la caridad virtud del amor de dios

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INTRODUCCIÓN “El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida” 1 . ¿De dónde venimos? Esta es una de las preguntas esenciales que el hombre ha podido plantearse acerca de si mismo, pues, dependiendo de la solución que le dé, podrá definir su vivir y su actuar. Ahora bien, la fe nos ha dado la respuesta a esta cuestión. Por la fe sabemos que procedemos de Dios. Que Él es nuestro principio y nuestro fin último. Y mucho mas aun, la fe nos ha revelado que somos fruto del Amor infinito de Dios. Es por ello que el amor de Dios por los hombres, sus creaturas, como ha dicho nuestro Papa emérito Benedicto XVI en su carta encíclica “Deus Caritas est”, es una cuestión fundamental en nuestra vida, pues, partiendo de esta realidad del amor de Dios, surgen preguntas decisivas sobre quien es Dios y quienes somos nosotros. Pues bien, sabemos que venimos de Dios y que “Dios es amor” (cf. 1 Jn 4, 8), y que desde su Amor no se limito solo 1 Benedicto XVI. Carta Encíclica. Deus caritas est. (25 de diciembre 2005). N° 2 1

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Page 1: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

INTRODUCCIÓN

“El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida”1.

¿De dónde venimos? Esta es una de las preguntas esenciales que el hombre ha

podido plantearse acerca de si mismo, pues, dependiendo de la solución que le dé, podrá

definir su vivir y su actuar. Ahora bien, la fe nos ha dado la respuesta a esta cuestión. Por la

fe sabemos que procedemos de Dios. Que Él es nuestro principio y nuestro fin último. Y

mucho mas aun, la fe nos ha revelado que somos fruto del Amor infinito de Dios. Es por

ello que el amor de Dios por los hombres, sus creaturas, como ha dicho nuestro Papa

emérito Benedicto XVI en su carta encíclica “Deus Caritas est”, es una cuestión

fundamental en nuestra vida, pues, partiendo de esta realidad del amor de Dios, surgen

preguntas decisivas sobre quien es Dios y quienes somos nosotros.

Pues bien, sabemos que venimos de Dios y que “Dios es amor” (cf. 1 Jn 4, 8), y que

desde su Amor no se limito solo a crearnos, sino que al vernos caídos nos envió, como

heraldo de ese Amor, a su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo, para que todos tuviéramos

vida en Él (cf. Jn 3, 16). El Hijo nos ha revelado plenamente el amor del Padre, en su

entrega en la Cruz. Y desde allí nos ha salvado por el amor. Por tanto, somos creados por el

amor y salvados en amor.

Ahora bien, en esta nueva vida, de la que Cristo nos ha hecho participes, tiene como

virtud principal la caridad, ya que, Dios ha querido que, desde nuestra pequeñez, podamos

corresponder al amor que tiene por nosotros, pues, en vista de esta nueva vida, hemos sido

hechos hijos en el Hijo. Y como hijos de Dios nuestra característica principal debe ser el

amor.1 Benedicto XVI. Carta Encíclica. Deus caritas est. (25 de diciembre 2005). N° 2

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Page 2: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

Esta virtud de la caridad, que se nos ha dado en Cristo, será el tema de nuestro

trabajo, en el cual trataremos de conocer un poco sobre este hermoso don de Dios. En

nuestro estudio, comenzaremos con un primer capítulo dedicado a la noción de virtud, en el

cual nos introduciremos en los tipos de virtudes y como unas tienen su fundamento en las

otras, y como unas son perfeccionadas en las otras.

Desde esta base, pasaremos, en el segundo capítulo, al estudio de nuestro tema

principal: la caridad como don sobrenatural de Dios. En este capítulo nos pasearemos por la

noción de la caridad y, podríamos decirlo de esta manera, su comprensión en la historia. Y

terminaremos con lo que nos dice la doctrina de la Iglesia sobre esta virtud.

La finalidad principal de este trabajo es la de reflexionar sobre el amor de Dios y de

cómo Él nos ha hecho participes otorgándonoslo como don para nuestra santificación.

