la antigüedad de la sifilis en el perú. por: julio c. tello

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  • 7/23/2019 La antigedad de la sifilis en el Per. Por: Julio C. Tello

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    f tmmmmf^iftmmnm^r' wmmmUnioersldad (Dagor i* Son (Dneos

    FflCQbTflD DE UlEDlCinfl

    luttoC, TEbbO

    ba ontlgitdad e laSi^fis m 9l Per

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    Digitized by the Internet Archivein 2010 with funding fromUniversity of British Columbia Library

    http://www.archive.org/details/laantigedaddelOOtell

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    (5/ @)a/^ S^ica^u/a ffa/.7Z(X6ste modesto eqsayo resulta-

    do deperseverantes desvelos, fru-to de algunos aos de asidua la-bor llevada cabo en su mayorparte en la biblioteca de vuestradireccin, represerita el esfuerzode mi vida que mas aprecio, poreso os lo dedic, venerable seor, vos que contribusteis con elejerrjplo y consejos la forrra-ciq de mi carcter y que juqtocon las bondades que en todahora me dispensasteis generosa-njente, jabeis comprometido lagratitud de mi alma.

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    Respetuosamente

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    DECRETO DE h FflCUtTfID DE TlEDICinFILiina, i6 de noviembre de igo8.

    Realizada en sesin de a fecha la actuacin prescritaen el artculo JJJ de la Ley de Instruccin, la Facultadaprob por aclamacix al candidato al grado de Bachillerseor Julio C. TeIlo, v acord hacer tina edicin especial desu tesis Sa j/Irifigedad de a Sfilis en el per, in-cluyendo en ella las objeciones fonnuladas por los doctoresAvendao , Lavoreria y Gastaeta, miembros del Juradoexaminador; asi como, gestionar ante el Siipremo (robiernola adquisicim de la coleccin de crneos depropiedad delgra-duado, Jin de iniciar con ella la formacin de un Museode Anatomia Patolgica en esta Escuela.

    jarnos.DecanoVelsquez.

    Secretarii)

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    INTRODUCCIN

    No pocos aos hace giic dimos principio ^ en la modestaesfei'a de miestras aptitudes^ algunas investigaciones cien-tficas, llevadas cabo en un territorio al cual estba77ios li-gados por los ms sagrados indestrnctihles vincnlos: elnacimiento y la i'aza.Bien podramos asegirar qne semejanza de aquelDavila Jh'iceuo, ' primer corregidor de Huarochiri, hemosrecorrido paso paso todo este territorio y no pequea por-cin del de la provincia de Yauyos; no llevndonos elloms pretcnsin que el anhelo que todo hombre siente de sertil en algo.En los das libres de las labores escolares, visitamos yexcavamos con nuestras propias manos la mayora de lastumbas y habitaciones de nuestros antecesores, tarea cu lacual calculamos haber exhumado aproximadamente unosTj.ooo crneos y momias. Catalogamos los nombres ind-genas de gran parte de su floi'a y fauna, de sus ayllus. lu-gares, etc.; recogimos los curiosos rezagos de un antiqusi-mo folk lore; estudiamos medianamente la lengua, convcn-

    1. Descripcin y Relucin de la rovincin de ];ni\s. An.-in y LnrinYiuyos, e/j Relaciones Geogrficas de Indias. T. I

    .

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    cindonos que el 70% de los vocablos que constituyen S7i lxi-co, es aymar. Y en presencia de estos pocos datosy de unacoleccin de ms de un millar de crneos y momias, con nu-7nerosas deformaciones craneales, con anomalias, lesiones pa-tolgicasy ms de 00 trepanaciones, comenzamos su estu-dio; con estas trepanaciones lo iniciamos y este fin practi-camos 71 Ji ensayo, sirvindonos de espejo el brillante trabajodel Dr. Me Gee ' de los diez y nueve crneos trepanados dela colecci7i Muiz, ensayo que ofrecimos la Sociedad Geo-grfica de Lima en una conferencia piiblica. Tratando deampliar este asnnto por nn mejor conocimiento de la literaturarespectiva, y cuando divagbamos entre suposiciones hipte-sis qiLe explicaran las formas diversas de trepanaciones, la fre-cuencia de ellas, el xito feliz de intervenciones cruelsimas,que se deduca de la regeneracin de los bordes de la aberturatrepanada; las ulceraciones seas, la presencia de exostosis,de necrosis,, de fisurasy depresiones causadas por trau7natis-mos craneales, qne evidentemente motiva?'on la frecuencia delas trepanaciones, cay por casualidad niLCstras manos unfolleto del Dr. Albert S. AsJimcad de Nezu York; nos resol-vimos escrib?' desde nuestra liumildsima condicin estesabio eminente suplicndole nos diera sus consejos sobre el te-ma Ciruja Precolombina que por aquel entonces pensbamosofrecer esta ilustre Facultad. El Dr. Ashmead, quiencon toda nuestra alma damos las gracias, no se limit soloamularnos con su sabia palabra, sino que nos ilustr congran parte de sus trabajos, fotografas, borradores y notas,generosidad que nos ha colmado de gratitud. Slo entoncesnos dimos cuenta que en el reducido tiempo que distraamos iuestras cuotidianas labores escolares, era imposible abarcarestudio tan laborioso y arduo como el referente las inter-venciones quirrgicas observadas en nuestra coleccin.Con escassimos conocimientos, con falta de tiempo y derecursos, era atrevidsima y temeraria nuestra empresa;

    1.Me Gee, Primitive Trepliining in Per, en Sexteen Aumuil Reportof the Ihireiu o Anicriciin Ethnology.10

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    abandonamos, pues, los datos histricos acunmladosya al res-pecto, para limitarnos simplemente al estudio de los Tnotivosque induje7''on los pei^nanos primitivos la prctica de lastrepanaciones. Tam^bin en este pnnto era necesario res-tringir ms el tema: slo la descripcin de los traumatismoscraneales como motivos de trepanaciones demandara gruesovoluTnefi; escogimos, pues, hace pocos meses, para ofrecer la altisima co?isideracin de la Facultad, los apuntes histricostomados con la intencin de probar la antigedad de la sfilisen el Per, que juzgam,os desempea importante papel entrelos mltiples motivos que indujeron los prcticos inter-venir quir2irgicam.ente en el crneo.

    Perdonad, seores catedrticos, las inconexiones y defi-ciencias de estilo que notareis en el presente trabajo, y no osextrais que desnudos de todo ttilo, vengamos sostenertema tan trascendental como el presente Max Mller, ' eleminente profesor de la Universidad de Oxford, ha dicho:La historia de esos tiempos remotos, tan extraa en apa-riencia 7iuestr-os modernos inte7^eses, adquiere un nuevo en-canto, no bien compreridenios que nos cuenta la historia denuestro propio linaje, de nuestra propia familia , por m,ejordecir, de nosotros m^ismos. A veces acertamos abrir uncajn que no habamos abierto hacia muchos aos, y nos po-nernos recori^er cartas que no habamos ledo en todo esetiempo; seguimos leyendo un rato con fra indiferencia y,aunque reconozcamos nuestra letra, aunque tropecemos connombres quefueron en un da ca7'os nuestro corazn, ape-nas si podemos creer que somos nosotros los que escribirnosaquellas cartas, los que sentimos aquellas angustias, los queparticipamos de aquellas alegras, hasta que, al fin, el pa-sado se acerca, y nosotros nos acercamos l: entonces nues-tro corazn vuelve caldearse, despiertause en nosotros lasantiguas emociones, y nuestros sentimientos nos dicen que sonnuestras aquellas cartas. He aqu lo que se experimenta al

    1. Max Mller, Ln \lito\ag'in CuirifjarHdi.I I

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    leer la historia antigia. Al pronto nos parece cosa extra-a, cosa qie no nos afecta; pero cnanto ??is nos aplicamos esa lectiira, ms cautiva miestra inteligencia y remueve mies-tros sentimientos ; la Jiistoria de aquellos kombi-es del pasa-do pasa sei^ entonces, en cierto modo, nuestra propia his-toria; sus sufrimientos vienen ser nuestros sifrimientos, ysus alegras nuestras alegras. Sin esa simpata, la histo-ria es letra muerta, que lo mismo dara quemar y olvidar;mientras que, una vez vivificada por ese sent7niento, nose dirige ya slo al erudito, sino al corazn de todo ho?n-bre.

    Creernos estai' firmemente convencidos de la verdad dela hiptesis que venimos sostener. Los docu^nentos que ospresentamos Jian sido estudiados sin el m.enor apasionamien-to. Hemos recorrido quiz con repugnancia alprincipio losartculos y obras que tratan del origen americano de la sfi-lis. Pero cu ninguno de ellos hemos encontrado nada sei'ioque pueda hacer la sfilis, en el Per, antei'ior la con-quista. Aduchos mdicos y escritores que hablan de la sfilisen el Per antiguo se apoyan en datos falsos, confundiendoesta enfermedad con la verruga peruana, la sarna y otras.Otros mdicos de los nuestros, que en su tiempo brillaroncomo estrellas de primej^a nagnitud, y que han escrito sobreel origen de la sfilis, corno el limeo Llano Zapata, el eru-dito Davalas - y el no menos recomendable Tafur^, espe-cialmente este ltimo, que habla de su origen americano, slohace referencia los argumentos que desde Astruc se handado sobre esta cuestin, sin citar nada que haga alusin es-pecial al Per.Dejamos constancia que hemos sido ayudados eficaz-mente por nuestro compaero de estudios seor Ricardo Pal-

    1. Disertacin Histrica sobre el Mal Venreo. En Memorias histrica.Fsico .Apologticas fie la Amrica Meridional. Public, por la BibliotecaNacional de Lima, 1904 p. 172.2.Josephi Enianuel ck' DvalosDe Morbis nonmillis Limae grassanti-

    bus inforunque therapcid Monspelii M. DCC. LXXXVII.3.Tafur, Hl orifica americano del Mal Venreo. Manuscrito de laBililioteca Nacional do Lima.I 2

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    ma quiei nos ha acompaado en tos viajes y exploraC207ies qie dejamos mencionadosy la conribndo con sns lucesalmejor esclarechniento de los problemas qiie tratamos aqni.Asi mismo agradecemos mucho al Dr. Francisco Grana,quien nos ha proporcionado los trabajos que el Dr. Ashmeadle habia enviado; y por ltimo, nuestro amigo el seorVctor Fernndez Dvila, quien en un viaje que hizo Chi-le nos ha traido algunos datos de la Biblioteca Adicional deSantiago.

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    { leer corrosiva del lAh\a superior supuesta en un principio cancerosa:pero despus sifiltica. Cur despus del tratamiento.Tomado J, .1. System o/ Syfliilis by D'Arcy Povur. J- Yol. //!.

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    ANTIGEDAD DE LA SFILIS EN EL PER

    La sfilis, dice el profesor Foiirnier, es una enfer-medad especfica, de carcter infeccioso, excliisi\amentepropia de la especie humana, importada al or-anismo porcontagio por herencia; crnica en su evolucin indefi-nida en la duracin, esencialmente intermitente en sus ma-nifestaciones y constituida por una innumerable serie desntomas de lesiones que pueden, bajo formas diversasmuy variables como gravedad, interesar todos los siste-mas de la economa.

