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LA ARTICULACIÓN DEL CONOCIMIENTO BÁSICO BIOLÓGICO Y SOCIAL EN LA FORMACIÓN DEL PROFESIONAL DE LA SALUD: UNA MIRADA DESDE LA HISTORIA Emilio Quevedo V. Mario Hernández A. "No parece tratarse de contraponer lo biológico con lo social, ni de sumar o agregar disciplinas. Parece más bien que se trata de reconstruir las bases epistemológicas de las profesiones de la salud y, con ello, contribuir a reformular una ciencia aplicada con nuevos conocimientos de carácter transdisciplinario. " (Rovere, M., 1990: 5) INTRODUCCI6N En la formación de los profesionales de la salud es aún hoy hegemónica la concepción biológica del cuerpo, de la salud y de la enfermedad que se estructuró a partir de las mentalidades médicas del siglo XIX y comienzos del XX (Quevedo, E., 1992). Sin embargo, desde la segunda mitad de este siglo han surgido propuestas alternativas que vale la pena revisar, tanto desde el punto de vista de sus modelos teóricos como de sus resultados. Dichas propuestas se han organizado, principalmente, a partir de dos maneras de entender al hombre, a la sociedad y a las relaciones que se establecen entre ellos. Se trata, por un lado, de la visión epidemiológica multicausal propia de la salud pública y de la medicina preventiva y, por otro, del campo de estudio y de pensamiento que se ha denominado medicina social. Con el fin de aportar nuevos elementos al debate, en este artículo se pretende hacer, en primer lugar, una aproximación global a cómo se han venido desarrollando estas tendencias en el continente, más con el ánimo de identificar momentos sobresalientes, puntos de contacto, divergencias, problemas comunes, etc., que de hacer una revisión histórica minuciosa. En este sentido, se hará en primer lugar un breve análisis de los planteamientos centrales de dichas tendencias, para luego revisar, también muy rápidamente, algunas de sus influencias en los modelos de enseñanza y en la práctica de los profesionales de la salud. Finalmente, se terminará con un corto análisis de los aportes que la perspectiva histórica podría hacer a un modelo de articulación del conocimiento básico biológico y social en la formación de dichos profesionales. - 13 -

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LA ARTICULACIÓN DEL CONOCIMIENTO BÁSICO BIOLÓGICO YSOCIAL EN LA FORMACIÓN DEL PROFESIONAL DE LA SALUD:UNA MIRADA DESDE LA HISTORIA

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  • LA ARTICULACIN DEL CONOCIMIENTO BSICO BIOLGICO YSOCIAL EN LA FORMACIN DEL PROFESIONAL DE LA SALUD:

    UNA MIRADA DESDE LA HISTORIA

    Emilio Quevedo V.Mario Hernndez A.

    "No parece tratarse de contraponer lo biolgico con losocial, ni de sumar o agregar disciplinas. Parece msbien que se trata de reconstruir las bases epistemolgicasde las profesiones de la salud y, con ello, contribuir areformular una ciencia aplicada con nuevos conocimientosde carcter transdisciplinario. " (Rovere, M., 1990: 5)

    INTRODUCCI6N

    En la formacin de los profesionales de la salud es an hoyhegemnica la concepcin biolgica del cuerpo, de la salud y de laenfermedad que se estructur a partir de las mentalidades mdicas del sigloXIX y comienzos del XX (Quevedo, E., 1992). Sin embargo, desde lasegunda mitad de este siglo han surgido propuestas alternativas que vale lapena revisar, tanto desde el punto de vista de sus modelos tericos como desus resultados. Dichas propuestas se han organizado, principalmente, a partirde dos maneras de entender al hombre, a la sociedad y a las relaciones quese establecen entre ellos. Se trata, por un lado, de la visin epidemiolgicamulticausal propia de la salud pblica y de la medicina preventiva y, porotro, del campo de estudio y de pensamiento que se ha denominado medicinasocial.

    Con el fin de aportar nuevos elementos al debate, en este artculo sepretende hacer, en primer lugar, una aproximacin global a cmo se hanvenido desarrollando estas tendencias en el continente, ms con el nimo deidentificar momentos sobresalientes, puntos de contacto, divergencias,problemas comunes, etc., que de hacer una revisin histrica minuciosa. Eneste sentido, se har en primer lugar un breve anlisis de los planteamientoscentrales de dichas tendencias, para luego revisar, tambin muy rpidamente,algunas de sus influencias en los modelos de enseanza y en la prctica delos profesionales de la salud.

    Finalmente, se terminar con un corto anlisis de los aportes que laperspectiva histrica podra hacer a un modelo de articulacin delconocimiento bsico biolgico y social en la formacin de dichosprofesionales.

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    1o SALUD Y SOCIEDAD: DOS PERSPECTIVAS EN CONFLICTO

    1.1 La concepcin multicausalNo cabe duda que la orientacin predominante hoy en el abordaje de

    los problemas de salud-enfermedad es la de la concepcin multicausal.Dicho enfoque se ha venido estructurando desde los trabajos realizados sobrela epidemiologa del cncer en la dcada del 30 por Bigelow y Lombard(1933) y Greenwood (1935) y otros ms sobre la diabetes y las anomalascongnitas. Estas experiencias permitieron el lanzamiento, en textos comoel de Gordon (1950) entre otros, del programa de la llamada nuevaepidemiologa, la cual propone ampliar el espectro de su accin ms all delantiguo estudio de las epidemias y de las enfermedades transmisibles, haciala investigacin de prcticamente todas las enfermedades.