CAPÍTULO I

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Page 3: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

NOCIÓN DE VIRTUD

1. El obrar del hombre dirigido a un fin.

Entre todos los seres del mundo creado existe uno que, por su cualidad especifica de

la razón e inteligencia, resalta y se eleva por encima de todos los demás seres, este ser de

cual hablamos es el hombre, “creado a imagen de Dios”2, dotado de dicha inteligencia para

amar libremente a su creador y dirigir su existencia hacia su fin último que es Dios mismo,

felicidad absoluta y perfección del hombre.

Ahora bien, en su camino hacia dicho fin último, al cual el hombre está llamado y

tiende espontánea y naturalmente, pues en él se anida un deseo perenne de felicidad y no

cualquier felicidad sino una felicidad eterna, al hombre no le bastan solo las perfecciones

recibidas en su naturaleza, sino que debe partir de una disposición libre para la consecución

de aquel fin. Es así como el obrar libre del hombre juega un papel importante dentro de su

camino de perfección y alcance de su fin último, ya que “El hombre no se comporta

ciegamente, sin saber lo que pretende con su actuar”3 siempre tiene presente un fin, por

ejemplo: camina para llegar a un lugar, acude al médico para recuperar la salud, diseña

publicidades para incrementar las ventas. Así siempre y en todo el hombre se dirige a un

fin, no actúa sólo por actuar, necesita una motivación que lo lleve a ejercer determinada

conducta, algo que quiera alcanzar.

El hombre, en virtud de su naturaleza humana posee inteligencia y voluntad, por lo

que, lo específico de su ser es obrar libre y conscientemente buscando siempre un fin.

Aristóteles, con respecto a este fin dirá: “todas las artes, todas las indagaciones metódicas

2 Cf. Gn 1, 273 S. F. Ricardo, Curso de ética general y aplicada. Minos. 1999. P. 49

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Page 4: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y todas nuestras determinaciones, tienen al

parecer siempre por mira algún bien que deseamos conseguir”4.

El hombre, pues, actúa por un fin. Y este fin significa, ante todo, Bien. Así pues,

moverse por un fin indica que la voluntad humana busca siempre lo que la razón le propone

como bueno, aunque vemos que a veces hay hombres que obran males. ¿Cómo decir que

éstos también se dirigen a un bien? Bueno, cuando un hombre actúa de esta manera es

porque se equivoca considerando un bien falso como verdadero, pero nadie, a no ser que

esté trastornado en sus facultades mentales, persigue directamente un mal.

Con esto demostramos que la vida humana no es un sin sentido, es decir, hay algo

que mueve al hombre, algo que anhela, algo que quiere alcanzar y este algo no es un mal

sino el bien. Esto nos deja ver que el hombre no actúa porque sí, como se cree hoy día, el

hombre tiene una meta que quiere alcanzar.

2. La Virtud. Disposición habitual y firme a hacer el bien

En el apartado anterior concluíamos diciendo que todo actuar del hombre está

orientado a un fin. Que dicho fin es el bien y es este el que da sentido a la vida. Ahora en

este apartado tocaremos el punto principal de este capítulo, el tema de la virtud como esa

“disposición habitual y firme hacer el bien”5, es decir, la virtud es la característica del

hombre que realmente da sentido a su vida, que persigue el fin por el cual fue creado y que

completa su existencia, el cual es el Bien. Y este Bien es Dios mismo, Bien absoluto que

puede llenar plenamente al hombre. A partir de esto, dirá San Gregorio de Nisa: “El

4 Aristóteles, Ética a Nicómaco. 1, 1094a 1-3.5 CEC 1803

4

Page 5: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios” (S. Gregorio de

Nisa, beat. 1).

La virtud es una respuesta positiva del hombre para con Dios. Y no solo, como

respuesta positiva, permite a la persona hacer el bien, sino a dar lo mejor de sí misma, es

decir, potencia la vida de la persona y la hace perfeccionarse en el obrar el bien.

También, tenemos que tener en cuenta, que las virtudes son actos operativos, es decir,

hay que actuarlos. Es por ello que una vida virtuosa no se basa en tener buenas intenciones,

no basta con querer ser ordenado, hay que ser ordenado, porque las virtudes se adquieren

con actos virtuosos.

