas que se auto-lesionan aprenden que, al hacerse daño, logran aliviar un estado emocional agobiante. Es por esto que se dice que la auto-lesión es un mecanismo para manejar emociones. Ha sido estudiada como fenómeno psicológico: quienes se autolesionan lo hacen para obtener una sensación de alivio, bienestar, eliminar sus angustias y disminuir su ansiedad. ¿Qué formas pueden asumir la autoagresión? La auto agresión asume una serie de manifestaciones que pueden ir desde las más sutiles a las más abiertas. Entre las primeras podemos mencionar los pensamientos en que la persona cree que no tiene la capacidad para tener éxito o satisfacción en ningún campo de la vida, tanto intelectual como afectivo, el no cuidarse de una enfermedad, no preocuparse del aseo personal o de la imagen personal. Entre las más evidentes u obvias podemos mencionar los golpes, cortes, rascarse hasta sangrar, etc. El primer paso para clasificar la autolesión, como lo demostró Favazza (1996), es decidir qué tipo de autolesión es patológica y qué tipo es culturalmente sancionada. Se han identificado tres componentes en los actos de autolesión: dirección, letalidad y repetición (Kahan y Pattison, 1984). Dirección: Se refiere a que tan intencional fue la conducta. Un acto con intención es aquel que se logra en un lapso de tiempo corto, en el que se está consciente de los efectos dañinos que tiene y pese a ello se busca lograrlos. De no ser así, se considera un acto indirecto de auto-lesión. Letalidad: Se refiere a la posibilidad de que el acto resulte en la muerte, ya sea de inmediato o en un futuro próximo. En un acto letal casi siempre la intención es la muerte. Si no se quiere o se piensa en la posibilidad de morir, el acto no tiene el componente de letalidad. Repetición: Se refiere a si el acto se hace una vez o se repite con frecuencia por un período determinado de tiempo. Si el acto se considera repetitivo es que se realiza varias veces. Debemos destacar eso sí que Favazza (1998) es muy categórica y definitiva cuando afirma que “la autolesión es diferente al suicidio. Revisiones de importancia han apoyado y sustentado esta diferencia. Algo básico de entender es que “la persona que realmente intenta suicidarse busca terminar con toda emoción, en cambio la persona que se autolesiona busca sentirse mejor”. En apoyo a la afirmación anterior, podemos citar un estudio que reveló que las personas que se hacen daño para morir y las personas que se hacen daño para poder lidiar con su estado emocional, presentan perfiles psiquiátricos muy diferentes (Ferreira de Castro et al.,1998).

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La Conducta Autolesiva:

"La necesidad de hacerse daño"

¿Qué es la Autolesividad?El tipo de autolesión que abordamos en este artículo es la iterativa, es decir, la que se repite.  Las personas que se auto-lesionan aprenden que, al hacerse daño, logran aliviar un estado emocional agobiante. Es por esto que se dice que la auto-lesión es un mecanismo para manejar emociones. Ha sido estudiada como fenómeno psicológico: quienes se autolesionan lo hacen para obtener una sensación de alivio, bienestar, eliminar sus angustias y disminuir su ansiedad. 

¿Qué formas pueden asumir la autoagresión?

La auto agresión asume una serie de manifestaciones que pueden ir desde las más sutiles a las más abiertas. Entre las primeras podemos mencionar los pensamientos en que la persona cree que no tiene la capacidad para tener éxito o satisfacción en ningún campo de la vida, tanto intelectual como afectivo, el no cuidarse de una enfermedad, no preocuparse del aseo personal o de la imagen personal. Entre las más evidentes u obvias podemos mencionar los golpes, cortes, rascarse hasta sangrar, etc.

 El primer paso para clasificar la autolesión, como lo demostró Favazza (1996), es decidir qué tipo de autolesión es patológica y qué tipo es culturalmente sancionada. Se han identificado tres componentes en los actos de autolesión: dirección, letalidad y repetición (Kahan y Pattison, 1984).

Dirección: Se refiere a que tan intencional fue la conducta.  Un acto con intención es aquel que se logra en un lapso de tiempo corto, en el que se está consciente de los efectos dañinos que tiene y pese a ello se busca lograrlos.  De no ser así, se considera un acto indirecto de auto-lesión.