    Hagamos una diseccin de la enfermedad en sus mssalientes importantes atributos con el fin de cerciorar-nos de su existencia entre las lenguas, creencias religiosas,costumbres y supersticiones de los antiguos peruanos, ylo que es de mayor inters an, en las numerosas osamen-tas y huacos que guardan sus habitaciones y tumbas, ascomo, para ser ms claros y proceder con orden en elcurso de esta disertacin, procurando, desde luego, con-servar la unidad de la sfilis en sus tan mltiples y varia-das manifestaciones.

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    Se puede, segn esto, plantear el problema en las si-guientes proposiciones:

    I. Sinonimia de la Sfilis. Si entre las lenguas an-tiguas del Per existe vocablo alguno que designe una en-fermedad que tenga algimos de los ms salientes caracte-res de la sfilis que sea sinnima.

    \\. Cansas que pi'cdisponcn al contagio.Si las cos-tumbres estado social antiguo favorecan la propaga-cin de una enfermedad cuyo contagio se verifica comun-mente por las relaciones sexuales.

    III, Accidente primario de la sfilis.Siendo elchancro el accidente inicial, por decirlo as, el signoobligado de la sfilis, y que por lo g'eneral radica en losrganos genitales, ver si es posible conjeturar su existen-cia en la antigedad.

    IV. Las sifilides entancas del perodo secnndario.Si puede deducirse algo favor de la existencia de las si-flides que, como es sabido, representan las ms impor-tantes de las manifestaciones precoces de la sfilis.

    V\ Las sifilides gomosas.Si hay algo que puedahacer sosi>echar la existencia de accidentes terciarios,eomosos 6 esclerosos.

    VI. La sfilis sea.Si en los restos esquelticos delos gentiles existen lesiones especficas de la sfilis.

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    Sinonimia de la sfilis en las lenguas keshua y aymar.Etimologa del vocablo hanthi.

    En la mayor parte de los vocabularios antiguos ymodernos de las principales tribus de Sud Amrica, se en-cuentran vocablos sinnimos de la palabra espaola h?eba.El seor Montejo y Robledo \ en un brillante trabajopresentado en 1881 al Congreso de Americanistas deMadrid, demostr que la palabra buba no era americana;que ella haba existido en la lengua espaola antes deldescubrimiento del Nuevo Mundo, y que conforme laAcademia, sigfnificaba Postilla tumorcillo de materiaque sale en el cuerpo, que exactamente corresponde laactual palabra /?//?. Pero al presentarse en el siglo XVla sfilis en Europa como enfermedad nueva y con ese ca-rcter tegumentario y epidmico con que en a(]uella

    1. B. Montejo \' Robledo, Cules son las principales enfermed.i-des eontag'iosas que recprocamente han cambiado entre s los pueblos delAntiiUJ y del Nuevo Mundo? Procedencia americana de las bubas. Con-greso Internacional de Americanistas. Actas de la cuarta reunin, t.I, Madrid, 1882, pp. 334, 416.

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    poca se calific la sfilis, impuls, dice jMontt^jo, adoptar nombre conocido y en cierto modo idneo, pe-ro adjetivndolo segn las cualidades distintivas del re-cin aparecido contagio. Bibas pestferas, contagiosas ymalditas dijo en 1498 Lpez de Villalobos, y en los mismos parecidos trminos lo repiti se anticip decirlo elpueblo afligido con este azote. ...se emplea desde entoncesno ya como plural de buba, y con su primitivo, propio ygenuino significado, sino como sustantivo nuevo y singularque corresponda la recin descubierta dolencia.

    Como se sabe, en la vasta extensin de territoriodonde los incas extendieron sus dominios, y an entre lastribus y naciones que solo en los ltimos perodos del im-perio incsico fueron sujetadas por ste, si es cierto quese han hablado multitud de lenguas, conforme al asenti-miento unnime de los escritores y cronistas de aquellapoca, no lo es menos que salvo raras excepciones, todasparecen girar en derredor de dos troncos lingsticos: elkeshua y el aymar; por decir lo menos, han inlludoambos desde remotsimos tiempos en la gnesis de todaslas lenguas indgenas del Per.

    Razn suficiente es esta |)ara considerar que no esmucho perder el que prescindamos de las acepciones quetraen todos los vocabularios indgenas de la palabra buba.limitndonos nicamente las ya citadas lenguas keshuay aymar. de incuestionable podero en el Per primitivo

    Casi no existe vocabulario antiguo moderno, deextenso reducido lxico, que no contenga el vocablouant/ii, comn en ambas lenguas, y con la misma signifi-

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    cacin de 7//)iis. Acontece con diclio vocablo lo (|ue conmuchos otros, cjie por su identidad en ambas leni^uas hahecho pensar, sin pruebas suficientes, en un comn origendel keshua y del aymar.En 1560 Fray Domingo de Santo Thoms ' que dio luz el primer Diccionario espaol-qiiicJuia, no incluyenada respecto las bubas; pues como lo hace notar Mon-tejo y Robledo, lo advierte el autor cuando dice, que pesar de la atencin suma y la incansable perseveranciacon que se haba consagrado durante muchos aos cono-cer aquel idioma, el vocabulario que daba luz, haba deestar falto de muchsimos vocablos , Pero tanto, en elAi'tc y vocabulario de la Icngia general del Per llamadaquichua que Antonio Ricardo imprimi en la ciudad de losReyes en 1586 ', as como en el que en 1608 -^^ dio a luzel padre jesuta Diego Gonzlez Holgun, en la misma Ciu-dad de los Reyes y en casa de Francisco del Canto, existen palabras referentes las bubas.

    As, en el libro I se lee lo que sigue:Huantti BuuasHuanttipcuccifcam Buuoso, comido de buuas

    1. Fia3- n.iiniifo de S. Thomas, Lexicn, Vocabulario, de la Icn-gia general del l\-ni, impreso en Vilhidolid pii- Francisco F.-rnndyz deCordova, 1560.

    2. Arte y VacibuLirio en la Lengua general del Per llamada Qui-chua, y en la lengua 7spaola. El ms copiosoy elegante que hasta ahorase ha impreso. Lln los Reyes Por Antonio Ricardo ao de M. I). LXXXl'/.

    ?>. Vocabulario de la lengua general de todo el Per, llamada leii^uaquichua, del Inca. Corregido y renovado conforme l.i propiedad cor-tesana del Cuzco. Dividido en dos libros, que con dos Vocabularios enteros,en que salen luz de nuevo las cosas que faltaban al l'ocabulario, etc ,compuesto por elpadre Diego Gonzlez Holgun. Impreso en la Ciudad delos Reyes por Francisco del Canto, .io. de M. DC. IIL

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    Huantticapa Buuoso, lleno de bmiasHuantti vnccoy Mal de buuasHiiantti zniccoytam vnccoiii.... Estar enfermo de ellasHuanttiytam rantini Pe^^arlas otroManaalliyav. v?a?ia hampiy

    huantti Buii as incu rabiesEn el libro II:

    Buuas Huantti vnccoyBuuoso Huanttiyoc y HuantticapaMuy buuoso Huanti ymanakEstarlo Huantiymanani huantica-

    pam caniBuuas tee?' Huanti ctam vncconi huan-

    ti vnccoy tam vncconi;huanti hapi huan, vncu-huan

    En los vocabularios impresos por Francisco del Can-to en 1614 ' y en 1754, ^ por Diego de Torres Rubio y

    1. Arte y Vocabulario en la lengua general del Per llamada Qui-chua y en la lengua espaola el ms copioso y elegante que hasta ahora seha impreso. En los Reyes por Francisco del Canto. Ao de MDCXIV.

    2. Torres Rubio Dieg-o, de la Compaa de Jess. Gramtica y Vo-cabulario en lengua general del Per, llamada Quichua y en lengua espa-ola . Sevilla 1603.

    Torres Rubio Diego, ^re y Focau/ar/o dla lengua quichua generalde los Indios del Per que compuso el padre Diego de Torres Rubio de laCompaa deJess, y aadi el Padre Juan de Figueredo de la misma Com-paa. Ahora nuevamente corregido y aumentado en muchos vocablos vvarias advertencias, notas y observaciones y perfecta instruccin de los pa-rrochos y Catbequistas de Indios. Por un religioso de la misma compaa.Lima 1759.

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    Juan de Pig'iicrcclo. se reproduce casi lo mismo; y o ha-cen tambin la mayora de los lexicgrafos modernos co-mo el padre Honorio Mossi ', ), J. von Tschudi -, K. \\'

    .

    Middendorf \ &.Ludovicc Bertonio * c[ue para la confeccin de su

    l'ocabiilai'io de la lengua aymara se v'ali de indios a)"ma-raes instruidos en el castellano que escribieron en su pro-pia lengua, con toda la posible exactitud y propiedad laspalabras castellanas , trae lo siguiente:

    Hiianthi Thirii vssu Bubas, mal semejanteHiLanthi vssutha TenerlasHiianthi apaqiiipiilo Estar atestado dellasCatiitha PegrsemeMaeeatito demAlaceataatha Pegarl asHacciitha demAparito, veI apartito Sanar dellasAparaasitha Sanar pegndolas otroCollatha CurarlasCollaasitha Hazerlas curarJfuanthi haqne Buboso

    1. Fr. Honorio Mossi. Diccionario Quichua Castellano. Sucre ISHO.2. j. J. von Tschudi Die Kechua-Sprachc, Wieu, 183.3. Dr. I). W. Middendorf M'orlstbucli des Runa Siini odcr der Kcs

    hua Sfyyache, Leipzig- 1890.4. P. Ludovicc Bertonio l'ocaluilario de la Ictii^ua aynianU Impre-

    so en la casa de la Compaa de Jess de juli Pueblo en la Provincia tleChucuito por Francisco del Canto 1612.

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    Diego de Torres Ru])io ', cita las mismas palabrasque Bertonio y avisa: que tiene este arte, vocabulariobreve aymar de los vocablos ms comunes que ordina-riamente usamos .

    Hasta hoy se encuentra el vocablo Hiianthi en laslenguas keshua y aymar que se hablan en gran parte delPer, como lo prueba el Vocalnilario Poliglota Incaico ' ,compuesto ltimamente por los misioneros franciscanos,en el Cuzco, en Junn, en Ancash y en el Callao.

    El Dr. Lorena, ' del Cuzco, escriba hace algunosaos en la Crnica jWdica: 3. sfilis //;/

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    por(|iie se tittne la creencia de que este animal tiene unaulceracin 6 excrecencia en el ano.

    Nosotros, cjue en diversas ocasiones hemos recorri-do las provincias de Huarochir y Yauyos, pudimos com-probar en todos sus pueblos la existencia de este vocabloHuautJii come:) sinnimo de glico.

    Adems, la etimologa misma de Ilitantlii estaraconforme con su acepcin actual, si hemos de creer laopinin de keshuista tan insigne como el Dr. Barranca:

    Segn nuestro venerable maestro:Hiiauthi equivale iiua xa thi.La raz iiua indica concomitancia de cosas buenas

    malas, indiferentemente.NA expresa dolor, sufrimiento.Tin multicidacl, frecuencia, pluralidad.En conjunto huaxatiii simbolizara la idea de algo

    doloroso y persistente, que hara referencia una enfer-medad crnica de la naturaleza de la sfilis.Por otra parte, es digno de tomarse en cuenta la ex-

    presin Ttiiru vssi que el Padre Bertonio trae como equi-valente de Iluanthi; traducida literalmente del aymar,corresponde la castellana enfermedad corrosiva: pues elvocablo Thini equivale corrosivo, )' vssit es enfermedaden el aymar clsico.

    lliinitha Roer.TtiirutilaKstar molido.CcIuiDiania ItunilJia i odo el cuerpo est molido.

