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KinKaban, Año I, N° 1 (ene-jun, 2012), pp. 8-14 Revista electrónica del CEIC M Centro de Estudios Interdisciplinarios de las Culturas Mesoamericanas, A.C. Página 8 Dossier DEPÓSITOS RITUALES. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA EN DOS SITIOS MAYAS PREHISPÁNICOS Violeta Vázquez Campa Posgrado Antropología/FFyL/UNAM, CEICUM Resumen Los depósitos rituales son un elemento generalizado en la arqueología de Mesoamérica y por supuesto en el área maya. Los arqueólogos mayistas les dieron el nombre de “escondites”, ofrendas y depósitos de fundación implicando una función del depósito. Por tal razón he considerado necesario realizar un análisis detallado de los depósitos rituales de acuerdo a sus contextos. En este artículo incluyo sólo los contenidos en juegos de pelota y que según mis observaciones pueden ser pro- ducto de rituales realizados por los gobernantes a consecuencia de las guerras entre los pueblos. De tal forma, el presente artículo incluye los datos arqueológicos y parcialmente epigráficos, así como un análisis preliminar que vislumbra la corre- lación entre actividades rituales, arquitectura y dinámicas sociopolíticas de los grupos gobernantes. Abstract In Mesoamerican archaeology the ritual deposit is an element frequently found. The archaeologists who study these ele- ments in the Maya area refer to them as cache, offering and foundation deposits. In this study I analyze these ritual deposits detected in the archaeological records, according with their context in which they emerged. It includes only analyze ele- ments buried in ball courts, as according to my observations, it may be the result of a ritual event as cause or consequence of war between groups, conducted by people whom wielded considerable sociopolitical power. I also include archaeological data, partially epigraphic data, and a preliminary analysis that suggests the link between ritual activities, architecture, and sociopolitical dynamic among the groups in power. Introducción Un depósito ritual es un conjunto de objetos valiosos, sa- crificiales y ceremoniales que fueron dejados intencio- nalmente y que tenían un carácter ritual. Ambos, sacrificio y ofrenda, son lo que constituye el depósito ritual (Dehouve 2007:15-16). A estos depósitos, dentro de la arqueología, se les ha dado diferentes nombres limitando su función y se les llama ofrendas genéricamente. En la literatura americana y francesa se les da el nombre de cache, definido como “escondite” (Coe 1959:77; Oxford 2003). “La palabra cache se usa para definir un grupo de objetos encontrados regados en un área, pero que se en- cuentran relacionados entre sí, una colocación común es estar asociados a una estela” (Ricketson y Ricketson 1937:139). Dentro de esta investigación un depósito ritual ar- queológico es entendido como el conjunto de objetos que fueron dejados de forma intencional y que son el residuo de un evento ritual el cual puede estar conformado por diferentes objetos como vasijas, jades, conchas, obsidia- nas, sílex, puntas de raya, entre otros. Los contextos donde se localizan este tipo de depósitos son de tipo domésticos y públicos, como unidades habitacionales de comuneros, de elites y en la arquitectura monumental. Debido a la variedad de contextos en los que se pueden encontrar este tipo de depósitos, se ha establecido como parte de la metodología la realización de tipologías y ba- ses de datos para poder determinar si se trata de un solo evento o si existen patrones que nos indiquen que fuera una práctica repetitiva, la cual le asigna su carácter ritual. Se cree, tradicionalmente, que algunos de estos de- pósitos rituales pueden estar conectados con actividades económicas y su contenido puede ser indicador de inter- cambios a larga o corta distancia. Empero, considero que este tipo de depósitos rituales están ligados a asuntos políticos y religiosos. Como la concentración y legitimi- zación del poder, la manipulación de las masas por parte de la élite gobernante y la necesidad de agradar a los dio- ses para mantener el equilibrio del cosmos. En este sen- tido, es importante señalar el acercamiento que tiene la arqueología simbólica, la cual, al igual que el resto de las arqueologías es materialista, pero no sólo eso, sino que también analiza el efecto simbólico que se produce, re-

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KinKaban, Año I, N° 1 (ene-jun, 2012), pp. 8-14

Revista electrónica del CEIC M

Centro de Estudios Interdisciplinarios de las Culturas Mesoamericanas, A.C.

