la canal de hierro. las sociedades mineras y la extensión del regadío en aspe a finales del siglo...

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  • 7/31/2019 LA CANAL DE HIERRO. Las sociedades mineras y la extensin del regado en Aspe a finales del siglo XIX. (2008) Felipe Mejas Lpez

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    LA CANAL DE HIERROLas sociedades mineras y la extensin del regado en

    Aspe a finales del siglo XIX

    FELIPE MEJAS LPEZ*

    na localidad como Aspe, tan ligada desde siempre a los usos tradicionales delagua, ha generado a lo largo de su historia un patrimonio hidrulico

    verdaderamente notable que hay que relacionar con la bsqueda, canalizacin yaprovechamiento de sus recursos hdricos.Esta riqueza patrimonial aparece diseminada por multitud de lugares de nuestro

    trmino en forma de aljibes y balsas, fuentes, abrevaderos para el ganado, norias ypozos, pequeas presas y azudes o rafas, molinos harineros y una extensa red deacequias que, en ocasiones, debe salvar barrancos y ramblas mediante el levantamientode acueductos. Factores como la cotidianeidad de su uso, necesario y continuado hastahace bien poco, y la presencia cercana, casi familiar, de estos elementos patrimoniales,constituyeron sus principales valedores en lo referente a su conservacin ymantenimiento. Pero paradjicamente, con la casi total desaparicin de los sistemastradicionales de produccin, tambin estn abocndolos a marchas forzadas hacia su

    abandono y destruccin1.La importancia antropolgica de estas arquitecturas del agua y en algunos casos su

    significacin y calidad artstica- no son en absoluto desdeables. Numerosos estudios alrespecto se han venido ocupando de ello en los ltimos aos2. Sin embargo, pese a lapublicacin de muchos de ellos, no se han tomado medidas significativas encaminadas ala conservacin de estos valores patrimoniales.

    Pero centremos el asunto que nos ha trado hasta aqu, la puesta en valor de una obrade ingeniera hidrulica a la que podra considerarse sin ningn gnero de dudas (ni

    1

    Resulta muy triste comprobar, slo por citar algunos ejemplos, la ruina casi total de los molinos enQuincoces y el rea del Castillo del Ro; la desaparicin del molino de Mindn en el Tarafa; ladestruccin de las norias de la Casa Len y Uchel; el abandono a su suerte de la conduccin de aguas consus acueductos entre Aspe y Elche, o el penoso estado de conservacin del castillete del Puente de Hierro.Diferentes circunstancias -algunas irremediables, otras de compleja solucin- que no entraremos aqu aanalizar, los han llevado a su actual situacin. Inexplicables, patticas y casi surrealistas (por lo evitablesy por su consideracin como mejora) resultan sin embargo actuaciones efectuadas bajo el amparo -oante la inaccin y desidia, tanto da- de las diferentes administraciones, como los soterramientos de la Rafadel Hondo de las Fuentes, la Rafa de Percebal, y la Canal de Hierro, en una clara falta de sensibilidad yrespeto por el patrimonio local que no es sino el reflejo de la miopa cultural que para la gestin de estosasuntos afecta a nuestros gobernantes.2 No se puede tratar este asunto sin destacar el magnfico trabajo de catalogacin y difusin de estosbienes culturales llevado a cabo desde los aos ochenta por Jos Mara Cremades Caparrs y Francisco

    Pedro Sala Trigueros. Verdaderos pioneros de los estudios etnolgicos aspenses, gracias a ellos seconservar al menos una memoria grfica y cientfica de todo lo que ya ha desaparecido, que es mucho, yde lo que est en trance de desaparecer, que es casi todo.

    U

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    complejos) como la obra de arte ms vanguardista3 y singular, pero tambindesconocida y maltratada, de cuantas existen en Aspe: el acueducto conocidopopularmente como La Canal de Hierro.

    Aunque antes habr que detallar ciertos aspectos que explican el porqu de suconstruccin.