    Si bien en sus principios la epidemiologa clsica pareca enfrentarseal modelo biolgico clnico -pues hacia nfasis en el problema de la saludcolectiva mientras que el mdico clnico se enfrentaba exclusivamente a lasalteraciones individuales- a partir de la dcada del 60 la perspectivamulticausal (Leavell, H.' y Clark. E.2, 1953 y MacMahon, B., 1960)presenta una propuesta que dirime las diferencias, en la medida en que lograligar los eventos biolgicos individuales con elementos del ambiente y de lasociedad, a partir del concepto de "factor de riesgo" que fundamenta lacausalidad multifactorial (Barret-Connor, E., 1979).

    Esta propuesta se solidifica conceptual y operativamente en la dcadadel 70 a partir de la incorporacin de la Teora General de Sistemas (TGS),con la cual se reorganiza la trada epidemiolgica en cuatro grandes gruposde factores o "inputs" y se articula fcilmente el discurso epidemiolgico alas polfticas de salud. Como es sabido, los propulsores de esta orientacin

    ' En esta obra se propone el modelo de la historia natural de la enfermedad,incorporando la teora de los niveles de atencin y prevencin y la conocida triadaecolgica.

    2 En este texto, MacMahon plantea que "...la etiologa de una enfermedad tiene unasecuencia que consta de dos partes: la primera, eventos causales que ocurren antesde cualquier respuesta corporal; y la segunda, mecanismos intracorpreos(biolgicos) que conducen desde la respuesta inicial hasta las manifestacionescaractersticas de la enfermedad". Con relacin a los eventos causales o etiolgicos,son mltiples y de varios tipos (biolgicos, hereditarios, sociales, culturales, etc.) ysu participacin en el origen de la enfermedad debe ser estudiado a partir de laidentificacin de stos, considerndolos como "factores" y encontrando asociacionesestadsticas entre ellos, para elaborar cadenas de eventos asociados con elaparecimiento del trastorno.

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    fueron Blum (1971) en Berkeley y Lalonde (1974) en Canad y lapropagacin de sus teoras a varios pases ha sido enorme en los ltimosaos.

    Tal como se ha planteado en trabajos previos (Quevedo, E., et al.,1990: 61-63; Quevedo, E., 1992: 37-44; Hernndez, M., 1992a: 35-38), apesar de los logros obtenidos desde esta visin, en ella existen variosaspectos problemticos a tener en cuenta, entre los cuales el ms relevantees el de entender la sociedad como un organismo vivo o como un sistemaabierto que tiende naturalmente al equilibrio. Es decir, como sucede acualquier ser vivo de la naturaleza, la permanencia de la organizacin o elorden asegura la sobrevivencia de la sociedad, mientras lo contrario implicamuerte y destruccin. Cada parte del sistema cumple una funcin y, cuandono ocurre as, comienza el peligro de aparicin del caos o de la enfermedadsocial. Asf, el conflicto y la anormalidad se asimilan a enfermedad y elequilibrio y la normalidad a salud.

    Esta concepcin implica cierto tipo de articulacin entre las cienciassociales y la epidemiologa para la exploracin de la causalidad de lasenfermedades y la definicin de acciones curativas o preventivas, en la quese plantean dos componentes: en primer lugar, las ciencias socialesadquieren el adjetivo de "aplicadas" y cumplen su papel de auxiliares de laepidemiologa en el terreno de la salud3. Y en segundo lugar, debe existir,como punto de partida, un mfnimo acuerdo metaterico (Apezechea, H.,1986) que comienza con esta comprensin de la sociedad como un organismovivo, el cual comparte sus leyes con el orden natural.

    En este sentido, puede decirse que la epidemiologfa multicausal y lastendencias de las ciencias sociales que se articulan a ella, construyen unamirada biologista de la sociedad. Pero esto no quiere decir que por serbiologista no integre los aspectos sociales o culturales. Al contrario, superspectiva es tan fuerte y arraigada que se convierte en un profundoobstculo epistemolgico que no permite imaginar las relaciones entrebiologa y sociedad de otra forma.

    Por esta razn es fcil que un bioqumico como Henderson, uno de losautores del concepto de equilibrio cido-bsico de los seres vivos, pase a

    3 Al respecto, Lilienfield (1986: 39-40) afirma que: "Puede observarse que unacategora particular de los factores enumerados... suele ser del resorte de unadisciplina cientfica. El genetista se ocupa de los factores genticos; el microbilogo,de los agentes infecciosos; el fsico, de los agentes fsicos; y el socilogo, delcomportamiento humano, de los grupos tnicos y de las situacionessocioeconmicas".

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    dictar una ctedra bajo el nombre de "Sobre el Sistema Social" en unafacultad de sociologa norteamericana de enorme impacto mundial en ladcada del 30 (Barber, B., 1970: 1-53). Uno de los discpulos de Hendersones precisamente Parsons (1982: 7-12), quien sienta las bases para la llamadasociologa funcionalista que servir de apoyo a los programas de saludpblica y medicina preventiva hasta la actualidad. Bertalanffy por su partemuestra cmo la TGS es la ampliacin del concepto de relaciones deequilibrio, desarrollado en el campo de la biologa, a casi todos los mbitosdel conocimiento (Abbel, S., Von Bertalanffy, L., et al., 1984).