Página 8

Dossier

DEPÓSITOS RITUALES. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA EN DOS SITIOS MAYAS PREHISPÁNICOS

Violeta Vázquez Campa

Posgrado Antropología/FFyL/UNAM, CEICUM

Resumen Los depósitos rituales son un elemento generalizado en la arqueología de Mesoamérica y por supuesto en el área maya. Los

arqueólogos mayistas les dieron el nombre de “escondites”, ofrendas y depósitos de fundación implicando una función del

depósito. Por tal razón he considerado necesario realizar un análisis detallado de los depósitos rituales de acuerdo a sus

contextos. En este artículo incluyo sólo los contenidos en juegos de pelota y que según mis observaciones pueden ser pro-

ducto de rituales realizados por los gobernantes a consecuencia de las guerras entre los pueblos. De tal forma, el presente

artículo incluye los datos arqueológicos y parcialmente epigráficos, así como un análisis preliminar que vislumbra la corre-

lación entre actividades rituales, arquitectura y dinámicas sociopolíticas de los grupos gobernantes.

Abstract In Mesoamerican archaeology the ritual deposit is an element frequently found. The archaeologists who study these ele-

ments in the Maya area refer to them as cache, offering and foundation deposits. In this study I analyze these ritual deposits

detected in the archaeological records, according with their context in which they emerged. It includes only analyze ele-

ments buried in ball courts, as according to my observations, it may be the result of a ritual event as cause or consequence of

war between groups, conducted by people whom wielded considerable sociopolitical power. I also include archaeological

data, partially epigraphic data, and a preliminary analysis that suggests the link between ritual activities, architecture, and

sociopolitical dynamic among the groups in power.

Introducción

Un depósito ritual es un conjunto de objetos valiosos, sa-

crificiales y ceremoniales que fueron dejados intencio-

nalmente y que tenían un carácter ritual. Ambos, sacrificio

y ofrenda, son lo que constituye el depósito ritual

(Dehouve 2007:15-16). A estos depósitos, dentro de la

arqueología, se les ha dado diferentes nombres limitando

su función y se les llama ofrendas genéricamente. En la

literatura americana y francesa se les da el nombre de

cache, definido como “escondite” (Coe 1959:77; Oxford

2003). “La palabra cache se usa para definir un grupo de

objetos encontrados regados en un área, pero que se en-

cuentran relacionados entre sí, una colocación común es

estar asociados a una estela” (Ricketson y Ricketson

1937:139).

Dentro de esta investigación un depósito ritual ar-

queológico es entendido como el conjunto de objetos que

fueron dejados de forma intencional y que son el residuo

de un evento ritual el cual puede estar conformado por

diferentes objetos como vasijas, jades, conchas, obsidia-

nas, sílex, puntas de raya, entre otros. Los contextos

donde se localizan este tipo de depósitos son de tipo

domésticos y públicos, como unidades habitacionales de

comuneros, de elites y en la arquitectura monumental.

Debido a la variedad de contextos en los que se pueden

encontrar este tipo de depósitos, se ha establecido como

parte de la metodología la realización de tipologías y ba-

ses de datos para poder determinar si se trata de un solo

evento o si existen patrones que nos indiquen que fuera

una práctica repetitiva, la cual le asigna su carácter ritual.

Se cree, tradicionalmente, que algunos de estos de-

pósitos rituales pueden estar conectados con actividades

económicas y su contenido puede ser indicador de inter-

cambios a larga o corta distancia. Empero, considero que

este tipo de depósitos rituales están ligados a asuntos

políticos y religiosos. Como la concentración y legitimi-

zación del poder, la manipulación de las masas por parte

de la élite gobernante y la necesidad de agradar a los dio-

ses para mantener el equilibrio del cosmos. En este sen-

tido, es importante señalar el acercamiento que tiene la

arqueología simbólica, la cual, al igual que el resto de las

arqueologías es materialista, pero no sólo eso, sino que

también analiza el efecto simbólico que se produce, re-

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Depósitos rituales

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Dossier

produce y transforma, mediante las relaciones de los

agentes, el sistema lógico de los significados para atribuir

un sentido a sus prácticas y significado a sus representa-

ciones (Iwaniszewski 2007:205). Por otro lado, los estu-

dios transculturales indican que ciertos aspectos

producidos por el comportamiento social pueden ser “fo-

silizados” en la arquitectura, en los patrones espaciales, en

las costumbres funerarias, en el arte y en los eventos ri-

tuales (Hendon 1991:894). De acuerdo con esta posición,

el análisis de los contextos puede hacer que el estudio del

acto social, expresado materialmente en los depósitos

rituales, sea más productivo y quizás se pueda entender,

por lo menos una parte de la ceremonia ritual (López

Luján 2005:38), lo cual es uno de los objetivos a perse-

guir en esta investigación.