Las virtudes están orientadas a cumplir el plan de Dios. Su fin es hacer siempre el

bien, independientemente de las circunstancias. Nos hacen crecer como personas, nos

perfeccionan, nos santifican y edifican la sociedad por ser algo habitual y permanente.

3. Las virtudes teologales, dones sobrenaturales de Dios.

En el camino del hombre hacia su fin último, que es Dios, encontramos dos tipos de

virtudes que perfecciones a la persona en su respuesta positiva al plan de Dios.

Primero encontramos las llamadas virtudes humanas, las cuales el Catecismo de la Iglesia

Católica define de la siguiente manera:

Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe.

5

Page 6: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.6

Estas virtudes humanas radican y se fundamentan en el segundo grupo de virtudes,

que son las virtudes llamadas teologales, pues estas conforman las facultades del hombre a

participar de la vida divina7. Por tanto estas virtudes se refieren directamente a Dios, pues

tiene a Dios uno y trino como origen, motivo y objeto. El catecismo las define de la

siguiente manera:

Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Hay tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad (cf. 1 Co 13,13).8

En el numeral que acabamos de citar el catecismo nos señala, haciendo referencia a la

carta de san Pablo a los Corintios, que las virtudes teologales son tres en total: Fe,

Esperanza y Caridad. Y que estas tres virtudes nos hacen poder obrar como hijos de Dios,

pues son la garantía de la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Santo Tomás haciendo alusión a estas tres virtudes teologales, expone que tanto la luz

natural del entendimiento que ilumina la razón y esta a su vez a la voluntad, ordenando al

hombre al bien de la razón, son insuficientes al orden de la bienaventuranza sobrenatural.

Teniendo en cuenta que: “según aquello de 1 Cor 2,9: Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a

la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman. Fue, pues, necesario

que en cuanto a lo uno y a lo otro el hombre fuese sobrenaturalmente dotado para ordenarlo

al fin sobrenatural”9.

6 Cf. Ídem. 1804.7 Cf. 2 P 1, 4.8 Cf. CEC. 1813.9 A. Tomás, Suma teológica, I-II C62 a3. B.A.C. 2001. P. 472

6

Page 7: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

Vemos como santo tomas no niega la capacidad del entendimiento del hombre que

puede orientarlo al bien, pero subraya la necesidad de estos dotes sobrenaturales para poder

alcanzar el fin sobrenatural, para el cual fue creado. Y este fin último del hombre es su

mismo creador, Dios mismo, que infunde en el alma las virtudes teologales: fe, esperanza y

caridad para beneficio de sus hijos. Y en esta misma sintonía, el magisterio de la Iglesia

también nos instruye en la importancia de las virtudes teologales, y es así como

encontramos, repetidas veces, en el Concilio Vaticano II menciones a las virtudes

teologales como fundamentos importantes para la vida cristiana: “El Santo Concilio se

propone exponer la doctrina genuina sobre la divina revelación y sobre su transmisión para

que todo el mundo, oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y

esperando, ame”10. “Cada uno según los propios dones y las gracias recibidas, debe

caminar sin vacilación por el camino de la fe viva, que excita la esperanza y obra por

la caridad”11. Por tanto, la vida espiritual del cristiano exige un continuo ejercicio de la fe,

la esperanza y la caridad.

CAPITULO II

10 Dei Verbum. N° 111 Lumen Gentium, 41a

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Page 8: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

LA CARIDAD, DON SOBRENATURAL DE DIOS. VIRTUD REINA

DEL CRISTIANISMO

En el capítulo anterior comentábamos todo lo relacionado con el tema de la vida

virtuosa en general y, decíamos, que el hombre está inmerso en un camino de búsqueda de

su felicidad, va en busca de su fin último y concluíamos diciendo que este fin último y

felicidad del hombre es Dios mismo y que para llegar a Dios el hombre cristiano debía vivir

una vida virtuosa. Por últimos concluíamos diciendo que en una vida virtuosa

encontrábamos virtudes que se podían ganar con el propio esfuerzo, a las que llamábamos

cardinales y otras que son un don de Dios, llamadas sobrenaturales o teologales, que

perfeccionan las virtudes cardinales haciéndolas sobrenaturales y de esta manera santifican

la vida del hombre uniendo con Dios.