    En esta unificacin de los rdenes biolgico y social se percibe unaserie de problemas de carcter epistemolgico que merecen discusin.Algunos de ellos son:

    En primer lugar, permanencia del dualismo sujeto-objeto, en el que sepiensa la objetividad como resultante del atrapamiento que hace el sujeto dela realidad externa por medio de la percepcin y que ser tanto ms cercanaa la verdad en cuanto se afinen los mtodos de aproximacin a ella, de talforma que se pueda llegar a enunciar leyes universales. Se plantea, explcitao implcitamente, que el mtodo cientfico es el de las ciencias naturales yque la estadstica es el nico recurso de validacin de las relaciones decausalidad entre fenmenos naturales y sociales.

    Por otra parte, desde esta corriente se afirma una franca separacinentre teora y prctica, en la cual se sostiene que las teoras validadas poreste mtodo son verdades cientficas que se mueven en el plano de laexplicacin, mientras que las llamadas ciencias aplicadas se reducen al nivelde la utilizacin4. Esta situacin impone a las ciencias sociales un alto gradode pragmatismo que no permite el aprovechamiento de aportes tericos ymetodolgicos de mayor envergadura y limita su capacidad decuestionamiento.

    En tercer lugar, se produce cierta negacin, o por lo menossubestimacin de la historicidad de los fenmenos humanos, al suponer quees posible entender la dinmica, como forma y funcin o como procesosistmico, sin hablar de historia. Desde esta perspectiva, lo que se encuentra

    4 En este sentido George Foster, uno de los ms asiduos representantes de laAntropologa Aplicada, afirma: "...podemos decir que la ciencia presenta dosaspectos principales: el descubrimiento, la bsqueda y el hallazgo de nuevosfenmenos y nuevas relaciones entre fenmenos ya conocidos, que son explicadospor la formulacin de hiptesis, principios y leyes cientficas; y la utilizacin, esdecir, la aplicacin de los resultados del descubrimiento y la consiguiente teora alservicio de la humanidad. El primero se llama 'ciencia pura', 'bsica' o 'terica',y el segundo ciencia 'aplicada ' " (Foster, 1985: 29).

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    en un momento dado en un grupo social especfico tiende a verse como algonatural que se transforma por medio de la tcnica, como lo natural, paraobtener progreso.

    En cuarto lugar, y como consecuencia de lo anterior, se genera unatendencia a la homogeneizacin del conocimiento, o bien, a su ubicacin enuna escala de progreso de la civilizacin humana. Por esta va se niega o sereduce la diversidad cultural y se asume una visin etnocntrica en la que secree que la realidad del otro es tal cual se ve desde esta perspectiva.

    En los ltimos aos se han producido esfuerzos tericos importantesque intentan resolver, desde la misma perspectiva, el problema de lacaracterizacin de lo social de la concepcin multicausal, tales como losplanteamientos de Carol Buck (1986: 10-15), pero en ellos permanece la ideade la sociedad como parte del ambiente aunque se le d mayor importanciaque a los otros factores.1.2 La medicina social

    En medio de la polarizacin poltica de los aos 50 y 60 se produce enAmrica Latina un movimiento de crtica y enfrentamiento radical a losplanteamientos de la epidemiologa multicausal. Este movimiento toma elnombre de medicina social, en honor a la plataforma terica de losreformadores mdicos de la Revolucin de 1848 en Europa, quienes, si bienen forma ambigua, insistan en que la enfermedad estaba directamenterelacionada con los "problemas sociales" (Garca, J.C., 1986: 22). Estemovimiento contemporneo reelabora estas propuestas con una lectura desdeel materialismo histrico, que servir de fundamento terico para laconstruccin del andamiaje conceptual y metodolgico.

    Frente a las concepciones tradicionales, esta corriente propusoreconstruir el objeto de estudio de la epidemiologa, reconociendo el carcterhistrico-social del proceso salud-enfermedad colectivo y su articulacin conel conjunto de los procesos sociales. A pesar del acuerdo sobre el propsitoinicial, no siempre ha habido coincidencia acerca de cul debe ser lacategora sociolgica ms general que sirva de punto de partida para elestudio del proceso salud-enfermedad colectivo y sus determinaciones. Estafalta de acuerdo dio origen a diferentes lneas de trabajo al interior delmovimiento de la medicina social. Entre otros, pueden distinguirse doscaminos por los cuales ha avanzado la investigacin en esta corriente enrelacin a las relaciones entre salud y sociedad.

    Una primera lnea se deriv de la utilizacin del concepto de "procesode produccin". Asa Cristina Laurell enfoca este concepto desde la categorade "proceso de trabajo". Segn plantea esta autora, "...en trminos muy

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    generales, el proceso salud-enfermedad est determinado por el modo cmoel hombre se apropia de la naturaleza en un momento dado; apropiacin quese realiza por medio del proceso de trabajo basado en determinado desarrollode las fuerzas productivas y relaciones sociales de produccin" (Laurell, C.,1982: 19). Esto significa que el proceso salud enfermedad de un grupodentro de una colectividad, estara determinado por "el modo especficocmo en el grupo se da el proceso biolgico de desgaste y reproduccin"(Laurell, C., 1982: 16).

    Por otra parte, la misma autora plantea la necesidad de entender losfenmenos humanos desde lo colectivo, pero sin caer en asimilar esteconcepto simplemente a la sumatoria de individuos. Usa el concepto de"perfil patolgico" 5 para afirmar que "el proceso salud-enfermedad colectivadetermina las caractersticas bsicas sobre las cuales gravita la variacinbiolgica individual. Esto visto desde el paciente significa que su historiasocial asume importancia por condicionar su biologa y porque determinacierta probabilidad de que enferme de un modo particular" (Laurell, C.,1982: 17). Los diversos trabajos de esta autora han comenzado a estructurarposibles alternativas metodolgico-instrumentales para desarrollar el estudiode la salud en su relacin con el proceso de produccin (Laurell, C., 1986:265-287; 1987: 61-94; 1991a: 279-321).