Depósitos rituales en la actualidad

En diversas poblaciones del área maya, se realizan even-

tos rituales que implican la colocación de depósitos. En

dichos actos, celebrados bajo diferentes circunstancias y

necesidades como son el nacimiento, el matrimonio, la

dedicación de la casa, el ciclo agrícola, la festividad del

santo o la celebración de los muertos, utilizan general-

mente el mismo tipo de objetos para ofrendar como son:

cigarros, pan, alcohol, gallinas, cacao, maíz, tamales,

atole, bebidas fermentadas, flores y copal. Algunos de los

ejemplos mejores documentados son los depósitos reali-

zados con motivo de la construcción de casas, festividad

de muertos y los realizados en honor a la deidad de los

cerros. Durante los eventos mencionados arriba se elabo-

ran depósitos rituales similares a los recuperados arque-

ológicamente con diferentes objetos y posiblemente con

cargas simbólicas distintas.

Rituales en Casas

Entre los Tzotziles de Zinacantan en los altos de Chiapas,

se han documentado rituales de dedicación de casas, uno

de los cuales resumo a continuación. Para construir una

casa, ellos cortan la madera en otoño durante la fase de

luna llena, para poder dejarla secar e iniciar la construc-

ción en primavera. Realizan dos ritos, el primero se llama

Hol Chuk o “atado de la cabeza del techo”, que se realiza

cuando las paredes están terminadas y las vigas del techo

colocadas. Consiste en colgar una cuerda del techo de la

casa y amarrar a cuatro pollos por las patas, degollarlos y

enterrar las cabezas al centro del piso. Después los pollos

se cocinan y el techo y sus cuatro esquinas son alimenta-

dos con caldo de pollo y aguardiente. Esto es realizado

por los trabajadores, que al final consumen el pollo y

beben el aguardiente. El segundo rito se llama Ch’ul

Kantela o “sagrada vela” y es realizado inmediatamente

después de terminar la casa. Lo realiza un Chaman y sirve

para compensar al señor de la tierra e invocar a los dioses

ancestrales para que doten la casa de un alma propia. El

ritual consiste en colocar una cruz en el patio de la casa

amarrándola a una estaca central, él reza y los músicos

tocan el violín, el arpa y la guitarra, se ofrecen velas blan-

cas y se quema copal en un brasero. Después, se va aden-

tro de la casa, donde se cuelga una cuerda al centro del

techo y un número determinado de gallos y gallinas, según

el sexo y la cantidad de las personas que habitaran la casa.

Al centro de la casa, exactamente donde cuelgan las aves

degolladas y se hace un hoyo para que caiga su sangre.

Ahí mismo se entierran las cabezas y las plumas, como

ofrenda al señor de la tierra. Un gallo negro se reserva

para que el Chaman lo mate torciéndole el cuello, le es-

cupe aguardiente y le lanza un puño de tierra, completo se

entierra en el hoyo con la cabeza al poniente, como los

niños sin bautizar, y apisonan la tierra como una tumba

sobre la cual colocan una cruz de treinta centímetros en el

extremo oriental, adornada con hojas de pino y geranios

rojos. Después se realiza una pequeña procesión dentro de

la casa, en sentido contrario a las agujas del reloj, hacen

oraciones en cada esquina, plantan velas, dos blancas y

una de cebo y riegan caldo de pollo y pox. Al final tienen

una comida ritual de pollo, posteriormente se prepara

velas y flores para visitar cuatro montañas sagradas en las

cuales ofrecerán velas, copal, aguardiente y plegarias a los

dioses ancestrales. De regreso a la cruz del patio de la

casa, se hacen plegarias y se entra a la misma, se reza en

la tumba del gallo y bailan. La ceremonia termina con una

comida ritual (Vogt 1993:85-89). En esta dedicación de

una casa es interesante notar el hecho que las ofrendas son

enterradas bajo el piso, al centro de la casa. Similar a

algunos depósitos rituales arqueológicos.

