LA CABEZA EN LA BOLSA

Basado en un cuento de Marjorie Pouchet

Versión y dibujos de los alumnos de4º GRADO “A”

• ABIGAIL HURTADO• VERÓNICA MEDINA• JUAN IGNACIO MENDIETA • FEDERICO MACHUCA• MIYUKI OVES• EMANUEL GARRIDO• MICAELA LÓPEZ

ESCUELA Nº 23 –D.E. 09

AÑO 2009

Había una vez una señora con una bolsa en la cabeza que era muy y tímida.Cada vez que se levantaba para ir a trabajar se ponía la cabeza en la bolsa.

Vivía en un barrio muy raro. Por ejemplo, había una señora que tenía una ducha en la espalda para estar siempre despierta, entonces se mantenía mojada.

Había un señor con una jaula en la cabeza que tenía un pajarito para que le acicale la pelada o para que sea su reloj cucú, o para estar alegre con su canto.

Había una señora con un espejo en el pelo para verse siempre linda.

Había una señora con un globo terráqueo que lo llevaba siempre en la espalda para no perderse.

Había un señor que tenía relojes colgados en todas partes, por que tenía poco tiempo y vivía muy apurado.

Había un gato que siempre llevaba cosas colgadas en la cola porque quería aparentar que tenía la cola muy larga.

Había un señor con muchos sombreros en la cabeza, porque quería verse más alto o porque le gustaban todos y no sabía cual ponerse.

Había una señora que tenía cepillos para ropa debajo de los zapatos para limpiar las calles, porque era adicta a la limpieza.

Había un nene que tenía las orejas de burro porque no estudiaba.

La chica que tenía la cabeza en la bolsa se llamaba Adela. Trabajaba en una fábrica donde se hacían patitos de hule, y los que salían mal se los llevaba a su casa (para salvarlos) y siempre se bañaba con ellos.

A Adela le gustaba ir al parque cuando había viento, porque le gustaba escuchar las cosas que no veía.

Un día se fue a la casa de su vecino y su esposa. Se encontró que ella tenía la ropa al revés y su marido servía el té con los dedos del pie.

Un martes se levantó temprano para ponerse la bolsa en la cabeza y sintió algo extraño en la nariz, descubrió que había un jardín en la bolsa, en aquel momento tomó la decisión de ir al jardinero para preguntarle por qué tenía plantas en su bolsa. El señor descubrió su hermosura y Adela nunca más puso la cabeza en la bolsa.

Al otro día cuando se fue al trabajo con la bolsa en el brazo y la cara al descubierto, todos la miraban asombrados y contentos, menos el jefe que quedó muy enojado porque descubrió que ella era tan linda y él sintió celos porque era feo. Entonces decidió despedirla. Se sintió triste porque dejó de fabricar los patitos. Pero también alegre porque no aguantaba más al jefe.

Una semana después se consiguió un nuevo trabajo en un vivero. También, como se sentía tan atractiva, consiguió un novio. Ahora sólo usaba la bolsa roja para guardar sus cosas personales.