    La segunda lnea importante ha construido su cuerpo conceptualapoyndose en la categora de "reproduccin social". En esta directriz depensamiento, Jaime Breilh y Edmundo Granda, proponen que "la categorams abstracta, aquella que concentra en embrin todas las contradicciones delproceso epidemiolgico es la de 'produccin '" (Breilh, J., 1986: 259).Pero, la produccin es inmediatamente consumo y el consumo esinmediatamente produccin. Por tanto, la categora "reproduccin social" esla que permite analizar el proceso productivo en su movimiento, el cualconduce a la organizacin social en clases, de acuerdo a la capacidad deapropiacin de los resultados de la produccin que tienen los individuossegn las relaciones de propiedad que establezcan con los medios deproduccin (Breilh, J., 1986: 259-260). Esto implicara que el perfilpatolgico, tal como lo piensa Laurell, estara atravesado por la categora de"clase social", pues no solamente estara determinado por las formas detrabajo del grupo sino tambin, y por la misma razn, por el lugar que elindividuo ocupa en el proceso produccin-reproduccin y la capacidad quetiene de apropiarse de los resultados para reponer la energa perdida en el

    5 El perfil patolgico se constituye tomando en cuenta el tipo de patologa y sufrecuencia que determinado grupo exhibe en un momento histrico dado.

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    proceso de trabajo y disminuir el desgaste biolgico. Es decir, que el perfilpatolgico sera ms bien un "perfil epidemiolgico de clase" (Breilh, J.,1986: 260). El desenvolvimiento de esta ltima lnea de trabajo permiti queel tema "condiciones de vida y salud" llegara a constituirse en uno de losobjetos centrales de la medicina social. Este tema ha venido ganandoimportancia a medida que se avanza en el estudio concreto en los procesosde salud-enfermedad colectivos y de sus determinaciones sociales. As, juntocon el tema "trabajo y salud", la relacin entre condiciones de vida y saludrepresenta hoy en da una de las principales reas de investigacin de laepidemiologa social (Breilh, J., 1991: 138-248).

    Una tercera lfnea de desarrollo de la medicina social, aunque no serelaciona directamente con los problemas de la epidemiologa, se ha dedicadoal estudio de las interacciones entre estado y salud, especialmente en lotocante al anlisis de la polticas de salud 6, a las relaciones de poder y alproceso de construccin de las decisiones pblicas en el terreno de la salud(Laurell, C., 1991; Belmartino, S., et al., 1988) e incluso, ha incursionadoen los terrenos de la biotica desde una perspectiva social (Berlinguer,G.,1991a, 1991b). En todo caso, la intencin no es agotar el anlisis detodos los desarrollos de esta corriente, sino resaltar sus elementos centrales,para contrastarlos con la perspectiva multicausal.

    En conclusin, es claro que desde esta corriente lo social ya no aparececomo factor de riesgo de determinada enfermedad en un individuo, el cualactuara del mismo modo que otro de carcter biolgico, sino que seconstituye en el receptculo en el cual est inmerso el hombre como sersocial. Con base en esta premisa, intenta construir una teora de lo social,desde la cual repensar los procesos de salud y enfermedad.

    A pesar de sus logros, la medicina social deja pendientes algunosproblemas relevantes por resolver; el principal, del cual derivan otros, es elde privilegiar la interpretacin economicista, es decir, partir s61o del anlisisde macrocategoras econmicas del materialismo histrico (trabajo,reproduccin social, clase social, etc.) para entender el proceso salud-enfermedad.

    Como consecuencia de lo anterior se desprenden varias limitacionesterico-metodolgicas: en primer lugar, la condicin de enfermar del sujetoaparece como directamente determinada por el perfil patolgico dominanteen su clase o grupo social, lo cual es innegable en ltima instancia, pero se

    6 Vase por ejemplo las ponencias presentadas en el seminario "Sade e PoliticasSociais na America Latina", realizado en Rio de Janeiro en agosto de 1990 ypublicadas en Cuadernos Mdico Sociales (Rosario), 55, marzo de 1991.

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    pierden de vista niveles ms prximos a la cotidianeidad del sujeto en la cualse concreta su condicin de sano o enfermo. Claro est que ste no es unproblema que haya pasado desapercibido y se han producido diferentesintentos por construir indicadores que permitan explorar las llamadas"mediaciones" (Breilh, J., et al., 1990: 21-33), pero an se percibe ciertalimitacin de la mirada desde una posicin terica muy rgida.

    Por otra parte, el punto de partida para la construccin de los perfilessigue siendo el diagnstico de corte biologista del mdico clnico, como sieste nivel fuera indiscutible desde el punto de vista terico. De esta forma,la clnica aparece como un conocimiento consolidado e incuestionable y ladiscusin s61o se plantea en el terreno de lo colectivo.