En este capítulo entraremos en el punto central y principal de nuestro trabajo: la

virtud teologal de la Caridad. Esta es la mayor de las virtudes, pues es la que le da

perfección a todas las demás y como lo dice el título de este capítulo, es la virtud reina del

cristianismo, y todo esto lo desarrollaremos a lo largo de este capítulo.

1. La caridad. Primeras nociones

Para definir la caridad comenzaremos desde su etimología. La palabra caridad

etimológicamente proviene del latín “caritas, o charitas”, que significa benevolencia,

gracia, favor, cariño, amor. 

Entendiendo esta virtud como el amor, vemos como ya desde los primeros grandes

pensadores griegos de las historia, encontramos definiciones de esta virtud del amor.

8

Page 9: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

1.1 Grandes pensadores griegos: Platón y Aristóteles

En el griego clásico encontramos cuatro términos que intentaban definir, podemos

decirlo de esta manera, cuatro tipos de amor. Estos términos son: el eros, que hace del amor

como deseo amoroso o pasión, se entiende entre el hombre y la mujer, el termino philia,

que expresa el amor de amistad, el termino ágape, amor en general, y philantropía, o amor

al hombre en general

En la filosofía platónica lo encontramos expuesto en los diálogos: Banquete y Fedro.

En el Banquete lo identifica inicialmente con el sentimiento de atracción física en que se

basa el modelo de educación griega, en el amor del maestro por el discípulo, lo compara a

la misma filosofía y lo personifica en la figura de Sócrates: el amor nace del deseo humano

de lo bello y lo bueno (kalós kai agathós), del ansia de felicidad e inmortalidad, y en el trato

con los hombres12.

Aristóteles se refiere al amor entre los hombres más como philia, amistad (de la que

habla en los libros VIII y IX de Ética a Nicómaco), que como eros, aunque atribuye a todo

el universo la antigua idea del amor como fuerza cósmica de los presocráticos, de

Empédocles, sobre todo, según la cual la naturaleza entera ama al Primer Motor, como se

ama lo que es fin y lo que es perfecto.

En definitiva la filosofía griega, la platónica sobre todo, da al amor una orientación

ontológica y epistemológica a la vez, según la cual se tiende al bien subsistente que es, a la

vez, conocimiento.

1.2 El amor en el cristianismo

12 Platón. El banquete, 210a-211d. Alianza. Madrid, 1993. p. 96-98.

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Page 10: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

Dentro del cristianismo los conceptos de eros y philia provienen directamente de la

concepción helénica de la amistad perfecta. De sus orígenes judíos recibieron el concepto

de ágape, como idea del amor con rectitud, aceptación de la ley de Dios con humilde

sumisión y como el amor creador de la bondad del mundo13. A diferencia del pensamiento

helenístico-romano, que exalta más el amor eros y philia, como las fuentes del placer

(éxtasis divino) y la amistad, el cristianismo utilizara y exaltara el ágape, que lo identificara

con el amor de Dios, que expresado y practicado por los hombres será llamado con el

termino latino “caritas”.

1.3 El amor en la Sagrada Escritura

Toda esta doctrina del amor cristiano tiene su fundamento y su ser en la Revelación

escrita y trasmitida de Dios. La Sagrada Escritura es fuente primordial de toda esta

doctrina. Y es así como encontramos en el Antiguo Testamento el testimonio de cómo Dios

va educando a su pueblo en el amor. La primera particularidad que encontramos en el A.T.

es la connotación que le dará Israel a la palabra amor, a la cual le atribuirá un mayor

colorido afectivo en el que conocer ya es amar (Sal 138). También podemos señalar que

todas las religiones y culturas han hablado sobre el amor, como la taoísta, la budista, entre

otras. Pero ha sido la tradición judeocristiana la que ha profundizado y convertido en el eje

de su interpretación sobre Dios mismo. Ya desde el Génesis, Desde el mismo acto creador,

toda la actuación de Dios a lo largo de la Sagrada Escritura es una muestra de amor a los

hombres en general, al pueblo escogido, o a personas concretas. El amor es presentado

como amistad con Dios, correspondencia y participación en su propio amor. En el A.T.