Letalidad: Se refiere a la posibilidad de que el acto resulte en la muerte, ya sea de inmediato o en un futuro próximo.  En un acto letal casi siempre la intención es la muerte. Si no se quiere o se piensa en la posibilidad de morir, el acto no tiene el componente de letalidad.

Repetición: Se refiere a si el acto se hace una vez o se repite con frecuencia por un período determinado de tiempo.  Si el acto se considera repetitivo es que se realiza varias veces.

Debemos destacar eso sí que Favazza (1998) es muy categórica y definitiva cuando afirma que “la autolesión es diferente al suicidio.  Revisiones de importancia han apoyado y sustentado esta diferencia.  Algo básico de entender es que “la persona que realmente intenta suicidarse busca terminar con toda emoción, en cambio la persona que se autolesiona busca sentirse mejor”. En apoyo a la afirmación anterior, podemos citar un estudio que reveló que las personas que se hacen daño para morir y las personas que se hacen daño para poder lidiar con su estado emocional, presentan perfiles psiquiátricos muy diferentes (Ferreira de Castro et al.,1998). 

Favazza (1986) clasifica a la auto-lesión en tres (3) tipos:

Auto-mutilación mayor: Incluye cosas como castración, amputación de miembros, sacarse los ojos, etc. Es un fenómeno poco común y normalmente está asociada a estados sicóticos.

Autolesión estereotípica: Incluye acciones como golpearse la cabeza rítmicamente contra una pared.  Este tipo de AL se presenta principalmente en personas con retraso mental, autistas o sicóticos.

Autolesión superficial o moderada: Este tipo de Al es el más común y es del que se trata este artículo.  Incluye cortarse, quemarse, rascarse hasta sangrar, arrancarse el pelo, romperse huesos, pegarse, lastimarse sobre una herida deliberadamente, interferir con el proceso de sanación de una herida, y casi cualquier método en que uno mismo se infrinja daño físico. 

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También es Favazza (1996) quien subdivide a la auto-lesión superficial/moderada en tres tipos: compulsiva, episódica, y repetitiva.

Autolesión compulsiva: Tiene diferencias de carácter en comparación con las otras dos, y está asociada con el desorden obsesivo-compulsivo.  El auto-daño compulsivo incluye el arrancarse el pelo (tricotilomanía), fricción excesiva de la piel, y excoriación, cuando se hace para remover defectos percibidos en la piel.  Estos actos pueden ser parte de un ritual obsesivo-compulsivo con pensamientos insistentes: la persona al hacerse daño trata de aliviar la tensión y prevenir algo terrible que piensan puede pasar.

La Auto-lesión impulsiva: Se divide en Episódica y Repetitiva.

Auto-lesión Episódica: Es una conducta llevada a cabo tan a menudo que la persona que lo hace ni lo piensa y no se considera como gente que se hace daño.  Generalmente es un síntoma de algún otro desorden psicológico. 

Auto-lesión Repetitiva: Se caracteriza por considerar conscientemente el hacerse daño,  incluso aunque no siempre se lleve a cabo. Las personas se identifican a sí mismas como gente que se autolesiona.

¿Qué motivaciones puede tener la Autoagresión?

Los investigadores han descubierto patrones comunes en la conducta de agredirse.  Al parecer, el estímulo que lo provoca es algo que el individuo percibe como una amenaza de separación, rechazo o decepción, que genera un sentimiento de tensión abrumante, de soledad, de miedo al abandono, de odio a sí mismo, y la sensación de ser incapaz de manejar la propia agresión.  Entonces, la ansiedad se incrementa  y culmina en una sensación de irrealidad y de vacío que produce un adormecimiento de las emociones  y cierto nivel de despersonalización.  El cortarse o hacerse daño sería un medio primitivo para combatir esta última sensación (Malon y Berardi, 1987).

Por otra parte, otros autores como Millar (1994) y Favazza (1986, 1996) afirman que las motivaciones de quienes practican la autoagresión se pueden agrupar en tres categorías:

Regulación de emociones: Es el uso de la autolesión para tratar de regresar al cuerpo a un equilibrio cuando se está frente a sentimientos abrumadores.  Esto incluye el poder reconectarse con su cuerpo después de un episodio disociativo, tranquilizar al cuerpo en momentos en que se despiertan fuertes emociones o estados fisiológicos incómodos, validar el sufrimiento interno expresándolo de manera externa,  y evitando el suicidio debido a lo incontenible de los sentimientos.  De alguna manera, es influir sobre el control de uno mismo.