Los depósitos rituales de Hanal Pixan

Son depósitos rituales que se realizan a los difuntos, em-

pezando el 31 de octubre con el recibimiento a los niños o

Mejen Pixán, alma pequeña. Los depósitos que se colocan

para estos pequeños pueden ser pan dulce, chocolate ba-

tido en agua caliente (con batidor y molino de madera).

Cuando se terminó de batir el chocolate se ponen en tres

jícaras, si se trata de niñas, porque su vida gira en torno a

las tres piedras del fogón, o en cuatro jícaras si se trata de

niños, por ser cuatro las esquinas de la milpa. También se

les puede poner comida como caldo de pollo que ayuda a

crecer y a tener fortaleza y energía. O escabeche de pollo,

relleno blanco o negro de pavo, y alguna otra comida

preferida del difunto. Todos los utensilios dónde se depo-

sita la comida deben de ser de barro o jícara, no en vidrio,

plástico o metal, ya que el alma podría ver su reflejo,

asustarse e irse.

Los depósitos rituales que se le les ofrecen al Nojox

Pixán, o alma grande, son diferentes alimentos y objetos,

el más importante es un tamal, en forma circular envuelto

con hoja de plátano llamado “mucbipollo” (tamal de pollo

cocido bajo la tierra, trad. mía). Es de masa de maíz re-

lleno de pollo o puerco con una salsa especial a base de

achiote. Se colocan de acuerdo al sexo del difunto, si es

mujer son tres y al centro, en forma triangular; y si es

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Violeta Vázquez Campa

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Dossier

varón, son cuatro, duplicados de dos en cada esquina de la

mesa-altar (Várguez Eb 2007:11-12,26-27).

Depósitos rituales al dios de la lluvia

En varios pueblos mayas aún se prepara una bebida lla-

mada chilate, entre los Ch’ortis de Quetzaltepeque en

Guatemala, por ejemplo, se llama Chilate o sa’, una be-

bida tradicional a base de maíz y cacao. Esta bebida es

equivalente al sakha’ o saka’, por otros grupos mayas.

Una variedad que se utiliza para depósitos rituales es el

saksa’ o “bebida de maíz blanco”. El chilate caliente con

cacao se sirve en las festividades que se realizan durante

la época de secas. El chilate negro para los depósitos ri-

tuales es diferente, el cacao no es tostado y es preparado

con agua virgen de manantial. En un ritual que realiza el

23 de abril casi a la media noche, en el lugar conocido

como “puerta de las lagunas que hay en el cerro”, los

Ch’ortis realizan una celebración al dios de la lluvia, en la

cual le ofrecen: cinco tamalitos, un tamal grande, un altero

de tortillas de maíz, una gallina, una jícara con chilate

caliente y chocolate, un huacal con chilate negro frío, un

cerro de empanadas mezcladas con frijol negro, pan dulce

envuelto en ropa blanca, un vaso alto con café, una botella

de licor y un paquete de cigarros en el centro. Todo esto,

lo disponen en un área rectangular en el piso limitada con

cuatro velas en cada esquina y una al centro, a manera de

quincunce. Se riegan cinco jícaras de chilate negro en “la

puerta de las lagunas del cerro” y un pavo es sacrificado y

se ofrenda su sangre (Kufer y Heinrich 2006:395).

Es evidente que el cacao o Theobroma encierra un

simbolismo único: es “el alimento para los dioses”. Es

interesante recordar que en el análisis epigráfico de cerá-

micas, se menciona que las vasijas de los personajes eran

para “beber atole afrutado con cacao”. Por otro lado, un

estudio químico hecho a un tipo de jarras efigie con asa

vertedera, procedentes de contextos arqueológicos, resul-

taron que contenían Theobromina (Powis, et al. 2002:85).

Con estos ejemplos, es indudable que el cacao tenía un

papel muy importante, de valor y de prestigio, que era

ofrendado a dioses y gobernantes. Además, era el símbolo

de la oscuridad, la noche, lo femenino, la muerte y la

cueva, ya que es en este lugar dónde se transforma y re-

nace. Por lo tanto, el cacao está asociado con este proceso.