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    Hnfncn Vffiiia ttunita vel Ttucufuta Comido decncer ' .

    TtunLqiiipa tturunttJiaRoer un hueso y otras co-sas as ' .

    Se deduce, pues, del ligero anlisis que acabamos dehacer, que el vocablo Jiuanthi, as en la lengua aymar comoen la keshua, ha designado desde un tiempo indefinida-mente remoto, una enfermedad corrpsiva, contagiosa, tras-mitida probablemente por los rganos genitales y quenada se opone que l se hubiere aplicado la sfilis.

    1. Bertouio, Oh. cit. seg'unda parte, pag". 169.2. Rertonio Ob. cit. idem ideni, pag. 370.

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    Excesos y aberraciones sexuales entre los antiguos pe-ruanos.Actos lujuriosos.La prostitucin.Lapederasta y bestialidad.La supuesta sfilis de lallama y alpaca.

    Los indios eran por lo general muy dados al culto deVenus: as, en una Relacin sobre el origen y Gobiernode los Incas hecha en 1557, se lee lo siguiente: Entreestos indios la mayor pobreza que sienten es no tener mu-jer; y la mayor felicidad que tenan era tener muchas mu-jeres y muchos hijos y gran familia; porque, adems dk i.oPEGAJOSOS LA sKXsiAiJDA), les liacau sus chichas y susvestidos y comidas, criaban sus cu\es \' cuando iban cami-no de unos pueblos otros, il)an las mujeres cargadas delo que haban de comer, \-, lo ms principal, lo que habande beber; y como estas mujeres no las podan haber si v\ ingano les haca merced en drselas;era una de tener las ma\oresmercedes que ellos sentan (pie el inga les fuese aidiendomujeres, y as lo haca ni ms ni iikmk^s, como K-s iba tlan-

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    do los oficios les iba aidiendo mujeres que los sirvie-sen ^Lo mismo nos refieren la mayor parte de los cronis-tas, algunos con grave exageracin, como el P. Lizrraga ^y lo que un autor annimo escribe en carta' Juan de Sar-miento Presidente del Consejo de Indias, que casi no di-fieren en nada; as dice el autor annimo refirindose losindios del Per: Es gente muy desagradecida sobre todacuanta hay en el mundo y muy inclinada mentir, incli-nadsima lujuria, tanto que no perdona hermano hermana, ni padre hija; antes los padres las suelen des-florar; tampoco perdona el hijo madre, y acontece mu-chas veces dar de palos la madre el hijo, porque con-sienta en su carnalidad, y, finalmente ningn respeto setiene en esta materia pudor ms que puras bestias;.... -^

    El cronista Herrera y otros citan entre las leyes in-cas esta: El que era deshonesto con mujeres solteras \-vicioso en ello, tena pena de muerte; porque como dichoest todas las mujeres que no tenan marido estaban de-

    1. Relacin del orig-en Gobierno (ue los Inffas tuvieron 3' cid (jue iia-ba antes que ellos seoreasen los indios deste rei.io y de que tiempo, yde otras cosas que al gobierno convena, declaradas por seores que sir-vieron al ing-a Yupanqui -y Tapainga Yupangui y Guainacapac y Huscar Inga. Publicado por Medina en La Imprenta en Lima, t. 1 pp. 213,214.

    2. Descripcin y poblacin de las Indiis'PuhWc en Revista Histri-ca Lima, 1908.

    3. Parecer acerca de la perpetuidad y buen gobierno de los indios delPer, y aviso de lo que deben hacer los encomenderos para salvarse. Di-rigido don Juan de Sarmiento, presidente del Consejo de Indias. (Anni-mo y sin fecha). Medina. Imprenta en Lima, Tomo 1 p. 222.

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    bajo de la guarda del inca, para drselos; y la mismapena tenan las mujeres '.Adems, los indios no eran extraos, como dice elDr. Lavorera ' en su tesis, al uso de ciertos afrodisiacos:efectivamente, aparte de las referencias citadas por l to-madas de Calancha, Cobo y Monardes, de plantas in-sectos con que excitaban depriman el apetito sexual, esun hecho conocido en casi toda la sierra del Per, elatribuir muchas otras plantas propiedades semejantes; as,limitndonos solo Huarochir y Yauyos, en ambos luga-res se consideran como poderosos afrodisiacos el jugo lecho-so de una auforbia conocida vulgarmente con el nombre in-dgena de Huanarp(\ euforbia de la cual el indio Santa CruzPachacuti Yamcjui hace mencin cuando habla del inca SinchiRoca en estos trminos: Este desbenturado SincJiickirica di-zen que siempre entendi en regalarse, el cual dizen los man-d buscar cJiotarpo vanarpo, para acostumbrar en las fornica-ciones, y ass an abido tantos vacanqnest que los yndios losiban con ac^uellos presentes '. As como la laliiia laJnia, in-

    1. Herrera. Historia -General . Decada V cap. III pai. 78.2. El Arte de curar entre los Antiguos peiuanos, Lima 1901.p. 57.

    3. Santa Cruz Pachacuti en Tres relaciones de antigedades peruanas p.252. Con los /luaAankis se han forjado en lasserranas de Huarochir. cu-riosas y extravagantes leyendas, pricipalmentecon el Huanarpo y los diver.sosamuletos de huesos y piedras. El P. Honorio .Mossi \Dic. Quicliua Cas-tellano. Sucre 1860] dice: Huacanqui "Unas yerbas: chinites seala-dos de la naturaleza, otras cosas cou que eng-aan los hechiceros;"Tschudi "Die Kuechua Sprache. Huacanki ciertas yerbas chinillasque segn la opinin de los indios tiene la facultad de ganar el amoralque lo lleva consigo.""El chutarpo es el macho para adoptarse la fornicacin y el hua-narpo es para lo contrario" (Nota de la Relacin de Pachacuti.'

    -/

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    secto del cual habla Calancha trados de estas tierras deGuarocheri y sus contornos; trenlas los indios en calaba-eos y viven sin comer diez das .

    Respecto la prostitucin ha)' pruebas incuestionablesde su existencia, segn vamos verlo: y parece an ms,que este mal era muy antiguo en el Per, puesas podradeducirse de algunas leyendas que le hacen referencia.Con alguna frecuencia se encuentra en la antigua literaturauna, sobre el origen de la coca, por lo que creemos debiestar muy generalizada. Su texto tomado de las informacio-nes de D. Francisco de Toledo dice as: Prubase quela estimacin que tena esta coca era porque decan los Ingasquentretanto que la tenan en la boca les aplacaba la sedy la hambre: y otros testigos dicen que no se podran sus-tentar con ella sino comiesen otra cosa: y cerca del origenque tuvo, dicen todos que no lo saben, excepto seis testi-gos, que dicen quentre los naturales se trataba que la di-cha coca antes questuviese como agora est en rboles,era mnjer muy hermosa, y quk por skr mala de su cikri'o,la mataron y la partieron por medio: y della haba nacidoim rbol al cual llamaron i)ia))iacoca cocaniaina, )' c^uedesde all la comenzaron comer, y (|ue se deca que latraan en una bolsa, y questa no se poda abrir para co-merla sino era despus que haba tenido cpula con mujeren memoria de aqulla, y que muchas pallas ha habido y hayque por esta causa se llamaron Coca, ) questo lo oyeron

    1. Calaucha, Yvi\y Antonio ile l;i Cornica uioralizada del Orden deSan .i^ttsfn en el Per. Barcelona, 1638 Tomo I p. 62.

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    decir sus pasados, los cuales contaban esta fbula y decan que era el orig'en de la dicha coca . '

    Muchos otros cronistas refieren adems lo que ase-vera Fray Bartolom de las Casas que el rey Pachacu-ti prohibi que no hubiese malas mujeres, porqueni con tal recaudo y cuasi divina gobernacin de que las ho-biese habia ninguna necesidad. De aqu es haber sido entreaquellas gentes tenido por cosa nefanda y abominable queanduviese una mujer desmandada en torpes actos. -

    Es de creer que los sucesores del Inca Pachactec ha-yan observado esta misma disposicin; pues, en una carta fe-chada en los Fveyes en i 8 de abril de i 578, que don P'rancis-co de Toledo dirige al Rey de Espaia, se lee: Las mu-jeres solteras que eran pblicamente malas, las castigabancon rigor, y .-^i perseveraban, tenan pena de muerte -''.Y aunque el licenciado Santilln dice: En tiem-po de los ingas todos presuman de ser buenos trabajado-res, y de no exceder en nada, porque los vicios eran casti-gados, y no habia ladrn ni mala mujer; ahora con la bue-na maa que los xpianos se han dado, no hay ningunabuena, y lo dems todo anda corruto y convertido en cob-dicia y carnalidad y otros gneros de vicios en (jue los hanensenado pecar (pie ellos no solan "*. Sin embargo,Garcilaso afirma que las mujeres pblicas, las cuales per-mitieron los incas por evitar mayores daos, vivan en loscampos en unas malas chozas cada una por s ) no juntas;

    \. \jO qtic S- f^rucbaccrca de. las cosiiimbres dv los indios. Kn Alcdi-iia, hiiprcnln en Linvi. Tomo 1, p. 1S2.

    2. Fray Brirtoloinc de las Casas. De as auli

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    no podan entrar en los pueblos, porque no comunicasen conlas otras mujeres. Llambanlas /)?w/^?i';7///?, nombre quesignifica la morada y el oficio, porque es compuesta de /?w-pa, que es plaza campo llano, qne ambas significacionescontiene, y de runa, que en singular quiere decir personahombre mujer y en prural quiere decir gente; juntas am-bas dicciones si las toman en la significacin de plaza, quieredecir persona mujer, de plaza; dando entender, que co-mo la plaza es pblica, y esta dispuesta recibir cuantosquieren ir ella, as lo estn ellas, y son pblicas para todoel mundo; en suma, quiere decir mujer pblica. Los hom-bres las tratan con grandsimo menosprecio. Las mujeresno hablaban con ellas so pena de haber el mismo nombre,ser trasquiladas en pblico, dadas por infames y repudiadasde los maridos si eran casados. No las llamaban por sunombre propio uno pampayruna, que es ramera '.

    Pedro Pizarro dice: Las mujeres comunes y pobresguardaban castidad sus maridos despus que se casaban;que antes no tenan los padres cuenta en que fuesen buenas malas como tengo dicho, ni lo tenan por deshonra entreellas. Entre estos seores haba alguna larga, no entre loshijos de los Reyes sino de los orejones sus deudos -".