encontramos, también, el amor como mandato y como regla de vida, expresado en la

13Pbro. Lenín A. Bohórquez C. El amor en la filosofía antigua. [Artículo en línea]. http://tomismounica.blogspot.es/1280236365/. [consulta: 2014, Enero 8]

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Page 11: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

alianza de Dios con su pueblo (cf. Dt 6,5; Lev 19,18). Con dicha alianza, el Señor entabla

un dialogo de amor con su pueblo, expresado en actos de adoración y obediencia del pueblo

para con él, y él en respuesta viene en su rescate (cf. Dt 7,7s). El amor de Dios por su

pueblo se percibe en el A.T., a través de los sucesivos acontecimientos, iniciativas divinas y

superaciones dolorosas del pueblo por resistirse a la gracia.

En el Nuevo Testamento el amor divino se expresara en una persona, en Jesucristo

(cf. Jn 3,16). Jesús será la expresión del Amor del Padre. En su persona, Jesús dará

perfección a la ley mosaica y al precepto del amor mayor relevancia y centralidad. Y es así

como vemos que de un extremo al otro del N.T. el amor a Dios aparece indisolublemente

unido al amor al prójimo y, además, este amor será el signo distintivo de los creyentes hasta

la segunda venida del señor (cf. 25, 31-46). Pero, sobre todo, el amor adquirirá un nuevo

sentido, una nueva medida: amar de la misma forma que el hijo nos ha amado (cf. Jn 15,

12-13).

Otro punto importante del N.T. es que la caridad cristiana es vista, tanto en los

evangelios como en las corpus paulino, como un don gratuito de Dios, como una gracia de

Dios para con el hombre (cf. Rm 5, 5) y que, además, tiene como ley el perdón (cf. Mt 5,

23-26; Rm 12, 14-21). En la primera carta del apóstol san Juan, vemos como el que ama es

participe del mismo amor de Dios, que se ha manifestado en el Hijo encarnado (cf. 4, 7s).

El amor humano es fruto de la participación trinitaria14.

1.4 La caridad en los Padres de la Iglesia

Debemos afirmar que desde los primeros Padres de la Iglesia, la cridad destaca sobre

todas las demás virtudes. En este pequeño apartado iremos citando frases que nos dejaran

14 Agustín Hipona, Contra duas epist. Pel. II

11

Page 12: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

ver la importancia de la caridad en la reflexión teológica de estos grandes pensadores,

pilares de nuestra fe.

En los padres del siglo II, conocidos como los Padres Apostólicos, encontramos la

caridad expuesta como amor hacia el otro, hacia nuestro prójimo: San Justino escribe: «El

que ama a su prójimo como a sí mismo querrá para él los mismos bienes que para sí mismo,

pues nadie va a querer para sí mismo males. Así, pues, el que ama a su prójimo pedirá en su

oración y hará para su prójimo lo mismo que para sí”15. El amor al prójimo tiene como

medida el amor que tienes por ti mismo, esto es lo que quiere expresar San Justino con este

pensamiento. San Clemente Romano. Obispo de Roma en los últimos años del siglo I, es

el tercer sucesor de Pedro. En su Carta a los Corintios hace énfasis en la caridad, señalando

que si en Corinto se han dado abusos, el motivo hay que buscarlo en la debilitación de la

caridad y de otras virtudes cristianas indispensables. Por este motivo, invita a los fieles a la

humildad y al amor fraterno, dos virtudes que forman parte verdaderamente del ser en la

Iglesia16. San Ignacio de Antioquia. Obispo de Antioquia del año 70 al 107, fecha de su

martirio, llamado el “doctor de la unidad”, nos dice que esta unidad, que él tanto predica,

tiene como base la caridad, el amor; este pensamiento lo vemos abordado en su carta a los

fieles de Esmirna, donde los exhortaba a la unidad de Dios y unidad de Cristo -en oposición

a las diferentes herejías que comenzaban a circular y que dividían al hombre y a Dios en

Cristo-, unidad de la Iglesia, unidad de los fieles, «en la fe y en la caridad, pues no hay nada

más excelente que ella» (A los fieles de Esmirna 6,1).