Su color obscuro envuelve múltiples significados: muchas

deidades mayas antiguas, imágenes de santos modernos y

vírgenes en el área maya son negros y posiblemente la

devoción ellos esté asociada con el color del cacao.

En resumen, es indudable que en la época actual se

siguen realizando rituales dirigidos a diversas necesidades

de las comunidades. Es importante resaltar aquí la canti-

dad, la calidad y el tipo de objetos que se depositan en

estos rituales.

Depósitos rituales en la epigrafía

Apoyados en los datos que nos otorga la lingüística y la

epigrafía, sabemos que existen diferentes formas de refe-

rirse a un depósito ritual: maay (regalo, ofrenda, tabaco),

matan (regalo), sih= sihjay (ofrenda, don, regalo), y

yak’awa (se dio, se entregó, se ofrenda). Estas formas o

entradas en la escritura jeroglífica nos dan una guía hacia

donde ir en busca de depósitos rituales o lo que quedó de

ellos, a continuación presento un ejemplos que refieren al

tipo de ritual y lo que pudo ser el depósito ritual.

Ritual de och k’ahk’ asociado a dedicación de templos y casas

La ceremonia de och k’ahk’ realizada durante el periodo

Clásico maya es posible que sea similar a la ceremonia de

ocna descrita por Fray Diego de Landa. Este ritual pudo

estar relacionado con la quema de copal para inaugurar las

casas y los edificios. Los epigrafistas utilizan el término

lak como sinónimo de plato/incensario (Stuart 1998).

Linda Schele (2001) creía que la casa es la representación

del universo, por ello debió ser tan importante la realiza-

ción de rituales para dotar a las casas de un “alma propia”

(Vogt 1993:85). Además de la posible quema de incienso

relacionada con la inauguración de la casa, existe eviden-

cia que indica que “algo” era depositado. Por ejemplo, en

los glifos del Dintel 23 de Yaxchilán (Figs. 1 y 2),

ubicado en el edifico 23 del mismo sitio, se lee “en 723

d.C. fue cerrada o atada la puerta de la casa de la señora

K’ab’al Xook” y en el mismo, en el lado b, se lee que

“entró el fuego a la casa” de la misma señora. En este

caso, se realiza un depósito ritual a la casa: el dintel

mismo; es posible que existieran otros realizados al

edifico que no fueron identificados como tales al

momento de la excavación. Lo único que sabemos sobre

la estructura 23 es que bajo los cuartos principales estaban

las tumbas de la señora K’ab’al Xook y de Itzamnaaj

B’alam II (Hernández Espinosa y Márques Morfín

2004:199; Martin y Grube 2000:126; Tate 1993:203). El

resto de la información sobre este edificio y de las

excavaciones del sitio en general no están publicadas ni

disponibles como informe en el archivo técnico del INAH.

Otro ejemplo de dedicación de casa, lo encontramos

registrado en el Dintel 56, estructura 11 de Yaxchilán. En

este dintel se describe “entrada del fuego a la casa de la

señora Sak Biyaan”, otra esposa de Itzamnaaj B’alam II

(Fig. 3).

En resumen, la evidencia epigráfica indica que los

mayas del Clásico realizaban diversas ceremonias que

implicaban la petición, el agradecimiento o el permiso

para realizar una actividad. Estos rituales dejaron como

huellas objetos ceremoniales y textos jeroglíficos que

ayudan a comprender, cuando menos, una pequeña parte

de los rituales que llevaban a cabo.

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Depósitos rituales

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Dossier

Figura 1. Dintel 23, Estr. 23, Yaxchilán. Upasil yootot "Es la entrada de la casa". Dibujo de I. Graham 1996.

Figura 2. Dintel 23b, Estr. 23, Yaxchilán. Dibujo de I. Graham 1996.

Figura 3. Dintel 56, Estr. 11, Yaxchilán, ritual de dedicación och k’ahk’ “entró el fuego a … la casa de la señora Sak Biyaan”.

Dibujo de I. Graham 1996.