    El jesuta annimo se cxprtsa as: permita el inc;ique en las juntas de borracheras ) bebidas xinicsen lasmujeres rameras solteras que no fuesen vrgenes ni \ii-das, las mancebas las niujeres legtimas de cada uno yque en casas escondrijos que \^o\- all haban muchos, co-metiesen sus fornicaciones y torpezas, porque cesasen los

    1. Garcilaso de la Vef^-.'i. Comentarios Reales. ToniII. cap. XLIV.2. Petho Pizarro. Rehicin del tlesciibrirniciito y coiHiilsta de Ins re/'/josdel Per y del gobierno y urden (tie los rinttirnles lennii y tesoro. Hecha fiorPedro Pizirro coriqiiistndor y >oh!rdor de estos dichos reinos y vecino de Inciudad de Are(uif);i, ao 1.S71. Kn Coleccin de doc. incd para la historia deEspau, por Martn FeriiiulezNavarrctc, etc. Tomo V. Matlrid. lS44,p. 349.^O

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    incestos, los adulterios y estnipos y nefandos. Llamo oer-mitir. no que hubiese ley de ello, ni pre_o-n ni bando quemandase c|ue viniesen ese tiemi)o y lu^-ar las tales muje-res, ni los varones que se juntasen con ellas. Porqueaunque la simple fornicacin fue tenida por pecado erran-de, desde los tiempos antiqusimos, en todo el Per, y anhaba leyes contra los amancebados, con todo, ni se casti-tigaba lo uno ni lo otro, sino que se disimulaba ^-randemen-te con ello slo, fin de que se quitase y evitase los peca-dos ya dichos, como ellos interpretan. Y as esta demasia-da licencia pudo ser causa que hiciese crecer el vicio de lalujuria en i^rande manera en los indios y mucho ms en lasmujeres. Todo el cuidado del inca fu en que no hubiesenraptos estupros con doncellas del pueblo con vrgenesaellas, ni adulterios ni incestos, ni pecado contra natura;porque estos cuatro gneros de pecados castigbalos, l contodo el rigor de la ley, sin perdonar an su propio hijo. 'Y ])()r ltimo, el mismo indio Santa (xruz PachacutiYaniqui, habhindode Huscar Inca II, refiere: Estando assien la plaza de Po napampa, manda que sacaran todas las//c!s, de (juatro mineras, la placa; y assi estando todas,en medio de tantos nmeros de d/^/f turacas y todo el reinode gente hasen salir cien yndios llaiua-llauas ' y JiavacJniciis,y en el entretanto {u(' ellos hacan sus comedias, vessita totlas las doncellas, mirando cada una, )' manda los//f?W?'-//?v/an de llamas (Uaniallama). Vea*se Jimnez de la Espada. A Jornada de/ Capitn yl/o/iso i\Iercadilo :i

    los indios Chupar/ios scaisimias. En Holen de la Sociedad Geo^rficade iMad.tid. Tomo XXXVII, 1S

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    cados, hace exclamacin alsando los ojos al cielo, y destotodos los grandes del reyno sienten grandemente; y assilos tuvieron el dicho Giuscayuga por medio tonto; solo detemor hacen reurencia para cumplimiento'.

    Nos queda an por tratar de otras aberracionessexuales, como la pederasta y la bestialidad. Asegura elcronis'ta Cieza que slo en algunas partes del Per comar-canas Puerto Viejo y las islas de la Puna se usaba elpecado nefando, y no en otras partes, lo cual yo tengo queera as diceporgue los seores ingas fueron limpiosen esto, y tambin los dems seores naturales'.Adems hablando ele Tarama refiere: Es gente lim])iadel pecado nefando; tanto, que entre ellos se tiene un refrnantiguo y donoso, el cual es, que antiguamente debi dehaber en la provincia de Guaylas alguuos naturales viciososen este pecado tan grave, y tuvironlo por tan feo los indioscomarcanos y vecinos los que lo usaron, (jue por los afren-tar y apocar decan, hablando con ello, el reirn, cjue no hanperdido de la memoria, que en su lengua dice: Asta Guay-las ; y en la nuestra dir: Tras t vayan los de Guaylas -\

    1.Joan de Snnta Cruz Pachacuti Vamqui, Tres relaciones de anti-gedades peruanas, p. 310.2.Cieza Crnica, 1^ parte, Cap. LX1\'.3.Cieza, cap. LXXXIII, pf. 431.Vase el informe que enva D. Francisco de Toledo ciesde el Cuzco lode marzo de 1572 al Re.v de Espaa que dice: .Vnsimismo se prueba de o-

    d:is que en la provincia del Collao habin alennos i udio-; que couict.m ol pe-cado nefando, 3^ que ])ara usar de este pecado se vestan cout mujeres y seafeitaban; alffunos testL,^os dicen que los casti-raban y otros que no. (Infor-me que enva D. Erancisco de Toledo con lecha Cuzco 1*^ de marzo de 1572 la reina de Espaa. Publicado por Medina. Iviprcnta en Livia, T. 1. p.183. Relacin tomada por Alvaro Kuiz de Navemuel, secretario de Toledo).Vase sobre este mismo asunto Cieza cuando habla de los Vuny^as.la parte de la Crnica, cap. LXII, q. 415La Relacin de Pedro Fizarro en la p. 280 dice: estos indios destns pro-vincias del COH'io es cente sucia tocan en muciios pecados abominables;andaban muchos varones en hbitos de mujeres usando mal y en nniehnsidolatras.

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    El mismo Cieza cuenta: Y para que entiendan losque esto leyeren cmo aun se guardaba entre algunos estadiablica santimona, pondr una relacin que me dio dellaen la ciudad de los Reyes el padre Fray Domingo deSanto Toms, la cual tengo en mi poder y dice as: Verdades que generalmente entre los serranos y yungas ha el de-monio introducido este vicio debajo de especie de santidad,y es que cada templo adoratorio principal tiene un hom-bre dos ms, segn es el dolo, los cuales andan vestidoscomo mujeres, dende el tiempo que eran nios y hablabancomo tales, y en su manera, traje y todo lo dems reme-daban las mujeres. Con estos, casi como por va de san-tidad y religin, tienen las estas y dias principales suayuntamiento carnal y torpe, especialmente los seores yprincipales. Esto s porque he castigado dos: el uno delos indios de la sierra, que estaba para este efeto en untemplo, que ellos llaman guaca, de la provincia de los Con-chucos, trmino de la ciudad de Gunuco; el otro era enla pnjvincia de Chincha; indios de su majestad; loscuales hablndoles yo sobre esta maldad que cometan, yagravndoles la fealdad del pecado, me respondieron queellos no tenan culpa, porque desde el tiempo de su niezlos haban puesto all sus caciques para usar con ellos estemaldito y nefando vicio, y para ser sacerdotes y guardade los templos de sus indios. '

    Zarate escribe: Tinese por cosa cierta entre losespaoles, vistas estas seales, (se refiere el autor la

    2. Cieza. Crnica, /" parte. Cap. LXIV, p. 41h-41^

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    aparicin de gigantes) que por ser, como dicen que era, es-ta gente muy dados al vicio contra natura, la Justicia divi-na los quit de la tierra, enviando algn ngel para ello,como se hizo en Sodoma y en otras partes. '

    Parece estar fuera de duda que no lo usaron los incas;pues aparte de la ley XX de la Relacin annima que di-ce: Quien cometiere el pecado de sodoma, que mue-ra arrastrado y ahorcado, y luego sea quemado con todossus vestidos, y lo mismo si se juntare con alguna bestia. ""Lase lo que este respecto dice Cieza: Y anotarde esto una gran virtud destos Incas, porque, siendo seorestan libres y que no tenan quien dar cuenta, y ni habia nin-guno tan poderoso entre ellos que se la tomase, y que enotra cosa no entendan las noches y los das que en darse lujuria con sus mujeres, y otros pasatiempos;y jams sedice ni cuenta que ninguno dellos usaba el pecado suso-dicho, antes aborrecan los que lo usaban, tenindolos enpoco como viles apocados, pues en semejante suciedadse gloriaban. Y no solamente en sus personas no sehall este pecado, pero ni an consentan estar en sus ca-sas ni palacios ningunos que supiesen que lo usaban; yan sin todo esto, me parece que o decir, que si por ellosera sabido de alguno que tal pecado hubiese cometido,castigbanle con tal pena, que fuese sealado y conocidoentre todos. Y en esto no ha)' que dudar, sino antes seha de creer que en ninguno dellos cupo tal vicio, ni de

    1.Zarate. Historia de la conijiiista del Pt-r en Historiadores pri-mitivos de Indias. Tumo 26, p. 465, cap V.2 Ires rclaciotics de antii^iicdades germinas, p. 203.

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    los orejones, ni de otras muchas naciones; y los que hanescripto generalmente de los indios, condenndolos en ge-neral en este pecado, afirmando que son todos sodomti-cos, han acargdose en ello y, cierto, son obligados des-decirse, pues ans han querido condenar tantas nacionesy gentes, que son harto ms limpios en sto de lo que yopuedo afirmar. Porque, dejando aparte lo de PuertoVelejo, en todo el Per no se hallaron estos pecadores, sinocomo es en cada cabo y en todo lugar uno, seis, ocho, diez, y estos, que de secreto se daban ser malos; por-que los que tenan por sacerdotes en los templos, con quienes fama que en los dias de fiesta se ayuntaban con elloslos seores, no pensaban ellos que cometan maldad ni quehacan pecado, sino por sacrificio y engao del Demoniose usaba. Y aun que por ventura podra ser que los Incasinorasen que tal cosa en los templos se cometiese; puestoque disimulaban algo, era por no hacerse mal quistos, ycon pensar que bastaba que ellos mandasen por todas par-tes adorar el sol, y los ms sus dioses, sin entremeterseen proibir religiones y costumbres antiguas, que es parde muerte los que con ellas nascieron quitrselas. '

    Tiene importancia para nuestro propsito, conocerlas prcticas de la bestialidad entre los antiguos perua-nos, por la creencia generalizada en casi toda la sierra,de que el HiLaiithi es enfermedad de la llama alpaca yque los indios la adquieren por el coito realizado con es-te animal; pero oigamos antes de tratar de este asunto.

    1 Cieza, Segimda parte de la Crnica del Per. Publ. iior Jimnezde la Espada, Madrid 1880. Cap. XXV. pg-s. 98-99.

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    las extraas versiones que Cieza trae de los indios de lasmontaas del Cuzco. Afirman, dice, que hay gente tanrstica, que ni tienen casa ni ropa,. ..dicen tambin (que yono las he visto) que hay unas monas muy grandes que an-dan por los rboles, con las cuales, por tentacin del de-monio stos usan con ellas como mujeres, y afirmanque algunas paran monstruos que tenan las cabezas ymiembros deshonestos como hombres, y las manos y pescomo mona; son, segn dicen, de pequeos cuerpos y detalle, monstruoso, y vellosos... Yo esto ni lo afirmo ni dejode entender, que, como muchos hombres, de puede serque esto as sea. Yendo yo el ao de i 549 los Charcas verlas provincias y ciudades que en aquella tierra hay, para locual llevaba del presidente Gasea cartas para todos los co-rregidores, que me diesen favor para saber y inquirir lo masnotable de las provincias, acertamos una noche dormiren una tienda un hidalgo, vecino de Mlaga, llamado IigoLpez de Nuncibay, y yo, y nos cont un espaol que allse hall cmo por sus ojos haba visto en la montaa unodestos monstruos muerto, del talle y manera dicha. YJuan de Vargas, vecino de la ciudad de la La Paz, me dijoy afirm que en Guanuco le decan los indios que oan au-llido destos diablos monas; de manera que esta famahay deste pecado cometido por estos malaventurados.Tambin he odo por muy cierto que Francisco de Almen-dras, (|ue fu vecino de la villa de Plata, tom una indiay un perro cometiendo este pecado, y que mand que-mar la india. Y sin todo esto, he odo Lope de Mendetay Juan Ortiz tle Zrat(, y otros vecinos de la villa de

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    Plata, que oyeron indios suyos, cmo en la provincia deAulaga pari una india de un perro tres cuatro mons-truos, los cuales vivieron pocos das. '

    Pero hay un hecho que tiene visos de certidumbre,cual es lo referente contactos sexuales con llamas al-pacas.