Uno de los Padres de la Iglesia que se ha destacado enormemente en el tema de las

reflexiones sobre la caridad es el gran San Agustín, Obispo de Hipona (†430). Austin ha

15 S. Justino, Diálogo con Trifón. 93,316 Cf. Benedicto XVI. Catequesis audiencia general. (7 de marzo de 2007).

12

Page 13: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

sido llamado en oriente el Doctor de la caridad, por la profundidad y desarrollo de sus

escritos sobre este tema. La caridad es para el como una llama compuesta de amor y luz,

que vienen de Dios. Lo que queremos resaltar de su pensamiento en este pequeño trabajo de

investigación es la distinción que hace este santo en el amor. San Agustín identifica dos

tipos de amor, podríamos decirlo así, en el hombre: el amor “Caritas” y el amor

“cupiditas”. El primero, para San Agustín, es el amor dirigido a Dios; y el segundo es el

amor dirigido a las creaturas, hacia la creación de Dios. Dirá San Agustín, refiriéndose a la

relación de estos dos tipos de amor que: “El amor, pues, de todos los bienes creados exige

una referencia a Dios como condición del buen uso de ellos, de los que puede gozarse o

usar con deleite, mas sin poner en ellos el último fin”17. La caridad, por tanto, para san

Agustín es definida como el amor bien ordenado, que parte de Dios y lleva al hombre a la

posesión y ejercicio del verdadero amor.

Nos quedaremos con estas cuatro citas de los padres de la Iglesia, donde pudimos

darnos cuenta de la importancia de la caridad dentro de los primeros siglos de cristianismo.

2. La Caridad. Virtud teologal

El Catecismo de la Iglesia Católica define la caridad como: “la virtud teologal por la

cual amamos a Dios sobre todas las cosas por él mismo y a nuestro prójimo como a

nosotros mismos por amor de Dios” (1822). Como lo expresa muy bien el catecismo es la

virtud por la cual amamos a Dios, este es el punto central de esta definición, pues, de este

amor a Dios se desprende las otras dos partes de la definición: el amor a nosotros mismo y

el amor al prójimo.

17 CIRCULO DE ESTUDIOS TOMISTAS (UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA). Filosofía del amor en san Agustín. [Artículo en línea]. http://tomismounica.blogspot.es/1280236365/. [consulta: 2014, Enero 8]

13

Page 14: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

Como bien sabemos, la caridad es una virtud teologal, tiene a Dios como origen y

fuente, incluso San Juan en su primera carta llega mucho más allá y se atreve a definir a

Dios como caridad, como amor (cf. 1 Jn 4, 8). Por tanto, Dios es amor y ama al hombre con

locura. Y ese amor tan grande de Dios ha alcanzado su máxima expresión en él envió del

Hijo y su punto culminante es en la Cruz: “tanto amó Dios al mundo que le entrego a su

Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no perezca sino que tenga vida eterna”18. En

el misterio de la Cruz, Dios nos ha hecho participes de su amor. De aquí se desprende que

el amor (la caridad) sea una virtud teologal, en que es un don gratuito del Ser trinitario de

Dios, para poder hacernos así participes de Él. “la vida trinitaria y la vida cristiana quedan

unidas en una atmosfera en la que palpita en todas sus dimensiones el amor de Dios: del

Padre al Hijo, del Hijo a los hombres, y de estos entre sí”19.

3. Características principales de la virtud de la caridad

a) La primera característica es que su origen es por infusión divina: “el amor de Dios

ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido

dado.” (cf. Rom. 5,5).

b) Su morada en el hombre reside en su voluntad, ya que es hábito divinamente

infundido, inclina la voluntad del hombre a amar a Dios por Sí mismo sobre todas

las cosas y al hombre por el amor a Dios. Por tanto, es un amor de voluntad, no un

amor impuesto o de obligación.