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Violeta Vázquez Campa

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Dossier

Depósitos rituales arqueológicos en Juegos de Pelota

Cobá

El juego de pelota del grupo D, cerca del

inicio del Sacbé 4, es del tipo abierto con

dos estructuras paralelas, cancha estrecha y

anillos. En sus taludes se encontraron tres

paneles (1,2 y 4) y la Estela 30. Este juego

de pelota está orientado noreste-suroeste. En

las exploraciones que se realizaron al centro

de la cancha se encontró una cista circular la

cual contenía un depósito ritual compuesto

por una concha Spondylus americanus en

cuyo interior había 47 objetos, 23 de jadeíta,

18 de concha, dos de caracol, una perla, una

navaja de obsidiana, un fragmento de pirita y

otro de hematita especular. La cerámica

asociada al depósito corresponde al 700-800

d.C. (Con 2000:29-30).

El juego de pelota del grupo Cobá se

localiza al costado noreste de la gran plaza y en la esquina

noreste de la Acrópolis, es del tipo abierto con dos edifi-

cios paralelos orientados a 9° y anillos (Fig. 4). El de-

pósito ritual se encontró en una cista circular al extremo

sur de la cancha cerca de la banqueta del cuerpo este, bajo

el piso de estuco, sobre el relleno (Fig. 5). Consta de 44

objetos como piedra verde, jadeíta, obsidiana, pirita, con-

chas grabadas y caracol, además de numerosas laminillas

de los mismos materiales que formaron parte de un mo-

saico que pudo estar montado sobre una superficie pere-

cedera (Con 2000:31).

Juego de Pelota hundido de Toniná

El depósito ritual fue encontrado en

una cista circular hecha con piedra,

ubicado al centro del Juego de

Pelota hundido (Fig.6). Contenía 9

fragmentos de obsidiana gris

translúcida de Guatemala, una

esfera de concha, seis fragmentos

de estuco, cinco son pendientes,

además, había restos vegetales

impresos en una base calcárea,

posiblemente colocados intencio-

nalmente. La cubierta de esta cista

circular era un disco, el Monu-

mento 69 con fecha 9.13.19.12.5 8

Chikchan 18 Ch’en (8 de agosto de

711 d.C.) y con un personaje que

aparece sentado sobre una banqueta

con signos de concha evocando al

inframundo y sosteniendo la barra

de mando (Fig. 7).

Otro depósito fue localizado

en una cista circular de piedra,

ubicada al sur del Juego de Pelota hundido. Contenía 10

fragmentos de navajillas de obsidiana gris translúcida de

doble punta y una cuenta de concha (Becquelin y Baudez

1984:166-168).

El último depósito se localizó en una cista circular de

piedra, ubicada al norte del Juego de Pelota hundido.

Contenía 11 fragmentos de navajillas de obsidiana gris

translúcida algunas de doble punta, una recipiente minia-

tura de jadeíta, un cubo de piedra verde, un artefacto des-

conocido en piedra verde, dos cilindros de piedra verde,

un fragmento de elemento aplicable de mosaico de hema-

tita, una cuenta de concha y un fragmento de borde de

concha (Becquelin y Baudez 1984:166-168).

Figura 4. Juego de Pelota del Grupo Cobá con depósito ritual.

Redibujado de Con 2000.

Figura 5. Juego de Pelota del grupo Cobá, con la protección de la excavación del depósito ritual al sur

de la cancha. Foto de la autora.

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Depósitos rituales

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Dossier

Comentarios finales

Cobá fue una ciudad que ejerció gran influencia en la

costa nororiental de la Península de Yucatán entre los

años 200-600 d.C. Este poder que logró conseguir la ciu-

dad estaba sustentado en el dominio de amplios territorios

agrícolas e hidráulicos, que posiblemente incluían

el control de algunos puertos de importan-

cia como el de Xelha. Después del 600

d.C. el fortalecimiento de las ciuda-

des del Puuc Yucateco, así como la

posterior aparición de Chichen

Itzá en el panorama sociopolí-

tico de la península, significa-

ron cambios en la estructura de

poder de Cobá y sus relaciones

con otras ciudades importan-

tes, que la abrían obligado a

modificar sus dominios territo-

riales. Este reacomodo socio-

político, implicó cambios a ni-

veles internos en el sistema

religioso y de afianzamiento del

poder, una de estas modificaciones

fue la realización de rituales en los jue-

gos de pelota, lo cuales dejaron como evi-

dencia los depósitos rituales que

aquí se han presentado y que fue-

ron fechados para el 700 d.C.