    ANTECEDENTES HISTRICOS: LAS SOCIEDADES MINERAS Y LASPERFORACIONES SUBTERRNEAS EN BUSCA DE AGUA EN EL LTIMOTERCIO DEL S. XIX

    La lectura exhaustiva de los libros de actas de plenos municipales que abarcan losaos 1878 a 1899 no ha ofrecido ninguna referencia concreta acerca del encargo deconstruccin de un acueducto metlico por parte del consistorio aspense. No obstante,los plenos abundan en deliberaciones y noticias referentes a la regulacin de lo que seestaba configurando como una actividad novedosa4 no exenta de lagunas legales y

    conflictos jurisdiccionales: la minera del agua.Tradicionalmente, la reglamentacin de los usos del agua en Aspe haba estado enmanos del consejo municipal, hasta que en 1793 se constituye la Junta de Aguas comoorganismo autnomo encargado de dicha gestin (Martnez Espaol, 2006). La difcilcoyuntura local experimentada a lo largo del siglo XIX, con cclicas crisis desubsistencia agravadas por los reiterados episodios de sequa, debi impulsar a losprincipales contribuyentes de la villa, casi todos ellos propietarios de tierras, cosecherosy profesionales liberales, miembros en su mayora de esta Junta, hacia la bsqueda del

    agua necesaria para el mantenimiento yextensin de sus cultivos.

    Al amparo de la Ley de Aguas de

    1866 con su modificacin de 1879- yde la Ley de Minas de 1868, y ante lasfacilidades dadas a los particulares enlo referente a la explotacin ypropiedad de las nuevas concesiones,comenzaron a constituirse en Aspediferentes sociedades mineras con lanica finalidad de extraer agua delsubsuelo. Esta actividad, por lo quetrasciende de la documentacinconservada en el Archivo Municipal,

    estuvo por tanto inspirada y dirigida encasi todo momento por la iniciativaprivada, aunque la extraccin social desus promotores los incluyera casi decontinuo en el engranaje polticomunicipal.

    Accin de la Sociedad Minera La Unin.

    3 Dicho esto desde la perspectiva y enfoque del momento en que fue construida.4 Por los medios utilizados, no por el fin perseguido. La endmica falta de agua en nuestras tierras

    obligaba desde siglos atrs a una constante lucha por el aprovechamiento de los recursos hdricos, con laconstruccin de rafas y el aprovechamiento de los afloramientos naturales de agua existentes en nuestrotrmino.

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    Durante estos aos veremos cmo se suceden los registros de minas, casi todas ellasubicadas en un rea que podra establecerse grosso modo dentro de una circunferenciaimaginaria de unos 1.000 metros de dimetro, cuyo centro sera el paraje de LaColumna. All se establece la mina Trinidad5, citada en 1879 junto al camino deHondn (con sus ampliaciones El Descuido6 y Pitgoras7); Humildad-Paciencia, y

    Concepcin8

    ; La Unin (fundada en diciembre de 1871); La Alianza,etc., todas ellas depropiedad compartida y complejo seguimiento societario, ya que, a las frecuentesampliaciones y establecimiento de canales de conexin entre ellas, hay que aadir lasconstantes transmisiones de derechos y cruces de ttulos de propiedad entre sus socios.En esa zona, junto al paraje conocido como el Charco de Claudio, en lo que debi ser unafloramiento de agua, se encontraba la mina de la acequia del Aljau9, alimentada msadelante por la mina Carril, que a su vez era propiedad de la sociedad minera La Unin.Fuera de esta rea se documentan prospecciones en la Alcan o en la zona de losCipreses, desde donde el propietario de la mina La Lealtad, el valenciano Jaime Feliu yGodoy, solicita en 1883 permiso para dirigir los sobrantes de su pozo a la mina de La

    Na10. Tambin en Uchel, junto a la Fuente del Hermano, se establece la sociedad

    minera ilicitanaLa Redencin, aunque en agosto de 1879 debe interrumpir sus trabajosen la mina La Esperanza porque su actividad ha disminuido notablemente el caudal dela fuente prxima11.

    Diferentes vistas desde el este de la Canal de Hierro antes de su soterramiento. Se aprecia parte de la cimentacin de las pilas.