18 Cf. Jn 3, 1619 T. Miguel Ángel, Jesucristo único salvador del mundo ayer, hoy y siempre. Cristología y

soteriología bíblicas. C.T.S. 1997, p. 125

14

Page 15: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

c) Tiene como acto especifico el amor a Dios, del cual parte el amor a los hombres.

d) Su alcance son ambos, Dios y el hombre.

Para terminar el apartado de las características quisiera referirme ahora al himno a la

caridad que encontramos en San Pablo, específicamente, en su primera epístola a los

corintios, en la cual hace una descripción incomparable de esta virtud y subraya, además, su

primacía: "La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa. No es

jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el

mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree.

Todo lo espera. Todo lo soporta”. (1 Co 13,4-7).

4. Los frutos de la caridad

El catecismo en su numeral 1829 nos hace referencia a los frutos de la virtud de la

caridad. Podemos decir que estos frutos son como consecuencias de este don de Dios en

nuestras viadas y de su continua practica por parte de nosotros. La caridad trae consigo

frutos, porque todo lo que procede Dios alcanza fruto abundante.

“La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia” (CEC 1829).

a) El gozo: la caridad trae como consecuencia el gozo. Un gozo que se puede entender

como una alegría inmensa. Pero no una “alegría” como la que nos presenta el

mundo: vana, finita, superficial. La caridad nos da le gozo (la alegría) de Cristo, que

es el único que puede colmar nuestro deseo inmensurable de alegría. “si guardáis

mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los

mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. les he dicho esto para que mi

gozo este en vosotros y vuestro gozo sea colmado” (cf. Jn 15, 10-11).

15

Page 16: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

b) La paz: esta paz es la tranquilidad en la que se mantiene el alma como fruto de la

posición de la alegría, en todo lo que le pueda ser contrario u opuesto. Este fruto de

la caridad excluye toda clase de turbación y toda clase de temor. Y nace de la

certeza de la posición del amor de Dios y el de saberse hijo de Él. “bienaventurados

lo que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (cf. Mt 5, 9).

c) La misericordia: es fruto de la caridad porque es la expresión más exquisita del

amor de Dios, expresado a través del ejemplo del Hijo encarnado. La misericordia

se expresa en el perdón, y nadie puede perdonar sino ama de verdad. La

misericordia es esa compasión que te mueve desde lo más profundo de tu ser, a

darte por el otro.

La caridad nunca pasara (cf. 1 Cor 13, 9) Y la certeza del hombre en poseer estos frutos

tiene su fundamento en la promesa del señor, de que si permanecemos en el daremos

mucho fruto (cf. Jn 15), unido a Dios por el amor puede alcanzar frutos grandes y

maravillosos en su vida. Él que es la vid verdadera nos ha dicho que como el Padre lo ha

amado, así también, Él nos ha amado a nosotros. Lo que nos pide y os exige es que

permanezcamos en su amor (cf. Jn 15, 9).

CONCLUSIÓN

El actuar del hombre está siempre movido a un fin. Su actuar no es por el simple

hecho de actuar, ya que, Dios lo ha dotado de inteligencia, razón y voluntad, para buscar el

bien y amarlo a Él. Por ello, la virtud como esa “disposición habitual y firme hacer el bien”

es el medio que nos acerca y nos hace semejantes a Dios, como esos actos operativos que

nos ordenan a cumplir la voluntad de Dios.

16

Page 17: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

Un hombre virtuoso comienza a gozar de la presencia de Dios en su vida. Presencia

que se ve reflejada en las virtudes teologales, que son esos dones de Dios que hacen al

hombre creer en Él, esperar todo de Él y obrar por amor Él.

San Gregorio de Nisa subraya que: “El objetivo de una vida virtuosa consiste en

llegar a ser semejante a Dios”. Partiendo de esta frase podemos decir que la virtud de la

caridad, es la virtud más alta y más importante en la vida del cristiano, porque la caridad

nos hace participar del ser divino de Dios. Amar como Dios ama.

También, la Iglesia nos señala la caridad como el principio vital de la vida del

cristiano20. Además, en esta virtud se encuentran la esencia y el núcleo del cristianismo,

pues, es el centro de la predicación de Cristo y es su mandato más importante (cf. Jn 15, 12;

15,17).