    Esta priorizacin ha producido igualmente una cierta incapacidad deincorporar los desarrollos de la teora del sujeto, elaborada a partir de losdebates en varias ciencias sociales contemporneas, frecuentementecalificadas desde esta perspectiva como visiones individualistas orevisionistas. Igualmente, la subvaloracin de los procesos superestructuralesy sus efectos en diferentes planos ha producido un abandono del estudio delos problemas de la cultura, los cuales no pueden ser vistos como asuntos delcomportamiento o como falsa conciencia, sino como un tema inherente a losfenmenos humanos y por tanto ineludible, en el que existe una enormeproduccin terica y metodolgica en los ltimos aos en relacin con losprocesos de salud y enfermedad.

    Finalmente, la visin del poder como la expresin de los mecanismosde dominacin de clase, frecuentemente planteada desde una posicineconomicista, ha limitado el acceso al debate contemporneo sobre esteproblema, en especial en los espacios locales y en la vida cotidiana,justamente donde los sujetos toman decisiones respecto de su malestar.2. REPERCUSION DE LAS TENDENCIAS EN LOS MODELOS EDUCATIVOS

    En el terreno de la formacin de los profesionales de la salud, el sigloXX ha visto la estructuracin y consolidacin del conocido modeloflexneriano en todos los pases del continente. Si bien se produjerondiferencias importantes en el ritmo de incorporacin de los paises en estemarco, hoy en da sigue siendo el modelo hegemnico a pesar de los intentosde transformacin. Pero esto no ocurre simplemente por las bondades quepueda tener el modelo, sino tambin porque la propuesta misma se articulacoherentemente a las exigencias de atencin mdica planteadas por eldesarrollo de la industrializacin. Por otra parte, la expansin de estemodelo en el continente se inscribe en el proceso de consolidacin de laeconomfa-mundo norteamericana y la incorporacin de los pases

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    latinoamericanos en sus coordenadas, proporcionando, al mismo tiempo,elementos de consistencia a dicho proceso.

    La propuesta flexneriana no excluye la visin epidemiolgica comopodra pensarse por su corte claramente clnico. Por el contrario, ubica lamedicina preventiva y la salud pblica como especialidades y le abre caminoa la concepcin multicausal, tanto en el plano colectivo como en la actividadclnica. Esto da sentido a la creacin de departamentos para estas reas enlas facultades de medicina y en otras profesiones. Sin embrago, ste no esun fenmeno inmediato en todos los planes de estudio. Se trata de unproceso lento en el que estos departamentos van ganando terreno, aunquefrecuentemente queden relegados a pequeos refugios con escasa presenciaacadmica y poltica en las instituciones.

    Sobre esta base, desde la dcada del 60 se realizaron intentos decreacin de nuevas escuelas y de reformas curriculares en los que el modelomulticausal se instal como el eje de la conceptualizacin y la organizacindel curriculum. Existen ejemplos de este cambio en varios paiseslatinoamericanos 7, pero lo importante es que este fenmeno no puede versecomo una gran ruptura frente al modelo biologista como frecuentementeargumentan sus gestores. Se da ms bien una reorganizacin de loscontenidos biolgico-clfnicos, que ya no sigue el esquema flexneriano de laenseanza en dos grandes niveles -ciencias bsicas y clnicas- sino que poneen marcha un modelo de bloques integrados o reas transcurriculares quepretenden integrar las disciplinas por sistemas y/o por niveles de atencin.Como se mencion anteriormente, no existen contradicciones epistemolgicasprofundas entre los planteamientos clnicos y los epidemiolgicosmulticausales, sino que se trata simplemente de una relacin de poder entredos bandos que han construido durante varias dcadas sus lugares de dominiodentro de las facultades.

    De esta forma, es comprensible que la visin multicausal hayacomenzado a ocupar una posicin hegemnica en los modelos de formacinde los profesionales de la salud y que se afiance cada vez ms en la prcticade estos profesionales.

    7 En el Brasil, por ejemplo, la creacin de la Escuela de Medicina de la Universidadde Brasil (Lobo y Ferreira, 1970), el curso experimental de medicina de laUniversidad de Sao Paulo (Marcondes, 1975), la reforma de la Facultad de MinasGerais (Sobra, 1991), fueron las experiencias ms tempranas. Entre las msrecientes, la reforma de la Facultad de Medicina de la Universidad Peruana CayetanoHeredia (1987) y la creacin de la Escuela Colombiana de Medicina (1978) y de laEscuela Militar de Medicina (1979) en Bogot, Colombia, entre otras.

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    La corriente de medicina social, por su parte, ha tenido poco impactoen los planes curriculares a nivel de pregrado. Desde el primer momento,su frente de desarrollo estuvo centrado en el espacio de los postgrados8 ,creando nuevos modelos de formacin a este nivel, y con gran nfasis eninvestigacin y discusin interdisciplinaria. Desde all, esta corriente haintentado combinar su actividad de investigacin, a veces en el marco deinstitutos o centros de investigacin extrauniversitarios, con otras de tipoasistencial en los grupos sociales especficos9. Esta escasa presencia de losenfoques de la medicina social en las estructuras curriculares de pregrado yla necesidad de abrir nuevos campos de apuntalamiento, no obedecen alsimple voluntarismo o a la ineficacia de sus propuestas, sino ms bien, a queesta posicin se ubica claramente por fuera de la perspectiva dominante, seenfrenta desde su nacimiento a ella y propone estrategias que permitiranincidir en la correlacin de fuerzas que implica una transformacin de esteestilo.