    Problemas similares se plantearon en aos sucesivos. En el verano de 1883 ya seadvierte una sensible disminucin en el caudal de la mina del Aljau, al parecer debido a

    los trabajos de ampliacin efectuados en las minas de La Trinidad. La situacin seagrav unos meses despus cuando tambin se vieron afectados los aforos de lasacequias Mayor y Fauqu, la surgencia de la mina Carril y el manantial que alimentabala conduccin de aguas para las fuentes pblicas, ubicado en el Hondo de las Fuentes.

    5 AHMA, Libro de Actas Municipales de 1878-1880, sesin de 14 de diciembre de 1879.6 AHMA, Libro de Actas Municipales de 1881-1883, sesin de 24 de diciembre de 1882.7 AHMA, Libro de Actas Municipales de 1884-1885, sesin de 22 de marzo de 1884.8 AHMA, Libro de Actas Municipales de 1889, sesin de 21 de julio. Registrada originalmente comoSociedad mina de lignito Concepcin, al parecer agrupaba estas tres minas.9 La ubicacin exacta de la bocamina aparece citada en el acta del pleno de 27 de agosto de 1882, a raz

    de ciertas obras de mejora y ampliacin de sus galeras en el entorno de La Columna.10 AHMA, Libro de Actas Municipales de 1881-1883, sesin de 31 de julio de 1883.11 AHMA, Libro de Actas Municipales de 1878-1880, sesin de 17 de agosto de 1879.

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    La denuncia presentada por las juntas de regantes ocasion la apertura de unainvestigacin por parte del Ayuntamiento. Tras el reconocimiento efectuado sobre elterreno por el perito municipal, Manuel Garca Cerdn, este emiti un informe detalladode la situacin:

    opina que la expresada merma notable del caudal de aguas de las fuentes pblicas de Aspe y de lasde riego de la acequia del Fauqu proviene y es debida a las labores egecutadas(sic) en las referidasminas Descuido y Trinidad efecto de que con tales labores se ha cortado unos veinte o treinta metros

    por encima del Salto del Chorrador de la rambla, grande extensin del manto de pedrusco o grava por

    donde discurren las aguas que vienen alimentando de inmemorial las fuentes pblicas de Aspe y la

    acequia del Fauqu, siendo de parecer adems que a medida que continen avanzando en el corte

    transversal de dicho manto de terreno permeable las labores de las mencionadas minas, las aguas

    aumentarn en ellas tanto como disminuirn de las fuentes y acequias precitadas12.

    Estado actual del canal tras su soterramiento.

    Haca tiempo que las juntas de las acequias Fauqu, Mayor y Aljau vigilaban muy decerca los posibles perjuicios que poda ocasionarles la perforacin de pozos. Prueba deello es el escrito firmado por varios de sus miembros el 7 de enero de 1884, donde sedeja entrever el subterfugio legal empleado por las concesiones mineras para conseguir

    la extraccin de agua:Que a favor de concesiones mineras de hierro y lignito, metales de los que no se ve ni aun seal en eltrmino de esta villa, se estn haciendo en el mismo escavaciones (sic) labores, que no tienen masobjeto que el de un alumbramiento de agua de riego, con manifiesto perjuicio de las acequias que

    fertilizan esta huerta, y del manantial que abastece las fuentes de esta poblacin, que abundantes con

    anterioridad a esas escavaciones (sic), hoy escasean, y de continuar tales obras es muy de temer quedesaparezcan, produciendose en el vecindario un gran conflicto.

    La apata indiferencia del Ayuntamiento en un asunto de tanta trascendencia sera sumamente

    reprobable, y si hasta ahora no ha practicado gestion alguna, que se sepa, no puede atribuirse mas que a

    las circunstancias especiales en que se ha encontrado; pero las cosas no pueden ya continuar de ese

    modo, y toda vez que la Ley de Aguas vigente, conforme en esto con la anterior, dispone, en su arto

    23,

    12 AHMA, Libro de Actas Municipales de1884-1885, sesin de 22 de marzo de 1884, donde se recoge elinforme del perito, evacuado el 22 de agosto de 1883.

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    que en casos como el de que se trata, podr el Alcalde y deber, excitacin del Ayuntamiento, mandar

    suspender las obras = Suplican al mismo se sirva tomar en consideracin lo que se deja expuesto y

    acordar en su virtud dicha excitacin. Asi lo esperan de su buen celo y notoria rectitud. Aspe 7 de enero

    de 188413.