    Encontramos en Tschudi lo siguiente: Gran cuidadose dedicaba la propagacin de la llama, pues siendo elcelo de estos animales extraordinariamente violento, lospastores tomaban frecuente ocasin de abusar sexualmen-te de las hembras nuevas, aunque este delito se castigabacon pena de muerte. En tiempo de los espaoles se pro-mulg tambin una ordenanza, prohibiendo los indiosmozos, de la guarda de la llama; y sensible es que prohibi-cin tan necesaria no haya seguido subsistiendo bajo laRepblica. ' No tenemos motivo alguno por qu no darfe autoridad tan recta, y americanista tan eminente; sen-timos s no haber conseguido por nuestra parte, documentoalguno que testifique que dicha costumbre estuviera ex_tendida en mayor menor grado entre los peruanosantiguos. Slo por referencias sabemos que en uno de

    1.- Cieza, La Primera Parte dla Crnica del Per, cap. XCV enHistoriadores Primitivos de Indias tom. II p. 440.

    2. Memorias de la Academia Imperial de ciencias de VicnaSeccinHistrico-filosfica. tom. XXXIX, Contribucin la Historia de la Ci.vilizaci y Lengilstica del ler Antiguo. Viena 1891, traducido delalemn para la Sociedad Geog-rfica de Lima, por Germn Torres Calde-rn, (manuscrito).

    Tambin Forbes repite esto mismo, y an asei^ramios lue existe unaordenanza en Bolivia con esto mismo objeto.O/

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    los primeros concilios de Lima presidido por Santo Tori-bio de Mogrovejo. se dio una disposicin, teniendo en cuenta aquella costumbre, por la que se prohiba los indiospastorear sus llamas en el campo partir sus viajes sinir acompaados de sus mujeres.

    Existe realmente en la llama alguna enfermedadcapaz de ser trasmitida al hombre por contactos bestialesy es esta enfermedad la sfilis? Ya en 1873, David Forbes 'en una comunicacin la EthnologicaL Society of Lonciondaba conocer al mundo cientfico este asunto; referaentonces lo que es general creencia en el Per y Bolivia;i.^ Que la alpaca padece de una enfermedad cuyos snto-mas principales son semejantes, si no idnticos los de lasfilis, encontrndose en ella la caries y otras lesionesseas exactamente iguales las que se ve en la sfilis delhombre; 2.^' Que los indios curan esta enfermedad con untpico mercurial, y que cuando no interviene tiempo eltratamiento, la mortalidad es considerable; 3.*"' Que dichaenfermedad hace que los comerciantes de lana, tengancierta repugnancia por la de alpaca, pesar de lo lucrativodel negocio.

    Desde luego, declaramos que muy escasos son nues-tros conocimientos sobre las manifestaciones morbosas dela llama que pudieran tener alguna semejanza con las dela sfilis humana; y estamos lejos aqu, como en todo el

    1. On the Aymain indinns o Bolivin niul Per by David Forbes,Bsq. F, K. S. etc. (cainunic;ile

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    curso de este trabajo, muy lejos de alcanzar resultados de-finitivos.

    Existe actualmente en las llamas una enfermedadclaramente definida y de fcil diagnstico; (hablamos slode lo que hemos visto en las punas de Ouinti y Yauyos)una dermatosis que todos llaman Karafa. Es esta enfer-medad la causa de la disminucin del ganado en los luga-res que hemos visitado y que en pocos aos ms llegar extinguirse, si no se toman las medidas convenientes paraevitarlo. Esta enfermedad es la misma que Tschudi dice,ha grasado peridicamente en las llamas desde los ms re-motos tiempos. Casi todos los cronistas dan noticias de ella,Acosta ' , Gomara-, Cobo ^ , etc.; y Tschudi"* refiereque ha presenciado la epidemia que gras por los aos1826 a 1828 y 1839 1840. H aqu lo que nos cuentaGarcilaso sobre esta sarna de los ganados: En tiempodel Visorrey Blasco Nuez Vela, ao de 1544 y 1545entre otras plagas, que entonces hubo en el Per, rema.nesci en este ganado la que los indios llaman caracJie, quees sarna. Fu cruelsima enfermedad, hasta entonces nun-ca vista: dbales en la bragada, y en el vientre, de allcunda por todo el cuerpo, haciendo costras de dos, tres de-

    l.Acosta. list. Nat. ciclas Indias. Lib. VIII, c.ip. 24.2.Gomara. Historia de las Indias, cap l')4.3. Cobo. Historia del Nuevo Mundo, tom. II, p. 323: Suele dar

    ^ste ganado cierta enfermedad parecida la roa que da en Espaa alovejuno, la cual los indios llaman caracha; es nial contagioso de quemuere gran nmero de rescs. La cura que tienen es matar los carneros in-ficionados del Mal con manteca grasa y piedra azufre.

    4. Tschudi. Loe. cit., pgs. 275-276-277.39

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    dos en alto: particularmente en la barriga, donde siemprecargaba ms el mal, hacinsele grietas de dos, y tres de-dos en hondo, como era el grueso de las costras hasta lle-gar las carnes; corra de ellas sangre, y materia, de talmanera, que en muy pocos das se secaba, y consuma lares. Fu mal muy contagioso, despach con grandsimoasombro, y horror de indios, y espaoles, las dos terciaspartes del ganado mayor, y menor, paco y huanacu. Deellas se les peg al ganado bravo, llamado huanaco y vicu-a, pero no se mostr tan cruel con ellos, por la regin msfra, en que andan^ y porque no anclan tan juntos como elganado manso. No perdon las zorras, antes las trat crue-lsimamente, que yo vi el ao de i 548, estando Gonzalo Pi-zarro en el Cuzco victorioso dla batalla de Huarina, mu-chas zorras, que heridas de aquella peste, entraban de no-che en la ciudad, y las hallaban en las calles y en las plazas,vivas y muertas los cuerpos con dos, tres y ms horadosque les pasaban de un cabo otro, que la sarna les habahecho; y me acuerdo que los indios como son tan agoreros,pronosticaban por las zorras la destruccin y muerte deGonzalo Pizarro, que sucedi poco despus. '

    Esto era lo nico c|ue conocamos sobre la patologade la llama; esta sarna, cuya descripcin hecha por Gar-cilaso, podra aplicarse la enfermedad que peridica-mente ataca tambin las llamas de Huarochir y Yauyos,cuando supinios que Mr. Ashmead de New York, hacainvestigaciones en este mismo sentido; esto es, en com-probar si era cierto lo que haba dado conocer Mr.

    1. Garcilaso, Comciiiuios Reiles, I parte lib. octavo, cap. XVI.40

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    Forbes. Volvimos con este objeto las estancias de SanLorenzo de Ouinti, donde recordbamos haber odo hablaralgo sobre el Huaiithi de las llamas. Practicamos, pues,ya en el lugar, una prolija investo"acin entre los llameros,sobre todas las enfermedades que haban observado ensus ganados. Pudimos entonces reconstruir ntrelas nume-rosas versiones sta, que alguna semejanza podra tenercon la sfilis: Comienza en la poca del celo por enflaque-cimiento rpido del animal, con alopecia trechos en di-versas regiones de su piel, en especial en el vientre; conpstulas y abscesos mltiples que pronto se convierten enanchas placas costrosas como las que se observa en lasarna; con frecuencia el animal perece en uno dos meses,aunque algunas veces se le v padecer mucho tiempo conllagas profundas que llegan al hueso, y radican por lo ge-neral en los muslos y en la cabeza. Este dato lo escri-bimos con las mayores reservas, pues no hemos tenido oca.sin de ver esta enfermedad de la llama; pero en boca depersonas que no tienen inters en negar, ni engaar, tienemucha importancia, y talvez venga confirmar lo querefiere Forbes. Abrigamos sin embargo la esperanza dever uno de esos curiosos ejemplares que en muchas estan-cias nos han ofrecido traer Lima cuando la enfermedadse presente.

    Difcil parece, con todo, que la llama adcjuiera la sfi.lis; pues es bien sabido, que esta enfermedad es propia dela especie humana y solo se puede trasmitir experimental-mente antropomorfos superiores. Apesar de que por ellugar que ocupa la llama en la escala zoolgica, nada podahacer preveer ?//7'V7 que se pudiera obtener en ella re-

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    sultados positivos con la inoculacin de productos sifilti-cos; con el fin de ver lo que pudiera haber de cierto en lacreencia de que esa enfermedad afectase tanto aquelanimal, como al hombre, nuestra iniciativa nuestrocompaero el seor Palma v'erific varias inoculacio-nes en el Instituto de Higiene de Lima: tres llamas fueronsometidas la experimentacin, recibiendo por escarifica-ciones, inoculacin intradrmica y en la cmara anteriordel ojo, el virus de un chancro primitivo reputado como si-filtico, en el que desgraciadamente no se pudo hacer lademostracin previa ci la existencia del treponema pali-dniu. Los animales inoculados despus de largo tiempode observacin, no presentaron el menor signo de habersido infectados; y estamos conformes con el mismo experi-mentador, en que de los hechos anotados no se puede sa-car absolutamente ninguna conclusin; pues aunque latcnica empleada sigui al pie de la letra las escrupulosi-dades aconsejadas para estos casos, no es correcto preten-der sacar afirmaciones de valor cuando hay dudas sobrela naturaleza de la materia prima que sirviera para estainvestigacin. Efectivamente, por motivos que no hacenal caso, no se pudo seguir la evolucin ulterior de la en-fermedad en los enfermos cuyos chancros se utilizaron. Yno habiendo visto, pues, las manifestaciones generalizadasde la sfilis, debemos emplear en este caso el mismo crite-rio de Fournier, cuando nos aconseja que el mdico quetenofala audacia de discernir la naturaleza de un chancropor su aspecto, sin esperar que la evolucin de ste ratifi^que su juicio, cometer una imprudencia de las mas gra-ves, una temeridad sin otra escusa que su ignorancia crasa

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    en sifilografa; tal mdico aunque tenga autoridad supre-ma, cometer un abuso en la ciencia al afirmar una cosasin fundamento racional ' .

    Antes de terminar este captulo, recordemos tambinque es verdaderamente notable en casi todas las coleccio-nes de la antigua alfarera peruana, la cantidad de ejem-plares que se encuentran representando aberraciones yexcesos sexuales apenas imaginables, y entre los que seencuentra con harta frecuencia la cpula con llamas.

    1. Alfredo Fournicr, Leqons C/inigiies sur la syp/iilis. Taris 1861,p. 218.

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    III

    Una enfermedad venrea en el folk-Iore de los antiguosLorin-Yauyos.Su probable origen sifiltico

    Aunque la sfilis en sus mltiples y variadas manifes-taciones sintomticas, no siguiera sin las trabas del trata-miento especfico como es de suponer, cierta periodicidadcronolgica, siempre sera posible para un diagnstico re-trospectivo travs de las edades, mirarla solo en sus massalientes sntomas, saber: el chancro, en la sfilis primi-tiva; las lesiones exantemticas en la secundaria, y los go-mas en la terciaria; suficientes para llegar un diagnsti-co seguro, siempre que guarden dichas manifestaciones launidad etiolgica, en la variedad clnica.

    La lesin inicial de la sfilis, la que sucede la intro-duccin en el organismo del germen especifico, radica porlo general en los rganos genitales; y el chancro genita-sifiltico es. como se sabe, su principal foco de contamina-cin. Se comprende desde luego, cuan difcil ha de ser.en las fuentes que nos ha sido dable consultar, encontraralgo que haga alusin tan importante sntoma.