La caridad es la virtud reina, el mandamiento nuevo que nos dio Cristo, por lo tanto

es la base de toda espiritualidad cristiana. Es el distintivo de los auténticos cristianos. Es la

virtud por excelencia porque su objeto es el mismo Dios y el motivo del amor al prójimo es

el mismo: el amor a Dios. Porque su bondad intrínseca, es la que nos une más a Dios,

haciéndonos parte de Dios y dándonos su vida. Sin la caridad todos los demás dones del

Espíritu no tendrían sentido (cf. 1 Cor 13). La Caridad le da vida a todas las demás

virtudes, pues, es necesaria para que éstas se dirijan a Dios.

Nuestra fe se basa en el amor, en la caridad, de aquí su primado ante las demás

virtudes: “« Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él »

(1 Jn 4, 16). Estas palabras de la Primera carta de Juan expresan con claridad meridiana el

20 Cf. CEC. N°1856

17

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corazón de la fe cristiana.”21. Y permanecer en el amor es permanecer en Cristo. Poner la

mirada en la Cruz de Cristo, pues, desde allí contemplamos la verdad de Dios:

“Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir

ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y

de su amar”22.

BIBLIOGRAFIA

Benedicto XVI. Carta Encíclica. Deus caritas est. (25 de diciembre 2005).

S. F. Ricardo, Curso de ética general y aplicada. Minos. 1999.

Aristóteles, Ética a Nicómaco.

Catecismo de la Iglesia Católica.

21 Cf. Benedicto XVI, op. Cit. N° 122 Ídem. N° 12

18

Page 19: La Caridad Virtud Del Amor de Dios

A. Tomás, Suma teológica. B.A.C. MADRID, 2001.

Concilio Ecuménico Vaticano II. Edición bilingüe. B.A.C. MADRID, 2004.

Platón. El banquete, 210a-211d. Alianza. Madrid, 1993.

Pbro. Lenín A. Bohórquez C. El amor en la filosofía antigua. [Artículo en línea].

http://tomismounica.blogspot.es/1280236365/.

Agustín Hipona, Contra duas epist.

S. Justino, Diálogo con Trifón.

Benedicto XVI. Catequesis audiencia general. (7 de marzo de 2007).

T. Miguel Ángel, Jesucristo único salvador del mundo ayer, hoy y siempre. Cristología y

soteriología bíblicas. C.T.S. 1997

CIRCULO DE ESTUDIOS TOMISTAS (UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO

ACOSTA). Filosofía del amor en san Agustín. [Artículo en

línea].http://tomismounica.blogspot.es/1280236365/

INDICE

INTRODUCCIÓN-------------------------------------------------------------------------------------------------------1

CAPÍTULO I--------------------------------------------------------------------------------------------------------------3

NOCIÓN DE VIRTUD-------------------------------------------------------------------------------------------------3

1. El obrar del hombre dirigido a un fin.-------------------------------------------------------------------3

2. La Virtud. Disposición habitual y firme a hacer el bien-------------------------------------------4

3. Las virtudes teologales, dones sobrenaturales de Dios.---------------------------------------------5

CAPITULO II-------------------------------------------------------------------------------------------------------------8

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LA CARIDAD, DON SOBRENATURAL DE DIOS. VIRTUD REINA DEL CRISTIANISMO----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------8

1. La caridad. Primeras nociones-----------------------------------------------------------------------------8

1.1 Grandes pensadores griegos: Platón y Aristóteles--------------------------------------------9

1.2 El amor en el cristianismo---------------------------------------------------------------------------10

1.3 El amor en la Sagrada Escritura---------------------------------------------------------------------10

1.4 La caridad en los Padres de la Iglesia---------------------------------------------------------------12

2. La Caridad. Virtud teologal-------------------------------------------------------------------------------14

3. Características principales de la virtud de la caridad--------------------------------------------15

4. Los frutos de la caridad-------------------------------------------------------------------------------------15

CONCLUSIÓN----------------------------------------------------------------------------------------------------------17

BIBLIOGRAFIA-------------------------------------------------------------------------------------------------------19

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