    3. APORTES AL DEBATE DESDE UN ENFOQUE SOCIO HISTRICOTal como se plante en un trabajo anterior (Hernndez, M. y Quevedo,

    E., 1992: 36-40), las transformaciones que ha sufrido la historia comodisciplina en el ltimo siglo han potenciado su capacidad de interaccin conotras ciencias sociales y le han permitido alcanzar una mayor riqueza en elanlisis y amplitud en el abordaje de los procesos sociales. Una claraintencionalidad de interlocucin con otros discursos para la construccin deuna historia global del hombre, le ha impuesto a esta disciplina un procesode bsqueda y construccin de nuevas categoras (Braudel, F., 1979: 47-59;107-129; 201-214; Segre, C., 1981). La realidad social es fundamentalmentecompleja, inatrapable en una nica mirada y requiere ser abordada en todasu complejidad (Zuleta, E., 1990). As, comienza a verse en este panoramauna reformulacin conceptual que puede ser muy til a la hora de intentar,

    8 Los postgrados de mayor trayectoria en esta tendencia son, entre otros, la Maestrade Medicina social de la Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,en Mxico, la Maestra y el Doctorado en Salud Colectiva de la UniversidadeEstadual de Caminas, y los de la Escuela Nacional de Salud Pblica de la FundacinOswaldo Cruz, en Rio de Janeiro.

    9 Son ejemplos claros de esta orientacin, entre otros, el Centro de Estudios yAsesora en Salud (CEAS) de Ecuador y el Centro de Estudios Sanitarios y Sociales(CESS) de Rosario, Argentina.

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    desde la problemtica de la salud y la enfermedad, la articulacin delconocimiento biolgico y social para comprender los fenmenos humanos.

    A partir de este planteamiento, es posible identificar algunas categorasprovenientes de la interaccin disciplinaria que surge de la conviccin de lahistoricidad de los fenmenos humanos. Con todas las limitaciones del caso,intentaremos exponerlas, ms con el nimo de propiciar la discusin hacia laconstruccin de nuevos caminos que de proporcionar conceptos acabados omodelos bien definidos.3.1 Especificidad del orden (?) social

    Si bien es innegable la interaccin entre el orden natural y el ordensocial o humano, es necesario imaginar cierta especificidad del orden socialen tanto que construccin histrica. Incluso, podra afirmarse con Balandier,que se trata de un juego de orden y desorden no muy equilibrado, en el quea pesar de grandes esfuerzos por sostener alguna armona posible, persisteel caos, "...definido con una frmula: el movimiento, ms la incertidumbre"(Balandier, G., 1990: 9-13).

    Por otra parte, cuando se afirma que el hombre es un ser social,implica que es un ser en relaciones especificas con la naturaleza (trabajo otransformacin) y con los otros hombres (lenguaje o interaccin), y que unasy otras se diferencian de las ocurridas entre los dems seres vivos. Laespecificidad de su lenguaje, por ejemplo, respecto de otras formas naturalesde comunicacin, est en que sus elementos constitutivos (significantes ysignificados) son representaciones, creaciones intelectivas a partir de dichasrelaciones y no solamente fenmenos psicofisiolgicos (Barthes, R., 1990).

    En este sentido, el hombre no tendra entorno o medio ambiente, comodecimos desde la ecologa, sino mundo construido, de tal forma que seriaexigible dar cuenta de este proceso de construccin especfica cuando estamosfrente a fenmenos humanos como la salud y la enfermedad y nosimplemente derivar explicaciones de una supuesta adaptacin natural almedio.3.2 Sujeto y lenguaje

    El psicoanlisis tambin aporta elementos para la exploracin de laespecificidad del orden social y de su historicidad. La teora psicoanalticadel sujeto derivada del largo trabajo de Jaques Lacan (Cottet, S., 1991), nopuede ser reducida a una visin sexualizada del individuo. La relectura quehace este autor de los textos freudianos le permite construir una teora delsujeto que poco ha sido tenida en cuenta en las ciencias sociales y muchomenos en el campo de la salud.

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    Aunque se trata de un complejo cuestionamiento al sujeto cartesianoy sera ingenuo pretender explicar superficialmente sus fundamentos, esposible identificar un elemento central en esta teora que podra propiciarnuevas exploraciones en el campo de la salud. Nos referimos al concepto de"divisin del sujeto": el ser viviente hombre se hace, o mejor, lo hacensujeto gracias al significante, es decir, por la va del lenguaje del "Otro", deese Otro con mayscula que es uno y muchos al mismo tiempo y que leimpone su deseo y su norma a travs del significante. El "goce" de ese serviviente, inicialmente inscrito en el orden biolgico, queda atrapado,"alienado" dira Lacan, por el significante, de tal manera que "la divisin delsujeto se hace constituyente" (Lacan, J., 1984; Cottet, S., 1991: 17) y quedasujetado a la dialctica entre la norma natural y la norma social.

    En este sentido, nadie habla consigo mismo, siempre habla con Otro,un otro que est afuera y adentro al mismo tiempo. Por tanto, en el sujetola frontera entre lo interno y lo externo se diluye como en la banda deMoebuis, si se piensa que s61o con y desde los otros se constituye comosujeto y, desde allf, es que adquiere capacidad de representacin,reconstruccin y transformacin del mundo. As, sufre una doble sujetacin,en la que queda sujetado a la estructura que lo precede, pero slo de estaforma logra ser sujeto diferente (Braunstein, N., 1980). Este proceso esexplorable en cada sujeto particular en tanto que proceso histrico.3.3 Duracin, proceso social y causalidad

    Ser social, entonces, implica ser histrico, en constante cambio. Peroel tiempo cronolgico no permite explorar el cambio en los fenmenossociales. La Escuela de los Annales (Colmenares, N., 1977) ha construidoel concepto de duracin, que resulta de una elaboracin a posteriori, no comoalgo lineal y unfvoco, sino como un juego de temporalidades simultneas einteractuantes que Braudel (1976: 787-88; 1985: 91-131) concreta en tresgrandes tipos: la corta o "el tiempo de los hombres", la mediana o"coyuntura" y la larga duracin o la "estructura"' .

