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LA AMAZONIA NORTE BOLIVIANA: EXTRAER VS. DEFORESTAR
Por: Waldo Caballero Toledo*
Una de las preocupaciones mundiales en los últimos años es la conservación de la Amazonía,
sin embargo en la región del norte boliviano, la ausencia de capacidad de sus legisladores
relacionados con la temática para proponer normativas inmediatas y adecuadas a la
conservación de la naturaleza y la madre tierra, acompañada de la falta de alternativas de
desarrollo zonal, hacen que las acciones a favor de este “pulmón del mundo” tengan un efecto
mínimo.
En la zona existe una creciente deforestación e incendios forestales, lo cual incrementa a los
efectos del calentamiento global produciendo acalorados veranos en varios países del
hemisferio norte.
La población habitante en la parte interior del Departamento de Pando, la Provincia Vaca Diez
del Departamento del Beni, y la parte de la Provincia Iturralde del Departamento de La Paz,
dependen del Bosque Tropical Húmedo (BHT) para subsistir y por lo tanto, tienen un interés
directo en su conservación. Sin embargo, en contraposición los empresarios madereros con el
objetivo de un enriquecimiento rápido e ilícito (debido a las grandes perspectivas del mercado
internacional para productos maderables de Bolivia), negocian y convencen a los comunarios
de la región para talar y/o comprarles árboles, cuando la mayor cantidad de ellos no son
certificados.
La solución a estos problemas de deforestación tiene que ver con las alternativas de desarrollo
en la región y una de ellas, sino la más importante es la actividad extractivista de la población,
debido a las tendencias evolutivas y los factores dinámicos subyacentes de los Productos
Forestales No Maderables (PFNMs). Lo mencionado anteriormente ayudará a no explotar los
recursos forestales de una manera indiscriminada. “En los sistemas extractivistas modernos
existe una amplia gama de productos que se cosechan en diferentes estaciones durante todo
el año, los cuales son elegidos de acuerdo a su valor en el mercado, facilidad de cosecha, etc. El
criterio usado por los productores/recolectores permite varias opciones que previenen la
extinción de un producto, sin interesar su importancia relativa” (Rodríguez 1996).
El enfoque moderno, por su parte, señala que “el extractivismo continúa en una variedad de
modelos de desarrollo, como lo ejemplifican la recolección de hongos comestibles, raíces de
genciana, la extracción de savia del árbol de arce, la recolección de tomillo y muchos ejemplos
más de uso de PFNMs en el Norte, que no hacen otra cosa que destacar la universalidad de
esta actividad” (Lescure, 1994).
En la región amazónica, se puede volver a fortalecer la producción y la recolección de la quina
y goma, la cual no requiere de mucha inversión de capital. Al mismo tiempo se puede
aprovechar la industria de castaña, y retomar la del palmito. También se puede incursionar en
la recolección de plantas y raíces medicinales. Todas estas iniciativas apoyarían en el
fortalecimiento laboral de la región donde se necesitaría la mano de obra de recolectores
movibles y flexibles. También se puede generar mano de obra indirecta en estas iniciativas,
como ejemplo podemos citar el proyecto de la reactivación de la goma en el Departamento de
Pando, que se lanzó hace algunos meses y que requiere la dotación de 50.000 trichelas para su
recolección, lo cual genera un movimiento económico significativo en la región.
Existe un paradigma que reconoce que el uso de PFNM satisface las metas de conservación y
desarrollo, tal como lo expresa Padoch (1992: 43): “Mayores ventas de PFNM podrían
aumentar el valor de los bosques y, como resultado, coadyuvar a los esfuerzos de conservación
y mejorar el bienestar de sus habitantes”. Esto nos debe conducir a una nueva concepción del
Bosque Tropical Húmedo (BHT). Para aplicar este enfoque moderno, se debe tener un
conocimiento profundo por parte de las poblaciones extractivistas de los PFNMs y sus
mercados.
Lamentablemente casi no hay estudios acerca de la importancia extractivista del BHT y su
desempeño a nivel local, regional y nacional, depende de nosotros el impulsarlo.
* Waldo Caballero Toledo, es Docente de Administración Forestal, Vicepresidente del Colegio de Administradores de Empresas de Pando y Past Presidente de la AADE – UMSA.