En Toniná, después que el gobernante 8 ejerció el

control sobre el valle y principalmente tomando cautivo al

gobernante de Kalolté, inició

una serie de remodelaciones

por la ciudad. Esencialmente

en el Juego de Pelota

hundido, donde cambió el

piso y quizá removió el disco

central original para colocar

el Monumento 69 en su lugar,

pero primero, realizó una

ceremonia que incluye el

depósito ritual dentro de cada

cista, ubicadas al centro y en

los extremos de la cancha

(Ayala Falcón 1995:221),

estos depósitos fueron

fechados alrededor del año

700 d. C. por el equipo de

arqueólogos franceses.

Adicionalmente en el propio

monumento 69 está inscrita la

fecha de 8 Chikchan 18 Sak

9.17.11.12.5 (5 septiembre de

775 d.C.).

Es interesante observar

que los depósitos rituales de

los juegos de pelota fueron

dejados en cistas circulares en lugares clave del juego de

pelota, al centro y en los extremos de la cancha, y que

contenían objetos como conchas, navajillas de obsidiana,

piedras verdes y jadeíta, pirita y hematita. No está de más

remarcar el significado que tienen estos objetos y que

indudablemente se encuentran asociados al ambiente del

inframundo. Las cistas perfectamente

construidas y tapiadas facilitan el ambiente

acuático; es decir, son impermeables, y

se encuentran reforzadas con la

presencia de objetos de concha que

se asocian al inframundo y con

las navajillas de obsidiana, que

como dice el Popol Vuh corta

con su filo los aires de Xibalba.

Los objetos de jadeíta que

representan el maíz, el sustento

eterno materializado en una

roca, y la fertilidad misma,

tienen que estar en el ambiente

del inframundo para dar su fruto;

así mismo la hematita simboliza la

sangre ofrecida en autosacrificio. El

conjunto de estos objetos personifican

y facilitan la comunicación del mundo de

los vivos con el mundo de los muertos y de los

dioses, aunado al simbolismo que

encierra la cancha y el juego de

pelota en sí con cuestiones

religiosas, políticas y militares, como lo demuestran los

diferentes monumentos de cautivos asociados a los juegos

Figura 6. Juego de Pelota de Toniná, visto de norte a sur. Con Indicación de M69 (central)

y M89 (al norte). Foto de la autora.

Figura 7. Monumento 69 de Toniná. Dibujo de

Ian Graham 1996.

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Violeta Vázquez Campa

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Dossier

de pelota. También es interesante revisar la iconografía

del M69, el personaje con la barra de mando, sentado

sobre una “banqueta” con signos de conchas, evocando

una vez más al inframundo.

De esta forma podemos observar, al igual que en si-

tios como Tikal y Caracol, que después de un evento de

guerra y captura de personajes, los sitios que tienen el

predominio o el sitio vencedor, realiza rituales que deja-

ban como huella abundantes depósitos rituales en dife-

rentes contextos. Esta acción conseguía reforzar el vínculo

con los dioses y fortalecer la relación con los integrantes

de la comunidad. Pero no sólo se limitaba al aspecto ritual

y bélico, sino que era parte de la economía de los pueblos.

En este sentido, la parte económica del ritual es entendida

como la materialización de los valores y creencias a través

de la adquisición y el consumo para conseguir dar forma y

significado a la interpretación. Usando esta definición, se

enfatiza la dinámica y los procesos de materialización en

ambos términos, social y económica, en los cuales todos

los miembros de la sociedad pueden participar en las ne-

gociaciones, reproducciones, como apoyo, y en la trans-

formación de los significados culturales a través del

mundo material. Por lo tanto, el término “economía del

ritual” es utilizado como una construcción teórica para

inspirar y organizar preguntas acerca de cómo las prácti-

cas económicas son ritualizadas, cómo las prácticas ritua-

les son economizadas y cómo estas acciones secuenciales

o simultáneas comunican y constituyen la visión del

mundo (Wells y Davis-Salazar 2007:3).Aunque aquí sólo

vimos los depósitos rituales asociados a los juegos de

pelota, el resto no son excluyentes. Es indudable que el

depósito ritual tiene un carácter económico, político y

religioso, además de plasmar la visión del cosmos, es

utilizado por los gobernantes para reafirmar y legitimar

su poder.

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