Como medio de comunicación: Es el uso de la autolesión como un vehículo para expresar cosas de las cuales no se puede hablar.

Para controlar o castigar: Incluye la reactuación de traumas, regateo y los pensamientos mágicos (si me lastimo, entonces lo malo que me puede suceder no sucederá), proteger a otros, y auto-control. 

¿Cuál es la causa de este fenómeno?

Una de las teorías constructivistas de la conducta de autolesión sostiene que, en general, las personas que se auto-lesionan no lograron, en su desarrollo, adquirir tres habilidades importantes:

La habilidad de tolerar emociones fuertes.

La habilidad de mantener un sentido de auto-valoración.

La habilidad de mantener la sensación de conexión con los otros.

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La primera se refiere directamente al papel que tiene la autolesión en lograr regular las emociones; las otras están más relacionadas con la función comunicativa de la autolesión.

Según Linehan (1993), cuando a los niños se les avergüenza o se les aplica el castigo retórico, respuestas violentas y físicas en lugar de palabras sensibles, no logran  internalizar que los demás son cariñosos y no logran desarrollar la capacidad de mantener conexión con otros.

Por otra parte, la habilidad para percibir, tolerar e integrar emociones fuertes no se puede desarrollar del todo cuando los sentimientos intensos que uno tiene son recibidos con castigo, incredulidad o burla. De alguna manera, tener la sensación de que algunos sentimientos no son aceptables ni permitidos imposibilitaría el  desarrollo de esta habilidad.

Finalmente, la habilidad de mantener un sentido de uno mismo como persona valiosa, no se puede desarrollar cuando el niño siente que nunca es lo suficientemente bueno, cuando su existencia y logros son recibidos con silencio o bien con palabras o acciones déspotas. Todas estas condiciones han sido relacionadas con el uso de la auto-lesión en el futuro.

En definitiva, encontraron que la existencia de abuso físico o sexual, negligencia física o emocional, y condiciones familiares caóticas durante la infancia y adolescencia, son componentes que permiten predecir de manera confiable la cantidad y severidad de las autolesiones.

Concluyeron que la negligencia es el componente más poderoso para predecir conductas auto-destructivas, es decir, que aunque los traumas de la infancia contribuyen fuertemente a la iniciación de las conductas auto-destructivas, es la falta de relaciones y de apegos que brinden seguridad y confianza lo que hace que la conducta se mantenga. 

Los sujetos que no se acordaban de niños haber sentido que eran especiales o queridos por alguien, como adultos fueron menos capaces de controlar su conducta auto-destructiva. Por otra parte, mientras más temprano en la edad del paciente se dé el abuso, más probable es que el sujeto se auto-agreda y de forma más severa.

En el mismo estudio, hacen notar que la disociación y la frecuencia de experiencias disociativas, que han sido relacionadas con abuso, negligencia y traumas en la infancia, parecen estar relacionadas con la presencia de actos de auto-lesión. La teoría de que el abuso físico o sexual o el trauma son antecedentes importantes para la auto-lesión, también es expuesta por Greenspan y Samuel  en un artículo de 1989 del “American Journal of Psychiatry”. 

Sin embargo, al respecto hay evidencias contrapuestas: en 1995 Brodsky et al., indicaron que el sufrir abuso como niño no implica que como adulto presente disociación y conductas de auto-lesión. 

De acuerdo con Linehan (1993), la gente que se auto-lesiona ha crecido en “ambientes de invalidación”, es decir, uno en donde la experiencia de emociones dolorosas es negada y la comunicación de experiencias privadas e íntimas es recibida con respuestas erráticas, inapropiadas o extremas, de manera tal que no se las valida, sino que se las castiga y/o trivializa.  Esto implica que la interpretación que hace el individuo de su propia conducta, incluyendo la intención y motivación de la misma, es descartada por su entorno más inmediato. De esta forma, el individuo siente que está mal  y equivocado tanto en su descripción como en el análisis de su propia experiencia, y particularmente en su punto de vista acerca de lo que está causando sus emociones, creencias y acciones. Además de ello, el individuo atribuye su experiencia a rasgos de personalidad que no son socialmente aceptados.