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    Felizmente tenemos la suerte de presentar un docu-mento de importancia v oportunidad manifiesta. Me re-fiero un captulo que voy copiar acju en su mayor par-te, de un manuscrito de PVancisco de Avila, ' cura i)cirrocode San Damin de Checa, insigne extirpador de idolatras,y habilsimo conocedor de la lengua keshua. Segn di-ce D. Marcos fimnez de La Espada, Prancisto de Avilano lo escribi todo de su cosecha, sino que traduca, adi-cionndolo con propias observaciones, un texto originalrecogido de personas que haban vivido en los errores yritos de la gentilidad peruana, antes que Dios les alum-brase, segn reza el epgrafe; y como al frente de aque-llos seis captulos, en el mismo cdice y junto con la Rela-cin de D, Juan de Santa Cruz Pachacuti, en este volu-men publicada, hay otra escrita en quichua, acotada profu-samente por el visitador y comprensiva de 3 i captulos,cuyos tres cuatro primeros corresponden con los de suTratado y Relacin de errores y falsos dioses, de aqu elque para completarlo en lo posible no hay mas que seguirtraduciendo el texto quichua que lleva al laclo, y que enefecto, debe ser de interesante y gustosa lectura, juzgarpor la pequea parte vertida al castellano

    ^

    1. Francisco de Avila, 'J'raado y j'cIuch de los errores, falsos diosesy oirs supersliciones y ritos diablicos en que vivan antiguainenie los in-dios de la provincial de Huarochir, iMantii y Chaclla, y hoy Imnhien i^ivenengaados, con gran perdicin de sus ahnas. Ib08. Manuscrito de la Bi-blioteca Nacional de Lima, copiado ile la de Madrid. Existe una edicin inj^lesa de Marckanm.

    2. Jimnez de la Espada, I res relaciones de antigedades peruanas.En el Prlo-o, pg-s. XXXIIXXXIV.46

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    He aqu la leyenda de Avila:

    DE QUIEN EUE HUATHIACUKI,Y COMO CIERTO VXDK) SE HIZO DIOS V PERECI,

    Y EL ORICEX DE l'ARIACACA V SUS HERMANOS

    Hemos dicho hasta aqui lo mas antiguo que se sabe odizen estos yndios que vuo, y diximos que de aquel yndioque quedo despus del diluuio proceden los dems: espues ahora de saber que los de antes de aquel diluuio(si uuo algunos) y los de despus tenian por cabeca y ma-yor en cada parte al yndio mas valiente y mas rico y quepor su persona se hazia seor y sugetaua y venca a losotros, y este tiempo llaman los yndios purumpacha, que escomo dezir tiempo sin Re)', pues en este tiempo ultimodizen que en vn cerro que esta entre Huarocheri y el Cho-rrillo hazia el sur (y este es el origen de Pariacaca) quese dize condorcoto parecieron finco hueuos grandes losquales vido un yndio pobre y mal vestido, llamado Hiat-hiaairi, el qual dizen que era hijo de.... ' Pariacaca; y quesabia y aprendi de su padre muchas habilidades y cosasde que diremos luego; y dizen que se dezia Hnathiacuri por-(jue lo que comia era todo fiiatyasca, que es como soaca-do, no cozido, ni bien assado, sino como ac dezimos asa-

    1. Probablemente el autor el eopista ha omitido la palabra Coriim-ya, nombre de la divinidad ms importante de lii mitolo

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    do en Barbacoa, lo qual hazia assi porque como pobre nopodia mas. Y en este mismo tiempo dizen que uuo unhombre o yndio llamado muy rico y gran seor, quetenia su casa en axchicocha como legua y media de dondeparecieron los 5 hueuos dichos, y la tenia muy rica ycuriozamente aderecada, tanto que aun la cubierta y techoera de plumas amarillas y coloradas de diuersos pjaros;y de lo mismo y otras cosas muy curiosas estaban las pa-redes cubiertas y entapicadas, y que tenia mucha canti-dad de llamas o carneros de la tierra, vnos colorados-otros azules y otros amarillos y de diuersos colores muygalanos de manera que para hazer mantas ^iumbio otrasno hera necessario teir las lanas; y assimesmo tenia otrasmuchas riquezas y aueres; por lo qual dediuersas partes ylugares concurran a respetarle y reconocerle diuersas gen-tes, y el se hazia muy sabio y se fingia de grandes habili-dades, y aun dezia que el era Dios y criador. iMas sobi^e-viriole a esto V7t o rancie inconveniente que fue caer malo y ciffermo de vna lai'ga y snzia enfermedad: v por esto todos tosqne le conosian dezian, pites como vn seor tan saldo, tan ri-co i' que es criador y Dios esta tan enfermo y no halla comosanar? Y assi mnrmiiraban todos del, No deseaJisaiia entodo esto el finoido Dios de buscar 7'emedio de su salud lia-ziendo diiersas curas , yntentando extrahordiarlas medicinasy procurando que le viesseny curassen quantos de esto podianalgo saber, y )iada de esto le aprouechaua : ni auia quien su-piesse su mal ni su remedio. Y en este tiempo dizen queaquel Huathiacuri que poco ha diximos venia ci hazia lamar y que hizo d

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    LMIN'A I.

    Li.axl:ka di: AxriiicdCiiA. ri' rkii iji; i.us ACo^"^;l;l^[ll;^|lls a (juk hack rekkrexcia i.a levkxdaLMINA II.

    Montaa i>ic Cii\ikiuciit(j (jnc iiAc; reekukntia i.a i.evknd.

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    se Lajahjaco\ ) que estando alli vio que venia vn zorro o ra-posa de hazia la mar y otra de ac de Anchicocha. ) (uela que venia de hazia la mar pregunto a la que yua de acque auia de nueuo, y ella le respondi ([ue todo estal:)abueno, solamente supiesse que el rico y el Dios estamuy enfermo y ha hecho y haze extraJiordinaria diligenciapara sanar y ha juntado muchos sabios para preo-untar lacausa de su enfermedad, y nadie la sabe ni el remedio. ] ' lacausa es que estando su uruo-er de este tostando vn poco de mayz,salto un orano a susfaldas, como cada dia sucede y este le diosobre su natura; el gual gj-ano con otros dio esta yndia a co-mer a vn yndio, y el lo comi; y despus vino a cometer adul-terio con el esta yndia; por lo (jual esta el yndio 7nalo.^y haitenido vna grim culebra y esta sobre aquella su hermosa ca-sa para comerles, y debaxo de la piedra de moler esta vn sapode dos cabecas para lo mismo; y esto no lo sabe nadie. Y lue-ii"o pre^unto esta raposa a la (]ue venia tU hazia la mar, (|ueauia alia taml)ien de nueuo, \ el resj)ondio diziendo: lo\)\w. ay es que vna moca mu\' hermosa, hija de vn Cacijuemuy principal (;sta muriMido por ten(;r parte y coito convarn (esta es otra lar^a liistoria de qui(n se dir ahajo, yassi holuann)s a lo (jue hizo (;1 Huathiacuri.) Oydo pue])or el lo que j:)assaua, s(; fue adonde el rico estaa enterino, )' alli con mucha dissimulacion prcL^unto si auia algim

    1. S.'iiiraineiite Luinnyacu, lu^ar situado ci\ire Aiichicocn.i y Cieiio-luilla y no como dice el autor vcniciido de Jnin la ric-iic^uilla . Hi ca"mino real (uc de Hunrochiri baja ala costa, pasa actualmciuc por este sitiodonde existe un manantial C|ue es nico en alijunas lei^uas l.i rctl )n(la;razn por la cu;ii los viajeros utilizan esto punto, como trmino de jornad.ien sus viajes.

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    enfermo a vna yndia moca y hermosa (la qual con otramayor ya casada con un yndio rico heran hijos del Diosenfermo) y ella le respondi, si mi padre lo esta: el repli-co diziendo; pues si tu quieres cjue seamos enamorados yme hazes fauor, yo sanare a tu padre (el nombre de estamoca no se sabe, aunque dizen que despus fue esta quiense llamo Chaiipiuaca, de que diremos harto) y ella porentonces no quiso condecender en esto: lo que hizo fue yra su padre y dezirle como vn yndio de mal talle y roto ledixo le sanarla: de lo qual todos los mdicos que alli esta-an se rieron mucho diziendo; pues no lo podemos noso-tros hazer y podra esse pobrete. El enfermo con el grandedeseo que de sanar tenia, no rehuso ponerse en sus manos;y assi dixo que lo llamassen qualquier que fuesse; y el en-tro y luego le dixo que sin duda le sanarla si le daua pormuger aquella su hija moca: el enfermo dixo que lo ba-ria de muy buena gana: lo qual lleuo muy mal el maridode la hermana mayor pareciendole que no era razn quesu cuada fuesse mugerde vn yndio tan pobre )' maltrata-do por parecerle que le ygualauan a el que era rico y po-deroso la emulacin y contienda que estos dos tuuieronentre si se dir despus.

    Enipeco pues la cura del enfermo el sabio HiiatJiia-ciiri diziendole: sabrs que tu uiuj^er te Jia cometido adulte-rio, y que por esto estas malo y enfermo: y sobre esta tu her-mosa casa estn dos culebras uiuv oraudes para coiuertc v de-bajo de esta piedra de uioler i'ii sapo de dos cabecas: estosanimales he))ijs de )}iatar ante todas cosas, con lo qual cmpe-caras a cobrar salud, y en tenindola, has de adorar yreuerenciar sobre todo a mi padre, el qual saldr a luz vn

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    dia de estos: porque tu, cosa clara es cjue no eres Dios,ni criador, que si lo fueras, ni estuuieras enfermo, ni care-cieras de remedio como lo has hecho. Lo qual oydo por ely los circunstantes, quedaron admirados, y el muy triste dever que le empecaua a desbaratar aquella hermosa casaque diximos para la matanca de las culebras y sapo. Yassimismo la muger dixo que aquel era vn mal embuste-ro, mentia en dezir que ella uuiese sido adultera, y dauacon esto grandes vozes de rabia y enojo. Mas el enfermodeseoso de la salud, no rehuso que la cassa se desbarata-sse: lo (|ual hecho hallaron las dos culebras encima y lasmato: y tras esto le refiri el sabio a la muger como estandotostando mayz le auia saltado un grano en la falda y lo auiadado con otro poco a vn hombre que lo comiesse y que coneste auia cometido adulterio, y ella al fin lo confesso assi;y luego el sabio hizo alear la piedra de moler y debaxodella sali luego saltando el sapo de dos cabecas, y sefue a vn manantial que esta ahora alli propio en Anchi-cocha; a donde dizen que uiv^e oy y que a los que lleganalli, o les haze desaparecer y perderse, o se bueluen locoso mueren '. Y hecho todo esto cobro salud el enfermo: yel sabio Ihtal/iiaau'igozo la moca y de alli en adelante; y di-

    1.Preocupaciones de esta ndole se conservan hasta hoy y abundanen la literatura antig-ua del Per. As en la Relacin de la ReliginRitos del Per hecha por los primeros religiosos agustinos que all, (Hua-machucol pasaron para la conversin de los naturales, se lee lo siguiente:'Afirman los moradores desta tierra (Huamachuco* y del pueblo, dondeestaba una guaca dolo que se llamaba Alaillar, que los que ellallegaban irreverentemente, que luego se les encogan los brazos y piernasy quedaban tullidos, y por esto no osaban llegar ella" y en otro lugardice "Est una sierra muy alta en un yermo, y este asiento llamanConacocha," aqu haljfa una casa muy sumptuosa y dos casas para e^servicio de la guaci dolo, que se llamaba i)zorpilao ; haba mas

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    zen que los mas das yua vna vez a aquel cerro de Concor-coto donde dixe que estauan los cinco hueuos. al rededorde los quales se mouia mucho ayre: y dizen que antes deesto no auia ayre yquando el sabio queria yr al Condorco-to, el enfermo ya sano le daba la hija que llenase con-sigo, y alia se holgauan los dos muy a su salvo.