    Finalmente se determin la suspensin de los trabajos de la mina en marzo de188414.

    En cualquier caso, la actividad de estas minas no ces. Por el contrario, en reiteradasocasiones hubo que servirse de ellas para garantizar el abastecimiento de aguas a lasfuentes pblicas, bien en circunstancias excepcionales, como durante la epidemia declera de 1884-1885, bien durante perodos de extrema sequa como el del verano de1898. Otras veces se lleg a acuerdos con las juntas de riegos de las tres acequiasprincipales para beneficiar sus caudales cuando estos escaseaban.

    En la ltima dcada del siglo comienzan a aparecer noticias acerca de la sociedadminera La Alianza. Ignoramos si nace como fusin de otras anteriores15 o es de nuevacreacin, pero sus nombres, junto a los de Humildad-Paciencia y Concepcin y La

    Na

    16

    , acaparan la mayor parte de las decisiones que durante estos aos se toman en loreferente a asuntos de aguas desde el Ayuntamiento. Las dos primeras solicitan a partirde 1890 permisos para atravesar con alcantarillas, canales y acueductos diferentescaminos, tierras comunales y accidentes del terreno. En ocasiones se adjuntan planos ymemorias detalladas de las actuaciones a realizar17. Pero para la cuestin que nos ocupadestacan la longitud y trazado de la acequia deLa Alianza:

    que se le conceda autorizacin para cruzar con un cauce acequia los caminos vecinales y ruralesdel cementerio, de las Fuentes, viejo de Elche, de los Cipreses, senda de Upanel y la vereda de las

    Peicas blancas18.

    Nos interesa destacar este documento porque alude sin ninguna duda a laconstruccin de la acequia que iba a regar el paraje de la Na, y segn las dos nicasnoticias conocidas hasta ahora acerca de la Canal de Hierro, esta se construyo para darpaso a las aguas que regaban este lugar:

    En el ao 1892 se puso la canal de Hierro con gran satisfaccin de los propietarios de la Na. Aquellatarde se tiraron cohetes y globos aerostticos sumando con esta ampliacin en total 1.081 hectreas de

    regado()19.

    13 AHMA, Libro de Actas Municipales, sesin de 24 de febrero de 1884. Es apreciable cierto recelo por

    parte de los firmantes ante la posible dejacin de funciones por parte de la municipalidad, algo por otraparte entendible si pensamos que algunos de sus miembros pudieron estar de alguna manera relacionadoscon dichas sociedades mineras.14 Este asunto aparece recogido por Manuel Cremades (1966a: 179-180) quien incide en las rivalidadespolticas locales para explicar el cierre de la mina Trinidad. No obstante, tras la firma de una concordiaentre las diferentes sociedades y el Ayuntamiento, se procedi a levantar la prohibicin en abril de 1888.15 Su asesor legal, Ceferino Snchez Almodvar, haba sido uno de los socios de La Trinidad.16 Citada por primera vez en septiembre de 1891 para el reparo de una acequia del Aljau en el camino deLa Coca. Vid. AHMA, Libro de Actas Municipales de 1891-1892, sesin de 8 de septiembre.17 Tal es el caso de las sociedadesHumildad-Paciencia y Concepcin con su solicitud de acueducto conderecho de servidumbre perpetua al atravesar tierras de propiedad municipal. La resolucin delexpediente acaba correspondiendo al gobernador civil. Vid. AHMA, Libro de Actas Municipales de 1890,sesin de 1 de junio de 1890.18

    AHMA, Libro de Actas Municipales, sesin de 23 de julio de 1893. En la sesin de 6 agosto siguientese explica con detalle la amplitud y calidad de las obras a realizar por parte deLa Alianza.19 M. CREMADES (1996b:355).

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    y tambin:

    () por el ao 91 al 92 se puso la canal de hierro para regar la Na, con lo que aument la zona deriego en unas 700 hectreas.20

    Estribo norte, levantado en cantera arenisca.