Las respuestas que invalidan pueden ser de diferentes formas, y es importante que, como padres, procuremos no utilizarlas, además de considerar lo peligroso que puede ser su utilización frecuente. Es importante conocer y asumir que la invalidación crónica puede

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llevar a la auto-invalidación y auto-desconfianza a nivel subconsciente, y al sentimiento interno de “yo no importo”.

A continuación damos algunos ejemplos de frases causantes de invalidación:

“Estás enojado(a) pero simplemente no lo admites”

“Dices que no pero lo que realmente quieres decir es sí, yo te conozco”

“Tú lo hiciste (algo que realmente la persona no hizo).  Deja de mentir!!!”

“Estás hipersensible”

“Simplemente eres un(a) flojo(a)”

“No voy a dejar que me manipules de esa forma”

“Anímate, déjalo ir.  Tú lo puedes sobrepasar”

“Si vieras el lado positivo de las cosas y dejaras de ser un(a) pesimista...”

“No estás tratando lo suficiente”

“Vas a ver, si quieres llorar te voy a dar algo por qué realmente llorar”

“¡Ah! Así es la vida! (y seguir como si no se nos hubiese dicho nada)

Nos queda claro entonces que la autolesión a menudo es usada como método de adaptación, y que existe una correlación negativa entre oportunidades de adaptación típica y autolesión, es decir, que cuantas menos oportunidades de métodos típicos de adaptación existan (llorar, hablar, hacer ejercicio, etc.) aumenta la probabilidad de que alguien use la autolesión para adaptarse.

Es por ello que ciertos ambientes tienen una frecuencia más alta de auto-lesionadores que la población general. Los ambientes institucionales que restringen la libertad de expresión de un individuo propician la autolesión.

Muchas veces las personas que se autolesionan son calificadas de manipuladoras. Se dice de ellas que a través de esa conducta sólo buscan llamar la atención. No negamos que este tipo de casos exista, pero creemos importante recalcar que este no es el caso en la mayoría de los pacientes que se autolesionan. La autolesión es todavía una conducta que está poco estudiada y que no se considera como un trastorno en sí, lo que hace que todavía exista poca información al respecto. Esto es lo que lleva a muchas personas a creer, erróneamente, que se trata de una conducta para llamar la atención, o bien un intento fallido de suicidio.

¿Cómo se trata esta enfermedad?

Para que los psicoterapeutas puedan ayudar a la gente que se autolesiona, lo primero es entender el papel tan poderoso que este mecanismo tiene en la vida del paciente. En ese momento son útiles las respuestas a preguntas tales como ¿Le sirve principalmente para aliviar tensión?, ¿Es una forma de concretizar una emoción?, ¿Lo utiliza para sentir que está vivo?, ¿Está tratando de comunicar algo?, ¿Está buscando alivio de una experiencia dolorosa?

Entender por qué una persona se autolesiona es la clave para poder ayudarla a no tener que seguir utilizando el auto-daño como mecanismo para hacer frente a emociones intolerables. En este punto, como padres, y gracias a que pasamos gran cantidad de tiempo en interacción con nuestros alumnos, podemos aportar información valiosa al terapeuta, información que será de gran utilidad.

Es importante destacar que las últimas investigaciones con respecto al tratamiento de este tipo de conductas, indican que el tratar de que el objetivo principal sea parar de inmediato la conducta de auto-lesionarse, puede ser contraproducente. De esta manera, las técnicas que

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se basan en la premisa de que la autolesión no se debe de reforzar vía la atención, o bien en el uso de sanciones, casi siempre causan sólo una mayor tensión y angustia.

Existen diversos acercamientos terapéuticos para los pacientes que se auto-lesionan: la psicoterapia individual, el tratamiento para el trastorno de estrés postraumático, la terapia racional emotiva, las terapias para pacientes que se auto-lesionan asociados al trastorno de personalidad limítrofe (como la terapia dialéctica conductual), la terapia de grupo interpersonal y los tratamientos psico-farmacológicos.

En algunos casos puede llegar a ser necesaria la hospitalización por períodos breves de tiempo, y en otros casos las psicoterapias, del estilo que sean, se complementan con técnicas de hipnosis y relajación.