    Segn esto cul ha sido la enfermedad del rico deAnchicocha? Es indudable que se trata de una enfermedadde origen venreo, pues conforme la contestacin quela zorra que vena de la sierra dio la que iba de la costa.en la conversacin oda por Huathiacuri, la cansa del malera que estando la mujer del rico dios de AnchicocJia tos-tando nn poco de maiz, salt iin qrano sus faldas cojuo ca-da da sucede y ste le dio sobre su natura; el cual granootras tres casas en que se llegaba la cente que venia las fiestas. Estasseis casas quemaron los padres con las ouacas, 3^ se deshicieron los j^ran-des corrales que para sus sacrificios tenan, v andaniios p.-ira lo mismo.Y estos audamios. sino para la fiesta fiestas de At.^cuju, que era elsupremo sacrificio, estasumptuosa endemoniada g'uaca no lleg'abanella sino los del pueblo, porque dicen los indios todos por cosa muy cier-ta y averifruada.'qnc si otros se atrevan licitar ella, que lueg-o lesilab.'i una comezn, y rascndose, lueg-n les caan irusanos y moran mu-chos, y lo mesmo dicen esto (|ue aconteca los que quebrantaban el

    Esta g-uaca haba muerto mucha g-ente. por lo cual se despol)lun gran pueblo questaba cerca, el cual pueblo despoblado \' deshe-cho vieron los dichos padres . . . Descubrise ms en un pueblo llamadoLlaga un dolo llamado por el propio nombre, y que haba un corrallleno de dolos, que por ser mcchos no se contaron. Lo ques de notar,que aqu estaban en un aposento pequeo unos cuernos de venado, qvieespantaban su mala hechura, que pareca cosa hechiza mas que cuernos:llambanlos vicaoa, y dicen los indios, en universal todos, quel quellegaba ellos se hinchaba, y por esto los mochaban y haban hecho aquelaposento". Documentos inditos relativos al Descubrimiento, Conquistay Colonizacin, por Luis Torres de Mendoza, Tomo IIL Madrid lS(i5,pgs 35, 37, 38.

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    con otros di) esta india comer un indio, v l lo comi; ydespus vino cometer adulterio con l^ esta india; por locnal est el indio malo. Como se v^e, fu una enfermedadcontrada por contactos sexuales, la misma que ella porcontagio trasmiti su esposo.

    Esta enfermedad venrea debi ser crnica y proba-blemente con manifestaciones exteriores tangibles; puessegn reza la leyenda, el gran inconveniente que sobrevnoleal sabioy ricofit caer malo y enfermo de una larga y snciaenferm,edad; debi adems ser incurable para los prcticosms hbiles de aquella poca, pues as se deduce de estaspalabras: todos los qne le conocan decan, pues cmo unseor tan sabio, tan ricoy qne es criador y dios est tan en-fermoy no halla como sanar? y de estas otras que mejor laconfirman: no descansaba en todo esto elfingido dios de buscarremedio de sil salud haciendo diversas curas, intentando ex-trao7^dinarias m^edicinasy procurando que le viesen y curasencuantos de esto podan algo saber, y nada de esto le aprovc-cJiaba, ni haba quien supiese su maly su, remedio.

    Por otra parte, se nota cuando se lee atentamente es-ta fbula que la sucia y asquerosa enfermedad no debe re-ferirse una lesin que radicaba en los rganos genitales;pues, si as hubiere sucedido, no tendra razn de ser, laintervencin del hijo del Coniraya Pariacaca. Efectiva-mente, el hecho de radicar una lesin en los rganos ge-nitales, hace sospechar hasta los profanos cual puede serla manera como se la adquiri; as un chancro blando, unablenorragia cualquiera enfermedad venrea que durantetoda su evolucin no abandona dichos rganos, no se en-cuentra en el caso de una afeccin cuyo punto de entrada

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    lesin inicial desaparece al poco tiempo pasa inadver-tida con frecuencia, y solo las manifestaciones posterioresson las que despus saltan la vista.

    Nos parece, pues, que para sospechar el modo comose produjo el contagio de una gonorrea por ejemplo, encaso de haber existido, que chcho sea de paso no hay nadaque su existencia afirme, no se necesitaba hacer interveniruna inteligencia superior como la del hijo de ConirayaPariakaka, en tanto que es razonable pensar que para ha-cer ver la relacin entre las manifestaciones externas fcilmente apreciables de la enfermedad y su modo de inicia-cin causado por un contagio sospechoso, relacin que na-turalmente no puede establecer el criterio de los profanos,ni el de los prcticos que en esta regin gozaron de tanjusta fama en sus curaciones intervenciones quirrgicasempricas, es racional pensar ac|u, repetimos, en la nece-sidad de hacer intervenir una inteligencia sobrenatural,nica c[ue en este caso podra encontrar el eslabn queuniera las manifestaciones peridicas de una enfermedadcomo la sfilis.

    Por muy aventurado que parezca nuestro ciiagnsticode la enfermedad de que tratamos, del tenor de la leyendase deduce, que lo que aquejaba al rico de Anchicocha fula sfilcs en sus ms crueles manifestaciones generales constitucionales, y que el hijo de Coniraya Pariakaka,hizo, por decirlo as, el diagnstico preciso de la enfer-medad, relacionndola, como se hara hoy, al accidente pri-mario, al chancro infectante.

    Adems, obsrvese que el sabio HnatJiiaciiri atribu-ye como la causa de esta enfermedad niia culebra muy54

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    grande que est sobre aquella sil hermosa casa para co-merles y debajo de la piedra de moler, un sapo de dos ca-beras para lo mismo y qne solo mnertos estos animalescfnpez volver salud. Esto nos trae la memoria loque Forbes y Franks han interpretado en algunos huacosque muestran una culebra que descendiendo del cuellomorda el miembro viril del sujeto, como la representacinsimblica de la trasmisin de la sfilis; opinin que acogetambin el Dr. Ashmead. '

    La antigedad de esta leyenda recogida cuando enesos lugares no se hablaba ms lengua ([ue la nativa, enun pueblo an idlatra y de boca de sus ancianos, tiene unmrito histrico incuestionable. Y veamos que la tabulase remonta al Purunipaelia: aquel perodo de la prehis-toria peruana en el que no haba rey, en el cjue no existanan asociaciones estables y slo vagaban hordas aisladaspor las escabrosidades de las cordilleras y cjuebradas enbusca de pasto para sus ganados. Quiz la remotsimadominacin de los aymars, pues casi no hay razn queoponer la consideracin de un abolengo aymar de mu-chas tribus del Per que como los iv?//iw, solo durante losreinados de Pachactec y Tpac \'upan([ui cayeron bajoel dominio incsico; y que sin embargo han conservadohasta hoy en sus ms apartados pueblos un lenguaje ay-

    1. Nota de Virchow en un Mtculo pu'Dlicatlo en el \'crhxndiu>ii:,nder Berner Gescllschaff ""fu Anthropoh\s:ie Ethnolie tind l'rocschicbtc,1873, pg. 153, Lmina XV. Fi? I. Tomado de Lehmann Nisthche UnRevista del Museo de la Plata, Tomo IX. este mi.smo autor cita tambin unejemplar del Museo de la Plata y en Tschudi Lmina 24.

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    mar tan rico, tan bello como el de Bertonio. Por qu noatribuir, pues, esta tradicin aquellas remotsimas eda-des, si ella es contempornea al nacimiento de Pariakaka,aquel dolo majestuoso y venerable que ha visto suceder-se miles de generaciones y acontecimientos, elevadsimacordillera, tal vez la ms elevada de los Andes y que yr-guese casi en medio del territorio de los Yauyos y al quese invocaba y haca sacrificios para que enviase sus lluviasvivificadoras?Y si lo que all en esa leyenda se refiere, si la enfer-medad del rico de Anchicocha realmente ha sido la sfilis,y ella aparece envuelta en las supercheras y leyendas delPer primitivo, dnde buscar el origen de la enfermedad?

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    IV

    La epidemia exantemtica del reinado de Huayna Cpac.Referencias informaciones de Vaca de Castro.Cieza.Herrera.Pedro Pizarro.Montesinos.Cobo.Pachacuti.Sarmiento Gamboa.CavelloBalboa.Anello Oliva.GarcilaSo, etc.Hipte-sis de los doctores Patrn y Lavorera. Diag-nstico diferencial de la epidemia, con las de Virue-la. Sarampin. Verruga peruana. PaludismoTifus exantemtico. Analoga de ella con lade fines del siglo XV de Europa. Valor de lainformacin practicada en Tomebamba. La en-fermedad mortal de Huayna Cpac.Entre las enfermedades antii^uas del Per que. \\gu-

    na semejanza presentan con las manifestaciones exantematicas de la sfilis secundaria, la nica cuyo diaL^nstico po-dra discutirse an en tal sentido, es la i\uv. en forma epi-dmica se extendi en todo el vasto imperio de HuaynaCpac, y de la que este Inca fu una de sus vctimas. Y nodebe sorprender el (|U( intentemos orientar la discusindiagnstica de esta e[)idemia hacia un terreno nuevo alparecer inaccesible la investigacin; bastara considerar,

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    si fuera necesario justificarnos, que la sfilis puede presen-tarse en forma epidmica; que la endemo epidemia de fi-nes del siglo XV en Europa es un hecho suficientementeprobado, y que hoy mismo se v en ciertos lujj^aresdonde se ha llevado la sfilis por vez primera , como hasucedido en Argelia , desarrollarse esta epidmicamente.

    El Dr. Patrn ' primero, y ms tarde en su tesis deldoctorado en Medicina, el Dr. Lavorera', han acumuladoentre nosotros la mayor parte de las pruebas documenta-ras sobre la existencia de una epidemia exantemtica enel reinado de Huayna Cpac, que creemos necesario re-producir aqu, agregando algunas ms de no menos valorhistrico.

    Dice la informacin practicada en la poca de Vacade Castro en i 542 i 544: Gnaiiia Cupac Inga, sabido decmo haban entrado cristianos en la tierra y le dieron no-ticia dellos, uego dijo que haba de haber grande tra-bajo en la tierra y grandes novedades; y al tiempo (jue seestaba muriendo tle la pestilencia de las viruelas (jue tuel ao siguiente. ^

    Cieza de Len, que escriba hacia i 544 48 se expresaas: cuentan cjue vino una gran joestilencia de viniclas tancontagiosa, que murieron ms de- doscientas mil nimas v\\

    1. - Patrn Pablo. La enfermedad mortal de Huaynia Cpac. loleffnde la Sociedad Geogrfica de Lima. Tomo V. 1896 pg-s. 440, 445.

    2. E. Lavorcra. Lll arte de cura)- cutre los antiguos peruanos. Tesisfie Lim.i. Anales de la Universidad. Tomo XXIX 1902.

    3. - Informacin sobre los incas hecha en la poca de Vaca de Castro.1.540 1541 en (hia Antii^nalla peruana. Madrid 18L' p. 21; publicadopor Jimnez de la Espada.

