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La autodestrucción del hombre de negocios de América Ayn Rand

(Última aparición en público de Ayn Rand, en 1981, un año antes de su muerte,

dirigiéndose a un grupo de empresarios americanos)

Empezaré haciéndonos una pregunta bajo una premisa prestada.

¿Qué ocupación humana es la más útil socialmente?

La premisa prestada es el concepto de “utilidad social”.

No forma parte de mi filosofía el evaluar cosas según un estándar social, pero ese es el estándar de valor que predomina hoy y a veces puede ser muy instructivo adoptar el estándar del enemigo. Así que tomemos prestada la noción de “preocupación social” sólo por un rato, lo suficiente para responder a la pregunta: ¿qué ocupación humana es la más útil socialmente?

Dado que la herramienta básica de sobrevicencia del hombre es su mente, la ocupación más crucialmente importante es el descubrimiento de conocimiento, o sea, la ocupación de los científicos.

Pero los científicos no están preocupados por la sociedad, por cuestiones sociales o por otros hombres. Los científicos son esencialmente solitarios. Persiguen el conocimiento como un fin en sí mismo.

Muchos descubrimientos científicos y descubrimientos tecnológicos eran conocidos antes de la Revolución Industrial y no afectaron la existencia humana. La máquina de vapor, por ejemplo, era conocida en la antigua Grecia, pero el conocimiento de ese tipo siguió siendo una preocupación exclusiva que nacía y moría con los científicos y durante muchos siglos no tuvo conexión con las vidas del resto de la humanidad.

Ahora supongan que un grupo de hombres decidiera que fuese su responsabilidad el llevar los resultados de los logros de la ciencia al alcance de los hombres, aplicar el conocimiento científico para mejorar la vida del hombre en la tierra.

¿No serían tales hombres los mayores benefactores sociales, como lo han sido desde la Revolución Industrial?

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(Perdón, no quieren que me tomen ninguna foto. Por favor no me tomen fotos, estoy demasiado vieja para esos; déjenme como estoy)

¿No deberían los humanitarios “socialmente” preocupados, los que consideran la “utilidad social” su mayor valor, reconocer a esos hombres como héroes?

Si digo que “no”, que esos hombres no son reconocidos como héroes hoy, que son los hombres más odiados, culpados, denunciados por la sociedad humanitaria, ¿me creerían? o ¿creerían que estoy inventado algún tipo de ficción irracional?, ¿y dirían que hay algo errado, terriblemente errado, con tal sociedad?

Pero eso no es todo; hay algo mucho peor. No es el mero hecho de que estos hombres heroicos son las víctimas de una injusticia abominable; es el hecho de que ellos son los primeros en perpetuar la injusticia contra ellos mismos, que adoptan una postura pública de disculpa permanente y apaciguamiento universal, proclamándose a si mismos culpables de una maldad sin especificar, mendingando el perdón de cualquier mequetrefe intelectual, cualquier trabajador no calificado, cualquier político desempleado.

No, esto no es ficción. Ese país es los Estados Unidos de América de hoy; ese grupo que se está autodestruyendo son ustedes, loe empresarios americanos.

Cuando digo “ustedes”, quiero decir al grupo como un todo; acepto el principio de que los presentes son la excepción. Sin embargo, si alguno de ustedes encuentra un zapato que le viene, que lo use, con mis cumplidos.

Tomado de:

http://objetivismo.org/ayn-rand-la-auto-destruccion-del-empresario-americano/