    Parte del trazado de esta acequia atravesaba mediante una galera subterrneaabovedada y transitable el terreno existente entre las actuales calles Hernn Corts y

    Actor Antonio Prieto. Su construccin est documentada en el pleno municipal de 4 defebrero de 1894, donde el secretario de la Sociedad, Francisco Gras Bernal, solicita delAyuntamiento () autorizacin para abrir un pozo lumbrera en los ensanches del caminodenominado Cipreses que sirva para la estraccin(sic)de las tierras de una galeria que se construye

    para el paso de las aguas. Desde all se diriga hacia el Barranco, donde se dispusoatravesndolo un acueducto levantado sobre pies derechos formados por sillares demrmol rojo sin desbastar21.

    La confirmacin de que el agua lleg de manera continuada a la Na aparecereflejada en actas municipales de aos sucesivos, con constantes menciones a riegos pormedio de La Alianzatambin conocida como acequia de la Carrasca- en parcelasprximas a la calle de Alicante22 (actual Santa Faz), calle Cervantes23, senda de Upanel-Peas Blancas24 (hoy avenida Carlos Soria) y a obras de canalizacin en el camino delos Molinos (actual carretera de Alicante)25.

    A finales de siglo estaba muy arraigada en Aspe la certeza y as consta por escritoen la documentacin de la poca- de que los regados se haban asegurado y extendidohasta lmites apenas sospechados unos aos antes gracias a la actividad de las

    20 M. CREMADES (1966a: 180).21 Agradezco a Antonio Caizares Orts su precisa informacin acerca del aspecto original del acueductodel Barranco y la galera deLa Alianza a su paso por el barrio del Caminico de Elche.22 AHMA, Libro de Actas Municipales, sesin de 1 de octubre de 1895.23

    AHMA, Libro de Actas Municipales, sesin de 19 de abril de 1898.24 AHMA, Libro de Actas municipales, sesin de 27 de junio de 1899.25 AHMA, Libro de Actas Municipales, sesin de 19 de mayo de 1895.

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    sociedades mineras, y muy especialmente a La Alianza. Esta sensacin era si cabe mspalpable al haberse garantizado el agua potable para consumo de la poblacin.

    Enlace del canal con el estribo sur, levantado de mampostera y reforzado con pequeos contrafuertes.

    Vista a media distancia. Se aprecia parte de la celosa Warren con un montante vertical.

    Son aos en los que comienzan a llegar por fin al mbito local los avances tcnicos delsiglo: se instala en Aspe una estacin telegrfica en 1891, tras la primera solicitudefectuada en 1888; Lus Gumiel funda en 1895 la Sociedad Elctrica El Vinalopconsiguindose la iluminacin con luz elctrica de todo el pueblo a partir de 1896; se

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    utiliza el hierro como nuevo material de connotaciones higienistas para la totalrenovacin de la conduccin de aguas potables a las fuentes pblicas en 189426; el vaporse emplea como fuerza de propulsin para mquinas en las industrias27 y, lo que es msimportante para el asunto que nos ocupa, en bombas para la elevacin de aguassubterrneas, que comienzan a funcionar en el campo gracias en buena medida a la

    Exposicin Industrial de 1888 (Aguilar Civera, 2005: 57).A este espritu emprendedor, de innovacin y progreso, alentado por la iniciativaprivada de la burguesa local que conforma el accionariado de las sociedades mineras,responde la construccin de un acueducto metlico para salvar la rambla del ro Tarafaen el paraje de la Carrasca28.

    Pendoln central de la cercha.

    ARQUITECTURA DEL HIERRO E INGENIERA HIDRULICA

    El xito de estas prospecciones iba a tener una consecuencia directa: la rpida

    extensin de la red de acequias y canalizaciones. Los sistemas constructivostradicionales eran vlidos para una empresa de esta naturaleza, pero adolecan de unosmtodos de muy lenta ejecucin cuando de lo que se trataba era de construir unacueducto que haba de salvar una altura considerable. Haca apenas cincuenta aos que