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    todas las comarcas, porque fu o'eneral; y dndole l elmal, no u parte todo lo dicho para librarlo de la muerte,porque el trran Dios no era dello servido. Y como se sintitocado de la enfermedad, niand se hiciesen grandes sacri-tcios por su salud en toda la tierra, y por todas las guacasy templos del sol; ms yndole agraviando ^

    Herrera c[ue como observa el Dr. Patrn abrevia Cieza: Estando Huaynacaba en el Quito, en la mayorprosperidad, cpie luilx) ninguno de sus antecesores, suce-di una gran enfermedad general de viruelas de que mu-ri mucha gente y tambin l aunque por su salud se hi-cieron grandes sacrificios. >/

    Pedro Pizarro que escriba en 1571. se expresa deeste modo: Pues acabada la concpuista, (Quito) (,'1 Guaina-capa mand hacer una fortaleza en memoria de la victo-ria que habia habido Pues estando en esta obra dio en-tre ellos una enfermedad de viruelas, nunca entre ellosvista, la cual mat muchos indios; y estando (;1 GuainaCapa encerrado en sus ayunos (}ue acostumijran hacer, queera estar solos en un aposento y no llegar mug(>r, no co-mer sal ni aj (mi lo cpie les guisaban, ni beber chicha, (esta-ban d(;sta manera nueve dias, otras vect;s tres); pues estan-do el Guaina Capa en t;ste ayuno, dicen (pie le entraron tresindios nunca vistos, muy pequeos como enanos, adontiel estaba y le dijeron: Inga venrnoste llamar: \- como lvido esta visin y esto (pie 1(! dijeron, di s'oces los su

    1. - Cieza. El seoro de los lucas. Cap. LXVIII \^\i

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    yos, y entrando que entraron desaparescieron estos tres yadichos, que no les vio nadie salvo el Guaina Capa, y lossuyos dijo qus de esos enanos que me vinieron lla-mar? respondironle: no los hemos visto. Entonces dijoel Guaina Capa: morir tengo, y luego enferm del mal delas viruelas. Pues estando asi muy enfermo, despacharonmensajeros ^

    Montesinos dice: En tiempo deste (Capac TituYupanqui) hubo en el Cuzco y todo el reino gran peste deviritelas y muri con ellas. '

    El padre Cobo tomando probablemente de Pizarroescriba en 1653: Poco despus de esta primera llegadade los espaoles esta tierra, estndose el Inca en la pro-vincia de Quito, dio los suyos una enfermedad de virue-las, de la que murieron muchos. Entonces dijo el Inca quese morira, y luego le dio el mal de las v7'uelas. ^El indio D. Juan Santa Cruz Pachacuti Yamqui dice:Y de alli va a Quito el ynga para descansar y dar nuebaordenanca y tassas; y entonces llega la nueba del Cuzco quecomo habia pestilencia de sarampin, y de alli parte paralas conquistas el qual habia sido pestilencia de saram-pin, y assi dentro de dos dias muere el general Mihaena-

    1. - Relacin del descubrimiento y conquista de los reinos del Peni y delgobierno y orden que los naturales tenaj y tesoros, etc. Hecha por l^edroPizarro conquistador y poblador destos dichos reinos y vecino de tu ciudadde Arequipa. Ao 1571. En Coleccin de documentos int'ditos t>ara la His-toria de Espaa por Martn Ferndez Nfivarrete, etc. Tomo V. .\!aiiri

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    camayta con otros muchos capitanes, todos las caras llenosde caracJia. Y visto por el yng'a. manda hazer vna cassade piedra para esconderse, y despus se esconde en ellatapndose con la misma piedra, y alli muere. '

    Pedro Sarmiento Gamboa en la segunda parte de laHistoria Incaica que compuso por mandato de don Fran-cisco de Toledo dice: Mas llegado que fue Quito, dileuna enfermedad de cale].t'ira>\ au i ju i otrjs dicen que deviruelas y saj-aiiplon: de la cual como se sintiese mortal,la li los orejones sus parientes '

    Cav(dlo Balboa que cscrib'a por los aos 1576 a1586 se expresa as: ir lui arriva ( Fuayna Cpac) desnouvelles trestristes qui lui disaient comment dans Cuzcorgnait une peste genrale et cruelle. dont tait mortAuqui-Topa-nga son frre, et Apoc Illaquita s:i onclequ'il y avait laisss en partait comme gouverneurs; Mama-Toca sa soeur, et d'autres principaux' s-eigneurs de sa fami-lle, etaient morts de la me me maniere.

    Ayant pass la rivire de Guayaquil, il travt'rsa laniontagne par des chemins difficiles et inconnus. et arrivaa Tumibamba par la route de Nulluturu. Se trouvant in-dispuse, 1 retourna a Quito avec la principale et la ])lusgrande partie de son arme. De-s qu'il y tut arriv, sa ma-

    1. D. Juui de Santacniz. P\ch;icuti Yamqni. A'f/.'t/n rfe .-1 ni /

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    ladie alia toujours en augmentant; une fievre morteille leconsLimait, et, se sentant pres de mourir. il fit son testamentselon Tusage . '

    El Inca Garcilaso que como se sabe pblicos us Co-metarios en 1 609 dice: Estando Huayna Capac en el Reinode Ouitu, un dia de los ltimos de su Vida, se entr en unLag'o baar, por su recreacin y deleite: de donde salicon fri, c[ue los Yndios llaman CJnLcchit, que es temblar, ycomo sobrevinise la calentur; la qual Uam.an Riipa que esquemarse y otro Dia y los siguientes se sintiese peor ypeor, sinti que su mal era de muerte.-

    El P. Velasco O que estas tristes reflecciones leocasionasen un gran mal. que contrado por otra causase aumentase con ellas, l se reconoci gravemente enfer-mo. Posedo de calentura lenta, y mucho mas de profun-da melancola, con repugnancia todo alimento, dio or-den para que lo regresasen prontamente la ciudad deQuito. ^

    Los autores mas modernos como Gonzales Suares ''y el autor annimo de una cronologa del Cuzco ^ opinanpor el paludismo probablemente tomndolo de Garcilaso.

    Nos queda todava la relacin de Anello Oliva que

    1.Miguel Cavello Balboa. Histoivc dit Proii, 1586 Collee. TernauxCoinpans. pg"s. 197 y IVS.

    2. Garcilaso. Comentarios Reales I.ib IX Gap. XV.3.Historia del Reino de Quito por el Presbtero Juan tle Velas-

    co. Tomo II p. 64.4.- Gonzlez Suares llistorin general de la Repblica del luii.idor.

    Quito 181)0. Tomo 1 p. 7-1, en la Nota.5.Moticiis cronolgicas del Cuzco 1902. Public, por Biblioteca Na-

    cional Ce Lima p. 69.62

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    clce: Estuuos lars^-o tiempo entretenido, en sus i^^aistosn aquel reino (Quito) hasta que le dio una ^^raue do-lencia que los yndios llaman Vauti y en nuestro romance/?//?as que le quito la vida y estando en el trance de lamuerte llama a su hijo. 'Y la inormaciu practicada en 1582 por orden del\'irrey Enriquez de la ciudad de Cuenca, donde como sesabe nuiri el Inca: Huaynacapac vino residir estevalle de Tomcbamba^ (|ue ag^ora se llama Cicnra; en lacual estuvo diez aos, por ser tierra de mejor habitacinque no otra parte;- y en este tiempo sobrevino una enfer-medad y pestilencia mu\- grande en que murieron innu-merable de gente de un sarampin que se Jiabratiiodos de ma lepra iiieiirable, de la cual muri este seorHuaynacapac; al cual salaron y l]e\-aron al Cuzco ente-rrar. -

    Como se ve por la Informacin practicada en lal)oca de Vaca de Castro, y por las narraciones de Cic-za. Herrera, Pedro Pizarro, IMontesinos y Cobo, se tratade una epidemia de viriielas. Segn Santa Cruz Pa-

    1.Anello Oliva Hlslorin del Fcrv .M;i mise. rito c ISUS pnlylic;u1o porJuan F. Pazos Vrela \' L. Vrela y OiIjcoso en IS^S.2. Relafin que embio a vandar su wai>fstad se hizicst hm

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    chaci'iti de sarampin , Gam])oa Sarmiento de saraupiiiy viruelas; la de Cavello Balboa puede encuadrarseen cualquiera infeccin general aguda, como la verru-ga en su forma no eruptiva; la de Garcilazo al paludis-mo; y el P. Velasco, Gonzales Surez y el autor de lacronologa del Cuzco, probablemente toman del mismo (iar-cilaso; la del P. /\nello Oliva X^.siplis, y 1(^ mismo laltima de la Informacin hecha en Tomebamba.

    En conjunto todas las opiniones se reducen lassiguientes: Viruela, Sara'upiu. Paludisnu, Fiebre gra-ve de Carrien, y Sifilis.

    De estas cinco enfermedades la fiebre grave de Ca-rrin puede englobarse en la verruga peruana, hiptesisdel Dr. Patrn ^ , y que el Dr. Lavorera ' acepta solopara la enfermedad de Huayna Cpac. Y podemos agre^gar el tifus exantemtico, conjeterado por el Dr. Lavore-ra, y la lepra mencionada en la Informacin de Tome-bamba.

    El Dr. Patrn lo hace notar, y se deduce de la opi-nin general de los cronistas, cpie la enfermedad fueruptiva; podrase por esta sola consideracin y por mu-ch?s otras como la contagiosidad y extensin que se dicealcanz la epidemia, la ineficacia del tratamiento quni-co, conocido seguramente desde tiempos niuy antiguos enlo que respecta la enfermerlad del Inca, descartar deesta discusin (A paludismo (eliueeliu) de Garcilazo ) ([u

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    autores modernos como Suares, el autor tic la cronologadel Cuzco y Vclasco repiten con l.

    Nada hay que pruebe, por otra parte, la existencia enlos tiempos precolombinos de la viruela, del sarampi'^n y de-V\2i?>fiebres eruptivas Q^(t fcilmente podran explicar las re-laciones de la mayora de los cronistas y escritores anti-guos; los doctores Patrn y Lav'orera citan las asevera-ciones dignas de crdito de Gomara, del P. Velazco, etc.,que se oponen la existencia d(! la vinicla en aquellostiempos, ) lo que es tan conocido (pie el negro del con-quistador Panfilo Narvaez fu en I5i8elqu(? llev porv(;z ijrimera esta enfermedad ala Nueva P2s|)aria, habiendoestallado ella en el Per (^Oiiito) solo en 1533. '

    1. Vase Dr. Jos I'enna L-i Virticln en la Amcrirn de/ Siul. BuenosAires 1 885. cap. II. Lavoreia I.oc. cit. p. 2U Patrn Loe. cit.Clavifero en Historia /Intiffia de Mcgico: sacada de los mejores histo-riadores espaotes, y de tos manuscritos, y de las pinturas, antij^uas de/os indios: Londres 1826. Tomo II, al hablar de los estra^os que las vi-ruelas piodujerou en Mjico se expresa de este nio

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    En cuanto la lepra se la ha mencionado en la infor-macin de Toiucbaniba, sin duda solo para si^nicar quela lesin debi ser externa; una lcera profunda, un fage-denismo, en fin, quiz un goma procesos gomosos gangrenosos, por ltimo cualquier otra afeccin exterior,manifestacin de algo especfico y general al organismo.Los antiguos espaoles confundieron la sfilis con la lcpra\y esta palabra se ha emplead