    Es posible explorar, con la ayuda de diferentes "paisajes pintados"desde varias disciplinas, las red de relaciones entre estas temporalidades

    lo "La historia, a mi modo de ver es una cancin que debera cantarse a muchasvoces, aceptando tambin el inconveniente de que con frecuencia las voces se cubrenunas a otras... la dificultad es que no hay slo dos o tres temporalidades, sino msbien varias decenas; y cada una de ellas implica una historia particular" (Braudel,1975: 787-788). El modelo propuesto de las tres temporalidades es slo un artificiometodolgico que intenta compactar esta realidad para poderla manejar msfcilmente.

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    simultneas, de manera que la causalidad de los procesos sociales,individuales o colectivos, adquiere una imagen de rizoma, como propone Ecocon su biblioteca medieval, tomando el concepto de Deleuze y Guatari. Enpalabras de Eco, se tratarfa de explorar una "estructura rizomtica que esestructurable pero nunca est definitivamente estructurada" (Eco, H., 1984:62). Habra aqu un aporte al debate entre causalidad lineal y determinacinque tanto ha acompaado la oposicin entre las tendencias sobre la salud yla enfermedad descritas anteriormente.

    El concepto braudeliano de "historia global" implica justamente elestablecimiento de este mar de relaciones: "La globalidad no es la pretensinde escribir una historia total del mundo. No consiste en esta pretensinpueril, simptica y loca. Es simplemente el deseo, al abordar un problema,de rebasar sistemticamente los lmites. No existe ningn problemahistrico, en mi opinin, que est rodeado de muros, que sea independiente"(Braudel, F., 1986: 34). Igual podra pensarse de los procesos de salud yenfermedad, si los entendemos como procesos socio-histricos.3.4 El concepto de economfa-mundo

    El concepto de economfa-mundo de Braudel, permite inscribir en lalarga temporalidad, los procesos de transformacin geopoltica, econmica,e incluso cultural, que frecuentemente aparecen estticos desde lasmacrocategorias econmicas. Este autor plantea este concepto como unatriple realidad: primero, un espacio geogrfico determinado que no implicanecesariamente todo el globo terrqueo; segundo, uno o dos centrossimultneos que compiten; y tercero, unas zonas sucesivas identificables(centrales, intermedias y marginales) que se comportan de diferente maneray ejercen o no hegemona econmica y polftica (Braudel, F., 1985: 89-131).La ubicacin cambiante de una regin, un pas o una localidad en unaeconomfa-mundo se relaciona profundamente con el sentido de los mltiplescambios que en ellos se producen, incluyendo, claro est, los procesosrelacionados con la salud y la enfermedad. De esta forma, la historia localno puede aislarse del movimiento de la economa-mundo en que se inscribe,pero de este hecho no resulta una relacin de determinacin inmediata.3.5 Cultura, lenguaje y representaciones sociales

    La acepcin de cultura que se maneja en las ciencias de la saludhabitualmente es muy restringida y, en general, la confunde con niveleducativo o cantidad de conocimientos. Desde un enfoque socio-histrico esnecesario asumir una concepcin ms amplia, que entendera la cultura comotoda construccin humana intelectiva o material, resultante histrica de

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    procesos complejos e inscrita poderosamente en la estructura misma dellenguaje. Desde esta concepcin, no es posible imaginar la existencia deseres humanos incultos o sin cultura. En cambio, se hace necesario que lossujetos involucrados en los procesos de salud-enfermedad hablen desde supropia cultura, para construir y reconstruir la problemtica colectivamenteen los espacios pertinentes. Es decir, desde el encuentro del enfermo concualquier profesional de la salud, hasta los espacios de participacin socialen las decisiones pblicas de salud.

    Por otra parte, desde el terreno de la psicologa social se ha planteadoel concepto de "representacin social", como la articulacin histrica deconceptos construidos en las relaciones culturales cotidianas acerca de losproblemas de la vida. Son especies de maraas de imgenes y definicionesque constituiran lo que habitualmente llamamos sentido comn (Jodelet, D.,1986: 469-494; Farr, R., 1986). En este sentido, no habra sujeto sinrepresentaciones sociales de s mismo, de salud, de enfermedad, etc. ytendramos que aceptar que todo hombre se enferma o se siente sano siempreen relacin, desde sus representaciones sociales y en permanentetrasformacin de su orden biolgico, de tal forma que no es un simplehusped de agentes externos. He aqu otro nivel de exploracin de lasrelaciones entre biologa y cultura que implicara un gran reto para lasemiologa mdica contempornea.3.6 Saber, poder, hegemona y negociacin

    Las representaciones sociales tambin son teoras que intentan explicarel mundo y permiten tomar decisiones (Moscovici, S., y Hewstone, M.,1986: 703-708). Es decir, son saberes, que se enfrentan cotidianamente enel juego del poder que atraviesa las relaciones entre los hombres (Foucault,M., 1981; 1991: 49-69), de manera que en medio del conflicto se tiende ahegemonizar ciertas formas del discurso sobre otras (Veca, S., 1983). Eneste proceso, los actores sociales construyen estrategias y vas de negociacinque son identificables, tanto entre las diferentes disciplinas (Mulkay, M., etal., 1983) como entre los enfrentamientos cotidianos ciencia-sentido comn(Moscovici, S. y Hewstone, M., 1986).