    26 La obra, en la que se invirtieron 14.804 pesetas (una cantidad considerable para la poca), fueproyectada por el agrimensor Jos Cremades Cerdn. La tubera se haba encargado a la empresabarcelonesa de Alejo Soujol Manit, transportndose hasta Aspe por ferrocarril y barco.27 En 1898 la fbrica de muebles Hijos de Manuel Almodvarhaba instalado en el patio de la empresauna mquina de vapor con caldera de 20 caballos, perforndose in situ un pozo para su abastecimiento. Elagua apareci a 17 metros de profundidad.28

    Iniciativas similares se advierten en los mismos aos en empresas mineras andaluzas, promoviendotendidos de puentes ferroviarios, lavaderos de mineral, pasarelas y tinglados portuarios, todo elloutilizando el hierro como material constructivo.

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    se haba levantado muy cerca el acueducto del Hondo de las Fuentes 29, pero su conceptoestructural ya no era vlido para este caso: resultara demasiado caro, de construccindemasiado lenta, y demasiado expuesto a daos por avenidas en un cauce estrecho yprofundo. La urgente necesidad de canalizar los nuevos caudales alumbradosatravesando con un puente la rambla del Tarafa impona una construccin rpida y a ser

    posible barata. Y con estos condicionantes era el hierro el material idneo para ganarsela adjudicacin: fabricacin de piezas en serie y a medida, de fcil transporte y montaje,adaptable a cualquier forma y funcin, con posibilidad de salvar luces mayores que lapiedra o el ladrillo sin necesidad de trazar arqueras, y a un coste razonable. Asdebieron entenderlo sus promotores al adoptar una solucin tan novedosa, slo tres aosdespus de que la Exposicin Universal de Pars y su Torre Eiffel consagrarandefinitivamente el hierro como material constructivo30.

    Detalle del capitel de fundicin de una de las pilas.

    Lamentablemente no se ha podido localizar la documentacin que a buen seguro

    generaron el estudio del proyecto y su posterior construccin, por lo que desconocemosqu empresa se adjudic el encargo y quines fueron y en qu trminos- losencargados de llevarlo a cabo31. No sera descabellado pensar en La MaquinistaTerrestre y Martima, empresa barcelonesa cuya actividad en el sector de la metalurgia

    29 Cien aos atrs Jos Gonzlvez de Coniedo haba erigido, como parte de un proyecto de mayorenjundia, un magnfico y bello ejemplo de acueducto en el paraje de los Barrancos, pero su inspiracinresulta ser la de un arquitecto clsico, un esteta al servicio del reformismo ilustrado. Pueden compararseestas tres obras para entender perfectamente cunto haban cambiado a lo largo de la centuria losplanteamientos artsticos y constructivos.30 Se reflejan aqu los conceptos de utilitarismo y racionalidad compositiva que el uso del hierro ofreci alos arquitectos e ingenieros de la segunda mitad del siglo, con su aplicacin masiva en la construccin de

    puentes y viaductos para el tendido ferroviario y con la introduccin del hierro como materialfundamental para la construccin de todo tipo de estructuras.31 En posteriores estudios se intentar profundizar en estos aspectos.

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    casi acaparaba el mercado nacional; entre 1868 y 1900 haba fabricado y montado en sulugar de destino ms de 400 puentes, pontones, pasarelas y acueductos metlicos. Esimportante saber que tanto la fabricacin como el montaje de estos elementosarquitectnicos se supervisaba ntegramente por ingenieros que la propia compaadesplazaba a las obras. De manera similar actuaban otras compaas activas en el

    territorio nacional, como la francesa de Eiffel o la belga de La Louvire, esta ltimaencargada en 1885 de la fundicin de las cerchas tipo Polonceau de la estacin de trende Benala, en Alicante. Tambin podra apuntarse, por razones de proximidad, a La

    Maquinista Valenciana, fundada en 1880. Todas ellas incluan como parte de su polticaempresarial la difusin de sus productos mediante catlogos, algo novedoso y deimportancia capital, pues pona a disposicin del interesado toda la oferta de productosdisponibles de una manera fcil y rpida (Aguilar Civera, 1998: 115-122).