    Dos implicaciones importantes para las prcticas en salud, entre otras,tendra esta visin: por un lado, los procesos educativos dejaran de versecomo simples procesos de transmisin de informacin para producir cambiosen el comportamiento, para entenderse entonces como fenmenos detransformacin complejos que se producen desde la cotidianeidad delencuentro entre el profesional de la salud y el enfermo, hasta los mssofisticados programas de televisin sobre salud. Por otro, los procesos de

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    toma de decisiones en salud se producen en espacios de hegemona perotambin de negociacin y transformacin, tanto en el plano individual comoen el colectivo.3.7 De la historia de la enfermedad a la historia del sujeto enfermo

    En los ltimos aos se ha producido un movimiento en las cienciassociales en torno al uso de las historias de vida como un recursometodolgico importante (Crdoba, V., 1991). Por otra parte, la prcticapsicoanaltica explora en cada caso la historia de vida del sujeto como elprincipal recurso teraputico, tan fuerte como la palabra (Soler, C., 1991).Con base en el concepto de duracin anteriormente planteado y desde estasdos grandes fuentes disciplinarias, es posible imaginar que cotidianamente seproduce una especie de condensacin de procesos sociales complejos en lahistoria de los sujetos, de tal forma que desde los eventos de la cortatemporalidad se estableceran relaciones con el panorama histrico global(mediana y larga duracin) a travs del relato personal (Molano, A., 1989;1992).

    Este recurso puede ser explorado en el plano de la prctica mdica, enun intento por desontologizar la enfermedad a la cual se identifica comonatural y con historia propia (historia clnica), para pasar a una historia delsujeto enfermo, en la que se evidencien las relaciones rizomticas decausalidad entre todos los planos mencionados. En otras palabras, se tratarade una nueva semiologa mdica sustentada en un redimensionamiento de lasrelaciones entre los rdenes biolgico y social.

    4. CONCLUSIONES

    Se necesita pues de una patografia elaborada a partir de una historiabiogrfica, en el nivel de la corta duracin, del tiempo de los hombres y losacontecimientos, que supere los lmites de la individualidad y permitareconstruir cada proceso social singular y concreto de sujetacin. Slo asse podr comprender la forma cmo en la historia personal se materializanlos procesos sociales, es decir, de qu manera el proceso social de salud-enfermedad se concreta en un individuo especfico. En ltima instancia, lapregunta sera cmo cada individuo pertenece a un proceso de historia localconcreto y de qu manera en ella se establece una forma determinada de"andar por la vida", en el contexto general de la larga duracin en unaeconoma-mundo.

    Al plantear este abordaje socio-histrico no se pretende desarticular larealidad en cajones estancos. Tampoco se busca elaborar un modeloeclctico superficial. Se intenta, desde la articulacin histrica, establecer

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    conexiones entre algunas lineas de investigacin que se han venido dando endiferentes disciplinas en la actualidad, con el fin de estimular la construccinde una plataforma futura terica integradora, que potencie la investigacinpara superar los problemas y obstculos epistemolgicos presentes en lastendencias de comprensin de las relaciones entre lo biolgico y lo social,que despeje el camino hacia nuevas maneras de discusin y comprensin dela salud, la enfermedad, la teraputica y la prevencin y, por lo tanto, a laestructuracin de una nueva manera de formar profesionales de la salud.

    Obviamente, en el estado actual del conocimiento, una propuesta deeste tipo no conduce directamente a un modelo que permita disear unesquema curricular de integracin del conocimiento bsico biolgico y social.De aqu slo pueden surgir nuevas lineas de investigacin futura que serianecesario desarrollar en cada uno de los niveles analizados, antes deestablecer modelos alternativos. En un segundo momento habr que llegara nuevas construcciones, desde una nueva demografa que cruce losdiferentes niveles de la temporalidad, pasando por la estructura y llegandohasta la eventualidad, que puedan dar cuenta de la dinmica por la cual unamanera de "andar por la vida" se articula a su contexto, hasta una clnicaque, apoyada en una nueva semiologa, construya nuevos signos queatraviesen el sujeto en busca de lo social e histrico materializado en l.

    Todo esto implicara no la reorganizacin de los actuales currculosagregando asignaturas de carcter histrico-sociolgico-antropolgico-psicoanaltico relativamente equilibradas con los contenidos epidemiolgicoso bioclnicos, sino el rediseo total del currculo desde una perspectiva globalque articule los elementos antes propuestos en una visin integral del hombresano o enfermo.

    Pero tal vez este sea un punto de llegada y no el punto de arranque.No se puede esperar a que las investigaciones estn terminadas y el modeloconstruido, cuando la crisis actual de la salud es tan honda y las solucionestan difciles. Podra pensarse en una frmula intermedia: un plan deestudios construido en torno a la investigacin permanente de docentes ydicentes sobre todos esos problemas planteados. Retomar lo positivo delmodelo flexneriano: la investigacin como fundamento de la enseanza. Yano s61o la investigacin en las ciencias bsicas biolgicas, sino con unespectro ms abierto hacia todas las ciencias sociales y humanas desde unenfoque socio-histrico del sujeto sano y enfermo. Tal vez as lleguemos enun futuro no muy lejano a un nuevo e inesperado currculo.

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