    En cualquier caso resulta evidente la imposibilidad de que una obra de estascaractersticas pudiera llevarse a cabo por herreros locales o de pueblos cercanos. Enesos aos no exista en nuestra provincia una industria metalrgica capaz de fundir ymecanizar puentes con semejantes volmenes de hierro; necesariamente hubo que

    buscarlos fuera de ese mbito.

    Primer plano de una pletina roblonada. Abrazadera con su fijacin a la viga. Advirtase los daos

    provocados por el xido.

    En lo concerniente al propio acueducto, este se encuentra ubicado a los 381951Ny a los 04715W, cruzando la rambla del ro Tarafa, a unos 300 metros al norte de lacarretera que conduce a Hondn de las Nieves. Su finalidad era la de asegurar el

    trayecto de la acequia que discurre por el lado oeste del camino Ainach hacia el caminode la Carrasca. A principios de los aos noventa del pasado siglo se habilit medianteuna alcantarilla la comunicacin entre ambos caminos, colmatando el lecho de la ramblacon un doble talud de tierra. Desgraciadamente, esta desafortunada intervencin alterde manera sustancial el aspecto de la canal al sepultar sus pilas, que permanecen ahoratotalmente ocultas, acercando al suelo lo que antes se elevaba a unos 8 metros del lechode la rambla. Se destruy de esta manera no slo su integracin paisajstica, sinotambin su categora artstica al desvirtuarse ostensiblemente su ligereza visual y logrcil, difano y armonioso de sus volmenes32.

    32

    Antes de esta intervencin, en una fecha que desconocemos, ya se haba sepultado parcialmente la pilasur. Sera deseable que en un futuro no muy lejano se reintegrara a su estado original a la vez que serestauran los daos sufridos a causa del xido, ya muy avanzados en el canal propiamente dicho.

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    No obstante, podemos conocer su aspecto original gracias a fotografas anteriores asu soterramiento. Est dispuesto con un eje ligeramente oblicuo respecto del cauce,sobre el que se levantan dos pilas centrales de unos 3 metros de altura, formadas por 5sillares de arenisca de seccin pentagonal a modo de tajamares orientados frente a lacorriente. Sobre las pilas se disponen dos columnas de hierro colado de unos 4 metros

    de altura y 20 centmetros de dimetro, de aparente seccin circular pero con un ligerontasis de tendencia cnica que puede establecerse en torno a 1 centmetro por cadametro de elevacin. Se rematan con capiteles a modo de basa invertida desprovistos detoda decoracin. La luz central es de 9,85 metros, y en torno a los 6,50 metros entre laspilas y los estribos laterales, para una longitud total de 26 metros. Hay que destacar queel estribo norte se ha realizado enteramente de sillera, y que se encuentra afianzado porun talud de mampostera, seguramente para reforzar los empujes que pudiera producir elgiro de la acequia y la altura del terreno en este punto. Como curiosidad, hay queresear que en este punto existe el graffiti 26/1/43 inciso sobre el mortero de enlucido, yde ejecucin claramente posterior a este.

    Pletina de unin entre dos tramos de viga.

    La estructura metlica soportada por estos apoyos responde fielmente a la tipologa

    de un puente de doble viga discontinua y tablero superior, con cordn inferior triangulary entramado de celosa plana tipo Warren, aunque aqu se introduce la variante demontantes en nudos inferiores y pendoln trapezoidal central. Toda la cercha y susnudos aparecen roblonados, disponindose pernios a modo de tirantes para asegurar elperfecto arriostramiento de la armadura.

    Sobre ella se dispone un canal compuesto por 13 mdulos de chapa metlica conseccin en U de 2 metros de longitud, 42 centmetros de altura y 64 de anchura exterior.Se ensamblan mediante pletinas roblonadas, que a su vez descansan sobre unasabrazaderas a modo de calzos, levemente ornamentadas al disponer su final como unapequea voluta. Fuera de este detalle y de los mencionados capiteles, la ausencia demotivos decorativos es absoluta, destacando esta desnudez la supremaca y elegancia de

    lneas de la estructura.

  • 7/31/2019 LA CANAL DE HIERRO. Las sociedades mineras y la extensin del regado en Aspe a finales del siglo XIX. (2008) Felipe Mejas Lpez

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    FELIPE MEJAS LPEZ

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